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EJERCICIO DE PERFECCION VIRTUDES CRISTIANAS. SU AUTOR EL V. PADRE ALONSO RODRIGUEZ, DE LA COMPANIA DE JESUS, NATURAL DE VALLADOLID. DIVIDIDO EN TRES PARTES. PARTE PRIMERA. DE VARIOS MEDIOS PARA ALCANZAR LA VIRTUD Y PERFECCION. Nueva impresion. Con aprobacion del Ordinario. BARCELONA. — 1861. LIBRERIA RELIGIOSA.—IMPRENTA DE PABLO RIERA, CALLE DEN ROBADOR, NUM. 24 y 26, » Google 3 RESENA BIOGRAFICA DEL Vy. P. ALONSO RODRIGUEZ, DE LA COMPANIA DE JESUS. Nacié el venerable P. Alonso Rodriguez en Valladolid en el afio 1526, época en que el gran Ignacio de Loyola'acababa de salir de Barcelona donde habia estudiado humanidades para emprender en Alcala el es- tudio de le filosofia. Hijo de una modesta pero honrada familia, no gasté los primeros afios de su vida en las frivolidades propias.de la nifiez ni en los pasatiempos de la juventud, sino que aplicado constantemente al estudio y 4 la practica de las virtudes cristianas, que algunos afios despues habia de inculcar con tanto acierto, se hizo acreedor al:aprecio de sus profesores y condiscipulos, habiendo sabido captarse con la afa- bilidad de su trato y con su genio amable y simpatico los afectos de cuantos tuvieron el gusto de conocerle y tratarle. Dejabase entrever ya que Dios no habia destinado para el mundo & un genio tan elevado y 4 un corazon de sentimientos tan puros y subli- mes; y hé aqui por qué Alonso, cuando no contaba todavia veinte aiios, despues de haber sido ya graduado en la facultad de filosofia, ingrésé en la Compaiiia de Jesus, que empezaba ya 4 hacerse célebre por sus frutos y por las eminencias que iban slistandose 4 sus banderas para contribuir 4 la obra de regeneracion catélica emprendida por san Igna- cio. El P. Rodriguez fue otro de los doscientos alumnos de Ia floreciente universidad de Salamanca, que movidos por el prodigioso efecto de los sermones del P. Juan Ramirez, llamado el Apdstol de Fspafta, abando- naron el mundo pare entregarse 4 la contemplacion y defensa de las verdades eternas 4 le sombra de los claustros. Pocos afios despues de haber entrado en la Religion, la Compafifa, que no pudo menos de reconocer en 61 mucha virtud y mucha prudencia, confidle 1a educacion de los novicios del colegio de Salamanca, cargo v RESENA BIOGRAFICA que desempeiié durante los afios de 1564 y 65. Para dar una ligera idea del sumo éxito con que ejercié este empleo, baste decir que el justa- mente celebrado P. Suarez, cuyo nombre llené despues al myndo con la fama que le granjearon sus admirables obras de teologia escolastica, no dudabe en afirmar con orgullo que la teologia mistica la habia apren- dido en la escuela del P. Rodriguez. Pero el celo y erudicion del joven Jesuita necesitaban un campo mas dilatado, y se le destiné 4 Monterey, nombrandosele rector de aquella casa. Alli leyé teologia moral por espacio de doce afios con tanto aplau- so y concurso, que sus lecciones éran copiadas y reproducidas por to- das partes, valiéndose de ellas el P. Tomas Sanchez para escribir sus Consejos. Tampoco se limitaba 4 esto; el pulpito y el confesonario lla- maban muy particularmente su atencion,. y empleaba su actividad en continuas misiones que hacia en Monterey y en los lugares de la co- marca. La reputacion que iba adquiriéndose con el desempefio de su cftedra y con sus trabajos apostdlicos, fue causa de que se le mandase 4 Valla- dolid para resolver casos de moral en la casa profesa,, espinoso cargo que ejercié con tanta prudencia y tacto, que sus resoluciones eran es- cuchadas con veneracion y seguidas con escrupulosa puntualidad. Interrumpié sus tareas con su viaje 4 Roma, donde tuvo tambien oca- sion de dar 4 conocer sus virtudes. El Padre general Claudio Aquaviva creyé que el saludable influjo que ejercia con su ilustracion y su fervor debia extenderse 4 otros lugares, y &.este efecto le ordené que no vol- viese 4 la provincia de Castilla, sino que se dirigiese 4 la de Andalucia, érden que recibié y ejecuté cuando contaba ya cerca de sesenta afios, sin que la debilidad y los achaques consiguientes 4 la vejez le impidie- ran trabajar por espacio de treinta afios mas con una actividad admira- ble. Este tiempo lo pasé en el colegio de Montilla, en el de Cordoba, y en la casa profesa de Sevill Durante la época que residié en Montilla fue rector del colegio y maes- tro de novicios ; magisterio que regenté con tal felicidad, que tuvo la dicha de producir hombres diestros en la ciencia del espiritu, y que flo- recieron en Europa y en ambas Indias por su saber y por sus virtudes, habiendo muerto varios de ellos en opinion de Santos. Vivia en Cérdoba como 4 padre espiritual de la casa, entregado com- pletamente 4 la meditacion y al retiro, cuando se dispuso que marchase DEL V. P. ALONSO RODRIGUEZ. VIL 4 Roma para asistir 4 la Congregacion general, donde los hombres mas ilustres y mas santos de la Compaiifa tuvieron ocasion de apreciar su saber y su prudencia; de modo que el Padre General le creyé el mas apto para recorrer todos los colegios de la provincia de Andalucia con el titulo de inspector de la observancia de las reglas, comision que al mismo tiempo ejercia en Castilla el V. P. Luis de La Puente, hijo tam- bien de Valladolid, y que por su fervor y por el espiritu de sus escritos tiene tantos puntos de contacto con nuestro Alonso. Inutil es decir que en esta visita edificé con sus palabras y con su ejemplo & los Padres de todos los colegios que le consideraban como 4 su modelo. Empleé constantemente el tiempo que le dejaban libre sus ocupacio- nes en la oracion y en estudiar el método mas conveniente para la sal- vacion de las almas. A este objeto escribié sus Pldticas que justamente se merecieron el dictado de admirables, y compuso su Ejercicio de per- Jeccion, de cuyo mérito es excusado hablar, pues basta para hacer su elogio el aprecio que de é1 han hecho los hombres mas experimentados en la ciencia del espiritu, obra de que se han servido despues tantas al- mas fervorosas, las que han encontrado en ella uno de los libros mas indispensables para adelantar en el camino de la perfeccion cristiana.. Retraido completamente de todo, solo salia de su celda para celebrar el sacrificio de la misa, administrar la santa Comunion 4 los novicios, asistir al refectorio, y dedicarse 4 trabajos que el mundo llama inutiles y groseros, pero que le humildad cristiena considera muy de otra ma- nera. No salia del colegio mas que una vez al aiio para pasar 4 visitar & los Marqueses de Priego; y aun esto lo ‘hacia no porque Jas riquezas y el fausto le mereciesen alguna consideracion , sino para cumplir con una especie de deber de reconocimiento que se les debia como & patro- nos de la casa. Sin salir de su aposento dirigia el noviciado y el colegio; : y para ello tenia reunidos durante media hora 4 los novicios, en cuyo tiempo les comunicaba las correspondientes instrucciones, les animaba en sus luchas espirituales, resolvia sus dudas, y desvanecia sus escri- pulos : durante otra media hora reunia al ministro y al procurador, les pedia cuenta del estado espiritual y temporal de la casa, y despues de haberles dado las correspondientes instrucciones, volvia & encerrarse en su cuarto para no hablar con nadie mas que con Dios. Asi pasé mas de doce afios, empleando cuatro horas diarias en oracion que hacia siem- pre de rodillas y con las manos levantadas; y celebraba la santa misa vu RESENA BIOGRAFICA de tal modo, que los que la oian creian ver en el altar no 4 un hombre, sino mas bien & un Angel absorto en la contemplacion de la Divinidad. Siempre le molestaron las conversaciones vanas, siempre tuvo odio & las conversaciones inutiles que no sirven mas que para distraer y disi- par el espiritu. Recibia todos los dias el sacramento de la Penitencia an- tes de decir misa, y tenia aun siendo jéven un gusto especial en conso- Jar y dirigir las almas en el confesonario. Poco cuidado tendria del cuerpo el que traia el alma toda ocupada en cuidar de si sola, y estudiaba constantemente el mejor medio de ejer- citar la mortificacion, tratandose 4 si mismo con notable rigor; y & no haber sido su mucha prudencia, con sus frecuentes disciplinas y conti- nuos cilicios hubiera sin duda acelerado notablemente su muerte, pri- vando & muchos antes de tiempo de su sdbio ejemplo y de sus santos consejos. Estaba con razon persuadido de que los sentidos se los habia dado él Autor de la naturaleza, no para complacerlos en algo, sino pa- va servirse de ellos en lo mas preciso é indispensable. A la vista y al oido habia impuesto leyes tan estrechas que ni los ojos habian de ver, ni los oidos escuchar sino aquello cuya noticia podia hacerle falta para el gobierno de sus acciones; y asi era tal su modestia, que el que sin ninguna noticia de él le hubiese visto entre novicios, habriale confun- dido con ellos, solo con la diferencia de pensar que era uno de los que desengafiados harto tarde del mundo entran ya ancianos en la Religion, y que en la carrera de la vida religiosa con lo muy ligero que son en correr, suplen lo muy pesado que fueron en el empezar. Noticias, aun las de mayor interés, en que fue fertilisimo su siglo, las despreciaba co- " mo 4 cosas muy secundarias, y ya que algunas veces no podia dejar de oirlas, excusaba siempre el. escucharlas; de suerte, que jamas logra~ ron oirle referir las que sabia, ni tampoco preguntar las que ignoraba. Mucho pudiera decirse en prueba de su rara humildad, aunque de lo dicho se podré ya inferir cuanto huia Rodriguez del vano aplauso y de las ovaciones del mundo. A esto se dirigia aquel extremado retiro, aque- a admirable abstraccion de las criaturas, aquel negarse 4 todo comer- ciohumano, y aquel vivir sepultado entre las paredes de una celda. Otro efecto de su humildad fue el silencio en que sepulté los muchos y ex- traordinarios favores que sin duda recibiria del cielo un alme-tan pura y tan familiar con Dios. . Hay en la vida de los hombres virtuosos hechos insignes que el mun- DBL Y. P. ALONSO RODRIGUEZ. 1x do no comprende, y que hasta & veces interpreta muy mal, pero de los que en cambio los Santos se muestran muy’‘celosos, por ser uno de los medios mas & propésito para amortiguar los.instintos egoistas : uno de estos hechos es la practica que observé constantemente el V. P. Rodri- guez en besar los piés 4 los de 1a casa todos los viernes, y en ser el pri- mero en todos los ejercicios humildes. Presentaba un expresivo cuadro aquel hombre 4 quien aplaudian entusiasmados sus disc{pulos durante el tiempo que ejercié la cAtedra en Monterey, 4 quien escuchaban co- mo 4 un oréculo cuando resolvia casos en la casa profesa de Valladolid, & quien admiraban y respetaban en Roma los Padres de la Congrega- cion general, hallarle en la cocina con un estropajo fregando los pla- tos, barriendo las piezas del colegio, y recogiendo la basura. El trato del P. Alonso era afable y risueiio, y respiraba la tranquili- dad que rebosa constantemente el corazon puro y bafiado en la caridad de Cristo nuestro Sefior ; su comida era excesivamente frugal, no-to- mando de ordinario en la cena otro alimento que un insulso brebaje se- mejante & aquellos que suelen ejercitar la paciencia de los enfermos ;- su vestido era una sotana raida y un manteo cubierto de polilla; sus muebles consistian en una mesa formada de tablas carcomidas, en unas sillas viejas, unos estantes con los libros indispensables, una pobre'ca- ma, dos 6 tres imagenes de papel, una cruz y un rosario de madera sin mas engarce que un cordon de hilo comun. Aunque la vida del P. Rodriguez no presenta muchos episodios, pues procuraba ocultar siempre sus actos de heroismo, no deja sin embargo de ofrecer algun incidente que vamos‘& reproducir para edificacion de sus admiradores. 3 : Era tal su abstraccion de las cosas del mundo, que segun refieren las biografias, teniendo en cierta ocasion necesidad de hablarle la sefiora duquesa de Béjar, no pudo conseguirlo, y tuvo que interponer la auto- ridad del Padre Provincial para lograr su objeto : bajé 4 la iglesia por obedecer, escuché lo que se le consultaba, respondié muy brevemente, y se volvié 4 su encierro. Vino en otra ocasion 4 visitarle el Marqués de Priego, mientras el siervo de Dios estaba rezando; manddsele recado de la llegada del se- for Marqués, pero Alonso sin dar respuesta continud su rezo, y luego de acabado este, le recibié diciéndole que estaba hablando asuntos muy importantes eon otto sefior de rango mas elevado. x RESENA BIOGRAFICA No deja de ser tambien bastante singular lo que se cuenta del Padre siendo rector en Montilla. Servia en casa algunos afios habia un seglar ; y 4 esta clase de domésticos, en casas especialmente de noviciado, no se les permitia la entrada sino muy rara vez en el interior del colegio. Estando de visita el Provincial, encargé al mozo cierto negocio de al- gun interés que supo desempefar perfectamente : agradecido el Padre le dijo que pidiese la gracia que deseaba. «El mayor favor que puede «hacerme vuestra paternidad, le respondié, es proporcionarme el gus- «to de saludar al Padre Rector; pues como se esté siempre metido en «su celda, en tres afios que vivo en el colegio no he tenido ocasion de «verle.» Semejante respuesta no pudo menos de chocar al Padre Pro- vincial. Despyes de mucho.tiempo de habitar un colegio solia ignorar la dis- posicion de la casa; de suerte que si alguna vez le era preciso pasar & alguna pieza distante de su aposento, necesitaba de guia pata no per- derse en el camino, sucediéndole 4 veces con esto algunos lances bas- tante originales. Cuando hacia ya algunos afios que vivia en la casa pro- fesa de Sevilla, encontréronle cierto dia enredado entre los corredores de la casa sin saber por qué parte dirigirse para acertar con la guarda- ropfa. De vuelta de Roma el P. Rodriguez, y en muestra de que no habia escrito su célebre obra EsERCICIO DE LA PERFRCCION, para legar & la pos- teridad un nombre ilustre, dijole el editor que este libro estaba obte- niendo una aceptacion admirable.—«Lo que importa, dijo, no es saber «si ha obtenido grande aceptacion, sino si ha producido grande fruto.» Léese del P. Rodriguez que su silencio en tratar de su persona y ac- ciones fue el mayor que se puede imaginar ; jamas desplegé sus labios ni alabandose ni humill4ndose, porque daba poco valor 4 las humille- ciones de palabra, pues segun dice en sus obras, estas humillaciones son anzuelos para pescarse aplausos. Por lo que acabamos de decir, podraé ya comprenderse cual seria cons- tantemente la vida edificante dél V. Alonso. Al cumplir los ochenta y ocho afios, se hallaban sus fuerzas tan gastadas por sus muchos traba- jos y achaques, que débik y enfermo tuvo que rendirse en el lecho y pasar en él los dos afios que le restaban : durante este tiempo recibié todos los dias la sagrada Comunion,-y no perdoné jamés ninguno de los tigores que le permitia su estado. Diciéndole un Padre que se moderase DEL V. P. ALONSO RODRIGUEZ. xr en castigar su cuerpo, pues no tenia ya fuerzas para ello, le respondid con una sentencia digna de un gran maestro de espiritu.— Wo olvideis jamds, hermano, que el dia que se pasa sin trabajar, bien puede contarse entre los muertos. Despues de haber recibido con extraordinaria devocion los santos Sa- cramentos, pasé 4 mejor vida en 21 de febrero de 1616, 4 los noventa aiios de su edad y setenta de religion, despues de mucho tiempo que habia ya hecho los cuatro votos solemnes. Su entierrofue un verdadero triunfo : habiendo en 1a todas aquellas demostraciones con que el pueblo acostumbra 4 celebrar las exequias del que ha muerto en opinion de santidad. Acudieron todas las clases de la sociedad ; el clero, la nobleza, el pueblo, todos le aclamaban co- mo 4 Santo, todos le besaban los piés, procuraban hacerle tocar rosarios y alcanzar reliquias, atreviéndose algunos con piadosa violencia 4 des- pojar de parte de sus vestiduras al venerable cadaver, siendo tenido en veneracion un retrato que se encargé 4 un famose pintor. Cuéntanse de este venerable Padré algunos hechos milagrosos obra- dos por sus reliquias, que no nos es dable referir por extenso en esta bre- ve biografia. Refiérese entre otros que habiendo un devoto solicitado y logrado entrar en la béveda en que yacian los restos del venerable Padre, penetré en ella con Animo de tomar alguna reliquia de su cuerpo que creia ya descompuesto ; halldle sin embargo entero y sin le menor cor- rupcion ; pero no desistiendo de su empefio por esto, se atrevié 4 cor- tarle un dedo, de cuya herida vié salir tanta sangre, que dejé entera- mente mojado un lienzo con que queria restafidrsela. El concepto que de la extraordinaria virtud del P. Alonso Rodriguez podemos hacer, es el que hacia un auditor de la Rote, quien pidiéndole algunos Padres de la Compafifa que se sirviese activar los trabajos para la beatificacion del P. La Puente, contest6:— Por qué no me piden Vds. otro-tanto en favor del P. Rodriguez?— Tal es la idea que hombres respetables se han formado de las virtudes de nuestro P. Alonso, la mis- ma que podemos formarnos todos mientras no resuelva otra cosa la au- toridad del Vicario de Checked nuestro Sefior. + DEDICATORIA DEL AUTOR. A los roligiosos de la Compaiia de Jesus. El bienaventurado san Gregorio, siendo rogado que escribiese 4 cier- tos monasterios de monjes algunos avisos y recuerdos espirituales, res- ponde en la epistola 27 del libro 6.° del registro, excuséndose diciendo: «Los religiosos, que por la gracia de la compuncion y de la oracion, tie- «nen dentro de si la fuente de la sabiduria, no tienen necesidad de ser «regados de fuera con las gotillas pequefias de nuestra sequedad. Co- «mo en el paraiso terrenal no hubo lluvia, ni era menester, porque una «fuente que salia de en medio de él lo regaba todo y lo tenia verde, fres- «co y hermoso, asi el religioso que esta en esté paraiso de la Religion, «y tiene interiormente dentro de si esta fuente de la oracion y dela com- .«puncion, no tiene necesidad de nuestros riegos, porque eso le bastara « para conservar siempre en su alma le frescura y hermosura de las vir- «tudes.» Con mucha mayor razon me pudiera yo excusar con vuestras reverencias, 4 quien el Sefior ha hecho merced de plantar en este pa- raiso de la Compafifa de Jesus, y regarlos, y regalarlos en él con el rie- go de la oracion mental que cada dia tenemos conforme 4 nuestra regla é instituto, la cual con razon compara tambien san Juan Criséstomo en un tratado que hace de la oracion 4 una fuente en medio de un jardin, que todo lo tiene verde y vistoso. Mas esto fuera si yo pensara que ha- bia de decir cosas nuevas que no supiesen y ejercitasen cada dia vues- tras reverencias; pero mi intento en esta obra no es sino refrescar y traer 4 la memoria lo que todos muy bien saben y ejercitan, que es con- forme 4 lo que nuestro bienaventurado Padre nos dice en las Constitu- ciones (1), que para esto quiere que haya quien cada semana, 6 4 lo me- nos cada quince dias, en platicas espirituales y exhortaciones publicas (1) .Part. 8 Const. 0.1, § 28. xIv DEDICATORIA DEL AUTOR. nos dé estos y otros semejantes recuerdos, porque por la condicion de nuestra fragil naturaleza no se olviden, y asi cese la ejecucion de ellos, Jo cual por la bondad del Sefior se ejercita y practica en la Compaiia, no con pequefio fruto de los de ella. Y por haberme yo ejercitado en ella en este oficio por orden de la obediencia, aunque con mucha confusion mia, mas de cuarenta afios, as{ con los novicios como con los antiguos, y juntado y recogido muchas cosas tocantes 4 esto, les parecié 4 mis su- periores y 4 otras muchas personas 4 quienes debo respeto, que haria servicio 4 Dios nuestro Sefior y 4 la Compafia en tomar este asunto de limar y poner en érden estos trabajos, para que asi el'fruto se pueda ex- tender mas, y ser mas durable y perpétuo. E imitando en esto al serd- fico doctor san Buenaventura, que lo hizo asi, como 61 mismo lo dice en el prélogo de los libros que hace de Profectu Religiosorum. . Adverti tambien que en la Constitucion dicha afiade nuestro Padre: Vel illi hec legere teneantwr. Haya quien dé estos y otros semejantes re- cuerdos, 6 ellos sean obligados 4 leerlos. Que no poco me animo 4 to- mar este trabajo, viendo que tambien tenemos de regla en la Compafiia este ejercicio tan provechoso y tan encomendado de los Santos, de leer cada dia alguna leccion espiritual para nuestro propio aprovechamien- to, para lo cual principalmente enderezo yo este libro, poniendo delan- te de los ojos con la brevedad y claridad que he podido las cosas mas sustanciales, practicas y ordinarias en que conforme 4 nuestra profe- sion 6 instituto nos habemos de ejercitar para que nos sirvan de espejo en que cada dia nos miremos, huyendo de lo malo é imperfecto que con- dena, y ataviando y adornando-nuestras almas con lo bueno y perfecto que aconseja, para que as{ sean ellas muy agradables 4 los ojos de la divina Majestad. Y aunque mi principal intento fue servir en esto 4 mis padres y her- manos en Cristo carisimos, 4 quienes por muchos titulos tengo parti- cular obligacion ; pero porque la caridad se ha de extender cuanto se pudiere, lo cual es muy propio de nuestro instituto, procuré disponer esta obra de tal manera, que no solo fuese provechosa -para nosotros y para todos los demas religiosos, sino tambien para todos los que tratan de virtud y perfeccion. Y asi corresponde la obra con el titulo, que es general para todos, conviene & saber : EJERCICIO DE PERFECCION Y VIR- TUDES CRISTIANAS. Y l4mase Hyercicio, porque se tratan las cosas muy practicamente para que se puedan poner en ejecucion. DEDICATORIA DEL AUTOR. xv Dividese en tres partes, y cada parte tiene ocho tratados. Pénense las autoridades en latin, porque para los que lo entienden podra ser de mu- cho provecho por la fuerza y eficacia que tienen las cosas tomadas en su fuente, y especialmente las palabras de la sagrada Escritura; y pa~ ra los que no entienden latin no seré este impedimento, pues se pone tambien el romance de ellas, y para que ninguna cosa les estorbe y lo pueda mas facilmente dejar el que quisiere, se pone el latin con letra diferente. Espero en el Sefior que no sera nuestro trabajo en vano, sino que esta semilla de la palabra de Dios sembrada en tan buena tierra como la de corazones deseasos de conseguir la perfeccion, ha de dar fruto, no solo de treinta, sino de sesenta y de ciento.—ALonso RoprievEz. EJERCICIO DE PERFECCION VIRTUDES CRISTIANAS. PARTE PRIMERA. TRATADO PRIMERO. DE LA ESTIMA, DESEO Y AFICION QUE HABEMOS DE TENER A LO QUE TOCA A NUESTRO APROVECHAMIENTO ESPIRITUAL, Y DE ALGUNAS COSAS QUE NOS AYUDARAN PARA ELLO. CAPITULO I. Del aprecio y estima que habemos de tener @ las cosas espirituales. En el capitulo vi de la Sabidu- ria dice el Sdbio: Optavi, et da- tus est mihi sensus ; et invocavi, et venit in me spiritus sapientia, et preposui illam regnis, et sedibus ; et divitias nihil esse duai in com- paratione illius, nec comparavi illi lapidem pretiosum ; quoniam omne aurwm in comparatione illius arena est exigua, et tamquam lutum esti- mabitur argentwm in conspectu il- lius. Deseélo, y fueme dado senti- do; pedilo 4 Dios, y vino en mi el espiritu de la sabiduria, y tivela en mas que los tronos y cetros reales; y las riquezas no las estimé en nada en comparacion de ella, 2 ni las piedras preciosas ; porque todo oro en su comparacion, es un poco de arena, y la plata es como lodo'delante de ella. La verdadera sabiduria, en que habemos de po- ner los ojos, es la perfeccion, que consiste en unirnos con Dios por amor, conforme 4 aquello del apés- tol san Pablo, ad Colos. mr, v. 24: Super omnia autem hec, charitatem habete, quod est vinculum perfectio- mis ; Sobre todas las cosas os en- comiendo la caridad, que es vin- culo de la perfeccion, y nos jun- ta y une con Dios. Pues la es- tima que dice aqui Salomon que tuvo de la sabiduria, esa habemos de tener nosotros de la perfeccion, y de todo lo que sirve para ella. En su comparacion todo nos ha de parecer un poco de arena, y PARTE I PJ TRATADO PRIMERO, CAP. I. un poco de lodo y estiércol, como)sabe estimar, trocaré y venderd decia el mismo Apéstol, ad Philip.| alguna piedra de gran precio por un, 0.8: Omnia arbitror et sterco-|com de muy poco valor. Nuestro ra, ut Christum lucrifactam. ‘trato es en piedras y margaritas Este es un medio muy principal] preciosas : Simile est Regnum Ca- para alcanzar la perfeccion ; por-| lorwm homini negotiatori, guerenti que al paso que anduviere esta es-) Lonasmengarites. Matth. x1, 0. 45. tima en el corazon, 4 ese paso an-|Somo negociadores del reino de dara nuestro aprovechamiento, y|los cielos; es menester que conoz- toda la casa y toda la Religion.|camos y estimemos el precio y va- La razon de esto es : porque segun;|lor de la mercaderia en que trata- es la estima en que tenemos una/mos, para que no seamos engafia- cosa, segun eso es el deseo que te-| dos, trocandoel oro por el lodo, y el nemos de ella : porque la voluntad| cielo por el suelo, que seria enor- es potencia ciega, -ysiguelo quele|me engafio; y asi dice el profeta dicta y propone el entendimiento ; | Jeremias, c. 1x, ». 23: Non glorietur y conforme la estima y aprecio| sapiens én sapientia sua, et non glo- en que se lo pone, conforme & eso| rietur fortis in fortitudine sua, et es la voluntad y deseo de alcan-| on glorietur dives in divitiis suis ; zarlo : y como la voluntad es la] sed in hoc glorietur, qui gloriatur, reina, y la que manda 4 todas las] scire, et nosse me : No se glorie el demas potencias y fuerzas del al-|sdbio en su sabiduria, ni el fuerte ma, interiores y exteriores, segun|en su fortaleza, ni el rico-en sus ri- es ta voluntad y deseo qué tene-|quezas ; sino en esto se glorie, el mos 4 una cosa, suele ser él procu-| que se quiere gloriar, en saberme varla.y poner los medios, y ha-]y conocerme 4 mi. Ese es el mayor cer las diligencias para alcanzarla;|de los tesoros, conocer, amar y y asi importa mucho que la esti-|servir 4 Dios, y ese es el mayor ma y aprecio de las cosas espiri-}negocio que podemos tener ; antes tuales, y de lo que pertenece &nues-|no tenemos otro negocio sino es- tro aprovechamiento, sea grande,|te; porque para eso fuimos cria- para que la voluntad y el deseo|dos, y para eso venimos & la Reli- de ello sea grande, y la diligencia| gion : ese es nuestro fin, y ese ha pera procurarlo y alcanzarlo sea} de ser nuestro paradero, y nuestro tambien grande ; porque todas es-|descanso y nuestra gloria. tas cosas suelen correr 4 las pa-| Pues esta estima y aprecio de la Tejas. : perfeccion, y de las cosas espiritua- El que trata en piedras precio-|les que pertenecen 4 ella, querria sas, es menester que conozca y|se imprimiese muy de veras en los estime su valor, so pena de ser en-| corazones de todos, y especialmen- gaiiado ; porque si no lo conoce, ni| te. de los religiosos; y que unos & DE LA ESTIMA Y DESEO DE LAS COSAS ESPIRITUALES. otros nos-ayudasemos y desperté- semos 4 eso, no solamente con pa- labras tratando muchas veces de esto en nuestras platicas y con- versaciones ordinarias , sino mucho mas con el ejemplo de nuestras obras : que en ellas eche de ver el ‘que comienza, y el que va adelan- te, y todos, que de lo que se ha- ce caso en la Religion, es de las cosas espirituales, de que uno sea muy humilde, muy obediente, muy dado al recogimiento y oracion ; no de que sea muy letrado, ni gran predicador, ni dotado de otros do- tes naturales y humanos, como nos lo dice nuestro bienaventurado Padre san Ignacio en las Constitu- ciones, 10 part, § 2, reg. 19 sum- mari. Y desde el principio es me- nester que entiendan todo esto, y se vayan criando con esta leche, para que desde luego ponga cada uno los ojos y el corazon, no en salir gran letrado 6 gran predica- dor, sino en salir muy humilde y muy mortificado, viendo que eso es lo que acd se estima, y de lo que se hace mucho caso, y que eso es en lo que dan los que estan desen- gafiados, y han caido yaen lacuen- ta; y que esos son los queridos y estimados de todos. No queremos decir que nos habemos de dar 4 la virtud por ser queridos y estima- dos, sino que viendo que esto es lo que se estima, y de lo que se hace mas caso en la Religion, caiga ca- da uno en la cuenta y eche de ver, que sin duda esto es lo mejor ; esto es lo que me conviene ; por aqui iré 3° 3 acertado; quiero darme 4 la virtud, y tratar de veras de mi aprovecha- miento ; que todo lo demas sin esto es vanidad. De aqui se entender’ cuanto da- io pueden hacer los que en sus pla- ticas y conversaciones, todo su ne- gocio es tratar de ingenios, habi- lidades y talentos, y de calificar al uno y ai otro; porque cuando jos mas mozos ven este lenguaje en los mas antiguos, piensan que eso es lo que corre y lo que acé se estima, y que por ahi han de me- drar y valer, y ser tenidos; y asi ponen la mira en eso, y va crecien-, do en ellos el apetito y estima de lo que es letras, habilidad é ingenio, y va descreciendo el aprecio y esti- ma de lo que es virtud, humildad y mortificacion ; y van haciendo po- co caso de esto, en comparacion de lo otro, atreviéndose 4 faltar an- tes en-esto que.en aquello: de don- de vienen muchos & malearse, y aun & faltar despues en la Religion. Mejor fuera trataries de cuén im- portante y necesaria es la virtud y la humildad, cudn poco apro- vechan sin ella las letras y habili- dades, 6 por mejor decir, cudnto dafian; y no engendrar en ellos eon esas pléticas deseo de honra, y de campear y ser tenidos por bue- nos ingenios, y por grandes talen- tos, que suele ser principio de su perdicion. Surio, en la vida de san Fulgen- cio Abad, trae un buen ejemplo & este propésito. Dice que este san- to Prelado, cuando veia que al- 4 gunos de sus religiosos eran gran- des trabajadores, y que no paraban en todo ql dia de servir y ayudar 4 la casa; pero veia, por otra parte, que en las cosasespirituales no eran tan diligentes, y que en gu oracion, leccion y recogimiento espiritual no ponian tanto cuidado ; & estos no los amaba ni estimaba tanto, ni le parecia que eran dignos de eso: pero cuando veia 4 alguno muy aficionado 4 las cosas espirituales, y muy cuidadoso de su aprovecha- miento, aunque por otra parte no pudiese hacer nada en casa, ni servir de nada por ser flaco y en- fermo ; 4 estos dice que les te- nia particular amor, y los estima- ba mucho : y con razon, porque 4qué hace al caso que uno tenga grandes partes y talentos, si no es obediente y rendido, y si el supe- rior no puede hacer de él lo que quiere? Especialmente si de ahi to- ma por ventura ocasion para co- brar alguna libertad, y querer al- guna exencion ; mas valiera que nunca tuviera esas habilidades y talentos. Si el superior hubiera de dar 4 Dios cuenta, si habia tenido en su, casa gente muy hacendosa y de grandes partes, fuera eso; pero no es eso de lo que ha de dar cuen- ta, sino del cuidado que tuvo que sus subditos aprovechasen en espi- ritu, y fuesen. cada dia creciendo en virtud; y que conforme 4 las fuerzas y talentos que: el Sefior dié 4 cada uno, se empleasen en sus ministerios y oficios, no per- diendo por eso nada de su aprove- TRATADO PRIMERO, CAP. I. chamiento ; y de eso mismo tam- bien pediré Dios cuenta al stibdito. Ciertamente, dice aquel Santo (1): «El dia del juicio no nos pregun- tardn , qué leimos, mas qué hici- mos ; ni cuén bien hablamos , mas cudn honestamente vivimos.» Habia enviado Cristo nuestro Re- dentor 4 sus discipulos 4 predi- car, y dice el sagrado Evangelio, que volvieron muy contentos y ufanos, diciendo : Sefior, habemos hecho maravillas y milagros ; aun hasta los demonios se nos sujeta- ban, y nos obedecian en vuestro nombre. Respéndeles el Redentor del mundo : Jn hoc nolite gaudere, quia spiritus vobis subjiciuntur : gaudete autem, quod nomina ves- tra scripta sunt in celis : No pon- gais. vuestro contento y gozo en que haceis maravillas y milagros, y mandais 4 los demonios, y os obedecen ; sino gozaos y regoci- jaos, porque vuestros nombres es- tan escritos en el cielo. En adqui- rir y ganar el reino de los cie- los habemos de poner nuestro con- tento y nuestro gozo ; que ese otro sin esto no nos aprovecharé nada: Quid enim prodest homini, si mun- dum universum lucretur, anime vero sue detrimentum patiatur? Matth. xvi, 0. 26. 4Qué le aprovecha al hombre que gane todo el mun- do, si es con detrimento de su alma? Pues si esto decimos, y lo dice el mismo Cristo nuestro Reden- tor de las ocupaciones y ministe- (1) ‘Thomas de Kempis, lib. 1 de con- temp. mund. cap. 3. DE LA ESTIMA’ ¥ DESEO DE'LAS COSAS ESPIRITUALES. rios espirituales de ganar y con- vertir almas, que no por eso nos habemos de olvidar de nosotros; porque no nos aprovecharé nada, aunque convirtamos todo el mun- do; 4qué sera de las demés ocupa- ciones ? No es razon que el reli- gioso ande tan absorto y embebe- cido en los estudios, ni que se deje llevar tanto de las ocupaciones ex- teriores, que se olvide de su propio aprovechamiento, de su oracion, del.ex4men de su conciencia, del ejercicio de la mortificacion y pe- nitencia, y que el postrer lugar.ten- gan las cosas espirituales, yel peor tiempo sea para ellas, y que si al- go se ha de dejar, sean ellas; por- que eso seria vivir sin espiritu, y no como religioso. Cuenta san Doroteo, que habia hecho enfermero 4 su disc{pulo Do- siteo, y él era muy diligente en su oficio; tenia mucho cuidado de los enfermos, las camas muy bien he- chas, los aposentos muy bien ade- rezados; todo muy limpio y asea- do. Yendo 4 visitar san Doroteo la enfermeria, dijole Dositeo: Pa- dre, viéneme un pensamiento de vanagloria, que me dice: ; Cuén bueno lo tienes todo ! ; Como se con- tentaré de ti tu superior! Res- pondidle san Doroteo une cosa, con que le quité bien la vanagloria. Muy buen servicial has salido, Do- siteo: Non tamen bonus, et probus effectus es monachus. Muy buen enfermero has salido, y muy dili- gente; empero no has salido buen religioso. Pues procure cada uno 5 que no se pueda decir esto de él: Muy buen enfermero, 6 muy buen portero habeis salido; pero no ha- beis salido buen religioso: muy buen estudiante, 6 buen letrado, 6 buen predicador habeis salido; pe- ro no buen religioso; que no ve- nimos aca 4 eso, sino & ser buenos religiosos. Esto es lo que habemos de estimar y procurar., y tener siempre delante de los ojos; y todas Jas. demas cosas las habemos de to- mar como dccesorias y como por afiadiduras, respecto de nuestro aprovechamiento, conformeéaque- llas palabras de Cristo: Querite er- go primum regnum Dei, et justi- tiam ejus; et hec omnia adjicientur vobis. Matth. v1, 0. 23. De aquellos Padres del yermo Jeemos (1), que porque no podian estar siempre leyendo, 6 meditando y orando, se ocupaban en el tiem- po que les sobraba en hacer cesti- las y otras obras de manos, por no estar ociosos; y algunos de ellos al fin del afio ponian fuego 4 todo Jo que habian hecho, porque no te- nian necesidad de esto para susten- tarse; sino solamente trabajaban por ocupar el tiempo y no estar ociosos. Asi nosotros en lo que ha- bemos de poner principalmente los ojos, es en nuestro propio apro- vechamiento; y los demas nego- cios y ocupaciones, aunque sean con los préjimos, habémoslos de toman al modo que tomaban aque- llos santos Padres el hacer las ces- (1) Refert Cassin. de abbate Paulo, li- bro 10, cap. 28. 6 tillas, no para olvidarnos y des- cuidarnos por eso de nosotros, ni para perder por eso un punto de perfeccion. Y asi habemos de ir siempre en este fundamento, y te- nerle como primer principio, que los ejercicios espirituales que to- can 4 nuestro propio aprovecha- miento, los habemos de poner siem- pre en primer lugar, no dejando- los por ninguna cosa; porque: esto es lo que nos ha de conservar, y llevar adelante en la virtud; y en faltando en esto, luego se nos echa- réde ver el desmedro. ¥ harta ex- periencia tenemos, que cuando no andamos como debemos, siempre es por haber aflojado en los ejerei- cios espirituales: Aruit cor meum; quia oblitus sum comedere nanem mewm. Psalm. cr, 0.5. Si nos falta el mantenimiento y sustento delal- ma, claro esté. que habemos de an- dar flacos y descaecidos; y ast nos encomienda esto mucho nues- tro santo Padre, y nos avisa de ello muchas veces (1). Una vez dice: «El estudio, que tendran los que es- tén en aprobacion, y todos, debeser de Yo que toca 4 su abnegacion, y para crecer masen virtud y perfec- cion. » Otra dice: «Dén todos & las cosas espirituales tiempo, y procu- ren en devocion, cuanto la divina gracia lescomunicare.» Otra: «Dén todos el tiempo que les fuere seits- lado 4 la oracion, meditacion y leceion, eon toda diligencia en el (1) S.Ignat. 8 p. Const. c.1, $27; et reg. 1 susomarii Const. reg. 12 summar. reg. 1 communium, TRATADO PRIMERO, CAP. L Sefior.» Y ndtese aquella palabra: Con toda diligencia. De aqui se ver que por muchas ocupaciones que tenga uno de la obediencia y desu oficio, no es vo- luntad de los superiores que deje sus ejercicios espirituales ordina~ rios; porque no hay superior que quiera que uno quebrante sus re- glas, y reglas tan principales como estas. ¥ asi no pretenda nadie co~ lorear y encubrir su imperfeecion y negligencia en los ejercicios es- pirituales con velo y capa de obe- diencia, diciendo: No pude tener oracion 6 ex4men, 6 leccion espi~ ritual, porque me ocupd la obe- diencia; que no es la obediencia la que impide eso, sino el descuido del particular, y la poca aficiom que tiene 4 las cosas espirituales. San Basilio dice (1), que habemos de procurar ser muy fieles en dar & Dios los tiempos que tenemos sefia- lados para laoracion, y para nues- tros ejercicios espirituales, y sial- guna vez, por alguna ocupacion forzosa, no pudimos tener la ora— cion 6 el exémen 4 su tiémpo,, ha~ bemos de quedar con un hambre y deseo de suplirlo y restaurarlo luego lo mas presto que pudiére- mos: como cuando nos falta la ra- cion corporal de la comida, 6 ek suefo necesario, por haber estado toda la noche con un enfermo, con- fesando, 6 ayudandole 4 bien mo~ rir; luego lo procuramos suplir, ¥ no nos falta tiempo para ello. Esta (1) Basil. serm, de Renuntiat. ssecull is- tius, et spiritual perfectione. DE LA RSTIMA. ¥ DESEO DE LAS COSAS ESPIRITUALES. es la volumtad de los superiores,. cuando ocupan 4 uno en el tiempo de sus ejercicios espirituales, por ser algunas veces menester; no por e80 quieren que los deje, sino que los dilate, y lossupla despues muy cumplidamente ; conforme 4 aque- lo del Sébio: Non impediaris orare semper. Becli. xvi, 0. 22..No dice: No imspidas, sino, noseasimpedido: no haya impedimento ni estorbo que quite el tener siempre tu ora- ciom, y para el buen religioso nun- ca le hay; porque siempre halla tiempo para suplirlo y restaurarlo. De san Doroteo se cuenta (1), que:siendo hespedero, y acostando- se many tarde, y levantandose algu- nas veces de noche para dar reca- do & los huéspedes:: com todo eso se levantaba con les demas 4 su ora~ cion, y habia rogado 4 uno que le despertase, porque el despertador no lo hacia, por la ocupacion. que sabia haber tenido; y aun no esta- ba del todo sano de umas calentu- ras. Este era buen deseo de no fal- tar 4 sus.ejercicios espirituales, y no quedarse con cualquiera acha~ que, y despues andar desconcerta- do todo el dia. ¥ alli se cuenta tambien de un santo viejo, que vid un Angel que incensabs 4 todos los. que habian ido con diligencia & la oracion, y tambien los lugares vaeios de los que impedidos por obediencia faltaban; pero: no los de los que por negligencia suya. Esto-es bueno para consuelo de:los (1) S.Doroth. serm. seu doct. 11 in Bi- bilethec. Sanct. Patr. tom. 3: 7 que por ocupaciones de la obédien- cia no pueden acudir & su tiempo con, los. demas &1es. ejercieios espi- ritueles; y para que procuremos de: no faltar & ellos por nuestro des- cuido. CAPITULO II. Dela aficion y deseo gue habemos da tener @ la. virtudy perfeccion. Beats qui esurinat, e& sitiuntjus~ Gtiam, quoniam ipsi saturabwnter. Matth. v, 0. 6, Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia; porque ellos serén hartos. Justicia, aunque es nombre par~ ticular de una. de las cuatro vir- tudes cardinales, distinta de las otras; pero tambien es nombre co- mun 4 toda. virtad y santidad. La. vida buena y virtuosa Mamamos justicia, y alsaxito y virtuoso, de- cimos que es justo: Justitia recto- rum liberabit eos, dice el Sdbio. Prov. x1, 0. 6. Quiere decir: Su vida santa os librara; y asi se toma en. muchos lugares de la Eseritura: Nisi abundaveris justitia vestra | plusquam Scribarum, et Pharises- rum, Matth. ¥, 0. 20. Sivuestrajus- ticia no fuere mayor que la de: los escribas y fariseos, no entraréis en. el reino de les cielos, dice Cristo nuestro Redentor; que es decir: Si vuestra virtud, religion y santidad. no fuere mayor. Y de la misma manera se entiende aquello. que 8 dijo el mismo Cristo 4san Juan Bautista, cuando rehusaba bau- tizarle: Sic enim decet nos implere omnem justitiam. Matth. v, 0 5. Asi conviene para dar ejemplo de obediencia y humildad, y de toda perfeccion. De esta manera se toma tambien en las palabras presentes, pues dice Cristo nuestro Reden- tor: Bienaventurados los que tie- men tanto deseo y aficion 4 la vir- tud y perfeccion, que tienen ham- bre y sed de ella; porque estos se- ran hartos, estos la alcanzarén. Y es esta una de las ocho bienaventu- ranzas que nos ensefié y predicd en aquel soberano sermon del mon- te. San Jerénimo sobre estas pala- bras dice: Non nodis suficit velle justitiam ;nisijustitie patiamurfa- mem: No basta cualquier deseo de la virtud y perfeccion; es menes- ter que tengamos hambre y sed de ella, que podamos decir con el Profeta, Psalm. xu1, 0.1: Quem- admodum desiderat cerous ad fontes aquarum ; ita desiderat anima mea adte Deus: Dela manera queel cier- vo herido y acosado delos cazado- res, desea las fuentes de las aguas, asi mi alma desea 4 ti, Dios mio. Esta es una cosa de tanta impor- tancia, que como comenzamos 4. decir en el capitulo pasado, de ella dependetoda nuestra medra espiri- tual, y ese es el principio y el me- dio unico para aicanzar la perfec- cion, conforme 4 aquello del Sébio: Initium enim illius verissima est discipline concupiscentia, cap. v1, v. 16. El principio para alcanzar la TRATADO PRIMERO, CAP. II. sabiduria (que es el conocimiento. y amor de Dios, en que consiste nuestra perfeccion ) es un verdade- ro y entrafiable deseo de ella, y la razon de esto es, porque, como di- cen los filésofos, en todas las co- sas, y sefialadamente en las obras morales, el amor y deseo del fin esla primera causa que mueve to- das las otras 4 obrar; de tal mane- Ta, que cuanto es mayor el amor y deseo del fin, tanto es mayor el cuidado y diligencia que se po- ne para alcanzarle; y asi importa mucho, que el deseo y aficion de la virtud y perfeccion sea grande, para quel cuidado y diligencia en procurarla y alcanzarla sea tam- bien grande. Es tan importante y necesario para aprovechar que haya en nos- otros este deseo, que nos salgadel corazon, y nos lleve.tras si, y no sea menester andar tras nosotros en esto; que del que no tuviere esto, muy poca esperanza habré. Pongamos ejemplo en el religio- so, y cada uno podré aplicar la doctrina 4 si, conforme 4 su esta- do. Bueno y necesario es en la Religion el cuidado y vigilancia de los superiores sobre los stbdi- tos, y menesteres la reprension y la penitencia; pero del que por eso hiciere las cosas, no hay mu- cho que fiar: porque eso cuando mucho podré hacer que por algu- na temporada, cuando andan sobre 6l, proceda bien; pero Bi esto no sale de allé dentro del corazon, del deseo verdadero de su aprovecha- DE LA ESTIMA Y DESEO DE LAS COSAS ESPIRITUALES. 9 miento, no hay que hacer mucho caso de eso; porque no podré du- Tar. Esta es la diferencia que hay en- tre las cosas que Se mueven con movimientos violentos, y las que 8e mueven con movimientos natu- rales; que las que se mueven con movimientos violentos, como aque- Uo nace de una fuerza 6 impre- sion ajena, cuanto mas van ade- lante, tanto mas van aflojando y enflaqueciendo, como cuando ti- rais la piedra hacia arriba; mas en las cosas que se Mueven con mo- vimiento natural, como cuando la piedra va 4 su centro, es al contra- rio, que cuanto mas va, mas lige- ramente se mueve. Pues esta es tambien la diferencia que hay de los que hacen las cosas por temor de la penitencia y de la repren- sion, 6 porque les estén mirando, 6 por otros respetos humanos, &1los que se mueven por amor de la vir- tud y por puro deseo de agradar 4 Dios: que aquello no dura sino mientras dura la reprension y el andar sobre ellos, y luego se va ca- yendo; como refiere san Grego- rio, homil. 38 in Fvang., de aquella tia suya Gordiana, que repren- diéndola las otras dos hermanas su- yas Tarsila y Emilia, de la li- viandad de sus costumbres, y por- que no guardaba la gravedad que convenia al habito de Religion que tenia, ella mientras duraba la reprension, mostraba gravedad en su rostro, y parecia que lo to- maba bien; pero luego pasada la hora de la reprension y del cas- tigo, perdia aquella fingida gra- vedad; y gastaba el tiempo en ha- blar palabras livianas, y en holgar- se con la compaiifa de las doncellas legas que habia en el monasterio. Era como el arco flechado con una récia cuerda, que en aflojandose ella, 61 tambien se afloja, y se tor- na 4 su primera postura: como no le salia del corazon, sino que era cosa violenta, no podia durar. Este negocio de la perfeccion no es negocio que se ha de hacer por fuerza, ha de salir del cora- zon; y asi dijo Cristo nuestro Re- dentor 4 aquel mancebo del Evan- gelio: Si vis penfectus esse. Matth. XIX, 0. 21. Si quieres ser perfecto; pero si vos no quereis, no bastaran todas las diligencias y medios que pueden poner los superiores pa- ra haceros perfecto. Esta es la so- lucion y respuesta de aquello que pregunta el glorioso san Buena- ventura (1): ,Qué es la causa, di- ce, que antiguamente bastaba un superior para mil monjes, y pa- ra tres mil, y cinco mil, que di- cen san Jerénimo y san Agus- tin, que solian estar debajo de un superior; y ahora para diez, y aun para menos, no basta un superior? La causa de esto es, porque aque- llos monjes antiguos tenian en su corazon un vivo y ardiente deseo de la perfeccion, y aquel fuego que ardia allé dentro les hacia tomar muy 4 pechos su propio aprove- (1) Bonav. opuse. de perfect. Religios. Mb. 1, cap. 89. to ehamiento, y caminar con grande fervor: Pulgebunt justi, ettamquam scintille in arwndineto discurrent. Sapient. m. Con esta methfora nos declara muy bien el Espiritu Santo la velocidad y ligereza con que ca- minan los justos por el camino de Ja virtud, cuando ha prendido este fuego en su.corazon. Correran, di- ce, como centellas de fuego por el cafiaveral. Mirad con qué veloci- dad y ligereza corre la llama por un cafiaveral seco, cuando prende elfuego en él; pues de esta manera, corren. les justos por el camino de Ja virtud, cuandoestén encendidos y abrasados de este fuego divino. Asi lo estaban aquellos monjes an- tiguos; y por eso no tenian nece- sidad de superior para eso, sino antes para que les fuese 4 la mano en sus. fervores: pero cuando eso no hay, no solo no bastaré un su- perior para diez; sino diez supe- riores no bastardn para uno, ni le podrén hacer perfecto, si él no quiere : claro estaeso; porque 4 qué aprovecharévisitarlaoracion? Des- pues que. ha pasado el. visitador, gno puede uno hacer Io que quisie~ re? Y estando alli de rodillas, 4no puede estarse pensando en el estu- dio y en el negocio, y en otras cosas impertinentes? Y cuando va 4 dar cuenta de la. conciencia, 4no puede decir lo que quisiere, y ca- Har lo que hace masial cago, y de- cir que le va bien , no yéndole bien, sino mal? Que por demas es, si él no quiere, y lo desea. de veras. Aqui viene bien lo que respon- TRATADO PRIMERO, CAP. II. dié santo Tomés de Aquino, pre guntandole una vez una herman suya, cémo se podria salvar: Res- pondié el Santo: Queriendo (1). Si vos quereis, os salvaréis; y si vos quereis, aprovecharéis; y si vos: quereis, seréis perfecto. En eso es-- t&el punto de la dificultad, en que vos querais y deseeis de veras, y os salga del corazon; que Dios de. su parte muy presto esté para acu~ dirnos: y‘si eso no hay, todo lo que ac& pueden hacer los superio- res, seré por demas. Vos sois el que habeis: de tomar 4 pechos. vuestro. aprovechamiento; porque ese es vuestro negocio, y & vos 08 va en ello y nodotro, y & eso venisteis 4 la Religion. ¥ tenga cada uno entendido, que el dia que sflojare. en esto, y se olvidere de si y de lo que toca 4 su aprovechamiento:, » no tuviere cuidado de hacer bien hechos susejercicios espirituales, y un vivo y encendido deseo de apro- vechar, é ir adelante en lw virtud ¥ mortificarse, ese dia va perdido su negocio; y asi nuestro santo Padre, al principio de las.Consti- tuciones y de las reglas, en el §. 1, nos pone esto por fundamento: «La interior ley de la caridad ¥ amor, que el Espiritu Saxito escri- be, 6 imprime en los corazones, es. la que nos ha de conservar, regir y llevar adelante-en la vida comen- zada del divino servicio. » Hste- fuego de amor de Dios, y el deseo de su mayor honra ¥ gloria, es: el (1) Part. 1, lb. 8, cap. 37 histor, Preedi- cator. DE LA ESTIMA Y DESEO DE LAS COSAS ESPIRITUALES. que nos ha de estar siempre solici- tando para subir é ir adelante en la virtud. Cuando hay de veras este deseo: enel corazon, él hace que pon- gamos diligencia y cuidado para alcamzar lo que deseamos; porque nuestra inclinacion es muy indus- triosa para buscar y hallar lo que desea, y nunca le faltan medios para ello, y por eso dijo el Sabio, cap. vt, 0.18, que et principio para alcanzar la sabiduria es el verda- dero y entraiiable deseo de ella. Y¥ mas, esto de salir la virtud del corazon trae consigo otro bien, que es lo que hace tan eficaz este medio; y es, que hace faciles suaves las cosas, por muy dificul- tosas que sean de: suyo. Sino, de- cidnos: 4Por qué se os: hizo & vos tan facil el dejar el mundo y en- trar en Religion, sino porque os salié. del corazon ? Os dié el Sefior una voluntad y aficion grande & eso, que fue la gracia de la. voca~ ciom: quitéos la aficion & las cosas del mundo, y pfsoosla 4 las cosas de la Religion ;. y con eso se os hi~ za faeil. Y gpor qué 4 los que se quedan allé en el mundo se les ha-| ce eso tan dificultoso? Porque no les ha dado Dios esa voluntad y aficion. que os did & vos: nolos ha Iamado Dios, como ellos. di- cen, ni hecho esa gracia. de la vo- cacion. Pues asi como para entrar en: Is Religion os lo facilité la vo- lumtad y el deseo grande que tu- visteis de eso, que no bastaron vuestros padres y perientes, ni hh todo el mundo para apartaros de ello; as{ tambien para aprovechar en la Religion, y paraque sus ejer- cicios se os hagan faciles, es me- nester que dure esa voluntad, y mientrasidurare, seos harém faei- les; pero en faltando, todo.se os ha- ré dificultoso y cuesta arriba. Esta es la causa porqueuos hallamosal- gunas veces tan pesados, y otras tan apurados: no eche nadie la culpa &las cosas , ni & los superio— res, sino & si, y 4 su poca virtud ¥ mortificacion. Dice el Padre maes— tro Avila en ei Epistolario, 1 part. epist. 2: «Un hombre sano y récio facilmente levanta una. arrébade peso; pero un enfermo, 6 un ni- fio, dice: ; Ay como pesa!» Esa es la causa de nuestra dificultad, que las cosas las mismas son, y en otro tiempo. se nos haciamfaciles, ¥ no reparabamosen ellas; en nos- otros esté la culpa, que habiendo de ser varones, y haber crecido ex perfeecion , ix virwm penfectum, como dice san Pablo, somos nifios en la virtud, y habemos enferma~ do y affojado en aquel deseo de aprovechar, con. que entramos: en. la Religion. 12 CAPITULO III. Que el tener gran deseo de nues- tro aprovechamiento es wn medio muy principal, y una disposicion muy grande para que el Seftor nos haga mercedes. Impértanos tambien muchoel te- ner este deseo, y esta hambre y sed de nuestro aprovechamiento; porque este es uno de los mas principales medios, y de las me- jores disposiciones que podemos poner de nuestra parte para que el Sefior nos dé la virtud y per- feccion que deseamos. Asi lo di- ce san Ambrosio, Serm. 3 sup. Psalm. cxvin; que cuando uno tie- ne gran deseode suaprovechamien- to, y de crecer en virtud y perfec- _ cion, dice que gusta Dios tanto de eso, que le enriquece y llena de bie- nes y mercedes; y trae para eso aquello que dijo la sacratisima Vir- gen en su cdntico: Fsurientes im- plevit bonis. Luc. 1, 0. 53. A los hambrientos hinchié Dios de bie- nes; y lo mismo habia dicho antes el Profeta en el salmo cv1, 0. 9: Quia satiavit animam inanem (id est sitibundam ), et animam esu- rientem satiavit bonis. A los que tienen tanto deseo de la virtud y perfeccion, que tienen hambre y sed de ella, & esos enriquece y lle- na el Sefior de dones espirituales; porque se agrada mucho del buen TRATADO PRIMBRO, CAP. III. niel le aparecié el angel san Ga- briel, y le dijo que sus oraciones habian sido oidas desde el princi- pio: Quia vir desideriorum es, Da- niel. rx, 0. 23; porque eres varon de deseo. Y si al rey David (1) le con- firmé Dios el reino para sus des- cendientes, por la voluntad y de- seo que tuvo para hacer casa y templo al Sefior, aunque no qui- so que se le hiciese él, sino su hi- jo Salomon; pero agradéle mucho aquel deseo, y premidselo como si lo hubiera puesto por-obra. Y de Zaqueo dice el sagrado Evangelio, Ine. x1x, 0.5, que desed ver 4 Je- sus; y primero fue visto de Jesis, y él se convida, y se le entra por las puertas de su casa. En el capitulo vide la Sabi- duria realza mas eso Salomon, ha- blando de la sabiduria, que es el mismo Dios: Facile videtur ab his, qui diligunt eam, et invenitur ab his, qui querunt illam: Facilmen- te, dice, se deja ver de los que la aman, y hallar de los que la bus- can. gSabeis que tan facilmente? Preoceupat, qui se concupiscunt, ut illis se prior ostendat: Ella misma se adelanta y previene 4 los que de veras la desean, para mostrar- seles primero. No lo habeis vos co- menzado & desear, cuando ya esté con vos. Qui de luce vigilaverit ad illam, non laborabit: assidentem enim illam foribus suis inveniet: EL que por lamafianamadrugareé bus- carla, no trabajaré mucho en ha~ llarla, dando de acd para allé; deseo de nuestro corazon. A Da- (1) Reg. vir, 2; xu, xvi. DE LA ESTIMA Y DESEO DE LAS COSAS ESPIRITUALES. porque en abriendo la puerta de su casa, la hallaré alli sentada 4 su puerta esperando que le abra. Lo primero que toparé en abriendo sera con esta sabiduria divina, que es el mismo Dios. ;Oh bondad y misericordia infinita de Dios! No se contenta con andarnos él buscando 4 nosotros, y dar alda- badas 4 nuestra puerta una y otra vez para que le abramos. Fece sto ad ostium, et pulso: Mira que yo soy el que estoy Namando, dice en el Apocalipsi, c. 1, 0. 20; y en los Cantares, c. v, 0.2: Aperi mihi so- ror mea : Abreme, hermana mia: no se contenta con eso, sino como de cansado de llamar se sienta Dios & nuestra puerta; dandonps 4 en- tender, que ya hubiera entrado si no hallara la puerta cerrada ; y que con todo eso aun no se va, sino signtase alli, para que en abrien- do luego topeis con él : Assiden- tem enim illam foribus suis inve- niet. Aunque os habeis tardado en abrir 4 Dios vuestro corazon , y en responder & su buena inspiracion ; con todo eso aun no se ha ido Dios, que mas gana tiene de en- trar que eso: sentado esta alli 4 la puerta esperando que la abrais: Expectat Dominus, ut misereatur vestri. Isai. xxx, v. 18. Esperando esta el Sefior, para usar de miseri- cordig, con vosotros ; porque no hay * amigo que asi desee entrar en ca- sa de su amigo, como Dios desea entrar en vuestro corazon. Mas ga- na tiene él de comunicarsenos-y hacernos mercedes, que nosotros 18 podemos tener de recibirlas ; sino que esté esperando que nosotros lo deseemos, y tengamos esta ham- | bre y sed de ello : Ego sitienti da- bo de fonte aque vite gratis. Apoc. EXI, 0. 6. Si quis sitit, veniat ad me, et bibat. Joan. v1, 0. 37. El que tuviere sed, venga 4 mi y beba. Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida de bal- de. Quiere el Sefior que tengamos grande deseo de la virtud y per- feccion, para que cuando él nos die- re algo de esto, lo sepamos esti- mar y conservar como cosa muy preciosa ; porque lo que se desea poco, suélese tener en poco des- pues de alcanzado; y asi una de las causas principales porque medra- mos poco en la virtud y-nos que- damos tan atras en la perfeccion, es porque no tenemos hambre y sed de ella : deseémosla tan tibia y flojamente, que mas parecen de- seos muertos, que vivos, los que te- nemos. Dice san Buenaventura, Profes. 4 relig. c. 3, que hay algunos que tienen buenos propésitos y deseos, y nunca acaban de vencerse ni hacerse fuerza para ponerlos por obra, conforine & aquello del Apés- tol, ad Rom. vit, 0. 18: Vedle adjacet mihi; perficere autem bonum non imvenio. Estos muchas veces no son. verdaderos propésitos ni deseos, si- no unas veleidades que querrian; pero no quieren: Vult, et non vult |piger, dice el'Sdbio (1): desideria (1) Prov, x11, 4; xx1, 25; Hieron. epis- tol.4ad Rusticum Monachdm. Ww oocidunt pigrum ; noluerunt enim qwidquam manus ejus operari : tota die concwpisctt, et desiderat : El pe- ves0se quiere y no quiere ; porque no quiere echar mano al trabajo: todo se le va en deseos: In desideriis estomnisotiosus. Compara muy bien el Padre maestro Avila, cap. 6 del Audi filia, & estos ‘& los que entre suefios les parece que hacen gran- des cosas, y recordados lo hacen todo al revés, conforme & aquello de Isaias, c. xxvi, 0.8: Sicut som- nat esuniens, et comedit; cwm autem Suerit expergefactus, vacwa est ani- ma ejus. Acontece, que el que tie- ne hambre 6 sed, esti sofiando qme come 6 bebe; pero cuando despierta se halla tan hambriento y sediento como de antes ; asi & es- tos en ta oracion les parece que desean padecet y ser despreciados y tenidos en poco, y en saliendo de alli, en ofreciéndose la ocasion, todo lo hacen al revés : era que lo sofiaban ; no eran deseos verdade- ros. Otros comparan 4 estos, y di- cen que son como soldados pin- tados en campamento, que estan siempre con la espada sobre el ene- migo, ‘yy nunca acaban de descar- gerel golpe, conforme& aquello del Profeta , Psalm. xxxyin, 0.7: Ve- rumtamen in imagine pertransit ho- mo: asi se les pasa & algunos toda la vida en amagar y no dar. El pro- fata Isaias (1) 10s compara 4 la mu- jer que esta eon dolores de parto y munca acaba de echar le cristura & luz: Venerunt fli usque ad par- (1) Isat. xxxvir, 3; TV Reg. xrx. TRATADO PRIMERO, CaP. IIT. tum, et virtus non est pariendi : as{ estos siempre estan de parto, y nunca acaban de parir. San Jerd- mimo sobre aquellas pelabras de san Mateo, c. xxIv, 0. 19: Ve au- tem pregnantibus, et nutrientious inillis diebus! dice : Ve illis anima- bus, que non perduxerunt sua ger- mina im virwm perfectum! i Ky de aquellos, que los deseos buenos que concibieron no los sacaron & luz, sino que ahogaron alla dentro los hijos que habian concebido ! Pues nunca sacarlos & luz de la obra, es ehogarlos y metarlos den- tro del vientre. j;Ay de estos, que se les pasa toda 1a vida en deseos, y los halla la muerte sin obras! Porque despues no solo n0 les apro- vecharan los deseos que tuvieron ; sino que seran castigados, porque no efectuaron las buenas inspira- ciones que el Sefior les dié : tornarse han contra.ellos sus propios hijos, como fueran por ellos si los saca- ran 4 luz. 7 Absalon quedé colgado de sus dorados y hermosos cabellos (1); as{ vendré 4 muchos la muerte, y ° quedarén colgados de sus buenos y dorados propésitos. £1 apéstol y evangelista san Juan en su Apoca- lipsi, c. x1, 0. 2, dice que vid una mujer que estaba de parto, y jun- to 4 ella un dragon muy grande para tragar la criatura en saliendo. Eso es lo que procura el demonio: con todas sus fuerzas, cuando el alma concibe algun buen propési— to; y asi es menester que nosotros, (1) Reg. xxvz11, 9. DE LA ESTIMA Y DESEO DE LAS COSAS ESPIRITUALES. por el contrario, procuremos con tedas nnestres fuerzas, que nues- tros deseos sean tales y tan efica- ees, que vengamos 4 ponerlos por bre. Esto dicé san Bernardo (1), que quiso decir el profeta Isaias en pquellas palabras tan sentenciosas como breves : Si gueritis, gquerite: Si le buseais, buscadle: quiere de- cir: No os canseis ; porque los de- seas y propésitos verdaderos han de ser eficaces y con perseveran- cia, y tales que nos hagan andar Bolicitos y-cuidadosos de agradar amas y mas 4 Dios, conforme 4 aque- le del profeta Miqueas, ¢. v1, 0. 8: Indicabo uibi, 6 homo, quid sit bo- amum, et quid Dominus reguirat a te; autigque facere judicium, et diligere misericordiam, et solicitum ambu- tare cum Deo tuo. Estos deseos fer- vorosos , Son los que nos pide el Se- Hor para hacernos mercedes y lle- narnos de bienes. Bienaventurados Jos que tienen esta hambre y sed de la virtud y perfeccion : porque esos serén hartos (2), Dios les cum- plird sus deseos. De santa Gertru- dis se lee , que la dijo el Sefiar: Yo he-dedo 4-cada uno de Jos fieles una fistola 6 cafia de oro, con que de mi deificado corazon chupe y traiga cuanto deseare : 1a cual fistola la declaré ser la buena voluntad y deseo. (1) Bern, serm. 2 de altit. et latit. cor- dig; Teal. x1, 12. (2) Matth. v,6. 15 CAPITULO IV. Que mientras wno mas se da d las cosas espirituales, mas hambre y deseo tiene de ellas. Qui edunt me, adkuc esurient, et qui bibunt me, adhuc sitient, Ec- cli. xxrv, 0. 29, dice el Espiritu Santo, hablando de la Sabiduria divina : Los que me comen, que- daran con hambre, y los que me be- ben, quederén con sed. El bien- aventurado san Gregonio, Aomil. 26, sup. Foang., dice, que esta es la diferencia que hay entre los bienes y deleites del cuerpo, y los del espiritu : que aquellos, cuando no los tenemos, causan gran deseo y apetito de si; mas en alcanzdn- dolos, tenemos en nada cuanto ha- bemos alcanzado. Desea uno allé enel mundo un colegio, una cate- dra: en alcanzandola luego tiene aquello en nada, y pone los ojos en otra cosa mayor. En teniendo una canonjia , una audiencia, y en haber alcanzado eso, luego se enfada y comienza 4 desear otra cosa mas alta: una plaza de Con- sejero real, y luego un obispado; y ai aun ahi est& satisfecho, sino que luego pone los ojas en otro mayor, y no estima lo que haal- canzado, ni le da contento. Empe- To en las cosas espirituales es al revés, que cuando no las tenemos, entonces nos enfadan y tenemos hastio de ellas ; mas cuando las te- 16 nemos y poseemos, entonces las estimamos mas y tenemos mas de- seos de ellas, tanto mas, cuanto mas las gustamos: y da el Santo Ja razon de esta diferencia ; porque los bienes y deleites temporales, cuando los aleanzamos y tenemos, entonces conocemos mejor su. in- suficiencia é imperfeccion; y co- mo vemos que no nos hartan, ni satisfacen , ni dan el contento que pensdbamos, tenemos en poco lo que habemos alcanzado, y queda- mos con sed y deseo de otra co- sa‘mayor, pensando hallar alli el contento que deseébamos ; y enga- fidmosnos : que lo mismo sera des- pues de alcanzado eso, y esotro: ninguna cosa de este mundo nos podra hartar ; que eso es lo que di- jo Cristo nuestro Redentor 4 la Samaritana : Omnis, qui dibit ea aqua hac, sitietiterum. Joan. 1v, 13. Por mas que bebais de esta agua de acd, luego de ahi 4 un poco tor- naréis & tener sed. El agua de los contentos y deleites que da el mun- do, no puede hartar, ni satisfa- cer 4 nuestra sed; empero los bie- . nes y deleites espirituales, cuando se poseen, entonces se aman y se desean mas, porque entonces se co- noce mas su precio y su valor; y mientras mas perfectamente los po- seerémos, mas hambre y mas sed tendrémos de ellos. Cuando uno no ha probado las cosas espirituales, ni ha comenzado 4 gustar de ellas, no es mucho, dice san Gregorio, que no las desee : Quis enim ama- re valeat, quod ignorat? Porque, TRATADO PRIMERO, CAP. IV. équién ha de amar y desear lo que no conoce, ni ha probado 4 qué sabe? Por eso dice el apdstol san Pe- dro, ep. I, c. 1: Si amen gustastis, quoniam dulcis est Dominus ; y el Profeta, Psalm. xxx: Gustate, et videtle, quoniam suavis est Dominus: Gustad, y ved cudn suave es el Se- fior ; porque en comenzando 4 gus- tar de Dios y de las cosas espiri- tuales, hallaréis en ellas tanta dul- zura y suavidad, que os comeréis las manos tras ellas. Pues esto es lo que nos dice el Sabio en estas palabras : El que co- miere-y bebiere de mi, mientras mas comiere mas hambre tendré de mi ;.y mientras mas bebiere mas sed tendré de mi. Mientras mas os diéreis 4 las cosas espirituales y de Dios, mas hambre y mas sed tendréis de ellas. Pero diré alguno: 4Cémo concuerda eso con lo que dijo Cristo 4 la Samaritana? Qué autem biberit ex agua, yuam.ego da- bo ei, non sitiet in eternwm. Joan. rv. Aqui dice Cristo, que el que be- piere del agua que él diere, no tendré mas sed : en ese otro lugar dice el Espiritu Santo por el Sébio, que mientras mas bebiéremos ten- drémos mas sed; ,cdmo concuerda lo uno con lo otro? A esto respon- den los Santos, que lo que dijo Cristo & la Samaritana se entien- de, que el que bebiere del agua viva que alli promete, no tendra mas sed de los deleites sensuales y del mundo ; porque la dulzura de las cosas espirituales y de Dios hace que le parezcan desabridos.

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