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cede Los Philipp Gelitz a Almuth Strehlow siete procesos vitales Fundamentos e importancia P pedagdgica en el hogar, el jardin de infantes y la escuela TITULO ORIGINAL EN ALEMAN:Die sicben Lebensprozesse Grundlagen und pidagogische Bedeutung in Eltemhaus, Kindergarten und Schule © Verlag Freies Geistesleben Autores: Philipp Gelitz y Almuth Strehlow, Los siete procesos vitales. Fundamentos y significado pedagdgico en el hogar, el jardin de infantes y én la escuela. 1° edicién, 2° reimp., Cdad. Aut. de Buenos Aires, Editorial Dorothea, 2020 p.208, 21 x 14 em. Traduccién: Ana Maria Rauh Dora E. Kreizer Revision: Dr. Miguel Angel Fernandez Horacio Miller ISBN 978-987-3735-07-3 Acceso a la educacién, 2 Educacién de los padres I. Kreizer, Dora E., ed. Il. Kreizer, Dora E., trad. III. Titulo. CDD 370.11 © Reservados todos los derechos a favor de Editorial Dorothea Hecho el depésito que marca la ley 11.723 Prohibida la reproduccion total o parcial de este libro, su tratamiento informatico 0 Su transmisién por cualquier medio, ya sea electrénico, mecdnico, por fotocopia- dora, por registro u otros medios, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Editorial Dorothea wwweditorialdorothea.com.ar Los aarecsie Sete Procesos vitales Fundamentos y significado pedagogico en el hogar, el jardin de infantes y en la escuela orothea torial indice Prefacio . Siguiendo las huellas de lo viviente ... Los siete procesos vitales en el hombre .. Respiracién . La relacién fluida con el mundo. Respiracion animica y espiritual .. Encarnacién del proceso respiratorio .. Respiracion, condicién para la encarnacién . Desarrollo infantil y transformacién de la respiracién .... Calentamiento .. Calor animico y espiritual . La insercién del calentamiento en el desarrollo infantil y su transformacién Nutricién Incorporacién de alimentos Nutricién animica y espiritual . El proceso vital nutricién en el primer septenio y su transformacién .... Eliminacion .... Eliminacién / secrecién corporal Capacidad de secrecion animico-espiritual La inclusién del proceso vital eliminacién en el primer septenio y su transformacion Conservacion Conservacion fisica Procesos de conservacién animicos y espirituales El desarrollo del proceso vital conservacién en el transcurso del primer septenio .... Crecimiento . Crecimiento corpora Crecer en lo animico-espiritual ... El desarrollo del proceso vital crecimiento en el transcurso del primer septenio Engendrar / Reproducir Engendrar en lo fisico Sustancia / Genética / Epi-genética Engendrar en lo animico-espiritual : La inclusién del proceso vital engendrar / reproducir en el primer septenio y su transformacion .... Juego y-desarrollo organico Un ensayo Los siete procesos vitales en la pedagogia ... La metamorfosis de las fuerzas plasmadoras etéreas y la liberacién de los procesos vitales del organismo fisico El cuidado de los siete procesos vitales a lo largo del primer septenio, en el hogar yen el jardin de infantes .. La clase basada en la salutogenética El cultivo de los procesos vitales en la escuela oooh Los siete procesos vitales Una contemplacion concreta de lo etéreo ...... La planta, el animal, el hombre ... Los siete procesos vitales, reproduccién del obrar césmico Panorama ..... 191 Anexo Notas . «Es war in alten Zeiten, “En épocas antiguas, Da lebte in der Eingeweihten Seelen en el alma de los iniciados Kraftvoll der Gedanke, dass krank vivia con fuerza el pensa- von Natur aus ein jeglicher Mensch sei. __miento de que por naturale- Und Erziehen ward angesehen za, cualquier hombre gleich dem Heilprozess, enfermo era. der dem Kinde mit dem Reifen Y educar era visto como die Gesundheit zugleich erbrachte parte del proceso sanador, fiir des Lebens vollendetes que al nifto, al madurar, Menschsein.» salud otorgaba para la vida del Rudolf Steiner ' ser humano consumado ”. Tenemos una imagen del hombre sobre la cual se fundamenta nues- tro obrar. Sobre esta imagen nos basamos en la consulta diaria de la pedagogia Waldorf, en el jardin de infantes, en la escuela, en la guarderia, en la pedagogia curativa, y también en la terapia social y en la formacion del adulto. Segiin su especialidad, el profesional tomara una direccién, el otro, otra, pues cada uno es experto en su area. Mas lo que nos une a todos los que trabajamos en el ambito de la pedagogia antroposofi- ca, es que hemos incorporado el conocimiento de la cuatrimembra- cién humana. Hemos conocido la organizacién humana tal y como se presenta hoy mediante las investigaciones cientifico espirituales de Rudolf Steiner: cuerpo fisico, cuerpo etéreo o cuerpo de vida, cuerpo astral y yo. Y las experiencias diarias de las expresiones del cuerpo, de la vida, de las sensaciones y sentimientos y de la indivi- dualidad, corroboran y reafirman este conocimiento de una forma \omentos, nos impresiona. ; Sea co fnieeacit en ol obrat coherente de lo vivo, de lo eo pone de relieve una misteriosa correlacion. Las fuerzas vivas con las cuales mantenemos y regeneramos nuestro cuerpo, con las que lo preservamos de la decadencia, es decir, aquellas fuerzas formadoras que integran la materia fisica en las funciones vivas, son Tas mismas fuerzas que desplegamos en nuestra capacidad para imaginar, leary y recordar, y que desarrollan las cualidades de nuestra memoria. decir que la metamorfosis de las fuerzas formadoras etéreas en facul- tades animicas, es una capacidad del desarrollo propiamente humano. Nuestro propésito es iluminar esta metamorfosis, poniendo de relieve los siete procesos vitales, un punto de vista muy particular de lo etéreo. Son muchos los angulos desde los cuales vale la pena observar lo etéreo. Los siete procesos vitales es uno de ellos. Y el estudio de los procesos vitales puede ayudaros a lograr un concepto to de lo etéreo y sus manifestaciones. ia esta manera easblén se nos brinda la posibilidad de com- prender mejor qué es lo que significa en realidad “el nacimiento a cuerpo etéreo”, del cual habla la antropologia antroposofica (ver al respecto p. 146 y ss.), y cudn diferenciadamente acontece la meta- morfosis de estas fuerzas. Este libro ha sido escrito tanto para padres como para educado- res y maestros. Profundizar en esta tematica —independientemente de mediar o no funcién pedagégica alguna-, puede echar luz sobre aquello que tiene que ver con la propia actitud de aprendizaje y la forma de comprender el mundo en la edad madura. Sdlo en dos partes de su abarcante obra, encontramos pensa- mientos fundamentales de Rudolf Steiner sobre los procesos vitales. En el ciclo de conferencias El misterio del hombre (GA 170) des- cribe la relacién de los siete procesos vitales con los doce sentidos, y en su obra no concluida Antroposofia ~ un fragmento (GA 45) practicamente nos invita a seguir investigando. : Mas de un autor se ha ocupado de iluminar los procesos vitales y sus conexiones. Aqui mencionaremos el libro de Coenraad van Houtens Educacién del adulto, el despertar de la voluntad', en lo que hace a la propia actitud frente al aprendizaje; y, en cuanto a la autoeducacién, el libro de Christof Lindenaus E/ hombre que se ejercita’. Que en estos dos libros en parte se les asigne otras facul- tades animicas a ciertos procesos vitales que lo que proponemos en nuestra version, no significa que alguna sea errénea, incorrecta o esté incompleta. Antes bien, se trata de una tematica que surge a raiz de la “superposicién” de procesos vitales y de las cualidades animi- cas que de ellos se desprenden, como lo formula Steiner; pues no se presentan por separado. Es por esto que, tomado desde distintos puntos de vista, en el primer plano puede aparecer un aspecto diferente 0 un poco mas diferenciado, sin que por ello de allf se deduzca que lo otro sea err6- neo. Lo decisivo 0 definitorio en cuanto al esquema conceptual de lo “unico correcto” seré la /ucha de la relaci6n del fundamento viviente con lo animico. Ademas, un anilisis basico de la relacién de los siete procesos con los doce sentidos, ya ha sido puesto a disposicién por Karl K6- nig en su libro El circulo de los doce sentidos y los siete procesos vitales’— con descubrimientos muy reveladores para la pedagogia curativa. También hemos de remitir al libro de Benita Quadflieg- von Vegesacks Nifios poco comunes y su estimulacion pedagégico curativa. Hasta ahora, ninguna reflexion se habia focalizado tinicamente en los sicte procesos vitales, aunque, en la Antroposofia, los mis- mos son centrales para la comprensién de lo vivo y de lo animico. Solamente Hermann Pfrogner en Los siete procesos vitales, Una sugerencia para la musico-terapia ha investigado el tema especi- ficamente para misico-terapeutas*. La intencién del presente libro es acercarnos a lo vivo desde el punto de vista de los siete procesos vitales, para que el fundamento de lo vivo —con todas sus normas de ritmos y funciones-, sobre los cuales edificar, a la par de los hechos fisicos la educacién y la autoeducacién-, Ilegue cada vez mas a la conciencia. Los siete procesos vitales, descriptos por primera vez por Rudolf Steiner en 1910, por lo demés, también conforman un campo de la ciencia de la vida que, ademas de las ciencias naturales, es muy necesario para conocer los fundamentos sobre Ios cuales ase- gurar el libre desenvolvimiento del alma y del espiritu. Kassel, 2013 Philipp Gelitz y Almuth Strehlow Siguiendo las huellas de lo viviente Al tomar un pufiado de tierra en nuestra mano, tenemos en ella una gran cantidad de pequefios, y muy diversos, seres vivientes. Cada terr6n, por mas pequefio que sea, esta imbuido de una enorme can- tidad de vida. Cada pequeiio animal, cada planta y también cada persona, contemplada desde el punto de vista fisico, de hecho, solo consiste de carbono, hidrégeno, oxigeno y algunos otros elementos quimicos. {Qué es entonces, lo que hace que de estas materias surja un organismo vivo? Cuando una semilla es puesta en la tierra, con el correr de los dias y de las semanas, por el contacto con la tierra, el agua, el aire y Ja luz, echa raices que disuelven las sustancias minerales de la tierra —que hasta ese momento hab{an estado unidas a ella~, y las ponen a disposicion el germen vegetal. Lo peculiar es que estas sustancias minerales ahora forman compuestos quimicos que no habian forma- do antes. En la tierra sdlo se Ilegan a formar compuestos quimicos nuevos, cuando un organismo vivo las asimila en su interior, ya sea como lo que sucede con las plantas mediante sus raices, 0 con los animales mediante la alimentaci6n. En la tierra —si no consideramos a los seres vivos que se mueven en ella— imperan otras leyes quimi- cas que las que rigen para los seres vivos. Por cierto, existen procesos quimicos en el ambito de lo no-vi- viente. Pero éstos son diferentes que los del ambito de la vida. En la * ll tierra no sdlo existen 4tomos esporadicos de carbono, de oxigeno, 0 por ejemplo de sodio; existen compuestos singulares que al contem- plarlos pensemos en el cristal de roca, en la amatista y en todas las incontables formas minerales— no podemos menos que admirarlos. La descripcién y el estudio de la fuerza que generan estas formas, merece un tratado propio. Sin embargo, aqui imperan otros principios y fundamentos. Y la singularidad de lo viviente consiste en que posee la capacidad de conducir sustancias minerales a un nuevo contexto que no podria surgir sin ese elemento viviente. O sea que tiene que existir una fuerza que supere las leyes de lo mineral para poder crear, desde alli, algo nuevo En el reino mineral las formas son cristales; se trata de deter- minados principios de agrupacion, de formas de sedimentacion y de formacién de sales. Cuando se aproxima un organismo vivo a estas formas minerales, tomandolas ~como sucede en el caso de las plantas— a través de las raices, o —en el caso de los animales y de los hombres~ a través de la nutricion, Ilevara los componentes indivi- duales de las formas minerales a nuevos contextos. Pero aqui no sdlo es llamativo el aspecto de un nuevo compuesto quimico, sino lo que causa asombro, es que las sustancias de lo mineral son elevadas a un nivel superior, en el sentido mas real de la palabra. Sucede que en reino mineral obra la ley de gravedad, en lo vi- viente en cambio obra la ley del impulso ascendente. Cuando una planta disuelve componentes minerales mediante sus raices, hace que, mediante sus liquidos, los mismos fluyan hacia arriba. Es evi- dente que se supera la fuerza de la gravedad. De modo que el agua es el elemento mas visible de lo viviente; en el agua pueden ser transformadas en vivientes, sustancias que antes fueron minerales. La vida en la planta, en el animal y en el hombre, desde sustancias minerales y mediante el elemento agua, genera aztcar, almidon, ce- lulosa, proteinas y grasas. Alli, donde en el mineral antes slo habia determinadas formas y estructuras, en lo viviente se puede observar un impulso formativo que supera las leyes minerales y, con nuevos compuestos de las sustancias, lleva a formas completamente dife- rentes y hasta a funciones vitales, como ser la conservacion, el creci- miento o la reproduccién. Un cuarzo rosado no puede reproducirse, se genera a partir de una necesidad de su entorno con sus diferentes 12 Sustancias, condiciones de presi6n y calor. (El hecho de que existan exactamente esas sustancias, ademas de las necesarias condiciones de presién y de calor —desde el punto de vista antroposéfico— se debe 4 una conjuncién de fuerzas césmicas con los seres elementales que obran en el reino terrestre. Aqui no profundizaremos en la influencia de dichas fuerzas). Un roble, en cambio, no se genera a partir de una necesidad del entorno, germina porque el roble ha formado bellotas a partir de su impulso reproductivo vivo y una dé estas bellotas ha caido a la tierra. Mediante la viva fuerza plasmadora que le es propia y —con la ayuda de agua, aire y luz~ ha transformado las sustancias en la tierra para gestar un Arbol. Pero, gqué es lo que promueve la formacién de un organismo vivo? El organismo vivo no surge a partir de las sustancias del mun- do mineral, él ya existe como idea, como pensamiento en el cosmos, y este pensamiento se puede corporalizar como ser vivo cuando una semilla cae en la tierra. Entonces, la fuerza vital de la idea a corpo- ralizarse puede superar las leyes minerales y supeditarse a su propio impulso configurativo. Este hecho puede ser observado de modo impresionante, cuando semillas que han estado en el desierto du- rante afios, son “despertadas” por una Iluvia esporadica. De repente, mediante el elemento agua, se crea la condicién para una espléndida y colorida corporalizacién de las mas variadas ideas configuradoras plenas de vida ~ una condicién que no existia antes. No obstante, antes existia la idea de un determinado tipo de planta. Sélo que en este punto de la tierra no podia mostrarse como organismo vivo. Los impulsos de configuracién y las funciones vivas —en animales, seres humanos y también la formacién de érganos~ no se generan, se corporalizan, cuando estén dadas las correspondientes condiciones. Ahora bien, si miramos al hombre, queda claro que la vida que en él pulsa es distinta que la de la planta. Se observan facetas muy diferentes de lo etéreo, dadas por la influencia de lo animico, de la respiracién, por el modo de alimentarse y digerir, por el flujo del calor, y también por la forma de procrearse. La planta también se reproduce, de hecho de una forma diferente que los animales y los hombres. Ella también necesita un ambito de temperatura en el cual pueda sobrevivir y, mediante su gestién de liquidos bajo el manto de nieve en el invierno, genera un microclima més cdlido en su en- tomo directo. De todos modos, el calentamiento que le es propio es 13 menos pronunciado que en el animal y en el hombre. Algo parecido puede ser observado en la nutricién y la digestién: la planta absorbe sustancias nutricias a través de sus raices y las consume. Pero la digestion se da de otra forma. Es decir que alli donde se ha formado una cavidad, (p.e. el pulm6n, la boca, el esdfago, el tracto digestivo), lo’astral, lo animico, influencia los procesos etéreos y las configura- ciones corporales. Esto sucede en los animales y en las personas. Las plantas mas bien se orientan hacia las influencias astrales, pero no las han inte- grado. Visto de esta manera, en ellas acontecen los mismos procesos vitales que en el hombre y el animal, sdlo que menos interiorizado: la planta inhala anhidrido carbonico y exhala oxigeno, pero no den- tro de un organo interno, sino en la superficie de la hoja; su impulso de procreacién se direcciona hacia la luz y el calor, hacia arriba; pero, para la reproduccion, la planta depende de los insectos y del viento; se nutre con las sustancias necesarias desde las raices de una manera mucho mas directa de como puede acontecer en los érganos metabélicos interiorizados de la boca, el est6mago y el intestino del hombre, y de la mayoria de los animales. Ahora, lo que bajo este punto de vista diferencia al hombre del animal, es el desprendimiento gradual y parcial de la pura orien- tacion fisica de los procesos vitales. El animal respira y en este respirar, también queda y permanece el proceso vital respiracién del animal. En el hombre acontece otra cosa. Durante los primeros siete afios de vida, mediante la ayuda de sus fuerzas etéreas, rees- tructura su cuerpo heredado conforme a la individualidad. Cuando este proceso llega a cierto estadio, se produce una liberacién par- cial de estas fuerzas etéreas, que ahora ya no obran constituyendo y transformando el cuerpo sino que, en el plano fisico, slo siguen manteniendo y regenerando las formas y funciones existentes. De esta manera se ha liberado una parte de las fuerzas plasmadoras etéreas que luego quedan a disposicién del hombre durante toda su vida para su actividad representativa y de recuerdo, como asi tam- bién para la capacidad de la memoria. Es decir que la persona no respira simplemente como respira un animal, sino que el proceso vital “respiracion” en el transcurso de la infancia se torna cada vez mas auténomo en el cuerpo, de modo que se produce un gradual desprendimiento de las facultades animicas de percepcién, luego 14 de atencion y —en conexi6n con otros procesos— finalmente, de la eapacidad de concentracién. A medida que se desarrolla el pulmé6n, a medida que se afianzan los proceso ritmicos en la circulacién sanguinea y en la digestion, en esa misma medida se van liberando a su vez las fuerzas plasmadoras etéreas que Hevan todo esto a cabo mediante del proceso vital respi- racion, Visto de esta manera, queda claro que el animal sélo posee aquellas fuerzas etéreas que son puramente regeneradoras, que tam- bién obran en el hombre. Aquello que va mas alla de esto, que hasta le otorga al hombre el poder de transformar el cuerpo heredado, en cl animal no existe. Al animal le falta la fuerza del yo para la indivi- dualizacién de cuerpo y alma, lo cual tiene efectos sobre el cuerpo etéreo y su posibilidad de metamorfosearse. En el ultimo capitulo de este libro: “Los siete procesos vitales como contemplacién concreta de lo etéreo”, se amplia y profundiza este aspecto del tema. Ahora bien, la respiracién sélo es uno de los siete procesos vi- tales. Ademés de la respiracién también podemos hallar el proceso del calentamiento, Dentro de nosotros tenemos un proceso vital que posibilita que nos calentemos y que nos refresquemos. Es un pro- ceso de rectificacién constante, 0 sea de ajuste. La posibilidad de entrar en calor (p.e. en el trabajo) y los mecanismos regulatorios, como ser la secrecién del sudor, y su relacién con el proceso de la eliminacién, tienen que ver con esto. La evidencia mas clara del proceso vital calor es poder sobrevivir tanto en el frio artico, como en un clima de calor tropical intenso. Lo complejo de este proceso y sus pormenores se evidencia por el hecho que los distintos érganos en el hombre coexisten dentro de diferentes temperaturas. Otros dos procesos vitales son el proceso de la nutricién y el de la eliminacién. Estos dos procesos en la asimilacién de los alimen- tos estén estrechamente ligados. Pero una observacién exacta nos permite ver una diferencia funcional fundamental entre la nutricién (la incorporacién, la unién, y la desintegraci6n) y la eliminacién (la clasificacin, la retencién, la secrecién). A estos dos procesos vitales no sdlo los encontramos en la asimilacién de los alimentos, sino pueden ser observados también en el metabolismo celular y al pro- cesar impresiones sensorias. El siguiente proceso vital es la conservacién. Se trata de la fa- cultad del organismo de mantener y continuar las formas y las fun- 15 ciones en el tiempo, vale decir, evitar que decaigan. La cicatrizacion de heridas también tiene que ver con la conservacién. Podemos ob- servar ademas el proceso vital crecimiento. Junto con la respiracién, el calentamiento, la alimentaci6n, la eliminacién y la conservacién, el crecimiento es un proceso de importancia decisiva. Cuando existe una determinada funcién o forma, la posibilidad de crecimiento sim- ‘plemente se da. De modo que, por ejemplo, en los nifios, formas ple- namente desarrolladas de huesos, pueden seguir creciendo, al igual que los diferentes érganos no permanecen con el tamafio que tienen al momento de nacer, sino que acompajian al crecimiento, sin tener que, por ello, renunciar a sus funciones o a su forma. Por ultimo tenemos el proceso vital reproducir 0 engendrar. En el cuerpo constantemente tienen lugar procesos de generacién o de reproducci6n, cuando determinadas sustancias, ciertas células 0 fun- ciones organicas tienen que volver a ser producidas. La posibilidad de la procreacién una vez que han madurado los organos sexuales, es la consecuencia mis visible de este proceso vital. En los siguientes capitulos expondremos uno a uno los siete proceso vitales del hombre, y demostraremos sus transformaciones. Esperamos que de esta manera se pueda vislumbrar un poco mejor como “fluye a través de nosotros” la vida (Rudolf Steiner), de modo que podamos obtener incentivos para la vida con los nifios en el hogar, para la pedagogia en el jardin de infantes y en la escuela y también para la auto educacién. Los siete procesos vitales en el hombre “La fuerza de vida no es sdlo una. Es necesario diferenciar entre el sentido de la vida, mediante el cual la percibimos y a lo cual me referiré ahora. Yo ahora estoy hablando de la vida misma, tal como fluye a través nuestro; y esto, a su vez adentro de nosotros se dife- rencia de la siguiente manera... Tenemos: 1. respiracion, 2. calor, 3. alimentacion, 4. eliminacién, 5. conservacién, 6. crecimiento, 7. reproduccion’””. Rudolf Steiner en muchas partes de su obra se ha referido a la diferenciacién de lo viviente, pero sdlo en dos partes sefiala los siete procesos vitales. Hablé de cémo estos procesos de lo viviente fluyen a través de nosotros, 0 sea, de cémo “fluye” la vida “a través nuestro”. Contrastan con esto los calmos ambitos de los doce sentidos que — delimitado cada uno de ellos dentro del respectivo organo sensorio—, parten de impulsos espirituales y estan distribuidos en el cuerpo. Los érganos sensorios manifies- tan algo y el yo, que se mueve libremente entre ellos’, acoge sus revelaciones; los procesos vitales, en cambio, pulsan a través de estos Organos y todas las demas conformaciones fisicas del modo mas diferenciado, posibilitando y manteniendo las formas y las funciones corporales. Visto de esta manera, lo etéreo en el hombre obra en siete procesos sobre la formacién de lo fisico, sobre el constante mantenimiento de las funciones vitales, y posibilita con 17 ello la percepcién y el sentimiento que, por otra parte, llegan a ser la base para la formacién del juicio en el yo. Steiner describié por vez primera los siete procesos vitales en cl afio 1910. Por entonces estaba abocado a la tarea de publicar un libro que llevaria el titulo Antroposofia — que, de hecho, recién fue editado mucho mis tarde, pues Steiner nunca pudo decidir una version definitiva. Pero el lugar que ocupa la relacién entre los sentidos y los procesos vitales en los manuscritos, revela el alto valor que Steiner le adjudica a los mismos; ellos, para la relacion del hombre, y sus miembros constitutivos, con el mundo que lo rodea, son de suma importancia. El manuscrito fue publicado con el titulo Antroposofia, un fragmento" después de la muerte de Stei- ner; en el mismo se nos ofrece una profunda mirada de la lucha en su busqueda de un conocimiento vivo y conceptualmente exacto, del ser humano. El hecho de que en 1910 Steiner todavia se basara en diez sentidos y al sentido del tacto y al sentido del yo les adju- dicara una posicién particular, no es relevante para la comprensién de los siete procesos vitales. Pero en esto se ve con qué espiritu de investigador ha avanzado, a través de los ajios, hasta su teoria de los doce sentidos, que recién se le revelé después de un largo periodo de esfuerzos en la investigacién. De hecho, el concepto de los sentidos en la fisiologia convencional también siguié en cons- tante desarrollo, pues alli actualmente ya se esta hablando de nue- ve Ambitos sensorios (ver Anexo, p. 235 y s.). En cuanto a los siete procesos vitales, Steiner pone de relieve que ellos no evidencian una marcada delimitacion entre si, sino que antes bien se superponen en sus procesos, a diferencia de lo que se observa en los diferentes Ambitos sensorios: “El dmbito del gusto, p.e., esta absolutamente separado del sentido de la vista; los dmbitos de los procesos vitales estan mas cerca entre si, ellos se confunden mds. La respiraci6n entra en el proceso del calor y éste en el de la alimentacién”. Los procesos vitales muestran “6rganos que se interrelacionan. Tanto es asi que el pulm6n —el 6rgano respiratorio por excelen- cia— esta en estrecha relacién con los érganos de la circulacion sanguinea que estan al servicio de la generacion de calor; estos, a su vez, confluyen en los érganos digestivos, que corresponden a la alimentaci6n, etc.”!”. 18 A continuacién nos aproximaremos a cada uno de estos procesos vilules por separado, e intentaremos investigar la correlacién que existe entre ellos y la liberacién de facultades animicas. Respiracién La primera expresion en la vida del hombre que comienza al nacer, es respirar. En el cuerpo humano en formaci6n, dentro del vientre materno, los procesos ritmicos transcurrieron mediante la conexién con los procesos vitales de la madre a través del cord6n umbilical; aunque desde la placenta ya fluye la sangre propia del nifio. Con la primera respiracién, el pequefio pulmén comienza a desarrollarse, con lo cual se inicia un proceso de vida independiente de la madre Antes del nacimiento la sangre fluye dentro de una sola corriente y recién con la primera inspiracion, la sangre arterial se aisla de la sangre venosa en el corazén. Al momento de nacer se inicia la co- rrelacion del movimiento pulmonar y la circulacion sanguinea y se genera la relacién entre la respiracién y el pulso. Se comprende entonces por qué la respiracién tiene que ser el pri- mero de los mencionados procesos vitales, porque es ella la que posi- bilita los demas. Sin ella, no puede haber calor propio que no dependa de circunstancias externas, dado que después del nacimiento, la co- rriente sanguinea depende de la respiracién. O sea que la respiracién es a su vez condicién previa para el calor propio en el organismo. Y, como para la alimentacion y para la eliminaci6n tiene que ser genera- do calor en los lugares de la actividad metabdlica, el calor también es condicién previa para la alimentacion y la eliminacién, y las mismas son, a su vez, condicién previa para la conservacién, etc. Observado desde el punto de vista de los siete procesos vitales, el proceso respiratorio es, por lo tanto, condicién previa basica para la vida del hombre. Si este proceso falla, en el transcurso de pocos minutos, el hombre pierde la posibilidad de mantenerse con vida. Nuestros estados de conciencia estén directamente relacionados con el proceso respiratorio, puesto que con la inhalacién y la exhalacion, nuestro ser animico-espiritual (del griego pneuma ~ aire / espiritu) oscila entre fijar y soltar nuestro cuerpo viviente. Al observar las sustancias basicas contenidas en el aire, pode- mos encontrar datos numéricos muy interesantes. Alrededor del 19 78% del aire inhalado es “materia aérea’”, nitrégeno, que en medi- cina ha sido poco investigado Alrededor del 20% del aire es oxige- no, la “sustancia vital” que —de forma completamente individual— es inhalada por cada persona y llevada a la sangre. Incluso los niftitos muy pequefios (p.¢. en la 25° semana) ya demuestran la presencia de su individualidad, dado que si el contenido de oxigeno en el aire es demasiado alto (aunque sca minimamente), se les desprende por ejemplo la retina en el ojo, o surgen hemorragias cerebrales. ; La “materia terrena” carbono ha sido intensamente investigada ~a la par del oxigeno-, a pesar de que el porcentaje en el aire inha- lado es muy bajo (en una milésima proporcion). Se conoce su rela- cién con nuestro estar despiertos y también su efecto letal cuando se inhala un exceso de mondxido de carbono. Sabemos asimismo que mediante el acido carbénico se forma el carbonato de calcio en nuestros huesos. i Inmediatamente después del nacimiento se produce la inhala- cién. La presién que ahora se produjo sobre el pulmén, vuelve a ceder y se produce la primera exhalacién. Figura 1 a la izquierda.: pulmén y corazén de un lactante’ Figura 2 a la derecha: el pulmon de un nifio de dos afios (el corazén esta parcialmente cubierto por la glandula timo). 20 Ahora la circulacién sanguinea depende de la respiracién, dado que inmediatamente se ha creado una dependencia de la provisién de oxigeno. A su vez comienza la excitabilidad animica y capacidad sensible, dado que de alli en mas habra un intercambio constante en- tre el adentro y el afuera — una imagen fisica de la facultad animica del hombre. Al nacer, el pulmén, desde luego, es ain muy pequefio; no sdlo porque el lactante es pequefio, sino porque, en relacién, el pulmon también es muy pequefio. Los pequefios lébulos apenas rodean al pequeiio coraz6n (fig. 1). En consecuencia, el aire que puede ser inhalado es relativamente poco. En el transcurso de la infancia, el crecimiento de los lébulos pulmonares evidencian una marcada tendencia a lo largo. A los dos aiios, la relacién entre el tamafio del pulmén y el tamafio del cora- zon ya es muy diferente (fig. 2). El volumen pulmonar al nacer es de aproximadamente 1 1, mientras que en un adulto es de 4 a 6 1 (los deportistas profesionales pueden llegar a desarrollar un volumen pulmonar mayor). Esta asi denominada capacidad total del pulmén, no es utilizada integramente para la respiracion. Mientras que a un lactante le alcanza un volumen de inhalacién de 20 a 50 ml, un adul- to necesita inhalar aproximadamente 500 ml. bronquio det Iobulo superior Bronchus lobaris 5 oes bronauio del bronguio del rs H Jébulo inferior Iobulo inferior medio A Fig. 3: Pulmén adulto, con laringe, trdquea y drbol bronquial'’. 21 Los adultos podemos aumentar el volumen de aire que inhalamos hasta 2 — 2,5 | y exhalar volitivamente 1 a 1,5 | mas, al cabo de la exhalacion normal. De alli se desprende que la respiraci6n es un proceso delicado, y que esté supeditado a variaciones. Desde esta observacién se puede apreciar claramente que el tipo de respiracién condiciona la incorporacién de lo animico-espiritual. Cuando mas profundamente pueda ramificarse en el organismo el aire de la respi- racion, tanto mayor es la vivencia del propio yo. E| lactante tiene menos ramificaciones en los bronquios y menor cantidad de puntos de contacto entre el aire de la respiracién y la sangre en las ultimas ramificaciones pulmonares (los alveolos) que un nifio en edad escolar. La cantidad de estos alveolos aumenta dras- ticamente en la época pre-escolar y en la edad adulta la superficie pulmonar Ilega a ser muy grande (aprox. 70 — 80 m’, a veces mas), sobre ella se reparte, en un espacio reducido, el aire respirado. O sea que el asi denominado arbol bronquial, con sus troncos, ramas y ramificaciones cada vez mas pequefias (20 ~ 23 ramificaciones, ver figura 3), es una formacién organica que se desarrolla lentamente. Se estima que en el momento del nacimiento en el pulmén del bebé “sdélo” hay un tercio de los 300 millones de alveolos (j!), que se su- pone tienen las personas adultas. Podemos entender entonces la in- dicacién de Steiner, en cuanto a que una “adecuada relacién”!” (GA 306) entre respiracién y pulso es la condicién fisica fundamental para la vivencia del yo. Esta condicién fundamental, de cuatro pul- saciones por cada respiracion, en la mayoria de los casos se da por primera vez en el noveno 0 en el décimo afio de vida, posibilitando de esta manera la vivencia animica de la propia personalidad, que con la crisis del décimo afio de vida, el asi denominado Rubicon'*, * Con el término “Rubicén” se describe el paso evolutivo de la personalidad. Donde antes, desde la fase del capricho —entre el afio y medio y los tres afios y medio — sdlo hay una conciencia del yo simple, ahora aparece una autentica vivencia animica de Ia propia personalidad, que entre otras cosas también sc evidencia por el hecho de que el nifio ahora toma conciencia de la diversidad de las diferentes individuali- dades, de su propia transitoriedad y a veces concientiza ciertos motivos de vida y aprende a dudar. Nota la falibilidad de los modelos hasta entonces no cuestionados y el impulso de la imitacién se repliega claramente, dando lugar al seguimiento de autoridades de propia eleccién que venia imponiéndose lentamente desde los siete afios. La corriente antipatica en el alma, con la formacién de Ia representacién y de los conceptos y la ocasional oposicién, que seguir incrementandose hasta la puber- tad, ahora, por vez primera, se opone a la simpética entrega al mundo, El témino 22 se afiade a la mera conciencia del yo propio, como una autentica vivencia animica. Donde antes la respiracién habia sido mas rapida y la sangre tenia que pasar rozando el pulmén més que cuatro veces (1:5 hasta 1:6), ahora, alrededor de los nueve afios, se llega a la saludable re- lacion de 1: 4. Pero esto sucede gracias a que el pulmén ahora —por haberse ramificado de la manera descripta, habiendo crecido a lo largo— puede aportar suficiente oxigeno (y nitrégeno). Por lo demas el abanico de ritmos que se superponen es grande: En el sistema nervioso se dan ritmos de entre 0.001 y 0.1 segundos. Aqui la intensidad de impresiones tales como calor, frio, dolor, co- lor, sonidos, etc., son conducidos al cerebro desde los distintos im- pulsos nerviosos'* en lapsos de tiempo mas o menos largos. En el sistema ritmico de la circulacién sanguinea, la respiracién fisica, el peristaltismo, etc., los ritmos van de entre 150 frecuencias por minuto a una frecuencia por hora. La oscilacion arterial basica poco conocida~ es de 150 frecuencias por minuto, el pulso oscila entre 40 y 240 pulsaciones por minuto y, correspondientemente, la cantidad de respiraciones va de entre 10 a 60 por minuto. La presién sanguinea oscila dentro de un ritmo de 10 segundos y en el estémago se superponen tres ritmos peristalticos: Una onda peristaltica pasa tres veces por minuto por el estémago, desde arriba hacia abajo, para digerir la masa-quimo y conducirla hacia el duodeno; cada tercera onda, es decir, una vez por minuto, podemos observar una contrac- cién muscular un poco mas pronunciada; ademds, una vez por hora, en el estomago se produce una tinica onda peristaltica lenta. En el intestino delgado, la frecuencia peristaltica es de 12 por minuto”. Las ondas de las fases de suefio nocturno” y la tendencia al adormecimiento diurno se mueven dentro de un ritmo de alrededor de noventa minutos (ritmo ultradiano) y el cambio entre vigilia y suefio, los ritmos de las actividades metabélicas en el higado y la vesicula, como asi también los innumerables ritmos corporales de la sensibilidad para con el dolor, la composicién sanguinea y urinaria, “Rubicén” hace referencia al histérico paso de Julio César, quien, habiendo sido expulsado del imperio romano, cruzé el limite hacia el interior desde afuera, el rio Rubicén para la toma del poder del anhelado reino, Este paso de la evolucién huma- na, el de empujar desde afuera hacia la region de la propia supremacia, se produce como vivencia animica aproximadamente a los 9 afios de edad, cuando en el camino hacia la adultez, conquista el mundo de la vivencia de la propia personalidad. 23 la capacidad de reaccién y muchos otros, suceden en un ritmo de 24 horas (ritmo circadiano)”, En cuanto a la armoniosa relacién entre respiracién y pulso, cabe agregar ademas, que no se trata de un ciclo rigido. Antes bien se trata de un promedio entre respiraciones y pulsaciones en estado de calma. Esta relacién en los adultos también varia mucho dependiendo del esfuerzo fisico y animico, y en la mayoria de los casos, esa relacién exacta de 1:4 sdlo se presenta durante el suefio profundo. Ademds, en el desarrollo infanto-juvenil, después del décimo primer aio de vida, en el “saludable” ritmo respiratorio ~a raiz de la aproximacién a la pubertad— se vuelve a presentar un trastorno. En ese momento, a veces aparecen relaciones de 1:3. Aqui, en la frecuencia de las pulsaciones, se pueden ver claramen- te las huellas del enredo en la corporalidad terrenal. Después de la respiracién externa, brevemente esbozada, se inicia la respiracién interna, dentro del organismo. La sangre transporta los gases inhalados —oxigeno, nitrégeno, didxido de carbono y otros gases en finisimas diluciones~ a través de las ar- terias hacia los érganos internos, los Organos sensorios, los miis- culos, etc., donde luego acontece la respiracién celular. Alli es donde las células asimilan lo necesario para su supervivencia, en- tregando a su vez a la corriente sanguinea venosa, los productos metabdlicos finales. También aqui, tal como ya hemos menciona- do al principio, se puede notar el obrar colindante y superpues- to de los diversos procesos vitales. El metabolismo celular, con sus procesos de nutricién, de eliminacién y de conservacién, que luego también son fundamento para el crecimiento y la division celular (reproduccién/gestacién), no puede ser logrado sin el pro- ceso respiratorio previo, con el aporte de oxigeno y la eliminacion de diéxido de carbono y sin una adecuada temperatura corporal (calentamiento). Este proceso de interiorizacién de la respiracién en relacién con la individualidad, lo podemos observar también en conexién con la respiracién y la estructuracién del esqueleto. Partiendo de las disposiciones heredadas, el nifio reconstruye su propio cuerpo fisico. La forma del esqueleto es determinada preponderantemen- te por el movimiento, cuyo tono es a su vez modelado (hipo-tono, hiper-tono) por la respiracién. 24 Fl modo como la persona (per-sono resonar) resuena configura- livamente a través de su cuerpo, depende directamente de la relacién con la respiracién. Cuando el nifio recién nacido esta despierto, sus Mlisculos son preponderantemente hiperténicos, vale decir que es- tin tensos, cl nifio esta completamente inspirado; cuando se duerme, us misculos estan plenamente relajados. Esta relacion polar, se mo- difica intensamente en el curso del primer afio de vida. En una per- siona que est4 caminando, se genera una relacién con la musculatura en funcién sostenida: un tercio de la musculatura esta en tensién, un tercio esta relajada y, el tercio restante, que esta en estado medial, se pone a disposicién para el flujo del movimiento. El obrar del proceso respiratorio y su efectividad puede ser reconocido en el cambio del esqueleto del recién nacido hasta llegar a la edad adulta. En la cabeza del recién nacido todavia no ha comenzado la for- macidn de las cavidades de los senos paranasales y del seno frontal, estas cavidades recién se forman mediante los proceso de pneumati- zacion en los primeros siete afios de vida. La columna vertebral del recién nacido, con su leve curvatura en, forma de hoz, todavia no esta en condiciones de mantenerse erguida; dentro del ritmo que le es propio, en lo que hace al tiempo de desarrollo del propio movimien- to, mediante diferentes progresos del mismo, el nifio configurara la tética adecuada de la columna vertebral, siempre dependiendo del tono muscular que lleva la impronta de la respiracién. Alrededor del tercer afio de vida, se yergue la cadera y el pequefio vientre ya no se extiende hacia el mundo con cada respiracién. Posicién y forma del estémago dependiendo del habito corporal E.Hiperiénico _ E, Ortotonico _- E. Hipoténic E. Aténico ; 23 Fig, 4: Diferentes formas de estémagos en personas adultas 25 Ahora, la respiracién se modifica de manera drastica; por la ritmica oscilacién del diafragma, se “separan” el hombre superior del hom- bre inferior y despierta la conciencia del yo. Por la internalizacién de la respiracion, las costillas, que inicialmente estuvieron en posicién horizontal, descienden hacia la fuerza de gravedad de la Tierra, pre- sentando la forma de la caja torcica, que luego sigue creciendo en esa forma. En lo que sigue, se van configurando los miembros, lo cual puede ser observado en especial en las piemas que cambian esa leve tenden- cia hacia la O, a una leve tendencia a la X, hasta que, si todo sigue su curso normal, las piernas del nifio, a los cinco o seis afios, quedan de- rechas. Mediante una trans-configuracién de los pies en un doble arco, el hombre se eleva otro peldafio de la gravedad terrestre; en un caso ideal, el tend6n de Aquiles, se ubica en Angulo recto hacia la tierra. Asi es como partiendo de la constitucién y del flujo del movimien- to podemos, practicando, ir reconociendo el proceso respiratorio; toda tensién animica, estrés, sobre-exigencia y otros, pueden irritar esta re- lacién que esta en tensidn. Dado que muchos érganos consisten preponderantemente de teji- do muscular, es evidente que las formas organicas que se van configu- rando en los primeros afios de vida, al mismo tiempo son influenciadas por los procesos respiratorios. Por supuesto, en la constitucién de los érganos, también ejerce un rol la herencia. Los cambiantes procesos respiratorios, que también se producen por la vivencia del entorno —la imitacin de los adultos y la reciprocidad con el clima animico— parti- cipan de esa configuracin, otorgandoles una forma particular y propia en los primeros afios. Aqui la individualidad juega un rol esencial en c6mo puede manejarse dentro de las influencias existentes. Esa forma constitutiva, permanecera a lo largo de todo el futuro crecimiento. La relacion fluida con el mundo. Respiracion animica y espiritual Con lo hasta aqui referido, hemos podido observar que el hombre, por tratarse de un ser animado, constantemente tiene una “relacién que respira” con el medio circundante. El esfuerzo fisico, las alegrias 0 las preocupaciones, como asi también el tipo de participacién espiritual al estudiar o al reflexionar, requieren que la respiracién sea sana, y que 26 esté a la altura de la situacién. Cuando se realiza un intenso trabajo fisico o en el caso de una actividad deportiva, inmediatamente la res- piracién se acelera, aumentan las pulsaciones por respiracién, con lo cual llega la cantidad de oxigeno necesaria a la sangre. Por otra parte, la alegria, el miedo, un shock, o sumergirse en una meditacion, desde el polo animico, o bien espiritual, promueven fuertes cambios en la respiracion. Esta correspondencia respiratoria con el mundo que luego también puede, desde lo animico y lo espiritual, originar una expresién fisica en la respiracin corporal, nos muestra en qué medida cl hombre como un todo, es un ser que respira y como la respiracién es un proceso en constante transformacién. El margen de pulsaciones por minuto varia entre 40 en situacién de descanso (a menudo en la pubertad) y 240 en situaciones de maximo rendimiento (por ejemplo, deportistas de muy alto rendimiento). El margen de las pulsaciones por respiracién va desde 1:2,5 hasta 1:10,3, 0 mas”. En lo que hace a la respiracién animico espiritual, se podria agre- gar un recorrido en la investigacién del apego, combinado con la in- vestigaci6n cerebral; este campo que es de verdad muy abarcante, lo dejamos para el lector pues nos alejaria mucho de la propuesta aqui esbozada. Sélo cabe sefialar la estrecha relacién que existe entre la atmésfera dentro del comportamiento del apego y la posibilidad de aprender a respirar sanamente, al igual que la configuracién de la co- nexi6n dentro de nuestro cerebro como base de nuestra capacidad de percepcidn’>. Encarnacion del proceso respiratorio En el desarrollo infantil sucede que el proceso vital respiracién pau- latinamente tiene que ir alcanzando a la corporeidad. Tal como hemos dicho, el aire que inhala y exhala el lactante es relativamente poco. El ritmo respiratorio es més acelerado y la frecuencia de las pulsaciones, como asi también la relacion entre respiracion y pulso, es mas elevaday En estado de vigilia, aumenta la propensién a que la respiracién se altere ante impresiones sensorias y estrés animico. Por ello, a través de la piel tiene lugar un atin mayor intercambio de oxigeno y de calor, ra- On por la cual en el caso del lactante podemos hablar de una relacion respiratoria hacia el mundo que atin no ha penetrado tan profundamen- 27 te a la corporeidad, sino que petmanece en la periferia. La plasmacion corporal de esta constitucién del lactante se evidencia en la incompleta configuracién del pulmén (fig. 1 y 2) y en su piel, comparativamente delgada y traslicida. Pero hay algo mas, que esta apenas dispuesto en el cuerpo del lactante: los ritmos fisicos. El hombre es un ser que respira, no solo en lo que hace a su respiracién pulmonar (fisica), a sus im- pulsos animicos (astral) y a su actividad espiritual (yo), también respira en el ambito de las funciones vitales (etéreas). La respira- cion —observada como un proceso— no sélo comprende al pulmén y ala circulacion sanguinea, ella entra, a modo de ritmo, en todos los procesos vitales. En cierto sentido, el estémago y el intestino también respiran. Sdlo que no se trata de un respirar en el sentido habitual, sino del respirar del proceso de la vida que alli se eviden- cia a modo de peristaltismo. El ritmo de suefio y vigilia, como asi también los muchos ritmos que dependen del mismo, por ejemplo, la sensibilidad al dolor y al frio, la composicién de la sangre y de la orina y todas las demas fun- ciones organicas”* de desenvolvimiento ritmico, son procesos respira- torios, pues van alternando entre actividad y reposo, entre contraccién y expansion. En el nifio, estos ritmos corporales atin no han madurado. Recién los tiene que aprender, o mejor dicho: tienen que ir madurando lenta- mente las condiciones que posibiliten la incorporacién de los procesos de la vida en la corporeidad. Cuando nace, el nifio todavia es muy a-ritmico. No conoce ni dia ni noche, y tampoco los bien intencionados propdsitos de los padres que se encuentran con un lactante que no tiene sensibilidad alguna para con los ritmos de alimentacién, los que ira aprendiendo poco a poco, al igual que la disposicién para con el dia y la noche, y a parti- cipar de la misma. Esta ausencia de ritmo, se evidencia asimismo en los procesos di- gestivos de los lactantes. A veces el pafial se Ilena solamente dos veces al dia, otras veces en cinco oportunidades. Las eliminaciones regulares de orina y deposiciones llegan a normalizarse recién en el curso de la infancia. Esto significa que los ritmos fisicos comprendidos a modo de procesos respiratorios, dentro del organismo recién ingresan poco a poco en el domino de los 6rganos y sus funciones. 28 Visto asi, se trata de ritmos del cosmos que en el curso de la in- fancia se van incluyendo en el cuerpo de manera tal que se convier- ten en ritmos corporales. Sucede que el cuerpo mismo, en principio, sigue un ritmo de 25 horas, que estd determinado genéticamente. Cuando observamos curvas de suefio en lactantes que en su tiempo de dormir no son influenciados desde afuera, se puede ver que ese tiempo a diario se desplaza una hora”. Incluso los adultos, si durante algtin tiempo permanecen en una recdmara aislada sin poder diferenciar entre claridad y oscuridad, y sin reloj, vuelven a entrar en un ritmo de 25 horas, genéticamente predeterminado’’. Este ritmo suefio/vigila de 25 horas, también genera un ritmo de 25 horas en todas las funciones orgdnicas cuyos ritmos son diarios (ver mas arriba), en la digestién, el higado, la vesicula, etc. La supe- raci6n de este ritmo-lunar heredado, por un ritmo solar de 24 horas, es una conquista educativa cultural que también el adulto tiene que levar a cabo constantemente en si mismo para no salirse de una rela- cin saludable dia / noche y también para con el medio circundante. Recién el ritmo solar produce ritmos saludables en el interior del cuerpo, razon por la cual la pedagogia Waldorf le otorga tanto valor aun curso del dia ritmicamente articulado y pleno de sentido, tanto en el hogar como en el Jardin y la escuela. Cada vez son mas los estudios que corroboran estos conocimientos, suministrando cada vez mas informacién en cuanto a los efectos nocivos de los trabajos nocturnos y de los trabajos por turnos”’. Los requisitos que ~a partir de estos conocimientos— surgen para la pedagogia, serdn tratados en el capitulo “Los siete procesos vita- les en la pedagogia” (ver p. 146 ss.). Respiracién, condicién para la encarnacién A esta idea del aprendizaje del “correcto” respirar y dormir, Rudolf Steiner la ha ubicado al comienzo de sus conferencias sobre el estudio general del hombre dadas en Stuttgart en el afio 1919: “Entre todas estas relaciones que el hombre tiene con el mundo exterior, la mas importante es la respiracién...Cuando observamos al nifio, en lo que hee a su ser, tenemos que decir que el nifio todavia no ha aprendido a Yespirar de manera tal que la respiracién pueda sostener correctamente 29 el proceso neurosensorio.., Pero hay otra cosa que el nifio no domina correctamente y sobre lo cual tenemos que trabajar para crear armonia entre los dos miembros del ser, entre el cuerpo fisico y el alma espiritu. Lo que el nifio no domina correctamente al comienzo de su exis- tencia puede llamar la atencién que lo que tenemos que resaltar en lo espiritual, parece estar en contradiccién con el orden mundial ex- terno— es llevar a cabo debidamente, el cambio entre el suefio y el la vigilia. .. todavia no puede con aquello sobre lo cual se basa el dormir y el estar despierto”™”. ; ; EI nifio, tan pronto nace, duerme dieciséis horas y mas; la investi- gaci6n del suefio confirma empero que la proporcién del suefio-REM, con musculatura tensa, veloces movimientos de los ojos, e intensifica- da tendencia a tener suefios (RE=Rapid eye movement = movimiento rapido de los ojos) en los lactantes es de aproximadamente el 50% ¥ pasando la infancia, luego en la edad adulta, desciende a un porcentaje de alrededor del 20% o menos (ver fig. 5). : De modo que la declaracién medular de la primera conferencia de El estudio del hombre, en cuanto a que los miembros animicos y espirituales del ser del hombre, se conectan muy lentamente con los miembros del ser fisico, llega a ser, por ende, un pedido concreto a la pedagogia antroposofica, en el sentido de hacer posible una correcta respiracién y un bien dormir con el propésito de que pueda ser lograda esa conexi6n de “alma-espiritu y cuerpo-fisico”. Fig. 5: relacién entre fases REM y NO-REM en el suefio". 30 Cuando la alternancia entre la vigilia y el suefio es comprendido como una expresién del proceso vital respiracién, que lentamente se va incorporando en el cuerpo, entonces, desde el punto de vista de los siete proceso vitales, se ha logrado profundizar la comprensién de la tematica en el aprendizaje de la respiracién y el dormir, men- cionado en la primera conferencia de El estudio del hombre. Cuando ahora retomamos la idea de que lo etéreo une al cuerpo fisico con lo animico espiritual del hombre, quedar4 en evidencia que tiene que haber un contexto entre la integracién de un proceso de vida en el cuerpo y las facultades animicas que de alli emanan. Trataremos de comprender este pensamiento a partir de los Pprocesos respiratorios. Desarrollo infantil y transformacién de la respiracion Al contemplar al desarrollo infantil bajo el aspecto de la Tespira- cién, podemos constatar que durante la primera época de la vida, la respiraci6n tiene que ser aprendida de manera puramente corporal, a lo cual tenemos que incluir —de acuerdo con las reflexiones antes mencionadas~ las fases del suefio. En el transcurso de la infancia se podra comprobar que este proceso respiratorio, lentamente se torna cada vez mas auténomo. Cuanto mayor es el nifio, tantas menos veces se sobresalta du- rante el suefio a causa de un crujir en el piso p.e., con tanta menor frecuencia entra en una disnea en ocasién de una tensién emocio- nal del entorno y, tanto mayor es la medida en que puede elevarse Por sobre su corporeidad, para tener primeras experiencias que se desatacan de las sordas experiencias, no accesibles a la conciencia, de las primeras semanas de vida. Lo primero, es la fijacién de un objeto con los ojos, luego sigue el control de la musculatura de Ja nuca al levantar la cabeza, por asi decir, “consciente”, el gi- rar, el avanzar cuerpo a tierra, el gatear, el sentarse, y finalmente, el erguirse. Mediante la paulatina toma de posesién del cuerpo, se va Ilegando a la superacién de los modelos de movimiento de la primera infancia, lo cual se encuentra en relacién directa con la respiracion. Todo esto puede acontecer tnicamente cuando la respiracién sucede de manera tan estable que en el cuerpo queda fuerza para la percepcién propia. 31 E] juego conjunto de la percepcidn con los sentidos inferiores preponderantemente, (sentido del tacto, sentido de la vida, senti- do del equilibrio, sentido del movimiento propio”) y de la respi- racion, puede ser muy bien reconocido en el despliegue corporal durante los primeros meses de vida. Cada.nijio, prestando atencién a cémo “resuena”, encuentra por si mismo, su modo propio en el movimiento. Y, justamente, tomando en cuenta el equilibrio entre la tensi6n y la relajacion que se va desarrollando con creciente in- tensidad en torno al movimiento, se hace visible el proceso respi- ratorio en su repercusion y consecuencia. El juego con los objetos que a partir de alli se va desplegando, muestra la facultad de poder orientar la atencion en cada vez mayor medida al medio circun- dante. En esto, desde un comienzo, debe ser tenido en cuenta que Ja posibilidad de la percepcién depende de la respiracién, también desde el punto de vista neurolégico. En cuanto a la atencién, mas tarde se suma otra capacidad que faculta a los nifios del jardin de infantes a prestar atencion a las pa- labras de los adultos, contemplar un objeto por mas de un minuto 0 dos y hasta logran escuchar con calma un cuento corto. En el trato con nifios del jardin de infantes, nos damos cuenta enseguida que aquellos nifios que respiran armoniosamente, de modo uniforme y con calma, pueden adoptar el ritmico curso del dia, pueden ir a jugar y estar dispuestos para el recogimiento en ocasién de comer, de cantar y de escuchar un cuento. Y que aquellos nifios que dan la impresion de quedar sin aliento, rapidamente pierden la seguridad frente a cualquier movimiento en la sala y a todos los procesos en su entorno acompafian con movimientos 0 comentarios, ain no estan en condiciones de inhalar y exhalar animicamente los acon- tecimientos del mundo. Ellos, por decirlo de esta manera, ain se encuentran intensamente ocupados, en Ilevar debidamente a cabo Ja respiracion y los procesos ritmicos del cuerpo, raz6n por la cual alin no disponen de la fuerza suficiente para una determinada aten- cion. La incorporaci6n del proceso vital respiracién, condiciona la liberacién de determinadas facultades animicas. O sea que aqui hemos tratado de mostrar la correlacién de la facultad del pensar, de la representacién y de la memoria del hombre con las fuerzas etéreas, desde uno de los procesos vitales, a saber, la respiraci6n. 32, Los aspectos aqui descriptos de una respiracién que se transfor- ma, de la incorporacién de los ritmos corporales a los érganos me- diante el respirar, de la vigilia y el suefio, asi como de la ‘floracién’ de facultades animicas después de este lento anclaje del proceso vi- tal respiracién, entre otros, plantea la cuestién sobre cl sentido mas profundo de este desarrollo extremadamente lento, en comparacién con el de los animales. El primer punto de vista de una respuesta en cuanto al sentido de precisamente este desarrollo, seguramente es la necesidad de asir uno mismo procesos vivos para, como ser huma- no, poder obrar no solamente desde el instinto, sino, al cabo de un tiempo largo de desarrollo, ir madurando y, con la mayoria de edad, llegar a la libertad. Este, en el caso del hombre, es el resultado de la presencia del yo. Esta necesidad de que un yo se tenga que confron- tar con todos estos procesos plenos de vida, no se da en el caso de los animales. Un segundo punto de vista, que aqui se agrega a modo de com- plement, es la necesidad de un desarrollo sin exigencia de atencién y capacidad de concentraci6n en los tres primeros afios de vida. El despliegue de las facultades humanas fundamentales de caminar, ha- blar y pensar, requiere ademas, el estar sujeto del nifio en la Tierra a los ejemplos que caminan, hablan y piensan en su entorno, el estar Sujeto al amparo de seres superiores. Los tres primeros afios se ca- racterizan preponderantemente por el hecho de que el nifio desarro- lla estas tres facultades, exclusivamente humanas, sin la conciencia despierta, y, por lo tanto, sin la conciencia del yo. El caminar, el hablar y el pensar (en esto no nos referimos a una capacidad de re- Presentaci6n abstracta, sino a la capacidad de conectar los diferentes contenidos del mundo: “Panadero masa pan — mama amasa pan — entonces jmamé es panadero!”) en cierto modo le son obsequiados al hombre por las tres jerarquias angélicas inferiores. Rudolf Steiner describe la facultad del poder erguirse y de poder caminar como re- sultado del obrar de los Arcai, la facultad de poder hablar y acceder ala lengua materna, como resultado del obrar de los Arcangeles, y la facultad del poder pensar, como resultado del obrar de los Angeles®, Pero estos “dones del ciclo” requieren la proteccién de una concien- cia del yo despierta, orientada hacia la Tierra, que se dedica a las circunstancias terrenales atenta y concentradamente. Estos son los afios en los cuales puede desplegarse para el desarrollo, la eficacia 33

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