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MTA TE Wa F ELEMENTOS DE LINGUISTICA 1998 , «“ JA. AncenT2 Ginaur eS, Batart Raver A. Bastaross Bosna « J. Busquets Ricar R. Cernd Masso « M.”T. Espinat Farré C. Herwanorz Sactustin « A, Lopez, Garcia J.Lusrerer Borx « J.C, Moreno Canis ‘M, Prutionosa Tomas « E, Ripauro ALoNso K. Rovazrx Amusarecr « J. Vina Vitara C. Marin Vioe (ed.) OCTAEDRO UNIVERSIDAD ——— TEXTOS —— 13 EL LENGUAJE Y LA CULTURA: LINGUISTICA Y ANTROPOLOGIA por Joan A. ARGENTE GIRALT EL LENGUAJE EN SU CONTEXTO SOCIOCULTURAL: ANTROPOLOGIA LINGUISTICA Y LINGUISTICA ANTROPOLOGICA Como hemos visto, Ia lingiifstica adopta un punto de vista reduccionista en su aproximacién al lenguaje como objeto de estudio, concibiéndolo como un sistema au- ténomo, que puede estudiarse independientemente de los hablantes y de sus determi- naciones histéricas, sociales y territoriales, asi como de su funcién comunicativa. Des- de este punto de vista, el Lenguaje se identifica con un conjunto estructurado de formas lingitisticas cuya ocurrencia en el habla se rige por regularidades distribucionales pre- cisas y cuya combinacién segiin esas reglas da lugar a significaciones lingitisticas espe- cificas —se identifica, es decir, con su sistema, estructura o gramatica, Describir ese sistema para cada lengua y explicar por qué tales sistemas son como son es el objetivo de la lingiiistica. Por su parte, tanto la sociolingiiistica como la antropologia lingiifsti- ca adoptan un punto de vista ecolégico, por el que conciben el lenguaje en su contex- to social y sociocultural, y etol6gico, por el que lo conciben como una actividad hu- mana entre otras actividades. La diferencia entre estas dos tltimas disciplinas es que la primera se centra mas en el contexto social y la segunda lo hace en el contexto socio- cultural. En este sentido, el estudio de las relaciones entre lenguaje y cultura compete propiamente al —o se ha desarrollado propiamente en el— mbito disciplinar de la an- tropologfa lingtifstica, La antropologia lingiiistica es aquella rama de la antropologia —o ciencia general del hombre y de sus relaciones con el medio— que se ocupa de forma especifica del len- guiaje humano. Su relacién con la lingiiistica ha sido siempre estrecha, hasta el punto de que a menudo se Ia confunde con la «lingiiistica antropoldgica 0 se la denomina ast», Sin embargo —y.en la medida en que ello fuere un mero problema terminoldgi- co—, seria preferible usar el término de «antropologfa lingitisticam, por cuanto el de «lingiiistica antropolégica» es, cuando menos, redundante. Si, como hoy admiten los lingitistas, el lenguaje es un fenémeno especificamente humatio y la lingiiistica estudia precisamente este fendmeno, careceria de sentido adjetivar el término que la designa de aquel modo. Hacerlo seria tanto como hablar de «biologia de los seres vivos» o «mi- neralogia de los minerales», Claro est gue en el uso real que de aquella etiqueta se ha hecho no se ha querido designar algo semejanite sino antes bien la lingiiistica realizada 362 ELEMENTOS DE LINGUESTICA por antropélogos {o en funcién de la antropologia) —muy en primer lugar aquella que en Norveamérica se asocia a la tradicion académica que representan los nombres de F. Boas (1858-1942), E. Sapir (1884-1939) y B. L. Whorf (1897-1941). En este sentido, clingiistica antropolégica» ha venido a identificar usa determinada manera de conce- bir y practicar la lingiiistica, asi como un conjunto de problemas, ideas y métodos ela- borados en el contexto de dicha practica y concepeién. Con todo, la disputa careceria de importancia si uno se aviniera a reconocer que, al fin y al cabo, hacer lingitistica nunca deja de ser una manera de hacer antropologia. ‘A efectos expositivos, en el presente capitulo examinaremos, en primer lugar, la aportacién de la denominada lingitistica antropolégica y, en segundo lugar, la de la an- tropologia lingitistica a la cuestion que nos ocupa. 2, LALINGUISTICA ANTROPOLOGICA Y SU CONTRIBUCION AL ESTUDIO DEL LENGUAJE La lingitistica antropolégica se ha desarrollado, pues, como disciplina en Nortea~ mérica, en cierto modo como consecuencia del contacto de investigadores de origen europeo con las poblaciones indigenas. El conocimiento analitico y practico de las len- guas amerindias se convirtié en una necesidad estratégica para los antropélogos, una necesidad no s6lo instrumental o metodolégica sino también substancial, por cuanto aquel conocimiento no s6lo era la puerta de acceso al objeto de estudio —las formas de vida y de cultura indigenas— sino que formaba parte del mismo. A su vez, el andli- sis de las lenguas amerindias contribuyé en gran medida al desarrollo empizico y con- ceptual de la lingiiistica en sus diversas ramas y especialidades. En efecto, ademas de aportar un cimulo de nuevos datos que incrementaban el co- nocimiento de la diversidad lingiifstica humana, el estudio de las lenguas amerindias y de su problematica obligé a plantearse cuestiones metodoldgicas y teéricas nuevas 0 a reconsiderar las ya conocidas bajo una nueva luz, tanto en él terreno de la lingitistica histérica como en el de la lingiiistica descriptiva. A modo de ejemplos citaremos, en el primero, los problemas relatives a la clasificacién de las lenguas y a las influencias in- terlingiiisticas: en el segundo, la revisién de la tipologia estructural vigente y la critica de sus elementos ideoldgicos subyacentes. 2.4. LA CLASIFICACION DE LAS LENGUAS YY LAS INFLUENCIAS INTERLINGUISTICAS Uno de los primeros objetivos que se fij6 la lingilistica antropologica fue el de la clasificacion de las lenguas amerindias, el de poner orden en un universo lingiiistico complejo y muy distinto de otros mejor conocidos y descritos por entonces. AAl tratar- se en su mayoria de lenguas de tradicién oral —esto es, carentes de escritura—, tanto para elaborar su clasificacién como para reconstruir eventuales protolenguas el lin- giiista debia aplicar el método comparativo a datos de lenguas habladas por entonces, es decir, debia valerse pura y simplemente de dicho método (disponiendo a lo sumo de ocasionales descripciones realizadas por misioneros desde el periodo colonial}. Si bien ello no era en principio obstaculo alguno para alcanzar su objetivo, lo cierto es que en : LINGUISTICA ¥ ANTROPOLOGIA 363 13. EL LENGUAJE Y LA CULTUR, el estudio de las lenguas indoeuropeas los lingitistas del xrx se habian valido en primer lugar de datos escritos y que en muchos casos la evolucién de una lengua —y en oce- siones la reconsteuccién de una protoleagua (como muestra el caso del protorroman- ce y el latin)— podia no sélo inferirse de la comparacién sino incluso verificarse docu- mentalmente. No en vano la lingiiistica indocuropea era hija de Ia filologia; esta relaci6n era mucho mas tenue o apenas inexistente para la lingiiistica americana. Por otra parte, el modelo de que disponian los lingitistas dedicados a la clasificaci6n yal estudio de las lenguas amerindias era el que les proporcionaba Ia lingiiistica indoeu- ropea, es decir, el de la clasificacién genética, y ésta se basaba en una determinada con- copeién de la evolucién lingiiistica. Esta concepcién consiste en la idea del desarrollo li- neal de las lenguas, segiin la cual la evolucion lingiiistica es un proceso de diferenciacién gradual y progresiva a partir de un origen comin, tal como queda viswalmente reflejada en un Arbol genealégico. Un arbol genealdgico no expresa otra cosa que el conocimien- fo que, en un momento dado en el desarrollo de la lingiiistica histérico-comparativa, se tiene de las relaciones genéticas entre un grupo de lenguas y, por consiguiente, de su evo- Inci6n, Como enalquier construccién racional de fa mente humana, un Arbol geneal6gi- co est sujeto a revisién y modificacién en la medida en que asi lo aconsejen los datos dis- ponibles y las hipdtesis vigentes, pero su Iégica se basa en un principio inalterable: el de las «relaciones genéticas puras», seguin el cual toda lengua deriva de otra y solo de ella (esto es, una lengua no puede tener dos madres). Al propio tiempo, tal principio permite interpretar el érbol genealégico como una clasificacién genética univoca de las lenguas. Anatolio INDOEUROPEO K———Albanés] / = Baltoeslavo Indoiranio |Tocario {\ [Griego [Armenio] >, Germanrco) bed Ls Italico Baltico Eslava Lituano] [Letén | [Prusiano] [Oriental] [Occidental] [Meridional Ruso | Polaco || [Eslaveno . [Ucianiano Checo |} [Serbocroata Bieloruso] [Eslovaco] [Macedonia Bulgazo Figura 1. Arbol genealdgico de la familia lingiiistica indoeuropea, en el que se desarrolla con detalle el grupo baito-eslavo, 364 ELEMENTOS DE LINGU{STICA Ocurre, sin embargo, que a veces se observan rasgos comunes entze lengnas dema- siado divergentes.como para asignarlas 2 una sola leagua ancestral comin, pero lo bastante proximas geograficamente como para inducir al pensamiento de que a la he- rencia genética de Jas lenguas se suman las influencias interlingiifsticas resultantes del contacto lingiiistico y cultural entre sus hablantes. Dicho de otro modo, no sdlo las re- Iaciones de continuidad temporal —en que se fundamentan las relaciones genéticas— sino también las de contigitidad espacial —en que se basa el contacto— contribuyen a dar forma a una lengua, a determinar sus rasgos estructurales. Ello equivale a afiemar que en la evolucién lingiifstica no sélo hay divergencia sin fin sino también conver- gencia, La cuestién que se plantea de inmediato es hasta donde puede llegar, estructu- ralmente hablando, la influencia por contacto, hasta qué punto puede modificar as- pectos cruciales de la estructura lingitistica y, si ello es asi, gpuede alterar también la morfologia, el tipo estructural, de una lengua? :Pueden darse la asimilacién morfol6- gica o la hibridacién lingiiistica? Responder a esta pregunta habia resultado siempre incémodo para la lingitistica histérico-comparativa, por la simple razon de que una respuesta positiva contradecia el principio de las relaciones genéticas puras, abria la perspectiva de que una lengua formada por hibridacién se relacionara con miiltiples origenes y, en consecuencia, ponfa en entredicho la obra de clasificacién y de recons- truccién realizada por aquella lingiiistica. Ao Bo Ao Bo a a AL Aa Bi Bo At Ar Bi Ba * ve “ Ba Fig. 2a Fig. 2b Fig. 2c La Fig, 2a es un esquema que pretend representar el arbol genealégico de las lenguas per- tenecientes a la familia A, asi como la Fig. 2b. representa el arbol genealdgica de las lenguas de la familia B, Supongamos ahora que la lengua X (figura 2c), atin por clasificar, presenta ca- racteristicas sintdcticas de A2 y caracteristicas léxicas de B1. La agrupacion de X dependers del ctiterio de comparacién adoptado: si nos basamas en Ia sintaxis, la clasificaremos como una lengua A y si nos basamos en el léxico, como una lengua B. Esta situacién tiene conse- cuencias inmediatas para la clasificacién y la reconstruccién lingiifstica, En efecto, si X es una lengua mixta, cualquier lengua puede ser una lengua mixta. Por consiguiente, y puesto que no podemos saber a priori si una lengua es mixta o no, tanto las clasificaciones (4rboles geneal6- gicos) como las reconstrucciones (protolenguas) efectuadas podrian resultar un producto ale- atorio si no se ha tomado la precaucién de comparar conjuntamente la estructara fonologica, morfolégica, sintéctica y léxica para comprobar que todas ellas nos llevan a una misma con- clusién. $60 asi podemos garantizar el resultado de la comparacién, el sentido de la expresion «relacién genética» y la clasificacién genética de Jas lenguas. La consecuencia de un tal proce- der es que una lengua como X debe excluirse del arbol, de la nocién de parentesco lingitistico y de la clasificacién genética, esto es, X no mantiene relaciones genéticas con las Jenguas A ni con las lenguas B, no pertenece pues, al arbol de lenguas A ni al de lenguas B y no es una len- gua de la clase A ni de Ia clase B. 43, BL LENGUAJE Y LA CULTURA: LINGU{STICA. ¥ ANTROPOLOGIA 365 El conflicto entre desarrollo lineal y contacto lo vio claramente Boas, para quien, por una parte, puesto que sabemos que las lenguas modernas se han desarzollado por Hiferenciacion, el objetivo de la investigacién debia ser «el establecimiento de una se- tie genealdgica», pero para quien, por otra parte, habia que aceptat «la posibilidad de que haya habido asimilacién morfol6gica». El problema esta en que, en ausencia de Gatos histéricos documentales, resulta imposible distinguir entre los efectos de la di- ergencia a partir de un origen comin y los efectos de las in‘luencias interlingiisticas tn una situacion de contacto. De donde Boas legaba a concluir que «no es posible aerupar las lenguas amerindias rigidamente en un esquema genealégico (...), sino que hay que reconocer que muchas lenguas tienen milriples raices». Por ello proponia no desatender la agrupacién de las lenguas amerindias por areas en funcién de sus rela- Siones de afinidad estructural frente a las de linealidad estricta. Para él, la cuestién no cra tanto la de la definicién teérica de Ja relacién genética de las lenguas como la del desarrollo histérico de las lenguas y comunidades indigenas, Interesado vivamente, pues, por dar una explicacién a tales afinidades y, en genezal, a los fenémenos de con- facto, Boas la hallé en la teorfa de la difusi6n cultural, claborada por |a antropologia, y en los procesos de aculturacién en cuyo contexto tiene lugar la difusion de rasgos buleurales (y, eventualmente, lingiisticos). Con ello se pone de manifiesto no solo Ia hecesidad de interpretar los hechos lingiisticos en su contexto hist6rico y socioculeu- tal sino también la de aplicar a los mismos conceptos y métodos independientemente claborados por las ciencias de la cultura Frente a la posicién defendida por Boas, su discipulo E. Sapir, sin negar la existen- cia de influencias interlingiisticas, sostenfa que un anilisis detallado de tales fendme- hos «pone casi siempre de manifiesto el hecho importante de que no se trata sino de adiciones superficiales al nicleo morfol6gico de la lengua» y recomendaba «adscribir las coincidencias y divergencias principales de la forma lingitistica —el sistema fonéri- co y morfoldgico— a la corriente autonoma de transformacion de la lengua, y no al complicado efecto de rasgos aislados y diseminados que se agrupan al acaso ya de una manera ya de otra». Fsta posicién ponia el énfasis en la concepcién de la lengua como din sistema muy estructurado, con tna dinamica interna propia, independiente de fac- vores considerados «externos» al mismo, y era, pues, muy coherente con lo que luego habia de ser el pensamiento lingiifstico predominante de este siglo. Por otra parte, tan- to la obra del propio Boas y de Sapir como el desarzollo posterior de los estudios so- bre la clasificacion genética de las lenguas amerindias permiten argiiir que, aun siendo valida como restticeién metodolégica y aun reconociendo el impulso que represents para el estudio de las afinidades lingitisticas, la desconfianza de Boas hacia la posibili- dad de clasificacién sc ha visto desmentida por los resultados alcanzados. 2.2. LA CRITICA DE LOS SUPUESTOS IDEOLOGICOS DE LA TIPOLOGIA ESTRUCTURAL El modelo de clasificacién genética de las lenguas impuesto por la lingitistica indo- enropea no es el nico modelo de clasificacién posible. Junto aél existe la clasificacion Hpoldcica o tipologéa estructural, que se basa no en la comparacién de formas que s¢ remontan a un prototipo comin, sino en la comparacién de elementos estructurales con Independencia de su origen genético. Si la comparacién genética tiene per objeto 66 ELEMENTOS DE LINGU{STICA a determinacién de las relaciones genéticas, el establecimiento de una tipologia gené- ica y la reconstruccién de la protolengua, Ja denominada comparacién analitica pre- ende establecer una tipologia basada en las relaciones de similitud y disimnilitud es- ructural. En realidad la comparaci6n analitica se habia iniciado incluso con anterioridad a la omparacién genética, a principios del s. x1x, con Ia obra de los hermanos A. Schlegel 1767-1845) y F. Schlegel (1772-1829), a la que se sumaron las aportaciones de W. ‘on Humboldt (1767-1835) y posteriormente A. Schleicher (1821-1868), entre otros. Estos trabajos tomaron como criterio de clasificacién la estructura morfoldgica de a palabra y culminaron en una clasificacién basicamente tripartita en los tipos aislan- ¢, aglutinante y flexivo —cepresentados respectivamente por el chino, el turco y las enguas indoeuropeas—, a los que, como consecuencia de un mejor conocimiento de as lenguas amerindias, vino a afiadirse el incorporante (Humboldt), considerado ya somo cuarto tipo independiente ya como subtipo del segundo. Asimismo, hacia la mis- na época §. Duponcean (1760-1844) acuiié el término de «lengua polisintéticas» sara calificar tipolégicamente a ias lenguas amerindias. Conviene disociar, sin embar- 30, los procesos gramaticales de incorporacién y polisintesis, Esquemas que pretenden caracterizar la diferencia entre los tipos lingiifsticos aislante/agla- tinantelflexivo: palabra palabra palabra | morfema morfeiia morfema morfema morfeina_morfema _morlema | | i fo wntio; | widiles soni alte a — moro Fig. 3 Fig. 3b Fig, 3c Lengua aislante: A una pala- Lengua aglutinante: una pa: Lengua flexiva: una palabra bra le corresponde un solo labra puede estar formada puede estar formada por di- morfema y a éte un solo por diversos morfemas. A versos morfemas, pero un mosfa (correspondencia biu- cada uno de ellos el corres- solo morfo puede corres- nivoca entre palabra, morfe- ponde un solo mosfo y a ponder a més de un morfe- ma y mofo). cada mozfo un solo mofema ma (sincretismo). (correspondencia biunivoca Dificultad de segmentacién entre morfema y morfo). en morfemas. Facilidad de segmentacién en morfemas. Figura 3 Esta clasificacién perduré hasta los dias de Sapir y, en realidad, atin hoy es utiliza- da. Sapir fue quien en primer lugar elabor6 una tipologia alternativa basada no solo en las propiedades formales de la estructura morfologica sino también en las aportacio- nes nocionales y relacionales de sus elementos. No vamos a entrar ahora en el detalle de la misma, puesto que nos llevaria a una exposicién excesivamente intrincada; sin 13. EL LENGUAJE Y LA CULTURA: LINGUISTICA Y ANTROPOLOGIA 367 embargo, no vamos a silenciar una consccuencia de la misma especialmente interesan- te desde el punto de vista que nos ecupa. En efecto, mas destacable ain que su nueva tipologia fue la critica que Sapir realiz6 a los supuestos ideol6gicos que empafiaban la obra de los primeros tipologos. Para és- tas —hijos del espirit hegeliano de la época—los tres tipos lingtiisticos identificados no eran s6lo una realidad descriptiva y clasificatoria sino que reflejaban también una reali- dad evolutiva, ya que coincidirian, segiin ellos, con los tres estadios por los que toda len gua debia necesariamente atravesar en su evohucién (y por un mismo orden}, desde un estadio primitivo aislante hasta el estadio culminante en su perfecci6n de las lenguas fle- xivas. La hipéstasis entre una interpretacién evolucionista de una realidad estructural y la interpretacién finalista de la evolucién, sumada al prejuicio etmocéntrico que inter- preta los hechos en funciéa de la propia posicién cultural del investigador (para los lin- siiistas europeos las lenguas clésicas, griego, latin y s4nscrito, y por extension las indo- euxopeas, y en consecuencia sui aleman nativo, representaban la maxima perfeccién de la forma lingitistica), dio lugar a una ideologia que venfa a justificar, en el orden lin- gllistico, la preeminencia de los pueblos encopeos en el orden cultural. Esta ideologia fue reiteradamente denunciada ¢ implacablemente criticada por Sa- pir, mas que por cualquier otro lingitista de su época, como lo habia sido ya por su ma estro Boas. Para Sapir aquellos prejuticios, hijos del evolucionismo y del eurocentrismo as{ como de una concepciéa limitada de la realidad lingtiistica, debian ser erradicados de la actividad cientifica y en su lugar substituidos por una actitud abierta y relativis- ta, Expresiones como «lenguas primitivas» no pueden tener otro sentido que el de elenguas de pueblos primitivos (o de culeuras primitivas)», pero tomadas de forma li- teral no significan nada. Desde el punto de vista de la forma lingiifstica, toda lengua es en s{ misma completa y apta para las funciones que sus hablantes deben cubrir con ella, como también contiene los recursos formales necesarios para adaptarse a las nue~ vas necesidades expresivas a que aquéllos se vean eventualmente obligados a hacer frente (véase §3.). Hoy en dia lingiiistas y neurolingiiistas estan de acuerdo en que, en la medida en que nos es dado conocer el fendmeno lingitistico y por mucho que nos re~ montemos en la prehistoria det lenguaje, éste constitaye un fendmeno unificado y to- das las lenguas son ejemplares de una sola especie (hay quien aiiade que tal vez ahi ra- dique la dificultad de una clasificacion lingitistica). Lo mis interesante de este debare sobre los prejuicios lingiiisticos es que obligé 2 una reflexidn en torno a la naturaleza exacta de las relaciones entre el lenguaie y la cul- tura, a propésito de las cuales la aportacién de la lingiiistica antropoldgica es particu- larmente interesante, como veremos en §3. 2,3. EL TRABAJO DE CAMPO En 2.1. y 2.2. hemos comentado dos aspectos de la contribucién de la lingitistica antropalégica a la lingliistica misma. Podrfamos haber citado otros, como la inciden- cia que tuvo en el desarrollo de los métodos descriptives de Ia lingiifstica estructural americana, incluyendo el distribucionalismo, desde sus inicios (Bloomfield) hasta su culminacién (Harris). Tanto uno como otro incidieron en el estudio de las lenguas amerindias a la vez que ejemplificaron en ellas el desarrollo de los nuevos métodos de anélisis formal, en su objetivo de claborar métodos de descripcién cientifica aplicables 368 ELEMENTOS DE LINGU{STICA a toda lengua natural con la finalidad tedrica de conseguir descripciones comparables de las distintas lenguas del mundo. La contribucién de la lingiiistica antropolégica a ese objetivo no es, por cierto, negligible, debido tanto a un factor interno ya aludido —la peculiaridad estructural de las lenguas estudiadas con respecto a las lenguag eu- ropeas— como a un factor externo —el desarrollo de la practica y de los métodos del abajo de campo. El trabajo de campo es ua paso ineludible en el estudio de wna lengua de tradicién oral, de la que no existe documentacién que el estudioso pueda consultar en el silencio de Ia biblioceca o en la tranquilidad de su despacho, pero en realidad debiera selo también para el estudio descriptivo del estado actual de lenguas con tradicién escrita, puesto que no hay que olvidar que el Lenguaje en su manifestacion externa es ante todo tun fenémeno oral y aciistico ni que el objeto de estudio declarado del lingitista es la lengua oral, E] objetivo del trabajo de campo es doble. En primer lugar, el de acceder a los datos en su forma més natural y hacer acopio de los mismos para su posterior andlisis. Por otra parte, cuando no existen descripciones previas de una lengua o cuan- do ésta no puede aprenderse de forma escolar, la convivencia prolongada con la co- munidad es el tinico medio para alcanzar un conocimiento razonable de su lengua y, sobre todo, para observar los usos de la misma en su contexto sociocultural. Aunque tun lingitista pueda desinteresarse eventualmente de estos diltimos, no puede dejar de adquirir aquel primero. "El lingitista debe, pues, saber seleccionar y tratar a sus informantes, esto es a las personas nativas de la comunidad que le facilitaran los datos e interpretaciones a par- tit de los cuales elaborars su conocimiento de Ja lengua y de la comunidad. Los informantes suelen escogerse entre personas adultas, a menudo ancianas, que sean hablantes nativos de la lengua, que no hayan recibido instruccion formal, que par- ticipen de la cultura propia de la comunidad y que tengan poca experiencia del mun- do exterior a fin de evitar interferencias lingitisticas 0 culturales externas. Es facil que la poblacion ms joven se vea afectada por una mayor movilidad y por la influencia de otras lenguas —a menudo una lengua dominante en el area en cuestién. Ademés, los hablantes mayores suelen tener un mejor conocimiento de la cultura tradicional y de sus producciones verbales, y puede darse el caso de que ciertas formas lingtiisticas 0 expresivas aparezcan tan sélo en los textos de las mismas. Otra caracteristica que deben poser los informantes es una enunciacién clara, por lo que se excluird en lo posible a quienes presenten defectos de pronunciaci6n 0 tengan una dentadura maltrecha ya que de lo contrario el lingitista podria verse inducido a una descripcién erronea del sistema fénico de la lengua. Conviene no olvidar, sin embargo, que en ocasiones —sobre todo en estudios so- bre la variacién lingtifstica (véase cap. 10}— sera preciso recoger datos de hablantes de diversa condicién, hombres y mujeres, ancianos y jévenes, de grupos socialmente do- minantes 0 marginales, etc., ya que todas esas diferencias pueden resultar dimensiones en las que se estructura dicha variacién, Sabemos que no es fa misma vor la de un hom- bre y la de una mujer, la de un anciano y la de un joven, pero es que ademas unos y otros pueden tener maneras de hablar distintas, comportamientos verbales diferencia~ dos ¢ incluso, en ciertas culturas, graméticas ligeramente distintas —como en el caso de formas gramaticales o léxicas diferenciadas seguin que el hablante {o el interlocutor) sea varon o hembra, como en yana (lengua hokan), taiap (lengua paptia) o baluchi (lengua irania)—, 0 bien puede darse el caso de que unos grupos y otros hablen len- 13, EL LENGUAJE ¥ La CULTURA: LINGUISTICA ¥ ANTROPOLOGIA 369 guas distintas o hagan un uso distinto de unos mismos recursos verbales —fenémenos que, cuando afectan a grupos generacionales distintos, son la consecuencia de un pro- ceso mas o menos ayanzado de substitucidn lingitistica (véase §5.1.). En la elicitacion de los datos —esto es, al obtener de Jos informantes palabras, enunciados, textos orales y juicios acerca de las propiedades estructurales, significado y usos de los mismos— el lingiiista debe procurar que el material recolectado sea dia- lectalmente uniforme y producido de forma natural, sin afectacién, y ala velocidad de elocucién habitual. En cuanto a la interpretacién de los datos interesan, en principio, las que nacen de los propios informantes y el lingitista no deberia inducirlos @ aceptar interpretaciones extraiias. Las técnicas de elicitacién se basan en preguntas simples y facilmente comprensibles para los informantes, con exclusién de tecnicismos. Asi, pue~ de preguntarse, por ejemplo: «Dime si pronuncio como es debido la palabra que aca~ bas de proferir: ——» 0 «gQué es lo que dices cuando necesitas saciar tu sed?» 0 «gCémo dirias si me quisieses mostrar un caballo? ¢Y si fuesen dos caballos?» —pero no: «2Cudntos fonemas tiene esa palabra?» 0 «Cudles son los rasgos semanticos de esa palabra?» 0 «gCudl es el dual o el plural de la palabra “caballo” en tu lengua?» De nuevo conviene aiiadir que, si queremos conocer el repertorio lingitistico de la comunidad, es preciso recoger datos tanto del estilo de habla habitual como de estilos mAs formales. Incluso es posible que ciertas fenémenos lingiiisticos se den sélo en cier- tas formas de elocucidn, como la poesia y el canto. Asi, por ejemplo, ciertas lenguas de la familia salish (NO de Estados Unidos y SO de Canada) parecen contradecir la ten dencia universal a la presencia de nasales en su sistema fonolégico; éstas aparecen s6lo en unas pocas palabras, en el lenguaje infantil y en el canto. Muchas lenguas poseen una regla sintactica de vaciado —por la que se omite una forma verbal repetida en una estructura coordinada—, la lengua hebrea hace uso de una regla como ésta tan sélo en el discurso poética. La aparici6n de las grabadoras facilité en su momento el trabajo de campo y en la actualidad el video esté facilitando el estudio de la comunicacién como una forma de conducta que no se reduce al lenguaje oral. En la comunicacién espontanea cara a cara no sdlo hablamos, sino que nos acompafiamos de ademanes y gestos {lenguaje ges- tual), nos acercamos a y nos alejamos de nuestro interlocutor (proxémica}, nos mira- mos y, en definitiva, actuamos, El video facilita en parte la grabacién y posterior ana- lisis de tales actuaciones. El problema metodolégico que surge entonces es el de determinar cual es la unidad de andlisis: ya no la oraciéa, la palabra 0 los sonidos, sino la secuencia comunicativa. Otro problema metodolégico que se nos plantea en el andlisis lingitistico es el de la transcripcién. Para poder operar sobre las grabaciones, éstas son transcritas mediante el sistema alfabético de escritura habitualmente usado o mediante un sistema de trans- cripeién fonética, segiin el nivel de andlisis. Existen también sistemas particulares de transcripcién del discurso o de la conversacién. El problema comtin al uso de todos ellos es que llevan a cabo un andlisis previo del texto osal segiin categorias lingitistic: y culturales propias del mundo sociocultural del investigador. Finalmente, el trabajo de campo plantea la cuestién moral de la relaci6n entre el observador y los sujetos observados. Esta suele ser una relacién desigual, sobre todo cuando uno y otros pertenecen a culturas distintas y existe una subordinacién de la una a la otra, Los informantes tienen derecho a saber cual es el objetivo de las indaga- ciones y pesquisas del investigador, asi como a restar en el anonimato si lo desean, a 370 ELEMENTOS DE LINGOISTICA que sus derechos, intereses y sensibilidad sean siempre respetados y a que el tiempo de ca dedicacion al investigador y su contribucién a Ia investigacién sean en cierto modo compensados. En cualquier caso, el resultado de la investigacién no debe tornarse en perjuicio para los sujetos investigados. Ante una tal posibilidad, el investigador debie- ta estar dispuesto a renunciar a su investigacién. 3. LA INTERPRETACION DE LAS RELACIONES ENTRE LENGUAJE Y CULTURA, Y LA HIPOTESIS DE LA RELATIVIDAD LINGUISTICA En la historia del pensamiento europeo, las reflexiones en tomo a la naturaleza de Jas relaciones entre el lenguaje y la realidad, el lenguaje y el pensamiento, el lenguaje y la cultura han sido recurrentes con anterioridad a la lingifstica antropoldgica y con in- dependencia de ella. A menudo se confunden estos tres temas, como si de uno solo se tratara; lo cual no debe extrafiarnos si interpretamos la realidad como una fuente de ex- periencia, el pensamiento como una forma de organizacién de la experiencia y la cultu- fa (en el sentido restrictivo de «cultura espiritual» que el término zecibe, aunque no siempre (cf. §3.2.}, en este contexto) como una «seleccién significativa de la experien- cia» (Sapit), ¥ si interpretamos a su vez el lenguaje como una forma de expresién y de ttansmisién del pensamiento y, en definitiva, de la experiencia acumulada por genera~ ciones. En los epigrafes que siguen trataremos de algunos aspectos de aquella tradici6n (3.1.) ¥ de las ideas mas representativas de la lingiifstica antzopol6gica a este respecto (3.2.-3.3,), procurando esclarecer, en la medida de lo posible, a cual de aquellas rela- ciones nos estamos refiriendo. A ello afiaditemos una evaluaci6n de estas ideas (3.4.). 1. PRECEDENTES Examinar la naturaleza de la relacién entre el lenguaje y otra cosa ajena al lengua- je implica el reconocimiento de la existencia previa y separada del primero y la segun- da, para descubrir luego una relacién entre ambos. La cosa no es trivial. Por un lado, no es facil hablar de la realidad y saber con exactitud de qué estamos hablando; por otro, no es facil disociar lenguaje y pensamiento —existe una larga bibliografia que in- tenta responder a la pregunta sobre si es posible pensar independientemente del len- euaje— ni se debe aceptar como evidente, desde un punto de vista antropolégico, la separacién entre lo lingiiistico y lo no lingttistico en la conducta humana Sabemos, porque nos lo ha ensefiado la moderna filosoffa de la ciencia, que al ha- blar del mundo fisico conviene distinguit distintos niveles de «realidad». En primer lu- gar, esté la realidad del mundo fisico en sf misma, cuya existencia no podemos demos- trar pero damos por supuesta; en segundo lugar, esté la realidad del mundo de la experiencia —dle la que tenemos un conocimiento directo mediante nuestros sentidos mediante los instrumentos de investigactin creados a lo largo del desarrollo cientifico y tecnolégico—; y, en tercer lugar, esta cierta imagen o modelo del mundo fisico que nos proporcionan las teorias cientificas, que expresa nuestro conocimiento de la realidad del mando fisico y que es una creacidn de la mente humana. No es facil determinar de qué nivel de realidad se nos esta hablando cuando se pretende establecer una relaci6n entre ésta y el lenguaje. Sabemos, en cambio, que el lenguaje humano nos remite al mundo de 1b. EL LENGUAJE ¥ LA CULTURA: LINGUISTICA ¥ ANTROPOLOGIA 371 la experiencia cotidiana y éste no es sélo el mundo de las percepciones sensoriales sino también el de la percepcién cultural. Junto a esta realidad del mundo fisico, pues, con- viene distinguir la realidad social: e! mundo de las zelaciones humanas y de las orienta- ciones y valoraciones socioculturales, que constituye el medio en que nos movemos y ac- tuamos cotidianamente los humanos en tanto que miembros de comunidades sociales especificas y en el gue el lenguaje natural tiene un papel importante, De forma implicita o explicita se ha querido reconocer cierto paralelismo entre el lenguaje y la realidad desde diversas perspectivas. Asi, si la lingiifstica moderna ha criti- cado, y con razén, el sistema de categorias léxicas —o «partes de la oracidn» o clases de palabras—, con sus definiciones, legado por ia gramatica tradicional, a causa de su ca- racter nocional-y por entender que tales categorias eran una transposicion lingiiistica de las categorias ontolégicas aristotélicas (de modo que el substantivo se definia como aquello que expresa la substancia, el adjetivo como aquello que expresa el accidente, etc.), no ha faltado quien ha querido ver en esta lista de categorfas aristotélicas una transposicién ontolégica de las categorfas léxicas de la lengua griega en que se expre- saba Aristoteles. Por otra parte, un filésofo de nuestro siglo, el austriaco-britanico L. Wittgenstein (1889-1951), entendia que la estructura del lenguaje reproduce en cier- to sentido la estructura de la realidad, por cuanto la forma légica de una oracién y la forma logica de la situacién a que alude deben ser idénticas, y afirmaba que «los limites de mi lengua son los limites de mi mundo». Finalmente, la sociologia del conocimiento, segtin la conciben Berger y Luckmann, entiende la realidad como una construccién $0. cial resultante de la interaccién humana y reconoce que el lenguaje cumple una funcién crucial en este proceso. Para estos autores, «la comprensién del lenguaje es esencial para cualquier comprensién de la realidad de la vida cotidiana», ya que «el lenguaje se origi- na en la vida cotidiana, a Ja que toma como referencia primordial». El lenguaje se refie- re ante todo a la realidad que experimentamos conscientemente y ésta es una realidad que compartimos y damos por supuesta, Ahora bien, «cl lenguaje, ademés, es capaz de transcender por completo la realidad de la vida cotidiana» y «el modo lingitstico por el cual se alcanza esta trascendencia puede denominarse lenguaje simbélico». Piénsese en el mundo de los suetios, la religién, la filosofia, el arte o fa ciencia como sistemas sim- bélicos de esta clase. Lo interesante es que «el Jenguaje es capaz no s6lo de construir simbolos sumamente abstraidos de la experiencia cotidiana, sino también de recuperar estos simbolos y presentarlos como elementos objetivamente reales en la vida cotidiana. De esta manera —concluyen los autores—, «el simbolismo y el lenguaje simbolico He- gan a ser constituyentes esenciales de la realidad de la vida cotidiana y de lz aprehensién que tiene de esta realidad el sentido comin». Si de la relacién lenguaje-realidad pasamos a la relacin lenguaje-pensamiento, podemos recordar que, segiin los autores de la Grammaire générale el raisonnée de Port Royal (1650), «el lenguaje es un espejo de fa mente», es decir, el lenguaje refleja el pensamiento humano universal, lo cual justifica su tesis de que la gramatica debia fandamentarse en la logica y su opinién de que, una vez aprendida la gramética de una lengua, se conocfa en cierto modo la gramatica de toda lengua (idea, por lo demas, no del todo nueva si recordamos el dicho medieval de R. Bacon (ca. 1200-1292) segin el cual «la gramatica es una sola y la misma»). Esta actitud racionalista y universalista hacia el lenguaje predominé en la Europa del s. xvi, no sin motivo denominado «el siglo de las Iuces (de Ia razén)». De tal actitud no podia derivarse conexi6n alguna en- tre el lenguaje y Ia cultura, concebidos ambos como hechos histéricos especificos. Sal- 372 ELEMENTOS DE LINGUISTICA vando la obra de G. Vico (1668~1744}, no fue sino con el advenimiento del Romanti- cismo, con su ozientacién hacia lo hist6rico y su reivindicacién de lo peculiar, cuando legd a formularse una concepcién alternativa, expuesta claramente por W. von Hum- boldt —an hombre que participaba a la vez de la creencia en la unidad de la naturale- za humana, caracteristica del s. xvi, y de las corrientes romAnticas, enaltecedoras de las nacionalidades hist6ricas. Seguin este autor, toda lengua es un reflejo del pensa- miento colectivo del pueblo que la’habla, ya que es ante todo resultado de la actividad intelectual de éste y se ha formado a lo largo de unos avatares histéricos particulares. Esta concepcién sf iba a permitir a su autor abordar de forma especifica, aunque mas bien especulativa, el problema de la naturaleza de las relaciones entre lenguaje y cul- cura. En efecto, para Humboldt, «los rasgos espirituales y la estructura de la lengua de un pueblo se hallan tan intimamente ligados que, dado cualquiera de estos términos, de él deberia poderse derivar el otro en toda su amplitud (...) El lenguaje es la mani- festacion externa del espiritu de un pueblo: su lengua es su espiritu y su espiritu es su lengua; es dificil de imaginar otras dos cosas que sean tan idénticas». La influencia del pensamiento humboldtiano en autores como Boas y Sapir, ambos de origen aleman, es indudable, tanto en lo relativo a la continuidad de ciertas ideas como a la discontinuidad de otras. Asi, por ejemplo, ambos autores estaban conyenci- dos de que

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