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Pablo WHIPPLE La gente decente de Lima y su resistencia al orden republicano Jerarquias sociales, prensa y sistema judicial durante el siglo XIX IULIAD ou wnTOn CuOUAA dibam ‘curweiarauinca CENTRO IEP Instituto de Estudios Peruanos DE INVESTIGACIONES DIEGO BARROS ARANA Indice AGRADECIMIENTOS ... Inrropucci6n, Un baile en el palacio presidencial Los conflictos asociados a la decencia Organizacién de los capitulos . I, DE LA DECENCIA COLONIAL A LA REPUBLICANA.... Il, Victos COLONIALES, VIRTUDES REPUBLICANAS La decencia sobre el escenario. Virtud republicana contra corrupcién colonial... El gusto por las apuestas: un mal endémico Una “prudente” advertencia a la policia No en nuestra casa. TIT. La GENTE DECENTE Y LA PRENSA ILUSTRADA La “orgia periodistica”, pfenémeno politico? La prensa misceldnea . Los remitidos y la libertad de prensa 21 27 31 41 41 43 4B 53 60 7 7 Iv. La SUPREMACIA DE LOS REMITIDOS.. El Comercio, zn periédico sin remitidos?... El Comercio, el espejo de la sociedad limefia. 108 V. Los REMITIDOS Y LA CULTURA DEL PLEITO.... 117 La importancia de lo legal en la sociedad limefia..... A119 Creando el escenario adecuado 124 Coqueteando con la corrupci6nh....sjcsstststteststesttiatieestseess 130 VI. Los PLEITEROS .........sssssessssseesssseesssseeessnccsssseecsnaeecsnnsessnnecssnnessenneessnees 13D “Justicia verdader: 143 VIL. UN stsTEMA JUDICIAL AMBIVALENTE.... 163 Los vicios del sistema. 163 {Victimas 0 victimarios?, 168 Buscando un consenso. Los intentos de reformar el sistema judicial... 171 La chicana y la ley: sistemas judiciales paralelos 182 EriLoco De regreso al palacio presidencial.. 191 Bipuiocraria ... 203 Introduccion Un baile en el palacio presidencial En 1874, exiliado en Paris, Fernando Casés publicé su novela Los amigos de Elena. Parte de un proyecto mayor titulado Romances historicos del Perit, Ia intencién de Casés era escribir la historia novelada de su pais para dejar al descubierto los vicios de la clase politica en una sociedad que se volvia insensible gracias al “maldito guano”.! Considerada la primera novela politica peruana, la importancia de Los amigos de Elena va més allé de la contingencia politica de mediados del siglo XIX. En sus paginas se presenta una feroz condena a las practicas sociales de la élite limefia que contrasta, por ejemplo, con la “tisuefia y decente Lima descrita por Ricardo Palma, el més connotado escritor peruano en aquellos afios, La Lima de Casés, en cambio, es definida por un “realismo crudo” en el que la tolerancia de la gente decente ante la prostitucién y las apuestas “destruye la grata imagen de una ciudad lasciva y pudorosa difundida por la mayoria de los escritores contempordneos” ? En la Ciudad de los Reyes descrita por Casés, el comportamiento de la élite estaba en permanente contradiccién con la idea de decencia que ella, ‘as6s 1874, vol. I: VII. wuzin Castellanos 2001: 31-32. 6 Pablo Whipple como grupo social, decfa representar. Una escena en que esa contradiccién se hace evidente es la descripcién que Casés hace de un baile que Ramén Castilla organizé el 9 de diciembre de 1848 en el palacio presidencial para celebrar el aniversatio de la batalla de Ayacucho. Segiin Casés, ocho dias antes del baile, Lima estaba dominada por el entusiasmo que el evento despertaba. Mil doscientas invitaciones, firmadas por el propio presidente Castilla, fueron repartidas a todos aquellos hombres y mujeres que pertenceian a “lo que en nuestras repiblicas se lama la alta sociedad, es deci, todas las familias que, por su posicién en el Estado 0 por su fortuna, pueden presentarse con cierto brillo real 6 ficticio en una tertulia oficial”.’ Los avisos en periédicos como El Comercio y El Correo Peruano comenzaron a oftecer las dltimas novedades llegadas de Paris “al mundo elegance y fashionable” invitado a la soirée, mientras otros preferian ropa a la medida hecha por sus sastres favoritos, a quienes les fue dificil responder ante la demanda generada por el baile. Algo similar ocurrié con las tres pe- Iuquerias francesas que existian en Lima en esa época, quicnes tuvieron que enviar a sus peluqueros por toda la ciudad para atender a sus clientes en sus propias casas. Durante la primera semana de diciembre, el baile en el palacio de go- bicrno se transformé en el motor de la ciudad. Las calles estaban llenas de gente preocupada por los preparativos, en los cafés solo se hablaba del evento, y el gobierno anunciaba que adelantaria el pago de sueldos, mientras los prestamistas de la ciudad estaban més ocupados que nunca atendiendo a quienes no les alcanzaba el efectivo para cubrir los gastos que implicaba asistir al palacio.® Contrario a lo que se podria pensar ante un evento que congregaria a lo mis selecto de la clase politica, la élite limefia no era el tinico grupo invitado al palacio. Al mismo tiempo que las invitaciones oficiales eran repartidas, invitaciones “especiales” eran entregadas por uno de los consejeros presiden- ciales. Estas invitaciones no tenian la firma del presidente Castilla, pero eran tan validas como las oficiales a la hora de entrar en el palacio presidencial. 3. Casés 1874, vol. I: 132. 4, Ibid, pp. 133-134. 5. Ibid Introduecién| 7 Segiin la narracién de Casés, estas invitaciones de segunda categoria eran entregadas principalmente a mujeres, quienes podian asistir al baile solo si iban de tapadas.* Hombres respetables, oficialmente invitados, pe- dian estas tarjetas de segunda clase para entregarlas a cicrtas sefioritas, “las nifias que usted conoce” o “un par de chinas muy elegantes que yo le presen- taré”, tal como uno escribié al consejero presidencial, segtin Casés.’ Nada de qué preocuparse, continuaba la nota enviada al consejero, pues “quieren ir tapaditas y de guantes”.* Personas oficial y no oficialmente invitadas hicieron su entrada al pa- lacio en diferentes momentos durante la celebracién, Aquellos invitados di- rectamente por el Presidente ingresaron primero, alrededor de las diez de la noche, luego de abrirse paso entre una multitud de curiosos que se habia instalado a la entrada para verlos llegar. Una vez dentro del palacio, disfruta- ron del baile inaugural y conversaron con el cuerpo diplomético acreditado en la capital, ministros, jueces y otros altos funcionarios. Los invitados no oficiales entraron al palacio alrededor de la medianoche, y desde ese ins- tante la celebracién cambié de tono. Ahora todo cra més relajado y “todo el mundo era libre, desde su Excelencia, para clegir a su pareja”. La musica cambié también a ritmos més populares, como la polca de cajén, y algunos invitados comenzaron a jugar rocambor en mesas especialmente habilitadas para ello.” La celebracién oficial del aniversatio de Ayacucho, “serio y eti- quetero hasta la una de la madrugada, se hizo desde ese momento familiar y verdaderamente entretenido”, transformandose el palacio en “Ia fotografia mis completa del estado social de transicién en que se encontraba el pais”, época en la que “ya comenzaba a llamarse cindidos a los hombres de bien 6. “Tapadas” era el nombre dado a las mujeres que usaban una vestimenta tradicional peruana que consistfa en dos chales (saya y manto), uno para cubrir los hombros y el pecho y el otro la cabeza y la cata, dejando libre solo un ojo. Esta vestimenta no era tuna imposicién religiosa sino un “velo voluntario”. Segin Deborah Poole, “bajo este cembozo, las mujeres de las clases altas, que suftian del férreo conteol de sus esposos u ‘otros parientes, podian escapar —aunque fuera por breves momentos— de la vigilancia y escudrisamiento de aquellos” (Poole 2000: 114). 7. Lapalabra “china” proviene del quechua y significa sirvienta. Durante el siglo XIX era susada como sinénimo de mestiza. 8. Cas6s 1874, vol. I: 146. 9. Rocambor eta uno de los juegos de cartas predilectos entre quienes disfrutaban de las apuestas en aquella época. 8 Pablo Whipple y vivos a los explotadores del tesoro piiblico, més bien dicho, a los ladrones de alto rango”."° Nacido en Trujillo en 1828, Fernando Casés nunca sobresalié como novelista. Estudié leyes en la Universidad de San Marcos y, después de de- sempeiiarse en varios cargos ptiblicos, s{ destacé como abogado y politico liberal. Fue cénsul peruano en Londres y como congresista se opuso a la consolidacién de la deuda y apoyé la abolicién de la esclavitud. Su carrera politica, sin embargo, colapsé en 1872 cuando participé en la revolucién anticivilista de los hermanos Gutiérrez. Ante los sangrientos acontecimien- tos que terminaron con el asesinato del presidente Balta y el linchamiento de los lideres revolucionarios, Casés se asilé en la legacién francesa, desde donde salié rumbo a Chile para luego radicar en Paris." Casés salié al exilio absolutamente desprestigiado.”” No solo habia par- ticipado en un movimiento masivamente rechazado por la poblacién de Lima, sino que ademas habia sido acusado de apropiacién ilegal de fondos publicos en su hufda del pais.!® Una vez en Francia, comenz6 a redactar sus Romances histéricos, pero su idea inicial de escribir varias novelas que abar- caran la historia peruana desde la independencia hasta 1874 resulté imprac- ticable."* Solo dos novelas fueron publicadas finalmente, ambas en 1874: 10. Casés 1874, vol. It: 192-193, 11, Para informacién biogrifica sobre Fernando Casés, véase Basadre 1964, vol. IV: 1940, y vol. V: 2152-2156; Espeziia Salmén 2003: 41-55; y Zafra Agreda 1961 12, Incluso sus cercanos fueron categéricos a la hora de condenar su participacién en los eventos de 1872. Héctor Vatela escribié: “Cobardes seriamos si al vetlo caido, persegui- do, anonadado por el peso de la opinidn de sus conciudadanos, pretendiésemos renegar de esa amistad en aras de una contemplacién més cobarde todavia; pero esa misma amistad no va hasta hacer acallar la vor de nuestra conciencia: cuando juzgamos los acontecimientos de Lima, tenemos que reconocer que la conducta de Casés no tiene disculpa ni perdén, y que con ella ha traicionado la democracia, la Repiiblica y el dogma santo por el que antes habia combatido” (Varela 1872: 54), 13, Basadre 1964, vol. 1V: 1940. 14, Ena introduccién a Los amigos de Elena, Casés explica que solo pudo escribir acerca de lo que recordaba, dado que al salir al exilio debié dejar en Lima todas las notas y Fuentes aque habia recolectado a través de los afios para escribir sobre el periodo entre 1820 y 1834 (Cas6s 1874, vol. f: VI). Jorge Basadre menciona los titulos de otras tres novelas ‘que Casés nunca llegé a escribir sobre el periodo entre 1868 y 1874: ET Olimpo, Los seis coroneles y una segunda parte de Los amigos de Elena (Basadre 1964, vol. V: 2154) Introduecién 9 Los amigos de Elena, ambientada en el primer gobierno de Ramén Castilla (1845-1851), y Los hombres de bien, centrada en los afhtos 1867 y 1868.'° Casés querfa llegar a las masas con sus escritos, para que se enteraran de la corrupcién ¢ indecencia de las personas de alto rango. Su trabajo, sin embargo, fue répidamente borrado de la escena literaria peruana. Las novelas fucton criticadas por los especialistas de la época, catalogdndolas de simples y limitadas,"y la gente decente de Lima consideré que las virulentas acusaciones en su contra eran inaceptables."” El descrédito politico de Casés también jugé un papel importante. Muchas personas vieron en Los amigos de Elena una venganza politica en la que predominaban la “sétira, el sarcas- mo y los insultos” a prominentes figuras de la élite limefia.* Segiin el historiador Jorge Basadre, aunque la hostilidad politica es evi- dente en Los amigos de Elena, uno debe ir més all de la contingencia para entender la literatura de Casés. Basadre define sus novelas como “literatura del asco”, pero en vez de considerarlas un fendmeno aislado solo entendible por sus motivaciones politicas, argumenta que elas estin conectadas a una tradicién del chisme y la difamacién que era propia de la literatura picaresca. Esa critica que caracterizaba a la literatura colonial, muchas veces bordeando Ia infamia, aumenté durante el siglo XVIII, pero siempre mantuvo tn cierto respeto por el orden social. Segiin Basadre, ese sentimiento se perdié con las guetras por la independencia, dando paso a lo que él Ilamé una “crisis del respeto” que serfa visible en novelas como las de Casés, pero principalmente en la prensa, donde alcanzé “niveles extremos’ Asi, la exitica que hace Casés a la gente decente de Lima y su relacién con la “crisis del respero” de la que nos habla Basadre, abren un campo de investigacién para entender los inicios de la reptiblica desde un conflicto so- ciocultural al que hasta hoy hemos prestado poca atencién.” La llegada de la 15, Casés publicé su segunda novela bajo el seudénimo Segundo Pruvonena (1874). 16, Tauzin Castellanos 2001: 27; Cornejo Polar 2000: 156, 17. Tauzin Castellanos 2001: 34 18, Comejo Polar 2000: 156. 19, Basadre 1964, vol. V: 2154 y 2155, 20. Las novelas de Cas6s han recibido poca atencidn en las historias generales de la literatura peruana, con la excepcién de Mario Castro Arenas (1967). Entre los articulos que se han escrito sobre su obra, véase Tauzin Castellanos (2001) y Espeztia Salmén 2003. Entre los historiadores, las excepciones son Basadre 1964, vol. V: 2152-2157; y Quiroz 1987. 20 Pablo Whipple independencia habria gatillado la emergencia de nuevos sectores sociales que cuestionaron las cualidades morales de quienes se autodefinfan como la gen- te decente, proceso entendido por Basadre como una crisis del respeto hacia Ias estructuras socioculturales provenientes de la colonia. Tanto la literatura de Casés como la virulencia que se aprecia en la prensa, por lo tanto, serian manifestaciones de una disputa sobre los patrones de comportamiento a inicios de la repuiblica, y su estudio nos permitiria una mejor comprensién de la cultura politica de la élite durante el periodo. Casés seria, ademés, el representante de una corriente critica que ha sido silenciada tanto por la historiografia como por el canon literatio, trans- formandolo en el punto negro de la literatura y la politica del siglo XIX. Un intelectual socialmente desatraigado, segiin Basadre, especialmente si se le compara con los autores costumbristas y romanticos sobre cuyos relatos se costumbrismo de Felipe Pardo y Aliaga, por ejemplo, estaba leno de referencias a un euro- ha construido la historia de la Lima decimonénica.” peismo aristocrético expresado a través de un permanente desprecio por la realidad que lo circundaba, especialmente aquella de los sectores popula- res. Aunque opuesta ala visién de Pardo, la literatura de Manuel Ascencio Segura tampoco fue una amenaza para las estructuras de poder debido a la superficialidad de su critica social.®* Algo similar ocurrié con el romanticis- mo de Ricardo Palma, el cual, alimentado por el patrocinio piiblico, termi- né reforzando las contradieciones de la sociedad limefia.* La literatura de Casés, por el conttario, refleja los conflictos morales y sociales existentes entre dos ideas de decencia que se enfrentaron a partir de la independencia. La élite, que entendia la decencia desde una perspectiva social y racial, no acepté la critica proveniente de alguien que no pertenecia 21. Basadre 1964, vol. V: 2155. Sobre la relacién entze costumbrismo y las prevalentes imé- genes sobre la sociedad peruana, véase Salazar Bondy 1964: 23-33 y Maristegui 1928, especialmente “El colonialismo supérstite” 22, Cornejo Polar 2000: 145. 23. Ibid. 24, Ibid., p. 149. Véase también Losada 1977: 11, donde sostiene que el compromiso ro: mintico con el orden social peruano del siglo XIX puede explicarse por la subordinacién del movimiento a una limitada escena cultural en la cual Ja produccidn intelectual de- pendia directamente de las aproximadamente 1200 familias decentes que vivian en la capital por aquella época. Introduecién a socialmente a ese grupo, aunque, como veremos mis adelante, Casés podia ser considerado decente desde una perspectiva ilustrada. fl era un zambo de origen humilde y provinciano que, gracias al estudio de leyes en la Uni- versidad de San Marcos, fue capaz de seguir una carrera profesional. embargo, nunca seria considerado decente segiin los ideales coloniales que atin regian el entendimiento que la dlite tenia de la decencia. La contradiccién se produce al constatar que esas criticas que la gente decente no acepté al provenir de alguien como Casés, si aparecian en la prensa de manera sistemética, y muchas veces eran publicadas por los mis- mos miembros de la élite, generando lo que Basadre definis como la “crisis del respeto”. Tal como nos sefiala este historiador, la critica feroz y despia- dada era una caracteristica visible en los periddicos més que en la literatura durante el siglo XIX y las novelas de Casés eran un reflejo de lo que los li mefios decentes aceptaban y consumian de manera cotidiana en la prensa.”* El contenido de las novelas de Casés y su rechazo hacia la gente decen- te, por lo tanto, nos enfrenta al siguiente conflicto. La degradada imagen de la élite limefia presentada en Los amigos de Elena no era aceptable para la gente decente, aunque ella misma estaba inmersa en virulentas disputas in- ternas hechas piblicas a través de la prensa, yendo en contra de una de las re- glas basicas de la decencia: mantener sus conductas reprochables en privado. Los conflictos asociados a la decencia El ideal de decencia defendido por la élite limefia durante los inicios de la reptiblica entré en conflicto con la nueva institucionalidad peruana y con los valores morales que esta decia representar, en oposicisn a la corrup. moral que predominé durante la colonia, generando lo que Basadre llamé la “crisis del respeto”, Para mantener privilegios sociales que a partir de la independencia ya no serfan sancionados por la ley, la gente decente se vio en la necesidad de promover una doble moralidad que causé la disociacién de sus discursos y pricticas, generandose una resistencia sociocultural a la instauracién de la nueva institucionalidad republicana que, ademés, origind la critica de los sectores emergentes Esta resistencia de la élite se harfa evidente, por ejemplo, en su rechazo a los reglamentos de policia cuando estos obviaban las diferencias sociales, n 25. Basadre 1964, vol. V: 2154 y 2155, 2 Pablo Whipple alegando poser una superioridad moral que le otorgaba inmunidad ante la aplicacién de la ley, al mismo tiempo que exigia a las autoridades mano dura al momento de controlar al resto de la poblacién. Esta resistencia se harfa visible también de manera cotidiana ante los tribunales de justicia y uno de sus vehiculos privilegiados de expresién seria la prensa. Se generé asi un conflicto entre la idea de decencia heredada de la colonia y defendida por la dlite, y la emergencia de un discurso republicano que exigia de los ciuda- danos un comportamiento en el que no se privilegiara la posicién social, y que promovia un nuevo entendimiento de la decencia desde la virtud indi- vidual. Esta nueva idea estaria representada por individuos como Fernando Casés, quienes, siguiendo lo planteado por Basadze, le perderin el respeto a esa élite que seguiré defendiendo privilegios que tenian su origen en el colonialismo espafiol. El concepto de decencia se transforma asi en parte central de este trabajo, ya que nos permite dar cuenta de este conflicto y sus manifestaciones en diversos mbitos que afectan la formacién del Estado nacional republicano. Dada su posicién de poder en la sociedad, no es facil definir el actuar de la élite como “resistencia” a la formacién del Estado nacional, pues la construccién del Estado se entiende como un proceso definido desde arriba y que naturalmente genera tensiones entre los sectores populares.”* Sin em- bargo, creemos que es necesario someter el estudio de la élite a metodologias semejantes a las usadas con los sectores populares, para asi dar cuenta de los procesos culturales de adecuaci6n, adaptacién 0 negociacién a los que se vio enfientada, poniendo atenci6n en los espacios de poder que la élite constru- ye al margen de la ley.” Esto es atin mas necesario en un pais como Pert, donde existen muchas dudas sobre el nivel de compromiso que esa élite tuvo con el proceso de independencia y, por ende, con el momento fundacional de la reptiblica.”* 26. Cuando nos referimos al papel jugado por las élites en este proceso, la historiografia prefiere utilizar términos como “adecuacién’, “adaptacién’ o “negociacién’ 27. Enel fondo, se trata de estudiar a las élites, no desde la historia de ls ideas, sino desde la historia social y cultural. Sobre el concepto de resistencia, véase Scott 1985. Sobre la formacién del Estado como fenémeno cultural, véase los articulos tedricos en Joseph y Nugent 2002, 28. El cuestionamiento al rol de las élites en Ja independencia peruana comenzé con la publicacién de Heraclio Bonilla y Karen Spalding, “La Independencia en el Per. Las Introduecién Al estudiar este proceso de formacién del Estado desde una perspectiva sociocultural, colocando las redefiniciones de la decencia en el centro del anilisis, vemos que mientras las instituciones republicanas buscaron fundar una nueva moralidad apoyada por sectores emergentes, fueron las élites las que intentaron interferir en el proceso para no perder sus prerrogativas de origen colonial. En este sentido, buscamos qucbrar la visién dicotémica del proceso de formacién estatal, pues las resistencias no solo se dieron entre grupos sociales opuestos, sino que muchas veces se manifestaron de manera transversal dentro de la organizacién social. Este planteamiento esté influenciado por el trabajo del historiador pe- ruano Alberto Flores-Galindo, en especial su libro Aristocracia y plebe, Segiin Flores-Galindo, al finalizar el petiodo colonial, la sociedad peruana era una sociedad “judicializada’, donde no habia nadie que no estuviera mencio- nado en algtin legajo judicial, desde aristécratas hasta bandidos, incluidos comerciantes, artesanos, curas y esclavos. La importancia de los litigios, sin embargo, no estaba en la aceptaci6n de la ley, sino en las miileiples instancias para infringirla en una “sociedad donde coexisten varios sistemas culturales y se enfrentan diversas reglas de comportamiento” 2” De esta forma, lo que el historiador nos plantea es que el antiguo dicho peruano “Hecha la ley, hecha la trampa’ era tan representativo del actuar de los sectores populares como de Ia aristocracia limefia. Se generé asi una sociedad donde el quebrantar la ey, no solo regulaba las relaciones entre los sectores populates, sino que estaba presente en toda la sociedad.” Concordante con los planteamientos de Flores-Galindo, el critico li- terario Roberto Schwarz. nos entrega herramientas analiticas para el estudio de la contradiccién que se da entre los discursos y las practicas de la élite, al ser este un grupo social que construye sus espacios de poder al margen de palabras y los hechos” (1972: 15-64). La respuesta inicial provino de O'Phelan 1987: 145-199. El andlisis del periodo se ha hecho atin més complejo desde que la historiogra fia dicra espacio a la participacidn indigena en las guetras por la independencia. Entre ‘otros, véase Thumer 1997, Walker 1999 y Méndez 2005. 29. Flores-Galindo 1984: 18, 30. Ibid., p. 168. Un interesante anilisis de esta perspectiva desde el pre: ce es el que plantea Gonzalo Portocarrero en su libro Rostrs criollos del mal: cultura y transgresion en la sociedad peruana (2004). Véase especialmente los ensayos “Aproximaciones a una so:

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