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razor Fallos IPT: Cavura de Vlasov, Ec. Vasow, A rnircoles, do febrre de 2007 Cavura de Vlasov, E. c. Vlasov, A. CSJN, 25/03/60, Cavura de Vlasov, E. c. Vlasov, A. s. divorcio y separacién de bienes Jurisdiccién intemacional. Divorcio. Ultimo domiciio conyugal (domicilio del marido): Italia. Ultimo domicilio comin: Argentina. Matrimonio celebrado en Rumania. Conflictos insolubles entre jueces. Denegacién internacional de justicia. Competencia de los tribunales argentinos Publicado por Julio Cérdoba en DIPr Argentina e! 14/02/07, en Fallos 246:87, en JA 1960-I, 216, con nota de C. A. Lazcano, en LL 98, 287, en LL 1975-D, 329, en ED 7, 324/327; en ED 62, 287/292, con nota de W. Goldschmidt, y en A. Boggiano, Derecho Internacional Privado, 4a. ed., Bs. As., Abeledo-Perrot, 2001, | Opinién del procurador general de la Nacién Als, 872 V.E. ha declarado procedente el recurso extraordinario interpuesto a fs. 799. Toca, pues, examinar el fondo del asunto, Descarto la consideracién del agravio fundado en la inobservancia de la formalidad prescripta por el art, 113 del Reglamento para la justicia nacional (LL t 69, p. 270), que se invoca a fs. 770 punto 4”, porque su reparacién, a la fecha de deducirse el romodio fedoral, debia intontarse por la via ostablocida por ol art 28 del decroto-ley 1285/58 (Fallos, t. 241, p. 196 LL t. 93, p. 317, fallo rim. 43.069-; 370 y otros). En Jo demés, pretende el apelante que el pronunciamiento del a quo, al declarar la incompetencia de la justicia nacional para entender en el pleito, incurre en arbitrariedad que lleva al desconocimiento de la garantia de Ios jueces naturales consagrada en el art. 18 de la Gonstitucién Nacional. De dicho agravio me paso a ocupar. 1° En términos generales, la determinacién del domicilio, a los efectos de la competencia, que es lo que en definitva se ha resuelto en autos, no excede el marco propio de una cuestién de hecho y de derecho comtin ~el domicilio- cuya solucién decidir a su vez otra cuastion de cardcter procesal cual es la ralativa a la competencia. Por tanto, la revisidn de lo que sobre el particular hayan decidido los tibunales ordinarios de la causa, hdllase, en principio, al margen de la jurisdiccién extraordinaria, dela Corte. cure, empero, que en la especie, las consecuencias de lo decidide por el a quo sobre el punto, rascienden los limites a que podria considerarse cefida la cuestin resuella, si tales limites dependieran exclusivamente de la sola naturaleza de la cuestion En efecto, la consecuencia inmediala de la sentencia en recurso no obsiante admilirse en el pronunciamienta que el domicilio conyugal quedé fijado en 1941 en esta Capital, y no obstante, también, la falia de constancias de que la esposa haya abandonado el territorio nacional después de aquella oportunidad. es que el conocimiento de esta accién de divorcio, viene a quedar sustraida de la jurisdiccién de los jueces de la Republica, Es esto, precisamente, lo que da contenido federal al pronunclamiento apelado, toda vez que para que la garantia de los jueces naturales resulte ajena a las decisiones sobre competencia es requisito que ésta se atibuya a tibunales del pais (Fallos, t 234, . 146; t. 238, p. 141 y t. 239, p. 438 entre otros) 0 a jueces permanentes del Poder Judicial de la Nacién o de las provincias (Fallos, t 235, ps. 284 y 672). Si, por el contrario, la declaracién de incompetencia, comporta denegar la jurisdiccién de los jueces del pais a un habitante que la'reclama, y este habitante ademas ha permanecido en territorio nacional desde que su domicilio quedé constituido en é!, no habiendo consentido “a posteriori" el trastadarlo, entonces hallase en juego la garantia de los jueces naturales. Y en supuestos fales, aunque aparentemente sélo se haya resuelto una cuestién de derecho comin con fundamentos de igual naluraleza, la interpretacion de las normas y de la doctrina jurisprudencial y legal que sirven de sustento a la decisién, es revisable por la Corte, dado que los extremos a que el pronunclamiento lleva, pueden resultarfrustréneos de una garantia federal. También toraria procedente el examen del fallo recurrido en la instancia de excepcién, la arbitrariedad que contra el mismo se invoca. Aparte de la doctina que VE. ha elaborado con respecto alas sentencias arbitrarias, cabe destacar la que ha sentado ‘con aspecial referencia a la garantia de los jueces naturales al declarar (Fallos, t 234, ps. 482 y 637 -LL t. 83, p. 71, fallo nim, 39,037~;t. 236, p.528 -LL t 87, p. 459, fallo nim. 40.884-;t, 287, p. 673 -LL 1. 89, p. 307, fallo ndim. 41.574- yt, 238, p. 141 entre otros) que la expresada garantia prohibe sustraer arpitraramente una causa a la jurisdiccién det juez que continda teniéndola para casos semejantes, Creo, sin embargo, innecesario detenerme a considerar si, en orden a la arbirariedad alegada, se ‘cumplen los requisitos que de ordinario exige V.E. para darta por configurada a los efectos de sustentar el remedio federal. Al analizar, con apoyo en el crterio expuesto en el parrafo anterior, a fundamentacién en que se basa la sentencia del a quo, he arribado a la conclusién, por las razones que a continuacién expondré, de que las normas aplicadas y la doctiina de VE. yla de los autores que se citan, no han sido correctamente interpretadas. Y como el desacierto en que se ha incurrido resulta frustranco de la garantia de los jueces naturales, al declinar errdneamente la jurisdiccién nacional, y ello es suficiente para imponer la revocatoria del fallo, es que estimo inoperante examinar el agravio relatvo ala arbitariedad 2° - Para resolver la cueslién de derecho suscitada, o sea delerminar el juez competente para conocer en este uicio de divorcio, el tribunal apelado ha tomado como puntos de partida los dos siguientes: pls prargertina com/2007102Mlasot hil 16 razor Fallos IPT: Cavura de Vlasov, Ec. Vasow, A a) Que de acuerdo con reiterada doctina de ta Corte Suprema, la competencia para intervenir en el juicio de divorcios, corresponde al juez del ultimo domicilio conyugal, antes de producirse la separacién de los esposos; y 'b) Que este domicilio -como principio general- no puede ser otro que el que tenia el marido en la oportunidad referida, Entiendo, por ello, que lo conducente para la solucién del problema, es determinar: 1) Cudndo se produjo la separacién de los esposos:y 2) Cual era en ese momento el domicilio de V. ‘Asi planteada la cuestién, el a quo arriba a la conclusién de que al momento de quebrantarse definitvamente la armonia conyugal, V. tenia su domicilio real en Italia; de ahi deduce que ese era el domicilio conyugal; y, en defiiva, y como consecuencia de Io precedentomente expuasto, deciara la incompetencia de la jurisdiccién nacional para conocer en el presente juicio de divorcio. - La afirmacién contenida en a) es correcta. La constante y reiterada doctrina de la Corte, que se cita en ol par. 1° de la sentencia de fs. 730, como la que se ha sentado en casos posteriores, abonan el acierto de la afirmacién; pero de ésla, es inseparable el concepto que esa misma docirina ha prec’sado de que “ultimo domicilio conyugal antes de la separacién de los, ‘esposos" es distinto del domicilio del marido al momento de la separacién. En efecto, tanto de acuerdo con la docirina de VE. como con la de los tratadistas que ol mismo fallo menciona, ol domicilio ‘conyugal al momento de la separacién de los esposos no es, precisamente, el del marido en tal ocasién, sino el que tenian los dos cényuges debiendo entenderse por tal, ol altmo on ol que ambos han convivido. Basta compulsar los precodentes de Fallos, t 235, p. 348 (LL t. 87, p. 465, fallo nim. 40.888); t 237, p. 212 (LL t. 90, p. 93, fallo ‘nlim. 41.838); y la causa C. 352, fallada el 19 de diciembre Ultimo, para encontrar, teniendo en cuenta las particularidades de hecho de los respectivas casos sentenciados, el apoyo de esta ‘esis. Es mas, de dichos precedentes se desprende (v. en ‘especial parr. II do la resolucién recaida on la recién citada causa C. 352), quo a los cfoctos del juicio de divorcio, no puede considerarse domicilio conyugal, a aquel en el que, aunque vivan permanentemente el marido y los hijos del matrimonio, no vivid la esposa. igual conclusién llega la doctina de los autores. Veamos: Acufia Anzorena, en el articulo inttulado “El divorcio en la ley 2393" (LL t. 78, ps. 673 y sigs), al referirse al juez competente para conocer en la accién de divorcio (nim. 28, p. 689) expresa: "Dispone el art. 104 de la ley 2393 que las acciones de divorcio y nulidad de matrimonio deben intentarse en el domicilio de los conyuges, debiéndose entender por éste el timo domiciio conyugal, es decir, el del marido, por aplicacion de lo preceptuado por los aris. 90, inc. 9° del Céd. Civil y 51 y 53 dela ley antes citada, "Qué decidir cuando los cényuges se encuentran separados de hecho? Durante mucho tiempo se aplicé aquella regla con rigidez inflexible, autorizando al marido a promover la demanga ante las jueces del nuevo domicilio elegido por él y abligando a la mujer a concurrir ante ellos. “Criterio tal no se justfica, pues, como escribe Rébora, el art 104 no solamente protege al matrimonio, sino que particularmente protege a la mujer, en cuanto la libera de la obligacién de seguir con su demanda a un marido errante y fugilvo". Fue asi que la jurisprudencia empezé por admitir el cardcter relatvo del principio de que el domiciio conyugal es el domicilio del marido, reconaciéndole limitaciones. "Si bien es exacto que la mujer tiene el domicilio del marido y que éste puede cambiar su domiclio de un lugar a otro (arts. 20, Ine. 9° y 97) -dijo fa Corte Suprema nacional-, no es menos clerto que las disposiciones citadas no pueden Interpretarse con un criterio de iattud extrema que permita al titular del derecho ejercitarlo a su arbtrio, hasta impedir o menoscabar el ejercicio de derechos correlativos, como es el de la mujer de deducir contra el marido una accién personal ante el juez del domicilio cconyugal al tiempo de la interposicién de la demanda’. "ASI, pues, aunque medie separacién, la demanda debe promoverse en el dio domicilio conyugal, que es el en qu ‘esp0s0s al producirse los hechos consitutivos de la separacion 0 abandono, no el que fjé el marido, después de ell También Rébora (‘El estatuto de la mujer y las relaciones emergentes del matrimonio", numero $4 c-, ps. 99 y sigts) al desarrollar el punto relaivo a cual es el juez competente para entender en el juicio de divorcio, amiba a conclusion andloga, compartiendo el erterio que en igual sentido resulta de la jurisprudencia que cita y como consecuencia de la cual el traslado del marido de un punto a otro, aunque sea con animo de cambiar de residencia, no significa un cambio del domicilio de los, conyuges". Ademas agrega (ps. 99 "in fine" y 100) que "la obligacién que pesa sobre la mujer de habitar con su marido donde quiera que éste fije su residencia (art 53, ley de matt) se limita instanténeamente en ef momento en que la mujer se rebela contra ella"... (Después de ese momento el marido puede cambiar su residencia individual pero no la del matrimonio, su domiclio personal pero no el domicilio de derecho de la esposa, que no podrla ser variado sin que para ello se reunieran los, dos elementos que detarminan en este caso el cambio de domicilo, a saber: el desplazamiento y la intencién’. pls prargertina com/2007102Mlasot hil 26 razor Fallos IPT: Cavura de Vlasov, Ec. Vasow, A Por ultimo, Orgaz ("Personas individuales") participa de igual opinién, pues admite la subsistencia del domicilio conyugal, que prevalece sobre el del marido, para determinar la competencia judicial en caso de divorcio, tanto en el caso de abandono (. 245, nlim. 12, parr. 2"), como en el de que el esposo haya mudado su domicilio (p. 257, num. 19 a-) De lo expuesto se desprende que alos efectos que se estén considerando, "domicilio conyugal" y "domiciio del marido" no son, a diferencia de lo que de ordinario sucede, concepios juridicos coincidenies, sino distintos y que, en orden a la competencia, pueden llevar a resultados opuestos, a menos que, por mera casualidad, el ultimo domicilio conyugal y el actual de! marido, caigan bajo la misma jurisdiccién Side este supuesto se trata, es inoperante introducir en el planteamiento el punto b), vinculado con el domicilio del marido, pues la averiguacién al respecto, a nada atl conducir En cambio, si aquellos dos domicilios, no concuerdan, es patente la contradiccién a que llevaran las dos afirmaciones contenidas en los puntos a) y b); por la primera, la competencia corresponderd al juez del iltimo domicilio conyugal, por la segunda, al del domicilio del marido, En tales condiciones, resulta claro que las dos afirmaciones se excluyen, pues no pueden coexistir al mismo tiempo, en el mismo sentido, y tomadas bajo la misma relacién. Y como la exacta, segin se ha demostrado, 9s la primera, la segunda debe desaparecer del planteamiento, para que ésie no quede inicialmente deformado por falta manifiesta de rigor lagico. ‘Admitido entonces que la competencia corresponde al juez del itimo domicilio conyugal, y que éste no puede ser oro que quel en que convivieron efectivamente ambos cényuges antes de la separacién, la ldgica consecuencia es que lo conducente para la solucién del problema sea, si, como lo expresa el a quo. 1) Cuando se produjo la separacién de los esposos; pero lo segundo no sera ya “cual era en ese momento el domiciio de V.", 2) Cual era en ese momento el iltimo domicilio conyugal. 4° - En ol orden do los hechos, ol tribunal apelado ha dado por establecido que, en el sub jidice, ol elemento factico y psicolégico de la separacién, no han coincidido cronolégicamente, conclusién, cuyo acierto, no creo necesario examinar, porque ello no es decisivo para la corracta solucién del caso. A este ultimo efecto, basta con escoger de los hechos que el a quo da por sentado, aquellos que son conducentes para contestar los interrogantes contenidos en el planteamiento juridico formulado, & interprelarlos con subordinacién al criteria jurisprudencial y doctrinario expuestos. Tales hechos son’ 1) Que los esposos fijaron en 1941 su domicilio conyugal en esta Capital, 2) Quo el esposo realizé viajes periddicos, emprendiendo el timo en 1952, para no regresar mas a este pals sino, y por pocos dias, después de promovido el presente juicio, 3) Que los esposos han compartido hasta fines de enero de 1952, el domicilo conyugal que tenfan establecido en el pais: y 4) Que ~y esto se desprende de la sentencla-no han convivido después de enero de 1952, en otto domiciio coman. Tan es esto decisive para resolver lo relative a fa competencia, que estimo superabundanto entrar a considerar como so desprende de la correspondencia cambiada entre los cOnyuges, el propésito de la esposa de no mudar su domicilio establecido en el pais. Y, supuesto que ello comporta negativa a seguir al marido, la responsabilidad en que pueda incurrir sera materia del {allo final, pero a los efectos de la competencia, sélo sirve para comprobar que, precisamente, por obra de esa negativa, la mujer hha quedado en su anterior domicilo, y el mardo sin facultad ya para constituile un nuevo domicilio conyugal. “En consecuencia, no interesa, en el sub lite, precisar si la separacién quedé consumada a fines de enero de 1962, cuando el marido emprendié el viaje del que no regresaria, sino ocasionalmente, y por pocos dias, después de iniciado el juicio de divorcio, 0 si aquélla quedé consumada, mas tarde, como consecuencia de un hecho posterior, que el a quo sitia en 1954, ‘cuando ef marido habia adquirido un nuevo domicilio. Lo importante es que, en este ditimo, no convivi6 con su mujer; que desde fines de enero de 1962 no hay domicilio compartido; y que el ultimo, al que corresponde esta calificacién, es el que tenian eslablecido en esta Capital, desde 1941 En mérito a lo expuesto considero que la sentencia apelada, al negar competencia a la justicia del pals para conocer en esta causa, viene a resultar frustinea de la garantia de los jueces naturales y que, por tanto, corresponde revocarla declarando que el presente juicio es de la competencia de la justicia de la Capital Federal Los escritos de fs. 854 y 875, contionen expresiones que pueden comportar responsabilidad penal. Procederia, pues, remitir testimonio de los mismos al tribunal que corresponda, a sus efectos.- Mayo 12 de 1959 R. Lascano. Buenos Aires, marzo 25 de 1960- Considerando: Que el 18 de mayo de 1954, la recurrento, E. C. de V., damandé a su esposo, A. V, por divorcio y separacion de blenes, invocando las causales de abandono voluntario y malicioso del hogar, adulterio ¢ injurias graves. Expres6, entre otros. hechos, que el matrimonio se célebré el 26 de setembre de 1925 en Rumania, y que, en 1941, los cényuges fiiaron su domicilio, con la ciudad de Buenos Airos, donde, después de habitar por algin tempo on un hotol, alquilaron el departamento, quo aun pls prargertina com/2007102Mlasot hil 36 razor Fallos IPT: Cavura de Vlasov, Ec. Vasow, A poseen, en la Av. Libertador General San Martin nim. .. Afrmé asimismo que el demandado hizo su dltimo viaje a Europa en 1952, y que desde entonces no regresé @ Buenos Aires, ni se comunicé en forma alguna con ella hasta unos dias antes de iniciarse la demanda, actarando a fs. 199 vta., que el abandono del hogar puede computarse a partir de marzo de 1953, Que el demandado opuso excepcién dilatoria de incompetencia de los tribunales argentinos para entender en a demanda, sosteniendo, en sintesis, que desde el afio 1949 habia establecido su domicilio en Génova (\talia), suplantando el que tenia en Buenos Aires: y que, desde 1952/53 habia instalado alll el nicieo familiar, con excepcién de la actora que se negé a radicarse: fen aquel lugar, no obstante todas las solictaciones que le dirgié con tal fin. Afirma que el "rompimiento definitive” se produjo en 1954, con motivo de la disminucién de le cuota que el demandado le pasaba a la actora para sus gastos, Considera que en Virtud de todo ello y lo dispuesto por los arts. 104 y 53 de la ley de matr, 90, inc. 9° del Céd. Civil y 4" del Céd. de Proced, la demanda no pudo iniciarse en la Argentina, Que la recurrente, al contestar of trasiado de la referida expresién, adujo, entre otras razones, para demostrar su improcedencia, que aquélla fue opuesta por el demandado después que consintio Ia jurisdiccién del juzgado en el proceso de alimentos, que el domiciio conyugal quedé esiablecido en Buenos Aires desde 1941, y ahi subsiste, pues no ha sido cambiado desde entonces €en forma alguna. Invocé expresamente como de aplicacién al caso, lo dispuesto en ios arts. 93 y 94 del Céd. Civil, afirmando que fen el “sub examine" Ia familia est constitulda Gnicamente por la actora, pues el matimonio no tuvo hijos y no corresponds incluir en ella a los que cada cényuge tuvo de otra unién, los cuales a su vez contrajeron matrimonio y se independizaron, habitando siempre un lugar distinto al de las partes en este juicio, Que tanto Ia sentencia de 1* instancia, como los dictamenes fiscales, de 1* y 2° instanclas, después de analizar las circunstancias de hecho acreditadas, de estudiar las disposiciones legales aplicables y Ia interpretacién de ellas por la dactina nacional y la jurisprudencia de nuestros tribunales, especialmente de esta Corte, llegan a una misma conclusién: que ha de desestimarse la excepcién de incompetencia de jurisdiccién opuesta, pues de las constancias de autos surge que el ultimo domiclio comin de los cényuges estuve en la Argentina, Av. del Libertador General San Martin num. ... de la ciudad de Buenos Aires, y él determiné la jurisdiccién en que hubo de iniciarse ~como se hizo-esla demanda. Que por el contrario, la Cam, Nac, de Apel, Clvil de la Capltal Federal admitié la excepeién de incompetencia de jurisdiccion y revocé por tanto Ia sentencia de ‘* instancia Que la jurisprudencia de esta Corte, elaborada sobre la base de los casos enunciados en el articulo 9° de la ley 4055, atinente a las posibles cuestiones de competencia entre autoridades judiciales de distinia jurisdiccién, deciaré que correspondia también a la Corte Suprema la decisién de otros conflictos insolubles entre jueces. Quedé asf establecido que, cuando la divergencia entre jueces planteara una situacién contradictoria que no tuviera solucién adecuada dentro de las organizaciones judiciales, respectivas, procederia la intervencién de la Corte Suprema para dirimirla, aunque no se configurase una especiica cuestién de competencia (conf. Fallos, t. 183, p, 58; L162, p. 171; L. 179 -LL 8, p. 771, fallo nim, 3715%;t, 181, p. 137 -LLt, 11, p. 227, fallo rnlim. 5220- y otros). ‘Que se ha declarado igualmente que, aun cuando no estuvieran llenados los tramites lagales de la controversia entre jueces 0 ‘ribunales que caracteriza la conticnda de competencia, incumbe, sin embargo a la Corte Suprema intervenir en las oportunidades en que puede producirse efectiva denegacién de justicia por la declaracién de incompetencia de los respectivos rmagistrados requoridos para dictarla (doct. Fallos, t 178, ps. 304 -LL t. 7, p. 836, fallo ndm. 3165- y 333 -LL t. 7, p. 823, fallo ndm, 3149-;1. 188, ps. 171 -LL t.20, p. 206, fallo nim, 10.228-y 82-LL t. 20, p. 213, fallo ntim, 10.234-y también Fallos, t 201, p. 483 - LLt 38, p. 547, fallo nim. 18.933; t 204, p. 653 y otros). Y se admitié incluso la facultad del tribunal de declarar la competencia de un tercer magistrado, no participe en la contienda, por responder esa doctrina a la razén de ser del conocimiento de la Corte en circunstancias tales (doct Fallos, t 207, p. 290 y otros) Que sobre la base de la experiencia de estos antecedents, la ley 13.998 susttuyé al enunciado enumerativo del art. 9° de la ley 4055 por el conceptual de su art. 24, inc. 8°, cuya segunda parte tiene valor decisivo para la solucién de la causa en lo referente alas facullades de este tribunal. El texto dice as': "La Corte Suprema de Justicia conocerd: De las cuestiones de competencia y los conflictos que en juicio se planteen entte jueces y tribunales del pais que no tengan un érgano superior jerarquico comin que deba resolverlo. Decidira asimismo sobre el juez competente en los casos en que su intervencién sea indispensable para evilar una efectiva privacién de justicia”. Y la misma disposicién integra la ley orgénica vigente, como inc. 7° del art. 24 del decreto-ley 1285/58 de la ley 14.467. Que Ia evolucién resefiada por los considerandos precedentes reconoce, ademas de su evidente fundamento de razén, una firme base constitucional. Se ha admitido, en efecto, explicitamente, como el tribunal ha tenido ocasién de seftalarlo desde Fallos, t 193, p. 135, que la garantia constiicional de la defensa en juicio supone elementalmente la posibilidad de ocurrir ante algun érgano jurisdiccional en procura de justicia, la que no debe ser frustrada por consideraciones de orden procesal o de hecho. Precisamente en el caso antes mencionado se establecié que la existencia de otra autoridad o de otra via legal para decidir el punto atinente a la jurisdiccién, que impide por lo comin la procedencia del recurso extraordinario, no es dbice a su ‘torgamiento cuando el pronunciamiento o la utlizacién de aquéllos ha sido Ineficaz para solucionar la controversia y superar la privacién de justicia. Que la ampltud de Ia doctrina elaborada por esta Corte con base en el texio del art. 24, inc. 8° de la ley 13.998 (actual decreto-ley 1285/58) resulta particularmente expliita en los casos registrados en Fallos, 234, p. 382 (LL t. 82, p. 682, fallo ndim. 38.967), 482 (LL t. 82, p. 690, fallo ndm. 38.974); 237, ps. 285 (LL 67, p. 661, fallo nd. 40.986) y 522 (LL t 87, . 72, fallo nim. 40.695); t 238, p. 403, entre otros. Que se sigue de lo expuesto que, en el ordenamiento juridico argentino, la efectiva privacién de justicia a que puede dar lugarla decisién de problemas de competencia autoriza el conocimiento de esta Corte en la causa en que ello ocurra. Tal intervencién, resulla, por otra parte, consecuencia de la funcién por la que se mantiene la primacia constitucional. Segtin lo dicho, la privacién de justicia puede conigurarse, ya a ralz del planteamiento meramente formal de contiendas de competencia en los términos de pls prargertina com/2007102Mlasot hil 46 razor Fallos IPT: Cavura de Vlasov, Ec. Vasow, A los arts. 46 y sigts. de la ley 50; ya en situaciones de conflcto que equivalgan en esencia a aquéllas (cont. causa: "Giannoni, E ‘A, sentencia del 2 de diciembre préximo pasado); ya en caso de declinatoria, si lo decidido afecta substancialmente la garantia de la defensa. Que asimismo, y en el orden de ideas admitidas por la Corte en materia de acciones de amparo, so han reconocido la procedencia del recurso extraordinario contra la sentencia del tribunal que deciaraba su incompetencia para entender de aquéllas (sentencia de fecha 16 de diciembre de 1959, recaida en la causa “Sindicato Obrero del Vestida s. recurso de ampare" (LLt.97, p.49, fallo nim. 44.307.) Que a su vez, si bien la oportunidad en tiempo adecuado es siempre importante para la realizacién de os negocios humanos, hay supuestos en que aquélla adquiere caracteres de urgencia, ya por la indole de la cuestién en debate ~amparo- o por la demora experimentada ~competencia de jueces extrafios al conflict: ya por la premura que las particularidades espectficas del caso imponen en su solucién. A esta consideracién temporal tampoco fue ajena la sentencia registrada en Fallos, 233, p. 144, ‘cuando esta Corte decidié intervenir para sefalar el juez competente y evitar asi privacién de justicia en el caso y momento ‘concretos de su substanciacién (conf. tamaién Fallos, 244, ps. 63 y 437 (LL 1.87, p. 161, fallo nim, 44.382), Que se debe, en consecuencia, establecer que el concepto de privacién de justicia puede ser referido a las circunstancias en. que se lo invaca, en cuanto de ellas resulle que lo decidido y apelado prive al ejercicio del derecho en debate de toda razonable uilidad, Que esta Corte estima que, en el caso de autos, existe privacion de Justicia con las caracteristicas sefialadas. Porque si bien ella no resulta ciertamente de la sola declaracién de la incompetencia de los tibunales argentinos, se afiade en la especie a ella, ya la ausencia del pais por parte del marido, la edad de los cényuges ~el demandado tenia 81 afios on julio de 1958, cuando se dicté la sentencia apelada-; la difcultad que importa para la radicacién del juicio en el extranjero la circunstancia de que V. desenvuslve "sus negocios en los cantros financieros, industriales y comerciales mas importantes del mundo" y su caracter de naviero cuyos barcos *pertenecen actualmente a la matricula inglesa, italiana, panamefia y griega"; la actitud adoptada ante la iniciacién del juicio, por virtud de la cual, a mas de 5 afios después de presentada la demanda lo fue el 18 de mayo de 1954- ella adn no ha sido contestada; la posibilidad siempre presente de cuestionar a competencia de cualquler tibunal extranjero ante el cual la causa se radique ~maxime cuando Ia sentencia del a quo no indica concretamente a qué tribunal italiano corresponderia intervenir- y la imprevisibilidad de la sentencia de éste sobre su jurisdiccién la que, de ser negatva, escaparia a toda revision por parte de esta Corte. Que, ademas, la soluci6n adoptada por la sentencia en recurso se aparta, a diferencia de la sentencia de 1* insiancia y de los, dictimenes de las tres instancias, de la jurisprudencia de esta Corte. Esta tiene establecido reiteradamente y desde antigua (Fallos, t. 242, p. 507 y sus cilas) que son competentes para conocer en el juicio de divorcio los jueces del ultimo domiciio onyugal anterior a la separacién de los esposos, Se trata del limo lugar de efectiva convivencia indiscutida de los cényuges, sin que importe a los fines de la competencia la califcacién de su separacién y, menos alin, la oportunidad en que sobrevino a ella el quebrantamiento definitvo de la armonia conyugal. Son éstos, en efecto, puntos que son propios de la sentencia final de la causa, como también lo ha sefialado esta Corte en el precedente citado. Que es cierlo que esta doctrina es, a su vez, resultado de una evolucién de soluciones que anteriormente admitian la Cconsideracién de matices menos objetivos que las circunstancias antes mencionadas. Pero no es dudoso que el actual estado de cosas es satisfactorio precisamente porque evita discusiones minuciosas, impide prejuzgamientos en causas que, como la de autos, se fundan en abandono del hogar, conviene asi a la seguridad juridica sin desmedro de la justcia y, ademas, porque encuentra fundamento normativo bastante en el art, 104 de la ley de matrimonio —regla directamente aplicable al caso-, incluso si se lo vincula con el art. 94 det Céd. Civil, alegado en el decurso del proceso y omitido en la sentencia del a quo, que da primacia al lugar donde esta la familia frente al lugar donde se hallan los negocios. Que es también exacto que ol apartamiento de la jurisprudencia de esta Corte no constituye cuestién federal que sustente el recurso extraordinario si no importa ademas desconocimiento especifice de un derecho acordado por el fallo del tribunal. Pero lo 8 igualmente que la interpretacién de la ley debe realizarse, en cuanto sea posible, sin violencia de su letra y de su espiritu, de ‘manera que concuerde con los principios y garantias de la Constitucién Nacional (Fallos, t 200, p. 180 -LL t. 36, p. 959, fallo nim, 18.138; 235, p. 548 -LL 1. 85, p. 603, fallo nim. 40.198- y olros), lo que, en supuesto de auléntica alternativa, ha dado también lugar al otorgamiento del recurso exraordinaro a partr de Fallos, t. 176, p. 339. Toda vez que ésta, como toda cuestién judicial de constitucicnalidad, vale especificamente para el caso concreto en que se plantea (Fallos, t 183, p.76 -LLt 13, p. 493, {allo niim. 6472- y otras), son también las circunstancias del caso las decisivas para resolverias. Y ya se ha dicho que, en el supuesto de autos, la exégesis del articulo 104 de la ley de matrimonio practicada por Ia sentencia en recurso, no se compadece con la preferente tutela que debe merecer la garantia de la defensa en juicio. En consecuencia, cualquiera sean las dificultades que, en plano teérico, pueda preseniar la interpretacién del texto en examen y su correlacién sistematica con otros texios, legales, la solucién para el caso sélo puede ser la que responda a la exigencia consiitucional aludida y que conduce a la revocatoria de la sentencia apelada, dectarando que es competente la justcia nacional civil para conocer en esta causa, ‘Que la conclusién a que se llega hace innecesar el examen de las otras cuestiones planteadas, Por ello, y lo concordantemente dictaminado por el procurador general, se revoca la sentencia recurrida~ B. Villegas Basavilbaso. A.D. Aréoz de Lamadrid. L. M. Bot Boggero. P. Aberastury. R. Colombres, Publicado por Julio César Cérdoba pls prargertina com/2007102Mlasot hil 56 razor pls prargertina com/2007102Mlasot hil Fallos IPT: Cavura de Vlasov, Ec. Vasow, A 66

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