Killingmo, Bjom
CContficto y déficit: implicancias para ia técnica
En: Libro Anual de Psicoandlisis: ~ Vol. 5 (1989).
Londres : The British Psycho-Analytical Society, 1989. —p. 111-126
CONFLICTO Y DEFICIT: IMPLICANCIAS PARA LA TECNICA
BJ@RN KILLINGMO, OsLo
InTRODUCCION
En el psicoandllisis tradicional, la psicopa-
tologfa es conceptualizada en términos de
conflicto intersistémico. Esto implica diferen-
tes patrones de oposicién entre los tres siste-
mag estructurales de la personalidad -ello,
yo, supery6- y la realidad. Ademds, Ia f6rmu-
la principal de la evolucién patoldgica es la si
guiente: deseo pulsional edfpico-represi
regresién- formacién de sintomas. Esta ma-
nera de conceptualizar la patologia presupo-
ne un cierto grado de diferenciacién estructu-
ral. En primer lugar, los propios sistemas que
se supone estén en conilicto entre sf tienen
que estar separados. En segundo lugar, tiene
que establecerse una diferencincién relativa-
mente estable entre la representacién del
mismo y la representacién del objeto (con:
tancia), de tal manera que se experimente la
constelacién interpersonal trifidica de la si-
tuacién edfpica. En tercer lugar, el individu
debe haber alcanzado un nivel de desarrollo
estructural que le permita utilizar la repre-
sién como el principal mecanismo de defensa.
Sin embargo, tanto la experiencia clinica
como la evolucién tedrica, especialmente du-
ante los ultimos 20 afios, parecen exigir una
revisién, o por lo menos una ampliaeién, de la
teoria cldsica. Primeramente, una inmensa
cantidad de evidencia clinica tiendea sefialar
el inicio de la patologia antes de la etapa en
que se supone se ha producido Ja diferencia-
cién, estructural mencionada Iineas arriba
(Call, 1980). Luego, las propias necesidades
en juego en el proceso patolégico no siempre
parecen ser de naturaleza fundamentalmen-
te pulsional (libidinal o agresiva). También
cesidades evolutivas (Tolpin, 1978), como
ja necesidad de una fusién simbistica (Mah-
ler y otros, 1975) @ la necesidad de la afirma-
cidn del sentimiento bdsico del s{-mismno (Ko-
hut, 1977), pueden jugar un rol inde-
pendiente como fuerzas motivadoras de
feniémenos patolégicos (Killingmo, 1985). Fi-
nalmente, parece que el mecanismo de fun-
cionamiento de Ja patologfa no siempre es ol
de fuerzas que se oponen activamente unas a
otras, como se definia en la teorfa tradicional.
También puede ser el de un sufrimiento o
trauma pasivo. El aporta patégeno del medio
ambiente no es fundamentalmente el de una
condena moral que se opone a los deseos pul-
sionales del nifto. Masbien se trata de un pro-
blema de falla, es decir, que el objeto no res-
ponde emocionalmente de una manéra ade-
cuada en términos de las fases a las necesi
dades evolutivas del nifio.
Por lo tanto, a nivel de principios, debemos
hablar de dos mecanismos patoldgicos sepa-
rados, el del conflicto y el del déficit. A dife-
rencia dea patologta tipica, basada en el con-
flicto, Ia patologia basada en el déficit se ca-
racteriza por las fallas intrasistémicas, como
una estructura defectuosa del si-mismo, la
falta de constancia del objeto, la difusién de
la identidad, le escisién y la falta de capaci-
dad para relacionarse emocionalmente con
los abjetos (Kernberg, 1975), es decir, que la
propia evolucién de la estructura del yo ha si-
do dafiada.
El onfoque cada vez més amplio de la psi-
copatologia mencionado Ifneas arriba es re-
sultado principalmente de la evolucién teéri-
cadentro de la psicologfa de las relaciones ob-
jetales y de la psicologia del si-mismo. Obvia-
mente, esta nueva perspectiva cuestiona el
moniopolio que ha ejercido el eoncepto de con-
flicto dentro de In teoria tradicional. En
linens generales, tres posiciones tedricas res-
pecto al concepto de conflicto parecen ser las
predominantes en el psicoandlisis contem-
pordneo:
(1) El conflicto debe ser concebido como
existente desde el nacimiento. En ultima ins-
tancio, toda la psicopatologia se basa en el
conflicto intrapsiquico. El psicoandlisis como112
procedimiento terapdutico es aplicable, en
Principio, a toda la gama de patologias. Esta
seria la posicién kleiniana.
(2) El conflicto debe ser restringido al con-
flicto intersistémico tradicional. El trata-
miento psicoanalitico también debe estar r
tringido a la patologia basada en conflictos.
El déficit evolutivo, perteneciente a las pri-
meras etapas evolutivas indiferenciadas, es-
trictamente hablando, cae fuera de! dominio
teérico especifico de! psicoandlisis. Esta pa-
rece ser la posicién de Anna Freud (1981).
(3) El concepto de conflicto debe ser com-
plementado por el concepto de déficit dentro
de una teorfa amplia de In evolucién estruc-
tural, £1 psicoandlisis en su forma clisica no
puede enfrentar toda la gama de patologias
estructurales encontradas en la practica
clinica. Por lo tanto, se necesita ampliar los
aleances de la técnica analitica. Este ‘tercer
punto de vista’ parece estar implcito, si bien
no ha sido planteado abiertamente, en los es-
critos de varios tedricos contempordneos (Ge-
do, 1981; Robbins, 1983; Tahks, 1984). Es
también 6 punto de vista que yo defiendo (Ki-
Tlingmo, 1985).
Este tercer punto de vista implica que la
estructura de la personalidad tiene que ser
profundamente evaluada en cada caso es-
pecifico, El analista’ debe derivar su estrate-
ia terapéutica a partir de la comprensién de
ja conformacién estructural tinica del pacien-
tey formular y aplicar sus intervenciones de
tal manera que se adectien ¢ dicha estructu-
ra. Con el fin de lograr esta tarea de una ma-
nera consistente, el analista necesitard de
una teorfa que le permita una descripeién de-
tallada dela irregularidad estructural, es de-
cir de las variadas constelaciones de conflic-
tos y estancamientos de la evolucién y de su
organizacién resultante, asf como de su es-
tructura jerdrquiea, Equipado con tal instru-
mento, que le permita entender la informa-
cidn clinica, el analista estarta en posicién de
ampliar sus intervenciones de tal manera,
que correspondan con mayor exactitud al es-.
tado del yo en cualquier momento dado de la
terapia. Quizds osta ea una situacin ideal
que nunca lleguaremos a alcanzar. Pero, por
otro lado, siempre serd posible refinar tanto
Ja evaluacién estructural como la interven-
BJ@RN KILLINGMO
cién terapéutica,l igual que nuestro enten-
dimiento de la relacién entre las dos.
El presente artfculo tiene dos propésitos.
Primero, diseutir cémo In distincién concep-
tual entre déficit y conflicto puede contribuir
aun entendimiento mds preciso y al manejo
terapéutico de una variedad de patrones es-
tructurales, es decir, dela variacién entre un
paciente y otro, asf como dentro de un mismo
paciente entre un momento y otro, oentre un.
rea de au personatidad y otra, En segundo
lugar, discutir cémo esta ampliacién en la
comprensién de la psicopatologia afectard el
enfoque psicoanalftico estdndar. Dentro de
esta perspectiva, se discutirdn con mayor de-
talle los siguientes problemas:
1. Qué diferencias produce Ia distineién
entre conflicto y déficit en la estrategia te-
rapéutica?
2. ¢Cémo se ve afectada la transferencia
por el conflicto y el déficit respectivamente?
3. 4Cémo aparecen los derivados del défi-
cit en el material clinico?
4. ilmplica el concepto de déficit una mo-
Gificacién de la actitud analitica?
‘DOS ESTRATEGIAS TERAPEUTICAS
Como se mencionara anteriormente, el
concepto de conflicto intersistémico presupo-
ne cierto grado de diferenciacién entre los sis-
temas del ello, el yoy el supery6. Ademds, de-
be producirse una diferenciacién dentro del
propio yo. Esto incluye una cierta capacidad
de representacién en lo que respecta a:
(1)Larelacién entrecausay efecto cireuns-
crito,
(2) El sf-mismo como iniciador de pensa-
mientos y acciones.
(3) El sf-mismo como entidad inde-
pondiente de otros objetos y sucesos.
Dadas estas caracteristicas estructurales,
podemos imaginarnos a un nifio eapaz de ox-
perimentar que cierto evento ‘malo’ tuvo lu-
gar por una razén determinada y que él mis-
mo tuvo algo que ver con que ello sucediera,
pero sabiendo simulténeamente que ‘no era
totalmente culpable’ (Myerson, 1981). El yo
se ha desarrollado hasta un nivel en el que es
1 Bn este articulo, sc utiliza el Vérmino “analista” aun cuando las intervenciones técaicas apllcadaa enen fuera de
Is que cominmenta se considera coma paicoandlisis.CONFLICTO Y DEFICIT 113
eapazde experimontary representar la inten-
cionalidad primaria, Bs decir, se ha designa-
doa larepresentacién del sf-misma comocen-
tro responsable de los impulgos, acciones y
sentimientos propios del nific (mds adelante
regresaré al asunto de la intencionalidad se-
cundaria). Este nifio, al ser capaz de conce-
birse a si mismo, por lo menos de una mane-
ra rudimentaria, como un agente de su pro-
pia vida, también tendré la capacidad de ate-
morizarce antes sus propias malas intencio-
nes. En consecuencia, el yo estableceré meca-
nismos para engafiarsea s{ mismo, principal-
mente la represi6n, con ¢l fin de evitar descu-
brir de quién temequé. De esa manera, pode-
mos conceptualizar la esencia de la patologia
basada en conflictos como una patologia de
significados ocultos,
La principal diferencia entre conflicto y
déficit puede ser formulada en términos de
representacién del significado intencional.
Asi, el déficit hard referencia a una patologia
donde no existe una intencionalidad prima-
1, Debido ya sea a un est{mulo abrumador,
a.un estimulo inadecundo o a la privacién, el
yo ha sido dafiade en un momento en el que
su capacidad para representar causas y efec-
tos y su capacidad para experimentar al si-
mismo como un centro estratégico no se han
desarrollado todavfa, El resultado de esta fal-
ta de diferenciacién del yo es un estado de
confusién y de sentimientos amorfos de
vérgiienza y culpa, Por lo tanto, en la pato-
logia basadn en el déficit no se trata de defen-
derse contra Ia angustia relacionada con las
malas intenciones, por ejemplo, necesidades,
fantasfas y eentimientos prohibidos di
hacia el objeto, como sucede en el conflicto.
Contra lo que uno se defiende es, fundamen-
talmente, contra la angustia de fragmenta-
cién, es decir contra la pérdida de la propia
sensacién de identidad,
2Qué implicancias tiene esta diferencia-
cién entre conflicto y déficit para la estrate-
gia terapéutica y el tipo de intervencién? En
Jo que respecta a la patologia basada en con-
flictos, la tarea del analista es apoyaral yo en
la arriesgada aventura de enfrentarse a im-
pulsos y afectos arcaicos, hacia repre-
sentaciones objetales internalizadas que son
proyectadas en el analista. Tal empresa pre-
supone una alianza entre el analista y el pa-
ciente para descubrir, es decir, para buscar
tos significados ocultos. Sin embargo, en lo
‘que respecta a In patologia basada en el défi-
cit, el esfuerzo terapéutico no se dirige prin-
cipalmente a revelar los significados ocultos
sino mas bien a ayudar al yo a experimenter
el significado mismo. No se trata de encon-
trar algo mds sino de sentir que algo existe.
Al trabajar dentro del dominio del mate-
rial basado en conflictos, el analista espera
que el paciente se alfe a él para investigar
tanto el conflicto como la resistencia contra el
propio esfuerzo de investigacién. La perapec-
tiva terapéutica serd principalmente to-
pogrdfica y lar intervenciones serén de tipo
interpretativo, siguiendo la formula de; ‘Lo
que usted ha estado deseando, pero que al
mismo tiempo lo ha atemorizado y le ha cau-
sado culpa, resistiéndose por lo tantoa tomar
conciencia de ello, es ’. Incluso aun-
que le cause incomodidad, el paciente serd ca-
paz de aceptar que la invitacién a explorar
dentro del significado latente es basicamente
una actitud de ayuda por parte del analista.
‘Sin embargo, al trabajar con derivados del
déficit, el analista no puede esperar que el pa-
ciente experimente sin mds ni mds su invita-
cién a investigar como un benevolente acto de
ayuda. Es mas probable que sea interpreta-
da en términos de eritica, provocacién o ata-
que. Esto debilitard la alianza de trabajoy en
Ultima instancia constituird una amenaza
para la continuacidn de la terapia, Por lotan-
to, con respecto al material basado en un défi-
cit, Ya porspoctiva terapéutiea noes principal-
mente topografica sino que busca (1) corregir
y separar las representaciones s{-mismo-ob-
jeto distorsionadas o difusas y (2) producir la
estructuracién de'aspectos de las relaciones
objetales que todavia no se ha alcanzado en
Jaevolucién previa. Con este propésito, lasin-
tervenciones del analista deben tener no una
naturaleza interpretativa sino una naturale-
za ofirmativa.
{Cudles son las caracterfsticas de una in-
tervencién afirmativa? Los cuatro elementos
planteados por Cissna y Sieburg (1981) pare-
een establecer la esencia psicoanalitica del
concepto: (1) el elemento de existencia, (2) el
elemento de relacién, (3) el elemento de valor
y (4) el elemento de validez de la experiencia.
‘Una intervencién afirmativa no siempre in-
cluye los cuatro elementos, sino que puede
enfatizar uno de ellos, Asi, algunas veces la
validez de la experiencia sera la caracteristi-
ca que necesita ser confirmada con mayor ur-
gencia, Una intervencién pertinente seria
mas 0 menos de la siguiente manera: ‘Lo que
usted siente es correcto. En esa situacién us-
ted no tenfa otra opcién, Usted hizo exacta-14 BJ@RN KILLINGMO
mentelo mejor que podia haber hecho’. La na-
turaleza afirmativa puede ser transmitida
ante intervenciones de diferente com-
plejidad légiea y contextual, que van desde
oraciones simples como: ‘Lo que usted vio de-
be haberle resultado tremendamente pertur-
bador' hasta reconstrucciones mds integrales
que busquen deshacer las conexiones falsas
tanto a nivel emocional como cognitive,
Se han utilizado varios términos para ha-
cer referencias a intervenciones distintasala
interpretacién tradicional. Ast, Ornstein y
Ornstein (1980) hablan de la ‘interpretacién
empética reconstructiva’, Tahka (1984) de
‘explicacién empdtica’, miontras que otros
utilizan el termino ‘reconstruccién' come otra
categoria amplia de intervenciones distintas
de lainterpretacién (Sandler, 1984). Yo suge-
Tirfa que todos estos términos se agrupen ba-
jo el titulo de intervenciones afirmativas, Bn
mi opinién, esta amplia categoria tambien in-
cluiria términos como ‘contener’ (Bion, 1962)
y ‘sostener’ (Modell, 1976; Winnicott, 1966).
Si bien estos términos engloban mds aspec-
tos y hacen también referencia a otros aspec-
tas més implicites del comportamiento del
analista, contribuyen al establecimiento dela
calidad de significacién a lo experimentado.
Ciertamante, lo afirmativo no depende de las,
palabras; puede ser transmitida por medio de
un silencio pertinente.
Para coneluir, a nivel de principios pode-
mos distinguir entre dos tipos de estrategia
terapéutica: (1) In revelacién del significado
y@)la creacién de significado; siendo la pri-
mera pertinente principalmente en contextos
de conflicto y la segunda en contextos de défi-
cit estructural. Si lo que se busca es revelar
un significado, el tipo pertinente de interven-
cién es la interpretacién, mientras que la
creacién de significado se obtiene a través de
intervenciones de tipo afirmativo,
DOS PATRONES DE TRANSFERENCIA
Siguiendo el modo de razonamiento pre-
sentado Iineas arriba, resulta una tarea im-
portante para el analista el decidir si el ma-
terial disponible se hasa principalmente en
tun conflicto o en un déficit. Al tomar esta de-
cisién, ciertos aspectos cualitativos de la
transferencia pueden servir como gufa.
Dentro de la tradicién Kohutiana, se hace
una distincién entre transferencia del objeto
¥ transferencia del objeto-st-mismo* (Oms-
tein y Ornstein, 1980). En Ifneas generales,
ta primera haco referencia a la transferencia
derivada de un conflicto, mientras que la otra
hace referencia a derivados de un déficit. Sin
embargo, para los propésites dei presente
trabajo, puede cuestionarse la utilidad del
concepto de transferencia de] objeto-si-mis-
mo. En la medida que hace referencia sdlo a
tres patrones. de transferencia narcisista,
‘imagen especular’, ‘idealizacién’ y ‘hermano
gemelo’ (Kohut, 1984), el concepte parece de-
masiado limitado comopara abarcar todos los
tipos de transferencia de relaciones objetales:
storsionndas que se asocian a la patologia
basada en el déficit, como por ejemplo la
transferencia- ‘fusién’ (Hedges, 1983). Ade-
més, no sélo el contenido de ia transferencia
es de interés clinico, sino también aspectos
formales como la coherencia, la diferencia-
cién, In rigidez y la estabilidad de la transfe-
roncia, los cuales son tremendamente rele-
vantes. Estos aspectos, que transmiten infor-
macién sobre el nivel de organizacién estruc-
tural, no son enfatizadas por el concepto Ko-
hutiano. Otra objecién es que el concepto de
transferencia del objeto-si-mismo, talcomola
explica Kohut, implica concebir al analista
nicamente como herramienta para la cons-
truccién de estructuras, descuidando su posi-
cién también como objeto de acciones y afec-
tos relacionados con las pulsiones (Curtis,
1983). En ultima instancia, el analistano slo
actia como una ‘comadrona’ en el nacimien-
to de una representacién coherente del si-
mismo sino que también es el modelo para
una amplia gama de funciones del yo. Asi,
pues, necesitamos de conceptos mas amplios,
por lo que en lo sucesivo utilizaré los térmi-
nos transferencia de conflicfo y transferencia
de déficit, respectivamente®
gn qué se diferencia la transferericia de
conflicto de la transferencia de deficit? Seguin
el nivel de diferenciacién estructural involu-
crado en el conflicto, la transferencia que se
origina en un eonflicto también sera de una
naturaleza diferenciada. En el conflicto, nos
enfrentamos con impulsos y afectés dirigidos
hacia representaciones internalizadas de ob-
jetos emocionales que anteriormente fueron
* Belfobjoct
2 Fata distincién parece en clorts medida parslela a la que hace Takha cntre transferencia “estructural” y “proce
‘tructural” (1984).
etn tation prod
«forme anal o dig lu verse por sung mde erie, Fetoane w
wane
witicnlenbpaelievameasiaina
adc patalent te miterl wate por dria de ator
oeCONFLICTO Y DEFICIT
importantes en la vida de la persona, Estas
representaciones y las diferentes necesida-
des asociadas a ellos son proyectadas incons-
cientemente en et analista con la esperanza
de recibir una gratificacién por parte de él.
Formalmente, ellas constituyen repre-
sentaciones ‘objetales completas, inde-
pendientes y especificas, inmersas en patro-
nes ecomplejos de relaciones objetales.
Ademés, estdn estructuradas en base al im-
pacto del principio de realidad, por lo que no
perturbardn seriamente la alianza terapéuti-
ca ni encubrirdn el aspecto de realidad de la
situacién terapéutica.
A través de 1a internalizacién de aspectos
de] objeto y de su ‘trasmutacién’ en estructu-
ras despersonalizadas, duraderas, el indivi-
duo obtiene una independencia relativa de la
presencia y gratificacién directas del objeto.
‘Asi, ln dopendencia compulsiva de la aproba-
cién del objeto disminuird en la medida que
se estructuren las funciones afirmativas det
objeto. Si. la internalizacién de las repre-
sentaciones del objeto y de sus funciones no
tha sido completada, el individuo se man-
tendrd mas o menos dentro de una relacién
preestructural (funcional) con el abjeto. Esa
es la esencia de la transferencia que se origi-
na en el déficit, A diferencia de la transferen-
cia de conflicto, la transferencia de déficit no
esté cargada con un contenido repre-
sentacional especifico, Se trata mds bien de
una externalizacién directa o de una repeti-
cin de una estructura subdesarrollada o dis-
torsionada.
‘Asf, en principio, la transferencia de con-
flicto hace referencia a la repeticién de nece-
sidades dirigidas hacia las representaciones
del objeto, mientras que la transferencia de
déficit hace referencia a la repeticién de ne-
cesidades dirigidas hacia objetos que no han
sido internalizados. Sin embargo, clinica-
mente, la estructuracién deficiente difiere en
cuanto a grado y magnitud, Por lo tanto, una
persona puede permanecer en una relacién
preestructural en lo que respecta a ciertas
funciones o aspectos del objeto, mientras que
otras funciones u otros aspectos pueden ha-
ber ‘pasado’ a una relaeién estructural. Des-
de un punto de vista terapéutico, podemosde-
cir quo el paciente con une transferencia de
déficit es una persona que necesita un objeto
capaz da suministrarle las condiciones apro-
piadas para corregir las representaciones ob-
jetales distorsionadas y para internalizar las
funciones del objeto. Este es un prerrequisi-
peda tetimene poh reproduc ota
115
to para que se produzea una mayor diferen-
ciacién estructural,
La discusién en curso puede haber dejado
Ja impresién de que la transferencia de con-
flicto y la transferencia de déficit son fenéme-
nos psicolégicos diferentes. Sin embargo, Ja
diferencia se da mds a nivel conceptual que a
nivel de la observacién clinica. Pordefinicién,
Ia transferencia de déficit hace referencia a
una orientacién emocional sin un contenido
espectficamente dirigide al objeto. Sin embar-
go, en la prdctica clinica no se presentard asi.
Como la transferencia de conflicto, la trans-
ferencia de déficit estard cargada de signifi-
cados que son proyectados en los objetos. La
raz6n para esto es que en la vida psiquica
siempre se estd produciendo un proceso de or-
ganizacién (Killingmo, 1985). A través de es-
le proceso, los defectos estructurales que se
originaron a partir de traumas temprands
serdin organizados dentro de estructuras pos-
teriores de origen conflictual y de esa mane-
ra adquirirén un significado dentro de con-
textos continuamente cambiantes. En el a-
dulto, el proceso de organizacidn se habrd ve-
nido desarrollando durante un tiemp8 pro-
longado -combinando derivados de deficit y
de conflicto en patrones complejos del
caréicter- de manera quees casi imposible dis-
tinguir con precisién uno del otro.
Lo que denominaré ‘intencionalidad se-
cundaria’ puede servir como ejomplo, En una
seccign anterior, se introdujo el concepto de
intencionalidad.primaria en referencia a la
capacidad rudimentaria del yo del nific para
experimentar la representacién del si mismo
como responsable de sus necesidades y senti-
mientos. Se supone que esta diferenciacién
estructural constituye un prerreauisito para
el desarrollo de una patologia a nivel de con-
Mlictos. Sin embargo, las patologias que se ori-
gina a nivel de déficits también pucden pre-
sentar como caracteristica la intencionalidad
-pero en este caso como un fenémeno secun-
rio, Inicialmente, él nifio no tiene una par-
ticipacién intencional en el trauma, pero es
posible que, como un acto de organizacién
posterior, transfiera las malas intenciones de
otras relaciones conflictivas hacia el trauma,
con el fin de otorgarle significado a una expe-
riencia que de lo contrario resulta confusa o
aterradora, Después de todo, el mundo pue-
de resultarie més tolerable aun nifio pequetio
si piensa que su madre lo dejé porque era un
nifio malo en vez de tener que enfrentar el he-
cho.de que su madre simplemente lo aban-
asamant ate mater rate pa ech
unluer tae ler, fearon water116
doné. Ademés, esta realidad simple proba-
blemente desencadenaria una ira de una na-
turaleza tan amenazadora que resulta més
seguro culparse uno mismo. Por lo tanto, po-
demos hablar de dos tipos de sentimientos de
culpa: (1) uno basado en las malas intencio-
nes que desde un inieio se experimentan co-
mo propias y (2) uno basado en las malas in-
tenciones que son autoimpuestas posterior-
mente para eliminar una confusién. Los dos
tipos tiencn fuentes diferentes pero, a nivel
elinieo, pueden parecerse mucho y pueden te-
ner efectos dindmicos semejantas. Es sélo a
través de aspectos sutiles dela transferencia
que se puede rastrear la diferencia en el ori-
gen,
‘De acuerdo a cémo se lleva a cabo el prace-
so organizativo, pueden surgir diferentes
eombinaciones de déficity conflicto. La inten-
cionalidad secundaria muestra e6mo el déft-
citadquiere significado al ser interpretado en
términos de eonflieto, Los derivados del défi-
cit también pueden crear 0 iniciar un conflic-
to, por ejemplo, cuando estructuralmente la
agresién esta demasiadoindiferenciada (muy
poco Reutralizada) como para llegar a una
formula de compromiso con las restricciones
normales impuestas por los progenitores 0
cuando privaciones previas han dejado
detrés un hambre de objetos tan intensa que
no podrd ser satisfecha con relaciones de
amor mutuo. En general, el déficit estructu-
ral tenderd a intensificar los conflictos evelu-
tivos comunea. Asf, la angustia de castracién
del conflicto edfpico puede adguirir una di-
Tensién equivalente a un desastreoa un fra-
caso total cuando se afiade a Ia figura un si-
mismo previamente fragmentado.
En la medida que los derivados del conflic-
to dindmico y los derivados de los defectos es-
tructurales estdn organizados en patrones
complajos, no sa les debe considerar como
componentes separados que han sido reuni-
dos sino més bien como aspectostdiferentes de
fenémenos uniformes. Este punto de vista pa-
rece estar en concordancia con lo planteado
por Wallerstein: ‘Pues en el flujo de} material
elinico analitico siempre estamos en el mun-
do del ‘tanto/como’. Constantemente nos en-
frentamos tanto con lo edfpico, donde existe
tun s{-mismo eoherente, como con lo preedipi
co, donde éste no existe; tanto con regresi
nes defensivas, como con paralizaciones de la
evolucién; tanto con transferencias defensi-
vas, como con resistencias defensivas y con
recrenciones de estados traumdticos mds
BJORN KILLINGMO
tempranos’ (1983, p. 564). Siguiendo este ra-
zonamiento, deberfa anularse también la dis-
tincién entre transferencia de conflicto y
transferencie de déficit. Cuando se aplican a
la situacién clinica, parece mas adecuado
considerarias como expresiones de cualida-
des diferentes de la transferencia antes que
como formas diferentes de transferencia,
IMPLICANCIAS CLINICAS
Las implicancias terapéuticas dela distin-
cién entre déficit y conflicto hacen que la ma-
nera de escuchar del analista cobre mayor
importancia. Ademds de tamizar el material
clinico en buseade significadosinconscientes,
e] analista continuamente tiene que dejar
que el material pase a través de un proceso
de enjuiciamiento del grado de diferenciacién
estructural que se refleja en él.Ciertamente,
éste no es un proceso de decisién consciente.
En el clinico experimentado, se trata de una
forma altamente automatizada de percepeién
-que forma parte de la atencién libre flotan-
te, Sin embargo, incluso los clinicos mas ex-
perimentados pueden facilmente dejar pasar
Indiclos autilen que apuntan hacia derivedes
de deficit. Superficialmente, puede parecer
que el material tiene su origen en un conflic-
to, lo que leva al enalista a intervenir en un
nivel que es demasiado alto con respecto al
nivel donde estd organizado el nticleo emocio-
nal del material. Al hacer esto, deja de ser ac-
cesible para el paciente, quien en consecuen-
cia no puede sacar pravecho de la interven-
cién.
Como ya se planted, la distincién entre
transferencia de conflicto y transferencia de
déficit puede resultar util como herramienta
conceptual para juzgar el material disponi-
ble. Sin embargo queda la siguiente interro-
gante: Cémo se reflejan anivel
rivados del déficit, cudles son las sefiales
clfnicas que el analista debe recoger? A con-
tinuacién, se presentard un breve extracto de
un didlogo terapéutico, con el propésite de
ilustrar cifnicamentey llamar la atencién so-
bre el problema de intervenir terapéutica-
mente a nivel estructural, asi como mostrar
algunas cualidades caracteristicas de 1a
transferencia de déficit,
La paciente, una mujer de 28 afios, vino al
tratamiento quejéndose de una sensacién
er6nica de vacio y falta de alegrta, Ella se es-
taba desempefiando muy competentemente
en su profesion de enfermera. Sin embargo,CONFLICTO Y DEFICIT
no habfa tenido relaciones intimas con
ningin hombre y, aunque tenia muchas ami-
gas,no sentia aninguna omocionalmente cer-
cana y experimentaba un sentimiento cons-
tante de soledad. Ella era 1a mayor de cinco
hermanos ¥ desde muy corta edad se esper6
que se ocupara de sus hermanos menores, po-
ro sin darle a cambio ningrin tipo de erédito.o
de privilegios. La madre parecta haber sido
una persona muy egoeéntriea e inestable,
muy poco afectiva con sus hijos a los que de-
mandaba una disciplina estricta. La pacien-
te nunca habia estado segura de eontar con la
aprobacidn de su madre, Tan pronto como la
madre se sentfa mortificada con los nifios, y
especialmente con Ja paciente, quien por ser
la mayor se suponta que debfa saber eémo
comportarse-, abandonaba repentinamente
Ja casa. Los nifios se quedaban angustiados,
esperando su retorno, sin saber si éste se pro-
duciria,
La pacientes habfa estado en psicoterapia
de orientacién psicoanalitica durante tres
afios. La transeripeién proviene'de una fase
de Ia terapia en la que se habfa legado a un
punto de estancamiento. Sesion a sesién, la
paciente insisUia repetitivamente en que el
analista debfa decirle lo que ella estaba pen-
sando mientras permanecfa sentada en silen-
cio, En numerosas ocasiones y de diferentes
maneras, el analista hab(a comentado sobre
ja naturaleza insistente de su demanda y la
habia incentivado a que tratara de descubrir
qué necesidades estaban siendo expresadas
por esta actitud. Sin embargo, estos comen-
tarios eran experimentados regularmente
por la paciente como un rechazo, lo que a su
vex daba como resultado una actitud de ma-
yor demanda. La secuencia elegida se desa-
Trolla de la siguiente manera:
1A: Mi invitacién era 2 que juntos
miréramos lo que estaba sucedien-
doen suinterior anteesta situacién.
Es comosi esa perspectiva se hubie-
ra perdido,
2.P: Sf, se ba perdido, Yo s6lo siento que
usted la ha introducide por mf.
3. A: Bs provechogo que esto salga, ino?
Después de todo, demuestra quétan
ut -
insegura esté usted de mf y cudn
presionada se siente, por lo que la
perspectiva de trabajo que tenfamos
se ha perdido, Me imagino que lo
mismo sucede fuera de la terapia
también. }
4.P: Si, asi es, Pero afuera no me preocu-
pa, Aguf es diferente. Aquf se pre-
siona todo hasta el limite,
5. A: Si, Zy no es eso provechoso? Nos da
la oportunidad de trabajarlo aqui.
6. P: Si, pero me hace sentir muy insegu-
va.
7.As Pero, gno cree usted que podria ser
titi} dejarlo salir, de manera que pu-
diéramos trabajar precisamente esa
sensacién?
: Sf, pero al mismo tiempo puede ha-
cerme retroceder,
9.A: ¢Retroceder?
10. P: Si, usted esta pensando: ‘ch, Dios,
ella ba estado viniendo todo este
tiempo aqui y todavia muestra -jes-
toes todo lo que ha avanzado!’
11. A: Usted todavia no esta segura de que
yo pueda aceptarla,
12. P: Yel hecho de que usted use la pala-
bra ‘invitacién’. También la usé la
sesin pasada -que ‘yo la estoy invi-
tondo’ a algo, En primer lugar, no
entiendo qué tipo de invitacién es -
gse da cuenta? Yo no la veo como
una invitacién, Para mf es una pro-
vocacién y un ataque -mientras que
usted ten{a una intencién totalmen-
te diferente -jjaque mate!
13, A: Si, la comprendo, Ast es como usted
me ha experimentado,
Anotaciones:*
No.1; Al utilizar la palabra ‘invitar’, A
‘3 Sélo ve comentartin aquellos aspectos dal material que soan relovantes para In discusién conficto/défictt. Los
problemas de Lransforoncia y contratransferoncia que también aparocen en el material serdn obviados.
datetime poh rapraduee otal 2
sean icaasenteeeitah paella
rnmarte ete mater prateiapor deotho de ute
‘nigeria eles, flora ror meade118
No. 2:
No. 3:
No. 4:
No. 5:
No. 6:
BJGRN KILLINGMO
presupone que P esté motivada a
descubrir algo. También da por he-
cho que P tiene tanto la enpacidad
como la voluntad para soportar el
displacer a cambia del beneficio de
alcanzar «un objetivo de orden su-
perior que ha venido siendo pos-
puesto, Esto implica un funciona-
miento del yo a un nivel organiza-
vo complejo,
La respuesta de Po refleja nin,
na alianza de trabajo, lo que indi-
ca que el yonoesta funcidnandoen
el nivel eaperado, Asi, lo que A pre-
tonde que sea un trucque vontajo-
so es experimontado por Peomoun
acto de mallicia. Bste seria un ela-
ro ejemplo de desencuentroestruc-
tural.
Sin embargo, A no percibe que él
ya noes emocionalmente accesible
para P, Por el contrario, al intro-
ducir la palabra ‘provechoso’, A es-
peru que P adopte una cierta acti-
tud inslrumental que requiere que
el yo esté funcionando al mismo ni-
vel oa un nivel superior. Por esto,
lapresién se incrementa y Ase tor-
na atin mas distante a nivel emo-
cional para P.
P responde expresando casi abier-
tamente cémo la relacién con A
constituye un asunto de vital im-
portancia, Nada mas importa. Es
como si P estuviera haciendo sonar
una alarma.
Todavin Ano reeibe la sevial. Al in-
sistir en la actitud instrumental
(véase No. 3), él pierde la oportu-
nidad de captar el casi desespera-
do grito subyacente en el diseurso
do P:'Si usted me deja -itodo habré
terminado!’
P nose ha resignado, Todavia tra-
tade hacer legar su mensaje: us-
ted no debe dejarme!, Sin embar-
go, Ia palabra ‘pero’ indica que In
No. 7:
No. 8
No. 9:
No. 10:
No. 11:
desesperacién a tomado un matiz
més agresivo. Esto puede amena-
zar en ultima instancia la esencia.
dela alianza terapéutica.
Como respuesta, A también adop-
ta la palabra ‘pero’, Esto transmi-
te una actitud argumentativa que
afiade a Ia situacién un elemento
agresivo y gonerador de culpa.
Ciertamente, la relacién entre Ay
P ya no es de cooperacidn sino de
confrontacién.
En su respuesta, P elige un térmi-
no bastante especial, ‘retroceder’,
Superficialmente, esto suena algo
improciso. Sin embargo, dindmicn-
mente, esta misma falta de preci
sidn puede constituir un punto im-
portante. Es probable que sirva co-
mo cubierta de un peligra mas se-
tio -posiblemente el de suicidio-
sap ppanda P no sea conscienic de
ello.
Obviamente, la metacomunica-
sign transmitida a través de la pa-
labra ‘retrocedor’ intriga a Ay le
hace modificar el nivel de inter-
vencién. Ahora, él se abstiene de
presionar a P para que colabore
mds y se restringe a plantear uno
pregunta simple.
En respuesta, P expresa abierta-
mente su temor de ser abandona-
da por A.
Aun cuando Ja palabra todavia
puede comunicar un cierto ropro-
che por parte de A, el mensaje de
P parece haberse hecho visible.
Ahora A se da cuenta de la aguda
necesidad de P de tener confirma-
dos sus sentimientos inmediatos.
Esto es satisfecho por A simple-
monte plantoando emo estd expe-
rimentando P la situacién, De es-
ta manera, él transmite su com-
pronsin y aceptacién de Io que sig-
nifica ser P.
4 Esta hipétente no so justificn esto sobre ta base del presente material. Sin exbargo, si so nevina material nnte-
Hor, parece probable.CONFLICTO ¥ DEFICIT 119
No, 12: El pasaje mas extenso que viene a
continuacién indica que el matiz
afirmativo de la intervencién de A
ha disminurido el nivel de tension
en P, Ella ahora es capaz de tomar
cisrta distancia respecto a sus ne-
casidadas y, de esa manera, brin-
dar una explicacién mas coheren-
te decémo est experimentandosu
relacién con A. Esta serfa una
muestra de eémo la afirmacién
puede mejorar el funcionamiento
del yo.
No, 13: Ahora A est completamente cons-
ciente del desencuentro estructu-
ral. En consecuencia, ha modifica-
do su interveneién de una destina-
da a develar signifieados, a una
que busca crear un significado.
Nuevamente es emocionalmente
accesible para P.
En este extracto, hemos visto a un analis-
tn que est intorviniendo en un nivel dema-
siado elevado para la capacidad estructural
quetione Ia paciente en ese momento. El ana-
lista presupone que la paciente es su aliada
enuna actitud compartida de ‘descubrir’, Pe-
ro no se da cuenta de que ol material real se
doriva fundamentalmente de un déficit, node
un eonflicto. En consecuencia, la paciente no
tiene motivacién alguna parndescubrir nada.
Tal actitud no tiene realidad psfquica para
ella, Su motivacién funciona a un nivel mds
indiferenciado, Ella necesita experimentar la
calidad de ser. Esta necesidad constituye el
centro emocional en ese momento, Podemos
describir la relaciGn entre Py A mediante una
metifora: P estd Namando a Ia puerta de a
casa de A mientras que A abre la ventana del
segundo piso. De esa manera, no deja entrar
ala paciente,
La invitacién « buscar un significado im-
plica una actitud de esfuerzo mental continuo
y dirigido hacia una meta. Sin embargo, pa-
ra una persona con déficit, esta actitud no re-
sulla atractiva, No la experimonta como una
empresa excitante, estimulante, ni siquiera
peligrosa. Basicamente, la experimenta como
una carga agotadora que uno est obligado a
soportar o algo que se tiene que aceptar de la
boca para afuera, mientras se espera deses-
peradamente a que Ilegue lo verdaderamen-
te significativo. En términos metaféricos, la
persona con déficit est siempre esperando a
Godot, Al mismo tiempo, cuando se habla de
un‘paciente con déficit’, debe enfatizarse que
el término no hace referencia a 1a personali-
dad en su conjunto sino sélo a aquella parte
de la constitucién psicoldgica que se ha deri:
vado del déficit, Ni siquiera a nivel hipotét
co ser{a razonable concebir a un individuo to-
talmente sin conflictos.
Hemos llegado’a la tercera pregunta plan-
teada en la introduccign de este artfculo.
{Mediante qué signos pudo decidirol analis-
1a si el material clinico al que se enfrenta se
basa prineipalmente en un déficit oen un con-
flicto? En la discusidn precedente, se planted
que la calidad de la transferencia puede ser
til para que el analista identifique el nivel
estructural involucrado. Hablando en estos
términas, podemos decir que A, en el ejemplo
dado, no advirtié ciertns sefales que podrian
haberle indicado que no estaba enfrentando-
se a una transferencia de conflicto sino a una
de deficit,
Regresando al didlogo, qué indicios signi-
ficativos pueden extraerse de In manera en
que la paciente se rolaciona con el analista?
Primeramente, existe una caracteriatica de
persistencia monétena en la forma en que la
paciente hace sus demandas. Ella no varia el
tema ni hace distinciones sutiles.a nivel emo-
cional ni cognilivo. Es como tocar una me-
lodia simple en un instrumento con pocas
cuerdas. Probablemente, esto es reflejo de
una earencia de objeto a un nivel mds profun-
do, que predomina en sectores dela vida men-
tal que se originaron en el déficit. Falta la va-
riedad de afectos y fantasias coloridas que
acompa‘ian a unaorientacién objetal comple-
tamente desarrollada,
En segundo lugar, existe una tendenciaes-
pecial hacia le directo tanto en el estilo como
en la cleccién de las palabras. Es Ia ‘franque-
za’ dela persona que no Liene nada que escon-
der y por lo tanto puede mantener obstinada-
mente su posicién sin correr el riesgo de que
el peso de las evidencias se vuelva en su con-
tra. Es probable que esta actitud sea reflejo
de la ausencia de una intencionalidad prima-
ria en In patologia del déficit. Ella tiene su
origen en la sensacién basica de ser tratado
injustamente, no por objetos especificos en
una relacién mutua de amor y odio sino por
el impacto impersonal de la realidad.
En tercor lugar, el matiz emocional se ca-
racteriza por una oscilacidn entre esperanza
nn tetaimene prods repre etal paresmons ete miter proto por deotho de te
fore anilpen 0 digtl lu wens por slg aie eects, Ftc wos made120 BJ@RN KILLINGMO
apremiante y resignacién, sin dejar sitio pa-
Ta una posicién intermedia moderada. Tanto
la propia labilidad.como la calidad extrema
de los afectos sugieren que se trata de un
asunto de importancia vital. Probablemente,
lo que vernos es el reflejo de una subyacente
anticipacién de una catdstrofe relacionada
con la fragmentacién de la estructura del si-
mismo,
Finalmente, debemos sefialar que la pro-
pia paciente utiliza palabras como ‘inseguri-
dad’ y ‘ataque’ para deseribir su relacién con
el analista, palabras que indiean a una per-
gona que es victima de una agresién mds que
participante en un complot. Un paciente con
unapatologta de conflicto también puede des-
cribir la relacién con su analista en términos
negativos, con el fin de ganar seguridad, pe-
ro al mismo tiempo existe en ese caso una cn-
racteristica de responsabilidad compartida.
Inconscientemente, el paciente con un con-
flicto sabe que é1 mismo ha contribuido al
complot al plantear exigencias que son fun-
damentalmente propias. Por lo tanto, al de-
sarrollar sus criticas, él se cuidard de que su
aporte propio no sea activado o revelado. En
consecuencia, ejerceré un control sutil que se
manifestard en menciones indirectas, diplo-
macia, vaguedad y disimulo en su relncién
con el analista, Sin embargo, el paciente con
déficit, al sentir que no tiene tal obligacién,
puede tomar la posicién clara de victima sin
mucha dificultad.
Asumiendo que en el ejemplo presentado
A hubiera captado la sefial antes, {cudl hu-
biera sido la intervencién adecuada? El pun-
to 6ptimo parece estar después del No. 2. Ob-
viamente, aquf P se est sintiendo no sélo re-
chaznda sino también profandamente inse-
gura y necesita de manera casi desesperada
una confirmacién de su estado afectivo.
multéneamente, la agresién tadavia noha si-
do completamente movilizada. La posible in-
tervencién de A podria ser algo asi: ‘Si, usted
tiene buenas razones para sentirse insegura
cuando yo no le respondo. Es como lo que us-
ted sentia de nifia cuando su madre nc le res-
pondie y usted necesitaba desesperadamen-
te saber lo que olla pensaba de usted roal-
mente. ¥ ahora siente que yo soy exactamen-
te como ella y que la dejaré’. Par supuesto, no
podemos estar seguros de que esta interven-
cin, construida retrospectivamente, hubiera
sido éptima, Quizds deberfa ser expresada en
palabras que concordaran més con el ‘dialec-
to emocional de la paciente’ para que funcio-
etn tation prod
wane
witicnlenbpaelievameasiaina
‘ne elfnicamente. Sin embargo, anivel deprin-
cipios, este tipo de interveneidn ilustra algu-
nos aspectos significativos de la afirmacién:
(1) Odjetivacién. Al comunicar la ca-
racteristica experiencial de ‘yo
puedo sentir lo que es ser usted’, A
contribuye a hacer que el estado
afectivo de P sea menos privado.
Se convierte en algo que tiene for-
ma, que puede ser compartido con
otro y, finalmente, que puede ser
‘puesto en palabras.
2) tution Alintroducir una re-
in causa-efacto, el estado afec-
Horacanndils daberewnare
texto de eventos naturales razona-
bles. De esa manera, disminuirén
tanto la confusi6n como la carga de
Ta culpa secundaria,
(3) Aceptacién. Al incluir el contexto
histérico, A suministra las condi-
clones en que entionde lo expresa-
do por P. Esto transmitird a P una
impresién més confiable de una
persona que realmente la entien-
de. Al llevar su entendimiento al
nivel infantil, A también hace que
sea més facil para P aceptar la ma-
nara en que el analista la acepte,
‘a pesar de la culpa y el embuste
gue de lo contrario podrian colo-
rear su actualimagen de si misma,
Los objetivos de las intervenciones afirma-
tivas, como la ejemplificada, son tres: (1) res-
taurar la accesibilidad emocional del analis-
ta, (2) crear una situacién emocional éptima,
de tal manera que las fallas empéticas del
analista puedan funcionar como motivacién
para la internalizacién, (3) redueir la depen-
dencia compulsiva de la aprobacién del ana-
lista. Es de esperar que esto logre que la
orientacién del paciente pase de la exigencia
al examen de la propia actitud de exigencia.
Es decir, al satisfacer la necesidad inmedia-
ta de significado, el yo podrd elevar su nivel
de funcionamiento y adoptar una actitud de
adc patalent te miterl wate por dria de ator
«forme anal o dig lu verse por sung mde erie, Fetoane w esCONFLICTO Y DEFICIT
Centers ee
121
eyeasiég e+ o erwencianae
“pilicnto, inept
Paao de gio
cance,
Dei, ap. Tetsbeelnionto ge Tnuovenelones
investigacién -por lo menos durante un mo-
mento,
El énfasis que se ha dado en Jos afios re-
cientes a la patologia del déficit puede haber
llevado a un acentuamiento de las técnicas
afirmativas en desmedro dela interpretacién
de la intencionalidad activa. Al sobreenfati-
zar ol aspecto afirmativo, facilmente puede
pasarse por alto la complejidad estructural.
Primero, como ya se ha subrayado, en la per-
sonalidad adulta, los derivados de déficit y de
eonflieto estan organizados juntos de manera
indisoluble, dando forma a complejos patro-
nes de cardcter, Segundo, aun si un patron de
carécler patolégico se basa principalmente
no en un conflicto sino en una herida estruc-
tural inflingida por el medio ambiente, es la
interpretacign de la herida que realiza el su-
jeto lo que nosotros tratamos en la terapia.
‘La realidad psiquica del evento es construc-
eién propia del paciente. Entontes, aun cuan-
do el componente de déficit domine la confor-
macién patolégica y, en consecuencia, tenga
que dotarse de una calidad afirmativa a la
mayoria de intervenciones, esto no sera sufi-
ciente, También se necesitard de intervencio-
nes analiticas para sacar a luz las resisten-
cias y para interpretar las fantasias en que
se ha basade el paciente para reinterpretar
lo realidad. Como lo plantea Langs: ‘al reco-
nocer las realidades de los traumas tempra-
nos (Khan, 1963) sufridos por estos pacientes,
uno no debe descuidar sus componentes fan-
taseados y distorsionados en el proceso de
reelaboracién y reinterpretacidn posterior de
dichas experiencias tempranas, en el cual
juegan un rol importante las fantasia in-
conscientes y las introyecciones' (1976, p.
113). En tercer lugar, la privacién infantil no
se mantendré como una situacién simple de
escasez en aspera de.una ‘recarga’. La decep-
cién, la ira y el rencor conducirén a un cam-
bio en las propins necesidades. Ellas se es-
tructurardn como necesidades ambivalentes,
euya earacteristica es que la persona si-
ae igniliato ‘fimnnuvae
multéneamente acepta y rechaza lo que se le
ofrece.
Las caracteristicas evolutivas menciona-
das representam resistencias estructurales
que impiden el acceso directo al estado de
déficit original. La unica forma de modificar
el estado infantil, sea que éste se base en ulti-
me instancia en un conflicto o en un déficit,
es a través del andlisis de Ins transformacio-
nes estructurales de los traumas originales.
Ademis de estas resistencias estructurales,
existen también resistencias dindmicas. En
el caso descrito anteriormente, era predomi
nante el pedido desesperado de un reconoci
miento por parte del analista, pedido que se
originaba en la falla empatica de Ja madre.
Sin embargo, existe algo mds que este estado
de privacién y el pedido desesperado de ‘re-
carga’. La insistencia en la demanda de la pa-
ciente también tiene un elemento de demos-
tracién agresiva de la int ‘idad del analis-
ta para ayudarla, Incod§cientemente, él es
identificado con la madre. Asi, al llevar la te-
rapia al fracaso, la paciente podia obtener de
manera triunfal su revancha contra la ma-
dre, Se hubiera producido una grave falla si
no ge le hubiera mostrado e intetpretado a
ella esta resistencia agresiva.
Las implicancias clinicas de lo que se ha
avanzado hasta ahora en la discusién pueden
ser resumidas mediante la ilustracién que
aparece drriba.
Al pasar a través del ‘lente conceptual’ de
la transferencia de déficit/conflicto, el mate-
rial clinico se dispersa en dos direcciones. En
ja medida que el material sefiale principal-
mente en la direccién del conflicto, la estrate-
tia que se debe elegir es la de revelar el sig-
nificndo a través de intervenciones de tipo in-
terpretativo. Cuando el material sefiale en la
direccién del déficit, la estrategia sera esta-
blecer el significado a través de intervencio-
nes de tipo afirmativo, En cada paciente po-
demos hablar de un punto de giro estructural
(véase la figura).Alif es donde la transforen-
‘sda tetaimens probs reproduc cals seeamart ste mstar prateaopor doth de ue
fore anulopesodgtln a wenmitan por lq aie eesronen, fetocap woe mite
unlersaceiuineesibalpennit122 BJ@RN KILLINGMO
cia de conflicto se debilita y la transferencia
de déficit toma el control. Al pasar dicho pun-
to, la actitud investigndora deja de ser ade-
cuada para el nivel estructural del paciente y
el analista tiene que cambiar su estrategia.
De no ser asi, es probable que sus interven-
ciones aparezean como un ataque contra la
representacién del s{ mismo que tiene el pa-
ciente. Esto queda ampliamente ilustrado en
el caso clinico descrito. E] ultimo comentario
de P(el No. 12) demuestra en palabras direc-
tas que la adopcién de una actitud investiga-
dora, que puede ser experimentada por otros
pacientes como uns invitacién, os pereibida
por P come un ataque. P estd funcionando por
debajo del punto de giro, por asf decirlo.
‘También debe recordarse quela calidad de
Ja transferencia puede estar cerca al puntode
giro estructural y por lo tanto estar proclive
aun cambio rdpida. En consecuencia, el ana-
lista debe permanecer en un estado de recep-
tividad constante para percibir la oscilacién
entre las dos posiciones estratégicas. Con fre-
cuencia, un grupo de emociones tiene que ser
interpretado inicialmente sobre la base de un
“conflicto, Luego, elementos del mismo grupo
tienen que recibir una respuesta afirmativa,
por lo menos hasta que el patrén en su con-
Junto sea interpretado nuevamente como la
expresién de un conflicto. Esta oscilacién de
ln estrategia refleja la estrecha interaccién y
laestructuracién jerdérquica del material pro-
veniente de un coricto y de un déficit res-
pectivamente.
Lanecesidad de oscilacién en la estrategia
terapéutica descrita lineas arriba se basa en
aportes tedricos recientes, {Cémo se enfren-
taban estds problemas antes de que se conta-
ra con las nuevas distinciones conceptuales?
Existen razones para creer que muchos andli-
sis han sido levados a cabo en un nivel es-
tructural que no concordaba con el nivel en el
que estaban organizadas las eméciones cen-
trales del paciente. Los dos andlisis del Sr. Z
(Kohut, 1979)-plantean este problema. Al ir
a un nivel éstructural demasiado alto, es
probable que los afectos basados en un défi-
cit no hayan sido atrapados por el proceso
analitico, Ellos mds bien habrdn permaneci-
do invariables y aun mds aislados, dando for-
ma a una corriente oculta de infelicidad y de-
cepeidn erénicas, En parte, esto puede deber-
sea una adherencia rigida por parte del ana-
lista a le concepcidn eldsica del conflicta como
el tinico principio de In patologta. Por otro la-
do, tenemos razones para creer quesehan lle-
vado a cabo andlisis exitosos aun a pesar de
que hayan existido elementos obvios de défi-
cit en la constitucién psicolégica de los pa-
cientes. La razén para ello puede ser que los
buenos terapeutas, se trate de analistasclasi-
cos psicoterapeutas, siempre han adaptado
su técnica de tal manera que ella responda a
la combinacién especifica de déficit/conficto
de cada paciente, aun cuando esto todavia no
hubiera sido articulado tedricamente ni tu-
vieran plena conciencia de Jo que estaban ha-
ciendo,
Queda una tillima interrogante: El aporte
ala comprensién de la patologia y # la téeni-
ca terapéutica mencionado aqut, llevard al
abandono o, por lo menos, a una modificacién
de lasctitud analitica tradicional? ;Tendré el
analista que cambiar también su actitud
emocional hacia el paciente en la medida que
cambie su estralegia? {Necesitard el pacien-
te de un apoyo emocional adicional ademas
del ya incluido en Ia actitud analftica al ac-
tivarse un material basado en el déficit 2(Mo-
dell, 1976) gTiene que adoptar ef analista una
forma mas “afectuosa’, cercana’, ‘empatica’de
relacionarse con el paciente?
éPor qué es pertinente plantear estas pre-
intas? La discusién en curso y la revisién de
la teoria clisica puede llevar a ciertas dudas
respecto precisamenta a las caracterfsticas
de la actitud del analista. Especialmente, las
ultimas formiulaciones tedricas de Kohut
(1984), que plantean que toda patologia tiene
que ser conceptualizada en términos de una
estructura deficiente del sf-mismo,y que in-
cluso la persona adulta madura depende de
una respuesta empalica permanente por par-
te de sus objetos-sf-mismo, pueden dar la im-
presidn de que el analista también tiene que
actuar como un objeto-si-mismo del paciente.
Es decir, que el analista tome el rol de un pro-
veedar que suministra al paciente algo que él
no ha obtenido de los objetos-si-mismo origi-
nales -o en cantidad insuficiente- ya sea
amor, aprobacisn o empatia. Aunque el pro-
io Kohut parece ser de la opinién de que le
interpretacién es el principal mecanismo
técnico también cuando se estd enfrentado
una patologia basada en el déficit, es decir, el
principal mecanismo para corregir y reparar
una estructura deficiente del si-mismo, su
perspectiva psicolégica general parece abrir
el camino para una orientacién hacia el ‘su-
ministro', Obviamente, tal orientacién escon-
trarif a la actitud analitica tradicional,
Para solucionar el problema relacionadoCONFLICTO Y DEFICIT
con la actitud analitica, debe elaborarse un
supuesto respecto a qué caracteristica de le
relacién terapéutica es decisiva para impul-
sar el progrese terapéutico. Un concepto util
para esto parece ser el de disponibilidad emo-
cional (Bowlby, 1973), El concepto de dispo-
nibilidad del analista ha sido mencionade en
varias oportunidades en la discusién prece-
dente, Ahora, debe colocdrsele en su lugar
apropiado, Al estar emocionalmente disponi-
ble, se transmite al paciente una sensacién
deno estar aisiado. Se asume qua esta carac-
terfstica de la experiencia es una condicién
fundamental para qua se produzca un cam-
bio. Asi, la disponibitidad emocional es tan
importante cuando se trabaja en la esfera de
conflictos como cuando se esta enfrentando
derivados del déficit. El analista tiene que es-
tar siompre disponible para que la terapia
progrese. Sin embargo, la caracteristica rela-
cional que hace que el analista esté disponi-
ble al nivel de conflicto no necesariamente lo
sigue manteniendo disponible cuando el pa-
ciente esta funcionando en el nivel de déficit,
tal como se domostrs en el caso clinico lineas
arriba, Por lo tanto, al escuchar empitica y
cuidadosamente, el analista tiene quo enten-
der qué caracterfsticas especificas de las re-
Jaciones objetales se reflejan en la transferen-
cia y ajustar sus intervenciones de acuerdo
con ello,
‘Tomando como punto de partida el princi-
pio de disponibilidad emocional, la pregunta
es: {Qué hace que ¢l analista esté disponible
en el nivel de déficit? gEs necesaria una can-
tidad adicional de amor, cuidado o aproba-
cién? En mi opinién, la respuesta no se en-
‘cuentra dentro de la perspectiva de una pro-
visién adicional. El tratar de estar disponible
mediante la satisfaccién de las necesidades
del paciente parece descansar en el supuesto
de que es posible lograr un acceso directo a
las necesidades infantiles en el adulto. Por
las razones mencionadas anteriormente en
este articulo, tal supuesto es insostenible,
pues no tora en cuenta las complejas trans-
formaciones estructurales que han experi-
mentado, durante su evolucién posterior, las
necesidadesinfantilesy las relaciones objeta-
les fijadas. En la paciente mencionada en el
aso clfnico, si el analista hubiera respondido
sus pedidos de aprobacién ofreciéndole real-
mente una evaluacién positiva, podrian ha-
berse ganerado complicaciones serias, Prime-
ro, debido a un fuerte sentimiento de culpa, a
ellanole hubiera reaultade aceptablea un ni-
lope digo uberis pr sake mode elo, fetocopin
sneered pervs wre atl.
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vel profundo el recibir tal regalo. Inconscien-
temente, el sentimiento de culpa se hubiera
incrementado, Segundo, recibir un regalo hu-
biera resultado tremendamente amenazador
para esta mujer, debido a que toda su identi-
dad esta construida en torno a concebirse co-
mo ‘alguien a quien no se le raconocen sus
anéritos”. Esta es la ‘historia’ quo la paciente
quiere que el analista confirme en ese mo-
mento, Ia de no ser reconacida por sus obje-
tos-si-mismo originales. Asi, al brindarle su
aprobacién, en vez de comentar su pénico a
estar en una posicién receptora, ol analista se
habria colocado a una distancia emécional
mayor de la paciente.
El ‘terapeuta proveedor’ parece ne distin-
guir claramente entre ser un objeto-si-mismo
y ser como un objeto-si-mismo en la transfe-
rencia. La caracteristica empdtica del en-
cuentro terapéutico activa en el paciente la
transferencia de experiencias con objetos-si-
mismo fijados. Sin embargo, el analista no
responde a estas experiencias desplazdndose
ala posicign de suministro propia del objeto-
sf-mismo infantil. Lo que hace es confirmar
la necesidad -y el derecho- que tiene el pacien-
te de ser confirmado. Es decir, que brinda su
comprensién empatica de cémo debe haber si-
do no haber recibido el reconocimiento
aiiorado cuandg mds lo necesitaba y lo espé-
taba, justificando que se sienta asf. Al confi
mar exactamente la manera en que se siente
el paciente, el analista se relaciona con la ne-
cesidad mas urgente de un paciente con défi-
cit, es decir, la necesidad de sentir que ‘yosoy’
y que ‘tengo e) derecho de ser’, Al transmitir
precisamente esta caracteristica de Ja expe-
riencia, el analista se muestra emocional-
mente disponible y, de esa manera, puede
continuar el proceso, en el cual el paciente ex-
presard su pérdida y su odio, pasando luego
a investigar de qué manera ha bloqueado sus
-propios sentimientos y se ha apartado de un
vinculo cercano. Al mismo tiempo, esta ma-
nera de tratar la transferencia de objeto-si-
mismo puede ser conceptualizada como una
representacién madura del objeto-si-mismo,
Asf, el analista cumple el papel tanto de un
objeto-si-mismo de transferencia como de un
objeto-st-mismo nuevo, teniendo este ultimo
Ja propiedad de estimular la construccién de
estructuras. La experiencia de este objeto-si-
mismo maduro, en oposicin a los objetos-
mismo infantiles previos, prepara el terreno
para que el paciente tome el control de las
funciones de autoregulacién en casos en que