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ASPECTOS CONSTITUCIONALES DEL BEBE Y SU INFLUENCIA EN LA RELACION MADRE-HIJO Alfredo Jerusalinsky Al principio las respuestas del nifio estén forzosamente encaminadas por la via de Ia actividad refloja. por la ‘actividad espontinea y por las expresiones de su tono muscular y su gestualidad. La viabilidad y condicion do estas actividades en ol nifio realimentardn un circuito, afectivo con centro de determinacién en la madre. Esta retroalimentacién podré ocasionar cambios en la posi-cidn de la madre respecto del nifio, modificando asi el lugar simbélico que el hijo ocupa y el valor que significa. iif existe psiquicatnente ext madre mucho antes'8e er gostado. Cuando! niSo nace, todo ose ‘engranaje que lo precede se pone efectivamente en movimiento. Podemos decir que un recién nacido dispone de un “enganche" para articularse en el proceso materno que lo conticne; <@ijineNstSHa/GUa8 4) Actividad refleja arcaica, Cuando el nifio nace presenta una serie de reacciones autométicas, “desencadenadas por estimulo que impresionan diversos receptores". Estas reacciones constituyen algunas do las huellas que guian la actividad del bebé. Estamos refiriendonos fundamentalmente a los reflejos ‘madurativos, al conjunto de les reflejos orales, de la madre, de Moro, ténico-cervicales, @(N6S{FOIAtvGS? AIA ‘HABANERO AilaNCIVIGNAGEular, a las reacciones cuténoas y a los reflejos posturales y superficiales de los miembros inferiores (Coriat, 1974, y Coriat y Jerusalinsky, 1963). No es nuestro objetivo describir estos mecanismos, que ya estén tratados en una vasta bibliografia, sino internarnas Partiendo de esa perspectiva y considerando los reflejos orales, nos parece itil recordar aqui las reflexiones do Langer (1976) acerca de la importancia que, para la madre y el nifo, tine una laetanci feliz: "No s6lo el nifio sino también la madre se perjudica “por la renuncia a amamantar’. Helen Deutsch encuentra “una estrocha relacién entre el trabajo de parto y la lactancia, al comprober que la succién del lactante estimula Jas Utimas contracciones del titero, de manera que con el comienzo de la lactancia termina la funcién dindmica de este Grgano que cede su primacia 4 las mamas, La lactancia, ademés de ayudar a la madre a vencer el trauma que le causa la brusca sseperacién de su hijo sirve también para mitigar el efecto de su propio trauma de nacimionto* (apud Langer, 1976). pocho, calmando ta tensién y estimulando la glindula mamaria, con lo cual la socrecién lactes aumenta, Las mujeres deseosas de su maternidad “sienten en esta produccién lactea la continuidad de su potencial corporal, que se desplaza poco a poco hacia ¢1 cuerpo de su hijo y, en la medida en que éste crece, pone en ‘evidencia el efecto de ta donacién materna, Este ciclo de satisfaccién parte del ofrecimiento del pecho circula por la succién del bebé, retorna glandular y psiquicamente sobre la madre, quo se siente asi mas prdxima de su hijo, transformando la brusca separacién del parto en un distanciamiento corporal gradual y lento durante el cual el bebé recibe el don materno. Don que so expresa primero en forma de leche, como alimentacién y apoyo, proteccién y enselianza, y que va resignificéndose en otros objetas en la medida en que el nidio se vuelve capaz de alimentarse por si mismo. Este circulo maternal envuelve otro ciclo con el que se suporpone y se entrecruza: él ciclo dé hambro y dolor, succién-consuelo, saciedad y satisfaccién. El bebé exporimenta todo esto con los ojos fjos on ol rostro de la madre, ojos que fo enganchan y lo transportan hasta el universo en el cual su cuerpo, la boca y la leche adquieren su inscripcidn: el universo simbélico. Cireulos que $0 tocan, superposicién tangencial que articula, junta y separa los espacios de la madre y del hijo en un vaivén que se expresa més tarde incluso on la aparicién de las representaciones grificas, de cuyo fenémeno nos da un ejemplo el juego del Squiggle pro-puesto por Winnicott (1979) Es preciso hacer notar que el punto de contacto, que en el éngulo psiquico esta apoyado en una serie de Tepresentaciones maternas, en el dngulo bialégico se apaya en automatismos reflejos, fundamentalmente orales y visuales. El pecho se oftece y el rostro del nifo gira, por el reflejo de biisqueda, y chupa en una secuencia pausada y fija. Em la primera quincena de vida predomina la alineacién éculo-troncal y, poco a ‘Poco, los ojos acompaiian a la cabeza on sus seguimientos perspectivos. Las manos y los brazos se flexionan cuando el bebé sionte hambre y ansiedad y se van relajando y ex-tendiendo en la medida, en que la alimentacién avanza. La madre “lee en los ojos que se entornan y en ol cuerpo que se relaja el goce que su leche proporciona, Los reflajos orales adquieren, un sentido de aceptacidn, goce, plonttud; son significados porque estén alli, son como ol trazo para la escritura o el sonido para la palabra: su presencia da un soporte: para que esta palabra, la materna, tenga un destino cierto, ns principio: forma parte de las reacciones vitales mas arcaicas del ser humano. Pero de ali en adelanto, y casi sin interrupcién, se repetira en situaciones de dolor e incomodidad quo afecten al nifio, Nada existe de adquiride en esa manifestacién primaria, por lo menos on el recién nacido, A partir del primer mes de vida es posible notar cambios en el Ianto que, constitucional al comienzo, se incorporaré a estructuras que, poco a poco, Io levarén a adquirir la significacién social que tiene para el mundo de los adultos. En las primeras semanas el llanto aparece como desencadenado autométicamente frente a cualquier ‘sintoma de dolor @ de incomodidad, como directamente asociado @ sensaciones corporates inmediatas y ‘realmente prosontes. Con cinco semanas de vida, se presenta como efecto de los sueios: sin duda el bobé “ve" o “sionto" transitar por su mente una serie do imégenes que movilizan su gostualidad de manera muy activa. Mientras duerme presenta succién esponténoa, contraceién dal rostro, emisidn, de sonides, sonrisas, movimientos de los pérpados, eventualmente un llanto breve o interrumpido bruscamente, como ‘obedeciendo a una imagen que pasara fugazmente, ya que si fuese una molestia corporal la queja se reiteraria. Esta pequefia secuencia evolutiva nas muestra cémo, sutilmente, el llanto se transforma de una reacciin automatica en un elemento de comunicacién. Basta para ello observar las reacciones de quienes cuidan al bebé frente a su lanto lo consuelan y calman, le hablan, lo cambian y lo acarician, le atribuyon dolores y lo abrazan. Lo mismo sucede con la sonrisa, que iniclalmente aparece durante los momentos de saciedad y somnolencia que suceden a la amamantaci6n, como un gesto pu-ramente reflejo. Hacia el final del segundo mes la sonrisa empieza a aparecer como uno de los “organizadores” centrales en la relaciéa M-H al adquirir el caracter de respuesta frente a la sonrisa del rostro de otro ser hurmano, Es evidente que las reacciones frente a las sensaciones corporales inmediatas, reales y de contacto directo, pascen un valor completamente diferente del de las respuestas gestuales y del de las gesticulaciones frente ‘a imagenes oniricas y, por lo tanto, ausentes y evocadas. Las reaceiones frente a los contactos concretos, presentes desde los primeros instantes de la vida, se adscriben al equipamiento constitucional contenido en el cédigo genético; las de la segunda categoria del orden de la gestualidad., que empiozan a aparecer cerca del tercer mes, son adquiridas a través de la inseripeién que, sobre aquellos primeros mecanismos autométicos, realiza el sistema de comunicaciGn humana que la madre utiliza y en el cual incluye a su hijo. ‘@)ITOROUSCUIAE Ya hemos sefialado que las emociones se exprasan a través de sutiles variantes del tono y de las actitudes, y que el tono muscular presenta variantes fisiolégicas motoras: con ¢l suefio disminuye all minimo, pero durante el llanto aumenta. En efecto, ol recién nacido a término, una vez normalizade su tono, 1o.cual por lo general sucede alrededor dol quinto-dia de vida, presenta claras reacciones automdticas vineuladas a, sus sensactones, de dolor y de placer. Frente al dolor y la incomodidad aumentan las contracciones, y las masas musculares se relajan durante el placer y la tranquilidad. Sin duda se trata de mecanismos neuromusculares constitucionales que ofrecen. a la madre, elementos para conocer el estado de su hijo, en la medida en que ella desea conoceria. Este sistema de reacciones sélo puede mantenerse durante pocos meses si no es apoyado por la funcién ‘materna, que le imprimird toda su significacién afectiva. Es conocida la total indiferencia con que los bebés carenciados afectiva y/o nutriclonalmente responden a los estimulos del medio ambiente, después de cierto tiempo de privacién. Nos parece necesario destacar el valor que, en la relacién M-H, adquieren las expresiones ténicas que brindan un sutil referencial pura el “enganche materno. ‘@VAcitkiaes postiirales yactIvidsid SSPOREANEA. En la practica, es dificil disociarias del tono muscular y de la actividad refleja. Aun cuando cierta discriminacién sea didéctica, conviene lamar la atencién sobre los ries—gos de un esquematismo que pretenda estudiar aislada-mente cada reflejo. En realidad se trata de un esfuerzo analitico que nos ayuda a percibir con més detalle un proceso que recorre, campleja ¥ simulténeamente, todos los niveles, desde el psiquico hasta el biolégico y viceversa. Estos diferentes niveles no responden a las mismas leyes ni componen las mismas estructuras, pero a pesar de ello hoy es evidente para nosotros la necesidad de profundizar la comprensién de la dinamica de influencia e indeterminacién que existe entre esos niveles. En ese sentido, ol reflojo ténico cervical asimétrico constituye una sinergia que ademés de favorecer la coordinacién ojo-mano-boca, induce al nifio a adoptar una postura que facilita el amamantamiento y favorece en Ja madre la colocacién de pequefios juguetes cerca de la mano del nifio y frente a su boca, dentro de su campo de visiGn. Esto facilita la tarea de ensefiar al bebé. Aigo similar podriamos decir del relative predomi-nio del tone flexor al comionzo de Ia mamada, que induce ls rotacién cefalica y una postura qué s¢ amolda mejor al hueco de los brazos maternos, mientras que el relajamiento progresivo leva al niio a una postura abierta y extendida, sensible, sin embargo, frente a la més minima motivacién que produce en él un esbozo de “Moro™ incompleto, Es como si el cuerpo del nifio informara a la madre acerca de sus necesidades, su sociedad, su goce 0 su disgust, Elconstante esfuerzo del lactante durante ol primer trimestre de su vida para conseguir el control cofélico sta intimamente vinculado a resceiones posturales de dofensa frente a la posibilidad de asfixia por obstruccién de las fosas nasales o do los canales aéreos, como también sucede con las reacciones de los automatismos producidos por la maduracién de los reflejos del cuelio en el recién nacido a término. Es Caramente observable la gran influencia que sobre los progresos del mantenimiento de la cabeza, ejercen fos estimulos visuales y, muy especialmente, la movilizacion y Ia comunicacién humana. ‘Reciprocamente podemos se'falar cudn poco alentador es para la madre intentar el encuentro con el rostro do su hijo cuando éste esté persistentomente Imposibilitado de responder, ni siquiera con groseras tentativas a la llamada materna. La postura adecuada y flexible ¢s natural ¢ inconscientemonte reconocida hasta por la madre més jnexperta, dentro do los amplios limites de variacién de la normaliclad. Cuando posteriormente se verifica en el bebé alguna patologis, esas madres positivamente ligadas a sus hijos suclon rolatar que les habia llamado la atencién tal o cual actitud de sus pequefios. Es ésta una clara evidencta de un registro quo no llegé a constituir significante por desconoctmiento o por la negacién derivada del temor materno de confirmar que algo andaba mal. ‘La actividad esponténea caracterizada por la franca tendencia pasiva que se apodera del neonato después de la hipertonia del primer dia, y que suele durar cinco o seis dias, se manifiesta a partir de la segunda semana, fundamentalmente en los movimientos de brazos que podriamos lamar ‘de bailarina tailandesa", por la semejanza quo tienen con los movimientos plasticos realizados por las mujeres que practican las danzas folkléricas de Tailandia. También aparecen los clonus, temores de inmadurez més frecuentes en la barbilla y en las extremidades inferiores. Los movimientos son lentos y pausadas, a veces entrecortados, y se presentan de forma reactiva, aunque inicialmente inconstantes, mantfestandese cuando alguien le habla al bebé 0 mueve lentamente objetos frente a él. Alrededor de la quinta o sexta semana aparecen ya los movimnientos globales y agitados de respuesta, alternados por momentos de total quietud durante los cuales el nifo fija la atoncidn en un objeto o en una persona, como en estado de concentracién, EI pasaje madurativo por esas etapas va desde la actividad totalmente indiferenciada del comienzo hasta la asimilacién de los primeros esquemas de accién e inhibicién que tienen un cardcter francamente adquirido. En esta socuencia de la actividad esponténea se favorece el contacto de las manos con Ia beca y con los objetos externos, inclusive el pecho y rostro maternos, encuentros casuales que constituirian sin embargo la guia de los faturos contactos intencionales. Estos contactos fugaces iniciales ofrecen a la madre miltiples oportunidades para poner en juego las interpretaciones acerca de las supuestas intenciones del bebé, manifestadas a través de sus movimientos. Ella va inventando un verdadero “recorrido” cuyas fronteras s6l0 reconocen por un lado, los limites de la creatividad y la imaginacién maternas; pero, por el otro sélo pueden exton-dorse en ol espacio dibujado por la riqueza de movimientos del nifio. OPIRITiRIGSTBIGIOGIEDE! Consideraremos aqui, de en-tre todos los ritmos biol6gicos, solamente los que poseen especial importancia para ¢l intercambio M-H. Son ellos la acompasada secuencia respiracién-deglucién, 1a respiracion misma, las alternancias hambre-saciedad, suefo-vigilia, y la frecuencia excretora. Pocas cosas alarman tanto a una madre como la falta de evacuacién de su bebé o el hecho de que éste se ahogue con la leche que esta mamando o regurgitando. También pocas cosas tienen tanto poder de irritacién para una madre como la inversién del ritmo de sueiio del hijo, En estas regulaciones la ansiedad materna y la capacidad de contencién paterna tienen un papel decisivo para detener los efectos de esos contratiempos. Cuando en un nifo eriste una patologia neurolégica que distorsiona inevitablemente estos procesos, surge Por contraste la importancia de estas regulaciones biolégioas para la conservacién del oquilibrio de las relaciones primarias con el bebé. En estos casos, Ia flexibilidad tiene que ir instrumentando la sustitucién de un ritmo constitucional que se manifiesta como ausente, que reclama, en alguna medida, su reconstruccién. ara permitir tanto al nifio como a la madre articular su relacién y hacer un puente hacia el mundo circundante. Es evidente, y nosotros nos proponemos destacarlo, el relevante papel que estos ritmos desemperian en la sobrevivencia de! individuo, Nos preocupa que puedan ser poce valorizados respecto a su papel de proporcionar una vie de encuentro para la madre, que so ve forzada en su funcién a escuchar con otras ‘olds a ese nifio que aiin no habla. [nsistimos en la determinante incidencia de la personalidad materna, ‘pero no debomos olvidar la evidente influencia do estos factores. con of mundo que lo rodea. También se puede decir quo ol hijo“ informa” a su madre, a través de su respuesta, acerca del grado de adecuacién de la actividad materna a sus sensactones y a su estado interno. La madre construye para el nifio una imagen conte- nida en su subjetividad; ademés, esta imagen guardaré una inevitable relacién con los datos qué ol nif le ofrezca. Nuestras observaciones clinicas sefalan que tal relacién existe, aunque puede ser sumamente variable. La madre construye, al abrazar al hijo, al mirar al hijo, en su contacto corporal con él, el perimetro de su ima-gen. Perimetro que llenard con el significado nacido de loque ella desea en el nif. Pero éste puede facilitar el abrazo u oponerse involuntariamente a 61

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