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pala. tdgcay mea evs ais scat oma pate a ipartat sor (eGortiSxtri coma catedrtio#insigad: La expan, gues y pat, ‘3 ica cn wa defncd dl ‘stumero nga’ que ten cana Flite leu “espe eopresci y ic, gue ene ls easy los citines es probemes que estan Gesu caves ce two cond del eage Saxo ana esau tic” sions sacs, su mia cocci ya piiad te plata ota ue puter sr demosrade. conta y paca, Par re tn apr de consi ciel pala ua ties suetas.a cambio sels paras ya cherssveociate, aor ena ios “wees signals exe ans, dee hada (Pate y tes) asta sone pints en un apt yescrectar fb por waite oot, late a cenit sic, by consierat “pein”, a Gena psicn eta, “etl, orga de mierepienas y esata ne micas, ‘ari pripone wero marezbsisy arma fa importance pica conpreda ano eit end ee plica pune ona ufc etic, reco LAPOLITICA Giovanni Sartori & OT te Pact) eit las ciencias sociales Giovanni Sartori GIOVANNI SARTORI (Florencia, gercida a docencie on las universitades Ge Staniort, Yale, Haneerd y Courbia, fs prlesoc endca de fas uessidates te Ptenia y Columba Fa sbterido ocho doctaradns oan causa fes de Cengetnwn en Vashi (Ustates rides), suenas sires (Aen), Watt (spat), Guadsajace (Wexico) yt» vm, entre otras. Fo fotadr y Gc det Anta ais inca ‘Politica (1311-2003). Recibié el Premio Prixcipe de Asturias, de eis Scie en 205. fa esto tetas vos. que ‘nan sido publicadas en diferentes cafses: de els, el fee he ada inane ential eanprat uc ines Cidir de estructuras, incentis y resultadts j, en coedcita con el Hesw, Wideopalitice, dtedios, informacidn y demo- cracia de sonde, Traduccién de GIOVANNI SARTORI ‘Manos Laws LA POLITICA Légica y método en las ciencias sociales FONDO DE CULTURA ECONOMICA — Tienebace fo col feces cen ‘A tos amigos y colegas “epimers, 3018 a eee pote ‘Sono, Cowal 1a politica: lgieay método ena ceacns ils / Gira Sarto ta de Marcos Lara ~ $c — Meno ch, 202 $3869.28 16cm (Goer Poltcay Derecho) “Tilo ceghat La poten Lapa emetodo i wenme social ISBN BosS6esTO 1. Ciencia potlca — Metodologis 2 Ciencts sociales — Metodologia tara, Moe Sez somes sisi8 Dewey S08 Sip) Purtucie mentiat D.R.@ 1979, Sugar Rint S 11, Main, Fan “Tha original: La pees, Lap eed ie ca 1D. 1084, Fond de Gulia Econtmiea (Careters Pachowpaco, 227; 14738 México, BF, | sone feedoderaiturncconenicsoet ines ceratiads eo 001 2008 Comentario) ondaderatarscconesia cor “Tel (O)SRET ATE Pas (35)S207 454 ‘Se prbibe la eproduccin total o par de ea ob. ea cal fre lech. a anucocia pr ets de Saar debs devechon | BN 978 368-16 45210 Inpro en México» vinta ma PREFACIO Resulta fécil decir que tas ciencias sociales som ciencias. gPero imo se hace una ciencia? gQué la caracteriza como tal? Muchos se con- forman con. responder que una ciencia nueva se construye imitando a las ciencias ya hechas. ¢Pero es realmente cierto que las ciencias sociales se volvieron més ciemtificas por haber tendido a imitar a las ciencias exactas? Aunque asi fueta —y ¢s legitimo dudario— una Ciencia en sus primeros pasos, en sus inicios, debe volver a los comien- zs de Ta ciencia que adopta como modelo. Para empezar, ningin sx- her ciemtifico nacié) sin antes haber ordenado y precisado un vorabu- lario propio, ya que la terminologia proporciona lo que llamariamos Jas piermas sobre las que se apoyard luego esa ciencia para caminar. En cambio, en las ciencias sociales impera una babel de lenguas, al punto de que las entendemos a duras penas, Por ello este libro estd hecho ab imis, es decir a partir del lenguaje como instrumento del En un escrito justamente famoso, Thomas Kubn distingue entre los procedimientos de la “eiencis normal” y las revoluciones eienti- ficas. Si nos referimos « una ciencia normal —ya instituida y puesta en uso—, sélo se requiere dominar las técnicas del propio fic. Pero si una ciencia no estd “narmatizada”, no hay técnica que baste; se necesita saber pensar, y pata saber pensar se requieren légica y método, métodes lgicos, en una palabra metodologia. Cierto es que el mercado se halla imundado de textos que dicen tratar —ya desde el titulo— de la metodotogia de las ciencias sociales. Pero si atende- ‘mos a su contenido, por lo eomiin no encontramos nada de légica y no mucho de metodo. En rigor, estos textos se ocupan de las téenicas de investigaciém y del tratamiento de las dates. Lo cual esté muy bien yes altamente necesario, Sélo que el método de investigar no es el método de pensar; que nuestras ciencias no se han convertidn todavia en “ciencias normates"; y que por lo tanto, al contrario de las téoni- cas de investigaeién y de tratamiento de las datos, se requiere un conocimiento metodolégico. En este libro me ocupo, pues, de 1o que cerot libros pasan por alto: mo de cosas que ya han sido dichas cle manera dptima, sino de cosas olvidadas 0 descuidadas. Esta claro que el método légico de las ciencias sociales es ¢1 mismo 9 0 PREFACIO para todas las ciencias calificadas de ese modo, Si en. este libro me detengo poco en la economia y mis en la ciencia politica que en la logit, ello se debe a que el caso de Ia ciencia politica se presta mejor que las otras dos para ilustrar Ja dificultad y Ta naturale de dos problemas. El estudio de la sociedad se remonts a Comte, o poco antes; pero el estudio de l2 politica se rementa a los sofistas, Platém Aristételes. La sociologia no fue precedida por una verdadera "fileso- fia de la sociedad", mientras que la cieacia politica fue precedida (y hasta Ia fatiga) por una larguisima tradicién de “filosofla de la poll Hiea", Por ello le es ficil al sociélogo refugiarse en los microproble- ‘mas, en las sociologias especiales y altamente espectalizadas en las que puede proceder como en una ciencia normal, mientras que al poli- t6logo Je resulta muy dificil cludir los macroandlisis, y a través de ellos los macroproblemas. En suma, el caso de la cicncia politica tie. ne aqut preferencia porque es més intrineado y a la vex més repre: sentative. Para empezar, al politélogo (y no al soeiélaga} ex a quien Je in- cumbe comprender y explicar qué cs lo que hace. De la politica Se ocupan todos, doctos ¢ indoctos: y wuelvo a sefialar que de politica se ccuparon en forma eminente los filésofos antes que los politélogos. Exisce & la vez una ilustre tradicién de autores —desde Maquiavelo a Tocqueville— que no fueron filésofes, pero que quedaron como maestros de politica. Para todos estos antecesores zeudl era el offcio de una ciencia politica? No responderé en este prologo, dado que la cuemtidn ser examinada extensamente en el texto. Salamente anticipo, aunque mis no sez para atizar la discusién, que el recurrente “pam Filosofismo' de 1a cultura italiana (primero el idealist, luego el mar xista) cs a mi juicio precursor de catistrofes pricticas. La. Filosofia aunque no sea mis que para atizar la discusién, que el recurrente “pan. losAficos mo son programas actuables: son. programas que desde siem. Bre, y sin excepciones, fracasan en los hechos, y se ven desvireuados or completo. No existe la conversién de la filosofia en praxis; que ‘me perdonen Marx y los suyos. A esta altura el lector se preguntard: todo est muy bien (o muy mal), spero por qué el subtiatlo del libro —légica y método en las cien- cias sociales— no ocupa el lugar del titulo? Contesto: porque una tercera parte de este libro trata de las relaciones entre la teorfa y la prictica, entre el saber y el hacer, y de cmo, por ello, los proyectos Politicos triunfan o fracasan en la aecién. Y como vivimos en una edad “programdtica’, en una época de ingenieria de la historia, dicia que PREFACIO. " smi objeto es propiamente “Ia politica” tal como ta buscamos (mal) Cada ve na, Se dni que todo ben cull 1 vida fois y a cia ideal a tas que aspiran; pero poces saben qué hacer, y mucho menos edmo hacer. Es ésta la politica de la que quiero ocuparme. ‘Ya he dicho que me rebelo contra el pan-filosofismo. Agrego que también me rebelo contra el pan-ideologismo, Cuando yo estaba en los primeros patos de mi profesiéa, tode era filosofia. Hoy todo es ideoiogta, cultura de derecha y cultara de inquierda. En cambio yo me empefio en ercer que antes que mada tiene que ser “cultura aque serio de izquierda 0 de derecha no agrega nada al valor de ver dad de un conocimiento; y que un conocimiento falso sigue siendo falso aun cuando can eportunismo lo revistamos de negro, rojo o blanco. Tibro proviene de una serie de cursos universitarios impart do en la Facolnd de Ciencias Poe de i Universidad de Foren cia, que constituyen su Primera Parte y su Segunda Parte, a las que ppreferi conservar en su forma originaria de comunieacién directa, La Tercera Parte, en cambio, recoge una serie de escritos que reto- man y desarrallan —con el debido aparato bibliogréfico— varios temas y problemas tratados con anterioridad. Sin parecerlo, y hasta dirla que sin quererlo, el libro es unitario. Es evidente que en el transcurso de veinte meses (un curso mio por exapas, titulado Curitio. nes det mésado en ciencias politicas, es del petiodo 1958-1959) las ideas clave que tenia fijas en la mente, permanecierom fijas. La mis fia de todas es la de que a la cultura italiana le falta desde siempre el aporte de un serio y medido saber empirico. Es el saber que le propongo a quien se sienta harto de aprendices de brujo, borrache- ras verbales y vaguedades dialdetica Gs. PRIMERA PARTE, I. EL INSTRUMENTO. LINGOISTICO L., PEnsascento ¥ accion La rotinca es cl “hacer” del hombre que, mds que ningin otro, afecta ¢ involuca a todos. sta na es una definicién de Ix politica Es para proclamar desde el principio que lo que me interesa es Ile- gar al hacer, a Ta praxis. Pero el hacer del hombre estt precedido de tun discurso (sobre el hacer). El discurrir del homo loquax precede a Ja accién del hombre operante. Por to tanto la accién y los com- portarientos politicos estin precedides y rodeados par el discurrir sobre la polis, sobre Ia ciudad. Si queremos comenzar por el princi- pio, el principio es éste: el diseurso-sobre Ia politica. Y el primer pro- blema consiste cn que el discurso sobre la politica se vuelve hacia ‘wes antecedentes, a tres fuentes diversas cuando menos: 1) Ia filoso- fia politica; 2) la ciencia © canocimiento empirico de Is politica; 8) 1 discurso comin u ordinario sobre la politica. Si el hombre resulta en politica ua animal particularmente extra- fo es, entre atras cosas, porque sus eomportamientos estin inspirados '¥ orientades © por Ia filosofia, o por el conocimiento emplrico-cien- Uifico © por la conversacién corriente sobre politica; y las m4s de las ‘yeees por una confuse mevcla de estos tres aportes. A Ia pregunta “qué e Ia politica”, ereo responder, como paso previo, cnumeranda Jas principales “matrices simbdlicas” de las que macen nuestras con- sabidas orientaciones y actitudes politicas. Vamos. a verlo por pattes. La filosofia politica, y mas precisamente las “filosoflas de la politi 12", fweron la principal fuente de inspiracién de la teor‘a politica has- ta hace alrededor de un siglo, Todavia hoy gran parte de los plan- Keamientos de los problemas politicos de fondo estin referidos, aun sin saberlo, a los planteamientos. que recibieron estos problemas en el dominio especulativo, El caso que muestra de modo mis osten- sible la filiacidm directa de una accién politica de ta filosofia palttica, ‘sel marxismo. Marx se apoya estrechamente en Hegel y la concepcién: marxista (en sus conceptos clave y en su mecanismo Iégico) es Ta Filosofia hegeliana vuelta del revés y materializada. Pero aunque éste ‘6 ef caso mis osientoso, no es por cierto el dnico. "a detniciba de poles werd examinada inte, 29. nt 8 6 PREMISAS La ciencia politien (o mejor, un conccimiento empirico de la po- Iitica provisto de validez cientifica) es en cambio ta mis reciente y embrionaria de las ciencias. El conocimiento cientifico de los hechot pollticos, en cuanto se remite a fuentes de inspiracién auténomas (como Maquiavelo y la doctrina de la raxin de Estado), encuentra ificultades para consolidarse; especialmente porque gravita sobre fla, de un lado, ta bipoteca de la filosoffa politica (infiltrads, aun- que sea mimetizindose, tras los pliegues del conocimiento empirico dde Ia politica) del otto el apremiante reclamo de ta praxis politica cotidiana, y a través de clla del discurso corriente y las ideologias politicas ea pugna. ‘El discurso comtin sobre la politice. En seguida veremos con mis detenimienta qué se debe entender por “discurio comin" u_ ondi- nario. Pero debe advertirse desde ya que en su versiéa politica, ct discurso comiin puede asumir muy sensibles tonalidades emotivas, y hasta convertirse en un discurso ideoldgico-emotivo. En cuanto Sujetos empefiados activamente en la lucha politica, todos termina- ‘mos por argumentar en forma pasiomal. Cuando estamos en medio de la pelea no se trata tanto de persuadir como de “conmaver" para = no tanto convencer como “constreair”; ni tanto razonar como “apasionar™. Es inevitable. Pero por esto mismo se hace pre- iso diferenciar muy fiscurso. (itil, ineluso indispensable alos fines de la accién, para cxcitar a la accién) de Ia cieneia empl- ‘ica de la politica, y ai qué decirlo de la filosolia politica. ‘Se ve claro que estos componentes no son, en efecto, convergentes sino que, al revés, divergen; vale decir que son heteragéneos y se ‘obstaculizan uno al otro. Pero ya valveremos sobre este punto. Con. cluyamos aqui el planteamiento. A la pregunta “qué es la politica” hemos respondido nucleando dentro del saber politico tres Grdenes de aportes: el especulativo, el empicicecientifica y el del diseuno ordinario ideolégico. Por lo tanto, debemos preguntarnes alvera: zqué fs una filesofia. politica?, gqué es In clencia empirica de la politica’, @qué ex el ditcurso comiin u ordinario sobre 1a politica?, zy eviles son, fen consecuencia, las respectivas competencias y jurisdicciones? Estas son euestiones que podrian Ievarnos demasiado lejos, Me limitaré entonces a examinarlas en clave lingiistica, considerando al conoci- tniento filos6fice, al conocimiento cientifico y al discurso comin como modalidades diferentes del uso del lengueje. Vale decis: por filosofia entiendo un cierto-uso del Ienguaje; por ciencia empirica tun uso diferente de este mismo lenguaje; uses “especiales” ambos, EL INSTRUMENTO LINGOISTICO a que habrin de examinarse en contraposicién con el uso “erdinario" o comin del lenguaje. LZ, PaLansas ¥ sionricaDos Grosso moda, eb lenguaje es un universe de signos (convencionales) orm. Ok Seni aeE ons wiedor 2 keeate cat cooaienids por palabras y Significados. Lo que debe establecerse de inmediato es que @ cada palabra corresponden muchisimos significados. EL nic mero de palabras de cualquier lengua “natural” es infinitamente mis teducido que el niimero de significados que tenemos en mente cuan- do las usamos. La polivalencia de las palabras supone una ventaja y una desventaje. La ventaja consiste en que, al pensar, podemos traspasar Ios confines establecidos del vocabulatio, y de este modo hacer intinitamente més vasto, rico y dvetil el saber de cuanto pare ceria permitir la terminologia, Las palabras pueden ser Ilevadas a expresar variaciones y matices infinitos del significado. En cambio la deaventaja reside en que, con demasiada frecuencia, no nos enten- demos: al utilizar los mismos vocablos decimos (en apariencia) lo ‘mismo, pero pensamos (en sustancia) otra cosa muy diferente. La desventaja es, purs, la ambigtieded (de las palabra - La comunicacién lingiistica habilita a los hombres a entenderse; pero es evidente que, si no nas ponemos peridicamente de acuerdo sobre el significado que le atribuimos a una cierta palabra en rela- GiGn ton determinados contextos, la comunicacién nos lleva. simple- ‘mente @ los malentendidos, Poseemos pocas palabras para decir mu- chisimas cosas. ¢Cémo remediar les inconvenientes de esta situacién, manteniendo sus ventajas? Hay un solo medio: organizar y ordenar el lenguaje segiin “tipos de significado” correspondientes a ciertas dcstinaciones tipicas. La solucign xeside, pues, en desarrellar wos diverses de un mismo Tenguaje. a filosoffa_(as flosofias) utiliza (n) su propio vocabulario téenico, en el cual las palabras, aun las mas comunes, asumen un. contenido significante sui generis. La ciencia, toda ciencia, hace otro tant. vorabulario se inviste de cierta modalidad caracteristica del. signifi- cado. Lo que equivale 2 decir que la Filosofia y Ia ciencia son lengua- jes especiales; y por “especiales” se debe entender que son —como eciamos— modalidades de usos diferentes de un mismo lenguaje. EL cual —tepito— es um recurso para utilizar beneficiosamente un uni- 18 PREMISAS verso simbdlico constituida por pocas (felativamente pocas) palabras Y por muchos significados, LS. Discension zmoriva ¥ oinsENsibn Loca La divisién primera y mds elemental debe hacerse entre signiticado ‘emotivo y significado ldgico de las palabras. Vale decir, entre dimen- sidn emotive y dimensién légiea de un mismo lenguaje. Recurramos aun ejemplo que busca presentar dos casos limites: Ia poesia y la filosofta. Casos limites, precisamente, de un uso diferente por com- ‘pleto de tas mismas palabras. Nadie lee una poesia con Ios mismos eriterios con que leerfa o ju aria un texto Glosético. Y crco que todos estan dispuestos 2 coincidir fen que seria absurdo someter un texto poético a un andlisis \égico. Por qué? En general, no nos planteamos esta cuestidn de una mane 3a explicita; medimos cl lenguaje estético con sus patrones de me- sida particulares porque ast debe hacerse. Pero la razén es muy sim- pple: el lenguaje pottico es tipicamente un discurso que habla al ‘orazén, a los sentimientos, lo que equivale a decir que es un lenguaje emotive, La légica de una poesia es. por decirlo asi, una logica esté- ica, lirica, ret6rica, sustentada en inflexiones fontticas: ritmo, ali teraciones, asonancias, metéforas, ete. En sums, Ia poesia es pathos, no. ogas. El lenguaje logico se encuentra en el extremo conlratio; Duscamos un. sujeto, un verbo, un predicado, exigimos que cada pro- ‘posiciéa sa inequivaca y que todas las propesiciones que constituyen vuna demestracién sean légicamente congruentes entxe si. Las palabras cuanto més asumen un significado ldgico preciso, mis se despojen de su imprecisa contenido emocional. Para reconocer sin eqiivocat- nos esta diferencia entre el significado emoxivo y el significado ldgi- 0 de lat palabras, busta aplicar una pequefia regla elemental: cuando sentimos “calor”, cuando un discurso. despierta en nosotrot.refle- jos viscerales, cuando nos hace “sentir”. es que se estd utilizando el Jenguaje en sentido emotive. En este campo, la dimensidn emotiva del lenguaje no nos interesa tanto en su variedad estétice como en sa comexién com la accién: y nos interesa especialmente en el lenguaje que puede designare —en su precipitado politico— como lenguaje ideolégico emotivo. El hom- Ibre acta con calor cuando esté “apesionado", cuando se siente tocado fen su fe, em sts sentimientos, en sus pasiones; por lo tanto, cuan- EL INSTRUMENTO LINGDISTICO 9 do «std estimulado por el uso emocional del lenguaje. Resulta claro, pues, que cl lenguaje emotivo estd mucho mis cerca de nosotros que ton frio y desapasionado lenguaje légico. Se lo puede deplorar, pero lo mismo da; es un hecho. “También conviene advertir que la dimensién emotiva del lengua. je sm dimensiga ancestral. EI hombre prehistérico comenzé ha Dlar para transmitir tsignos de emaciones’, tanto de peligros como de efectos; y nuestro comunicar conserva todavia hoy, en gran parte, ta impronta originaria. Por lo tanto, la demareacién entre el wo Grmotivo y el uso logsco del lenguaje no es nunca clara y nitida. Siem pre queda una sedituentacién emocional, aunque se teprima. En came bio, el Tenguaje logico es para todos novotres una conquista diflat) que cuesta un prolongado adiestramiento y roucha fatiga. En gene ral, el uso Iégico del Tenguaje es una adquisicidn reciente, siempre precaria y parcial del Romo sapiens. ~~ 14. EL umcuage comin de nuestra exposicidn. Nos hemos propuesto acla- rar qué es el cenocimiento cientifico a diferencia del conocimiento filosético, haciendo. referencia a ciertas modalidades en el uso del lenguaje, Pero antes de hablar de “los uscs especiales” del lenguaje (como el cientifico 0 e1 Filos6fico), tendremos que ponernos de acuer- do sobre el lenguaje de base, sobre el wo comin, esto es, sobre el len- guaje materno, que es el minimo comiin denominador de todo lo demis. EI lenguaje comin es exactamente ¢l lenguaje al alcance de todos, el lenguaje de la conversacién eorriente. Lacke lo denominé lenguaje “civil”, pero quizis sea mas claro hablar de lenguaje materno, ya que es ef lenguaje que aprendemos en la infancia, Una ver que llega a manejar el discurso, el hombre comuaica con la mista naturalidad con que Fespira; y ninguno de nosotros presta atencién al hecho de aqite respira (hasta que no esti amenazado de asfixia), De aqui se desprende que el lenguaje comin es un lenguaje falto por completo de(conciencia de si misma, que usamos de una manera totalmente instintiva ¢ ireflexiva, Lo que pareja graves inconvenientes. El primer inconveniente ¢s que no. nos preocupamat de definir ‘ns palabras que empleamos; de ese modo, todo discurso resulta vago, genérico, y si escapa a Ios limites de una comunicaciéa elemental, Ey FREMISAS, corre el riesgo de generar importantes malentendidos. Todos dan ppor sentaclo que cada palabra pasee para el otro el mismo signifiea- do-que para ellos; pero lo més probable es que no sea realmente asi, pues el significado que a cada quien le parece el significado, el ni o significado, es en general el fruto de una experiencia persanal extremadamente parcial y eircunscrita. El segundo inconveniente consiste en que la conversaciin corien- te no presta atencidn al procedimienta demastrativo con el que debe constrainse todo discuso (si quiere alcanzar valor demostrativa). En Ja conversacién corriente, la légica y la sintaxis Iogica brillan por su ausencia, En efecto, en las discusiones cada uno de los contendien- tes cambia de continuo su método de angumentacién; utiliza uno hhasta que le ¢s util, pero en cuanto advierte que fo incomoda, cambia las cartas sobre la mesa y recurre a otto. Lo que pasa es que el apren- izaje del Lenguaje se realiza a golpes; a golpes de frases., Lo que sig nifica que no aprendemos a hablar aprendiendo a construir el dis euro. El nifio repite frases. Suele ocurrir que algunas frases se unen ‘en arguments “conclusos", que contienen y desembocan en ‘una con- lusién, Pero luego no volvemes a comprobar esas conclusiones; nos Timitamos a defenderlas encarnizadamente. ‘Recapitalemos, El lenguaje corriente, matemno, es el lenguaje na ural bésico que vincula 2 todos los que hablan una misma lengua, y par lo tanto la plataforma en tomo a la cual se debe construir y mo- ‘yer cualquier otro lenguaje especial (a menos que no se convierta en lengua “artificil”). Todos pasamos por ese lenguaje; pero algunos se establecen en él. Es en todo exso el lenguaje que se nos hace con- natural, el que nos reulta espontineo, zCudles son sus virtudes, cud- les sus defectos? La yentaja reside en que el lenguaje comin: 1) es el lenguaje mds simple, el que alcanza la méxima comcisién; 2) ¢s el Jenguaje mis vive, el que expresa nuestra experiencia. xutobiogréfi- ‘a, personal, Los defectos del lenguaje eorriente se pueden recepitular de este modo: 1) el vocabulario al que recurre es extremadamente reducida fe insuficlente; 2) las palabras quedan indefinidas, y con frecuencia egan a ser indefinibles (al menos com Ia debida precisién); §) las ‘uniones entre las frases suclen establecerse de una manera arbifreria y hasta cierto punto desordeneda, al tiempo que las conclusiones de las argumentaciones se instauran con anterioridad al iter demostrati- yo que deberfa sustentarlas, ‘Todo esto se puede resumir observando que el lenguaje comin, EL INSTRUMENTO LINGUISTICO 2 materno, es un lenguaje acritico; acritieo porque adoptames un ins trumento que no conocemos efectivamente. ¥ exto fija los mites del Jenguaje ordinaria: no es un lenguaje cognoscitive. Para verlo mis claro, comencemos par entender cual es el Ambien de eompetencia de Ja conversacién corriente. En la conversacién ordinaria comunicames por lo general noticias. y noticias eutobiogrificas del tipo: ayer me Sucedié tal cosa, me dijeron, tuve tal experiencia, me divert, vi, ete. Vale decir que se efectita tun intercambio de mensajes bastante ‘bre: ves, ¥ separados uno del otto, vinculados por la transmisién de in- formaciones de interés reciproco a propésito de sucesoe mds 0 menes habituales. Dentro de estos Hmites, el lenguaje corriente funciona muy adecuadamente: esto cs, funciona muy adecuadamente para las comunicaciones que hemos linmado de indole autobiogréfica. Pero precisamente porque satisface finalidades de relaciones interperso- rales, no se presta para otros usos, y en particular para desarrolles heuristics. Cuando se trata de examinar problemas, de descubris, de comprender, en suma de ampliar Ia empresa cognoscitiva del hom- bbre sobre la realidad, el lenguaje corriente ya no sizve. Comunicar es una cosa, conocer aria. No bien la convensacién co- mila se aventura en el terreno de los problemas heuristicos —lo- que fncluye el terreno explorado por el conocimiento—, el didlogo se vuelve infructuaso, Los interlocutores discuten, se acaloran, llegan con frecuencia a litigar entre si, pero cada uno te queda con st pa reeer (y el parecer que Jo contradice es una estupidez. De aqui pro- viene 1 notorio y prestigiosa dicho de que “discutir no sirve para ‘nada", salvo para hacerse mala sangre, lo que es una gran verdad; pero lo es porque se discute sin saber discatir. Discutir es inétil cum. do los interlocutores no seentienden porque mo tienen cuidado de sdetinir tas palabras que utilizan; cuando no poseen un. vocabulario suficiente pera examinar los problemas en detalle, con adecuada preci- y en fin, cuando cada uno argumenta las propias tesis sin uni- ‘dad de método. légico y cambiando varias veces el critetio demor trativo. En conclusién, el Ienguaje corriente nos permite reeibir y emitir ‘mensajes autobiogrificos (que son, por supuesto, importantes; incluso ‘mportantisimos). Pero si mediante el lenguaje materno se logra co- municar noticias com toda eficacia, no se puede en cambio resolver roblemas. Cuando se nos plantea “un problema”, not trasladamos de inmediato a una esfera en la cual ya no basta un lenguaje acritico + impreciso para sacarnos del apuro. 2 FREMISAS, 15. Rececién scupococvoscrniva Sc objetard que también ia conversacion coriente coniene un rime to muy elevado. de proposiciones cognoscitivas, de aserciones sobre problemas (y por lo tanto, no sdlo noticias sobre acontecimientos y personas). Cierto: pero estas proposiciones son recibidas y no produ cidas por el lenguaje comin. Es cierto que en el lenguaje cotriente hrallamos satisfaccién para la necesidad de conocimiento; pero ello porque él encierra proposiciones formuladas no en el dominio del Ienguaje comin, sino en el de los lenguajes especiales. Pero el pro- blema reside en que muy a menudo el lenguaje corriente no llega a recibirlas adecuadamente. Y esto no puede Iamar la atencién: si aquellas proposiciones cognoscitivas fueron formuladas en un lenguaje especial, ello obedece a que, de no ser asi, no habrian sido descu- biertas. De aqui se infiere que, si las traducimos a un lenguaje acri- ico, se vuelven a ajustar a aquel minimo comin denominador lin- giistico que por definicidn no es capaz de formularlas, $i entonces 1a conversacién corriente contiene nociones cognoscitivas, el hecho de que se hallen apresadas ab extra las cambia; y de abi que su recep- cida sex muy probablemente defectuosa y parcial. En la larga cadena de transiciones, refracciones y, en ditimo anélisis, simplificaciones gue padece un lenguaje especial antes de poder ser absorbido por el Jenguaje comin, es mis lo que queda por el camino que lo que leg a destino. Lo que llega es la “letra” compendiada de alguna conclu sidm; pero es rato que en esa letra permancica todavia el “espiritu” del texto con el que fue tormulada. Por lo dems, es bien sabido que cuando se eita 2.un autor a pedazos, a jirones, es muy ficil desvirtuar sa pensamiento, Nadie ignora cus peligroso ex extraer una proposi- cia de su contexio. Abreviar es ya de por si amputar; y ta simplifi- cacién sucle ser s su vez, demasiado a menudo, una verdadera y cabal deformacién, No debemos, pues, atribuirte demasiado peso al hecho de que tam biéa Ja conversacién corriente parerca poder satistacer la necesidad cognoscitiva del hombre, Las verdades cognoscitivas que pasan a for- mar parte del patrimonio comtin de las creencias de una eivilizacién, enin suspendidas de un hilo demasiado frigil: las palabras, de las que es fdcil desnaturatizar el sentido que las hace valederas. En. la conversacién comin —es cierto— solemos encontrar la “forma” de una serie de proposiciones cognoscitivas; pero raramente su. genuino “contenido” significativo, Es cierto que hasta el hombre comin pien- {EL INSTRUMENTO LINGUISTICO a 42}, pero su exigencia inteleetwal y cognoscitiva queda condicionada por un lenguaje que no resulta suficiente para satisiacerla, y que no s capar de alimentar un pensamiento creative Libertad y necesidad 1Los concepts especulatives, esto es, los elaborados en el dominio del lenguaje filosdfico, se prestan de moda particularmente adecuado para ilustrar qué sucede, o mejor qué puede ocurrir, durante le transmi- gracién de dcterminadas proposiciones desde un lenguaje especial al lenguaje corriente. Tomemos como ejemplo la conocida formula (que dice: la verdadera libertad reside en aceplar la necesidad. Bs wna pproposicién de origen hegeliano que pas a Marx y que fue tetomada de manera diversa por el neoidealisma y también por el neomarxismo contemporineo. Esta proposicién fue formulada por la especulacién fidealista en rarén de tres presupuestos y antecedentes: 1) uma légica Gialéctica: 2) uma polémica antikantiana; 9) Ia tentativa de conciliar lo racional con lo real. : En primer lugar, pues, para entender cabelmente la. proposici6n ibercad es ls acepracta de [a necesidad”, hay que saber utilizar y comprender la dialéctica. Libertad y necesidad, que al comienzo son “opuestas” y se oponen una a otra, terminan después fundién- dose en una “‘sintesis” superior de libertadnecesidad que las funda y corrobora: la libertad —decia Hegel— “es la necesidad transligu- nada”, En segundo lugar, debemos reparar en el status quaestianis histé> rico (de la historia de la filosofia), y més precisamente en el concepto cscoldstico y luego kantiano de la libertad. El estado de la cuestién sel siguiente: se rechaza la libertad definida camo liberum arbitrivin indifferentiae (la libertad como arbitrio) y se procura reformular en términos dialécticos la relacién entre libertad. y limite, relacién que en el dominio de la moral fue entendida por Kant como la relacién centre la libertad y el deber, ¥ que Kant formulé en el concepto de autonomia: la libertad ética como autoobligarse a una norma. En tercer lugar, debemos adheriras al presupuesto metafisico que estd en la base de lx especulacidn idealista: la identidad de lo racio- real y lo real, de la esencia y la existencia En cuanto a la libertad y la mecesidad, Hegel no rechazaba silo la solucidn kantiana; entendia sobre todo transferir la nocién de “Ii u PREMISAS bertad como limite” a um contexto mas vasto que el ético. Hegel as ‘piraba a conciliar all hombre con ef mundo después de Ia dilaceracién roméntica, a concertar dialécticamente todos los contrastes.y las opo- siciones; y entre éstas, la insatisfacciGn que el hombre experimenta ‘en contacto con la realidad. Vale decir que Hegel aspiraba a conci iar la libertad (con su carga de aspiraciones ideales, con su peren- me aspiracién a lo nuevo y alo mejor) con Io existente. Libertad y recesidad son conjugados dialécticamente para decir: sepamos armo- nizar y concordar lo que quisiéramos que fuese (y que reivindicamos ven nomabre de la libertad) con lo que es. ‘Como es comprensible, la proposicidn de que “la verdadera bertad consiste en aceptar la necesidad” era entendida en el sentido de restituirle a la libertad (después de ta explosién roméntica) una ‘proporcién, una medida, una “‘determinader™. En rigor, la formula hegeliana, 2 los efectos pricticos, no esti demasiado alejada de la ‘mdxima del antiguo sabio estoico: sabe contentarte, no desees 1o que ‘mo puedes obtener. Mixima que retomé Spinoza y que volvi6 2 for- mular de este modo: "Quien entiende lo que ocutre y por qué ocu- ‘re, es libre.” Pero ef destino de Ia formula hegeliana fue muy dife- rente al de la férmula spinaziana. De un siglo y medio a esta parte, la ecuacién “libertad — necesidad” entrd en el repertorio. de las jus tificaciones de los regimenes opresives: se la presenta al pueblo como legalizacién de su sumiso y paciente servir. El historiciemo Segundo ejemplo: se dice de nuestra époce que es una edad “histo- ricista". ¥ se habla de “historicidad” y del historicismo hasta en Ia conversacién corriente, {Qué se entiende por ello? El historicismo nace con el descubrimiento romantica de la historia. Hasta el roman- ticisme no se decla: “Este es un producto histérico", o bien “esto sucede por necesidad histérica’’. No-se lo decfa porque semejante ex- plicacién —hasta para un iluminista— no explicaba nada, no hubie- se tenido sentido. Sélo desde el romanticimo en adelante se presta atenciéa y valor explicativo a una neceseria concatenacién histérica. Y es con Hegel que se comienza a hablar del historicismo en sentido extricto, Para fijar mejor este concepto, convendrd remitimes a la cBlebre proposicién de Hegel que dice: “La historia del mundo es el juicio del mundo.” Esta frase condensa todo el sabor de su concien- a | EL INSTRUMENTO LINGDISTICO. B ia historicista, @Pero qué quiere decir? Literalmente quiere decir que es la historia misma la que se crige en jucz de lox asuntos huma: ‘nos, que el supremo “tribunal” de la realidad esti constituido por cl curso de los acontecimientos. Pera para ser comprendida, esta pro- Posicidin debe insertarse en et contexto del pensamiento hegeliano y ¥inculérsela con el concepto que Hegel tenia de la historia, Estd bien decir: ¢s el propio acontecer histérico el que, con su proceder, absuel- ve 0 condena, seperando a los que tenfan tazin de quienes extaban equivocados, Pero queda por explicar qué es este acontecer histdrico, (qué se entiende por historia, Para Hegel, la historia era una teofanta, tun sevelarse. progresivo de Dios en el mundo, Vale decir que para Hegel el proceso histérico cra Ja ejecuciin de los decretos de la Di- vina Providencia, Visto de este modo, el que la historia del mundo se enija en tribunal del mundo equivale a decir que Dios se comunica ea la historia com los. hombres y les notifica su volumtad a través de lo que acacce, Pero tomemos Hiteralmente 1a frase “es Jn historia Ia que juzga" poniendo atencién ahora a las palabras y no ya al sentido que éstas tenfan para Hegel. La proposicidn, bajo esta nueva luz, se vuelve de una gravedad incalenlable: parece sancionar la ética del hecho con- sumada. Extraida de su contexto originario, y recibida por la conver- sacién cortiente como una especie de slogan, ella viene a decir: 1 de estaba equivocado. En suma, ido es el del éxito y la humanidad se debe some- de los hechos y de la fuerza, Ahora bien, es muy cierto que Ta historia es mas Faerie que cada uno de nosotros. La historia, para cada uno de nosotros, es “todos los otros contra mi solo”. Por lo tanto, lo que ocurre, ccurre, Pero una cosa es fa afirmacidn del hecho y Ia comsiguiente aceptacidn de lo acontecido, y otra el micia de walor sabre tas hechos. Nadie niega que la historia gravita sobre los hombres; pero tarubiéa es verdad que som los hombres los ‘que hacen Ia histori. Lor que se niega —rechazando la ética del hecho consumado— es la eliminacién de los valores de la Hbrica de Ja historia. Frente a los acontecimientos, hay dos maneras de reaecionar: dicien- do “el que vence tiene taxi”, 0 bien "wencer no da la razén”. En el primer caso, el juicio de valor (la legitimacién) se sabordina al he cho; en el segundo caso, la afirmacién del hecho se separa de su va én (legitimacién). Pero atencidn: el que se niega a deci ‘iene raxén porque vencié” no es un retdrico que no sepa aceptar la fo PREMISAS historia y resignarse a lo inevitable. Deplorar um echo, afrmar que ‘debié haber ocurride de ctra manera’, noes un recriminar es os ejercer una “presida del valor” dirigida 2 modificar el curso de los acontecimientos. Si todos se concentraran en un cierto deber ser, ese "deber se traducirfa en Recapitulemos. La proposicién matriz del historicismo era en He gel una afirmaeion de fondo teolGgico; pero se convirtié, por haber perdido su significado originario, por habérsela tomado literalmente, fen un potente y peligcoso somnilero que engeadré en los hombres una servil lasitud moral, habitwéndoles a admitir una “fuerza de los hhechos” que ea rigor ert una “fuerza de los fuertes”, y convencién- dolos de que era asl, Es cierto que los casos que acabamos de citar son casos extremos —y de extrema gravedad— de recepcidm errada No siempre el destino de las proposiciones cognoscitivas que pasan al lenguaje corriente es el de ser tergiversadas literalmente; pero. la ver dad es que no resulta facil ni frecuente que tengam una recepcién ade- cuada, 18. Los LeNGuayes esercates Los lenguajes especiales son tos lenguajes “criticas”, y més precisa- mente “especializados”, a los que se lega por correccin de los de- fectos del lenguaje cortiente. Son critices en el sentido de que fueron construidas mediante la reflexidn sobre el instrumento lingaistico el que se valen: son especializadas en el sentido de que cada disc plina tiende 2 creatse un lenguaje ad hoc, adaptado especialmente los problemas heuristicos que se propone. Recordemos las caracte- risticas del Jenguaje corriente, del lenguaje no consciente de sf mis- mo, en. el cual las palabras no tienen un significado definido, el vo- cabulario ¢s limitado y el discurso carece de método. Fs facil entonees inferir ex adverso, por diferencia, las operaciones que preceden a la creacidn de los lenguajes especiales: 1) hacer. precisos y definir Jos significedos de las palabras; 2) estipular reglas precisar de sintaxis logiea; 8) crear nuevas palabras. ‘Veamos por su orden estos tres aspectos. En el lenguaje corriente, las palabras son polivalentes y se usan de un modo ambiguo. Por ello Ja primera operacién para constituir un lenguafe especial consiste en establecer de un modo expltcito y univoco (hasta donde sea posible) cl significado de totlos los tétmines fandamentales del canpo de intereses de que se trata. En el pensamiento critico o cognoscitivo, EL INSTRUMENTO LINGOISTICO ” le precision dei lenguaje es exencial) Utilizar una palabra en vez de otra tiene importancia, y equivocar (eto es, usar impropiamente) un cierto término, equivale a equivocar el concepie. Un médico que erra en un nombre, erra en la enfermedad: y si erra en la enferme Gad no cura, y acaso empeora al enlermo. Cuando se exhorta a set precisos y ajustados en el uso del vocabulario, no es meramente por prurito de puleritud: es adkestvar en el pensar> La segunda operacidn es la de fijar y tener firme la regia del proceso demostrativd. En efecto, un discurso slo tendré validez (po- tencia) demostrativa si se lo desirolla con unidad de método, segin un patria argumental constante y coherente. Por ejemplo, quien adop- ia em filosofia las estipulaciones de sintaxis Logica que se denominan dialéctica", deberd argumentar siempre en clave dialéctica; quien no lo hace. no debiera adoptarla. En verdad, no suele seguirse esta recomendacién. Pero en el campo de la ciencia no puede haber incer- tidumbres: Jas “licericias” (del fildsofo) no se admiten. En fin, el acta de nacimiento de un lenguaje especializado es dada por fa creacién de palabras nuevas, de neologismos. A los fines heu- Fisticos, una vasta nomenclature no complica, sino que al revés, sim plifica y clarifica. Es la articulacion del lenguaje la que confiere al pensamiento seguridad y vigor. Cuanto més extenso es un vocabmala- Tio, mis permite discursos precisos. Ademas, as palabres nuevas idew reslidades nuevas. Une “cosa que'no tenga denominacién, no existe; esto «ssi no tenemos un “nombre” para una cierta cosa, &ta escapa 2 la revelacidm cognosctiva, y se hace imposible pensarla, No- rina si mescis —decla Linneo— perit ef cognitio rerum, Por lo tan- to, cada palabra nueva ensancha nuestra capacidad cognoscitiva, en extensiéa 0 en profundidad. Por ello, cuando nos asomamos por pti ‘aiefd’ vex a una disciplina especializada, mos encontramas con tantas palabras desconocidas. Es la sefial que nos advierte de Ia diferencia con el diseurso eorriente. Para subrayar mejor la esencialidad del instrumento “lenguaje”, 1 ejemplo més clamorasa de correspondencia entre Ja creacién de un Tenguaje especial y el nacimiento de una ciencia, es el de Ia quimica La quimica precientifica, la alquimia, no era tinicamente especule- ciga un tanto extrafalaria. Los alquimisis eran también muy pacien- tes experimentadores que no carecian de talento para la observacién cempirica. Sin embargo, sus investigaciones resultaban vanas; y ello ‘porque los alquimistas no posefan un instrumento lingUlstico apr piado. Por més que probasen y volvieran a probar, su saber se formu no puede ely 2 £

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