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Reteu eect an se a RCS Care em OL ToL Meola el IA ol Poe euemd emen sina snopes eg ue esgic aU emt Nese Retiree ec) diversa, explotade y periférica, el tiempo que politicamente ee Meine a a Aegiecr mete tote Mun cd Cnn recta Ms cols [alec los ae) Peco Me MeL Meta aaa tn era See etateMet ene hme xeurete comionroratt Cond emit meeemste cece athe Weems eo ee eek eee cnet) Ciuc wen Cur anime oon Pretec esc enlistees ca ea ae) Latina: aquellos afios sesenta, con sus movimientos de Tegan crema eo Reece ca a wa ee erent Medel ae eee) desde Chiapas por las armas, el Internet y las proclamas, Per ences Rac MC Coh ceMcoti ha a l eee hemor ne mrocs académicas de ia Universidad Intercultural de Chiapas y del Cee Eee ei ec eRe ane ona) Bee ey eva eae Pee eee cee Rea cco Pein etn amine ocr mundial. f ete eR enki an RIL ad WR? lides| {|i CHIAPAS en las notas de campo de Oe Mate) ics See) Rosana Guber (coortlinadores) tee eer ee ey SON Se ae Teese Centro de Antropologia Social de Argentina Chiapas en las notas de campo de Esther Hermitte mizadores Grupo Taller de Trabajo de Campo Etnografico Coordinadores ANDRES FABREGAS PUIG ROSANA GUBER (Cexruo DE ANTROPOLOGIA SOCIAL DE ARGENTINA © DR. 2007, Universidad Intercultural de Chiapas Corral de Piedra mim. 2 Ciudad Universitaria Intercultural 29290 San Crist6bal de Jas Casas, Chiapas ISBN 978-970-764-288-1 Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico A Tinay Bricio Hemdndez Montoya, sus vidas y sus memorias Contenido Reconocimientos, Fon ye hy sox Prologo. 2 aut Grupo de Trabajo de Campo Etnogréfico del 1pes: Natalia Castelnuovo, Christine Danklemaer, Carolina Feito, Maria Alejandra Garefa, Rosana Guber; Andrea Mastangelo, Alicia Méndez, Alejandra Otaso, José Pose, Elias Prudant, Brigida Renoldi y Rolando Silla Esther Hermitte y la antropologia en Chiapas . Andrés Fabregas Puig Dos tesis para Pinola = ee Rosana Guber Pinola. Indice de las notas de campo. Agosto de 1961 enadelante. 2... Diariodecampo. . . . . no it 8 a 231 3s 47 Reconocimientos Colaboraron por el Grupo Taller de ‘Trabajo de Campo Etnogratico del CAS-IDES Natalia Castelnuovo, Christine Danklemaer, Carolina Feito, Alejandra Garcfa, Andrea Mastrangelo, Alicia Méndez, Alejandra Otaso, José Pose, Elias Prudant, Brigida Renoldi, Rolando Silla y Nata- lia Vern. Esta edicidn fue posible gracias al convenio entre fa Universidad In- tercultural de Chiapas, México, y el Instituto de Desarrollo Econémico y Social, de Argentina. Muchas gracias a Esteban Krotz, quien propicié este tazo; a la Asociacién Runa Wasi de Buenos Aires, Argentina, y su directora, Vil- ma Diaz, que posibilitaron a trascripein de los materiales originales mecanografiados para convertirlos en versién digital; y a Getulio BE. Steinbach, Leopoldo J. Bartolomé, Vietoria I. Casabona, Nora Garrote, Virginia Vecchioli y Sabina Frederic, quienes desde 1990 y cn distintos momentos nos acompafiaron para que estos manuscritos volvieran hoy ala vida. A José Luis Ruiz Abreu y Jaime Torres Burguete de la Universidad Intercultural de Chiapas, México, por su minucioso trabajo de revision yedici6n. "1 Prélogo Este libro es el fruto del encuentro de tres pafses, tres trayectorias aca- démicas y tres épocas, En cl nombre de este encuentro, “Chiapas”, convergen una antropéloga argentina por origen y destino, y estado- unidense por formacién profesional; México, una sociedad étnicamente diversa, explotada y periférica, al tiempo que politicamente licida y sor- prendente, y Chicago, una escuela universitaria que mareé rumbos en la Sociologfa y Ia Antropologfa de varias coyunturas del siglo xx. Esther Hermitte (1921-1990), la articuladora de este encuentro, fue por titulacién y por préctica la primera antropéloga social argentina. Egres6 como profesora de Historia de la Facultad de Filosofia y Le- trae de Ia Universidad de Buenos Aires (1950) cuando la carrera de Ciencias Antropolégicas atin no se habia instaurado (1958). En caréc- ter de investigadora del Museo Btnografico de Buenos Aires, realiz6 entre 1957 y 1958 una breve investigacién de campo acerca del “modo de vida de poblaciones mestizas” en un establecimiento minero del noroeste argentino, En septiembre de 1958 se trasladé a los Estados Unidos con una heca externa del flamante Consejo Nacional de In- vestigaciones Cientificas y ‘Tecnolégicas (Conicet), para desarrollar un posgrado en antropologfa social, en el departamento de Antropotogia de la Universidad de Chicago. Fue allf cuando se incorporé al equipo de investigacién del proyecto Chicago/Chiapas “Man in Nature”, que dirigian e! lingitista Norman MacQuown y el antropélogo social Julien Pitt-Rivers. En la segunda mitad de 1959 realizé una prospeccién para clegir comunidad, y finalmente se decidié por Pinola/Villa Las Rosas, adonde volvié para emprender su trabajo de campo intensivo cn agosto de 1960. De su estadia de casi dos aitos resultaron su tesis de maestria, La movilidad social en una comunidad bicultural, premiada pot el Roy D. Albert Prize for M.A. Thesis (University of Chicago, 1963), y su tesis B doctoral, Poder sobrenatural y control social, galardonada por el Bobbi- ‘Merrill Award for Ph.D. dissertations (1964).! Hermitte regres6 a una Argentina politicamente inestable en 1963, para ingresar al mundo académico ya como “antropéloga social”. A. poco de llegar se incorporé a fa licenciatura de Ciencias Antropol6gicas en la Universidad de Buenos Aires, como profesora del semainario “Et- nografia sobre mayas contemporéneos”. También fue reclutada por el Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Torcuato Di Tella, coma directora de la seccidn “Antropologia Social”, desde donde emprendié investigaciones con poblacién campesina e indigena en las provincias de Catamarca y Chaco, al noroeste y al nordeste del pais respectivamente. Sin embargo, la intervenci6n de la Universidad de Buenos Aires cl 29 de julio de 1966, un mes después del golpe militar de la autodenomina- da “Revolucién Argentina”, interrumpié su presencia en la universidad pUblica. Hermitte renuncié a su cargo junto a muchos otros profesores, en protesta por el cruento asalto policial a las facultades. Mientras tan- to, desde el Di’Tella Hetmitte pudo seguir coordinando sus proyectos de investigaci6n y consultoria, pero la crisis financiera no demoré en afec- tar su continuidad en esta institucién. En 1974, bajo una convulsionada administracién democratica tras la muerte de Juan D. Perén, Hermitie pas6 al Instituto de Desarrollo Econémico y Social (IDEs) y fundé el Centto de Antropologia Social (Cas). Desde aqui propicis la form: de j6venes investigadores en antropologia social, disciplina que acaba- ba de ser desalojada como carrera y como especialidad, de casi tods Jas universidades nacionales, ante una nueva intervencién esta vez civil (septiembre 1974), bajo la acusacién de ser una orientacién subversiva. Hermitte y la disciplina que cultivaba tendrian que esperar hasta 1986, después de Ia sangrienta dictadura autodenominada Proceso de Reor- ganizacién Nacional (1976-1983), para regresar a Jos claustros. El Centro de Antropologia Social del 1Des fue una de las tantas “uni- versidades de las catacumbas” que proliferaron en la Argentina durante 508 aciagos nueve afios. En sus aulas Hermite contaba sus anéedotes de campo entre chamanes y pinoltecos revestidos, entre catamarquefias tejedoras de ponchos de vicutia y aborigenes del barrio Taba de Resis- 1. Las publicaciones de estos matesialeslueron algo posterior: Poder sobrenateral.. fue publ- ‘ada pore TnsiutoToigenisa Interamerieano ea Mix, 1970, yreditada parent Chiapancco de Culture en 1982, y por Euitorial Antropofigia ye Cent de Antropol Social del TS, en 200, ™ 4 — Yo politica y la academia en América Latin tencia, Chaco, con el tono vivido que s6lo da la experiencia prolongada y de primera mano. Sus abultados cuadernos de campo, sin embargo, permanecieron al margen de su labor docente, quizas porque todavia ni el trabajo etnografico ni sus tempranas expresiones escritas en diarios, crOnieas y notas, constitufan un objeto de reflexién y anélisis de la pro- duccién antropol6gica, como lo scrian desde los afios noventa. Ala muerte de Hermitte en julio de 1990, sus manuscritos pasaron a integrar el archivo del IDES y, probable mente como parte de un ticito legado intelectual, fueron retomados desde 1998 por un grupo de antro- pdlogos que conformamos el Grupo Taller de ‘Trabajo de Campo Etno- gréfico (GTTCE). Nuestro objetivo era debatir y analizar la articulacién de viejas y nuevas tendencias en la metodologia antropol6gica, con el texto etnogréfico (Grrce, 2001). Nuestra sorpresa fue descubrir que més alld de la cuantiosa literatura moderna y postmoderna sobre el trabajo de campo, tenfamos en el archivo Hermitte una fuente inagotable de interrogaci6n y conocimiento no s6lo sobre una de las mejores escuelas de campo de la academia anglo-americana, sino también sobre cémo esa escuela venta a conectar las dos puntas antropoldgicas de América Latina, México y la Argentina, Los cuademos chiapanecos de Hermitte son un testimonio de la labor diaria y minuciosa de esta antropéloga portefia que ya hablaba como mexicana y pensaba con las categorfas del estructural-funcionalismo inglés. Por los laberintos de la pobreza, los chismes y las envidias, trataba de comprender c6mo las palabras, los gestos y los quehaceres de los tzeltales de Pinola denunciaban Ia des- igualdad por la discriminacién. Observacién participante y entrevistas, pero sobre todo rondas y visitas, conversaciones y trago, permitian dar cuenta de un mundo donde los nahuales combaten bajo el control de los ‘e’iltatles (principales), el hostigamiento de los ak'chameles (brujos) y la medicina de los pashtawaneh (curadores), /Acaso para echar las tlti- fas pinceladas sobre un pasado exético en rapida extinci6n? ‘Muchos atios después de haber sido escritas, las notas de Hermitte exceden su tiempo y ponen en dilogo tres épocas de la sociedad, la iquellos afios sesenta, con sus movimientos de liberacién y sus regimenes militares, la Alianza para el Progreso y los primeros ecos de la novisima Revolucién cubana; 1990, cuando la voz de tzotziles y tzeltales se alzé desde Chiapas por las armas, el Internet y las proclamas, pidiendo justicia y equidad para su comunidad y la nacién toda; y los albores del siglo Xx1, cuando las trayectorias académicas de la Universidad Intercultural de Chiapas y 15 del Centro de Antropologia Social del 1DES, mediadas por el paso de Hermitte por EU, México y Buenos Aires, convergen para rastrear en aquellas notas de campo los procesos de globalizacién de los pueblos indigenas en el nuevo sistema mundial, oe oe oe La secci6n chiapaneca del archivo personal de Esther Hermitte retine dos voltimenes titulados por ella Diario de campo, otros dos con trans- cripciones de entrevistas a sus principales informantes, cintas magne- tofénicas, fotos, elaboraciones de los datos primarios en diagramas de parentesco, tablas, restimenes teméticos, discusiones conceptuales, anotaciones tomadas de los registros parroquiales y los censos, mapas y registros catastrales. El material que presentamos en este volumen corresponde a las notas manuscritas y mecanografiadas por Hermite, _encuadernadas en su Diario de campo, en el lapso comprendido entre el (28 de julio de 1960, a poco de comenzar su trabajo, y el 1° de noviembre de 1961, proximo a su conclusién. ‘Este diario retine informacién cronolégicamente dispuesta sobre lat vida cotidiana de la investigadora, sus quchaceres domésticos, sus visi- las, y los contextos de interacci6n, receptividad y rechazo a sus pregun- tasyasu presencia, los conflictos familiares, su relacién con sus vecinos, compadres, empleados e informantes mas y menos profesionalizados. Hermitte confeccioné este diario a medida que pasaban los dias, y sus interrupciones, todas registradas, se deben a eventuales enfermedades y a sus viajes fuera de fa comunidad. A San Cristébal de Las Casas ita periGdicamente para asistir a as reuniones del equipo de investigacién integrado por jévenes antropslogos sociales y lingiistas; a la Argentina y a Chicago fixe por dos meses a comienzas de 1961. Tanto el diario ‘como las transetipciones de entrevistas, algunas incluidas aqui, los re- dactaba con copias para Pitt-Rivers, el coordinador de campo, y para el departamento de Chicago adonde las enviaba sisteméticamente por correo. - La informacién que contiene este diario acerca de los pinoltecos, y especialmente de quienes aceptaron convertirse en sus interlocutores ¢ informantes, es mucho més que un ctimulo de evidencias. Se trata del complejo rumbo que recorte una extranjera por los saberes pro- hibidos y, peor atin, insospechados para quienes no son indigenas. En ese recorrido, Hermitte no es s6lo una fordnea; ella encarna la misma 16 amenaza potencial que otros sectores de aquella sociedad encarnan para aquéllos. En este sentido, develar el mundo sobrenatural de Jos! | {zoltales es mas que un ejercicio académico; es confrontarse oon el po- der del control social en Ia extrafia persona de una argentina que viene de Chicago y que debiera residir en una zona de ladinos, quizas mas afines sociol6gica y culturalmente con ella. Desde ese lugar, se aventu- ra por caminos que resultan innovadores y provocativos, no tanto por estar ausentes cn la literatura establecida, sino porque la interrogan y cuestionan, Ese proceso de re-interrogacién de conceptos totémicos del drea maya, como nahual? y ch’ulel,y otros mis convencionales como brujeria 0 control social, es el fruto de un proceso de reconocimiento de su propia incomprensién acerca de un aspecto crucial y dominante de: las relaciones sociales ladino-indigenas, 1La jerarquta sobrenatural de control social se mantiene en wna esfera de accién separada de la organizacién politica de los ladines. Al “moverse hacia arriba” ha conseguido hacerse clandestina. Su existencia no es canocida por los ladinos que gobietnan quienes tratan tan slo con aquellos indios que, debido a su conocimien- to de las costumbres de los Iadinos, constituyen un puente entre los dos mundos [..-] La brujera[..| proporcions una forma sobrenatural de ordenar las relaciones fen ausencia de Ia posbilidad de wn sstesan texzenal de control social (1970: 172, 173). Las notas de campo que aqui presentamos permiten acompafar a Her- mitte por un camino donde un no saber se convierie en una perplejidad intuitiva, luego en una intuicién controlada, y finalmente en un descu- brimiento etnogréfico. La sistematicidad de la investigaci6n antropo- 6gica emerge asi mas como una disposicién que como un conjunto de reglas preestablecidas, Su requisito es aquello de lo cual es eviclencia este diario de campo: la necesaria comparecencia de Ia investigadora en notas que, muy lejos de las tendencias actuales a la exhibicién reflexiva, debian incluirla. Buscar lo que no esperamos encontrar y escribir sobre aquello para lo cual carecemos de palabras y de categorias, son los pila- res cognitivos de esa disposici6n, una brijuia en terra incdgnita que per- mite orientarnos en el reino de Io socioculturalmente incomprensible {rcinia afios antes de que lo incomprensible estallara en las narices del gobierno mexicano y del mundo. 2. -NidelE, Enel texto original tambiéa aparece como “nual” y “naw i n Con la misma perplejidad con que el Estado mexicano y la sociedad latinoamericana recibieron la insurreccién de Chiapas en 1990, Hermit- te ofa pero no escuchaba, miraba pero no comprendia que los “viejitos ‘vuelan”, que “Fulano es Torbcllino” y que “Mengano es Rayo Negro”. En sus cursos sobre técnicas de campo los episodios pinoltecos ponfan de manifiesto su propia incomprensiGn, para desembocar repentina- mente en ese“darse cuenta” que abre trabajosamente las compuertas al sentido. Aquella instancia a la que Hermitte volvia una y otra vez, curso tras curso, cra no sélo su mejor definicién de la asistemitica sistemati- cidad del trabajo de campo etnogréfico; era también, aunque no lo hi- icra explicito, la mejor definicién de! modo en que ella y muchos otros se atrevieron a hacer etnografia abriendo sus sentidos a un continente atravesado por el conilicto y que vociferaba una historia de segregaci ‘Tal es el rumbo antropol6gico que sc puede rastrear en los materiales de este libro y que mas de dos décadas después coincide con los nuevos intereses qué los investigadores en ciencias sociales, y particularmente los antropologos, hemos desarrollado sobre los archivos personales, Revisitar en el 2007 un terreno que Hermitte conocié y expuso a comicnzos de los afios sesenta, y que en apariencia fue tan ampliamen- to excodico por los avatares politicos, tiene hoy varias razones (Silver- man). En primer lugar, ostenta el valor de fos datos primarios y po- tencialmente siempre relevantes para futuras investigaciones. No se trata de materiales que puedan descartarse como ya superados por los vances de la ciencia, puesto que el pasado de los pueblos renueva su interlocuci6n en cada nueva coyuntura, y por eso en cada nueva inves- tigacién, Segundo, y sies cierto que lo que cada investigador de campo ‘observa corresponde a su tiempo y lugar, entonces los conocimientos producidos sobre cualquier sociedad o cultura corresponden también al tiempo y lugar en que fueron producidas. Asi, contar con materiales coma los que contiene este diario nos permite historizar procesos inte- lectuales sin reificar nuestros campos del saber. Sin lugar a dudas, y en tercer lugar, los diarios de campo rauestran los intrineados caminos del conocimiento empirico y sus miltiples didlogos con tcorfas que, aunque no explicitadas en cada registro, se hacen evidentes. En cuarto lugar, los materiales personales de investigaci6n contribuyen a reconstruir la historia de una disciplina no desde sus marcos normativos, sino desde sus prdcticas investigativas y te6ricas. Por tiltimo, y como sabemos d de Bronislav Malinowski, los diarios de campo son ventanas tini la subjetividad de los investigadores situados te6rica y metodolégicamen- 18 te en los confines a la vez de sus mundos académicos y culturales, Esta subjetividad se pone de manifiesto en los detalles mAs infimos ¢ intimos de las interacciones con los pobladores, revelando por lo tanto, detalles infimos ¢ intimos de los pobladores mismos. Ninguna relacién humana 8 lineal ni univoca; tampoco lo es la relaci6n que los ctnégrafos enta- , blan con los pobladores. Por eso hemos tomado dos decisiones. Una“: fue proteger a los protagonistas de las historias que emergen del Diario’ de campo de Hermitte, asignindoles nombres ficticios aunque cultural- mente plausibles. La mayor parte dc los informantes de Hermitte ya ha fallecido, pero es en honor a sus descendientes que hemos preferido cuidar de sus memorias, habitualmente empafiadas cuando se las ins- cribe en los decursos de la cotidianeidad. La otra decisi6n fue preservar Ja identidad de la localidad, para no quitar del contexto social y cultural las vidas que Hermitte conocié y aprendié a querer entrafiablemente en aquel pasaje de la suya propia. Mayo 27 de 1961 De regreso en Paola, argada de paqute, vali, 8 gue durin depaindosens. Cade duamemianca Die seauacioues son tezsadas. Ex volver al tahjo de enmpo de slguna caer vlver aso cleo dcfetoy alo peer qe aes Sia pray in prune el fondo dl ard. os ompadre. al aca de me ria. a brjeiay «ese mundo mice que poner las ace de, ls peas. tote yl races de is Tetalespnotecs "solver aa pore liner ue medi ute saide de aq (arn 2) y lnc te ha evado por Ios rumbos en una fee de reeneventros aggnnosy de alguna semana on Chicago gun de cul lg ase“ a0” porel rio dvs, por la dani espinal qe medaba deus de abe fntado tanto tempo del & Sin embargo me ait cl pensamiento de que aut tampoco es mi casa 1). fecha de pat. la en qe eararé la cata do adobe para novela emi! lead pss ns ono fogs cs easpone el tibal por primera vez i Ofrecer estos diarios desde la Argentina a un pablico hispanchablante, yconvenir nada menos que con la Universidad Intercultural de Chiapas llevar adelante esta iniciativa, es nuestro mado de volver a la casita de Esther. Nosotros, sus descendientes-colegas, le rendimos un homenaje a nuestra principal ya fallecida, para renovar a través suyo los didlo- gos entre las “antropologias del Sur”, como las llamara Esteban Krotz (1997), didlogos tantas veces mediatizados por las voces, los conceptos y 9 Jos temas predilectos del norte; didlogos tantas veces interrumpidos por las turbulencias que han asolado a los pueblos de nuestro continente; Gidlogo que no s6lo enearnamos ni iniciamos ni concluimos los intelee- tuales mexicanos y argentinos; dilogos abiertos a un reconocimiento is diverso, hoy que los nativos latinoamericanos hablan con sus pro- pias voces, con sus gobiernos, de sus vidas, sus utopias y sus adioses. Grupo de Trabajo de Campo Etnogréfico del irs: Natalia Castelnuovo, Christine Danklemaes, Carolina Feito, ‘Marla Alejandra Garcta, Rosana Guber, Andrea Mastangelo, Alicia Méndez, Alejandra Otaso, José Pose, Elias Prudant, Brigida Renoldi y Rolando Silia. Referencias Grupo Tiller de Trabajo de Campo Etnogrifico (GTTCE) (2001) “De las notes ‘de campo a Ja teoria. Descubrimiento y redefinicién de ‘nahual” en los rewis- tos chiapanecos de Esther Hermitte”, Bn Alterdades, vol. 1, nm. 21. 99. ‘65-79. Universidad Nacional Auténoma de México, Hermitte, Esther (1968) “La movilidad social en una comunidad bicultural”, en Revista Latinoamericana de Sociologia, Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Torcuato Di Tella vol. 1v, nim. 1, pp. 6:37. —— (1970) Poder sobrenanwat y control social, México, Instituto Indigenista Interamericano, nim, 57. Reeditado en 2004 por Editorial Antropofagia- TDESICAS. — (1970) “El concepto de nabual en Pinola, México”, en Ensayos antropolégi- cos en fos Altos de Chigpas, México, Instituto Indigenista Interamericano. Krotz, Esteban (1997) “Anthropologies of the South. Their Rise, their Silencing, their Characteristics”, en Critique of Anthropology, vol. 17, ntim. 3, pp. 257 251. Nash, June (2006) Visiones mayas. El problema de la autonome en la era deta ‘slobatizacién, Buenos Aires, Editorial Antropotagia, Silverman, Sydel (9f) “Council for the Preservation of Anthropological Records”, en CoPAR Bulletin 1. Consultado en: htip:/ww.nmnsi.edu/ naafcopar/bulletins.htm, Esther Hermitte y la antropologia en Chiapas Maria Esther Alvarez Hermitte Ilegé a Chiapas en 1959.2 Habian transcurrido once ahos de la fundacién del primer Centro Coordina- dor Indigenista del Instituto Nacional Indigenista (ini), en la ciudad de San Crist6bal, Las Casas, cuyo primer director fue Gonzalo Aguirre Beltran, mientras Alfonso Caso fungia como Director General del INI. Solo dos aos antes del arribo de Esther Hermitte a Chiapas, el propio Gonzalo Aguirre Beltran habia publicado su libro El proceso de acul- |" uaracién (1957), que tanta influencia tuvo en la elaboracion y puesta en practica de la politica indigenista del Estado nacional mexicano de Ja post-revolucién, y que en gran parte est basado en su experiencia en Chiapas. En México, como es sabido, la antropologia como disci plina cientifica fue iniciada por Manuel Gamio, una de cuyas primeras publicaciones fue el libro Forjando Patria (1916). A la obra de Gamio se unit la de Moisés Séenz, el primer antropdlogo mexicano que us6 el ‘término de “antropologia social” en un texto de 1932 titulado “Estaci6n experimental de incorporacién del indio”.’ A estos pioneros agregamos a Miguel Othén de Mendizabal y Francisco Rojas Gonzélez, que ante- ceden a la “generacién indigenista” encabezada primero por Alfonso Caso y después por Gonzalo Aguirre Beltran. 2 Tanto en el prog de Rena Grier indo en esta edo eno en que June Nash ‘ecribio part la etic argentina del bro de Esther Hermite, Poder sobrenturaly control sceial (20D), se sta con eatdad la formacién académica de Psther Hermite. Fa el texto ‘que aqui prerento disco el eantext dela antropologia en Mésico,y en Chiaps en par ‘ala, ea bquellos alos niciles de le importante déeada —para México— que va de 1960 a 1570 ‘3. Noes éte cl lar para dscutir cma se ha defini y usdo en Mésico el enacepto de “a ltopologa socal”. Actualmente escriboun texto que induye yun discusién acerea de ell. Fl lector ineresado puede consultar Comas, van, La antopologa saci! aplcnda en Méven, ‘México; Instituto Indignista Interamericano, 1964 (serie Antropologfa Socal, nm.1) a ‘Un momento especialmente importante en el desarrollo de Ia an- ‘tropologia en México fue ta celebracién del Congreso Indigenista Inte~ ramericano en el afio de 1940 en la ciudad de Patzcuaro, Michoacan, al que asistieron, entre otros, Alfonso Caso, Gonzalo Aguirre Beltrén, Vicente Lombardo Toledano, Julio de la Fuente, Alfonso Villa Rojas. Ocho afos después de este congreso y desaparecido el Departamen- to Auténomo de Asuntos Indigenas, se estableci6 el Instituto Nacional Indigenista (IN1) y su primer Centro Coordinador en Chiapas, marcén- dose la consolidacién de la antiopologia indigenista como programa de gobierno del Estado nacional mexicano y el estado de Chiapas como el primer territorio experimental de la politica integracionista asimilacio- nhista-diseniada por la “generaciGn indigenista” de antropélogos mexi- ‘canos, Las politicas puestas en préctica en Chiapas fueron calificadas por Evon Vogt, Norman McQuon y B, Beaglehole como “ta accién mis importante de la antropologia aplicada en el mundo”, Este es el esce- nario que recibié a Esther Hermite, argentina, estudiante graduada de la Universidad de Chicago, cuando un dia de 1959 Heg6 a la tierra chiapaneca. Elestado de Chiapas ha tenidoy tiene no s6lo una historia particular ‘que define sus rasgos especiticas, sino un ugar paradéjica en In hista- ria mexicana, En tiempos coloniales fue tanto frontera sur de la Nueva Espafta como frontera norte de la Capitania General de Guatemala. Su inclusién en el contexto de Centroamérica es parte de esa peculiaridad chiapaneca que distingue al estado. No es extraiio entonces que antro- pélogos como Sol Tax, trabajando en Guatemala, escribiesen también sobre Chiapas, lo que generaciones de antropélogos han hecho, En el siglo x1x, tiempo en el que se define el nacimiento del Estado nacio- ‘nal mexicano, Chiapas es la tinica entidad federada a México que lo have por plebiscito. Asi, en 1824, la mayoria de la poblacién chiapaneca de aquella época vots para incorporarse a la Federacién de Estados Unidos Mexicanos, desvinculdndose politicamente de Centroamérica. Pero culturalmente las ligas de Chiapas con el istmo centroamericano son miiltiples, tanto desde la perspectiva de los propios pueblos indios como de la poblacién mestiza, Chiapas es la parte centroamericana de México, culturalmente hablando, Estas peculiaridades de Chiapas, su historia especifica, explican que en tiempos de la Revolucién de 1910 Ja poblacién apoyara un levantamiento encabezado por hacendados lo- cales que veian en los postulados de la Revolucién mexicana una impo- 2 2 tow f sicién a la poblaci6n chiapaneca. Los resultados de esa rebelién —aiin zo suficientemente analizados— provocaron que las grandes reformas de la Revoluci6n de 1910 se establecieran tarde en Chiapas, Una parte muy importante de ese distanciamiemto del resto del pafs fue ka con- tinuacién de una relacién tensa y conflictiva entre los pueblos indios y la poblacién mestiza, llamada “ladina” por aquéllos. Por ello, no es sorpresa que el primer Centro Coordinador del TNt se estableciera en Chiapas, como un verdadero campo experimental no s6lo de la politica indigenista sino de una estrategia de incorporacién de Chiapas a la na- cién mexicana y la consolidacién de la frontera sur del Estado nacional mexicano con Centroamérica. La convulsién politica ha sido una de las caracteristicas de ese praceso de incorporacién de Chiapas al Estado nacional mexicano, como lo muestra el hecho de que en 185 afos de vida desde la Independencia, Chiapas ha tenido 165 gobernadores. En el afio de 1959 recién inauguraba un sexenio de gobierno el presidente Adolfo Lépez Mateos, quien mientras se declaraba “de iz- quierda dentro de Ja Constitucién” desaté una de las més enconadas represiones contra movimientos sociales como el de los ferrocarrileros © los médicos. Durante su gobierno ocurrié uno de los asesinatos mas dramiticos en México: el del lider campesina Rubén Taramillo y toda su familia, en el estado de Morelos. En Chiapas era gobernador el doc- tor Samuel Ledn Brindis, que se limit6 a sobrellevar Ia situacién, sin ningiin proyecto de gobierno. Los asuntos de Chiapas se dirinsfan en el centro politico del pais: la Ciudad de México. La antropologia mexicana transcurria en el carril indigenista, sin mayores obstaculos, mas que la resistencia de los propios pucblos indios, La “generacién indigenista” de antropélogos mexicanos no s6lo s¢ habia consolidado sino que su in- fluencia trascendié a la América Latina a través del Instituto Indigenis- ta Interamericano, del que fuera presidente Gonzalo Aguirre Beltrén. Los antrop6logos norteamericanos o las universidades norteamerica, nas dominaban el trabajo de campo en Chiapas y no slo aceptaban el indigenismo como politica practica, sino que lo aplaudian y exhibian como ejemplo de un modelo de “antropologia aplicada”. Justo es en los inicios de la década de 1960 que se desarrollarian las condiciones que hicieron posible la consolidacién de una “corriente critica” det indiges nismo, incubada en la Escuela Nacional de Antropologia e Historia, que hizo erupcién en/1968 en el contexto del movimiento estudiantil, ‘mexicano. Aliniciar Esther Hermitte su trabajo de campo en 1959, y durante los ass posteriores de 1960 y 1961, la presencia de las universidades de Chicago y Harvard dominaba la antropologia en Chiapas. No habia, propiamente hablando, un punto de vista “chiapaneco” expresado en la anttopologia. No existia universidad en Chiapas ni, por lo consiguiente, una escuela local de antropologfa. La critica hacia las condiciones del indio se habia expresado a través del libro de Ricardo Pozas, Chamula, Un pueblo indio de los Altos de Chiapas (1959), citado pox cietto por Es- ther Hermitte en su Poder sobrenatural y control social, pero sobre todo, en la literatura, Eraclio Zepeda publicé, precisamente en 1959, su libro de cucntos Benzulul en el que los “indios” de Chiapas aparecen como campesinos explotados, sin esperanza de un mundo mejor. El propio Ricardo Pozas habia publicado su relato Juan Pérez Jolote (1948) en el que desvela los mecanismos de la relacién desigual entre indios y laci- nos en Chiapas, En 1959, Carlo Antonio Castro publicé su novela Los ‘hombres verdaderos, una invocaci6n por el respeto a la diversidad cultu- ral de Chiapas. Dos afios antes del texto de Castro, Rosario Castellanos Dublicé su libro Babin Candn, en el que no sélo se anunciaba a la que vendria a ser la narradora més importante de Chiapas, sino se formu- faba una eft it dios guardaban como pueblos marginados. Varios antropélogos, como Pozas y Castro, expresaron sus puntos de vista criticos con mayor claridad como escritores que como antropélogos. Otro escritor, sinaloense, Ramén Rubin, escribié el rela- to titulado El callado dolor de los izotziles (1949) que vino a confirmar no s6lo la preocupacién por la situacién de los indios de Chiapas, sino la generaci6n de una literatura especializada que ponia en duda las bonda- des del indigenismo. Chiapas era el escenario de la confrontacién entre la politica indigenista del Estado nacional, la resistencia de los propios pueblos indios a fa asimilacion y la naciente critica al indigenismo que se consolidé, después de 1968, con la obra de antropélogos como Gui- llermo Bonfil, Arturo Warmann, Margarita Nolasco, Mercedes Olivera, Enrique Valencia 0 Daniel Cazés. Incluso, el libro colectivo publicado por este grupo de antropdlogos ha sido reconocido como el manifiesio de la antropologia critica. Me refiero al texto coordinado por Guillermo Bonfil y publicado bajo el titulo De eso que laman antropologia mexica- na (México, Editorial Nuestro Tiempo, 1970). BI trabajo de Esther Hermitte en Pinala, el nombre con el que ella bautizé al poblado tseltal en donde se estableci6, esté enmarcado en el contexto de la aplicacién de 1a politica indigenista en Chiapas y la m4 presencia de universidades norteamericanas como la de Chicago y la de Harvard que cumplicron largos ciclos de estancia en Chiapas. Su texto Poder sobrenatural y control social se sitia en la antropologia que se bacia en México anterior a 1968, tomando a esta fecha como un punto de inflexi6n en la antropologia mexicana. El punto de referencia es- tructural-funcionalista de Hermitte es explicable no solo por su propio contexto formativo, sino por las influencias que ka antropologfa social propuesta por Radcliffe-Brown tuvo en una escuela tan importante como la de la Universidad de Chicago. Aun en el Programa de Inves- tigacién de Harvard, la influencia de Radeliffe-Brown se continuaria a través de un alumno indirecto: Evon Vogt, que siguié los cursos y las enseitanzas de alumnos de Radcliffe-Brown como Fred Eggan, Sol Tax y el propio Robert Redficld, El procedimiento de Esther Hermite co- incide con los postulados del estructural-funcionalismo y los cstudios de comunidad, (an en boga en aquella época. Su manera de hacer trabajo de campo prolongado es otra de las caracteristicas enfatizadas por las corrientes de la antropologia social, incluyendo, por supuesto, la ver tiente de Malinowski, quien, a diferencia de Radeliffe-Brown, trabaj6 en México durante una temporada.! Justo a partir del inicio de los anos, sesenta, se Tecrudeceria en México la discusién sobre el estructural- funcionalismo en un contexto contradictorio, poco percibido por los propios antropélogos mexicanos. Por un lado, las incipientes corrientes, criticas rechazaban los postulados de los “estudios de convunidad” y del estructural-funcionalismo, asociandolos con visiones poco pertinentes para explicar la realidad de México pero, por tra parte, se alentaba a la “antropologia social” como antidoto a Ia influencia “culturalista” de la antropologfa norteamericana, viendo a ésta como una “escuela” “sin distinciones internas. Justo a inicios de los afios sesenta, estas co- rrientes de la antropologfa mexicana se perfilaban como alternativas al estructural-funcionalismo “norteamericano”. En breve, se pasaba por alto que los antropélogos de Harvard y de Chicago que operaban en Chiapas no eran “culturalistas” sino antrop6logos sociales formados en Ta visién de la “escuela inglesa”. Es hasta después de 1968 y con la intervenci6n de Angel Palcrm, que se discute con mayor detenimion- 4. Fn cfecto,B, Malinowski Hev6 a caba trabajo de campo en Oaxaca, junto come atcop6logo, rericano Julio dela Fuente, estdiando el sistema de mescados local. El estado de ee! __tubajo est expresado en el fexto escrito por Malinowskiy De la Eueat(Un sistema de mer “eadasen Mésicn. ) to la propuesta de la antropologia social y la diversidad de tendencias te6ricas en la antropologia norteamericana. La presencia de antrop6- logos norteamericanos cn Chiapas o de alumnos de los programas de postgrado de las universidades norteamericanas, fue vista con recelo que se acentué hacia fa primera mitad de la década de 1960, al descu- brirse los llamados planes Camelot y Simpatico e iniciarse la discusion acerca de la actividad del Instituto lingtiistico de Verano (1157). Después de 1968, estos recelos se enfatizaron y 1a discusién se ampliG hasta las propias organizaciones gremiales de los antropGlogos mexicanos y los circulos politicos, tanto gubernamentales como de los partidos. Uno de los resultados de esas discusiones fue la salida de México del Instituto ‘Lingiistico de Verano, dispuesta por el presidente José Lopez Portillo al inicio dc la década de 1980. Es posible que Esther Hermitte haya escuchado hacia 1960 6 1961 algunos de los primeros puntos criticos hacia la politica indigenista del Estado nacional mexicano y, quiz, hacia los Hamados “estudios de co- munidad”. Pero su trabajo terminé anos antes de las eclosiones que precedieron a 1968 e hicieron erupci6n precisamente ese afio, Su estan- cia en Chiapas coincidi6 con la de Andrés Medina Hernandez, Marcelo Ding de Salas, Roberta Montagii, Mannel Zahala y, ciertamente, Alfon- so Villa Rojas, Fernando Camata Barbachano, Carlo Antonio Castro y Rosario Castellanos, que ala saz6n laboraban en el Centro Coordinador Indigenista de San Crist6bal, Las Casas. Coincidié también con Calista Guiteras, la antrop6loga cubana hermana de Antonio Guiteras, llamado “El Héroe” en Cuba, en donde combatié al lado de Fidel Castro. Calix- ta Guiteras es autora de otro libro basico de etnogratia de Chiapas: Los peligros det alma. La visién del mundo de un tzotail, publicado en inglés en 1961 y en México en 1965. Esther Hermitte menciona expresamente, a Calixta Guiteras y a Alfonso Villa Rojas, agradeciéndoles “nuestras Jargas conversaciones”. Es bastante probable que en el transcurso de esas conversaciones se hablara de la politica indigenista en México y 5. No existe ain un andlissextenso de desarrollo de la antropologia en Chiapes. Un texto pioueto es el de Beals Albotes Zivat, El funcionalma en la enogafi e-em Andss de cus implcccones ieérics y poliicas (Tuxtla Gutierrez, Universidad Auténoaa de Chiapas, 1978). Ange Palerm, en su curso de inlrodaccida ala teoxa etmldgi,taté ‘con cieztodelalle el easo de ls antropolog social y fs clues como un enfoque dentro de la antropologia, que para él cs cl estudio de la evolve humana desde uns persectiva sullinel, Véase, Pals, Angel, Jnvoduceidn a la lortaetoldgcn, Mésico, Universidad Theroamericana, 1967 (txcera eicion, 1997, %6 de sus implicaciones politicas y culturales.* La propia Calixta Guiteras narra que sus primeros intentos de establecerse en Cancue hacia 1944 fueron fallidos, entre otras razones, debido al conilicto ya perfilado en- tre “protestantes”, es decir, indios conversos por los misioneros del ILV los catblicos. Seguramente que Ksther Hermitte vivi6 estos conflicts y discutié acerca de ellos con sus colegas. Ademés, el propio Norman (MeQuown trabajé para el Instituto Lingtiistico de Verano. ~-!'" | Visto a la distancia, el trabajo de Esther Hermitte reviste un: portancia singular para la reflexi6n acerca de la trayectoria de la antro- pologia en México en general y en Chiapas en particular. Sus textos, tanto el de su Diario que aqui se edita, como su libro Poder sobrentatural y control social, forman parte de una influencia poco analizada y atin escasamente percibida por los propios antropélogos mexicanos: la de ka lamada “escuela inglesa de antropologia social”. Adcmés, en los textos de Esther Hermitte no aparece la clisica “comunidad corporada cerra- da” sino un mundo local indio incluido en la realidad de un pais en vias, de modernizacién en aquellos aiios. Asi, Poder sobrenatural y control social lleva el subtitulo de “en un pucblo maya contempordneo”, Y ese “pueblo maya contempordneo” incluye, como parte del mismo, a los. Iadinos. Fn aquellos afios, esa percepcién es admirable, en modio de una antropologia estructural-funcionalista que aparté de si el mundo en el que estaba incluida 1a comunidad, Antecede, también, la descripcién que hace Esther Hermite de las divisiones que cruzan las comunidades, mostrando que su supuesta uniformidad es una falacia, En Pinola existe una realidad social divicida, desigual e incluso confrontada. La comu- nidad lo es, pero en contflicto, en movimientos de ida y vuelta entre el mundo indio y el ladino que la conforman. El poder sobrenatural tiene eficacia porque su dimensién préctica es, obviamente, terrenal La edicion del Diario de campo de Ester Hermitte es un aconte- cimiento editorial de importancia para la antropologia mexicana por- que nos permite introducimos a una manera de hacer etnografia en un momento en que tanto el pafs como la antropologia entraban a un ticmpo de crisis y cambio. En ese tenor, la exploracién de lo que Esther Hermite escribi6 cotidianamente en Pinola nos aporta no sélo infor- 6. | Fi 1992, et tsttato Chigpaneco de Culture publics el diario de campo de Calta Cites | Holmes om el tfulo de Cancue. Eiogfie de an pueblo teal de las Aes de Chinas. 1946 | unt Guiécrez Insituto Chispanceo de Cultura, 1992) ” macién, sino también —y esto es muy valioso— una reflexién elaborada dia a dia acerca de un Chiapas que pasaba por momentos determinen- tes de su destino como colectividad. Era un Chiapas que, como el de hoy, estaba cn plena palestra nacional, no sélo por la presencia de los aniropslogos sino por la fuerza de la literatura escrita bajo su también porque era el escenario del gran experimento para suprimir la variedad de las culturas y crigir una nacién monocorde. Estuerzo intl pero Ileno de dramatismo y sufrimiento. Chiapas era el escenario del ensayo nacionalista de un Estado nacional que percibié la diversidad como un abstéculo para fa formacién de la nacién, sin entender que en Ja diversidad de Ia cultura radica, precisamente, la fuerza de la nacién, mientras que su debilidad esta en la desigualdad social. En los textos de Esther Hermitte acerea de Chiapas es posible percibir ese hecho, ademas de la importancia de la cosmovisién portada por los pueblos indios como resistencia « la asimilaciGn, Por ello, no es erréneo advertir una mirada latinoamericana en el trabajo de Esther Hermitte, lo quelo hace singular y destacable en el contexto que he diseutido. Esther Hermite trabaj6 en Chiapas en un momento particular- ‘mente importante que, « la postre, incubé procesos que fueron defini- torios en Ia conformacién de la actualidad chiapaneca, Sus textos son reflexién y testimonio. Los conflictos religiosos que aleanzaron un nivel de tensi6n insospechado hacia los afos 1970-1980, ya estaban dibujén- dose en tos inicios de fa década de 1960. La modernizacién de Chiapas, pero vista desde una perspectiva externa, empezaba a modelar las de- pendeencias que se mostraron con claridad en décadas subsiguientes a la de 1960 y que atin estan presentes. Chiapas debia servir al “desarrollo nacional” pero sacrificando su propio camino, Debfa permanecer como un mundo subdesarrollado, dependicnte, 0 haverse “mexicano” segiin los dictados del Estado nacional. Falacias, porque Chiapas se “mexica- niz6” por voluntad propia desde los momentos mismos de la Indepen- dencia. Falacias, porque los pucblos indios de Chiapas se consideran mexicanos. La virtud de los textos de Esther Hermitte es que nos pro- veen de varias claves para entender por qué y c6mo el complejo mundo de Chiapas ha perfilado su camino, encontrando sus expresiones pro- pias dentro de la Historia mexicana. Esa es la actualidad de los trabajos de Esther Hermitte, que serdn lefdos y analizados por una generacién nueva de antropélogos, varios de ellos formados en el propio Chiapas y que trabajan en la biisqueda de mejores opciones para una sociedad que las demanda con urgencia. 28 La Universidad Intercultural de Chiapas se precia de coeditar el Diario de campo de Esther Hermitte con el Instituto de Antropologia Social de Buenos Aires, Argentina (1De8). Ks un honor particular el ha- ber trabajado esta edicién con colegas como Rosana Guber y los mici- bros del Taller de Trabajo de Campo Btnogréifico del IDES. Agradezco a mj colega y amigo Esteban Krotz el haberme puesto en contacto con Rosana Guber y el IDES. Gracias a ello esta coedicin ba sido posible, demostrando no sélo la existencia de las “antropologtas del sur” sino su capacidad para darse la mano. Desde Chiapas, en donde existe una im- portante y compleja comunidad académica de antropdlogos, hacemos votos para que esta relaci6n entre el IDES y la Unich fructifique en pro- yectos futuros. Habré que reconocer también que esto se inicié con una ‘antropéloga argentina, Esther Hermitte, que vivié en tierra chiapaneca centre 1959 y 1961 Andrés Fabregas Puig San Cristobal, Las Casas, Chiapas. A 10 de enero de 2007. 2» Dos tesis para Pinola Rosana Guber Esther Hermitte elabord sus dos tesis, la de maestria y Ia de docto- rado, con base en un mismo trabajo de campo. En Villa Las Rosas se proponia examinar los procesos de cambio social y cultural de los indios pinoltecos de lengua tzeltal, enfocdndose en lo que los expertos en el érea maya han denominado “ladinizacién”. El pasaje de “indio” a “ladino” o mestizo entranaba una modificacién en el estatus social que requerfa, a su vez, Ia adopeién de otras practicas culturales, entre ellas el abandono del tzeltal y de la vestimenta blanca, especialmente del calzén, cn fos hombies, el uso de zapatos en hombres y mujeres, el cambio de ciertas costumbres alimentarias y la renuencia a participar en {a jerarquia civica ladino-indigena, Hermitte abordé en cada uno de sus dos trabajos un aspecto de estos cambios. En su tesis de maestria, “La movilidad social en una comunidad bi- cultural”, descubria que lo que otros analistas vistumbraban univocamen- fe como “cambio social y cultural”, atendfa en verdad a dos dindmicas distintas. Ciertamente, y como tantos otros pueblos vecinos, los pinolte- cos atravesaban un proceso de aculturacién signado, entre otras cosas, por la construecién de una carretera y la incorporaciGn de diversos bienes de factura industrial. Ese cambio era lento y, probablemente, inexorable. Pero existia, a la vez, otro proceso mas complejo y oculto que, al mani- festarse prioritariamente en el cambio de vestimenta, se conocfa como “revestimiento”, En este caso eran s6lo algunos indios pinoltecos quienes decidian emprender un veloz cambio cultural con el fin de acceder a otro estatus social. ¥ aunque se les llamaba “revestidos”, dicho proceso no se limitaba al cambio de vestimenta sino que demandaba, también y funda- mentalmente, el abandono de un sistema de creencias y con él la perma- nencia de una trama de relaciones sociales con sus derechos y sus obliga- 31 ciones. Este cambio era brusco y, por sus eonsecuencias én el individuo y su grupo social, adquirfa los rasgos de una verdadera “conversién” Este fue, precisamente, el objetivo de su tesis doctoral: “[...] anali- zar el sistema de control social [..| reducido a aquellas sanciones sobre~ naturales impuestas a los indlios tzeltales de Pinola cuando transgreden ¢ cédigo moral local” (1971; 1). La brujerfa era la sanci6n sobrenatural por excelencia que, derivada cn la enfcrmedad, podfa ser sepuida de muerte, La trasgresion del c6digo moral local consistfa en el abandono de “el costumbre” indigena. Para forzar a su cumplimiento, los tzelta- les pinoltecos habfan elaborado una jerarquia sobrenatural que estaba compuesta por tres entidades: “los viejitos que cuidan” 0 me’iltatiles, miembros de un maximo tribunal que dirimfa a culpables de inocentes, sanciones positivas y negativas; los brujos 0 ak’chameles, encargados de Janzar el mal sobre el sujeto trasgresor 0 sus parientes cercanos; y los curadores 0 pashtawaneh. Lo notable de esta jerarquta era su existencia no terrenal sino celestial, y su pervivencia a través de los siglos y la “es- tructura social cambiante” (1971: 2). Sin embargo, los protagonistas de esta organizacién politica sobrenatural no residfan en el més alld; eran Jos mismos indigenas con quienes Hermitte conversaba diariamente los que encarnaban las jerarquias y los que protagonizaban las dlispntas r2- _» sultantes, Elplano onirico articulaba el terrenal y el celestial, pues a tra- ‘vés de los suenos los individuos accectfan a cuanto sucedia en el mundo \ sobrenatural. Quienes protagonizaban estos sucesos eran los nahuales, \definidos por Hermite como co-esencias de la persona, no Alter egos 0 Angeles guardianes como los definfa la literatura especializada. Asi, los combates y dafios que sucedian en los suefios y las curaciones que los ‘poshtawaneh acometian en el mundo terrenal y ¢l més alld, operaban a través de y sobre los nahuales y ch'uleles de cada persona, ocurrencia que sélo algunos iniciados podian interpretar. En efecto, este sistema de control social no era igualitario. Existfan carreras de ascenso, ex- pulsiones y castigos, segin la conducta moral observada en el plano tertenal, scgtin cl poder diferencial de los distintos nahuales, y septin fas alianzas que cada quien tejiera en su vida cotidiana y a través de sus suetios debidamente interpretados. El interés en este sistema de control social a través del poder so- brenatural de aquellos pinoltecos, no proventa de su carfcter exstico y intoresco, sino de sus efectos sociales. Al operar sdlo al interior de la mitad indigena de Pinola, la brujeria no afectaba a los ladinos quienes tampoco podian ejercer Ia brujeria sobre los indios. Eran los indios, y 32 bre todo quienes abrazaban Ia ladinizacién, sus objetos preferidos. De este modo, Hermitte descubria un mecanismo acendradio ditigico no tanto a conservar la cultura, sino a preservar las fronteras soci Jes cum culturales en esta sociedad bicultural. La brujeria funcionaba om un instrumento para mantener los limites sociales contra los la dinos, la integridad de la cultura india y la solidaridad del grupo indio frente al poder de los ladinos, sancionando al pinolteco que se atrevia a explorar el mundo externo de su propia comunidad. Si la premisa {implicita contra la ladinizacién comunicaba que nadie puede tener una ‘base s6lida en las dos sociedades (171), era claro que este sistema de ercencias se oponfa firmemente al gobierno ladino, no tanto por ejer- cer una resistencia explicita sino porque a estos tzeltales les resultaban ‘elativamente indiferentes las enestiones temporales, Este sistema les “permitfa controlar la economia indigena para que nadic excedicra los valores estandlar y, en todo caso, establecia mecanismos niveladores de en las jerarquias civiles y religiosas (1971: 172). Hermitte encontraba as{ un sistema moral que proveia de mecanismos a través de los cua les se resolvian los conflictos, se establecfan liderazgos legitimos y por consenso, y s¢ aplicaban las sanciones negativas a los transgresores, y positivas a los leales. En suma: aunque el sistema no era realista, constituia una fuente efectiva de recompensas y castigos. Era eficaz. porque existfa s6lo en la ‘mente de los indios, permitiéndoles asegurarse un control social interno mediante un procedimiento totalmente inaccesible a 1a vasta influen- cia de los ladinos locales, Segtin Hermitte, esta inaccesibilidad publica resultaba de que la mayor parte del sistema de ereencias en Pinola se habia estado “moviendo lentamente hacia arriba, volviéndosc clandes- tino” (1971: 172). La brujerfa provefa asi un instrumento sobrenatural pata ordenar las relaciones ante la imposibilidad de participar activa- ‘mente en un sistema terrenal de control social (1971: 173). ‘La autora plasmé en su Diario de campo todo lo que tuvo que hacer, decir, pensar, e incluso callar, para reconocer la vigencia de un sistema de control politico-social sobrenatural altamente tabuado para miradas externas: Zcusiles eran las vias para ejercer el control social’, entre qui nes y como funcionaba?, da través de qué vias ¢ instrumentos?, como se defendiaa Ins personas?, écémo reconstru‘a ella, una extranjera, un sistema celestial con escasa o disimulada visibilidad en este mundo?, ‘cémo definia los eonceptos nativos “nahual” y “ch 'ule!”, an recorridos 33 por la literatura especializada?, Zo6mo elaboraba las relaciones socia- les fruto de las interacciones sociales?, iqué hacia en el campo, con quiénes, y cudndo?, éde qué hablaba y qué hacfa con la gente?, éque relacién guardaba con los ladinos?, den qué se diferenciaba de su rela- ci6n con los indios?, icémo fueron modificdndose sus relaciones en el campo?, équé resistencias se le presentaron?, écdmo concebia ella su merodeo por la profundidad insondable de propia presencia alli? Estas y otras cuestiones se presentan en el Diario en forma sucesiva y abiga- rrada, como fa vida misma. Pinola. indice de las notas de campo Agosto de 1961 en adelante . Medio fuego y limpieza de visitas por el fuego después de parto. Eladio Ruiz, écomiteco o revestido? 2. Juani, su actitud hacia ladinos c indios. Emestina Gémez, su actitud hacia ladinos, Curacin de una torcedura de pie por Juani y Tina. 3. Casamiento de medio comitecos. Visita de Tina Montoya y cuentos sobre su hijo revestido, Reinaldo. / 4, ‘Tina Montoya sobre revestimiento. Cumpleaiios de Milo Solano con la presencia de Juani y familia, Juan L6pez sobre revestimiento, 5, _Iuani sobre ladinos y sobre enfermedad. 6, Visita a José Bautista, su agresividad. 7. Visita a Brnestina Gomez. Conversacién sobre menstruacion, baie y parto. Visita a La Juani, tema de los ladinos del centro. 8. Nada. 9. Josefa Utrilla de la Cruz sobre indios y ladinos. 10. Continuacién. 1. Interaecién ladino-india en mi casa. 12. Milo sobre ladinos. Juani, sus fiestas de cumpleanos. 13, Rodolfo Pérez y su actitud hacia los ladinos. 14, Rodolfo Pérez sobre protestantes. A. G. sobre la Agraria, sobre al- caldes, sobre indigenas. 15. Rafael Rios, actitud hacia indios y ladinos. y sus actividades, Visita a la casa de José Anguiano; con- versacién con Felisa, su mujer, sobre revestimiento. Visita a Ubel Campos, tema de enfermedad. - ‘17. Continuacién, 18, Aureliano Gordillo, sobre comunismo y ladinos, B. quiere hacerse comunista, 35 19, au 28. 29, 30. 31, 32, 33, 34, 35, 36. 31. Mordidas al tractor que repara los deslizamientos en la Cuchilla. Rafael Rios, sus aspiraciones, mordidas para obtener puestos, Continuacién Guillermo sobre su brujeria Fiesta de 15 de septiembre en la escuela, La parada del 16 de septiembre, Rafael Rios y su actitud hacia os indios en mi casa, Participacién y actitud indigena hacia la fiesta Personalidad de Milo Solano, Comentarios sobre él por otros pinol- tecos. Diélogo entre Rodolfo Pérez y la hija de Juani. Visita del profesor Pacheco, su actitud hacia los indios. ‘Los indfgenas frente a la instalacién de Ia luz. Opiniones de Sergio ‘Tovilla, Rodolfo Pérez enfermo de disipela [sic]! de ladino. Ernestina Gémez, cémo prevenir el espanto. Enestina Gomez, curacién de espanto, quiénes cuidan en su seccién. ‘Tina, enferma de brujeria; el médico y los principales, naluales Narracién de La Juani sobre la pedida de su hija Yoli. Hilario sobre La Juani. Continuacién y opiniones sobre Milo Solano. Asesinato de Pedro Anguiano, matador profesional. B. teme a su chulelal. Continuaci6n Roberto Sanchez sobre espiritus y brujerfa. Isavel Lopez y sus chismes sobre Martin Méndez mandando nahual ami casa. Pelea B.-Tina sobre autoridad y deudas. Pleito de Rodolfo Pérez con un brujo local, fracaso de las amenaras de brujeri Augusto Ruiz, wi. Cuentos sobre brujeria y curacién, su opi bre brujos locales. Cuidadores, ‘Continuacién recoger el espiritu de los nifios. Sergio Paniagua ysu actitud hacia la brujeria. Milo, su opini6n sobre un garganta de Pinola. Augusto Ruiz cuando lo molestaban los toros y los chuchos en su espiritu. ‘Continuacién (M. M.) quien cuida en Pinola. Espiritus de torbelli- ‘no en Pinola, M. M volando, lista de lugares encantados en Pinola. ‘Hombres encantados en Pinola. 1N. dol E, Forma local de teers at enfermedad. 36 48, B. y su opini6n sobre José Anguiano como cuidador. Tina Gonzalez, ‘embrujada por no prestar dinero. 39, Continuaci6n Miguel Ulla levanta espiritu de nifios pero no cura. Los ladinos Ia Haman india bruta porque pone comida en el altar. Miedo de mudarse a la orilla por brujeria. El altar de la gente rica. 49, José Anguiano sobre brujerfa, conflicto con Javier Utilla. Opinion sobre otros cuidadores. Sobre técnica de pulscar. B. y su actitud hacia alguien que trata de cambiar de nombre. 41. B., Rodolfo Pérez y Rafacl Rios en mi casa, interaccién, Dia de difuntos. Comida en casa de Rodolfo Pérez, 42, Interaccién medio-comiteco-mero ladinos. 43, Continuacién. 44, Rodolfo Pérez y “levantar el espftitu de los nifios”. Alberto tratando de robar mi lapicera. Fl arresto de Maximiliano Uttilla, acusado del asesinato de Pedro Anguiano. 45. Continuacién Hilario: cuento del origen del sol. Los habitantes del otro lado del mundo. Donde guardan cl espiritu de los nifios. Los cuatro viejitos que cuidan a Pinola. Hilario embrujado por dudar. 46, Continuacién suciio de Hilario cuando lo embrujaron, Cuidadores, seccién, ayudantes, nahuales, primer nahual. Cémo se sabe que Reibel Gémez es Torbellino. Cudindo y dénde se juntan los viejitos. Lista de médicos y akchameles de Pinola. 47. Continuacién brujerfa, derecho de represalia contra el brujo cuan- do no hay delito, Los muertos cuidan todavia, Lugares encantados de Pinola. 48. Milo y su actitud hacia ladinos y poder. Miedo de Milo de que lo maten, 49. Nada. 50. Asesinato de un brujo, Javier Utilla, Juan Tovilla va a Comitén para hacer una demanda. Juan sobre brujeria 51. Continuacién Juan y el origen de los pinoltecos. Sobre paslam y brujerfa. Paslam es dios. B. sobre cl origen de los pinoltecos. Fin de Candelaria. Arresto de Pablo Bautista por asesinato de Pedro Anguiano, 52. Una vecina a pedirme que cure al hijo, apasionado por una indi ‘Teresa, mi ahijada, su explicaci6n de una gripe que tiene. Visita a La Juani, que habla de comprar zapatos a su hija. 37 53. Visita de Javier Ruiz, médico: mito de origen de Pinola, sobre cui- dadores, iolil, ntimero de nahuales. 54, Continuacién, rotacién de autoridades sobrenaturales. Personalidad de Jacinto, José Anguiano acusado de la muerte de Javier Utiilla 55. A.M. T,, distinto poder de hombres y mujeres para cuidar. Recoger cespiritu de los nifios. Dar de comer a la casa. Marcos Acevedo eli- minado de la jerarquia de control, 56, Asesinato de Javier Utrilla. S. Miguelito no deja entrar a otros para que hagan travesuras. José Anguiano a Comitén, ruego de Vic para que yo lo defienda. 57. Hil, la_casa en el sendero de los principales. Curar la casa. Subseociones de control. Nahuales. 58. Mito de origen de Pinola (Hil.) Los dos viejitos que abrieron cl va- mino aS. Cristébal, 59, Sueiio de B. 60, Marcos Lépez: mito de origen. Cuidadores de Pinola, 61. Continuaci6n. El mundo creado de Este a Oeste. Brujeria. Jerarqaia de control sobrenatural. S. Miguel y S. Tomas. Lugares encantados. 62, Reuniones de meiltatiles. Muk Na’. S. Miguel y el espiritu de! mai ‘Torbellino. Pedi algo a los encantos y el chuicho negro. “Fi hom- bre debe cultivar sti milpa”. Tere tiene cancer en Ia oreja por mirar muerto. 63, Ignorancia de mujeres sobre mundo sobrenatural. Vic tiene buen espfritu. José Anguiano de regreso de Comitin, donde pagé multa por la muerte de Javier Utila. 64, Pretendida pobreza de P. Solano, Rol del chucho negro, Pueblos en elcielo. 65. Emprendamiento de la hija de Juani. Opinién de B. sobre esto. 66, Hil. chucho negro. El mundo més corto de E. a O. Belemes. 67. Continuacién. Amailnitz, Mewakash. El chucho negro, Nahual de perro. S. Miguel en la jerarquia sobrenatural. Su amistad con otros santos, Muk Na’. Curar la milpa, 68. Curar la casa. Rotacién de la jerarqufa sobrenatural. Pedro Gémez B, mas alto que P. Solano. Cémo se inicia un médico. 69. Petra Utrilla y brujeria, su casa esté en calle. Los ladinosy “curarla casa”, 70, Continuacién. 71-74, Diagramas para determinar mayor o menor conservatismo en- tre indigenas y revestidos. 38 95, Visita a Mariano Bautista: Muk Na’ 76, Chulel en el pulso, Rodolfo Pérez y su falta de creencias en brujeria. 77. P. Solano y calles sobrenaturales. B. afligido porque P. Solano va a dar permiso para que lo embrujen. La hija de Juani me entrega tarjeta participandome que seré madrina, Los naturales y sv parti- cipacidn en la fiesta del 8 de diciembre. 78, Visita de Peciro Gémez: Muk Na’, los lugares de vigilancia sobrena- tural, El chulel y 1a lozania de los productos del sitio. 8. Domingo tiene guardado su chulel. Aprobacién de P. Solano, E, Santis y Javier Ruiz como médicos. Su apoyo a P. Solano en una cura 79. Ladinos ¢ indios en la fiesta, 80. Emnestina Gomez; brujeria por elegirme de comadre. Vispera de Navidad y los naturales. Bi. Nada. 82. Comitecos y enfermedad. Puntos de vigilancia de Pinola 83. E. B., su opini6n sobre quiénes son bucnos en Pinola como médicos. B. tiene buen espiritu. Mateo no cuida ni tampooo Marcos Lopez José Santis. Su opinién sobre la muerte de Javier Utila. Nahual del Grande Anguiano. 84, Milo Solano sobre calles sohrenaturales. Conflicto de B. con los Solano, sobre mujeres brujas. 85. Sigue conflict de B. con los Solano. La fiesta de fin de aio y los naturales. 86. Opiniones de José Anguiano sobre otros principales, 87. Visita de Augusto Ruiz: Muk Na’. Muerte de Javier Utrilla. Opinion sobre otros hombres importantes. Preparativos para el casamiento de la hija de Juan. 8. Continuacién Juani. Visita a B., conversacidn sabre los Solano. 89. La Agraria y la jerarquia civil indigena. Sueito de Miguel Utrlla 90. Conflicto B.-Solano. 91. Opinién de cosméticos sobre ladinos, sobre enfermedad, sobre in- dios. 92. Casamiento de la hija de Juani. 93, Continuaci6n (interaccién de clases). 94, Continuaci6n, 95. Continuacién 96. Continuacién. 97, Continuaci6n revestimiento de Cicerdn Trujillo Montoya. 39 98. M. M. M. continuacién, sobre revestimiento y su actitud hacia ladi- nos y comitecos. 99. Continuacién cuadro genealégico de M.M. M. 100.Juani sobre los médicos que usan de las mujeres. B. sobre el asesi nato de Javier Utrilla. 101.Continuacién akchamales, los amigos de José Anguiano. Los que no son principales, eabafuelas. Especializacién en curacién. 102.0pinién de B. sobre el no recibimiento por mis compadres Ga Sucfios de Ernestina Gomez y de B. 103. Continuacién supuestos contactos de B. con fos del centro. 104. Conflicto B-Solano. 105. Continuacién. 106. Hil. rendimiento desu milpa. B. sobre mordidas por el uso de agua en Pinola, 107. Continuaci6n visita a Juan Tovilla y alféreces. 108. Juan Tovilla, suefios. Bautizo en casa de Martin Méndez B. 109. Continuacién, 10. Conflicto Victor Cafiedo-Isidoro Solano sobre venta de un sitio. B. sobre siembra de cafia. 111. B. sobre la técnica de molienda. 112, Continuacién opinion sobre compadrazgo. Compras en cosecha. Opinién sobre meros ladinos. 113. Ladinos y naturales que compran en cosecha. ‘Temor de Tere al carnaval. 114, Continuacién, 115. B. sobre asesinato de José Ruiz. Visita a Miguel Utrilla 116. Continuacién conflicto con Pedro Gémez y Eleuterio Ruiz, 117, Ernestina Gémez; viaje a El Puerto y S. Crist6bal para vender. 118. Nada, 119. Opinién de Enrique sobre dos brujas locales. Sobre brujeria ante- riormente. 120. Continuacién curaciones anteriormente. Opinién sobre mucrte de Javier Utrilla, La madre de la guerra. Jerarquia religiosa des- aparecida. 121. Repercusiones del casamiento de la hija de Juani, Interaccién ladi- no-india en mi casa, 122. Continuacién suefto de Emestina Gomez. 123. Nahuales. Informacién obtenida de los libros de bautizo de la pa- rroquia 40 124-131. Continuaciéa y también libros de matrimonio, 132. Viaje a El Puerto de Emnestina Gomez, 133, Continuacién Estrella Villavicencio sobre equivalencia de medi 134. Comienzo de la pelea B."Tina. Brujeria a Sebastiana Santis. Opi sobre curaciones anteriormente. 135, AplicaciGn de un enema. Peligros de cambiar de casa para los nifios, 136. Capitanes de Carnaval. OpiniGn de marimbero ladino sobre la mti- sica de Carnaval, 137-140. Informacién segistrada en libros parroquiales. 141. Conflicto BTina-Esther. 142, Continuacién. 143. Continuacién, 144, Continuacién reunién de mamaretiks para entregar documentos de bienes comunales. 145. Continuacién. 146, Continuacién cambio de mano para molienda. 147, Participacién ladino-indigena en el Carnaval, 148, B, cnredado con otra mujer. Carmaval 149. Carnaval (conflicto indio-ladino). A. Méndez ‘Tovilla sobre trabajo de Pujiltic. Ritos en la milpa. 150. Definicién de mamaretik, meiltatil. Chulel y nahual. Brujerfa, Lista de akchameles. 151. Continuacién suetios necesarios para curar. Quién puede castigar 4 Alberto Méndez. Proporcién de combinacién de apellidos sein censo de 1958. 152. Continuacién. 153, Continuacién. 154. Lista de casas visitadas por el grupo de Agustin en Carnaval. Dia de S, Caralampio, 155, Fiesta en casa de José Anguiano. 156. Continuacién huida de Chepa Montoya, preocupacién de la mama sobre lo que gastara ella. 157. Fiesta en casa de Ing, Segura. Los hombres anteriores convertidos en monos. Técnicas de interrogaci6n durante curacidn. Suefio de B. S. M. B. sobre instalacién de una colonia en tierras ejidales. Sueno de Santiago. 158, Continuacién muerte de Mariano Pascacio, brujo. Quejas de Martin M. B. sobre la venta de tierras comunales, 159, Nada, 4 160. Suefo de B. H. Opinién de Martin M. B. sobre candidatos a pre- sidente. 161. Temor de Alberto Méndez de que lo embrujen por trabajar en casa Chicago. Coordinacién de brujos para echat. Técnicas para echar dao. 162. Explicacién det eclipse de luna. Cuento del Rayo y el sapo. 163. Azareo de brujos. El sapo es el que trae el agua, 164. Rosa Solano, su enfermedad de brujeria. 165. Beki Paxtan enferma de disipela y brujeri 166. Azareo de brujos y meiltatiles. Lio con Santo Tomas en Oxchuc. ‘Cuento del origen del maiz 167. Continuacién. 168. Cucnio del diluvio y los zopilotes. 169. Continuacién. 170. Nada, 171. Los nahuales no hablan. Las mujeres cuidadoras, Vivienda del Paslam y del Rayo. 172. Brujos y como anuncian su propio poder. Interrogatorio durante el pulseo. Secciones donde cuidan. Coordinacién de brujos, médico y meiltatiles 173. Quignes cuidan segin Miguel Uuilla, Como se inicia a un meiltatil Curacién de brujerfa. 174, Continuacién sobre carrerantes. 175. Fiesta de 8, Pedro en casa de José Anguiano. 176, Efraim Cepeda, loco suelto en Pinola, Reaccién de ta gente. 177. S. Miguel y su rol en salvar comunidades cercanas. Cuento de ori- gen del conejito. Cuento de origen del rayo mudo. 178, Continuacién espfritus altos y bajos. Brujos desde la nacencia, Lugares encantaclos de Pinola. 179. Continuacién. 180. Jeloles-bienes comunales. Chulel y nahual. M. Montoya ya no cui- da; razones. 181. Chulel alto y bajo. Aprendizaje de brujo. Melquiades Sanchez es brujo. Lubia, nieta de M. M. espantad; curacién, Las mujeres que cuician, José Méndez anuncia que es Torbellino, 182. Chulel cn Ja garganta. Chulel al Cielo acompatiado de la Santa Cruz. Destino ulterior. 183. Nada de interés 184, Jeloles. Espiritus altos y bajos. 2 185. Suefio de la hija de Milo Solano. S. Antonio y las gallinas, El chule! 186, Jeloles. Venta de terrenos comunales a ladinos. 187. Nada, 188. Chulel después de la muerte, El buen espiritu en el pulso, 189, Muerte del primer chulel. B. se niega a traernos lefa. 190, Chulel (Paslam y Rayo). Las viejilas que cuidan de dia. Distinto destino del alma. 191, Negocios e inversiones de los ladinos. Curacién de la nuera de Cicerén Trujillo. 4192. Continuacién Paslam y Rayo, Cuidadores segiin José Anguiano. 193. Como deben ser los cuidadores. Nahual y espiritu, El espiritu de los nifios es guardado, Cuidadores segiin Miguel Utrlla, 194, Paslam, chulel. El chucho negro Mas Paskam, Chulel en el corazdn, 195, Chulel de la casa, Espiritu de la milpa. Quién cuida la milpa. Rol del nahual durante enfermedad de su cuerpo. Cuento del tigre que se transformé a medias. 196. Temor a los principales. Cémo se conoce a un animal nahwal 197. Residentes de Muk Na’. Nahuales. Destino del chulel 198. Nahuales. El hombre que se transformaba en carncto. Nahuales. 199. Dios y S. Miguel tienen catorce nahuales. Chuleles en las cuevas, Distribuci6n en cuevas de acuerdo con jerarquia. Cuento del viejito que le amarraron el espiritu en la cueva. 200. El espiritu de Juan Tovilla en un platanar. El gato que posefaa una mujer. EL hijito de B. que murié porque le sacaron su chulel. 201. Transformaci6n del tipre-hombre 2002. Chuleles-nahuales-residencia del Rayo, Pastam, Jefe de los nahuales. 203. Vida del nahual en la ceva, Niimero de nabuales. 20M, Nahuales de brujos. Salida de los nahuales de noche, Destino del nahual y del chulel después de la muerie 205. Destino del nabual después de la muerte y del chulel. $6lo cuidan los meiltaltiles vivos. Nahual, cuerpo durante enfermedad. 206. Comunicacién médico-nahual-meiltatil. 207. Continuaciéin sobre la posibilidad de curar. Quitar el espiritu. EL nahual, de la casa, 208. ContinuaciGn envidia de la casa, Comida para la casa. El espiritu de la nuca en espanto, 209. Continuacién chulel de la garganta y de la nuca y sus funciones y destino. 4B 210. Hombre, nahual macho-mujer, nahual hembra, Duracién de la vida del nahual. 211. Animal bueno y animal nahual. Hombre-carnero. Bl hijito de B. que murié por tener muy buen espfritu. 212. Nahual deakchamel. Residencia de nahualesy chuleles. Mandadero del meiltatil 213, Altura de vuelo de rayos y pastames. 214, Chulel (residencia). Nahuales, destino. 215. Nahuales en Ia cueva. Paslam a Muk Na’. Chulel de vive y de muertos, “ 216. Residencia de Pastam y Rayo. Residencia de otros chuleles y na- ales. 217. Nahuales durante enfermedad. Nahual hembra y macho, Nahual de akehamel. 218, Chulel de la garganta y de la nuca. 219. Chulel, chulelal. Lugar de cada uno. Niimero de nahuales. 220. Continuaci6n Quiénes resiclen en Mul na’, Residencia de Rayo y Paslam, Quiénes cuidan, Nahual de akchameles, 221, Nahual de brujoy de cuidador. Meiltatiles, calles, distritos, 792. Chuleles, continuacién chulelal. Destino del chulel. Locus del chulel. 223. Chulelal, apariencia. La lefa del infierno. Niimero de chuleles, 224, Chulel-nahual. Chulet de diay de noche, 225. Los viejitos muertos también cuidan, El sueno de José Anguiano. Nahual de diferente clase de gente. 226. Chulelal-chulel en la garganta. Destino del nahual y del chulel, 227. Residencia de Paslam. Quiénes estén en Muk Na’. Namero de na- huales. 28. Chuleles-nahuales, Locus (garganta y nuca). El espiritu que se es- panta 229. Quiénes pueden cuidar. Nimero de nahuales, 230, Residencia de Rayo, Paslam. Nahual de brujo. Chulel del maiz, S. Miguel es Sakil Chaguk. Mciltatiles. Puku Jil. 231, Chulelal y chulel después de la muerte. El de la nuca y el del co- raz6n, 232, Chulel en corazén y en la cueva simulténeamente, 233. Quién alimenta a los nahuales. Residencia del Paslam y del Rayo. 234. Quiénes viven en Muk Na’. Nahual después de la muerte. Jerarquia dentro del control sobrenatural. Torbellino es correo del agua, 4 235. Aumento del néimero de mahuales a Jo largo de la vida del indivi- duo. 236, Chulel de la garganta. Nahuales, El nahual cura al cuerpo enfermo. Paslam y Chaguk. 237. La suerte en cl corazén. Transmisién del conocimiento de brujeria. Nabual y chulel. Tobfa Trujillo pidié bienes al encanto. 238, Fiesta en el grupo Alpha. Actividades extras de los campesinos en esta época del aio. 239. Continuacién diferencias entre indios ricos y pobres en esta época. 240. Temor de A. M. T. a la brujeria por su trabajo en Casa Chicago. Campana de eleccién presidencial local 241. Criterio de los indios para decidir quién es tic tweltales, 242, Entierros, pérdida de costumbre. B. temeroso porque perdié su encendedor en una sepultura, Propiedades de los miembros de la casa de José Anguiano. 23. Gastos de los Solano para Ia fiesta de 8. Pedro, Gastos de ta familia en una semana, 244, Guadalupe Garcfa Cantoral sobre la eleccién presidencial y sobre Jos naturales, 245, Lista de indios y ladinos que trabajan en la carretera, 246, Residencia después del matrimonio. Costeo dle los gastos de ma- trimonio, Conflicto suegra-nuera. Hijos de viudos. Hijos de divor- ciados. 247. Residencia de solteras. Viudas. Herencia. Cooperacién hijos-pa dres. Autoridad. Gastos de enfermedad. 248, Continuaci6n familiaridad, Formas de propiedad de sitio y anima- les, Propiedad de milpa y mafz. 249-251, Informe al jefe det Departamento Agrario sobre afectacién de fincas para crear el Ejido de Villa las Rosas. 252. Residencia después de casamiento. Huérfanos. Obligaciones de yernos. 253. Divorciados y solteros. Hijos regalados. Obligaciones de nueras. Gastos de enfermedad y casamiento, Propiedad. 254, Continuacién nueras. Divorcio, Viudas. 255. Herencia de tierras. Lista de los rieos 45 Diario de campo ‘Viernes 19 de agosto 1 Mi-primera tarea de hoy, una vez desayunada, es ira inyectar ajsabel ) \pez, La partera le ha recomendado inyecciones de higado pata for tla. Estela es comitcea casada con Rodolfo Pérez, natural revestido. ‘Me recibe acurtucada junto al fog6n. Esta arropada y dice que tiene’. ) frfo porque ost muy “desbilitada”. Por ello han de darsele inyeccio: nes antes de darle el vaho (medio fuego) sino, se va a desbilitar mas Me siculo juuto a ela y fumamos un cigarro, conversando de cualquier cosa. Antes de pasar al cuarto clormitorio donde esté el recién nacido le digo a Estela que quede tranquila que yo ya sé lo que debo hacer para no dafiar la criatura, Al rato pasamos al euarto para darle la inyeocién y junto a la puerta de entrada esté el conocido fueguito de brasas para impedir la entrada de mal. Digo: “Ab, ahora me yoy a limpiar con el fueguito”, y me contesta: “No se preocupe nif, ya estuvo usted jumto al fuego de la cocina asi que esta ya limpia”. Que lépera y a la vez que fina.! | Si yo no hubiera sabido cémo cumplir con el rito de purificacién, del: + cualquier modo el niito no hubiera sufrido dao porque con toda deli-" | cadeza la madre me tuvo un tiempo sentada y ahumandome en el fogén.|'" ‘Le pregunto si fe van a hacer vaho pronto y me dice que sf porque tiene) mucha frialdad dentro del cuerpo. “éUsted conoce esta costumbre?”, o1-1 1 | agrega. Contesto afirmativamente y me dice que los ladinos del pueblo“! también hacen siempre el vaho después del nacimiento(no le crea),)_‘* '\ Después de cumplir con Fstela sigo camino hacia la orilla, Alli me | espera Angélica Lopez. (Juan) paraxcurarme el pie por segunda vez. Lle-} “| g0 pero no estd. Segiin una de las hijas se ha ido al mercado a comprar y segtin la otra esté haciendo visitas. La\espero un rato pero ante el temor! \ Sunct A. ne a ab de que se demore demasiado y me haga perder la mafana, contintio ha- cia Jas afueras a casa de Eladio Ruiz y Eva Gorditlo, comitecos. Eladio no esta en casa pero dofia Eva esté sentada a la méiquina, haciéndose un vestido de tafeta color verde agua para un casamiento del cual serdn segundos padrinos mafiana sébado, La casa es humilde, La habitacion principal, y la nica aparentemente, porque la otra construccién sirve de cocina, es de tablones blanqueados. El equipamiento consiste del altarcito cubierto literalmente de santos, de algunas ropas colgadas de clavos.y de bancas puestas contra la pared. Paltan sillas y mesas, La posesién material mas notable son dos maquinas de coser que imagino constituyen una fuente de ingresos porque Fva cose para afuera, Me dice que aprendié a costurar hace mucho y que ya ahora hace camisas de hombre y otras cosas, Es la primera vez que la visito y hablamos de cosas generales; del casamicnto del dia siguiente, de la permanente que le ha hecho hacer a las hijas, del trabajo que dan los nifios, de las enfermedades que hay en esta época, etc, ete. A pesar que: no quiero presionar ningdin tema, fa visita corta sobra para que yo cometa una in- discrecién, Como la habitacién donde estamos es pequefia (cuatto por seis) y son once de familia, le pregunto a Eva dénde duermen todos, altera algo y me dice: “Es que las nias sacan las camas de aqui cuando se levantan”, Cristo, o por camas quiso decir petates 0 la familia esta integrada por Hércules. Hablamos de cantidad de compadres naturales que tienen y dice que los buscan mucho. 4Por qué? No sé, nos quieren, nos buscan. Eladio Ruiz, comiteco segtin algunos y revestido segiin otros, esté fntimamente vinculado a la Iglesia y la mujer también. Eladio viste el pantalén balén, abombillado en el tobillo, tipico de los revestidlos y me- dio ladinos y.anda descalzo por el pueblo; la mayoria del tiempo Eva usa vestidos de algodén o satin barato, rebozo y también anda descalza. Recuerdo que el aio pasado los vi en una o dos fiestas Hevando calzado pero creo que fue alguna oeasién especialfsima. A Eladio también lo he Visto con‘caites. El trabajo de Eladio es ta milpa y algunas tareas accesorias, Hace zanjas y trabaja en la carretera cuando la ocasién asi lo requiere. Evi- _dentemente es gente pobre y el compromiso de ser padrinos debe ser una carga pesada para ellos. Quedo en valver otro dia que esté Eladio, que es un catélico tmtuoso pero puede que hable y me despido. De regreso a lo de Bonifacia. Est de vuelta y a mi pregunta de por dénde anduvo paseando me contesta que no anduvo de visitas. “Yo nunca hago visitas, nifia Esthercita. Solo visito a mi comadre Chonita y cuando aqui estaba mi comadire Lidia estaba aqu{ también la visitaba , ‘ella pero por aqui no hago vistas”. (HIPOcRITA.) Bonifacia se enreda sola en sus mentiras porque a los dos minutos, como no puede con el genio, me dice: “Fijese lo que ha trafdo, tomate con céscara, chile de dos clases y frijol. Me lo regalaron. Fui a lo de)Petrona Santis y a lo de , Maria Bautista y me regalaron mi chilito-y-mi tomatito porque bien {que me gusta comer con €30 y no tenfa”. Innecesario que los dos nom- bres mencionados son de gente indigena. Mientras hablamos entra una chamaquita a reclamar veinte centavos que se le deben y Juan contesta que no tiene sencillo, Yo me offezco a darselos y con toda elegancia los acepta. Me cuenta que estén sumamente pobres. Que ellos no picen|>-"" munca a nadie pero que no tienen nada que vender. Empieza mi cura: cin y jalando y jalanclo mi pie y escupiendo repetidamente su saliva en| Ja mano antes de frotarme con ella me trata durante unos minutos. Sal-| zo de ah yregreso a casa pasando antes por lo de Eygenio Pérez pero sin hallar a nadie en casa. DN Después de almuerzo voy a visitar a mi comadre Exnestina Gémez. Esté enterada de mi problema y demuestra una simpatia més sincera que otras personas, Me dice que asf son los ladinos, Que lo que mas. los separa de los indios es la letra pero, y acompaitindose con el gesto, cl escribir de nada sirve. “Cuando vamos a vender a Ia plaza no nos sentamos delante de la tienda de don Gustavo Arreola porque sale y nos grita que si le tapamos la entrada nos va a botar agua para que ca- amereemos. Qué le parece comadrita ese modo de ser?” De plonto le, digo que me duele el pie, sin agregar que Bonifacia me ha curaco y me ofrece jalérmeloVeamos si lo hace igual. Acepto gustosa, total si me lo desbaratan del todo me lo enyesard algtin doctor y adiés el proble- | _ma, Sale presurosa a la calle y vuelve con tres manojos de hierbas, Esti init” Breocupada porque le fala la mejor que es la Maravilla peo na tratdo © en sustitucién Higuerilla. A los pocos minutos aparece un indiecito de idad con un ramo de hojas de Maravilla y comadre feliz porque. | ya esté en sus manos fa verdadera medicina, trae brasas y empieza a calentar las hojas. En Iineas generales el tratamiento es idéntico al de \ te en presionar suavemente el lugar donde duele mis y en fijarse que no haya huesitos abiertos. Segtin comadre no tengo, 9 ningiin hueso abierto. Cuanda me quejo del dolor empieza a presionar con mas fuerza en el mero lugar donde ducle, Remueva las hojas cada poco rato y las aplica bien calientes alrededor del pie. Me dice que a se curan ellos y que a la noche debo envolverme con hojas de Maravilla. “Ya no tiene que dolerle, comadrita.” Mi tobillo se esta hinchando a ojos vistas y el dolor est4 aumentando en forma alarmante. Por una feliz, casualidad empieza allover y como ya esté oscureciendo y ha llegado et compadre con la carga de lena, aprovecho para irme. A la noche apenas puedo caminar. Es de esperar que los resultados sean a largo plazo. Sabado 20 de agosto Anoche no bubo visitas. Estaba cansada y me dormi temprano, Hoy 4.0" sfibado, en consecuencia, desperté bien temprano y aproveché para ir (oo. un rato al casamiento de medio ladinos comitecos del cual son padri- +” nos Bladio y Eva Ruiz, Antes de eso fui al centro a comprar cinta de | seda y un pafuelito para la hija de Milo Solano porque es el cumplea- + fos y también debo cumplir con ellos. ( |. Allas ocho de la mafiana ya estoy en el casamiento. La casa est en ‘+ pleno barrio San José, cerca de la ermita del mismo nombre, Es una © casa grande, de una sola habitaci6n, con el piso cubierto de juncia y las parcdes decoradas con papeles de colores recortados, igual que se ve en las casa indias para las fiestas, religiosas o familiares. Los novios tienen ©, nombre ladino (Aguilar de Cordero ef novioy Pérez la novia) pero una \" eara de indios que voltean, Los invitados estin vestidos de pantalon. No hay a la vista ningdin natural vestido. Hay algunas personas, nifios % y adultos descalzos y un hombre de pantalén con banda roja pero me dicen que ¢s medio Jadino, La marimba es de mala calidad. Me siento con las mujeres en una de las bancas arrimadas junto a la pared. Al poco |. crato arriman mesas y sirven mole, tortillas, café y frijoles refritos y re- (OO. frios. A mi me tocan unos trozos de piel dc jolote sumergidos en salsa \grasosa de mole, Me conformo con una tortilla bien Lena de frijoles y un café. Cuando nos levantamos se sienta un segundo grupo de mujeres | y por fin los hombres. De las caras conocidas estén los Ruiz (Elacio y ) Familia) y Pedro y familia, también comitecos, ta familia de Guillén, de isma categoria y otros cuyos Hombres no conozco pero que sou en * general empleados o ayudantes de chofer. Me invitan a bailar y al rato, 50 ya se han hecho las doce, salgo de Ja casa para ir a lo del Milo. En el camino de regreso a casa encuentro Tina Montoya, ¢sposa de|Albino Montoya} alcalde del atio 1959 y madre de varios jévenes revestidos. Se frece «acompafiarme hasta mi cuartito. Llegamos y se sienta conmigo a platicar. Me cuenta que el hijo mayor, Reinaldo se fue de aqu{ hace!’ diez aitos. Estuvo seis trabajando en las fincas (no sabe cuales) y hasta que no le eseribieron mintiéndole y diciendo que el padre se moria no vino. Pero ya no vino a quedarse con la familia. Pronto va a hacer cua tro afios que ha regresaclo y desde entonces trabaja en el Arrozal y sélo, sube los sibados partembolarse. A pesar que gana muy bien de nada le | sirve el buen sueldo porque To que més le gusta es estar con los amigos en la cantina y pedit luego el cartén de cerveza y asi se le vala paga.De los trabajos que hace el padre, milpay alquiler de su mancuerna no par-'\ ticipa y se niega ayudar. Tina se queja largo rato sobre el mismo tema. El mismo hijo no quiere tampoco casarse y dejé una mujer en las fincas pero a pesar que ellos le han ofrecido vender una diancuerna (tienen dos) para pagar el casamiento no les permite que interfieran en sus | asuntos. Ya no se halla aqui. Poco para cn la casa, su costumbre mucho ha cambiado. Hoy de mafana lo recordé porque era tarde. Ya anoche se habia embolado, cuando por fin desperté doiia Teshita le ofreci café y panito. ‘ 5 ‘ —A no me des panito, no me gusta. |p 4 © }C1C NGO» —Y qué querés, tengo s6lo algunas galletas bueno dame galletas, porque ésas son importadas (£22?) caret Dice tina que|Reinaldo|se fue de blanco pero alli en las fincas se cambié de ropa. ZY ahora ya no se pondria més de blanco? Y no ya ney») se halla de blanco, bien que le gusta el buen zapato y cl buen panialén, , Ademés habla con trabajo la lengua porque se le ha olvidado estando lejos y cuando va a ver a su padrino José Anguiano apenas puede salu- darlo en lengua. A mi pregunta de qué dice don Albino que el hi cambié fa ropa contesta que no dice nacla porque —tAcaso la robé? No, la compré con su paguita asf que, ni modo. A continuacién cmpicza cl relato del otro hijo que también se fue | hace cuatro aiios y que no les escribe. Sabe que esté en las fincas pero seguro no saben dénde. Como Tina Montoya tiene también hijas mu- jeres revestidas le pregunto cuando se cambiaron y dice que cuando, yicron al mayor que se ponia pantal6n lo siguieron y que ya no se hallan con nagua. Que solo la que e& impedidita no se saca la nagua y el rebozo. | pero que las otras ya no se van a ae vestidos, Sobre ela misma Or 31 y el marido contesta en la misma forma que todos los adultos: “Yo ya estoy hallada con mi nagua y mi toca blanca y voy a morir con ella. Yn ‘me importa ni me da vergiienza porque siquiera tengo tapado el culo lo que importa”. (caso a mi hijo Reinaldo le da vergiienza que su nana ande de nagua y toca blanca? No, cuando tiene que ir a verme ala plaza y pedirme que le compre algo bien que me habla aunque él ande vestido de pantalén. Dofia Tina sale a la disparada porque tiene que ir al mercado y yo salgo al poco rato para lo de Milo Solano donde espero encontrar mu cha gente pero Jos tinicos presentes que hay son Juan Lépez, su mujer Bonifacia y su hija Yoli. Nos sirven café, tamales y panito y el peor trago que haya yo tomado en mi vida. Milo se nicga a aceptar mis repeticas excusas y me obliga a tomar. Lo mejor es que dofia Bonifacia es la. que seéembola mas répido y empieza a hablar en lengua. El marido que tam- poco es uy resistente siente inmediatamente los efectos del alcohol. Mientras todos ancian en juicio Bonifacia y Juan hacen sus brindis en rigurosa castilla; cuando el trago se absorbe se aflojan las inhibiciones y se oyen las primeras salutaciones en tzeltal, Cuando Juan ya se entrega dulcemente a los brazos de Baco me empieza a contar una larga historia de su triste juventud y del carifio que ha despertado en todos los que lo han conocido. —Yo vine de Comitén cuando cra muy ticrnito, aquf estaba al cui- dado de una tfa que era muy mala conmigo, trabajaba, Yo la servia, trabajaba para ella pero no me daba para ropa, Andaba sucio y rotoso y mucho trabajaba. Le pedia que me diera algo de dinero pero no queria ‘hasta que un dia fui ala tienda de dor] Manuel Yénez,\que ahora esta cn San Crist6bal y bendito sea ese sefior que fue como un padre para mi. Me pregunté por qué siendo muchacho y trabajando andaba tan mal vestido y le contesté que por respeto no queria irme, que no queria que algiin dia una mujer a quien yo quisiera dijese que yo era finquero pero que mi tfa me trataba mal. “Ven Juan y escoge la ropa que necesites” ‘Yo fui a mire 1a manta que era a lo que estaba acostumbrado (Bonifacia debe estar bola que no se da cuenta de lo que esta diciendo el marido). Pero don Manuel me regafié: “Ah, no muchacho no vas a volver a usat calzoncillo de manta, biiscate corte y te voy a dar dos, pero mejor que te los dé ya hechos, asf estamos ya seguros que te quedan bien”. Sacé dos buenos pantalones y dos camisas de caja y sombrero y una chamarra. Yo no sabia cémo Ic iba a pagar. Pero él me dijo que no me diera pena que 1 pagaba por todo eso. Me hizo cambiar abt mismo delante de él y me 52 hizo rasurar y entonces el bendito sefior dijo: “Ahora yo mismo te voy a acompaiiar a casa de (u tia Petrona, que no debe tenerte asf”. Me llevé pero mi tia se puso brava diciendo que el hombre me estaba poniendo ‘malas ideas con toda esa ropa nueva. Yo entonces me juyi una noche y ‘me fui para Comitin a trabajar en lo que pudiera. Alli encontré un se- flor que me pregunté de dénde era: “De Villa las Rosas —contesté—, y quiero trabajar en lo que pueda”. “ZY qué sabés hacer?” “Lo que sea”. Me ofrecié asistencia, ropa y cinco pesos diarias y trabajé con ély esta- ba contento. Me trataba como a un hijo. Al poco tiempo ya me daba. Miéreoles 31 de agosto aw : Hoy ha sido otro dia perdido para la antropologfa. Me levanté tem prano, con intenci6n de ver a varias personas, entre ellas Cicerén Truji- Ho, a quien ando persiguiendo hace varios dias, Ubel Campos; Rodolfo Pérez y Eladio Ruiz, Con este iiltimo he estado en fiestas pero no he podido pescarlo para una conversacién y lo tinico que hemos hablado en las fiestas ha sido del poder divino, de la gracia infinita de Dios, de la pequenez de los seres humanos frente a la voluntad divina y otras, pequefas variantes del misma tema. Fl sefior, comiteco segiin algunos y revestido sepyin otros, aparte de los que dicen que es puro ladino, es absolulamente monocorde. Es de esperar que el dia que habe formal mente se olvide de los santos. i Pasé por lo de| Rodolfo Pérez en rile Hai, No estaba, habia ido ver sus pagados porque desde que hia aceptado el trabajo en la cars pinterfa debe tener pagados para la\milpa.|Su mujer estaba mala, con dolor de cabeza y desmayamiento de cuerpo y pocas ganas de hablar. _.» Después de cumplir un ratito y hablar de cualquier estupidez me retisé y Y\"", fui alo de Bonifacia Giménez de Lépez, la revestida resentidapara que ("me curara el pie. Ese ha resultado un buen pretexto para aparecerme por la casa cuando se me da fa gana y como mi pie sigue peor después ©) de la torcedura voy a menudo. Bonifacia andaba atareada, euidando a su hija enferma de aigre, espanto y lo que sea. La actitud de Bonifacia hacia los ladinos es la tipica de siempre. Empieza conténdome que es- 3, tuyo en el centro a la maitana y que se habia ido sin tomar su café pero oni\slque lege a casa de su comadre Chona (|MERA LADINA!), que tiene una ©) 6 fonda y ésta le dijo: “Veni Angélica, mira lo que hay de comer y elegi lo oa) que quieras”. La Juani mir6 y vio, tortaditas, carnitas y bistec de higado ; : Cook 7" \ 3 é y claro que eligié el dltimo y dona Chona le dio sets bistés. Después le dijo: “Te voy a dar chocomilc”, y le dio una jarrota bien lena y después una calderota de café. Sigue comentando lo buena que es Chona eon ella (Tuani fue criada en la casa) y del tuteo que atribuye a Chona pasa al respetuoso trato de usted entre comadres. “Comadre Angélica équé mAs quiere? Cémo esté su hijita? No debe usted hacerla trabajar por- que no esta maciza todavia como para andar carrereando...., ec., ele.” De seguro que el verdadero tratamiento fuc el que dijo al principio: de vos corrido. |) bom) \"'La Juani ime pide los zapatos que llevo puestos y me explica que cuando va a la cata 0 al monte a buscar lefia los necesita porque hay es- pinas. Dice que Hega hasta el borde del monte descalza y con los zapa- tos cargados al hombro pero que al entrar se los pone y al salir también se los saca y regresa descalza. Evidentemente hasta ese punto no llega su pretensi6n de ladina. Entra una de las hijitas menores y La Juani (me divierte poner La Juani) la atrae hacia si y la regafia porque no tiene puesta pantaleta. “Las sefioritas no deben andar nunca sin pantaletas y sino pregdintale a la seforita Esthercita.” Claro que la nina esta mu- grienta por donde la busquen y llena de mocos pero el asunto pantaleta Parece ser fundamental. La chiquilla se queja porque la pantaleta le aptieta y la madre le arguye que asi se le va a hacer cinlura. Al poco rato llega Brisa, hija mayor, con los alimentos reconfortantes que el “médico” ha recomendado para la enferma, son chocomile, cerveza y coca-cola. Juani le grita porque no le ha trafdo su pan. “éPor qué no ‘me trajiste mi veinte de pan?, ya sabés que me gusta”. Estoy por creer que de todos los hijos que tiene, ella es la tnica que se da el gusto de comerse los veinte de pan, que por otra parte son una o dos piezas a lo més. Mientras tanto me est4 curando mi pie con abundante saliva y {ec aplica hojas de tecomate porque segin me explica al toreerlo me ha pegado él aire. ‘rato de averiguar eémo es que me ha pegado el aise y dice que me pegé al torcerlo. Misterio. Para sacarlo dice que lo tnico que hay que hacer es jalarlo y ponerle la hoja de tecomate porque ya std muy frio mi pic. Salgo rengueando en direcci6n a la casa de Cicerén Trujillo, que queda por donde el diablo perdié ef poncho pero cuando tlego, maldi- ciendo bajito por la hinchaz6n y el dolor de mi pie, me dicen que Martin se fuc a la caf a limpiar. Dejo dicho que por favor, pase a verme a la larde porque no sé si podré hacer el trayecto dos veces en el dia y re- .f€80 @ casa a tiempo para recibir el tambo de tractolina para mi nueva 54 ‘pulga. Me contesta muy serio: _¢stoy serio”. Entonces empieza una historia lorona sobre el carifio que. ‘estufa. Ab, los deberes de ama de casa. Ya para entonces son las dos, de modo que voy a comer. A mi regreso del restaurante, encuentro que me ‘esté esperandd José Bautista, hermano revestido de mi comadre ‘Tina. Con José he tenido apenas una breve conversacién hace un tiempo por {que es marimbero y sus deberes lo reclaman. Adems tiene su milpa y sus bestias y es inhallable. La visita de ayer es engorrosa y diffcil para mt de controlar. José es sumamente “moral y legal’) como dice él, pero se. ‘ofende y reacciona negativamente a cualquier comentario y a cualquier preguata. Mi primer “error” es el que cometo cuando, sentada frente 1a él le digo que tengo una roncha y que temo que me haya picado una’ “GAsi que porque vengo yo le pican las, _pulgas?” Le explico que no pero me pongo en guardia. Contintia una." fe iN ‘conversacién que seria el suefio de una lingjiista por el vocabulario difi ' cil, enredado, equivocado y cuidadosamente elegante que José trata de usar. Al poco rato, viendo que contrariamente a su costumbre de andar ‘eon zapatos y calcetines ha venido descalzo, le hago un comentatio st {il pero salta: “De modo que no le conviene que yo ande descatzo?” Bueno, que el caso es que ya para ese entonces no sé c6mo mancjarlo. « Desvio el tema hacia mi comadre, lo buena que es y cudntos chistes hacemos cuando estamos juntas y me agradece cortésmente pero “Bila | ‘haré chistes pero yo soy legal y moral (otra vez) y no los hago, siempre Ic tenia a su mujer a quien nada le faltaba pero que igual no le reconoci6 ni lo respeté y tuvieron que dejarse. Yo entristecida por su sinceridad, Ic hago un comentario al caso de que fo que debe hacer en el futuro es buscar una buena compara que lo atienda y lo acompaite, y me con- testa muy suelto de cuerpo: “Con eso que usted me dice épodrfamos entrar en relaciones, no?” Adids, éste es cl hombre serio, legal y moral.{' | Con infinita paciencia le explico que he mencionado eso por carifio a mi, » | comadre y porque lo conozco y he ofdo atentamente sus lamentos, Es)! imposible transcribir mi trabajo en deshaecr cada malentendido porque cada vez que abro la boca me entiende mal y viceversa. Pasamos al tema de sus hermanos y dice que con el que s¢ halla mejor es con Augusto, (cl mas revestido de todos si se puede opinar asf por su experiencia en“! varias ciudades, por su apariencia externa y por estar casado con una’ ladina). Dice que el otro, Pioquinto, no lo busca. Trato de saber por qué, esa diferencia y me dice que es porque Augusto lo quiere y P. Q. no lo ‘busca y ahi se acaba el asunto. De pronto me dice: “Querria saber si us-L © ted me daria cien pesos que me haven falta”. Esto, encima de la ordalial | la 5s 4

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