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Música la vie en rosa

Autor Edit Piaf

Boquiabiertos quedaron cuando un tren, tras un


estridente y prolongado pitido, se precipitó en un túnel
submarino muy largo, muy largo, que atravesó el Canal de la
Mancha bajo el mar hasta la costa francesa.
Se tranquilizaron al ver de nuevo campos verdes y cielo azul. Francia
les pareció muy hermosa. Les hubiese gustado detenerse, pero el tren
corría alocado en dirección a París.

Una vez allí, todo fue maravilloso. Lo primero que


tuvieron que hacer fue cambiar las libras a euros para
ascender hasta el último piso de la torre Eifel desde
donde todos admiraron la maravillosa ciudad a sus pies.
Todos, salvo Arkaitz que temblaba como un pollito.
Descendieron los Campos Elíseos desde Etoile. Se vistieron a la última
moda parisina. Miguel y Mari Mar rezaron en Notre Dame, la catedral,
rogando al cielo encontrar el tesoro. Ekaitz pataleó hasta conseguir entrar
al Museo de Louvre. Nieves se dejó retratar en Montmatre. Todos, hasta
Arkaitz, se vistieron de Gulliver en “La Defense” y traspasaron en metro las
entrañas de la ciudad. Al atardecer navegaron por el Sena en una barquito
lleno de luces y por la noche, después de saborear la cocina francesa,
bailaron en el Barrio Latino, junto a Saint Michael.

Los parisinos estaban buenísimos, según Itziar, mientras que Carlos


no hacía carrera, pues los ojos se le escapaban de la cara tras las parisinas.
Lo estaban pasando tan bien, que casi habían olvidado la huída y el tesoro.
A la luz de la luna se sentaron a la orilla del Sena. Leire propuso soñar
que habían encontrado el tesoro. Noemí le regaló una sonrisa y pidió que
cada uno contara cuál sería su plan una vez encontrado el tesoro.
Mari Mar aseguró que pondría un restaurante en la parte Vieja de Iruña con
mesitas de manteles a cuadritos como los de Montmatre. Carlos montaría
una cuadra de caballos árabes pura sangre que había de asombrar al mundo.
Noemí, como ya no se llevan las princesas, se haría azafata. Itziar se iría a
dar la vuelta al mundo en una motaza impresionante, una Harley. Leire haría
la competencia a sus tías en un puesto del mercado vendiendo chucherías.
Miguel donaría íntegra su parte a los pobres de África. Arkaitz iría jugar a
la NBA. Elena y Nieves montarían una sala de baile en Berriozar, ganarían
una pasta y comprarían un Yate para recorrer la Polinesia. Dámaris se haría
un chalet con piscina en Granada y contrataría a la Pantoja para que cantara
mientras ella doraba su ombligo al sol.
Aún sonreían ante la ocurrencia de Dámaris, cuando cayeron en la
cuenta de que faltaba alguien de hablar. Todos se volvieron hacia Ekaitz y
se extrañaron que no hubiese donado su parte a La Real para reflotar el
equipo a base de sobornar árbitros y ascender.
Él, serio, manifestó que le parecía muy bien todo lo que pensaban
hacer, pero que para él había algo mucho más importante. Diez miradas
enfilaron a Ekaitz esperando que continuara.
Me gustaría empezó solemne que apareciese en mi vida alguien
que me quiera como soy yo, pues soy majo, muy majo, aunque a veces no os
parezca. Lo que más deseo concluyó es tener siempre unos amigos como
vosotros.
Veinte ojos emocionados quedaron arrasados de lágrimas ante las
palabras de su compañero. Arkaitz lloraba a moco tendido, mientras Elena,
Carlos y Miguel se lanzaron a abrazar a su compañero. Todos se sintieron
más unidos que nunca.

Un furgón de policía con luces y sirenas en dirección a la Plaza de la


Concorde les recordó su situación. Allí mismo, sentados a orillas del Sena,
tomaron la decisión. Alquilarían un furgón caravana y atravesarían los Alpes
para llegar a Roma de un tirón.
Por la mañana Ekaitz e Itziar del bracito, como una joven pareja, se
dirigieron a una casa de alquiler de coches. Al poco rato se presentaron en
la Torre Eifel al volante de un enorme camión caravana. Se montaron todos
y, remontando el río Sena, abandonaron la ciudad, después de decir todos
adiós a la torre y Carlos a las parisinas.
Con Mari Mar al volante, en unas cuantas horas recorrieron la autopista a
Lyon y a los Alpes. Afilados picos aparecían revestidos de nieve que llaman
perpetua porque no desaparece en verano. Saludaron al Monte Blanco y al
Cervino y entraron a Ginebra para luego cruzar Suiza. Tras quedar
embobados con montañas y lagos, en los que inútilmente pretendieron
descubrir a Heidy, pasaron a Italia por un largo túnel.

Una vez en el país con forma de bota, atravesaron Milán por delante
de la catedral y se dieron un paseo por Florencia. Leire, Nieves y Dámaris se
empeñaron en desviarse a Pisa para subir a la torre inclinada.
Finalmente, a pesar de las protestas de Carlos que pretendía
quedarse en Siena hasta que tuviesen lugar las carreras de caballos, fueron
a ver si los romanos eran tan guapos como decía Itziar.
Los romanos, además de una clase de números, son los habitantes de
Roma, famosa ciudad de la antigüedad. Se dice que la fundaron Rómulo y
Remo a quienes una loba amamantó. Esto no quiere decir, como aseguraba el
lenguado, perdón lengudo de Arkaitz, que los romanos sean unos mamones.

Retratos

Formas de vida
Comidas

RECETA: VICHYSSOISE

INGREDIENTES (4-6 personas):


1 patata grande
100 g de puerros
2 nueces de mantequilla
½ cebolla
½ vaso de leche
2 vasos de caldo natural o preparado con un cubito diluido en la misma
cantidad de agua caliente ( ½ litro)
½ vaso de nata para cocinar
sal y pimienta.

ELABORACIÓN:
Paso 1: Pelar y trocear la patata, los puerros (solo utilizar la parte blanca) y
la cebolla.
Paso 2: Derretir la mantequilla en una cazuela y saltear la cebolla hasta que
quede transparente.
Paso 3: Añadir los puerros y saltear un par de minutos más.
Paso 4: Añadir el caldo, la patata, la leche, la sal y la pimienta. Llevar a
ebullición. Tapar y dejar cocer a fuego
lento durante 20 minutos.
Paso 5: Dejar enfriar y pasar por el pasapurés o la batidora y añadir la nata.
Una vez conseguida una mezcla muy
homogénea, rectificar de sal y pimienta, y refrigerar. Servir muy fría.
Variantes / Secretos / Trucos:
Una variante de esta sopa fría puede hacerse con pepinos, añadiéndolos a la
cazuela al mismo tiempo que el caldo.

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