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favor en contra 27/11/06 20:03 Page 30

a favor y en contra

ilustraciones de jimmy sánchez chirinos


una defensa de daniela rea una diatriba de jorge salazar

amo las odio las


hamburguesas hamburguesas
porque son las villanas perfectas: se dice que son comida para estúpidos, porque han convertido el ritual de la comida en un servicio veloz
venenosas y banales pero, por encima de todo, son seductoras y sabrosas que equivale a llenar tu cuerpo de combustible

mo las hamburguesas porque no necesitas saber bue- nuirán tus deseos de hacer el amor. Pero recuerda: lo malo

A nos modales para disfrutarlas: las devoras con las


manos, de la manera más primitiva, y si te ensucias
la boca o la ropa, sólo demostrarás que has sido absoluta-
siempre es el exceso, no las hamburguesas. Las amo porque
representan tanto la habilidad del imperialismo gringo para
expandir sus negocios (léase McDonald’s en China) como la O
dio las hamburguesas porque quienes las venden
quieren convertir la rapidez en una categoría gas-
tronómica: el mejor platillo no es el que sabe
y de esa manera se ahorraban el trabajo de cocinar
cuando partían a conquistar otros pueblos. Se trataba de
una comida rápida primitiva y elemental que les permi-
mente feliz. Amo las hamburguesas porque te ahorran el incapacidad de otros países por globalizar sus propios plati- mejor sino la hamburguesa que puedes engullir al ins- tía grandes desplazamientos. Mil años después, en la era
trabajo de pensar: si no tienes tiempo que perder eligiendo llos. Una hamburguesa puede ser tan vulgar que la encuen- tante, de pie, de un bocado, sin mirar a nada más que a de los automóviles y las autopistas, la cadena norteame-
un almuerzo complicado o preparando una cena, entonces tras en cualquier puesto callejero, y tan sofisticada como las ese grasiento objeto del deseo, como un autista que ricana de cafés The Moms and Dads Coffees se apropió
quizá sea el momento indicado para coger el teléfono y sirven en los mejores restaurantes de Nueva York. ¿Te pre- jamás se preguntará qué diablos es lo que está comien- de aquel invento mongol y aportó una novedad: pusie-
pedir una hamburguesa por delivery. También como ham- guntas por las hamburguesas más costosas del mundo? El do cuando come una hamburguesa. No me gustan las ron los trozos de carne a la plancha y contrataron cama-
burguesas porque son portátiles: puedes disfrutarlas cuando restaurante Estik de Madrid ofrece una por ciento nueve hamburguesas porque han convertido el ritual de la reras en patines para que el servicio a los clientes fuese
caminas, en el metro, en el automóvil, a escondidas duran- dólares que está preparada con cortes de solomillo de bue- comida en un servicio veloz que equivale a llenar tu aún más veloz. Por eso odio las hamburguesas, porque
te una clase o mientras trabajas en la oficina. Las hambur- yes criados en Japón. Y hay que pensarlo varias veces antes cuerpo de combustible: come rápido y deja que pase el son el símbolo gastronómico de una cultura que adora
guesas te permiten hacer un picnic a cualquier hora y de llamar comida chatarra a la hamburguesa que el restau- siguiente. Detesto los McDonald’s y todos los estableci- lo rápido, lo efímero y se conforma con cualquier cosa
donde te dé la gana, y disfrutar del delito de comer donde rante DB Bistro Moderne, en Manhattan, pone frente a tus mientos dedicados al consumo exclusivo de comida nada memorable. Las hamburguesas representan el
no se debe. Las defiendo porque son una fuente permanen- ojos por ciento veinte dólares: está rellena de carne de cos- rápida porque son una muestra del estilo que las trans- punto más alto de la comida industrializada: te las sirven
te e injusta de terrorismo urbano. Se dice que están hechas tillas asadas durante doce horas, combinadas con vino tinto, nacionales imponen como forma de vida: allí los seres en envolturas de cartón, las acompañas con gaseosas
con gusanos de tierra, carne de rata, cartón o pegamento; trufas negras y papas. Hasta los economistas suelen sacar humanos no tienen la oportunidad de escoger. O, peor que burbujean en vasos de plástico y, después del fes-
pero a pesar de que siempre hay alguien que te cuenta provecho de las hamburguesas: la revista inglesa THE aun, sólo pueden escoger entre las posibilidades que los tín, debes limpiarte la boca con servilletas de papel. ¿No
que comió una hamburguesa detestable, los verdaderos ECONOMIST inventó el índice Big Mac –inspirándose en la clá- dueños ya han elegido antes por ellos. El mito de la crea- se merecen que las califiquen como comida chatarra?
fanáticos las seguiremos consumiendo sin que importe sica combinación de la cadena McDonald’s– para medir el tividad a la carta: con papas o sin papas, con ensalada o No como hamburguesas porque son alimentos que jamás
mucho la propaganda en contra. Quizá lo malo de ellas es costo de vida en distintos países. ¿Cuántos dólares necesitas sin ella. Quien ingresa a un local de comida rápida no estuvieron pensados para hacer feliz a nadie: sólo cum-
que sean muy sabrosas y versátiles: las hay de res, de pollo, para comprar una hamburguesa? En Estados Unidos, dos puede meditar ni pensar en nada: paga, come y se mar- plen la función de llenarte el estómago como si tú fue-
de camarón, de salmón, vegetarianas, de lentejas, de arroz dólares y cincuenta centavos. En Malasia, poco más de un cha. Detesto las hamburguesas porque –más allá de su ras un animal de granja al que sólo se puede satisfacer
y de lo que tú quieras poner entre dos trozos de pan. Las dólar. En Israel casi cuatro dólares. ¿No es adorable que sabor– esos productos me hacen sentir como un robot con una buena cantidad de comida, cuando lo esencial
adoro porque, gracias a ellas, incluso quienes las detestan estén en todas partes? Sin embargo, las hamburguesas son que comulga para su propia destrucción o como un de los alimentos es el sabor y la alegría y la aventura que
pueden aprender a mejorar sus hábitos alimenticios. Basta las villanas perfectas: se dice que son comida para estúpidos, imbécil educado para alimentar transnacionales. Pero, producen en el paladar. Yo como para ser feliz. Por eso
ver el documental de Morgan Spurlock, SUPER SIZE ME, para venenosas, banales, pero por encima de todo son seducto- cuidado, la hamburguesa no es un invento norteameri- odio las hamburguesas, y también porque detrás de ellas
entender el daño que pueden causar si uno las come todos ras y sabrosas. Las exageraciones, al igual que las ideologí- cano. Fueron los jinetes mongoles los primeros dueños se oculta un fenómeno económico perverso: la gente se
los días: tu nivel de colesterol en la sangre aumentará y as, no saben a nada. Al final de cuentas, una hamburguesa de la receta. Esos guerreros medievales colocaban los alimenta de hamburguesas porque son productos bara-
correrás el riesgo de sufrir un paro cardíaco y hasta dismi- siempre será un encantador pedazo de carne con pan. trozos de carne cruda en las sillas de sus cabalgaduras, tos que permiten ahorrar dinero a costa de la salud.

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