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Cuestiones de

Historia Medieval

Volumen 1
GERARDO RODRÍGUEZ
Director

SILVIA ARROÑADA
CECILIA BAHR
MARIANA ZAPATERO
Editoras

Cuestiones de
Historia Medieval

Volumen 1

Facultad de Filosofía y Letras


Departamento de Historia
Cuestiones de historia medieval / Gerardo Rodriguez ... [et.al.] ; dirigido por Gerardo
Rodriguez. - 1a. ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Selectus, 2011.
v. 1, 560 p. ; 23x16 cm.

ISBN 978-987-26952-2-4

1. Historia Medieval. I. Rodriguez, Gerardo. II. Rodriguez, Gerardo, dir.


CDD 909.07

Fecha de catalogación: 30/05/2011

© 2010 Facultad de Filosofía y Letras


Universidad Católica Argentina
depto_historia@uca.edu.ar

Hecho el depósito que prevé la ley 11.723

Ilustración de tapa: Estampas medievales 1, de


MARITÉ SVAST

ISBN, vol. 1: 978-987-26952-2-4


ISBN, O. C.: 978-987-26952-0-0

Ediciones Selectus SRL, publica Cuestiones de Historia Medieval, vol. 1, en forma exclusiva para
el Departamento de Historia, de la Universidad Católica Argentina.

Ediciones Selectus SRL


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TÍTULO 5

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Dra. Beatriz Balian

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Decano
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Secretario
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Autoridades del
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6 AUTOR

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Director
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Centro de Historia del Antiguo Oriente

Directora
Dra. Roxana Flammini

Secretario
Pbro. Lic. Santiago Rostom Maderna

Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de Historia


Av. Alicia Moreau de Justo 1500
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depto_historia@uca.edu.ar
TÍTULO 7

Índice

Cuestiones de historia medieval: miradas latinoamericanas actuales de


la Edad Media, GERARDO RODRÍGUEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
La Edad Media: periodizaciones y valoraciones posibles, ALBERTO
ASLA, JORGE ESTRELLA, GERARDO RODRÍGUEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
La “Larga Edad Media”, reflexiones y problemática, MARÍA
FILOMENA COELHO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
La Edad Media en la Web, ALBERTO ASLA, RUBÉN BEVILACQUA . . . . . 43
Movilidad social en el Imperio Romano Tardío, DARÍO N. SÁNCHEZ
VENDRAMINI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Tardía Antigüedad: Registros literarios de sucesos históricos, RUBÉN
FLORIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
El mundo germánico, particularidades y paralelismos, MARÍA LUJÁN
DÍAZ DUCKWEN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
Épica latina medieval. Panorama introductorio, RUBÉN FLORIO . . . . . . 151
La transmisión de la cultura latina en el siglo VI: Anicio Manlio
Severino Boecio, CLAUDIO CALABRESE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
“Público” e “privado” nos textos jurídicos francos, MARCELO
CÂNDIDO DA SILVA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
As limitações do poder régio no reino hispano-visigodo de Toledo
(séculos VI-VII), RENAN FRIGHETTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227
O Homem entre as duas cidades: Isidoro de Sevilha, Etimologias, livro
XI, RUY ANDRADE DE OLIVEIRA FILHO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255
Herejías y controversias teológicas en el período carolingio (750-920),
ALFONSO HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269
8 ÍANDICE
UTOR

Ideología y mentalidad restauracionista en la documentación eclesiás-


tica del reino leonés del siglo X: una propuesta de análisis, MARTÍN
F. RÍOS SALOMA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295
Córdoba: la joya que brilló en Occidente, DIEGO MELO CARRASCO . . 309
La aristocracia bizantina durante los siglos X y XI, VICTORIA
CASAMIQUELA GERHOLD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 327
Una relectura crítica acerca de la tradición en el Decretum de Burchard
de Worms, ANDREA VANINA NEYRA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 369
Las Cruzadas, 1095-1291, AURELIO PASTORI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 393
El poder de los Papas medievales. Cambios y permanencias, LUIS
ROJAS DONAT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 431
El mundo escandinavo durante la Edad Media: itinerarios desde
Europa a Norteamérica. (Siglos IX-XV), NELLY EGGER DE IÖLSTER . 469
Escritoras medievales, ANA BASARTE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 501
El poder de la imagen o la imagen del poder. Un acercamiento a la
cuestión del ícono, JORGE RIGUEIRO GARCÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 523
Representaciones de los viajes de la Sagrada Familia (siglos V-XV),
PATRICIA GRAU-DIECKMANN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 561
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Una relectura crítica acerca de la tradición


en el Decretum de Burchard de Worms

ANDREA VANINA NEYRA


Universidad de Buenos Aires
CONICET

“… quia mihi soli canones facere non licet,


colligere licitum est, quod et feci;
Deus novit, non pro arrogantia quadam,
sed pro nostrae Ecclesiae necessitudine...
Nihil addidi de meo nisi laborem,
sed ex divinis testimoniis ea quae in eo inveneris,
magno sudore collegi” 1.

1. Introducción
La tradición ocupó un lugar de relevancia notoria en el saber y su transmisión
durante los siglos medievales y ha sido estudiada durante décadas por prestigio-
sos investigadores. Pero al estar frente a los textos surgen preguntas acerca de
su papel y su peso concretos, reales, ya que resulta evidente que los autores y
pensadores del Medioevo utilizaron diversos mecanismos tanto para respetarla
como para evadirla. En este sentido, la obra del obispo Burchard de Worms
puede echar luz puesto que, si bien recurrió a la tradición, a la vez introdujo en
su Liber decretorum cuantiosos elementos nuevos. Por eso, aquí nos centramos en
su obra, tomando el Liber XIX (Corrector sive medicus) de su Decretum y específi-
camente sus inscripciones2.
1 Burchard VON WORMS, “Decretum”, en Migne, J. P., Patrologiae Latinae, Tomus CXL, Petit-Montrouge, Migne

Editorem, 1853, p. 499 C/D.


2 En nuestro caso, la preocupación por las innovaciones a nivel de contenido y para el caso específico de las prác-

ticas de magia amatoria o erótica parte de la Tesis de Licenciatura La magia erótica en la Alta Edad Media. Prácticas y san-
ciones eclesiásticas en los penitenciales: el libro XIX (Corrector sive medicus) del Decretum de Burchard von Worms, dirigida por el
Dr. Hugo Andrés Zurutuza y defendida en 2002.
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370 ANDREA VANINA NEYRA

Es interesante acceder al conocimiento de los métodos que utilizó el worma-


ciense para acercarse a las autoridades del saber y al tratamiento que les dio, pues
iluminan la cuestión más general del recurso a las autoridades y a la tradición
consagrada en tiempos medievales. Pretendemos presentar una especie de sín-
tesis lograda gracias a las lecturas y al análisis del mentado documento; recurri-
mos a las publicaciones de reconocidos estudiosos dedicadas al reconocimiento
de las fuentes reales usadas por Burchard y sus colaboradores, así como a nues-
tra propia experiencia en el estudio de su obra.
En efecto, esta inquietud se debe en gran medida a las influencias ejercidas
por autores renombrados como Hartmut Hoffmann y Rudolf Pokorny3,
Giorgio Picasso, Gianino Piana y Giuseppe Motta4, sin perder vista los aportes
precursores realizados hace un siglo por P. Fournier5. Esta bibliografía aportó
una visión compleja de la relación de los autores medievales con los saberes de
su época6, relación que puede caracterizarse como no lineal.
2. El obispo de Worms: un hombre de Iglesia
Los datos biográficos que tenemos sobre Burchard de Worms nos llegan a tra-
vés del relato de Ebbo o Eberhard (canónigo de la ciudad de Worms) elaborado
en el mismo año de su fallecimiento y que aparece reproducido en el Prologus al
Decretum7. Son corroborados por la bibliografía actual, aunque en la versión de
Ebbo tienen un matiz particular: constantemente se resaltan los valores cristianos
del obispo y por momentos se lo muestra en situaciones casi milagrosas.
Burchard nació en el año 965 en Hesse —actual Alemania. Su familia era de
origen noble. Se formó intelectualmente en diversos sitios (St. Florian, Koblenz,
3 HOFFMANN, Harmut und POKORNY, Rudolf, Das Decret des Bischofs Burchard von Worms. Textstufen – Frühe Verbreitung

– Vorlangen, München, Monumenta Germaiae Historica, 1991.


4 Giorgio PICASSO, Gianino PIANA, e Giuseppe MOTTA (curatori), A pane e acqua. Peccati e penitenze nel Medioevo. Il

Penitenziale di Burcardo di Worms, Novara, Europìa, 1986.


5 P. FOURNIER, “Le Décret de Burchard de Worms”, Revue d´histoire ecclésiastique, XII 1911, pp. 451-473; 670-701; y

P. FOURNIER, “Études critiques sur le Décret de Burchard de Worms”, Nouvelle revue historique de droit français et étranger
XXXIV 1910, pp. 41-112; 213-21; 289-331; 564-584.
6 Con anterioridad habíamos trabajado sobre la tradición, aunque en un sentido más lineal a partir del Prefacio del

Decretum e identificando las fuentes allí nombradas: “La tradición en la cultura medieval: el Decretum de Burchard von
Worms”, Revista Mirabilia. Revista Eletrônica de História Antiga e Medieval, Nº 3, Alemania/Barcelona, 2003.
http://www.revistamirabilia.com/Numeros/Num3/artigos/art7.htm
7 La Vita Burchardi puede ser leída en las siguientes ediciones: J. P. MIGNE, Patrologiae Latinae, Tomus CXL, Petit-

Montrouge, Migne Editorem, 1853, pp. 507-536; D. G. WAITZ, “Vita Burchardi Episcop. Wormatiensis”, en G. H.
Pertz (ed.), Scriptorium. Tomus IV, Monumenta Germaniae Historica, Hannoverae, MDCCCXLI. Unveränderter
Nachdruck, Stuttgart, Anton Hiersemann, 1981, pp. 829-846; Wormatia Sacra. Beiträge zur Geschichte des ehemaligen
Bistums Worms. Aus Anlass der Feier der 900. Wiederkehr des Todestages des Bischofs Burchard. Worms, Festausschuss, 1925;
W. L. NORTH, “The Life of Burchard Bishop of Worms”, 1025 (Translated from the edition of G. Waitz in MGH
SS 4 (Hannover, 1841), pp. 830-846, en Internet Medieval Source Book. 1998. http://fordham.edu/halsall/source/
1025burchard-vita.html (Consultado: 30/09/01).
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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 371

Laubach) y luego entró al servicio de Willigis, arzobispo de Mainz (975-1011),


desempeñándose en varios cargos de la jerarquía eclesiástica y también como
miembro de la Hofkapelle. El relato sobre su acceso al obispado de Worms deno-
ta que el autor de su biografía intenta mostrarlo como predestinado al cargo.
Franko —hermano de Burchard— era quien lo ocupaba, pero gracias a una
revelación conoce el momento de su muerte y pide al emperador Otto III que
su hermano sea su sucesor. Sin embargo, olvidando este pedido, Otto nombra
a dos personajes —Erpho y Razo— que fallecen a los pocos días de su consa-
gración, lo que deja en evidencia que el designio divino jugaba en favor del per-
sonaje aquí en cuestión8.
Burchard fue consagrado en el año 1000 tras una reunión con el emperador
y el arzobispo Willigis —este último debió insistirle, según la Vita Burchardi, para
que accediera a asumir el cargo— y desde entonces emprendió toda una serie
de importantes labores: reconstrucción de la ciudad de Worms, que había sido
destruida por las invasiones húngaras; eliminación de la competencia en su juris-
dicción, enfrentándose al duque Otto de Carinthia; construcción de edificacio-
nes relacionadas con el culto cristiano; redacción de sus obras escritas, es decir,
la Lex familiae wormatiensis ecclesiae y el Decretum.
El obispo se mantuvo siempre en buena relación con los gobernantes de
turno y con las esferas del poder, y es en esta faceta donde se lo ve como un
hombre de Iglesia, como un hombre poderoso y con obligaciones políticas:
incluso tuvo un importante rol en la elección de Heinrich de Bayern (Heinrich
II) como rey en 1002 —hecho que supo utilizar en su propio favor al lograr que
aquel le brindara su apoyo parar librarse del duque Otto de Carinthia—; asimis-
mo consiguió el otorgamiento del puesto de abadesa en el convento de monjas
Marienmünster para su propia hermana, supuestamente ante el pedido insisten-
te de las integrantes del convento.
Sus obras escritas fueron compuestas en el primer cuarto del siglo XI: el
Decretum entre los años 1008 y 1012, mientras que la Lex familiae wormatiensis eccle-
siae fue compuesta entre 1023 y 1025. En ambas el objetivo manifiesto era el
logro de una mayor claridad en el derecho canónico y en el derecho consuetu-
dinario, juzgados como diversificados y confusos.

8 “Mira res multumque stupenda, ut unus post electionem et episcopatus acceptionem quartum decimum diem non vidisset, alter vero

quartum diem non vixisset! Hic intelligere necnon et mirabilia Dei possumus videre. Non est enim sapientia neque prudentia nec ullum
consilium contra Dominum. Quod enim hominibus placuit, Deo displicuit; quod imperator elegit, Deus rejecit, et elegit infirma, ut con-
funderet fortia. Sciebat enim suum se timentem, se diligentem, se totis viribus colentem; hunc praedestinatum vocavit, et vocatum justificavit,
et justificatum non laude hominum, sed sua misericordia magnificavit” (BURCHARD VON WORMS, Decretum, en J. P. Migne,
Patrologiae Latinae, Tomus CXL, Petit-Montrouge, Migne Editorem, 1853, p. 514).
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372 ANDREA VANINA NEYRA

3. El papel de la tradición
y la autoridad en la cultura medieval
A pesar de la base en los principios de tradición y autoridad en la cultura for-
mal y en la educación medieval, dominadas por la Iglesia cristiana9, el saber no
implicaba la mera copia. La tradición y la autoridad se utilizaban como medio
de fundamentar y justificar lo escrito, remitiéndose a las autoridades ya consa-
gradas. La creencia de fondo es que sólo Dios puede crear, y no el hombre10.
Éste no se atrevía a cuestionar la sabiduría divina que le era revelada, porque la
verdad es eterna.
Esto se manifiesta en el sistema educativo y en los centros del saber, donde
la memoria jugaba un papel importante, inclusive como técnica de aprendizaje.
La disciplina era dura; se utilizaban medios de castigo y algunas prácticas ascé-
ticas como el ayuno y las mortificaciones.
Guillermo Dilthey —en un trabajo de fines del siglo XIX, pero reiteradamen-
te reeditado— opinaba que el conocimiento transmitido en los medios cultura-
les medievales tenía poca relación con la investigación. Más bien,
se perdieron los fundamentos de los hechos científicos; sobre todo, el espíritu
dogmático de la Iglesia hizo aceptar dogmáticamente todos los hechos. La
Iglesia, en vez de fomentar en las escuelas superiores el espíritu de investiga-
ción, despertó el apetito por el mero armazón de los hechos ofrecidos dog-
máticamente. La ciencia y la fe aparecieron en sus resultados como formal-
mente homogéneas... Así sólo hubo una transmisión mecánica y arbitraria-
mente desfigurada de esta cultura11.
Por el contrario, aquí proponemos que podía quedar espacio —aún dentro
del marco de las condiciones mencionadas— para la innovación en materia inte-
lectual. Esto queda demostrado por algunos trabajos realizados especialmente a
partir de los años setenta y ochenta en torno a la historia cultural.
Considerando lo dicho, era habitual que un escritor cristiano fundamentase
su obra remitiéndose a las Sagradas Escrituras o a la Patrística fundadora de la

9 “... son los grupos dominantes de una sociedad determinada quienes imponen directa o indirectamente sus ideales

y el consiguiente modelo educativo” (Raquel HOMET, Sobre la educación medieval, Buenos Aires, Tekne, 1979, p. 3).
10 “Tanto en el pensamiento hebreo como en el cristiano, el mundo natural y el histórico dependen de Dios. “Él

es el creador y el ordenador” (N. GUGLIELMI, El Fisiólogo. Bestiario medieval, Colección Los Fundamentales, Argentina,
Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1971, p. 8).
11 G. DILTHEY, Historia de la pedagogía, Biblioteca pedagógica. Buenos Aires, Editorial Losada, 1952, pp. 118-119. De

manera similar, Raquel Homet manifiesta que en relación con los monasterios –centros culturales y al servicio de la
evangelización– la opinión prevaleciente entre gran parte de los historiadores es que “... en algunos monasterios... se
continúa el cultivo del saber tradicional, conservando sin innovar, pues la especulación filosófica, el pensar racional, son
ajenos a los hombres de estos siglos...” (R. HOMET, Sobre la educación medieval, Buenos Aires, Tekne, 1979, p. 7).
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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 373

teología cristiana: se permanecía dentro de las pautas de la transmisión del cono-


cimiento vigentes y se lo garantizaba. Por esta razón, muchos historiadores
creen encontrar solamente repetición y copia en las obras medievales. Aron
Gurevich declara que
en contraste con la literatura de la Europa moderna, las letras medievales esta-
ban sujetas a un código estricto y a clichés que eran transferidos de siglo a
siglo. Los autores medievales estaban orgullosos de usar muchos loci communes
y los topoi habituales, familiares. La dependencia de la autoridad y la tradición
engendraba una enorme “redundancia” de información12.
No obstante, el autor recién citado precisa que el uso de lugares comunes
podía implicar un nuevo sentido cuando se lo incluía en un contexto nuevo o
distinto del contexto original13. En consonancia con esto sostenemos que más
allá de la realidad de la copia, el uso de lugares comunes y el constante apoyo en
las autoridades, ciertamente quedaba un espacio para que el autor agregase algo
nuevo14, como lo demuestra el caso de Burchard de Worms, tanto en las nove-
dades de contenido introducidas como en el tratamiento formal de las fuentes
que utilizó, por ejemplo en su penitencial, el difundido Corrector.
Martin Kintzinger aporta la idea de que a la tradición se sumaba la persona-
lidad, sin ser incompatibles. Por el contrario, se completaba el conocimiento de
los antecesores con nuevos aportes, de acuerdo con una visión de progreso del
conocimiento logrado en conjunto y con base en la tradición15.
En el caso del género de los penitenciales —libros destinados a la reglamen-
tación del proceso penitencial entre los que el Corrector constituye un exponente
central—, en general se verifica una dependencia con respecto a las autoridades.
Sin embargo, sostenemos que la difusión y uso durante varios siglos de estos

12 A. GUREVICH, Medieval popular culture: problems of belief and perception, Great Britain, Maison des Sciences de

l’Homme and Cambridge University Press, 1990, p. 10. Las traducciones en el cuerpo del texto son de la autora; en
las notas incluimos versiones en lengua original.
13 “Recent research has shown how differentiated in fact their use of loci communes was. These were not simply pas-

sed on as an inheritance of ancient times from one work to another; when they were included in a new context, they
acquired a different sense and could be filled with a novel meaning. Consequently, it is important that citations of
classical and early Christian authorities be considered within the actual context” (A. GUREVICH, Medieval popular culture:
problems of belief and perception, Great Britain, Maison des Sciences de l’Homme and Cambridge University Press, 1990,
pp. 13-14).
14 “Yet, outstanding minds of the epoch were not satisfied with repetition. Each of them introduced something

new, not necessarily rejecting previous tradition, but including himself within it” (A. GUREVICH, Medieval popular cul-
ture: problems of belief and perception, Great Britain, Maison des Sciences de l’Homme and Cambridge University Press,
1990, p. 10).
15 “Ein mittelalterlicher Wissenschaftler sah nicht, wie ein moderner, seinen Erkenntnisfortschritt in individueller

Einsicht begründet, sondern in der Kongruenz seiner Erkenntnis mit dem Wissen der Tradition und deren vorsichtiger
Interpretation” (M. KINTZINGER, Wissen wird Macht. Bildung im Mittelalter, Ostfildern, Jan Thorbecke, 2003, p. 38).
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374 ANDREA VANINA NEYRA

libros debe tener relación con su adecuación a situaciones concretas: el resultado


fue agregar elementos nuevos vinculados con las necesidades del momento a la
tradición. De hecho, su éxito y extensión deben, en gran parte, tener su justifica-
ción en su uso práctico por parte de los confesores en su trabajo diario, cuestión
que podía determinar la elección de una autoridad en particular o la copia de cier-
to texto, mientras que otros no tan significativos serían dejados de lado.
H. L. Spencer, en un artículo sobre la predicación en la Inglaterra medieval16,
comenta justamente sobre la dificultad para discernir si los escritores religiosos
del Medioevo solamente recurrían a tópicos o reflejaban hechos y circunstancias
contemporáneas. Concluye que, si bien los predicadores intentaban llamar la
atención sobre cuestiones relevantes para sus oyentes, asumían que la tradición
basada en las Escrituras era aplicable a todos los tiempos.
Ahora bien, en este sentido vale aclarar que los textos también se pueden
diferenciar según el grado en que las leyes del género se presentaban y la rela-
ción de esta circunstancia con el tipo de público receptor. Recordemos que la
instrucción fue durante la Edad Media casi exclusivamente un privilegio de los
clérigos y los textos dirigidos a esta élite intelectual se caracterizaban por estar
más sujetos a ciertas leyes del género: habitualmente se recurría al uso de topoi y
a la imitatio (cita extensa de autoridades). Por el contrario, los simplices necesita-
ban que los textos estuvieran adaptados a su nivel de comprensión y a sus gus-
tos17, y este hecho era reconocido por personalidades destacadas de la Iglesia,
como San Agustín de Hipona, Cesáreo de Arles y San Gregorio Magno, que
recomendaban al clero dicha adaptación de las enseñanzas y los discursos18.
Entonces, uno de los deberes de los religiosos consistía en hacer comprensibles
a los fieles los textos y el dogma cristianos19, lo que era llevado a cabo a través

16 H. L. SPENCER, “The Study of medieval English preaching: what next?”, Medium Aevum, Vol. 69, Nº 1 (2000),

pp. 104-9. http://newfirstsearch.oclc.org (Consultado: 31/03/01).


17 A. GUREVICH, Medieval popular culture: problems of belief and perception, Great Britain, Maison des Sciences de

l’Homme and Cambridge University Press, 1990, pp. 3-4.


18 Pierre Riché incluye una serie de documentos que reflejan estos consejos sobre cómo debe ser la manera de diri-

girse a los iletrados. El autor cita De Doctrina Christiana, de San Agustín, y el Sermón LXXXVI de Cesáreo de Arlés.
P. RICHÉ, La educación en la Cristiandad Antigua, Barcelona, Herder, 1983 (1968), pp. 108 y 110.
19 “In order to become ‘prevailing ideas’, the ideas of the élite had to be translated into a language comprehensible

to all…” (A. GUREVICH, Medieval popular culture: problems of belief and perception, Maison des Sciences de l’Homme and
Great Britain, Cambridge University Press, 1990, p. 2. Entre estos géneros accesibles a los iletrados se cuentan los
penitenciales, los sermones, vidas de santos e historias de milagros y visiones. Esta particular forma de transmisión
de la cultura y de evangelización es una muestra más del dominio de la Iglesia: “… idiotae… had to be content with
those morsels of truth that the litterati were prepared to hand out to them. Thus to their feudal, political and econo-
mic dependency was added a spiritual one, due to the élite’s monopoly on the written word” (A. GUREVICH, Medieval
popular culture: problems of belief and perception, Great Britain, Maison des Sciences de l’Homme and Cambridge
University Press, 1990, p. 3).
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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 375

de la utilización de un lenguaje sencillo y ejemplos concretos, evitándose el uso


de abstracciones y el extremo cuidado de la gramática.
La cultura eclesiástica letrada debió concertar compromisos con la cultura ile-
trada para cumplir con su misión evangelizadora universal. La relación entre
ambas era la de una mutua influencia e interacción. Jacques Le Goff, en su artí-
culo “Culture cléricale et traditions folkloriques dans la civilisation mérovingien-
ne”, manifiesta que
… la evangelización reclama un esfuerzo de adaptación cultural de los cléri-
gos: lengua (sermo rusticus), recurso a formas orales (sermones, cánticos), y a
ciertos tipos de ceremonias (cultura litúrgica, procesiones: el caso de las
Rogaciones y de las procesiones instituidas por Gregorio el Grande), satisfac-
ción de los pedidos de la “clientela” (milagros “a pedido”)20.
No es posible negar el papel de la tradición y la autoridad en la cultura escri-
ta: los escritores recurrían a las autoridades y al conocimiento tradicional para
dar más fuerza a su propia composición. Sin embargo, sus textos deben haber
sido significativos en alguna medida para su contexto histórico. No se enten-
dería —sino fuera por algún grado de aplicación— la copia y la transmisión de
la tradición durante siglos. En este punto, Aron Gurevich polemiza con Dieter
Harmening, quien argumenta que los textos medievales se relacionan con sus
predecesores por la mera copia, dejando de lado la realidad circundante. La res-
puesta de A. Gurevich es la que aquí se defiende:
El tradicionalismo de la literatura eclesiástica medieval es bien conocido, pero
uno debe estar preparado para ver, detrás de los estereotipos y las citas, la
expresión de las necesidades reales que dictaban la apelación a las autoridades
antiguas21.
Por otra parte, el autor estima que el tradicionalismo en la cultura escrita se
vincula con el conservadorismo del medio rural —centro de organización y
cohesión de la sociedad medieval.
La polémica también cuenta con la participación de Jean-Claude Schmitt,
quien le critica a Dieter Harmening la aseveración de que los textos y sermones
medievales en los que se encuentra información sobre supersticiones dependen
enteramente de Cesáreo de Arlés y que, por consiguiente, no poseen valor docu-
mental para épocas posteriores al siglo VI. Jean-Claude Schmitt señala:

J. LE GOFF, Un autre Moyen Age, France, Quarto Gallimard, 1999, pp. 222-223.
20

A. GUREVICH, Medieval popular culture: problems of belief and perception, Great Britain, Maison des Sciences de
21

l’Homme and Cambridge University Press, 1990, pp. 36-37.


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376 ANDREA VANINA NEYRA

... si bien es innegable que dichos textos reproducen hasta la saciedad las mis-
mas fórmulas, se puede observar, en primer lugar, que existen variantes tanto
en el tiempo como en el espacio (por lo que se refiere a Alemania a principios
del siglo XI, el caso del penitencial de Burchard de Worms resulta particular-
mente revelador). Además, la repetición de los mismos cánones durante siglos
pone a todas luces de manifiesto la continua presión, al menos hasta el siglo
XII, de prácticas y creencias reales, con independencia de la fidelidad de los
testimonios eclesiásticos22.
Aron Gurevich agrega un interrogante fundamental:
… ¿cómo se puede explicar que los teólogos y escritores medievales gastaran
tanto tiempo y energía copiando textos sin correspondencia con su propia
experiencia? Harmening incluye entre estos destacados copistas a una figura
eclesiástica y política tan activa como Burchard de Worms, como si él también
fuera totalmente dependiente de Cesáreo de Arlès. Pero ¿cómo puede ser éste
el caso con las muchas secciones de su penitencial que ofrecen enteras des-
cripciones etnográficas de supersticiones populares contemporáneas y no una
repetición monótona de textos antiguos? La composición de su penitencial
fue una parte integral de los intentos generales de Burchard de reorganizar la
diócesis de Worms; perseguía fines prácticos23.
Tanto Gurevich como Schmitt utilizan la figura de Burchard de Worms para
su argumentación contra Harmening. Ya hemos adelantado nuestra opinión en
el mismo sentido. Ahora, pasamos a analizar la manera en que nuestro obispo
se sitúa en relación con los textos cristianos y cómo utiliza las ideas vigentes
acerca de la tradición y del recurso a las autoridades para legitimar su propia
labor, incluso frente a posibles críticas.
A continuación se atenderá a estos problemas, poniéndose el foco en el pre-
facio del Decretum y en el Corrector sive medicus —aunque los comentarios se
extienden a toda la obra— con el objeto de dilucidar la forma en que su autor
se sitúa de cara a la tradición.

Jean-Claude SCHMITT, Historia de la superstición, Barcelona, Crítica, 1992 (1988), p. 41.


22

A. GUREVICH, Medieval popular culture: problems of belief and perception, Great Britain, Maison des Sciences de
23

l’Homme and Cambridge University Press, 1990, p. 36.


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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 377

4. Burchard de Worms: entre la tradición y la innovación


Una investigación exhaustiva —incluyendo una comparación textual— sobre
aquello que Burchard de Worms24 ha copiado de otras fuentes superaría nues-
tras actuales intenciones. Nos contentaremos con confirmar cuál es su posición
y tratamiento frente a la tradición, siempre teniendo en cuenta que en su
Corrector principalmente —pero no sólo en él— describe toda una serie de prác-
ticas y creencias que no aparecen en otros textos25.
Es importante dedicarle algunas palabras al Prólogo del Decretum 26, puesto
que allí quedan de manifiesto el método y cuáles fueron las fuentes a las que
Burchard recurrió para concretar su colección; además nos permite dilucidar el
propósito de su autor: se trataba de guiar el trabajo de los sacerdotes, que care-
cían de un texto único y ordenado al cual recurrir. El obispo emite una queja
acerca del desacuerdo y la confusión reinantes en los cánones y en los textos uti-
lizados por los sacerdotes —lo que a menudo aparece como un topos en las
colecciones canónicas27. Hubert Mordek declara:
Que justamente había una confusio librorum que llevó a la formulación de nue-
vas colecciones sistemáticas, nos lo confirman claramente innumerables auto-
res en el prólogo a sus obras, y por cierto continuamente desde el siglo VII
hasta el XII28.
24 Cuando nos referimos a Burchard como compilador de su obra, en realidad, se debe considerar al obispo y a sus

colaboradores, dado que se han reunido datos que apoyan la idea de que el obispo no trabajó solo, sino con la ayuda
de Walter de Speyer, Olbert de Gembloux y Brunicho. P. FOURNIER, Mélanges de droit canonique, 1, Aalen, Scientia, 1983
(en dos volúmenes); H. FUHRMANN, Einfluß und Verbreitung der pseudoisidorischen Fälschungen, Teil II. MGM. Schriften,
Band XXIV, 2. Stuttgart, Anton Hiersemann, 1973, pp. 49-150, 442-485 y 586-624.
25 Siguiendo con la línea de la relación establecida entre la cultura eclesiástica y la folklórica, según la cual ambas

interactúan, Aron Gurevich opina sobre el Decretum de Burchard de Worms considerándolo como parte de las fuentes
que reflejan la pervivencia de temas y costumbres folklóricas. “… the Decretum of Burchard of Worms, contains
much from earlier works (Fournier 1911), but the author treated these models rather freely. Burchard refers explicitly
to the pitiable conditions in his own diocese which impose upon him the duty of upholding church discipline (Vogel
1974: 751-60). Thus, actual behaviour of their parishioners exerted a strong influence on the authors of the peniten-
tials, who were mostly active churchmen. The breath of life can be felt in pages of these treatises on sins and
punishments” (A. GUREVICH, Medieval popular culture: problems of belief and perception, Great Britain, Maison des Sciences
de l’Homme and Cambridge University Press, 1990, p. 27).
26 BURCHARD VON WORMS, “Decretum” en J. P. Migne, Patrologiae Latinae, Tomus CXL, Petit-Montrouge, Migne

Editorem, 1853, pp. 499 C-502 C; Gérard FRANSEN und Theo KÖLZER (Hg.), Burchard von Worms (Burchardus
Wormaciensis ecclesiae episcopus), Decretorum Libri XX. Ex consiliis et orthodoxorum patrum decretis, tum etiam diversarum nationum
synodis seu loci communes congesti, Germany, Scientia Verlag Aalen, 1992; Robert SOMERVILLE and Bruce C. BRASINGTON,
Prefaces to Canon Law books in Latin Christianity. Selected translations, 500-1245, USA, Yale University Press, 1998, p. 99 ff.
27 “... quia canonum jura et judicia poenitentium in nostra dioecesi sic sunt confusa atque diversa et inculta, ac sic ex toto neglecta, et

inter se valde discrepantia, et pene nullius auctoritate suffulta, ut propter dissonantiam vix a sciolis possint discerni. Unde fit plerumque
ut confugientibus ad remedium poenitentiae, tam pro librorum confusione quam etiam presbyterorum ignorantia, nullatenus valeat subve-
niri” (BURCHARD VON WORMS, “Decretum”, en J. P. MIGNE, Patrologiae Latinae, Tomus CXL, Petit-Montrouge, Migne
Editorem, 1853, p. 499 C/D).
28 H. MORDEK, “Kirchenrechtliche Autoritäten im Frühmittelalter”, en P. CLASSEN (Hrsg.), Recht und Schrift im

Mittelalter, Sigmaringen, Jan Thorbecke, 1977, p. 249.


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378 ANDREA VANINA NEYRA

Asimismo, los cánones no brindaban al sacerdote-confesor una tasación


explícita para cada falta, sino que dejaban esa parte del proceso penitencial a su
discreción. Muchos de los sacerdotes no tenían la preparación necesaria o el
conocimiento teológico y legal adecuados para cumplir con su tarea debidamen-
te; este Prefacio es el primero en mostrar una preocupación claramente educa-
tiva como una de las motivaciones para confeccionar una nueva colección29.
Frente a estos sacerdotes formados rudimentariamente, los penitenciales eran
producidos como colecciones destinadas para la jurisdicción episcopal30.
No obstante, muchos de estos aspectos fueron, en realidad, característicos de
los prólogos a las colecciones canónicas. En ellos —que pueden tomar la forma
de cartas dedicatorias o de introducciones31— se tiene un primer acercamiento
al método, la intención y la relación con las fuentes de las que los autores se
declaran deudores. De Dionisio Exiguo viene la tradición de mencionar la nece-
sidad de unidad de la ley canónica y la utilidad de la nueva colección, mientras
que la defensa contra la posible acusación de ser un simple “compilador” pro-
viene de Alitgario de Cambrai. Otro punto en común es la defensa de la colec-
ción frente a probables críticas y a la envidia de los lectores.
Tanto o más grave aún que el problema de la confusión en la legislación pare-
cía ser la falta de apoyo en las autoridades reconocidas. Entonces, ¿cuáles son
las autoridades en las que recae el obispo de Worms?:
… obediente recolecté los preceptos de los sínodos y los estatutos santos
tanto de las opiniones de los Santos Padres como de los cánones, que Dios
dispensó, y en la medida que pude, los conecté en un cuerpo y distribuí el
mismo cuerpo en veinte libros. Y si alguien, siendo un lector diligente, los
escrutara minuciosamente, encontrará en ellos muchas utilidades de nuestro
ministerio32.

29 B. C. BRAINGTON, “Prologues to Canonical Collections as a Source for Jurisprudential Change to the Eve of the

Investiture Contest”, en H. Keller und J. Wollasch, Frühmittelalterliche Studien. Jahrbuch des Instituts für
Frühmuttelalterforschung der Universität Münster, Berlin, Walter de Gruyter, 1994, 28. Band, pp. 226-242.
30 F. KERFF, “Libri paenitentiales und kirchiche Strafgerichtsbarkeit bis zum Decretum Gratiani. Ein

Diskussionsvorschlag.” Zeitschrift de Savigny-Stiftung für Rechtsgeschichte. Herausgegeben von D. Nörr, A. Laufs,


M. Heckel, K. W. Nörr., Wien, Böhlau, 1989. Band CVI. Kanonistische Abteilung Band 75, pp. 23-57.
31 B. C. BRASINGTON, “Prologues to Canonical Collections as a Source for Jurisprudential Change to the Eve of

the Investiture Contest”, en H. Keller und J. Wollasch, Frühmittelalterliche Studien. Jahrbuch des Instituts für
Frühmuttelalterforschung der Universität Münster, Berlin, Walter de Gruyter, 1994. 28. Band, pp. 226-242.
32 “... obediens, synodalia praecepta et sancta statuta tam ex sententiis sanctorum Patrum quam ex canonibus, Deo largiente, collegi

et, prout potui, corpore connexui in uno, et in viginti libros idem corpus distribui. Et si quis diligens lector eos subtiliter perscrutatus
fuerit, multas utilitates nostri ministerii in eis inveniet” (Burchard von Worms, “Decretum”, en J. P. Migne, Patrologiae Latinae,
Tomus CXL, Petit-Montrouge, Migne Editorem, 1853, p. 500 B).
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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 379

Se advierte que Burchard von Worms solamente afirmó haber agrupado


reglas de la Patrística y de los cánones. Más adelante, en la carta a su vasallo
Brunicho33 puntualiza:
Porque si hay algún individuo que, después de ver esto, me envidiara diciendo
que yo junto alimentos de las orejas de otros y que del trabajo de otros me
hago un nombre vacío, que sea así. Confieso que recolecté del trabajo de
otros, porque no es lícito para mí sólo hacer cánones, lícito es recolectarlos,
lo que hice; Dios sabe, no por cierta arrogancia, sino por la necesidad de
nuestra Iglesia… Nada agregué de mí excepto el trabajo, sino que recolecté
con gran sudor de los testimonios divinos aquellas cosas que en esto encon-
trarás. Y para que fueran autoritativas las cosas que transmití, lo elaboré con
sumo afán. En efecto, del mismo núcleo de los cánones, que es llamado por
algunos Cuerpo de los Cánones, extraje las cosas que son necesarias para
nuestro tiempo. Algunas del canon de los apóstoles, algunas de los concilios
transmarinos, algunas de los germánicos, algunas de los gálicos e hispánicos,
algunas de los decretos de los pontífices romanos, algunas de la doctrina de
la misma verdad, algunas del Antiguo Testamento, algunas de los apóstoles,
algunas de los dichos de San Gregorio, algunas de los dichos de San Jerónimo,
algunas de los dichos de San Agustín, algunas de los dichos de San Ambrosio,
algunas de los dichos de San Benito, algunas de los dichos de San Isidoro,
algunas de los dichos de San Basilio, algunas del Penitencial Romano, algunas
del Penitencial de Teodoro, algunas del Penitencial de Beda34.
Estas fuentes no están ordenadas según una jerarquía reconocida y estable, ya
que todavía no se reconocía como fundamental el rol de la Santa Sede romana
como definitoria de la legitimidad y autoridad de los textos. La variedad en la
proveniencia y su género es enorme:
La praxis eclesiástica había conservado hasta la Alta Edad Media un amplio
espectro de autoridades del derecho canónico; colecciones ordenadas históri-
camente como derecho sistemático, universal de los concilios ecuménicos, de
33 Personaje perteneciente a la Iglesia de Worms y vasallo del obispo que, por otra parte, es quien le insistió para

que se realizara la compilación.


34 “Quod si est aliquis invidulus qui, postquam istud viderit, mihi inviderit, dicens me ex alienis aribus colligere escas, et ex aliorum

labore mihi facere nomen inane, esto. Fateor quia ex aliorum labore collegeram, quia mihi soli canones facere non licet, colligere licitum
est, quod et feci; Deus novit, non pro arrogantia quadam, sed pro nostrae Ecclesiae necessitudine... Nihil addidi de meo nisi laborem, sed
ex divinis testimoniis ea quae in eo inveneris, magno sudore collegi. Et ut essent quae comportaveram auctoritativa, summo studio elabo-
ravi. Ex ipso enim nucleo canonum, quod a quibusdam Corpus canonum vocatur, quae sunt nostro tempori necessaria, excerpsi. Ex
canone apostolorum quaedam, ex transmarinis conciliis quaedam, ex Germanicis quaedam, ex Gallicis et Hispanicis quaedam, ex decre-
tis Romanorum pontificum quaedam, ex doctrina ipsius veritatis quaedam, ex Veteri Testamento quaedam, ex apostolis quaedam, ex
dictis sancti Gregorii quaedam, ex dictis sancti Hieronymi quaedam, ex dictis sancti Augustini quaedam, ex dictis sancti Ambrosii quae-
dam, ex dictis sancti Benedicti quaedam, ex dictis sancti Isidori quaedam, ex dictis sancti Basilii quaedam ex Poenitentiali Romano
quaedam, ex Poenitentiali Theodori quaedam, ex Poenitentiali Bedae quaedam” (Burchard von Worms, “Decretum”, en J. P.
Migne, Patrologiae Latinae, Tomus CXL, Petit-Montrouge, Migne Editorem, 1853, pp. 501 D-502 A/B/C).
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380 ANDREA VANINA NEYRA

los Padres de la Iglesia, de los Papas y derecho particular de los sínodos galos,
germánicos, españoles, italianos y anglosajones-irlandeses…35
Esta situación de pluralidad —en parte debida a la no existencia de una noción
de “oficialidad”36 de las reglas y de autoridad conferida casi exclusivamente por la
tradición— cambiará con la Reforma gregoriana y las colecciones vinculadas con
ella, dada la confirmación papal que otorgará validez y el mayor control ejercido
con el fin de conquistar la uniformidad del derecho. Sin embargo, en tiempos pre-
gregorianos se debe destacar una gradación de valor: era ineludible la mayor tras-
cendencia otorgada a las fuentes provenientes de la Iglesia frente a las seculares37.
Evidentemente, la obra del obispo wormaciense debía ocupar el lugar vacío
en la labor diaria de los sacerdotes de su diócesis. El uso práctico para el que
estuvo pensada y que le proporcionó su consabido éxito es reconocido por la
inmensa mayoría de los estudiosos. El énfasis está puesto en la total confianza
y apoyo en las autoridades enumeradas, que conllevaría a concretar la misión de
llevar orden a la disciplina penitencial.
Debemos suponer que —dado que el Corrector sive medicus es frecuentemente
señalado como una obra insoslayable en el estudio de creencias y prácticas mági-
cas en la Edad Media no descritas en otros textos— el autor cumplía con una
formalidad, pero también con una creencia personal y con una necesidad cultu-
ral: atribuyó fuerza a su obra mediante la recopilación de escritos de autoridades
y aseguró fehacientemente no introducir novedades. Su único aporte personal
—y es claro al enunciar que no se dedicó al trabajo de recopilación por arrogan-
cia, sino por satisfacer las necesidades del clero y los fieles de su iglesia— fue el
esfuerzo con el que realizó su labor.
La humildad de Burchard es un topos literario que puede tener otra explica-
ción, que se vincula con nuestra afirmación de que el hombre medieval no desea
mostrarse como capaz de igualar a Dios, sino por el contrario, es sólo su inter-
mediario. Para Aron Gurevich,

35 H. MORDEK, “Kirchenrechtliche Autoritäten im Frühmittelalter”, en P. Classen (Hrsg.), Recht und Schrift im

Mittelalter, Sigmaringen, Jan Thorbecke, 1977, p. 255.


36 S. KUTTNER, “Quelques observations sur l´autorité des collections canoniques dans le droit classique de

l’Église”, en Medieval councils, Decretals and collections of Canon Law. Selected Essays, London, Variorum Reprints, 1980, pp.
305-312.
37 W. HARTMANN, “Autoritäten im Kirchenrecht und Autorität des Kirchenrechts in der Salierzeit”, en S.

Weinfurter, Die Salier und das Reich. III. Gesellschaftlichen und ideengeschichtlicher Wandel im Reich der Salier, Sigmaringen, Jan
Thorbecke, 1991, pp. 425-446; H. Mordek, “Dalla riforma gregoriana alla Concordia Discordantium di Graziano:
osservazioni marginali di una canonista su un tema non marginale”, en Chiesa, diritto e ordinamento della’societas christia-
na’nei secoli XI e XII. Atti della nona settimana internazionale di studio. Mendola, 28 agosto – 2 settembre 1983, Miscellanea del
Centro di Studi Medioevali XI. Pubblicazioni dell’Università Cattolica del Sacro Cuore, Milano, Vita e pensiero, 1986,
pp. 89-112.
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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 381

en los prefacios a sus obras, los autores medievales latinos frecuentemente


confiesan su incapacidad para expresarse en un estilo elegante… Estas decla-
raciones a menudo han sido vistas como síntomas de la declinación en la eru-
dición después del fin de la Antigüedad. Otros académicos las interpretan
como meros topoi de humildad, una tradición que fue establecida por los auto-
res cristianos tempranos: era para expresar que los humanos eran incapaces
de darle expresión respetable a la Palabra de Dios38.
Las palabras de Burchard von Worms son contundentes y conllevan toda una
forma de concebir su trabajo y la relación humanidad-divinidad: “Si encontraras
entre estas cosas en esta Colección algo de utilidad, adscríbelo a los dones de Dios.
Si, por otro lado (encuentras) algo superfluo, considéralo de mi ignorancia”39.
Sin embargo, bajo un análisis detallado de su empresa recopilatoria, queda de
manifiesto que el respeto por la tradición que se afirma cumplir no tiene mucha
relación con la realidad. Numerosos investigadores han aportado cuantiosos
ejemplos de modificaciones textuales y de orden en la copia, omisiones, adicio-
nes, cambios de inscripciones40.
Los trabajos que se han dedicado a estas cuestiones con mayor profundidad
son fundamentalmente los de Paul Fournier, Gérard Fransen, E. Van Balberghe,
Horst Fuhrmann, Wilfried Hartmann, Bernhard Poschmann, Friedrich Maassen,
Herm. Schmitz, Peter Landau, Stephan Kuttner, entre otros. En algunos de estos
casos, el acercamiento a los problemas del derecho canónico se da en términos
generales41, mientras que en otros, en términos muy puntuales y en función de
un autor en particular o de la relación de influencias entre dos autores42.

38 A. GUREVICH, Medieval popular culture: problems of belief and perception, Great Britain, Maison des Sciences de

l’Homme and Cambridge University Press, 1990, p. 13.


39 “Ad haec in Collectario hoc si quid utilitatis inveneris, Dei donis ascribe. Si autem quid superfluitatis, meae insipientiae deputa”

(BURCHARD VON WORMS, Decretum, en J. P. Migne, Patrologiae Latinae, Tomus CXL, Petit-Montrouge, Migne Editorem,
1853, p. 502 C).
40 Una nueva contribución ha hecho Greta Austin sobre las falsificaciones y alteraciones de los documentos, espe-

cialmente en el Decretum (G. AUSTIN, Law, Theology and Forgery around the year 1000: The Decretum of Burchard of Worms,
Publisher: Ashgate Pub. Lit., 2007).
41 Stephan Kuttner se muestra generalmente preocupado por indicar cuáles son los problemas, los riesgos y las

carencias que debe enfrentar el historiador de la ley canónica. S. KUTTNER, “Methodological Problems Concerning the
History of Canon Law”, Speculum, A Journal of Mediaeval Studies, Nº 1, Vol. XXX, January 1955. Ch. R. D. MILLER (ed.),
published by the Mediaeval Academy of America, Cambridge, Massachusetts; “The Scientific Investigation of
Mediaeval Canon Law: The Need and the Opportunity”, Speculum. A Journal of Medieval Studies, The Medieval Academy
of America, Cambridge, Massachusetts, 1949, pp. 493-501. P. LANDAU, “Neue Forschungen zu vorgratianischen
Kanonessammlungen und den Quellen des gratianischen Dekrets”, en Kanones und Dekretalen. Beiträge zur Geschichte der
Quellen des kanonischen Rechts, Goldbach, Keip Verlag, 1997. Bibliotheca Eruditorum, 2, pp. 177-201, ofrece un breve
recorrido del estudio del derecho canónico a partir del siglo XVI (p. 5-7, 10), a la vez que menciona una deficiencia
asiduamente comentada por los investigadores: la falta de ediciones críticas.
42 En cuanto al caso de Horst Fuhrmann, nos interesa particularmente la conexión entre el Decretum y las Decretales

Pseudoisidorianas, que son el objeto de su indagación; el autor concluye que solamente entre un ocho y un diez por
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Los trabajos de Paul Fournier43, Gérard Fransen44 y E. van Balberghe45 son


los de mayor relevancia, ya que han presentado estudios pormenorizados sobre
el Liber Decretorum, pasando por un análisis de cada canon y su proveniencia
hasta la consideración de los manuscritos y las ediciones, resaltando la necesidad
de ediciones críticas actualizadas. De hecho, hace poco más de una década,
Fransen y Kolzer culminaron una nueva edición46, que viene a compartir el esce-
nario con la de Migne47.
Gracias a dichas contribuciones, se hizo evidente que la manera de tratar las
fuentes y de relacionarse con la tradición características del trabajo de Burchard
son parte de una tendencia general entre quienes se dedicaban a escribir una
nueva colección canónica48. Estos métodos parecían ser extendidos y aceptados
hasta cierto punto, si bien eran disimulados. Así, en la obra de Burchard de
Worms se comprueba lo que se ha adelantado sobre la relación ambigua entre
la tradición y el uso arbitrario de las autoridades por parte de los autores de las
colecciones canónicas medievales. No obstante, se pueden presentar algunas
dificultades en el análisis, ya que Burchard intervino asiduamente en los textos,
determinando su ardua identificación49.

ciento de los capítulos fueron tomados de dichas decretales, pero que llegaron a través de tres textos mediadores: la
Collectio Anselmo Dedicata, el Pseudo Remedio y Regino de Prüm. FUHRMANN, Horst, Einfluß und Verbreitung der pseudoisido-
rischen Fälschungen. Teil II, MGM. Schriften, Band XXIV, 2. Stuttgart, Anton Hiersemann, 1973, pp. 49-150, 442-485 y
586-624.
43 P. FOURNIER, Le Décret de Burchard de Worms. Revue d’histoire ecclésiastique, XII 1911, pp. 451-473, 670-701; Études

critiques sur le Décret de Burchard de Worms. Nouvelle revue historique de droit français et étranger XXXIV 1910, pp. 41-
112, 213-21, 289-331, 564-584; Mélanges de droit canonique. 1. Aalen, Scientia, 1983. (En dos volúmenes).
44 G. FRANSEN, “Le tradition manuscrite du Décret de Burchard de Worms”, en Audomar SCHEUERMANN und G.

May (Hg.), Ius Sacrum. Klaus Mörsdorf zum 60, Geburtstag. München, Paderborn, Wien, Verlag Ferdinand Schöningh,
pp. 111-118; “Les sources de la Préface du Décret de Burchard de Worms”, Bulletin of Medieval Canon Law, New
Series, Vol. 3 1973: 1-6; “Le Décret de Burchard de Worms. Valeur du texte de l’édition. Essai de classement des
manuscrits”, en Zeitschrift de Savigny-Stiftung für Rechtsgeschichte, Herausgegeben von Th. MAYER-MALY, D. NÖRR, M.
HECKEL, K. W. NÖRR WEIMAR, Hermann BÖHLAU NACHFOLGER, 1977, pp. 1-19; “Le Décret de Burchard”, en G.
Fransen und Th. KÖLSER (Hrsg.), Burchard von Worms Decretorum libri XX (Ergänzter Neudruck der Editio Princeps
Köln 1548), Aalen, Scientia, 1992, pp. 25-42; Les collections canoniques, Louvain, Brepols, Turnhout, 1973. Typologie des
sources du Moyen Age. Fasc. 10.
45 E. van BALBERGHE, “Les éditions du Décret de Burchard de Worms. Avatars d’un texte”, Recherches de Théologie

ancienne et médiévale, Tome XXXVII-1970, Louvain, Abbaye du Mont César, 1970, pp. 5-22.
46 G. FRANSEN und Th. KÖLZER (Hg.), Burchard von Worms (Burchardus Wormaciensis ecclesiae episcopus). Decretorum Libri

XX. Ex consiliis et orthodoxorum patrum decretis, tum etiam diversarum nationum synodis seu loci communes congesti, Aalen, Scientia
Verlag, 1992.
47 J. P. MIGNE, Patrologiae Latinae, Tomus CXL, Petit-Montrouge, Migne Editorem, 1853.

48 Por ejemplo, según Wilfried Hartmann, el siglo IX es un tiempo caracterizado por la profusión de un gran núme-

ro de falsificaciones, y éstas toman la forma de invención de cánones, pero también de modificación de inscripciones,
por ejemplo. HARTMANN, Wilfried, “Fälschungsverdacht und Fälschungsnachweis im früheren Mittelalter”, en:
Fälschungen im Mittelalter. Internationaler Kongreß der Monumenta Germaniae Historica, München, 16.-19. September 1986. Teil
II. Gefälschte Rechstexte. Der bestrafte Fälscher. Hannover, Hahnsche Buchhandlung, 1988, pp. 111-127.
49 P. FOURNIER, Mélanges de droit canonique, 1, Aalen, Scientia, 1983 (en dos volúmenes), p. 253 (47).
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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 383

El uso arbitrario de las autoridades puede darse en diferentes niveles: en la


inscriptio (atribución) de la cita a una u otra colección anterior, en la copia del
texto en sí mismo con modificaciones, en la fragmentación del texto original,
etc. El trabajo de Gérard Fransen50 Les collections canoniques como parte de la
colección “Typologie des sources du Moyen Âge” dirigida por L. Genicot51 nos
sirve de apoyo. Editado en 1973, continúa siendo una herramienta de utilidad
para quien se acerca a una fuente del género de las colecciones canónicas, puesto
que brinda un esquema muy detallado de este tipo de documentos, a lo que
adhiere algunos ejemplos y un apartado bibliográfico. Siendo parte de una serie
que lleva el título “Tipología”, cumple con esa premisa: en primer lugar, se defi-
nen las colecciones como textos normativos para la disciplina de la Iglesia y para
la solución de problemas pastorales y canónicos; luego, se propone una síntesis
de las diversidades del género en dos secciones, correspondientes a un capítulo
sobre las colecciones no sistemáticas y a otro sobre las colecciones sistemáticas.
Aquí interesan las segundas que, dispuestas según un orden lógico, se difun-
dieron a partir del siglo IX 52. Las fuentes se ampliaron en su heterogeneidad (ya
desde tiempos carolingios) para incluir la Patrística, las Santas Escrituras, los
penitenciales, la hagiografía y el derecho profano, aunque no todas hayan sido
reconocidas.
Los elementos formales de las obras de este género son el prefacio, los libros
o partes en que está dividida la obra y los cánones o capítulos. Del primero
hemos hecho algunos comentarios al tratar el Prólogo del Decretum; muchos
aspectos señalados se extienden a prefacios de otros escritos, como la dependen-
cia con respecto al prefacio de Alitgario. Por su parte, los libros pueden también
subdividirse; al comienzo de cada libro podía haber una praefatiuncula (introduc-
ción) o una capitulatio (tabla de enumeración de temas) que a menudo estaba suje-
ta a la negligencia de los escribas, quienes modificaban la numeración. Por último,
el canon o capítulo contiene (con algunas variaciones): a) un número de orden,
b) una rúbrica o resumen del texto y c) una inscriptio (identificación); todos pue-
den sufrir omisiones, adiciones o modificaciones tanto por parte de los autores
como de los editores tempranos. Con respecto a los autores, sus modificaciones

50 Otros estudiosos reconocen los aportes de Fransen al haber marcado la relevancia de las variaciones textuales

menores. L. FOWLER-MAGERL, “Fine Distinctions and the Transmission of Texts”, en Zeitschrift de Savigny-Stiftung für
Rechtsgeschichte. Herausgegeben von R. KNÜTEL, D. NÖRR, G. THÜR, A. LAUF, E. WADLE, J.-H. BECKER, M. HECKEL,
K. W. NÖRR. Wien, Böhlau, 1997. Band 114. Kanonistische Abteilung Band 83, pp. 146-186.
51 G. FRANSEN, Les collections canoniques, Louvain, Brepols, Turnhout, 1973. Typologie des sources du Moyen Age.

Fasc. 10.
52 Por el contrario, las colecciones no sistemáticas –que principalmente se utilizaron entre los siglos IV y IX– agru-

paban los textos de acuerdo con su origen y no con su coherencia temática.


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384 ANDREA VANINA NEYRA

podían deberse a causas materiales (errores de lectura), a causas no intencionales


(copia de una inscriptio erróneamente atribuida en la fuente copiada) o a causas
intencionales (modificación voluntaria). Todos estos elementos “clásicos” de los
cánones (número de orden, rúbrica, inscriptio y texto en sí) se verifican en el
Decretum, si bien aquí tendremos en cuenta principalmente las inscripciones.
Fransen recomienda un trabajo “arqueológico” con los textos que tenga en
consideración las problemáticas planteadas por su forma de vincularse con la
tradición; el historiador debe observarlas a la hora de trabajar con los manuscri-
tos y con las distintas ediciones. Se trata de cuidarse de las modificaciones del
incipit hechas por los escribas o del contenido textual mismo, así como tener en
cuenta los manuscritos desaparecidos; también propone hacer un fichaje de las
colecciones para que la comparación sea más sencilla. Las ediciones, a su vez,
reúnen otros problemas, como los devenidos por las libertades que los editores
se toman con el texto o por errores de lectura. Fransen53 y Balberghe54 observan
que el texto del Liber Decretorum en Migne se fue deteriorando progresivamente;
por esa razón decidieron reproducir la edición de Berthold de Questenburg
(Colonia 1548), a pesar de que la edición de Jean Foucher (París 1549) retomada
por Migne es solamente un año posterior a la primera55.
Estas consideraciones habilitan un trabajo muy rico con los documentos para
entender la historia de una obra y las razones que motivaron a los autores o
recopiladores a introducir ciertos cambios. En cuanto a Burchard de Worms, se
constata la presencia de causas no intencionales e intencionales en las variacio-
nes. Las primeras tienen generalmente como motivo la dependencia de
Burchard de fuentes intermediarias, como Regino de Prüm, la Collectio Anselmo
Dedicata y Rábano Mauro. Para citar un ejemplo, el capítulo 64 del Liber XIX es
atribuido a dichos de Agustín, pero tanto Hoffmann y Pokorny, como Motta,
Piana y Picasso lo identifican con la Regla de Basilio; para estos últimos, Regino
es responsable de la falsa atribución56.
53 G. FRANSEN, “Le Décret de Burchard”, en G. Fransen und Th. Kölzer (Hg.), Burchard von Worms (Burchardus

Wormaciensis ecclesiae episcopus). Decretorum Libri XX. Ex consiliis et orthodoxorum patrum decretis, tum etiam diversarum nationum
synodis seu loci communes congesti, Aalen, Scientia Verlag, 1992, pp. 25-42.
54 E. van BALBERGUE, “Les éditions du Décret de Burchard de Worms. Avatars d’un texte”, Recherches de Théologie

ancienne et médiévale. Tome XXXVII-1970, Louvain, Abbaye du Mont César, 1970, pp. 5-22.
55 Con estas consideraciones en vista, nosotros trabajamos con ambas ediciones. La edición de Fransen y Kölzer

cuenta con un estudio crítico en el que se mencionan algunas situaciones que tienen lugar en las ediciones anteriores:
modificaciones por parte de los editores, manuscritos utilizados, Prefacio y orden original de los capítulos, entre otras.
G. FRANSEN und Th. KÖLZER (Hg.), Burchard von Worms (Burchardus Wormaciensis ecclesiae episcopus). Decretorum Libri XX.
Ex consiliis et orthodoxorum patrum decretis, tum etiam diversarum nationum synodis seu loci communes congesti, Aalen, Scientia
Verlag, 1992.
56 Se sugiere la consulta de las inscripciones de los capítulos directamente en el Corrector. La cita de cada capítulo

aquí con motivo de las inscripciones sería infructuosa. BURCHARD VON WORMS, Decretum, en J. P. MIGNE, Patrologiae
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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 385

Con respecto a las segundas —las causas intencionales— se puede decir que
su alcance es más complejo de dilucidar. Básicamente se deben a la valoración
que Burchard diera a las autoridades. A pesar de la falta de claridad en cuanto a
su jerarquía, parece ser que el obispo optó por darle fuerza a su trabajo a partir
de la atribución de los cánones a instancias jerárquicas antiguas o elevadas, como
a concilios antiguos, a los Padres y a diferentes Papas. Es el caso cuando incor-
pora a autores eclesiásticos recientes, ciertos concilios (dirigidos por emperado-
res, por ejemplo) y, particularmente, cuando se trata del derecho secular.
No obstante la falta de una jerarquía explícita, las Santas Escrituras parecen
haber disfrutado del lugar más elevado en la valoración de las autoridades, al
menos en los tiempos que nos atañen57. Greta Austin58 afirma que esto se mani-
fiesta de una manera particular en Burchard, cuyo interés teórico en la Biblia se
ve reflejado en su escrito; así, parte de los principios generales presentes en ella
para guiar la solución de los tres problemas de las colecciones anteriores al
Decretum identificados en el Prefacio, a saber: la falta de autoridad, la discordan-
cia de los cánones y la falta de soluciones concretas para los problemas cotidia-
nos. Al carecer de comentarios, es necesario leer entre líneas para comprender
el pensamiento de Burchard y sus decisiones editoriales; por eso, la autora rea-
liza una comparación acotada entre cuatro libros del Decretum y su fuente prin-
cipal, el Libri duo de synodalibus causis de Regino. Comprueba los métodos que se
han nombrado más arriba: omisión de fuentes no mencionadas en el Prefacio y,
particularmente, de la ley secular, falsificación y alteración de atribuciones59,
modificación de textos y penitencias para que concuerden con los mandatos
bíblicos, selección de cánones (y eliminación de otros) de acuerdo con los prin-
cipios escriturales. Todo esto lleva a la consecución de una colección que posee

Latinae, Tomus CXL, Petit-Montrouge, Migne Editorem, 1853, p. 949 A/1014 C. Igualmente se recomienda la con-
sulta de las siguientes obras: H. HOFFMANN und R. POKORNY, Das Decret des Bischofs Burchard von Worms. Textstufen –
Frühe Verbreitung – Vorlangen, München, Monumenta Germaiae Historica, 1991; G. PICASSO, G. PIANA e G. MOTTA
(curatori), A pane e acqua. Peccati e penitenze nel Medioevo. Il Penitenziale di Burcardo di Worms, Novara, Europìa, 1986.
57 J. W. BUSCH, “Vom einordnenden Sammeln zur argumentierenden Darlegung. Beobachtungen zum Umgang mit

Kirchenrechtsstätzen im 11. und frühen 12. Jahrhundert”, en H. Keller und J. Wollasch, Frühmittelalterliche Studien.
Jahrbuch des Instituts für Frühmuttelalterforschung der Universität Münster, Berlin, Walter de Gruyter, 1994. 28. Band, pp. 243-
256.
58 G. AUSTIN, “Jurisprudence in the Service of Pastoral Care: The Decretum of Burchard of Worms”, Speculum. A

Journal of Medieval Studies, Nº 3, Juli 2004. Vol. 79. The Medieval Academy of America. Cambridge, Massachusetts,
pp. 929-959 (R. K. Emmerson, editor).
59 Austin menciona un caso interesante en el que se puede rastrear la falsificación: en un manuscrito del Vaticano

se pueden observar alteraciones que se derivan de los asistentes de Burchard; éstos borran inscripciones del Libro X
que hacían atribuciones a Rabano Mauro para escribir sobre ellas atribuciones a San Agustín. G. AUSTIN,
“Jurisprudence in the Service of Pastoral Care: The Decretum of Burchard of Worms”, Speculum. A Journal of Medieval
Studies, Nº 3, July 2004. Vol. 79. The Medieval Academy of America. Cambridge, Massachusetts, p. 941.
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386 ANDREA VANINA NEYRA

una teoría legal sistemática con una jurisprudencia implícita y conscientemente


adaptada por el colector para lograr sus objetivos60.
Otras autoridades prominentes para Burchard fueron los Padres de la Iglesia
y apenas tres penitenciales, si bien incorpora cánones recientes de concilios ger-
mánicos y francos, y colecciones cercanas a su tiempo. La significación de los
Padres es explicada por Giorgio Picasso:
Otro índice significativo de la autoridad entonces reconocida a los Padres se
puede tomar de la historia de las falsas atribuciones que justamente Burcardo
de Worms multiplicó en su Decreto, cubriendo deliberadamente con otro nom-
bre todos los capitula de los obispos, todos o casi todos los textos de los capi-
tulares, fuesen verdaderos o falsos, y los pocos fragmentos del derecho roma-
no. Sin duda, no se quería acordar, en la Iglesia, autoridad a textos que prove-
nían del derecho secular, pero ¿por qué no reconocerle derecho de ciudadanía
a los capitula de los obispos? Evidentemente, para Burcardo y para la sociedad
a la que él se dirigía, la paternidad de Agustín o de Jerónimo era más autori-
tativa que la de Tedodulfo de Orleáns o de otro obispo de la edad carolingia61.
Nuevamente un ejemplo: el capítulo 36 identificado con el Concilio de Mainz
del año 852 por Hoffmann y Pokorny, fue atribuido por Burchard a San
Agustín, al igual que los capítulos 68, 107 y 108, que vienen del De ecclesiasticis
dogmatibus de Genadio de Marsella.
Los Papas también fueron merecedores de falsas atribuciones, como es el
caso del capítulo 100 con la inscripción Ex decret. Alexandri Papae, que en reali-
dad proviene de Hincmar de Reims. Pero en este caso Burchard no es respon-
sable de la espuria asignación, sino que ésta se origina en Regino de Prüm.
Los penitenciales explícitamente citados en el Prólogo son solamente tres: el
Penitencial Romano, el Penitencial de Teodoro y el Penitencial de Beda. Al ser
los únicos que merecen el respeto y valoración de Burchard, muchos cánones
que no habían sido realmente tomados de ellos, les fueron atribuidos. Casos
ejemplificadores son el capítulo 1 del Corrector, que proviene de Teodulfo de
Orleáns y el capítulo 4 copiado de Regino, pero que son atribuidos al Penitencial

60 “The patterns in Burchard´s alterations to canons and inscriptions correspond directly to his concerns in the

preface…” G. AUSTIN, “Jurisprudence in the Service of Pastoral Care: The Decretum of Burchard of Worms”,
Speculum. A Journal of Medieval Studies, Nº 3, July 2004, Vol. 79. The Medieval Academy of America. Cambridge,
Massachusetts, p. 958.
61 G. PICASSO, “Fonti patristiche tra teologia e diritto canonico nella prima metà del secolo XII”, en L’Europa dei

secoli XI e XII fra novità e tradizione. Sviluppi di una cultura. Atti della settimana internazionale di studio. Mendola, 25-29 agosto
1986, Miscellanea del Centro di Studi Medioevali XII. Pubblicazioni dell´Università Cattolica del Sacro Cuore,
Milano, Vita e pensiero, 1989, p. 29.
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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 387

Romano; lo mismo sucede con el capítulo 6 atribuido al Penitencial de Teodoro,


pero que los autores antes mencionados62 rastrean en Regino. En realidad,
Burchard utilizó otros penitenciales, como el Hubertense, cuyos cánones son
atribuidos por él al Penitencial de Teodoro (capítulos 92 a 94, 135, 138, 139) o
al Penitencial Romano (capítulos 136 y 137). Al Penitencial de Beda se le atribu-
yen varios cánones que provienen del Excarpsus Cummeani, como el 84, el 102 y
el 118, aunque también un capítulo del Concilio de Chalon, el 146.
De hecho, esta es una estrategia usada reiteradamente: cuando un canon pro-
viene de una fuente de dudosa o escasa autoridad, o del derecho secular, senci-
llamente se cambia la atribución y se le adjudica una proveniencia de mayor
prestigio. La prudencia también se da en cuanto a escritos de origen reciente.
Además, en muchas ocasiones los cánones no son copiados directamente de
las fuentes originales, sino que llegan a través de otras colecciones63. Probable-
mente, las más importantes en este sentido hayan sido el Libri duo de synodalibus
causis de Regino de Prüm —de la que depende fuertemente—, la Collectio
Anselmo Dedicata —de la que parece haber tomado la mayor parte de los capítu-
los pseudoisidorianos que incorporó—64, y los Penitenciales ad Heribaldum y ad
Otgarium de Rábano Mauro. Por su parte, Fournier suma el Pseudo Isidoro65 a
Regino y a la CAD. Jean Gaudemet afirma que de los 1783 capítulos de la obra
de Burchard más de la mitad provienen de Regino y de la CAD66.
Paul Fournier67 divide los textos del Decretum en tres series: 1) los tomados de
Regino (582 capítulos) y de la CAD (281 capítulos) por la practicidad y claridad
de dichas obras, 2) los provenientes de otras colecciones (922 capítulos)68 y 3) los
que no pudieron identificarse por su origen dudoso y que el autor presume que
fueron fabricados por Burchard (59). Dentro de estos últimos las categorías son
62 H. HOFFMANN und R. POKORNY, Das Decret des Bischofs Burchard von Worms. Textstufen – Frühe Verbreitung –

Vorlangen. München, Monumenta Germaiae Historica, 1991; G. PICASSO, G. PIANA e G. MOTTA (curatori), A pane e
acqua. Peccati e penitenze nel Medioevo. Il Penitenziale di Burcardo di Worms, Novara, Europìa, 1986.
63 El Decretum “... est constitué d´une mosaïque de textes conciliaires, patristiques et de lettres des papes, reprise de

collections antérieures plutôt que tirée des originaux” (E. van BALBERGHE, “Les éditions du Décret de Burchard de
Worms. Avatars d´un texte”, Recherches de Théologie ancienne et médiévale, Tome XXXVII-1970, Louvain, Abbaye du Mont
César, 1970, p. 15).
64 H. FUHRMANN, Einfluß und Verbreitung der pseudoisidorischen Fälschungen. Teil II, MGM, Schriften, Band XXIV, 2.

Stuttgart, Anton Hiersemann, 1973, p. 49-150, 442-485 y 586-624.


65 H. FUHRMANN, Einfluß und Verbreitung der pseudoisidorischen Fälschungen. Teil II, MGM, Schriften, Band XXIV, 2.

Stuttgart, Anton Hiersemann, 1973, p. 471.


66 J. GAUDEMET, Èglise et cité. Histoire du droit canonique, Paris, Cerf/Montchrestien, 1994.

67 P. FOURNIER, Mélanges de droit canonique, 1, Aalen, Scientia, 1983 (en dos volúmenes). Una tabla reúne los resulta-

dos de las investigaciones, considerando la cantidad de capítulos tomados de cada autoridad para cada capítulo del
Decretum.
68 Fournier ha enumerado estas colecciones. P. FOURNIER, Mélanges de droit canonique, 1, Aalen, Scientia, 1983 (en dos

volúmenes), p. 262 (56).


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388 ANDREA VANINA NEYRA

dos: los compuestos por el obispo (17) y los que podrían haber sido compuestos
por él, pero persisten las dudas al respecto (42). El Corrector es el libro que más
capítulos de la tercera serie incluye —es decir, los que no pudieron identificarse.
Las fuentes intermediarias no son indicadas por Burchard, probablemente
porque al ser más recientes en la transmisión de la tradición no eran vistas como
portadoras de autoridad. Las atribuciones se hacen al texto original. Un caso
paradigmático es el capítulo 5 del Liber XIX, generalmente caracterizado como
inspirado en Regino. Cabe preguntarse sobre las razones por las cuales el obispo
de Worms no pone ninguna inscriptio —tratándose de uno de los pocos casos en
todo el Corrector (apenas tres en total)69. Creemos que en parte se debe no sólo
a la cercanía temporal de la obra de Regino, sino también al hecho de que el inte-
rrogatorio penitencial allí expuesto fue considerablemente ampliado y remode-
lado70, revelando una gran cantidad de hechos pecaminosos que no estaban en
otras colecciones y que han resultado de gran riqueza, particularmente para el
estudio de las supersticiones. De hecho, esta circunstancia es la que ha determi-
nado los debates a los que se hacía alusión en el apartado acerca de la tradición
y la autoridad en la cultura medieval71. Paul Fournier destaca la “originalidad”
del libro XIX en el hecho de que procede de los otros libros del Decretum en
cuanto a temáticas y orden de exposición72.
El significado del nucleus canonum del Prefacio sigue trayendo enormes dudas.
Los hermanos Ballerini lo identifican con el Pseudo Isidoro, pero Horst
Fuhrmann se muestra dubitativo. Para Fournier las posibilidades son cuatro: la
Dionisio-Hadriana, las Decretales pseudoisidorianas, Regino o la Anselmo Dedi-
cata. Según Schmitz se trataría de colecciones de cánones como las nombradas
que se usarían en las iglesias catedralicias, pero no da muchas precisiones73,
mientras que Wilfried Hartmann asevera que sería un documento originario de
Freising hacia fines del siglo X o principios del siglo XI74.
Los concilios también jugaron un papel notable en el Decretum: a ellos se les
hacían atribuciones falsas porque representaban un claro referente autoritativo,

69 Capítulos 3, 5 y 7 del Liber XIX, todos llegados a través de Regino o inspirados en él.
70 Aunque algunos estudiosos opinan que Burchard tomó un penitencial que ya estaba en circulación, no logran
definir cuál sería.
71 Ver pp. 4-10.

72 P. FOURNIER, Mélanges de droit canonique. 1. Aalen, Scientia, 1983 (en dos volúmenes).

73 H. FUHRMANN, Einfluß und Verbreitung der pseudoisidorischen Fälschungen. Teil II. MGM, Schriften, Band XXIV, 2.

Stuttgart, Anton Hiersemann, 1973, pp. 468-469.


74 W. HARTMANN, “Autoritäten im Kirchenrecht und Autorität des Kirchenrechts in der Salierzeit”, en S.

Weinfurter, Die Salier und das Reich. III. Gesellschaftlichen und ideengeschichtlicher Wandel im Reich der Salier, Sigmaringen, Jan
Thorbecke, 1991, pp. 425-446.
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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 389

aunque la valoración estaba sujeta a ambigüedades75. Burchard parece haber


manifestado esta situación a través de su actitud:
Hoffmann y Pokorny pudieron mostrar en su nueva investigación sobre el ori-
gen del Decretum de Burchard, que Burchard ocultó en la primera versión de
su obra las decisiones de los sínodos franco-orientales y alemanes bajo falsas
indicaciones de procedencia (por ejemplo, Ex dictis Augustini). En un segundo
momento Burchard se familiarizó con los demás cánones de estos sínodos y
esta vez no sólo los inscribió correctamente, sino que en algunos casos reco-
gió prefacios y listas de participantes para aumentar su autoridad76.
El mayor porcentaje de capítulos provenientes de concilios está en el Libro
VI del Decretum, llegando al 69, 4%77. En el Libro XIX, los cánones conciliares
ascienden, según nuestros cálculos, a 37 distribuidos en sus 159 capítulos. Llama
la atención que los cánones del Concilio de Chalon lleven la inscripción correcta
en ocasiones (capítulos 32, 51, 59), mientras que en otras lleven una atribución
a los penitenciales de Teodoro (capítulo 145), Beda (capítulo 146) y al Concilio
de Mainz (capítulo 147). Uno puede preguntarse si esta circunstancia se debe a
una especie de autoridad “temática” o qué pudo haber producido estas diversas
inscripciones de un mismo concilio. En cualquier caso, es necesario profundizar
el análisis para tener un panorama más despejado acerca de las intenciones que
llevan a un autor a tomar determinadas decisiones en el contenido y en los
aspectos formales de su colección.
Entonces, el objetivo del proceder con los textos —señalado por varios auto-
res (Horst Fuhrmann, Greta Austin, Wilfried Hartmann, y otros)— es la búsque-
da de claridad en la exposición78 y el intento de evitar la conocida contradicción
entre los cánones que, frecuentemente, eran reunidos en una obra sin tener en

75 “Dieser hohe Anteil von Konzilbeschlüssen ist kein Zufall, sondern die hohe Einschätzung dieser Quellen

kommt auch im Prolog Burchards zu seinem Werk zum Ausdruck, wo er die Konzilkanones noch vor den
Papstdekretalen und sogar noch vor dem Neuen und dem Alten Testament als wichtigste Rechtsquelle nennt” (W.
HARTMANN, “Die Konzilien in der vorgratianischen Zeit des Kirchenrechts”, en P. Landau and J. Mueller (editors),
Proceedings of the Ninth International Congress of Medieval Canon Law. Munich, 13-18 July 1992, Monumenta Iuris Canonici,
Series C: Subsidia, Vol. 10, Città del Vaticano, Biblioteca Apostolica Vaticana, 1997, p. 268).
76 W. HARTMANN, “Die Konzilien in der vorgratianischen Zeit des Kirchenrechts”, en P. LANDAU and J. MUELLER

(editors), Proceedings of the Ninth International Congress of Medieval Canon Law. Munich, 13-18 July 1992, Monumenta Iuris
Canonici, Series C: Subsidia, Vol. 10, Città del Vaticano, Biblioteca Apostolica Vaticana, 1997, pp. 267-268.
77 W. HARTMANN, “Die Konzilien in der vorgratianischen Zeit des Kirchenrechts”, en P. LANDAU and J. MUELLER

(editors), Proceedings of the Ninth International Congress of Medieval Canon Law. Munich, 13-18 July 1992, Monumenta Iuris
Canonici, Series C: Subsidia, Vol. 10, Città del Vaticano, Biblioteca Apostolica Vaticana, 1997, pp. 282-283, donde se
mencionan porcentajes para algunos de los libros del Decretum.
78 “...die Texte verständlich und brauchbar zu machen, dürfte ein wesentliches Ziel seiner Bemühungen gewesen sein.

Hier fühlte er sich nicht eingeenggt durch formale Hindernisse: Er redigierte, kontaminierte, erfand Texte, war lässig
und wohl auch absichtsvoll großzügig bei Angabe seiner Inskriptionen. Aber gerade durch die energische
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cuenta que, en realidad, podían ser incompatibles. De acuerdo con Wilfried


Hartmann, “Burchard de Worms, que quería producir una obra uniforme y sin
contradicciones, buscó remediar las dissonantia y las discrepantia modificando e
interpolando (los) textos”79. Igual opinión expone Greta Austin: “Aparen-temen-
te, Burchard creía que era mejor crear un cuerpo de principios consistentes que
parecían autoritativos que contar con un cuerpo de cánones que eran genuina-
mente auténticos pero inconsistentes entre sí”80. También se conseguía acomodar
los textos a las necesidades contemporáneas y, así, conferirles una mayor utilidad.
Pese a esto, reiteramos que muchos investigadores han reconocido en los últi-
mos tiempos que una buena parte de las falsas inscripciones y modificaciones
en el Decretum no se deben a su autor, sino que éste las copió de sus fuentes, por
ejemplo de Regino de Prüm o en la Collectio Duodecim Partium: “Según nuevas
investigaciones, sin embargo, estas inscripciones falsas no se retrotraen a
Burchard, sino que él ya las tuvo en su fuente principal, una gran compilación,
que fue producida a fines del siglo X en Freising…”81.
Entonces, ante un primer estudio de la tradición que habíamos realizado y
que consideraba su papel en la cultura medieval82, hemos podido desarrollar una
visión mucho más compleja de la cuestión, que tiene en cuenta la metodología
de tratamiento de las autoridades aplicada por Burchard de Worms en particular,
quien se mantuvo dentro de los parámetros aceptados por la élite intelectual en
el Medioevo. Según Peter Landau,
… la actividad de Burchard solamente puede ser descrita como cuantitativa-
mente extraordinaria. Ya Regino de Prüm había siempre cambiado las inscrip-
ciones de procedencia al recibir capitulares episcopales; las modificaciones en

Stoffbehandlung dürfte Burchards Werk an Klarheit gewonnen haben…” (H. FUHRMANN, Einfluß und Verbreitung der
pseudoisidorischen Fälschungen. Teil II. MGM, Schriften, Band XXIV, 2. Stuttgart, Anton Hiersemann, 1973, p. 485).
79 W. HARTMANN, “Autoritäten im Kirchenrecht und Autorität des Kirchenrechts in der Salierzeit”, en S.

Weinfurter, Die Salier und das Reich. III. Gesellschaftlichen und ideengeschichtlicher Wandel im Reich der Salier. Sigmaringen, Jan
Thorbecke, 1991, p. 431.
80 G. AUSTIN, “Jurisprudence in the Service of Pastoral Care: The Decretum of Burchard of Worms”, Speculum, A

Journal of Medieval Studies, Juli 2004, Vol. 79, N° 3, The Medieval Academy of America. Cambridge, Massachusetts,
p. 933.
81 W. HARTMANN, “Autoritäten im Kirchenrecht und Autorität des Kirchenrechts in der Salierzeit”, en S.

WEINFURTER, Die Salier und das Reich. III. Gesellschaftlichen und ideengeschichtlicher Wandel im Reich der Salier. Sigmaringen,
Jan Thorbecke, 1991, mencionado en una nota en la que se refiere a J. MÜLLER, Untersuchungen zur Collectio Duodecim
Partium, Ebelsbach am Main, Rolf Gremer, 1989, p. 356 y ss.
82 “La tradición en la cultura medieval: el Decretum de Burchard von Worms”, Revista Mirabilia. Revista Eletrônica e

História Antiga e Medieval, Nº 3, Alemania/Barcelona, 2003. http://www.revistamirabilia.com/Numeros/Num3/


artigos/art7.htm.
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UNA RELECTURA CRÍTICA ACERCA DE LA TRADICIÓN EN EL DECRETUM DE BURCHARD DE WORMS 391

las inscripciones también eran habituales en las pequeñas colecciones alema-


nas del siglo X83.
En el Decretum, como así también específicamente en el Corrector, se pueden
verificar y ejemplificar los métodos extendidos entre los escritores y colectores
de colecciones canónicas, tales como: omisión y modificación de inscripciones
(atribuciones a fuentes), uso de fuentes intermediarias, mientras que también
tiene lugar la modificación de textos o incluso la invención de cánones. Este
manejo ambiguo de la tradición, cuyas autoridades destacadas eran respetadas
pero a la vez modificadas o falsificadas, se relacionaba íntimamente con los
objetivos de los autores y debe considerarse a la hora de analizar toda temática
presente en las fuentes medievales provenientes del derecho canónico. En el
caso particular de Burchard, a través de estos métodos fueron alcanzados los
propósitos planteados en el Prólogo: darle forma a una colección con autoridad
(si bien falseada), sin contradicciones y útil para los religiosos.

83 P. LANDAU, “Gefälschtes Recht in den Rechtsammlungen bis Gratian”, en Kanones und Dekretalen. Beiträge zur

Geschichte der Quellen des kanonischen Rechts. Goldbach, Keip Verlag, 1997, Bibliotheca Eruditorum, 2, p. 30.
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