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MODULO VII

MEDIOS DE SOLUCIÓN DE
CONTROVERSIAS
INTRODUCCIÓN
Las relaciones jurídicas generan controversias o conflictos. Para salvaguardar el
orden social, estos deben ser resueltos o solucionados por el Derecho, mediante
mecanismos heterocompositivos, a través de un tercero ajeno a la relación
jurídica quien soluciona la controversia, o autocompositivos, cuando son las
propias partes quienes componen el conflicto.
Por ejemplo, en una relación matrimonial, que es una relación jurídica de
naturaleza civil, se suscitan conflictos. Inicialmente se buscará solucionarlos por
medios familiares, religiosos, acudiendo a terapeutas, etc.; pero, si las partes no
llegan a un acuerdo por estos medios, el Derecho les brinda la posibilidad de
solucionar sus controversias, mediante la solución del divorcio.
Algo parecido ocurre en una relación administrativa, como es el caso de un
procedimiento para obtener una licencia de funcionamiento. Si la Municipalidad
niega la solicitud, se generará una controversia. Aquí el Derecho otorga al
administrado la posibilidad de una solución judicial mediante el proceso
contencioso administrativo.
Las relaciones jurídicas contractuales privadas, evidentemente, pueden generar
controversias entre las partes, en relación a las obligaciones derivadas del
contrato. Estas controversias pueden ser solucionadas mediante la
autocomposición; es decir, las propias partes solucionan sus desacuerdos, ya sea
de manera informal o formal, en este último caso, mediante la conciliación
extrajudicial, los cuales pueden ser el arbitraje si es que las partes así lo han
acordado o la vía judicial.
En el caso de las contrataciones estatales, también se generan diversas
controversias en sus distintas etapas. Los sistemas jurídicos establecen
diferentes mecanismos de solución para estas controversias; por ejemplo, en
nuestro país, durante el proceso de selección, la forma de solucionar los posibles
reclamos de los participantes y postores es exclusivamente administrativa, ya
sea ante la propia Entidad, o ante el Tribunal de Contrataciones del Estado. Y
si la controversia no es resuelta en la vía administrativa, queda abierta la
posibilidad de cuestionar judicialmente la decisión por la vía del proceso
contencioso administrativo.
Ahora nos toca estudiar el caso de la solución de controversias durante la etapa
contractual, es decir, desde el momento mismo en que se firma el contrato, que
en nuestro caso se denomina contrato estatal o contrato administrativo.
A continuación, expondremos a la luz de las normas las formas de solución de
conflicto, que, como alternativa administrativa, ofrece a las partes involucradas.

SOBRE LAS DISPOSICIONES GENERALES


Las controversias que surjan entre las partes sobre la ejecución, interpretación,
resolución, inexistencia, ineficacia o invalidez del contrato se resuelven
mediante conciliación, junta de resolución de disputas o arbitraje institucional,
según el acuerdo de las partes. De manera excepcional, las partes podrán
resolver sus controversias mediante arbitraje ad hoc solo en los supuestos
previstos en el Reglamento de la Ley de Contrataciones.
Las controversias referidas al incumplimiento del pago final también son
resueltas mediante conciliación y/o arbitraje.

SOBRE LA CONCILIACIÓN
Las partes pueden pactar la conciliación como mecanismo previo al inicio de
un arbitraje. La conciliación deberá solicitarse ante un centro de conciliación
acreditado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos dentro del plazo
de caducidad correspondiente y deberá ser llevada a cabo por un conciliador
certificado por dicho Ministerio.
Bajo responsabilidad, el Titular de la Entidad o el servidor en quien este haya
delegado tal función evalúa la decisión de conciliar o de rechazar la propuesta
de acuerdo conciliatorio considerando criterios de costo beneficio y
ponderando los costos en tiempo y recursos del proceso arbitral, la expectativa
de éxito de seguir el arbitraje y la conveniencia de resolver la controversia a
través de la conciliación. Asimismo, se podrán considerar los riesgos que
representa la controversia en el normal desarrollo de la ejecución contractual,
incluyendo el de no poder alcanzar la finalidad del contrato al no adoptarse un
acuerdo conciliatorio. Dicha evaluación debe estar contenida en un informe
técnico legal previo debidamente sustentado.
De ser necesario contar con una Resolución Autoritativa para arribar a un
acuerdo conciliatorio, el procedimiento conciliatorio se puede suspender hasta
por un plazo de treinta (30) días hábiles. Si ambas partes lo acuerdan, dicho
plazo puede ser ampliado por treinta (30) días hábiles adicionales. Si vencidos
los plazos señalados la Entidad no presenta la Resolución Autoritativa ante el
Centro de Conciliación, se entenderá que no existe acuerdo y se concluirá el
procedimiento conciliatorio.
Las Entidades deberán registrar las actas de conciliación con acuerdo total o
parcial en el SEACE, dentro del plazo de diez (10) días hábiles de suscritas, bajo
responsabilidad.
En caso el procedimiento conciliatorio concluya por acuerdo parcial o sin
acuerdo, las partes podrán resolver la controversia en la vía arbitral. En caso de
acuerdo parcial, el arbitraje solo podrá versar sobre la parte controvertida.

SOBRE EL ARBITRAJE
Cualquiera de las partes tiene el derecho a iniciar el arbitraje dentro del plazo de
caducidad correspondiente. El arbitraje es nacional y de derecho.
La responsabilidad funcional prevista en el tercer párrafo del numeral 45.5. del
artículo 45 de la Ley, se aplica a la decisión de:
(i) no impulsar o proseguir con la vía arbitral cuando en el informe
técnico legal se recomienda acudir a dicha sede; o,
(ii) impulsar o proseguir la vía arbitral cuando el informe técnico legal
determine que la posición de la Entidad no será acogida en el arbitraje.
Las partes pueden recurrir al arbitraje ad hoc solo cuando las controversias
deriven de contratos de bienes, servicios y consultoría en general, cuyo monto
contractual original sea menor o igual a veinticinco (25) UIT.
De haberse pactado en el convenio arbitral la realización de un arbitraje
institucional, la institución arbitral debe encontrarse debidamente acreditada
ante el OSCE, correspondiendo a la parte interesada recurrir a la institución
arbitral elegida en aplicación del respectivo Reglamento arbitral institucional.
De haberse pactado el arbitraje ad hoc, la parte interesada debe remitir a la otra
la solicitud de inicio de arbitraje por escrito.
En caso haberse seguido previamente un procedimiento de conciliación, sin
acuerdo o con acuerdo parcial, el arbitraje respecto de las materias no
conciliadas deberá iniciarse dentro del plazo de caducidad contemplado en el
numeral 45.2 del artículo 45 de la Ley.
Si las partes han convenido que las controversias se sometan previamente a una
Junta de Resolución de Disputas (JRD), el inicio del arbitraje y su plazo se rige
por lo dispuesto en el artículo 213 del Reglamento.

SOBRE EL CONVENIO ARBITRAL


Cuando corresponda el arbitraje institucional, en el convenio arbitral las partes
deben encomendar la organización y administración del arbitraje a una
institución arbitral debidamente acreditada ante el OSCE, a cuyo efecto el
correspondiente convenio arbitral tipo puede ser incorporado en el contrato.
La acreditación de la institución arbitral debe ser verificada por el funcionario
que suscribe el contrato.
Las partes pueden establecer estipulaciones adicionales o modificatorias del
convenio arbitral, en la medida que no contravengan las disposiciones de la
normativa de contrataciones del Estado.
Solo cuando se cumplan las condiciones establecidas en el numeral 184.3 del
artículo 184, del Reglamento la Entidad incorpora en la cláusula de solución de
controversias de la proforma de contrato contenida en los documentos del
procedimiento de selección, la propuesta sobre si el arbitraje será institucional
o ad hoc.
La propuesta del arbitraje institucional se sujeta a lo establecido en el numeral
185.3 del artículo 185 del Reglamento. El postor podrá elegir entre el arbitraje
institucional o el ad hoc con la presentación de su oferta. Si el postor no cumple
con realizar la elección, el arbitraje es institucional.
En caso corresponda que el arbitraje sea institucional, la Entidad incorpora en
la cláusula de solución de controversias de la proforma de contrato contenida
en los documentos del procedimiento de selección, una lista de dos (2)
instituciones arbitrales registradas y acreditadas ante el OSCE, como mínimo,
las mismas que preferentemente deberán encontrarse ubicadas en el lugar del
perfeccionamiento del contrato.
El postor elegirá a una de esas instituciones, señalando un orden de prelación
con relación a las demás, de ser el caso, al momento de la presentación de su
oferta.
Si el postor no cumple con ello, la Entidad elegirá a la institución arbitral
correspondiente y fijará el orden de prelación, de ser el caso. Dicho orden de
prelación será respetado por las partes en caso se identifique que la institución
arbitral elegida inicialmente no se encuentra registrada y acreditada ante el
OSCE al momento del perfeccionamiento del contrato o haya perdido su
registro y acreditación con posterioridad.
En los siguientes supuestos, el arbitraje deberá ser iniciado ante cualquier
institución arbitral registrada y acreditada ante el OSCE ubicada en el lugar del
perfeccionamiento del contrato o, en caso no exista una en dicho lugar, ante
cualquier otra ubicada en un lugar distinto:
a) Cuando no se ha incorporado un convenio arbitral expreso en el
contrato.
b) Cuando a pesar de haberse precisado en el convenio arbitral que el
arbitraje es institucional no se ha designado a una institución arbitral
determinada.
c) En caso la institución arbitral elegida pierda su acreditación con
posterioridad al perfeccionamiento del contrato y antes del inicio del
proceso arbitral.
d) Cuando a pesar de haberse precisado en el convenio arbitral que el
arbitraje es institucional se ha designado a una institución arbitral no
acreditada.
e) Cuando, a pesar de no cumplirse con las condiciones establecidas en el
numeral 184.3 del artículo 184, del Reglamento, en el convenio arbitral
se señala expresamente que el arbitraje es ad hoc.
f) Cuando en el convenio arbitral no se haya precisado el tipo de arbitraje.
g) Cuando en el convenio arbitral se encargó el arbitraje al SNA-OSCE en
contravención a lo establecido en el presente Reglamento y en el
Reglamento del SNAOSCE.
h) Cuando se trate de controversias que se desprenden de órdenes de
compra o de servicios derivadas del Acuerdo Marco, siempre que no se
haya incorporado un convenio arbitral en las mismas.
El registro y acreditación de la institución arbitral elegida debe ser verificada
por el funcionario que perfecciona el contrato, bajo responsabilidad. El OSCE
publica en su portal institucional la relación de instituciones arbitrales
registradas y acreditadas, así como los convenios arbitrales tipo.

SOBRE EL PEDIDO DE ARBITRAJE AD HOC


El arbitraje ad hoc se inicia con la solicitud de arbitraje dirigida a la otra parte
por escrito, con indicación del convenio arbitral, un resumen de la o las
controversias a ser sometidas a arbitraje y su cuantía, incluyendo la designación
del árbitro, cuando corresponda.
La solicitud a la Entidad o al contratista debe ser dirigida al último domicilio
válidamente señalado para efectos de la ejecución contractual.
SOBRE LA RESPUESTA DE ARBITRAJE AD HOC
La parte que reciba una solicitud de arbitraje ad hoc de conformidad con el
párrafo precedente, debe responderla por escrito dentro del plazo de diez (10)
días hábiles, contados a partir del día siguiente de la recepción de la respectiva
solicitud, con indicación de la designación del árbitro, cuando corresponda y su
posición o resumen referencial respecto de la controversia y su cuantía.
La falta de respuesta o toda oposición formulada en contra del arbitraje, no
interrumpe el desarrollo del mismo ni de los respectivos procedimientos para
que se lleve a cabo la conformación del tribunal arbitral o árbitro único y la
tramitación del arbitraje.
SOBRE LOS ÁRBITROS
El arbitraje es resuelto por árbitro único o por un tribunal arbitral conformado
por tres (3) árbitros, según el acuerdo de las partes, salvo lo señalado en el
artículo 195. La Entidad formula una propuesta sobre el número de árbitros
que resuelven las controversias en la cláusula de solución de controversias de la
proforma de contrato contenida en los documentos del procedimiento de
selección. El postor puede consentir o no la propuesta de la Entidad al
momento de la presentación de su oferta.
Si el postor no está de acuerdo con la propuesta de la Entidad o no se pronuncia
al respecto en su oferta o si la Entidad no cumple con proponer la fórmula en
la proforma del contrato, el arbitraje es resuelto por árbitro único tratándose de
un arbitraje ad hoc o se determina el número de árbitros correspondiente
conforme a las disposiciones del reglamento respectivo en el caso del arbitraje
institucional.
La designación del árbitro por parte de la Entidad debe ser aprobada por su
Titular o por el servidor en quien este haya delegado tal función, tanto en el
arbitraje institucional como en el ad hoc.
En los arbitrajes institucionales, la institución arbitral debe verificar que los
árbitros cumplan con los requisitos establecidos en el numeral 45.6 del artículo
45 de la Ley.
Para desempeñarse como árbitro en los arbitrajes ad hoc, se requiere estar
inscrito en el Registro Nacional de Árbitros (RNA) y cumplir con los demás
requisitos establecidos en el numeral 45.6 del artículo 45 de la Ley.
SOBRE LOS IMPEDIMENTOS PARA SER ÁRBITRO
Se encuentran impedidos para ejercer la función de árbitro:
1. El Presidente y los Vicepresidentes de la República, los Congresistas, los
Ministros de Estado, los Viceministros, los Titulares miembros del
órgano colegiado de los organismos constitucionalmente autónomos.
2. Los Magistrados, con excepción de los Jueces de Paz.
3. Los Fiscales y los Ejecutores Coactivos.
4. Los Procuradores Públicos y el personal que trabaje en las procuradurías,
o de las unidades orgánicas que hagan sus veces, cualquiera sea el vínculo
laboral.
5. El Contralor General de la República y el Vice Contralor.
6. Los Titulares de instituciones o de organismos públicos del poder
ejecutivo.
7. Los gobernadores regionales y los alcaldes.
8. Los directores de las empresas del Estado.
9. El personal militar y policial en situación de actividad.
10. Los funcionarios y servidores públicos en los casos que tengan relación
directa con la Entidad o Sector en que laboren y dentro de los márgenes
establecidos por las normas de incompatibilidad vigentes.
11. Los funcionarios y servidores del OSCE hasta seis (06) meses después
de haber dejado la institución.
12. Los sometidos a proceso concursal.
13. Los sancionados con inhabilitación o con suspensión de la función
arbitral establecidas por el Consejo de Ética, en tanto estén vigentes
dichas sanciones, sin perjuicio de la culminación de los casos en los que
haya aceptado su designación previamente a la fecha de imposición de la
sanción.
14. Los sancionados por los respectivos colegios profesionales o entes
administrativos, en tanto estén vigentes dichas sanciones.
15. Los sancionados con condena que lleve aparejada la inhabilitación para
ejercer la profesión, en tanto esté vigente dicha sanción.
16. Los sancionados por delito doloso, en tanto esté vigente dicha sanción.
17. Los que tengan sanción o suspensión vigente impuesta por el Tribunal
de Contrataciones del Estado.
18. Las personas inscritas en el Registro de Deudores de Reparaciones
Civiles (REDERECI), sea en nombre propio o a través de persona
jurídica en la que sea accionista u otro similar, con excepción de las
empresas que cotizan acciones en bolsa, así como en el Registro Nacional
de Abogados Sancionados por mala práctica profesional, en el Registro
de funcionarios y servidores sancionados con destitución por el tiempo
que establezca la Ley de la materia y en todos los otros registros creados
por Ley que impidan contratar con el Estado.
19. Las personas inscritas en el Registro de Deudores Alimentarios Morosos
(REDAM).
20. Las personas sancionadas por el Consejo de Ética según lo dispuesto en
este Reglamento.
21. Las personas a las que se refiere el literal m) del numeral 11.1 del artículo
11 de la Ley.
En los casos a que se refieren los numerales 8 y 10, el impedimento se restringe
al ámbito sectorial al que pertenecen esas personas.
SOBRE LA DESIGNACIÓN RESIDUAL DE ÁRBITROS
En aquellos procesos arbitrales ad hoc en los cuales las partes no hayan pactado
la forma en la que se designa a los árbitros o no se hayan puesto de acuerdo
respecto a la designación del árbitro único o algún árbitro que integre el
Tribunal Arbitral, o los árbitros no se hayan puesto de acuerdo sobre la
designación del presidente del Tribunal Arbitral, cuando corresponda,
cualquiera de las partes puede solicitar al OSCE la designación residual, la que
se efectuará a través de una asignación aleatoria por medios electrónicos, de
acuerdo a los plazos y procedimiento previstos en la Directiva correspondiente.
Las designaciones residuales efectuadas por el OSCE se realizan de su Nómina
de Profesionales Aptos para Designación Residual, y son definitivas e
inimpugnables. Los procedimientos de inscripción y renovación de
profesionales en dicha nómina se realizan conforme a lo establecido en la
respectiva Directiva.
SOBRE LA INDEPENDENCIA, IMPARCIALIDAD Y DEBER DE
INFORMACIÓN
Los árbitros deben ser y permanecer durante el desarrollo del arbitraje
independientes e imparciales, sin mantener con las partes relaciones personales,
profesionales o comerciales.
Todo árbitro, al momento de aceptar el cargo, debe informar sobre cualquier
circunstancia acaecida dentro de los cinco (5) años anteriores a su
nombramiento, que pudiera generar dudas justificadas sobre su imparcialidad e
independencia. Este deber de información comprende, además, la obligación
de dar a conocer a las partes la ocurrencia de cualquier circunstancia
sobrevenida a su aceptación que pudiera generar dudas sobre su imparcialidad
e independencia.
El árbitro designado debe presentar una declaración jurada expresa sobre su
idoneidad para ejercer el cargo, señalando que cumple con los requisitos
establecidos en el numeral 45.6 del artículo 45 de la Ley, así como que cuenta
con la disponibilidad de tiempo suficiente para llevar a cabo el arbitraje en forma
satisfactoria.
En el caso del arbitraje ad hoc, el árbitro designado debe declarar, además, al
momento de su aceptación, que se encuentra inscrito en el Registro Nacional
de Árbitros (RNA).
SOBRE LA RECUSACIÓN
Los árbitros pueden ser recusados por las siguientes causas:
a. Cuando se encuentren impedidos conforme el artículo 190 o no cumplan
con lo dispuesto por el artículo 192.
b. Cuando no reúnan las calificaciones y exigencias para asumir el encargo
establecidas en la legislación y el convenio arbitral.
c. Cuando existan circunstancias que generen dudas justificadas respecto
de su imparcialidad o independencia, siempre que dichas circunstancias
no hayan sido excusadas por las partes en forma oportuna.
En los arbitrajes ad hoc y en los administrados por el SNA-OSCE, la recusación
es resuelta por el OSCE, en forma definitiva e inimpugnable, conforme al
procedimiento establecido en la Directiva correspondiente, salvo que las partes
hayan acordado que la recusación sea resuelta por una institución arbitral
acreditada.
El trámite de recusación no suspende el arbitraje, salvo cuando se trate de
árbitro único o hayan sido recusados dos (2) o tres (3) árbitros, o cuando lo
disponga el Tribunal Arbitral. Esta norma es aplicable a los arbitrajes ad hoc y
a los arbitrajes institucionales cuando no se haya regulado al respecto.
SOBRE LA ORGANIZACIÓN Y ADMINISTRACIÓN DE ARBITRAJES
A CARGO DEL SNA - OSCE
El OSCE organiza y administra un régimen institucional de arbitraje en
Contrataciones del Estado, en armonía con el principio de subsidiariedad,
denominado Sistema Nacional de Arbitraje (SNA-OSCE), sujetándose a las
reglas establecidas en el presente artículo y en el Reglamento del SNA-OSCE.
Pueden someterse a arbitraje institucional a cargo del SNA-OSCE las
controversias que deriven de la ejecución de contratos de bienes y servicios en
general, cuyos montos originales sean menores a diez (10) UIT, siempre que no
existan instituciones arbitrales registradas y acreditadas en el lugar del
perfeccionamiento del contrato o cuando, de existir, estas se nieguen
expresamente a administrar el arbitraje o sus gastos arbitrales resulten
desproporcionados con relación a la cuantía controvertida, de conformidad con
los parámetros establecidos por el OSCE.
El arbitraje ante el SNA-OSCE deberá ser iniciado dentro del plazo de
caducidad previsto en el artículo 45 de la Ley, no suspendiéndose en ningún
momento por el tiempo que demore verificar las condiciones habilitantes del
sistema.
Dichos arbitrajes están a cargo de Tribunales Arbitrales Permanentes.
SOBRE LOS GASTOS ARBITRALES
En el arbitraje ad hoc, los árbitros deben fijar sus honorarios profesionales y de
la secretaría arbitral o gastos administrativos aplicando la tabla de gastos
arbitrales de cualquier institución arbitral acreditada.
En caso de renuncia, recusación de árbitro declarada fundada, anuencia de la
contraparte en la recusación, remoción de árbitro y los demás supuestos
regulados por el OSCE para tal efecto, y cuando no se trate de un arbitraje
institucional, cualquier discrepancia que surja entre las partes y los árbitros,
respecto de la devolución de honorarios, debe ser resuelta, a pedido de parte,
por el OSCE. La decisión que tome el OSCE al respecto es definitiva e
inimpugnable.
Cualquier pacto respecto de la no devolución de honorarios se tiene por no
puesto, no pudiéndose acordar en contrario.
SOBRE EL LAUDO
El laudo, así como sus integraciones, exclusiones, interpretaciones y
rectificaciones, debe ser notificado personalmente a las partes y a través del
SEACE. El laudo vincula a las partes del Arbitraje, no pudiendo afectar
derechos ni facultades legales de personas ni autoridades ajenas al proceso. El
laudo debe ser motivado, no pudiéndose pactar en contrario.
Es responsabilidad del árbitro único o del presidente del Tribunal Arbitral
registrar correctamente el laudo en el SEACE, así como sus integraciones,
exclusiones, interpretaciones y rectificaciones, conforme a lo dispuesto número
1) del numeral 216.3 del artículo 216. Asimismo, es responsable de la remisión
que se requiera efectuar a la respectiva secretaría arbitral para efectos de su
notificación personal.
El OSCE implementa, administra y opera el Banco de Laudos Arbitrales que
contiene información relevante del laudo que los árbitros hayan registrado en
el SEACE.
Dicha información se publica en el portal institucional del OSCE y es
actualizada trimestralmente, bajo responsabilidad.
SOBRE LA INFORMACIÓN QUE DEBE REMITIRSE AL OSCE
Las instituciones arbitrales y los centros que administren Juntas de Resolución
de Disputas deben remitir al OSCE, en las condiciones, forma y oportunidad
establecidas en la Directiva correspondiente, la siguiente información:
1. Copia de las resoluciones emitidas por sus respectivos órganos mediante
las cuales se resuelven recusaciones planteadas contra los árbitros y
miembros de las Juntas de Resolución de Disputas.
2. Laudos, rectificaciones, interpretaciones, integraciones y exclusiones de
laudos, decisiones que ponen fi n a los arbitrajes y decisiones emitidas
por las Juntas de Resolución de Disputas.
3. Copia de los documentos en los que consten las decisiones o
resoluciones que imponen sanciones a árbitros y miembros de las Juntas
de Resolución de Disputas por infracción al Código de Ética de la
institución arbitral respectiva.
4. Relación trimestral de solicitudes de arbitraje ingresadas y procesos
arbitrales en trámite y concluidos, con indicación de la materia, nombre
de las partes, representantes legales, asesores o abogados, así como el de
los árbitros y del secretario a cargo del caso.
5. Nómina de Árbitros de la institución arbitral actualizada.
SOBRE LA CUSTORIA DE LOS EXPEDIENTES
El presidente del Tribunal Arbitral o árbitro único, así como la respectiva
institución arbitral, cuando corresponda, pueden encargar al OSCE, o a otra
institución que esta autorice, la custodia del expediente luego de transcurrido el
plazo mínimo de tres (3) años desde la fecha de culminación de las actuaciones
arbitrales. Para estos efectos, el expediente debe ser micrograbado, con valor
legal, bajo las condiciones previstas en el Decreto Legislativo Nº 681, sus
normas complementarias, normas que la modifiquen o la sustituyan, y lo
dispuesto en la Directiva correspondiente.
SOBRE LOS ESTUDIOS A CARGO DEL OSCE
El OSCE elabora estudios de laudos, actas de conciliación y sentencias que
resuelvan recursos de anulación con la finalidad de evaluar y analizar la
eficiencia de los medios de solución de controversias en contratación pública y,
de ser el caso, proponer lineamientos de transparencia, estrategias y mejores
prácticas que contribuyan al desarrollo eficiente del mercado de compras
públicas, conforme a lo dispuesto por el literal s) del artículo 52 de la Ley.
NOVEDADES EN LOS MECANISMOS DE RESOLUCIÓN DE
CONTROVERSIAS EN ETAPA DE EJECUCIÓN CONTRACTUAL DE
LA NUEVA LEY DE CONTRATACIONES DEL ESTADO1

LA POSIBILIDAD DE RECURRIR A LA JUNTA DE RESOLUCIÓN DE


DISPUTAS PARA LOS CONTRATOS DE EJECUCIÓN DE OBRA: UN
NUEVO MECANISMO DE RESOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS
Quizás la principal novedad en lo que respecta a los mecanismos de resolución
de controversias sea la inclusión de la Junta de Resolución de Disputas –para
los Contratos de Ejecución de Obra- como uno de ellos. Así, una vez entrada
en vigencia la Nueva Ley de Contrataciones del Estado, tendremos tres
mecanismos de resolución de controversias: El Arbitraje, la Conciliación y la
Junta de Resolución de Disputas.
Pero ¿Qué es exactamente esta Junta de Resolución de Disputas? Intentaremos
aproximar este nuevo mecanismo de resolución de controversias a los lectores.
LA JUNTA DE RESOLUCIÓN DE DISPUTAS O DISPUTE BOARDS
Directamente desde el ámbito del derecho de la construcción, el cual, debido a
su carácter principalmente técnico ha ido construyendo distintos mecanismos
que respondan de manera más eficiente a su naturaleza, llegan los denominados
Dispute Boards (traducidos como Junta de Resolución de Disputas), los cuales
pueden ser definidos como: “[…] una junta de adjudicación de disputas on site
o en el sitio de la obra, por lo general, conformado por tres expertos
independientes e imparciales designados por las partes al inicio del proyecto.
En función de estos expertos hacer visitas periódicas o regulares a la obra para
involucrarse en su concepción, desarrollo y complejidad”.2
Asimismo, tenemos que los Dispute Boards vienen a ser unos entes colegiados,
integrados por expertos que: “[…] resuelven reclamos en plena ejecución de
una obra y cuya decisión se torna obligatoria y final para las partes, en tanto
decidan no recurrir al arbitraje, en cuyo caso se convierte en una condición de
arbitrabilidad; […]”3
CARACTERÍSTICAS

1
Fuente: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/10379-41141-1-PB.pdf
2
.PAREDES CARBAJAL, Gustavo. “Métodos adjudicativos prearbitrales en la solución de reclamos en
construcción: Un acercamiento a los Dispute Boards”, en: Revista Peruana de Arbitraje, nº 8, 2009, p. 108
3
.Ibídem, p. 108
De estas definiciones podemos extraer algunas características básicas, como
son:
• Carácter eminentemente técnico
• El colegiado que resuelve está integrado por expertos
• Rapidez en las decisiones, pues éstas deben darse cuando el contrato se
encuentra en ejecución
• Obligatoriedad de las decisiones
• Decisiones arbitrables
CLASES DE DISPUTE BOARDS
Ahora bien, debemos tener en cuenta que existen distintas clases de Dispute
Boards o Juntas de Resolución de Disputas, siendo las principales:
DISPUTE REVIEW BOARD (DRB)
En esta clase de Dispute Boards el panel de expertos emite recomendaciones
respecto de los reclamos planteados por las partes durante la ejecución de la
obra. La recomendación no es obligatoria, pudiendo ser cuestionada vía
arbitraje.
DISPUTE ADJUDICATION BOARD (DAB)
En estos Dispute Boards el panel de expertos emite decisiones (no
recomendaciones), las cuales son obligatorias y definitivas, aunque transitorias,
pues pueden ser cuestionadas vía arbitraje; sin embargo, las partes están
obligadas a cumplir la decisión hasta que el laudo le ordene lo contrario.
COMBINE DISPUTE BOARD (CDB)
Esta clase es un tipo mixto, el cual actúa como un DRB, salvo que las partes o
el propio panel decidan (con la debida justificación) actuar como un DAB
¿QUÉ CLASE DE DISPUTE BOARD (JUNTA DE RESOLUCIÓN DE
DISPUTAS) ES LA PREVISTA POR LA NUEVA LEY DE
CONTRATACIONES DEL ESTADO?
La Nueva Ley de Contrataciones del Estado señala lo siguiente en su artículo
45º:
Las partes pueden recurrir a la Junta de Resolución de Disputas en las
contrataciones de obras, de acuerdo al valor referencial y demás condiciones
previstas en el reglamento, siendo sus decisiones vinculantes. El reglamento
puede establecer otros medios de solución de controversias. […]
En los casos en que […] resulte de aplicación la Junta de Resolución de
Disputas, pueden ser sometidas a esta todas las controversias que surjan durante
la ejecución de la obra hasta la recepción total de la misma.
Las decisiones emitidas por la Junta de Resolución de Disputas sólo pueden ser
sometidas a arbitraje dentro del plazo de treinta (30) días hábiles de recibida la
obra. Las controversias que surjan con posterioridad a dicha recepción pueden
ser sometidas directamente a arbitraje dentro del plazo de treinta (30) días
hábiles conforme a lo señalado en el reglamento.
De una lectura de la norma citada, pareciera que la Nueva Ley de
Contrataciones del Estado se inclina por el Dispute Adjudication Board, en
tanto la Junta de Resolución de Disputas emitirá decisiones obligatorias y no
simples recomendaciones. Sin embargo, esto aún no es definitivo, pues no se
dice expresamente si la solicitud de arbitraje tendrá efectos inmediatos sobre la
decisión que emita la Junta de Resolución de Disputas o si recién será el Laudo
quien pueda generar efectos sobre la decisión. Esto es de suma importancia,
pues de eso depende si estamos hablando de un Dispute Review Board, en
donde la sola solicitud arbitral haría que la decisión no sea obligatoria de manera
inmediata; o si estamos ante un Dispute Adjudication Board, en cuyo caso, la
decisión sería obligatoria aún si se solicita el arbitraje, a resultas de lo que diga
el Laudo al respecto.
Asimismo, no podemos descartar que se puedan incluir las tres clases de
Dispute Boards, las cuales se desarrollarían en el Reglamento que ya se está
elaborando.
¿FUNCIONARÁ LA JUNTA DE RESOLUCIÓN DE DISPUTAS?
No cabe duda que la inclusión de este nuevo método de resolución de
controversias no puede ser enfocada como una especie de competencia al
arbitraje, pues es muy diferente. Debemos tener presente que la Junta de
Resolución de Disputas sólo se aplicará a algunos pocos contratos de obra, pues
según lo señala la exposición de motivos de la Nueva Ley de Contrataciones del
Estado, se reservará este método solamente para los contratos cuyo monto sea
“muy significativo”. Este monto será determinado en el Reglamento.
En este orden de ideas, coincidimos con el Dr. Gustavo Paredes cuando afirma
que:
Nadie duda que el arbitraje en el país ha ganado el justo reconocimiento como
un método alternativo eficiente en la solución de conflictos empresariales,
aportando neutralidad y generando un gran impulso en la promoción de
inversión y negocios; sin embargo, no obstante estar por buen camino y pese a
las grandes rocas que el arbitraje sortea con éxito en el ámbito de la contratación
estatal, pareciera no superar plenamente aquellas exigencias que emergen de la
naturaleza misma de la actividad de la construcción.4
Ahora bien, y teniendo en cuenta que el ámbito de aplicación de la Junta de
Resolución de Disputas será muy reducido, creemos que su correcto
funcionamiento dependerá de los siguientes factores:
LA CORRECTA EXPLICACIÓN Y DIFUSIÓN DE LO QUE SON LOS
DISPUTE BOARDS
Es básico que los sujetos que intervienen en la contratación pública
(principalmente los que actúan en la etapa de ejecución contractual) sepan a
ciencia cierta en qué consisten los dispute boards, para evitar desnaturalizar su
aplicación.
LA IDONEIDAD DEL PANEL DE EXPERTOS
Los especialistas que integren las Juntas de Resolución de Disputas deben tener
las competencias, grados y experiencia necesarios, debido al carácter técnico de
este método de resolución de controversias.
LA VOLUNTAD DE LAS PARTES
Este es definitivamente el punto más difícil desde nuestro punto de vista, pues,
dado que existe la posibilidad de “impugnar” la decisión de la Junta de
Resolución de Disputas mediante un arbitraje, es muy probable que pase lo
mismo que ha venido pasando con la conciliación, es decir, que simplemente se
le tome como un paso previo al arbitraje.
Si bien es cierto, las cifras de los países en donde se desarrollan con éxito los
Dispute Boards, nos muestran que en la gran mayoría de casos se cumplen las
decisiones de la Junta de Resolución de Disputas (sin acudir al arbitraje),
también es cierto que en esos casos no se presenta esta dicotomía entre el
ámbito de lo público y lo privado que se da en el llamado “arbitraje
administrativo” de nuestra legislación sobre contratación pública. Es
justamente esta dicotomía la que hace que quienes se encuentran del lado de la
administración pública muchas veces se vean obligados a agotar todos los
medios impugnativos que tengan a la mano, inclusive cuando no tienen
argumentos suficientes, solamente para evitar incurrir en supuestos de
responsabilidad administrativa o funcional. Lo mismo se podría decir de
nuestros licitadores privados, los cuales, en muchos casos tienen una

4
Ibídem, p. 105
predisposición natural hacia la impugnación, inclusive cuando no tienen
suficientes fundamentos.
Así las cosas, en gran medida el funcionamiento correcto y eficiente de la Junta
de Resolución de Disputas se deberá a la buena fe que tengan las partes que se
sometan a ella, y al conocimiento que se pueda tener respecto de la naturaleza
de este novedoso mecanismo de solución de controversias en los contratos de
obra.
LA PRECISIÓN RESPECTO DE LA INARBITRABILIDAD DEL
ENRIQUECIMIENTO INDEBIDO O SIN CAUSA, EL PAGO DE
INDEMNIZACIONES O CUALQUIERA DERIVADA DE
ADICIONALES.
Esta nueva Ley nos hace una precisión para la aplicación correcta del supuesto
de inarbitrabilidad de los adicionales, el cual ya venía desarrollado en sus
antiguas versiones. En esta oportunidad nos señala claramente que en ningún
caso las pretensiones de enriquecimiento indebido o sin causa, así como las de
pago de indemnizaciones, que se originen en supuestos de aprobación de
adicionales, no son arbitrables.
De acuerdo con lo señalado en la exposición de motivos, se ha tratado de evitar
que se le “saque la vuelta” a la aplicación de la Ley, pues en muchos casos se
disfrazaba una pretensión de aprobación/ pago de adicionales con la supuesta
fachada de una pretensión de enriquecimiento indebido o sin causa o de pago
de indemnizaciones.
Al respecto debemos dejar claramente establecido que aún no entendemos la
razón por la cual no se permite que sea un Tribunal Arbitral (especializado y
sobre todo flexible y más rápido) quien decida respecto de la procedencia de
los adicionales; mientras que se permite que sea el Poder Judicial (con todo el
tiempo que se toma y con todas sus deficiencias) que sea quien resuelva sobre
la procedencia de los adicionales. Realmente no encontramos respuesta a
nuestra inquietud, y esta nueva Ley de Contrataciones del Estado, ciertamente,
no nos la brinda.
LA ELIMINACIÓN DE LA CAUSAL DE ANULACIÓN DE LAUDO
REFERIDA AL ORDEN DE PREFERENCIA EN LA APLICACIÓN DEL
DERECHO
En la aún vigente Ley de Contrataciones del Estado, se establece como causal
de anulación de Laudo la inaplicación del orden de preferencia normativo
establecido, lo cual le valió en su momento numerosas críticas, no sólo porque
suponía en la práctica una nueva manifestación de esta dicotomía entre lo
público y lo privado que convive en el denominado “arbitraje administrativo”,
ya que según muchos árbitros se buscaba “administrativizar” el arbitraje al
buscar equiparar al árbitro con un funcionario público; sino también porque los
jueces encargados de resolver los pedidos de anulación basados en dicha causal,
tendrían una tarea casi imposible, pues resultaba muy poco probable que al
efectuar un análisis respecto de la aplicación de la normas según el orden de
preferencia establecido en la norma de contratación pública, no terminaran por
pronunciarse respecto del fondo de la controversia, lo cual vulneraría
directamente el principio de irrevisabilidad del criterio arbitral5, consagrado en
el numeral 2 del artículo 62º de la Ley de Arbitraje6.
Es justamente basado en esta última consideración que se ha tenido por
conveniente eliminar esta causal de anulación de laudo, precisándose, sin
embargo, que el cumplimiento del orden de preferencia en la aplicación del
derecho es de orden público, lo que significa, que se podrá alegar como causal
de anulación de laudo, consiguiéndose de esta manera el mismo efecto, pero
salvando –en teoría- a los jueces de vulnerar el principio de irrevisabilidad del
criterio del árbitro.
Ahora bien, si bien es cierto que la vulneración al orden público no está dentro
de las causales taxativas de anulación de laudo previstas en el artículo 63º de la
Ley de Arbitraje, esto no significa que no se vaya a tomar como fundamento
para plantear demandas de anulación de laudo, basadas en la vulneración de
derechos fundamentales relacionados al derecho a la defensa y al debido
proceso, los cuales hemos visto en innumerables casos, y que han consagrado
nuevas causales de anulación distintas a las establecidas en la Ley de Arbitraje.
Así, por ejemplo, podemos observar que existen numerosos casos en los que
los jueces hacen la precisión de que existen causales de anulación que, no siendo
pedido de parte, pueden ser revisadas de oficio.
Siguiendo esta línea de razonamiento, debemos tener presente que existen dos
tipos de causales de anulación de laudo, unas que provienen del interés privado
y otras que provienen del interés público.
Esta diferenciación entre causales de interés privado y de interés público puede
advertirse con mayor claridad de la formulación adoptada en la Ley Modelo de
5
.De acuerdo con el principio de irrevisabilidad del criterio arbitral, el juez que conoce de las demandas
de anulación de laudo arbitral está prohibido de pronunciarse sobre el fondo de la controversia, sobre los
criterios utilizados, sobre sus motivaciones o interpretaciones.
6
. Ley de Arbitraje
Artículo 62°.- Recurso de anulación.
[…]
2. El recurso se resuelve declarando la validez o la nulidad del laudo. Está prohibido bajo responsabilidad,
pronunciarse sobre el fondo de la controversia o sobre el contenido de la decisión o calificar los criterios,
motivaciones o interpretaciones expuestas por el tribunal arbitral.
UNCITRAL, la cual al referirse a la petición de nulidad de una laudo arbitral,
divide las causales de anulación entre: a) aquéllas que deben ser aprobadas por
la parte que formula la petición […], y b) aquéllas que, además pueden ser
observadas de oficio por el juez que conoce la petición […], subsumiendo
dentro de la primera clasificación a los motivos de anulación relacionados con
derechos de las propias partes intervinientes en el arbitraje […] y reservando la
segunda, para albergar las causales de anulación que involucran más bien a los
intereses del Estado sede del proceso (pronunciamiento sobre materias no
susceptibles de arbitraje de acuerdo a la Ley del Estado sede, o violación al
orden público de este último).7
En este sentido, si bien se ha modificado la norma de contratación pública, en
la práctica el efecto, muy probablemente, sea el mismo, pues el no
cumplimiento del orden de preferencia en la aplicación del derecho en los
arbitrajes, podrá seguir sirviendo de sustento a potenciales demandas de
anulación de laudo.
LOS SUJETOS IMPARCIALES DEL ARBITRAJE DEBEN ESTAR
INSCRITOS EN LOS REGISTROS DEL OSCE
La Nueva Ley de Contrataciones dispone que tanto los árbitros, como los
secretarios arbitrales, e inclusive las instituciones arbitrales deben estar inscritos
o acreditados en los Registro correspondientes del OSCE.
En este orden de ideas, para desempeñarse como árbitro se deberá estar inscrito
en el Registro Nacional de Árbitros administrado por el Organismo Supervisor
de las Contrataciones del Estado (OSCE), lo cual supone que deberá cumplir
con todos los requisitos que se soliciten. Lo mismo deberá suceder para el caso
de los Secretarios Arbitrales, los cuales tendrán que inscribirse en el
correspondiente Registro Nacional de Secretarios Arbitrales, el cual también
será administrado por el OSCE. Por otro lado, las instituciones arbitrales
deberán acreditarse ante el OSCE para que puedan administrar los arbitrajes
derivados de contratos suscritos bajo el ámbito de las normas de contratación
pública.
Habiendo tomado conocimiento de estas nuevas exigencias de carácter formal,
tenemos que dejar en evidencia que, en los diversos foros académicos y de
debate a los que hemos tenido posibilidad de asistir, esta modificación es la que
más polémica ha generado, pues es percibida como una total radicalización de
una tendencia que es denominada “administrativización” del arbitraje, y que no

7
ALVA NAVARRO, Esteban. “La anulación del Laudo (Primera Parte)”. En: Biblioteca de Arbitraje del
Estudio Mario Castillo Freyre., vol. 14. Lima: Palestra., 2011, pp. 92-93
es más que una manifestación de los que denominamos “dicotomía entre lo
público y lo privado en el arbitraje administrativo”.
¿QUÉ SE ENTIENDE POR DICOTOMÍA ENTRE LO PÚBLICO Y LO
PRIVADO EN EL ARBITRAJE ADMINISTRATIVO?
Lo que nosotros denominamos dicotomía entre lo público y lo privado no es
más que la natural tensión que existe entre una institución que tiene sus orígenes
en el ámbito de lo privado, como es el arbitraje; y los contratos de
administrativos, los cuales tienen como ámbito de desarrollo el derecho público.
Así lo entiende también la propia Presidenta del OSCE, quien señala lo
siguiente: “En este marco constitucional y legal, el literal b) del artículo 41º de
la Ley Nº 26850 -Ley de Contrataciones y Adquisiciones del Estado- introduce
dentro del régimen de contrataciones públicas, a la institución jurídica del
Arbitraje, una institución que fue importada del Derecho Privado8[…].” Y
continúa diciendo “[…] siendo la naturaleza de las controversias y materias
arbitrales, esencialmente pública, debido a que están estrechamente vinculadas
a los recursos públicos que deben ser administrados y cautelado por la
Administración Pública, la naturaleza jurídica del Arbitraje en las contrataciones
públicas, es esencialmente pública […].”9
Así la cosas, es claro que existe una tensión entre lo privado y lo público en el
llamado arbitraje administrativo. Esta tensión se manifiesta en cada momento
en el que tenemos que compatibilizar la naturaleza del arbitraje con la de las
controversias que surgen en la contratación pública; y es que existe una
diferencia intrínseca que se pone en evidencia en la práctica arbitral. Esta
diferencia sustancial está definida por el hecho de que mientras en el arbitraje
se parte de un supuesto en el que existe igualdad entre las partes, en el derecho
de la contratación pública se tiene que no existe igualdad entre las partes.
Así las cosas, mientras en el arbitraje es necesario que exista igualdad entre las
partes, pues esta posición igualitaria constituye una de sus garantías; en la
contratación pública tenemos dos partes: las Entidades Públicas, que ostentan
prerrogativas especiales a razón de los intereses públicos que persiguen; y los
licitadores privados, los cuales buscan la satisfacción de sus propios intereses,
razón por la cual no pueden equipararse a las Entidades Públicas. Esta situación,
aunque sea discutida por muchos especialistas que señalan que en los contratos
públicos existe una situación de igualdad entre la Entidad Pública y los
contratistas privados, se pone en evidencia al analizar la normativa de
8
ROJAS DELGADO, Magali. “Principales Modificaciones a la Ley de Contrataciones del Estado en Materia
de Arbitraje: Algunos Alcances de su Motivación”, en Revista Arbitraje PUCP, nº 2, año II, septiembre 2012,
p. 82
9
Ibídem, p. 83
contratación pública y el régimen de prerrogativas que tienen las Entidades
Públicas, las cuales se justifican en el interés público que defienden.
En este sentido, al estar frente a un arbitraje que provenga de un contrato
público, existen distintas situaciones especiales que se deben tener en cuenta,
justamente debido a que una de las partes es la administración pública.
¿Cómo compatibilizar esta dicotomía? Esta es justamente la pregunta que se
debe hacer el legislador al momento de elaborar las leyes que regulan la solución
de controversias provenientes de la ejecución de contratos suscritos bajo el
régimen de la contratación pública. Según se puede apreciar de la lectura de la
Nueva Ley de Contrataciones del Estado –y esta idea viene de las anteriores
ediciones de la misma-, la Administración Pública piensa ejercer un control
directo sobre la función de los árbitros y extenderla hacia los otros sujetos
imparciales del arbitraje, como son los secretarios arbitrales y las instituciones
ad hoc. Nosotros creemos que para reducir al mínimo la tensión entre lo
público y lo privado se debe ser muy cuidadoso al momento de establecer los
controles que la Administración Pública ejerce sobre los sujetos imparciales del
arbitraje.
En la exposición de motivos de la Nueva Ley de Contrataciones del Estado se
refieren en específico al caso de los árbitros y como es que se requiere que éstos
sean verdaderamente especialistas. En este sentido, consideramos que desde un
punto de vista teleológico, es correcto el enfoque del OSCE en el sentido de
asegurar que todos los árbitros que participen en la solución de controversias
relacionadas con los contratos públicos sean especialistas, lo cual será un
requisito para el acceso al Registro Nacional de Árbitros. Esto porque la misma
práctica en materia arbitral nos ha puesto al frente de árbitros que no poseían
el adecuado nivel de conocimiento en contratación pública, lo cual afectaba la
calidad y eficiencia del arbitraje.
Ahora bien, también estamos de acuerdo con que el acceso al Registro sea de
aprobación automática, y esperamos que en el Reglamento no se incluyan
requisitos arbitrarios, ambiguos o innecesarios.
El mismo razonamiento establecido para el caso de los árbitros se aplica al caso
de los secretarios arbitrales, y es que constituye un gran avance que se les incluya
en la normativa sobre solución de controversias en la ejecución contractual, lo
cual fue un pedido de los autores en su artículo publicado en la Revista Perú
Lawyer, denominado “La Importancia del Secretario Arbitral”10, en donde
resaltamos la importancia de este sujeto imparcial, el cual, pese a su carácter

10
BENAVENTE LEIGH, César Augusto y Eric Antonio SOTELO GAMARRA. “La Importancia del Secretario
Arbitral”, en Perú Lawyer, nº 13, año IV, p. 60
contingente, es el encargado de “sacar adelante” el arbitraje, y como tal, debe
de tener ciertas obligaciones, ciertas competencias y sobre todo cierta
responsabilidad.
Otra vez será el Reglamento el que defina estas obligaciones, competencias y
responsabilidades, y esperaremos que, al igual que en el caso de los árbitros, no
se incluyan requisitos arbitrarios, ambiguos o innecesarios.
Finalmente, respecto de las Instituciones Arbitrales, estamos de acuerdo en que
éstas se acrediten ante el OSCE, pues la práctica arbitral también nos ha puesto
a Instituciones Arbitrales que no cuentan con profesionales idóneos ni con la
infraestructura adecuada y que sin embargo administran arbitrajes muy
importantes. En este sentido, es saludable que se les exija un mínimo de
requisitos para que operen.
¿ES NECESARIO QUE EL OSCE TENGA TANTAS ATRIBUCIONES
RESPECTO DE LOS SUJETOS DEL ARBITRAJE?
Para responder esta pregunta es necesario tener presente, otra vez, la
denominada dicotomía entre lo público y lo privado en el denominado arbitraje
administrativo. A diferencia del arbitraje privado, en donde se tiene un arbitraje
puro y en el que se tiene árbitros completamente libres y sin ningún tipo de
control público, más allá del ámbito de la anulación del laudo y de la
responsabilidad, en el llamado arbitraje administrativo, debido a que una de las
partes es la administración pública, se debe tener en cuenta que el arbitraje
debería tener un nivel extraordinario de control. Desde nuestro punto de vista,
dicho nivel de control se lo da la publicidad de los laudos -la cual tiene un
carácter restrictivo a este tipo de arbitraje, ya que en el arbitraje privado el
principio es el de confidencialidad- ya que al conocerse los laudos se podrá
conocer la calidad del trabajo de los árbitros y de esta manera solamente los más
calificados serán los que se mantengan en el mercado. Esto, sumado a los
requisitos que deberán cumplir para ser inscritos en el Registro Nacional de
Árbitros, debe ser suficiente para establecer un control sobre la labor de los
árbitros.
Siguiendo esta línea de razonamiento, consideramos innecesario que se
establezca todo un régimen de sanciones y que se instauren requisitos y
procedimientos excesivos que traten de equiparar al árbitro con un funcionario
público, pues esto desnaturalizaría la figura del árbitro como sujeto imparcial,
al colocarlo en una situación de subordinación respecto de la administración
pública, quien justamente es una de las partes en las controversias que deberá
resolver.
CONCLUSIONES
• El éxito de la Junta de Resolución de Disputas estará relacionado con el
conocimiento que se tenga de este mecanismo, de la idoneidad de los
expertos y sobre todo de la buena fe de los actores.
• La dicotomía entre lo público y lo privado en el arbitraje de contratación
pública se manifiesta en distintos puntos, creando una permanente
tensión.
• No se puede equiparar al árbitro con un funcionario público, pues eso
desnaturaliza su condición de sujeto imparcial del arbitraje que ejerce una
función jurisdiccional, la cual se sustenta, entre otras garantías, en la
igualdad entre las partes.

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