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Como es sabido por todos, Chile es un territorio frecuentemente asolado por los
embates de la naturaleza, ya sean los movimientos sísmicos recurrentes, que en
casos como el del 27F generan niveles de daño y pérdidas de vidas que
conmueven a la comunidad, ya sean también los “Terremotos Blancos” que dejan
grandes extensiones de territorio aislado y en duras condiciones de subsistencia, o
lo más reciente que es la pérdida de miles de Has. de superficie natural, poblados
completos, vidas y bienes por la acción del fuego.
Como ejemplo de lo anterior, citemos el caso del parque automotriz, que en las
décadas pasadas se intuyó desde una visión economicista, con lo cual se supuso su
desarrollo en escenarios controlados que permitirían afrontar con gracia su paulatino y
gradual crecimiento. Lo que no se intuyó, fue el aspecto aspiracional que este medio
de transporte adquiriría, siendo a la larga sinónimo de poder adquisitivo, comodidad y
ultimadamente un bien más que sería factible de incluir en los cálculos de las canastas
familiares.
Al día de hoy, nos enfrentamos a urbes colapsadas, en que las medidas paliativas
pasan por bases impositivas que buscan en último recurso desincentivar el uso del
automóvil por parte del usuario, en contrapunto a un planteamiento que haciendo un
gran mea culpa, reaccione y se dé cuenta que la base del problema no es solo el flujo
constante de ellos por las calles, sino también que la medida y diseño de las vías, cual
cañerías, no da abasto y sus soluciones puntuales no se entrelazan en una forma lo
suficientemente sistémica como para dar soluciones integrales.
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Santiago, 18 de diciembre de 1975, DFL. 458, que con las facultades que el decreto ley N° 602, de 5 de
Agosto de 1974, otorgó al Ministerio de la Vivienda y Urbanismo para fijar los textos definitivos de las
leyes relativas a construcciones y urbanización.
Nos encontramos hoy, con un esquema normativo, en el cual la planificación se
ha desmedrado en favor de los aspectos económicos de corto alcance del
territorio, restando capacidades y autonomías a los planificadores locales
(Urbanistas), en cuanto su rol, atribuciones y capacidad de interrelación con los
propios pares y los estamentos superiores de los que emanan las normas,
supeditando su actuar a un limbo administrativo que se mantiene no obstante
existir aclaraciones al respecto.2
2 Dictamen 050087N13, de fecha 08.08.2013, que establece improcedencia que las funciones de asesor
urbanista sean asignadas mediante reglamento interno municipal al Departamento de Gestión de
Ciudad, dependiente de la Secretaría Comunal de Planificación, y relación jerárquica del empleado que
ejerce esa plaza con el Director de la aludida Secretaría
3 LEY ORGANICA CONSTITUCIONAL DE MUNICIPALIDADES, Artículo 21, letra g), párrafos segundos y
siguientes.
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LGUC Artículo 10°.- Todas las Municipalidades que tengan Plan Regulador aprobado, y cuya comuna
tenga un centro urbano de más de 50.000 habitantes, deberán consultar el cargo de Asesor Urbanista
desempeñado por un arquitecto.
Serán funciones del Asesor Urbanista:
a) Estudiar el Plan Regulador Urbano- Comunal y mantenerlo actualizado, propiciando las
modificaciones que sean necesarias, y preparar los Planos Seccionales de detalle para su aplicación;
b) Revisar todos los planos de subdivisión, loteo y urbanización, cautelando su estricta concordancia
con las disposiciones del Plan Regulador y su Ordenanza Local, y autorizar los "conjuntos armónicos".
En este sentido, será condición previa el informe favorable del Asesor Urbanista, para que la
Dirección de Obras pueda extender los permisos de subdivisión, loteo, urbanización y "conjuntos
armónicos", y
c) Estudiar los programas anuales de desarrollo comunal para la materialización de los Planes
Reguladores, y que faciliten la confección del presupuesto de inversiones de capital de la comuna.
encargado de planificación territorial, situación que es factible de comprobar en
gran número de comunas que se alejan de las áreas Metropolitanas.
Hasta la fecha, infructuosos han sido los esfuerzos de unificar esta profesión,
acallada por el carácter optativo que representa en multiplicidad de casos, ya que
desde el mismo nombre, al entenderse como un asesor, que puede o no ser
consultado, en contrapunto a un “Director de Obras”, investido con autoridad
ejecutorial, lo que resta es un personajes “adscrito” a diversas estructuras de
poder municipal, cuando existe, que carece del reconocimiento y valoración de su
quehacer. Esta renovación y renacimiento de las labores planificadoras, no es
menor, ya que conlleva de forma implícita la asunción de roles y deberes que
hasta la fecha se opacan por debilidad de implementación de la norma existente y
su real significado.
5 El efecto mariposa es un concepto de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales
de un determinado sistema dinámico caótico (más concretamente con dependencia sensitiva a las
condiciones iniciales) cualquier pequeña discrepancia entre dos situaciones con una variación pequeña
en los datos iniciales, acabará dando lugar a situaciones donde ambos sistemas evolucionan en ciertos
aspectos de forma completamente diferente.
A la fecha, constatables a simple vista se encuentran los errores de la ausencia
de miradas integrales sobre el territorio, desde los territorios urbanos a los rurales,
presas de distintas externalidades negativas que cada cierto tiempo se encargan
de borrar lo avanzado, en detrimento del desarrollo.
Les llamo hoy, de una vez por todas a tomar acción, a unificar miradas y
levantar la voz contra la arbitrariedad, contra la improvisación y el oportunismo, y
realmente ser los planificadores del futuro de esta nación.
Santiago, 01.02.2017