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PROBLEMÁTICA

LA FACULTAD DE UTILIZACIÓN POR PARTE DEL CREADOR


La posibilidad de tener estos bienes incorporales en un patrimonio se obtiene
como resultado del derecho al trabajo. Esto quiere decir que el creador tiene
derecho absoluto a la utilización de su obra, como premio al propio esfuerzo
realizado por él al momento en que se origina su idea. Lo anterior se desprende
de una facultad exclusiva que el derecho le otorga a cada individuo para
reivindicar el uso de sus bienes, la cual se traduce en que el sujeto tiene derecho
a recibir los frutos del propio trabajo, y, por ello, a las creaciones intelectuales
que cada uno pueda alcanzar.
Sin embargo para algunos autores, la justificación del derecho a la utilización de
las creaciones intelectuales se halla en el interés de promover el progreso
cultural y técnico de la humanidad. Estos bienes trascienden la esfera de lo
patrimonial y se extienden hasta la órbita del interés público, el cual encuentra
su mayor satisfacción con el reconocimiento de un derecho absoluto que otorgan
los ordenamientos jurídicos para su utilización. Por esta razón, afirma Ascarelli,
esta facultad se debe encontrar limitada en su duración cuando el interés público
lo 'requiera, tal como sucede con las obras del ingenio y las creaciones de la
técnica. Es decir, el derecho exclusivo para su utilización por parte del creador
debe ceder su puesto a su libre y general uso por parte de cualquier sujeto al
transcurrir un determinado período de tiempo establecido por la ley, momento en
el que la creación intelectual adquiere su máxima potencialidad.1
Sobre aspectos o circunstancias comunes o cotidianas, los pensamientos no son
productos exclusivos del intelecto del autor, ya que es parte del patrimonio de la
humanidad. La pregunta que surge en este punto es ¿hasta dónde puede un
individuo apropiarse totalmente de las ideas, si todos los sujetos están dotados
con las mismas facultades de percepción y poderes de reflexión, ya que el
mundo perceptible es común para todos?` Es claro que las ideas realmente no
son novedosas, porque todas ellas surgen de la observación de la naturaleza y
de los fenómenos sociales. Además, muchas otras aparecen como complemento
posterior de las creaciones de otros predecesores que se han planteado
inquietudes y han generado sus propias respuestas, con base en su
conocimiento personal. De esta manera se construyen las civilizaciones y el
desarrollo de los pueblos. En esta medida, una obra no podría ser propiedad
individual, por cuanto tiene el trabajo del autor más el de todas aquellas personas
que realizaron un trabajo previo, intelectual o no, que sirvió de fundamento a la
nueva creación. En consecuencia, al igual que se le reconoce al autor una
propiedad sobre su obra, porque en ella está implícito su trabajo, también se le
debería reconocer su labor a todos aquellos que hicieron posible que, de una u
otra manera, la obra fuera una realidad. Esta postura, sin embargo, no tiene
asidero jurídico y menos con la protección que se le ha dado en el ámbito
internacional a la propiedad intelectual. En efecto, los derechos sobre las
creaciones se consolidan en cabeza del autor en la medida en que este ha

1
LEÓN ROBAYO, Edgar Iván. Revista de Derecho Privado. Universidad De Los Andes. 2006
puesto en la obra parte de sí mismo, a través de su trabajo. Además, lo que tiene
un contenido patrimonial es el modo como organizó la información que tenía
disponible en su mente, la forma como analiza y concibe su propia realidad.
REFORMA
El Código Civil Peruano de 1852 establecía en su artículo 454 que las cosas que
están bajo el dominio del nombre son corporales o incorporales y además
establecía que las corporales son las que percibimos con los sentidos y las
demás son incorporales, como los derechos y las acciones.
En nuestro actual código civil peruano de 1984 en su Artículo 884º.- Régimen
legal de propiedades incorporales: Las propiedades incorporales se rigen por su
legislación especial.
La propiedad incorporal se regulan por la legislación de la materia pareciera que
se centra en la propiedad intelectual. Sin embargo existen otros supuestos de
propiedad incorporal. De hecho, la propiedad incorporal no solamente incluye
a la propiedad intelectual sino también a la propiedad industrial, la propiedad de
las acciones y cualquier otro tipo de derechos en general como por ejemplo un
fondo empresarial.
A diferencia de la propiedad en sentido estricto, la propiedad intelectual se divide
en dos aspectos diferenciados dentro de los que podemos distinguir dos
paquetes de atributos. Estos marcan una diferencia notoria con la propiedad
común y corriente y explica la remisión a la legislación especial de la materia.
Por un lado, el creador de la idea protegida por propiedad intelectual tiene los
llamados derechos o atributos morales, que implican, entre otras cosas, que se
le reconozca como el autor o creador y que la obra no pueda ser modificada sin
su consentimiento. Este derecho es perpetuo, al nivel que dura incluso más allá
de la muerte del creador, y no es disponible. En lo perpetuo la propiedad
intelectual se asemeja a la civil, en lo no disponible se aleja de la misma, pues
es inherente a la propiedad la posibilidad de disponer de la misma. El segundo
conjunto de atributos son los patrimoniales y son precisamente los que permiten
al creador cobrar por el uso o disfrute de su creación, impidiendo el uso por
terceros que no han cumplido con obtener su autorización. A diferencia de los
derechos morales los patrimoniales son disponibles.
Debe hacerse una aclaración importante: mientras la propiedad civil es perpetua,
los derechos patrimoniales de propiedad intelectual no lo son, con la excepción
de los signos distintivos (marcas, lemas comerciales, nombres comerciales,
siempre que se usen y renueve el registro). Así, los derechos patrimoniales de
autor pasan a ser del dominio público, es decir libremente utilizables por todos
50 años después de la muerte del autor. Hoy los descendientes de Cervantes no
pueden cobrar derecho alguno por la publicación de El Quijote. Cualquiera que
lo desee puede publicar dicha obra sin buscar autorización de nadie. Por su lado
las patentes pasan al dominio público a los 20 años de su inscripción. Esto quiere
decir que vencidos esos plazos se vuelven bienes comunes o "de uso público" y
cualquiera que lo desee puede usarlas incluso sin permiso del titular de
los derechos morales, siempre, claro está que los derechos morales sean
respetados. Así, los derechos morales, si bien distintos a la propiedad clásica en
el hecho de que no son disponibles y que se asemejan más a los derechos de la
personalidad, tienen de la propiedad clásica su carácter perpetuo, aunque es,
evidentemente, una perpetuidad de otra naturaleza. En cambio los derechos
patrimoniales se diferencian de la propiedad clásica por su carácter netamente
temporal, pero se asemejan en su carácter disponible por el titular. Este curioso
conjunto de diferencias explica por qué no podemos aplicar las normas civiles a
estas formas de "propiedad" lo que lleva a la existencia de regímenes legales
distintos al civil.

Conclusión
 el creador tiene derecho absoluto a la utilización de su obra, como premio
al propio esfuerzo realizado por él al momento en que se origina su idea,
como resultado del derecho al trabajo.
Recomendación
 Debemos mantenernos actualizados en todo lo que respecta al sistema
jurídico ya que el derecho al ser un derecho social está en constante
movimiento o modernización por ende también lo estará todo lo que le
implica y contiene en el estudio del derecho.

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