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CARLOS SLIM

En perfiles oficiales, Carlos Slim es presentado como “Magnate mexicano”. Es


conocido a nivel mundial por su negocio en telecomunicaciones (de la mano del
Grupo Carso) y su fortuna, que en 2014 ascendía a 72 mil millones de dólares
(posicionado como uno de los hombres más ricos del mundo, según indicadores
de Forbes, América Economía, etc). Si bien se enriqueció exponencialmente a
partir de la década de los 90’s, el comienzo de su emporio se sitúa en los 80’s, la
“década perdida” para los mexicanos, pero no para él, que se enriqueció
comprando empresas en quiebra.

La “movida clave” del Grupo Carso (la empresa de Slim) fue en el marco del
gobierno de Carlos Salinas de Gortari, también del PRI, que propició más que
ningún otro la reestructuración (desindustrialización, desnacionalización, etc.) de
México en virtud de las privatizaciones. En ese entonces, el empresario mexicano
incursionó en el mercado de las telecomunicaciones, impulsado por la
privatización en Teléfonos de México a precios muy bajos, creando Telmex y
multiplicando por cuatro la riqueza del ya acaudalado empresario. A partir de allí
surge Telcel, la empresa de telefonía móvil más grande de América Latina (hasta
ese momento xd) y la compañía se diversifica: brinda servicios bancarios, de
Internet, vende seguros y equipos para la industria petrolera, adquiere la cadena
de Hoteles Calinda (OSTAR Grupo Hotelero (1991), Cendumex y la mayoría de
General Tire y Grupo Aluminio (1993), Sears Roebuck (1997) y Pastelería
Francesa El Globo (1999). También incursionó de lleno en el negocio de la “libre
expresión” al comprar acciones del The New York Times. Para principios del 2016
se había convertido en el mayor accionista.

El ex presidente estadounidense Bill Clinton, es uno de los que mejor conoce el


costado asistencialista de Slim, asegurando que sus dos fundaciones, Carso y
Telmex, se dedicaban a pagar cirugías, trasplantes de órganos, donar
computadoras y dar becas de estudio. Es decir, Slim se dedica a cubrir las
necesidades que debería atender el Estado, funciones que han sido privatizadas
en un proceso en el que el mismo Slim fue actor principal, que incluye además la
monopolización de servicios clave, como las telecomunicaciones. En efecto, un
estudio asegura que entre 2005 y 2009 el monopolio de las empresas de
telecomunicación de Slim significó una “pérdida de bienestar” para los mexicanos
superior a los US$129.000 millones, alrededor del 1,8% del Producto Interno Bruto
(PIB) anual. Pero esto es saldado con asistencia.

Si bien es cierto que el señor Slim ayuda a los mexicanos con sus diversas
fundaciones, eso no lo salva de ser criticado, pues mientras él es de las personas
más poderosas y ricas del mundo, en México sigue existiendo mucha pobreza.
OLEGARIO VAZQUEZ RAÑA

Prensa, radio, televisión, hospitales, restaurantes, hoteles, apuestas, protección


privada... hoy la lista de negocios de Olegario Vázquez Raña es tan extensa que
parece poco probable imaginarse un día en la vida de un mexicano sin su
presencia. El presidente del Grupo Empresarial Los Ángeles, quinto hijo de dos
esforzados emigrantes gallegos que hoy ha dejado la gestión en manos de su
primogénito, Olegario Vázquez Aldir, tardó 50 años en transformar un popular
negocio familiar (la tienda de muebles Compañía Hermanos Vázquez) en el
imperio que bautizó con el nombre de su esposa.

Nacido en la Ciudad de México en 1935 y trabajador desde los nueve años, el


golpe de fortuna llegó cuando el compadre de su hija mayor le regaló una línea de
autobús. Según explica el periodista Marco Lara Klahr en el libro Los Amos de
México, Olegario se valió de su “perseverancia, su capacidad de trabajo y su
aptitud de negociante” para levantar un grupo que hoy da empleo a 35.000
personas, pero también de su “proximidad con el poder gubernamental en plena
era priista y durante el mandato del presidente Vicente Fox” (2000-2006), época
en la que obtuvo la concesión de Cadena Tres.

En 1986 Olegario Vázquez Raña adquirió el primer hospital en la capital del país y
doce años más tarde constituyó el Grupo Los Ángeles. Las dos pasiones de este
empresario gallego marcan también su biografía: el amor al pueblo de sus padres,
Avión, y el tiro deportivo, disciplina por la que representó a México en los Juegos
Olímpicos entre 1964 y 1979. Sin embargo, hace varias décadas que Olegario no
practica. Un día eligió ponerse al frente de la Federación Internacional de Tiro
Deportivo y se dio cuenta de que “no podía ser la máxima autoridad del deporte y
competir”. La decisión fue un enorme sacrificio: “He llorado muchas veces (...) el
tiro lo tenía metido en la sangre, en el cerebro, en el corazón”, dijo en entrevista a
Lara Klahr. En las mismas conversaciones, el empresario niega que en su vida se
haya dedicado al comercio de armas, de lo que se le ha acusado.

Más allá de los hoteles Camino Real, los centros educativos o los servicios
financieros, los tentáculos de Olegario Vázquez alcanzan el mercado inmobiliario.
Promotora y Desarrolladora Mexicana, también de su propiedad, edifica
actualmente el Corporativo BBVA- Bancomer en una de las principales arterias de
la capital. Asimismo, en 2014, el grupo de Vázquez Raña compró el equipo de
fútbol Gallos Blancos de Querétaro y para la temporada siguiente fichó a
Ronaldinho. Todo un golpe de efecto para un imperio que ya tiene heredero, el
director general del grupo, su hijo Olegario Vázquez Aldir.
MARIA ASUNCION ARAMBURUZABALA

Mariasun, como le dicen sus amigos, es nieta del empresario español Félix
Aramburuzabala, quien en conjunto con Pablo Díez, fundara en 1925 la
Cervecería Modelo, y tiene una fortuna personal de 5 mil 900 millones de dólares,
con lo que ocupa un lugar entre los multimillonarios del mundo, según el más
reciente listado de Forbes.

Aramburuzabala fue la primera mujer en ocupar un sitio en el consejo de


administración de la Bolsa Mexicana de Valores (entre 2003 y 2006) y la segunda
en ocupar un lugar en el Consejo Mexicano de Negocios (CMN, en 2015); ha
invertido en los sectores bancarios, de telecomunicaciones, transporte e
inmobiliario.

Su primera contribución en el rubro empresarial fue en 1986, cuando trabajó en


InverMéxico Casa de Bolsa, en el mercado de Capitales. Después, en 2000, pasó
a formar parte del consejo de administración de Televisa, donde fungió como
vicepresidenta. En 2003 se convirtió en la primera mujer en ocupar un sitio dentro
del consejo de administración de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) por un
periodo de tres años.

Y es que si destacar en el mundo empresarial es difícil, hacerlo de forma exitosa


en tantas industrias, lo es más.

La importancia de la empresaria es innegable, prácticamente ha colaborado en


todos los sectores económicos del país, desde la educación hasta las
telecomunicaciones. Ha participado en los consejos de administración de Grupo
Televisa, América Móvil e ICA, entre otras. Desde la adquisición de Grupo Modelo
por parte de Anheuser-Busch InBev en 2013, aún forma parte del consejo de
administración de la cervecera.

Según Forbes, la conjunción de su intuición para encontrar compañías potenciales


en las cuales invertir, aunado a su capacidad para mantener relaciones duraderas
con sus clientes, así como para crear proyectos mixtos, es lo que ha hecho de la
dueña de la empresa de infraestructuras y servicios de tecnologías de la
información Kio Networks (que fundó en 2002), una de las mayores referentes
cuando de hablar de negocios se trata.
JORGE VERGARA

Su primer trabajo fue a los 10 años, como office boy de la empresa de su padre.
Ganaba 50 pesos al mes, de los cuales repartía 40 a su mamá, 5 pesos a sus
hermanos y él se quedaba con el resto. “Recuerdo que me alcanzaba para
muchas cosas”, dice sonriente.

Parte de esos cinco pesos los dedicó para hacer negocios, uno de ellos era juntar
coches de escala para armar que les vendía a sus amigos en la escuela.

Y las crisis lo persiguieron: a los 18 años comenzó a vender coches usados,


después trabajó en Volkswagen, donde aprendió a vender, sin embargo, no le
gustaba ser dependiente de nadie, por lo que se independizó para vender autos y
refacciones. No funcionó.

En total fueron alrededor de 10 negocios que emprendió y fracasó. Los últimos


antes del gran golpe, fueron un negocio de carnitas y un restaurante italiano, que
le ocasionaron subir de peso y enfermar.

Fue este suceso el que lo acercaría a la industria de los suplementos alimenticios


y productos de nutrición. En 1991 fundaría la empresa Omnilife, que lo ha
convertido en uno de los hombres de negocios más poderosos del país, además
de que le daría la oportunidad, en 2002, de adquirir al club de futbol Guadalajara,
uno de los equipos más populares de México y América Latina.

Vergara se fija en la pasión y la emoción que tenga el emprendedor por el


proyecto, lo que está dispuesto a apostarle y a sacrificar, y la constancia que le
dedica al proyecto.

El dueño de Chivas asegura que el fracaso es una palabra vista con oscuridad,
pero que aún en los fracasos hay oportunidades.

“Nos cuesta mucho trabajo asimilar la palabra fracaso. Cada vez que se menciona
es como si temblara. Les da miedo el fracaso y el miedo al fracaso es miedo al
éxito. Tiene que cambiar la cultura y entendamos que el fracaso deviene en el
éxito”

Jorge Vergara participo como juez e inversionista en el programa "Shark Tank


México: negociando con tiburones", por lo cual podemos decir que es de los
millonarios más influyentes en México.
LOS RAMIREZ

El 6 de junio de 1996, Enrique Ramírez Miguel fue encontrado sin vida en su


recámara. Murió a consecuencia de recibir cinco balazos disparados con un
revólver Colt .38 especial. El Ministerio Público del Estado de Michoacán imputó
por el delito de homicidio a María Villalón Verduzco, su viuda, y un juez penal
emitió una orden de aprehensión en contra de la mujer.

Ramírez Miguel fundó Organización Ramírez, hoy Cinépolis, que preside su hijo
Enrique Ramírez Villalón y dirige su nieto Alejandro Ramírez Magaña. La siguiente
historia que relata el drama que vivió la familia Ramírez en la segunda mitad de
los años noventa. Es el fragmento de un extenso perfil de la familia publicado en el
libro Los amos de México (Temas de Hoy, 2016, tercera edición).

La señora María Villalón Verduzco obtuvo un amparo de la justicia federal y la


CNDH determinó que se violaron sus derechos humanos y los de sus familiares.
El tormentoso proceso judicial, sin embargo, marcó a la familia para siempre.

Cuando él murió, Organización Ramírez se presentaba como la empresa líder en


su ramo en América Latina, al poseer 435 salas en México, con una asistencia
anual de 50 millones de personas. Las empresas del corporativo incluían
Cinemas, Gemelos, Multicinemas, Cinépolis y Multivideo, en las cuales se daba
empleo directo a más de tres mil personas.

En cuatro décadas, Ramírez Miguel había construido uno de los corporativos más
poderosos del país. Un dato ilustra su campo de acción: fungía como presidente
del Consejo de Administración de al menos 25 empresas en Michoacán, Jalisco,
Tamaulipas y San Luis Potosí. Poseía el 4 por ciento del Grupo Financiero Inverlat
y era vicepresidente de Multibanco Comermex en la zona Occidente. Su familia
tenía la representación de las compañías Ford, Mercedes Benz, Zuzuki y Yamaha
en Michoacán.

La exoneración de la señora María Villalón Verduzco y de Eduardo Florentino


Ramírez Villalón, de los cargos por el supuesto homicidio de su esposo y padre,
dejaron a la familia ante la necesidad de recuperar la imagen dañada durante
meses de litigios legales y virtual linchamiento mediático. Con experiencia
ancestral en la discreción, el clan optó por guardar un bajo perfil y fortalecer su
trabajo a favor de la comunidad.

Faltaba, sin embargo, un recurso más: la demostración de que se habían violado


sus garantías individuales. Y que el caso fuera formalmente cerrado.
El 11 de junio de 1997, los hermanos Enrique, Marco Antonio, Eduardo Florentino
y Jaime Ramírez Villalón Verduzco entregaron un escrito de queja ante la
Comisión Nacional de Derechos Humanos, por medio del cual denunciaron
presuntas violaciones a sus derechos humanos, a los de otros integrantes de su
familia y del personal de servicio. Señalaron como probables responsables de los
abusos a servidores públicos de la Procuraduría General de Justicia del Estado de
Michoacán, a partir de una deficiente integración de la averiguación previa número
297/96-V, además de haber sido objeto de intimidación por parte de elementos de
la Policía Judicial del Estado.

Siete meses después, el 11 de febrero de 1998, la Comisión Nacional de


Derechos Humanos emitió la recomendación 13/1998, en relación al “Caso del
señor Enrique Ramírez Miguel”, dirigida al gobernador del Estado de Michoacán,
Víctor Manuel Tinco Rubí. El organismo concluyó que “se acreditaron actos
violatorios a los Derechos Humanos de los agraviados”.

La Recomendación, firmada por la presidenta de la CNDH, Mireille Rocatti, fue


dirigida al gobernador del Estado de Michoacán de Ocampo, “no como autoridad
responsable, sino en su calidad de superior jerárquico, a fin de que se sirva enviar
sus instrucciones al Procurador General de Justicia para que se inicie un
procedimiento administrativo de investigación en contra de los peritos médicos
adscritos a la citada institución, por la inadecuada realización de la necropsia
efectuada al cuerpo de quien en vida llevó el nombre de Enrique Ramírez Miguel,
así como en contra de los agentes de la Policía Judicial que intimidaron a las
señoras María de la Luz Pérez Martínez y Catalina Palmeño Gómez. De igual
forma, determinar la responsabilidad penal que pudiera ser atribuible a algún
servidor público, dando vista al Ministerio Público para el inicio de la respectiva
indagatoria, la cual debe resolverse conforme a Derecho”.

Con la batalla jurídica ganada, la familia Ramírez comenzó a trabajar en la


reconstrucción de su imagen pública y a reformular los planes de crecimiento de
sus empresas. El grupo aumentó las inversiones y obras sociales en Michoacán y
en unos cuantos meses inauguró la Escuela Primaria Federal Enrique Ramírez
Miguel, destinada a la educación de más de 300 niños de escasos recursos que
habitan en la colonia popular Unión Progreso, donde también se construyó el
Jardín de Niños Enrique Ramírez Miguel. Las dos obras fueron financiadas por la
familia Ramírez.

A partir de entonces las actividades del grupo se enfocaron a obtener la


certificación de Empresa Socialmente Responsable.
De acuerdo con datos proporcionados por la empresa, desde su fundación en
1947, el grupo ha consolidado “su carácter humano y filantrópico tanto al interior
como al exterior de la empresa. Entre las labores sociales que realiza, resalta
actualmente el programa “Vamos Todos a Cinépolis”, el cual consiste en invitar al
cine en cuatro fechas especiales a niños de escasos recursos o con alguna
desventaja. Más de un millón de niños habrían asistido gratuitamente al cine, la
mayoría por primera vez.

Las actividades son diversas e incluyen la contratación de personas con


capacidades diferentes. “Jóvenes con capacidades especiales que luchan por
alcanzar sus sueños mediante un trabajo digno, también son bienvenidos a
Cinépolis”, según el sitio web de la empresa. Son citadas múltiples colaboraciones
con la Cruz Roja y actividades de coparticipación de Cinépolis, como la campaña
de reconocimiento a Héroes Anónimos; el programa Lazos, Naturalia, A.C.,
UNICEF, Gente Nueva, Un Kilo de Ayuda, el proyecto “Tu ayuda sí cuenta”, entre
otros.

El caso conmocionó a la sociedad michoacana y a buena parte del país. Sin duda,
la imputación penal de la que fueron objeto la esposa y un hijo del empresario
marcaron a la familia para siempre. Pero los Ramírez sacaron la casta. Lograron
la absolución por parte del sistema judicial y con los años se convirtieron en una
de los clanes más poderosos y altruistas del país, de tal forma que son referencia
más allá de la industria de la exhibición de películas. Ahora, no solo mantienen
una estrecha cercanía con el poder político actual, sino con un sector intelectual
ligado a la cinematografía.

En 2005, la revista Expansión ubicó a Cinépolis en la posición 184 entre las 500
empresas más importantes de México. Sus ingresos ascendían a 4 mil 751
millones de pesos anuales (más de la mitad de los de TV Azteca, por ejemplo). En
comparación, su principal competidor, Cinemex, reportaba mil 600 millones de
pesos.

El mercado anual de la industria de exhibición es mayor a los seis mil millones de


pesos. Cinépolis acapara 51.5 por ciento del pastel y el resto se lo dividen
Cinemex, Cinemark, Grupo Multimedios y varias cadenas regionales. En 2006, la
compañía cerró con 1,455 salas y unos 85 millones de espectadores, dando
empleo a más de 11 mil personas.

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