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LA IMPRESIÓN 3D PERMITIRÁ CONSTRUIR TECHOS MÁS

LIVIANOS Y ECONÓMICOS

Un nuevo proyecto llamado Smart Slab, que utiliza impresión 3D, permite

construir techos de hormigón hasta 50% más livianos y 60% más económicos que lo habitual en

la industria. El desarrollo de la nueva técnica es liderado por The Digital Building Technologies

y la Escuela Politécnica Federal de Zurich.

Por Gabriela Frías, CNNPublicado a las 16:32 ET (20:32 GMT) 20 agosto, 2018

Rescatado de: https://cnnespanol.cnn.com/category/arquitectura/

Noticia Video: https://cnnespanol.cnn.com/video/smart-slab-techos-livianos-

economicos-portafolio-cnnee/
Cristian David Arce Bermúdez

Cosmología

Científicos chinos redefinen la


constante de gravitación universal
postulada por Newton en 1686
Los investigadores se han inspirado en uno de los experimentos más
bellos de la historia de la humanidad
El físico Jun Luo (derecha) y su equipo, junto a uno de sus

aparatos. HUST

El científico británico Henry Cavendish "probablemente pronunció menos palabras a lo


largo de su vida que cualquier hombre que haya vivido durante ochenta años, incluyendo
los monjes trapenses", según describió con guasa su contemporáneo Lord Brougham.
Cavendish, nacido en 1731 y fallecido en 1810, fue efectivamente introvertido y solitario.
Era “el más rico de todos los sabios y el más sabio de todos los ricos”, en palabras del
astrónomo francés Jean-Baptiste Biot. Pero, en silencio y encerrado en su mansión,
descubrió el hidrógeno y la composición del agua. Y, en 1798, concibió uno de los
experimentos más audaces de la historia de la humanidad. Hoy, un equipo de científicos
chinos se ha subido a sus hombros para redefinir, con una precisión sin precedentes, una
de las constantes más importantes para describir nuestro universo, junto a la velocidad de
la luz.
Cavendish tenía ya casi 70 años y se había propuesto averiguar la densidad del planeta
Tierra. Para ello necesitaba la constante de gravitación universal (G) postulada por Isaac
Newton un siglo antes. El anciano, siempre callado, construyó una especie de balanza en
el sótano de su casa en el sur de Londres: dos esferas pequeñas, fijadas a los extremos de
una varilla horizontal suspendida del techo por una fina fibra. Al acercar dos esferas de
plomo de mayor tamaño, de unos 160 kilogramos cada una, la fuerza de atracción que
sufrían las otras dos bolitas hacía que la varilla girase, y todo ello de manera perceptible
gracias a un juego de espejos, luces y telescopios instalado por Cavendish.

El físico Henry Cavendish construyó una balanza en el sótano


de su casa en 1798 para ver el efecto de la fuerza gravitacional

En su libro Principios matemáticos de la filosofía natural, publicado en 1686, Newton


había formulado que la interacción gravitatoria entre dos cuerpos se podía expresar como
una fuerza directamente proporcional al producto de las masas de esos cuerpos e
inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa. Empleando esta
fórmula y las observaciones en su sótano, el tímido Cavendish llegó a la conclusión de
que la densidad media de la Tierra era 5,48 veces mayor que la del agua. Y no falló
mucho: hoy se calcula que la cifra correcta es 5,51.

Un equipo dirigido por Luo Jun, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong


(China), ha refinado de manera extrema el experimento de Cavendish, con bolas de acero
y cámaras de vacío, y ha llegado a dos mediciones similares con dos aparatos
independientes: 6,674184 × 10−11 y 6,674484 × 10−11 metros cúbicos partido kilogramo
por segundo al cuadrado. Es “una precisión récord”, según reconoce el físico Stephan
Schlamminger, del Instituto Nacional de Normas y Tecnología. Las nuevas medidas se
publican hoy en la prestigiosa revista Nature.

La búsqueda de la mayor exactitud posible no es un capricho. Los geofísicos utilizan la


constante G para estudiar la estructura y la composición de la Tierra. Y también es
esencial en campos como la física de partículas y la cosmología, la parte de la astronomía
que estudia el origen y el futuro del universo.
“El verdadero valor de G sigue siendo desconocido”, admite
Luo Jun

“El verdadero valor de G sigue siendo desconocido”, admite, no obstante, el profesor


Luo. La dificultad de medir la constante es endiablada. La fuerza gravitacional que ejerce
el Sol es tan grande que impide que el planeta Tierra huya por el espacio. Sin embargo,
en un laboratorio, la fuerza gravitacional entre dos objetos de un kilogramo separados por
un metro equivale al peso de un puñado de bacterias. Es una fuerza “extremadamente
débil”, en palabras de Luo.

El Comité de Información para Ciencia y Tecnología (CODATA), con sede en París, es


el organismo internacional de referencia para esta constante. En 2014, sus expertos
adoptaron 14 valores de G determinados en las últimas cuatro décadas en diferentes
laboratorios de todo el mundo. “La diferencia relativa entre el mayor y el menor valor de
G es cercana al 0,055%. Esta situación no nos permite obtener un valor de G con alta
precisión”, lamenta Luo.

Pese a la precisión de sus resultados, los científicos chinos han obtenido dos datos
distintos con dos aparatos ligeramente diferentes e independientes. El equipo no sabe
explicar esta discrepancia. “Hay algo que desconocemos todavía y necesitamos más
investigación”, afirma Luo. O, quizás, necesitamos otro Henry Cavendish.

Rescatado de:

https://elpais.com/elpais/2018/08/29/ciencia/1535562692_980552.html

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