You are on page 1of 3

Estaba llegando a mi casa cuando recibí la llamada de Edward diciéndome que estaba en el

hospital por que Yulia había sufrido un accidente, de inmediato me alarmé imaginándome lo
peor y un temor singular se apoderó de mi, me aterraba imaginar que podía perderla…
rápidamente llegué al lugar pero me encontré con algo peor que una Yulia accidentada, pues,
se puso histérica y me gritó muchas cosas de las cuales no entendí, no quería verme y tampoco
me permitió quedarme en la habitación donde reposaba, su actitud me hizo sentir terrible,
¿Por qué me trataría de esa manera? ¿Qué podía estar sucediendo? Llegué con lágrimas en
mis ojos a mi casa, allí mi madre me esperaba en la sala con cara de pocos amigos.
-Elena Katina. – Me llamó.
-Ahora no, mamá. – Pero por primera vez ella me detuvo del brazo y me obligó a mirarla.
-Dime con quien estás saliendo ¿Acaso estás engañando a Yulia?
-¿Por qué dices eso? – Le pregunté confundida.
-Yulia vino esta tarde a buscarte, ¿No se suponía que estabas con ella?
En ese momento no supe que responderle a mi mamá, ¿Y si eso estaba relacionado con el
ataque de ira de la ojiazul?
-Mamá… quiero subir a mi habitación, por favor.
-No puedo creer lo que has hecho. – Dijo molesta. - ¿Así es como pagas la devoción y el cariño
de esa chica? ¿Crees que es justo, Lena?
-Mamá, por favor… - Entonces me solté a llorar dejándome caer sobre las escaleras.
-Ve a tu habitación. – Musitó mi mamá compadeciéndose de mí, yo me levanté como pude y
me fui hasta mi cuarto donde permanecí el resto del día.
Apenas amaneció tomé la decisión de irme a aclarar el asunto con Yulia, ese día también
terminaría cualquier lazo con Vanya, no quería seguir viéndolo, por dos razones, la primera:
me había hartado de él, y la segunda: había recapacitado acerca de serle fiel a Yulia, a la larga
ella no se lo merecía.
Como era sábado salí desde la mañana hasta su casa, al llegar me encontré con Shura, estaba
en el vestíbulo organizando algunas cosas.
-Señorita Katina. – Me saludó con una sonrisa.
-¿Cómo estás Shura?
-Supongo que ha venido a cuidar de la señorita Volkova… que bueno que ya está aquí, Yulia
llegó ayer con un genio del demonio, Edward teme que se vuelva salir de control. – Comentó. –
Pero ahora que está usted aquí lo más seguro es que logres poner todo en orden con esa
chiquilla.
-¿Y dónde está? – Le pregunté.
-Se levantó desde temprano, no quiso dejarse ver por el doctor, tampoco ha querido
desayunar, solo se le vio encerrarse en el estudio. – Contestó.
-Iré a verle, gracias Shura. –Le regalé una sonrisa.
Caminé lentamente hasta donde quedaba el estudio, mientras que un cierto temor me invadía,
sospechaba que algo estaba muy mal. Finalmente estuve frente a la puerta de la habitación
mencionada, puse mi mano sobre la perilla y la giré para notar que no estaba asegurada, con
suma discreción la abrí hasta pasar adentro.
Yulia estaba sentada en la gran silla del escritorio, mirando a través de la ventana, parecía
bastante distraída, los golpes de ayer aun se notaban bastante recientes, me aclaré la garganta
para llamar su atención, ella giró su cabeza y yo pude ver claramente sus ojos, y por primera
vez, no había cariño ni ternura en ellos, solo eran inexpresivos.
-¿Qué haces aquí? – Su voz se escuchaba bastante neutral, pero yo sabía que solo estaba
intentando retener lo que en verdad llevaba por dentro.
-Vine a ver como seguías. – Respondí y ella se levantó para aproximarse a la ventana a paso
lento.
-A ver Lena, ayer te dije claramente que no quería volver a verte ¿Cuál fue la parte que no
entendiste? – Continuó en el mismo tono y se dio la vuelta para volver a mirarme.
-No entiendo por que me trataste de esa manera ayer.
-Será mejor que te vayas haciendo la idea, por que entre tú y yo no hay nada. – Habló
fríamente y yo seguía sin comprender.
-Pero ¿Por qué? Al menos merezco una explicación, Yulia ¿Por qué vas a dejarme si yo te amo
y tú me amas a mí? Pienso que cualquier problema podemos solucionarlo y…
-No, Lena. – Me interrumpió alzando un poco la voz. –Tú me hiciste creer que me amabas,
pero la verdad nunca fue así, ¡Desde un principio quisiste verme la cara de idiota! Al final solo
fui un reto que presumiste ante tus amigas. – Pude percibir el dolor que sentí en ese
momento, mientras que mis ideas empezaban a organizarse para forma una explicación.
-Eso no es cierto. – Repliqué al borde del llanto.
-¡Ni se te ocurra venir a llorar! – Exclamó. – Ya el teatro se acabó, no tienes por que actuar.
-¿Por qué me haces esto, Yulia? – Mascullé.
-¿Por qué te hago esto? – Rió con sarcasmo. – Ahora resulta que la señorita Katina es la
victima, la pregunta correcta sería ¿Por qué me hiciste esto a mí? ¿Por qué Lena? Si yo lo único
que he hecho ha sido quererte… - Se recargó en la silla nuevamente.
-Yulia… por favor… no se que es eso que dices que te hice.
-¿Desde hace cuanto tiempo te estás viendo con ese chico castaño? –Me preguntó de repente
y yo me quedé helada, sin dudas, alguien le había contado a Yulia, y ella ya estaba enterada de
mis encuentros con Iván.
-No se que fue lo que te hayan podido decir, pero nada de eso es cierto.
-¡Basta! – Gritó a punto de la histeria, ahora solo podía notar la furia en sus ojos. – Por lo
menos ten la delicadeza de admitirlo ¡Lena yo los vi! ¡Te vi cuando te besabas con él a las
afueras de aquel café cerca del centro comercial! Ahora entiendo por que te portabas tan
extraña cuando íbamos allí, seguro tu noviecito o lo que sea, no sabía de que también andabas
conmigo ¿cierto?
-Yulia… lo de Iván fue un error y…
-Y nada, aquí la única que cometió un error fui yo desde el momento en que decidí confiar en
ti, pero me di cuenta que siempre serás una cualquiera.
Las palabras de Yulia no solo causaron enojo sino que también me dolieron, yo reaccioné con
una bofetada en su mejilla derecha, pero para mi asombro, Yulia no tardó en devolverme el
golpe, lo que me sorprendió, pues ella nunca se había atrevido a ponerme una mano encima.
-¡No vuelvas a tocarme! – Dijo con enfado. – Vete Lena, yo no quiero volver a verte en mi vida,
ve y continúa con tu manía de ir rompiéndole el corazón a cualquiera que se te atraviese en tu
camino.
-Yulia por favor… déjame explicarte como sucedieron las cosas, yo te amo. – Empecé a hablar
desesperada y ya mis mejillas estaban bañadas en lágrimas.
-Lena no más… ya no quiero escucharte. – Ahora ella también lloraba. – Por favor, vete.
-Yulia… - Quise insistir, pero ella abrió la puerta de un golpe y me miró con una mezcla de odio
y tristeza, esa fue la última mirada que recibí de ella… fue la última vez que vi sus ojos, esos
ojos en los que tantas veces me perdí, como te extraño Yulia....

You might also like