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TEÓRICO: 7
FECHA: 23 de mayo de 2006
PROFESOR: Osvaldo Delgado
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¿Qué es cuerpo? ¿Cuál cuerpo? Hasta ahora, hemos trabajado todo lo que sucede con
relación a las representaciones psíquicas. Ha habido un esbozo de qué es cuerpo cuando
trabajamos esa facilitación somática de la que habla Freud respecto a la conversión
histérica. ¿Qué cuerpo es ese? No es el cuerpo en tanto organismo, es otro cuerpo. Aquí es
donde entra, en Freud, decididamente este problema. Ya no se trata de lo que sucede sólo a
nivel de los representantes psíquicos, y hemos nombrado en esto que el inconsciente mismo
es un efecto, un resultado de la operación de la defensa.
No se trata sólo de esto. Se produce el inconsciente a partir de la operación de la
defensa, pero además de producirse el inconsciente, se produce otra cosa, se produce un
cuerpo.
Pueden creer que el cuerpo que tienen es un dato natural. Hoy me voy a dedicar a
decepcionarlos. No tienen el cuerpo como dato natural, no han nacido con cuerpo; han
nacido con un organismo. Puede advenir algo como cuerpo o no. Podrían tener el
organismo que son y no tener el cuerpo que tienen. Tener un cuerpo es –por el momento–,
un efecto de la operación de la defensa y de las vicisitudes de la sexualidad infantil. Podrían
no tener el cuerpo que tienen.
¡Sabio el mercado neoliberal de la actualidad! ¡Sabio para vender! Oferta: “venga con el
cuerpo que tiene y llévese el cuerpo que desea.”
¿Qué nos dice la histeria en su facilitación somática? Que el cuerpo es resultado de unas
palabras. Recuerden cuando Freud dice: desconoce el saber neurológico, la histérica,
recorta el cuerpo de acuerdo a las palabras vulgares, a las palabras comunes que
hablamos. La parálisis de un brazo, es la parálisis de lo que se entiende vulgarmente como
brazo no lo que un médico entendería como brazo. Estarían los músculos, tendones, fibras
nerviosas, etcétera. La histérica nos muestra que el cuerpo es un resultado de las palabras.
Las palabras toman el cuerpo, es más, hacen existir al cuerpo y hacen que se pueda tener o
no un cuerpo.
Además, como también hemos visto en la conversión histérica, es un cuerpo que se
satisface. Puede satisfacerse, a veces, dolorosamente, pero es un modo de satisfacción.
Recuerden, la fórmula más sencilla, se separa el representante del monto de afecto, el
monto de afecto toma el cuerpo. O sea, es efecto, esa tramitación corporal de esa fuente
constante. En ese punto encontramos entonces, que son las palabras las que crean el
cuerpo. Son las palabras las que constituyen las llamadas zonas erógenas.
¿Creen que es un resultado del organismo que puedan tener sensaciones de excitación
sexual en una u otra parte de cuerpo? No es. Lo muestran claramente los psicoticos o la
anestesia histérica, donde todo haría suponer que en tal zona del cuerpo o su genital, podría
tener excitación sexual. Y no, la anestesia histérica revela que los modos de satisfacción, en
relación con el cuerpo, no tienen nada que ver con el organismo; porque las palabras hacen
existir al cuerpo, hacen existir las llamadas zonas erógenas.
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Se puede alcanzar la satisfacción sexual escuchando una voz, incluso sin ningún
contacto físico directo. Las famosas prácticas en la actualidad de los teléfonos, que la gente
llama y le dicen cosas y hay satisfacción con las palabras: escuchar una voz o una mirada.
Esto da cuenta de la distancia que hay entre el organismo y el cuerpo.
Incluso, pasamos a algo no tan divertido, alguien puede perder un miembro, un brazo o
una pierna, por un accidente o en una guerra, y lo llaman –los que trabajan con esos
pacientes– órganos-miembro fantasma. El sujeto tiene, durante mucho tiempo, la sensación
de tener ese brazo o esa pierna que le fue amputada o perdida. Porque hay una relación no
directa entre el organismo y el cuerpo.
Alumna: ¿El dolor es psicológico?
Profesor: Hay dolores orgánicos y hay dolores psicológicos. Esta pregunta me permite
ubicar también que no es que el organismo no exista. El organismo existe y tiene su sistema
y produce no sólo dolores. Por eso es fundamental saber hacer diagnóstico diferencial,
porque tenemos errores de ambas vías.
De tratamientos medicamentoso, a alguien por tal o cual dolor y ese dolor tiene causa
psíquica; mientras a esa persona se la ha estado maltratando durante años con todo tipo de
tratamientos y medicinas. O, exactamente al revés, tratar a alguien como si su dolor fuese
psíquico y en un chequeo clínico se advierte luego que tiene un problema orgánico severo.
Siempre tenemos que realizar y ubicar criterios de diagnóstico diferencial.
Un pequeño ejemplo muy interesante. Una paciente, mujer cercana a los 40 años, vivía
con su pareja desde hacía como 10 años y no querían tener hijos. No querían saber nada de
tener hijos porque invadía la intimidad de la pareja. Ella vivía desbordada de cariño respecto
a todos los animalitos, perritos, gatitos, pajaritos, palomitas, etcétera, pero el mero intento de
tratar de lograr algún tipo de asociación, entre ese amor desbordante hacia esas pequeñas y
frágiles criaturas, y algún deseo respecto a la maternidad, era rechazado con odio.
En un momento, en las vacaciones de verano, la paciente regresa y me comunica que se
había hecho una ligadura de trompas. Imposibilidad absoluta de quedar embarazada. Me lo
comunica ya como algo realizado. Una decisión muy dura para alguien que no tiene hijos.
A los 2 ó 3 meses, me comunica que tiene malestares en su panza. Trastornos en su
panza. Ella pensaba, en la medida en que era alguien con años de análisis, que era un
embarazo histérico, efecto de la operación que se había realizado.
Creía que como parte de la situación de duelo por lo que había puesto en pérdida con
esa operación, la perturbación que tenía era un embarazo histérico. Sin embargo, yo la
orienté a que se vaya a hacer los análisis clínicos correspondientes porque pensaba que
podía existir algún error, mala praxis en la operación. Quedarnos nosotros investigando
fenómenos del embarazo histérico, mientras esta mujer podía tener un trastorno orgánico
severo. Por ese motivo, le digo que vaya a hacerse los análisis clínicos.
A los 15 días luego de ligarse las trompas, con las trompas ligadas, queda embarazada.
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El médico dice que ese caso ocurre, uno en un millón. No sabía cómo disculparse. Él
había realizado todo perfectamente bien, además no es tan compleja la operación hoy en
día. En resumidas cuentas, está embarazada.
Cuando me comunica esto, su sorpresa y mi sorpresa. Habían decidido tener ese hijo,
con la pareja, no interrumpir el embarazo.
Le dije simplemente lo que podía decir. No podíamos saber si iba a ser varón o iba a ser
una niña, sea lo que sea, yo estaba absolutamente seguro de que iba ser acróbata.
Es una niña hermosa que ya tiene 10 años, con un nombre vasco hermoso. Creíamos
que era un embarazo histérico en un primer momento. Siempre prefiero deslindar
cuestiones, por una cuestión de responsabilidad. No se puede estar jugando con los
dolores.
Entonces, retomando. En este momento, Freud introduce un concepto fundamental del
cual no disponía y que lo había llamado fuerza constante, fuente independiente, etcétera.
Es el concepto de pulsión.
Ya les había anticipado que es un concepto fundamental. Pero aquí, es donde se
encuentra con uno de los mayores obstáculos, que amenazaba tirar abajo absolutamente
todo lo que había construido.
Freud se encuentra en un estado de desorientación, de decepción. Había construido los
esbozos de su psicopatología refiriéndola al llamado acontecimiento traumático: experiencia
sexual prematura y traumática. Los neuróticos habían sido seducidos o abusados
sexualmente de niños, siempre por un señor mayor o un sustituto paterno. Y Freud se
encuentra con que esto no era cierto, en la mayoría de los casos, no había acontecido eso.
Había construido todo a partir de allí, eran sus cimientos y ahora se encuentra con algo
que podemos mantener hasta la actualidad ya que es un universal: sus pacientes, sus
histéricas lo engañaban. Esto continúa en la actualidad, siempre las histéricas engañan.
Este engaño es estructural. No significa lo que entendemos vulgarmente por mentira.
Por eso es importante saber dejarse engañar un poco, hacerse el engañado. Es
necesario el despliegue del deseo jugar algo de ese engaño.
Lo engañaban, no era cierto, ni había acontecido ninguna escena de ese orden. Esto,
quiero hacer una aclaración importante, no elimina la noción de acontecimiento. Que una
palabra afecte el cuerpo y deje una marca en el cuerpo, haga existir en el cuerpo un modo
particular de satisfacción, que una palabra afecte de tal modo el cuerpo, más aún, cuando
se está constituyendo el sujeto, eso es un acontecimiento. Podemos decir, en este punto un
psicoanálisis es el trabajo sobre los acontecimientos de una palabra afectando el cuerpo.
Un trabajo de un análisis es un trabajo sobre los acontecimientos, donde una palabra
proferida ha afectado de un modo u otro nuestro cuerpo. Porque no crean que no están
sugestionados. Estamos sugestionados por las palabras de aquellos que llamamos padres.
Estamos tan sugestionados que creemos que cuando hablamos somos nosotros los que
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hablamos y no que somos hablados. El psicótico lo sabe, por eso dice las voces me dicen
tal cosa. Estamos hasta tal punto sugestionados que creemos que hablamos nosotros
cuando hablamos, y es más, fíjense hasta qué punto estamos sugestionados que además
creemos que sabemos lo que decimos y por qué lo decimos.
Estamos tan sugestionados que hasta que creemos que pensamos, hasta ese punto es el
estado de sugestión. ¡Creemos que pensamos! Es una posición radical en ese punto, pero
muy importante.
El obsesivo como ejemplo es paradigmático. Se satisface pensando y cree que piensa.
Freud en la “Carta 69” a Fliess dice:
“Y enseguida quiero confiarte el gran secreto que poco a poco se me fue trasluciendo en las
últimas semanas. Ya no creo más en mi ‘neuróticas’. Claro que esto no se comprendería sin
una explicación: tú mismo hallaste creíble cuanto pude contarte –sobre las escenas de
seducción. Por eso he de presentarte históricamente los motivos de mi descreimiento. Las
continuas desilusiones en los intentos de llevar mi análisis a su consumación efectiva (...) –
entonces, encuentra motivos para esta pérdida de creencia en los relatos–. Después, la
sorpresa de que en todos los casos el padre hubiera de ser inculpado como perverso, sin
excluir a mi propio padre”. (p.301)
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busca satisfacerse y el síntoma, que es un modo de satisfacción desfigurado (por la
represión), está entre ambos, la fantasía.
Freud advierte que lo que le relataban sus pacientes no eran acontecimientos sucedidos
sino fantaseados, estaba su deseo en juego. Entre la fuerza constante –que llamamos
pulsión–, y el síntoma como resultado, como un modo de satisfacción desfigurado por la
represión, entre uno y otro, la fantasía. Los relatos eran fantasías y son estas fantasías
inconscientes las que se presentan realizándose en el síntoma.
Sigue diciendo Freud a Fliess en la “Carta 69”:
“Si yo estuviera desazonado, confuso, desfalleciente, dudas así podrían interpretarse como
fenómenos de cansancio. Pero como mi estado es el opuesto, tengo que admitirlas como el
resultado de un trabajo intelectual honesto y vigoroso, y enorgullecerme por ser capaz de una
crítica así luego de semejante profundización. ¿Y si estas dudas no fuesen sino un episodio en
el progreso hacia un conocimiento ulterior? (...). (...) ante ti y ante mí mismo tengo, en verdad,
más el sentimiento de un triunfo que el de una derrota.” (p.302)
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Dice en “Tres ensayos...”, en el punto que se llama “Pulsiones parciales y zonas
erógenas”:
“Por ‘pulsión’ podemos entender al comienzo nada más que la agencia representante
{Repräsentanz} psíquica de una fuente de estímulos intrasomática en continuo fluir; ello a
diferencia del ‘estímulo’, que es producido por excitaciones singulares provenientes de fuera.
Así, ‘pulsión’ es uno de los conceptos del deslinde de lo anímico respecto de lo corporal”.
(p.153)
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Por ejemplo, hasta hace pocos años yo fumaba. Lamento no poder seguir haciéndolo
porque me encantaba, es una zona erógena la boca, los labios, un borde pulsional. El
cigarrillo era el objeto, pero ¿me satisfacía en el objeto? No. Dice Freud: la satisfacción es
cancelar por un momento el estímulo en la fuente.
Entonces, la pulsión surge del borde pulsional. Tenemos por caso, la boca, los labios
rodean el objeto cigarrillo, ese objeto está para soporte del circuito y la satisfacción se
produce en el mismo lugar de la fuente. La fuente son los labios, como borde pulsional, y la
satisfacción se realiza en la fuente. El objeto es soporte para ese circuito. El cigarrillo como
objeto es sólo una ilustración ya que el objeto parcial lo es por fijación en la edad temprana y
son los nombrados por Freud.
Dice Freud en el mismo párrafo de “Tres ensayos...”:
“La hipótesis más simple y obvia acerca de la naturaleza de las pulsiones sería esta: en sí no
poseen cualidad alguna, sino que han de considerarse sólo como una medida de exigencia de
trabajo para la vida anímica (es la hipótesis de una fuerza constante, de la medida de trabajo).
Lo que distingue a las pulsiones unas de otras y las dota de propiedades específicas es su
relación con sus fuentes somáticas y con sus metas. La fuente de la pulsión es un proceso
excitador en el interior de un órgano, y su meta inmediata consiste en cancelar ese estímulo de
órgano (en la misma fuente).
Otra hipótesis provisional en la doctrina de las pulsiones, que no podemos omitir aquí, reza lo
siguiente: los órganos del cuerpo brindan excitaciones de dos clases (...).A una de estas clases
de excitación la designamos como la específicamente sexual, y al órgano afectado, como la
‘zona erógena’ de la pulsión parcial sexual que arranca de él”. (p.153)
Un brazo paralizado por conversión somática es zona erógena. Cualquier parte del
cuerpo adviene como zona erógena, en especial de la superficie del cuerpo.
Entonces, retomemos desde la histeria. ¿Qué nos dice el cuerpo de la histérica? Primero,
que rechaza el saber natural, el saber médico, neurológico; además, que rechaza servir a la
autoconservación, puede quedar paralítica, puede quedar ciega, sorda, muda.
Efectivamente, Freud trabaja en el texto sobre “La perturbación psicógena...”, cómo se
puede producir una ceguera espontánea a partir del conflicto pulsional, cómo se puede
producir vía la sugestión que hacía Charcot: ahora se va a quedar ciega y la paciente por
sugestión hipnótica quedaba ciega.
En estos textos, la represión de la que habla Freud, tiene como una representación
guerrera, es una lucha entre representaciones represoras y representaciones reprimidas.
También habla de represión no sólo de los representantes psíquicos, sino también de las
pulsiones. Hablar de representaciones reprimidas que quedan inconscientes y habla de un
cuerpo que se satisface desfiguradamente. Freud en estos textos, ubica las llamadas
representaciones represoras, las colectiviza bajo el nombre de yo. Ya se los había
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anticipado. Aún, el yo, es el nombre que colectiviza el conjunto de las representaciones
represoras.
Tenemos, por lo tanto, un binarismo de las representaciones: representaciones
represoras, representaciones reprimidas; y un binarismo pulsional: pulsiones del yo o de
autoconservación –al servicio de garantizar la vida–, y pulsiones sexuales –aquellas que van
más allá y quiebran el imperativo de autoconservación, ya que buscan satisfacerse así sea,
con una ceguera.
La conversión histérica no depende de la estructura del sistema neurológico, de ese
saber neurológico que los genetistas nos dicen dónde se sostiene nuestro organismo. Es un
rechazo de eso. Es más, la confrontación de esas pulsiones nos hablan de que el cuerpo no
responde a una unificación. La conversión histérica marca un quiebre, una fragmentación a
un cuerpo unificado. Presenta el cuerpo que puede ser fragmentado por las palabras.
No sólo creemos que tenemos un cuerpo sino que, además, la cosa más loca del mundo
es que creemos que tenemos un cuerpo unificado.
A su vez, el intento de unificar el conjunto de las pulsiones parciales, unificarlas todas y
los objetos parciales, a una única pulsión sexual genital, fracasa; ya que podemos tener
satisfacciones sólo con escuchar, con mirar, con partes del cuerpo. No sólo perdemos
cualquier posibilidad de cuerpo unificado sino que además fracasa el intento yoico de
unificar el conjunto de las pulsiones.
Hacer la síntesis genital al servicio de la reproducción es el problema todo el tiempo de
las iglesias. Unificar las pulsiones parciales en la genitalidad y al servicio de la reproducción.
Todo el tiempo la iglesia trata de sostener esto, por eso es que le debemos tanto a las
iglesias, porque nos asegura que siempre estemos deseando otra cosa, son aquellos que
con sus prohibiciones garantizan el deseo.
De todos modos, este fracaso, habla de lo que Freud llamará la perversión polimorfa del
niño, en el sentido de la satisfacción de las pulsiones parciales. ¿Parciales respecto a qué?
A ese intento de totalización que fracasa, ese intento de unificarlas todas en lo genital y al
servicio de la reproducción. Por lo tanto, el cuerpo de la histérica es una confrontación
constante, entre la autoconservación y la satisfacción pulsional fragmentada.
¿Qué quiere decir que se pueda paralizar un brazo y ahí hay una satisfacción? Que una
parte del cuerpo pasa a ser autónoma, independiente de la tutela del yo, que dice que todo
tiene que estar unificado y satisfacerse en el abrochamiento de las pulsiones a un sólo punto
ideal que es el del genital. La pulsión parcial y la conversión histérica, como ejemplo
paradigmático de la satisfacción de la pulsión parcial, nos dice de cómo el cuerpo de la
histérica se resiste a esa tutela del yo.
Por lo tanto, la satisfacción histérica en la conversión es una verdadera infracción a lo
que podría ser el funcionamiento normal o normativizado de un organismo e incluso de una
unificación del cuerpo.
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Recuerden que no sólo creemos que el cuerpo es un dato original cuando el cuerpo es
algo que podemos tener o no tener; además, creemos que el cuerpo es algo unificado. Ese
cuerpo que hemos logrado tener creemos que es unificado. La histeria dice no, está
fragmentado.
Entonces, tenemos en cualquier parte un cuerpo que obedece y un cuerpo desregulado.
Dice Freud que los ojos no sólo perciben las modificaciones del mundo exterior, importantes
para la conservación de la vida, sino también las propiedades de los objetos con los cuales
estos son elevados al rango de objeto de la elección amorosa.
Gracias a que tenemos un cuerpo –no organismo, organismo sí es un dato natural–,
podemos tener síntomas. Si no tuviéramos un cuerpo no podríamos tener síntomas.
Tenemos un cuerpo y tenemos síntomas gracias a ciertos acontecimientos que no es la
experiencia sexual prematura traumática sino que es el acontecimiento de una palabra, de
unas palabras, afectando y haciendo existir el cuerpo.
Por lo tanto, las palabras no sólo tienen un efecto de significado, que quieren decir tal o
cual significación inconsciente sino que, además, las palabras tienen como efecto un cuerpo
afectado.
A eso, lo podemos llamar trauma. Trauma no como un acontecimiento vivido de una
escena, estas escenas fantaseadas por las histéricas, sino el trauma es ese acontecimiento
donde una palabra hizo existir un modo de satisfacción.
Bien, a partir de este momento podemos pensar trauma o traumatismo ya no como el
acontecimiento de la experiencia sino que trauma es que somos hijos de las palabras,
somos efecto de las palabras. Como somos efecto de las palabras que nos dan un cuerpo,
nos hacen existir un cuerpo, por eso mismo es que el pensamiento falla.
Los animales no se equivocan, no tienen lapsus, actos fallidos, tropiezos. Siempre
aciertan en la vía del instinto. El ser humano está afectado por una debilidad mental
universal –para lo neuróticos– que nos equivocamos. Cometemos lapsus, fallidos...
Nos equivocamos y hay, existe un cuerpo gracias a las palabras, hay síntomas gracias a
que tenemos un cuerpo y la satisfacción es siempre sintomática. Ya vamos a ver por qué.
La próxima retomaré esto, junto con otros dos textos: “Las fantasías histéricas y su
relación con la bisexualidad” y “El creador literario y el fantaseo”.
Hasta el próximo miércoles.
Bibliografía trabajada
Freud, S. (1905), “Tres ensayos de teoría sexual”, en: Obras completas, tomo VII, Buenos
Aires: Amorrortu editores.
-------------- (1906 /1905/), “Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las
neurosis”, en: Obras completas, tomo VII, Buenos Aires: Amorrortu editores.
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-------------- (1910), “La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis”, en:
Obras completas, tomo XI, Buenos Aires: Amorrortu editores.
Bibliografía citada
Freud, S. (1897), “Las neuropsicosis de defensa (Ensayo de una teoría psicológica de la
histeria adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis
alucinatorias)”, en: Obras completas, tomo III, Buenos Aires: Amorrortu editores.
-------------- (1896), “Manuscrito K. Las neurosis de defensa. (Un cuento de Navidad)”, en:
Obras completas, tomo I, Buenos Aires: Amorrortu editores.
--------------, “Carta 69” (21 de setiembre de 1897), en: Obras completas, tomo I, Buenos
Aires: Amorrortu editores.
-------------- (1900-1901), “La Interpretación de los sueños”, capítulo VII, en: Obras
completas, tomo V, Buenos Aires: Amorrortu editores.
-------------- (1901), “Psicopatología de la vida cotidiana. (Sobre el olvido, los deslices en el
habla, el trastrocar las cosas confundido, la superstición y el error)”, en: Obras completas,
tomo VI, Buenos Aires: Amorrortu editores.
-------------- (1905), “El chiste y su relación con lo inconsciente”, en: Obras completas,
tomo VIII, Buenos Aires: Amorrortu editores.
-------------- (1915), “Pulsiones y destinos de pulsión”, en: Obras completas, tomo XIV,
Buenos Aires: Amorrortu editores.
-------------- (1908), “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”, en: Obras
completas, tomo IX, Buenos Aires: Amorrortu editores.
-------------- (1908), “El creador literario y el fantaseo”, en: Obras completas, tomo IX,
Buenos Aires: Amorrortu editores.
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