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Poder Moral
Joseph Lancaster
Situación de la Educación Republicana
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Mandose que en todas las parroquias de cada cantón
hubiera establecimientos de segunda enseñanza
elemental; que en cada capital de cada departamento de
Colombia hubiera una universidad, y que se tratara de
plantear en los puertos, donde conviniese, escuelas
especiales de astronomía y navegación, del arte de la
construcción naval, de artillería, de ingenieros, geógrafos,
de cosmografía, de hidrografía, de minas, de agricultura
experimental y de bellas artes. Ya porque los medios
fueran inadecuados, o porque la política no permitiera
poner en practica tan importantes decretos, el caso es
que estos no produjeron el efecto deseado.”
PAEZ, José Antonio. (1946). Autobiografía del General José Antonio Páez. Tomos I y II. Nueva York: H & R ELLIOT &
CO., Inc. Pág. 186.
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A consideración del historiador Elías Pino Iturrieta, la
situación de la educación en la época posterior a la
independencia era precaria, para ello describe “La
comunicación entre las regiones constituye una aventura
riesgosa por la falta de caminos, de puentes y vigilancia.
Tampoco hay escuelas, ni bibliotecas. Apenas la
Universidad de Caracas puede ofrecer un simulacro de
instrucción superior”.
PINO ITURRIETA, Elías (2001). País Archipiélago. Venezuela, 1830 – 1859. Caracas: Fundación Bigott. Pág. 22.
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Se plantea la educación del ciudadano con la finalidad de
generar la práctica de las virtudes sociales.
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Este es un instrumento de injusticia dispuesto siempre a
obrar en favor de aquél que logra dominarle. El es capaz
de destruir hasta a sus bienhechores, sin un ambicioso le
persuade que su felicidad consiste en este acto de
gratitud. El es tan imprevidente, tan ciego que corre a la
servidumbre, creyendo ir a la libertad, y que se precipita
sobre su ruina, imaginando que marcha sobre su
seguridad. El aprehende por realidades lo que es ilusión,
por favores lo que es traición, por patriotismo lo que es
crueldad, por amor del bien público”.
FERNÁNDEZ, H. R. (1981). Memoria de Cien Años. Tomo I. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educación. Pág.
100-101.
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Decreto del Congreso de Venezuela sobre el Servicio
militar de los estudiantes. (Gaceta de Caracas, N° 369, del
viernes 13 de septiembre de 1811. El texto en referencia,
dice:
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I. Que todos los escolares que cursan en los generales
y escuelas publicas de la capital y demás de la
confederación sean relevados del servicio de
guardias, patrullas y demás fatigas en que se hallan
ocupados actualmente, y sólo en los casos
urgentísimos de invasión e podrán en lo sucesivo
sobre las armas.
II. Que los Comandantes de los batallones y demás
cuerpos militares que hay en esta ciudad no
admitan en ellos a ningún estuante aunque se
presente voluntariamente, a menos que exhiba por
escrito la licencia y el consentimiento de sus padres.
III. Que se fomenten tantas compañías, cuantas
permitan el numero de estudiantes hábiles por su
corporatura y edad, que será de catorce años para
arriba. 10
• Que los oficiales, sargentos y cabos se nombren de
los mismos estudiantes, prefiriéndose a los
doctores y maestros que actualmente estuvieren
cursando.
• Que no permita al cuerpo ni a ningún individuo el
uso de uniforme particular ni otra distinción
fastuosa, sino una sencilla divisa.
• Que todos los estudiantes se instruyan en el
ejercicio y manejo e las armas los domingos por la
tarde en los patios del Colegio.
• Que para esta instrucción se destine un oficial de
probidad y experiencia militar. Comuníquese al
Supremo Poder Ejecutivo para que disponga su
ejecución y cumplimiento de modo que continué
más oportuno. Dado en el Palacio Federal de
Caracas a 5 de septiembre de 1811. 11
Academia de Instrucción: “La creación de la Academia de
Instrucción para estudiantes de trece a catorce años de
edad, “que sepan leer y escribir bien, y tengan la
disposición para emprender los estudios sublimes”, a
cargo de Don José Benis. Este instituto, especie de centro
de educación media, se proponía enseñar matemáticas,
agrimensura, principios de astronomía e idiomas italiano
y francés, y expresaba la tendencia cientista de la
ilustración. En el prospecto aprobado por la Suprema
Junta se establece que se recibirán indistintamente todos
los sujetos que quieran instruirse “pero deberán ser
presentados por su padre u otro pariente de edad, que de
testimonio de su conducta y la garantice”
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y “cada uno pagará mensualmente con arreglo a la
especie de estudio que emprendiese”. “La Academia de
instrucción pública dirigida por Don José de Benis,
anunciaba la Gaceta de Caracas, del martes 30 de abril de
1811, está ya abierta para dar clases a los que quisieren
aplicarse, y es en la esquina de Las Ibarras, casa del
Marqués del Toro”.
FERNÁNDEZ, , H. R. (1981). Memoria de Cien Años. Tomo I. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educación. Pág. 139.
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haciéndolas leer y estudiar constantemente, y en especial
el capítulo octavo de la Constitución Federal que trata de
los derechos del hombre, por ser una de las instituciones
en que deben estar radicados a fondo, y un objeto
esencialísimo de la educación que debe recibir la juventud
de Venezuela”. Sobre la escuela ponía la República una
gran responsabilidad ya que a esa correspondía el
cuidado y formación de la primera edad del hombre y con
ello dar el cimiento para la felicidad y el nuevo orden
establecido. Estas ideas afloran en un discurso que se dio
a leer al niño Juan Bautista Calcaño en un acto de fin de
curso de la escuela del puesto de La Guaira, bajo la
preceptoría del doctor Miguel Landa el 24 de diciembre de
1810, y donde concurrieron distinguidas personalidades
presididas por el Comandante Don Juan de Escalona...”
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FERNÁNDEZ, H. R. (1981). Memoria de Cien Años. Tomo I. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educación. Pág.133.
La Estabilidad de la República – La Estabilidad de la
Escuela: “Con la Capitulación de Miranda y la llegada de
Monteverde a Caracas en junio de 1812, que significó la
caída de la Primera República, los ideales republicanos y
educacionistas antes indicados (desarrollo cultural y
consolidación del sistema educativo) pasan a padecer la
dura prueba de la guerra y del exterminio. La caída de la
Primera República (y el advenimiento de la “Guerra a
Muerte”) significó el colapso de aquel movimiento
culturizador que acompañaba al proyecto político, y la
autoridad española con la entrada de Monteverde a
Caracas modificó el estatuto escolar impuesto por la
República.
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Al efecto, la Municipalidad de Caracas a partir de 15 de
septiembre de 1812 considera y así lo acuerda, “la
necesidad de reponer la escuela de primeras letras y la de
gramática (sic) latina, por indispensables recursos para la
buena educación de sus hijos”, y se fijan carteles incitando
a quienes se sientan con capacidad para ejercer el
magisterio a comprobar su idoneidad. Estima asimismo el
Ayuntamiento que deben establecerse en cada parroquia
dos escuelas de primeras letras a donde concurran por
separado los niños blancos y pardos o gente de color,
prefiriendo a los hijos de legítimos matrimonio, para
enseñarles a leer, escribir, nociones elementales de
aritmética y sobre todo la doctrina cristiana .
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Sin embargo, si el centro de interés son los menesteres
de la guerra, cuantas veces se presenta un claro, en
medio de aquella tempestad, que prodiga alguna fortuna
y estabilidad para la causa republicana, el tema de la
educación reaparece en la sensibilidad de aquellos
libertadores. Así acontece en 1813, cuando Bolívar,
reconstituida la República por segunda vez inicia el
proceso de ordenación del aparato político-administrativo
del Estado Venezolano. Allí aparece el organismo que
tiene la responsabilidad de atender el ramo de la
instrucción publica: la Secretaria de Gracia, Justicia y
Policía”.
FERNÁNDEZ, H. R. (1981). Memoria de Cien Años. Tomo I. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educación. Pág.
152.
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Estado de la Educación: En la segunda década, al abrirse el periodo de
la Guerra de Independencia se desatienda lo poco que se había logrado
en materia educativa. El siguiente resumen es el mejor testimonio de la
situación educativa
“No hay sinopara el año
una casa de educandas
de niñas 1815: y esta en tanta infelicidad, que no puede
mantenerse ni una docena así es que con sumo dolor veo madres afligidas, que
ocurren a mí para la colocación de sus hijas doncellas sin podérsela conceder. No hay
ni el necesario numero de cátedras en el seminario, ni las que existen tienen
competente dotación, así es que tampoco hay opositores a ellas, sino casi las mas
veces uno solo cuyo nombramiento se hace forzoso en el. No hay sino dos escuelas
de enseñanza de primeras letras, la una en el seminario para veinte y cinco niños
provenientes de una dotación y la otra de dotación de la ciudad, ambas insuficientes
para mas de mil niños varones que hay en ellas, y así es que para algunos, cuyos
padres supieran por que la instrucción no les falte, se acomodan unos pagados
maestros, y otros solicitando la caridad de un lego de convento de San Francisco o de
otras personas pías, aunque sea un negro de que resulta el hallarse estas escuelas
sin el correspondiente orden para la mejor disciplina. Y para las niñas no hay
absolutamente escuela alguna y rara la casa particular en que se les haga la
competente Instrucción para las faenas y otros oficios mujeriles y caseros”. LEAL citado
por CANCHICA, A. (1980). Algunos rasgos característicos del proceso de la educación en Venezuela. Mimeografía.
Caracas: Escuela de Educación. UCV
Poder Moral
236-237.
Conclusión
• Acosta, C. Cosas sabidas y cosas por saberse Revista de educación No. 82. Caracas,
Ministerio de Educación 1956.
• Fernández Heres, R. Memoria de cien Años. Caracas, ediciones del Ministerio de
Educación, 1981.
• Fermín, Manuel. Momentos Históricos de la Educación Venezolana. Editorial Romor.
Caracas, 1991.
• Gil Fotoul, J. Historia Constitucional de Venezuela. Caracas, Ministerio de Educación,
1954.
• Márquez Rodríguez, A. Doctrina y proceso de la Educación en Venezuela. Caracas,
1964.
• Rojas, Arístides Capítulo de la Historia Colonial en Venezuela. Madrid, Editorial
Americana, 1919.
• Anderson M.S. La Europa del Siglo XVIII. Breviarios. Fondo de Cultura Económica. Méjico
1966.
• Pérez Vila, M. Los libros en la Colonia y en la Independencia. Caracas, Imprenta
Nacional 1970.