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El contrato social

Jean-Jacques Rousseau
El hombre ha nacido libre, pero está encadenado por el orden social
que supone un derecho no natural, sino por convicción.

¿Qué es lo que legitima esto?

En la sociedad de la familia se recortan las libertades por cierta utilidad.


¿Lo legitima la fuerza o el miedo?
El más fuerte no lo es siempre demasiado para ser constantemente
amo si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en deber.

Si la fuerza es un derecho, toda fuerza superior a la primera modificará


el derecho ¿Qué es un derecho que desaparece cuando la fuerza cesa?

Si es preciso obedecer por fuerza, no es necesario obedecer por deber,


y si la fuerza desaparece, la obligación cesa. La fuerza no hace al
derecho, solo estamos obligados a obedecer al poder legítimo.
¿Y qué pasa con la esclavitud?
Nadie tiene autoridad natural sobre sus semejantes y la fuerza no
constituye derecho alguno: la base de la autoridad son las
convicciones.
¿El déspota puede ser un poder legítimo?

La seguridad del déspota no significa ninguna alguna ventaja.


Nuestro sometimiento al déspota no afecta a nuestros hijos.
El poder del déspota tampoco se legitima cuando toma súbditos como
trofeos de guerra.
¿Es legítima la conservación de la vida del
conquistado a cambio de su libertad?
Los hombres no son naturalmente enemigos.

La guerra privada no existe en el estado natural porque no hay


propiedad privada.

Tampoco, en el estado social, puesto que hay leyes.

La guerra es de Estado contra Estado. No hay derecho a matar al


vencido y, por ende, tampoco a esclavizarlo.
De ahí que justificar la esclavitud en el derecho a matar al vencido y el
derecho a matar al vencido en la esclavitud es un círculo vicioso.

No hay deber del pueblo vencido con el vencedor.

Esclavitud y derecho son contradictorios y excluyentes.


¿Por qué el pueblo se siente pueblo y de dónde nace la obligación, al
menos que la elección fuese unánime, de los menos someterse a la
decisión de los más?
¿Cómo encontrar una forma de asociación que defienda y proteja, con
la fuerza común, la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual
cada uno, uniéndose a todos los demás, no obedezca más que a sí
mismo y permanezca, por tanto, tan libre como antes?
Cláusula del pacto social
Cada cual pone en común su persona y poder bajo la suprema
dirección de la voluntad general, y cada miembro es considerado como
parte indivisible del todo.

La persona pública que así se constituye, por la unión de todas las


demás es la República o cuerpo político (otrora Ciudad).

Los asociados se consideran el Pueblo o ciudadanos, como partícipes


de la autoridad soberana y súbditos por estar sometidos a las leyes del
Estado.
Cada individuo contratando consigo mismo se compromete bajo una
doble relación:
1) Como miembro del soberano para con los particulares
2) Como miembro del Estado para con el soberano

El deber y el interés obligan igualmente a las dos partes contratantes a


ayudarse mutuamente, y los mismos hombres, individualmente, deben
tratar de reunir bajo esa doble relación, todas las ventajas que de estas
se deduzcan.
Es imposible que el cuerpo quiera perjudicar a todos sus miembros. Por
lo tanto, la soberanía no tiene necesidad de dar ninguna garantía a los
súbditos.

Frente a la voluntad contraria que pueda tener un individuo respecto


de la voluntad general, puede ser obligado por el cuerpo político a
someterse a esta como condición de que sea libre (fuera de las fuerzas
tiránicas).

La obediencia a la ley es libertad.


Estado civil

Se ha pasado de la libertad natural, que tiene por límites a las fuerzas


naturales a la libertad civil, circunscrita por la voluntad general y la
posesión. Incluso, se podría añadir la libertad moral, que hace al
hombre verdadero dueño de sí.
Derecho del primer ocupante:

1) El terreno no debe ser ocupado por otro.


2) No se debe ocupar más que la parte necesaria para subsistir.
3) Se debe tomar posesión de él por el trabajo y cultivo, único signo
de propiedad.
Soberanía
¿Cómo conciliar la voluntad general con la particular cuando la primera
tiene a la igualdad y la segunda, a las preferencias?
Que coincidan sería un asunto de casualidad, un asunto no duradero.

La voluntad general puede únicamente dirigir las fuerzas del Estado


según los fines de su institución que es el bien común. (soberanía
inalienable)

La voluntad general no implica unanimidad, sino que todos los votos se


tomen en cuenta. (soberanía indivisible)
El pueblo quiere indefectiblemente su bien, pero no siempre lo
comprende. Jamás se corrompe al pueblo, pero a menudo se le
engaña, y es entonces cuando parece querer el mal.

La voluntad general no es la voluntad de todos: una atiende al interés


común y la otra , al interés privado.
Es necesario una fuerza universal e impulsiva para mover y disponer a cada
una de las partes de una manera conveniente al todo.

Los compromisos que nos ligan con el cuerpo no son obligatorios, sino
porque son mutuos. No se puede trabajar por los demás sin trabajar por sí
mismo.

El pacto social establece entre los ciudadanos una igualdad por la que se
obligan bajo las mismas condiciones por la que se gozan idénticos derechos.

El poder del soberano no traspasa ni puede traspasar los límites de las


convenciones generales.
Voluntad general, ley y legislador
La voluntad general se pone en movimiento a través de la legislación.

El pueblo sumiso de las leyes debe ser su autor; corresponde


únicamente a quienes se asocian arreglar las condiciones de la
sociedad.
La voluntad general es siempre recta, pero el juicio que la guía no
siempre es claro: es preciso obligar a unos a conformar su voluntad con
su razón y enseñar al pueblo lo que quiere. Nace la necesidad de un
legislador.
El legislador
No es el príncipe, sino el que crea el modelo que este debe presentar.

Debe sentirse en condiciones de transformar la naturaleza humana, a


cada individuo, perfecto y solitario, en un todo del cual recibe la vida y
su ser.

Es un hombre extraordinario en el Estado; no tiene nada en común con


el imperio humano; no tiene ni soberanía ni derecho legislativo: una
empresa sobrehumana y una autoridad nula.
Todo sistema de legislación se reduce a dos principales fines: la libertad
y la igualdad. La libertad porque toda dependencia individual equivale
a otra tanta fuerza sustraída al cuerpo del Estado; la igualdad porque la
libertad no se concibe sin ella.
División de las leyes
Leyes políticas: fundamentación

Leyes civiles: relación entre ciudadanos

Leyes penales: de sanción de todas las demás

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