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Patógeno es aquel organismo o

sustancia que puede causar daño


y es capaz de desencadenar la
respuesta inmunitaria
«BARRERAS
PRIMARIAS»
BARRERAS FÍSICAS
BARRERAS QUÍMICAS

 Función del pH. Por ejemplo, en el estómago, el pH


bajo (alrededor de pH 2) impide que lo atraviese la
mayoría de microorganismos, excepto algunos
patógenos (p. ej., Salmonella, Vibrio cholerae, etc.).
pH ligeramente ácido de la piel y de la vagina.

 Función de la temperatura. Muchas especies no son
susceptibles a ciertos microorganismos sencillamente
porque su temperatura corporal inhibe el crecimiento
de éstos. Así, los pollos presentan inmunidad innata al
ántrax debido a que su temperatura es demasiado alta
para que el patógeno pueda crecer.

 Sustancias antimicrobianas del organismo. La
lisozima aparece en muchas secreciones (nasofaringe,
lágrimas, sudor, sangre, pulmones, tracto
genitourinario...).
MECANISMOS UNIVERSALES
inespecíficos, siempre presentes

ES EXTERNA E INESPECÍFICA

SON ESTRUCTURAS QUE IMPIDEN EL


PASO DE PATÓGENOS
Además de las barreras primarias, también tenemos varios
soldados que defienden el castillo cuando un intruso logra
burlar la seguridad. Un grupo de soldados llamados “sistema
de complemento” rodea al invasor y se desata la
“inflamación” para alertar a las demás defensas de lo que
está ocurriendo. Estas son las «BARRERAS SECUNDARIAS»
Los leucocitos o glóbulos blancos. Los leucocitos son células de la sangre.
Se forman en el interior de algunos huesos, en el timo, en el bazo y en los
ganglios linfáticos, y después pasan a la sangre. Existen varios tipos de
leucocitos. Los neutrófilos y los monocitos acuden y combaten a los
microorganismos con mucha rapidez. Cuando los microorganismos invaden
un tejido, las células de tu cuerpo son atacadas y dañadas por los
gérmenes. A continuación, se producen ‘señales’ que atraen a los
leucocitos a este lugar. Los neutrófilos y los monocitos abandonan la sangre
y penetran en los tejidos capturando y destruyendo los gérmenes, las
sustancias extrañas o las células muertas. Cuando los monocitos abandonan
la sangre y penetran en los tejidos reciben el nombre de macrófagos.
«Conoce a tu enemigo»
Existe un tipo de guardia especial «GUARDIA X» quien patrulla
los pasillos en busca de amenazas… Cuando este guardia se
encuentra con algún intruso, lo captura y lo lleva al centro de
comando en donde se encuentran una elite de soldados
especializados en fabricar armas específicas para luchar contra
cada enemigo. Estos soldados especializados están divididos en
dos tipos, los comandantes y los ingenieros. Cuando un soldado
«X» trae un intruso al centro de comandos se lo presenta al
comandante para que lo reconozca como enemigo. El
comandante le da la orden a los ingenieros para que comiencen
a producir armas especificas para este tipo de enemigo y se
dirigen rápidamente al lugar de ataque para dar apoyo a los
soldados rasos que atacan indiscriminadamente a todo tipo de
intruso.
Si bien la inmunidad innata se dedica a destruir cualquier
amenaza sin tener muy en cuenta de qué se trate
exactamente, la inmunidad ESPECÍFICA sigue la estrategia
contraria: identificar al enemigo y especializarse para luchar
contra él de la forma más eficaz. Es una táctica inteligente,
pero requiere algo más de tiempo.
Las células que inician la respuesta específica, pertenecen a la inmunidad
inespecífica. Se trata de las células dendríticas, unas primas hermanas de
los macrófagos. También son fagocitos; patrullan el cuerpo en busca de
amenazas, pero están especializadas en capturar cuerpos extraños,
digerirlos, y llevárselos a los ganglios linfáticos, que son el centro de
operaciones de la inmunidad adquirida.

Allí es donde se encuentran los linfocitos, de los cuales existen dos tipos:
los linfocitos T y los linfocitos B. Los T constituyen el cuerpo de mando;
son los responsables de coordinar la respuesta inmune a gran escala. Los
linfocitos B, en cambio, se encargan de fabricar una de las armas más
complejas a la par que eficientes de que disponemos: los anticuerpos.
Estas proteínas de diseño se producen para que reconozcan estructuras
específicas de patógenos y se unan a ellas, lo cual facilita su
neutralización y eliminación.
Cuando una célula dendrítica llega a un ganglio linfático con
su cargamento de cuerpos extraños, se lo muestra a los
linfocitos T en lo que se conoce como presentación de
antígeno. Un antígeno es cualquier molécula susceptible de
ser reconocida por el sistema inmune como extraña, y
contra la que se puedan producir anticuerpos. En ese
momento, los linfocitos T inician una respuesta específica
contra los antígenos que haya presentado la célula
dendrítica: mediante citoquinas avisan a los linfocitos B
para que fabriquen los anticuerpos correspondientes al
patógeno identificado, mientras ellos mismos se dirigen al
foco de la infección para comandar la defensa desde el
campo de batalla. Su presencia allí hará que los macrófagos
luchen mejor contra el enemigo y, si todo va bien, será el
fin de la infección.
Normalmente la producción de anticuerpos tarda unos días
en alcanzar niveles suficientes para que sean efectivos, y
para entonces la infección ya suele haberse resuelto. Sin
embargo, estos anticuerpos nos protegerán si volvemos a
encontrarnos el mismo microorganismo, y además
constituyen un refuerzo de segunda línea si la primera
respuesta no basta para acabar con la infección.
El sistema inmunitario innato

El sistema inmunitario innato comprende las células y


los mecanismos que defienden al huésped de la
infección por otros organismos, en un primer contacto
y de forma no específica.

Esto significa que las células del sistema innato


(monocitos, macrofagos, neutrófilos y eosinofilos)
reconocen, y responden a patógenos de forma
genérica (fagocitosis, como células citotóxicas,
interviniendo en la inflamación, o secretando proteínas
defensivas como las proteínas del complemento,
citocinas o lisozima) y, a diferencia del sistema
inmunitario adaptativo, no confiere inmunidad a largo
plazo al huésped.
El sistema inmunitario adaptativo

• El sistema inmunitario adaptativo se caracteriza por respuestas


específicas para cada antígeno contra los antígenos o
microorganismos patógenos extraños. Una característica
importante de este tipo de inmunidad es que después del
contacto inicial con el antígeno (sensibilización inmunitaria) el
siguiente contacto con el mismo antígeno origina una respuesta
inmunitaria más rápida e intensa (memoria inmunitaria).

• El sistema inmunitario adaptativo consta de dos células


principales, los linfocitos T y los linfocitos B encargados de
fabricar los anticuerpos.

• Este sistema inmunitario permite adaptarse rápidamente para


neutralizar los patógenos más frecuentes de un entorno concreto
MECANISMOS DE DEFENSA DEL ORGANISMO ANTE MICROORGANISMOS
Y SUSTANCIAS EXTRAÑAS

MECANISMOS dos estrategias MECANISMOS


UNIVERSALES INMUNOLÓGICOS
específicos, aparecen después de
inespecíficos, determinada infección.
siempre presentes
«BARRERA TERCIARIA»

CÉLULAS y MOLÉCULAS
BARRERAS PRIMARIAS ESPECÍFICAS

piel, secreciones, cilios, flora bacteriana…... adquiere

BARRERAS SECUNDARIAS
células y moléculas sanguíneas inespecíficas
MEMORIA TOLERANCIA

ESPECIFICIDAD

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