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UNA ENSEÑANZA

PARA NUESTROS
Un estudio de patriarcas y
profetas. Pág.: 471
DIAS
Colosenses 3:5

Mateo 6:24,

Lucas12:15,

Efesios 5:3
.
SINONIMOS
codicia, ambición, avidez,
mezquindad, egoísmo,
rapacidad, tacañería, usura,
ruindad, miseria, envidia,
idolatría,
Tenemos ante nosotros la terrible suerte que
corrieron Acán, Judas, Ananías y Safira.
Y aun antes de estos casos tenemos el de Lucifer,
aquel “hijo de la mañana” que, codiciando una
posición más elevada, perdió para siempre el
resplandor y la felicidad del cielo. Y no obstante, a
pesar de todas estas advertencias, la codicia reina
por todas partes
Por doquiera se ve su viscosa huella. Crea
descontento y disensión en las familias; despierta en
los pobres envidia y odio contra los ricos; e induce a
éstos a tratar cruelmente a los pobres. Es un mal que
existe no sólo en las esferas seglares del mundo, sino
también en la iglesia. ¡Cuán común es encontrar
entre sus miembros egoísmo, avaricia, ambición,
descuido de la caridad y retención
de los “diezmos y las primicias”!
Entre los miembros de la iglesia
que gozan del respeto y la
consideración de los demás hay,
desgraciadamente, muchos
Acanes.
Más de un hombre asiste ostentosamente al culto y
se sienta a la mesa del Señor, mientras que entre sus
bienes se ocultan ganancias ilícitas, cosas que Dios
maldijo. A cambio de un buen manto babilónico,
muchos sacrifican la aprobación
de la conciencia y su esperanza
del cielo. Muchos truecan su
integridad y su capacidad para ser
útiles, por un saco de monedas de
plata. Los clamores de los pobres
que sufren son desoídos; se le
ponen obstáculos a la luz del
Evangelio;
existen prácticas que provocan el desprecio de los
mundanos y desmienten la profesión cristiana; y sin
embargo, el codicioso continúa amontonando tesoros El
pecado de Acán atrajo el desastre sobre toda la nación.
Por el pecado de un hombre, el desagrado de Dios
descansará sobre toda su iglesia hasta que la transgresión
sea buscada, descubierta y eliminada.
La influencia que más ha de temer la
iglesia no es la de aquellos que se le
oponen abiertamente, ni la de los
incrédulos y blasfemadores, sino la de
los cristianos profesos e inconsecuentes. Estos son los que
impiden que bajen las bendiciones del
Dios de Israel y acarrean debilidad
entre su pueblo
Cuando la iglesia se
encuentra en dificultades,
cuando existen frialdad
Y decadencia espiritual, y
se da lugar a que triunfen
los enemigos de Dios,
traten entonces sus
miembros de averiguar si
Hay o no un Acán en el campamento, en vez de
cruzarse de brazos y lamentarse de su triste
situación. Con humillación y con escudriñamiento de
corazón, procure cada uno descubrir los pecados
ocultos que vedan la presencia de Dios.
Como Acán, muchos se sienten seguros mientras
pueden ocultar sus transgresiones a sus semejantes, y
se lisonjean de que Dios no es tan estricto que note la
iniquidad. Demasiado tarde, sus pecados los
denunciarán en aquel día cuando ya no podrán ser
expiados con sacrificio ni ofrenda. Cuando se abran
los registros del cielo, el Juez no declarará con
palabras su culpa a los hombres, sino que le bastará
con lanzar una mirada
penetrante, que evocará
vívidamente toda acción y
toda transacción de la vida,
en la memoria del obrador
de iniquidad.

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