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UNIDAD II: la ética permite

evaluar y mejorar los


supuestos de nuestros actos
Objetivos de Aprendizaje:

1. Formular preguntas filosóficas referidas a la praxis que sean


significativas para su vida, considerando teorías éticas
fundamentales y conceptos como la justicia, la libertad y la
igualdad.

2. Evaluar diferentes tipos de argumentos presentes en textos


filosóficos y fundamentar su validez o carácter falaz, considerando
referentes teóricos, empíricos y del sentido común para apoyar o
refutar una tesis.
Objetivos de Aprendizaje:

3. Participar en diálogos sobre grandes problemas de la filosofía


pertinentes para sus contextos, sostenidos a partir de argumentos
de los distintos participantes, utilizando métodos de razonamiento
filosófico y valorando la controversia y la diversidad como factores
fundamentales para el desarrollo del pensamiento.
εὺδαιμονία
Dicha, felicidad, bienestar, fortuna, riqueza
Elementos de la ética platónica
Sócrates (470 a.C – 399 a.C.)
Platón (427 a.C.- 347 a.C.)

La República (370 a.C.)

Mitos de Giges y Er
Estado Virtudes Alma

Guardianes
filósofos
Sabiduría Racional

Guardianes
guerreros Valentía Fogosa

Artesanos,
campesinos,
Moderación Apetitiva
comerciantes

JUSTICIA
“E incluso se diría que esto es una importante prueba de que nadie es
justo voluntariamente, sino forzado, por no considerarse a la justicia
como un bien individual, ya que allí donde cada uno se cree capaz de
cometer injusticias, las comete. En efecto, todo hombre piensa que la
injusticia le brinda muchas más ventajas individuales que la justicia, y
está en lo cierto, si habla de acuerdo con esta teoría”.

Platón, La República, II, 360c-d


El mito de Er
“No es precisamente un relato de Alcínoo lo que te voy a contar, sino el relato de
un bravo varón, Er el armenio, de la tribu panfilia. Habiendo muerto en la guerra,
cuando al décimo día fueron recogidos los cadáveres putrefactos, él fue hallado en
buen estado; introducido en su casa para enterrarlo, yacía sobre la pira cuando
volvió a la vida y, resucitado, contó lo que había visto allá. Dijo que, cuando su
alma había dejado el cuerpo, se puso en camino junto con muchas otras almas, y
llegaron a un lugar maravilloso… había jueces sentados que, una vez pronunciada
su sentencia, ordenaban a los justos que caminaran a la derecha y hacia arriba,
colgándoles por delante letreros indicativos de cómo habían sido juzgados, y a los
injustos los hacían marchar a la izquierda y hacia abajo, portando por atrás letreros
indicativos de lo que habían hecho. Al aproximarse Er, le dijeron que debía
convertirse en mensajero de las cosas de allá para los hombres, y le recomendaron
que escuchara y contemplara cuanto sucedía en ese lugar…”

Platón, La República, X, 614b-d


“Y si me creéis a mí, teniendo al alma por inmortal y capaz de mantenerse
firme ante todos los males y todos los bienes, nos atendremos siempre al
camino que va hacia arriba y practicaremos en todo sentido la justicia
acompañada de sabiduría, para que seamos amigos entre nosotros y con
los dioses, mientras permanezcamos aquí y cuando nos llevemos los
premios de la justicia, tal como los recogen los vencedores”.

Platón, La República, X, 621c


Ética de Aristóteles, Epicuro y los estoicos
La Ética en
Aristóteles
384 a.C. – 322 a.C.
“Toda arte y toda investigación, lo mismo que [toda] acción y [toda]
elección, tienden, según se admite, a algún bien. Por eso se ha
declarado con acierto que el bien [es aquello] a lo que todas las
cosas tienden.”

(Aristóteles, Ética a Nicómaco, I, 1 , 1094a1-3)


“Pues bien, la mayoría está más o menos de acuerdo en el nombre,
pues tanto el común de los hombres cuanto los instruidos dicen que
es la dicha, y entienden que vivir bien y obrar bien es lo mismo que
ser dichoso. Pero discrepan acerca de lo que la dicha es, y no la
explica del mismo modo el común de los hombres que los sabios.”

(Aristóteles, Ética a Nicómaco, I, 4 , 1095a17-22)


“En efecto, unos [dicen] que es alguna de las cosas visibles y
manifiestas, como el placer, la riqueza y los honores; para unos es
una cosa y para otros, otra, y muchas veces incluso el mismo
[hombre dice que la dicha es] cosas diferentes: si cae enfermo, [dice
que es] la salud; si es pobre, la riqueza; y si se dan cuenta de su
ignorancia, admiran a los que dicen alguna cosa grandiosa y que
está por encima de ellos.”

(Aristóteles, Ética a Nicómaco, I, 4 , 1095a23-27)


La ética en Epicuro
342 a.C. – 270 a.C.
“Que nadie, por joven, tarde en filosofar, ni, por viejo, de filosofar se
canse. Pues para, nadie es demasiado pronto ni demasiado tarde en
lo que atañe a la salud del alma. El que dice que aún no ha llegado la
hora de filosofar o que ya pasó es semejante al que dice que la hora
de la felicidad no viene o que ya no está presente. De modo que han
de filosofar tanto el joven como el viejo; uno, para que,
envejeciendo, se rejuvenezca, en bienes por la gratitud de los
acontecidos, el otro, para que, joven, sea al mismo tiempo anciano
por la ausencia de temor ante lo venidero. Es preciso, pues, meditar
en las cosas que producen la felicidad, puesto que, presente esta, lo
tenemos todo y, ausente, todo lo hacemos para tenerla.”

(Epicuro, Carta a Meneceo, 122)


“Y por esto decimos que el placer es principio y fin del vivir virtuoso.
Pues a este lo hemos reconocido como el bien primero y congénito,
y desde él iniciamos toda elección y rechazo, y en él rematamos al
juzgar todo bien con arreglo a la afección como criterio.”
(Epicuro, Carta a Meneceo, 129)
“Todo placer, pues, por tener una naturaleza apropiada [a la
nuestra], es un bien; aunque no todo placer ha de ser elegido; así
también todo dolor es un mal, pero no todo [dolor] ha de ser por
naturaleza evitado siempre. Debido a ello, es por el cálculo y la
consideración tanto de los provechos como de las desventajas que
conviene juzgar todo esto. Pues en algunas circunstancias nos
servimos de algo bueno como un mal y a la inversa, del mal como
un bien.”

(Epicuro, Carta a Meneceo, 129, 130)


La ética en Séneca
4 a.C. - 65 d.C.
“Todo lo que hay que sufrir debido a la conformación del universo,
que se acepte con magnanimidad; bajo este juramento hemos sido
enrolados: soportar nuestra naturaleza mortal y no dejamos
trastornar por cosas que no esta en nuestras manos evitar. Hemos
nacido en un reino: obedecer al dios es la libertad.”

(Séneca, Sobre la vida feliz, XV, 7-10)

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