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EL MÉTODO DEL

ESTUDIO
BÍBLICO
“El estudio bíblico es una obra gozosa de
origen celestial donde el hombre pregunta y
Dios responde a través de su Palabra”.
EL ORIGEN
• El Señor Jesús lo practicó. Recordemos a esos dos viajeros que se dirigían a
Emaús.
• El primer ministro Etíope preguntó a Felipe: "Te ruego que me digas: ¿De quién
dice el profeta esto; de sí mismo o de algún otro?
• En el año 1882 o tal vez en 1883, se inauguró el plan de celebrar estudios
bíblicos.
• Con el fin de fortalecer el plan de preparar y celebrar estudios bíblicos, la
Asociación General comenzó la publicación de una revista mensual de 24 páginas,
llamada Gaceta de Estudios Bíblicos.
LO QUE DIOS ESPERA
"El Señor tiene una obra para las mujeres así como para los hombres. Ellas
pueden ocupar sus lugares en la obra del Señor en esta crisis, y él puede obrar
por su medio. Si están imbuidas del sentido de su deber, y trabajan bajo la
influencia del Espíritu Santo, tendrán justamente el dominio propio que se
necesita para este tiempo. El Salvador retejará, sobre estas mujeres abnegadas, la
luz de su rostro, y les dará un poder que exceda al de los hombres. Ellas pueden
hacer en el seno de las familias una obra que los hombres no pueden realizar, una
obra que alcanza la vida íntima. Pueden llegar cerca de los corazones de las
personas a quienes los hombres no pueden alcanzar. Se necesita su trabajo"
(Review and Herald, 26 agosto, 1902).
“A cada uno se le ha asignado una obra, y nadie
puede reemplazarlo. Cada uno tiene una misión
de maravillosa importancia, que no puede
descuidar o ignorar”
(Elena G. White, SC, p. 15).
LA RESPIRACIÓN CORRECTA I
"Los predicadores deben mantenerse erguidos, y hablar lenta, firme y
claramente, tomando una inspiración completa a cada frase, y emitiendo las
palabras por el ejercicio de los músculos abdominales. Si observan esta regla
sencilla, y dedican atención a las leyes de la salud en otros aspectos, podrán
conservar su vida y utilidad por mucho más tiempo que los que dedican a
cualquier otra profesión. Se les ensanchará el pecho... y rara vez
enronquecerá el orador, ni siquiera al tener que hablar constantemente".
(O.E., págs. 89, 90).
“La respiración es la fuerza motriz de la palabra.
El Instructor Bíblico necesita saber y controlar la
respiración”.

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