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CRÍT
IC
A
DE
LIBRO
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Martensson
EL CELEBRO, ORGANO DE LA MENTE Y LA
CONDUCTA.
Tradicionalmente, estas funciones han sido
estudiadas por la Psicología cognitiva, y se
Inserte o arrastre y coloque su imagen han planteado para cada uno diferentes
modelos que explican sus mecanismos a la
base. Pero, al menos en su definición, se
puede describir lo siguiente:
Atención: comprendida como el mecanismo
mediante el cual el ser humano hace
conscientes ciertos contenidos de su mente
por encima de otros, que se mantienen a un
nivel de consciencia menor.
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Atención:
► El estudio de la atención ha desarrollado
modelos para explicar cómo un organismo
dirige este proceso de focalización
consciente de varios objetos en forma
simultánea o secuencial.
Inserte o arrastre y coloque su imagen
► Una de las principales preguntas en el
estudio de la atención es sobre la utilidad
de este mecanismo (no es necesario para
aprender la mayoría de las cosas que
aprendemos) y su relación con el estudio
de la conciencia.
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Imagen grande con diapositiva
El conductismo
La psicología conductista norteamericana se forjó como una disciplina
naturalista con inspiración en la física (en oposición a la psicología
fundada por Wundt, quien en 1879 creó el primer laboratorio en
Alemania), se caracteriza por recoger hechos sobre la conducta
observada objetivamente, y a organizarlos sistemáticamente,
Inserte o arrastre y coloque su imagen
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Teoría de la Personalidad de Freud: consciente, inconsciente, Yo,
Superyó y Ello El Psicoanalista Sigmund Freud creía que el
comportamiento y la personalidad derivan de
la interacción constante y única de fuerzas
psicológicas conflictivas que operan en tres
diferentes niveles de conciencia: el
preconsciente, el consciente y el inconsciente.
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► La mente consciente
► Incluye todo aquello de lo que somos conscientes. Este es el aspecto de nuestro proceso mental que nos
permite pensar y hablar de forma racional. A parte de esto, incluye nuestra memoria, que no siempre es
parte de la conciencia, pero se puede recuperar fácilmente en cualquier momento y se pone en nuestro
conocimiento. Freud llamó a esto el preconsciente.
► La mente preconsciente
► Es la parte de la mente que representa la memoria ordinaria. Si bien no somos conscientes de esta
información en cualquier momento dado, podemos recuperarla y tirar de ella en la conciencia cuando
sea necesario.
► La mente inconsciente
► Es donde guardamos nuestros sentimientos, pensamientos, impulsos y los recuerdos que se encuentran
fuera de nuestro conocimiento consciente. La mayor parte de los contenidos del inconsciente, según
Freud, son inaceptables o desagradables, como los sentimientos de dolor, ansiedad o conflicto. Para él,
el inconsciente puede influir en nuestra conducta y experiencia, a pesar de que no somos conscientes de
estas influencias subyacentes.
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¿En qué consisten el Ello, el Yo y el Superyó?
► Cada persona posee también una cierta cantidad de energía psicológica que forma las
tres estructuras básicas de la personalidad: el ello, el yo y el superyó. Estas tres
estructuras tienen funciones diferentes y actúan en distintos niveles de la mente.
► Según Sigmund Freud, cada componente añade su propia contribución única a la
personalidad y los tres elementos trabajan juntos para formar comportamientos
humanos complejos.
► De acuerdo con esta la teoría, ciertos aspectos de nuestra personalidad son más
primitivos y que nos pueden presionar para actuar sobre nuestros impulsos más básicos.
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El Ello
► El Ello es el único componente de la personalidad que está presente desde el nacimiento.
► Este aspecto de la personalidad es completamente inconsciente e incluye los comportamientos
instintivos y primitivos.
► Según Freud, el Ello es la fuente de toda la energía psíquica, por lo que es el componente principal de
la personalidad.
► El ello es impulsado por el principio del placer, que se esfuerza por lograr la satisfacción inmediata de
todos los deseos, deseos y necesidades. Si estas necesidades no se satisfacen inmediatamente, el
resultado es un estado de ansiedad o tensión.
► El Ello es muy importante desde los momentos más tempranos de la vida, ya que asegura que se
satisfagan las necesidades de un bebé. Si el bebé tiene hambre o se siente incómodo, él o ella van a
llorar hasta que las demandas del Ello sean satisfechos.
► El Yo también descarga la tensión creada por los impulsos no satisfechos a través de un proceso
secundario, en el que el Yo trata de encontrar un objeto en el mundo real que coincida con la imagen
mental creada por el proceso primario del Ello.
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El Superyó
► El Superyó es el aspecto de la personalidad que contiene todos nuestros estándares morales interiorizados e ideales
que adquirimos de ambos padres y de la sociedad; nuestro sentido del bien y el mal.
► El Superyó nos proporciona directrices para hacer juicios.
► El Superyó comienza a surgir en torno a los cinco años.
► Existen dos partes fundamentales del Superyó:
► El ideal del Yo, que incluye las reglas y normas para el buen comportamiento. Incluyen aquellos que son aprobados
por las figuras de autoridad de los padres y otros. Aquí se encontrarían los sentimientos de orgullo, valor y logro.
► La conciencia, que incluye información acerca de las cosas que son consideradas por los padres y la sociedad. Se
trata de comportamientos que a menudo están prohibidos y dan lugar a malas consecuencias, castigos o sentimientos
de culpa y remordimientos.
► El Superyó actúa para perfeccionar y civilizar nuestro comportamiento. Trabaja para suprimir todos los impulsos
inaceptables del Ello y se esfuerza por hacer que los actos de Yo se encuadren en las normas sociales, más que en
principios realistas. El Superyó está presente en el consciente, preconsciente e inconsciente.
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La interacción entre el Ello, el Yo y el Superyó
► Con tantas fuerzas en competencia, es fácil ver cómo podría surgir un conflicto entre el Ello, el Yo y el
Superyó. Freud utilizó el término fuerza del ego para referirse a la capacidad del ego para funcionar a
pesar de estas fuerzas en duelo.
► Una persona con buena fuerza del Yo es capaz de gestionar eficazmente estas presiones, mientras que
aquellos con muy poca fuerza del Yo, pueden llegar a ser demasiado inflexibles o antisociales.
► Según Freud, la clave de una personalidad sana es un equilibrio entre el Ello, el Yo y el Superyó.
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