El londinense William Blake realizó un sorprendente
grabado (1815) que representaba el momento en que Laocoonte, el sacerdote troyano que rendía culto a Apolo, era devorado, junto con sus dos hijos, por dos serpientes marinas. Como tal, la imagen de Blake no presenta ninguna singularidad, sin embargo, las frases escritas alrededor de la figura son profundamente turbadoras. Son reflexiones acerca del arte y la religión y la relación que Blake establece entre estas dos realidades.. Según Blake, en las artes se encierra el verdadero cristianismo y la creación artística debe cumplir lo que propone la religión, Blake identificaba la espiritualidad con la creación artística, es decir, con la liberación del genio divino atrapado en la materialidad exterior, al tiempo que despreciaba la religiosidad establecida como vehículo de lo trascendente. En las parábolas de hoy, Jesús compara el Reino de los Cielos con un tesoro escondido, con una perla de gran valor, con una pesca abundante; así el Reino es una realidad espiritual que debemos aprender a descubrir en nuestra vida, en el cotidiano actuar de Dios, descubrirlo incluso en lo que parece menos espiritual o Cristiano (como el mito de Laocoonte). Seguro que al descubrir la acción de Dios (su Reino) nos encontramos con un gran tesoro, valioso y abundante que no podemos dejar perder. Para más referencias a la obra visita: https://www.arsgravis.com/william-blake-el-arte-como-deposito-de-lo- sagrado/