Había una vez en el tranquilo pueblo de Sonrisaville, un
ratón muy peculiar llamado Roque. A diferencia de sus congéneres, Roque no sentía el más mínimo temor al sonido inquietante del taladro del dentista. De hecho, ¡le fascinaba! Desde que era un ratoncito, había estado intrigado por el mundo de la odontología, y soñaba con convertirse en el famoso "Ratón Odontológico" de Sonrisaville.Una soleada mañana, mientras Roque exploraba las calles en busca de migajas de queso, escuchó un murmullo emocionado entre los niños del pueblo. Se acercó sigilosamente y escuchó a un niño llamado Daniel contarles a sus amigos sobre su próxima visita al dentista, el temible Dr. Muelitius, para arreglar una caries.Roque, con su valentía única, se aproximó a Daniel y le susurró al oído: "¡No temas, pequeño amigo! Yo puedo ayudarte en tu visita al dentista". Los ojitos de Daniel se iluminaron con sorpresa y curiosidad. Así comenzó la extraordinaria aventura del Ratón Odontológico. Roque acompañó a Daniel a su cita con el dentista, escondido en el bolsillo del niño. Cuando el temido taladro comenzó a zumbar, Roque salió valientemente y se posó en el hombro de Daniel, reconfortándolo con su presencia.El Dr. Muelitius quedó atónito al ver al pequeño ratón. Sorprendentemente, el ratón comenzó a utilizar sus diminutas patitas para ayudar al dentista, sosteniendo herramientas y aspirando el exceso de saliva. Daniel no sintió dolor ni miedo gracias a la inusual asistencia de Roque. A medida que pasaba el tiempo, la fama del Ratón Odontológico se extendió por Sonrisaville. Los niños ya no temían ir al dentista, y los adultos también se sintieron más relajados en la silla del dentista sabiendo que Roque estaría allí para ayudar. El tiempo pasó, y Roque se convirtió en un héroe local. Recibió un pequeño consultorio odontológico especialmente diseñado para él, donde atendía a los más pequeños con gran destreza y cariño. El pueblo de Sonrisaville nunca olvidó al valiente ratón que les hizo sonreír sin miedo al dentista. Y así, la leyenda del Ratón Odontológico perduró en el tiempo como un cuento de valentía, amistad y superación de miedos, enseñándonos que la ayuda puede venir de los lugares más inesperados y que, a veces, un pequeño ratón puede hacer una gran diferencia en nuestras vidas.