You are on page 1of 33

TEMA 2

PERCEPCIÓN Y
ATRIBUCIÓN SOCIAL
1. INTRODUCCIÓN
• La Psicología Social muestra que las personas construyen su propia realidad
(“subjetiva”) en función de la interpretación que hacen de los estímulos que perciben.
La Cognición Social es la parte de la Psicología Social que estudia los procesos
mentales implicados en la construcción de esa realidad. La cognición social investiga
cómo se codifica, almacena y recupera de la memoria la información social; cómo se
estructura, representa e interpreta el conocimiento social; y qué procesos intervienen en
la formación de juicios sociales y en la toma de decisiones. Dado que la Cognición
Social es un área de estudio muy amplia, nos centraremos principalmente en la
percepción y atribución social, es decir, cómo nos formamos una impresión de otras
personas y en cómo explicamos el comportamiento social.
• Como veremos, la visión de los psicólogos sobre cómo pensamos acerca del mundo
social ha ido variando con el tiempo y se ha pasado de una visión centrada en la
consistencia y la lógica a una visión más dinámica, en la que el contexto y la
motivación desempeñan un papel determinante.
2. DIFERENTES CONCEPCIONES DEL PENSADOR SOCIAL
• A lo largo de la historia de la Psicología Social se han elaborado distintas explicaciones sobre cómo procesamos la información social. La
construcción de la realidad social se ve afectada por diversas motivaciones, lo cual ha generado diferentes concepciones del ser humano como
pensador social. Fiske y Taylor señalan 5 modelos del pensador social que han dominado la investigación psicosocial en un orden cronológico:
1. La perspectiva del ser humano como buscador de consistencia. Sugiere que las personas buscan consistencia entre sus creencias
previas y la información nueva. Cuando detectan una inconsistencia experimentan un estado afectivo negativo que tratan de reducir
mediante diversas estrategias, como reinterpretar la información nueva para que encaje con su sistema de creencias.

2. La perspectiva del científico ingenuo. Sostiene que las personas desean tener una visión precisa de su entorno y, con ese fin, reúnen toda la
información relevante, la interpretan de manera imparcial y extraen conclusiones de una manera lógica y cuasi-científica.
3. La perspectiva del tacaño cognitivo. Considera que las personas no siempre pueden comportarse como científicos ingenuos y procesar
sistemáticamente la información que reciben porque su capacidad de procesamiento es limitada. Las limitaciones del sistema cognitivo
imponen el uso de estrategias dirigidas a simplificar los problemas. Al igual que el científico ingenuo, el tacaño cognitivo busca precisión en
el procesamiento de información, pero recurre a estrategias más rápidas y menos costosas.

4. La perspectiva del estratega motivado. Esta propuesta permite integrar las tres concepciones anteriores. Mantiene que las personas pueden
utilizar distintas estrategias de procesamiento en función de sus motivaciones, de sus metas y de las demandas del entorno. Cuando un
individuo se encuentra ante una situación muy relevante personalmente, tenderá a procesar la información sistemáticamente, como
propone la perspectiva del científico ingenuo. Sin embargo, cuando existan presiones temporales, empleará con mayor probabilidad
atajos mentales, como sugiere el enfoque del tacaño cognitivo.
5. La perspectiva del actor activado. Se enfatiza la idea de que el procesamiento de la información ocurre con gran rapidez y muchas
veces de manera espontánea. Es decir, el procesamiento de la información depende más de procesos automáticos o inconscientes que
de procesos conscientes. El actor activado piensa, siente y actúa en función de las claves informativas que proporciona el entorno.
3. PROCESAMIENTO AUTOMÁTICO DE LA INFORMACIÓN

• A partir de los años 70 del siglo pasado comenzó a cuestionarse la idea de que las personas analizan consciente y
deliberadamente la información. Algunos estudios sobre formación de impresiones y estereotipos mostraron que la
percepción social podría tener elementos no intencionales o inconscientes. En la actualidad la evidencia de que las
personas no siempre tienen conciencia de sus procesos mentales es abrumadora. Bargh propone que esa falta de
conciencia se puede dar de tres maneras:
1) En ocasiones no tenemos conciencia del estímulo, como sucede en la percepción subliminal. Si nos
presentan una imagen durante un tiempo inferior a 100 milisegundos, nuestros receptores visuales pueden
captarla, pero no tendremos conciencia de haber visto una imagen. La falta de conciencia no implica, sin embargo,
que ese estímulo no afecte a nuestros juicios o a nuestra conducta.

2) Otras veces somos conscientes de haber percibido un estímulo, pero no del modo en que lo interpretamos o
categorizamos, como ocurre cuando juzgamos a alguien en función del estereotipo asociado a su grupo. Las
impresiones que nos formamos de otras personas no siempre son el resultado de un procesamiento sistemático de
la información que recibimos sobre ellas. A menudo, elaboramos juicios sobre los demás de una manera
automática aplicándoles las características que tenemos asociadas a su grupo en nuestra memoria.

3) Finalmente, se puede no tener conciencia de las influencias que determinan nuestros juicios o estados subjetivos.
Por ejemplo, cuando estamos tristes tendemos a verlo todo negro, pero no somos conscientes de que esa visión
negativa de las cosas se debe a nuestro estado de ánimo.
• Las primeras propuestas sobre automaticidad establecían dos modos de procesamiento, el
procesamiento automático y el procesamiento controlado, que se definían en función de cuatro
características: la intencionalidad, la controlabilidad, la eficiencia y la conciencia.
• De acuerdo con esta perspectiva dual sobre el procesamiento, los procesos automáticos no son
intencionales, no están bajo el control del individuo, consumen pocos recursos cognitivos y son
inconscientes.
• Los procesos controlados tendrían las características opuestas, es decir, serían intencionales, controlables,
poco eficientes y conscientes. Se trataba de un enfoque de todo o nada, de modo que para considerar que
un proceso era automático, éste debería tener todas las características de ese modo de procesamiento y
ninguna del modo de procesamiento controlado (o viceversa). Además, la presencia de una sola
característica, por ejemplo, la inconsciencia, garantizaría la presencia de todas las demás.
• Ante las críticas, el enfoque dual se ha abandonado actualmente se prefiere hablar de un continuo en el
que se pueden distinguir procesos con distintos grados de automaticidad. Algunos autores como Moors y
De Houwer consideran que, en lugar de hablar de automaticidad relativa, es mejor analizar cada proceso
en función de las cuatro características específicas de automaticidad: intencionalidad, controlabilidad,
eficiencia y conciencia. Según estos autores, muchos de nuestros procesos mentales combinan
componentes automáticos y controlados.
4. REPRESENTACIONES MENTALES
• Un mismo hecho puede ser interpretado de manera muy distinta por dos personas diferentes, lo que indica que la
representación mental que construimos del entorno no es un registro exacto de la realidad. En esa construcción no
sólo interviene la información que proporciona el entorno, sino también el conocimiento previo que recuperamos de la
memoria en ese momento y que, a su vez, es selectivo y subjetivo. Para explicar esta interacción entre el análisis de
información procedente del medio y la recuperación de información almacenada en la memoria, los psicólogos sociales han
descrito dos estrategias de procesamiento de la información: el procesamiento abajo-arriba y el procesamiento arriba-abajo:
 En el procesamiento abajo-arriba el procesamiento de la información comienza en los receptores sensoriales (ojos,
oído), que luego transmiten la información hacia los niveles superiores de procesamiento (memoria, pensamiento). El
perceptor va analizando pequeños fragmentos de información procedente del ambiente hasta que finalmente esos fragmentos
se integran en una impresión global. Esa impresión final dependerá de lo que captan nuestros sentidos más que de nuestro
conocimiento previo. El procesamiento abajo-arriba está dirigido por los datos.

 El procesamiento arriba-abajo comienza en los niveles superiores de procesamiento con la activación de conocimientos
previos y va descendiendo e influyendo en la interpretación que se hace del estímulo en los niveles inferiores. El
procesamiento arriba-abajo está dirigido por nuestros conceptos o teorías.
• Pese a que los psicólogos realizan esta distinción con fines analíticos, normalmente utilizamos de manera integrada
ambos tipos de procesamiento. El procesamiento arriba-abajo permite simplificar el procesamiento de información nueva
recurriendo a conocimientos ya almacenados en la memoria, mientras que el procesamiento abajo-arriba permite ir
actualizando esos conocimientos a partir de la información que proporcionan los estímulos con los que el inter actuamos.
4.1. Principales formatos de representaciones mentales
• El conocimiento previo se almacena en la memoria de diferentes modos. Podemos señalar
cuatro formatos principales de representaciones mentales: redes asociativas, esquemas,
ejemplares y memoria distribuida.

MODELOS DE REDES ASOCIATIVAS


• Los modelos de redes asociativas sostienen que nuestras representaciones mentales consisten
en un conjunto de conceptos o nodos interconectados en forma de red. Dentro de cada red
habría un nodo central, que identifica la red y que puede referirse a una persona, grupo, un
comportamiento, etc., y un conjunto de nodos que representan los atributos que caracterizan
el concepto central.
• Las conexiones entre los nuevos indican la fuerza con que se asocian dos conceptos.
Cuánto más frecuentemente se activa una conexión, más se refuerzan asociación entre los
nodos implicados. Además, cuando se activa un nodo de la red, la activación se
propaga aquellos otros nodos con los que está más fuertemente conectado.
 MODELOS DE ESQUEMAS
• Los esquemas son estructuras cognitivas que representan el conocimiento que tenemos acerca de un concepto o estímulo, incluyendo no
solo sus atributos o propiedades, sino también las relaciones entre ellos. La información que contienen los esquemas va más allá de
la mera asociación entre dos atributos, como propone el modelo de las redes asociativas. La estructura de los esquemas se desarrolla
mediante la abstracción de los elementos que suelen estar presentes en la mayoría de las experiencias que tenemos con un concepto o
estímulo. Los psicólogos sociales han propuesto varias clases de esquemas, entre los cuales podemos destacar 4:
1) Esquemas de personas. Hacen referencia a las creencias que tenemos sobre la psicología de individuos específicos, especialmente sobre
sus rasgos, metas y deseos.
2) Esquema del yo o autoesquemas. Estos esquemas incluyen información más detallada, compleja y variada que la que contienen los
esquemas que tenemos sobre los demás. Incorporan información abstracta sobre uno mismo, sobre los propios rasgos y
características. Si bien, no toda la información que tenemos almacenada sobre nosotros mismos en la memoria posee una estructura
esquemática.
3) Esquema de roles. Contienen información sobre los comportamientos que debe exhibir una persona que ocupa una determinada posición
social.
4) Esquema de eventos o guiones. Estos esquemas incluyen información sobre cuál es la secuencia apropiada de comportamientos y eventos
en situaciones conocidas.
• A pesar de las diferencias entre estos cuatro tipos de esquemas todos ellos producen un conjunto de efectos comunes: influyen en la
manera en que codificamos la información nueva (condicionan a qué información prestamos atención y la interpretación que hacemos
de ella), en lo que recuperamos de la memoria y en las inferencias que elaboramos cuándo nos faltan datos. Los esquemas nos
permiten interpretar situaciones ambiguas, nos proporcionan la sensación de que comprendemos y podemos predecir el mundo que nos
rodea y nos ahorran tiempo y esfuerzo cognitivo. Si no tuviéramos esquemas, tendríamos que analizar cada estímulo casi como si fuera
completamente nuevo. Puesto que nos resultan tan útiles, los esquemas muestran un efecto de perseverancia.
• Pese a que los esquemas suelen ser funcionales, cuando se basan en información errónea, pueden resultar desadaptativos.
MODELOS DE EJEMPLARES
• Si los esquemas contienen información abstracta en general, los modelos de
ejemplares sostienen que nuestras representaciones mentales se basan en casos
específicos. El conocimiento basado en ejemplares tiene la virtud de ser muy flexible,
dinámico y adaptable al contexto. Otra ventaja de los ejemplares es que permiten
modificar fácilmente el contenido de la categoría simplemente añadiendo nuevos
casos.
• Aunque en ocasiones el modelo de ejemplares y el enfoque basado en
esquemas se han considerado incompatibles, estos dos tipos de representaciones
mentales no son mutuamente excluyentes. Cuando reunimos suficientes
ejemplares de una categoría podemos extraer información abstracta para hacer
una generalización, y el esquema resultante, a su vez, facilita la clasificación de
nuevos ejemplares. Por tanto, normalmente poseemos y manejamos tanto
información abstracta como casos específicos de una categoría.
MODELOS DE MEMORIA DISTRIBUIDA
• A diferencia de los modelos anteriores, la propuesta más reciente sostiene que las
representaciones mentales no se almacenan en la memoria como si fueran
“archivos” que luego se pueden recuperar de manera independiente, sino
que se construyan en el momento en que se necesitan. De acuerdo los
modelos de memoria distribuida, las representaciones mentales son estados
transitorios y, por tanto, no tienen una ubicación concreta la memoria.
• Un concepto se representaría mediante un patrón de activación en un conjunto de
unidades de procesamiento de bajo nivel que no contienen información por sí
mismas sino en conjunto. Aunque estos modelos todavía no gozan de gran
aceptación entre los psicólogos sociales, tienen un gran potencial teórico y
aplicado en diversas áreas de la Cognición Social como la atribución o la
disonancia cognitiva.
5. INFERENCIA SOCIAL: LOS HEURÍSTICOS
• Nuestras representaciones mentales son un elemento fundamental dentro del proceso de categorización. La
categorización consiste en decidir a cuál de nuestras representaciones mentales se ajusta mejor el conjunto de
características que hemos detectado en un estímulo social. En ese proceso de asignación de un estímulo (una
persona, un objeto, un concepto) a una categoría podemos cometer errores. Algunas características de las
personas pueden ser manifiestas (rasgos físicos o comportamientos), sin embargo, hay otras características
que no son directamente observables (rasgos de personalidad, motivaciones o sentimientos), sino que
deben inferirse a partir de las pistas que nos da el comportamiento o la apariencia de esa persona. Así, nunca
podremos estar completamente seguros de haber acertado.
• En nuestra vida cotidiana nos enfrentamos continuamente a situaciones de incertidumbre que exigen un
juicio por nuestra parte. Para realizar esos juicios e inferencias de una manera rápida y relativamente
eficiente recurrimos a una serie de reglas de decisión llamadas heurísticos. Los heurísticos sirven cómo
atajos cognitivos en situaciones de incertidumbre y nos permiten llegar con poco esfuerzo a
conclusiones normalmente correctas. La investigación social se ha centrado en los errores producidos
por los heurísticos porque precisamente son esos errores los que permiten conocer mejor su
funcionamiento. Es preciso señalar que los heurísticos conducen a juicios notablemente acertados en la
mayor parte de los casos. El problema surge cuando contamos con fuentes más precisas de información y,
pese a ello, aplicamos heurísticos. Veremos tres heurísticos.
1. Heurístico de representatividad
• El heurístico de representatividad se utiliza para hacer estimaciones sobre la probabilidad de que un estímulo
A pertenezca a una categoría B, o de que un suceso A sea consecuencia de otro suceso B, basándose en el
grado en que A es representativo de B. Una de las consecuencias negativas del uso del heurístico de
representatividad es que puede llevar a ignorar la “tasa base”, es decir, la probabilidad real de cada categoría.
• Otro efecto negativo de este heurístico es que conduce a la violación de la regla de la conjunción.
La probabilidad de que dos eventos se den conjuntamente es menor que la probabilidad de que cada uno de
ellos se dé por separado. Sin embargo, cuando el caso específico (empollones con gafas) resulta más
representativo que el caso general (los empollones o la gente con gafas) las personas pueden pensar que el
primero es más probable que el segundo.
2. Heurístico de accesibilidad o disponibilidad
• Se utiliza para estimar la probabilidad de un evento o categoría basándose en la facilidad con que viene a la
mente ejemplos concretos de ese evento o categoría.
• La accesibilidad suele ser una pista útil para hacer juicios estadísticos porque normalmente se recuerdan más
ejemplos de las categorías más probable que de las menos probables. Si bien, hay ciertos factores distintos de
la probabilidad real que también pueden aumentar la accesibilidad determinados eventos o casos de
una categoría. Por ejemplo, ciertas características de la información la hacen más o menos recuperable. Nos
resulta más fácil recordar casos de personas famosas que casos de personas anónimas y los sucesos recientes
nos vienen a la mente con mayor facilidad que los sucesos que acontecieron hace tiempo. La información con
contenido emocional es más recuperable que la información neutra y también lo son los eventos que podemos
imaginar sin esfuerzo. Por tanto, no siempre la accesibilidad equivale a una mayor probabilidad de
ocurrencia.
• El heurístico de accesibilidad explica algunos errores comunes como el fenómeno de la correlación ilusoria,
que consiste en percibir una asociación entre dos sucesos que, en realidad, no están relacionados, o
sobreestimar la asociación entre dos sucesos que están débilmente relacionados. La correlación
ilusoria es uno de los mecanismos implicados en el prejuicio hacia ciertos grupos, ya que tendemos a
relacionar comportamientos poco frecuentes, como la delincuencia, con los miembros de grupos minoritarios.
3. Heurístico de simulación
• Consiste en realizar juicios sociales basándose en la facilidad con la que se pueden construir
simulaciones mentales. Cuánto más fácil le resulte al individuo imaginar un escenario frente a
posibles alternativas, más probable le parecerá ese escenario. Sin embargo, la facilidad en la
simulación no siempre es indicativa de una mayor probabilidad de ocurrencia.
• El heurístico de simulación está muy relacionado con el pensamiento contrafactual. No
solo realizamos simulaciones mentales antes de tomar una decisión, también lo hacemos después
de que haya ocurrido algún acontecimiento con el fin de imaginar sus consecuencias y cómo
podríamos haberlo evitado.
• El pensamiento contrafactual ocurre cuando simulamos realidades alternativas a un hecho pasado.
Cuanto más sencillo nos resulta generar escenarios alternativos más positivos que el escenario
real, mayor será la proximidad psicológica de esos escenarios imaginarios y, en consecuencia,
mayor será también su impacto emocional.
6. PERCEPCIÓN DE PERSONAS
• Las representaciones mentales y los heurísticos o reglas de decisión que acabamos de ver influyen sobre la manera en que
percibimos e interpretamos la información social incluyendo los juicios que hacemos sobre las personas con las que
interactuamos.
• La impresión que nos formamos de una persona condiciona significativamente las interacciones posteriores que tendremos con
ella. La investigación al respecto comprende dos enfoques principales: uno centrado en la categoría y otros centrado en los
rasgos.

1. Enfoque centrado en categorías


• Enfatiza el procesamiento arriba-abajo, ya que desde esta perspectiva se cree que las impresiones que nos formamos sobre otras
personas están guiadas por nuestros esquemas y creencias previas sobre el mundo social. En lugar de analizar cómo es una
persona en función de sus características únicas y personales, tendemos a categorizarla en términos de su pertenencia grupal,
por ejemplo, por su género, etnia, profesión, etc. A continuación, se activan automáticamente las creencias (estereotipos)
que tenemos asociadas a este grupo en la memoria y, finalmente, pasamos aplicárselas a esa persona.
• En las últimas décadas, no obstante, se ha señalado que la activación de categorías no es tan automática cómo se pensaba. La
probabilidad de juzgar a otros en función de su pertenencia grupal depende de varios factores relacionados con el perceptor, la
persona percibida y la situación.
• El proceso de percepción categorial nos permite formarnos una impresión relativamente clara de otra persona de una manera
rápida. El problema es que supone tratar a todos los miembros del grupo como si fueran iguales, lo que puede dar lugar a
impresiones erróneas y a conductas discriminatorias.
2. Enfoque centrado en rasgos
• Enfatiza el procesamiento abajo-arriba, este enfoque considera que la formación de impresiones es el
resultado del análisis detallado, rasgo por rasgo, de cada elemento de información que proporciona la persona
percibida y de la integración de esos elementos.
• Este enfoque arranca con los estudios de Anderson y colaboradores, quienes propusieron un modelo
algebraico para explicar cómo se produce la integración de los distintos elementos de información. Esta
perspectiva de álgebra cognitiva considera que asignamos valores positivos o negativos a los atributos que
observamos en una persona y luego nos formamos una impresión unitaria de esa persona combinando el valor
subjetivo que hemos asignado a todos sus atributos de una determinada manera. Dentro de esta perspectiva
encontramos distintos modelos que difieren en cuanto al modo de combinación de los valores subjetivos:
 El modelo aditivo considera que la información final que nos formamos de una persona depende la
suma del valor asignado a cada uno de los rasgos que conocemos de ella.
 El modelo promedio considera que la impresión final de una persona depende de la media del valor
asignado a los rasgos conocidos. La impresión final se calcula entonces sumando el valor de los
rasgos que conocemos y dividiendo la cifra resultante por el número de rasgos. De acuerdo con el
modelo promedio, la impresión final se ve perjudicada cuando consideramos rasgos débilmente
positivos. Por tanto, para conseguir una evaluación muy positiva es recomendable incluir sólo
los rasgos positivos que tengan valores altos.
• El modelo promedio ha recibido un mayor apoyo empírico que el
modelo aditivo, si bien ambos modelos han recibido críticas. Uno de
los principales problemas de este enfoque algebraico es que
considera que los elementos de información son independientes del
contexto.
• Sin embargo, en muchas ocasiones el significado de los atributos
cambia en función de los otros elementos que los acompañan en
una descripción. Por ejemplo, el rasgo inteligente tiene una
connotación diferente cuando va aparejado con el rasgo frío que
cuando va acompañado del rasgo honesto. Normalmente no contamos
ni con la motivación ni con los recursos cognitivos necesarios para
emprender un proceso de análisis y cálculo cognitivo tan complejo,
como proponen los modelos duales.
6.3. Modelos duales
• Algunos modelos han fusionado las dos propuestas anteriores en marcos más
integradores. Estos modelos consideran que el proceso de formación de
impresiones comienza con la activación de una categoría relevante en función
de las claves informativas más llamativas que proporciona la persona percibida,
como la edad, el género o la etnia. Sin embargo, el perceptor puede ir más allá
de está categorización inicial y formarse una impresión más individualizada de
la persona percibida en función de la motivación que tenga y de la atención que
pueda prestar. Si el perceptor tiene motivación suficiente, podrá realizar un
análisis detallado de las características individuales de la persona percibida.
• Asimismo, la detección de inconsistencias entre los estereotipos de la categoría
activada inicialmente y el comportamiento de la persona percibida también
pueden conducir a la formación de impresiones más individualizadas.
Modelo de Fiske y Neuberg:
7. ATRIBUCIÓN
• Además de formarnos una impresión sobre otras personas, para funcionar
eficazmente en entornos sociales también necesitamos conocer las causas de su
comportamiento. El proceso de atribución es cómo la gente combina y utiliza la
información para realizar inferencias causales o en cómo la gente responde a las
preguntas que empieza con ¿por qué?.
• Los psicólogos asumen que realizamos atribuciones causales debido a la
necesidad de predecir y controlar los sucesos futuros. Si no sabemos por qué
suceden las cosas, difícilmente podemos predecir las, evitarlas o anticiparnos a
sus consecuencias antes de que ocurran.
7.1. Modelos clásicos de atribución
• Teoría de la PSICOLOGÍA DE SENTIDO COMÚN de Heider
• De acuerdo con Heider, nuestra necesidad de controlar el ambiente nos lleva a
comportarnos como científicos ingenuos y a intentar probar las hipótesis que
elaboramos sobre el comportamiento de los demás. Para poder comprender esa
Psicología del sentido común es necesario analizar el lenguaje natural con que las
personas relatan sus experiencias.
• Un elemento clave para realizar inferencias causales es el locus de causalidad, es
decir, si el origen del comportamiento se sitúa dentro de la persona (causalidad
personal), fuera de la persona (causalidad impersonal) o en ambos. La conclusión
sobre el locus de causalidad a la que llega el perceptor depende del análisis que haga
sobre dos factores: la capacidad y la motivación que muestra quién realiza una acción.
• La habilidad depende de las capacidades que tiene el actor de la acción y de la
influencia inhibidora o facilitadora del ambiente. La motivación combina la intención
del actor de realizar el comportamiento y el esfuerzo con que lo realiza:
• Teoría de las INFERENCIAS CORRESPONDIENTES de Jones y Davis
• Esta teoría parte del supuesto de que las personas poseemos una tendencia a inferir intenciones
y disposiciones a partir del comportamiento de los demás. Solemos pensar que el
comportamiento de otros se corresponde con sus intenciones y disposiciones estables.
• Atribuir el comportamiento de los demás a una intención o a una disposición interna que
satisfacen más nuestra necesidad de control y predicción que atribuir ese
comportamiento a factores ambientales. Esto ocurre porque, mientras las disposiciones se
mantienen relativamente invariables, los factores ambientales son susceptibles de cambiar de
una situación a otra. No obstante, no podremos concluir que la conducta realizada por el actor se
debe a su carácter, a su ideología o a cualquier otra disposición interna si sabemos que se ha
visto forzado a comportarse como lo ha hecho. Para poder realizar una inferencia
correspondiente es necesario que el observador perciba que el actor ha tenido libertad para
elegir el comportamiento.
• Cuando las personas observan y tratan de explicar el comportamiento de otros, se fijan en
determinadas claves informativas. Una primera fuente de información son los efectos no
comunes que tiene la acción observada frente a otras alternativas. A medida que aumentan los
efectos no comunes de la acción, al observador le resultará más difícil atribuir una disposición
interna al actor.
• Teoría de las INFERENCIAS CORRESPONDIENTES de Jones y Davis
• Otro factor que afecta a la probabilidad de hacer una inferencia correspondiente es la
deseabilidad social del comportamiento observado. Un comportamiento socialmente
deseable es poco informativo, ya que no permite dilucidar si la causa está en una
disposición interna o en factores externos como la presión social o las normas.
• Por el contrario, un comportamiento poco deseable socialmente, que choca con lo que la
gente normalmente hace en esa situación, sí proporciona información valiosa sobre
las características personales del actor y aumentar la probabilidad de hacer una
inferencia correspondiente.
• Además de estos dos factores cognitivos, Jones y Davis señalan que la probabilidad de
hacer una inferencia correspondiente también se ve influida por factores motivacionales:
 La relevancia hedónica se produce cuando el comportamiento del actor nos afecta personalmente,
ya sea en un sentido positivo o negativo. En ese caso, aumenta la probabilidad de atribuir el
comportamiento del actor a una disposición subyacente.
 El personalismo puede considerarse un caso particular de relevancia hedónica. Se produce
cuando creemos que el actor tiene intención de beneficiarnos o dañarnos personalmente.
• El MODELO DE COVARIACIÓN de Kelley
• Dos variables covarían cuando el aumento o disminución que se produce en una variable va acompañado de
un aumento o disminución en la otra. Dos variables pueden aumentar o disminuir simultáneamente sin que
una sea causa de la otra.
• Pese a que la covariación no implica necesariamente causalidad, Kelley sostiene que en su vida cotidiana las
personas analizan cómo covarían dos eventos para inferir causalidad entre ellos. Asume que las personas
actúan en su vida diaria como si fueran psicólogos ingenuos recurriendo a una versión del análisis de varianza
científico; una versión que es incompleta e imperfecta. El observador analiza cómo covaría un efecto con
varias causas potenciales y atribuye el efecto a la causa con la que más covaría.
• La distintividad responde a la pregunta de cómo es el comportamiento del actor en relación con otros
estímulos. La distintividad es alta cuando el efecto sólo se produce ante el estímulo considerado, pero no ante
otros estímulos. La distintividad es baja cuando no hay covariación entre el efecto y el estímulo.
• El consenso hace referencia a cómo se comportan otras personas en relación con el estímulo. El consenso es
alto cuando las demás personas se comportan de la misma manera que la persona observadora. El consenso
bajo se produce cuando el efecto covaría con la persona observada.
• La consistencia a lo largo del tiempo indica cómo es la relación entre el comportamiento de la
persona observada y el estímulo. La consistencia es baja cuando el efecto se produce a veces sin que la
causa esté presente o deja de producirse a veces cuando la causa está presente.
• El MODELO DE COVARIACIÓN de Kelley

• El cruce entre estas tres fuentes de información da lugar teóricamente a ocho posibles
combinaciones. Sin embargo, sólo tres de esas combinaciones producen atribuciones claras:

 Atribución a la persona. Cuando el efecto covaría sólo con la persona observada haremos con
mayor probabilidad una atribución a la persona. Esto sucede normalmente cuando la distintividad
es baja, el consenso es bajo y la consistencia es alta.

 Atribución al estímulo. Se produce cuando el efecto covaría sólo con el estímulo. Este tipo de
atribución se suele dar cuando la distintividad es alta, el consenso es alto y la consistencia es alta.

 Atribución a las circunstancias. Es más probable cuando el efecto covaría con las tres causas
posibles. Estasituación se crea cuando la distintividad es alta y el consenso y la consistencia son
bajos. En este caso, el observador tenderá a explicar el efecto en función de factores situacionales.
• A la hora de explicar el comportamiento de otra persona, tenemos poco en
cuenta lo que hacen las demás personas que estaban presentes en la situación.
Otra crítica a este modelo es que requiere que el observador tenga
información sobre cómo se ha comportado el actor en, al menos, dos
momentos distintos. Así, este modelo proporciona una versión idealizada de
los procesos atributivos.
• Cuando no tenemos información suficiente para analizar la covariación,
Kelley sostiene que empleamos esquemas causales. Los esquemas causales
son un conjunto de creencias previas que hemos ido desarrollando con la
experiencia sobre cómo se suelen combinar dos o más causas para producir
un efecto. Un ejemplo de esquema de causas necesarias múltiples, según el
cual un efecto requiere al menos de dos causas. Otro tipo de esquema causal
es el de causas suficientes múltiples, según el cual la presencia de una causa
entre dos posibles ya es suficiente para producir el efecto.
• 7.2. Sesgos y errores en el proceso de atribución
• Los modelos clásicos sobre atribución consideraban que las personas
realizan atribuciones causales de una manera racional y lógica. Sin
embargo, la investigación ha servido para identificar los errores y
sesgos que solemos cometer cuando intentamos explicar el
comportamiento social.
• Los errores son desviaciones con respecto a los procedimientos
normativos que conducen a conclusiones incorrectas. Cuando
esas desviaciones son sistemáticas se denominan sesgos.
• Error fundamental de atribución
• Las personas muestran una tendencia a sobrestimar la influencia de los actores
disposicionales (rasgos de personalidad, actitudes) y a subestimar la influencia de
los factores situacionales. En consecuencia, atribuyen principalmente el
comportamiento de los demás a sus características personales más que a otros
condicionantes externos a la persona, como las normas sociales o las
obligaciones. La gente normalmente considera que el comportamiento de los
demás ha sido libremente elegido y refleja las características de la persona.
• El error de atribución, también llamado sesgo de correspondencia, es muy
habitual en la cultura occidental, pero no se da con tanta frecuencia en otras
culturas. Parece por tanto que el error fundamental de atribución no es un
mecanismo tan universal como se pensaba, sino que refleja la influencia del
aprendizaje y de las creencias y normas sociales que promueve la cultura
occidental.
• Efecto actor-observador
• Por el contrario, para explicar nuestro comportamiento recurrimos con
mayor frecuencia a factores situacionales que a factores disposicionales.
Esta diferencia en las atribuciones que hacemos respecto al
comportamiento ajeno y el propio se conoce como efecto actor-
observador. Este consiste en atribuir el comportamiento de otros a
factores disposicionales y el comportamiento propio a factores situacionales.
• El efecto actor-observador se produce principalmente cuando el
comportamiento observado es negativo y puede llegar a invertirse antes
resultados positivos. Ante un éxito tendríamos atribuir nuestros resultados a
factores disposicionales y los resultados de los demás a factores
situacionales.
• Efecto de falso consenso
• El consenso es una de las tres fuentes de información que las personas
emplean para hacer atribuciones causales de acuerdo con el modelo de
covariación de Kelley. Sin embargo, la investigación ha demostrado que infra
utilizamos la información de consenso.
• El efecto de falso consenso es la tendencia a percibir el comportamiento
y los juicios propios como típicos y apropiados para las circunstancias, de
modo que se asume que los demás habrían actuado o pensado de la misma
manera que uno mismo de haber estado en la misma situación.
• Este efecto influye en las atribuciones causales que se hacen respecto al
comportamiento de los demás. Los comportamientos y actitudes que no
coinciden con los nuestros se perciben como extraños, y se asume que reflejan
las disposiciones del actor más que los comportamientos y actitudes similares.
• Sesgos favorables al yo
• Numerosas investigaciones indican que las personas tienden a atribuirse los
éxitos (atribución autoensalzadora, que aumenta la autoestima) y, en menor
medida, a negar su responsabilidad en los fracasos (atribución
autoprotectora, que permite mantener la autoestima ante un resultado negativo).
• La evidencia que apoya la existencia de las atribuciones autoprotectoras no es
muy sólida posiblemente porque en ocasiones atribuimos los fracasos a factores
personales, sobre todo, cuando éstos son controlables.
• Un tipo específico de sesgo autoprotector es la atribución defensiva, que
consiste en asignar más responsabilidad al actor de una acción cuando sus
consecuencias son graves que cuando son leves. La tendencia a realizar
atribuciones defensivas depende de dos factores: la percepción de que uno
pueda encontrarse en la misma situación y la similitud percibida con respecto a
quien realiza la acción.
• Consecuencias de los errores y sesgos cognitivos
• Durante mucho tiempo ha predominado una concepción negativa
sobre los sesgos y errores cognitivos. Sin embargo, actualmente se
piensa que muchos sesgos pueden ser adaptativos más allá de las
equivocaciones a las que puedan dar lugar.
• El que los sesgos puedan proporcionar beneficios al individuo no
significa que sus consecuencias para la sociedad sean inocuas. A
menudo se inflige un daño enorme a personas inocentes cuando se
toman decisiones basadas en determinados sesgos.

You might also like