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Tema 2 Percepción y Atribución
Tema 2 Percepción y Atribución
PERCEPCIÓN Y
ATRIBUCIÓN SOCIAL
1. INTRODUCCIÓN
• La Psicología Social muestra que las personas construyen su propia realidad
(“subjetiva”) en función de la interpretación que hacen de los estímulos que perciben.
La Cognición Social es la parte de la Psicología Social que estudia los procesos
mentales implicados en la construcción de esa realidad. La cognición social investiga
cómo se codifica, almacena y recupera de la memoria la información social; cómo se
estructura, representa e interpreta el conocimiento social; y qué procesos intervienen en
la formación de juicios sociales y en la toma de decisiones. Dado que la Cognición
Social es un área de estudio muy amplia, nos centraremos principalmente en la
percepción y atribución social, es decir, cómo nos formamos una impresión de otras
personas y en cómo explicamos el comportamiento social.
• Como veremos, la visión de los psicólogos sobre cómo pensamos acerca del mundo
social ha ido variando con el tiempo y se ha pasado de una visión centrada en la
consistencia y la lógica a una visión más dinámica, en la que el contexto y la
motivación desempeñan un papel determinante.
2. DIFERENTES CONCEPCIONES DEL PENSADOR SOCIAL
• A lo largo de la historia de la Psicología Social se han elaborado distintas explicaciones sobre cómo procesamos la información social. La
construcción de la realidad social se ve afectada por diversas motivaciones, lo cual ha generado diferentes concepciones del ser humano como
pensador social. Fiske y Taylor señalan 5 modelos del pensador social que han dominado la investigación psicosocial en un orden cronológico:
1. La perspectiva del ser humano como buscador de consistencia. Sugiere que las personas buscan consistencia entre sus creencias
previas y la información nueva. Cuando detectan una inconsistencia experimentan un estado afectivo negativo que tratan de reducir
mediante diversas estrategias, como reinterpretar la información nueva para que encaje con su sistema de creencias.
2. La perspectiva del científico ingenuo. Sostiene que las personas desean tener una visión precisa de su entorno y, con ese fin, reúnen toda la
información relevante, la interpretan de manera imparcial y extraen conclusiones de una manera lógica y cuasi-científica.
3. La perspectiva del tacaño cognitivo. Considera que las personas no siempre pueden comportarse como científicos ingenuos y procesar
sistemáticamente la información que reciben porque su capacidad de procesamiento es limitada. Las limitaciones del sistema cognitivo
imponen el uso de estrategias dirigidas a simplificar los problemas. Al igual que el científico ingenuo, el tacaño cognitivo busca precisión en
el procesamiento de información, pero recurre a estrategias más rápidas y menos costosas.
4. La perspectiva del estratega motivado. Esta propuesta permite integrar las tres concepciones anteriores. Mantiene que las personas pueden
utilizar distintas estrategias de procesamiento en función de sus motivaciones, de sus metas y de las demandas del entorno. Cuando un
individuo se encuentra ante una situación muy relevante personalmente, tenderá a procesar la información sistemáticamente, como
propone la perspectiva del científico ingenuo. Sin embargo, cuando existan presiones temporales, empleará con mayor probabilidad
atajos mentales, como sugiere el enfoque del tacaño cognitivo.
5. La perspectiva del actor activado. Se enfatiza la idea de que el procesamiento de la información ocurre con gran rapidez y muchas
veces de manera espontánea. Es decir, el procesamiento de la información depende más de procesos automáticos o inconscientes que
de procesos conscientes. El actor activado piensa, siente y actúa en función de las claves informativas que proporciona el entorno.
3. PROCESAMIENTO AUTOMÁTICO DE LA INFORMACIÓN
• A partir de los años 70 del siglo pasado comenzó a cuestionarse la idea de que las personas analizan consciente y
deliberadamente la información. Algunos estudios sobre formación de impresiones y estereotipos mostraron que la
percepción social podría tener elementos no intencionales o inconscientes. En la actualidad la evidencia de que las
personas no siempre tienen conciencia de sus procesos mentales es abrumadora. Bargh propone que esa falta de
conciencia se puede dar de tres maneras:
1) En ocasiones no tenemos conciencia del estímulo, como sucede en la percepción subliminal. Si nos
presentan una imagen durante un tiempo inferior a 100 milisegundos, nuestros receptores visuales pueden
captarla, pero no tendremos conciencia de haber visto una imagen. La falta de conciencia no implica, sin embargo,
que ese estímulo no afecte a nuestros juicios o a nuestra conducta.
2) Otras veces somos conscientes de haber percibido un estímulo, pero no del modo en que lo interpretamos o
categorizamos, como ocurre cuando juzgamos a alguien en función del estereotipo asociado a su grupo. Las
impresiones que nos formamos de otras personas no siempre son el resultado de un procesamiento sistemático de
la información que recibimos sobre ellas. A menudo, elaboramos juicios sobre los demás de una manera
automática aplicándoles las características que tenemos asociadas a su grupo en nuestra memoria.
3) Finalmente, se puede no tener conciencia de las influencias que determinan nuestros juicios o estados subjetivos.
Por ejemplo, cuando estamos tristes tendemos a verlo todo negro, pero no somos conscientes de que esa visión
negativa de las cosas se debe a nuestro estado de ánimo.
• Las primeras propuestas sobre automaticidad establecían dos modos de procesamiento, el
procesamiento automático y el procesamiento controlado, que se definían en función de cuatro
características: la intencionalidad, la controlabilidad, la eficiencia y la conciencia.
• De acuerdo con esta perspectiva dual sobre el procesamiento, los procesos automáticos no son
intencionales, no están bajo el control del individuo, consumen pocos recursos cognitivos y son
inconscientes.
• Los procesos controlados tendrían las características opuestas, es decir, serían intencionales, controlables,
poco eficientes y conscientes. Se trataba de un enfoque de todo o nada, de modo que para considerar que
un proceso era automático, éste debería tener todas las características de ese modo de procesamiento y
ninguna del modo de procesamiento controlado (o viceversa). Además, la presencia de una sola
característica, por ejemplo, la inconsciencia, garantizaría la presencia de todas las demás.
• Ante las críticas, el enfoque dual se ha abandonado actualmente se prefiere hablar de un continuo en el
que se pueden distinguir procesos con distintos grados de automaticidad. Algunos autores como Moors y
De Houwer consideran que, en lugar de hablar de automaticidad relativa, es mejor analizar cada proceso
en función de las cuatro características específicas de automaticidad: intencionalidad, controlabilidad,
eficiencia y conciencia. Según estos autores, muchos de nuestros procesos mentales combinan
componentes automáticos y controlados.
4. REPRESENTACIONES MENTALES
• Un mismo hecho puede ser interpretado de manera muy distinta por dos personas diferentes, lo que indica que la
representación mental que construimos del entorno no es un registro exacto de la realidad. En esa construcción no
sólo interviene la información que proporciona el entorno, sino también el conocimiento previo que recuperamos de la
memoria en ese momento y que, a su vez, es selectivo y subjetivo. Para explicar esta interacción entre el análisis de
información procedente del medio y la recuperación de información almacenada en la memoria, los psicólogos sociales han
descrito dos estrategias de procesamiento de la información: el procesamiento abajo-arriba y el procesamiento arriba-abajo:
En el procesamiento abajo-arriba el procesamiento de la información comienza en los receptores sensoriales (ojos,
oído), que luego transmiten la información hacia los niveles superiores de procesamiento (memoria, pensamiento). El
perceptor va analizando pequeños fragmentos de información procedente del ambiente hasta que finalmente esos fragmentos
se integran en una impresión global. Esa impresión final dependerá de lo que captan nuestros sentidos más que de nuestro
conocimiento previo. El procesamiento abajo-arriba está dirigido por los datos.
El procesamiento arriba-abajo comienza en los niveles superiores de procesamiento con la activación de conocimientos
previos y va descendiendo e influyendo en la interpretación que se hace del estímulo en los niveles inferiores. El
procesamiento arriba-abajo está dirigido por nuestros conceptos o teorías.
• Pese a que los psicólogos realizan esta distinción con fines analíticos, normalmente utilizamos de manera integrada
ambos tipos de procesamiento. El procesamiento arriba-abajo permite simplificar el procesamiento de información nueva
recurriendo a conocimientos ya almacenados en la memoria, mientras que el procesamiento abajo-arriba permite ir
actualizando esos conocimientos a partir de la información que proporcionan los estímulos con los que el inter actuamos.
4.1. Principales formatos de representaciones mentales
• El conocimiento previo se almacena en la memoria de diferentes modos. Podemos señalar
cuatro formatos principales de representaciones mentales: redes asociativas, esquemas,
ejemplares y memoria distribuida.
• El cruce entre estas tres fuentes de información da lugar teóricamente a ocho posibles
combinaciones. Sin embargo, sólo tres de esas combinaciones producen atribuciones claras:
Atribución a la persona. Cuando el efecto covaría sólo con la persona observada haremos con
mayor probabilidad una atribución a la persona. Esto sucede normalmente cuando la distintividad
es baja, el consenso es bajo y la consistencia es alta.
Atribución al estímulo. Se produce cuando el efecto covaría sólo con el estímulo. Este tipo de
atribución se suele dar cuando la distintividad es alta, el consenso es alto y la consistencia es alta.
Atribución a las circunstancias. Es más probable cuando el efecto covaría con las tres causas
posibles. Estasituación se crea cuando la distintividad es alta y el consenso y la consistencia son
bajos. En este caso, el observador tenderá a explicar el efecto en función de factores situacionales.
• A la hora de explicar el comportamiento de otra persona, tenemos poco en
cuenta lo que hacen las demás personas que estaban presentes en la situación.
Otra crítica a este modelo es que requiere que el observador tenga
información sobre cómo se ha comportado el actor en, al menos, dos
momentos distintos. Así, este modelo proporciona una versión idealizada de
los procesos atributivos.
• Cuando no tenemos información suficiente para analizar la covariación,
Kelley sostiene que empleamos esquemas causales. Los esquemas causales
son un conjunto de creencias previas que hemos ido desarrollando con la
experiencia sobre cómo se suelen combinar dos o más causas para producir
un efecto. Un ejemplo de esquema de causas necesarias múltiples, según el
cual un efecto requiere al menos de dos causas. Otro tipo de esquema causal
es el de causas suficientes múltiples, según el cual la presencia de una causa
entre dos posibles ya es suficiente para producir el efecto.
• 7.2. Sesgos y errores en el proceso de atribución
• Los modelos clásicos sobre atribución consideraban que las personas
realizan atribuciones causales de una manera racional y lógica. Sin
embargo, la investigación ha servido para identificar los errores y
sesgos que solemos cometer cuando intentamos explicar el
comportamiento social.
• Los errores son desviaciones con respecto a los procedimientos
normativos que conducen a conclusiones incorrectas. Cuando
esas desviaciones son sistemáticas se denominan sesgos.
• Error fundamental de atribución
• Las personas muestran una tendencia a sobrestimar la influencia de los actores
disposicionales (rasgos de personalidad, actitudes) y a subestimar la influencia de
los factores situacionales. En consecuencia, atribuyen principalmente el
comportamiento de los demás a sus características personales más que a otros
condicionantes externos a la persona, como las normas sociales o las
obligaciones. La gente normalmente considera que el comportamiento de los
demás ha sido libremente elegido y refleja las características de la persona.
• El error de atribución, también llamado sesgo de correspondencia, es muy
habitual en la cultura occidental, pero no se da con tanta frecuencia en otras
culturas. Parece por tanto que el error fundamental de atribución no es un
mecanismo tan universal como se pensaba, sino que refleja la influencia del
aprendizaje y de las creencias y normas sociales que promueve la cultura
occidental.
• Efecto actor-observador
• Por el contrario, para explicar nuestro comportamiento recurrimos con
mayor frecuencia a factores situacionales que a factores disposicionales.
Esta diferencia en las atribuciones que hacemos respecto al
comportamiento ajeno y el propio se conoce como efecto actor-
observador. Este consiste en atribuir el comportamiento de otros a
factores disposicionales y el comportamiento propio a factores situacionales.
• El efecto actor-observador se produce principalmente cuando el
comportamiento observado es negativo y puede llegar a invertirse antes
resultados positivos. Ante un éxito tendríamos atribuir nuestros resultados a
factores disposicionales y los resultados de los demás a factores
situacionales.
• Efecto de falso consenso
• El consenso es una de las tres fuentes de información que las personas
emplean para hacer atribuciones causales de acuerdo con el modelo de
covariación de Kelley. Sin embargo, la investigación ha demostrado que infra
utilizamos la información de consenso.
• El efecto de falso consenso es la tendencia a percibir el comportamiento
y los juicios propios como típicos y apropiados para las circunstancias, de
modo que se asume que los demás habrían actuado o pensado de la misma
manera que uno mismo de haber estado en la misma situación.
• Este efecto influye en las atribuciones causales que se hacen respecto al
comportamiento de los demás. Los comportamientos y actitudes que no
coinciden con los nuestros se perciben como extraños, y se asume que reflejan
las disposiciones del actor más que los comportamientos y actitudes similares.
• Sesgos favorables al yo
• Numerosas investigaciones indican que las personas tienden a atribuirse los
éxitos (atribución autoensalzadora, que aumenta la autoestima) y, en menor
medida, a negar su responsabilidad en los fracasos (atribución
autoprotectora, que permite mantener la autoestima ante un resultado negativo).
• La evidencia que apoya la existencia de las atribuciones autoprotectoras no es
muy sólida posiblemente porque en ocasiones atribuimos los fracasos a factores
personales, sobre todo, cuando éstos son controlables.
• Un tipo específico de sesgo autoprotector es la atribución defensiva, que
consiste en asignar más responsabilidad al actor de una acción cuando sus
consecuencias son graves que cuando son leves. La tendencia a realizar
atribuciones defensivas depende de dos factores: la percepción de que uno
pueda encontrarse en la misma situación y la similitud percibida con respecto a
quien realiza la acción.
• Consecuencias de los errores y sesgos cognitivos
• Durante mucho tiempo ha predominado una concepción negativa
sobre los sesgos y errores cognitivos. Sin embargo, actualmente se
piensa que muchos sesgos pueden ser adaptativos más allá de las
equivocaciones a las que puedan dar lugar.
• El que los sesgos puedan proporcionar beneficios al individuo no
significa que sus consecuencias para la sociedad sean inocuas. A
menudo se inflige un daño enorme a personas inocentes cuando se
toman decisiones basadas en determinados sesgos.