Realizar una valoración exhaustiva del dolor que incluya la localización,
características, aparición/duración, frecuencia, calidad, intensidad o severidad del dolor y factores desencadenantes. Ayudarse de escalas analógicas para realizar la valoración. Observar claves no verbales de molestias, especialmente en aquellos que no pueden comunicarse eficazmente. Asegurarse de que el paciente reciba los cuidados analgésicos correspondientes. Utilizar estrategias de comunicación terapéutica para reconocer la experiencia del dolor y mostrar la aceptación de la respuesta del paciente al dolor. Considerar las influencias culturales sobre la respuesta al dolor. Determinar el impacto de la experiencia del dolor sobre la calidad de vida (sueño, apetito, actividad, función cognoscitiva, humor, relaciones, trabajo y responsabilidad de roles). Evaluar con el paciente y el equipo de cuidados, la eficacia de las medidas pasadas de control del dolor que se hayan utilizado. Ayudar al paciente y a la familia a obtener y proporcionar apoyo. Utilizar un método de valoración adecuado que permita el seguimiento de los cambios en el dolor y que ayude a identificar los factores desencadenantes reales y potenciales (hoja de informe y llevar un diario). Determinar la frecuencia necesaria para la realización de una valoración de la comodidad del paciente y poner en práctica un plan de seguimiento. Controlar los factores ambientales que puedan influir en la respuesta del paciente a las molestias (temperatura de la habitación, iluminación y ruidos). Disminuir o eliminar los factores que precipiten o aumenten la experiencia del dolor (miedo, fatiga, monotonía y falta de conocimientos). Considerar la disponibilidad del paciente a participar, capacidad de participar, preferencias, apoyo del método por parte de los seres queridos y contraindicaciones al seleccionar una estrategia de alivio del dolor. . Seleccionar y desarrollar aquellas medidas (farmacológicas, no farmacológicas e interpersonales) que faciliten el alivio del dolor, si procede. Considerar el tipo y la fuente del dolor al seleccionar una estrategia de alivio del mismo. (Ansiolíticos, antinflamatorios, analgésicos y esteroides utilizados de forma única o combinada). Animar al paciente a vigilar su propio dolor y a intervenir en consecuencia. Proporcionar a la persona un alivio del dolor óptimo mediante analgésicos prescritos Poner en práctica el uso de la analgesia controlada por el paciente, si se considera oportuno. Utilizar medidas de control del dolor, antes de que el dolor sea severo. Evaluar la eficacia de las medidas de alivio del dolor a través de una valoración continua de la experiencia dolorosa. Instaurar y modificar las medidas de control del dolor en función de la respuesta del paciente. Fomentar los períodos de descanso/sueño adecuados que faciliten el alivio del dolor. Alentar al paciente a que discuta la experiencia dolorosa, si es el caso. Notificar al médico si las medidas no tienen éxito o si la queja actual constituye un cambio significativo en las experiencias pasadas del dolor del paciente. Informar a otros cuidadores/miembros de la familia sobre las estrategias no farmacológicas utilizadas por el paciente para fomentar actitudes preventivas en el manejo del dolor. Utilizar un enfoque multidisciplinar del manejo del dolor, cuando corresponda. Proporcionar una información veraz para alentar el conocimiento y respuesta de la familia a la experiencia del dolor. Integrar a la familia en la modalidad de alivio del dolor, si fuera posible. Monitorizar el grado de satisfacción del paciente con el control del dolor a intervalos especificados.