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LA EUCARISTÍA:

MEMORIAL DEL SACRIFICIO DE LA CRUZ.

Hna. Ma. de la Luz Márquez M.


EL
M O R IA L
M E

El memorial es un concepto fundamental en toda la


vida de Israel, y, en particular; en la celebración de la
pascua.
El rito sacrificial en Israel es memorial. Éste supera
nuestro concepto subjetivo de memoria o mero
recuerdo. El memorial es un recuerdo ante Dios, con
la finalidad de hacer recordar a Dios las hazañas
realizadas en el pasado para que, fiel así mismo y a
su designio salvífico, las haga continuamente
El memorial por excelencia era la
pascua, en la cual el pueblo
recordaba el acontecimiento salvífico
que le había dado su existencia como
pueblo (la liberación del pueblo
Egipcio) , y esperaba la presencia
continua y salvadora de Dios (Ex 13,
3-10).

El memorial judío no se limita a


recordar los hechos salvíficos
realizados por Dios en el pasado, sino
que los hace presentes en el hoy
adaptándose a las nuevas
circunstancias. Se trata de un rito
que actualiza la acción salvadora de
Dios. El rito se realiza, de tal modo,
que sumerge a los participantes en la
SACRIFICI
O
El sacrificio, Es una acción ritual que
ocupa un puesto central en el culto
Israelita, particularmente, en la fiesta
judía. El sentido del sacrificio es que el
hombre trate de entrar en comunión con
Dios, para rendirle homenaje, protegerse
de su cólera y descargar influencias
peligrosas o negativas a través de la
ofrenda de una víctima.
Entre estos nos encontramos con:
§Sacrificios cruentos
§Sacrificios cruentos
Sacrificios cruentos
Este sacrificio busca la reparación de los
pecados del pueblo, tanto voluntarios,
como involuntarios. (cfr. Lv 4,2ss;
5,14ss).
El rito se basa en la ofrenda de sangre
ya que los judíos la consideran como la
sede de la vida, y por ello se usaba
como medio para restablecer la vida
con Dios, rota por el pecado.

Sacrificios incruentos
Existen también en Israel sacrificios
incruentos: ofrendas de frutos
provenientes del campo. Estos
sacrificios son ofrecidos como
complemento de los sacrificios
cruentos, y en dicho caso van
SACRIFICIO DE LA EUCARISTÍA
Y DE LA CRUZ

La Eucaristía es el Misterio Pascual en


el que Cristo se ofrece al Padre, y se
hace presente ahora en la
celebración. Justamente por ello, la
eucaristía es llamada el memorial del
sacrificio en la cruz, en la cual Cristo
se hace presente como la víctima en
este sacramento.
QUE DICE LA
Concilio IGLESIA
de Trento (1545-1563).
En la encíclica Mediator Dei que forma parte
de este concilio nos dice: “De este modo, la
conmemoración de su muerte (de Nuestro
Señor), que realmente sucedió en el
Calvario, se repite en cada uno de los
sacrificios del altar, ya que por medio de
señales diversas, se significa y se muestra a
Jesucristo en estado de víctima”. La misa es
aquella inmolación incruenta por la cual, por
medio de las palabras de la consagración, el
mismo Cristo se hace presente en estado de
víctima sobre el altar.

Juan Pablo II
“La celebración no es otra cosa que el sacrificio
de la cruz. La misa y la cruz son el mismo y
único sacrificio”.
Vaticano II (1962-1965)
En la Eucaristía se perpetúa el mismo sacrificio de
Cristo en la Cruz.
“Nuestro Salvador, en la última cena, la noche
que le traicionaban, instituyó el sacrificio
eucarístico de su cuerpo y sangre, con el cual iba
a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el
sacrificio de la Cruz, y a confiar así a su esposa, la
Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección;
sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo
de caridad, banquete pascual en el cual se come
a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da
una prenda de la gloria venidera” (SC). Continúa
diciendo: “Desde entonces, la Iglesia nunca ha
dejado de reunirse para celebrar el misterio
pascual: leyendo cuanto a él se refiere en toda la
Escritura (Lc 24,27), celebrando la Eucaristía, en
la cual se hace presente la victoria y el triunfo de
su muerte, y dando gracias, al mismo tiempo, a
Dios por el don inefable (2 Co 9,15) en Cristo
Jesús para alabar su gloria (Ef 1,12) por la fuerza
del Espíritu Santo”.
Estos dos textos, el concilio no hablan de
El testimonio de la liturgia
La oración de las ofrendas del domingo de Ramos
dice: “Por la pasión de tu Hijo, sé propicio a tu
pueblo, Señor, y concédenos, por esta celebración
que actualiza el único sacrificio de Jesucristo, la
misericordia que no merecen nuestros pecados”.
La oración sobre las ofrendas de la fiesta de la
Santa Cruz, del 14 de septiembre: “Señor, que nos
limpie de toda culpa este sacrificio, el mismo que,
ofrecido en el ara (altar) de la cruz, quitó el pecado
del mundo”.
¿Cómo es que el sacrificio de Cristo en la Cruz, que
tuvo lugar hace ya dos mil años, se haga presente
entre nosotros?
La entrega de Cristo en la Cruz fue aceptada por el Padre
en virtud de la resurrección, de modo que de una forma
gloriosa perdura eternamente en el cielo.
El sacrificio de Jesús no a de entenderse
como limitado por su muerte: su exaltación
forma parte esencial del mismo. En
consecuencia no puede afirmarse que este
sacrificio sea cosa del pasado, puesto que
su momento culminante tiene lugar en el
santuario celeste, donde está superada la
secesión temporal, propia de la tierra.
Las muchas celebraciones no multiplican el
sacrificio de Cristo en sí, sino que nos
permite aprovecharnos repetidamente de
él, haciéndolo presente entre nosotros.

Toda la vida de Cristo fue un sacrificio en


sentido amplio, pero fue especialmente en
la cruz donde con su sangre selló el
sacrificio de la nueva y definitiva Alianza
en sustitución de los sacrificios de la
antigua. El Padre responde al sacrificio de
su Hijo resucitándolo. La resurrección es la
aceptación plena del sacrificio.
R A F Í
L IO G
BIB A
Título: EL MISTERIO EUCARÍSTICO

Autor: José Antonio Soyes.

Editorial: PALABRA (MADRID, 2003)

Páginas: 557.

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