TIM HARFORD
EL ECONOMISTA
CAMUFLADO
La economia de las pequefias cosas
A crrcion -
temas ‘de hoy.
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Lo que los supermercados
no quieren que sepas
tienes haysis visitado Londres tiimamente, es probable que
estuviescis en el London Eye («Ojo de Londres»), la famosisi-
ma noria de la capital: una rueda gigante de 135 metros de altura,
‘que tiene 32 cabinas de vidrio, en las que caben 25 personas y que
cfectia un recorrido de media hora, para que los visitantes obtengan
una bella vista panorémica londinense. En un dia soleado podéis com-
prar un capuchino en Costa Coffee y sentaros a beberlo mientras las,
‘abinas de la noria giran en lo alto, interponiéndose de vez en cuan-
do entre vosotros y el sol... uno de los placeres simples de la vida
Si minds toda el rea circundante al Qj, podréis ver vendedores
‘con escasos recursos que tratan de explotar esa escasez. Por ejemplo, Cos-
ta Coffee es Ia nica cafeteria sicuada en el dren inmediata a la novia.
“Tambien hay una tinica tienda de recuerdos, que vende muchisimo. Sin
‘embargo, cl ejemplo més obvio es el de la misma noria: su altura es supe-
riot a a de la mayoria de los edificios més famosos de esa ciudad y es
lia que goza de ka vista panorimica mds grande del mundo. Con todo,
dl poder de la escasez es dé gran magnitud, pero no ilimitado: el Lon-
don Eye puede ser tinico, pero también es optativo. Las personas sicm-
pre pueden elegir no visitarlo. Un poco més alld, siguiendo el rfo, la
Milennium Dome (Cépula del Milenio: un inmenso elefante blanco que
fue disefiado para ser utilizado durante las celebraciones del milenio y
{que fue financiado con fondos gubernamentales) es de una singulari-
dad similar, ela estructura en forma de cipula més grande del mundo»,
anuncia con orgullo el Ayuntamiento. No obstante, la Ciipula ha sido
a7tun desastre comercial, ya que el mero hecho de ser tinica no ha sido
suficiente para persuadir a la gente de que pague la cantidad de dinero
necesaria para cubrr su inmenso coste de construccién. Las tiendas que
cuentan con el poder de la escasez no pueden forzarnos a pagar un pre-