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SOCIOLOGIA 5 REVISTA DE LA FACULTAD DE SOCIOLOGIA DE UNAULA nietzsche, la genealogia, la historia michel foucault Nota de la Coordinacién de la revista Consideramos importante dar a conocer una traduccion de este excelente texto de Foucault, pues la realizada por Julia Varela y Fernando Alvear-Uria para Las Ediciones 1a Piqueta, Madsid, 1979, es un caso patente y dramitico de isresponsabi- lidad intelecwal. Los cimdos taductores mis que verter al espafiol el texto de Foucault, hacen su demoliciéa. Veamos al- ‘gunos ejemplos de cémo usason la piqueta: Parchemins (per gaminos) fue traducida como sendas (p. 7); basir (construit) fue taducida como derribar (p. 8); regard de taupe (mirada de topo) mirada escrutadora (ibid); rassesié (saciado) como debilitado (p. 14); remparer (apoderarse), palabra muy uti- lizada a través del texto, es traducida siempre como ampararse! Saque el leetor las consecuencias. I. La geneologia es gris, requiere una gran meticu- losidad y paciencia cuando se trata de trabajar con documentos. Trabaja con pergaminos enredados, ras- pados y a menudo con una escritura superpuesta, Paul Rée se ha equivocado de la misma manera que los ingleses, al describir génesis lineales, al ordenar moral con la tinica por ejemplo, toda Ia historia de preocupacién de lo itil: como labras_h s eerie ne rapifias, disfraces, astucias. ahi que para fa genea- Jogia sea necesario tener reserva: ubicar_la_sing dad_de los acontecimientos, excluyéndolos_de toda fi- falidad_monétona; escudrinarlos alli donde menos s¢ los espera _y en To que se cree que no tiene listoria —los_sentimientos,el_amor, Ta conciencia, los instin- tos; captar su represo, no para trazarles Ta Tenta cur- ¥a de una evolucién sino para volver a encontrar las diferentes escenas en donde han jugado papeles dife- rentes; definir incluso el punto de su ausencia, el mo- mento en que’ no ocurrieron (Plat6n en Siracusa no se volvié Mahoma). La genealogia exige pues la minugeia del saber, requiere un gran niimero de materiales amontonados y paciencia, No debe construir sus “monumentos clépeos” a golpes de “grandes errores bienhecho- res” sino de “pequefias verdades sin_apariencia, establecidas por un método severo” @). En pocas pa- Inbras, bay aus tener Sime dessin por Ie erudicién. La_genealogia no se opone a Ja historia de la misma manera como la mirada altanera y profunda del fi- 16sofo se opone a la mirada de topo del sabio; ella. se, ‘pone, por el contrario, al despliegue_metahist6ricg ic _significaciones ideales y de_teleologias indefinidas. La-gencalogia se opone a la busqueda del “origen”. La Gaya Cioncia, 7. 2. Humano, demasiado bumano, 3. 2. En la obra de Nietzsche encontramos dos em- pleos de la palabra Ursprung. Uno de ellos no esta definido: alterna con términos como Entstehung, Her- kunjt, Geburt. La Genealogia de la Moral, por ejem- plo, habla de la misma manera cuando s¢ refiere al deber o al sentimiento de culpa, que cuando habla sobre su Entstehung 0 su Ursprung (3); en la Gaya Ciencia, a proposito de la I6gica y del conocimiento, se trata ya sea de una Ursprung, de una Entstehung 0 de una Herkunjt ()., El otro empleo de la palabra sf esté definido, Ocu- re que en efecto Nietzsche la ubica en oposicién con otro término: el primer pardgrafo de Humano, dema- siado humano pone frente a frente el origen milagroso (Wunderursprung) que busca la metafisica y los and- lisis de una filosoffa hist6rica que plantea preguntas uber Herkunft und Anfang. Ocurre también que Urs- rung sea utilizado de una manera irénica y desilu- sionadora. {En qué consiste, por ejemplo, el funda- mento original (Ursprung) de la moral que se busca desde Platén? “En horribles pequefias conclusiones. Pudenda origo’ (°). O ademas: zen dénde hay que bus- car el origen de la religién (Ursprung) que Schopen- hauer ubicaba en un cierto semtimiento metafisico del més allé? Simplemente en una invencién (Erfindung), en un juego de manos, en un artificio (Kunststiick) en un Secreto de fabricacién, en un procedimiento de magia negra, en el trabajo de los Schwarzkunstler 6), El prefacio de la Genealogia es uno de los textos mis significativos en cuanto al uso de todas estas pa- labras se refiere y en cuanto a los juegos propios del término Ursprung. Al principio del texto, el objeto de investigacién est definido como el origen de los pre- juicios’ morales; el témino que se utiliza es el de Herkunjt. Luego Nietzsche retrocede, hace la historia dle esta investigacién en su propia vida; recuerda la época en la que “caligrafiaba” la filosoffa y cuan- do se preguntaba si seria necesario atribuirle a Dios el origen del mal. Pregunta que ahora lo hace son- reir y de la cual él dice justamente que era una biisque- da de Ursprung; esta ‘misma palabra caracteriza un poco mis tarde el trabajo de Paul Rée (7). Luego Nietz~ sche evoca los andlisis propiamente nietzscheanos que comenzaron con Humano, demasiado humano; para caracterizarlos habla de Herkunfthypothesen, Aqui el empleo de la palabra Herkunft no es sin duda arbitra- rio} sirve para designar varios textos de Humano, de- ‘masiado humano consagrado al origen de la moralidad, del ascetismo, de la justicia y del castigo. Y sin em. bargo, en todos estos desarrollos 1a palabra que habia 3. Genealogis de la Moral, Ui, 6 y 8. 4. La Gaya Ciencia, 110, 111, 300. 5. Asrora, 102. 6. La Gaya Ciencia, 151 y 353. Lo mismo que en Aurora, 62; Genealogia 1, 14. Crepisculo de los idolos, Los grandes ‘errores, 7, 7. La obra de Paul Rée se llama Ursprung der moralischen Empfindungen. da era entonces Ursprung ‘*). Como si en la época de la Genealogia y en esta parte del texto Nietzsche hubiera querido hacer valer una oposicién entre Herkunft y Ursprung con la que no habia jugado diez afios antes. Pero, inmediatamente después de la utilizacién especifica de estos dos términos, Nietzche regresa en los dos tltimos pardgrafos del prefacio a utilizarlos en un sentido neutro y equivalente ©). {Por qué cuando Nietzsche se refiere a la genealogia rechaza, por lo menos en ciertas ocasiones, la buisque- da del ‘origen (Ursprung)? Porque ante todo hace un esfuerzo para aceptar alli la’ esencia exacta de la cosa, su posibilidad mas pura, su identidad cuidado- samente replegada sobre si misma, su forma inmévil y anterior a todo Io que es externo, accidental y su- cesivo. Buscar un origen como éste es tratar de en- contrar “lo que ya ha sido”, el “eso mismo” de una imagen exactamente adecuada de si; es considerar co- mo advenedizas todas las peripecias que hubieran po- dido ocurrir, todas las astucias y todos los disfraces; es comenzar a quitar todas las miscaras para develar por fin una identidad primera, ;Entonces si el genea- logista_tiene el cuidado de escuchar a la historia cp lugar de creer en Ja metafisica qué es lo que aprende? ue _detras de las cosas hay “algo diferente”: no ellas_no_tienen_esencia, lue_su_esencia fue cons- inide pare pore ai de [gues ae rt extrafias. 7La razén? Pero ella nacié de una manera completamente “razonable” —del azar ‘ ¢Y de dén- de el acercamiento a la verdad y el rigor de los mé- todos cientificos? De Ia pasién ‘de los sabios, de su odio recfproco, de sus discusiones fanéticas y siem- pre reiniciadas, de la necesidad de imponerse—, ar mas Ientamente forjadas a lo largo de luchas perso- nales (1), ¢Y Ja libertad seria, en la raiz del hombre, lo que Jo une al ser y a la verdad? De hecho, ella s6lo es Ia “invencién de las clases dirigentes” (12), Lo que_se_encuen 1_comienzo_histérico de las £9- sis, no-e5 In identdad todavia-preservada-e-su-on- se, oe le discordia. de lag- ott cosas, es oT claya: eee iz La histori “ation también a refr de Jas solemnj- dades del origen, EI origen elevado es el “retorio me- tafisieo que se repite constantemente en la concepcién de la historia y que nos hace creer que ‘en el comien- 20’ de todas las cosas se encuentra lo que hay de mis valioso y més esencial” (1): nos gusta creer que al En Humano, demasiado bumano, el sforismo 92 tenia por titulo Unsprung der Gerechtigheit 9. En el texto sobre la Genealogia, Ursprung y Herkunft se ‘emplean, en muchas ocisiones, de una manera més 0 me- ‘nos equivalente (J, 2; I, 8; 11, 12; 16, 17). 10. Asrora, af. 123. 11, Hamano, demasiado bumano, af, 34. 12, EL viajoro 9 1 sombra, af. 9. 13. Ibid, 3. 7 principio las cosas eran perfectas; que salieron res- plandecientes de las manos del creador, o en Ia luz sin sombra de la primera mafiana. El origen est siempre antes de la caida, antes del cuerpo, antes del mundo y del tiempo; estd del lado de los dioses y para con- iar se canta siempre una teogonia. Pero gl comienzo histérico_es bajo. No en el sentido modesto o discreto det pate de Ta Paloma, sino insignifcante, n6nico, pra. pio_para deshacer todas las infatuaciones: “Se trataba Bedepedit cl eatiieds te teats ea toe bre demostrando su ‘origen’ divino, ahora éste es un ‘camino vedado, pues a sus puertas hay un mono” (24), El hombre empezé con la mueca de io que habria de llegar a ser; el mismo Zaratustra tendré su mono que saltaré detris de él y tirard de la punta de su vestidura. Finalmente tenemos el tiltimo postulado del origen ligado a los dos primeros: el origen serd el lugar de la verdad. Este es un punto lejano y anterior a todo co- nocimiento positivo, es él cl que haria posible un sa- ber que sin embargo lo recubre, y no cesa en su char lataneria de desconocerlo; él esiarfa en esta articul cién inevitablemente perdida en donde la verdad de las cosas se anuda con una verdad del discurso que Ia oscurece inmediatamente y la pierde. Nueva crueldad de la historia que obliga a invertir la relaci6n y a aban- donar la biisqueda “adolecente”: detrds de Ja verdad siempre reciente, avara_y mesurada, est Ta_prolifera- Gon milenaria-de Tos etsoes: No fenmos Tee Gue la verdad sigue siendo verdad cuando se Ia ha despojado de su velo; ya hemos vivido lo suficiente para estar persuadidos de cllo” (*8). La verdad es una clase de error_que tiene la caracieffsifea de que no puede set ee ae a tae ha fa ha_ oko toaiab “Y, por otra parte la ‘uestién misma de la verdad, el derecho que se otorga para refutar el error o para oponerse a la apariencia, la manera en la que cada vez se hizo accesible a los sabios, Iuego reservada a los hombres piadosos, luego etirada a un mundo inalcanzable donde juega a la vez el papel de la consolacién y el del imperativo re- chazada finalmente como idea indtil, superflua, contra. dicha por todas partes no es todo esto una historia, la historia de un error que tiene el nombre de la ver- dad? La verdad y su reino original han tenido su his- toria en la historia. Apenas estamos saliendo ahora “de la hora de 1a sombra més corta”, cuando la luz no parece ya venir del fondo del cielo'y de los prime- ros momentos del dia (1"), Hacer la genealogia de los valores, de 1a moral, del asoegftismo, del conocimiento no sera pues partir a la busqueda de su “origen”, dejando de lado como inac- cesibles todos los episodios de la historia; sera por el contrario, detenerse_en las_meticulosidades y en los 14. Asrore, 49. 15. Nietzsche contra Wagner, p. 99. 16. La Gaya Ciencia, 265 y 110. 17. EL Crépsiteulo de tos Idolos, Como el mundo-verdad Mega ser por fin una fibula. azares de los_comienzos; prestar una atencién escru- pulosa-a su despreciable maldad, ser verlos surgir, al fin sin mascaras, con el rostro del otro; no hay que te- ner pudor para ir a buscarlos alli donde se encuentran “urgando en los bajos fondos”; hay que darles tiempo para que vuelvan a salir del laberinto donde nunca ninguna verdad los ha tenido bajo su guardia. El ge- nealogista tiene necesidad de Ja historia para conjurat la-quimera del origen, un_poco-como el buen fildsofo Gas tone neces Gl taetieo park oahu Ta tom bra-del almg Hay que saber Teonbesr lor Scone mientos de la historia, sus sacudidas, sus sorpresas, las inciertas victorias, las derrotas mal digeridas que dan, cuenta de los comienzos, de los atavismos y de las he- rencias; como es necesatio diagnosticar las enfermeda- des del cuerpo, los estados de debilidad y de energia, sus fisuras y sus resistencias para juzgar lo que es un discurso filosdfico. La_historia, con_sus_intensidades, sus_desfalleci us furores secretos, sus prandes agitaciones febriles, como sus sincopes, es el cuerpo imismo_del_devenir, Es necesario ser metalisico para buscarle un alma en Ia idealidad lejana del origen. 3. Términos como Entstehung o Herkunft denotan mejor que Ursprung el objeto propio de la geneo- logia. Comunmente son traducidos por “origen” pero es necesario tratar de restituirles su utilizacién pro- pia. Herkunjt: es la raiz, la procedencia; es Ya anti- gua pertenencia a un grupo —el de la sangre, de la tradicién, el que se anuda entre aquéllos de la misma bajeza. A menudo, el andlisis de Ia Herkunft plantea Ia raza (1) o el tipo social (®), Sin embargo no se tra- ta tanto de volver a encontrar en un individuo un sentimiento 0 una idea, los caracteres genéricos que permiten asimilarlo a otros— y decir: esto es griego © aquello es inglés, sino localizar todas las marcas su- tiles, singulares, sub-individuales que pueden entrecru- zarse en él y formar una red dificil de desenredar. Le- jos de ser una categoria de la semejanza, un origen como éste permite desenredar, para ponerlos aparte, todos los caracteres diferentes: os alemanes se ima. ginaron haber Ilegado al término de su complejidad ‘cuando dijeron que ellos tenfan el alma doble; se equi- vocaron completamente, 0 mejor, tratan como pueden de dominar Ja_mezcla_de razas de Ja cual estén cons- tituidos (2°) If donde el alma pretende unificarse, allf donde el Yo se inventa una identidad o una co- herencia, el genealogista parte a la busqueda del co- mienzo —de comienzos innumerables que dejan este rastro de color, esta marca casi ‘bora que no po- dria engafiar a un ojo un poco histérico; el andlisis de Ja_procedencia permite disociar el Yo_y hacer pulu: laren Tos ugar 7 sou de statis Vata, ma Soom, tecimientos perdidos actualmente. 18. Por ejemplo, La Gaya Ciencia, 135; Més alld del Bion del Mal, 242, 200, 244; Genealogia 1, 5. 19. La Gaye Ciencia, 348-349; Mds allé..., 260. 20. Mas allé..., 244 La procedencia permite también volver a encontrar bajo el tinico aspecto de un cardcter, 0 de un concepto, la proliferacién de acontecimientos a través de los cua- es (gracias a los cuales, contra los cuales) se for- maron. La geneologia no pretende remontar el tiempo Para restablecer una gran continuidad més allé de la dispersién del olvido; su tarea no es la de mostrar que el pasado esti todavia alli; vivo en el presente, animan- dolo todavia en secreto, después de haber impuesto a todas las travesias del recorrido una forma dibujada desde el principio. Nada que se asemeje a la evolu- cin de una especie, al destino de un pueblo. Seguir Ja filiacién compleja'de la procedencia es, por el con- trario, mantener lo que ha_ocurrido en : ue Je 6s propiay te ubicar Tos accdlontee Tas esis iones mds lnfitias —-o por el eontratie lac invert. nes completas— los errores, las faltas de apreciacién, Jos malos céleulos que han dado nacimiento a lo que existe y vale para nosotros; es descubrir que en la rafz de lo que conocemos y de lo que somos no hay ver- dad ni ser, sino la exierioridad del accidente (21). Es por lo que, sin duda, todo origen de Ja moral, desde el momento en el que no es venerable, —y la Herkunft no lo es nunca— debe ser criticadg (?*). Herencia peligrosa la que nos es transmitida por una procedencia como ésta. Nietzsche, en varias oca- siones, asocia los términos de Herkunjt_y Erbschajt. Pero no nos equivoquemos; esta herencia no cs una adquisicién, un haber que se acumula y se solidifica; es mds bien un conjunto de fallas, de fisuras, de ca. Pas heterogéneas que Jo vuelven inestable y desde el interior o desde abajo, amenazan al frégil herede: “lacinjusticia y Ia inestabilidad en el espiritu de cier- tos hombres, su desorden y su falta de medida son las liltimas consecuencias de innumerables incxactitudes égicas, de falta de profundidad, de conclusiones pre- cipitadas de que se han hecho culpables sus antepasa- mor, en cl aparato digestivo. Mala respiracién, mala alimentacién, cuerpo débil y abatido de aquélios cu- ‘yos ancestros cometieron errores; que los padres to- men los efectos por las causas, crean en la realidad del més all 0 planteen el valor de lo eterno y es el cuerpo de los hijos el que sufrira Jas consectiencias. Debilidad, hipocresia —simples retofios del error, no en el sentido socritico, no porque sea necesario enga- fiarse para ser malvado, no porque nos hayamos des- ido de la verdad originaria, sino porque es el cuer- po el que leva en su vida y'su muerte, en su fuerza y su debilidad, la sancién de toda verdad y de todo error, de la misma manera que conlleva también, inversamente, el origen— procedencia. ;Por qué los hombres inventaron la vida contemplativa? ;Por qué dieron a este género de existencia un valor supremo? “Culpa, Soca Soe tienen su punto de emergencia en el derecho de obli- gaciGn; y en sus comienzos, como todo lo que es gran- 30. Genealogia 1, 2 31. Més alld... 260. Cf. también Genealogia II, 12. 32. El viaioro y su sombra, 9. de sobre la tierra; ha sido regado con sangre” (*), La humanidad_no_ resa_lentamente de combate “en de reglas, y va de esta manera de dominacion en do- minacién. Y cs justamente la regla la que permite que haga violencia a la violencia, y que otra dominacion pueda plegar a aquéllos que dominan, Las reglas en si mismas son vaeias, violentas, no finalizadas; son hechas para servir a esto o aqueilo; pueden ser plega- das al gusto de tal o cual. El gran juego de la historia es para el que va a apoderarse de las reglas, cl que to- maré el ugar de aquellos que las utilizan, el que se dis- frazaré para pervertirlas, utilizarlas en contrasentidos y volverlas contra aquellos que las habjan impuesto; el Que, introduciéndose en el complejo aparato, lo hard funcionar de tal manera, que los dominadores se en- contrarén dominados por sus propias reglas. Las iferentes_emergencias que podemos localizar no son las figuras sucesivas de una misma significacién; son tanto efectos de sustituciones como reemplazos y desplazamientos, conquistas disfrazadas e inversiones sistematicas. Si interpretar fuera esclarecer Jentamen- te una significacion perdida en el origen, s6lo la me- tafisica podria interpretar el devenir de la humanidad. Pero si interpretar es apoderarse, por la violencia subreptigiamiente- Te an sistem fe ay mificaciGn_esencial, e imponerle una_di- recelin, plegarlo-a-una-nueva Volunted. ha - trar_en oiro Wego someterlo a reglas 3 tonees el devenir_deTa human ie de in- terpretacones. Y Ta _genealogia_debe_ser la historia de ello: Thistoria de Tas morales, de los ideales, de los Conceptos melafisicos, historia del concepto de Tiber tad o de la vida ascética, como emergencias de inte: pretaciones diferentes. Se-trata-de-hacerlos-aparesct como acontecimientos en el teatro de los procedimien- tos. 5. Cufiles son las relaciones entre la genealogia de- finida como biisqueda de la Herkunjt y de ta En- stehung y lo que se denomina comunmenite historia? Conocemos las invectivas famosas de Nietzsche contra la historia, y serd necesario que volvamos a ellas mas adelante, Sin embargo, la genealogia es designada al- gunas veces como “Wirkliche historie”; en muchas ocasiones ella es caracterizada por el “espiritu” 0 el “sentido hist6rico” (3). De hecho, lo que Nietasche n¢ dej6 de eritioar desde la sepunda’de-lus Tniempestivus es Ia_Torma de Thistoria__que reintroduce (y supone siempre) el punto de vista superhistérico” una histo- fo at ae Re ee Tecoger, en una tolalidad bien cerrada sobre sf, la diversidad por fin 33. La Gaya Ciencia, UL. 34. Genealogta, IL, 6. 35. Gonealogta, prefacio, 7; y 1, 2. Mds alld... 224. reducida del tiempo; una historia que nos permitiria reconocer en todas partes y dar a todos los desplaza- mientos pasados la forma de reconciliacién; una his toria que lanzaria a lo que esté detrés de ella una mi- rada de fin del mundo. Esta historia de los historiado- res se da un punto de~apoyo por fuera del tiempo; pretende juzgarlo todo sein una_objetividad de apo- calipsis; pero es que ella ha supuesto una verdad eter- ceo ang cue Tomer eee eae ideation a sf Sel sentido Histone se dels ganar bor eT punto de vista suprahistérico, entonces la metafi sica puede retomarlo por su cuenta y, fijandolo bajo las especies de una ciencia objetiva, imponerle su propio “egipcianismo”. Por el contrario, el_sentido hist6rico_escaparé_a la _metafisica para llegar a ser él instrumento_privilegiado_de la_genealogia si no se orienta hacia ningdn -absoluia. Solo debe Scr Ta aca dad dena ‘mirada Te que distinga, reparta, disperse, deje jugar las separaciones y las mérgenes, una espe- ie de mirada que disocia capaz de disociarse de si misma y de borrar la unidad de este ser humano que se supone Io leva soberanamente hacia su pasado. E. sentido histéricg, y es en esto que practca Ia “wirkliche historie”, reiniroduce_en_el_devenir todo Jo que se habia crefdo que era inmortal en el hombre, gCreemos en la perennidad de los sentimientos? Pero todos y sobre todo aquellos que parecen los mas no- bles _y mds desinteresados, tienen una ria. Cree- mos en la sorda constancia de Tos instintos, y nos imaginamos que estén siempre activos, aqui’ y alld, ahora como antes. Pero el saber histérico no tiene dificultades para ponerlos en piezas, para mostrar sus avatares, para ubicar sus momentos de fuerza y de idad, ‘para identificar sus reinos alternantes, cap- tar su lenta elaboracién y los movimientos por los cuales dirigiéndose contra ellos mismos, puedeg en- carnizarse en su propia destruccién (36). Pen: en_todo caso que el cuerpo no tienc sino las. su_fisiologia y que escapa a Ta historia, GIGS Gh a Sor, CTR Nena a De nuevo es- t mniro_de una serie de re- shinenes gia eeRean: $a es De fo,de reposo y de estes ex Iponoado ber way atimentos-o valores, hibitoe alimentos y por feves morales; se contraje Fesistonclas O')-Ta histo: ria Tefectiva”” se distingue de fos historiadores en que ella no se apoya en ninguna constancia: na- da en el hombre —ni siquiera su cuerpo— es lo su- ficientemente fijo para comprender a los otros hom- bres y reconocerse en ellos. En todo esto nos respal- damos para volvernos sobre la historia y captarla en su totalidad, todo lo que permite volver a trazarla co- mo un paciente movimiento continuo —se trata de romper sisteméticamente todo esto. Es_necesario poner_en_pedazos lo_que permitia el jiego_consola- or de loy-reconocitientae: Saber at coal orien ist6rico, no significa “volver a encontrar” y sobre 36. La Gaya Ciencia, 7. 37. Tbid. Be todo “encontrarnos de nuevo”. La historia sera “efec- tiva" en Ia medida en que ‘introduzca la disconti- nuidad en nuestra alma, Dividird nuestros sentimien. tos; dramatizaré nuestros instintos; multiplicaré. nues- tro’ cuerpo y lo opondré a s{ mismo. Nod jard at debajo de si nada que tenga la estabilidad tranquili- Sedge Ge Te Vids Oe Ta betiralooas Ho se dejare Te Var, por ninguna posictén testaruda, hacia un fin mi- lenario, Cavard en lo que nos gusta hacerla reposar y y se encarnizar4 contra su pretendida continuidad. Es ue el saber no estd hecho para comprender, esté he- cho_para_cortar. Se pueden captar, a partir de alli, los rasgos pro- ppios gtdel sentido histérico tal como’ Nietzsche lo en- tiende y que opone a la historia tradicional la “wir- Kliche Historic". Esta invierte la relacién establecida comunmente entre la irrupcién del acontecimiento y Ja necesidad continua, Existe toda una tradicion de I historia “Celsoldgica o Taeonelata) gue tende-« de solver_el_acontecimiento_singular_e ntinuidad ideal_—movimiento teleolégico_o encadenamiento _na- tga La Historia “clectiva" have Tesurgir-el-aconiect ‘lento en_-Jo-que-pusde ‘tener de tnico y de agudo. Meoinesioy ce ueceSane SHERAGEY Con colo NO una decisién, un tratado, un reino o una batalla, sino, una relacién de fuerzas que se invierte, un po- der confiscado, un vocabulario retomado y devuelto contra sus utilizadores, una dominacién que se debi- lita, se distiende, se envenena ella misma, otra que hace su entrada, enmascarada. Las fuerzas que ep- tyan_en juego en la historia no obedeen nia una obs- tinacion nia una mecénica sino més bien_al azar d lluche G5) -No se matifiestan-como lay formas su. cesivas de una intencién primordial, tampoco toman ya la apariencia de un resultado. Aparecen siempre en_el_azar_sin del acontecimiento, A la inversa del mando cristiano, universalmente tejido por la ara- fia divina, a diferencia del mundo griego dividido en- tre el mundo de la voluntad y el de la gran cstupidez c6smica, el mundo de la historia efectiva s6lo_cono- ce_un_reino, en donde no hay ni Rrowidencia, ni cau- sa_Tinal sino solamente “Ja mano de hierro de la ne- cesidad_que tira el-dado del azar"). Ademés ‘no Sera necesario comprender este azar como una simple jugada sino como el riesgo siempre renovado de la voluntad de poder que opone a todo resultado del azar, el riesgo de un azar todavia més grande (4°). ‘Aunque el mundo, tal como lo conocemos, no es esta figura, en suma simple, en donde los acontecimien- tos se han borrado para que se acentiien, poco a po- co, los rasgos esenciales, el sentido final, ‘el valor pri- mero y tiltimo; es, por el contrario, una mirfada de acontecimientos enmarafiados, hoy en dia nos pare- ce “maravillosamente coloreado, profundo, leno de sentido” es que una “multitud de errores y de fantas- 38. Genealogia Ul, 12. 39. Aurora, 130. 40 Genealogia I, 12. mas” Ie ha dado nacimiento y lo habita ain en se- creto (1). Nosotros creemos que nuestro presente se apoya en intenciones profundas, en necesidades esta- bles; le pedimos a los historiadores que nos conven- zan de ello, Pero el verdadero sentido hist6rico reco- noce_que_vivimos” sin puntos de referencia, ni_coor- denadas originales,en_miriadas de _acontecimientos perdidos, a ers El tiene también el poder de invertir la relacion de lo proximo y Jo Iejano tal como la establece la historia tradicional, en su fidelidad a la obediencia metafisica. A ésta en efecto le gusta dar una mirada hacia lo lejano y hacia las alturas: las épocas mas nobles, las formas mis elevadas, las ideas mas abs- tractas, las individualidades més puras. Y para esto, trata de acercarse a ellas lo ms cerca posible, situarse al pie de sus cumbres con riesgo de caer en Ia famosa perspectiva de las ranas. La historia efectiva, por el contrario, mira lo mas cerea posible —sobre el cuerpo, el sistema nervioso, los alimentos y la digestion, las energias; escudrifia las decadencias; y si ella afronta las_altas épocas, es_con la sospecha no rencorosa_si- no_gozosa_de_un_bullicio. rbaro_e inconfesable. No tone misar Tac abafo. Pero tiie desde aera, su. mergiéndose para captar las perspectivas, desplegar las disposiciones y las diferencias, dejar a cada cosa su. medida, su intensidad, Su movimiento es. inverso de_aquel con que operan.subrepticiamente los his- toriadores: fingen mirar hasta lo més lejos de ellos mismos, pero de una manera baja, reptando, se acer- can a esa lejania prometedora (en esto ellos son co- mo los metafisicos que no ven, muy por encima del mundo, un més alla sino para prometérselo a titulo de recompensa); la_historia_efectiva, mira a_captar a distancia (mirada parecida a la del ied cO_que se _sumerge pee fiagnosticar y decir Ja dife- rencia}. El sentido histérico esta mucho mas cerca de Ta medicina que de la filosofia. “Histérica y fisiolé- gicamente” dice Nietzsche en varias ocasiones (#), En esto no hay nada de asombroso, puesto que, en la idiosincrasia del filésofo, se encuentra también la ne- gacién sistematica del cuerpo, y “la falta de sentido hist6rico, el odio contra la idea del devenir, el egip- tismo”, Ja testarudez para “poner al principio lo que viene al final” y colocar “las ultimas cosas en el puesto de las primeras” (*#). La historia tiene mejo- res cosas para hacer en lugar de ser Ja sirvienta de la filosofia y de contar el nacimiento necesario de la verdad y del valor; ella tiene el_conoci diferenciador_de las eras ‘de_los_desfallec eT de Tas alturas_y de Tos hundimientos, de los venenos ace favenonos, Tiene que ser Ia ciencia de los remedios 41. Humano, dematialo bumano, 16. 42. Crepiiseulo de lor Idolos. 43. Ibid, La razon en Ja filosofia, 1 y 4. 44, EL viajero y sw sombra, 188. 12 Finalmente nos referiremos al iltimo rasgo de es- ta_historia_efectiva. No teme ser un_saber_perspee- tivo, Los historiadores tratan de borrar en la medi da de lo posible lo que pueda traicionar en su sav ber, el lugar de donde miran, el momento en el que estan, el partido que toman, lo inabarcable de su pa- sién. El sentido _histérico, tal_como_lo_entien- de, Niclecche ge at6s penmpetiNa. Y iy aliens ol Ge. tea_ie a6 peaeia eta Pi Bajo cierto an- Gaooar ol delteute pronthily de\anrsciar, de de cir si o no, de seguir todas las huellas del veneno, de encontrar él mejor antidoto. En lugar de fingir un discreto desdibujamiento ante lo que mira, en lugar de buscar su ley y someter a ella cada uno de sus movimientos, esta cs ia que sabe de_dén inita_y fo que mice: Prncaiae Hae aed oo ig poubitdad-de Ricker el rage ten me su_eonocimfentoy su geneabetae Pe winktche Histes He™ realiza, de-tna Tanera vertical desde el lugar en el que sitiia,'la genealogia de la historia. 6. En esta genealogia de la historia que esboza en varias ocasiones, Nietzsche liga el sentido histéri- co y la historia de los historiadores. El uno y la otra tieien un solo comienzo, impuro y mezclado. Por un mismo signo se puede reconocer tanto el sintoma de una enfermedad como el germen de una flor maravi- Hosa (*), aparecieron al mismo tiempo y luego ten- drin que separarse, Sigamos pues sin diferenciar to- davia su genealogia comiin, La procedencia (Herkunjt) del historiador es ine- quivoca: es de baja extraccién, Uno de los rasgos de la historia es el de no seleccionar: esté en el deber de conocerlo todo, sin jerarquia de importancia; com. prenderlo todo, sin distincién de altura; aceptario todo, sin hacer diferencia, Nada debe escaparle, asi como nada debe ser excluido. Los historiadores di- rin que ésta es una prueba de tacto y de discrecié {con qué derecho harin ellos intervenir su gusto cuan- do se trata de los otros, sus preferencias cuando se trata de lo que pas6 realmente? Pero de hecho, esta es una ausencia total de gusto, una cierta burdedad que trata de tomar, con Io que es més elevado, ma- neras de familiaridad, una satisfaccién con 10 que es més bajo. El historiador es insensible a toda repug- nancia: 0 més bien, le gusta lo que deberfa rechazar. Su aparente serenidad se encamniza en no reconocer nada grande y reducirlo todo al mAs débil denomina- dor. Nada debe ser més elevado que él, Si él desea tanto saber, y saberlo todo, es para sorprender los sccretos que ‘empequefecen,” “Baja curiosidad”. ;De dénde viene Ia historia? De la pleble, {A quién se di- rige? A la plebe. Y el discurso que él hace se parece mucho al del demagogo: “nadie es més grande que vosotros” dice éste “y aquel que tuviera la presuncién de querer sobrepasards, —a vosotros que sois buenos— ese es malo”; y el historiador, que es su doble, le ha- ce eco: “Ningiin pasado es mas grande que vuestro 45. La Gaya Ciencia, af. 337 presente, y todo lo que puede ser presentado en la historia con el aspecto de la grandeza, mi saber me- ticuloso os mostrar4 su pequefez, su maldad e infe- licidad”. El parentesco del historiador remonta hasta Socrates. Pero esta demagogia debe ser hipécrita. Debe es- conder su singular rencor bajo la mascara de lo uni- versal. Y de la misma manera que el demagogo de- be_invocar la erie la Tey de las eran : real cesidad_eterna,_el_historiador_debe invocar_la_objeti- fidad, Ta exactitud de los hechos, el pasado inmévi vi femagogo es conducido a fa negacion del cuerpo para establecer la soberanfa de la idea intemporal; el historiador es levado a la negacién de su propia’ in- dividualidad, para que los otros entren en escena y puedan tomar la palabra. El tendra pues que encar- nizarse contra si mismo: tendré que hacer callar sus preferencias y sobreponerse a sus desagrados, enredar su propia perspectiva para sustitufrla por una_geome- tria_ficticiamente universal, imitar a la muerte para entrar en el reino de los muertos, adquirir una cua- siexistencia sin rostro y sin nombre. Y en este mun- do, en donde él ha frenado su voluntad superior, po- dra mostrar a los otros la ley inevitable de una volun- tad superior. Al haberse puesto en la tarea de borrar de su propio saber todas las huellas de querer, él vol- ver a encontrar, del lado del objeto If conocer, a forma de un querer eterno. La objetividad del histo- tiador_es iny sidn de las relaciones del querer con providencia, en Tas aust Be a sar El histortador_perteng familia _de los ascetas. “No puedo sufrir a los concupicentes eunucos de Ia histo- tia, todos esos predicadores del ideal ascético; no pue- do soportar esas sepulturas blanqueadas que parodian la vida; no puedo soportar esos seres fatigados y de- bilitados que se envuelven en el manto de la sabiduria y miran “objetivamente’ ” (4° Pasemos a la Fi ng_de la historia; su lugar es la iglo XIX: patria fe_las_bastardias, épocas_del_hombre_mixturg. Con relacién_a Tos momentos de alta civilizacién, henos aqui como birbaros: tenemos ante nuestros ojos ciu- dades en ruinas y monumentos enigmiticos; nos he- mos parado ante muros resquebrajados; nos pregun- tamos cudles dioses pudieron habitar todos esos tem- plos vaeios, Las grandes épocas no tuvieron curiosi- dades como éstas ni respetos tan grandes; no recono- cen predecesores; el clasicismo ignoraba a Shakespea- re. La decadencia de Europa nos ofrece un especticu- Jo inmenso cuyos momentos més fuertes se suprimen © se dejan de lado, Lo propio de la escena en la que nos encontramos hoy, es la de representar un teatro; sin monumentos que sean obra nuestra y que nos pertenez~ can, vivimos en una multitud de decorados. Pero hay algo més: el europeo no sabe quién es; ignora cudles razas se mezSlaron en €l; busca el papel Gus podria ser 46. Geneclogia I, 26. el suyo; él no tiene individualidad. Se comprende des- de entonces por qué el siglo XIX es espontineamente historiador: la anemia de sus fuerzas, las mezclas que han borrado sus caracteres producen el mismo efec- to de las maceraciones del ascetismo; la_imposibilidad de crear en la que se eacvontra, ou ausencta de bra, iobligasiGn ei la que se enctentta de apoyatie et Mae te eal ee ee ee nae oes plebeyo. @Pero si ésta es la genealogia de la historia, c6- mo es posible que ella misma pueda Ilegar a ser anéli sis geneal6gico? ;Cémo no permanece en un conoci- miento demagégico y religioso? ;Cémo puede, en esta misma escena, cambiar de papel? Sino, solamente, por- que se apodera de ella, porque se la domina y porque se la vuelve contra su nacimiento. Tal es en efecto 10 propio de la Entstehung: no es la salida necesaria de Jo que, durante tanto tiempo, habja sido preparado por adelantado; es la escena en donde las fuerzas se arriesgan y se enfrentan, en donde pueden triunfar pe ro donde se puede confiscarlas. El lugar de la emergen- cia de la metafisica era la demagogia de Atenas, el rencor populachero de Sécrates, su creencia en la’ in- mortalidad. Pero Platén hubiera podido apoderarse de esta filosofia socrdtica, hubiera podido volverla contra si misma, y sin duda una vez traié de hacerlo. Su derro- ta fue la’ de Megar a fundarla. El problema en el siglo XIX es el de no hacer, por el ascetismo popular de los historiadores, 1o que Platén hizo por el de Séera- tes. Es necesario, no fundarlo en una filosofia de la historia, sino ponerlo por piezas a partir de lo que él ha producido: volverse maestro de la historia para hacer So ella wy. dis Sensuous ox EG an uae eu aaa eae a en A tOrico se emanciparé de la historia supra-hist6rica. 7. El sentido histérico tiene tres usos que se oponen término por término a las tres modalidades plat6ni- cas de la historia. Una es el_uso_parddico y destruc- tor de la realidad que sé i istoria- Teminiscencia_o reconocimic inuk ‘0 _tradicién; el _tercero_es_el_usi ste v desator de er ictal or de verted que se Ooone 2 historia-conocimiento, De todas maneras, se trata de usar Ta historia de manera que se emancipe para siem- pre del modelo, a la vez metafisico y antropolégico de Ja memoria, Se trata de hacer de Ja historia una contra- memoria, v de desplegar por consiguiente otra forma del_tiempo. ——EE Uso parédico y bufén, El historiador ofrece a es- te hombre mezclado y anénimo que es el europeo —y que ya no sabe quién es, qué nombre debe llevar: identidades de repuesto, aparentemente mejor indivi dualizadas y més reales que 1a suya. Pero el hombre del sentido histérico no debe equivocarse con este sustituto que se le ofrece: s6lo es un disfraz, A su vez, se le ha ofrecido a la revolucién el modelo roma- no, al romanticismo la armadura del caballero, a la €poca wagneriana la espada del héroe germénico; pe- ro son oropeles cuya irrealidad remite a nuestra pro- pia irrealidad, Existe toda la libertad para aquellos que quieran venerar estas religiones y celebrar en Bay- reuth en memoria de ese nuevo més allé; se pueden volver revendedores de identidades vacantes, El buen historiador, el genealogista, sabré qué es lo que hay que pensat de toda esta mascarada. No se trata de ninguna manera de que la rechace por espiritu de seriedad; él quiere, por el contrario, Hlevarla hasta el extremo: él quiere llevar a cabo un gran carnaval del tiempo, en donde tas méscaras no dejarin de volver. En vez de identificar nuestra pélida individualidad c Hemtidades my reales del pasado, se tata os 0 inrealizamos en Tantas Tentdades- que Tan voelto_2 aparecer y Tetomando Todas estac Tscaras Feder co Hohenstaufen, César, Jestis, Dionisos, Zaratustra quizé—, volviendo a empezar Ia bufoneria de la his- toria, volveremos a tomar en nuestra irrealidad la identidad més irreal del Dios que la ha dirigido. “Tal vez descubriremos aqui el terreno en donde la origina- lidad noSes todavia posible, tal vez como parodistas de la historia y como polichinelas de Dios” (+7). Aquf reconocemos 1a doble parodia de lo que la segunda In- tempestiva llamaba la “historia monumental”: histo- ria que tenfa por tarea restituir las grandes cumbres del devenir, mantenerlas en una presencia perpetua, volver a encontrar las obras, las acciones, las creacio- nes segin el monograma de su esencia intima, Pero en 1874, Nietzsche reprochaba_a esta historia, dedicada aa veneraciOn, cerrar Ta_via_a las intensidades_ac- tales de la vida y a sus creaciones. Se trata, por el ontrario, en Tos Ultimos textos, de. parodiarla para hacerla estallar, de la misma manera que ella s6lo es una parodia, La_genealogia, es la_historia_com camaval conceriadg Otro uso de Ia historia: 1a disociacién sistemética de nuestra identidad, Puesto que esta identidad, muy, dsbil sin embargo, que nosotros tratamos de asegurar y de juntar bajo una mascara, sélo es una parodia: el plural la habita, almas innumerables se disputan alli; los sistemas se entrecruzan y se dominan unos a otros, Cuando se ha estudiado la ia, ung it Cuando se _ha estudiado la historia, uno_se sien: te_“feliz, en Oposicion con los _metafisicos, vr - garen gf wt inmorial sino muchas almas mor- tales” (48). Y en cada una de estas_almas, Ta historia no_descubriré una _identidad_olvidada, siempre pronti 2 fee, ui asta compl element sino_un_sistema complejo de elementos 3 su_vez miltiples, distintos, y_que no domina_niny poder-de sinter. “es un vaso de cultura superior mantener en plena conciencia ciertas fases de la evo- Iucién que los hombres inferiores atraviesan sin pen- sar en ello... El primer resultado es el de que no- sotros entendemos a nuestros semejantes como siste- ‘mas enteramente determinados y como representantes de culturas diversas, es decir como necesarios y como 47. Mas alld..., af. 223. 48. EL viajero + su sombra, (Miscelinea de opiniones y sea- tencias), af. 17. 4 modificables. Y por el contrario: que en nuestra pro- pia evolucién, somos capaces de separar fragmentos y tomarlos aparte” (#9), a historia, genealogicar mente dirigida, no tiene como Tin_volver_a_encontrar Jas raices de_nuestra identidad, sino, por el contrario, el-de_disiparla; ella no emprende Tr-tarea de ubicat el hogar tinico de donde venimos, el de esta primera Patria a donde los metafisicos nos prometen que re- gresemos; ella emprende la tarea de_hacer_aparecor todas I. liscontinuidades que nos. aviesan. Esta funcién es inversa de la que queria ejercer, segin las Intempestivas “la_historia_anticuaria”. Alli se_tratab; de_reconocer las Continuidades en Tas cuales se enraj- za_muestro_presente:_continuidades _dal_suelo, de I fengua, de-Te-cludad’~se-tataba “otis eon mano_delicada_Jo_que_ha_existido en todos : 0s, conservar para aquellos que vendran las condici nes bajo las cuales se ha nacido” (*°), A una historia fee i tle las_Intempestivasobjetaban_que cortia_el_riesgo de Bloguear toda creasin a nombre de la Tey def toda_creacién-a_nombre de la ley-de_t- felidad. Un poco mas adelante —y ya en Humano, lemasiado humano— Nietzsche retoma la tarea de an- ticuario, pero en la direccién completamente opuesta. Si la genealogia plantea a su vez la cuestién del sue. Jo que nos vié nacer, de la lengua que hablamos y de las Ieyes que nos rigen, es para poner a Ja luz del dia lgs_sistemas_heterogéneos que, bajo la nuestro_yo, nos prohiben Toda ‘dettad Tercer uso de la historia: el sacrificio del sujeto de conocimiento. En apariencia, o més bien segiin la mascara que ella leva, Ia conciencia histérica es neu- tra, despojada de toda pasién, comprometida sol mente en la verdad. Pero si se interroga a si mis- ma y si de una manera mds general interroga toda conciencia cientifica en su historia, descubre entonces las formas y transformaciones de la voluntad de sa- ber que es instinto, pasién, encarnizamiento ingui: dor, refinamiento cruel, maldad; descubre la violencia de los partidos que se han tomado: partido tomado contra el bienestar ignorante, contra las ilusiones vi- gorosas por las cuales la humanidad se protege, par- io tomado por todo lo que hay de peligroso en la biisqueda y de inquietante en el descubrimiento (9 El anilisis histérico de ese gran querer-saber que re~ corre a Ja humanidad hace pues aparecer a la vez que no_hay conocimiento que no repose sobre Ia injus- thin (que no Tiny Pues, tr ef concetmieato Mien derecho a la verdad o'un fundamento de lo verdade- 10) y que el instinto de conocimiento es malo (que hay en él algo mortifero, que él no puede, que él no quiere nada para el bienestar del hombre). Tomando, como se hace actualmente, sus dimensiones més amplias, el querer saber no se acerca a una verdad universal; él: ng da_al hombre un exacto y sereno dominio de la natu- 49. Humano, demasiado bumano, af, 274. 50. Consideraciones intempestives U1, 3. 51. Confrontar. Aurora, af. 429 y 432; Le Gaya Ciencia, af. 333; Mas alld del Bion del Mal, af. 229 y 230. raleza; por el contrario, no deja de multiplicar los ries- Bos; por todas :s_hace_crecer Jos peligros; echa a ‘uerra_Tas_proteccior i . ace_la_unidad Sujeto; bern en él todo lo que $6 eapecina on asso” iby en desu, Ea oon fe que el saber se desligue Poco a poco de sus raices empiricas o de las primeras necesidades que lo hicieron nacer, para llegar a ser pura especulacién sometida solamente a las exigencias de la raz6n, en lugar de ligarse en su desarrollo a la constitucién y a la afirmacién de un sujeto libre, él Ueva consigo un empecinamiento siempre més gran- de; la violencia instintiva se acelera en él y se a cienta; antiguamente las religiones pedian el sacrificio del cuerpo humano; el saber exhorta hoy a hacer ex- periencias en nosotros mismos (52 scrifi del icto_de_conocimiento. ‘conocimiento se ha transformado en nosotros en una pasién que no se asusta ante ningtin sacrificio, y s6lo tiene un s6lo te- mor, el de apagarse él mismo... La pasién del cono. cimiento hard quizds perecer la humanidad. la pasién no hace perecer a la humanidad, clia perece- ri de debilidad. ¢Qué se prefiere? Esta es la pregun- ta principal. ;Queremos que la humanidad se acabe en el fuc en la Juz o bien en Ja arena?” (5); problemas que ocuparon —el~pensa- miento filos6fico del siglo XIX (fundamento recipro- co de la verdad y de la libertad, posibilidad de un sa- ber absoluto), estos dos temas’ mayores legados por Fitche y Hegel, ya es hora de sustituirlos por el te- ma de que “perecer por el conocimiento absoluto po- dria formar buena parte del fundamento del ser” (4), Co que no quiere decir, en el sentido ciice fue la voluntad de verdad esta limitada por la finitud del conocimiento; pero que ella pierde todo limite y toda intencién de verdad en el sa ‘ificio “que debe hacer del sujeto de conocimiento. “Y quiza hay una sola idea prodigiosa, que atin hoy podria aniquilar cual- quicr otra aspiracién, de suerte que consiguiese la victoria sobre el mas victorioso; me refiero a la idea de 1a ‘humanidad que se sacrifica’, ;Pero a qué deberia sacrificarse? Ya podemos jurar que si la constelacién de esta idea apareciese alguna vez en el horizonte, el conocimiento de la verdad seria el Gnico objeto enor- me proporcionado a tal sacrificio, porque para el co. nocimiento ningiin sacrificio es bastante grande. Pero el problema no se ha planteado jams” (*), Las Intempestivas hablaban del uso critico de la historia: ‘se trataba de llevar el pasado a los tribuna- les, de cortar sus rafces con cuchillo, de borrar las veneraciones tradicionales con el fin de’liberar al hom- bre y de no dejarle otro origen que aquel que él quiere Teconocerse. A esta historia critica, Nietzsche repro- chaba el que nos desligaba de nuestras fuentes reales Y sacrificaba el movimiento mismo de la vida a la so- 52. Aurora, af. 501 53. Ibid, af. 429. 54, Mds alld del Bien del Mal, 39. 55. Aurora, 45. la preocupacién de la verdad, Vernos que un poco més adelante, Nietzsche retoma por su cuenta lo que rechazaba entonces. Lo retoma pero con otro fin: ya no se trata de juzgar nuestro pasado en nombre de una verdad que nuestro presente serfa el tinico en po: seer, s¢ trata de intentar la destruccién del sujeto de conocimiento en Ia voluntad, infinitamente desplegada, de saber. En un sentido la genealogia vuelve a las modali dades de Ia historia que Nietzsche reconocfa en 1874. Ella vuelve alli més alla de las objeciones que él les hacia entonces en nombre de la vida, de su poder de afirmar y de crear. Pero ¢lla_tegresa alli metamorfo- sedndolas: la_veneracién_de Tos monumentos se con- arte en parodia, el respeto de las antiguas: continu Gates se tonnienis en tipeacion sitematica Ta cr tica_de Tas injusticias del_pasado, por Ta_verda uc al soniye cates fot. se convene tx dovteeiin Sujeto_de conocimiento por Ta injusticia propia de la Giand eal a =— Traduceién Maria Luisa Jaramillo.

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