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SEPARACION INDEFINIDA DE CUERPOS Cuando la demanda de separacién se apoya en el no cumplimiento de uno de los cényuges de los deberes propios de su estado de casado, sin concrecién ni precision algunas, no se esta ante una negativa, de caracter definido que exima a la parte actera de probar los supues- tos en que el incumplimiento se traduce, La negativa es de mera forma gramatical que se convierte en la afirmacién de hechos contrarios, los cuales deben ser probados para el éxito de la pretensién. Corte Suprema de Justicia Sala de Casacién Civil Magistrado ponente: doctor Humberto Mureia Ballén Bogota. D. E., 17 de junio de 1980. Procede hoy 1a Corte a decidir lo pertinente en la consulta que para su sentencia de 17 de marzo de 1980, ordené el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Tbagué Antecedentes 1. Mediante eserito que fue presentado el 25 de octubre de 1978 ante el referido Tribunal Superior, Amparo Perdomo de Strusberg deman- 6 a su cénynge Napoledn Strusberg Gonedlez, a efecto de que, previa la tramitacién del pro: ceso abreviado, se decrétase la separacién defi- iva de cuerpos en el matrimonio canénico contraido por ellos; se declarase, conseeuencial- mente, disuelta y en estado de’ liquidacién la correspondiente sociedad conyugal ; se dispusiese que la patria potestad, lo mismo que la guarda y el euidado personal sobre los menores hijos del matrimonio, corresponden exelusivamente a su madre legitima; y, en fin, se tomasen las demas disposiciones inherentes a la pretensién prinei- palmente dedueida. 2. En su libelo la demandante invoe6, como hechos constitutivos de la causa petendi, los que sustaneialmente quedan comprendidos en las si- guientes afirmaciones: Que ella contrajo matrimonio catélico con el citado Napoleén Strusberg el 11 de diciembre de 1969, en la Iglesia Parroquial de Nuestra Sefiora de Las Nieves de Bogota; que dentro de dicha unidn connubial los contrayentes procrearon a Rasmil, Fausto Xiova y Janna Amparo Straus- berg Perdomo, cuyos siacimientos ocurrieron en la cindad tolimense de Natagaima el 28 de di- ciembre de 1970, 15 de diciembre de 1973 y 14 de junio de 1978, respectivamente; que ei de- mandado, con su ‘condueta, ha incurrido en la causal 2® que para la separacién de euerpos de- termina la Ley 1® de 1976, puesto que, explica la demandante, ‘‘ha dejado de cumplir’ grave e injustifieadamente sus deberes de padre y de esposo... Bajo la gravedad del juramento aseverd 1a actora en sit libelo que el demandado se encuen- tra “‘actualmente ausente de su domicilio” y que deseonocia ‘‘su paradero’’; con base en tal asercién depreeé el Hamamiento de éste al pro- ceso en la forma edictal previsa por el artieulo 318 del Cédigo de Procedimiento Civil. 3. Muy a pesar del emplazamiento piblico que se le hizo, el demandado no comparecié al proceso y por tal razén se le designé eurador ad litem, a quien, una vez. posesionado del cargo, se le notifies personalmente el auto admisorio de la demanda y se le corrié ésta en traslado, Dentro del respectivo término el citado eura- dor contesté la demanda, expresando no constar- Te los hechos en ella invocados; exigiendo que éstos fuesen probados; y no oponerse a la pre- tension ‘‘si los hechos en que se fundan son ciertos y valederos”’. 4, El Tribunal a guo, una vez contestada la demanda y previo el intento de realizar las audiencias de conciliacién, que se frustraron por la no comparecencia de ‘las partes”’, decreté las 42 GACETA JUDICIAL pruebas pedidas por la demandante y para su practica comision6 al Juzgado Civil Municipal de Natagaima de donde, segdn la demanda, son vecinos los testigos cnyas declaraciones se pi- dieron. Para la correspondiente reeepeién el juzgado comisionado sefialé una primera fecha, en la cual no se pudo evacuar la prueba porque el apo- derado de quien la pidié, quien anuncié que oralmente formularia el interrogatorio respecti- vo, solicit6 aplazamiento; y en la nueva fecha sefialada al efecto tampoco se pudieron recibir los testimonios porque ‘‘no se presenté el apo- derado de la parte actora, quien debe formular el interrogatorio”” Y surtida que fue pues toda la tramitacién de la primera instancia el Tribunal de Tbagué le puso fin con sn sentencia del 17 de marzo pasa- do, mediante 1a cual, al encontrar probada la causal invocada como fundamento para la sepa- racién de cuerpos suplicada, acogié las peticio- nes de la demanda e impnso al demandado las costas procesales 5. Dicha sentencia ha venido en consulta a la Corte, la que, para decidir, formula las siguientes Consideraciones 1# En el caso que aqui se estudia los presu- puestos del proceso se enenentran presentes. Y como, de otra parte, la Sala no advierte causal de nulidad que invalide la actuacién surtida, asi en la primera como en la segunda instaneias, es pertinente entonces proferir senteneia de mérito. 28 La legitimacién en la causa, tanto activa como pasiva, se halla realmente configurada en este caso y por tanto corresponde estudiar la pretensién en el fondo para dirimir la contro- versia con sentencia que haga transito a cosa juzgada material, pues con el certificado expe- ido por el Notario 16 del Cirenlo de Bogota, oporttina y legalmente ineorporado al proceso, se aeredita idénea y suficientemente el matrimonio catélico contraido entre ellos por la demandante y el demandado, el 11 de diciembre de 1969. Y est acreditado también, con los certifieados expedidos por el Notario de Natagaima, que Rasmil, Fausto Xiova y Janna Amparo Strus- berg Perdomo nacieron dentro del matrimonio atras referide, que son hijos legitimos de las partes de este proceso y que segiin las fechas de Sus nacimientos son hoy menores de edad. Namero 2407 3% Como ya lo ha dicho la Corte, la vida del matrimonio debe en general desarrollarse com- partiendo los ednyuges una misma mesa y wn mismo hogar. De ahi que wna de las obligaciones que adquieren los consortes es la de vivir juntos y_ayudarse reciprocamente. Ello no obstante, en ciertas cireunstancias que por sé mismas llevan al rompimiento de la unidad familiar ¢ impiden alcanzar el propésito de los consortes de lograr su mutua complementacién y el bien de los hijos, el legislador ha establecido como remedio tem- poral de tal estado de cosas, la separacién de cuerpos por tiempo indefinido. Los hechos a los que la ley ha concedido poder sujiciente para que, invocados por el cényuge inocente, sirvan de base sélida para aceptar una demanda de separacién de cuerpos, son los sefia- lados taxativamente por el articulo 154 del C6- digo Civil. Dentro de ellos se enlista, ciertamen- te, “el grave e injustificado incumplimiento por parte de alguno de los cényuges de sus deberes de marido 0 de padre y de esposa o de madre”, que es justamente el que, referido al demandado, se invoca en el presente caso. Pero es légioo que quien aspira a tener éxito en su pretension de separacién de cuerpos, de- mandada con apoyo en una o algunas de las can- sales taxativamente consagradas por la ley para ello, tenga que demostrar los hechos que las estructuran, pues asi lo exige el principio de la carga probatoria consagrado en el articulo 177 del Cédigo de Procedimiento Civil, segiin el cual “‘incumbe a las partes probar et supwesto de hecho de las normas que consagran el efecto juridico que ellas persiguen”. 48 Cabe observar, sin embargo, que no son in- frecuentes los casos en que el demandante, al claborar la demanda inicial det proceso, convig- na en ella afirmaciones de hecho positivas y negativas como supuestos facticos del derecho enya tutela reclama. Y si en relacién con las pri- meras es claro que corre siempre con el deber de probarlas, no acontece lo propio con las segun- das, puesto que éstas en algunos eventos son de imposible demostractén. De ahi que el articulo 17 citado, en su iiltima parte, consagre una excepeién a la carga de la prueba, al estatuir que “las afirmaciones 9 negaciones indefinidas no requieren prueba’”. Mas como no todas las negaciones contenidas en una demanda son de igual naturaleza, ni pro- ducen tampoco idénticos efectos juridicos en materia de prucha judicial, es preciso recordar al efecto que la doctrina las ha dividido en defi Namero 2407 nidas ¢ indefinidas. ¥ ha dicho que corresponden las primeras a las que tienen por objeto la afir- macién de hechos coneretos. limitados on tiempo y lugar, que presuponen la existencia de otro hecho opuesto de igual nafuraleza, el cnal resul- ta afirmado implicita 0 indirectamente; y que las segundas, es decir las indefinidas, son aqué- Was negaciones que no implican, ni implicita ni indircetumente, la afirmacién de hecho contrario alguno. De ahi que, como desde vieja data to tiene aceptado la jurisprudencia de la Corte, estas negaciones ‘no pueden demostrarse, no por negativas sino por indefinidas””. (LXXV, 23) Hase dicho igualmente que “bien esté que las negociaciones no se demuestren, pero si en todos los casos, 0 en la mayoria de ellos, las negacio- nes se reducen a 1a afirmacién de hechos posit vos, cuya eristencia puede comprobarse por apoyarse en resultados de éstos, es claro que debe correr de cuenta del actor la plena denos- tracién de tales hechos positivos con que ha fundado su accién y en que se basan las nega ciones para el érito judicial instawrado”’. (XLVHI, 400) 58 En el caso de este proceso estimé el Tribu- nal de Thagué que no obstante que la demandan- te no aporté prueba alguna que justifique el alegado por ella incumplimiento de los deberes de esposo y padre de su demandado, tal aban- dong debia darse por probado por implicar su afirmacién una negativa indefinida, Apoyé su asercién en doctrina de ta Corte, que asi lo pre- gond, contenida en sentencia de’ 31 de enero de 1971 y que en lo pertinonte transcribe. Ocurre, empero, que posteriormente la Corte, Inego. de aquilatar con mayor detenimiento la cnestién, legé a conclusién contraria y por ende reeogié su doctrina anterior, En su sentencia de 24 de julio de 1978, proferida en el proceso de separacién de cuerpos de Alirio Vargas Anzola contra Etelvina Gareia de Vargas, dijo en efecto: “Por cnanto la afirmacién del abandono del hogar que et demandante le enrostra a Ia de- mandada, implica una asereién general y abs- tracta de que ésta ha incwmplido voluntaria- mente todo cl conjunto de las obligaciones que surgen del matrimonio, sin ooneretarla especifi- camente a hecho 0 hechos algunos limitados en el tiempo, no puede juridicamente atribuirsele el caricter de negativa indefinida para que, como tal, se excuse la carga de la prucha de los supues- tos en que tal negativa se traduce, Cuando sin . GACETA JUDICIAL 43 conerecién ni preeisién algunas se afirma que un eduyuge ha incumplido sus deberes de tal, 0 que su conducta al respecto no es legitima, la nega- tiva es de mera forma gramatical, que se con- vierte en la afirmacién de hechos contrarios, los cuales si. pueden y deben justifiearse para el ézito de la pretension “Pero es mis. Aun dando por aceptado que tal negativa fuera suficiente para dar por demostrado el abandono del hogar que el deman- te le enrostra a la demandada, esa afirmacién estaria lejos de acreditar que el inewmplimiento de los deberes referidos fue ‘grave ¢ injustifica- do’, requisitos éstos que son justamente los exigidos por la Ley 1% de 1976 para que se es- tructure la segunda de las causales de separacién de ewerpos”’. (Sentencia inédita). 6% Como la Sala no encuentra ahora razones que la impulsen a rectifiear su iltima doctrina en el punto, debe hoy reiterarla, En estas cireunstancias tiene que concluir por imperativo de la légica que la sentencia que se revisa no se aviene 0 se acompasa con las perti- nentes normas de derecho objetivo, y que por lo consiguiente debe infirmarse; desde Iwego que como la demandante fue absolutamente incurio- sao negligente en su deber de activar la practica de las prucbas por ella pedidas, le resulta a la te innoeuo ejercer, como Tribunal de instan- cia, actividad oficiosa en punto de pruebas. 74 Cabe observar, finalmente, que, como se dednee claramente de la aetuacién procesal re- ferida en el numeral 4 de la primera parte de esta providencia, el abogado que apoderé a la demandante en 1a primera instaneia del proceso no colabord con la justicia para la préctica de las pruebas, como era su deber segin lo precep- tita el articulo 71 del Cédigo de Procedimiento Civil A términos del artiewlo 55 del Deereto ntimero 196 de 1971, el abogado que sin justa causa des- euide el astinto de que se ha encargado, 0 deje de hacer oportunamente las diligeneias propias ineurre en falta a la debida diligencia profesio- nal. Su condueta negligente lo Hevé a ineumplir su deber de ‘‘atender con celosa diligencia su encargo profesional'’( artfeulo 47-6? ibidem), por lo que la Corte, en cumplimiento de lo pre- ceptuado en el articulo 70 del mismo estatuto legal, tiene que ordenar la correspondiente in- vestigacién diseiplinaria, 44. GACETA JUDICIAL Decision Habida cuenta de las anteriores consideracio- nes, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casacién Civil, administrando justicia en nom- bre dle la Repiibliea de Colombia y por autoridad de la ley, Resuelve: Primero. Rev6case la sentencia materia de esta consulta, 0 sea la proferida en este proceso por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Thagné el diecisiete (17) de marzo pasado. Segundo. Dextiaanse, en su lugar, las siipli- eas deducidas en la demanda con la eual se inieié el proceso. Namero 2407 Tercero. ConpENASE a la demandante en las costas cansadas en la primera instancia, las eua- les seriin liquidadas por el Tribunal a quo. Cuarto, Siw costas en la consulta; y Quinto. Por EL TRIBUNAL a quo saquese copia de lo pertinente para que se.investigue la con- dueta del abogado que apoderé a la demandante. Cépiese, notifiquese, insértese en la Gaceta Judicial y devuélvase. Héctor Gémez Uribe, José Maria Esguerra Samper, Horacio Montoya Gil, Humberto Mur- cia Ballén, Alberto Ospina Botero, Ricardo Uribe Holguin Nioolés Pajaro Pefiaranda Seeretario General.

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