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BENJAMIN CORIAT veintiuno editores AW CAIUS TIS TAY OD * siglo ventiuno editores, s.a. de c.v. CERRO DEL AGUA 248, DELEGACION COYOACAN, 04310 MEXICO, DF. portada de maria luisa martinez passarge primera edicién en espafiol, 1992 quinta edicién en espanol, 2000 © siglo xxi editores, s.a. de cw isbn 968-23-1809-2 en coedicién con siglo xxi de espafia editores, s.a. primera edicién en francés, 1991 © christian bourgois éditeur, paris titulo original: penser d Uenvers, travail et organisation dans Uenterprise japonaise derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and mad mexico {NDICE PROLOGO 9 INTRODUCCION 13 1. “EL ESPIRITU TOYOTA” 19 I. El texto: soledad de Ohno, 19; n. Origenes y condiciones de formacién del sistema, 27 2. PRINCIPIOS, REGLAS, PROTOCOLOS 39 I. Principios: los dos “pilares” del ohnismo, 39; 1. Técnicas y procedimientos: las herramientas del ohnismo, 48, 1. Tareas y funciones...: la empresa “transfuncional”, 63 3. RELACIONES INDUSTRIALES Y RELACION SALARIAL 67 1. El “sistema de empleo” japonés, 68; 11. Mas alla de las dispasicio- nes negociadas: el papel clave pero disimulado de los mercados internos, 83; m1, Innovaciones en la organizacion, mercados intemos. y relaciones industriales: un regreso al ohnismo, 88. 4, SUBCONTRATISMO Y “RENTAS RELACIONALES” 98 1. Los rasgos esenciales de la relaci6n de subcontratismo japonesa, 101; 11. Conocimiento prictico y renta “de la relacién”: una concep- tualizacion de las relaciones entre empresas, 112 5. LA EMPRESA JAPONESA 124 1. Estructuras de intercambio de informaciones y empresa J, 125; u. Un regreso a Ohno: empresa J y empresa O, 135 PARA CONCLUIR: OSTRACISMOY DEMOCRACIA 145 BIBLIOGRAFIA 158 Material protegido por derechos de autor PROLOGO La escena sucede en Japon. En la casi isla de Kiusiu. A bordo de un automovil, un amigo japonés, que va al volante, y yo circulamos por una autopista. A la derecha, una gasolineria con las bombas de gasolina suspendidas, como a menudo ocurre en Japon, para ahorrar espacio. Mi amigo detiene su vehiculo junto a las bombas para llenar el tanque. Baja, me dice, y ¢l sale del automévil para ir a la caja. Tres personas se precipitan hacia nosotros. Dos hombres con batas azules y una mujer con bata blanca. Uno de los dos hombres rocia con agua el coche y luego lo seca mientras el otro pasa una aspiradora por el interior, por los asientos y la alfombra. En el mismo intervalo de tiempo, la mujer se ha hecho cargo de los ceniceros, los ha vaciado, ha quitado el polvo del tablero y ha lavado con agua y secado con aire caliente los tapetes. Cuando mi amigo vuelve al volante, el primer hombre, casi en posicion de firmes, lo saluda y expresa su agradecimiento por haber elegido aquella gasolineria, mientras el segundo se ha adelantado a la autopista y disminuye la velocidad del trafico para permitir que mi‘amigo emprenda el camino sin peligro. Toda esta escena sélo duré el tiempo de Ilenar el tanque de gasolina y de que mi amigo pagara con tarjeta de crédito. Sorprendido, yo por mi parte pregunto: —

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