This document is a bill proposing to give constitutional hierarchy in Argentina to the "Convention on the Rights of Persons with Disabilities" adopted by the UN General Assembly in 2006. It summarizes the history and purpose of the Convention, which is to ensure the full enjoyment of human rights for people with disabilities. The bill argues that incorporating the Convention into the Argentine constitution will promote equality and prohibit discrimination for the over 2 million people in Argentina with disabilities.
This document is a bill proposing to give constitutional hierarchy in Argentina to the "Convention on the Rights of Persons with Disabilities" adopted by the UN General Assembly in 2006. It summarizes the history and purpose of the Convention, which is to ensure the full enjoyment of human rights for people with disabilities. The bill argues that incorporating the Convention into the Argentine constitution will promote equality and prohibit discrimination for the over 2 million people in Argentina with disabilities.
This document is a bill proposing to give constitutional hierarchy in Argentina to the "Convention on the Rights of Persons with Disabilities" adopted by the UN General Assembly in 2006. It summarizes the history and purpose of the Convention, which is to ensure the full enjoyment of human rights for people with disabilities. The bill argues that incorporating the Convention into the Argentine constitution will promote equality and prohibit discrimination for the over 2 million people in Argentina with disabilities.
Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones
(S-1547/09)
PROYECTO DE LEY
El Senado y Cámara de Diputados,..
ARTICULO 1º: Otórgase jerarquía constitucional en los términos del
artículo 75°, inciso 22°, de la Constitución Nacional, a la “Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad”, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 13 de diciembre de 2006 y aprobada por la Ley 26.378.
ARTICULO 2°: Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Adolfo Rodríguez Saá.- Liliana T. Negre de Alonso. –
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
y su Protocolo Facultativo fueron aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 13 de diciembre de 2006, y quedaron abiertos a la firma el 30 de marzo de 2007.
En esa fecha firmaron la Convención 81 Estados Miembros y la
Comunidad Europea, lo que representa el mayor número de firmas conseguido jamás por un instrumento de derechos humanos en el día de su apertura a la firma.
La Convención fue negociada durante ocho períodos de sesiones de
un Comité Especial de la Asamblea General, celebrados de 2002 a 2006, por lo que es el instrumento de derechos humanos que más rápidamente se ha negociado.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
y su Protocolo Facultativo entraron en vigor el 3 de mayo de 2008. Su propósito es asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos por todas las personas con discapacidad.
En nuestro país, el 21 de mayo de 2008 la Cámara de Diputados
ratificó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en diciembre de 2006, lo que permitirá acortar la brecha y eliminar las desigualdades que afronta este grupo. Esto se convirtió en un hito significativo, ya que en Argentina la población con discapacidad asciende a los 2.000.000 de personas.
El proyecto tratado fue respaldado por unanimidad y con el apoyo de
la mayoría de los bloques parlamentarios, que destacaron la importancia de ratificar la resolución de la ONU y llamaron a impulsar iniciativas para la integración total de las personas con capacidades diferentes.
El Artículo 1º de la Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad declara que el propósito de la Convención es “promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente”.
La Convención reconoce que “discapacidad” es un concepto en
evolución aceptando el hecho de que la sociedad, y las opiniones que sus miembros sustentan, no son estáticas. En consecuencia, no impone un concepto rígido de “discapacidad”, sino que adopta un enfoque dinámico que permite adaptaciones a lo largo del tiempo y en diversos entornos socioeconómicos.
Si bien no da una definición afirma que la expresión incluye a las
personas con deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, ante diversas actitudes negativas u obstáculos físicos, pueden verse privadas de participar plenamente en la sociedad.
Una de la piedras angulares de la legislación sobre derechos humanos
es el principio de no discriminación.
La discriminación por motivos de discapacidad se define como
“cualquier distinción, exclusión o restricción por motivos de discapacidad que tenga el propósito o el efecto de obstaculizar o dejar sin efecto el reconocimiento, goce o ejercicio, en igualdad de condiciones, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en los ámbitos político, económico, social, cultural, civil o de otro tipo”.
Los legisladores tenemos funciones básicas que desempeñar en el
fomento y protección de los derechos humanos y empeñarnos por convertirlos en realidad de manera que las personas con discapacidad puedan efectuar la transición de la exclusión a la igualdad. . El inciso 22 del artículo 75º de nuestra Constitución Nacional establece: “Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la
Declaración Universal de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo nacional, previa aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara. Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional”.
En el inciso 23 del mismo artículo 75º: “Legislar y promover medidas
de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad...”
Por todos estos motivos corresponde solicitar la incorporación de la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo a nuestra Carta Magna, y esperamos que nuestros pares acompañen esta iniciativa.
Adolfo Rodríguez Saá.- Liliana T. Negre de Alonso. –