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Vision de paralaje Slavoj Zizek lm portar walaje constituve e! trabajo teorico mas 950-557-674-9, lI III Visién de paralaje constituye el trabajo tedrico mas im- portante de Slavoj Zizek, segtin su propia descripcién de la obra. La paralaje puede ser definida como el desplaza- miento aparente de un objeto causado por un cambio en la posicién del observador. El autor recurre a la nocién de brecha de paralaje para recuperar la filosofia del ma- terialismo dialéctico. Asume la decisién politico-filos6fica de describir esta brecha, este punto de tensién, que sepa- ra al Uno de si mismo, para reemplazar de esta manera el tépico que define al materialismo dialéctico: la lucha de los opuestos. Este cambio en la posicién del observador brinda una linea de vision renovada, y asi, en un interesante recorri- do conceptual que abarca la paralaje filosofica, cientifica y politica, Zizek explora, entre otros, temas como el ra- cismo -el disgusto del hombre frente “al Otro diferente- y sus consecuencias nefastas, la relacion entre ley y deseo, la historia de las heridas narcisistas, la consideracién del bien y el mal como perspectivas que pueden convivir en el analisis de un mismo fenémeno. En este recorrido teérico, que apela constantemente a la comicidad, a la fina ironia y a los ejemplos tomados del cine, la literatura y la musica, Zizek dialoga y discute con diversos autores y sus respectivas teorias -desde Hegel hasta Heidegger, pasando por Nietzsche y Marx- creando una verdadera cosmovisidn de ideas entrelazadas y vistas desde diferentes angulos, Esta nueva perspectiva de andli- sis incluye la mencién permanente del pensamiento laca- niano y una pregunta clave: cual es el lugar del colectivo psicoanalitico en la sociedad. SECCION DE OBRAS DE FILOSOF{A VISION DE PARALAJE Traduccién de Marcos MAYER SLAVOJ ZIZEK VISION DE PARALAJE [e f » (Ss FONDO DE CULTURA ECONOMICA MEXICO - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - CHILE - ESPANA EsTADOS UNIDOS DE AMERICA - PERU - VENEZUELA Primera edicién en espafiol, 2006 Zitek, Slavoj Visién de paralaje - 1* ed. - Buenos Aires : Fondo de Cultura Econdémica, 2006. 480 pp. ; 21x13,5 cm. (Colec. Filosofia) ISBN 950-557-674-9 1, Filosofia. 1. Titulo CDD 100 Foto de solapa: Anne von der Heiden Titulo original: The Parallax View D.R. © 2006, FONDO DE CULTURA ECONOMICA DE ARGENTINA, S. A. EI Salvador 5665 / 1414 Buenos Aires fondo@fce.com.ar / www.fce.com.ar Ay. Picacho Ajusco 227; 14200 México D.F. ISBN: 950-557-674-9 Fotocopiar libros esta penado por la ley. Prohibida su reproduccién total o parcial por cualquier medio de impresién 0 digital, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en cualquier otto idioma, sin autorizacién expresa de la editorial. IMPRESO EN ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA Hecho el depdsito que marca la ley 11.723 Para Analia, el axioma de mi vida INTRODUCCION. EL MATERIALISMO DIALECTICO LLAMA A LA PUERTA En la primera mitad de 2003, los medios reprodujeron dos notables historias. Un historiador del arte espafiol revelé que el primer uso que se le dio al arte moderno fue una forma deliberada de tortura. Kandinsky y Klee, asf como Buftuel y Dali, funcionaron como inspiracién para una serie de celdas secretas y centros de tortura construidos en Bar- celona en 1938 por el anarquista francés Alphonse Laurencic (jun nombre de familia eslovena!), quien inventé una forma de tortura “psicotécnica”: creé sus asi llamadas “celdas coloreadas” como una contribucién a la lucha contra las fuerzas de Franco.' Las celdas es- taban inspiradas tanto por las ideas de abstraccién geométrica y el su- rrealismo como por las teorfas del arte de vanguardia sobre las pro- piedades psicoldgicas de los colores. Se ubicaron camas en un dngulo de 20 grados, haciendo que fuera casi imposible dormir en ellas, y los pisos de dos metros por un metro estaban llenos de ladrillos y otros bloques geométricos para evitar que los prisioneros caminaran de un lado al otro. La unica opcién que les quedaba era apoyarse en la paredes, que eran curvas y estaban cubiertas de perturbadores mo- delos de cubos, cuadrados, lineas rectas y espirales que se valian de trucos de color, de perspectiva y escala para cdusar confusién men- tal y desesperacién. Los efectos luminicos daban la impresién de que los enrarecidos modelos de la pared se movian. Laurencic prefe- ' Véase Giles Tremlett, “Anarchists and the fine art of torture”, en The Guar- dian, 27 de enero de 2003. 10 VISION DE PARALAJE ria usar el color verde, pues, segtin su teorfa de los efectos psicolégi- cos de los colores, producia en los prisioneros melancolia y tristeza. La segunda historia: Walter Benjamin no se suicidé en una aldea de la frontera espafiola en 1940 a causa del miedo de que se lo regre- sara a Francia y se lo entregara a los agentes nazis, sino que fue ase- sinado alli por agentes stalinistas.? Unos meses antes de su muerte, Benjamin escribié las “Tesis de filosofia de la historia”, su breve pero irrefutable anilisis del fracaso del marxismo; murié en una época en que muchos que habjan sido leales a la Unién Soviética empezaban a desilusionarse con Moscti a causa del pacto Hitler-Stalin. En res- puesta, uno de los Aéllerati (agentes stalinistas reclutados entre los intelectuales socialistas y que se ocupaban de asesinatos) lo matd. La causa definitiva del crimen tal vez haya sido que, al atravesar las mon- tafias desde Francia con rumbo a Espafia, cargabe un manuscrito: la obra maestra en la que habia estado trabajando en la Bibliothéque Nationale en Paris, la elaboracién de esas esis. La maleta con este manuscrito fue confiada a un camarada refugiado que la perdié con- venientemente en un tren de Barcelona a Madrid... Lo que ambas historias comparten no es sdlo el vinculo sorpren- dente entre la alta cultura (arte y teorfa de elite) y las mas bajas y brutales practicas politicas (asesinato, tortura). En este nivel, el vin- culo no es tan inesperado como se supondria: sno es un lugar co- man muy habitual que contemplar el arte abstracto (asi como escu- char miisica atonal) es una tortura? (Se puede imaginar facilmente, en la misma Ifnea, una prisién en la cual los detenidos estan expues- tos todo el tiempo a la musica atonal.) Por otra parte, el lugar co- min “mds profundo” es que ya en su musica Schoenberg daba cuen- ta de los horrores del Holocausto y los bombardeos masivos antes de que efectivamente ocurrieran... Mas radicalmente, lo que las dos historias comparten es que el vinculo que establecen resulta en un cortocircuito imposible de niveles que, por razones estructurales, jams 2 Véase Stuart Jeffries, “Did Stalin's killers liquidate Walter Benjamin?”, en The Observer, 8 de julio de 2003. INTRODUCCION un pueden juntarse: por ejemplo, no es posible que “Stalin” se mueva al mismo nivel que “Benjamin”, 0 sea, que se comprendan las verda- deras dimensiones de las Tesis de Benjamin desde una perspectiva sta- linista. La ilusién que sostiene ambas historias es la de colocar en el mismo nivel dos fendmenos incompatibles, estrictamente homélo- ga alo que Kant Ilamaba “ilusién trascendental”: la ilusién de poder usar el mismo lenguaje para dos fenémenos que son mutuamente in- traducibles y que sdlo pueden comprenderse en una especie de visién de paralaje, que constantemente desplace la perspectiva entre dos pun- tos para los cuales no hay mediacién ni sintesis posible. No existe, por lo tanto, relacién ni espacio compartido entre ambos niveles: a pesar de estar estrechamente conectados, incluso siendo en cierto mo- do idénticos, son como lados opuestos de una cinta de Moebius. El encuentro entre la politica leninista y el arte modernista (ejemplifi- cado en la fantasfa de Lenin de reunirse con los dadaistas en un café de Ztirich) es algo que estructuralmente no puede ocurrir. Mas radi- calmente, la politica revolucionaria y el arte revolucionario se mue- ven en temporalidades diferentes: a pesar de estar vinculados, son dos caras del mismo fendmeno que, precisamente por ser dos caras, no pueden reunirse nunca.? Es més que un accidente histérico el hecho de que, en términos de arte, los leninistas admiraran el gran arte clasico mientras que muchos modernistas fueron politicamente conservadores, incluso protofascistas. Ya no se trata de la leccién del vinculo entre la Revolucién Francesa y el idealismo alemén: a pesar de ser dos caras del mismo momento histérico, no pueden reunirse directamente, es decir que el idealismo aleman sdlo podia aparecer en las condiciones “retrégradas” alemanas en las que no ocurrié nin- guna revolucién. En resumen, lo que comparten ambas historias es la ocurrencia de una insuperable brecha de paralaje, la confrontacién de dos pers- 3 Tal vez la definicién més sucinta de utopfa revolucionaria es: un orden social en el que esta dualidad, esta brecha de paralaje, ya no sigue siendo operativa; un es- pacio en el cual, efectivamente, Lenin podria reunirse y debatir con los dadaistas. 12 VISION DE PARALAJE pectivas estrechamente vinculadas entre las cuales no es posible nin- gtin campo neutral en comtin.* En una primera aproximacién, esta nocién de brecha de paralaje no puede sino aparecer como una re- vancha de Kant sobre Hegel: ino es acaso “paralaje” otro nombre para una antinomia fundamental que nunca puede ser dialécticamen- te “mediada/elevada” a una sintesis mds alta, dado que no existe len- guaje comuin ni territorio compartido entre ambos niveles? La apues- ta de este libro es que, lejos de plantear un obstaculo a la dialéctica, la nocién de brecha de paralaje brinda la clave que nos permite dis- cernir su nticleo subversivo. Teorizar adecuadamente esta brecha de paralaje es el primer paso necesario para poder recuperar la filosofia del materialismo dialéctico.’ Nos hallamos aqui ante una paradoja ele- mental: aunque muchas de las ciencias actuales practican esponté- neamente la dialéctica materialista, oscilan filoséficamente entre el materialismo mecdnico y el oscurantismo idealista. La crisis actual del marxismo no se debe tinicamente a las derrotas sociopoliticas de los movimientos marxistas: a un nivel inherentemen- te tedrico, la crisis puede (y deberia) también adjudicarse a la declina- cién (incluso a la virtual desaparicién) del materialismo dialéctico como sostén filosdfico del marxismo —el materialismo dialéctico y no la mucho més aceptable y muchos menos molesta “dialéctica mate- rialista”—. Es fundamental aqui el desplazamiento de la reflexién de- terminada a la determinacién reflexiva: se trata de otro caso donde una palabra o la posicién de las palabras lo decide todo.° El despla- * En una mirada mds cercana, queda claro que la real relacion entre estas dos historias es la de una paralaje: su simetria no es pura, dado que la anécdota de Lau- rencic trata claramente de politica (el terror y la tortura politicas): se usa al arte mo- dernista como una contrapartida cémica; mientras que la anécdota de Benjamin tra- ta de “alta teorfa’: se usa, por el contrario, como contrapartida cémica a Stalin. > Comparto con Alain Badiou la conviccién de que ha llegado el momento de asumir abiertamente este problematic término (en su préximo libro a aparecer La logique des mondes, Badiou lo sefala como la principal oposicién filoséfica actual a a que existe entre “materialismo democratico” y “dialéctica materialista”). © Lo mismo vale para la verdad: es crucial pasar de las proposiciones verdaderas ala verdad misma que habla. INTRODUCCION 13, zamiento del que nos ocupamos aqui es el desplazamiento dialécti- co clave —que resulta mds dificil de comprender para una “dialéctica negativa” enamorada de las explosiones de negatividad, con todas las formas imaginables de “resistencia” y “subversién”, pero incapaz de superar su propia situacién parasitaria respecto del orden positivo precedente— de la danza salvaje de la liberacién del Sistema (opresi- vo) a (lo que los idealistas alemanes llamaban) el Sistema de la Li- bertad. Alcanzard aquf con dos ejemplos de polftica revolucionaria: es facil enamorarse de los librepensadores que florecieron en la Fran- cia prerrevolucionaria de finales del siglo xvii, de los libertarios que debatian en los salones disfrutando de las paradojas de sus pro- pias incoherencias y de los artistas patéticos que divertian a quienes estaban en el poder con sus propias protestas contra el poder. Es mu- cho més dificil adherir al reverso de esta inquietud bajo la forma incémoda del nuevo orden que impone el Terror.revolucionario. De la misma manera, es facil enamorarse de la loca inquietud creativa de los primeros afios posteriores ala Revolucién de Octubre, con los suprematistas, futuristas, constructivistas, etc., que competian por la primacia en el fervor revolucionario; mds dificil resulta reconocer- se en los horrores de la colectivizacién forzosa de finales de los afios veinte, el intento por traducir ese fervor revolucionario en un nue- vo orden social positivo. Nada produce mas rechazo ético que las be- llas almas revolucionarias que se rehtisan a reconocer en el cruce del presente posrevolucionario la verdad florecida de sus propios sue- fios acerca de la libertad. No se trata tanto de que, filoséficamente hablando, el “materia- lismo dialéctico” stalinista esté encarnado de manera imbécil, sino de que ésta es la cuestién en si, dado que nuestro planteo es precisa- mente concebir la identidad de nuestra posicién hegeliana-lacania- nay la de filosofia del materialismo dialéctico como un juicio he- geliano infinito, o sea, la identidad especulativa de lo més alto y lo més bajo, como la formula de la frenologia: “el espiritu es un hue- so”. En qué consiste, entonces, la diferencia entre la lectura “mas alta” y la “més baja” del materialismo dialéctico? El inflexible Cuar- 14 VISION DE PARALAJE. to Maestro’ cometié un serio error filoséfico cuando ontologizé la diferencia entre metaphysica universalis y metaphysica specialis, la on- tologia universal y su aplicacién en el terreno especial de la socie- dad. Todo lo que debe hacerse aqui para pasar de “lo mds bajo” a “lo més alto” es desplazar esta diferencia entre lo universal y lo particular a lo particular en si. el “materialismo dialéctico” oftece otra mirada sobre la humanidad diferente de la del materialismo histérico... Si, una vez mds, la relacién entre materialismo histérico y dialéctico es una relacién de paralaje. Son sustancialmente lo mismo, el cambio de uno al otro es meramente un cambio de perspectiva. Incorpora t6- picos como la pulsién de muerte, el nticleo “inhumano” de lo hu- mano, que alcanza a imponerse sobre el horizonte de la praxis colec- tiva de humanidad; la brecha queda asi establecida como inherente a la humanidad en sf, como la brecha entre la humanidad y sw pro- pio exceso inhumano. Hay una homologfa estructural en esta relacién entre el materia- lismo histérico y el dialéctico y la adecuada respuesta psicoanalitica al aburrido y convencional reproche a la aplicacién del psicoanilisis a los procesos socioideolégicos: s legitimo expandir el uso de no- ciones que fueron desarrolladas originalmente para el tratamiento de individuos a entidades colectivas y hablar, por ejemplo, de la re- ligién como una “neurosis compulsiva colectiva”? El eje del psicoa- nalisis reside en otra parte: lo social, el campo de las practicas socia~ les y las creencias sostenidas socialmente, no se halla simplemente a un nivel distinto de las experiencias individuales, sino que es algo con lo que debe relacionarse lo individual en si, que lo individual en si de- be experimentar como un orden que esta minimamente reificado, ex- ternalizado. El problema no es, por consiguiente, “cémo pasar del ni- vel individual al social”, sino cémo deberia ser el orden externo-impersonal sociosimbélico de prdcticas institucionalizadas si el sujeto pretende man- tener su “cordura’, su funcionamiento “normal”. (Recuérdese la famo- 7 Quien, hoy, debe permanecer innombrado, como el enano escondido dentro de fa marioneta del materialismo histérico. INTRODUCCION 15 sa renuncia egotista y cinica al sistema publico de normas morales; como regla, ese sujeto sélo puede funcionar si ese sistema se encuen- tra “alli afuera”, reconocido puiblicamente. O sea, para poder ser un cinico en el Ambito de lo privado alguien debe presuponer la exis- tencia de otros ingenuos que “realmente creen”.) En otras palabras, la brecha entre lo individual y la dimensién social “impersonal” de- be inscribirse nuevamente en el individuo en si: ef orden objetivo de la Sustancia social existe sélo en la medida en que los individuos la con- sideran como tal, que se relacionan con ella como tal. Y aqui el ejem- plo supremo no es, una vez mds, el del propio Cristo, en quien la di- ferencia entre Dios y el hombre es traspuesta al propio hombre? Respecto de la relacién entre pensamiento y ser, tanto el materia- lismo histérico como el dialéctico, por supuesto, superan la ingenua y prefiloséfica nocién “dialéctica materialista” de pensamiento por ser un reflejo/espejo del ser (de la “realidad con existencia objetiva, independiente”), pero lo hacen de modos opuestos. El materialismo histérico supera este paralelismo externo de pensamiento y ser, del pensamiento como un reflejo pasivo de la “realidad objetiva”, por me- dio de la nocién de pensamiento (la “conciencia”) como un mo- mento inherente al proceso mismo del ser (social), de praxis colecti- va, como un proceso enclavado (aunque luego de la invasién de Irak produzca algo de vergiienza usar este verbo) en la realidad social, co- mo un momento activo. Esta superacién fue revelada de un modo incomparable por Georg Lukdcs en su Historia y conciencia de clase. la “conciencia” (volverse consciente de la propia posicién social con- creta y su potencial revolucionario) cambia siendo ella misma, es decir, transforma a la “clase obrera” pasiva, un estrato de la estructu- ra social, en “proletariado” como sujeto revolucionario. El materia- lismo dialéctico se aproxima al mismo nudo desde el lado opuesto: su problema no es cémo superar Ja oposicién externa entre pensa- miento y ser desplegando su mediacién practico-ideoldgica, sino cé- mo emerge, desde el orden chato del ser positivo, la verdadera brecha en- tre pensamiento y ser, la negatividad del pensamiento. En otras palabras, aunque Lukacs y los demas se esfuerzan por demostrar que el pensa-

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