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SONTA CORCUERA DE MANCERA DEL AMOR AL TEMOR Borrachez, catequesis y control en la Nueva Esparia (1555-1771) Shamed Y. Maciel Valle So FONDO DE CULTURA ECONOMICA III. LOS CONCILIOS MEXICANOS (1555, 1565, 1585) La uistoria de la catequesis que se impartié después de la época de Zumdrraga se originé en Trento, pero continuaba en la capital de la Nueva Espafia. La segunda mitad del siglo xv1 vio la celebracién de tres concilios provinciales en la ciudad de México. Del inicio del primero a la clausura del tercero, pasaron s6lo 30 afios y en ese corto lapso quedé sefialado de manera definitiva el rambo que iba a tomar la cristianizacion de los naturales durante el periodo colonial. Los tres estu- vieron presididos por el arzobispo de México en turno. El pri- mero y el segundo por un dominico: fray Alonso de Montifar! y el tercero por don Pedro Moya de Contreras (?-1591), quien establecié formalmente la Inquisicién en México y en su mo- mento reuni6 los cargos de inquisidor, visitador, arzobispo y virrey. Quedaba atrs el periodo inicial de evangelizacién cuando, bajo la influencia firme y también benévola de las reformas vi- gentes en Espana durante las primeras décadas del siglo xvi, fue posible imprimir y divulgar en las tierras nuevas varias doctrinas evangélicas y humanistas. De la preeminencia del pensamiento franciscano de orientacién evangélica y erasmia- na en la conduccién de los asuntos de la Iglesia novohispana, se pas6 a una estructura ms acorde con los vientos de la Contrarreforma que estaban sacudiendo a Espafia y que cul- \ Alonso de Montifar. segundo arzobispo de México, nacié en 1489 y a los 1S aftos tomé el habito de la orden de Santo Domingo. En Espafa fue califi- cador del Santo Oficio de la Inquisicién y a propuesta del Marqués de Mondé- jar, Carlos V, usando de sus privilegios como Real Patrén, lo presenté para arzobispo de México. Fue consagrado en 1553 y comenz6 a gobernar esta ar- quididcesis que llevaba casi seis afios vacante, el 23 junio 1554. (Véase Cue- vas, II, p. 71). Tenia poco tiempo en México cuando se iniciaron los trabajos del Primer Concilio Provincial Mexicano el 29 de junio de 1555. Las constitu- ciones fueron leidas y publicadas en la ciudad de México los dias 6 y 7 de no- viembre del mismo afio y se imprimieron en la imprenta de Juan Pablos Lombardo el 10 de febrero de 1556. (Véase Medina, 1989, I, p. 80). 6l a NUEVA EOFANA (1999-1084) miraron en el Concilio ecuménico de Trento. Ambes sinodes, el europeo (1545-1563) y el primero celebrado en la Nueva Es pafia (1555-1556), fueron simulineos y los prelados que asi tieron a éste debieron recibir, inclusive, dispensa para no par ticipar en el que se Hevaba a efecto al mismo tiempo en cl Viejo Mundo? Nueve aflos despues de haberse celebrado el Primer Cor- cilio, Felipe 1, usando ss prerrogativas de Real Patrén, envis ala Nueva Espafa una cédula fechada el 12 de julio de 1564, “mandando la ejecucién y cumplimiento, conservacién y de- fensa de lo ordenado por el sacrosanto Concilio de Trento’ Con este propésito y para dar continuidad a los asuntos que hubieren quedado pendientes en el sinodo anterior, el arzo tispo Montéfar convocé por segunda ver a un Concilio. El movimiento que se conoce como Conirarreforma ye he bia llegado de facto a 1a Nueva Espafia cuando se reunid éste Sus estatutos se ajustaron al tridentino y coniribuyeron a unificar los criterios de la Iglesia romana y mexicana. El capi tulo primero dice que, “recibimos todo lo ordenado y mandado guardar por el Santo Concilio Tridentino y en cumplimiento de ello lo mandamos guardar y cumplir en todas nuestras iglesias y provincias”, Ernest Burrus sefiala que “el texto de legislacién tridenting llegé a México demasiado tarde para ser tomada en consideration por el Segundo Concilio Mexicano"? De ser asi, los prelados se estaban comprometiendo en 15651 algo que todavia no habian podido valorar con detenimienta Si, como parecen indicar las palabras del padre Burrus, los, prelados mexicanos firmaron casi una hoja en blanco, es) aceptacién original terminé por ser matizada con4a experien cia. En la préctica, la Iglesia mexicana debié ajustar, no de jure pero de facto, la norma tridentina. las condiciones indi nas, Ese gjuste informal terminé por dar ala Iglesia un indis, pensable y practico margen de maniobra para adecuarsea lt especial realidad americana, El | de febrero de 1584 se convocata en la ciudad de Méxi + ys inc obispidos que formaban l Provincia Eclststia presi pe clarmbispo Montar era: Oaxaca, Mchoucds, Tlaxcala, Guatemala Ch 3s El pape Paulo IT habia ergo el arzcbiepado de México desce 1542) nombrado arzobispo a Zumdrraga, danéole por sufraginens los menciorades obispados, (Véast Vera, Azeaiaienias 1893p. 13), Burma, 1967, p. 39, co un concilio, por tercera vez.en 30 aftos y fue inaugurade «20 enero del siguiente afio. A pesar de ser el latin la lengua ofcial y usual de la Iglesia, sobre todo para actos importantes y entee prelados con autoridad, las actas y estatutos de este lercer sinodo se redactaron en espafiol. Como habia que man- dar los textos a Roma para su aprohacién, el arzobispo Moya de Contreras pidié a su tedlogo de confianza y amigo, el jesui- ta Pedro Ortigosa, que llevara a cabo la waducci6n al latin, Emest Burrus cotej6 ambos textos, el original espanol que fue presentado por los padres conciliares y el latino que ha sido publicado en numerosas ediciones. Descubrié que la version latina, como se conoce, no es le traduccién hecha por Or- tignsa, sino un texto que fue revisado y vuelto a escribir, “des de la primera hasta la ultima palabra [y en el que], muchos detalles fueron modificados, eliminados o aiadidos’.! En estos casos, la pregunta obligada es, cqué pas6 entre la versién puli- da por Ortigosa y la que nos regresé Roma? Parece que el Tercer Concilio Mexicano, de cuyos trabajos sedesprende la legislacién eclesidstica mexicana que sirvié de norma en la Nueva Espafta durante mis de tres siglos.5 pro- dujo en su versién original un documento que satisfacta al Real Patrén, pero que no resultaba en todo acorde con las dis. Posiciones emanadas de Trento. Enire la primera lectura del documento tridentino hecha por los prelados mexicanos ha- cia 1565 y la redaccién del texto del Tercer Contcilio Provincial por el padre Ortigosa, mediaron 20 aftos de experiencia pric- tica evangelizadora y de estrecho contacto enire la Iglesia y la Corona, y no pasaron en balde, Aventurando una hipdtesis un lanto atrevida y sin duda provisional, resulta que la Iglesia mexicana nacié entre 1565 y 1585 con un deseo reprimido de no sujetarse ciegamente a las disposiciones de la Santa Sede y complaciente, en cambio, con la Corona, Si asf fuera, ten driamos en esta sorda y no explicitada rebeldfa discursiva, un buen punto de partida para comparar las doctrinas que lle- garon de la Vieja Espana como modelo de ensefianza con las “Los detets originales del Concilioesritos en espafal « encuenttan ‘hora ea a Bibliotees Bancroft Mf 267. Véae Burs, 1967, 9, 590391 *Fue arobado por la Sagrade Congregacisn del Coneilo de Trento ef acre de 1589 yconfirmado por Sixt V. Espana lautoizb en Real cdula Ae Felpe Wen San Lorenco el 18 desepicmbe de 191

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