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Eric HOBSBAWM L. invencién de la tradicién es ya un elésico, con més de veinte és y traducciones a numerosas lenguas, entre las, rendentemente, el castellano. En este y TERENCE RANGER ( EDS. ) que hasta ahora faltaba, sorpy , 7 libro, historiadores dela talla de Trevor-Roper, Cannadine, Ranger | 0 Cohn muestran el origen «inventado» de supuestas tradiciones a 1 del pasado de Escocia o de los ri entre otros casos. Pero lo més importante es que los planteamien- | LA INVENCION tos generales de Eric Hobsbawm y su estudio sobre las tradicio- nes de masas en Europa entre 1870 y 1914 lo han convertido en DE LA TRADICION un modelo para cuantos se j mitos en que se fundamentan las identidades nacionales. El tema ales de la monarquia briténica, eresan por la construccién de los nos importa, ha escrito Hobsbawm, porque «si queremos com- prender de qué modo el pasado se ha convertido en presente, hemos, de comprender también nuestras complejas relaciones con este pasado, que incluyen tanto la necesidad hi lo, como el deseo de mantener, de establecer e incluso de inventar ‘una continuidado, ica de transformar- VD Hobsbawm es profesor emérito de Historia Social y Econdmica en el Birkbeck College en la Universidad de Londres. Entre sus numerosos libros destacan, sobre todo, Historia del siglo | | 1 African Religion (1972) y Dance and Society in Eastern Africa i CRITICA BARCELONA ‘También colaboran en este volumen David Cannadine, Bernard S. Cohn, Prys Morgan y Hugh Trevor-Roper. Critica Libros de Historia ~ © : ‘oursadwueo nqpiopisuod 9s osuE]g JouMOUTe UNsUNE ‘eoUyy Uy SOUISod area sof 2p supeyuadut «saspfndod» svamyjno sel 9p 0 sajetsisnput so123q0. soy ap Sepeiuaaut Souo|aIp211 So] ap osadesnuod J9 ound OY2r9 ese UE; sojupuzogod sosea seaont se] ap sepeiaaur suoinipen sejso edosney ng ua anb epeureosap spur OYDNUE LUO} op oro sao9 9s —sayeiuaUisiar & sojeuo|sajoud ap soued seypnus ap 0 up oj) sopptsoduur souoisi94 sns op wjniTunsip souaduut soy o10d “a. 7 juiaa sen] un odndo ouadutt ap ordsouos fa sefoqduto9 4 seyomus uwoxony sosoo01d Sop So] anita sauo}se|9r Se “PoLIFy uo vadomo oIDeR -ouad ues | 2p woody ej upiqtuey UoLony ‘wo!nbipuOWE “eue=ygndas “1 fur "uotseanpa ‘wonspisajoa wadomma epEIUaAut UO!IpeN e| 9p ome 2x0{) uexd 2p rood wun wor9Ry 9681 & OST “OLST AP SOIIODP SOT Np190G08INI NIONVY FONANAL, TVINO1I09 Voruay Td NA NOIDICGVUL VT ACG OLNAANI TA 9 220 LA INVENCIGN DE LA TRADICION Sin duda alguna, los trabajadores blancos de las minas del sur de Arica se inspiraban en los rituales inventados del sindicalismo europeo, pero ello se debfa en parte a que eran rituales exclusivistas y podian utilizarse para impedir que se definiera alos africanos como obretos. ‘A diferencia, una vez mas, de la India, Africa no ofreefa a quistadores ef marco de un estado imperial indfgena ni exisifan Jes centralizados de honor y jerarqu‘a. La monarquia representaba nipresente se conviris casi en el ingrediente tal como se present6 a los arieanos. También para los alemanes ek representaba el simbolo dominante de la férula germana, La tarea de los franceses era mas dificil porque tenfan que incomporar a los aicanos @ una tradieién republican Pero aunque ta ideologia monsnquica results til para los ingleses, no bastaba para proporcionar In teoriao justificar las estructuras del gobier- no colonial en fas mismas colonias. Como eran tan pocas las asociaciones que podian hacerse entre los sistemas politicos, sociales y juridicos brite nicos y africanos, los administradores brténicos se pusieron a inventar anos. Su propio respeto a a «tadiciGn» isponta a contemplar favorablemente lo que consideraban tradi- cional en Africa, Emprendieron la tarea de codificar y promulgar estes tradiciones, transformando con ello la costumbre flexible en rigid pres- exipein, ‘Todo esto forma parte de la bign,y en gra sana codificada por los coloni: zadores. Con todo, el estudio de estos procesos noes sélo parte de la his- toriografia, sino también de la historia. Las tradiciones inventadas que se importaron de Europa no s6lo proporcionaron a los blancos modelos de mando, sino que, ademas, ofrecieron a muchos africanos modelos de com- portamiento «moderno». Las tradiciones inventadas de las sociedades africanas —ya fueran sus inventores los europeos o los propios africanos, a modo de respuesta— tergiversaron el pasado pero se convirticron en sf mismas en realidades por medio de las cuales se expresaba buena parte / del encuentro colonial w EL INVENTO DE LA TRADICIGN EN EL AFRICA COLONIAL 221 La TRADICIGN INVENTADA EUROPEA ¥ EL IMPERIO AFRICANO Las tradiciones que se inventaron en Europa en el siglo xtx se intro- ujeron en Africa de manera muy desigual. En los decenios de 1880 y 1890 liegaron al sur de Africa muchos blancos procedentes de Europa, Canadé y Australia para trabajar en las minas, a la vez que numerosos africanos entraban en la red de mano de obra migrante. Pero no habia tra- rentadas europeas de indole proletaria o artesanal que si ran para dar alos africanos un lugar en la jerarqufa laboral, y todavia me~ nos para ayudatles a definirse como artesanos u obreros. En vez de ello, los obreros blancos utilizaron los rituales del sindicalismo europeo, ya fue~ ran resucitados o inventados, para exeluir alos africanos de la participa- cin. En su estudio del sindicalismo blanco en Sudsfrica. Elaine K: muestra cémo los mineros blancos n Ia condicién de gremio. Dominado por mineros briténicos 10s, su sindicato se «organi: 26 bassindose en una afiliacién ex ingida a los mineros blancos que trabajaban bajo tierra y poseian el certificado correspondiente». Los lideres sindicales instaban unos afiliados con frecuencia letérgicos a se- guir el estandarte del gremio y la banda de misica en las procesiones del Dia del Trabajo, rituales de solidaridad obrera que en ese contexto set- ‘ian para proclamar la condicién de elite. Tal como John X. Merriman, primer ministro de la colonia de El Cabo, comenté en 1908, los obreros blancos a los que en Europa se habia considerade las aclases bajas» se sentian «encantados, al llegar aqui, de encontrarse en la posicién de una aristocracia del color Numerosas obras publicadas recientemente muestran que en Jos de- ios de 1880 y 1890 los afrennos del este, cl centro y l sur de A\ica se «lo en camps ¢ exis en on sistema cultural pocas oportunidades ¢ adoptar es inventadas que el cam \do para tratar de defenderse de las intrusi A jores blancas no se c sideraban campesinos, sino hacendados. Unicamente a través de algunas sinado europeo habia ut Commune 1, Blsine N. Katz. Trade Union Aristocracy, Aria 3 (Universidad de Witwatersrand, Johannesburge, 1976). "2. Las doe erénicas més recientes de Parsons (eds), The Roots. ofthe South Afican Peasanry (Londres, 1979), Bundy, The Rise and Fall

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