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ARTICULOS Descolonizar el curriculo. Estrategias para una pedagogia critica’ TOMAZ TADEU DA SILVA” nlanarracién de un momento «educativo» cional;2)laextensi6n y ampliacién de laidea «relacinal» de su viaje a un pafs extranjero, Michael pararclaciones que no se limitan a las relaciones de clase; 'Apple nos proporc:ona una sintesis de los 3) la importancia de desarrollar estrategias que incorpo- temas que han constitufdo la preocupacién renal curriculo las perspectivas de interrupcién y deses- central no sélo de su propio trabajo, sino de una parte tabilizacién del sentido comin, destacadas en el texto de importante de la teorizacién critica de educacién y Apple. curriculo.’ Estén allf resaltados: el cardcter inevitable- mente politico de la educacién ¥ del currfculo; las co- Descifrando geroglificos sociales nexiones entre los procesos educacionales y las relacio- nes de clase, género, raza; los estrechos nexos entre Encuentro significativo que en un momento en que conocimiento y saber, de un lado. y poder y dominacién, los esquemas interpretativos y las acciones politicas de otro; lanaturaleza hist6rica y construfdaue lasrel basadas cn el. legado .marxiano- pierden-su-autoridad, nes y procesos sociales y educa- Michael Apple nos haga recor- cionales; los vinculos entre regi EEE dar, sin citar, uno de los pasajes menes y relaciones especificas ee pedagégicos més importantes de de saber-poder y la constitucién Soc FY El Capital, aquél enelcual Marx ¥y produccién de identidades so- #24 7 nos presenta la nocién de rela- ciales particulares; la caracteri- id cién social. Se trata de una lec- ; 5 cién que una teorfa critica de la comounterritoriocontrovertido”” [iia “ educacién y del curriculo no y de lucha por la hegemonia; e! apna , puede olvidar, sobre todo enuna involueramientodelaeducacién 4 oe época en que cierta teorizacién y del curriculo en Ia construc- fa 7 educacional tiende a trivializar cién del «otro»'y dela alteridad. - ap | ya fetichizarel asf llamado «co- Como siempre, Michdel Apple Figgas tidianon. Aparte de ayudarnos a hace eso con él compréimiso, ef entender mejor Jas relaciones involucramiento, laintégridad y entre educacién y sociedad, la lapasién politicaque ha caracte~ 5 . nocién de «relacién social» tie- rizado su trabajo como activista : J ne un valor pedagégico inesti- € intelectual, combinandd; dé E mable. La leccién de Marx es rma admirable y ejemplat, to” ag : ejemplar de cémo un curriculo, personal con lo politico: Entre- A una educacién y una pedagogia tanto, me gustarfaconcentrar mis : critica deberian seren sus mejo- comentarios en unos pocos pin- , e res momentos. Por eso; vale la tos provocados por la lectura de pena discutirla un poco més. su ensayo: 1) el cardcter rela. Los ilustrativos ejemplos cionaldelosocial ydeloeduca- Bi z ofrecidos por Apple para desa- * Con la correspondiente autorizacidir del autor, este trabajo ha sido tomado de su libro Tdentidades terminais (Ed. Vozes, Porto Alegre, 1996), en el eval aparece como capitulo 11 ™ Profesor Titular del Departamente tle BhéeRanaa J Currculo dela Facultad de Educaci6n de la Universidad Federal de Rio Gx rollar la idea de que acciones y objetus aparentemente aislados de la vida cotidiana adquieren sentido cuando son vistos como relaciones, nos remiten a la seécién «E] cardcter fetichista de la mercancfa y su secreto» del Capftulo I de EI Capital. En ese admirable pasaje, Marx muestra cémo una cosa, o mejor, una aparente relacién, entre cosas esconde, en verdad, una relacién social. Como dice Marx (1985 {1867': 70), «a primera vista, la‘ mercancfa parece una cosattrivial, evidente. Analizéndo- la, se ve que es una cosa muy complicada, lena de sutileza metafisica y mafias teolégicas». O, en las pala- bras de Willis (1994: 173), «la mercancfa(...) aparece en. el mercado desnuda (...). Podrfa haber caido del cielo. ‘Sus superficies lisas no muestran sefiales de la relacién social de explotacién que la produjo (...)». O sea, lo que ese proceso esconde es que uma mercaderfa es producto del trabajo humano y que ese trabajo humano, a su vez, std realizado bajo qeterminadas relaciones sociales que en el caso ‘del capitalismo scn caracterizadas por una, oposicién entre capitalistas y trabajadores, bajo condi- ciones de explotacién. Volviendo otra vez al texto de Marx, un objeto -una mercancfa- «no es nada mas que una determinada relacién social entre los propios hom- bres que para ellos asume aqui la forma fantasmagérica de una relacin entre cosas» (1985: 71), 9 como dic -e Willis (1994: 173): ‘«(...) las mercancfas son producidas dentro de con- juntos de historias, relacionés y shabitidades ‘dltamente especiicas y deterimifiadas. No cayeron del cielo. Persi- gue el rastro de cualquier mercancia hasta la fabrica y te esperaun mundo de sorpresas -procesos de trabajocdm plejos, jerarqufas humanas, disciplinas, regimenes nada comunes de control y motiyacida.disectiva,-conflicto,: cansancio y; con fHebuenciay, suftimietitess “0 4! Es acse protesd, pot el cual esas'felaciones se tornan invisibles, haciendo aparece: sélamente la cosa, el obje- to, Ia mercancfa, en forma islada, desconectada, que Marx Hama fetichismo. Esa leccién, en cierta forma, condensa dé forma admirable cual deberfa ser una tarea no sdlode unateoria orftica de la educacién, sino dé un curriculo construfdode acuerdo a una perspectiva critica, Se trata no sélé de una. leccién sobre lo social sino de una Jecciénsobre to pedag6gico, Unode los objetiyos centrales deuncurriculo critico deberfa ser precisamente el dé desfetichizar Io social, al demostrar su carécter construfdo, su naturaleza relacional. La vida social nos;aparece, ordinariamente, coms fetiche, coino cosa. Una perspectiva social y peda- g6gica cifticadeberta permitirnos, como’ dice Apple, interrumpir é3e proceso de Zetichizacién, que es,in ele- mento:eserigial de la construccién del sentido’ comén, tornando visibles las conexiones entre esa apariencia fetichizada y las relaciones sociales que ella e8tonde- El mismo'texto, mengionado ée Marinos: de oie Jeccién inpoitante. Nb son, slo los objetos inalpaie8'S considerados "como" mercaderias, que tiendeya, sé fetichizados'y'a escotider Iss relaciones sociales tue prouyjeron. Es el propio munuo simbélico, el propio mundocultural, crecientemente mercantilizado, que tien- de aaparecer en su cardcter petrificado, listo,final, escon- diendo una vez més su condicién de construccién y relacién social, Son los propios productos culturales que tiendena aparecer, como dice Marx, comoun «gerogiifico social» (1985:72). Extendiendo eso al campo que nos interesa aqui, es el propio conocimiento y el propio curriculo que deben ser vistos como productos de relaciones sociales. El conoci miento y el curriculo no son cosas, como la nocién de «contenidos» -tan encarnada enel sentido comiin educa- cional- nos leva a creer. El conocimiento y el curriculo corporifican relaciones sociales. Eso significa no solo resaltar su cardcter de produccién, de creacién, sino, sobre todo su carécter social. Ellos son producidos y creados a través de relaciones sociales particulares entre ‘grupos sociales interesados. Como tal, ellos traen la marca de esas relaciones y de esos intereses. Como también ha demostrado cierta literatura feminista, por ejemplo, la ciencia, tan Frecuentemente absuelta de su envolucramiento en las relaciones sociales y politicas corporifica nociones e ideas muy particulares e interesa- das, nociones e ideas que, en ef caso de lacritica ferinis- ta, es inculadas la, visio las caractetsticasy tos inidrestelmastutinos! * Lannocién de «relaciones sociales» podri considerada.-comokin friportanite y valioso dispositivo pedagégico, Como tal ella nos permite un triple movi- miepto, En primer lugar, nos posibilita, como también jamulestra’ Michael Apple en su texto, insertar la educa- cin y el currfculo en e! marco de sus conexiones con relaciones Socialés mas amplias. Aqui, la educacién y el curriculo, como institiiciones;ho pueden ser desligados de sus conéxiones con relaciones de clase, de género, de raza y con relaciones globeles entre naciones. En segun- do lugar;elfa nos permite establecer uno de los objetivos centrales'de una pedagogta y de un currfculo criticos, 0 sea, el de tener siempre en vista el cardcter construido : relacional del conocimiento trabajado y producido en el curriculo, La interrupcién del sentido comiin, en uno de sus elementos y procesos centrales, el de fetichizacién y Teificacién, podria servir como un hilo comun para interligar las diversas dreas de un curriculo orientado por una perspectiva critica. Por iltimo, es el propio curriculo y el propio conocimiento que deben ser vistos como construcciones y productos de relaciones sociales muy particulares © hist6ricas. Eso nos deberfa impedir de considerarlos, en cualquier momento, como productos «naturalesm 0 desinteresados, viéndotos, al contrario, como artefactos hist6ricos y sociales. pues, ser Ampliando la snocién de relacién social ._calonialisino, racismo, sexismo _salesipy uutifiza su historia también para am- ifraign de retaciones sociales para que., abarque, aparte de Ia idea discutida arriba, las reliciones de poder entre naciones, entre diferentes grupos raciales y, atingue no sea objeto explicito de su ensayo, las relaciones de género. Hay una comprensién cada vez mayor, en el hémbit6 de la teorizacién social critica, de que las relaciones de poder atraviesan intltiples ejes. Aparte de las relaciones de clase, objeto convencional de la teorizacién critica de orientacién marxista, ganan importancia, en téminos tericos y politicos, las relaciones de imperialismo y dominacidn entre naciones, las relaciones de subordina- cidn y subyugacién entre razas y etnias y las relaciones asimétricas entre los géneros. Ademds de eso, se resalta, en esa perspectiva, el cardcter cunstruido e histérico de las relaciones de poder definidas por esos diversos y miltiples ejes. Lo que caracterizs a esa perspectivano es simplemente el énfasis en las miltiples diferencias entre osindividuos y los grupos sociales, como quierenciertas conclusiones apresuradas, sino Ia nocién de que Ia dife- rencia no es un hechd de naturaleza y si un producto social, construido en el contexto ce relaciones sociales de poder. En su ensayo, Michael Apple llama a atencién sobre dos de esos ejes de relaciones de poder, aparte del de las relaciones de clase definidas por relaciones econémicas de explotacién entre capitalistas y trabajadores: el de las relaciones de desigualdad y dom:nacién entrenaciones y eldelasrelaciones de subyugacién y subordinacisn entre srazas» y etnias. Como bien demuestra Apple, otra vez los «hechosm sociales no pueden ser vistos cn forma aislada: el privilegio y el confor: de ciertos individuos. grupos y naciones esté indisolublemente ligado a la privacién y al sufrimiento de otros individuos, otros grupos y otras naciones. En una era de una proclamada ¢ inevitable lobalizaci6n, es importante retomar una visién que coloque encl centro de nuestras preocupaciones tedricas ¥ politicas las relaciones de poder y desigualdad entre 4iferentes pueblos y naciones. Es importante compren- det no sélo las relaciones de explotacién econémica entre los diferentes paises del larnado «orden mundial», sino también las relaciones de construccign simbélica de la dominacién y de la subordinacién en la cual ciertos, grupos y naciones se construyen como superiores y construyen a otros como inferiores. En ese contexto se toma crucial. examinar las formas y los regimenes de representacién y de discurso por los cuales el «tro» fue y continda’ siendo sociale histdricamente. cénsiruido ‘como objeto de un mirar imperislista y colonial. Podriamos aprovechar la aproximacién de los 500 afios del edescubrimiento» del pais para discutir no s6lo nuestra condicién de nacién subordinada en un contexto post-colonial, sino también las relaciones internas entre los diferentes grupos sociales separados por origen na- cional, color de piel o tradicién cultural, Tal vez sea una buena ocasién para preguntarnos en qué medida el currfculo no acarrea las marcas de nuestro pasado colo- nial, produciendo y reproduciendo ciertas noéioiés so- bre «raza», por ejemplo. No serfa esa una buena opor- tunidad para crear un pequefio espacio para pensar sobre lasimplicaciones de cinco siglos de imperialismo global» (Willinsky, 1994; 614)? Esa discusién deberia ir més all de las nociones de preconcepto y discriminacién, que frecuentemente tien- den’ a desviar la cuestién al plano individual y psicolégi £0, para discutir el cardcter social e histérico de la dominacidn basada en esos ejes de divisidn. Es necesaria ina comprensién de que el preconcepto y la discrimina- ¢idn no constituyen séto un desvio o una patol individual o psicoldgica, sino que dependen de catego- rias y clasificaciones que estén profundamente inscriptas en lahistoriay en el tejido social, Hay aqui, una vez mas, un campo fértit y productivo para una teoria y una practica educacionales critica. Discutir y cuestionar las relaciones sociales e histéricas que construyen nuestras presentes categorias de division y exclusién social no deberfa ser un objetivo marginal y secundario. Como intentaré desarrollar mas adelante, ese deberia ser un objetivo central y principal de un curriculo critico y politico, de un curriculo que tenga presente la idea de que nuestra identidad social es producida hist6rica y social- mente no sélo en el interior de fa escucla, sino en el contexto de procesos pedagdgicos y formativos mis amplios. El ensayo de Michael Apple nos muestra otra dimen- si6n importante de las concepciones teéricas y politicas de la mas reciente teorizacién critica en educacidn; lade que la educacién y la escuela constituycn sélo una de las esferas sociales en las cuales Jas identidades sociales, definidas por las diferentes divisiones sociales, son for- madas y producidas. Lo pedagégico y lo escolar son culturales y formativos -Ia tarea aparentemente restricia de la ensefianza y del curriculo est inevitablemente envuelta en procesos formativos que culminan en la produccién y reproduccién de divisiones sociales que ppasan por el molde de identidades sociales particulares Por otro lado, lo pedagégico y lo social son pedagégicos y curriculares -el contexto social y cultural més amplio evidentemente «ensefia» las categorias de divisidn social por las cuales nosotros y los otros somos posicionados en Jas divisiones sociales, en suma, «ensefia» nuestra iden- lidad social. Hay una pedagogia de Ja politica y una politica de la pedagogfa. Comprender que esos dos pro- cesos estin orgénicamente interligados es un elemento importante de una teorfa critica de la educacién, de la pedagogia y del curriculo. - Esesacomprensiénde que lapedagogfay eicirriculo estén involucrades en complejos ¢ importantes procesos, formativos y productivos implicados en la produccién y reproduccién de las divisiones sociales lo que da a la educacién su cardcter inevitablemente politico, Extender Ja idea de formacién y produccién a los procesos més amplios por los cuales las identidades sociales son forja- das y tas divisiones, exclusiones y separaciones son

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