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Doctor of Philosophy
And approved by
May, 2010
ABSTRACT OF THE DISSERTATION
intelectual transnacional
Dissertation Director:
Marcy Schwartz
across Latin America for being a poet laureate who wrote children's rhymes and
poems to lost lovers. The present doctoral dissertation, will permita broad
readership to think about Gabriela Mistral as a major intellectual, who not only
reflected on Latín America and its relations with the world but who hadan active
role in political and transnational debates of the first half of the twentieth century.
By tracing Mistral's trajectory from being a woman born in a poor and rural area to
achieving unique creative and professional goals, 1 have questioned the notion that
her poetry is the decisive factor of her becoming an influential public figure in order
to assert the central role of her essays in the press, her visual representations and
theory and history ofthe intellectual. Working from ideas on the modern intellectual
in Latin America, its relationship with the state, the cultural industries and
11
discourses on modernity, na tion alism and Latinoamericanism, 1critically address
attention to t he intersections between the lettered , the popular and the mass med ia.
This project is ultimately about how Gab1·iela Mistral beca me a modern and
unrecognized strategies and negotiations with rega rd to the cu ltural and política!
establis hment. Those negotiations led, in turn, to the con tradictory face ts of her
public image, enabl ing a very wide range of political, intellectua l and social sectors
lll
Agradecimientos
como también de Conicyt, que por medio de una beca doctoral apoyó mi trabajo
desde el 2007.
Estos años en Rutgers y todo la etapa que culm ina con esta tesis me
demostró hasta qué punto he necesitado de una comunidad de pe rsonas a las cuales
debo el éxito de este proyecto. Quiero agradecer a todos mis compañeros y amigos
Valeria, Greg, Anita, Marcelo y Julieta que me han hecho sentir qu e tengo una fami lia
muy lejos de Chile. A mis queridos amigos María Laura y Gonzalo con los que he
que me han gu iado y apoyado a lo largo de este proceso. A Graciela le agr ad ezco
haberme hecho las preguntas que me llevaron a formu la r este proyecto como
rigor, su dedicación y su cariño me permitió avan zar en este proceso y estar aquí
hoy. La celebración d e mis éxitos y el á ni mo que me dio en momentos difíc iles solo
mi embro exte rno del comité, quien a través de su libro me hizo ver que era posible y
mi intento .
IV
A todos los profesores del Departamento de Español de Rutgers que s iempre
se d ieron el tiempo para preguntarme por la tesis, darme ánimo y sabios consejos. A
Rosy, Jen y Ma risa por su calidez, amistad y por hacerme más fácil la vida de
estudiante.
Galilea, Ignacio Álva rez, Matías Aya la y María Inés Zaldívar. Al archivo del escritor
2007. A Elizabeth Horan, una de las mistralianas que está liderando la revisión
A mis padres por darme las he rramientas para hacer esto y mucho más. A mi
mamá la maestra original que me dio el suelo donde me paro, que me ayudó a
construir 'el cuar to propio' emocional desde donde he podido pensar y crear con
proceso. A mi papá que no so lo quiso leer mis trabajos, asistir a mis ponencias sino
fuertes, creativas y generosas . A mi abuela Nana por su cariño y sus vel itas. A la
memoria de mi abuelo Dady que apoyó todos mis sueños y me enseñó a pensar en
V
Finalmente quiero agradecer y dedicar este trabajo a Felipe y Elisa. A Elisa
por enamorarse del Valle del Elqui y de mi Mistral, por inspirarme y hacerme reir. A
Vl
Índice de contenidos
Agradecimientos ... ... ... ... ... ... ... ... ..... ....... ............ ... ... ... ... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .... iv
VI l
1
Introducción
vers ión qu e predominó por décadas, pero que gracias a cie rtos trabaj os críticos
partir de estas nuevas lecturas críticas y el sorprend ente boom ed itori al en torno a
descubrim ientos que amplían el co rpus de su obra, la idea que hoy tenemos del
co ntexto histórico donde la prensa y las escuelas jugaron un pa pel clave en los
ambos frentes y se construyó a sí misma dejando poco al aza r. ¿Cómo entonces sale
Lucila del Vall e del Elqui para ll egar a convertirse en Gabriela Mistra l? Para
relato que ella construye acerca de sí misma a lo largo de su vida, las tens iones
tensionado mapa social y político de las primeras décadas del siglo XX, así como las
1Con respecto al seudónimo de la escritora, ella usa, aunque con una pequeña variació n -Gabriela
Mistraly- por primera vez en 1911 en un cuento que publica en El Mercurio de Antofagasta
(Zemborai n 26) y e l seudónimo Gabriela Mistral a partir de 1913. Hasta 1922 todavía no hay
consistencia en su uso, hay cartas personales firmadas Lucila y otras Gabriela Mistral (33).
?
redes qu e se tejen en torno a ella. Redes, que por lo demás, cuentan la historia de s u
tiempo, el abismo del cambio de siglo y la arro lladora mode rnidad latinoamerica na.
Gabriela Mistral (1889-195 7) en la hist oria lite raria e intelectua l latinoa mericana,
en un inte nto por llenar vacíos en e l estudio d e esta fi gura canónica. Enfócandome
audio, fotografías), eleme ntos poco estudiados por la crítica, establ ezco que la prosa
que Mistral publica en periód icos y revistas en Lat inoa mérica y Europa, junto con la
d es d e ser una maestra de provincia sin título hasta alca nzar los más a ltos
prime ras d éca das d el s iglo XX es posible trazar no sólo la relación problemática d e
latin oamerica no, sino que también la configuración misma d e l campo intelectual,
poemas de Mistral desde 1904 hasta fines de la década de 1920.2 Por otro lado,
recortes de prensa y todos los documentos que forman parte del archivo de Gabriela
mestiza, pobre y sin educación formal, llegó a ser una intelectual transnacional que
momento escasamente reconocidas, dentro del sistema cultu ral y político en el que
los movim ientos feministas, Jos discursos Jatinoamerican istas y la expansión del
relacionó con el Estado y las elites intelectuales, y cómo y des de qu é lugares negoció
imagen públ ica, permitiendo que un amp lio espectro de sectores políticos,
intelectuales y socia les lean y reesc riban su obra y su figura. Fin almente, el
propós ito de esta tesis es contribuir, por medio de una investigación especializada y
académica, a que un público amplio piense a Gabriela Mistral como una intelectual
2Mistral no publicó su prosa e n for ma d e libro durante su vida. Los libros de poemas que publicó en
vida fueron: Desolación (1922) , Ternura (1924), Tala (1938) y Lagar (1954). Póstumamente se
publicaron dos libros: Poema de Chile (19 67) y Lagar 2 (1991) .
además de una gran poeta; como una escrito ra y una figura pública que no sólo
reflexionó ace rca de Chile sino que tuvo un rol activo en los proyectos nacionales y
en los procesos de modern ización lati noamericanos de las primeras décadas del
siglo XX.
Marco teórico
Los ejes teó ricos en torno a los que desarrollaré mi aná lisis serán: la teo ría de
género, la teoría visual y teorías acerca del intelectual y las industrias culturales en
Latinoamérica.
capac idad pa ra develar sil enciam ientos, estrategias de excl us ión y la pretensión de
unive rsalidad y obj etividad por parte de una hegemonía patriarcal y blanca (Richard
[2008], La ndes [1998, 1995]). Es desde el fem inismo donde se cuestiona también la
debatidos en el espacio público. Una marginación que mujeres intelectua les como
Mistral han desafiado por med io de un discurso que po ne en cuestión esas fronteras
sim bólicas, como veré en el capítulo 2. Por otra parte, la teoría feminista cuestiona
para reeval uar al participación de la mujer en estas esferas (Squ ires [1999], Landes
[1998, 1995]). De la teo ría de género uno de los textos que resulta más interesante
para este trabajo es Bodies that Matter de judith Butler por sus ideas acerca de la
una base para el análisis de la identidad sexual ambigua, 'queer', de Mistral. Los
socia lm ente determinadas perm iten evaluar las marcas de géne ro en el pe1jormance
de Mistral.
Lucida, Mitchell en Picture Theory, Berger en Ways of Seeing, Benj amin en "La obra
de arte en la época de la reproductibilidad técnica" así como más recienteme nte Elin
Diamond en Performance and Cultural Politics, entre otros. En fun ción del análisis de
ha sid o esencial considerar conceptos tales como el'pictorial turn' de Mitchell, que
propone la imagen como un juego comp lejo entre la visualidad, las instituciones, el
discurso y los cuerpos. Esto resulta clave para entender a una figura icónica como
Mistral, que se relacionó visua l, física y textu almente con disti ntos sujetos, gru pos e
dife rente en cada caso con el poder, el cuerpo de otros y el entorno social. Berge r
sugie re que a diferencia del hombre, todo lo que una muj er hace o dice contribuye a
crucial importance for what is normally thought of as the success of her life" (54). La
Jos aspectos, gestos y símbolos que la asociaban con id entidades que según sus
intelectual, reforzando por otro lado, Jos que le favorecían. Por su pa rte, el concepto
cu ltural, me ha sido útil considerar las ideas en torno a la figura del intelectual y el
sobre el que más se sostiene esta investigación está dado por los planteamientos en
'ciudad let rada' de Ángel Rama (1984 ) . Sobre todo he establecido diálogos con las
posteriores revisiones y expans iones de este concepto así como con los debates en
Montaldo [1999], Sarlo [1998]). Para abordar los discursos de Gabriela Mistral que
A su vez, la tesis entrará en diálogo directo con una serie de trabajos críticos
como Licia Fiol-Matta (2002), Elizabeth Horan (1997, 2000), Ana Pizarra (2005),
Grínor Rojo (1997), Ra q uel Olea (1990), Soledad Falabella (2003) y Kemy Oyarzún
(1998), entre otros, disc uten las narrativas y los mitos que buscaban explicar y
dictadura en Chile (1989) y que ha abierto un debate nutrido por teorías de género,
de otros conju ntos d e poemas que no formaban parte de la hasta entonces limitada
1989 y que junto a la publicación de Una palabra cómplice: Encuentro con Gabriela
Mistral dieron inicio a una nueva etapa en las lecturas críticas de Mistral. Otra
renovado ras fue el simposio "RE-leer hoy a Gabriela Mistral. Mujer, historia y
cual se publica en 1 997 un libro con e l mismo título editado por Gastó n Lillo y J.
Guillermo Re nart. Más recientemente, las editoriales y e n menor medida la crítica ha
manifestado interés por la vasta prosa mistraliana (se han publicado al menos 8
Sin embargo, si se cons id era que desde la década de los noventa ha habido un
boom de ediciones y re-edi ciones de prosa y ca rtas de Mistral, los estudios en torno
a es tos materiales han s ido bastante escasos, situació n que viene a profundizarse
ahora con la ll egada a Chile de un núm ero muy importante de ma nu scri tos inéd itos,
mayoritariame nte de poesía y cartas, además de fotografías y obj etos perso nales de
El estudio de la vas ta crítica mistraliana ha sido fundame ntal para identi fi car
ta nto los principales mitos qu e han marcado muchas lecturas como las preguntas
~ En ene ro del 200 7 mientras realizaba la primera parte de mi investiga ció n en Sa ntiago d e Chile, la
mu e rte de la co m pañera y albacea de Ga bri ela Mis tral, Do ris Dana, di o pie a un ines pe rado y pos it ivo
giro e n e ste proyecto. La muerte de la nortea meri ca na e n Massach us etts desató un pu bl icitado
proceso con res pecto a las más de 100 cajas de manu scri tos (m uch os inéd itos), carta s, fotog ra fías,
graba cione s so noras y obje tos que ha bía n pe rma necidos ocultos po r más d e SO años. El gobie rn o
chile no co menzó una campaña para conseguir el ' ret orn o' (o repatriación como se habló en la
pre nsa) de es te legado a Chile. La pres ide nta Michell e Bachelet se invol ucró personal me nte en la
tarea y el t ema fue activa me nte seguid o po r la pre nsa chile na y extra njera . Luego de la visi ta de la
heredera de Dana a Chile, in vitada po r e l gob ierno para most rarle las condicio nes e n q ue se
gua rda ría el legado, Do ris Atkinson a nun ció q ue do na ría t odo a la Direcció n de Bibliotecas, Archivos
y Museos. Todo el mater ial fu e ento nces trasladado a la embajada de Chile en Washi ngto n OC y el
d irect or del Archivo del Escrit or d e la Biblioteca Naciona l, Ped ro Pablo Zege rs, fue enviado pa ra
cataloga r y prepa rar todo para s u t ras lado fi na l a Chile. Gracias a qu e yo ha bía t ra bajado en el archi vo
e n la Biblioteca Nacional y co nocía a s u d irecto r, se me pe rmitió participa r en este proceso. Tu ve la
o po rtunidad úni ca de abrir junto a Zegers mu chas de las cajas del legado y accede r a los mate riales
qu e has ta hoy no están del todo accesi bl es a los investigado res. Esta s cajas apo rta n datos biográficos
claves (como la identidad sexual d e la escritora), a l ti empo que aum entan de for ma co nside rable el
co rpus co nocid o de poemas y sobre tod o ca rta s (y e n meno r med ida de prosa). Estos mate rial es
ilum inan sus r elaciones co n mujeres y ho mb res de s u tiempo, un asp ecto más ín t imo d e s us
p ensamien tos (por ejemplo e n las la rgas conve rsacio nes gra badas con Doris Da na) e ntr e o tras cosas.
Au nque si n d uda la revisión de una pa rte de es t os mate ri ales (e n Was hin gton y Ju ego e n Santiago)
influyó e n mi investigació n en muchos niveles, me he limitado a usa r un núme ro me nor de estos
materiales, prio rizando so lo lo que ten ía re lación d irecta co n el proyecto como, po r ejemplo,
fo tografías y co nversacio nes gra badas.
4 Hasta e nero del2 0 10, los libros publicados a parti r de materiales del nu evo legado de Mistra l son:
un libro co n una selección de fo togra fías, Mo raga, Ana, ed. Ga briela Mistral: álbum personal. San tiago:
Pehué n, 2008; u n vo lumen de poes ía, Mistra l, Gab ri ela y Luis Vargas Saavedra. Almácigo: poemas
inéditos. Santiago: Ediciones Un iversidad Cató li ca de Chile, 2008; y más recie nte mente el intercambio
epis to la r e ntre Mistral y Do ris Dana, Mis tral, Gabriela, y Pedro Pablo Zegers B. Niña erran te: cartas a
Doris Dona. Santiago, Chi le: Lume n, 2009.
9
aun por responder y los caminos menos explorados. Varios de los nu evos estudios
de Mistral han revisado críticamente las lecturas que desde la mitad del siglo
trágico. Elizabeth Horan dice en Gabriela Mistral: An Artist and its her People, "This
fasci nation with paying homage to her person rather than to her ideas te lis of the
extent to which Gabriela Mistral, the writer and thinker, has been rep laced by
Gabriela, the sa int" (197). Observación que me dirigió no sólo a mantener el foco en
las ideas de Mistral por sobre su biografía, sino que también me motivó Uunto al
capítulo de "Jmage is everything" de Fiol-Matta) a analiza r más de cerca el fenómeno
Mistral desde una perspectiva de género, como es el caso de los trabajos de las
como también con el diálogo surgido desde los estud ios culturales (Ana Pizarra y
torno al lugar de Mistral en el discurso cultural que está aun en sus comienzos y
exige ser ampliada y profundizada. Un punto de partida esencial a este proyecto fue
el libro A Queer Mother for the Nation: the Sta te and Gabriela Mistral de Licia Fiol-
Matta donde, entre otras cosas, se cuestiona y complej iza la narrativa, hasta hace
poco dom inant e, que representa a Mistral como "a celibate, saintly, and suffering
social. Este libro, que desde los estudios queer se enfoca e n un análisis de la relación
de Mistral con el Estado, abre debates ese nciales y pendientes en torno a su figura
permite ll egar a ser "the first fe mal e transnational figure of Latin America, with
major influence across the hemisphere" (Fiol-M atta xv). Mi investigación retoma ese
desarrollado y la convicción de que así como Queer Moth er for the Nation confronta
un aspecto e nd é micam e nte silenciado, está pendie nte tambi én abrir un debate
profundo ace rca de Mistral como una figura intelectual fundamental e n la historia
Si bi e n pued e ser cierto que para acercarse a la travesía que lleva de Lucil a
Godoy Alcayaga hacia Gabri ela Mi stral pued e ser artificioso separar s u prosa de su
que hace r pedagógico y su poes ía, me inte resa particul arme nte desta car el pa pel
clave que su prosa periodística juega e n la construcción del suj eto Gabri ela Mistra1. 5
5 Su fama co mo poeta, sus ensayos periodísticos así como s us contactos y am istades con escritores y
políticos son instrum enta les en su ascenso en la ca rrera de ma estra, lo que le hubiera sido imposible
de otro modo ya q ue como notan s us detractores en 1921, es no mbrada directora de forma ' ilegal' ya
q ue no cumple co n los requisitos por carecer de títu lo universitario. El Ministro de Instru cción
Pública ratifica el no mbra mi ento en medio de una fuerte polémica. La revista Zig-Zag el 4 de junio de
1921 da cue nta de este hecho al publ icar una carta de apoyo a su nombramiento: "El señor Ministro
de Instrucción Pública, .... desoyen do e l clamoreo inte resado de las infl uencias políticas - las públicas
y las secretas- ha da do po r primera vez el ejemplo de reco no ce r oficial y eficazmente el mérito de la
11
Sin duda, su poesía y su labor de maes tra figuran en su prosa, donde son destacadas
y resignificadas para su difusión masiva, pues en gran medida ava lan a la intelectual
públ ica que Mistral construye. Mistral comienza a publicar en 1904, cuando a sus
po emas y prosas aparece n en el diario El Coqu imbo. "Los humil des di arios de
provincia reciben y publican casi todo" argum entó Mistral para expli car su
abrió espacios de enunciación a suj etos marginales gracias a que, como expl ica
Ángel Rama, "el brusco avance de la prensa absorb ió prácticamente a todos los
escrito res existentes" (35 ). Prensa, poesía y magi sterio estuvieron uni dos desde el
comie nzo en Mistral, y aunque más tarde sustituyó su labor docente po r un trabaj o
intelectual público que Mistral cultiva respon de a un mod elo mod erno de escritor
li mitan su actuar en organ izaciones y pub licaciones de mujeres, que aunqu e tienen
a lta int electualidad y el ve rdade ro valor mora l nombra nd o pa ra uno de los p rim eros puest os de la
e nse ña nza fe menina a la gra n poetisa - o mejo r dicho, co mo dijo un ex Mini stro- al gra n poeta de
Chile, Gab ri ela Mistral.. ." ( Recopilación 4 78).
12
caracteriza su prosa y los grandes temas que la atraviesan coi nciden a grandes
rasgos con los de los d iscursos intelectuales de la época aun cuando estos a porten
una persp ectiva distinta. En ese sentido su prosa la inserta progres ivamen te en lo
primera mitad del siglo XX. 9 Si n embargo Mistral fue una mujer intelectual y si bien
iMistral publicó s us artículos y poe mas en pe ri ódicos y revistas hispanoa m erica nas y en menor
medida norteamericanas y europeas. Los medios en que colaboraba habitualmente son: El Coquimbo
de La Serena, El Mercurio de Sa ntiago, La Nación de Buenos Aires, El Tiempo de Bogotá, ABC y El Sol
de Madrid, El Universal de México, La Estrella de Panam á, El Universal de Caracas, Repertorio
Americano d e Sa n José de Costa Rica y r evistas tales co mo: Atenea, Pro Arte, Zig-Zag, Hoy, Cuadermos
Americanos, Revista Bimestre Cubana, Sur, Nosotros, Pluma, Puerto Rico Ilustrado, Revista América,
Mireya, entre otros.
8 Su car go e n la Liga de las Nacio nes fue jefe d el Departamento de Relaciones Literarias del Instituto
de Cooperación Intelectual Internacional. Tambié n represe ntó a Chil e e n otras ocas ion es, co mo por
eje mplo en el Congreso de la Fede ración Internacional Universitaria (1928), en el Consejo
Adm inist rativo d el Institu to Intern acional de Ci nematografía Educativa, en la Primera Con fe re ncia
Internacional de Maestros, Bue nos Aires (1928), e nt re otros.
9 "el intelectual está s ituado his tórica y socialmente, en la m edida que fo rma pa rte de un campo
intelectual, por referencia a l cual s u proyecto creado se define y se integra, e n la m edida si se quiere
que es co nte mp or áneo de aquellos co n quie nes se comunica" [Bo u rdieu 174). Por otro lado, el
co nce pto de 'cam po' d e Bourdieu es un concepto dinámico y los cambios en la posición de los agentes
implica un ca mbi o en la estructura del ca mp o. Una idea que s in duda explica en parte el efecto que
tanto Mistra l como otras mujeres intelectuales tuvieron en el campo intelectual y literario
latin oamerican o.
13
XIX la excluye. Este trabajo no intenta forzar a Mistral a una definición estrecha y
de género latinoame ricanos. Si bien este tema ha generad o algunos artículos, solo se
han publicado tres libros que incluyen como parte central de su anális is la prosa de
Mistra l (Arrigoitía [198 9], Figueroa et a l. [2000], Pizarra [2005]). Una segu nda
dentro de la historia, un lugar que ha incidido en el número limi tado de estud ios
so bre su obra, ta nto desde la crítica feminista como desde los estud ios de la h istoria
(Bergman et al. [1990], Meyer [1995] , Pratt [1995], entre muchos otros estu d ios de
escrito ras pa rticula res), a mi juicio estas investigaciones se han concentrado, por un
generaciones literarias. En esta línea está n muchos d e los nuevos estudios acerca de
difundir p oemas, ensayos y cartas. Sin embargo no es fác il incl uir a Mistral d e ntro de
Ángel Rama, cuando afirm a que Mistral "simbolizó el movimiento feminista que la
generación impuso" (164), han s ido a mpli a mente desacreditadas por la crítica
au nqu e esc ribiera ocasionalmente de éstas y apoyara algunas de sus luchas. Por
otro lado, tanto e n sus ensayos como en su epistolario queda n documentados los
conflictos y diferencias que tuvo con fe mini stas de la época y algunas de sus causas
políticas. Aun cuando Mistral ll evó una vida que encarnaba en gra n medida las
las mujeres d e los movim ientos de lib eración femenina, a nive l d iscursivo Mistral
defendió la mate rni dad co mo anterior a cualquier otra tarea femenina. Entonces, y a
femin ista.
15
reparos, en el grupo de las intelectuales y escritoras mujeres (con las que tuvo
relaciones más bien personales y literarias). Postulo que este lugar lim inal de
Mistral es una razón por la que su pensamiento socia l y político, así como su
... la obra crítica de Cornejo Polar bien podría considerarse como una
de las últimas instancias de cierto discurso latinoamericanista, el
legado de los ensayistas, la compleja tradición que posibilitó el trabajo
de figuras como Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, o el mismo
Ángel Rama -fi guras que narrativizaron la memoria, el canon de los
estudios humanísticos latinoamericanos. Fueron ellos (rara vez ellas,
por cierto) intelectuales de amplia inserción política cuya autoridad
suponía una red de a r ticulaciones entre la cultura, el nomos nacional y
la esfera pública que acaso no sea posible sostener ya en las sociedades
neoliberales contemporáneas. ("Genealogías" 186)
to Po r otro lado, su no afiliació n explícita a la lu cha política de la qu e parti ciparon la mayo ría d e las
otras mujeres escritoras e intelectual es co nte mporáneas a Mistral, empuja a un sector de la crítica a
destacar sus causas sociales como sí e xistiera una necesidad de proba r que Mistral -a unque no
derecha mente desde el feminism o- sí defendi ó causas de justicia social, derech os d e la infa ncia y
otros (que en ningún caso voy a negar).
16
diá logo con ella tin oame rica nis mo, en t a nto d iscurso de la ide ntida d y
del 'bu e n gobi e rno' se e ncu e ntra limita do. ("Ge nealogías" 186)
m is mo autor cumpl iría con los requisitos te m át icos. En este contexto, exa mino s u
Reyes. Pongo de relieve, no obs tan te, que el hecho de ser mujer la d esplaza (n o solo
a la n ota a l pie como hace Ra mos) a un es pacio inte rm edi o, 'queer' y excepciona l,
nacion a les, pe ro al mis mo tie mpo tie ne n e n ra izamie nto en categorías de id e ntid a d
ma rgina les que pued e n ser interpelados d es d e los nu e vos pa rad igmas post-
es tr u cturalistas: feminism o, estu d ios cult ura les, estu d ios 'quee r'. Sin e mb a rgo, esta
situ ación compl eja obliga a cuest io na r las fron te ras e ntre ma rge n y ce ntro, mino ría
y h egem onía que muchas veces estos apara tos teó r icos perpetúa n. El desafío es
u t ilizar es tas h e rramie ntas teó ri cas, qu e pe r mite n id e ntificar es tra tegias d e
ma rgina ción y sílenci a mie nto d esd e la h ege mon ía, per o al m ismo tie m po ma neja r la
d iferen cia de Mistra l s in red ucir la, s in clas ifica rla, co mo d ice Nc lly Ri cha rd, e n el
"gran s uperme rcado de las s ub a lternid a d es" ("Gio bal izaci ón acad é mica" 190).
d esarro lla una línea de pe nsam ie nto e n espacios disc ursivos heterogé neos (que
17
escapan de espacios como el de 'gender essay' que propone Pratt) 11 , así como un
por lo tan to exige ser leído en un contexto amplio, más allá de su grado de
reconstrucción lineal, biográfica de la vida y obra de Mistral, sino más bien trabajo
que más bien establece r d iversos puntos de entrada al tema alrededo r de momentos
y estrategias claves.
sujeto intelectual y como figura pública y argume nta r que ell a ll egó a ser una
a bre los espacios necesarios para la inserción de Mistral en los principa les circuitos
11 Mary Louise Pratt describe el cano n del ensayo co m o and rocént rico y o bserva qu e Gabri ela Mis tra l
es frecuente mente la única muj er que se incl uye en las antología s de e nsayo latinoa merica no.
Ide ntifi ca los e nsayos can ónicos co n e l co ncepto de 'criollo identity essay', "whose t op ic is th e nature
of crioll o ide nt ity a nd culture, pa rticularly in re latio n to Euro pe and Latín Am erica" (Pratt 14). La
co ntraca ra de las intelectuales muje res, segú n Pratt, es el 'ge nd e r essay', "As a la bel, 1 use this te rm to
d enote a series of texts written o ver the past 180 years by Latin America n wo men, whose to pic is the
status and reality ofw ome n in mod e rn society" (Pratt 15) .
12 En el co ntexto del siglo XIX exist en trabajos con una óptica simila r como el de Francine Mas iell o
(1997).
13 Parte de est e capítulo está pu bli cado co n el títul o "Ga brie la Mistra l a rtesa na de sí mi sma:
mult ifun cio na lidad de la prosa mistra li a na en su co nstrucció n como s uj eto inte lectu al" Taller de
Letras 4 1 (2 00 7): 53 -67.
18
ética.
el poder y la política a la luz de los modelos propuestos tanto por Ra mos co mo por
Bauman, se hace evidente que no es só lo la dife re ncia a nivel id e ntitaria (de género,
considerar a Mistral como una intelectua l particular. Mistral se construyó como una
propuesto del concepto de lo po lítico para entende rlo más allá de lo estatal,
necesa ri o excavar muy profundo para e nco ntrar la dim e ns ión política d e Mistral
como suj eto in telectual. El tono y alcance de estos textos políticos son parte d el
conjunto de prácticas, imágenes y luga res que dan fo rma a la idea de intelectua l y
escritora asociada a Mist ral. También revelan las estrategias de Mistral para crear su
o posición que generó e n algun os. En primer lugar, propongo que la ce ntralidad d el
discurso pedagógico latinoamericano, desde el siglo XIX hasta bien e ntrado el XX,
constituye un ma rco dentro del cua l se pued e expli car la partic ip ación política d e
discurso no-partidista de Mistral y la identificación entre esta pos ición con la idea
de un discu rso y una labor social y política de mayor altura ética que la de l político.
Mistral crítica la po lítica tradicional estatal, de la que por lo demás está marginada,
1994] And erson [1983]) me he enfocado tamb ién en este capítu lo en una parte del
discurso de Mistral sob re Chile. La lectu ra de un corpus de prosa que tiene como
tema central a Chile permite distinguir el ejercicio de un poder inte rpretativo (Jean
aspira a una representa ción política más amplia, es decir, a una id entidad nacional
donde lo fe menino, lo rural y lo indígena tengan mayor vis ibilidad. Finalm ente,
por un lado, insertar a Chile en el imaginario co ntin ental y, por otro, redibujarlo e
condición 'excepcional' y liminal como he expl icado anteriormente. Por med io del
años antes que su salida de Chile a raíz de la invitación del gobierno de México.
primera mitad del siglo XX, permiten reflexionar sobre el modo en que Mistral se
proyecto literario, intelectual y político como de los usos que el Estado, algu nas
teóricos y críticos que discuten la interacción de lo visual con el discurso cultu ral, la
del siglo XX. He querido propon er la imagen de Mistral como la imagen de un sujeto
obj eto etnográfico, sin o como una figu ra pública atractiva que deses tabiliza las
Finalmente, este proceso de in ves tigac ión aspira, junto con contribuir al
ca mpo de los estudios de Mistral, a tene r un efecto político. Como sugiere el escritor
cubano Robe rto Fernández Retamar, la memoria es un arma pol ítica.14 Reco rdar a
profesores que vuelven hueso lo que era llama y juegan troca ndo, reu niendo,
comb in ando esos huesos por una eternidad" (Recopilación 375). Aunque la escena
me causó algo de risa (nerviosa tal vez), la he considerado una advertencia y una
motivac ión; la escena infernal del académico revolviendo huesos por una eternidad
través de la fuerza y actu alidad de los textos, imágenes e id eas de Gabrie la Mistral.
14 Es ta idea la desarrolla Roberto Fernández Retamar en su co nferencia para la inaugu ración del VIl
Encue nt ro Internacional d e Cátedras Ma rt ianas, celebrado ellO de novie mbre d e 2009 en el Aula
Magna de la Universidad de La Ha ba na.
22
Capítulo 1
La propuesta ce ntral de esta tesis es que Mistral llegó a ser una intelectual
tanto es que el público lector piense a Mistral como una intelectual transnacional
además de una gran poeta; como una escritora y una figura pública que no só lo
reflexionó acerca de Ch ile sino que tuvo un ro l activo en Jos deba tes acerca de los
Mistral va más allá del campo literario no solo para interven ir sino también
para generar debates sociales, políticos y estéticos a nivel contin ental. Es este perfil
categoría de 'hombre de letras'. 1 Esta categoría, como el mismo Hen ríqu ez Ureña
señala, hasta e ntonces no había incluido mujeres, lo que revela hasta q ué pu nto
Mistral desd ib uj ó los límites que definían el campo intelectual de las primeras
Ángel Rama sostiene que aunque los inte lectua les de las primeras décadas
1"The m en ofletters-l iterature not being really a professio n, but an avocation- became journalists or
teachers or both. [ ... ] So rne obtained diplomati c or co nsular posts; the custom is mai ntai ned to this
day, and it includes women now, s uch as the Chileans Gab ri ela Mistral and Marta Br unet, the Cuban
Flora Díaz Parrado and the Colom bian Laura Victoria" (Henríqu ez Ureña 161) .
23
complementarlas dotándolas de una mayor base social" (162). Para Rama estos
(163), lo que para Rama sería una "réplica democrática de la concepción elitista que
transición tensionado por los nuevos medios de producción culturat por el pueblo y
las masas (que Mistral distingue) y por un ambiente político marcado por
revoluciones socia les y luch as de clases. Sin embargo, mi intención es anal izar el
modo particular en que Mistral se relacionó con los nuevos medios, el pueblo, las
propósito final entonces es entender cómo Mistral se inserta y qué lugar ocupa en el
Es probable que Mistral muy temprano reconociera que la poesía por sí sola
profesional. 2 Pero, ¿fueron la gloria y el poder sus ambiciones? ¿Cómo choca esto
con la imagen que propaga -el Estado, la prensa y ella misma- de mujer sencilla, de
chilena que va de 1905 a 1922, revela el tra bajo sistemático y consciente de Mistral
por construirse como sujeto intelectual púb lico, como una escritora moderna que
rompe con el modelo de escritora del siglo XIX de revistas femeninas y salones (ver
capítulo 4), para e n t rar en diálogo directo con los intelectuales y políticos d e su
interviene y cuestiona.
Mistral ll ega gracias a su fama como ped agoga o poeta, es más bien un med io qu e
2 El tópico de la humillación públ ica injustificada está presente en varios de sus primeros cuentos,
posteriormente ella hace re ferencias más pe rsonales al tema como, por ejemplo, en un breve texto
t itulad o "Orgullo" (1907) donde afirma "El ultraje me ha hecho bien: como el golpe de mazo al a cero,
me ha abrillantado" (Recopilación 130).
como intelect ual pública en tanto le da acceso a esferas en que la poeta -aunque
genial- no ent ra; la ace rca al centro cu ltural y político a través de su intervención en
como las provincias, las mujeres y los niños, en los debates en torno al progreso y la
modernidad . Por último, estos textos que dan a conocer tanto sus ideas políticas y
que propongo que la prosa mistra liana opera en múltiples niveles que son
Mistra l. 3 Cabe notar sin embargo que en este periodo chileno Mistral vive durante la
gran mayoría del tiempo en ciudades alejadas de la capital; Antofagasta, Los Andes,
Temuco y Punta Arenas entre otras. Sus crónicas y ensayos entonces no funcionan
en los términos que Ramos describe parte impo rtante de la crónica finisecu lar en
experiencia urbana, una puesta en orden de la cotidianidad aún inclas ificada por los
3 Las cartas también pueden estudiarse como testimonio del traye cto identitario de Mistral co mo
intelectual, pero por s u carácter privado, no contr ibuyero n activamen te, en s u momento, a la
construcción del sujeto público. Hoy en día, todos estas fuentes, más las innumerables
representaciones visuales y textual es de Mistral, construyen el ícono cultural que es Gabriela Mistral.
Véase comentarios sobre la imagen en el capítulo 4 y sobre los epistolarios recientemente
descubiertos en las conclusión.
26
Mistral a través de estos textos difunde los logros del progreso pero enfat iza aun
más las tareas pend ientes y su visión de la d irección en que debe construirse la
que ya sabe de su creciente fama. La crónica relata el paseo con énfas is en las
esplénd ida" (Recopilación 531), y las in iciativas que a juicio de la escritora elevan la
moral de sus gentes. Lo que describe con mayor detalle es la recién inaugurada
maternidad para mujeres de escasos recursos que "según las opiniones d e los
técnicos ... supera a las de Santiago" (Recopilación 531). La matern idad, dotada de la
última tecnología, no es una copia de las de Santiago sino que es mejor y para
Mistral es un ejemplo ya que no dep e nde del Fisco sino de donaciones de los
4 Pa rt e d e este archivo es tambié n la gra n cantidad d e t extos e n prosa que Mist ral dedica a l fo lclor
latin oa mericano, las leyendas po pulares y a la geografía y raza chil e na. Estos text os nun ca son
simples postales o retratos etnográ ficos, incorpora n una refl ex ió n crítica ace rca d e la jerarquía
cultural.
5 Mistra l e n esta etapa ve la fun ció n de la revista y de la prensa co mo ce ntral al proyecto de
divul gación de la cultu ra y por lo tanto un es pacio d e influencia para el escrito r y editor. En e l
mo mento e n que participa de la edici ón d e la revista Mireya (1 9 19) y hacia el fin al de s u reseñ a de
Ju an Cristóbal de Rom ain Rolland se ñala: "Pensam os q ue un a de las mis io nes de la revista de
provincia es guiar la le ctura de los jóvenes, exalta nd o las ob ras maest ras d e la época, e inicia mos con
un come ntari o sobrio del Juan Cristóbal de Ro ma in Ro ll a nd un a se ri e d e gra ndes libros cuya lectura
pedimos, en care cemos a nuestra juve ntud" (R ecopilación 4 34). Mistral en la provin cia ejerce un a
a utoridad in te lectual y s e prese nta co mo el puente entre la juve ntud provinciana y la alta cultura
centralizada.
27
ciudadanos y reúne "una buena voluntad ardiente y una d irección científica que no
in iciativas ta les como escuelas-granja, bibliotecas para los presos y otras, Mistral
responsabilidad social que sería mucho mayor que el de la cap ital moderna . Mistral
Una vez en el extranjero Mistral escribe prosa que, como veré en el capítulo
2, ad quiere una función sim ilar. Aunque rara vez se enfocará en la experiencia
urbana sí desc ribirá las in iciativas cultu ra les y políticas de otras naciones para luego
imaginados con escritores como Vargas Vila en "Saetas ígneas" (1906), "Sobre las
28
mujeres que escriben" o "A Vargas Vila" (1907), Amado Nervo en "A Amado Nervo"
genealog ía literaria y por tanto una validación de su labor, sino que también una
asociación con escritores contemporá neos que compartieran su adm iración por
estas fi guras . El texto que publica con motivo d el centenario de la mu erte de Schiller
busca la complicidad de "aquel los tantos que le adm iramos anhelosos de seguir s u
huella jamás borrada" (Recopilació n 54) . Por medio de estos textos Mistral hace
escritora va ubicándose en el mapa, aún muy borroso para ella, del campo literario y
cultural. Este mapa irá aclarándose con su participación en debates públicos como,
Diego Barros Arana en la que Mistra l participa con el artículo, "E l crítico de Barros
Arana" (1908). Allí hace una férrea defensa del educador, al mismo tiempo qu e ataca
frontalmente a 'un alto miembro del clero' quien se opone a la estatua en cuestión.
in telectual , alineándose con la tradición de los intelectuales liberales del siglo XIX
como el mismo Barros Arana, Bello y Sarmiento a q uien más tarde dedica el texto e n
inte lectuales y de amistad que hará n más vis ible a Mistral en el mapa cultural. Por
medio de la prensa se inicia la relación de Mistral con Inés Echeverría 'Iris', cuando
6
Más ta rde la prosa qu e d edica a intelectua les y es crito res se enfoca rá e n muchas figuras qu e e lla
co noce pe rsonalme nte y con qui enes tie ne relació n epistolar. En esta primera etapa los textos aluden
a escritores qu e Mis tral no co noce persona lm ente por lo que el ton o y la fu nci ón de los textos es
d ife re nte.
29
tras leer una entrevista en la revista Zig-Zag Mistral publica en 1915 una carta
abierta en la revista Sucesos, "De Gabriela Mistral a Iris". Cartas personales, dirigidas
solo como crítica sino como un agente cultural que hace evidente su cercanía con
escritores, editores y académicos .7 Además, Mistral desde antes de ganar los Juegos
Florales en 1914 con "Sonetos de la muerte" publica en revistas fuera de Chile lo que
El acto de intervenir en debates que van más allá del área de especial izac ión
es uno de los rasgos que tanto Bauman como Miller identifican como asociados a la
figuras públicas "who felt it their moral responsability, and their collective right, to
interfere directly with the political process through influencing the minds of the
nation and moulding the actions of its politica ll eaders" (1). Si bien Bauman
i En 1916 e n La sombra inquieta de Alon e, a pa rece n los halagos de Mistral a este escrito r y crítico qu e
al a ño siguiente la visitaría en Te mu co y quien más ta rd e difundiría s u admira ción po r la calidad de
Desola ción. En 1918 se refiere a "mi que rido a migo Vi ce nte Huidobro" (Recopilación 285) entre
muchos otros ejemplos de la exposi ción, a través de s u prosa, de sus rel acio nes con figuras cla ves en
el campo intelectual de la época.
8 "En los últimos años he escrito co n más frecuen cia en las revistas de Méx ico y Argentina que en las
del país. He ma ntenid o tambi é n corres pondencia co n al gun os escritores" (1921-19 22 M éx ico 12) .
30
desacredita una d efinición ce rrada del intelectual al abordar el tema desde una
óptica postmoderna, s í reco r re los rasgos y las prácticas que han definido
históricamente al intelectual y que han garantizado su lugar de priv ilegio. Mil ler por
su parte, en el libro In the Shadow ofthe State. lntellectua ls and the Questfor
Latinoamérica. Entre Jos criterios que apl ica pa ra seleccio nar intelectuales
debates públicos en aspectos sociales genera les (6). Por lo tanto, estas
son una de las r azo nes porque su identificación como poe ta y maestra no bastan
para dar cue nta de su rol cu ltural. De todas formas esta intervención pública debe
Des de el comienzo, la prosa ensayística resulta ser un arma de doble filo para
t achados por alg unos como el capell á n de la escuela de La Se rena, como paganos y
por otros, como socialistas; son la razón por la que se le impide ingresar a la Escue la
Normal d e La Sere na. Aunqu e, po r otra parte, s u talen to le vale la sim patía de
personas con ci e rto poder que la ayuda n e n mom e ntos d e dificultad. Estos
protectores están presentes a lo largo de su ca rrera, desde Mariano Araya, vis itador
31
de la escu ela del Valle d el Elqui, quien le regala útiles escolares, pasando por Jua n
Mistral una adolescente, para llegar a su amigo Pedro Agui rre Cerda gracias a qui en
sexua l so n estrategias que le permite n conso lidar estas alianzas que como señalo en
el capítulo acerca de su imagen, llevan a que incl uso sea 'confud id a' con un hermano
Uno d e los primeros vestigios del proyecto que Lucila te nía para s í misma se
e ncue nt ra en un breve texto t itulado "Pági na de un dia rio íntimo " qu e aparece e n La
Aquí está concentrada la fó rm ula del éxito de Mistral, una clave para lee r la
es una búsqued a d e reconoc imi e nto que la val id e ante la mirada d e lo s más altos
la envidia de los m ediocres, resulta en textos soberb ios qu e deslumbran tanto por la
9 Soledad Falab ell a a firma que las alianzas de Mistral son co n perso nas y no co n instituciones (¿Q ué
será de Chile en el cielo? Poema de Chile de Gabriela Mistra/225) . Si bien concuerdo co n esta
a fi rmación cabe sei'íalar qu e muchos de los beneficios que Mistral obtiene a raíz de estas a mis tades
no son personales s in o institu cionales, tales co mo: trabajos, nombra mientos y pensiones.
32
seguridad que exudan como por su visión profética: "Ya lo he dicho. La ira como e l
rayo sólo cae sobre las a ltas cabezas; el mar sólo azota los gigantes riscos soberbios
med iocridad que cree que la rod ea y protege rse de las críticas, a dopta ndo una
producto de las humillaci ones que sufre en s u tra bajo y las críticas que se publican
Con un lengu aje que sin duda descoloca a un lecto r de la o bra canónica d e
yergue como una figura con poderes d ivi n os, con autorid ad moral para identificar y
sus ene migos a l pone rlos en un co nju nto de se res sin forma ni géne ro. Mistra l se
su ide ntificación gené rica-sex ual resultaba ambigua, tanto por su masculin izació n
masculinos) como visual (no tener s ufici ent es marcas as oci adas a lo femenino) .
Un buen ejemplo del man ejo que ya tenía Mistral del espacio de la prensa y
del uso que le dio para inserta rse e n el pano rama cultural de la época es la polémica
con el críti co local Abe! Madac. En 1905 Madac escribe una carta al editor de La Voz
del Efqui e n donde cuestiona a la novel esc ritora criticando su "amargo pesimismo" y
juzgándola como "un cerebro desequilibrado, tal vez ... por el exceso de pensar"
fem e nino. Mistra l, en una carta posterior, explica que el crítico le ha escrito tamb ién
a ella, inte rrogándola ace rca del origen de su dolor, frente a lo cual, d ecide exponer
se debe a sí mismo sino al público que lo lee, me obliga -p or decirlo así- a abrir mi
corazón y mi vid a para que sus ojos la escudriñ en" (Recopilación 90). La estra tegia
de hacer d el lector juez, se repi te en otros momentos polémicos en que Mistral saca
id entidades tales como muj er, pobre, mestiza, sostén familiar, para sugerir la
cami no de las letras. Mistral d esa rticu la la crítica misógina a la vez que humilla al
crít ico fe minizánd olo: "Ja más he pensado entabla r con usted una polémica; Ud .
incapaz de luchar con el espíritu fue rte de los de su sexo, quizás so ñaba con un
34
triunfo obtenido sobre una mujer" (Recopilación 98). Triunfo que Mistral se niega a
ent regarle a un sujeto que considera indigno de criticarla. Si bien hace un uso
est ratégico de su identidad femenina para, por ejemplo, exigir respeto, nunca lo
hace para pedir benevolencia. Ser mujer es para ella como haber nacido pobre, dos
realidades que dan más merito a sus éxitos. En su respuesta califica a Abe! Madac de
cobarde por esconderse tras un seudónimo mientras ella firma con su nombre, "a
pesar de que [afirma Mistra l] en mi sexo no sería extraño". juega con las palabras
para redefinir sus fronteras, sin negar su identidad femenina, resignificando los
rasgos asociados a ella: en 1906 escribe: "Hay una firmeza asombrosa bajo m i
(Recopilación 103) . A través de sus textos y en sus opciones de vida se pe rfila como
un sujeto femen ino que no se somete a las lim itaciones de su género. Explicita el
impiden entrar en polémica con Ud. que tan rudamente ofende y no sabe respetar ni
mascu lin idad del agresor, utiliza ndo los rígidos códigos cultura les d e identida d
sexual a su favor, para luego apelar a un fa lso pudor femenino y así dar po r
terminada la contienda. Treta de débil qu e ap lica con astucia, Mistral dice no poder
entrar en po lémica después de haberlo hecho, y cierra el debate tras desplegar todas
sus armas.
35
de ella apoyó e hizo vis ible su labor pedagógica como también la extendió hacia las
masas. Su prosa de función pedagógica es también política ya que junto con enseña r
y prescribir, llama a los lectores a la acción y reclama cambios. Sin embargo, esta
cosas -la República, los roles de género, las instituciones- sino perfeccionarlo de
símbo lo" de 1913, Mistral parte de una realidad exótica y leja na al co ntar que las
caravanas del Sahara limpian las fuentes para quienes vienen más atrás, es decir,
civili zación, para hacer un llamado al progreso y perfe ccion amiento de las
Si n esta obra santa de los que pasa ron, nos hallaríamos delante de
nuestro tiempo y del planeta, como el hombre primitivo, en guerra
contra la hostilidad de los elementos y con esa misma desnudez
intelectual y caos moral de la humanidad en sus prime ros siglos.
(Recopilación 185)
Al igual como la escuela en ese mom ento busca formar trabajadores, ciudadanos y
tanto para ella como para muchos de los pensadores que la precedieron la
Lecturas de mujeres, antología editada por Mistral y que con tiene varios textos
suyos. Hay que se ñalar que este no es un típico texto escolar sino que, como ella
misma acl ara, es un libro para alumnas de 15 a 30 añ os que estud ian pa ra tener un
oficio. Por lo tanto, es una ins tancia de educación adu lta, de instrucció n de las
bell eza, la razó n, la patria y la matern idad. 11 Para Mistral la pura idea de
aspectos, es para Mistral una ame naza, sin embargo, au nque es posible identificar
rasgos pre-modernos en su prosa tamb ién se ve hasta qué punto en sus textos se
recogen las ideas de modern idad y progreso en una estrategia que busca
grupo domi nante. Así aparecen temas como la educació n de la mujer, la instrucción
pob reza de las urbes, el alejam iento de la mad re de l hogar, la inequ idad, el desprecio
po r lo indíge na, entre otros. Co n motivo de la primera pied ra del Li ceo de Punta
JO Mistral en s u campaña por la instrucción de la mujer declara: "La inst rucción hace nobles los
espíritus bajos y les inculca sentimie ntos gra nd es" (Recopilación 99). Co n el mismo argumento
Mercedes Cabello de Carbonera e n 1874 defendía e l derecho a la educación de la mujer en Perú:
"Para que ella pueda ejercer esa influencia bienhechora co n la que pueda ser sie mpre la
rehabilitadora de los e rrores del hombre es prec1so darle instrucción sólida y vasta" (" Influe ncia de la
mujer").
11 El criterio editorial de Mistral para elaborar este li bro y las tensiones entre los valores qu e
promueve y la vida profesional de Mistral y de muchas de las mujeres con que ella se re laci o na, es u n
tema que ha suscitado a ná lis is y discusión. Véase Marchant, Latin American Literary Review.
37
Mistral tanto en este texto co mo en otros pide (una escuela, más libros)
su luga r de intel ectu al. Com o directora del Liceo agradece la nueva escuela, adh iere
un proyecto de modernización nac ional que excl uye a los sectores pobres, a las
testigo de una modernidad des igual que va dejando a muchos atrás, que se
sím bol os de progreso y res ul tados eco nóm icos antes que otras naciones
entre los grupos de poder y las masas con una habilidad propia de su ge nio.
queja públicamente de sus males evocando, por ejemplo, una infancia rural y pre-
moderna más digna y feliz que las infancias de las ciudades.l 3 Julio Ramos señala
la modernidad y las zonas excluidas o aplastadas por la misma: ésa será una de las
aspectos de ellos no evita un ejercicio intelectual de crítica, que ella no ocu lta pero
que sí regula para no comprometer el apoyo del gobierno. Su rol como mediadora
13 En "In fa nci a Rural " (1928) Mis t ral a firm a "Entre las razo nes po r las cua les yo no a mo las ciudad es -
q ue so n vari as - se halla ésta: la muy vil infa ncia q ue regal a n a los niños, la paupérrima, la des abrida, y
ta mb ié n la ca nall es ca infancia, qu e en e ll as tie nen mu chís imas criatu ras" (PC 334).
39
centro cultural que irradia hacia el margen como tambié n la asociación de arte con
alta cultura y sujeto masculino educado, para arrogarse un papel civilizador de una
nación en que predomina la fuerza masculina bruta. Una mujer mestiza sin
una imagen más sofisticada de la nación pero a quien sin embargo, se le ha negado
ampliamente estud iado por la crítica. Ana Pizarra analiza las relaciones entre el
inocente :
también marcada sin duda por silenciamientos y agres iones. Aunque en vida parecía
que el terreno había sido ganado, tras su muerte la hege monía del canon literario
patriarcal y católica.
40
interpreta r textos e historias oficiales, a construir una genealogía y luego una red
paradigma cultura l patriarcal que separa ansiosamente roles ele género, alta y baja
equi librio que da cuenta de convicciones firmes junto a un extraord inario sentid o de
la define como una intelectual. ¿Qué tipo de intelectual fue Mistral y desde dónde
intelectual, separada de la específicamente lite ra ria, que Mistral establece desde sus
primeros textos. Aunque ha bían escasos referentes femeninos a los que Mistral
sus modelos intelectuales es la acción social y política. Las dos fuentes qu e se unen
para fo rjar la idea mistraliana de la función del intel ectua l son, por un lado, los
14 "No es nada frecuente esta asimilación de los intelectuales nuestros, tan divididos y anarquizados,
a la conducta de un país. Esta uniformación de la consecuencia, a lo largo de un co ntinente y de la
parte más desinteresada y más lúcida de nuestras gentes, es un espectáculo espirit ual de primer
orden, y en Jos feos tiempos que corren, casi una navidad, es decir, un nacimiento de norma."
(Colombia 162). En este texto ("Nuestra Colombia") Mistral alaba la decisión de Colomb ia de
somete rs e al arbitrio de la Sociedad de las Naciones en su conflicto con Perú y el apoyo de los
intelectuales ante esta decisión.
41
como Benda y Rolland que desde una ideología cristiana piensan el rol del
intelectual en la sociedad.
palabras de Mistral "el más atrevido intelectual nuestro" y condena a Bel lo por no
querer salvarlo del destierro (en Valle "Una tarde") .15 Desde su p rosa Mistral
maestro personal sino como figu ra nacional que vie ne a recordar el valor de la
15 Fra ncisco Bilbao Barquín ( 18 23-1865) in telectual, escrito r chile no y figu ra política cen tral de un a
ge ne ración educada en los principios liberales de med ia dos de l siglo XIX q ue luchó por ca mbios
políticos radicales. Su ensayo Sociabilidad chilen a (1844) abo ga po r la de mocracia y ataca al clero. En
1949, de vuelta de Europa crea junto co n Santi ago Arcos la Socie da d de la Igua ldad q ue re úne a
a rtesa nos e intelectua les radi cales. Fu e exilia do varias veces y pasó un breve periodo en la cárce l.
16 Camilo He nríqu ez (1769-18 25) sace rdote, nació en Valdivia, Chile, se dedicó du ran te toda s u vida a
la causa de la independe ncia. Fundó en 19 12 el prim er per iódi co de la nación in de pe ndi ente, La
Aurora de Chile del qu e fu e un o de s us principales redacto res. Escrib ió ensayos, sermones, pro cla mas,
poes ía y textos dramáticos. Fue bibliotecario de la recié n fo rmad a Biblioteca Nacio nal y diputad o por
la región de Copiapó.
42
Mistral, quien en este texto de 1928 se reconoce como una periodista, ahijada de
(Gabriela piensa 163).17 Martí es también el poeta que asume una función mucho
Por una parte el intelectual pertenece a una aristocracia del espíritu que le
da la autoridad para formular los reclamos d e los 'necesitados', para negociar entre
ellos y los poderes opresores. La idea rodonia na del in telectual es actual izada a
marfil pero sin embargo mantiene la d istancia entre 'ellos' -el pueblo, las masas- y
crítica ante la inequid ad, la opresión y su acción en defensa del pueblo. 18 Mistral, al
igual que Vasconcelos, Mariátegui y otros revisa y actualiza el rol del intelectual
continente.
tanto modelo con el que se puede identificar por su origen social humilde, una
idealiza a Sarmiento como maestro antes que un letrado, quien "llevaba a la escuela
todo cuando su fama como poeta parece sobrepasar su trabajo intelectual (en el
Pues algun os han creído en Sud América que todo eso es "pose" mía.
Cuando afirmo qu e me interesa más mi labor de maestra, no lo creen .
18 Vasconcelos lo dice claramente: "Las revoluciones co ntemporá neas quieren a los sabios y quieren a
los artistas pero a condición de que el saber y el arte si r van para mejorar la condición de los
hombres. El sab io que usa su cie ncia para justificar la op resión y el a rtista que prostituye s u gen io
para divertir al amo injusto no son dignos del respeto de s us semejantes, no merecen la glo ria"
(citado por Funes 59).
19 "La confusa y tumultuosa democratización va gene ra nd o un distinto tipo de intelectual que al no
Es pos ible distingui r una especie de relación cul posa en Mistral entre la poeta de
poesía es valorada y justificada por Mistral en tanto pe rmita el trato interpe rsonal
del pueblo es presentada en cambio como la función de valor más alto y autoriza la
práctica litera ria.20 Mistral se enfrenta a co nflictos no solo internos s ino que a nivel
de su imagen públ ica. Esta multipl icidad de discu rsos y roles resulta problemática
para el intelectual moderno como Ramos sugiere a partir del caso de Martí:
Desolación Mistral se autorepresenta como una poeta que antes que poeta es un a
20 De modo casi inverso que la relación de lo político frente al arte en e l fin de siecle: "Pero la acti tud
que gene ra la política en estos intelectual es es u n ve rdadero y pesado impedimento que no los deja
en paz, que les red uce la dedicació n exclusiva a las cuesti ones 'del esp íritu"' (Montaldo Ficciones 94).
45
Por un lado esta declaración indica hasta que punto s u estadía en México, la fama de
part icipació n.21 Por otro lad o, el rechazo de Mistra l, su fa lta de identificación con
estratégicame nte el ige el tipo de intelectual con quien asociarse. Mistral marca su
dis tancia con Jos 'hombres de cultura y refinami ento' para ponerse del lado de
público burgués. México ma rca un punto decis ivo en la carrera de Mistral no solo
porque ell a em pieza a ganarse la vida como una intelectual trans nacional que
allá a dar clases (nadie vive de t rescientas pesetas d e jubil ació n) y debo aceptar qu e
posiciones en las nuevas máq uin as culturales y po líticas: Liga de las Naciones,
21Mistral parte a México en junio de 1922 invitada por el Gob ierno mexica no para colabora r con la
reforma educacio nal li derada po r )osé Vasconcelos, hecho que abordaré co n mayor detalle en los
capítulos siguientes.
46
humanista que Mistral encarna al describirla dura nte una entrevista que Helidoro
a Vasconcelos particularm e nte en tre 1920- 1924. Además d e unir intel ecto y acción,
Vasconce los eleva a Mistral a una categoría ética superior; Mistral se 'sacrifica' por
la hum a nidad, y por eso ca lza perfectamente e n la cruzada educativa mexicana que
exige sacrificio y e ntrega desinteresada (mal remune rada sobre todo para las
maestras rurales a las que Mistral d ebe insp irar). Exalta r la dedicación religiosa d e
una mujer, de orige n humild e, quien alcan za gloria y reconocimiento por s u trabaj o
'd esinteresado' es una narrat iva qu e respaldad a por textos d e Mistral como "La
n José Vasco ncelos se desempeñó como rector de la universidad de México entre 1920 y 1921 al ser
nombrado por e l presidente interin o Adolfo d e la Hu erta. En 1921 asumió como e l pr imer Secretario
de Ed ucación Públ ica de México. Un análisis detallado d e Vasco ncelos durante el periodo e ntre 1920
y 1925 se encue ntra en el lib ro }osé Vasconcelos: los años del águila, 1920-1925 de Cla ud e Fell.
23 Antes de la llegada de Mist ral a México Vasconcelos pu blica textos de Mistral co mo "El g rito" (un
lla mado a la unidad latinoamerica na) y "La maestra rural" (que refuerza la idea d e la maestra como la
santa laica). Tamb ién niños mexicanos ha n memorizado sus poe mas q ue luego recitaran e n los
47
y ético y se distanc ia de otros que pueden querer apelar a valores similares -los
políticos- pero que se diferencian de ella en que tienen intereses económ icos
intelectual' par a hablar desde una esfera, que ella describe como 'superior' e n tanto
políticas:
incomprensibles para un público amplio. La bell eza, el arte, para Mistral tiene fuerza
civilizadora solo si lle ga al pueblo. 24 La cultura era en ese mom ento educa ción
pop u lar, arte para las masas (mura les, música, bibliotecas públicas), así como el
mu chos hom e naj es qu e se le hace n a Mist ral d ura nte su estadía. Est os 'pe rforma n ces' se analizan en
e l capítul o 4.
24 "Y es que la belleza es pa ra mí es una especie de gran vie nto q ue ha de co rre r libre so bre e l mundo,
refresca ndo la mejilla ardorosa de los es pigadores, bati end o los trajes claros de los niñ os en una
ronda hecha so bre un lla no y entrando en la casa de Jos ho mbres en una oleada de salu d ... Sólo
e nto nces la bell eza se tran sform a en una cosa profunda y mun da na y e n un a fue rza civilizadora ta n
grand e co mo la de las religiosas" [Co lombia Tomo 1 444).
-+8
periodo, como veré más adelante. Durante s u primera estad ía en México escribe "La
cul tura mexicana" dond e señala el horizonte al que Chi le y otras nac ion es
cuali dades que no bastan por s í sol as ya qu e deben se r pu estas en circulac ión,
repetidas y valid adas por voces autorizadas. Son innumerabl es las r·efe ren cias en los
textos de Mistral que buscan re forza r estos rasgos, que de acuerdo a Graciela
Montaldo son propi os del letrado de izqu ierda que bus ca vali dar su voz y participar
la cultura letrada tradicional y los nu evos secto res que par ticipan de la
democrati zación de la cultura. Monta!do analiza ciertas revistas que en las pri meras
décadas del s iglo XX, buscan difundir la cultura y educar a las masas.26 En sus
25 Ella recoge sus éxitos como escrito ra para validar, po r ejempl o, s u labo r de maes tra, ya qu e ante el
cues ti ona mie nto po r su fa lta de título arguye que la co mp robació n de su cultura está e n "dieciocho
a ños de servicios y po r un a la bor litera r ia peq ue i1 a pero efectiva " (Recopilación 471).
26 Revistas a rgentinas Clar i dad (19 26-1 941) y Los Pensadores (1922-1 9 24).
-1-9
Es ta com bin ación de cul tura let rada, compromiso social e integridad moral forman
part e esencial del sujeto que Gabriela Mistral construye a través de su escritura.
Aunque no cumple con la condic ión de género masculi no, sí satisface en pa rte el
su fuerza poética y agudeza de pensam iento fue señalada como un halago (ant e la
activamente a los estereotipos femeninos de su época, sob re todo a nivel visual. Por
todos vieron en la escrit ora hispanoamericana, no sólo el gran valor literario, s ino el
gran valor mo ral" (Onis 7). Prueba de que el perfil de intelectua l, poeta y maestra
que Mistra l construye y que otros alimentan es altamente funciona l para su entrada
Mistral antes de su viaje a Mé xico, cobra nueva fuerza a pa rtir de su trabajo con
Vasconce los, quien en pa labras de Mistral es: "el tipo de hombre americano más
2 7 Exist en diversas r eferenci as conte mpo rá neas a Mistral qu e d estaca n s us rasgos mascul inos. Un
ejemplo se encue nt ra en una cró nica, firm ada por G.V, y publicada en Claridad en 192 1: "Pa ra dar una
idea de lo qu e es Gabriela, habría que decir qu e s u ce rebr o posee todas las fac ultad es de u na muj er
bien dotada más las condicion es intelectua les de un ho mbre. Su cerebro produce el efecto d e un
cer ebro do ble" (Recopilación 48 2).
50
completo que he conocido: anti-libresco, sin odio s sociales, con su cultura hecha
corazón y acción" (carta a García Monge 83). Por lo ta nto, el ter ritorio del intelectual
que Mistral valo ra se sitúa más allá de lo lite r a rio y lo est ético para ent rar en esferas
políticas y sociales. Su mirada e influ encia es tá n m a rcad as entonces por este ideal de
intelectua l político que más allá de los límites nacionales busca interve nir a favor d e
materiales y espirituales del pueblo. El énfasis con que Mistral ins istió e n su
Hispanoa mérica. 2 8 Mistral tenía opiniones pol íticas claras: llevaba la bandera del
pac ifismo, luchó por la reform a agraria, se declaró s ie mpre en contra de los
plantea que los intelectu ales pu ed en ser a la vez "los constructores de un nuevo
espacio social y sus críticos (no necesariamente los mismos intelectuales, a unque el
Ate neo hizo de esta coincidencia improb able un sistema: Vasconcelos, Alb er to J.
Pani, Gu zmá n)" (52). Mistral fue críti ca, y esto por momentos le valió conflictos
serios con gobiernos (España, Italia, Chi le). Conciente de los límites q ue su
28 "Es preciso qu e los que no militamos e n nin gun partido, salgamos, pues de nu estra soledad para
decir si n miedo la propia co nvicc ión [pacifismo] ... " (México 312).
29 Vascon celos exp resa estas mismas ideas en La raza cósmica: "Pero la Am érica es la patria de la
gentil idad, la verdadera tie rra de promisión cristiana", "Las te ndencias todas de l futuro se entrelazan
e n la actu alidad: me nd elismo e n biología, socialismo en el gobierno, simpatía creciente en las almas,
progreso generalizado y apa rici ón de la quinta raza que llena rá el planeta, co n los triunfos de la
primera cultura ve rdaderamente universal, ve rdaderame nte cósmica." Mistral dice de Vasconcelos:
"Vasco ncelos es la democracia inspirada y moderna, un poco mesianica y un poco a ño 2000, y los
mozos lo ven parecid o a la lengua de fuego de la Pentecostés, so bre e l bulto de l país" (México 243).
51
y co nflictos de modo d e poder asumir riesgos contando con respa ld os por otro lado.
Un ejemplo, es cuando Carlos lbañez del Campo pid ió cartas p úblicas de apoyo a su
gobierno a figuras públicas, entre e llas Mistral, quien por negarse y criticar al
gobierno, se quedó sin sueldo por un tiempo durante el cual vivió de sus
González Vid ela le prohibió dar asilo a Neruda en e l consu lado. Mistral más tarde
poeta del habla hispana y, por ú ltimo a un chileno perseguido. Yo fui perseguida. ¡Y
Mediadora y puente
letrada, la lucha por j usticia social y los intereses económicos. Pero Mistral no es
estatales que significan mayor contro l social d e las masas; paralelamen te 'traduce' al
desarticul ando h egemonías epistemológ icas, culturales y p olíticas. Paradój icame nte
entonces el d iscurso de Mistral -más a llá de su intención - func iona en u n n ivel como
co laborar con los proyecto s de modern ización e industrial izac ión. El discurso de
Mistral por momentos media en tre el pueblo, los intereses del Estado y las elites y
por otros ex ige vehementemente derechos y parti cipación políti ca para el pueblo en
Vasco ncelos, García Monge y Mistral construyeron una narrativa human izado ra que
obre ra está desde el comienzo en su prosa. Mistral exhib e este comprom iso tanto en
sus textos, en su pedagogía, como en las charlas que da en Ateneos obreros y en las
cárceles. Esta labor, en su etapa chi lena, capta la atención de la prensa local y por
este medio, ayu da a difundir la imagen de Mistral como una figura pública distinta a
los intelectuales tradiciona les y los po líticos, pero que sin embargo, ostenta una
confe rencia que Mistral dicta en la Casa del Pueblo en 1921 en Temuco, 31 aparece
heterogéneos (la escuela rural, la cárcel, el Ateneo obrero) y para nuevos púb licos,
ve r las necesidades del pueblo, de hablar y se r parte de él: "el ún ico valor soc ial que
espiritualidad perd ida tanto e n la intelectualidad como en los s istemas capitalis tas
época junto con el mercantil ismo de las grandes naciones" (Colombia Tomo 1 122).
con el pueb lo, ún ica estrategia pa ra manten e r ese lugar d e auto r idad:
31
"Los obre ros, seílores y seño r itas que repletaban la sala, la oyeron con respetuosa d evoción. La
maestra tiene un asce ndi ente de sacerdotisa sobre los que la escucharon" (Recopilación 465).
54
sirven. Los males de la modernidad son para Mistral el resultado d e una cultu r a
intelectual a lie nada del pueblo, pensada por hombres de el ite y para ellos mismos
que ha dejado sin caudillo intelectua l y espiritual a las masas. Este discurso de la
cr isis de la mod e rnida d a unque busca tambié n renegociar y legit imar el lugar del
en los mismos t é r minos que lo hace Martí, pero sí legitima el d iscurso del intelectual
como el único que p uede d istingu ir los valores humanistas en med io de una
amenazador a al querer ll enar e l vacío que la alta cu ltura d eja po r su falta de llegada
a las mas as. Mistral exige al escritor y a l artista un arte para el pue blo (al menos una
cuota de s u arte como hizo e ll a misma): "Poetas haced versos para Jos niños ...Sobran
55
lo poetas que se deslíen en poemas eróticos, sobran también los que hacen
apoteosis de la espada y de la coraza, sobran los que lloran sus lepras íntimas
El intelectual entonces d ebe ocupar parte del mercado cu ltu ral popular y ante la
indígena', obras que recrean el pasado histórico para los escolares y que se
representa n e n las ruinas Teotihuacán con el objetivo de "exaltarlos con las visiones
de un pasado magn ífico"(México 195). Así como Mistral apoya este teatro que no es
ni escrito por indígenas mexicanos (sino que por el poeta y periodista Rubén
Cam pos) ni tampoco es r epresentado en lenguas o ri ginarias, por otro lado condena
un cine que guiado por lógicas exclus ivame nte comerc iales, en oposición a las
La visión del rol de las culturas popular, letrada y de masas está determinada
por el papel que Mistral asig na a cada una d e estas en la construcción y difus ión de
3l "En luga r de eso sigue el ci ne en muchos países corrom piend o a las masas con un os repertorios de
filmes que divu lgan crímenes famosos e n una especie de antol ogía para enseñar el del ito ... Cada vez
que yo he hablado con dueños de cines sud-americanos sobre la calamidad de ciertos espectáculos se
excusan diciendo que las empresas productoras más el gusto popular y no ellos, son los cul pab les. Yo
les respondo que lo único que pide el llamado bajo pueblo es que el filme sea interesante y que lo
mantenga en tens ió n hasta el final" (Magisterio 203).
56
descastamiento, solo la cultura popu lar redibujada por e l intelectua l puede sostener
autochtonous cultural order h as consistenly served as a veh icl e for the validation
ace rca de música popular, fiestas, tradiciones popu lares, mitos y leyendas. Me
partir d e a lgu na s ideas de Monta ldo quien sugiere que El Payador de Lugones define
lo popula r arge ntino "como algo vinculado directamente a l pasado rural y, por Jo
ta nto, no le reco noce actividad positiva alguna en e l presente; excepto cuando los
33 "Si n ce th e a utochtho nous cultural order is judged co nsubsta ncial w ith the communi ty, its
recoverability ca n a lways be portrayed asan imminent pote ntiality. Therefore, accessio n to it is
co nceived as a matte r of collective volition, as a momentous project to be un de r taken by the
comm unity in its enti rety. In t his se nse, the cul tu ral critic asumes t he self appointed role of offi cian t
in a portentous ritua l of collective rede mpti o n" (Alo nso 12).
57
una estrategia:
modernidad (cine, música, etc.), una fuerza que 'bien manejada' resulta fundamental
quiere establecer su dominio de lo popular y su natural afinidad con una cu ltu ra que
por su origen campesino le es propia: "la chil enidad rural, que tal vez sea la única
que llevo" (PC 119), pero fija el valor de esta a partir de su dominio y desprecio de la
populares de la ca usticidad que sue len tener; reemplazar los couplets canallescos
que se han infiltrado en nuestro pueblo por obra del teatro inferior ... " (México 109).
poder en la mode rnidad y por lo tanto intenta influirlo, normarlo. En ese sentido
concuerdo con la idea de Montaldo quien afirma que: "Disputa por el espacio
ca mpo. Autoridad que construye al establecer las consecuencias que tiene el deja r la
cu ltura en ma nos del mercado, in tereses extranjeros o de un pueblo 'no regu lado'.
En la confere ncia "Algunos elementos del folklore chileno" que Mistral dicta en
con que se 'borraron' las leyendas de los pueblos originarios: "Es muy malo sumir en
fábula folklórica que aunque parezca no te ner ideas precisas tiene un 'ri tmo racial',
"el folk lore salva como una medicin a, para esto, como un antídoto, de es te
descastamie nto" (Ojo 11 87). Pero esta salvación está mediada por el divulgador del
acuerdo a Mistral:" 'Nad ie sabe' dice [D' Ors] 'todo lo que hay dentro de un minuet
de Mozart'. Tampoco sabe nadie todo lo que hay dentro de una fábula folklórica. A
59
mí me ha costado tanto entender todo lo que corre dentro de una fá bula fo lklórica!"
justamente valorada por el intelectual que Mistral promueve y cree encarnar.34 Sin
el puente y la 'traducción' que el inte lectual latinoamericano puede hacer del arte
pop ulares:
"Yo creo que es una ocasión para que nuestros pueb los indios sobre
todo Perú, México y la Am érica Central, mu estren sus a rtes finas y
muestren su cultura manua l, que pa ra mí es superior a las muy fáciles
y muy engañosas culturas intelectuales" (Correspondencia in édita 93)
34 jea n Franco propone una lectura d e la cultura popular en cie rta poesía y en los gé neros folklóricos
mistralia nos "como fi gura y fo rmas de escapar del proyecto modernizador de la época que, por otro
lado, a nimaba s u obra pedagógica" (29). Su lectura si bien se en foca en la poesía derivada de la
tradición oral co mo un es pacio que "permitía ciertas fugas hacia lo irraciona l, lo q ue ella lla maba
'locura' o 'desva río"'(33) reco noce al mismo tiemp o la función muy difere nte que tiene la difus ión del
folklore e n la prosa d e Mistral e n un contexto pedagógico: "Por la pedagogía se salvará el espírit u de
la raza, por la pedagogía se podrá moderniza r sin perde r los rasgos originales del país. Como maestra
casta y soltera la mujer podía co mpartir est e proyecto"(33). Mi anál isis de esta catego ría en la prosa
de Mistral quie re agregar la función que cumpl e en relación con el proyect o intelectual po r medio del
cual Mistral se pe rfila como un sujeto privil egiado para traducir la cultura popula r al discurs o
in telectu al y pedagógico, y có mo a través de su particular co mpre nsió n y ap reciación de las cult uras
po pulares s u ide ntidad co mo un nu evo tip o inte lectual latinoamericana se consolida.
35 julio Ramos estable ce, como e n el co ntexto de la revolución mexicana s urgió la necesidad de
popularizar y d emocratizar el concepto de la cultura. Ramos rev isa la desa rti culación de l conce pto de
'alta cultura' que hace He nríquez Ureña (de modo pa recido a Mistral) y s u forma de reescribir el
arielismo: "el ex discípulo desar ma e l recinto de la 'alta cultura', defendiendo e l acercam iento a la
'cultura popular' - otro ext erio r del ca mpo estético en el A riel. Y e n resp uesta al clasicis mo y
occidenta lis mo de Rod ó, Henríqu ez Ureíia propone un re torno a la tierra, porque 'lo autócto no, en
México es una realidad' (p.4)" (Desencuentros 284).
60
contexto de una amenazante cultura de masas y una creciente cultura visual, se hace
imperativo que el lugar del intelectual como puente y embajador sea visible más allá
figura del intele ctual a partir de su popularidad. In telectu al, que sin ser parte de las
masas camin a entre ellas (aunque venga de ell as), que vincula su reflex ión
particular momento histórico que vive Mistral con Vasconcelos en México post-
marca la idea que Mistral tendrá desde entonces de s u oficio y su lugar, aun cuando
arrastra multitudes, una serv idora del pueblo que como h emos seña lado a ntes tiene
tratamiento que tanto la crítica, la historia y la prensa han dado a su obra y figu ra.
Mistra l al mismo tiempo que han llamado la atención sobre la ignorancia con
extra-pol émicas (de gusto popular) de Mistral persiste y sugiere un anál isis a partir
materiales inéditos que se publican y lo único que parece capta r el inte rés de los
invest igadores a cargo so n los poemas inéditos y las cartas que cuentan nuevos
melodramas románticos.36
tan to las escalas de va lor li terario e intelectual ha n sido determi nadas por una
sociedad patriarcal y eurocéntrica durante la gran parte del siglo pasado. Es a partir
de esa base que es necesario pregunta rse como lo hace Ana Pizarra:
36 Hay discordancias entre un discurso acadé mico y oficial que reco noce la importan cia y necesidad
de estud ia r el pe nsamiento mistralia no con las acciones concretas. Los li bros q ue hasta el momento
ha publ icado la DIBAM (Di rección de Bibli otecas, Archi vos y Museos) so n un o de fotografías y otro de
las cartas de Mistra l co n Doris Da na (de lo que se infi ere que e l crit e rio comercial estaría primando
sobre cualqui er otro) . El libro co n poesía inédita estuvo a ca rgo del profeso r Luis Vargas Saavedra de
la Univers id ad Cat ólica. Hay qu e reconocer sin embargo qu e el discurso oficial y académico ha tenido
eco en los medios masivos y e n los lectores. Un eje mplo co ncreto es el docume ntal de Televisió n
Nac ional de Chile, de la serie "Gra nd es chilenos", e mitido e n agos to de 2008 y que des taca la
producción ensayística y lo gros públicos de Mis tral pero al mismo tiempo ta mbi én refuerza ciertos
mito s como de la maternidad frus t rada.
63
El problema según Pizarra sería este, al menos uno de ellos agregaría yo, porque en
Chile a Mistral se le ha querid o como un trofeo naci onal más que como un personaje
disruptora del mito y el estereo tipo se borró para quedarse con la que en palabras
también una de las formas fundamenta les de su modernidad, "el asumir con una
naturalidad que no puede sino ser el producto de permanentes tens iones, el ensayo
como género y el hacer de este una forma profesional de expresión" (Pizarra 50). El
espacio público más amplio que Jos precedentes espacios de las elites intelectuales.
que lleva a Henríquez Ureña a conside rarla una de las primeras mujeres 'hombres
de letras'. 37
muchos de los rasgos que como vimos anteriormente Montaldo identifica como
37 cfr. Nota l .
6-t
en el cual fueron los hombres qui enes pensaron y lideraron el proyecto nacional de
progreso y modernización. Sin embargo, el anál isis de textos como: "j uramen to a la
band era", "Educación popu lar", "Inm igra ción", "Colaboración sobre la ins trucción
primaria obl igatoria"," El Ateneo Obrero", "El grito" entre muchos otros, demuestra
latinoa mericano. Hecho qu e perm ite explicar la in comodidad que ese aspecto de su
prod ucción ensayística de Teresa de la Par ra, partiendo de la base que una de las
definirse como homogénea mente masculi nas (Mo ntaldo), Horne afi rma que los
una insta ncia perturbadora para la ficc ión de identidad propuesta (7). El análisis de
s ilenciamiento y manip ul ación durante los 16 años de dictadura militar en Chi le.
Ahora bien, la ruptura simbólica 'mujer, hombre de letras' llega a ser posible
por una se rie de estrategias en la lín ea de las 'tretas del débil' en tanto
resignifi cac ión de espacios autoriza dos a la mujer. Es fund amental entende r y
65
Latinoam érica.
Sin olvidar los conflictos id eológicos y políticos que rodean a Mistral desde el
romper barreras desde una posición -que aunque en constante amenaza- es vista
Estado, la sociedad, así como margi nado por la cu ltura con mayúscula, es un lugar
aprop iado a su género y clase ante los ojos de quienes podrían senti rse más
como la maestra que escribe poesía. Ella explota y desborda su posición de maestra
para acceder a un espacio intelectual y político más amplio. Ser maestra es el pase,
el lugar marginal dentro de la producción cultural -el acatam ie nto- que ella hace
fue rza con que perdura la identificación Mistral=maestra, au n después del término
38 "La treta (otra típica táctica del débil) consiste en que, desde el lugar asignado y aceptado, se
cambia no solo el sen tido de ese lugar sino el sentido mismo de lo qu e se instaura en él. .. Siempre es
posible tomar un espacio desde dond e se pueda practicar lo vedad o en otros; siempre es posible
a nexa r otros campos e instaurar otras territorialidades. Y esa práctica de traslado y transformació n
reorganiza la estructura dada, social y cultu ral ... " (Ludme r 53)
39 ver Beatriz Sarlo La máquina cultural: maestras, traductores y vanguardistas.
66
elemental que fue esa imagen para su configuración pública y su persona poética. 40
La primera carta que le escribe la maestra a Rubén Darío va firmada: "Lu cil a
Godoy Alcayaga, Prof. de Castellano del Liceo de n iñas. Los Andes, 1912." ("Carta a
Rubén Darío" 139). Esta carta, a la que volve ré en el tercer capítulo e n mi análisis
40 Mistral man ti ene vivo el vín culo entre la labo r pedagógica a lo largo de su carre ra y lo usa para
carta quedan en un segundo plano cuando Mis tral comie nza a hablar como poeta
acerca de su obra y posible publ icación. Entonces adopta un tono de mayor igualdad
tiem po que defiende su deseo de entablar diálogo directamente con él, saltándose a
Esta carta ejemplifica cómo Mistral valida su derecho a hablar desde su lugar de
subaltern idad, desde su labor como maestra para después sal irse de este espacio -l a
afición literaria de una maestra rural- y entablar un diálogo horizontal con los
protagonistas de la alta cultura y así participar en ella (en este caso ser publicada en
como un nuevo tipo de intelectual en el plano ético. Mistra l como mujer, sin derecho
intelectual que lucha por el bien común y que se enfoca en la acción junto con el
en la América ... Se entiend e casi todo y no se hace nada, porque la pasión del bi en
"Bienaventurados los que se vigorizan con los libros sin anegarse en ellos"("Varias
se acomoda para dar lugar a un sujeto que por su marginalidad social y de género
En primer lu gar para fine s del aná lisis hay que separar por un momento las
busca separarse del común d e las mujeres que describe en ciertos textos como
malas poetas, esclavas de la moda o como s ujetos ap lastad os por el patri arcado. Su
pros a e nton ces contribuye a fundar el mito de Mistral como sujeto extraordina rio
presenc ia e n tanto mujer e n esferas tra diciona lmente masculinas. Por otra parte, la
a utod efini ción como un s uje to excepci ona l, qu e no actúa como las masas, se
t extos en que habla de la profunda am istad que la une con otras adolesc entes,
41 Un eje mplo de cómo la ide ntidad de maestra, los este reotipos femeninos, devienen e n intelectual
tran snacional, e n un mo mento que difícilmente se puede acomoda r la idea de la mujer 'homb re de
letras' se e ncuentra en este texto del uruguayo Raúl Montero Bustamante: "Gabr iela Mistral además
de ser uno de los más altos es píritus poéticos de la América española, es tam bién una profesora de
energía y una maestra de almas. Ella ha creado una nu eva pedagogía universal que tie ne su origen en
el amor maternal que le inspi raron y le siguen inspirando los niños. La escuela primari a le dio los
eleme ntos para co nocer a l hombre, la sociedad y a las nacio nes; sus estudios y sus viajes a través del
planeta ahondaron s u se ntido filosófico y avivaro n la sed del sociólogo y del moralista" (subrayado
original, El Ojo atravesado 2 136)
69
única; porque no siento como los demás; porque mi psicología no es la de los seres
vulgares ..." (Recopilación 102) Mistral se presenta como un sujeto poseedor de una
sensibilidad especial, superior al de 'los seres vulgares', pru eba de ello es su talento
literario y como consecuencia una mujer que no pu ede limitarse a las normas que
Mistral frecue nteme nte se identifica con los estereotipos negativos que marca n la
breve texto titulado "Recados", e xplica las razones que la llevan a escrib ir e n este
formato episto lar. Para esto alude a su natural inclin ación a escribir cartas: "las
incorporo [las cartas] por una razón atrabilaria, es d ecir por una loca razón, como
el lugar asignado, pero d e todas form as utilizarla para valida rse intelectualm en te.
42 La relación entre locura, libertad y mujer ha sido a mpli a mente estudiada e n su poesía. Grínor Rojo
e n su estudio de Mistral, a partir de ideas de Fouca ult, So ntag entre otros, busca co n textual izar el
tema de locura en la poesía mist raliana al señala r que "Las muj eres era n 'locas' no por ser locas sino
por se r 'otra s~~~ 4 ~ . Mujer como sinó nim o de locura es una est rategia para segregar, oscu recer e
invalid ar, a l me nos e n el campo intelectual, el trabajo de la mujer cuando este no busca imitar el
molde mascul ino, en cuyo caso podría se r condenado po r transvestista.
70
Mistra l seña la que sus razones son 'locas' y por tanto no son razones vál idas, pero al
mismo tiempo las esgrime como razones válidas frente a un hecho consumado y que
Desde esta perspectiva podría afirmarse que hay muchos momentos en que
Mistral se aleja de lo que Julio Ramos entiende como los discursos discipl inados de
la racionalización. Mistral como una escritora de provincia mira con rece lo una
con los que ella muchas veces se identifica. La lite ratura para Ramos se legitima
como uno de esos luga res 'otros' de la racionalización: "Desde esa zona excluida y a
la vez crea da por la racionalización habla el nuevo sujeto lite rario, enunciando
frecue nte mente el ideal de la informal idad, de la ind iscip lina, y a veces incluso de la
rescatar a los que yace n en los márge nes del proyecto de la modernidad. En sus
ensayos hab la de los presos y su situación humana, de los ob reros y sus condiciones
la altura del in telectual urbano ni evoca el tono pate rnalista de otros esc ritores de la
época. Mistral rec rea los cuerpos de estos sujetos y los expone al lector. Mezcla su
~ 3 Existen nume roso ejemplos. Algun os text os re prese ntativos del inte rés de Mistral por hace r vis ible
a los sujetos margi nados por el sist ema son: "Oración a los obreros", "La instrucción de la mujer",
"Ventajoso canj e", "Conversación con los presos".
71
ind iscriminado uso de términos corno 'locos', 'c riminales', 'ignorantes', Mistra l no
ternas centra les. Mistral habla desd e la esfera y una supuesta lógica femen ina para
XVI) declara Mistral para luego proponer una nueva forma de entender el amor a la
aparece asoc iado cas i siempre a la clase social y por lo tanto en la prosa mistraliana
minoría: "Esta vez como siempre estoy con los menos" (Lecturas para mujeres XV!)
pero al mismo tiempo es la minoría que al tener voz ya está entre ambas esferas y
por lo tanto neces ita ratificar su origen e identidad y ratificar su compromiso con el
pu eblo, las mujeres y los niños. Su identidad de género y de clase le perm ite
como mujer intelectual comprometida, tran snacional, que puede transitar por una
multi-soci al y multi-culturaJ. 4 4
44 La integración de eleme ntos femeninos y mascul inos e n la personalidad d e un s uj eto o una nació n
figura en la prosa mistra liana como un a ca racterística ideal y pos itiva. Al hablar de Martí dice: "¿de
dó nde sale este ho mbre tan viril y tan tie rn o, por ejemplo cua ndo en nuest ra raza e l vi ril se e ndurece
72
Como ustedes lo han dicho, del pueblo han salido los grandes artistas.
Y es que el hombre rico es, casi siempre, el que -para su dicha en
parte y en parte para su desgracia-, conoce solo el hemisferio soleado
de la vida; sus experiencias son las que él le da; su voz, su visión están
em pequeñecidas por ese reino limitado y gozoso.
El hombre pobre tiene el otro hem isfe rio (cuando prospera en la vida
puede conocer ambos), y este reino terrible como el infierno, es
profundo y maravilloso como el infierno dantesco ... [Recopilación
508)
para avanzar su carrera y para ofrecer una solución a muchos de los desafíos qu e
y tamb ién se brutaliza", "El hombre que segú n varios come ntaristas contiene a la mujer y el niñ o ... "
(La Habana 79). En e l caso de las naciones esgri me un argumen to si mil ar a l hab lar de Chil e e n
"Menos cóndor y más huemul" donde quiere promover el equilibrio de fuerzas viriles -có ndor- y
femeninas - el hue mul-.
73
Capítulo 2
partidistas, que más allá de los límites nacional es busca intervenir en favor de un
progreso y una modernización amplia que mejore las condic iones materiales y
espirituales de los grupos excluidos. El énfasis con que Mistral ins istió en su
prosa y más aun su real participación en la historia de la prime ra mitad del siglo XX
en Hispanoamérica. 1 Por otro lado, lo que hasta hace un par de décadas definía lo
Mistral, pero ahora, y a partir de nuevos acercam ientos críticos, como los estudios
de género y las revisiones que el femini smo ha propuesto con respecto al concepto
más amp lia por la redistribuci ón del pod er-, es posible cuestionar la historia de
maternal u otro.
1 "Es preciso que los que no militamos en ningún partido, salgamos, pues de nuestra soledad para
decir sin miedo la propia convicción ... " (México 312). Por un lado está e l hecho del a-partidismo de
Mistral q ue no es s inó nim o de una indiferencia por la política. Gab ri ela Mora, en uno de los primeros
textos críticos dedicados al pensamiento político de Mistral desafía la idea general de la poeta como
una figura mística al ejada de los as untos públicos, "From a superficial reading of her work, criti cs
m ay argue that Mistral desp ised politicians and politics ... A careful reading of her work shows t hat
she thought of politics as th e on ly way ofl ife for one with her stri ct et hical principies" (Mora 142).
74
defini r s u luga r de enunciación con respecto del centro y los márgenes, ya que su
relación con el poder cambia de acuerdo al lugar desde donde se le mi re: defiend e
apas ionadamente la revolución de Sand ino ... desde un escritorio en París; critica
mient ras se desempeña como directora del Liceo de Punta Arenas. Pero a pesar de
hechos h istór icos mundiales y tensionado por identidades margina les, Mistral, a mi
juicio, desarrolló un d iscurso po lítico e ideo lógico claro. Frente a la idea del
educador argentino Julio Barcos, de imponer una escuela neutra y laica, Mistral
responde que es una idea utóp ica e insensata: "Ud. sacará un ismo y pondrá otro,
porque todo es ismo, m i am igo, y la luz blanca es artificial. Los únicos neutros
2 "Soy cristiana de democracia total. Creo que el cristia nis mo co n profund o sentido social puede
salvar a los pueblos" ( Colomb ia 119). "Mi posición a favor de la paz no dimana de partido político,
pues no pertenezco a ningu no. Mi posició n moral de pacifista es la reacci ón norma l qu e la guerra
levanta en una mujer y pa rti cula rm ente en una ex-maestra .. ." (Ca r ta a l Ministro de Relaciones
Ext e riores de Chile, 195 1 en PC 441 ). Este texto aparece en la antología Escritos políticos co n el título
"M is ideas social es".
3 193 3: "Soy socialista, un socialismo particular, es cierto, que consiste exclusivamente en gana r lo
que se co me y en sentirse prójimo de los explotad os. Pero política no hice nun ca." (Mon eda 57). 1938:
"No soy socialista porque el socialismo sostiene la doctrina ma rxis ta, y yo ten go ideas religiosas.
Tampoco soy co ns ervado ra" (Moneda 58).
75
altamen te efectivo en los debates educacionales, políticos y socia les. Con este
propósito a nalizo un conjunto de prosa que tiene como tema central a Chile, en un
hegemónicos y que aspira a una representación política más amplia, es decir, a una
salida de Chile intenta por un lad o insertar a Chile en el imagin a rio continental y por
Tanto las po líticas educativas estata les como las teorías educacionales
toma como indicador el luga r que estas ocupan e n revistas y periódicos desde fine s
del siglo XIX y hasta bie n e ntrado el siglo XX, as í como el gran número de libro s
publicados acerca d el tema. Otra med ida de la centralidad de las pol íticas y teorías
se aprueba la Ley de Instrucción Primaria, mismo año en que ade más se crea la
naciones latinoameri canas y el rol prominente del Estado por sobre la iglesia es
During the late nineteeth and early twentieth century - a period often
described in terms of ol igarchic domination- central state power
consolidated in Mexico, Argentina, a nd Peru. State elites saw the school
as the key institution for modernizing a nd nationalizing society. School
programs, curricu la, and teacher tra ining were brought under the
direct control ofthe respective central government, and state
authorities insta lled special textbook a pproval commisions [Bertoni
2001; Contreras 1996: Vaughan 1982]. (vom Hau 131)
mundo académ ico al mismo tiempo que ocupan puestos d irectivos en aparatos
esco lares e universitarios.4 Carlos Silva Cruzs, e n el pro emio al libro de Luis
4
Ramos identifica a estos profes iona les de la educación y su particular ca mp o discursivo a fin es del
siglo XIX: "se trata en parte de la profesionalización de los maest ros, que para muchos mod ern istas
se ría n otra figu ra límite del s ujeto literario. Pero más importante que esa profesionali zación,
proyectada por Luz y Caballero veinte años antes, lo funda mental es la constitución de un campo
discu rs ivo, específicamente pedagógico que posibili ta el hab la de los nu evos 'profesionales'"
(Desencuentros 84) . Cabe notar que los d iscursos de los profesionales de la educación está n en
tens ión con la agend a política y es tos profesionales -cua nd o no está n en cargos políticos- reclaman la
escasa atención que sus ideas e ini ciat ivas reciben po r parte de los gobie rn os. Un ejemplo de esta
desconex ión está e n un a crónica de Repertorio Ame ri ca no que alaba el Primer Congreso de
77
Galdames, educador, abogado y político chil eno, bu sca e n este libro crea r conse nso
palabras la oposición entre una educa ci ón liberal, con é nfas is e n la fil osofía y las
letras, y por otr o lado un a e ducación prácti ca que forme profesionales para la
bás ico' y como s e í1ala Ga ld a mes, e n sinto nía co n Mis tra l, la educación del pueb lo es
edu ca ció n, es una herra mienta p olíti ca qu e se usa pa r a atacar gob ie rno s d e t urno y
ta mbi é n, e n e l contexto de la cri sis políti ca que vive Chil e dura nte el period o de la
Ed ucación Prima ri a celebrad o en Santiago de Ch ile en 1919: "Los ele mentos d ir igentes de nuestra
política y nu estra socia bilidad -salvo hon rosas excepcio nes- han ignorado casi po r com pleto este
he r moso movi miento que en otros pa íses habría preocupado y sacudido a la opinión tan to como aquí
la preocu pan los más me nudos incidentes de la política de e ntre bast ido res" (Repertorio Americano
19 19).
5 Ca rl os Silva Cruz: profesor de literatu ra en el Instituto Nacio na l de Chile . Viaja a los Estados Uni dos
(190 1) pa ra elaborar un reporte ace rca de la ed ucació n púb lica de ese país. A su regreso es
nombrado s ub-secre tario d el Ministerio de Inst rucci ón Pública. En 19 11 es no mbrado Director de la
Biblioteca Nacio na l de Chi le. Pu blicó ensayos sobre ed ucación y a rte e nt re otros temas.
6 Est e li bro es una resp uesta a l debat e público e nt re dos posiciones co ntra ri as que ha bían ge ne rado
polémica en t re in telectuales y políticos: Nuestra inferioridad eco nómica de Fra ncisco Anton io En cina
y las confe re ncias dadas por Enriq ue Me lina e n la Univers idad de l Estado (1912).
78
problema nacional, y como él otros maestros e intelectu a les clama n por una mejor
educación pública desde los periódicos y a t ravés de sus libros polémi cos.S La
pa rticu la rmente para el modelo social, político y económ ico futuro y por tanto, e l
debate está atravesado por ans iedades que va n desde los roles d e género hasta las
lejos del mag isterio, particula rm en te de las maestras r urales quienes, como señalé
e n e l capítulo 1 a partir de las id eas de Sarlo, eran vistas como soldados del Estado,
emergencia del discurso político de Mistra l hasta 1924. ¿Qué permite a Mistral
entre las que se destaca una retórica nacionalista (hasta 1920), empapada de una
funció n de cada una de las ident idades y géne ros literarios de Mistral, es la prosa
/po líticos/ sociales, el vehícul o que permite la transición desde el lugar de maestra/
poeta rural hasta el de pedagoga e intelectua l transnacional. En ese sen tido sus
política y que según julio Ramos se perfila hacia fin es del siglo XIX: "En el ensay ismo
- "N uestra América" y algunas crónicas anteriores de Martí son los primeros
privilegiado para hablar sobre la políti ca" (Desencuentros 31). Si Martí, qui en según
Ramos hab la y se autoriza desde una esfera estética para elaborar un discu rso
más tarde, se sitúa en un Jugar híbrido que reni ega de una autoridad puramente
estética, aunque apele a ell a, y que recoge eleme ntos de sa beres técnicos, pop ulares,
busca desarticul ar los discursos de las el ites, ya sea n políticos, literari os u otros.
estatus intelectual de la gran mayoría de las maestras rurales a co mi enzos del siglo
XX, pero puede explicarse al menos en parte obse rva ndo la progresiva participación
que trata n temas extra-literarios como e n "La in s trucción de la muj e r" y "La
Pa tria". 11 Ya en 1908 s u voz de ensayista comienza a conso lidarse e n textos como "El
Sus viajes dentro de Chile, producto de sus distintos nombramientos en escuelas del
creciente fama literaria, pero su discurso social y político, sus observaciones acerca
Mis tral por medio de d istintos gé neros y a través de periódicos y rev is tas, apela a
11 En 190 4 publica un total de s eis textos en El Coquimbo : " El pe rdón de una víctima", "La muerte de l
poeta", "Las lágrimas de la hué rfana ", "En la siesta de Graci ela", "En el campo santo", "Am or
impos ible". Al año s iguiente publicará treinta y un textos (s in co nta r repeticiones) en El Coquimbo, El
Tamaya y La voz del Elqui, todos pe riódicos de la región de Coquimb o. En 19 21 co mienza a escribir
para e l dia r io El Mercurio en Santi ago en el q ue pu blica rá más de trescientos text os.
12 La creciente autoridad de Mis tral co mo pedagoga, y s u potencial pa ra influir e n un a co mun idad
más allá de los límites de la escuela qu eda n estab lecid os en 19 19 cuando Mis tra l es nombrada
directora del Li ceo de Punta Arenas co n el o bjet ivo, d e acue rd o a ella, de chilen iza r Maga ll anes, en
ese e nto nces ha bitado po r grand es comunid ades de inmigrantes.
13 Esta t es is desarroll a a partir de va rios á ngul os la idea d e Licia Fiol-Matta que Mis tral : "took th e
school-teacher persona to heights it ha d not kn own befo re, and in this w ay s he elevated th e
meta phors o fe du cati on and schooli ng t oa d egree rese mb lin g those ofher ninete enth-ce ntu ry
prede cessors who championed republ ican mother hood" (Fio i-Matta 217).
82
textos que seguramente tuvieron mayor circulación y llegada a los maestros qu e las
teorías ped agógicas y que explican la fama de Mistral antes de su llegada a México. 14
Para llevar a ca bo las refo rmas 4ue la educación popular post-revolucionaria exigía
canales populares conceptos centrales como e l de la maestra rural que Mistral crea
viaje a Méx ico: "Tal como la id ea cristiana modificó e n s u época toda una
civil izació n, consiguiendo impo sibles, así hoy día e l maestro, nuevo sace rdote d e l
progreso" (Texto fechado alred edor de 1916-1917 Prosa escogida 250). 16 Mistral no
solo a rticula, sobre todo antes de 1924, su discurso político y social desde la escuela
14 Luis de Arrigo itía (12) afirma qu e amb os textos habían tenido amplia difusió n en México antes de
la lle gada de Mistral pe ro no cita las publ icacio nes es pecíficas. Un test im oni o personal de l impacto d e
la "Ora ción de la maestra" está en un breve texto d e Rosario !barra, dirigenta del pa rtido de los
Trabajadores en México y senadora, q ui en recuerda: "Des pués, mi madre, maestra de preceptos
un ive rsales que no olvido. Ella con s u mode sti a a cuestas, repetía con Gabriela Mis tral, sintié ndose
tra ns misora de s us enseñanzas: 'Señ or Tú que e nseñaste pe rd o na que yo enseñe ...', y s o lír~ lee r pr~rr~
mí la Oración de la maestra de la ge nia l chile na".
15 La o bra ll eva por título "La maestra rural". Para un aná lis is de es ta obra y s u re lación con Mis tra l
los 'egoístas' (l as elites, los políticos) estaría in teresada en el mejora mi e nto d e las
'con structor del país' que no solo tiene derecho a voz s in o que está lla mado a
Los congresos ped agógicos asum e n esta misión amp lia y buscan legitimar
ta les como: salud pública, leyes en to rno a la natalidad y el rol d el Estado en una
va riedad de se rvicios pú blico s. En tensión co n los gobiernos (cfr. nota 2), las
te ns ión que atraviesa los textos d e este tipo revelan la impotencia qu e los maestros
y profesionales de la educación tie nen ante el esca so pod er real para llevar a cabo
17 "Maes tros chilenos hay q ue cua nd o se haga la historia, racionalm e nte, no so lo co mo una co lecció n
generales son publicadas ese mismo año en la revista Repertorio Americano. Este
conclusiones , exhorta d irectamente a los gobiernos a tomar med idas con respecto a
institu ción que tome acción en con tra de la morta lidad infanti l, mejo rar el cuidado
prenatal, fomen tar la lactanc ia materna, dictar una ley que provea parteras
Este d ocu mento deja en evidencia la distancia e ntre el'letrado' y la ley. Los
ordenar las naciones modernas ya no son al mismo t iempo los leg isladores (con
pocas excepciones como Pedro Aguirre Cerda en Chile). Este texto como ciertos
relación al intelectual, si no que también hablan del modo en que desde el espacio
público, desde la prensa, los nuevos intel ectuales -e n este caso educadores- aspiran
a comunicarse con los poderes públicos, buscan instalar ideas que al vo lverse
populares puedan gestar cambios.1 8 Si bien Ramos, Rama y otros han propues to
Js Las co nclusio nes aparece n pub licadas en Repertorio American o aco mpañadas de una carta del
Co nsejo de Profesores d e la Escu ela Normal d e Costa Rica a Joaquín Ga rcía Monge, secreta rio de
Estado en el Despacho de Instrucció n Públi ca, so licitá nd ole la publicac ió n del texto : "como una
manera d e d esa rrolla r en Costa Rica las formas de ace rcamie nto a los más altos grados de cultura de
los pa íses am e ricanos; pide al señor Secretari o la publicación y a mplia difus ión del folle to qu e
co ntiene las conclusiones del Segundo Congreso Ameri can o de l Niñ o .. ." ("Se gund o Congreso"106).
85
a mi juicio mayor análisis. Este último es un campo que también se pro fes ionaliza y
busca cierta inde pendencia así como alian zas trans nacionales, pero por naturaleza
Un texto que me parece clave para ana liza r el modo en que Mistral desde la
am pl ios y menos autori zados para la mujer es "Sobre el centena rio: ideas de una
Mientras trabaja como maes tra en la escuela rural en Los Cerrillos, un año antes de
tomar los exá menes que le da ría n oficia lmente el título de maestra primaria, Mistral
Primaria. El título del texto traza un puente simbó lico entre los debates en torn o al
Centenario que son de ca rácter urbano, masculino e intelectual y las ideas de una
maestra rural que "tiene el placer de emiti r enseguida, co n el entus ias mo e interés
19 Resultaría inte resante a bordar en t é rminos ge ne rales la relació n entre los intelectuales, la
ed uca ció n y el Es tado en el marco d e la edu cación como un es pacio de acción directa y de discurso
es pecia lizado en un espacio liminal entre la política y la cultura .
86
celebrar el próximo Centenario" (PC 311). En este breve texto, que por medio de un
Mistral muestra que tiene las prioridades claras, que habla desde el sentido común y
Con la realización de este proyecto soñamos todos los que sen timos
las necesidades profundas del pueblo, no bastando a conformarnos
con su postergación las razones dadas sobre ella, razones de
economía principalmente ... Sería inútil una disertación so bre la
importancia suma que encarna este asunto, sobre las causas que
claman porque se verifique. Toda persona de cerebro y corazón
reconoce sus ventajas; estamos acorde en la declaración de esta
necesidad. (PC 311)
Desde un sujeto plu ral, un grupo que no es el pueb lo pero que habla desde el pueblo
y que vela por sus intereses y los de la nación, la escritora reconoce que esta ley es
un asunto político y económico más que nada y por lo tanto su estrategia es política.
"empeño de los buenos Gobiernos" (PC 312), a la vez que cuestiona sus ve rdad ero s
intereses y propone una reinterpretación del atraso de la ley que los políticos ven
mal lamentable" (PC 311). Palabras que son también un temprano ejemplo de la
ha sido ya despachada por el senado. Evidentemente mol esta por los bajos sue ldos
que la ley establ ece para los maestros primarios, Mistral. nuevamente usando un
sujeto plural. sie nte la urgenc ia de dar a conocer su opinión: "Por la tardanza con
que nos llegan los detall es, tenemos que estampar en este sitio, y con suma
brevedad, un comentario que debe ser largo" (Recopilación 437) . Interpela al senado
por fijar sueldos que califica de 'ridículo s' y enfre nta a los políticos con la clase
gobie rno y la sociedad en general hacia la educación pública, este texto resulta
centra l para entend er la frustración de Mistra l frente al nulo poder político que el
campo profesional de la educación t iene frente a sus pro pio s as untos y, más
Mistral que en otros momentos reco no ce la distancia que ella mantiene co n g rup os
orga nizados de maestros 21 , (aunque en ocasion es los apoye y colabore con ellos)
20 "Es ridículo, y ojalá no fuera sino eso; pero es tam bié n desmo ra lizado r, es una injuria hecha a más
de mil maestros que ha n de llevar, con el decoro que la profesión exige, una miseria silenciosa en las
a ldeas ... Pesa sob re la 1nstrucción Primaria en Ch ile un claro, un ev idente despre cio de la clase alta y
hasta de la clase med ia" (Recopilación 4 38).
2 1 "Yo desdeño esas sesiones académicas de maestros en q ue se lee n actas, se vota sin interés, se lee
con tiesura y se pelean los cargos de directorio ... Vea Ud. lo que so n la mayoría de las sociedades
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políticas de la elite y proponer otras escalas de valor para reorden ar las prioridades
de la agenda política en favo r de la clase baja. Otro eleme nto central de su estrategia
es, como describo en el primer capítu lo, el uso de la prensa como una platafo rma de
en unciación que para Mistral tendría más poder que los ignorados discursos
maes tra quien al escribir ace rca de políticas educativas y vincularlas a los proyectos
prese nte en un texto que en 1927 Mistral le dedica al escritor e intelectual arge ntino
El profesor hizo lo suyo. Ugarte [M anu el], homb re dinámico, tall ado
física y mentalmente para la acción directa, con mucho más contacto
cal iente con la vid a de esos pu eblos qu e el otro, construyó sobre la
meditación académica el andamiaje de una doctrina política,
buscó documentación pod erosa y se puso a recorrer países y país es.
Hacía conferencias, dejando s u obra de cuentista al margen de ell as,
pedagógicas: ¡qué heladas, qu é impotentes y q ué in útiles!" (Magister io 182). El rechazo que ella si ntió
por un sector d el magisteri o ante su ause ncia de título profesional (ver "La intrusa" e n Recopilación
370) es un a ntecedente importante al considerar su relación con las organizaciones profesiona les así
como también su imp resión negat iva de los maestros que se allega n a estas institucio nes: "1ntrusos
los que descansan desde que salen de su Instituto paternal y amparado r, de toda investigac ión y se
sientan e n la cima de una cultura mediocre a re posar satisfechos" (Recopilación 3 70).
22 "De ahí que debamos procurar, desde la prensa el enalteci mie nto de este valor social tan
deprimido que es el maestro pri mario, hasta co r regir un error fatal para una colectividad"
(Recopilación 437).
89
La polít ica y la edu cación son esfe ras que se conectan mucho más que la
acción. Cab e notar que el rech azo mistra liano a la 'te rrible casta literaria' tiene su
por el discurso de Vasconcelos contra las el ites literarias (ve r capítulo 1). Manuel
Ugarte, que no fue maestro como Mistral es d efinido como tal por el la en base a una
idea más a mp lia del concep to maestro y de la ed ucación co mo campo. Uga rte
mistralia na .
En ese sen tido y como sugerí a nter iorme nte creo que la prosa política mistraliana se
a utoriza más d esde el camp o de la educación que desd e una esfera estética.
Al igua l como Jea n Fra nco e n Plotting Women, tom a el camino la rgo de la
vis ió n histórica pa ra así poder traza r mom e ntos es pecíficos e n los que cie rtos
s uj eto s dis identes aparecen en el texto social y e m e rge la lucha por el pod e r
interp retativo 23 , creo que la aparición del discu rso político y el id e ntita rio (qué es
23"This is one reason I take the lon g histo rical view which makes it possible to understand t he
diffe rent discurs ive pos it ion ings ofWo man with in a Mexican society whose hi story has been marked
90
inte nto recu perar aquí, y a pa rt ir d e u n sujeto excepc io nal cuyo d iscurso y acción
est án posibilitados por in cipientes es pacios mode rnos (prensa, educación estatal,
litera rio que se a uto riza desde una esfera específicamente estética como s u campo
pero ta mbién está en tensión con una esfera exclusivamente estética, lo q ue le exige
by disco ntinuity a nd violen ce. The idea is 11ot to focus sole ly 011 the state discourse 011 wome n nor to
claim a n alternative t radition of feminin e writing but rather to trace those mo ments w hen d isside nt
subjects ap pea r in the social text a11d wh e n stru ggle for interpretative power e rupts" (Franco xii).
24 "Este discurso pedagógico do minado por u na id eología positi vista (cas i sie mpre más pragmática
que su insta ncia en Hostos), le negaría a l e mergente s uj eto literari o una pos ición e n el aparato
escolar, obstaculizando el desarrollo de la literatura como disci plina acad émica hasta la prim era
década d el 900" [Desencuentros 8 4).
zs " ... esa fractu ra entre las letras y la ley, posibilita la e mergencia d e la facultad en 1896, a la vez q ue
r egistraba una reorganización de la vida pública y de lo político como esfe ra sepa rada de la literatura.
A partir de ese d espre ndimi e nto, la lite ratura eme rge co mo d isci pl ina acad émi ca" (Desencuen tros
89).
91
que trae la modernidad no marca un final sino una nueva era en que la política
comienza a hacer uso estratégico de las letras y, los intelectuales, desde sus nuevos
Sin duda Mistral cultivó la imagen apolítica en el sentido de no-p artidista y enfatizó
el carácter des interesado y la altura ética de su discurso. Sin embargo, como seña la
Legrás, el Estado busca la legitimación desde este sector ahora externo, una
Aguirre Cerda, García Monge y otros que postularon y a veces consiguieron cargos
políticos) Mistral argumentó a favor de la separación del poder político y las letras:
"la co njunción de espada y letras o de 'ma ndo y letras', que es artificial y arti ficio sa a
pesar del decir cervantesco" (Colombia 1/ 471) al mismo tiempo que dejó testimonio,
En Punta Arenas, donde entre 1918 y 1920 desarrolló la misión de chi lenizar
Magallanes por encargo directo del entonces Ministro y futuro presidente Pedro
Agu irre Cerda, Mistral, en su discurso a los presos declara: "Libertad es no servir a
26 La vida de empleada púb li ca y dipl omática de Mistral estuvo marcada por conflictos en tre s u
discurso público y las exigencias de s u pos ición. En 1935 se fi ltra a la prensa un a op inió n crítica de
España que Mistral le expresa en un a carta privada a Armando Donoso lo que provocó un impasse
diplomático que la obligó a tras lada rse a Lisboa. Si bien Mistral defi ende públicamente s u
ind epe ndencia política y sufre las consecuencias como la suspensión de s u pe nsió n de gracia por el
presidente Carlos lbañez de Campo, las represalias de estos actos provocan un grado de auto-
ce ns ura, co mo se evidencia en el "Cuaderno de Petropolis" donde Mistral hace una fuerte crítica a la
fuerzas ibañistas, que según ella, amenazan la democracia y libertad, aunque termina diciendo: "Yo
soy una s ubalterna que debe tener, Santo Dios, la boca callada" ( Bendita 1 57).
2 7 "Sin una relativa independencia eco nó mica, no es posible decir la verdad en ninguna t ierra, y s in la
acceder a un poder políti co tradicional, aunque como veré más adela nte, estuvo
indirectame nte ligada a él a través de su influ encia en algunos líd eres políti cos y por
interesante resulta que en la etapa chilena la maestra haga frente a la barrera que la
separa de la política tradic ional, crea ndo espacios alternativos para la propagación y
escuela, hacia una funci ón política mayor. Su estadía en Punta Are nas en calidad de
directora del Liceo de niñas es un ejemplo de esta estrategia y es ahí, en 1919, donde
co munita rio intelectual, moral (que llena y reemplaza funciones trad icionales de la
iglesia y los gobiernos locales), en tanto contrapunto de las lacras sociales que
tendría qu e 'ed ucar igualm ente a los gra ndes ' exh ibe el potencial político de la
mayor alcance que el de ense ña r a leer y sumar a niños.29 Mistral puso en práctica
muchas de estas ideas por ejemplo, en escuelas nocturnas cuando ense ri aba a
adultos en Punta Arenas y ta mbi én en sus visitas a centros comunitarios tales como
discurso po lítico ni trazar detalladamente las num erosas rela ciones que tuvo co n
en La Casa del Pue blo do nd e según el periódico la maestra "fue a desped irse de los obreros, sus
buenos amigos po r qu ienes tanto ha bregado" y donde además de dar un discu rso (que la prensa
local reprod uce) "leyó la bella oración con que se despidió de sus a lumnas". El evento que da cuenta
de la impo rta ncia q ue la maestra tenía para la comunidad local es también un ejemplo de los
distin tos niveles en que Mistral es representada (maestra, poeta, amiga del pueblo) y la movilidad de
los discursos mistralia nos (p rosa, ve rso). De importancia es tambié n el comenta rio con que term ina
la nota per iod ística: "Entre los asistentes notamos con agrado la presencia de l a lcalde, sei1o r Cabezas
y otras autoridades" ( Recopilación 465).
95
otro porque "There is, in fact, nothing more política / than the constant attempts to
exclude certain types of issu es from p ol it ics" (Leftwich and Held citado por Squires
9). Es por eso que desde una óptica feminista es necesario preguntarse por los
espacios desde los que la mujer hacía política previo al reconocimiento de sus
derechos políticos. La teoría feminista, que busca "revisar las bases epistemológicas
del conoci miento y cuestionar el falso supuesto de la imparcialidad del saber que
político es la lucha por la distribución del poder se hace evidente que la mujer ha
definido y ha s ido definida por lo político (Squires 3). Los debates teóricos que
elitistas de lo político exigen una reinterp retac ión d e lo político e n Mistral en tanto
intelectual. 31 Aun cuando Mistral no pueda ser identificada con el espacio político
poder es tá al centro de sus textos. Joan Landes, en su re vis ión crítica desde e l
fe minismo del concepto del espacio público de Hab e rmas prop on e qu e la limitación
31"Defi nitions of the political is now frecuently argued, a re neither empirically true nor simply
retl ections ofthe underly in g social relations but ra ther active means to shape the real world"
(Squires 8).
96
la sociedad de la época (que solo per mitía a los homb res con propiedad tomar
parte) es más compleja. Landes sugiere que la división entre la esfera pública y lo
política, los reclamos de las madres a los gobiernos, los derechos d e los niños
ilegítimos a la agenda legislativa; en ese sentido sus ideas subvierten fronte ras
vertientes actuales del fem inismo que quieren instalar la part icularid ad del género
veces parece querer silencia r a lo s intelectuales para dar es pac io a nuevas voces
(muje res, niños, indígenas) que llama a participar políticamente para conseguir
justicia social. Pero por otro lado refue rza el rol maternal y doméstico de la muj er
s in resolver las contradicciones d e ese ro l con una pa rtic ipación pol ít ica activa. En
Estados Unidos se verá con más detención en el capítulo 3, esta carta interesa por
En primer lugar este ensayo des pliega estrategias que justifiqu en el acto de hablar
significados negativos 'perversa política', masculin os, opuestos a Jos intereses del
pueblo y las minorías. Mistral, co mo seña lé ante riorm ente, se diferencia y se opone
a los políticos y su ámbito, sin embargo, en este texto la idea de política es re-
s ignificada con relación a los intereses y neces idades materiales del pueblo (la
id entidad latin oamericana (l a religión) lo que según la lógica del texto ex ige a
políticos establ ecen alianzas con los Estados Unidos en contra de los intereses del
en tanto intelectual, es la que defin e las neces idades del pueblo y los elementos
palabra. Más adelante hay un llamado a la acción pero este es para los hombres,
de estudiantes harían cosa más honesta yendo a ayudar al hombre heroico, héroe
legítimo como tal vez no les toque ver otro, hac ié ndose s us soldados rasos"
(Colombia 1 455). Me parece que esto no responde s impl e me nte a una división
política al mismo tie mpo que cond e na a los hombres que hacen lo mis mo.
al lla mado de Sandino que pide a los d elega dos latinoa merica nos que se ma nifiesten
Ha bana" (Sa ndino 120); s in e mba rgo no hubo nació n que recla mara al presidente
32 "En nuestro ti e mpo, a esta hora e n qu e escribo, y co n el derecho internacional que jiba al mundo, se
está 'discutie nd o e n La Habana el derecho a d iscut ir la cuestió n de Nicaragua', y se oye co n una
pacie ncia que yo llama r ía de otra mane ra, el discu rso, con inflexiones a lo Ma rco Aurelio o a lo
cuáq ue ro, de Mr. Coolidge. Su d iscurso de a pertura a la Con fere ncia Panamerica na se rá el eje m plar
mejor de la literatura política del sep ulcro bla nq ueado qu e s uelen enseña rn os las razas a nglosajonas"
(Poesía y Prosa 424).
99
Coolidge por la intervención nortea mericana. Las mujeres o las minorías al ana lizar
mistraliano, en los intel ectua les pas ivos y alienados de las necesidades del pueb lo,
aun cuando escriban desde un esc ritorio en París. El ser mu jer, el ser ind io o
valentía de quien no hace cá lcul os perso nales. Un ideal que se des prende de sus
qu e desborda los límites que el mi smo inte nta auto-imponerse y que justifi ca estos
ca mbios a favor de la mayoría. Au nque al principio del texto el propósito decla rado
jóvenes de tod o el conti nente, a ridiculi zar la fun ción de los di pl omáticos de la
co ntinental.
Artesana de la chilenidad
33 Es prob lemática la idealización del pue bl o, las mujeres y a veces los ind ígenas que Mistra l p resenta
co mo má s prope nsos a ha blar con la ve rd ad, ca rentes de la hipocresía y cinismo del ho mbre culto de
la ciudad (pa rt icularmente del político o el intelectual). En un co me nta rio de Jos discu rsos polít icos
del Pres ide nte Juan Ant onio Ríos, Mistra l propone q ue los dis cursos se ase meje n más al lenguaje de
la a cció n: "Esta lengua parecida a la fl echa, de frase co rta y e njuta, es po r excelencia la qu e el pueblo
celebra más y reti ene mejor. Ella se asemeja al hab la r objeti vo d e la gente r ura l; ella es pueblo
rectificado, pe ro pue blo. Esta habla, ad emás, ca rece de esco nd it es y rod eos ma ñosos ..." (PC 299).
100
El buen otoño mira en él con los ojos abarcad ores y fund idos que decía el
poeta y así el señor Alessandri pu ede gustar y regustar la labor de los otros
artesanos de la chilenidad, disfrutá ndoles los aci e rtos y com prendié ndo les
los yerros, les atribuye d e rech os a la devoció n nu estra y no les deja mérito
ni bondad s in elogio. ( Co lo m bia l/ 472 )
Mistral se identifica como un a más d e esos 'a rtesa nos d e la chi lenidad ' y
inte r ve nir e n la políti ca nacional. La prosa d e Mistra l eje rce el lla m ado ' pod er
interpretativo' en términos de jean Fra nco por medio de un co nju nto de textos que
qu e es tos textos construyen exigen una re presentació n polít ica más am pl ia d onde lo
fe menino, lo rural y lo indíge na te ngan mayor visibilidad. Co n este pr opós ito Mi stral
re defin e términ os tales d e mocracia, nac ión, ciud ada nía y mode rnidad de modo
alte rna ti vo a como era n definido s po r las elites y el patriarcado . Al mismo t iempo,
aunqu e el intelectual e n té rminos mistralianos te nga un lugar y una respo nsab ilidad
carta de 'lo político no es lo m ío' a n tes de argum e nta r las razones q ue la 'obligan' e n
e ntra r e n ese campo. Es justamente luego de s u salida de Chile en 1922 que su prosa
p rese nta un a función exp lícita me nte política al qu erer in tervenir e insta urar
de bates en la agenda nac io nal e infl uir e n perso najes po líticos chi lenos . Objetivo que
10 1
queda de man ifiesto e n la primera carta que Mistral le escribe desde México al
México al Co ngreso Panamer icano en Santiago, que para Mistral representaría "la
ent rar en el tema pol ítico. Si bien este capítulo pone en cuestión la suger encia de
educacional y se validaban por tanto desde esa esfera de autoridad.34 Desde 1922
34 Es evidente que Mistral te nía razones pa ra evi tar que s u di scurso o acti vida des fuera n tacha das
directame nte d e política s, ya que al de pe nd er eco nómi came nte del Esta do, crea r e ne migos de ntro de
los se ctores políticos co mpli ca n s us nombramie ntos o al me nos le generan cuesti ona mie ntos
pú bli cos. Estas situaciones marcan los últimos a ños d e s u r eside ncia e n Chile donde cie rtos políticos
como también pe rso nas co n pode r en su gremio intentan bloquear, por e jemp lo, su no mbram iento
como Directo ra d el Li ceo de Niñas W6 de Sa nti ago en 1921. A propósi to del co nfli ct o po r est e
nombramiento le escrib e a Manu el Magalla nes Maure y le menciona a q uienes se le opo ne n e ntre los
q ue está n e l se nador Ricard o Vald és: "Tú sabías que Vald és, Se nador po r Cautín, me a cusó de
interven ció n e n política. Es e l Juan Duval que me ins ul tó tres meses e n Sucesos, hace a ños" (Manuel
147).
102
acciones políticas desde una óptica alternativa, que se distancia - en términos éticos -
los hombres ahora lo hago porque desde mi nuevo lugar tengo opiniones que aportar.
El valor superior que Mistral asigna a su particular visión política y social no se basa
exclusiva mente en ser mujer o ser de clas e obre ra, aunque ambos determinen esa
particula ridad. Es más b ien no ser 'ellos' (los políticos, los cancilleres y diplomáticos
En este apartado quiero ana lizar una parte del discurso de Mistral sobre
Chile e n el contexto de las ideas de la nación como una narrac ión y, por lo tanto,
inh e rentemente ambiva lente y a bie rta (Bhabha [1990, 1994] Anderson [1983]). En
35 Mistral co ntra pone las mentiras e intereses creados, "comprendo a la mala gen te q ue hay e n todas
partes, desprestigiando a los gobiernos, en el propio país, con su prensa pagada y en el ext ran je ro"
co n su propia honestidad y probidad ética, "Quiera ust ed oir a s u compatr iota que nunca ha men tido,
y que haga cuanto sea posible, porque no se verifique una indignidad" (PC 368).
36 "Ahora te nemos s u Canciller aristócrata. Mas hubiera esperado yo de Barros )arpa ... Yo no
entiendo de esos se nderos tortuosos que las dipl omacias, esa cosa repulsiva de nuestras
d e mocracias, que d eb erían se r abiertas y de acción transparentes hacia los pueb los, pero lo que sé es
que hay actos que no se pu ede lavar un pueblo con ningun a excusa dipl o mática, y e l acto a que al udo
es de estos" (PC 367).
103
dond e se d efin e.37 Hom m i Bhabha en Natíon and Narratíon pla ntea que las naciones
tienen sus propias narrativas (aunque rechaza la idea de nación estable y bie n
performat ivo predomina cada vez que el la desborda el lugar asignado de la maestra
37 Ludmer se refiere al fin de siglo como "un cruce plural de fronteras temporales y espaciales. Esta
pos ición de desplazamiento, que implica un proceso y tambié n un "entre" es pecífico, ge nera relatos e
historias" (Ludm er 7). Esta image n de trance colectivo forjador de relatos es un lu gar a par tir del cual
se puede n lee r los textos de Mistral.
38 En DisemiNación argum enta que las nacio nes no deben ser comp re nd idas en tér minos histórico-
lin eales, pues a Bhabha le interesa la nación como formas de narración, la amb ival encia de la
meto nimia en términos de la multipli cidad y sim ultaneidad de posibilidades que nunca son estables.
Las categorías de identida d sexual, de clase y otras se desplazan co ns tantemente e n la defin ició n de
la nació n.
39 Lo pedagógico en términos de Bhab ha es conti nu o y acu mulativo, su objeto es el pue blo y es un
discurso que basa s u autoridad en un pasado hist órico dado. Establece lo que 'la nació n es'. Lo
perfo r mativo nos recuerda q ue la nació n y su gente genera un exceso no idé ntico sob re lo que se
pensaba era. El d iscurso de las minorías reve la los aspectos pe rformativos de la nación. La po la ridad
e ntre a mb os está consta ntemente borroneánd ose porque lo pedagógico nunca es ta n esta ble como
qu iere ser y lo pe rformativo mismo se vuelve pedagógicamen t e importante. Es justamente la
a m bivalencia que a m bos ge neran lo q ue permite escribir la nación (Hudda rt 109).
104
como simple eco de una narrativa nacion al totalizado ra. No intento reducir las
complej idades del discurso mistraliano en gene ral y particularmente el que habl a de
A mi juicio hay dos textos cl aves en la etapa chilena para habla r del
discurso nacionalista agl utin ador: "El patriotismo de nuestra hora" y "Ju ramento de
la lectur·a de es tos textos ya que es necesa ri o recordar que Mistral había sid o
nombrada directora del Li ceo de Nii'ias de esa ciudad con el objetivo 'chi leni zar
Magallanes' que estaba 'amenazado' por el gra n número de inmigra ntes eu ropeos y
dond e la identid ad chil ena parecía lejana en térm inos geográfi cos y s imbólicos.4 2
40 Ejemplos de discurs os oficiales son "El jura mento a la bandera" q ue se institucionaliza e n 1898 y el
himn o nacional (18 47}, ambos de tema militar e nfocados e n la fi delidad del ho mbre a la patria y la
defe nsa de ésta ante e l extranjero. Pa ra más ejem plos y a nális is del Estado de la ide nt idad nacio nal
e n el Cente na rio ver Soledad Reyes del Vi lla r. Chile en 191 O. Una mira da cultural en su centenario.
41 Ex iste un texto ante rior titul ado "La Patri a" que a pa reció e n La Voz del Elqui en 1906 co n el
se udó nimo de Algu ie n. Esta breve cró nica, qu e no re fle xiona directa mente acerca de l patri otis mo e n
el se ntid o q ue lo h ace n los ot ros dos textos, res ulta inte resa nt e de me ncio nar ya q ue desd e un a
óptica más s ubjetiva expresa la rab ia de la jove n esc rito ra frente a las injusticias qu e s ufre e l 'ge ni o'
e n s u p ro pia pa tri a : "Y vivirá el ge nio a sí e n s u patria ; baj o la er up ció n colérica de la envidi a
inco nte nible e n e l pecho de los un os, y el s il e ncio, aún más h ostil de los ot ros" (Recopilación 110) .
Aunqu e la patria sea en este text o una fue rza enemi ga, se reco noce la impos ibilidad de deshacerse de
ell a y te rm ina reco nocié ndosele co mo funda me ntal: "Y la mad re y la patr ia son los o rfeb res del
es píritu humano" (Recopilaci ón 11 0).
42 "La ma t rícula es hoi de 3 10 alumnas. Llegaría a 500 . El interés del gobie rno es ése. La
naciona lizació n del te rr it orio debe e mpeza r co n la co nquista de los extra njeros q ue ll ena n los
colegios particula res" (carta ma nuscri ta, 30 de juni o de 19 19, inédita} . Hay numerosos testimo ni os
d e escrito res y viaje ros de co mi enzos de siglo que hab la n d e la Patago nia y de Punta Arenas co mo un
territo rio fue ra de los límites nacionales, co n una sociedad dominada por ciertos ghettos (los
ingleses, los croat as, los a lema nes} a l mismo tie mp o qu e de nuncia n la escasez de recu rsos de l Estado
pa ra e l desa rrollo de la zo na. Joaquín Edwa rds Bell o e n un bo rrado r para un a novela nunca pub li cada
di ce: "los habitant es de Punta Are nas son polít ica mente chile nos, t écni came nte a ntárt icos,
é tni camente revue ltos y mo neta riament e arge nti nos"(cita do po r Scarpa Dester rada 163). Edwa rds
105
Como directora de Liceo, Mistral escribe textos que refuerzan e l patriotismo y los
nac ión. 4 3 Aunque ambos textos construyen un ciudadano que debe identificarse con
una bandera, historia y raza, igno ra ndo diferencias internas y d ivisiones que más
celebración de una idea de nación fija, jerárquica y supe rior. Ex iste en estos textos
una redefinición de la idea de patriotismo, al caracteriza rlo como una invitación -en
"Juramen to a la band era", un texto breve escrito p roba bl e me nte para ser
recitado por esco lares, ha sido prácticamente ignorado por la c rít ica, tal vez por lo
Bello ta mbié n se refiere al esfue rzo del gob ierno cen tral po r arra iga r a la población por medio de la
p re nsa y la edu caci ón.
43 Se valida en ta nto valida todas las voces qu e tengan a lgo qu e a porta r : En 1919 q ue escribi ó para la
fiesta del1 8 de septie mbre dice: "Es una hora para los hombres justos y pa ra los pe nsado res. Nu nca
ha sido ta n necesario como hoy, me dita r y a ctuar suces iva mente, y co n todas las fuerzas del a lma"
(Recopilación 348).
106
Este juramento a la bandera de Chile parece no calzar con las ideas de Mistral quien
en otros textos critica duramente un patriotismo como el que este texto describe
(ver capítulo 3). Pero sin duda es un texto que calza perfectamente con el contexto
en qu e está escrito así como parte del proyecto educacional del Estado chi leno que
reforzar la soberanía nacional. Además de los lugares comunes de este texto resulta
notable la alusión a la raza 'pura' versus las razas en 'decadencia', una idea que
aparece como lo auténtico. No queda claro entonces cuáles son las 'razas en
decadencia' o si estas serían simp lemente lo extranjero, pero cabe notar que con
estrategia que caracteriza a la gran mayoría de los textos en que Mistra l discute
44 Li cia Fioi-Matta es qui en a mi juic io ha desa rrollado más frontalme nte e l 'racis mo' de Mistra l (lo
pongo entre comillas por se r una pers pectiva moderna de esa idea). "As shocking as it may see m
today, the yo un g Mistral was attracted to white supre macist be lie fs ... ln terestingly, she aba ndo ned
this virulent discourse and began s peaking o n behal f of the indige nous peoples o nly a fte r her first
visit t o Mexi co, in 1922, whe n Vasco ncelos in vited he r as part of his educati o na l refo rm s" (8). Co mo
a punta Fioi-Matta la referencia a las ideas supre macistas de Mistral a parece me nciona da en un a no ta
al pie de un artícul o de la acad é mica Ana Pizarro, qui e n no se detie ne en la discus ió n de l as unto, pe ro
sosti ene qu e esa actitud cambió pro nto. Un cambi o que según Pizarra se co nsolidó dura nte s u estadía
en Brasil, idea que como Fiol-Matta de mu estra, no se ría a sí.
107
esta conferencia escrita por Mistral y leída por un hombre en el Teatro Municipal
con motivo de las fiestas patrias de 1919, es un recuento histórico nacional, una
muchos otros se aleja de un discurso patriótico escolar lim itado a símbolos patrios y
chil ena al mismo tiempo que revela que las narrativas nacionales son un proceso
abierto, inestable e infinito. Me interesa lee r, a la luz de Bhabha, estos textos como
cultural supl ementario ' que Bhabha desarrolla en DissemiNation apo rta una forma
de leer las estrategias de estos discursos m istral ia nos, así como tam bi én sus id eas
The minority does not simply confront the pedagogical, or powe rful
master-discourse with a contradictory or negating referent. lt
interrogates its object by initially withholding its objective.
45"The supplem entary strategy suggests that adding 'to' need not 'add up' b ut may disturb the
calculati on" (Bhabha 155).
108
La historia es a lgo más que un motivo para d ise rtaciones sabias y para
arengas líricas.
No es cosa de museo, no es una muerta, es un a inmensa viva, ergu ida
a nte nosotros, sugiriéndonos y exaltándonos; es una fuente plena y
palpitante, que como las q ue manan en las quiebr as de las montañas,
necesita prolongarse po r un río que es el presente. Lim itarla en su
b ell eza y resplandor fuera agotarla. Nosotros so mos sus
continu adores; hemos de fo rj arla s in un desmedro de su hermosura
pretérita, en cada hora actual, e n cada ley justa que entr ega mos, en
cada activid a d nueva que apa rece sobre el p aís. Con ser tan gra nde la
obra de la Ind ependencia, que conmemoramos, es solo un lienzo
ext e ndido, sobre e l cual los próceres trazaron con colores rotundos, del
carácter a ntiguo, un fondo inmenso en el cual las gen eraciones que
venían irán trazando las figuras, las divinas teorías, d e las ciencias, las
artes y las industrias como u n fresco milagroso de Puvis de
Ch ava nnes ... No somos los copiado r es de nu estros augustos modelos.
(Recopilación 348)
fiestas patrias, es promover cambios pol íticos y socia les acordes con los ideales y
con la agend a mistralia na (educación, p r ogreso económ ico para la clase trabajador a,
h istoria naciona l, como una man ifestación 'natural' del patriotismo chileno. En otro
109
participación política.
requieren de una participación más amp lia. Mis tra l cu es ti ona la d efinición d e
pueblo. Es te t exto d efin e detalladame nte las virtudes qu e exige este nuevo
46 Mis tra l qui en se de clara ba pacifista puso pa rti cular é nfas is en alejar la a sociació n d e la patri a, sus
héroes e his t oria con lo milita r. Es útil reco rdar una cit a del Ca p ítulo 1: "He con tr ibuido mucho a que
e n Am érica no se siga creye ndo q ue somos un país excl usiva y la menta ble me nte mili tar y mi nero ... "
(Reco pilación 471).
11 o
(349) Es un patriotismo que se caracteriza por ser construct ivo, creador de cu ltura y
ri q ueza, abiert o a l mun do y su infl uencia. Para crearlo Mistral agrega elementos a la
h istoria nacional, agrega héroes al panteón y crea con su discurso una idea de
armonía e n e l presen te y e l pasado h istórico, que con una cuota de ingenu idad borra
d ife re n cias y defectos nacionales que son p r ecisamente los que entonces frenaban
los mism os p royectos políticos y soc iales por los que la maestra luchaba. Este
discurso político pa radój icamente hace uso de una retórica de despol itización, en
tan to niega las id eologías partidistas y las luchas de clases para un ir a n ive l
discursivo la n ación chi lena bajo un proyecto común (el objetivo de los discursos
políticos de ese e ntonces y de aho ra). Es posible también que esto no sea más que
u n inte n to po r construi r un ideal nacional con la espera nza de inspira r a Jos chi lenos
de distint os sectores políticos y sociales a trabajar juntos por una mayor equidad
social. Si bie n el corp us de prosa mistraliana acerca de Ch ile expresa una voluntad
de acercar las clases sociales y estabili zar políticamente la nac ión también señala a
Me interesa par t icu larm e nte resaltar la idea de que estos textos ponen e n
sujetos indignos de la mode rnidad. La fuerza del d iscurso mist raliano sob re Chile
debe medirse frente a la exclusión histórica de l pueb lo chileno por parte de la elite
17"Creo de más e n más en los de litos co lecti vos y aunqu e sé que en la Amé rica crio ll a la clase
dirige nte tie ne tremendas respon sabilidades, he ll egado a la conclusi ó n de q ue la clase media no es
na da inocente pues no la veo mu cho más ge ne rosa en el festín naciona l. .. " (PC 66).
111
durante el siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX. 48 El historiador chileno jul io
Pinto describe en los siguientes términos las relación del Estado con el pueb lo en el
siglo XIX:
miseria en que vivía la clase campesina y obrera en Chile durante las primeras
décadas del siglo XX. Sin embargo, su visión se diferencia de otros textos po rque
rara vez adopta una mirada etnográfica o una que desde lo alto observa la nación y
las masas. Aunque tampoco me parece razonable afirm ar que Mistral habla desde y
para el pu eblo, más bien su discurso surge a partir de la movilidad con que transita
una loca geografía que da cuenta hasta qué punto Mistral rechazó c:1racte riz:1cio nes
texto co mo este que en ella critica muy positiva mente (el ensayo de Mistral pasó a
48Esta exclus ió n y marginalización es incluso mayor en Ch ile que en otras naciones latinoamericanas.
Un ejemplo es lo mucho q ue demora la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria que se aprueba en
1920, 36 años después que la ley a r genti na.
11 2
ser el prólogo del libro en todas las ediciones posteriores). Al comienzo de este
ca rácte r servicial de esta tarea (en oposición con un ejercicio más 'egoísta' que
podría ser la ficción): "Los contadores de patrias cumplen de veras un acto de amor
... Va siendo tiempo que algunos dejen el oficio un iversal de poetas y se den con una
modestia se rvicial a contar la tierra qu e les sostiene los pies trajinadores y la densa
pasión" (PC 60). En ese sentido celebra el lib ro de Subercaseaux que define como un
ensayo geográfico, 'un agente de educación en nuestro pueblo' (PC 61) por su
"M iseria todo eso y no fealdad constitucional; labo reo primitivo, ningún cu ido de los
dueños del cobre hacia la herramienta adámica y tampoco amor alguno del minero
po r sí mismo ... " (PC 64). La 'fealdad' es ante los ojos de la maestra, la explotación
po r parte de la clase alta, el aba ndono del Estado que degrada y vuelve bárbaro al
injusticia social end émica que los gobiernos latinoa mericanos aún son incapaces de
confro ntar. La ansiedad de los Estados modernos por el respeto europeo y por
natu raleza indóm ita y los indígenas sino con las democracias 'mancas', que por
Cuando esa gente de ojos abiertos [los europeos] nos llama bárbaros,
porque no estudiamos latín o porque no bebemos té, no tienen razón;
la tienen, ¡y de qué tamaño! Cuando se ríen de nuestras democracias
con mil propietarios por millón de habitantes (PC 331).
espiritu al y su relación con las tradiciones de un pueb lo. En 1940 la escritora tiene
asim il ación del pueblo y los indígenas a trav és de las escuelas y rescata como
Mistral se opone desde su particular óptica que a lo largo del texto se establece
como más solidaria y comprensiva de la clase popular: "Aquella masa que usted solo
efectiva, la mayor y la mejor de nuestras clases socia les" (PC 66) . La masa 'floja' y
amenazadora que ve la elite es para Mistral la verdadera raza chilena, son sujetos
114
pers ona y hasta en la geografía nacional. 50 Su pos ición crítica ante los pretendidos
viaje a Europa (1924), has ta entonces le reconoce un Jugar y u na función pos itiva a
recelo de las gentes de Europa, del blan co que ser á s iemp re el civilizador ..." (PC 16)
dice en 1923. En ese mismo texto titulado "Chil e" el é nfas is e n d efi nir la raza ch ilena
para un público nacional como internacional las cua lidad es humanas y el potencial
de Chile.51 El texto de Mistral refu e rza la autoestim a nacional al mism o ti e mpo que
49 La histo ria naciona l mistra liana re to ma el mito clás ico de la dura dom inació n española sob re el
pu eblo mapuche pe ro se dife rencia de his torias o ficiales en s u insist encia po r actua liza r la p rese ncia
indíge na si no a nivel políti co al me nos a nivel s im bó li co: "La Araucana, q ue pa ra muchos sigue
s ie nd o una gesta de ce ntauros de dos órde nes, ro manos e indios, pa ra los chilenos a pasado a ser un
do ble tes tim onio, pa terno y mate rn o, de la fue rza de d os sangres, aplacadas y unificadas a l fi n e n
nosotros mi s mos" (PC 39).
so "Pe rsiste t odavía en Am ér ica una indige nidad de l paisaje, de la luz, del a ire; existe a ún en la
Arge nt in a d e la sa ngre rectificad a ... En no sé q ue calofrío q ue da la tie rra austral, en no sé q ue juego
de ecos de las cuchillas co rdill e ra nas, en no sé q ue estup or d el silenci o, e l indio nuestro, el araucano
como el d iaguita, para a la vez in visible e indud able, y t ie ne muy gruesos o ídos q uien no lo oye" (PC
49) .
51 "Peque ño te rritorio, no pe que ña nació n; s uelo re du cido, inferior a las a mbi ciones y la índole
hero ica de s us ge ntes .. . La raza existe, es decir, hay dife re nciación viri l, una o riginalidad q ue es forma
de nobleza. El in d io ll egará a se r, en poco má s exótico po r lo escaso; e l mes tizaje cubre e l territori o y
no ti ene la d ebilidad q ue a lgun os an ota n e n las razas que no so n puras" (PC 16).
115
tono es de una mirada autocrítica frente al espejo, sin embargo, no es más que otra
que agrega desde la óptica de un sujeto minoritario otra nar rativa, que como sugiere
'recados', ensayos y citas se puede leer como parte de su labor como artesana de la
nación, como contado ra de la patria, quien desde su lugar y su ideología adopta una
forma tradiciona l: los retratos históricos de personajes y héroes para desde ahí
modificar el canon e impulsar su agenda política y social. Este canon mistraliano que
estratégicam ente el canon establecido por dos medios: a través de una re-lectura de
fundamentales (Cami lo He nríquez, Joaquín Edwards Bel lo, José Manuel Balmaceda).
Una clave in icial de este 'proyecto' está en un texto breve de 1926 titulado "Menos
cóndor y más huemul". Aquí, a partir de los dos anima les que aparecen e n el escu do
nacional d e Ch ile: el cóndor, ave rapaz que habita en Los Andes y el huemul, especie
ha ll egado la hora del hu emul: "El huemul quiere decir la sensibilidad de una raza:
invisible pero eficaces del Espíritu" (PC 324). Mistral, pacifista, no sugiere que se
elimine al cóndor sino que se ponga a l huemul en primer plano, que e l eje rcicio de la
¿Qui énes son entonces para Mi stra l los que pe rtenece n a la orden del huemul? Son
aquellos que no se han inmorta lizado por sus hazañas militares y que muchas veces
históricos con los que Mistral se id entifica por sentirse ella misma v íctima d e la
hostilidad y la falta de reconocimiento en Chi le son los que sus textos ins talan e n e l
imaginario colectivo como verdad e ros patriotas, defensores de los va lores centrales
52 La co mpleja re lación de Mistral co n Chile ha sido objeto d e numerosos co menta rios y aná lisis por
parte de los estudiosos de Mistral. Si b ie n en un extremo están quienes argum e nta n que esto es más
bien un delirio de la poeta y que e n Chile sie mpre se le a poyó y quiso, hay s ufi ciente evide ncia para
soste ner que efectivamente hubo personas y gob ie rn os que apoyaron a Mistral (ver actas de los
debates de proyectos de ley en torno a pensiones y homenajes a Mistral en Cabriela ... a 60 años del
premio Nobel ( 2005)) pero también desde el comienzo de su ca rrera pedagógica existie ro n quienes
se opusieron a s us nombra mi e ntos y que más tarde la atacaron por va rias razones co mo el vivir en el
extran jero. De est o se queja en una grabació n inédita (parte del nu evo legado) donde di ce: "Alone me
detesta este lib ro y dice que yo he caído ta nto a causa de haber dejado mi país, no qu ise ni seguir
leyendo ... " (Audio Doris 21. Reel 7.2 1). Más reciente mente el hecho de su o ri en tación sexual ha
llevado a críticos (Fiol-Matta, Horan, Olea) a plantear s u homosexualidad como unos de los motivos
por los qu e Mistral fue atacada y la principal razón de que ella de cidiera a uto-ex iliarse.
117
de la historia usa Mistral para hablar de la nación, la identidad y e l presente. ¿De qué
labor periodística. Los textos que Mistral dedica a otros siempre entre lazan la
biografía ajena con la propia y estab lecen tanto las coincidencias como las
comie nza este texto: "En nuestro Consulado de Barcelona yo vuelvo a recuperar e l
rostro, que he amado siempre, del padre Camilo Henríquez, patrono mío por dos
capítulos: como periodista y como subersivo ... de los 1810" (PC 253) . Mistral
estab lece el vínculo en tre la lucha política efe ctiva y las letras y valida de ese modo
acción: "Neces itamos de este patrono. Y nos hace bastante falta (porque hemos
patriótico. 54 Mistral. quien daba gran valor a su aporte a Chile por m edio un discurso
construye tanto por la letra como por la es pada y que pasadas las guerras de
ind epe nde ncia, la letra, la participación am plia son los principales medios de
creación de la nación.
argum e nta a favor del reconocimiento d e una variedad de aportes y suj e tos. Al
líder, héroe o escritor nacional. Un eje mplo es s u reiv indicación del presid e nte
53 Ferna ndo Unzu eta s ugiere que las lecturas de discursos nacionalistas e historias patrióticas afectan
la vida de las personas. Si bien es un a idea un tanto es peculativa me parece in t eresante y que co mo
se ñala Unzueta necesi ta mayor investigación. El a ná lisis de Sa rmie nto a la luz de esta idea me pa rece
productivo para acercarse a a lgunos textos de Mistral: "Alife tha t, accordi ng to th e a uth or, is
modeled a fter his readi ngs of other lives, incl uding Benjamin Fran kl in's a 'su blim e model'. Echoing a
traditio n well established in Latín Ame ri can novels (sta rtin g w ith El Periquillo), Sarmiento a rgue s
that th ese models help readers become good citizens. In addi tion, by also proposi ng as a model his
own e fforts to 'make him selfa place in Americanlette rs and politics', and hi s own life sto ry as
insepa ra ble fro m his co untry's, he nationalizes the read ing of exe mplary lives. Th us, he articulates a
' patriotic' way of readi ng, w here the audie nce is ins pired to act on beha lf of the na tion u pon read in g a
life's history" (15 7) e n "S cenes of Read in g" en Sara Castro-Kla ren y john Cha rl es Chasteen Ed.,
Beyond lmag ined Communities (Baltim ore : The johns Hop kins UP, 2003).
54 "Muy olvidado se le tiene entre los padres de la patria que cargan at ributos de es pada, y qu ienes
menos hemos cuidad o de honra rl o a s u medida somos precisamente los periodistas, s us ahijados,
venidos de é l e n línea recta, po r lo que no hay modo d e renegar su vínculo" (PC 254).
ss José Ma nu el Balm aceda (1840-1 89 1) fue uno de los presidentes ch ilenos más co ntrovertid os
(1886- 1891). Su gobierno fue in ter rump ido en 1891 por una crisis po lítica qu e co mie nza con la
negativa d el Co ngreso a aproba r el presu puesto nacio na l a nte lo cual Balmaceda aprueba el
11 9
como inocente el modo en que empre ndió sus proyectos políticos : "El hombre
romántico aceptó ofe rtas de vidas, creye ndo que el corazón que se ofrece de b ue na
gana es bello de dar y bell o d e se r usado" (PC 265), para fin alm ente propone r que
fue traicionado por la clase política, su clase social. Lo in teresante es la refl exión
acerca del presente y el análisis del d ebate e n torno a un pos ibl e mo numento a
Balmaceda al que se opon e n los que re conocen so lo a los hombres fue rtes de la
his toria "los hombres 'm inera les' qu e nos dieron sol id ez geológica"(PC 26 6) . En
pleno gobie rno del d ictado r Carlos lba ñez d el Ca mpo Mistral r ecl a ma e n nombre d el
velada me nte al di ctador exigie ndo un a r e prese ntació n más a mplia e n el pa nteón
nacional: "El 'vasco' no qui e re e nte nd e r que es muy bella una históri ca sinfonía d e
salm o de David ca n tado con una sola nota, por vigorosa qu e ella sea" (PC 266).
Mistral, qui e n otorga un lugar d e igual imp o rta ncia al político que al
una pla ta forma fund a me ntal pa ra la promo ció n d e muchos escr itores naciona les.
Sin e mb a rgo, al estudia r la mu ltitud de textos y prólo gos, muchos ma rcad os por el
compromiso y el e nca rgo, queda claro qu ie nes son para Mist ral los escritores d e
presup uest o de facto y se decla ra co mo ú ni ca a uto rida d. Estal la u na guerra civil y a nte el triu nfo de la
Escua dra apoya da po r las fue rzas congresis tas Balmaceda se r efugia e n la Legación Argentina d ond e
escribe su t esta men to políti co y fi nalme nte se s uicida el 19 de sep tie mbre de 1891.
120
como un intelectual valioso para el Chile m istraliano (el Chile que Mistra l quiere y
En este texto como en otros Mistral se queja del rechazo que sufren quienes -como
ella - optan por formas de vida y pensam ientos no conve ncionales. Si bien aquí los
reduce a 'uno que otro viejo chileno' en otro s momentos parece ser un grupo
mayorita rio el que no reconoce el valor y marg ina a los m ejores talentos
nacionales.57 El escritor como 'tábano', como expli caba la función de Edwards Bello
a partir de la idea de Sócrates, por cumplir co n la tarea de crítico cultural implaca ble
es necesario para la nación moderna. 58 Mistral por su parte se reconoce como parte
56 El rol de Mis tral co mo crítica litera ria, como pieza cla ve de las industrias culturales y ed itoriales
co nt ine ntales es enorme y excede los propósitos de esta tesis. La escr itora fue e n ge neral muy
generosa con sus críticas y ayudó efectivame nte a mu chos escrito res latinoamericanos en sus
carreras profes ionales. Evita a nte todo la crítica negativa por una razón más bie n estratégica:
"Muchos no sa be n levantar a un o sin cas t igar al otro; no sabe n que pierden tiempo, pues después
deben curar al les io nado" (Ojo 2148). Por otro lado, tambié n tuvo relacio nes pro blemáticas con
a lgun os escrito res que a unque no se perciben en su prosa pe riodística sí qu edan claras a l estudi ar s u
ep istolario (Pab lo Neruda).
57 En 1924 alaba el talento de l escultor chileno Tótila Albert y d edica una pa rte importante del t exto a
critica r e l ambi e nte a rtís tico e intelect ual nacio nal : "Yo prefiero que se vue lva a Alemani a. Desde lejos
servirá a la patri a, s in sent ir sobre s u oído el co menta r io e nvenen ado de los he rma nos de
nacionalidad; en sosiego viviendo en medios donde la obra d e a rte se defiende so la y cua nd o me nso
impone resp eto, traba jará en paz, sin más limitació n que la d e su propia alma. En Chile, para vi vir
tendría que hacer clases y gastar s u en tusias mo en exp licar un a pedagogía de arte en la q ue no cree"
(PC 149).
58 "Las naciones fu ertes dejan a l críti co propio como al ext raño pe netrar s u gran cuerpo y consi ente n
ser palpadas y también pun zadas, porqu e a l igual que las presas fuer tes no tiene n mi edo de la
peque1ia h emorragia por es tar bien regadas d e sang re y saber que ci ruj a no que no mata cura" (PC
69) .
121
... pues habiendo picado solo de paso a l buey Apis la pedagogía criolla,
yo saqué de mi ocurrencia varias lastimaduras ... Pero, ¿a dónde
iríamos a parar si viviésemos atol lados en el pl asma o leaginoso de la
complacencia, o si acabáramos por afixiarnos, embetunados en la
grosura pegajosa que es la autoadulación patriotera ?(PC 69)
permite valid ar su particul ar patriotismo y rebatir las crít icas que genera su lejanía
que Mistral reconoce tanto en ella como en otros es el éxito internaciona l, como una
forma práctica de moldear la imagen nacional ante los ojos del mundo. Insistirá por
... esa verdad dura de ser compre ndida para los jóvenes: la de q ue no
hay éxito individual; a todos nos beneficia e l prestigio d el hombre que
se mueve por nuestras ciudades, que nos ha dado sus pensamientos y
que viste la pob re raza, desnuda d e gloria espiritual, cu bierta -has ta
hoy- de cascos guerreros. (PC 149)
Créame, siento a veces remordimi e nto de no hacer algo más por los de
mi ti e rra, que tan necesitados está n.( ... ) Hago lo que puedo a través de
cartas y correspond enci a con revistas y periódicos. (Moneda 57)
122
revolución, donde tanto su discurso acerca de Chile como su vis ión del rol social y
dentro del marco d e una utop ía hispanoa mericanista (tema que desarrolla ré en el
el pueblo y las gra ndes fi guras chil e nas a lo que se le suman incontables cartas con
detalle.
Chi le e n las primeras décadas del siglo XX, al igual que el resto de
comunidad inte rnacional como una nación democrática, rica en rec ursos y en vías
d e mod e rnizació n. Las naciones están preocup adas por construir una im agen
revistas grafican esta a nsiedad y dan noticias de lo que se dice acerca d e Chi le y
oficialmente no lo sea hasta 1932). En una carta a Pedro Aguirre Cerda en 1923
queda claro hasta qué punto ell a confiaba e n los alcances de sus palabras y su
hacia el extranjero.
123
que por esto recibía.s9 Más all á de la razo nes por las que Mistral escribió acerca de
Chile en el extranj ero los textos circularon y pueden analizarse en su cal idad
litera ria, en s u riqueza ensayística y en su fu nción cultural.60 Por otro lado, la prosa
foll eto turísti co y es por eso qu e resulta in te resa nte para la crítica en la actualidad.
Estos textos ensayísticos, junto a su cali dad literaria, dan cue rpo a un discurso
acerca de Chil e, que tiene peso histó rico e impo rtancia cultural y que además a mi
lati noamericana.
59 La necesidad eco nómica es se ña lada por mu chos críti cos co mo la principal razón de Mistral pa ra
escri bir e n los periódicos, aunque en sus ca rtas ex ist e evide ncia de lo impo rta nte q ue ll egó a se r es te
ing reso pa ra e ll a, no me par ece un razó n válida pa ra poner s u prosa en un nive l in ferio r a su poesía,
ni para tacha r su labo r de 'merce nari a'. La relación de l escritor mod erno con la pre nsa es más
co mpleja qu e una re laci ó n de depe nd encia eco nómi ca y ta mbié n, co mo en el caso de Mist ra l dura nte
e l gob ie rn o de lbañez del Campo, pued e sig nifica r una independencia polít ica. Ver Rotker (2005).
60 El a ná lisis d e la necesidad de dar a co nocer el país e n e l extra nj ero y el provecho q ue e l país
pud ie ra tene r de esa lab o r pa rece haber fun cio nado a nte la lógica de cie rtos políticos y a mi gos de
Mistral, co mo se puede ve r e n un a carta q ue Pedro Agui r re Cerda en su cal idad de Pres ide nte de la
Rep úbli ca esc ribe en 1939 (circa): "En El Mercurio de l 12 de febrero h 1ve ocasió n de leer s u
inte resa nte a rtícul o sobre el t erre moto, y creo que e n Europa s u pluma puede p restar grandes
servicios a l pa ís, sob re todo cua nd o se trat e de mover el interés d e los inversionistas pa ra coloca r los
em présti tos q ue neces ita mos a fin de aliviar ta nta desgracia y leva nta r ci udades nuevas y
co nfo rtabl es, a la vez qu e revitalizar la eco nomía ge ne ra l d e la nación" (Epistolario de Pedro Aguirre
Cerda 33). Efectivamente el e pistola ri o de Aguirre Ce rda co nfirma que Chile recib ió num e rosas
do naciones ta nto de gobie rn os co mo de Legacio nes chil enas e n el extra nj ero lu ego del terre moto de
1939.
12-t
distintas. Un primer grupo de textos se caracteriza por hablar sobre Chile para un
público extranjero, componiendo cuadros del país, su gente y sus costumbres, por
enfatizan la particularidad de Chile a la vez que sus vínculos con el continente. Los
textos insertan a Chile en el imaginario continental que tanto Mistral como otros
políticos, el ites e intelectuales) .61 Estos ensayos periodísticos re-dibuj an a Chi le y los
culturales y sociales.
Estos textos establecen una relación a distancia con el público chile no, un
diálogo directo que busca participar e influir en as untos nacionales. Una de las
lectores, como por ejemplo cuando sitúa el presente artículo como parte de una
se rie: "Yo he hablado en otra ocasión a los lectores de El Mercurio ..."(México 61),
ejemplo, cuando cuenta ace rca de los lava deros públicos en México, d iciendo que le
pa rece n muy útil es y que "cada vez que paso frente a estos lavad e ros, pienso en los
inmundos co nventillos nuestros y comparo las pobres mujeres de nuestro s ubu r bio
que lava n sobre el ba r ro" (México 1 3 7). Además de demostrar hasta qué punto ella
creaciones como la de esa universidad del trabajo que está po r sobre cualquier
elogio. ¿No podr ía ir poco a poco haci e nd o los lavaderos públicos en ca da barrio
obrero?" (México 137). junto co n hace r la petición d e los lavaderos públ icos a la
mostrar cuan al día estaba s ino tamb ié n de dar prueba d e su interés po r Chil e y su
gente. Inmediatamente desp ués d e la cita a nte rior, y como para aumentar las
posibilidades de éxito exti e nde e l pedido de los lavaderos a Roxane, esc r ito ra
socia l, ¿no querría dar a nu estras muj eres d el pueblo un bi en ta n gran d e como e l
que ha d ado a sus hijos con aquell os parques infantiles d e juego? (México 138).62
62Dentro del medio intelectual, integró desde su fundación El Círculo Femenino de Lectura, fundado
en 1915 por Amanda Laba rca. En el ámbito social, realizó diversas obras destinadas a los niñ os, las
que financió co n las ganancias de s u ejercicio periodístico. Una de éstas fuero n las colo ni as esco la res
126
son reflexiones para la acción. En ese sentido el inte lectual como crítico es para
Mistral provechoso para la nación. En una carta personal a Pedro Aguirre Cerda,
Mistral deja en claro la relación que ella ve entre la crítica, el interés por la nación, la
acción y el progreso:
Dije en carta larga a Don Enrique Malina que cada vez que algo hagan
para sacar de la anarquía a nuestra juventud, me indiquen lo que yo
puedo hacer desde lejos. Él como la mayoría de los chilenos, tiene e l
patriotismo quisquilloso y, tal vez, le cayeron mal mis opiniones sobre
la educación nuestra. Yo tengo el hábito del chileno viejo de decir lo que
pienso. Lo digo de los países extranjeros y no es raro que haga
excepción con mi propia tierra. Ud. mismo, Don Pedro, no se m e hiera
cuando juzgo con dureza. Nadie desea con más fuerza que yo un Chile
sólido y cuerdo, un Chile de política inteligente y, sobre todo coherente
que a mar y qu e obedecer. (Siete presidentes 87)
socia les. Esta carta refuerza aspectos centrales de la id ea de intelectual, que como
de ve rano di rigi das a los niños y jóvenes d e escasos recursos. Por otra parte, organi zó la Ins pección
Femenina en fábrica y talleres con el fin de verifica r el cumplimiento de la ley de permisos
m ate rn ales y guard erías infantiles y resguardar la dignidad d e las mujeres en sus trabajos. Ta mbi é n,
creó la Comisió n de Vigilancia de las plazas infantiles en Sa ntiago.
127
específicos así como leyes que afectan a maestros, obreros y campesinos. Es posible
sostener que Mistral hace uso de todo su capital simbólico63 para promover políticas
tales como la reforma agraria, donde su objetivo será presionar a los políticos y no
conciencia de nuestros políticos" (PC 360) dirá acerca de su campaña por la refo r ma
idea que Mistra l tenía no solo de sí misma sino de su participación en asu ntos
políticos, como un agente de pres ión, que desde distintos fren tes y desde un lugar de
creciente importancia, bus ca promover una age nda que incluye proyectos cultura les
(leyes, instituciones estatales, cargos para personas). Los ecos de su cam paña po r la
las etapas del proceso hacia la reforma, como su giere el hecho q ue Pedro Aguirre
est e trabajo que Ud. a inspirado. Al ha blar en Chile sobre la fo rma de levantarnos
63 Entend ido como: "Reso urces availab le toa social actor on the basis of prestige o r recognition,
w hi ch function asa n auth oritative emb odi men t of cultural va lu e. A wa r he ro, fo r example, m ay have
symboli c capital in the co ntext of running for political office" (Dictionary of the Social Sciences. Craig
Calhoun, ed. New York: Oxford Unive rsity Press, 2002).
64 La demanda por un a r eforma agrari a co menzó a t omar fuerza e n Chile a comienzos del siglo XX y a
pesa r de que fue una de las promesas de cam paña del Frente Popular (1936 -1941) no se co ncret ó
hasta 1962 cua ndo el Presidente jorge Alessandri promulgó la primera ley de reforma agraria que
permitió la d is tribu ció n de ti erras estatales entre campesinos. Se consolidó y expandió du rante el
gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970) y luego fu e revocada durante la dictad ura mi litar de
Augusto Pinochet.
6 5 Ver Prosa escog ida p. 169
128
tarea por la clase agrícola ..." (Aguirre Cerda 7). En este texto Mistral aparece como
un personaje central en el análi sis político y como una de las ideólogas de esta
reforma.
elemento centra l dentro de un sistema más ampl io: la ideología mistral iana. Esta
ec onómicas y sociales y está determinada por un ideal qu e tiene como uno de sus
objetivos centrales, una distribu ción de poder equitativa y en favor de los sujetos
más vulnerab les como las muj eres, las minorías y los niñ os. Es a partir de esta
ideo logía que Mistral revisa críticamente conceptos tales como democrac ia e
al ienado de los prob lemas de su país como también del político guiado por intereses
favor de los pobres durante la primera mitad del siglo XX en Chile.66 "Agrarismo en
'profesionales': "aseguran que Chile será siempre el país que coma de sa lit res y de
meta les ..." (330), que aunque se citan, Mistral pone en dud a para propon er en
Chile. Y si bien la primera parte del texto ofrece razones económicas y éticas luego
del descontento social d e la época) cuando afirm a que aunque el campes ino aun no
66 La historiadora chilena María Angélica lllanes a na liza detalladamente la miseria, la re configu ració n
'barbarie' que adqu ie re visibilidad en los di sc ursos del centenario como tamb ié n e n el papel q ue
diversos sectores: la iglesia, el Estado, los profesio nales y los obreros asumen en este momen to:
"paralelamente a las medidas represivas destinadas a contener y confron tar e l descontento social
exp resado a través del movimiento obrero en el país a principios de s iglo, comenzaron a movilizarse
distintos grupos civiles laicos, especialmente ligados a los estame ntos pro fesi onales (medicina,
ed ucación, leyes, se rvi cio social), encami nados a inco rpo ra r a los secto res popula res a los beneficios
de la civilización. Estos grupos fueron construyendo un discurs o autocrítico e ins ta lando nuevas
'pre misas' que alcanzaron a mplio consenso y q ue movili zaron a la sociedad e n tareas d e orga nización
civil, socializació n, legisla ción y pactos ciudadanos los que fueron capaces de crear nuevos y
suces ivos pactos políticos que delin earon las políticas sociales modernas y el propio sentido y
lenguaj e sociocultural d e los años veinte" (lllanes 1 3) .
130
el texto, dirigido al lector educado d e l diario El Mercu r io, sugiere: "Los patrones
deberían poner la mejor cara a las leyes agra rias que llegu e n al Congreso, Jo s
patrones que forman parte del Congreso y los que quedan afuera y que manjean
opiniones de pre nsa y d e círculos" (PC 33 2). Sugerencia que expl ica de a lgú n modo
d e hacer política que recibe. Lo que a su vez p ermite una mayor comprensión de p or
ella.
a rroga n cua ndo r e-dibuj a n a Chil e y los chilenos por m ed io de la re-significa ción de
"El recuerdo de Chile" y pu bl icado en El Mercurio 1924. Berta Singe rman, actri z y
enviada por las univers itarias chil e nas ante lo cual la escritora respond e con est e
131
discurso. Tanto el envío de la medalla como el discurso dan testimonio del diálogo
El discurso, que contiene las dos func iones definidas al comienzo d e este
"Tenemos una fea leyenda de raza s in emotividad. Es Jo más odioso que puede
Mistral hace eco de un estereotipo nacional (que separaría a los chile nos d el resto
de Latinoamérica) y sin nega rlo lo re-eval ua. Muestra la prueba -las palabras qu e le
envían- de la sincera afectivid ad de los chi lenos y atribuye esa supuesta falta de
redefinici ón d e la chil en idad q ue quiere ir más al lá d el es tereo tipo para 'reve lar'
latinoamerican ista: "se trata, primero de que no nos neguemos uno s a otros;
después d e eso ve nd rá el qu e no nos nieguen los extraños"( México 1 25). Por otro
destaca: "Yo he hecho a muchas de aquel las alum nas universitarias en mi clase
cotidiana el énfasis detestable por insincero y les he afeado asimismo por pl ebeyo el
lenguaje servil, labrándo les con la costumbre su trato fam iliar hacia el ma estro"
(México 125). Mistra l recon oce que ha promovido en sus clases el lenguaje directo y
sobrio, que considera una virtud de l chileno, y en ese sentido la maestra trabaja por
'perfeccionar' elementos en sus alumnas que imagina como valores nacionales y, tal
como lo hacía en sus clases, ahora lo hace a través de la prensa. Mistral en su prosa
por un lado cultiva y promociona virtudes y por otro, rechaza ciertos elementos del
de Mistral ella hacía mejo r que nadie en el extranj ero, permiten reconocer en estos
textos la co nciencia fundacional de una voz que va ocupando un espac io nuevo -el
de contar su patria a quienes poco o nada saben de el la- y el poder interpreta tivo
que esto sign ifica. Este discurso, aunque por momentos lejano a la realidad histórica
como el actual desconocimiento que la mayoría de los ch ilenos tienen de esta parte
como sujeto intelectual y a lo largo de su producción esc ritura ría. El tono y alcance
de estos textos son parte del conju nto de prácticas, imágenes y lugares que dan
Capítulo 3
De la provincia al continente: la internacionalización y el discurso
latinoamericanista de Mistral
específicamen te en la etapa posterior a 1922. Este período estuvo marca do por una
cr ec iente internacionalización d e su obra y su figura así como por camb ios notables
en e l tono y temas de su prosa. Sigu iendo con la propuesta centra l de esta tesis me
propongo elaborar en torno a cie rtas estrategias que llevan a Mistral pe rfilarse
como una inte lectu a l moderna y tra ns nacional. Identificar estas estrategias e n el
través del continente americano y Europa, s us a lianzas inte lectu a les e id eo lóg icas, y
las prime ras décadas del siglo XX. Examinar la participación d e Mistral e n redes
te ndido a aislarla d e gru pos intelectuales o ge neracio n es p oéti cas, por su co ndición
de internacio nalización d e la obra y la figu ra de Mistral que com ienza cas i diez añ o s
a n tes de su salida de Ch ile, así como los lazos qu e creó con in telectuales, políti cos y
fi guras públicas fuera de Chile e in clu so más al lá de Hisp a noamérica, es un tema que
neces ita mayor estudio. Esto último pe rmite cuestionar y co mplej izar ciertos mitos
El discurso mistraliano está dete rm inado por las tensiones propias de los
literatura (Ramos 29), el campo de la educació n públ ica, dependiente del Estado y
latinoame ricanista.
Bourdieu acerca del capital cultural y la parti cip ación de los sujetos en el cam po
espacio estructurad o dond e los agentes ocupan distintos lu ga res que se re lacionan
en tre si. Me interesa la idea de que el cam po es dinám ico y que los cambios en la
posición de los agentes camb ian la es tructura total del campo y, co n rel ación a esto,
que los agentes en un determin ado campo se disp utan el co ntrol de sus recursos
parti culares.1 Me interesa leer la inte rnacion alización de Mistral a la luz del lugar de
su di scurso literario y ensayístico y de su proceso de legi tim ació n necesa rio para
forma r parte del ca mpo. Es particularm ente importan te anal izar el capi tal sim bó lico
1 ''The space of litera1y or artistic position takings, i.e. the structu red set ofthe manifesta tion s ofthe
social agents involved in th e fie ld -litera ry or a rt istic wo rks, of cou rse, but also pol itical acts or
pronoun cements, mani festos or polemics, etc.-is inseparab le fo rm t he spa ce of litera1y or artistic
positions defi ned by possesion of a determinant qua nt ity of specific capital (recognition) and, at the
sa me t ime, by occu pation of a dete rmínate positio n in th e structure of the distr ibution of th e specific
ca pita l. The lite ra ry or artisti c fi eld is a fleld of[orces, but it is al so a fleld ofstruggles te ndi ng to
t ra nsfo rm or co nserve thi s field of forces" (Bourdie u The fleld of cultural production 30).
136
-reconocim ie n to, p rest igio público- que le permite a Mistral negociar un lugar en
estos campos y de qué modo sus identidades pa rt iculares (muje r, mestiza, pobre)
Estrategias de internacionalización
sorprendente exactitud el esce na ri o que marcó los últ imos años de Mistral e n Chile.
Esta prosa poética titu lada "La patria" ina ug ura un discurso que pone en conflicto al
artista se encue ntra en los textos de Mistral más a llá de la patria, id ea que desd e
temprano es puesta en práctica por la escrito ra, que atraviesa las fronteras
Quiero comenzar por trazar los orígenes de la inte rn acionalizac ión y el interés
primer capítulo, la prosa mistral iana difundida a través d e la prensa es clave para e n
promover a Mistral como una intelec tual además d e una poeta dura n te su etapa
chi le na (has ta 1922). Pero además de publicar en m ed ios regional y naciona les
137
hacerla entrar desde fuera, al reconocérsele nacionalmente como una escritora que
pe riódicos fuera de Chile, a ntes de su primera salida del país e n 1922, fue de la
extranjeros. Esto marca la primera etapa de creación de redes de Mistral, redes que
respald a rán de distintas maneras (po r eje mplo, apoyando la cam paña para el
obra o pa rte de ella e n periódicos y revis tas d esde el siglo XIX, queda a un por
determinar hasta qué punto el hecho de que Mistral publica ra frecuentem e nte en
una va ri eda d de medios extranjeros 2 a ntes d e la publicac ión de su prim e r libro fue
2 Elegancias (Pa r ís) 19 13, Pegaso (México) Nosotros y Atlántida (Buenos Aires), Repertorio Americano
1919, Revista Interamericano (Nueva York) 1919, Bulletin of High Points (Nueva Yo rk}, entre otros.
3 Alfonso Escudero, e l p rime r estudi oso que elabora un catálogo d e prosa mistraliana, incluye en su
libro las s iguie ntas palab ras d e Mistral en 1922: "En estos últim os años he escrito co n más fre cuencia
en revistas de México y Argen tin a q ue en las del país" (253).
138
proyecto literario común trans nacional y habla de un concepto de la lite ratura como
un espacio no restring ido por Jos límites nacionales. Participar de estos circuitos
litera rios es u n primer paso clave pa ra s u inserción en las industrias cu ltura les
transnaciona les de ese momento. 4 Por otro la do, el escritor de provincia que no se
traslada a la cap ita l para perseguir s u profesión o realiza r estudios form a les (a
diferencia de la mayoría, por ejemplo, Pablo Neruda) debe e nfre ntar e l a is la miento
bibliotecas, ci rcuitos inte lectuales y artísti cos) .5 Mistral res intió esto como se ve en
prov incia"(Recopi/ación 471). Entonces, ¿Cómo logra Mistral pe rfi larse, a nivel
internacional, como u na esc ritora profesional y una inte lectua l d estacada desde la
redes y de difusión en me dios d e diverso perfil dirigidos a públi cos lectores a mp lios.
1 Con circuitos me re fi ero a las redes de escritores, editores y med ios q ue en s u co njun to actúan co mo
age ntes claves de la difus ió n de los textos li terarios y e nsayísti cos y particularmente de la circulación
inte rnaciona l. Un eje m plo claro está en un a carta que Mistra l escribe e n 1922 dond e se ve s u rol de
'broke r' d e la literatura lati noamericana: "Hemos hecho aquí [M éxico] cariñosas y sola mente jus tas
sobre el "Repertorio" con Heliodoro Valle, con Torres Bodet y especialmente con don Federico de
Onís, q uien tiene una estimación muy grande por la revista. No sé si usted recibió mi artículo sobre
"Tropicalis mo" ... Quie ro tamb ién molestarlo pidié nd ole aquel núm ero de Repertorio que t ra ía versos
de Emilia Bernal -poemas recientes- pa ra comprende r a esta fina poetisa en un a rtículo que enviaré a
El Mercurio de mi país sobre escritoras cuba nas" (García Monge 81).
s Ca rl os Soto Aya la en s u libro Literatura Coquimbana de 1908 (primera a nto logía e n incluir a
Mistral) ofrece s u juicio a cerca d e la d ivisió n cul tural entre la capital y la provi ncia: "Las provi ncias, i
particular mente las del Norte, son miradas con profunda indiferencia por el cen tralis mo de la capital.
Fuera de Sa ntiago, el arte es un a rid iculez, la industria u n sueño, el trabajo una utopía ... Literatura
Coqu imbana vie ne a ser una reparación de justicia, un homenaje póst umo a los ho mbres de ideas, a
los luchadores in ca nsables de esa provi ncia he róica ... " (vii).
139
cultural latinoamericana. En 1913, un año antes de ganar Los Juegos Florales que la
guardián". Esta publicación es el resultado de una carta que Mistral escribe a Daría
presenta a Darío como una mujer que ante todo es maestra pero que se ha dado,
inspirada por la obra del poeta, a "la debilidad de querer hacer cuentos y estrofas
que s i le gusta la publique y que además le conteste para info r marla de su juicio
crítico. Mistral reconoce en la carta que ha optado por escribir directamente a Daría
sabemos qué rel ación existía, si alguna, entre Mistral y est e encargado, Rafael
Maluenda, que la ll evó a la poeta a mandar sus textos directamente a Da ría en París.
El hecho es que Mistral se enfrentó al juicio crítico de Daría, que al ser positivo es
sin duda un respa ldo firme para la escritora de provinci a. La estrategia d io frutos y
Vasconcelos que: "Rubén me hizo e ntra r en mi país cuando publicó un cuento mío
140
momentos, la relación con intelectua les extra njeros se traduce e n a lgunos casos e n
inte rce di ó para s u nombramie nto como directora de l Liceo de Ni ñas de Santiago en
Este dato es relevante porque pe rmite esbozar d e forma más cl a ra la ruta qu e ll evó a
Mistra l a México en 1922. En 1917 Gonzá lez Martínez d irigía la revista Pegaso, de la
6 Desde a ntes de la partida de Mistral a México los medios de prensa ch ilenos informan acerca de su
reconocim iento internacional. La revista Zig-Zag en 1922 dice: "En los últim os números de la revistas
mejica nas llegadas a nu estra redacción, nos hemos impu esto gratamen te del elevad o conce pto que
e n los círculos intelectuales de aquella Repú blica se tie ne por la que tal vez es en Chile nu estro más
alto prestigio poét ico" (Recopilación 513).
7 El dato qu e se esgri me co mo eje mpl o máxi mo del tardío reconocim iento nacio nal es q ue Mistral
recibió e l Premi o Nacio na l de Lite ratura seis añ os despu és qu e el premio Nobel. Enrique Li hn se
refie re a Mistra l co mo una 'desconocida ilustre 'en : Lastra, Pedro. Conversaciones con Enrique Lilm
Santiago: Atelier ed. 1990.
141
que se publican solo 20 números durante ese año pero donde aparece n poe mas de
Mistral. Los otros dos directores so n Ramón Lóp ez Velarde y Efrén Rebolledo y
algunos de sus colaboradores son: Alfonso Reyes, Amado Nervo, Antonio Caso, Max
Henríquez Ureña, Pedro Henríquez Ureíi.a y Manuel Ugarte e ntre otros d estacado s
su invitación a México en una revista que reúne a los grandes nombres del Ateneo
de la Juventud, y entre los que se cuenta José Vasconcelos, el respons able d el salto
ce ntra les del proyecto de educación pop ular y rural de Vasconcelos que necesita ba
s Fiol-Matta aporta el dato de que Mistra l conoció a Vasco ncelos poco des pués de la revolució n: "José
Va nsco ncelos, Mexico's minister of education in th e first yea rs of th e Mexica n Revoluti on, met he r
w hile o n a t rip to Chil e immediately after th e r evolutio n. Cl ea rly intrigued by Mis tra l's presence, he
in vited he r to visit Mexico to assist in the creatio n of rura l schools to be found ed by the governme nt
in th e wake ofthe revolution" (xv iii). Sin duda este da to es muy relevante a un qu e n o seña la e n qu é
a ño fue el encuentro ni cuánto ti e mpo des pués Mis tral recibe la in vitación a través d e González
Martínez.
9 "Orac ión de la maest ra" fue e l prime r t exto d e Mis tral publicado e n Reperto rio Americano en 19 19.
to "Señor, Tú que e nse ñas, pe rd ona que yo e ns eñe, que ll eve el nombre de maestra que Tú ll evast e
por la tie rra ... Dame el amor ún ico de mi escu ela, que ni la quem adura de la be ll eza sea capaz d e
ro barle mi tern ura de todos los instan tes" (Recopilación 4 64).
1-1-2
inglés y otras lenguas. Mistral entonces no sólo publica en medios extranje ros a ntes
de su primer libro, si no que también da inicio a su labor como crítica litera ria y
chil eno s. La posición de crítico significa investirse de un grado de poder con re lación
a otros agen tes en el campo literario. Bo u rd ieu sostiene en este sentido que:
de reseñas, cartas abiertas y breves e nsayos que e ntra n e n d iscus iones litera rias con
otros críticos y escritores. Por ejemp lo la carta que escribe a Na th anael Yáñez Sil va
Zig-Zag acerca de las mejores obras literarias de 1917. Esta carta es luego publicada
literatura chi le na y por medio de un retó r ica de modestia afectada se presenta como
1-+3
Mistral defie nde al grupo literario 'Los Diez' con el que estaba relacionada
en polémica con el crítico qu ien los ha defi nido como "un círcu lo cerrado y
que Mistra l emp lea para autorizarse. Mistral comienza por expresarle admirac ión
literaria a Yáñez, luego impone el tono informal y de igual a igu al, "Sobre Los Diez
quiero conversarle" (Recopilación 285) para entonces exponer su visión ace rca de
este grupo. Se basa en una se rie de ejemplos concretos y en su opinión del ambiente
litera rio chileno, así como de la trayectoria de algunos de los miemb ros del grupo. 12
Mistral pone de re lieve en varios momentos su amistad con autores como Huidobro
y sus pub licaciones en rev istas literarias nacion ales. Se cuida, sin em ba rgo, de
11 La no ta editoria l que precede la carta di ce: "Ga bri ela Mistral, la inmine nte poetisa chilena, que ta n
brilla nte pa pel d esem peña e n la nu eva generación literaria de este pa ís, ha envi ado la s iguiente ca r ta
a nuestro cola borado r N. Yáñ ez Silva, acerca del ju icio que e mitió este escrito r sobre las produ cciones
li terarias del año que acababa d e terminar" (Recopilación 285). Esta nota en sí misma asigna un luga r
a Mistral frente a los lectores y da im portancia a s u opinió n al pu bl ica r la carta.
12 "Los Diez, pie nso yo, lla maro n a todos; pe ro no se hi ciero n oír por el pre juicio de qu e se trataba de
un a rev ista de ellos y para ell os. La prueba más pa lpable de la amplitud de criterio artístico que
ll evaro n a s us ediciones es la publicació n de La hechiz ada, Días de campo y Pobrecitas. No hay
relación alguna e ntre los simbolistas Prado y Guzmán y el sobrio y fuerte Santiván; e ntre el se ncillo y
vi ril pros is ta que es Gana, en aque l li bro, y el atildado y fe me nino Magallanes de los últimos versos"
(Recopilación 285).
144
su apartidismo, en la literatura no quiere ser identificada con ningún gru po. Expresa
lealtades y adm irac ión pública por indiv iduos, sin e mbargo, no quiere ser vista
definición, Mistra l no fue una figura aislada o ma rginal s ino qu e alcanza una
obra y su figu ra sino que se exti e nde a la capacidad de incidir en la posición de otros
La prensa, como está dicho, es el lugar por excele ncia para estos proyectos de
partir d e la dé cada d el veinte será su d iscurso la tino ame ri can ista en tanto
ma nifiesta una intención de redibujar su ca mpo más allá d e las fronteras nacional es.
De todas forma s, lo que pa rece más re leva nte a la luz de s u construcción como
don de los escritores tenían un rol dob le de autores y promotores de otros. Mientras
"Pe nsamos que una de las misiones de la revista d e provincia es gui ar la lectura d e
13"Yo no he sido ni soy de la Dece na y so la mente publiqué dos veces en su revista, como pub licó De la
Vega y algú n otro extra ño. Puedo, pues como gente de fuera habla r co n independencia" [Recopilación
285) .
1-+5
prom ueve obras y autores sino además tradiciones cultura les e intelectuales de
otros países, que explica y presenta como 'dignas' de conside ración. El discurso
acerca del valor y el fun cionamie nto de mercados y ambientes culturales de otros
países perm ite, de un modo ind irecto, referirse a su propia posición en el campo
cultural chileno, criticar aspectos del ambiente intelectual naciona l, las políticas
educativas, entre otras cosas. Además su discurso la presenta ante sus compatriotas
internac ional.
Caso da en el contexto de una gira por Latinoam érica como embajador especial de
su gobierno. Caso habla de una variedad de temas, desde Sor Juana de la Cruz hasta
"vivimos una época de acc ión, no debemos contentarnos con vana palabrería,
neces itamos la prácti ca del acercam iento intelectual" (citado por Mazín 140). Es ta
cita es impo rtante porque como veré más adelante y como he sosten ido en capítulos
anteriores Mistral, justamente a partir del final de la prim era década del siglo XX,
estética con la rea lidad social latinoamericana del momento. Ese mismo mes Mistral
146
México de enviar una embajada in telectual así como repite pa ra los lecto res chi lenos
tris te, es hasta vergonzosa nuestra igno rancia de los valores inte lectuales d e la
América en general y de México e n particular" (México 43). En este ensayo dedi cado
a la cultura mex icana d estaca particula r mente el li bro Estudios Indostánicos de ]osé
Vasconcelos, a l que califica como "erud ito y bello" y que según Mistral es uno e ntre
muchos otras textos de gran valor: "!Y hay tantos más, tantos que co nocemos a
través de la revista México Modern o, ca lifi cada e n Buenos Aires por la mejo r d e Sud
Amé ri ca!" (México 43) . De manera oportuna (mes es a n tes de recibir la invi tació n
oficia l a México) Mistral adh iere públicame nte al proyecto cultu ral y educaciona l del
gobierno de Obregón. Pe ro, ya desde an tes había ven id o esta bl eciendo relacion es
educa tivas dirigidas a un co ntexto continental. Textos como "Pa lab ras a los
maestros", "Méto dos activos de in stru cción", "Págin as d e ed ucación popu lar"
(19 19) , son ejemplos d e qu e s u disc urso ed ucativo no era exclu sivam e nte chil eno
s ino que es taba en línea con los proye ctos de expa nsión y reforma ed ucacio na l d e
Desde varios años antes su viaje a México ya es posible e ncontra r textos traducidos
147
profesor de la Universidad de Columb ia, Fed erico de Onís como el primer hito, sin
explicarse bien de que modo circula su obra previo a eso. Para identificar algunas de
las rutas que llevan a Mistral a Estados Unidos y dar mayor co ntexto a su entrada al
incipiente circuito de lite ratura latinoamerica na en este país, he real izado una labor
por Thom as Walsh y publicada en Nueva York en 1920. La principal vía por la que
medio de revistas en ing lés que traducen textos directamente d e revis tas en
españ ol, como por ejemplo Repertorio Americano. Po r esta vía se publ ica n textos
como "El grito" en la sección in glesa de Inter-América de Nueva York. 14 Lo que queda
en evid e ncia al obs e rva r el d e but literario de Mi stral en Jos Estados Unidos, es que
validarl a intelectualmente, tanto ante académ icos y escritores como e ntre Jos
maestros de español e n Nueva York (un sector importa n te del público de literatura
4
1 "El grito" es un breve e nsayo que analizaré más adela nte en este capítulo. Apa rece publicado en
Repertorio Americano en ab ril de 1922 (Tomo 4, 4 pag. 45) . La revista Jnter-America lo publica con el
título The Slogan en octubre de 1922 (Vo l. VI, 1 pag. 21) . Es significativo q ue Repertorio pone luego
como una noticia el qu e el t exto de Mistral a parecie ra en Jnter-America. La revista Jnter-America
pub li caba principa lmente textos aparecidos en revistas latin oa mericanas traducidos a l inglés. A
partir de 1922 publicará poemas y prosas de Mistra l de revistas como México Moderno y otras.
1-+8
High Points in the Work ofthe High Schools of New York City). Las palabras
preliminares a la primera edición de Desola ción sostienen que fue una iniciativa de
los maestros juntar los poemas de Mistral e n forma de libro, iniciativa acogida por e l
Instituto de las Españas. 15 En qué medida la decisión fue de los maestros o de los
lo que habla de lo fundam e ntal de ese aspecto para la promoción y venta del libro.
Bulletin publica por prime ra vez a Mistral e n marzo d e 1921 con la traducción
JS El Instituto de las Españas fue fundado e n 1920 e n la Universidad de Columbia e n Nu eva York.
Actualme nte se co noce como The Hispanic lnstitute de la Uni ve rsidad de Col umbia.
149
teachers will purchase a copy of the book which will not cost over two
dollars. (Bulletin 47)
no se puede explicar simp lemente por su poesía. Queda claro entonces que sus
internacionalización.
Mistral que respaldan m i argumento de que previo a 1922 Mistral ya tiene una
presencia internacional que prepara el terreno para la inte nsa demanda e interés
cartas de 1919 Montenegro com enta las traducciones de poemas de Mistral en que
Mistra l y otros poetas chilenos y le facilita sus direcciones posta les. La forma en que
el escritor describe a Mistral confirma la fuerza co n que ya e n ese e ntonces circul aba
16Al ice Sto ne Blackwell (185 7- 19 50) jugó un rol ce ntral en el movimi ento s ufragista, fue edito ra d el
Woman's journal po r 35 años y traductora de poetas hispano hablantes as í como rusos y a rmenios.
Publicó e n 1929 Sorne Spanish American Poets que incluía poemas de Mistral.
150
modos, este intercambio es pistolar en un ejem plo del inte rés de un pequei1o pero
lati no a merican a.
latinoame ricanas frente a Estados Unid os y Europa (lo mis mo que proponían los
letrados del siglo XIX). Montenegro le expresa esta idea a Blackwel l e n el contexto
de un análisis s obre la intervenció n norteame ricana en los países del sur: "Th e poets
may pl ay a good part in international politics, by show in g t hat certain peoples (s ic)
a re civilized e nough and cultured e nough to be d is pe nsed with política] or eco nomic
autode nominada 'c ivili zación' y e n ese sen ti d o la labor d el escritor y de l intelectual
1.51
algunos aspectos de su viaje a Méx ico en 1922, los que permiten profundizar los
inte lectuales' que Cano y Vasconcelos habían dese mpeñado en sus giras -d ando
ideales de la revoluc ión-, el gob ierno chileno, la federac ión de estudiantes y los
Antonio Castro Leal. En este evento se le entrega a Mistral una bandera chi lena para
Meses después, una ceremonia similar se llevará a cabo en México donde con la
la unió n en tre a mbos pueblos. Los hom enajes en Chi le antes de la partida de Mistra l
reflejan el carácter político que tiene este viaje. Mistral no parte a México
simpl emente como una asesora de políticas educativas, ni como una intelectual
independiente. Por medio de ella la escue la militar envía un saludo a l colegio m ilitar
mexicanos y e l gobierno le enca rga (por medio de una comunicación oficial entre
México.
autorid ades a ca ncelarle e l puesto y su s ueldoP Ante esa s ituación e l pres idente
secretarias, acceso a la prensa y dine ro para viajes. Poco después Mistral recibe una
invitación de los maestros de Costa Rica y comienza a aplazar aún más su regr eso a
Chile (carta a pedro Aguirre Cerda el1 de e ne ro d e 1923). Emba rcada en una serie
17Algunos d e los datos qu e presento e n este párrafo m e han sido facilitados por la profesora
Elizabeth Horan quie n está trabajand o en una extensa y pormenorizada biog rafía de Gabriela Mistra l.
153
recon ocie ra su creciente capital simbólico como un nuevo mecan ismo para ganarse
la vid a, s in d e pender exclus ivamen te de una gobie rno. Cons iste nte co n el discurso
con gobie rnos y partidos y opt a por definirse fuera de ellos y así cultivar una image n
Aunque no es importa nte ni posible saber las verdad eras razon es por las que
Mistral rechaza est e ofrecimie nto, el hecho es que ya para co mi e nzos de ese año era
evidente que Vasconcelos deja r ía el Ministe rio y el a mbi ente políti co en México e ra
cada vez más tenso, sobre todo cuando Obregó n p roclama a Calles co mo s u
sucesor.18 De cua lquier modo, este momento Mist ral sie nta las bases de lo que será
su forma de subsistencia d e los próximos nueve afias, como pe riodista con col u mnas
es tables e n numerosos med ios y en menor med ida como confe re ncista y profesora
invitad a. Poco a n tes d e su salid a de México con ru mbo a Nueva York, continua n las
muestras de interés de ci ertos gobi e rnos por co ntar co n el apoyo d e Mistral (el
l B "Se retiró Vasconcelos, y co n él Obregó n, se van dos fuerzas grandes y pu ras. Lo qu e v ien e es
oscuro y m enos ho nes t o. Ojalá se lim pie el nu evo gob iern o 'gobernand o"" (Carta de Mistral a
Arma ndo Donoso y María Mon ve l. 21 de agosto 1924. MS. Arch ivo d el Escritor, Biblioteca Nacional de
Chile).
154
e nt regar de acuerdo a Ramos). En una ca rta a Ed uard o Barrios Mist ral le cu e nta q ue
le h a n ofr e cido una carta pa ra ir a Es paña (bajo la di ctadura d e Primo d e River a):
"Vin o aye r el ministro espa ñol a ofrece rm e una ca rta pa ra el gobi e rno ; n o la a ce pté"
Mis tra l qu e da claro que la escrito ra hizo t od o lo pos ible por mante n e rse e n el
extra nje ro y no volve r a Ch ile a vivi r. Desde e l Ins titu to Inte rna ci ona l d e
h a pe rdido s u vida civil. Yo n o regreso por esta razó n, a u nqu e me duele mucho la
a use ncia de mi madre. Por otra pa rte aqu í se tra b aja e n paz, s in lu chas ni odios.
(Opini o nes confidencial es so n es tas)" (ca r ta mecanog rafiad a con a notacio nes
Mistral en los circu itos intelectuales y lit e rarios resul ta funda me ntal para co nseguir
los tra bajos pe r iodísticos y otros que la sostienen económ icame nte como una
in te lectua l tra nsac iona l profes io na l (A unq u e no estoy especula ndo en cu a nto a las
razo nes por la cual es h ace es to si n o solo s ugerir las impli ca nci as) . Las red es que
Mistra l fu e muy h á bil d e la creac ión d e red es: invertía pa rte im porta nte de su
t ie mp o escribie nd o y res p ondi e ndo cartas personales, redacta ndo cartas abiertas,
publ ica ndo reca dos, e n conjunto con s u rol ce ntra l conecta n do escr ito res de
distintas la titudes e inte rvini e n do -sobre todo más tard e e n s u carre ra- e n favo r d e
155
Victoria Ocampo, Víctor Raúl Haya de la Torre, Unamuno, en tre otros). Ma nten ía
para así lograr visibilidad y además darle valor y fu erza a su voz.19 Esta difusión de
sus ideas y los respaldos públicos que recibía valida ron a Mis tral como una voz
Mistral envía desde Chile en 1921 a Vasconcelos, en la que alaba su recién la nzada
revista El Maestro, al mismo tiempo que hace una crítica muy favorable de su libro
estratégicos a lo largo del continente. Por otro lado, Mistral también se rvía a
J 9 Por ejemplo, la relació n muy cerca na que tenía co n Joaquín Ga rcía Monge, como se ñalé en el
Capítulo l. En 1924 le expresa su intenció n de participar más en Repertorio Americano: "Mi amigo,
cuando quede en paz, fija, empezaré a ayu da rl e e n su pe ri ódico. Ud. me lo reco rdará. Deseo tener
sitio a s u lado - de un confín a otro- i decir muchas cosas" (Correspondencia Monge 86).
156
estra tégica de las paises de habla hispana en el continente ame r icano. En sus
' raza', entend id a como la particular mezcla ind íge na y española, qu e d e acuerdo a
panamericanismo que p romocionó Estados Unidos des de fines del siglo XIX y
durante las prim e ras décadas del s iglo XX. Un pan a merican is mo q ue era visto por
los intelectua les de ese momento como una ini ciativa de carácter paternalista,
20 "Él [Man uel Ugarte] pondrá siempre el de la propaganda hispanoamericanis ta. (Él dice
latinamericanismo. Yo, que no creo actua lm ente en el latinismo nuestro, por lo menos bastante
h ipotético, cambio maliciosamente sustantivo y adjetivo ...)"(México 238). Vasconcelos hab la ba de
'iberoamericanismo': "lberoamericanismo quiere decir defensa de la universa lidad y defensa del
porve nir" (citado por Fell SSS).
2! "Hay muy pocos comun es denom inadores entre nu estros países: uno es la lengua, ya se sabe; otro
es la re ligió n -este co mún de nominador, se ha qu eb rantado mucho, desgraciadamente-; e l otro es el
indio, y la unidad de América tiene que apoyarse e n estos puen tes aunque sean débiles" (PC 117).
Mistral toma, a unque de manera menos delirante, la idea de Vasconcelos de lo mestizo america no
co mo la raza cós mica.
157
prosa política de Mistral resulta claro que ella comparte estos temores frente a
Consecuen temente, cuando habla acerca del panamerican ismo (dicta conferencias
que más bien busca modificar su sentido desde dentro. Sus discursos en Washington
"friendship of the diffe rent peopl es sought by the Pa n American Un ion wo uld be
easily attained if we were all imbued, to the farth est limit of conscious ness, with the
conco rdia al m ismo tiempo que deslizó críticas e hizo demandas. El tono de Mistral
22 El pun to de partida est á en la do ctrin a Monroe de 1823 e n qu e Esta dos Unidos decla ra qu e
cualquie r intento e uropeo por coloniza r Latin oa mérica será vis t o co mo agres ió n y motivará la
inte rvenció n de EE.UU. La primera co nferencia Pa n-A merica na se ll eva a cab o en Was hingt o n OC en
1889, tras lo cual se es tablece la Unió n Paname rica na con sede e n la ca pi tal est ad ounide nse. "El
movimiento integra cionista panamerica no fue p rop iciado po r Estad os Unid os desde 1881, cua ndo
ja mes G. Bla ine ad vino a la Sec reta ria de Estad o bajo la pres idencia de james Ga rfield. El términ o
apeló al prefij o gri ego pa ra s ugerir la uni ó n de los países a merica nos a imitación de otras co rrie ntes
uni oni stas puestas de moda en Europ a, como e l paneslavis mo (1846) y las q ue le s igui ero n,
panla tinis mo, pangerma nis mo y otras. El t érmi no a pa rec ió por vez prime ra en 188 2 en The Evening
Post de Nueva York. Se po pula rizó e n la prensa e n las no ti cias provocadas po r la Confe rencia
Internacional Am e rican a celebra da en Washin gto n (188 9-18 9 0)." ("Pana me ri ca nis mo" UNAM) La
Guerra His panoa me ri cana, así co mo nume rosas in tervencio nes de Es tad os Unid os e n Ce ntro América
a co mie nzos del siglo XX, d ejó cla ro, ante Jos ojos de Mis tra l y otros intelectual es, qu e Latino améri ca
deb ía unirs e pa ra resistir el imperia lis mo nortea me ri can o.
158
en los discursos que hace en la Unión Panamericana como otros que dirige a los
como "El Grito" o la serie de textos en defensa de Sa ndino. Para apelar a Estados
Unidos, Mistral, por medio de un háb il manejo diplomático, ajusta el tono y mide las
popul ares, de aproximación a la política. No soy por cierto una sufragista. Hay en
campesina de nuestros paises" (Colombia 1 34). Una de las herram ientas discursivas
defensa de los más débiles. Esto además le da cierta inmunidad, ya que lo que ella
despo litizarse para presentarse más bien como un discurso social y humanitario, lo
func ional cuando es usado por la propia escrito ra en el contexto de sus causas
159
Dominicana. Sabemos del episodio por testimon io del traductor quien pro vee el
... Truman siguió: 'La felicito por el premio Nobel'. Gabriela contestó:
'Muchas gracias, señor Presidente. Truman continuó: 'Le gusta
Washington? Ella le dijo: 'Sí, mucho'. Yo comencé a darme cuenta qu e
mi labor se estaba poniendo no fáci l sino trivia l, hasta que Gabriela
como ella acostumbraba, quiso trascender lo convencional con un
gran estallido. Y Gabriela dijo: "Señor presidente, no le parece una
vergüenza que siga gobernando en la República Dominicana un
dictador tan cruel y sanguinario como Trujillo?' Truman por supuesto
no contestó, limitándose a una ancha sonrisa. Pero Gabriela siguió: 'Yo
quería ped irl e algo señor presidente; un país tan rico como el que
usted dirige, debería ayudar a mis indiecitos de América Latina qu e
son tan pobres, qu e tienen hambre y no tienen escuela'. Truman
vo lvió a sonreírse sin decir nada, el embajador se puso nervioso y
también el jefe de protocolo. (citado en Figueroa 12).
patética entre una intelectual y uno de los hombres más poderosos de su tiempo, el
confe rencia de prensa, el presidente Truman al ser consultado (por petición de los
charming person and she made a good impression on me. [Laughter]" (comentario
por Estados Unidos tuviera, es posible pensar a Mistral como una intelectu al
Latinoamérica, su relación con los Estados Unidos atraviesa gran parte de su vida y
160
continua aún después. Como qued a establecido po r las cartas y tempra nas
publ icacion es de Mistra l en Nu eva York, esta rel a ción comienza antes de 1922 y
tiene como hitos: la publica ción de Desolación e n Nu eva Yo rk, s u primer viaje en
1924 (Nueva York y Wash ington) 23, una estadía e n tre 1930 y 1 931 (profesora
v isitante e n Barnard y Mid dlebury Co llege), s u res id e ncia e ntre 1 946 y 1948, su
tras lado defin itivo en 1953 y fi na lme n te, s u muerte 1957 en Nueva York. 24 La
paname r ica nismo intelect ua l y cultu ral que se d efine a mi e nte nd e r como un a
relació n d e diálogo e inte rca mbio así t a mbi é n como de cr ítica en tre intelectua les y
académ icos n o rteam e rica n os e his pan oame r icanos a lejados de la p ráctica p olítica y
d iplomática oficia l est atal. Esta r e la ció n está fac ilitada po r la p rese ncia de
aca dé micos hisp a no a merica n os e n los Est ados Un id os tales como: Artu ro Torres
Waldo Frank, Le o Rowe (Director d e la Un ió n Pa na me ricana), Fra n ces Gra nt, 2S y por
s upuesto su co mpa ñe ra, Doris Da na.26 Con estas pe rsonas Mi stra l de ba te d e modo
23 En este pri mer viaje es ho menajeada en la Un ión Panamerica na y su discu rso e n ella es
reprod ucido e n medios co mo Nueva De mocracia (Nueva York). Dicta tambié n u na co nfe re ncia e n la
Univers idad de Colum bia ace rca de la refo r ma educacio nal en México. En Nueva York es hospedada
po r el chileno Ern esto Mon tenegro donde la visi tan numerosos escr ito res e intelectuales.
24 La relació n co ntinúa a través de Do ris Dana, que en s u calidad de a lbacea no solo conserva los
ma nuscritos y otros materia les inéditos de Mistral si no que ta m bién realiza proyectos de d ifusió n de
su obra. La atapa más reciente de esta relación llega co n la mu erte de Da na y el proceso d iplo mático y
po lítico d e la tra nsfe re ncia d el legado a Ch ile.
25 No rteamericana, bilingüe, period is t a, t rabajó de cerca co n Nicholas Roerich's a favo r del Roerich
Pact a nd the Ban ne r of Peace. Fundó en 1930 Pan-Ame rican Wome n's Association in New York.
26 Me parece pa rt icula r mente interesa nte para un estudio fut uro las estrechas colabo raciones en t re
mujeres intelectuales y escritoras lati noa me r icanas y norteamer icanas en la prime ra mitad del siglo.
Tanto en el contexto de la Pa n-Am erica n Women's Associatio n o po r redes particula res que
escri toras co mo Mistral crean, es posi ble ver un a estrecha colaboraci ón e n te mas de d ifusión y
trad ucció n de obras literar ias, invitaciones a co nfe re ncias y encuen t ros, d ifusió n de proble mas
161
diferencia entre la acción de los gobi ernos como separado de las relaciones
"Me entristece ver que va n de mal en peor las re lacion es entre EEUU y
la América Española. Lo de Nicaragua es fata l y yo sie nto una
desconfianza cada vez mayo r hacia EE.UU. en nuestros paises. Pero no
piense usted que yo olvide los buenos y nobles am igos que allá
tenemos, como usted, como varios profesores y escritores." (Blackwell
family papers carta de Mistral A11928)
tribunas públicas (como por ejemp lo conferencias) P Mistral creía en el pod er del
discurso, que era realmente el único poder qu e ella desd e su pos ición de intelectual
podía ejercer. A difere ncia de intelectuales que habían adoptado pos iciones de
oposición y corte de relaciones con los Es tados Unidos ella cree, junto co n
Vasconcelos y Manu el Ugarte en: "crea r dentro de los propios Estad os Unidos una
políti cos de cie rto s países y movili zació n de influ encias para ay udar a ciert os s uj e tos, entr e otras
cosas. Además de Jos inte rcambi os en tre Mi stral y Frances Grant existe n ta mbi é n colecciones d e
ca rta s en otras bibliote cas norteamericanas que da cuenta de re laciones s im ilares co n otras muj er es
(Ma bel Vern o n, Erna Fergusso n).
2 7 En m i revis ió n del arch ivo d e la NAWS (Natio na l America n Woman Su ffrage Associatio n) e ncontré
u n eje mpla r del News Bulletin ofthe lnstitute of lnternational Education publicado e n Nueva York en
octu bre d e 1930. En la sección de "Foreign lectu res avai lable", y específicamente bajo el s ubtítulo
"Latí n America" a parece el s igui ente a n uncio: "Ga bri ela Mistral, Advisor on Latin America n Affairs to
the lnternatio nallnstit ute of lntell ectua l Coo pe ration a nd th e ln stitute of Educationa l
Ci ne ma togra phy o f Ro m e (League of Nations) ... Visiting pr ofesso r, Ba rn ard College a nd availab/e for
othe r e ngagemen ts in th e vici ni ty during Fall te rm. Subj ects: Estado social de la América Es pa ñola;
Literatura femen ina d e la Am érica Española; Ca rácter his pa no-amer icano y relaciones de este co n la
Am éri ca del Norte; Li teratura infanti l, virtudes y defectos de ella; Rubén Da río, )osé Martí. Lectures in
Spanish on ly" (Nation al American Woma n Suffrage Associatio n. Library of Co ngress, Washingto n
DC).
162
profesores y obreros, que intentan allá refrenar a sus políticos codiciosos y evitar a
su raza una vergüenza" (México 239). Del mismo modo e n qu e en su etapa chilena
usa la prensa para promover una determinada imagen d e Chile en el resto del
ciertas ideas de Latinoamérica en los Estados Uni dos . Sin duda ella es una figura
Estados Un idos. En 1930 mie ntras trabaja como profesora vis itante en Barnard
College escribe una carta a Alfonso Reyes y su esposa Manuela, donde les pide:
quiere realizar en Esta dos Unidos y Europa neces ita primero acceso a ciertos
medios es por eso que las re laciones persona les y la presencia de ellos e n ciudades
co mo Nueva York resulta clave.zs La cita a nte rior tam bi é n revela el uso estratégico y
zs La promoción de cierta idea de Latinoamér ica por parte de Mistral en Europa es u n tema que exige
cons id eración aparte sob re todo por el tiemp o que ella vivió en disti ntos países europe os y la
imp o rtancia e su participación e n la Liga de Las Nacio nes, así como la red que crea con inte le ctuales y
escritores ahí. De modo simi la r a l que enfrenta la cam paña latinoarnerican ista en Es tados Un id os el
d iscu rso rnistralia no a l p ro mocionar latin oa rnerica, asigna un luga r ce ntral a los intelectuales y la
cultura: "Decir a las gentes de Eu ropa: 'la América no sola m ente destie r ra desp ués de cada
163
conciente por parte de Mistral de la religión como una referencia efectiva para
amenazadoras para el poder como un medio para lograr espacios desde donde
la política por los escritores y artistas anteriores a Zola, que tanto éste co mo los
Affair) con armas d iferentes a las de la política (Bourdi e u The Rules of Art 131). Id ea
que es retomada luego por Ramos e n el contexto de Latino a mérica. Ramos sostiene
d ieron las bases institucionales para garantizar la au tonomía del campo literario del
d ife renciado de la vida pública, un lugar fuera del Estado, crítico de los discursos
dom in antes de lo político-estatal (Desencuentros 29) . Ambos autores señalan que los
los intelectuales se veían a s í mismos como acto res centrales en los procesos
revo lu ció n, sin o que trabaja, levanta escuelas, hace mejo res maestros que ense ñarán la paz, lee,
asim ila o crea también co n sus e nt rañas métodos de ense ña nza; la América tiene guías morales para
un futuro próximo y aun cuand o imita a Eu ropa, también la juzga e n sus errores" (Prosa escogida 11
162)
164
ellos.
con un p roceso de reco nfiguración d e l terreno del intelectua l. Gra ciela Montaldo
s ugiere que:
Mis tra l como un esfue rzo por fortalecer "ci ertas pos iciones de la clase intelectual
amenazadas por las asp ir aciones de los nu evos sectores en ascenso" (Ficciones 90).
por la s igu iente genera ción, se mantiene. Tanto la creación de redes inte lectu ales
trans nac iona les como la afiliación a un d iscu rso latinoame ri ca nista funciona para
naciona les. Así operan los exilia dos o autoexi liados de la patria y aque llos e n
Cuando Mistra l llega en 1922 a México s u visió n del rol social y po lítico de la
Ugarte, Vasconcelos y Mistral que lo amplían para incorporar en él a las masas. Con
arielismo Mistral dice que él: "sacó del aula de Montevideo a la plaza y a la asamblea
continental y llegar a las masas por medio de la prensa, las conferencias en ateneos
obreros y federac io nes de estudiantes, sin embargo, sigue func ionando para
ga rantizar po der a quienes se autodefinen como sus líderes, que justifican a su vez la
visión de los intelectuales que les p reced ieron como sugiere Rama (Capítulo 1). Así
social. Sin embargo, Mistral justifica la neces idad de la mirada a barcadora del
posicionado para ver más allá de los 'negocios' de los políticos y entender la
166
latinoamericana ya sea desde la altura de su torre o en medio de una masiva fie sta
escolar. El ensayo recién citado des pués de habl ar de Rodó regres a a Ugarte y
los estudi antes y obreros. Muestra eso sí ci erto escepticismo frente al rea l éxito de la
campaña de Ugarte y reconoce como sa ldo positivo de ella "el haber clavado en las
hispa noamericano del siglo XX y cuáles son los medios para difundir sus ideas? El
discurso de Mistral niega la autoridad civ ilizadora del europeo pero manti ene la
in telectual, la prensa y ciertos es pacios en institu cio nes internacionales (como de las
qu e pa rticipa Mistral) son las fu entes civil iza doras qu e en nombre del pu eblo, la
demo cracia y la 'verdad era' identidad nacio nal/ co ntinental imponen un proyecto
in telectual para hablar ace rca y en nombre del pu eblo, pero con referencia a los
29 Mist ra l e n d istintos mome ntos de fi ne ciertos p royectos d e educa ció n públi ca así co mo
determi nad o t ipo prensa como civil izato ria. Pre nsa y proyectos d e los q ue ella misma pa rt icipa y q ue
so n a s u vez e l prod ucto de la imaginación de u na renovada casta d e intelectua les, aun part icipes y
de fe nso res de la 'ciudad le trada'. Las misiones a grícolas culturales crea das por Vasco ncelos son un
eje mplo de esta práctica civil izatoria. Mistra l las d escribe en deta ll e en un a rt ículo de 192 4: "Consiste
e n un grup o hete rogéneo y sab ia me nte fo rm ad o de carpi nte ros, a lbañ iles, ag ró no mos, maestros
primarios y ma estros de coci na, que van a fijarse a los pueblos indígena s durante dos meses. Ense ña n
a los indios a hacer s us casas con proced imie ntos mode rnos; les de muest ra n las excelencias del
cultivo inte nso del s ue lo; vive, e n co mú n co n ell os y les obli gan a aceptar la mesa, el se rvicio, la
comida espa ñola; los instruye n e n med icina case ra y les ens eña n a lee r e n el plazo a notado. (México
136). En cuanto a la prensa, Mistral le escribe en un a carta a bier ta a Alber to !ba r ra, publicada e n
Repertorio Americano, para val idar un modo d e hace r pe r iodismo: "Le acompaña de co razó n e n s u
e m presa de hacer periodis mo civiliza do r y no ese ta n abund a nte e n nu es tra Amé rica de escá ndalo o
ba nalidad total" (14 de juli o de 1924).
167
latinoamericana por otra, que se diferencia por una retórica que incluye al pueblo y
las m ino r ías y que busca aliarlas del lado de los intelectuales (pero sin
cuestionarlos) reforzando así su poder desde las bases . En 1939 Mistral habla en
Cuba de la relac ión de la cultura con las muj e res y propone una América cristiana,
agraria, pacífica y libre. El yo colectivo incorpora a todas las mujer es: "Nosotras
de nuestra vanidad, sino en el de la salvación de los niños " (La tierra 88).
transferencia de valores y sentidos que antes ella atribu ía a lo nacional y que aho ra
"un agudo sentido de la raza" (México 230). Si antes de su llegada a México, Mistral
buscaba integrar a las regiones chilenas y los grupos desem poderados al tren del
progreso nacional, argumentando que son piezas claves sin las cuales la nac ión no
alcanzará el anhelado es tatus de civilización y mode rnid ad, aho ra argumenta qu e las
enfrentar las amenazas del norte y perfilarse como un continen te de igual peso
comercial y cultural que Europa. Uno de los giros más importantes es con relación a
como parte de un continente. Sus textos acerca de Chile, que como d ije en el capítulo
anterior sigue escribiendo abundantemente, pretenden inse rta rlo dentro del
viejo, que divi de y debilita la posición de Latinoamérica frente al mundo: "Solo las
patriotis mo, sobre todo a medida que su pacifismo se intensifica con las gue rras
enfocarme en un breve texto titulado "El grito" que considero fundam ental porque
además fue escrito el mismo año en que llega a México. Este ensayo fue pu bl icado en
30La negociació n entre el id eallatinoamericanista y el naci onalis mo que el gob ierno chileno
prom ueve e n ese mome nto no es s iempre exitosa para Mistral. En su discurso ella imagina y
promueve la idea d e qu e Chile está geográficamente aisaldo pe ro que sin embargo, de acue rdo a ella,
aspira unidad continental: "no aceptamos la suerte geográfica ni a un en lo interior ... La ch ilen idad es
un g ran despejo espiritual, un a casta que avizora a la raza co mún, q ue mira hacia e l Atlantico y el
Caribe" (PC 58). Pero desde s u partida a México hub o qu ienes la criticaron como a ntip atr iota y
cuestionaron su decis ión de no volver a radicarse a Chil e. Estos argumentos fueron usados po r
parlamentarios conservadores para cuestio nar las pensiones de gracia y los cargos co nsul ares de
Mistral e n e l extranj e ro (ver debate de la Ley 5.699 de la Cáma ra de l Senado de Ch il e e l 23 de
septiembre de 1935 en: Biblioteca del Congreso Naciona l de Chile. Cabriela a 60 años de su premio
nobel).
31 "Yo soy de los que cree n que el sen timiento de patria es demasiado pequeño para los corazones
libres" (citado en Fell 555).
32 Este ensayo se publ icó ad emás de en Repertorio Americano e n: El Heraldo de la Raza (Méx ico),
Revista Universidad (Colombia}, Revista de Revistas (Méx ico), El Ma estro (México), Social (C hile),
Revue de I'Amérique latine (revista q ue e n 1922 publica el texto traducido al francés), en tre otras.
169
!América, América! ¡Todo por ella: porque todo nos vendrá por ella,
desdicha o bien!
Somos aún México, Venezuela, Chile, el azteca-espa ñol, el quechua-
español, el a raucano-español; pero seremos mañana cuando la
desgracias nos haga crujir entre su dura quijada un solo do lor y no
más que un anhelo.
Maestro: enseña e n tu clase el sueño de Bolívar, el vidente primero.
Clávalo en el alma de tus discípulos con agudo ga rfio de
convencimiento. Divulga la América, s u Bello, s u Sarmi e nto, s u
Lastarria, su Martí. No seas un ebrio de Europa, un embriagado d e lo
lejano, por leja no extraño, y además caduco de hermos a caduquez
fatal. (Repertorio Americano 17 de ab ril de 1922)
Martí del qu e hace eco en varios de sus puntos centrales. En menos palabras y con
reitera la ar e nga d e Ma rtí in terpela ndo a todos qu ienes t ie ne n cierto poder sobre el
latinoam e ricani sta. Al igual que "Nuestra América" este e nsayo a le r ta ace rca del
impe ri alism o norteam erican o que encue ntra despejado el camino por causa d e los
odios inte rnos, la pereza y fa lta de organización latin oamerica na. Los nacionalismos
aparecen aquí como la real id ad actual qu e fre nte a 'l as desgracias' futuras, debe dar
supremo a la patria (ca pítul o 2), ahora le pide clavar el suei1o de Bolívar e n el alma
continenta l le exige trazar nu evos ma pas sobre el cual fund a mentar es ta vasta
'comu nid ad imaginada' que tiene como concepto ce ntral la unidad de 'la raza' y
interpelación directa 'tu Am éri ca'. Los fren tes de lucha que este texto ide ntifica son
tres: la educac ión, la prensa y los sectores indu striales. El discurso le as igna un rol
activo a cada uno de estos sujetos interpelados, ofrec iéndoles un nuevo territorio,
que más allá de los lím ites nacionales p romete un nuevo estatus, de mayo r pres tigio
y poder, frente a las amenazas im perialis tas y el mun do civilizado : ¡Améri ca y sólo
Am éri ca! ¡Qué embriaguez se mejante futuro, qué hermosura, qué rein ado vasto para
políticos de Mistral, hace uso de la pre nsa como una extensión del sa lón de clases, de
simpl e y tajan te, qu e llama a la acció n más que a la reflexió n.33 De hecho crítica el
dife rencia de los discursos co nciliadores que da en la Uni ón Panameri ca na, fu nda la
uni ón lati noa merica na en oposición al país del norte: "Dirij amos toda esta actividad
como una fl ech a hacia ese fu tu ro ineludib le: la América española, una, unificada por
33 Al fina l del texto publi cado en Repertorio Americano se incluye una nota: "lnsinua el ed itor de
REPERTORIO a los señores maestros la posib ilidad que los mayorcitos de las escuelas se apre nda n
esta justa y magni fica invocació n a la co nfrate rnid ad hispano-americana" (Repertorio Americano 17
d e abril de 1922).
171
dos cosas estupendas: la lengua, que le dio Dios y el dolor que da el norte" (Colombia
328).
como el 'vidente primero' ell a misma entra en esa la genealogía de 'videntes' que
esta catego ría de líderes supra-nacionales se diferencia y ataca a los escrito res y
artistas que forman parte del campo independizado de la estética (por ejemplo las
disputan con los escritores los recursos y el capital simbó lico que en ciertos puntos
el campo intelectual y el literario todavía comparten, "Yo no soy una artista, lo que
soy es una mujer en la que ex iste, viva, el ans ia de fund ir en mi raza, como se han
tengo por mi pequeña obra literaria a que habéis aludido el interés quemante que
una identificación nacional a una continental la hace parte del proyecto central al
172
campo intelectual en ese momento y en ese sentido contribuye al aumento del poder
Capítulo 4
rasgos indígenas, vest ir franciscano, que no usaba joyas ni maqu illaje, construye una
imagen públi ca compleja y altamente funcional para su éxito como sujeto intelectua l
en las pr imeras décadas del siglo veinte se crea y se pone en circulación por medio
sobre los que u na escritora como Gabriela Mistral posee diversos grados de controJ.l
la obra como para la imagen de los escritores. La imagen pública de Mistral no está
t estimonios, imágenes, discursos orales y prácticas simbó licas, que dan forma al
1
La definición de image n pública para efectos de este a nális is es a mplia y flexible y parte de la
defi ni ción que propone la RAE de 'imagen': "Figura, representación, semejanza y a pari enc ia de algo"
e 'i magen púb li ca' : "Conjunto de rasgos que ca ra cterizan ante la sociedad a una persona o e nt idad"
(1142). Si bien este 'conjunto de rasgos' es tá determinado por un sin n úmero de facto res que a su vez
varían de un persona a otra y de un momen to histórico a otro he querido co ncentrarme en este
trabajo e n los que Mistral tiene un grado de age ncia (fotogra fías, prácticas de di fusión personal,
pe1jormance público) y también los discursos y prácticas públicas de otros que al referi rse a Mistral
contribuye n a formar su imagen ante la sociedad.
2 Existen mu chos testimon ios que describe n la presencia física de Gabriela Mistral y que además
s ugieren lo proble mática y desestabi lizadora que esta resu ltaba. Palma Guillén, maestra mexicana y
a miga de Mistral dice de su primer encuentro con ella en 1922: "A mí, q ue era una muchacha
presumida, me pareció ma l vestida, mal fajada, con sus faldas demas iado largas, sus zapatos bajos y
sus cabell os recogidos en un nud o bajo" (Guillén vi). Pablo Neruda recuerda en sus memorias: "Pero
17-t
milita r decidió hacerla figu rar en el bill e te chi leno de cinco mil pesos, es objeto de
retratos, escu lturas, esta tuas, murales y esta m pi ll as, a lo que se suman miles de
intelectual y político como de los usos que e l Estado, algunas ins tituciones y marcas
re lación a su proyecto inte lectua l e n e l espacio púb lico latinoam ericano d e las
cuando me ll evaro n a visitarla, la enco ntré bue na moza. En su rostro tostado e n qu e la sangre india
predominaba como en un bello cá ntaro a raucano, s us dientes blanquísimos se mos traban en una
so nrisa plena y ge nerosa que iluminaba la habitació n" (Co nfieso 28). Inés Echeve r ría, muje r de eli te y
escritora co nte mp o ránea a Mistral, la describe del sigui e nte modo: "Vestía co n a us te ridad más que
monji! un traje de burda tela. Llevaba el pelo recogid o sin cuidado de enmarcar el rostro. Toda la
perso na se mostraba a l des nudo implacable de la naturaleza ... " (e n Mistral Recopilación 524}.
3 El corpus se amplió de forma importante con los materiales ico nográficos que fo rma n parte del
legado d e Mistral re ciente me nte do nad o a Chile. El legado s umó a las fotografías ya ex istentes, cin co
nuevos albumes con cien tos de fotografías e n s u mayoría nunca antes vistas. Un li bro que recopila
un a selección de estas fotografías ha sido publicado e n Santiago de Chile bajo el títul o de Gabriela
Mistral: álbum personal. Sa ntiago: Pehuén Edi tores, 2008. El títul o del libro es sintómatico del deseo
de acceder a do cumentos personales que abran una dimensi ó n íntima de la auto ra, deseo que a mi
e ntend er ha marcado la relación del público y la prensa co n el nuevo legado.
175
Mistral como poeta, como la maestra de América dotada de las más altas virtudes
visi bilidad a los problemas del indio, la mujer y los niños en el continente. Solo en
política, es pecialmente a través de sus textos en prosa. Mistral por su parte fomentó
que desplegaba, y que ahora podemos reconocer como 'treta del débil'. Mistral a
menudo se caracterizaba a sí misma como una mujer humilde, lejana a los círculos
Délano recuerda que ella se refería al premio Nobel como 'lo de Estocolmo'). Las
narrativas que trataron la biografía de Mistral tanto durante su vida como en las
décadas posteriores a su muerte reforzaban los mitos que buscaban elevarla como
la poeta dolorida, la maestra de América y la figura espi ritu al siempre vi rgen . Estas
narrativas han sido descritas por Elizabeth Horan como "a nationalist adaptation of
about sexual and ethnic a nd racial identity" [Santa 27). De acuerdo a Horan, estas
transforma r la reali dad de Mistral como muj e r inde pe ndiente, so ltera y sin hijos
mediante una d efinición caracte rizada por su ded icación a la infancia y su canto a la
176
maternidad. Este pánico, que persiste aun después d e haber sido expuesto por un
sector importante de la crítica actual, adquiere particular visi bilidad, por ejemplo,
expone convincentemente de qué modo las narraciones que presen tan a Mist ral
como 'sa nta' y 'divina' respond e n a un sujeto, "whose reallife co nsta n tly threatened
feminine decorum and contradicted the mass of ste reotypes a bout la chilena"
subaltern idad y los estudios culturales, aun quedan vacíos. Un paso más debe ser el
incorporando objetos y prácti cas v is uales en relación dia lógica con textos, discursos
la imagen visual de Gabriela Mistra l y todos, iluminadores e iconoclastas, dan cue nta
Mistral en el Valle del Elqui se pued e n encontrar fotografías y manuscritos iné ditos
que junto a los a rtículos de prensa, textos y fotografías publ icadas permite n esbozar
4 Desde la mue rte de Doris Da na y a la luz del nu evo lega do, el tema de la identidad sexual de Mistra l
ha r esurgido como debate principalmente pro movi d o por la pre nsa. Efectiva m e nte ta nto e l
episto la ri o co n Doris Dana co m o la grabacio nes en a udio confirm a n que Mistral y Da na fu ero n un a
pareja. Si bien hay quienes co mo Elian a Ortega, Diamela Eltit y Raq uel Olea q ue han afirmado la
productividad y necesidad de discutir abiertamente la identid ad sexual de Mistral y la prese ncia de
esta en s u obra, hay muchos que aún asocian la afi rmació n de la hete rosexualidad de Mistral con la
defensa de s u 'honor', su luga r en la hi sto ria literaria y en el im ag inario naci o nal. Resu lta
emblemática de los límites a los que ll egan quienes se niega n a cuestiona r la identidad heterosexual
de Mis tral la d eclaración que el críti co lite ra rio Camilo Ma rks hace a l diario Las Últimas Noticias: "Ella
era pro fundamente heterosexual" (26 de octubre 2007).
s Ver Licia Fiol-M atta, "lm age is everyth in g" en A Queer Mother for the Nation: the Sta te and Gabriela
Mistral (2002), Elizabeth Rosa Horan, "Santa Maestra Muerta: Body and Nation in Po rtra its of
Gabrie la Mis tral" (1997) y María de la Luz HUJ1:ado, "La pe r formance d e los Juegos Flo rales de 1914 y
la inadecuad a prese ncia de Gabri ela Mis tral en ellos" (2008).
177
evidencia que la imagen pública de Mistral y el manejo que ella hace de ésta desde
sus comienzos juega un rol fundamental en el lugar e influencia que Mistral tuvo en
la historia cultural chilena y latinoamerica na de la primera mitad del siglo XX. Este
ca pítulo busca responder en parte hasta qué punto la escr ito ra, en el período que va
manifiesta en el plano visual una voluntad de const rui rse como sujeto in telectual
paname ri cano y cuáles son las estrategias que pone en práctica en térm inos de su
representación visual. Al mismo tiempo, resulta ce ntral tanto para este análisis
como para entrar en el debate crítico actual preguntarse en qué medida su imagen
escritores de la época para establecer los vínculos e ntre la imagen que estos textos
rep rese ntación de género, e n medio de un contexto histórico en el que ser mujer es
difícilmente compatible con las amb iciones intelectu ales de Mistral, o con su
hebras de un comp lejo tejido que constituyen la imagen pública y que tiene
Esta figu ra p rovoca reacciones como el que grafica el testimonio de lsolina Ba r raza
citado al comienzo de este capítulo, que además revela cómo la imagen de Mistral
trans ita por diversos estratos sociales y tiene efectos en un sector popula r a veces
leja no al p úbl ico lector. Otros testimonios, como por ejemplo de las mu lt itudinarias
calib rar la vis ibil idad pública de la escrit ora, excepciona l para una mujer en las
debate que gener aba la presencia fís ica de Mistral d esde el comienzo de su carrera
lit eraria. Aun cuando no fue un objeto de estudio en sí m ismo, mucho se habló y
libro Genio y Figura de Gabriela Mistral (1966) relatando su primer encuentro con la
efecto que Mistral generaba y explica la atracción que eje rcía sobre las personas,
"que iban hacia ell a como quie n e ntra a una igles ia" (14). Para Alegría, estas
reacciones eran el resultado de que la presencia de Mistral permitía adivinar que 'l e
Algunos seres nos indica n por su p resencia que la conocen. [ ... ] Algunos
místicos , esp ecia lme n te los poéticos deciden entonces escribir en su
presencia física los signos del más allá que ellos conocen. De ah í nace
u na actitud especial; pod emos llamarla pose sin in tentar menoscab o y esta
actitud de be ser eternamen te cultivada. La influencia de esta pose es
grandiosa. Mueve a las m ultitu des y tra nsforma a Jos individuos. En casos
com o el d e Gab riela Mistral, esa actitud llegó a ser una fuerza soci al de
ímp etu admirabl e. (énfas is mío 14)
ded ica más líneas al asunto en el lib ro), jun to con la lectura de esa 'pose', la aludida
'fue rza socia l' y el pod er pa ra mover multitudes, es lo que a m i juicio invita al
estud io d e la imagen pública d e Mist ra l. Este como ot ros testimonios ind ican hasta
qué p unto Mistral logró a nivel visua l y pe rfo rm ativo ser percibi da com o un sujeto
q ue entend ía y ve ía más alla que el resto de la gente y que desd e esa persp ectiva
privil egiada e ra capaz d e reve lar una verdad oculta a los ojos de Jos demás. Esta
para ente nde r su éx ito e n el acceso a cie rtos circuitos intelectuales y creativos. 6
Hay otras razones que exigen una lectura de la image n - en real idad de las
imágenes- de Mis tral, pa rticu larmente a la luz del domin io de lo visual que
que se desarro lla la carrera literaria y p r ofes ional de Mist ral, la imagen de u na
u n hecho ineludible y altame nte deseado por el creciente público consum idor de
medios d e pre nsa y de tecno logías visuales que se masificaban de forma progres iva.
6 Zygm ut Bauman sostie ne que la se pa ración que resulta de la definición de los auto-defin idos
intelectuales co n los demás es la razó n de ser de l ejercicio de defi ni rse y no s u efecto (Bau m an 8). Si
bien Mis tra l declara en varias ocasio nes que e lla no es una inte lectual y que no aspira a serlo (a l
menos e l tipo de intele ctua l que ella busca criti ca r púb lica m e nte: masculino, de clase a lta, lejano al
pueblo y Jos s uj etos marginados), su im age n, co m o se ve rá, facilita el que ella ocupe un lugar y un a
fu nció n en la sociedad qu e corres pond e a l luga r del intelectual.
180
perdura hasta hoy. Los chilenos, por ejemp lo, como consecuencia de su presencia en
tiempo que reconocen haber leído muy poco o nada de su obra. Finalmente, la
confrontar a nivel visual, explica ciertos aspectos del proceso que transforma a
Lucila Godoy Alcayaga, la maestra del Valle del Elqui, en el ícono panamericano que
es Gabriela Mistral.
Mitchell propone dejar atrás la aspiración del lenguaje por representar lo visua l y en
su libro, Picture Theory, comienza cuest ionando la jerarquía que busca someter la
representación visual, ans iedad que Mitchell ve como un signo y una reacción ante
el 'pictorial turn', y que define como "a postlinguistic, postsemiot ic, rediscovery of
the picture as a complex interplay between visuali ty, appa ratus, institutions,
discourse, bodies and figurality" (16) . Esta perspectiva, que abre el espectro de
anális is en la misma dirección que los estud ios culturales y d e géne ro, resulta
productiva para acercarse a una figura icónica como Mistral, que se relacionó visual,
identidades d e género, raciales y socia les complejas. Una forma de abordar está
limitación del discurso para traducir o representar Jo visual es trabajar con los
181
el encuentro del ícono con ellogos: "This move, in my view, takes iconology well
beyond the comparative study ofthe verbal and visua l art an d into the basic
intelectual y literari a.
generar efectos . El estudio de este vínculo ha sido tratado ampl iamente por W.J.T.
Mitchell, John Berge r, Gisell e Freund, entr e otros. En su libro Picture Theory,
imagen como de la imagen del poder (323) . La profusión de discursos que intentan
fijar, definir y regularizar la imagen d e Mistral así como la persistencia con que
imagen de Mistral? Pregunta que de distinto modo tanto Elizabeth Horan como Licia
Horan a partir de un análisis de la imagen póstuma de Mistral y sus man ejos, sugiere
182
status asan empty signifier, available for a variety of national projects and leaders,
for she literally and metaphorica lly circulates within and beyond the boundaries of
Fa label la sugiere que "durante los años del regimen militar la figura de Mi stral fue
utilizada por Jos aparatos institucionales con el fin de promover un nuevo ethos
fami liar-nacional " (Falabella 121) en un contexto político donde la imagen de 'la
imaginario social.
soc iales y culturales en la que se inserta y con las que dialoga. En ese sentido
Mitche ll afi rma: "Ifwe wa nt to understand the power ofpictures, we need to look at
relations with spectators an d with the world" (324). Muchas imágenes de Mistral se
pueden leer a partir de las contradicciones que ponen de manifiesto, como por
los retratos pero a la vez una imagen severa y ca rente de las marcas que sign ifican lo
análisis de una figura pública, de influencia continental como lo fue Gab riela Mistral.
ejemplos de este periodo, uno de Jos más directamente rel acionados con lo visual es
la publ icación en 1989, para conmemorar los cien años del nacimiento de Mistral, de
de la Cultura, presidida por la hija de Augusto Pinochet, Lucía Pinochet Hiri art, en
poemas canónicos tales como "Todas íbamos a ser reinas". Este libro oficia l,
publicado por el Estado excluye cualq uier texto que desarticule la monótona y
En ese sentido creo que el anális is debe incorporar ciertos principios teóricos
disciplinas y líneas teóricas que llevan a una amplitud tal que parece que cua lqu ier
cosa es performance, concuerdo con la revisión crítica del término que hace Vicky
18-t
Unruh en sus aspectos teatrales, culturales y discursivos y con la idea que "even if
d e su performance, como un eje rci cio que ilumin a las fu e rzas, tensiones y las redes
perf ormance y pe rform ativid ad esto s conce ptos no significan lo mismo (Miller).
d es a rrollado primero por J.L. Austin y luego revisado por De rrida y Butl e r quienes
difundi eron su uso e n las human idad es. El valor d el concep to para fines de este
a náli sis radi ca e n el acto de cita r, "the reite ra tion of norms w hich preced e,
fabrica tion of the performer's 'will' or 'choi ce"'(Butl e r "Cri tically" 8 ) y ta mbié n e n su
Indeed, it is the insta biliti es, the possibili ties for re ma ter iali zation,
ope ned up by thi s process th a t ma rk one domain in w hich th e force of
the regula tory law ca n be turn ed against itse lf t o spawn
rea rticul ations th a t cal] into question t he hegemonic force of t ha t ve ry
reg ul atory law" (Butl er Bodies 2).
7 La d efin ición d e performan ce que pro po ne Diamond es muy amp lia y, po r lo ta nt o, a pli cable a cas i
cualqui er act o fre nt e a un es pecta do r. "In o ur sim pl est refe rences, a nd in th e blink ofa n eye,
pe r for ma nce is al ways a do ing, anda th ing do ne. On the o ne ha nd pe rfo rma nce descri bes certain
em bod ied acts, in s pecific s ites, w itnessed by o the rs (a nd jor the wa tch ing se lf). On t he othe r hand, it
is t he th ing d one" (1 ).
185
hecho (Diamond), es decir, refiere a una amplia variedad de actos que parecen estar
determinados por una voluntad. En ese sentido se hace más clara la distin ción que
neither free play nor theatrical self-rep resentation; nor can it be simply equat ed
with performance. Moreover, constraint is not necessarily that which sets a limit to
performativity; constraint is, rather, that which impels and sustains performativity"
(Bodies 95).
culturales, las tradiciones y las respuestas políticas que componen nuestro sentido
lucha con la historia y la cultura se transforma en una narrativa visual que habla de
Al lan Seku la en su a rtículo "The body and the archive" estudia distin tos
archivos fotográficos del siglo XIX y plantea que la fotografía desde un comienzo
promete y amenaza. Para Sekula la prom esa es el mejor domin io de la natura leza y
( 4), e nto nces, por una lad o es tá la promesa de mayo r conocim ie nto y d ifus ión d e la
nat uraleza y por otro la am e naza que la foto grafía presenta pa ra la alta cultura. El
aná lisis d e Sekula se enfoca en la doble ca ra del retrato fo tográfi co e n tanto una
forma de mas ifica r y por tanto s ubvertir los privileg ios d el retrato p ictóri co pero al
cumplir:
This role d e rived not from a ny honorific portra it trad ition but from
the impe rat ives of medica! a nd a na tomical ill ustration. Thus
phot ogra phy carne to est ablish a nd d eli mit the te r rain of the othe r, to
define both th e gen e ralized look -the typology- a nd the co nt in gent
instan ce of d evian ce a nd s ocial patho logy" (7).
foto gra fía se fu nde con la fun ción clás ica del retra t o lo qu e resu lta e n que el r etrato
d el criminal e me rge d e cie rto mo do e n el re tra to de estu d io de las clases e merge ntes
Notwithsta nding the sta nda rd libe ral acco u nts o f t he history of
photogra p hy, the new med ium d id not s im ply in herit a nd
"de mocra tize " th e hono ri fic fun ctions of bou rgeois po r traiture. No r
d id police phot ogra phy s imply functi on repress ively, although it is
foo lish to argue t hat th e im med iate functio n of po lice p hot ographs
w as som ehow mo re id eol ogical or pos itively instr um ental tha n
nega tively instrume ntal. But in a m ore ge nera l, d ispersed fash io n, in
serving to introdu ce the pa noptic p rincipie in to d aily life,
photography welded the honorific and repressive functions
together. Every portrait implicitly took its place within a socia l
and moral hierarchy. The priva t e m om e nt of se n time ntal
individua tion, th e look a t th e froze n gaze-of-the-loved-one, was
shad ow ed by two oth e r m ore p ubli c looks : a look up at one's betters,
a nda lo ok dow n, at one's "inferiors." (mi é nfas is 10)
Mis tral? ¿De qu é ma ne ra une lo ho nor ífico y lo re pres ivo? A la luz de las ideas de
Sekula se hace necesario ver las fotog rafías d e Mistral no solo cómo un inst rumento
187
un medio que amenza. Los primeros retratos de Mistral son parte de su estrategia
indígena que capta la cámara del etnógrafo, es un nuevo sujeto social, una mujer
medios de pre nsa de la prim e ra mitad del siglo XX en Chile, Argentina, Costa Rica y
México se observa una fuerte presencia d e fotogra fías de muj e res tanto e n el
contenido como en la publi cidad (Figura 1). Una gra n mayoría correspondían a
fotografías de la vida social o páginas d e moda femenin a. Sin duda estas imagenes
construyen un modelo de fem inidad muy estrecho, acorde a los esquemas d e género
d e la épo ca y que se limita a mujeres jóvenes bl a ncas d e clase alta que au n s i se les
muestra 'escribiendo' -como e n la publ icidad más abajo- es por medio d e una
(Figura 2).
188
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Fig. 1, Publicidad e n Revista Chile Magazine, ju lio 1 92 1 (m e moriachile na.cl) .
iERTORIO AMEIÚCANO l
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En otros casos, y cada vez más a medida que se acerca la mitad del siglo XX se
e ncuentran fotografías de muj eres a rtistas, escritoras o profes io nales que aparecen
junto a sus textos y jo biografía, e ntrevista o res eña crítica. ¿De qué modo se
re presenta visualmente a estas 'nu evas' mujeres e n los medi os que figuran a la
muj e r por razón de su clase, belleza y como imperativo de un model o gené rico
su obra. Se halagan sus facetas menos amenazantes (maternal, rom á ntico, religioso)
y se sil e ncia lo perturbador (erótico, político, queer), por lo tanto, uno d e los modos
cl ase, belleza y feminidad e n una relación de armonía con los proyectos c readores.
Son las mismas mujeres blancas, bel las, de clase alta, que suman un e le men to
'nuevo'. Inés Echeve rría, "Iris ", conte m poránea a Mistral tiene alta figuración en la
prensa de la época a pesa r d e ser una figura controve rsia! por sus obras y dichos
públicos. En 1915 la chil ena Amanda La barca le hace una entrevista en su casa
donde d esarro llan te mas de lite ra tura, educación y viajes y dond e Echeverría se
muestra como una irrevere nte frente a varias conv e nciones de s u clase social, sin
e mba rgo, las fotografías qu e acompañan la e ntrevista por med io d e una cu idada
pintado d e su hij a Re beca -una bell eza sa n tiaguina d e la época- y una fotografía de
F AM!L I A ,~:·,.~.
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l'AMILlA , .~, .. ·,
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Fig. 4, al pie de la imagen se lee: "Sala Luis XVI de la casa de la señora Inés
Echever ría de Larraín"(memoriachilena.cl).
191
saber y en cambio acompañan sus palabras con lo que el público lector de una
revista como Familia quiere ver: lujo, belleza, pautas de moda y elegancia. El
discurso de Iris que con todas sus contradicciones subvierte limitaciones de género
y crítica rasgos de la sociedad chil ena qu eda encapsulado por el discurso de las fotos
su afi liación de clase o su belleza físi ca (Delmira Agustini, Juana Barrero). En 19241a
Americano junto a un breve texto que comenta su último libro. Del libro se alaba su
fotografía por su parte, teatral, evoca una estética de retrato de estrella de cine y
s in duda una cualidad que la prensa de principios de siglo atribuye a muchas de las
mujeres artistas y profesionales que perfilan en sus páginas. ¿Qué pasa ento nces
~~~&'DA
s~~aa . .,.._
En'lili a B e rn.al
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d:rl CVá.t.ldo d-erccl:i9
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lor. Aún <¡cedn, y >e ve tm:tar ' tra
•é• del libro a c•il• pág1t:a, algo de
romantichmo orgutlo•o d~ •ttlc ~n ,¡
libro ce esta mujer. H11y ces :om•o-
tic.. mm: un o Qtle eduo. por delant<r el
ya, sin pe.cnr qne Jo sea: roc:~antie.•
mo de la confl!sióo, dtl grito. El otro
'<"1 cre•ndo un mnado poé:;cll to&<> ~
de fantume• qne lleno orendida la
sombra.del ¡o. A é,;te c~rreopcnde la
pottla de Emilia BerJ>al. Sn an~od·
o
E¡; iC.Mw IM /Jt!t11resl (S• o Jo•é de
Costa ll.ica, •El Conviv•o•, 1922),
lisis. c:omo se ;e ¡¡or ta c:omro!ic:6~
tran•crita, DO llegw ft ur du¡;arrJ~~or.
•Cre<O e•lar herid!. y t·a t<t!U.!·:~do
la ~liu cubana E milia Berna! mues· los sfatomas que CD.O'riertan la praun.
tra un sna« temperamento p~taco. ción en certidnmbn. iOh, ,¡ ia~u ..-H.
eon lln fondo de amargara que se en· dad, y ua herida le ca.uura la mneti<O
dulza pora wlverse condón. en el soña.do deliquio de amores!
lto eate •entido es sobremanera Otras ~eces, cnal!do el '<'eno se con·
l'fl't:lador El "'atlri¡;4/ <k '" huidit vierte en mero. t>Vocadóo l(n~•. sft:
• l:Hrida, •!; pero tamb1éa madrigal. ver~. como ea L4 ldttnla d~ la ,.;..,4,
• UD& d<r la• mejore• poes!u del logra ir tallando, ~n meundu Caeetu,
libro: una clara imagen.
!>tbo d~ Kttr br.rid.a
dé la -vid\ Sus ntmos. en ocasionet variadbJ
en :rl fondo. t eg-6a ciertao leyes que put:deo tlll •
J.-o: t:"fC:O, po¡q u:r cuau.Jo rtce.r capr ichosas, rieueu J• $U6eie-ntt
Jot au:wpl.ra~, \"'l &QrlQ
~lob®ílo, OuiOez y dul-.ura, •cantan> lo bastan·
--
crplA'U por cm ~rge.ula , te para q ue esta cualidod ealga la
l• boea -.e m~ JI.-na pena de ser citada entr~ l¡ s cardiualu
d~ JtUftO • h bS!l'*· t Pcna de • n poe•fa. (ll.ecbtcemo•, ~<P camh1o,
""""
- ""rill•
Gido.,
rimat t1o !al!lls y 'Pr-e&u.ntuosu como
la de <r1t )' O.~pi.-., la de l?ailil& ~b
~ffU: OOG \a d 1 p eda-JJ•).
o~c 10 ""t>t•m•o.
fft\dtt.a a taJ- ~t.l JM!Cho ,._..._ lhJ•o~, E. Dtl!z•CANlfDO.
esquema heterosexual patriarcal (a menos que sea una caricatura). Griselda Pollock
asegura que al identifica r la historia domin ante en los regíme nes de represe ntación
ex is tentes se puede des cubrir cómo una cultura falogocéntri ca no represe nta a la
difere ncia resulta productiva en este contexto histórico en que la mujer comienza a
salir de un estrecho molde que la confinaba al espacio privado y pasivo del hogar,
exhi bida en tanto obj eto de intercambio homosocial, y emerge como una
pro fes ional, una intelectua l o activista que impo ne el dilema de su diferencia a los
por medio de estrategias de invisibilidad, violencia y man ipu lación. Un modo que
nivel visual. Las foto grafías y la manipu lación editorial minim izan la diferencia que
independ ientes generan. Se pueden citar dos ejemplos de bien entrado el siglo XX: el
reportaje que Caras y Caretas hace a la poeta Alfonsina Storni y que incluye una
fotografía (Figura 6) que la muestra incl inada sobre una ol la y que pe rtenece a una
fascinante serie de fotografías domésticas (ver Gli emmo); y una fotografía de Mistra l
8"The premise that images are not only reflections of a world but constructions of meaning not only
implies the critiq ue od stereotypes that s how limited aspects of women's lives and ex periences, it
al so means that we take to be common definitions of femini nity are themselves airead y part of this
fabrication. 'Fe minine' here is not the conventi onal idea ofwhat women are or should be, but invokes
th e potential of a 'd ifferent differe nce' that as yet lies unackn owledged in current regimes of visua l
representation" (Pollock 175).
194
Fig. 6, Revista Caras y Caretas: "La exquisita poetisa no desdeña los quehaceres
domésticos, siendo una excelente cocinera"; texto citado en Gliemmo, Graciela.
"Alfonsina Storni: el cerebro y la pasión" en Mujeres argentinas (B uenos Aires, Punto
de Lectura, 2006 ).
195
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"La Mis tral se v iste a la m oda", a dem á s de mos t r ar una foto cas i s u rreal de
Mis tra l t ras una pi e rn a de man iquí q ue lu ce medias fem en in as, hace evide nte el
igua l que e lla sa le a compra r r opa. No se t rata sola m e nte de acer car la imagen de la
e nto n ces 'cele brida d ' a la gen te co mún, sin o de acen tu a r el perfo r mance fe m e n ino
196
de Mistral; Mistral es una mujer, porque actúa como una. La presencia de la imagen
de Mistral en los medios no satisface las lógicas que motivaban la exhibición del
la imagen de un sujeto femenino nuevo. Mistral al mismo tiempo que otras mujeres
intelectual que cuya imagen circula producto de su obra y acciones y que, sin negar
su femin idad, rechaza los modelos que buscan normalizar el cue r po de la mujer y
feminidad de el ite que dominan los m edios de pre nsa la hacen vulnerable a la
catalogación, a ser ubicada dentro del ordenamiento social (ver eje m plos d e los
de esc ritores, políticos e inte lectuales, la expos ición pública del sujeto fe men ino
presenta mayores 'peligros' que la del hombre (hombre público versus mujer
obrera o media llam a a una rev isión crítica de la representación de estos nuevos
cuerpos a nivel visual para preguntarse desde dónde tanto ellas como los med ios
197
públicos.9
Gabriela Mistral. educadora invitada por el gobie rno de México, poeta autora de
En A Queer Mother for the Nation: the Sta te and Gabriela Mistrat Fiol-Matta
analiza brevemente esta eta pa de fo rmac ión y trabaja a partir de la hipótesis de que
Mistral fue extraordinariamente exitosa con su imagen de 'la Madre' aun cuando era
Mistral fue puesto a traba jar para el Estado que manipula su iconografía en torno a
9Esta pregunta excede Jos límites de este t rabajo aun que por medio del análisis de la imagen de
Mistra l intentaré a borda rl a en a lgun a medida. Exist en múlti ples y s ugeren tes estudios acerca de la
subrep rese ntaci ó n, trivialización, objetivización y estereoti pación ne gativa de la mujer e n los medios
de prensa desde el comienzo de esta: Byerly y Ross (20 0 6), Tickn er (1988), Tuchman (1978).
198
(Fiol -Matta 125). Tambi én sostie ne que Mistral no parecía segura d e cómo
promoverse públicame nte e n esta primera eta pa: "The you ng Mistral was uncertain
a bout how to promote herse lf publicly, both in print and visua lly" (Fioi-M atta 130).
Si bien concuerdo en varios d e los puntos que Fiol-M atta plantea con respecto a la
imagen de Mistral, creo que es pos ible sostener, a la luz d e un co rp us más amplio,
que Mistral trabajó su imagen pública desde sus comienzos d e forma estr a tégica con
e l objetivo de alcanzar r econocimi en to inte lectua l y accede r a cie rtos circu itos de
h acia una imagen explícitamente más 'butch'. Con es to intenta probar que mientras
más masculinizó su imagen en el campo visua l, se hizo cada vez más parte de las
prese nta n una imagen cultura lmente más femenina, pero para compren d er la
identidades de gé nero, cl ase y raza deben considerarse a l menos dos elementos más.
Primero, a l incorporar los textos tanto de Mistral como de otras figuras públicas d e
la época, la imagen en su sentido más am plio, se vu elve más plural pero también
más clara e n su trayectoria. Segu ndo, al considera r otras prácticas por las que se
públi cas por medio de estrategias retó ricas, visuales y performáticas qu e exhiben al
mismo tiempo que desbordan y trasciend en las identidades de géne ro y clase (el
manejo de la identidad racial como lo exp lica Fioi-Matta se hace más evide nte a
comienza a ingresar.
íntimo" (1906) firmadas por Lucila Godoy y Alguien), Mistral va sentando las bases
una muj er entregada al arte y al conocimiento. Este ideal de artista, qu e ren unci a a
los bi enes mate ri ales y, particularmente en el caso de la mujer, a la va nid ad, será
reforzado en adelante por Mistral, quien tanto en cartas personales como en prosa
quienes deciden acerca de la educac ión femenina, "Hágasele amar la ciencia más que
las joyas y las sedas" (Recopilación 99). El efecto de esta idea resuena en los
comentarios del crítico literario, Carlos Soto Ayala, qu ien en Literatura Coquimbana,
una de las pocas mujeres que prefiere ser reconocida por su talento que por su
belleza o linaje. Se refiere a ella como "La inteligente prosis ta" (en Mistral,
Recopilación 153) y haciendo eco de su pose romántica señala, "La señorita Godoy es
un Lama rtin e femenino; es un Bécquer con alma de mujer (en Mi stral Recopilación
escritora en la que se destaca públicamente su talento litera rio, inte lectual idad y
extraordinario, un sujeto que se distingue del resto, por medio de comentarios tales
como: "es tan hermoso a la par que interesante estudiar el alma d e los elegid os" (en
Mistral Recopilación 154). Este será uno de los tópicos que se reiteran
después de muerta.
Por otra parte, las primeras prosas poéticas, cuentos y crónicas que Mistral
promueven una imagen de la poeta como una joven sombría y amargada. Una de sus
primeras publi caciones, en 1905, es un breve p rosa titulada "Espejo roto" y que
201
narradora, en prim era pers ona, cuenta el quiebre fa tal del espejo de su tocad or. La
mi figura" que es d escrita como "enfermiza cuya palidez excesiva me hacía a veces
excele ncia , es además una mujer sin vanidad. En est a historia, el d estino, viendo lo
poco que la mujer usaba su espejo, decide romperlo, a ugurándole así futuras
fatalidad es . Este cuento, al igua l que la gra n mayoría d e los textos de esta é po ca
expresan la id ea de una felicidad perd ida, im áge nes de muerte, noche, invierno y
soledad al mismo tiempo que crea n una hablante poéti ca o narradora condenada a
la soledad que ha perdido el amor y la a mista d. Estos temas, más las descripciones
construye n una imagen de la poeta como una joven sombría y amargada, poco
mela ncolía sino m ás bie n por la oscurid ad d e su expres ió n, como señala Ab e! Madac
en las críti cas que le dirige por medio de cartas al ed itor d e La Voz del Elqu i, poco
'femenina' por carecer de la alegría liviana y las ilus iones romá nticas qu e se espera
d e las mujeres jóvenes. Estos textos además hace n a s us prim e ros lectores fantasear
res pecto d e la a utora y su situación personal, por ejem plo, en el caso del mismo Soto
Ayala quien supone que "esas páginas está n escritas en el sa ntu a rio de la soledad,
egoísmo e nfe rmo de d olor" (e n Mistral Recopilación 155). Ahí es taría el origen de
Mistral co mo la escritora d olori da, mito qu e más tarde ella querrá matizar al
m e quiera retratar con un libro en la mano o escri biendo. Yo he visto algo de la vida,
pero sé poco. Eso de la erud ición me asusta" (García Huidobro 88). Mistral qu iere
públicamente que ella no quiere 'posa r' como intelectual o como poeta do lorida,
\.
Fig. 8 Retrato dedi cado a Alfredo Videla Pineda, 1906 (Archivo de l Escritor,
Biblioteca Nacional de Chil e).
Una de las pocas fotografías que existen de esta etapa, antes de su tras lado a
la zona cen tral de Chile, es un retrato de 1906, dedicado al pintor y pianista Alfredo
Videla Pineda (fig. 8). Este, al mismo tiempo que da cue nta de una imagen de Mi stral
203
tempra na de Mistral de rega lar retratos autografiados. El retrato dice: "A mi am igo
Alfredo, Lucila." Au nque con este hombre Mi stra l mantuvo una correspond encia
regala r retratos persistirá con fuerza. 10 Me de tengo en este gesto, ya que Videla
Pineda era a la vez, un actor de la vida cul tural de la provincia, al que Mistral llega a
le interesara, desde un escri tor emerge nte hasta Rubén Daría, a quien escribe en
1912. Esta estrategia, que la lleva a establ ecer lazos profesionales y de amistad es
reve ladora no solo de su curios id ad intelectu al y de una búsq ueda de diálogo, sino
tambi én de su deseo de ser reco nocida por estos suj etos, muchos de los cuales
co ncreto de inclui r un retrato junto con sus ca rtas sin duda promu eve una image n
más completa y memorable pa ra el receptor junto con darle un tono más personal y
ce rca no a la comunicaci ón, dado que en la mayoría de los casos son re lac ion es a
dista ncia. Al exa minar la co rres pond encia de Mistral es posible comprobar que
durante toda su carrera, ella in terca mbia retratos con amigos, figuras públi cas y
tambi én pe rso nas no tan cercanas.12 No pu ede obvi arse lo paradójico de esta
10 En el archivo de Mistral, recie nteme nte donado a l gobierno de Chile, existen varios sob res que
contiene n dece nas d e retra tos a utografiados, que al parecer Mistral tenía en s u casa para regalar a la
mucha gen te q ue la visitaba. Hay tam bién e n este a rchivo inn umerables cartas, tanto de personas
desconocidas co mo d e escritores, e n que le piden a Mistral que envíe un retrato ded icado.
11 Susa nna Munich a naliza la relació n ep istolar entre Mistra l y Videla Pi neda en Gabriela Mistral:
su estadía en Los Andes (1912-1917) escri be una ta rjeta al u ru guayo Nin Frías donde le acusa el
recibo de s u ret rato y do nde le pide qu e a pesa r de que él se tras ladará a Venezuela ma ntengan el
contacto epist ola r y la colaboración.
204
práctica frente a uno de los aspectos más fuertes del mito mistraliano que ala ba a
quien no gastaba tiempo en vanidades, que tal como una monja, era puro fondo y no
forma: "La maestra era pobre. Su reino no era humano/ Vestía sayas pardas, nunca
enjoyó su manoj¡y era todo su espíritu un eno rm e joyel! " declara uno de sus poemas
más po pulares, "La maestra rural" de 1915 (Recopilación 231). Por lo tanto, la
image n en tanto objeto de deseo, marca de estatus social y qu e no sigu iera la moda,
fumara cigarrillos de 'hombre' (si n boqui lla), tuviera solo dos pares de za patos,
se constituye e n una "marca registrada", que en tanto única y pers onal re presenta su
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.q./V/.. I"vu"1,;vvpv·
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Fig. 9 "A mi nobl e y qu e rid a ---, tu maestra, Ga briela" (Archivo d el Escritor d e
la Biblioteca Nacional d el Chil e)
Matta incluye e n s u libro está d edica da a una estu d ia nte y firmad a por 'Ga bri ela'.
Res ulta inte resan te pa ra Fiol- Matta el h echo q ue a l ser d ed ica da a una estudi a nte
estudi a nte del profesor en esos tiempo s. Le pa rece inte resa nte ta mbié n qu e la
fotografía esté firm ad a co n s u seudónimo au nqu e no come nta más all á respecto a
est e detall e. Este hecho es para m í im porta nte po r dos razones, por un lado, da
del d eseo ya sea de Mistral, de la al umn a o d e a mbas de e ntregar / poseer esa imagen
mira di recta me nte a la cá mara co n un exp resión se ria y a la vez cas i tímid a, que
206
posterior a los Juegos Florales y marcado por su éxito con "Los sonetos de la
muerte".
Mistral le dice en una carta que ya le ha enviado su retrato y le pide que le mande e l
s uyo a cambio (This America 31). Má s tarde le contará que en su habitación cas i
vacía en Madrid tiene el retrato de e lla junto al de Miguel de Unamuno: "You and
Don Miguel de Unamuno offer counsel an d support" (This America 33). En 1926 e n
una de sus primeras cartas a Alfonso Reyes le agradece un retrato que este le ha
dis tinguido am igo muy estimado : grac ias por el retrato (s ien to que se pierda e n un
periódico una fotografía tan bu e na y que yo me había dejado para mí. Esperamos la
permite hace rles sentir que son parte de un círculo muy íntimo y qu e po r eso s us
Respecto del retrato a Vid ela Pin ed a e n pa rti cular, y haciendo una breve
fe menino las mujeres rara vez mira b a n directame nte a la cámara, así como ta mpoco
era común posar sonriendo, a l menos e n las fotos de es tudio. Creo, si n e mbargo, qu e
exigía a las maestras. Es p osible interpretar esta seriedad y senci ll ez en las poses
co mo un mecanismo que por otro lado evita una pose se ntim ental o gené ri camen te
marcada como la qu e se encuentra, por ejem plo, en la re ina de los Juegos Florales de
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t.'
(
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1:.- ...: . . . ~ ·- ;_.,¿~~- '• ;.
Fig 10. María Leteli er del Campo, Reina de los Juegos Florales de Sa nti ago,
1914. (Archivo Teatral, Pontificia Univers idad Cató lica de Chile)
premi ado, po r Jo tanto, en el eve nto cul tural y social más imp ortante del año, hace
ev idente que la moda y en genera l la imagen fem eni na tiene relación directa con un
sombre ro s, maqui ll aje, joyas, que revelan las fo tografías de Mi stral, es más evidente
t 3 Mistral ganó la fl o r natural co n s u poema "Los so netos de la muerte" y María Letelier del Campo fue
co ronada Reina lo que obligaba a Mistral a escribir u n poema e n alba nza de s u belleza. Como es
sabido Mistral no asis ti ó a la premiació n. Para un a ná lisis detallado d el perform ance en los juegos
Flo ra les de 1914, ver el a rtículo de Ma ría d e la Luz Hurtado mencionado anteriorme nte.
208
al comparársela con esta mujer y con las mujeres de la corte de amor de los Juegos
Florales, todas señoritas de clase alta que ostentan un exceso de adornos, pieles y
peinados. De todos modos, aun comparada con otras maestras, Mistral exhibe, sobre
todo desde los años 1920 en adelante una pose marcadamente menos femenina, que
Fig.11 Gabriela Mistral en México, junto a sus compañe ros maestros, 1922.
como cualquier profesora de provincia, o que s u modo o trato eran comunes. Inés
pesar de las grandes diferencias de cl ase qu e las separaban hace una larga
H Si bien la crítica y yo misma me he re ferido a la imagen 'masculin a' de Mistral, me parece necesario
advertir que s u no co nformación con una image n es tereotípica femeni na no es necesa riame nte
sinónimo de una imagen mascul ina y que puede leerse alternativamente como un acto que desafía las
conve nciones dentro de las cuales una sociedad pat riarcal define lo femen ino y lo inscribe en el
cuerpo de la muj e r. En esos té r min os he optado por referirme a su imagen como menos conforme a la
imagen cultural mente determinada co mo 'feme nin a'.
209
masculino: "] unto a la potencia de un guerrero abo rigen, el ge mido de una muje r
irred enta. Trasciend e bravu ra y nostalgia. Está más allá de los sexos. Palpita en su
se r el alma co lectiva y potente de la tribu (en Mistral Recopilación 523). Para Iris
Mistral estaría más allá de los sexos no solo por la austeridad y el hecho que Mistral
"se mostraba al des nudo im pl aca ble de la natura leza" (es decir no se maq uillaba, ni
peinaba sofisticad amente), sino por ser un sujeto cuya fuerza y s ingu laridad no
calza en los esq uemas d e clase y género de su t iempo. Este testimonio que aporta la
m irada de una mujer a nte Mistral contribuye al p resente anál isis en tanto no explica
posi bi lidades iden titarias 'más allá de los sexos'. Éste como muchos ot ros
como uno de sus efectos hacer evid e nte las estrechas definiciones de gé nero de su
explícitamente confrontacional, pero ind iscutib le, los límites de género y tamb ié n
Volviendo al tema d e los retratos, hay algun os que cumpl e n una función qu e
que marca un vínculo, qu e d a n fe de una relac ión a mistosa o sentimenta l como por
eje mp lo un re trat o de Mi stral dedicado a la fam ili a Palacios que d ice: "Testimonio de
vieja a mistad" (Al egría 22) .15 Pero, por otro lado, el retra to de Mistra l aparece ya
JS Eduardo Frei Montalva, preside nte de Chile (1 964-1 970) e n mu chas de s us ca rta s a Mis tral le d ice
que tiene s u retrato e n s u escritorio junto al de s u fami lia. Le señala este hecho co mo pr ueba de s u
recuerdo, su ce rcanía y ta mbi én de la prese ncia de Mis tra l e n Chile: "Sobre mi escritorio hay un
retrat o s uyo junto al d e mi fa mili a y siempre la recordamos co mo al go muy nu estro" (Frei 17 de abril
1950)
210
Desolación (1922).
vis ual es que al ignorarse limitan el análisis. Un ejem pl o son los co ncursos literarios
como los Juegos Florales de Santiago que tienen como componente central una
litera rio y teatral. El poeta la ureado deb e no solo lee r el poe ma ganador sino que
componer un poe ma e n honor a la reina que junto a los poe mas de otros poe tas se
16"La exhi bición, como forma cultura l, es el gé ne ro preferido del siglo diecinueve, la escoptofilia la
pasión que la a nima. Todo apela a la vista y todo se especu lariza: se ex hi ben nacionalidad es en las
exposiciones universales, se exhib en nacional ismos en las grandes paradas ... se exhibe n
enfermedades en los gra nde hosp itales, se exhibe el arte en Jos museos, se exhibe el sexo a r tístico en
los 'cuad ros v ivos' ('tab/eaux vivants'), se exh iben mercaderías en Jos gra nd es alm ace nes ... se
exh iben tanto lo cotidiano como Jo éxo t ico en fo t ografías, dioramas, prosas pano rá mi cas. Hay
exhibición y también hay exhibicionismo" (Molloy 130).
211
publica en El libro de los juegos Florales, donde las fotografías son parte central (fig.
12)
\o .... · l. .
'" 1 1 ~ • 1 •• ,,
deco nstruído por Hurtado, me interesa destaca r de qué mod o la fotografía es una
medios?
Las revistas culturales de las primeras décadas del siglo XX latinoam e ricano
cultural que dirige García Monge en Costa Rica, in co rpora en su portada s i no una
foto con texto una foto a págin a completa. En la mayoría de los casos se trata de un
Fam ilia, Zig lag y algunos núm eros d e Caras y Caretas queda esta blecido que la
y popularidad. Luisa Luisi escribe un artículo acerca de Juana lba rbourou que
17 Respecto a s u ause ncia Mistral recuerda muchos años despu és: "Dice n que yo no fui a leer mis
ve rsos porque no tenía una traje apro piado. Es to último es muy probable y debe hab er sido así. Pero
no recuerdo los deta lles de aq uella noch e. Tampoco está n las gentes de acuerdo en si fue Víctor
Dom in go Silva o Julio Munizaga quien leyó mis versos. Yo creo qu e fue Julio Munizaga"(Moneda 59).
Conciente de los mitos que su ausencia provocó y si n intención de aclarar las ci rcunsta ncias Mistral
d ice no haber tenido un t raje adecuado, lo que al observa r las ro pas de las otras participantes: la
reina y su corte de amor, es probable. Sin emba rgo, la fotogra fía que Mistral asu mimos fa cilita para la
publicación de l Libro de los juegos Florales la muestra con un vestido a rayas, co n boto nes y un
peinado que no e nco ntra mos en nin gun a otra fotografía de Mistra l joven. Por lo tanto, Mis tra l opt a
por no as istir a la ce remonia y aparece más tarde en un a fotografía que sería un intento de acercarse
vis ua lme nte a la est éti ca, los códígos d e género, puestos en práctica en el evento y co nsecue nte
publicación (ges to posible e n la foto y no e n la aparición en e l teatro). Mi lectura de la fotog ra fía
sugie re que ésta fu e hecha co n motivo de s u triunfo en los Ju egos Florales y pensada para ese
co ntexto y e n ese sentido estoy en d esacuerdo co n Fiol-Matta (13 1) quie n la considera una p rue ba de
una fe minidad co nve ncio nal de Mistral jove n y de su in certidumbre frente a có mo re prese ntarse.
213
Este texto de Luis i mezcla la visualidad dada por la prensa con el éxito literario.
cie rto resulta obvio que los escritores buscarían la figuración en la prensa. Tanto la
la escena públi ca, a hacerlo visible y por tanto deseable. Los retratos entonces
Uno de los efecto s que tienen las fotografías de Mistral en la prensa es que
estatus de celebridad que alcanza desde su llegada a México. Esto ay uda a expl icar
en pa rte el conocim iento que un gran número de personas en Méx ico po r ejemplo
tenía de Mistra l y que anal izaré más adelante. Al igual como sus textos, las imágenes
214
Nueva York, el periodi sta Alfredo Elías comenta con respecto al dibujo de Mistral
las (pocas) fotos que circu lan de ella, y que en cambio so rprende y encanta al qu e la
como en persona. Esto es a su vez parte del o rige n de los mitos, a un vá lidos, que
hablan de Mistral como un a mujer se ria, dura, triste, solitaria y qu e iró ni ca me nte
algunos de los encargados del nuevo legado (Min istra de Cultura, Director del
Archivo del Escritor) tratan de desterrar a partir de las nuevas fotografías que la
muestran r iend o, acariciando unos cachorros, con amigos y que serían una 'prueba'
de su calidez y espontaneidad,lB
18Ped ro Pablo Zegers, edito r de Albu m Personal en una nota del libro a firma con respecto a estas
'nuevas' imáge nes qu e : "Estas no son las fotog ra fías institucio nales con las que se le ha co nocido
históricamente; aquí hay una Ga briela otra, una mu jer r is ue ña, humana, ca riñosa e íntima, imagen
que viene a revertir o, por qué no, a co mpl etar la estampa de leja nía y se ried ad que siempre se le ha
atribu ido" (11).
215
variedad de medios, constituyen una insta ncia única para acercarse al proceso de
largo de este capítulo se ha hecho uso de los textos periodísticos a través de los
cuales otros pintaron el rostro así como la image n Mistral en su sentido más amplio.
sin llegar a ser gruesa, de cara redonda, simpática y morena" y de los gestos,
mom e ntos de las entrevistas en que se mostraba lo más perso nal de la entrevistada
comenzaba a d esarroll a rse, las expres io nes propias e ran omitidas o rechazadas"
(12). Al leer muchas de las entrevistas a Mistral queda claro que este fue un medio
problemas. Mistral muy conciente d el peso de sus pal a bras, tras varias polémicas e
19 Re portaje de Lorenzo d'Au ria y Azu cena García (ver Guerra 147).
216
impases provocados por sus opin iones, busca regular lo que de ella se pub licaba.
Refutó varias veces datos publicados en entrevistas así como también limitó lo qu e
una gran amistad y relac ión intelectual: "Le agra dezco mui de corazón, muí
REPE'R TORIO
ME RICANO ::::-:
20 Lorenzo d'Auria y Azucena García registra n un a conversació n co n Mistra l, lu ego de una cha rl a que
di o en Nueva York. El periodista cuenta que al hacer Mistral unos comen ta rios delicados acerca d e
Amé ri ca s ucede que: "Yo tom o nota. Ella compre nde que si se publicara e l detalle, algu nos pa íses d e
Amé r ica pueden resentirse, y me dice, -Guarde esos papeles, no eche a perder el encanto de una
co nversació n con un reportaje periodístico ... Ya he a ndado mucho por las gacetillas, a hora déjem e
hablar s in que mis palabras se repitan", el periodista le pide a ca mbi o unos vers os inéditos para su
periódico, Mistral responde: "Estos periodis tas son terribles -me dice-: vea a qu é precio compra mi
libertad" (Gue r ra 149).
217
en la cual Mistral tuvo una activa y prolongada participación. 21 Este es uno de los
medios más importantes en que Mistral publica desd e antes de Desola ción y como
ella misma señala: "A García Monge no sólo yo le debo parte de la difusión de mi
obra. En América tiene much os deudores" (S egura 314). Como he se í'íal ado e n
Mistral ta nto literaria como e nsayís tica y explica en g ra n parte por qu é a Mistral le
llegó antes la fama que su libro. Desd e un punto de vista de anál isis visual,
núm e ro s d e la revista entre 1919 y 1924 se obse rva que cada núm e ro incluía e ntre
cero y tres fotografías d e tipo retrato y adi cionalmente entr e ce ro y tres fotog rafías
dibujos y caricaturas. A medida que pasa el tiempo la revista d ed ica más es pacio al
e n 19 19 a 1.4 en 1924. De todas man e ras una observación básica es qu e la foto gra fía
es un ele mento aun escaso pero consta nte e n esta y otras publ icacion es culturales y
lite ra ria s. 22 Cons id erando, por lo tanto, estos hechos es posib le calibra r e l
2l De acuerdo a l Índice General del Repertorio Americano preparado por Eve lio Echeverría, Mis tral
publicó un total de 235 textos desde 1919 hasta 1951, la mayor pa rte e ra n ensayos, un porcentaje
me nor de poemas y algunas cartas pe rsonales. Esto solo considera los textos de Mistra l sin conta r
una variedad de textos escritos sob re ella.
22 Hay una di ferencia co n la cantidad de im agenes que se encuentran en revistas de ti po más
co mercial y de entretención como por ejemplo Chile Magazine publicada por Zig-Zag que, por
ejemplo, en su núme ro d e 1921 tiene una pin tura de un a mujer a todo color y e n su interior tiene
imágenes y fotos en casi todas su páginas. Revistas magazi nescas co mo Zig-Zag (dond e Mistra l
publica prosa) tienen entre sus objet ivos ce ntrales la publicación de imáge nes que sin duda les ayuda
a competir en un mercado editorial de creciente oferta (ver Ossandón, Ca rl os. "Letra, imagen,
2 18
(Fig. 13). Esta fotografía de pe rfil, que no está en el Archivo d e Gabriela Mistra l e n
Chile, y por lo tanto debe haber sido tomada e n México dura nte s u primer año ahí, la
muestra de pe rfi l y mira ndo hacia la derecha (en opos ición a las fotos que miran a la
izquierda y representan a pe rso nas muertas, como veremos e n esta mpil las
diferencia inmed ia tamente d e las portadas qu e perfilan a las 'damas cos tarri censes'
qui e nes so n retratadas de med io cuerpo o cue rpo entero. En ese se ntido la
fotogra fía de Mistral se integra al conjunto d e fotografías de perso najes cultura les
dis tanciá ndose d e las poses marcadamente fe m e ninas que buscan mostrar ad emás
d el rostro, la ropa , y otros accesor ios (Fi g. 14). La fotografía d e Mis tral es limpia de
una pose aunque seria, tranquila, casi ida, e n un gesto que sugi e re que es más el
público". Entre las alas y el plomo. La gestación de la prensa moderna en Chile. Ca rlos Ossand ón y
Ed uardo Santa Cruz. Santiago: LOM, 20 01.
219
r=:: REPERTORIO
~ MERICANO~
l t)l.,) .. ~
1
,
un a corona evoca las fotografías de actri ces y socialités y poco tiene que ve r con la
pose, la co mposición y el estilo de la imagen a nte rior de Mistra l. Este eje mplo me
permite vo lver a una idea ante rior: qu e la imagen de Mistral que comie nza a ci rcular
a partir de los años veinte era la imagen de un s ujeto femen ino distinto que
221
le nta mente y no sin tens iones va a bri e ndo el ca mpo visual a encarn acio nes d e
esencia les e n este a nális is d e la image n p ú bl ica y el perfo rmance d e Mistral. La teoría
fem inista conte mporá nea e ntrega alg unas he r ram ie ntas básicas pa ra e nfre ntarse a
más esencial d e todas la idea d e qu e el gé ne ro es una constru cció n cultu ral (Judith
Butl e r). La de fi ni ció n del té rmin o mu jer es inestable y como tod a id e ntid ad no es
anteriorme nte, para Butle r el género es pe rfo rma t ivo y po r tan to, además del
discu rso, Jo vis ual y las prácticas corporales so n de te rmina ntes . En tonces, cua nd o
ide ntificamos a Mistral e n una prim e ra e ta pa con una pose más fe me nina, es a pa r tir
sexo d e cad a c ual solo puede se r reconocid o en ta nto as uma las actuales
Otro hecho bás ico a cons id e rar para este a ná lisis es que la imagen de la
muje r y su relaci ó n con el es pectador y s í mis ma es difer e nte qu e la d el homb re. Los
pla ntea mie ntos de John Berge r e n Mo dos de ver, así como el concepto de 'gende red
gaze', e nsayado por La ura Mu lvey, res ultan claves pa ra dime nsio na r estas
222
mujer es distinta que la del hombre, porque la pres encia del hombre encarna una
promesa de poder, que es un objeto siempre exterior a él, ya sea esta moral, física o
económica. En cambio, "a woman's presence expresses her own attitude to herself,
and defines what can or cannot be don e to her. Her presence is manifest in her
there is noth ing she can do which does not con tribute to her presence" y más
adelante Berger agrega, "She has to survey everything she is a nd everything she
do es because how she appears to others, and ultimately how she appears to men, is
of crucial importance for what is normally thought of as the success ofher life" (54).
Todo lo que hace, dice y expresa Lucila Godoy en su proceso de construcción como
escritora y maestra juega un papel en este proceso. Sus contemporáneos leye ron y
s u t iempo y la crítica ahora puede lee r tanto el performance de Mistral como esas
lecturas de su tiempo. A partir de es tas id eas de Berger es pos ible ver hasta qué
punto Mistral trabaj ó por minimizar los as pectos, gestos, símbolos qu e la asociaban
muj er como escritora e intelectual, y refuerza, por otro lado, los que le favorecían.
borradura de los límites que separan, por ejemplo, las id entidad es hombre y mujer,
y es una de las razon es por la que s u image n fuera percibida como 'rara.'
Ver Lau ra Mu lvey, "Visual Pl easure a nd Narrative Cine ma " y "Afterth oughts on 'Visual Pleasure and
23
Narrative Cinem a' inspired by Duel in the Sun. "
223
Women have always been visible as objects within culture, but only
rarely have th ey been acknowledged as subjects of cultural
production in their own right [ ... ] This makes any attempt by women
to represent th emselves doubly difficult. Jt demands a continu ing
movement between the criticism of existin g imagery and the creation
of new kinds of representation for women . Nowhere is this more
important than when women intervene to change the conventions by
which femininity is circumscribed and mapped out on the female
body. The id entification of the feminine with the biological nature of
the body has always been a powerful argument for assigning wome n a
negative role in the production of culture. (203)
función bio lógica del cuerpo de la mujer, ser madre, este presente en el caso de
embargo, como apunta Fioi -Matta el discurso que promueve a Mistral como la
'Madre' viene más bien del Estado . Por otro lado, Jos discursos de intelectuales y
que sugieren que la imagen de Mistral tuvo un rol en su éxito como intelectual. Es
posible sugerir en t é rminos de Berger que la presencia de Mistral sobre todo hacia
22-+
el final de su etapa chilena será cada vez menos acerca de su imagen (como en el
Naciones Unidas, encuentros con políti cos e intelectuales), que ella ocupa por una
llegó a ser cons id erada (por Vasconcelos por ej emplo) como una figura funcion al a
1922, se ve a Mistral rodeada por las masas, recibiendo flo res, con niños en brazos,
sa lud ando desde el balcón de la Moneda (fig. 16) y recorriendo las ca lles en un auto
populares. 2s En ese sentido el anál isis de Richard con respecto de Bachelet resulta
poder.
Aunq ue queda fuera de los límites de este trabajo el impacto que Mistral puede
25 Un testimo ni o que sugie re la mag nitud del recib imie nto qu e reci bió Mistral el 1954 e n Chile es e l
de Lu z Machado de Arnao. Sin duda, esto no se puede co mpara r a ningú n escrito r o inte lectua l
poste rio r. "Venía en barco y en cada pue rto chile no q ue tocó hubo para e lla home najes. Las
Munici palida des le d ie ron medall as de o ro e n recuerdo, los escolares la rod earon, e l pue blo la
redescubría. Sa ntiago estaba es peránd ola co n la decla ració n oficial de día fes tivo. El Ministro de
Educació n fue a recibirla aco mpa ñad o de altos fun ciona rios. Un tren especial en q ue viajó a liado de
su gra n a mi go de siemp re Hernán Díaz Arri eta (Alo ne), c ríti co, admi rad or de s u ob ra, se vio escoltado
a todo lo la rgo del trayecto ent re el pue rto y la ciudad, po r la rgos co rdo nes d e escola res, que de todas
partes acudieron a verla pasar" (e n Zege rs, Gabriela Mistral: unica y diversa) .
226
r
Fig. 16. Mistral saluda al pueblo d esd e los balcones de la Moneda, 1954.
id e ntifi cación de la poe ta como una figura mística, otro tema central. Mistral es
227
percibida como fuera de las categorías en las que cae el común de la gente. Un
cronista de la época dice: "Fuera del mono de Juan Duval, todos los que conocen a
Gabriela, la sienten aureolada por facultades casi únicas" (en Mistral Recopilación
482). Ana Michelet, en una crón ica publicada de 1913 en el periódico "La Mañana"
Aquí Michelet aplica una práctica retórica que la misma Mistral emplea en sus
relación de causa lidad. Michelet da un cuerpo a Mistral que no cae dentro de una
sujeto que con la aprobación social y por su función mística vive fuera de esas
normas en tanto no amenaza directamente los códigos sexuales pues se ent iende
que no 'func iona' en esos términos. Esta imagen de Mistral como una figura rel igiosa
que como afirma Fiol-Matta: "These interpretations, however, cannot account for
her charisma, her success as image, and the passions she provoked nationally and
o no, que es algo que se hizo sobre todo hasta finales de los años ochenta en Chile,
descripción de Michelet promueve una imagen de Mistral muy d ife ren te a la de las
228
jóvenes, modernas, con un estilo 'gar~onne ' y que representaban visiblemente en las
calles y revistas la fuerza del cambio en cuanto al lu gar de las mujeres y sus
muchos de los mismos medios de prensa en los que aparecían fotos y textos de
Americano y que deja en claro la dualidad sexual y rebelde de la mujer nueva (fig.
18).
Fi g. 18. Repertorio Americano, 1 923. "El - Ya sabías que Shopenhaue r dijo que
la mujer es una an imal de cabello largos y ... ? Ella- Sí, por eso me Jos he
cortado ... "
26 Después de su sal ida de Chile Mistral esc rib e una carta a Rafael He liodoro Valle, quien le había
h echo una e ntrev ista qu e según Mistral tenía imprecisiones necesa ri as de recti ficar. Luego de
corregir Jos errores co nside rados por ell a graves Mistra l señala: "La otra rectificación es de menor
cuantía: s u servid ora ha ce versos, pero no lleva melena" (citada en "Alabanza" 33) . La melena,
peinado característico d e lasjlappers, que e ncarnaban un tipo de mu jer moderna quienes aunque
desafiaban las norma s eran aún objet os sexuales a nivel vis ua l co n sus faldas cortas y exceso de
maq uill aje. Aunque Mistral lo plantea como un error leve, la mención refuerza la oposició n tajante
entre lo que podría considerarse vanidad, seguimiento de un a moda, ve rs us el trabajo creativo de la
poeta y más impo rta nte aun la ans iedad de Mistral ant e la posibilidad de ser identificada como una
más de esas muj eres modernas e ma ncipadas que usan me lena y fuman ciga rillos co n boq uill as.
229
'fem inistas radicales' y por lo tanto se ubica en un lugar menos amenazador, más
una madre sin duda fam iliariza su imagen y la hace ver menos amenazadora para el
co rdialid ad fácil de la gente que me rodea. O me profesan una vene ración que no me
identidad que aquí se manifiesta: "Capaz que todo esto se deba a que todo en mi vida
tie ne un fond o intel ectual. Primero soy eso y después, pero muy después recién soy
56). Mistra l traza una divi sión entre dos elementos constitutivos de su id entidad,
podemos as umir s u imagen mientras la ide ntidad de género sexual está relegada, o
identitaria sería visible en el trato e imagen de Mistral y podría ser la causa que
ento rpece sus relaciones sociales. De todas fo rmas Mistral no expresa dudas con
230
resp ecto a la iden tidad que es central para ella, la intelectual, y no la reniega, sino
más bien manifiesta un interés por manejar s us efectos y así funcionar socialmente.
regularmente con el joven Eugenio Labarca, aspi rante a escritor, a quien aconsejaba
y con el cual compartía sus juicios críticos y lecturas. En una de estas cartas, en
literatura femenina:
No está de más que le diga lo que pienso sobre la literatura femen ina
en general, sin especializarme en nadie. Hay una mon taña de
desprestigio y ridículo en Chile echada sobre las mujeres que
escribimos. Hubo razón en echarla. Sin exceptuar ni a doña M. Marín
del Solar, la mujer en Chile se ha extendido como las feas enredaderas
en guías inacabables de poemas tontos, melosos y lagrimosos, galega
pura, insipidez lamentable, insufrible gimoteo histérico. Y lo que nos
ha perdido es la pata (sic) de Uds., el elogio desatinado de los
hombres que no se acuerdan al hacer sus críticas de los versos
escritos por tal o cual mujer, sino de sus ojos y de su
enamoradizo corazón .... Sé que la obra hermosa de una nos
prestigiará a todas y cub rirá s iquiera en parte, las vergüenzas de tanta
hojarasca loca y necia. (énfasis mío, citada en Alegría 30)
Mistral hace patente su desprecio por la lite ratura femen ina chilena que la antecede,
aunque cabe señalar que valoraba a varias precursoras latinoamericanas (Sor Juana,
solo de la mujer que ha escrito malos versos, sino del hombre que al hacer crítica
literaria no se acuerda de los versos sino de la imagen, del cue rpo de la mujer. El
cambio vendría al escribir buena literatura, pero Mistral no alude a una soluc ión
respecto de la actitud del crítico. Podría concluirse, sin embargo, que la escritora
evitar ser vista sin ser leída, sería entonces para Mistral, el borrar el atractivo
lo que ella hace por medio de esta carta a un joven escrito r; se separa de ese grupo
evitando cua lquier rasgo de coquetería o limitándose más bien a una coquetería
performance de género, y por ende en el lugar que ocupa en los esqu emas de poder
simbólico y cultural. Como se ñalé an teriormente no eran raros los textos que
relacionaban directamente rasgos fís icos con cualidades y defectos. La altura inusua l
de Mistral (1.80 cm.) y su tipo físico de rasgos duros, co mo fue descrito, fueron
juicio del ministro chileno Enriqu e Gajardo quien se relacionó amistosamente con
Mistral en Europa: "Gabriela Mistral estaba mejor hecha para oírla que para
ad mirarl a por su belleza física. De alta estatura y de porte seve ro, estaba más bie n
hecha para mandar que para obedecer" (s/n). En el marco de un sistema cu ltu ral
tanto relega lo femenino como secund ario o no-ex istente (C ixous), se es: el qu e
subalterno. Sus excesos: altura, di scurso y sus carencias: belleza, sum isión,
estereotípica 'femenina,' al negarla como objeto de deseo. Sin embargo, Mistral tiene
contro l y conciencia de esto, pues no hay evidencia de que ella buscara adornar ni
'remediar' este cuerpo. De manera háb il Mistral logra concil iar a nivel visual una
imagen que escapa las definicion es tradicionales de género sexual con la imagen
Por otro lado, en cuanto a la relación del discurso con el cuerpo podemos
inte lectual d etermina la man e ra que algunos leen su presencia. El cuerpo de Mistral
que pa ra quie nes veían solo su foto podría ser el de una muj er poco femenina en
términos culturales y tal vez sea a partir de los estándares de belleza de la época, es
una posición social pasiva y vulnerable al deseo masculino, no es favo rable para el
éxito lite rario verdadero. El análisis d e sus retratos d e esta época da indicios de una
Z7Ver la biografía de Virgilio Figueroa, La divina Gabriela y los ensayos de Benjamín Carri ón, Santa
Gabriela Mistral.
una mujer sin maquillaj e, sin adornos, ni joyas, que viste casi si empre ropas oscuras
sabe que juzgaba la moda como una debilidad femenina, sinónimo de lo mundano,
muj er. 28
performance que Mistral hace en tanto muje r intelectual, qu e puede reco nstruirse en
relacionaron con ella durante este ti empo. Mistral participa en gru pos intelectuales
que funcionan a modo de 'fraternida des' en las que ella llega a se r considerad a,
le esc ribe en un principio (antes del co mi enzo de su relació n plató nica amorosa)
que Mistra l da al concepto de herm andad con ciertos sujetos es posible concluir que
permiten a Mistral entrar en una categoría trad icionalm ente asociada a una elite
ca rta al escritor uru guayo Emi lio Oribe en la que se despide: "Un abrazo para Parra
del Ri ego y para Ud. mi mejor, mi más lea l fraternidad a rtística" (Gu erra 22).
desprecio de las ropas, lo más difíci l de formar e n una mujer, te lo aseguro. Hazla mirar las cosas en
sus profundidades; hazla que aprenda a mi rar y a descifra r el rostro de los seres ... entr e mis peores
defectos está el mío de ser extraordinariamente susceptib le a la belleza o fealdad de los sembl a ntes"
(Manue/153).
29 Ver cartas 2 y 3 (1914) (Manue/46-50) .
23-1-
ella misma sus redes interpersonal es, es un tarea a la que se dedica particularmente
a rtística y teosófica d enom in a da Los Di ez.3° Eliza beth Ho ran da testimonio de estas
The letters that Gabriela rece ived from theosophists suggest that men
in the movement rega rded he r as a "brother", that is, an hon orary
man. One lodge me mber too k frat e rnity to the point of address ing her
in the masculine when she wrote to request that she send poems for
publication: "Dear brother ... a lthough 1 don't remembe r having the
p leasure of knowing yo u on the Physical Plan e, 1 consider it m y duty
to put myself at your dis pos ition." ("Aiternative" 164) 3l
Mistra l desarrolló a mista d es muy durade ra s con hombres destacados de las letras y
profesion a l. Es posible asumir que e l t rato fraternal contr ibuyó a la estabi lida d de
estas relaciones. La intel igencia, el talento poético y la visión única eran cua lidad es
Mistra l. Sin embargo, hay evidencia que confi rm a que el alejar a la mujer (en ta nto
objeto sexual) d e la escritora resu lta e n una mayor recepción de Mis tra l como
inte lectua l. El escritor brasil e iio Mario d e Andrade, qu e conoció a Mistral e n 1927,
30 Los Diez (19 16-19 17), fue un grupo de pi ntores, escultores, músicos, arquitectos y poetas
interesados en e l arte, la cultu ra y poseedo res de una fina ironía que es perceptible en gestos tales
co mo la creació n de s u propio calendario donde juegan con los años y los nombres de los meses. En
palabras de Manuel Magalla nes Moure, miembro del grupo: "Nuestra un ió n tiene una más firme
atad ura: nos unen el a rte y la am istad. No te nemos obligaciones que ll enar ni compromisos que
cumplir; nos acerca e l place r de estar juntos" (citado en "Los Diez").
3! Carta de Ham ilton jones a Gabriela Mistra l, 1 7 de junio 19 15. Publicada originalmen te en el Boletín
del Museo Cabriela Mistral de Vicuiia S (1984): 21.
235
expone los prejuicios que negaban la idea de la mujer inte lectual y cómo Mistral es
una 'excepción':
Para Andrade la mujer intelectua l a b usa de sí misma, se falsea, es decir, vio lenta su
nat ura leza e identidad, pretend iendo ser algo que no es. Mistral, según Andrade, es
una inteligenc ia sincera, desp rovista de los encantos de la mujer joven, es decir, no
exhibe los rasgos feme ninos que la hacen atractiva a los hombres y revela por tanto
una asexualidad 'natura l' que viene por la edad y fa lta d e atractivo físico y, por lo
tanto, la relación entre la mujer intelectual y el hombre intelectual, resulta 'cómod a'
- para el hombre- quien es el que finalmente controla por medio de su d is curso los
Si bien es pos ible establecer que antes del viaje de Mistral a México su figura
individuos que reflejan incomodidad con esta fama y éxito. Ante e l hecho de su
aparecen textos la u datorios, uno de los cuales se refiere a Mistr a l como: "eminente
cumbre del pensam iento ame r icano" (Recopilación 463). Estos textos que circularon
antes que Mist ral publicara su primer libro demuestran el éxito de Mistr al e n
carrera. Sin emba rgo, recibió también críticas y ataques públicos, particu larmente
de quienes se o pus iero n al apoyo que Mistra l recib ió de sectores del gobierno y la
intelectua lidad ante lo cual la definieron como 'la intrusa.' 32 Estos indiv iduos,
481). Su comen tario es indicador del punto hasta el cual había llegado el éxito de
Mistral como poeta, educadora e inte lectual. ¿Po r qué medios se construye esta
imagen pública en Ch ile antes de su viaje a México? Por ejemplo, a través de los
32 "La intrusa" es el título de un texto que Mistral publica en defensa propia ante la polémica que se
desató por su nombramiento como directora de un liceo de niñas en 1921. Sus detractores la
llamaron intrusa por querer desempeñars e en altos cargos educacionales sin co ntar co n los títul os
a decuados.
237
ampliamente reconocida como innovadora. Ej emplos de esto son las entrevistas que
se le hacen y también las noticias que se da n acerca de los eventos en que partic ipa,
por ejemplo, conferencias y los actos públi cos que organiza.33 Un ejemplo que
proviene de un diario regional es una entrevista que se publ icó en el perió dico El
serie de publicaciones acerca del tema edu cacio nal (Fig. 19). Este me parece que
qu e buscaba el apoyo de la ciudadanía para expa ndir el s istema pú bl ico, que sobre
provin cia.34
33 El rol de la Di rect ora de Escuela en la provincia s in duda trasce nd ía las labores de la escuela y
fun cio naba co mo un age nte cult ura l impo rtante e n la co munidad, esto no fue exclusivo de Mistra l,
aunque mu cho más co m ún en los d irecto res ho mbres qu e e n las m ujeres.
31 En pala bras de Mistral, s u mis ió n a l llegar a Punta Are nas fue : "reorgan izar un 'colegio dividido
contra sí mis mo'y ayudar e n la chile niza ció n de un te rri torio do nd e el extra njero supe ra bunda ba"
(Scarpa 376).
238
La fotografía que acom paña el reportaje muestra al grupo de maestras del Liceo y a
Mistral en el centro. En el texto Mist ral es desc rita como quien está tratando de
im pleme ntar ideas en beneficio del Liceo sin los recursos necesarios por parte del
Estado. Se le destaca como una directora que lucha contra el hacinamiento del
establecim ie n to al mismo tiempo que expresa públ icamente "una delicada crítica
para los poderes públicos." La imagen que construye el texto es de una funcionaria
pública que defi ende "las neces idades más apremiantes" del pueblo y que confronta
que nutre su imagen pública. Mistral visualmente se presenta como una mujer
sencilla, aunque con una estampa d igna de su cargo como d ire cto ra. Su pose en esta
foto es de líder del grupo de maestras, su mirada seria y fija en el espectador parece
querer confrontarlo, apelar a la comunidad que leerá este reportaje. Esta imagen de
Mistral como una fu ncionaria defensora de la comunidad se hace evidente ante las
redibujar una iden tidad que la perfile como un sujeto extraordinario y que le de
que Mistral no teme a identificarse con grupos minorita rios : las mujeres, los
239
indígenas, el pueblo, esto es siempre funciona l al modelo mayor que ell a construye.
El ser mujer, camp esina, maestra rural, el 'tener al indio adentro' son partes de un
movim ien to p e rformat ivo se desencaja de identidades asignadas para así constru ir
una identidad única, móvil, atractiva; efectiva para su éxito como intelectual
Mist ral compone una narrativa de sus inicios profesionales para exp licar su doble
profesión como maestra y escrito ra. Mediante una autocrítica afectada, Mistral
la belleza ni tampoco un carácter alegre ni fácil, rasgos que una sociedad patriarcal
exige a la mujer que aspira a ser el 'ángel del hogar'. Pero las líneas finales hace n
imposible pensar que Mistral aspiraba realmente a estas cosas de las que
que los demás perciben pero no pueden entender componen una narrativa de sí
misma como una mujer diferente, un sujeto extraordinario que por su vida interior,
su conocimiento, al iena a 'las gentes', aunque no así a quienes ella en otros textos
identifica como sus 'igua les ' en térm inos de sensibilidad e intelecto. Muchos de sus
rela tos autob iográficos fundan su identidad en esa diferencia que para Mistral es
240
parte de su natu raleza, no pose, y que ella misma explica la ha determinado desde la
infancia.3s
Agustin i, Juana Ba rre ro- que tuvieron qu e luchar o vivir con el lugar asignado de la
musa, Mistra l, al 'alejarse tanto de las fi guras fe men inas que resumen en s u
y que hasta hoy la mantiene en disputa. Alberto Gerch unoff, qu ien la compara con la
máscara mortuoria de Rubén Darío, confunde desde el com ienzo los límites e ntre el
35 "Yo e ra un a niña triste ... Y tú sufr ías de que tu niña no jugara como las otras y so lías decir que te nía
fieb re cuando en la viña de la casa la e ncontrabas conversa nd o con las ce pas r etorcidas y con un
a lme nd ro esbelto y fin o qu e parecía un nño embelesado" (Colombia 2 451).
241
como una mujer de rasgos duros '. Si la ve, ¿qué imagina?, ¿sus rasgos en el sentido
confiesa q ue no la puede identificar con la bell eza femenina ideal: 'Gabri ela Mistral
es distinta'. Distinta sin dejar de ser atractiva, distinta sin ser mascu lina, hace bien
Fiol-Matta acerca de cómo expl icar la atracción general que Mistral provocaba.36
subversión visua l de las definiciones de género sino que tamb ién de clase, ya que su
opción por encarnar la estética de maestra rural durante toda su vida se puede leer
cambiar su forma de vest ir, a cambiar su tono cam pechano, en un ges to que
simbólicamente ll eva a la maestra rural a todos esos espacios d e poder a Jos que
Mistral va accediendo . Esto sin embargo no significa que Mist ral no tuvi e ra un
a nteriormente, simplemente me interesa r eco nocer uno d e los efectos cultu rales
ésta. Estos efectos políticos de la mujer, la campesina, la figura queer en Jos espacios
36"Fo r de cad es, criti cs an d readers alike ha ve assumed that Mistral-tha t is th e ico n we take to be
Mistral - emb odied a Catholic co nstruct io n offemini ni ty as a cel ibate a bstraction, or t hat she modeled
herself afte r an asexual mothe r figure who do es not evoke desire ... These interpretations, however,
can not account fo r her charis ma, her success as im age and the passions she provo ked nationally and
tran snationally" (Fiol- Matta 156).
2-+2
de poder como señalaba Nelly Richard no solo cuestionan el orden t radicional sino
que también, como quiero sugerir, fundan y abren nuevos espacios, aumentan la
porque no responde a ninguno de los mod elos disponibles tanto para la mujer en la
con respecto a lo liminal de s u imagen con respecto a identi dades de gé nero y clase
37 Otras mujeres intelectuales y feminis tas d e la é poca co mo la chil ena Amand a La barca, maestra y
figura pública al igual que Mis tra l, buscan re fo rza r s u fe minidad a un nive l vis ual pa ra demostra r
como dice Lavrin que: "la madre tradi cion al de la madre devo ta y a mante y la de la fe minis ta
socialme nte comprometida podía caber e n el cue rp o de una mis ma persona"(Lav rin 1986 12).
243
maestra provocó en ese evento y que hay que considera r a la luz del trabajo de
Desde un punto de vista del performance en su sentido más teatral y corporal esta
3H A veces resulta difícil de explicar los numerosos testimonios tanto de Mistral co mo de otros que
hablan de las num erosas y masivas recepcio nes populares qu e Mistral tuvo durante su primera
estadía en México. La resp uesta puede esta r e n la forma en que se difunde cierta parte de su ob ra
poética y la fue rza que adq ui ere en co m binació n con su rol de educadora y 'obrera' intelectual. Esto
no es particular a México sino que explica también su relación co n otros naciones lat inoamericanas.
Mistra l llega al pueblo por vías de su poesía 'popular' : poemas sentimentales co mo "Sonetos de la
muerte", rondas infa ntiles musicalizadas y poemas dirigidos a nuevos sujetos de clase o brera como
"La oración de la maestra". En el caso de su primer viaje a México, Vasconcelos en su bie nvenida a
Mistral (1922} afirma que an tes de su ll egada ya se han musi caliza do sus rondas 'según sus deseos',
los niños mexicanos han memorizado sus versos, su breve texto a fa vo r de la uni ó n latinoa merica na
"El grito" ya ha sido publicado en la revista El Maestro (que ti e ne una circulación de 60.000
ejemplares gratuitos}(México 27}. A esto se agrega que tanto la pre nsa como probablemente la radio
(e l go bierno me xicano hacía uso estratégico d e los medios para promover sus ini ciativas, s iendo la
visita de Mistral una de e ll as} ya venían hablando de su lle gada. Esto son hechos que pued en ex plicar
el conocimiento que el público popular t iene de Mistral y no co nsidera los medios po r los cuales
Mistra l ya era co nocid a e n círculos intelectuales y literarios (revistas literarias, relacio nes
e pistolares}. A s u ll egada a México el te rre no estaba preparado, en gran parte por Vasconcelos, para
favo recer la ll egada de Mistral a los sectores en los que debía trasmiti r las nuevas idea s
edu cacionales y políticas. Vasconcelos es el ar tífice de las s ucesivas pe1jomances populares que
acompañan a Mistral desde s u llegada a México y en su visita a cada uno de los pueblos. Abi ertamente
declara que rer demostrar el am o r del puebl o por Mistral y a l mismo ti em po prese ntarla co mo una
promesa, una apóstol de la educación y el mejoramiento del pueblo mexicano: "Usted misma va a
mirar mu chas cosas que tal vez nosotros no hemos visto, y usted no se sentirá cohibida para decirnos
s u pe nsamiento, porque por encima de sus sentimie ntos de cortesía, están sus deberes de maestra
que dice la verdad ... y ya mi regreso podré saludarla con un dolo r igua l, con un a fecto idéntico al suyo
por estos pueblos que aho ra despi ertan a la a urora de una civilización más ge ne rosa y más bellas q ue
todas las qu e anteriormente han sido" (Vasconcelos en México 2 7} .
2-H
Mistral por el pueb lo al mismo ti em po que su insalvable distancia con él. Mistral,
con un tipo físico llamativo, intenta ir de 'incógnito' a una reun ión de campesinos y
al mom ento en que se le pide que suba a recitar ell a se niega. Sin embargo, por
medio de un gesto acepta la 'invitación' del hombre que la quie re abraza r en un acto
que vuelca toda la ate nción sobre ella y que inmediata mente se transform a en una
performance mesiánica del maestro besa ndo las manos de l 'discípulo'. Solo
podemos especular respecto a las razones por las cuales el hombre dobla sus
rodillas frente a ella, pero es muy posible que el cuerpo imponente y mirada
penetrante que otros han refer ido an te reacciones simila res haya motivado esta
respuesta. 39 La artista que relata la escena, contrasta las manos 'luminosas ' de
Mistra l con 'las manos oscuras' del campesino quien desde abajo mi ra a la maestra.
Mistra l encarna un sujeto que desde cierta dista ncia pu ede parecerse al pueblo y
ge nerar por lo tanto identificación y aceptación pero que al mirarse de cerca revela
su diferencia, su excepcionalidad. Hay que reco nocer por otro lado el doble filo de la
exce pcionalidad y la elevación de Mistral como una fig ura 'más all á de los sexos'
luz de los cuatro nu evos álbum es de su legado reciente, que se fotografiaba más de
39 "C uando yo ll egué a su presencia quise como hin carme pero ell a me levantó rápidamente, me lo
proh ibió. ¿Por qué usted quiso hincarse frente a ella ? Fue un impulso irresistible. Como a un ser
s up erior, pero ella me levantó. ¿Usted había leído su obra? No. (Testim onio de lsoli na Barraza en
conversación con Luis Ve ra, documen ta lista de Mistra l).
245
extraños. Sabemos asimismo que Mistral veía en las nuevas tecnologías visuales un
enorme potencial para la educación y la comun icación entre los pueblos (véase
"Im agen y palabra en la educación" Magisterio 195). A pesar de que Mistral seña la
reiteradamente que se considera una muj e r fea, "La belleza jamás la he ten id o" (En
los labios SO) se fotografía desde el comienzo de su carrera y elige compartir esos
retratos con no pocas pe rsonas. 40 Resulta inte resante cons iderar lo que ella ve como
la mecá nica de distorsionar el origin al. Si la foto grafía pu ede d istors ion a r, ta mbi é n
por lo tanto puede manipularse para da r una imagen que difie re d el or igin al.
Mi stra l conciente del poder de la foto grafía e n su imagen púb li ca revela un inte rés
40 En cartas personales a bo rrece e l a mor carn al e insiste en la idea de su 'fea ldad'. "La gr acia, eso
exq uisito que se llama la gracia, eso no existe en mí. La fe minid ad de q ue tú me has hablad o tiene en
mí este sello: un a mujer, sí, no un marimacho, pero una mo nja, una abadesa gorda y pacífi ca" (Manuel
78) le d ice en una ca rta a Maga ll anes Ma ure. Su insiste ncia po r ca ract erizarse como una muj er poco
atractiva y d ese able pa ra los hom bres, tem prana me nte vieja y e nfe rma fun cio na ta mbi én co mo
excusa públ ica pa ra s u soled ad / ind epen de ncia, margin á ndola del ma tri mo ni o o de las relaciones d e
pareja tra dicio nales. La ins is tencia en el te ma de su apa rie ncia, refo rzado po r s u particula r
perfo rmatividad de géne ro la insc rib e co mo una muj er q ue ha quedado fuera de las relac iones
hete rosexual es no rmativas y limitantes, sin que Mistra l a bie r tame nte las rechace o procl ame s u
opció n de muje r indepe ndie nte. Fre nte a l hecho de s u homosexualidad es tas pa labras se revela n
co mo efi caz estrategia.
246
saquen como una solterona aventajada" (Moneda 54), idea que re itera luego con un
tono que considero de falsa autocompasión y autocrítica: "Yo d igo siempre que ya es
suficiente ser solterona en la vida y en los retratos trato de no estar so la" ("Ocho
principalmente por lo fascinante de los eleme ntos que la componen sus efectos en
Fig. 20
41 "Ultimately. photography is s ubve rsive not w hen it frightens, re pels, o r eve n st igmatizes, but w hen
it is pe nsive, when it thinks" (Barthes 38).Tes is
247
Mistra l con una de sus alumnas de Temuco. Es una fotografía única de entre el
ambas mujeres provoca e interpela sino que también da la sensación que no hubiera
fotógrafo, que ambas están solas frente a la cámara. El gesto de apoyar las cabezas,
Esta fotografía a diferencia de otras, en que aparece Mistral en su rol de maestra con
estudiantes, no expresa una jerarquía, ni una pose formal, sino más bien una
Fig. 21
un Liceo de niñas. Mistral está posando en un exterior, un jardín, con una estatua de
son las únicas figuras que se destacan en la fotog rafía. Mistral, con los brazos
cru zados mirando en alto y en diagonal, bloquea cualquier contacto visual con el
espectador. El cruce de los brazos, en oposición a los brazos levantados que resaltan
mascu lina. El rostro de Mistral refleja seguridad, los labios juntos y las comisuras
punctum, un elemento que emerge de la escena "whi le remaining a detail, it fills the
ni último, más bien nos acercan a un momento que aunque imposible de descifrar
escritora. Me parecen importantes porque aunque muy distintas entre si, son dos
fotos posadas, concientes de su fuerza y que hablan de una mujer cuya performance
textos como de las imágenes y las prácticas visuales en las que Mistra l tiene algún
249
grado de agencia, que existe una co ncie ncia por p arte de Mistral acerca de la
importancia qu e tiene su propia image n, así como la ne ces idad de cons truir una
a pa riencia , cohere nte con una concepción de la mujer como un s ujeto pasivo, objeto
Mistral con este est ereotipo femenino de la época ha sido relacionado directam e nte
al tema de su id e ntidad sexual n egá nd ose d e esta forma el valor fu ndaciona l que
ti e ne e l que e lla, tanto en s u imagen como e n su vida, res istió un modelo estrecho y
opresivo de identidad fe menina para construir alternativame nte una imagen públ ica
que si n negar s u identidad de género, clas e y raza se abre paso e n una multiplicidad
poético e intelectual si no que más bien hace patente y visib le la irru p ción, la
desestabil ización d e l ord en pa triarcal que s u participació n impl icaba, su particu lar
una imagen públ ica funcion al a su éxi to como escritora e inte lectual tra ns nacion a l.
250
Conclusión
poner a prueba las hipótesis iniciales. Fre nte a la pregunta central acerca d e cómo
llegó Lucil a Godoy Alcayaga a ser Gabriel a Mistral, intelectual tra nsnacional, la
respuesta fue gu iada por la hipótesis d e que la prosa publicada en la prensa te nía un
labo r de Mistral en cada uno de estos fre ntes resu lta fundamen tal y si rve para
Con res pecto a las estrat egias qu e le perm iten a Mistra l transformarse e n una
intelectua l tran snacional, creo que este trabajo alca nza el objetivo de reconocer un
número importa nte de ellas, desde d istintos pun tos de vista y con relació n a sus
las es trategias y negoci aciones que le permiten a Mistral alcanza r un lugar de poder
en el campo intelectu al, s ino que también los mecanismos por med io de los cuales
que e n una prim era etapa fu e reconocid a como poeta y como prosista. La prosa e n
esta p rim era etapa es un med io fundamenta l para construir su imagen pública.
y a mi ju icio expone las diferencias e n las co ndi cio nes de producción co n otros
cu lturales capitalinos) y contextualiza sus logros y limitaciones sin victim iza rse. Por
otro lado, e l discu rso de Mis tral res iste la categorización y los este reotipos,
especialm e nte cuando op e ran como med ios pa ra marg in a r o cuestion ar la validez o
comienzo, los á mbitos que e ll a misma reconoce como los suyos: la lite ratu ra y la
una base desde donde valid ar s u au toridad intelectual y s u discu rso, político, social y
de identidad naciona l.
e nte ndido como aquel que participa de una lucha por la redistribución d e l poder
amplio y rico que lo anticipado . Frente a este corpus me in teresó ver más a llá del
punto de vista género (muj e r que ha bla de po lít ica previo a los derechos po líticos de
la mujer) para cons iderar el discurso polít ico d e Mistral en el contexto d e la relación
más a mplia del inte lectual con lo p olítico es ta ta l, o la relación de s uj etos de secto res
tra d ici onalme nte d esempode r a d os (mestizos, muj e res, s ujetos s in e duca ción form a l,
campesinos) con e l es pacio di scu rsivo d e la política en es pa cios p úb licos. Desd e esas
discurso pe dagógico q u e va d es de fina les d el siglo XIX hasta las prim e ras décad as
d e l XX. Éste fue un es pa cio disc urs ivo desd e donde se deba t ió la identida d, se criticó
a l gobi e rno y se promovieron po líticas p úbl icas. Mistral ent ra e n es te te rre no dueña
d e una re tó rica nacio na lista, con un di scu rso de tono po p ul a r y libera l, y qu e por
del pueblo, lo qu e le pe r m ite tra ducir esa ' realida d ' a l ca mpo p o lítico, e l que es
cuestionad o pública me nte por s u dista nc ia con esa 'realidad'. Al mis mo tie mpo el
(Vasconcelos en Méx ico), pe ro s iem pre reco no cié n dolo com o una h e rra mi e nta de
p royectos po líti cos y estatales (qu e son e n muchos cas os s us e mpleos) con la
253
Mistral insiste en la idea de que a ella no le corresponde hablar de política expl ica la
tend encia de la crítica a leer su pensamiento fu era o 'más allá' (en el sentido de
pureza o inde pendencia al que Mistral as pira ba) de lo político tradiciona l (el ámb ito
acción o performance nieguen estas auto-d efinic ion es. Mistral declara que no qu iere
entra r en política pero sí siente el 'deber' y el derecho de discutir te mas tales como
Mistral ace rca de su país queda claro qu e es ta muj er ejerció el llamado 'poder
inte rp re tativo', por medio de un discurso que imagina Chil e y su ge nte desde luga res
ide ntifi cación con el luga r tradi ciona l de la po lítica o los suj eto s qu e hacen políti ca.
nacionales masculin os, mili tares y de elite. La id ea que tie ne Mistral de la creación
de la his toria nac ional como un proceso co labo rativo y abierto transform a a la
cris is cultu ral latinoam eri ca na y el planteam iento de la neces idad de vo lve r al orden
cultural autóctono, idea qu e según Ca rlos Alonso ha dominado la histo ria intelectual
254
presenta como una intelectual al servicio del pueblo, aunque tanto eso como su
'crisis' y las direcciones en que a su juicio debía avanzarse es que logra convertirse
dud a deses ta biliza e l concepto d e intelectual público d e su mome nto, pero por otro
Si bie n Mistral, como señala Rama, pe rte nece a una ge n eració n intelectua l
autoridad y lugar pri vilegiado e n la 'ciudad le trada' creo que es p osi bl e profundizar
e n el mod o e n qu e Mistra l d esarticula los d isc ursos de las elites ya sean políticos o
como tal. Se puede argumentar n o obsta nte que s u discurso instala a cie rtos grup os
tra dicion a lme nte ignorados en los debates e inte rcambios de los que pa rticipa. Su
discurso acerca del ca mpesi no y la refo rma agraria, la infancia y la cali dad de la
ed ucac ión p rima ria, se p uede leer como una herramienta empoderadora e n tanto da
experie ncia ) de las region es, la cultura popular, los sect ores ignorados d e la
medio de una voz que hace gala de un tono rural, arca ico con referencias a la Bib lia y
leyend as popu lares, la incorpo rac ión de saberes y discursos de sectores marginales,
revela lo que queda oculto a la mirada capitalina. Mezcla esa voz subalte rna con la
voz de la maestra y la intelectual, mezcla que como he ven ido señalando ell a
presenta en su discurso como un gran va lor dado por su altu ra ética, senti do comú n
Desde un punto de vista de crítica feminista, más allá del discu rso
mitad del siglo XX desestab iliza los límites que margi naban a la mujer del debate
intelectual público. Mistral cuestiona los límites que sepa raban lo público de lo
privado y que excluían ciertos temas marcados como femeninos o privados del
muchas de sus estrategias así como el manej o de su imagen. Su autod efin ición como
para escapar las normas que regulan a los sujetos 'normales' a las mujeres
tradicionales, las mismas qu e ella por otro lado exalta en muchos de sus textos. Así
convierte así en una performatividad fundacional de géne ro que abre otras opciones
excluida de ella, más aun, y como se ha demostrado co n la concesiones ' obl igadas'
que hace Henríquez Ureña y muchos de sus contem poráneos para defin irla como tal,
a Mistral se le reco noció como una intelectual de profund a influ encia en su tiempo.
Ga briela Mistral. Si bien su condic ión de autodidacta es parte integral del mito
mistra liano, esto va mucho más allá de su educación. Su prosa, conferenc ias, cartas y
el manejo de su imagen, su relación con el esta do y el pod er, dan cue nta del delicado
Mistral hoy.
258
de Mistral dan cuerpo a un discurso acerca de Chi le y Latinoamérica que tiene peso
histórico e importancia cultural, además de va lor litera rio, y que a mi juicio marcan
Latinoamérica.
próximo para ilumin ar aspectos del proces o de escritura de Mistral así como de los
circuitos intelectuales que marcaron el fin al de su vida, sus opin ion es políticas y
Mistral y otras mujeres intelectuales ace rca de la historia intelectual de las mujeres
cons id era la historia intelectual como tambi én los lugares alternativos de poder y
futuro las estrechas colaborac iones entre muj eres intelectuales y escritoras
escritoras como Mistral crean, es pos ibl e ver una estrecha colaboración en temas de
difu sión y traducción de obras literarias, invitac iones a conferenc ias y encue ntros,
difu sión de problemas políticos de ciertos países y movilización de influ encias para
ayudar a cie rtos sujetos, entre otras cosas. Además de los intercamb ios entre Mistral
y Frances Grant existen tambi én coleccio nes de ca rtas en otras bibl iotecas
norteamerica nas que dan cuenta de relaciones si milares con otras mujeres (Mabel
Quiero cerrar con una idea planteada en la introducción acerca del potencial
político del ejercicio de la memoria y unas palabras de Mistral: "Las patrias que
(Gabriela piensa 253). Termino una etapa de esta investigación convencida de que
queda mucho por recordar de Mistral. Tanto las relecturas de materiales conocidos
quie n lo mira a interpretar por sí mismo, negando así las versiones monolíticas,
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Literaria, Graduate stude nts ' Confe rence Rutge rs Unive rsity. New Brunswi ck,
October 2 5. Pu bli sh e d in Actas de la XI y XII Conferencia de Estudian tes
Gradua dos. Depa rtme nt of Spa nish a nd Por tuguese, Rutgers Un ive rsity, y ea r VIII,
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