HILDA SABATO Y ALBERTO LETTIERI
(compiladores)
LA VIDA POLITICA
EN LA ARGENTINA DEL SIGLO XIX
Armas, votos y voces
Fonpo be Cutrura ECONOMICA
Mesaco - Ancrwnina - Brat - CoLomata - Cie - Esra
Estapos UNib0s DE AMERICA - GUATEMALA ~ PERU - VENEZUELA
yiLa politica “armada” en el norte argentino.
El proceso de renovacién
de la elite politica tucumana (1852-1862)
Marfa Celia Bravo"
Ente uabajo se propone examinar las modalidades de la politica tucumana en un
contexto signado por el enfrentamiente.de las elites del norte para controlar la nueva
situaciOn surgida del colapso del orden rosista. En ese marco, Hague jinterprovincial
y las invasiones armadas constituyeron un factor ponderable dea préctica politica,
Aunque se apelé también a otros instrumentos como lagasambleas de ciudadanos, las
_zevoluciones y as cleciones por el control dela Sala de Representantes. En ese con-
‘exto, los comandantes de milicias y dela Guardia nacional, ls integrantes de redes
parentales con manifiesta vocacién de poder y los circulos de notables que actuaban
cen la Legislatura fueron los principales actores de esta tumultuosa etapa.
Sin embargo, durante ese periodo se verificé también otro proceso, ciftado por la
necesidad de imponer un orden constitucional. En ese sentido, el constitucionalismo
aporté el marco de legitimidad y de lealidad que proporcioné la forma y los limites
caplicitos al ejercicio dela prictica politica. Asi las elecciones se erigieron en las vias
de acceso legales para el conirul de la Sala de Representantes, dmbito de decisién
prvilegiado de la politica provincial. Por lo tanto la construccign de la legalidad y la
conformacién de una nueva elite gobernante constituyeron las cuestiones centrales
‘de un conflictivo proceso que comenzé a definirse trabajosamente hacia 1861,
luego de las batalla de Pavén y del Ceibal.
Del conflcto local a la guerra interprovincial
La victoria de Caserme servnalizé una demanda politica pendiente, que se sintetizaba en
al recambio de los mandatarios provinciales, cuyos gobiernas se remontaban ~en nit-
rmerosos casos~ al ejrcicio ininterrumpido del poder por mds de una década. Esa ex
Universal Nacional de Tacurda y cowie
243sgencia fe uno de los problemas que debisaffontar el gobierno dela Confederacin
puesto que la totalidad de los gobernadores que seeundsron la ecm
A Just José de Urquia provenfan del derotado régimen rota Au ver la cpr
_ ‘id de Buenos Aires haba determinado la aparicin de dos poderes tec e Cece,
deraciny el Estado de Buenos Aires. Frente ae stuacin, LUrguiaa invoce a “pe,
lc de iio” pra mantener paz ene no, queso pola grate ona cont
‘nuded de los mandstarios provinciales, Sin embargo, las clits provinciles sdaen
alliberinmo intenaron medicare! lees gubereont ce ee poriniia
F114 de junio de 1852 la Sala le Representantes de Tucurndn desttuyé a Ceiedonig
Guten y clgé al general Manel Espinosa como gobernador interine, quien lng
secundado por Uadilaa Frias como ministro general. En ese context, el cate fe
te Legislarura consticua una instancia decisva para la conslidacién de ls ecion
lhe: Ese cuerpo no slo designaa al goberador, sino que tambignexaminabay
proclamaba as eleciones de sus miembros, Durante su prolongada gestion, Gurrine,
habia Fandado su poder en un reducido grupo de la lite que desde 1843 y havea
1852 habia ocupado etcafios en la Legilatura durante tres o més perfodos La tie
ciatva de Salusiano Zavala, diputado poco antesincorporido, posibinéel dence,
siento del gobernadorllograrlaaprobacin de una ley spe mocifesbs le reper
tacién departamental. Esa ley incrementaba el nimero de dipurados de los deans
dela Capital y de Monteros, alos que les orteponderian ocho y custo reponse
tes reapecivamente, en vez de cuatoy dos como habia sido la epresentnion aol
4a eleccin, tealzada el 6 de junio, enfremé a “liberals” y a “quiets” qulenes
Bresentaron sus candidato en reidoscomicos que se dstnguleron por unc ana
dad inusual de sufagios. El riunfo dels liberales modifies sustancialnente lana,
gown pala de Leilrayconstay el ror cental que perma dex
Urquiza,impotente para impedir el conflcto institucional en la provincia, se lic
aitssacperlshechnconmdesy we daspese ode ae el
Sin embargo, tl acontecimiento amenazaba con desencadenar una guerra de alesreg
(al Lesemiges ‘urs reir el poo del goberardeCaumarc,
qLnras que los grupos liberales contaron con el respaldo de Manuel Taboada, man.
ood Santiago dl Este, Ese obernadorespropiciaron ees pees
‘Tecumén invocando idnticos fundaments, puesto que amboralegabun la defen
conden regional amenazado, En agosto de 1852 lor gobicenon de Tucumdny Seq
Sago del Estero forzaron al de Catamata a suscribir el convenio de Huser, que
implicaba el reconocimiento de la investidura de Espinosa, la disolucién de las tropas
adictas a Guriérrezen esa provincia y la obligacién de entregar las armas y la cabaleria
de los emigrados al gobierno de Tucumén. Sin embargo, esa victoria diplomitica no
result6 suficiente para consolidar la posicién de los liberales en la provincia
EL 16 de enezo de 1853 se produjo un movimiento civico militar cuyo objetivo
central era restituir el poder a Gutiérrez. Como consecuencia, una “asamblea de ci
dadanos” se pronuncié contra la administracién de Espinosa, ala que considerd sur-
ga en contra de la “opinidn publics’, y reclamé el restablecimiento de Gutiérrez
‘como gobernador propictario. Se disolvié la Legislatura de mayoria liberal y se des
1n6 como gobernador provisorio a Agustin Alurralde, quien posteriormente fue re-
‘emplazado por Miguel Carranza Este nuevo mandatario invocé el Acuerdo de San
[Nicolis que facultaba a los gobiernos a “sofocar los elementos de discordia entre los
ciudadanos"¢ intenté proscribir la actividad politica ordenando la disolucién de los
lubes “puiblicos o privados’, alos que consideraba fuente de divisién. Asimismo,
dictaminé que la propagacién de noticias “alarmantes” seria considerada un atentado
contra la paz y la tranquilidad publica.
‘Tales medidas profundizaron las diferencias de partido y encendieron nuevamen-
tela guerra civil, En febrero de 1853, las fuerzas liberalesy las ‘gutierristas” se enfren-
taron en Arroyo. del Rey en una batalla que terminé con la derzota y muerte de
Espinosa, Para proporcionar legalidad a la nueva situaci6n politica surgida de la vie-
toria military consolidar la posicién de Gutiérrez en el poder era necesario modificar
cde modo radical la composicién de la Sala de Representantes, Se anulé la ley que
incrementaba el ntimero de diputados de Capital y de Monteros con el fundamento
de equilibrar las diferencias de representacién de los departamentos. No obstante, el
mévil politico era evidente puesto que diversostestimonios de la época coineidan en
destacar que el distrito Monteros era “muy unitario”. El gobierno convocé a una
nueva eleccién de legsladores, las que se reaizaron en un ambiente pautado por el
lima bélico, El resultado de los comicios determing el retorno del elenco de dirigen-
tes més cercano al “gutierrismo”.
Urquiza respald6 la nueva situaci6n porque consideraba que el restablecimiento
cde Gutiérrez impediria la influencia de la diplomacia portefia en la regién, Reconoci6
al gobierno provisorio surgido del movimiento del 16 de enero y ordené a los manda-
tarios del norte realizar similar procedimiento; asimismo les prohibié el recurso de la
va militar para remover a Gutiérrez. Los gobiernos de Catamarca, Salta y Jujuy (estos
dltimos comprometidos con la facci6n liberal) se sometieron al requerimiento del
2 Fcmaban el acta 93 ciudadanos ene los que igurabanaqudllos que se hablan desempefad como