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Quiero agradecer'a todos los que, de una forma u otra, han participado de joracidn de este libro que representa un importante paso en la conso- jacidn de una linea de investigaeién vinculada a los estudios del trabajo y masealinidades. Muy especialmente quiero agradecer a Cynthia Rivero, (i compafiera de vida, por las lecturas cternas y los pedidos de correcciones ‘stro visual que hoy forma parte del presente libro. Al Chiru Lopez, ‘me acereé contaetos claves, referencias, su experiencia y sobre todo ‘amistad y su inquebrantable militancia,A los compaiieros y compafieras jones fueron una referencia ineludible: Natalia Barrionuevo, ‘Marques y especialmente a Edda Crespo, quien me jundi6, desde que supo de esta investigacidn, a profundizer en el tema Jas maseulinidades y s la que agradezco el prélogo que precede al texto. iis companeros y comparieras del Ceil-Conicet, con quienes debatimos dias hace muchisimos afios: Claudia Figari, Nuria Giniger, J in, Matias Frisco, Sara Cufre, Karina Ciolli, familias, que amablemonte compar yon una parte de sus vidas conmigo, queeste textose claboré con aportes de otros y ofras que fueron \preseindibles y sin euya colaboracién no hubiera side posible la conere- do osta investigacién, todo lo expresado aqui queda bajo mi exclusiva wwabilidad. Lie Crespo. slo hajo y masculinidad heroica.. spitulo 2 inuctures do significacion de la mace tule 3 idacion de La hegemonia empresaria y sus fisuras... lo 4 linidades infantilizadas. lo izacién y violencia en el trabajo. 10s finales... fa. Prdloge Edda Lia Crespo ‘Me complace infinitamente presentar La produccién demasculinidad en de Hernan Palermo, texto que augury ha de convertirse trabajadores patagénicos. La obra se inscribe dentro del campo de los etu- dies on men and masculinities e inaugura para quienes nos interesamos por las industrias oxtractivas~ la linea do los estudios profeministas de las masculinidades siguiendo los pasos seferos de Raewyn Connell, Las lecturas tren al antropélogo de las categorias que le permiten revisar sus propias interpretacionos en torno a la hegemonia i Ahora bien, si de calibanes y brujas se trata, encontrarlos en el a produeeidn hidrocarburifera exige un ejercicio sistematico de reflexién que se sostiene como fruto de un trabajo de campo intensive y dela empatia con los *petroleras” entrevistados. La condicién de varén del investigador jgurantiza un éxito por cierto envidiable para sus colegas femeninas. Como sefiala Hernén en la introduecién, la tesis central que da unici- lad al texto no deja de lado las formas de construecion de las relaciones ile género quo subsisten on el capitalismo desde el mismo momento de la “acumulacién originaria. Por ello, otorga centralidad en esta eonstruesién cio del trabajo y principalmente al rol que cumple la organizaciéon capitalista on ol proceso de cooperaeién. Tal como ha plantoado Silvia Fede- ici (2014; 176-177), a partir de Ta acumulacién originaria se ha permitido “sobre todas las cosas “desviar el antagonismo de clase hacia un antagonismo “ontre hombres y mujeres |...) que ha separado a los trahajadores entre si "Aqui, no hay que olvidar que los petreleros (y también los*ypefeanos®) se des Iven enn espacio de trabajo exclusive ‘de hombres, donde la homosociabilidad da forma a una particular significa- hombre ite las relaciones patriarcales se relaciona casi Pada Lia Crespo Si se me permite, sugiero adoptar una clave de lectura para dec tal afirmacién. En 1991 Kuno Triteb, a la hora de abordar las masculinida- des, concibié la historia de vida como una produecion teatral en la que el entrevistado es el héroe de su obra y también su director de escens. En esta, linea de andlisis, Trib (1991) sefalé:"Durante el desarrollo dele entrevista hace que otra gente salga al escenario, Hay papeles principales, personas con papeles importantes o frecuentes. Hay personajes secundarios a los que vemos sélo brevemente, desapareciendo répidamente de nuevo tras el teldn, El entreyistador se comporta como una audiencia activa, quien también parte instrucciones, algunas veces aplaude, pero al hacer proguntas hace salir'a la gente al escenario [por ejemplo en el texto de Hernan, ¢ 1, seexpresa en la alusiona. anecen en el escenario durante un tiempo, mayor, Si se realiza un inventario de «actores» y «actrices» de las entrev’ 1. La reproseatacién sesgada do los géneros es un reflejo de la realidad, 2, Un "matrimonio feliz” de cincuenta anos no produce relatos para ser con tados, Nuestra memoria registra prineipalmente conflictos y situacionos de aprendizaje, 3. La entrevista de historia de vida es semipiblica, los entrevistados no hablan de aquello que consideran privade. 4, Loa reouerdos de la gente tienden “hacia arriba mas que hacia abajo”. Para Triieb, las implicaciones de género son cbviag; las mujeres no tienen ningtin espacio asignado en las historias de vida de loshombres a causa de stt posicion stubordinada, y tambi inos tienden a organizar sus historias do vida alrededor de otros hombres, evitando cuidadosamente alas mujeres, Lo tas de historia oral son tanto ficciones como una ostrategia de suprom maseulina. La eliminacién de las mujeres de la comunicacién masculina refleja la negacion de un poder femenino existente. Al mismo tiempo sirve como instrumento para mantener la insistente impotencia de las mujeres *A.sa vez, el hecho de hablar acerca de hombres comporta acrecentar su importancia y posicién como tales, Pero esta «fraternidads o «amaraderiax entre hombres obviando las diferencias sociales exige un tribute; la parti- Frélogo ina implica también aceptar y sojuzgarse fried subraya que esto es valido asimismo para analizar el discurso ico, Aquellas cuestiones consideradas dignas —0 indignas— de estu- 1) (con Ia notable excepeién de los estudios feministas) suelen deseribir Hata obra que estoy prologandoes la i wseurridos entre 2012-y nuestros dias, eon complicidad euasiadulterina, » acompanado el desarrollo del trabajo de campo, la lectura de evances previos en publicaciones cientificas y auspiciado el debut de Hernan como expositor en las Jornadas de Historia de las Mujeres e Iberomericanas de ero realizadas en 2016. La invitacion a prologar estas péginas otorga agonismo a quien suseribe, confirma que no hay ealiban sin bruja Rada Tilly, 31 de octubre de 2016 gratia 1995), Masculinities, Berkeley, University of California Press. Mujeres, euerpoy acumulacién ori inos Aires, Antropofagia, munde de hombres, Realidad y ficeién’, Historia y Fuente Oral, N’ 6, Universidad de Barcelona, pp. 165-179, Introduccién La célebre frase de Simone de Beauvoir “no se nace mujer" puede ser reelaborada afirmando que tampoco*se nace hombre”. Tanto varones como mujeres estamos subordinades a una cultura del género que nos obliga a reconstruimos para integrarnos plenamente a un sistema de relaciones sociales que codifica la diferencia entre los sexos segtin los significados hormalizados acerea de la masculinidad y In feminidad. Tal como sofalé wle Rubin (1986), toda sociedad tiene modos de tr: yel moda de produecién capitalista no es una exeepeidn. Por el contrarie, la construccién sexo-género en las sociedades oceid tales es la menos creativa de todas, pues limita y encuadra la diferencia ‘ontre los sexos dentro doroles esquemsticos y enfrentados. En este mareode pensamiento, la masculinidad y la feminidad se entrelazan como categorias ‘onuestas, binarias y sobre todo jerarquizadas. Es asi como la maseulinidad ho confirma a partir de su oxaltacién y de la sumisién de la feminidad. En ‘este sentido es la misma Rubin quien plantea la necesidad imprescindible do estudiar la masculinidad inserta en profundas relaciones de poder en Jas que la mujer ocupa un profuse lugar de subordinacién. La pregunta inmediata es: jcusdndo aprendemos estas précticas dicotémi- easy roles esqueméticos? Claramente desde la més temprana infancia, En luego la escuela, el trabajo, en nuestras propias relaciones, ete. ‘Acsta socializacion estamos todos expuestos y para ella estamos formates- dos. El dosafio es pensar cémo esa estructura jerarquizada ~abstracta~de aduce en un orden arraigado en las instituciones por las que +108, apropisindonos y reproduciendo determinadas prac- ticas y representaciones, Dentro de esos ambitos, opera un mapa cognitivo que indica que eo amientos son esperados y cémo lograr legitimidad Y 1 ueiones ¥ en relacion con los sujetos que int M estas cartografias social Hernin M. Palerme de las experiencias vividas, aunque también sufren modifieaciones y rein- torpretaciones en el transcurso de la vida cotidiana, La antropdloga Iris Young (2000) plantea la necesidad de cuestionar una nocién universal de género, y de situarla como parte de una construccién diversa y heterogénea, basada no en la libre eleccidn de los sujetos, sino en condicionamientos que son producto de posiciones histéricas y experiencias sociales. Uno do los interrogantes que guiaré este libro es zqué lugar ocupa el trabajo en la vida de los trabajadores varones y en la consolidaciéa de determinada manufactura de la mase id? Fn este aspecto, el espacio pal de las relaciones de clase, at las relaciones de género clase y género constituyen, |, un téindem imprescindible las relaciones de poder de » en particular, en los ambitos laborales. a analizar la compleja relacidn entre el ejer- ‘idad en trabajadores varones r de los espacios labora- Jes condicionan las formas de comportarse como tal? Mas especifieamente: siendo las empresas actores contrales en la construccién de hegen equé papel juegan en la consolidacion de una cierta masculinidad as condiciones de trabajo posibles poleas de transmisién?, {qué relacionos lndes modernas. Género y clase tal como queda expresado en el epigrafe para entender cémo se organizan las disputas Ja sociedad en general establocen los trabajadores entre sf y con las jefaturas para ceforzar o im- pugnar el model (1987, 1995), Ia masei ‘amiento social ¢ histérico en el que un hombre se compromete en wna posicién de género. Bsta autora fue mas lejos cn sus planteos, aseguré que en todas las sociedades hay una eoncepeisn hegeméniea de masculinidad que funciona como tun modelo de refere: para los demés. Sin embargo aciaré que esto no significa que la sustenten solo los sectores dominantes ~de hombres- de cada sociedad. De acuerdo con Connell, proponomos refloxionar sobre las formas i hegeménica configuradas y dinamizadas por las empresas. La vocacién formadora del capital no es una novedad, més parte de su constitucién histériea, oxigiendo en la organizacién de la coope- racién para lz acumulacion una fuerza de trabajo acorde 0, més especifica- mente, una mercanefa apta para ser consumida, No obstante, osa voeacién formadera en clave histérica requiere un abordaje de las herramientas queel capital ha empleado para modelar dicha fuerza de trabajo. En este contexto, hos interesa ahondaren el eardctor pedagégico de la hegemonia empresaria (Palermo, 2012; Giniger, 2012; Figari, 2015). Eniendemos las relaciones de " ete: - Introduccion, ajo como relaciones conifictivas, incorporadas a la constraccién y conso- ion de la hegemonta. La hegemonia empreseria constituye una nocién, edulay a partir dela cual se indaga la dindmica del ejercicio de poder de presas, Estas précticas se actualizan, se “aggiornan” y redefinen, ando la direecion politico-cultural empresarial, Tal proceso es una y contradictoria que asume un papel central 1s sentidos dominantes, operando en la construccién iva del proceso. intorpola tanto en una dimensién téenic ee ja. Como parte de este » trabajo como en une en la disputa por la configuraeién do esa hogemonta. Para abordar estos procesos es imprescindible fad contextual- y fuera de ella como una totalidad: decir, el proceso productivo interrelacionado con el dmbito dom: n general, De esta manera, el problema de la hegemonta empresaria ia, por un lado, a un orden global que trasciende las empresas, eon- idando doctrinas y précticas corporativas de época y, por otto, hacia las nas de uso y valorizacién de la fuerza de trabajo. ; Las empresas, como actoros centrales en la construecién de hegemon‘a, | estricto dela fuerza de trabajo. Harry ista se esfuerza, a traves de la 2 en efecto ol coneepto central mando esta idea, pero com- voy externo es una cara de sn de précticas, sabores y repra- lacidn de ciertos consensos al yen su poder mediante el co is de la produccién. Ladiscipline fabril modela determinados hébitos,actitudes, costumbres y representaciones para eumplir con ol orden y las exigencias de la produecién papitalista. Bs decir, se requiere de fuiora de la jornada Inboral, conserve las condiciones de la prod de una determinada diseiptina fabril se es- tructuran relaciones de género dentro y fuera del espacio de trabajo. Bn tal sentido, la diseiplina fabril compone na manufactura de 1a masculinided desde los requerimientes de la produccisn, modelando asi al colectivo obrero. Nosinteresa comprender las formas en qve las emprosas, ‘con una coneiencia delos fines" y apoyadas en doterminados métodos de organizacién del trabajo, busean eonfigurar y especificar uns disciplina fabril que consolide un per‘il de masculinidad. ¥ dado que, tal como argumenta Antonio Gramsci (1999), “la hegemon‘a nace en la fabriea” y se extiende hacia todas las relaciones socials més alld del espacio donde se producen las mereancias, es impres- cindible abordar la disciplina extensiva (Meillassoux, 1999) que ineorpora a la familia'a partir de distintos roles y practicas. Desde las earacteristicas del proceso de trabajo y Ins necesidades de Ja administracion empresaria, se configuran practices y representaciones que producen una suerte de divisién sexual de la diseiplina (Leon Salazar y Palermo, 2015) al interior de las familias, Bsta cristaliza modos de vivir, ‘de pensar y de sentir por parte de los trabajadores varones y las mujeres (esposas y parejas) configurandoy movilizando dindmicas familiares especi- ficas, Dicha divisidn sexual de la diseiplina noes wna simple diferenciacién “técnica” de las actividades, sino que constituye practicas sociales concretas sogrin soxo y odad para padres, madres, hijos e hijas, definiendo el acceso ¥ 1a administracién de recursos e instituyendo a la propia familia como una estructura de relaciones de poder. La dinémica familiar, al ser experimen- tada por la clase trabajadora como un sistema vivido de significados y de atribuciones de sentidos para “la mujer-el hombre” y para “lo femenino-lo masculino”, se reenvia hacia el ejercicio hegemonico. De esta manera Ia dindmica familiar y el ejereicin hegeménico se consolidan reeiprocam La configuracion de las masculinidades a partir de los requerimi do Jos procesos laborales es una materia pendiente de andlisis en los estu- dios de las ciencias sociales del trabajo y es por ollo nocosario recurrir a las investigaciones que han abordado la masculinidad, Aungue también, como voremos, eabe hacerles algunos importantes euestionam De los estudios del trabajo a los estudios de las masculinidades: algunas citas y referencias Desde Ia sociologia del trabajo so ha investigado sobre la eonstruceién de ciertos perfiles obreros, En esta linea se destacan autoras como Danitle Linhart (1997), quien identifica la relacién entre la racionalizacion de los procesos de trabajo “posfordistas” con Ia formacién de “nuevos” perfiles de trabajadores, Otro autor ineludible es Jean-Paul de Gaudemar (1991 ey teeta jon planiten, en sl talk acerca de los ciclos disciplinarios, ol interés de ‘cas empreaaring por modelar un determinado coleetivo de trabajo. Interesunte en este autor su propuesta sobre cémo las politicas empre- ins se modifican -retomando la metéfora de Carl von Clausewitz acerca Jn quer ‘stencias que ofrecen las practicas de los de scuerdo a las resi 's en tanto masas refractarias. Gaudemar puso el énfasis en les ns y téenicas ~como codificaciones explicitas~ puestas en marcha empresas con el objetivo de reclutar, fijar y diseiplinar la fuerza de ‘n su obra encontramos expresadoe los aportes de Harry Braverman referirse a la bisqueda continua por parte de la administracién ja del control de! obrera 0, retomando sus palabras, la consolidacion ‘abituacion del trabajador". Tal como plantea el socidlogo francés, la jel desarrollo capitalista es "la historia de la basqueda continua- reiniciada de una disciplina en el proceso de trabajo adecuada @ los 108 de 1a acumulacién” (59). Michael Burawoy (1989), desde una teoria del proceso productivo ca- ‘pitulista, aborda el concepto do conseatimiento para intentar explicar los Pwotivos que llevan a los trabajadores a producir por encima de sus eapa- Widades, favorociondo la acumulacién capitalist. Menciona que ademas We los procesos de coercién hay, fundamontalmonte, consentimiento en la fn de los colectivos obreros, La pregunta que desvela al socidloge icano ea gpor qué los trabajadores y las trahajadoras eolaboran etivamente en su propia explotacién realizando eu labor por encima de -ondiciones fisicas? Por otva parte, los estudios de antropologia del trabajo han puesto el foco, dloude diversos abordajes conceptuales, en pensar y profundizar el doble ea- del trabajo, en tanto productor de materialidad y como productor de presentaciones y pereepeiones que los sujetos interiorizan sobre ‘dad laboral y que moldean sus practicas sociales y su eosmovisi6n, ‘de los espacios mismos de trabajo. En este recorrido se destacan tos autores, Juan Luis Sariego Rodriguez (1988) analiza desde el nto de enclave minero la funcién organizativa del universo social de Jos establecimiontos industriales, Il enclave tiene una estructura que ejerce inn presicn sobre las logicas sociales, restringiendo toda posibilidad de los Jiclores de trascender los mareos establecidos por las empresas. José Sergio [ite Lopes (2011) propuso el concepto de“fabrica e vila operaria”, que alos Wiis tarde utiliz6 Federico Neiburg (1988) al realizer una investigacién los obreros del cemento en la Argentina. Bste enfoque lumina Ia én de un orden en el que la cotidianidad de los trabajadores y jas gira en torno a las necesidades de los emplazamientos indus- eiales. Las condiciones de fijacién dela mano de obra soa una herramienta = aa Hornéa M, Palermo Vilal para ol orden empresarial. En este contexto, la empresa profundiza Las relaciones de "patronazgo” a través del mecanismo de “favores”, volviendo horrosn la relacion de explotacion a la que son sometidos los trabajadores, Por otra parte, el gran proyecto que plantes Gustavo Lins Ribeiro (2008), contrariamente a la “fabrica e vila operaria’, precisa una fuerza de trabajo con caracteristicas de transitoriedad, Esto es ast dado que todo gran pro- to eontiene un momento de inieio y atraccién de un importante flujo de bajo y otro momento de finalizacién y en conseeuencia de expulsion de rabajadores, Este doble movimiento acarrea una tensién interna dada por la modalitled de explotacién de los trabajadores, quienes se eneuentran, al mismo tiempo, desplazados de su lugar de residencia y despojados del producto de su trabajo. En el plano ideolégico, el gran proyecto se concibe como una obra doredencién nacional, eontide que también eodifica la subje- tividad de los trabajadores frente al conflicto capital-trabajo y la necesidad de aumentar los ritmos de produecién. En investigaciones propias hemos abordacle la conformacién de los colec- tivos obreros y sus sentidos de pertenencia a partir de as diversas politicas empresarias en pos de modelar la fuerza de trabajo. La nocién de *hogemonia empresaria’ (Palermo, 2012) recupera, desde una mirada gramsciana, el dinamismo de la relaci6n entre la administracién empresaria y los traba- Jadores, en tanto que ahonda en las précticas activas de poder en las cuales se conjugan interacciones, apropiaciones y resignificaciones. La propuesta, analitiea es subrayar el doble cardcter de la hiegemonta empresaria, como logiea pedagégica que constrayo y transpone valores y sentidos y, a la vez, como dimensién coaetiva que se plasma en presiones directas sobre la fuerza, de trabajo. En este sentido, In experiencia de los trabajadores, en particu- lar para el caso do YPF, se encuentra atravesada por un modelo de gestidn empresarial que prefigura las telaciones sociales mas alld del espacio de la fabrica, expresando cl caracter envolvente del ejereiciodel poder desplegado por la hegemonia empresaria, Como se observa, desde los estuclios del trabajo aqui mencionados se ha analizado de diversas manoras “la voeacién formadora del capital” con un interés importante en los anclajes territoriales y sobre todo en la relacién intrinseea entre prorluecién y reproduccién, Ahora bien, pese a constituirim- portantes aportes, hay que dacirque poco 0 nada se ba analizado la manera cn que esa “vocacidn formadora” impacta en la consolidacion de la masculinidad 0 feminidad configurando periiles obreros atravesados por posicionamientos, de género, En consccuencia, existe aqui un drea vacante que intentaremos abordar con algunas preguntas y reflexiones partiendo deun andlisis de caso, Por esto nos resulta imprescindible recuperar los estudios previos sobre ‘masoulinided, Los altimos aiios han visto la emergencia de diversos movi- Introduccién mientos foministas que, desde el punto de vista del género, problematizan Jos presupuestos en que se fundan las jerarquias a partir de la divisién de los soxos. De tal forma el género, como perspectiva dentro de las ciencias socia- Jos, ee ha convertido on un campo fértil y especializado con amplio cansenso on la comunided académica y mas alld de ésta. Un campo de estudio que, eon sus matices y variantes, emprende distintas probleméticas.! Durante Jos arios 80 surge en los paises anglosajonos una eorriento de ostudios que la mirada en el hombre como posicién de género, Con la denominacién en's studies, emerge una serie de investigaciones que tiene como objeto de problematizacién al hombre en sus variadas dimonsiones. Lo que los ’s studies pondrén prineipalmente en cuestidn es la idea de pensar un ndelo de ser hombre vineulado a la noeién de hombre patriareal. Plantean nv existe una masculinidad, sino multiples y variadas masculinidades nmel, 1997), Sittan la produccidn de “virilidad” como parte de procesos Iturales: es deeix, las meneras de “hacerse hombre” son variadas y hete- igéneas y se constituyen como fendmenos sociales ¢ histéricos (Gilmore, 1994; Laqueur, 1994), En particular, los estudios sobre masculinidad han ido una impronta ompirista on su anélisis de variadas sociedades en ws que se expresan diferentes formas de ser hombre. Los men’s studies han multiplicado en investigaciones orientadas a poner en empiricamente Ins hoterogéneas formas que adquiere la masculinidad en stintos contextos. En esta linea de investigaciones Connell (1987, 1995) quien ha tenido una mayor pretensién analitica, al proponer un marco {n6rico-metodolégico sobre los estudios de las masculinidades, Estas premisas sobre las diversas formas de ser hombre y la imposibi- idad de hablar de masculinidad en singular han impulsado importantes . Varios estudios afirmaron que no séloes necosario ladies desde una perspeetiva de clase, sino tambien a partir de una relacién generacional, de etnia y regién, para accedar a una ‘omprensién particular tanto hist6rica como social (Bastos, 1998; Fonseca, 19003). Al respecto los aportes han sido significativos: resaltamos el anéllisis, tle Mara Viveros Vigoya (2001) sobre las identidades masculinas en Quibdé mn rural y negra de Colombia~ y Armenia ~regin urbana y mestiza jombia~ y el de Norma Fuller (1997) sobre la clase media de Pert mplio abanieo de estudis, entre los que reco- eatigaciones de Helens Hirate y Danidle Kergoat de trabajo imponen Horan M. Palermo ilustrada, intelectual y profesional. Ambas autoras no sélodemnestran que la(s) masculinidad(es) constituyen una categoria zelacional que expresa un proceso historico colectivo e individual y que cuenta con un significado maleabley cambiante, sino que, tal como argumenta Viveros Vigoya (2001: 50), “hacer visible la pertenencia genérica de los hombres significa [...] subvertir de cierta forma un orden social en el cual sélo las mujeres [han] estado mareadas por la diferencia’, Claramente hay entre la masculinidad y la feminidad un tandem in- soslayable de abordar. En este sentido, Matthew Gutmann (1999) sefala que es sustantivo entender la masculinidad en une dimenaién relacional, como resultado del vineulo de hombres con mujeres pero también con otros hombres en general, con todas ls identidetes seruales que se construyen socialmonte. Ahora biea, todos los autores coinciden en que se ha estudiado poco al hombre “como hombre” aunque, como vimos, en las ultimas déeadas tuvo lugar un nutrido proceso de investigacién, Sin embargo, los estudios de masculinidad caen en un vacio al pensar la articulacién con las relaciones, de poder existentes en el capitalismo. Es deci, se han estudiado las mas- culinidades en obreros -vinculéndolas con la labor manual~ o trabajadores asociados a labores intelectuales, pero no se ha develado le relacién entre los procasos de produccién do la fuerza de trabajo y la manufactura de la masculinidad como parte de las relaciones de constitucién hegeménica. No basta con decir que al hablar de masculinidad nos estamos refiriendo a prdeticas institucionalizadas on estrueturas de poder. Lo que nos interesa, profundizar, y es parte del interrogante que dejan abierto estos estudios, es la produccién de las “formas de comportarse como hombres”, no en tanto, totalidad on sf sino como parte de las operaciones ideolégicas propias de nuestras sociedades capitalistas. La propuesta de andlisis es repensar la reproduecidn del ejercicio heyeménico en clave de totalidad estructurada, cuya sintesis en la cotidianidad expresa “claroscuros de verdades y enga- os" (Kosi, 1967), fendmenos en apariencia mconexos pero aue exdfcan procosos do fetichizacion, El encuentro entre el problema de investigacién y el trabajo de campo En oste estudio buseamos develar Ia trama de sentidos y relaciones entre la masculinidad y los procesos de trabajo, Y aqut volvemios a temas y problemas con los cuales comenzamos a investigar, no por peroza o falta de inquictudes o creatividad, sino porque consideramos que develar y comple~ Tntroduesién, jizar la conflictiva relacién capital-trabajo es un tema inagotable para las ncias sociales del trabajoy para la antropologia en particular. De hecho, ol dlevenir del trabajo de campo nos empujo a indagar en esta linea de andlisis. Iniciamos la investigacién con trabajadores petroleros a comienzos de 1003. Partimos de una trayectoria inscripta en lo que podemos denominar intropologia del trabajo. Abordamos fundamentalmente cuestiones vineu- as al control y diseiplinamiento de los trabajadores, conflictos laborales, \solidacién de disciplinas fabriles y articulacién de politicas empresarias ‘tinadas a modelar un trabajador ideal. A lo largo de esos arios, el proceso lo doscubrimiento antropol6gico, segtin argumenta Mariza Peirano (2004 resultado del didlogo entre teorfa acumulada y observaci6n etnogréfica. No obstante, por falta de herramientas analiticas fuimos dejando de o una recurrencia que el trabajo de campo arrojaba: on las ontrevistas y bservaciones surgian constantemente practicas y discursos asociados con sta manufaetura de la maseulinidad por parte de los trabajadores del oro \egro. Algunas de estas cuestiones fueron descriptas en anteriores articu- os ¥ poneneias, pero nunca analizadas en profundidad, Muchas de estas prictieas y representaciones expresaban na densidad semAntiea cargada nnotaciones acerca de la masculinidad. En particalar, durante 2008 se presenté en Comodora Rivadavia una denuneis judicial por la violacién tun grupo de trabajadores a otro trabajador en uin pozo de petrdleo. Ese sodio quedd registrado en las notas de campo, pero nunca tuvimos las rramientas teéricas para arriesgar alguna interpretacion al respecto, A la construecién de conocimiento se accede a partir de la elaboracién preguntas. Como expresa Hans-Georg Gadamer (1993; 440),“preguntar iere decir abrir”.'Todo saher comienza con una pregunta, es la puerta de ntrada a lo que queremos conocer. Bl problema os quo so realizan progun- tas a partir de un marco de conocimiento, No podemos indagar por aquello ue declaradamente no conocemos. Por eso, al deseonocer los estudios de genero, nunca hubiéramos podido realizar una pregunta sobre aquello que se reiteraba, Este libro intenta, entonces, indagar y profundizar en aquellas recurrencias dejadas de lado, para estudiar las précticas y representeci ‘que juegan un papel central en la manufactura de la masculinidad, en particular en el espacio de trabajo de los petroleros, La invostigacién que condense este libroes un andlisis cualitativodel easo de los petroleres de la ciudad de Comodoro Rivadavia, Desde este enfoque interesa plantear la relevaneia del trabajo de campo en relacién con la coneeptualizacién social que sustentamos como eonjuntortotalizacién com- pleja de los procesos y relaciones. Una coneeptualizacién que supone contar ‘con estratogiaemetodoloyieas intensivas que permiten vincular los aspectos 10% y relaciones vividos y significados por los a Horndn M, Pol sujetos. Fundamentalmente nos interesa analizar las historias cotidianas, las historias al ‘ras del su E1 trabajo de campo se efectus en tres etapas prolongadas: durante 2012, en los lugares do trabajo, particularmonte en los cerros de extraccién del aos diversas entrevistas, pero le observacion parti fue una metodologia muy rica va que pudimos relevar y prictieas y rel registrar. La condicién de vardn del inyestigador que accede al campo hal la entrada a ese espacio masculino y a si universo de sontidos. Una relacién con varios trabajadores petroleros nos permitid un acceso irrest estos espacios, lo que hubiera sido imposible de otro modo, Ademss hemos podido realizar un interesantisimo registro fetoggrético qui os parte del anlisis do oste libro, Durante 2013 llevamos adelante la segunda etapa del trabajo de campo, focalizada en el espacio de la reproduecidn de los tral res, espectficamente en sus hogares, Alli pudimos entrevistar a varones con sus ze los miembros a logramos entrevistara las parejas nuestra condicién de hombre, si bien fue una entrada privilegiada al trabaje, cerns otras puertas, Cuando quisimos eoncretar las entrevistas a las mujeres chocamos con una barrera infranqueable:la nogativa de los trabajadores petroleros, Nuestros pedidos colisionaron con las formas de ‘construccién de la masculinidad y 1a competencia entre los varones que ella supone, La tervera etapa tuvo Ingar en 20 an trabajo de campo escuoto con ol objetivo de confrontar algunos hallazgos producidos Gurante los anos anteriores. Hin lineas generales, el trabajo de campo pe tid articular entrevistas en profundidad, tanto individuales eomo grupales, reolizadas a trabajadores de distintas jerarquias, Ahora bien, el trabajo de campo es una estrategia vital para produ ientos sebre determinada realidad sociocultural. Convengamos que no es elle en s{misma sino sus cruces con la teorfa lo que potencia esa forma de abordaje. Y en todo caso, es el “descub: " de la teoria de gér lo que permitis realizar las primeras preguntas atinadas sobre aquel realidad que se imponta en el campo. que da unicidad al texto no deja de Indo las formas do de las relaciones de género que subsisten en el capitalismo no momento de la acumulacién originaria. Por eso damos centralidad en esta construecién al espacio del trabajo y principalmente al rol que cumple la organizacién capitalista en el proceso de cooperacién, Tal comoha planteado Silvia Federici (2014: 176-177), partirde la acumulacién originaria se ha permitido sobre todas las cosas “dosviar el antagonismo de clase hacia un antagonismo entre hombres que ha separado a Introduccion rrimer capitulo, “Trabajo y masculinidad h : a ‘as quo desplegé la empresa estatal YPF en la construccién de una férrea in sexu del trabajo. De cata manera, los varones fueron destinados iades de exploracion y explotacich trdleo desde la ideclo i \decimiento” de la Ni 15, por su parte, fueron confinadas al dmbito doméstico en ou ro ssposas o madres, o bien como dadoras de servicios sexuales para aquellos ones petroleros que estaban fundando la Navién. A partir de esta divi- {alizaron sentidos acerca de la masculinided ‘on précticas, saberes, representaciones y modos en Comedoro Rivadavia durante el periodo .08 Fiscales, YPP fue un estra més dol sacrificio y la ontroga que realizaban estos “verdaderos patriotas”. Asi lo podemos leer en el monolito bautizado “A los que ‘Comodore Rivadavia. lo capitulo, “Estructuras de significaci Hern M, Palermo Jas relaciones de genero. Decodificar al significado de estas experiencias on clave de género permite comprender las vivencias de clase de los trabajado- res petroleros insertos en un proceso social e historico dinamizado por tal industria, Porlo tanto analizamos las précticas cotidianas y sus signifieados a la luz de las exigencias del proceso productivo. En particular, los interro- antes que trazan el desarrollo de este capitulo se enfocan en las précticas simbdlicas y de significacién de las experiencias de los hombres a partir do In consolidacién de posiciones de género, Esto requicre desentranar signifi- cadlos, metéforas, estereotipos, expresiones del lenguaje y practicas insertas enuna relacién de cooperacién dirigiday coordinada por la administracién ompresaria, Aqui queda claramente explicitado que la masculinidad remite @ un proceso social e historico a través del cual los hombres se comprome- ten en una posicién de género, entramada profundamente al devenir de Ja experiencia de clase, Bl desarrollo comienza con las experiencias de los trabajadores de yPr y su derrotero luego de la privatizacién en los aris 90, para luego analizar ia configuracién de un nuevo colectivo de trabajadores auiodenominado petroleros, surgidos al calor ce los procesos de privatiza- cidn de la empresa YPF y la extensidn de las estratogias de torcerizacién Gel sector hidrocaxburtforo, Bn el tercer capitulo, “Poder, alienacion y masculinidad: la eonsolidacién de la hegemonia emapresaria y sus fisuras”, observamos las précticas y ropresentaciones de los trabajadores petroleres vinculadas a la manufae- tura de la masculinidad, No en tanto punado de anéedotas de valentfa 0 hazafas o como parte de la sccializacién de un estado del patriareado que excode todo tiempo y espacio, sino inscripias en el capitalismo y orientadas ala valorizacion del capital. Kn otras palabras, anclamos ¢l anélisis en los requerimientos dela produccién, exigidos y valorados a travéa de diversas herramientas de evaluacién destinadas a la construccion de una determina- da masculinidad, Al mismo tiempo, reeuperando los aportes del marxismo dialéctico y afirmando que en todo orden conservador existen elementos de cambio que permiten la disputa y la transformacion, cobran senti¢o diversas estratesias de resistencia sustentadas sobre ol ethos de la maseulinidad, En el cuarto capitulo, “Masculinidades infantilizadas”, colocamos en el centro de la escena los procesos en los que el control Jaboral y la disciplina fabril se extienden desde los Ingares de trabajo hacia el ambito de la vide familiar, Nos proponemos aqui indagar en la relacidn entre las pautas de ‘comportamiento y subordinaeién, impuestas por las administraciones empre- sarias en direecién al émbito doméstico hajo la forma do una diviaion sexual dela discipling. En el contento de largas ausencias de los trabajadores, son Jas mujeres quienes se encargan de la logistica que atafe a las responsabi- lidades domésticas, También son quienes ordonan y disciplinan =en cierta Introduccion forms—a los varones petroleros en tomno a las necesidades del deseanso y reposicin de energfa para la jornada de trabajo, La sujecion de las mujeres por parte de los hombres se define como un rasgo caracteristico de las rela- ciones de produceién capitalista; lo interesante es problematizar Smo esa sujecion se tensiona y entra en crisis a partir de los hallazgos de nuestra mn. En tal sentido, se expresa una suerte de “empoderamiento” jembros de la familia que no ¢jecutan trabajo asalariado, puntual mente Ja mujer, ya que Mlevan adelante todo tipo de decisiones cotidianas specto de In administraeién econémiea de la casa 0 de la disposicién de los gastos y el reparto de los recursos salariales, Finalmente, el ultimo capitulo analiza las formas de violencia entre varones en él espacio de trabajo. Hstas se constituyen no como actos sin sentido sino como parte de una “hoja de ruta”, un repertorio de précticas y representaciones que forman parte de los contornos de las exigencias de ls disciplina fabril. Rete capitulo, titulado *Feminizacién y violencia en el trabajo’, explicita el papel de la violencia fomentado por la configuracién de la mase: | trabajo como parte de un orden de género donde se desvaloriza la feminidad y se exalta la masculinidad. En este contexto, os trabajadores j6venes son Sometidos a un proceso de feminizacién que los expone a situaciones de violencia eargadas de significados sexuales tanto metaféricos como literalos. Este libro cierra una larga experiencia de investigacién, tomando la nocién de masculinidad como parte de una dimensién sustancial del andli- sis. Quizé més que cerrar estemos abriendo una linea de problematizacién poco explorada que seguramente dejard preguntas pendientes, pero que sin dada apertaré a les estudios del trabajo y en particular a ls antropologia del trabajo. Dicho esto, es buen momento para concluir le introduccién y adentrarnos en el contenido del libro, ‘apitulo 1 subajo y masculinidad heroica* La masculinidad existe e6lo en contraste con Ia femineidiad. Una cultura que Raewyn Connell, “La organizacién soci dela masculinidad” Desde los comienzos de la industria petrolera (como también en otras strias extractivas) se consolide una divisidn sexual del trabajo. Forzada 1 criterios productivistas y culturales que consideraron mas aptos a los dombres para afrontar los riesgos dela actividad, se fortalecié una division lo “tareas por sexo”. Esta division encontraba un claro correlato en otros: “popacios laborales y, en términos mas amplios, en la sociedad en general, {EI perfil de trabajador en le actividad petrolora fue eminentemente sculino, Cabe remarear que, durante el desarrollo de vPF,el trabajo cobré sentido que hasta ose entonces no habfa adquirido: el hombre estuvo neulado a las actividades“trasvendentales” dela explotacién del petréleo, jadas en forma directa a la idea de engrandecimiente de la Nacién, Bn ‘irapunto, el destino do la mujer estaba eireunseripto al papel terre in de casa”. YPF fue un actor decisivo, como veremos, en Ia construcsi6n Joitimacién de sentidos acerca de la masculinidad y feminida ‘Deside principios del siglo xx en la Argentina, el modelo de familia esta- ido limité el rol de la mujer a la preservacién de las condiciones fisicas ‘= de la comunidad (Lobato, 2000). Por ello debia permanecer ex ‘del hogar, dado que au ingreso al mercado laboral era pereibido factor de disgregacion de la familia. Para 1914, las actividades ‘alas quo aceedian las mujeres eran una extensién de las que rea- et nombre *Masculinidad heroics: sn as Vt dornadas de Historia Social de lizaban dentro de los hogares ~costureras, tejedoras, modistas, doméstieas, lavanderas, planchadoras~ y crecia de manera sostenida su llegada a les tareas educativas, La probebilidad de ineorporarse a YPF, en este contexto, era escasa, aunque de coneretarse aleanzaban puestos entendidos como “femeninos”; cocineras, oficinistas » maestres, En este capitulo analizamos las politicas activas que la empresa YPF desplogé en la fijacién de ciertas diferencias de género, Este proceso se consolidé mediante una diseiplina fabrid que daba sentido a una particular nocién de masculinidad. Fl contenido de los puestas de trabajo conjugaba un saber técnico espeeifico con ciertas actitudes y aptitudes fisicas consideradas, exclusivamente masculinas, Dentro de este paradigma, la destreza, fortaleza, persevoranciay firmeza, dadas las condiciones de la actividad en los corros, 8 la intomperie, no eran capacidades que tuvieran o pudieran desarrollar Jas mujeres. De este modo aparece una de las primeras explicaciones contratar s6lo trabajadores varones. No obstanto, dichas aptitudes fisicas -que constituyen uno de los elementos claves en la construccién de esta masculinidad- requerfan complementarse con otras fundamentaciones da tipo ideoldgico. Asi, mediante la disoiplina fabri! Ia empresa apuntaba a que los trabajadores incorporaran nociones acerca de su actividad en términos de aporte al “desarrollo de la industria” y “al engrandee'miento de Ia Nacién’, En nombre de este montaje épico, las direcciones empresarias exhortaban alos hombres a desplegar un plus de saerificio ~incluso a costa de arriesgar sus propias vidas—que trascendiera el mero ejereicio de su actividad laboral. Rosulta portinente, en este punto, recuperar el intercogante que tanto preocup al socislogo norteamericano Burawoy (1989): gpor qué los traba- adores llevan adelante su labor por encima de sus posibilidades fisicas? Tncorporando una perspectiva de género podemos refor la pregunta: par qué los varones trabajan por encima de sus posibilidades fisicas al punto de arriesgar sus vidas? | caso de los trabajadores *ypefeanos” es paradigmatico, dado configuracién de la disciplina fabril amalgam6 un ethos de la mase ligada a un proceso do *heroizacién”, el cual permeé férreamente el: comtin’, Se consolida asf una particular manufactura de a maseuli ala que denominamos maseulinidad he: la relacién in- mediata de YPF con instituciones castrenses; la empresa fue inaugurada y forjada bajo los preceptos militares desde su misma constitucion. Ademas, ‘aunque a ometidan x ‘Trabajo y mascullnidad herotea, Ambito de trabajo se constituyé como un espacio mayoritariamente de varones en el que se valoraron cédigos de conducta basados en la subor- n, la lealtad y, sobre todo, el uso de la fuerza y la resistencia fisica. ‘ste comportemiento, posible de encontrar en instituciones militares," dio sentido a una particular forma de entender el trabajo. contraste, a las mujeres que vivian con los petroleros les estaba re- vada uns labor ni tan heroica ni tan memorable: la de la recuperacién, sica y psiquies de los hombres para su vuelta a los yacimientos. Bstaba nfocada en el cuidado de los hijos y una correcta administracién del ho- que permitiese asegurar el flujo constante de la fuerza de trabajo. La vocreacidn y, en definitiva, los enerpos de las mujeres estaban al servicio » los intereses do la produesién. Esto so visibilizé en espacios puiblicos y n actos Conmemorativos como las elecciones de reinas y princesas La familia nuclear ~como elemento central de organizacién social- fue ineipal reaervorio de los futures trabajadores de YF. Los nifios ~en su \dicion de futuros hombres~ fueron capacitados para tareas concebiles omo masculinas, Las escuelas, y en particular aquellas eseuelas téenicas «das a YPF, fueron potentes poleas de transmisién de la disciplina fubril: continuum de los requerimientos en el “suelo de fabrica”.’ Del mismo lola potralora estatal desarrollé tna serie de instituciones vineulades eas del ceio y la recreacién que también jugaron un rol central Ia consolidacién de la diseiplina fabri. Por ejemplo, el deporte promovio ores y sentidos asociados al trabajo, potenciand la identifieacién dentro 1 “ypefeano’, Esta estrecha vineulacién entre deporte fue profundizada por Daniel Marques (2011), quien exploré en le Ia exaltaeién de una masculinidad trasmitida en las préeticas de- un ideal que glorifica la museulatura del yarén en relacién con 70 ¥ la superacién constantes, atributos valoradas en los distintos leportes generados en ¥PF, tra politica desplegada por YPF, muy conocida y extendida en diyer- sox torritorios, fueron los distintos “rituales oficiales’, conmemoraciones, Inonumentos, placas de bronces, monolites, etc. Asi la empresa consolidé atonasae faprendizy) “eupaid de Ansteveeson do a move ‘Hornén M. Palermo sentidos y valores acerca del trabajo y fuera de éste desde un potente pro- ceao de transposicién pedagégico como parte constitutiva de la hegen empresaria, En sintesis, la masculinidad heroica se asenté sobre tres pilares fun- damentales, activados y dinamizados a partir de la diseiplina fabrit: la asimilacion del trabajo petrolero al progreso de la Nacién/Patria, la con- solidacién en términos simbélicos de la idea de sacrificio y entrega y, por ultimo, una particular nocién acerca de la muerte en el ejercicio del traba- jo, Estos pilares dieron forma a un modo de ser en el trabajo indlisociable de un modo de ser hombre. En las antipadas estaba la ex de una imagen de la feminidad entendida en términos de “fragilidad’ y"“debilidad” condensada en las figuras de las reinas y princesas y sobre todo el ideal, on tanto deber eer, de la maternidad, destinada a Ia reproduccién de la fuerza de trabajo, Se afianzé asi una estructura conereta y simbdlica que configuré una fuerza laboral apta para ser consumida, Por un lado, hombres “fuertes” y “vigorosos" y, por otro, mujeres “suaves”, dos imagenes invertidas. Formas histricas de disciplinamiento de la fuerza de trabajo ‘Yrr se inaugura a comienzos de la década del 20 a partir del interés de stas y estatistas. Detras de la idea saric” so cneontraban seetores del ejéreite eon una jonalista (Rouquié, 1986; Potash, 1982), en su ma- dustrias y la“independencia econdmies” constituirfan sentidos nodales asociados a formas de intervencién del Estado en la estructura productiva. La reorganize cidn de la empresa petrolera se da en un contexto de posguerra particular: se divide la Foderacién Obrera Regional Argentina (FORA) entre anarquistas (V Congreso) y sindicalistas (1x Congreso) y por primera vez, a partir con varias restrieciones, como la exclusién de las mujeres. Eneste escenario, a pesar de que algunos conflictos laborales terminaron a favor de los trabajadores, en particular aquellos que estaban vinewlndos a la 4. La Ley Saone Pena, sancionada porel Congreso ela Naci (in del movimiento obrero no cesaron, Espeeifieamenta contra ol anarquis- -v6 adelante tn proceso represivo que se intensifies ¢ increment, .ando con episodios lamentables de violencia y muerte.® la industria del petrdleo, tuvo lugar un proceso de formacién de la ‘a, Por un lado, se desplegé una estrategia coercitiva hacia los ‘08 dol movimiento obrero y, por el otro, se intenté intas concesionesa los trabajadores. -za de trabajo tenfa un claro objeti~ a loz trabajadores en soldados, fundiendo los intereses de la smo y hasta los albores de jan, el concepto de Naeién pasaria a formar parte inseparable ‘sentido comtin” constitutivo del trabajo en YPr." Todo ataquo por parte jas organizaciones obreras era leido como una agresion directa a los reses de la Nacién. 1a fuerza da trabajo, 6] general ae Mosconi primer presidente de jetrolera—entendié las yentajas de consolider mo petrolero’. Esta construccién, enmareada en un proceso dol ontramado industrial, estaba dirigida a interpelar a los migrantes que se incorporaban a YPF ~alemanes, rusos, e3- ‘anos, polacos, daneses, ete.— que no se sentfan representados pai por el ideario de Mosconi. También buseaba disuadir los conflictos geno- tudgiea”, Entre 1020 ¥ 1021, 1 1,500 huelguistas (anareosindtealistas) f foivindicaciones laborales ~cespidos de abreros rurales y magras condiciones de vida entre flict yla Hornéa M, Pelermo rados por la Federacién Obrera Petrolifera (FOP), por los trabajadores con la ausencia de contlicto, Este praceso de “argentinizaci su trabajo, sino también con demostraciones concrotas de patriotismo que garantizaran fidelidad y lealtad con la empresa y por ende con la Nacioa. Es posible apreciar cierta nocién prusiana en esta perspectiva; lo cierto es que desde la direecién do YPF so intenté conciliar el ideal de un trabajador con el de un soldado, Este proceso tuvo dos caras: por un lado, dio forma a una manera de abordar los conflictos obreros, las huelgas por ejemplo, que pasaron a ser percibidas como una agrosién directa a los intereses naciona- les, En este contexto, cualquier reclamo debia estar relegado a un interés superior: la Patria. Por otro lado, dado que YPF fue coneebida, desarrollada y conducida por militares, la disciplina eastrense fue el modo predominan- te de organizacién del trabajo. sta se impregné en la disciplina laboral, Desde esta légica mareial, exponerse a situaciones de riosgo, sobrevivir @ ollas y luego contar esas experiencias entre los compafieros resultaba una forma de legitimacion al interior de los grupos, al mismo tiempo que se interiorizaban los sentidos dominantes impuestos por la empresa, E] patriotismo, el honor y la bravura constituyeron valores centrales de esa disciplina fabril que fue configurando una determinada masculinidad. La disciplina fabrid, sustenténdose tanto en la persuasién como en la fuerza, ganando espacio a través de distintas formas de concesiones y re- 17. I Estado argeatino, dose comienzos del sigle XX, aph ‘un conservaciurismo politico ysocicl. Detal manera, seco en un sistema de ideas en el que la violencia, el ana prostitucidn se asociaron como parte da fendmenoe dosintogad 1982) La fatidica Loy de Rosidencie, los epiaodios nefaston de le Semana Raja y los inientos eos pecnes rurales palagén 6 un liberalismo eoonémien junto a ‘anadigmtioos de aquel nparato repre , de cardctor anarquista, durante el perfodo 1917-1922, y posteriormente los conilictos encabezados por la Union General de Obreros Petraleros (UGOP), de filiacién comunista. Para ol caso de YPF las eriticas actuaban de la misma manera; aquellos trabajadores que anteponfan sus intereses laborales al interés mayor de la Nacién eran rapidamente sefalados de manera despectiva como defensores, de ideologias “fordnoas", “desintegradores” o “patolégicos”.’ Para Mosconi y los sectores militares y civiles que representaba, garantizar cierta “paz laboral” era un objetivo estratégico. Por ello, a modo de pacto implicito se establecié que la contraparte de empleos bien pagos debia ser retribuida. dde los trabajadores eoncordaba, on. parte, con la idea de Mosconi de erradicar ideologias obreras opuestas al desarrollo de la empresa, Les trabajadores debian retribuir a YPE no s6locon ‘Trabajo y maseulinidad horoiea niondo aquellas ideclogias “foréneas’, organizé a la clase trabajadora ¥m que proveyera las cualidades y las cantidades requeridas por las ssidades de la acumulacion. Para disciplinar y racinalizar la produccién y al trabajo fue necesaria ostruceién del sindicalismo obrero de base anarquista y comunista, al po que se consolidaba un sindieato de empresa:* el Sindicato Unicode {roleros (SUPE), Asimismo, fue preciso generar una estrategia de persua- 08 salarios, diversos beneficios sociales inclusién en un univers» ador alrededor del nacionalismo petrolero) que logr6 que la vida de {rabajadores y aus families girara alrededor de la produceién. eonselidacida del nacionalismo petrolero Para modiados de los atios 40 el “nacionalismo petrolero” se asocié como wunca hasta ese momento~ con cierto sentido antiimperialista. El pero- mo, si bien profundiza lineas de continuidad en la politica argentina, jpresa un punto de quiebre insoslayable, Quiz una de las perspectivas {io mejor representa lo que significaron los afos que yan de 1948 a 1955 sa la idea de “democratizacién del bienestar” de Juan Carlos Torre y Blisa Pastoriza (2002), Ambos autores destaean un proceso de mejora en las con~ iliciones de diversas capas sociales como no habia existido en ningain otro riodo anterior. El ascenso social comenzaba a ser vivido por un numero Tisportante de trebajadores 3 teanajadoras, Bute fondmiend confirma de al- una manera un proceso que venia consolidandose desde algunas décades “stris, pero que encuentra en el peronismo una potencialided hasta entonces wesperada, Precisamente, lo novedoso eran las formas de interveneién del sido, Este proceso se refleja en la distribucion del ingreso: la participacién | componente salarial llega a superar la retribucién obtenida en concepto le ganancias, intereses y renta de la tierra por parte de los empresarios. ‘Teniendo en cuenta este escenario, el peronismo jugo un papel crucial fon la confeccidn de un movimiento ideolégieo que amalgamara la idea de Nacion con los significados del trabajo en YPF, El indusirialismo supone Ja consideracién particular de la industria como fundante del desarrollo ¥y la independeneia econémiea, ol afianzamiento de la soberania nacional y ‘Joan Bunel (1902) arguments ques sindieatos de empresas tienen una doble caracteristica Ihsto partiariade mpi cons init erm Por us ado, agent ala jor el atro as movilfzacion se encuontra condicionada por ‘Por oata dobleearacterstica seconforméuna elisa ‘do eonjunte de los trabajadorys. Hemén M, Palermo Ja conciliacién con ciertos sectores dela burguesia y ol movimiento obrero a partir del objetivo comin de desarrollo, Bn esie sentido, la apropiacion del nacionalismo por parte del movimiento abrero se agocié, en gran me. dida, con la apelacién a Ia redistribucién de la riqueza en tanto parte de la disputa de clase refractaria en politicas de Estado. En este contexto, Mosconi se alza como la figura capaz de sintetizar un sentido nacionalista, antiimperialista y estatista vineulado al desarrollo de ¥PF, El diavio El Chubut ast lo rellejaba en 1949: "Cada petrolero debe ser pues, alli donde se encuentre, un ferviente defensor del petrdleo nacional, y erigirse on. soldado y eoloso guardian del ideal mosconiane, porque asi sabré cumplir con lo que la patria espera de él y su conciencia de argentino lo impone” (citado por Carrizo, 2012). La idea de apropiacién de la “defensa nacional” por parte de los tra- bajadores se vinculé fuertemente con los sentidos acerca del trabajo. No obstante, 1a contraparte de la pedagogia del eonsense fue la militarizacion de varios de los yacimientos de petrdleo, El control externoy eoercitivo del ejéreito ante cualquier posible maniobra de lucha obrera resulté efectivo para su desarticulacién, Do hecho, el 81 de marzo de’ 1944 se creé una zona militarizada que abared parte de las provincias de Chubut y Santa Cruz, La llamada Gobernacién Militar pas6 a ser una nueva unidad ad- ministrativa que inelufa troco departamentos patagénicos, entre los que se encontraba Comodoro Rivadavia, Esta gobernacion fue disuelta recién en 1955 cuando se sancionaron las constituciones provinciales do Chubut. y Santa Cruz (Marques y Palma Godoy, 1998). Dicho proceso politico no sdlo implicé la instalacién de autoridades locales militares, sino también el recorte de derechos por parte do la poblacién. El peligro para la conti- nuidad de la produccién del crudo habia que buscarlo fronteras adentro: en Ios trabajadores y sus organizaciones clasistas. La pedagogia de la masculinidad heroica Como una “vidriera ofleial” con vocacion formadora, YPF articulé toda una arquitectura pedagégica orientada a interpelar a los colectivos obreros. De esta manera so otorgé contido a una particular nocién del trabajo, generé un vinculo orgénico entre el proceso de acumulacién y un patrén sivilizatorio que interpelé a los trabajadores como participos de un pro- cos0 do *heroizacién”, Estos "héroes de la Patria” debfan defender con su propia vida el “ideal mosconiano” y eso tenia que demostrarse dia a dia, en una diseiplina fubril donde eada jornada de trabajo se cumpliera con una responsabilidad similar « la de un soldado en combate, ‘Trabajar en “,—_ diseiplina fabril se propala a partir de distintas correas de tran Iida sanltcentes con las pleas emprosarne, En ents caso 48 aad sha clisciplina jabril a partir de précticas y valoraciones diferenciadas por expresadas en potentes simbolos de referencia, en términos de Vi ner (1980), que dieron sentido al ethos de la maseulinidad heroica ‘Lu figura de Mosconi como condensador de sentidos Su figura se constituys como el ejemplo a seguir para todos aquellos \jadores que se desempenaran en YPF, consolidando wn ideal posible- nto inaleanzable de masculinidad. Alrededor del general Enrique Mos- ‘joni se ha configurado un proceso de transposicién de sentidos que llegé a sarlo en el pedestal de bronce. Gabriel Carrizo (2012,2015) analiz6 proceso realizando un verdadero aporte para desentranar los “usos * de Mosconi, quien pasé de sor “militar autoritario” a simbolo del Jismo petrolero”. Carrizo observa como, a partir del primer golpe tar de 1930 ejecutado por José F. Uribura, la gestion de Mosconi al ite de YPF pasé literalmente al olvido, Tras una corta agonfa murié en (0, Paradéjicamente, fueron fracciones de la juventud socialista quienes icarfan ~a pesar de su férrer politica antisindieal- destacando sobre toco su papel “belicoso” frente al capital extranjero. Pronto, la figura {lo Mosconi comenzaria a ser rememorada como un “servidor de la Nacién”, ) militar “diseiplinado”, “un soldado que no deseuidé sus deberes’. No obstante, recién hacia 1947 —durante el peronismo- roprosentaria una {mportancia trascendental para la empresa YPF. Hn el marco del 40° ani- Yorsario del descubrimiento del petréleo se produjo un punto de ruptura ‘jl asociar de forma permanente esa “fecha patria” con la figura del primer jroxidente de YPR ‘i Pix partir deesta construccién politiea de Mosconi, su figura condensaria atributos tales como“disciplina’, ‘entrega”, “responsabilidad sin pedir nada cambio", fortaleza”, “dedicacién’”, etc. que terminaron siendo cvalidades as, Sus esculturas se multiplican en todos los espacios establecié YP. Generalmente esta representado en un busto: a cabeza, los hombros, el nacimiento de los brazos y el pecho, n ja ciudad de la provineia de Salta que leva su nombre, Mosconi aparece de cuerpo entero. P A emerge a Hemén M. Palermo locate de ‘el acropuerio de lero Rivatavi (dereche), » al general Moseont en ta ciudad hon Mosconi personifica un modelo de maseulinidad inaleanzable para Jos hombres, dadas les cualidades sobrehumanas que su figura sintetiza Simboliza un recordatorio constante de la entrega realizada an pos de empresa (en definitiva de la Nacién) que interpelé a todos los trabajador' eae Arturo Jaurvtehe (UNA, se oncuentei la Univeral Trabajo y maze anos", Revela una construceién pedagégica compleja mediante Ia cua) sonalidad se conyierte en eoports de una identifieacién colectiva butos inaleanzables, Tal como expresa Connell (1995), en todas las fades hay una coneepeién hegeménica de masculinidad que se sitia tun modelo de referencia para los demas, Sin embargo, el autor aclara a mayoria de las veces la masculinidad hegemonica es ten irrealizable ‘mina siondo una prosién imposible de lograr, un deseo siempre insa- o. Asi, Mosconi es un persoiaje més préximo aa ficeiéa, que expresa clara idea de los mods de ser hombre. Esta aceién acorca do la masculinidad que sintetiza Mosconi puede trada con un episodio que tuvo luger cuando realizébamos trabajo ‘po en Ia ciudad de Comodoro Rivadavia, En 2009, un grupo de ex \jadores de YFF nos invité a un asado en una casa particular, Luego de aleanzado cierta confianza, charlando sobre el trabajo en YPe y sobre da de Mosconi se nos oeurrié realizar un chist Entrevistaior: ;Qué significa Mosconi para ustedes? Entrovietailo: Fl gene ‘aue dé st vida por tox Entrevistador: Bueno, 1 general, 1 comentario respecto de su estatura genero primero un largo silencio re quienes estaban siguiendo Is conversacién que mantenfamos ya va~ 2, Lutego devino en reproche y hasta enojo. El ex trabajador que ‘tado al asado nos pidié que nos retractaramos, Répidamente 1s hacerlo, aunque en ese momento no entendimos por qué el co~ intario en cuestién, en vez de generar un acereamiento, nes habia alejado 1s entrevistados. No abstante, nos quedamos preacapados por la tension 1e se habia generado, | malestar que generé la broma se enmarea en este proceso de cons- ‘én del bronee. Comprendimos tiempo después, a la luz del andlisis, de un hombre, y més de un hombre eonvertido finidad heroica, es proporcional @ su despliegue de d, Hacor notar la baja estatura de Mosconi no sélo representé un ‘su masculinidad, sino también el sometimiento a un proceso de directamente con una identificacién coleetiva ‘aypecto “natural” do la masculinidad remite a cierto parte en este imaginario, implica lidad. Mas atin, clara del proceso ‘611 aquel momento nosotros mismos no teniamos nos de feminizacién al quo estébamos sometiendo a Mosconi al poner su heterosexualidad con la referencia a su baja estatura, masculinidad contiene dentro de su“hoja de ruta’ un repertorio de préeticas y teprosontaciones entre las que incluye ls heterosexualidad y un rechazo. explicito a la homosexualidad por asociarla a ciertos significantes prdximos ala feminidad, En definitiva, nuestro comentario ~ turas de significacién para estos universos orientan las construcciones de sentido de la totalidad de las préctieas sociales. En el mundo de los petroleros, vision se expresa y encarna en las concepciones acerca del ejercicio bajo, El reto para la investigacién es indagar en estas concepeiones nero que estan naturalizadas y por eso gon reprodueidas en jn wignificados. Larmasi ‘prendido a partir delas experiencias ¥' algo con lo que se nace, es algo jas. Rn ese sentido, es importante tuto fue publica somo"La constrvceiin social de Lats) los trabajadores potro- Horna M, Palermo destacar que no se trata de posesiones individuales, sino de précticas ins- titucionalizadas, localizadas en estructuras de poder. La masculinidad es una dimensién del orden del género, El caracter relacional de los géneras, cuando se incorpora al estudio de la masculinidad, repone un sistema bina- rio de cédigos, positive-negativo, que acompaiia el proceso psfquico, social y cultural de la construceién de las formas de comportarse como hombres. Esos cédigos se robustecen y sedimentan a partir de los requerimientos de la disciplina fabri, configurando sentidos prefigurados acerca de lo que es, considerado débil, blando, abyecto, es decir, todo aquello que supone una connotacién social y cultural dosvalorizada 0 negative, Tal como fue argumentado desde los men’s studies, cuando se aborda la masculinidad es prioritario entender que no existe una forma de compor- tarse como hombres, sino que esto debe pensarse en plural (Gilmore, 1994; Laqueur, 1994; Kimmel, 1997; Connell, 1997). El sendero que han trazadi estas investigaciones nos permite preguntarnos por “ese otro desconocido” (Badinter, 1993) y comprender que existen diversas formas de gjercer la masculinidad en un mismo espacio. Mas atin, un mismo hombre es hombre de varias maneras, sogyin los contextos situados y segtin eémo éstos se re- lacionan con las estruciuras de significacién de lo masculino y lo femenino. E] ejercicio de la masculinidad esta siempre en movimiento y, mas espe- cificamente, en permanente negociacién. Como plantea Eduardo Archetti (1999; 157), 1a masculinidad es parte también de un proceso de negociacion constante en funcidn de las modalidades exitosas de ser hombres. ‘Las masculinidados 80 reproducen do diversas maneras, como comple~ menterias y opuestas a las feminidatles y tambien en la diferenciacion con otros hombres. La forma de diferenciarse parte de la estrategia mas 0 menos exitosa de producir una ferninizocién de ese ofro, en particular del trabajo del otro. Los modos de ser hombre al interior de la industria petrolera se mo- delan a partir de la disciplina fubril requerida por el proceso productivo. La organizaci6n laboral dinamiza una construccién discursiva y préctica que da forma a una disciplina fabril asociada a ciertos hdbites, actitudes © recémo ser hombres en el trabajo. Es decir, se requiere del | ejercicio de una disciplina fabril que conserve las condiciones dn de la fuorza do trabajo y que permita consumir la tinica mercanefa capaz. de producir nuevo val El nudo de este capitulo se enfica en las formas de construceién de la masculinidad, forjada en cl Ambito de trabajo a partir de los requerimientos de esta disciplina, En el espacio laboral se estructuran précticas sociales, modos de vivir, pensar y sentir las relaciones de género. Decodificar el sig- nificado de estas experiencias en clave de género nos permite comprender Estructurae do ignificasién do la maseulinided lus viveneias de clase de los trahajadores petroleros. Las significaciones ‘acerca del género que gjercitan los trabajadores se encuentran configuradas ‘la luz del proceso de cooperacidn coordinado y dirigido por las adminis- traciones emprosarias, E] émbito laboral de los petroleros se caracteriza por ser un espacio ex- clusivo de hombres donde se revitalizan—y exacerban-patrones clasicos de aseulinidad, La categoria nativa que se repone y sintetiza se encuentra en ases reiteradas como “esto no es para sefioritas” o“este trabajo es cosa de bres”, que contienen un sentido particular acerea de lo masculine y 10 mening, delineando una clara frontera entre lo “positivo’ y lo “negativo’. ira caracteristica son los turnos rotativos, generalmente con diagra- as que obligan a los trabajadores a pasar largas jomadas en los cerros extraceién del erudo apartados do aus familias, El factor climatico es un nento fundamental pues se trabaja a la intemperie, bajo las inclemen- as del viento patagénico, Cabe egregar que se trata de una actividad con na alta exposicién al peligro. En efecto, todo petrolero experimenté golpes, cidentes, cortes, amputaciones, etcetera. Considerando lo dicho hasta aqui, este capitulo aborda, en su primera e, las experiencias de los trabajadores de Yr y su derrotero luego de vatizacin de la empresa en la década de 1990, que trajo experiencias Jitieas asociadas con Ia pérdida de la maseulinidad. Rn una segunda e analizamos la configuracién de un nuevo colectivo de trabajadores, 1todenominados “petroleros’, surgidos al calor de los procesos de priva- ién y do la extonsién do las estrategias de tercorizacién del sector ‘ocarburifero, Este nuevo nosotros se constituy6 como heredero de los ypefeanos”, aunque con prietices y representaciones bien diferenciadas. Siguiendo con las premisas que marca Joan Scott (2008), ol andlisis apun- a comprension de la significacién de las experiencias de clase de los jadores potroleros en clave de género. La emasculacién de los “ypefeanos” Si bien la dictadura civico-militar que derroc6 al gobierno eonstitucio: én en marzo de 1976 llevé adelante el fue a partirde diciem- 1. Laas privatizacionos peridorin fwron ‘envexpletacién a emproane privadas, at eam pens fenqontranmon Bridan int. Tale adjudicaciones we situaros 7. M, Heendn M. Pale dosguace de YPF Sociedad del Estado (St)? Hl Plan de Transformacién Global dispuso el cambio de Yer $8 en una Sociedad ima (SA), posibilitando la venta de las aceiones de la empresa al eapital privado, Con este decreto, YP! so fragmonté en varios paquetes accionarios, al tiempo que se sistematizaron las areas a partir de la relacién activos estratégicos-rentabilidad inmediata.’ A fines de los afios 90 desembarcd en YPF A la empresa espaiola Repsol comprando el 98% del paquete aceionario. De esta manera la empresa espaniola logro posicionarse como la compafifa con mayor concentracién econémica en el sector petrolera y propictaria de las mayores reservas probadas de petréleo en la Argentina hasta ese momento.* En este contexto, y con José Rstenssoro como interventor de YPF, hubo una racionalizacién’ de trabajadores que durante los primeros cuatro afios dela década de 1990 aleanz6 la cifra de 35,689 (Palermo, 2012). Para 1993 la dosocupacién en la ciudad de Comodoro Rivadavia legaba al 14,8%. Era el {adice mas alto en todo el pais en aquel momento. Bste proceso de desregulacién del sector petrolero y privatizacién de la empresa més grando © importante que tuyo el Estado argentino acarres experiencias obreras traumaticas (Palermo y Rivero, 2011) para los trabajadores que tentaban reinsertarse en un mereado laboral petrolera completamente dosrogulado y fragmentado. Dichas experioncias, como analizaremos, fue- ron significadas por los trabajadores de YP¥ en clave de género, remitiendo directamente a formas de produccién de masculinided. periféricos de Ia produccién, como perforacién, terminasidn y wparacién de pozos. Se estima ‘que durante este period se produjoron eorea do 18,000 despidos, 2, No obstante cabe Jas polticas petroleras planes del gobierno radical jan/Plan Houston/Plan Huergo de 1937 Barrera, 2014), Estas continuidades operaran, plafén inmejorable para ane Jos aos 80 se diera ccmionze ala privatizacion total da EF, 8. En este sentido, se cerraron areas su 1estamente no rentables, como los laboratories de ion hidrocarburifere que desdo 1940 alborgaren ‘American Enerey, smpcesarias paral ya. que, sogsin ex dds hostigamionto Botructuras do significaciéa de la maseulinidad Luego del cobro de las indemnizaciones, algunos trabajadores de Yer resolyieron como alternativa la elaboracién de proyectos cuentapropistas. Como argumenta Patricia Davolos (2001), luego de la privatizacion de PP se consolidaron alternativas atfpieas de participacién de la fuerza de trabajo en el mercado laboral, completamente diferenciadas de la velacién salarial que hasta entonces mantenian los trabajadores con la empresa. cuentapropismo, o incluso los emprendimientos productivos, eran formas inéditas para una fuerza de trabajo caracterizeda por relaciones asala- riadas." En particular, en Comodoro Rivadavia se acrecentaron dos fen6- menos: el crecimiento de la desocupacisn y la explosién de innumerables proyectos cuentapropistas.’ La mayorfa de estas iniviativas fracasé. Este desenlace se explica, en parte, por el quiebre de la experiencia laboral y Ja nueva situacién de los trabajadores frente a experiencias desconocidas hasta ese momento, que requerian saberes espectficos. En este contexto, en Comodlor Rivedavia comenz6, como en otras ciu- dades, un proceso de estigmatizacién de loa trabajadores estatales y on particular de los "ypefeanos”, Este fenomeno, encuadrado en un movimiento jeneral de desprestigio de las empresas del Estado y sus trabajadores, luvo en las ciudades donde se emplazé YP un aire de revanchismo, pro ducto del bienestar que gozaron las “familias ypefeanas” en relacién con 6] resto de la comunidad. Los trabajadores de YP¥ fueron sefialados por la unidad comodorense como los responsables de sus propios fracasos.

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