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Los hermanos L ste y Louis son, como es ne, En 1895 presentaron en el Grand Café de Paris la pri a a era pelicula: La salida de las Fabricas Lumibre y, en el os mismo afi, la primera cinta ] ‘con argumento”, El regador regado que es, en rigor y co- mo se le llamaria mas tarde, un gag, estoes, un chiste con: tado visualmente. En la ctualidad algunos investigadores espe culan sobre cémo la eritiea moderna hubiera tratado este corto, Si se habrian escrito densos articulos que empezaran: "El rega dor regado 0 €l discurso de la crisis de la pareja...” que descu: brieran en este film un alegato en favor de la liberacién del cuerpo, las tendencias “machistas” del realizador, el hallazgo del primer cine de auteur, Aurelio de México que la primera exhibicién de cine —que ind Reyes nos informa en L ine en tomadas en el pais— se efectus el 14 de agosto de 1896 en el entresuelo de la Drogueria Placeros, sita, en el 9 de la calle de Plateros, hoy Av@nida Madero, ante reporteros y ",,rupos cienti ficos”. No aclara si pertenecian al gabinere d rfirio, pero a de “maravillosa”, con s6lo una si que la exhibicién fue califica la del diario El Paés al que cabe el honor de ser el primero que calificd una pelicula de deni; De los Reyes época en que se filmaron las primera peliculas nacionales, con » 1899 un film brid el pais-a un critica en cont te para México. iza el periodo 1896-1900 del cine mexicano, ‘odas sus virtudes y defectos, incluso la censura: € fue autorizado para "hombres solos” y medio de exp sién que va de la vulgaridad mis ram arte maravilloso de Chaplin, Eisenstein y Welles. ~___ FONDO fal ‘CONOMICA DE_ CULTURA — Lecturas Mexicanas divulga en ediciones de grandes :i- radas y precio reducido, obras relevantes de las letras, la historia, la ciencia, las ideas y el arte de nuestro pais. AURELIO DE LOS REYES Los origenes del cine en México 1896-1900 CULTURA SEP Primera edici6n, uvam, 1972 Primera edicién, st»/80, 1983 Primera edicidn en Lecturas Mexicanas, 1984 D. R. © 1983, Foxvo pe Curruna Econowica Av. de la Universidad, 975; 03100 México, D. F ISBN 968-16-1830-0 Impreso en México INTRODUCCION Los CUATRO ajios que ocupa la investigacién, son testigos de dos cambios fundamentales en la sociedad. El primero en cl periodismo. Asistimos al nacimiento de un nuevo enfo- que de la prensa oficial; el gobierno estimulé la publicacion de El Imparcial y de El Mundo en 1896; se autocalificaron de “‘cientificos” y “‘progresistas”. Y vemos las muertes de los diarios liberales, El Monitor Republicano (1897), El Globo (1898), Gil Blas (1898), entre otros; y de la vieja prensa oficialista, El Partido Liberal y El Siglo XIX (1896). El segundo cambio esti en el gusto del piblico, se rechazan las obras dramaticas y se busca lo ligero, como la zarzucla, Virginia Fabregas, Eliza de la Maza y las compafias de pera fracasaban estrepitosamente en lo econémico, porque la gente no acudia a sus representaciones, Este cambio en las predilecciones del piblico ser determinante para el éxi- to de las exhibiciones del cinematdgrafo, tema de nuestra tesis. La capital de la Repdblica mexicana cont6 con gran ni- mero de publicaciones periodisticas en el cuatrienio que ocupa nuestra investigacién. Algunas demasiado especiali- zadas para nuestro propésito, las de circulos agricolas, ju- diciales, etcétera. Los diarios que nos surtieron de datos se pueden clasificar en varios grupos: 1. Positivistas 0 gobiernistas: E! Mundo, El Imparcial y El Mundo Ilustrado, Todos de la empresa de Salvador Reyes Spindola (que durante la administracion de Madero orga- nizé una manifestacion contra la libertad de expresion), dedicados a divulgar el “‘conocimiento de la ciencia entre las. masas”. 2. Catdlicos: La Voz de México, El Pais y El Tiempo. Los dos primeros editados por José Trinidad Sanchez San- tos. La Voz... estaba bajo el patrocinio de la Santisima Virgen de Guadalupe. 3. Independientes: El Nacional (Revolucionario), El Universal y El Diario del Hogar, 4. Liberales: El Monitor Republicano, Gil Blas, El Popu- lar, El Globo, El Chisme y El Liberal 5. Voceros de la iglesia: hojas insertas en La Vor de Mé- xico, sin catalogacion en la hemeroteca, Una revista men- sual, El Reproductor Eclesistico, publicacion oficial del clero poblano. Deseamos aclarar que para entender la acti- tud de la iglesia frente al progreso y, obviamente ante el cinematégrafo, nos basamos en esta revista porque era el vo- cero del clero poblano, famoso por su intransigencia y orto- doxia. Esta revista se dedicaba a contestar las dudas de los sacerdotes de pueblos remotos con respecto a la aplicacién del dogma. Estos escribfan a la redaccién y se les contestaba en las paginas de la publicacién, También ten{a El Repro- ductor una seccién que orientaba sobre la temética de los, sermones. Pusimos especial atencién al revisar esta publi- cacién, para comprobar la afirmacién de los Moulinié de que el cine fue considerado en muchos pueblos cosa del Diablo. No encontramos que un solo sacerdote consultara al respecto, ni que los editoriales anatematizaran el espec ticulo. Fue basico para suponer que la censura impuesta a los ‘“cémicos de la legua”, por las autoridades eclesidsticas y civiles de los villorrios, fue de tipo moralista; causada, sin duda, por las exhibiciones para hombres solos. Los alegatos de que el cristianismo fue un vehiculo para tract el progreso a México, los tomamos de El Tiempo y La Vor de México, 8 diarios de tendencia religiosa mas no voceros oficiales del cleto, porque El Reproductor Eclesidstico no editorializa ni a favor ni en contra; sencillamente clude el tema, Los pe- riddicos catdlicos 2 inenudo publicaban ponencias, articu- los, sermones o estudios de sacerdotes mexicanos, espafioles o italianos sobre el asunto, que no sirvieron para fundamen- tar nuestra conclusién. Una de las fuentes imposibles de adquirir por el historia- dor son los sermones. El piilpito hasta hoy ha sido subes- timado cn su aspecto propagandistico, y sin embargo ereemos que es determinante en la conducta de las perso- nas. Maxime en los pueblos pequefios, a donde legaban los “comicos de la legua” Seria por demis interesante conocer las prédicas contra la pornografia cinematografica de aque- los aftos, 6. Un capitulo aparte merecen los semanarios Cémico y Frégoli, Los dos comentaban jocosamente la vida capitalina. Estdn plagados de ilustraciones y comentarios chuscos de los acontecimientos que afectaban a los capitalinos. Resefia- ban con mucho sentido del humor los especticulos. Estos semanarios fueron considerados “pornogrificos”. Ha sido una verdadera fortuna que la hemeroteca los conserve com- pletos y sin una sola mutilacién. Verdaderamente milagroso que hayan escapado de las manos de los que se encargan de tijeretear las publicaciones, Parece que las dos revistas han sido consultadas poco por los investigadores; estén tan nuevas que dan impresién de no haber sido tocadas por la mano humana. Quien desee asomarse a la vida capitalina de estos afios no puede prescindir de ellas. Comico y Frégoli dan una imagen muy amplia y completa de la época, sobre todo de los estratos bajos de la sociedad y de los gustos de Ia clase media. Si se nos permiten los calificativos, nos atre- vemos a decir que fueron las més hermosas, amenas y bellas fuentes que consultamos a lo largo de tan ardua investiga- cién. 7, Habia otros diarios encargados de recoger las noticias que interesaban a las colonias extranjeras. Los franceses te- nian su Courrier du Mexique, que aport6 tan solo un dato, a pesar de que los hermanos Lumidre, creadores del cinema- tografo, eran de esa nacionalidad. Los norteamericanos publicaban su Mexican Herald y, al igual que los franceses no mostraron curiosidad por su compatriota Edison, crea- dor del kinetoscopio y el vitascopio. Los espaftoles editaban El Correo Espaiiol que aporté miiltiples datos acerca del cinematografo y de los espectaculos del género chico, que tanto disgustaban a la prensa “cientifica” y “religiosa”. El Correo Espaiiol estaba destinado a defender los intereses de los espafoles, en esos aftos de peligro por el recrudecimien- to del odio a lo hispano, reavivado por la lucha indepen- dentista cubana. Un grupo independiente publicaba El Continente Ameri- cano notable por su aversion a lo yankee. Tenia por lema “América para los americanos”, y parodiéndolo se anatema- tizaba contra el vecino pais del norte, puesto que la finali- dad de los editores era hacer propaganda en pro del movi- miento separatista. Esté ilustrado con una magnifica galeria de los héroes de la lucha, cuyo autor es José Guadalupe Posada. Desgraciada- mente no nos fue til. Al cine no le dedicd ningtin comen- tario. Desapareci6 esta publicacién poco después de finalizar la guerra hispanoamericana en 1899. Para los redactores, Cuba seria una colonia yankee y parece que tuvieron voz de profetas. A pesar de que despert6 nuestro entusiasmo y emoci6n, para nuestra desgracia no dio ni una vaga noticia acerca del cinematdgrafo. Entre los diarios consultados habia un residuo del parti- 10 do conservador, La Patria de México, que no aport6 tam- poco ningin dato sobre nuestro tema, ‘Se consultaron otras muchas revistas literarias, que con- firmaron la fobia de los intelectuales al cinematgrafo. Una publicacién de Guadalajara solamente public un verso titulado ‘‘Cinematografo” y vagas notas de los “‘cémicos de la legua” que legaban a dicha ciudad. El Album de la Ju- ventud, editado por la Sociedad Cientifica y Literaria Cuauhtémoc no dice absolutamente nada. Otras publica nes literarias de Cuernavaca, Aguascalientes y Zacatecas asumen idéntica actitud hacia el espectéculo objeto de nuestra tesis. Todas esas publicaciones parecen indicar un desprecio de los intelectuales al cinematografo. La Hemeroteca Nacional guarda muy pocos diarios pro- Vincianos, Pudimos consultar El Diario de Jalisco y El Con- tinental de Guadalajara, El Contemporinco de San Luis Potosi, El Reproductor y El Cosmopolita de Orizaba, Ver., Lucifer y La Democracia de Tepic (éste nos lo facilit6 el cenciado Eugenio Noriega Robles). Vimos otros muchos rotativos que no informaron de la llegada de los “cémicos de la legua’” a las ciudades; publicaban una que otra noticia procedente de los diarios capitalinos, mezcladas con poemas y cuentos de autores locales. Nos lamentamos indtilmente del poco cuidado de las editoriales que, por modestia o des- cuido, no remitieron a la hemeroteca ejemplares de sus pu- blicaciones conforme a la ley. Las que lo hicieron, sin duda tenfan el 4nimo de perpetuar su memoria. El archivo del ex Ayuntamiento de la ciudad de México fue una de nuestras fuentes mas importantes. Desgraciada- mente no guarda el legajo que podria despejar dudas respec to a la programacion. No estan catalogados los papeles de la ‘Administracién de Rentas del Ayuntamiento, encargada de recabar los impuestos y a la que los empresarios de espec- nL tculos deberian entregar dos ejemplares de los programas, segin se ordenaba en el reglamento respectivo. La sefiora Carmen Toscano de Moreno Sanchez guarda una coleccién de programas de los afios que nos ocupan, pero por desgra- cia no tuvimos acceso a ella. Después de haber dado un ligero vistazo a las publicacio- nes que consultamos, nos acercamos a los diarios “‘cienti- ficos” y “liberales” para introducirnos un poco en la época que ocupa la tesis. Nos fijamos en ellos porque el antagonis- mo entre si, da una idea de la estratificaci6n ideolégica tan marcada en la sociedad mexicana de esos afios. En lo politico, las otras publicaciones giraron en torno aestas dos tendencias. Los diarios cientificos se destacaron por su incondicional apoyo al gobierno. En ellos no se encuentran més que ala- banzas a la conducta del general Diaz. Los periddicos libe- rales, sobre todo El Popular, se caracterizaron por la viru lencia de sus ataques a los hombres més destacados de la administracidn, incluyendo al propio general Diaz. Funda- mentaban sus criticas en que la responsabilidad de regir los destinos del pais, no los hacia inmunes a las censuras, por el contrario, su conducta piblica se beneficiaba con las obser- vaciones de la prensa. Los diarios cientfficos no fueron de- mandados por calumnias 0 difamaciones, en cambio no hab{a semana en que no cayeran acusaciones contra los dia- s liberales. Sus reporteros morfan © desaparecian miste- riosamente. Se fomentaba una subterfugia persecucién a la prensa, Por lo pronto, el lunes 21 de diciembre de 1896 El Globo fue demandado por difamacién y un reportero fue a hacerle compaiia al director del mismo a Belén, donde es- taba prisionero por otra denuncia contra el diario que re- genteaba.’ La acusacién se basaba en que el dia 15 de ese 1 “Qua denuncia de EI Globo”, bre de 1896, p. 2. El Globo, martes 22 de diciem- 12 mes se habfa denunciado en las piginas del periédico un simulacro de duelo en Chapultepec. La noticia no era direc- ta, la habia tomado de El Nacional” que, a la vez, criticaba a El Imparcial por el sensacionalismo dado a la nota. El Globo se alarmé sobremanera porque el fingido duelo tenfa por objeto “‘impresionar” una “vista” cinematogrifica y de ese modo se engafaria a la gente. Le preocupaba ademis, el amarillismo de El Imparcial y el poco respeto a las autori- dades. ..se dice que en el simulacro de duelo que se hizo en Chapultepec, la policia que concurria no era verdadera, sino que particulares se vistieron de gendarmes para dar mayor realce al dicho simulacro. . Pues mayor burla a la verdadera policfa. . La pelicula reconstrufa un sonado combate entre dos di- putados, Verdstegui y Romero, en el que el primero quedé muerto. El caso estaba ain muy reciente y los énimos no se habfan calmado ¢Por qué despertar de esa manera incon- veniente, conclufa B/ Globo, el duclo Romero-Veristegui? El dia 22 de diciembre de 1896 el diputado coronel Francisco Romero, aludido en la noticia, acusé de difam: cién a El Globo, en lugar de 2 El Imparcial que habia infor- mado con sensacionalismo, sobre ¢l fingido combate. Fl dfa 2 Decia El Nacional del lunes 14 de diciembre de 1896, p. 2 “El Imparcial de hoy, con ¢l alarmante titulo de ‘Don Francisco Rome- ro hiere en duelo a don Fernando Veraza. Intervencién de la poli- cfa’, cuenta a sus lectores un simulacro de duclo verificado con el permiso de la autoridad ayer, a las diez de la mafiana en un potrero cercano a Chapultepec y Ilevado a cabo con el objeto de sacar una vista para el cinematografo Lumiere. . 3 "Ms burlas a la policia”, El Globo, miércoles 16 de diciembre de 1896, p. 2 13 24 Alfonso Lépez, reportero, fue aprehendido por su res- ponsabilidad en la redaccion de la nota ofensiva, y el 26 se encarcelé por la misma causa al redactor y director interino. El juicio siguié su curso y los acusados fueron declarados formalmente presos. El acusador, diputado Romero, dejé entrever que si el redactor de la nota pedfa disculpas o acla- raba en el periddico que habia sido objeto de una confu- sién, pues el sefior Romero que tomé parte en el duclo fingido era un homénimo del diputado, retiraria su acusa- cidn. Hasta el 4 de marzo de 1897 el periodista Alfonso Lopez publicé la nota aclaratoria* y el 16 de marzo fue ex- carcelado, junto con el director interino.5 Las acusaciones contra los diarios independientes y libe- rales que criticaban aspectos de la administracién, estaban a la orden del dia; no se necesitaba que censuraran tal o cual acto, los comentarios més triviales causaban la demanda, Los periddicos “‘cientificos” gozaban de inmunidad, se afir- maba que el gobierno les pagaba una subvencidn de cin- cuenta y dos mil pesos anuales, El director de El Universal, sefior Ramén Prida, fue acusado de difamacin por la de- nuncia gue hizo de los escindalos en unos hoteles de la Merced.® El Popular fue acusado por ¢l ofendido padre de una muchacha, que colectaba fondos para la causa cubana en la calle; el diario coment6, sin el 4nimo de injuriar a na- die, la generosa iniciativa de unas damas.” Se pueden citar 4 “Los procesos de Ei Globo”, Ibidem, jueves 4 de marzo de 1897, p. 3. 5 "Noticias del dia”, El Tiempo, marzo 16 de 1897, p. 2. 6 “Actualidades", La Voz de México, martes 13 de abril de 1897, p. 3 7 “Denuncia de El Popular”, El Popular, viernes 5 de marzo de 1897, p. 2. 14 miiltiples casos, hemos puesto tres, escogidos por las causas tan baladies que originaron el encarcelamiento de reporte- ros o de los directores de los diarios. Otro de los métodos usados para aminorar la censura a los actos de la administra- cién consistié en el asesinato de periodistas; los crimenes permanecieron inmunes y sus autores nunca fueron apre- hendidos, ni los casos investigados. Este eficaz método se ‘empez6 2 utilizar hacia 1894, con el reportero Emilio Ordé- fiez. Este habfa desempenado el puesto de administrador de rentas en Zacualtipan. El cacique de esta poblacién habia dominado a los habitantes por el terror; en ocasiones habia encontrado gusto en ejercitar su blanco en los habitantes del lugar. Emilio Ordéiiez habia ayudado a un vecino con una recomendacion en un litigio que tenia contra el cacique de Zacualtipan. La desinteresada colaboracién de Ordéiiez fue su perdicién; con el cambio de poderes en el estado de Hidalgo, el secretario del gobernador result amigo del caci- que de Zacualtipén, que aproveché para sujetarlo a tenaz persecucién. De inmediato pidié la destitucién de Ordéiiez, éste se dedicd al comercio de ganado, hasta que se enterd que su enemigo lo emboscaria. Pidié una escolta de dos guardias y en el camino fueron atacados. El hermano de Orddiiez pudo contestar al fuego y maté al tirador, que result6 ser el cacique de Zacualtipan. Como la conducta del secretario se comentaba sotto vo- ce en Pachuca, el disgusto piblico aumenté, Emilio Ordé- fiez conocia al secretario desde su juventud, pues los dos procedian de Chicontepec. A raiz de la persecucién iniciada en su contra, Ordoiiez comenz6 a publicar en el diario pa- chuquefio Las Novedades y en El Liberal Espattol, articulos que revelaban el oscuro pasado politico de aquél. Ordéfiez se hab{a mudado a la ciudad de México después de la muerte del cacique de Zacualtipan, para evitar compli- 15 caciones, y en la capital, la policia del estado de Hidalgo® lo aprehendié con lujo de violencia, Fue conducido a Pa- chuca en tren, pero logro fugarse pidiendo asilo en la casa del licenciado Justino Fernandez, ex gobernador de Hidal- go,? que se limit6 a pedir garantias al gobernador del estado de México, que se comprometid a entregar al reo vivo a la policia de Pachuca. La aprehensién de Ordéjiez la ordena- ron por el tiroteo donde murié el amo de Zacualtipin, aun- que su hermano se habia entregado a la policia y asumido la culpabilidad. La prensa de la ciudad de México denuncié con grandes titulares, las irregularidades que habia en el encarcelamien- to, todo fue initil. El periodista fue enviado a la prision de Pachuca. Se le abrié un proceso por asesinato que durd cuatro afios. No obstante los vejamenes y hostilidades, se mantuvo firme en sus declaraciones de inocencia. Esta- ba por finalizar el juicio y todos crefan que saldria libre, pero por ausencia del gobernador, su secretario, Ramon Riveroll, fue designado gobernador interino y ordend el asesinato del ‘diarista”. Contra la costumbre, una noche encerraron a los dems presos en las celdas bajo lave, para evitar que defen- dieran a Ordéfiez, Se presenté gente en la celda de éste y lo ahorcaron con una cuerda de c4iiamo, lo sacaron al patio de la cdrcel y ahi lo remataron a puntapiés. Su cadaver y el centinela vivo, fueron a dar al horno crematorio de caballos. La policia informé que habia intentado una fuga, pero los presos comentaron a sus esposas el fin de Ordéfiez. Como el hecho fuera conocido, dio por resultado dos muertes mas 8 “La muerte de Emilio Ord6fez; pginas para un proceso, En- trevista con la sefiora viuda, Habla un reportero”, Ibidem., enero 28 de 1897, p. 2. 9 Ibidem, enero 31 de 1897, p. 2 16 entre los presos. La prensa atemorizada guardé silencio. En dos afios no hablé més del asunto. En septiembre de 1896, dos aiios después del crimen, aparecié en Gil Blas un articulo titulado “El cinematografo en Pachuca, Vistas de actualidad”, que narraba unas pelicu- las “muy realists” que mostraban al gobernador del estado de Hidalgo, a su hacienda en el Zoquital y al horno ‘crematorio de caballos, que lanzaba fumarolas a las que los “caprichosos giros del aire le dan formas fantisticas de hombre vestido de negro. . .”"° La prensa continué en silen- cio, nadie hizo eco de este ingenioso panfleto. Los diarios estaban atemorizados porque los crimenes y acusaciones se sucedian intermitentemente. Luis Gonzdlez fue “‘Fusilado a machetazos...”" y Jestis Olmos Contreras “Despedazado con més de cuarenta pufialadas, apufialado hasta en la boca, apuiialado hasta romperse el hierro en el cuerpo sangriento de la victima, .."'' El misterio rodeaba a los erimenes lo que aunado a las denuncias por difamacién, minaron el espi- ritu combativo de los rotativos liberales. Hasta el 21 de enero de 1897 los diarios volvieron a ha- blar del asesinato y cremacién de Emilio Ordéiez. Esta vez con decidida energia y sin temor alguno. El Universal inicid la campaiia, secundado por El Popular, y a los pocos dias por La Voz de México, El Tiempo, El Nacional, etc.; El Mundo y El Imparcial guardaron silencio. Los periédicos “liberals”, independientes y religiosos, comenzaron una investigacion: entrevistaron a la viuda, que ensefié irrefuta~ bles pruebas, cartas que recibid de los compaiieros de pri- 10 “El cinematografo en Pachuca. Vistas de actualidad”, Gil Blas sibado 5 de septiembre de 1896, p. 1. 11 “La desaparicién del periodista don Emilio Ordéfiez. La res. ponsabilidad del gobernador Cravioto. Escindalo sobre escindalo”, FI Popular, enero 21 de 1897, p. 1. 17 sién de su marido, nombres de testigos, entre los cuales estaba el mismo jefe de la carcel, el licenciado Justino Fer- ndndez, que abog6 por el reo; el hermano del gobernador del estado de Hidalgo, compadre de la victima. Se publica- ron los asesinatos ordenados por Riveroll, uno de los cuales escandalizo aiin més a la sociedad, habia encarcelado y deja- do morir de gangrena a un padre que sc atrevid a protestar por la violacion de su hija de catorce afios. La prensa de la provincia reprodujo los escritos y el caso trascendid las fronteras. Se comentd en Estados Unidos y en algunos pai- ses latinoamericanos. Se pedia la apertura de una investiga- cién oficial y la condena de los culpables, maxime que ya se habian dado las pruebas y los nombres. Ante la presion ejercida sobre las autoridades, se abrié cl proceso. La parte acusadora la componjan los escritos de los diarios; el acusa- do, Riveroll, que dijo acataria la decision del tribunal. Dia~ riamente, con grandes titulares y en primera plana, los periddicos seguian publicando entrevistas ¢ informaban del proceso. Finalmente, El Imparcial y El Mundo hablaron del asunto, sblo para acusar a los otros diarios de chanta- jistas. La viuda de OrdéAez eseribié una carta ala sefiora Diaz para que le diera audiencia; a los pocos dias recibi6 contes- tacién y fue recibida en el castillo de Chapultepec (con anterioridad habia enviado carta tras carta y nunca recibid respuesta. La sefiora Dfaz informé que recibia tanta corres- pondencia que olvidaba contestar). Se le prometié ayuda y a los pocos dias recibié un nombramiento de maestra de la Escuela Normal.'? Todo parecfa indicar que cl pleito se ga 12 “La sefiora viuda de Ord6fiez ante la sefiora esposa del presi- dente de la Repablica, Escena de lagrimas, Promesa solemne de just- cia”, Ibidem, febrero 10 de 1897, p. 2. 18 naria y que los culpables serfan castigados con el rigor de la ley. E18 de julio de 1897 se dio el veredicto: Emilio Ordéiiez se fugd y se desconoce su paradero. La noticia cay6 como cubetazo de agua fria sobre los diarios.! El asunto Ordéfiez armé un escéndalo fenomenal porque salicron a flote las irregularidades de la administracién del estado de Hidalgo. El general Diaz movié sus resortes y a los pocos meses, el gobernador renuncié. Iniciése un nuevo periodo leno de esperanzas para los pachuquefios'* y de temores para los periodistas, que quedaron tristes y cabiz- bajos. El gobierno debe haber querido tener una ley que fuera un instrumento més flexible y tres afios después reformé la Ley Organica de los articulos 60. y 7o. de la Constitucién,'* referentes a la libertad de expresion. La redaccion fue sufi- cientemente vaga, de manera que los motivos para denun- ciar por difamacion y los casos para limitar la libertad de imprenta, no resultaban excepcionales. Los diarios independientes y liberales desaparecieron paulatinamente. En enero de 1897 El Monitor Republicano se retiraba de circulacién porque no vio cristalizadas, en la realidad, ninguna de las causas por las que tanto habja lu- chado, entre otras, la democracia y la libertad de prensa. El Monitor Republicano no comprendia los cambios operados en la administracion y luchaba por los més puros ideales del liberalismo. E! Universal le dedicd un epitafio: 13 “El asesinato de Ord6fiez”, Ibidem, domingo 18 de julio de 1897, p. 2. 1#"La caida de la dinastia Cravioto”, El Tiempo, noviembre 4 de 1897, p. 2. 15 “EI aborto fin de siglo del Congreso de Ia Uni6n. Como ganan sus honorarios algunos diputados. La libertad de imprenta y la liber- tad de disparatar”, E! Popular, domingo 20 de mayo de 1900, p. 1. 19 Sentimos de todo corazén el fracaso de El Monitor, por- que no es la muerte del decrépito, y con los cuantiosos elementos que contaba, bien pudo evolucionar en el sen- tido en que nuestras necesidades actuales van exigiendo. Las viejas doctrinas pierden un campeén esforzado y la honradez. periodistica la representacién mas generosa del cumplido y leal adversario, . .'® A El Monitor Republicano siguicron El Globo y El Noti- cioso, adquiridos en el transcurso de 1897 por El Universal. Gil Blas se dejo de editar a fines de 1898. El sefior Carlos Roumagnac, ex propietario de EI Globo, fundo El Liberal en 1899, pero sdlo tuvo dos afios de vida y su formato reve- la pobreza. El Universal y El Nacional, diarios independien- tes, continuaron publicindose y desaparecieron en los primeros afios del nuevo siglo. De los periddicos liberales sobrevivié El Popular (desaparecido en 1904), cuya empresa edité El Chisme en 1899 (desaparccido en 1900); ambos periddicos contaron con la colaboracién de José Guadalupe Posada y otros excelentes grabadores, que satirizaban los acontecimientos que afectaban a los capitalinos, sobre todo los de tipo politico. Lo notable de estos periddicos es el ingenio con que aludfan a los problemas y eludfan la cen- sura. Eran opositores de El Imparcial y El Mundo, destina- dos a difundir “la ciencia entre las masas”. La presentacion de los rotativos “cientificos” superaba a la de sus opositores: profusas ilustraciones y mayor n mero de paginas por el mismo precio. El Popular y El Chis- ‘me, para competir dignamente, comentaban en forma de coplas, chistes y adivinanzas los sucesos politicos y los ilus- traban con magnificos grabados. De esa manera querian in- 16 “La muerte de El Monitor Republicano”, El Universal, enero 1o, de 1897, p. 2. 20 fluir en la conciencia piblica, sobre todo la del “pueblo”; le hablaban en su idioma para que no perdiera su conciencia de ser politico, Bello ideal, ciertamente, pero la realidad era muy otra, Los dos residuos del periodismo liberal, desapare- cieron en los albores del siglo. En cambio El Imparcial, El Mundo y el semanario El Mundo Ilustrado se caracterizaron por reflejar el pensamiento del “grupo activo” en el gobier- no, por omitir toda censura a la administracién del general Diaz y por sus continuas alabanzas a éste. Criticaron a las autoridades menores, la conducta de algunos militares en las guerras contra los yaquis y contra los mayas, pero el general Diaz permanecié intocable; no se le lanz6 ni un solo dardo venenoso. Los diarios catélicos El Tiempo, La Voz de México y El Pais prosperaron, Es importante seftalar que estos diarios, los “cientificos” y el recuerdo del partido conservador La patria de México, se dejaron de publicar en el transcurso de los gobiernos de Madero y de Victoriano Huerta (1911- 1915). Fueron incondicionales del militar y enemigos ac rrimos de Madero. Volviendo a nuestros afios, y para cerrar el capitulo solo diremos que en 1899 se anuncid la publicacién de Bl Anar- quista “. ..su programa es de ataque y su cardcter indepen- diente, iDios lo coja confesado!”, decia con tristeza y nargura El Popular,!? 17 “Bl Anarquista”, El Popular, stbado 14 de enero de 1899, p.2 2 EL ORIGEN DE LA INVESTIGACION ANTES QUE nada cs importante narrar el proceso por el cual Hegamos al tema de nuestro estudio. Al principio tenfamos la intencién de estudiar la imagen de la Revolucion mexica- na a través de las peliculas y del tiempo. Nos fijamos la cro- nologia de 1910 a 1940, desde el inicio hasta el final del movimiento. Una vez iniciada la investigacién, el material hemerografico se empez6 a multiplicar como por arte de ma- gia, se redujeron nuestras ambiciones y nos fijamos de limi- te el afio de 1924, en que terminé el régimen del general Alvaro Obregén, y antes del movimiento cristero. Vimos con caima el iltimo aio del porfirismo, agotamos fuentes hemerograficas disponibles del interinato de Leén de la Barra, de los regimenes de Madero y del general Victo- iano Huerta; consultamos abundantes publicaciones de las €pocas de la Convencién, del Preconstitucionalismo, del ré- gimen de Carranza, de De la Huerta, de Obregén y recopila- ‘mos el material necesario para nuestro estudio. Sin embargo, no comprendiamos el cine mexicano que se hizo mis o me- nos hasta 1917; resultaba extraiio que los cineastas naciona- les filmaran los acontccimientos revolucionarios y casi no hicieron peliculas con argumento. Los filmes basados en al- guna anécdota, por lo general tenfan un enfoque histérico, Cuaubtémoc (1910), El grito de Dolores (1910), Colén (1911). En ocasiones los cinematografistas unian los aspec- tos de Ia lucha en el campo federal y en el revolucionario, como en Revolucién orozquista de los hermanos Alva, y no nos cabe la duda de que no deseaban tomar partido; este he- 22 cho nos lamé singularmente la atencién. Con posterioridad observamos que ademis, todas las peliculas tenian un pruri- to de objetividad; habia en los autores un deseo de apegarse 4 la realidad, haciendo el montaje en un riguroso orden geo- grafico y cronolégico. Comprendimos que no se trataba de un caso excepcional, por el contrario, desde el porfirismo se seguia esta costumbre. Las peliculas de las giras del general Diaz se apegaban al orden geogréfico de los itinerarios; por ejemplo, cuando fue a entrevistarse con el presidente Taft de los Estados Unidos, a El Paso, Texas, en 1909, el filme que se tomé estaba dividido en “‘cuadros” y lo mostraban saliendo de la estacién Colonia, llegando a Querétaro, a Ce- laya, a Salamanca, a Leén, eteétera; y en la pelicula no se alter lo mas minimo el trayecto del viaje. Esto mismo lo observamos en las peliculas de las giras de Francisco I. Ma- dero, Concluimos que los filmes nacionales se podian tipifi- car por su apego en mostrar la realidad inmediata, no im- portaba el argumento, querfan solamente ensefiar la verdad de los hechos. Nuestra conclusién la afirmamos atin mas al ver que las peliculas extranjeras que mostraban sucesos no- tables, no se apegaban ni a la cronolog{a ni a la geografia: La guerra de Melilla, La coronacion de Jorge V de Inglaterra, y nos dimos cuenta de que estabamos ante un “cise mexica- 0". Como se habia Ilegado a él? Ello nos remitid a los origenes y con paciencia, no constante, agotamos las fuen- tes disponibles de los cuatro primeros afios que hubo cine en México, 1896-1900, para aclarar mds 0 menos qué fue lo que determiné a los camarégrafos para hacer de las pelicu- las un “‘fiel documento histérico”. Nuestro estudio cambid de tema, de sentido, de titulo y se convirtié en Los orige nes del cine en México, 1896-1900. Ahora bien, el trabajo lo emprendimos con la conciencia de que no seria total, puesto que las peliculas que mencio- 23 namos parece que se destruyeron. Es decir, nuestra investi- gacién se bas6 en documentos escritos. Faltaria, para redon- dearla, conocer fisicamente los filmes, y contestar a la si- guiente pregunta: en lo estético, ése puede hablar de un cine mexicano? Puesto que hemos concluido que respecto a la temitica y al modo de hacer los filmes la respuesta es afirmativa, Por otra parte, nuestros propésitos se modificaron, como lo hemos dicho, y més que una historia del cine, creemos que result una historia social vista a través del cine; éste, a la postre, fue un merc pretexto para fijarnos en el compor- tamiento de la sociedad mexicana durante cuatro afios del porfirismo. No creemos haber agotado el tema. Esperamos que nues- tro trabajo anime a otros investigadores a realizar monogra- fias del cine en un punto determinado de la repiblica, pues siendo ésta tan vasta, légico es de suponer que en cada parte reaccionaron de diferente manera ante el nuevo espectaculo. 24 I. LAS FUENTES LA HISTORIOGRAFIA DEL CINE MUDO LA HISTORIOGRAFIA del cine mexicano es reducida, sobre todo la que se refiere al periodo mudo. Practicamente son tres los autores que han hecho investigaciones. El iniciador fue José Maria Sanchez Garcia y ha sido copiado hasta la saciedad, sin que ninguno de sus sucesores, Emilio Garcia Riera o Francisco Ignacio Taibo, hayan intentado el andli- sis de su método y sus fuentes. Esto ha dado lugar a la di- fusién de datos cuya veracidad es dudosa y con poca sig- nificacién para la historia del cine mexicano. Moisés Gonzi- lez Navarro dedicé al cine un breve capitulo de su estudio sobre la sociedad porfirista, pero a pesar de que es el que mis ha comprendido su significado, ¢s poco conocido por los especialistas, y por no ser una monografia, sino parte de un estudio de conjunto, su investigacién tampoco fue ex- haustiva. Luis Reyes de la Maza hizo una recopilacién de datos, articulos y anuncios, sin completar, ni tan siquiera confrontar con otras fuentes las afirmaciones de Sanchez Garefa. Por el contrario, enmarcé sus datos dentro del rela- to de éste, y por tanto, adolece de las mismas deficiencias: fallas en el método y escasez de fuentes. Un homenaje tributado a los supuestos iniciadores del cine mexicano, fue lo que motivé a Sanchez Garcia para ha- cer su historia, originalmente publicada en forma de articu- los en el diario Novedades, durante el afio 1944. Los tituld “Apuntes para la historia de nuestro cine” y “Quién es 25 quién en la industria cinematografica”. Diez afios més tarde, los ordené, agregé datos y publicd su historia bajo el rubro “Bosquejo histérico del cine mexicano”, en la Enciclopedia Cinematogrigica Mexicana, 1897-1955 editada por Rafael Portas sin ninguna novedad y sin citar su fuente, Antonio Magafia Esquivel hizo una sintesis que aparecié en México, cincuenta aitos de Revolucién (1959). Por lo menos con cré~ dito para Sanchez Garcia, Emilio Garefa Riera hizo otra sintesis en El cine mexicano (1964). En ese mismo afio apa- recié otro resumen en el Diccionario Porria de historia, bio- grafia y geografia de México que tampoco cita a la fuente, Francisco Ignacio Taibo en su “Breve biograffa del cine mudo”, aparecida en la revista Cine Avance durante 1966, dedicé el capitulo VIL al cine mexicano. En él mezelé datos de Sanchez Garcfa con otros que encontré en el semanario porfirista El Mundo Ilustrado, El resultado fue cadtico; el desconocimiento de la materia lo condujo a muchas afirma- ciones afin més confusas que las del periodista. Puesto que los reportajes publicados por Novedades en 1944 iniciaron los errores reproducidos profusamente, vale Ia pena analizarlos con cuidado. El del 26 de noviembre (p. 6, cols. 3-5) dio noticia de un festejo tributado dos afios antes. Afirmaba que el agasajo habja sido una muestra de gratitud de la industria cinemato- grafica mexicana en esos afios de prosperidad— a sus fun- dadores. Sanchez Garcfa se quejaba de que no habia sido sino un “‘. . .desfile disfrazado de homenaje. . .”, que le des- perto “‘un deseo ardiente de sacar de las tinieblas la realidad de los hechos . . .para dar honor a quien honor merece y des- pojar a los usurpadores de sus falsas glorias. ..” Relataba a continuacién, cémo en biisqueda de antigiiedades dio con una carta del general Porfirio Diaz al ingeniero Salvador Toscano, fechada el 6 de diciembre de 1897, en la que de- 26 clinaba una invitacion para asistir a las exhibiciones en su cinematégrafo. Sanchez Garcia se dio a la bisqueda del in- geniero, que todavia no fallecfa. El articulo del 3 de diciembre (p. 14, cols. 1-2) narraba que el ingeniero, por no disponer de tiempo para una entre- vista, a cambio del documento encontrado, le envié una car- ta donde contaba cémo y cudndo introdujo el cine a México. ‘Toscano afirmaba haberse enterado por la prensa francesa de la invencién del cinematégrafo, e inmediatamente haber- se dirigido a los hermanos Lumitre para averiguar el costo del aparato, obtenido a pesar de su elevado precio. Poco después le llegé una notificacién de Emilio Cabessut, de esta ciudad [de México]. . . en la que se le informaba que el proyector. .. habfa llegado... Elsefior Cabessut. .. hizo firmar al comprador varias letras... y entreg6 el aparato sin mas vacilaciones . . .[el ingeniero Toscano] abrié una sala de espectaculos que se lamé cinematogra- fo Lumiere en la calle de Jesis [Maria] alumbrado con luz eléctrica, y dotado, para amenizar las funciones, de un fondgrafo Edison de bocina y cilindros de cera. . . El precio por cada tanda era de diez centavos. . . Buscando una situacién més céntrica, Toscano trasladé después el cine, con el mismo nombre, a la calle de Plateros. . El reportaje del 10 de diciembre (p. 10, col. 3-4) conti- nda con el relato del ingeniero Toscano ¢ incluso transcribe parte de la carta. El ingeniero afirmaba que, como el apara- to servia también para filmar, hizo algunas tomas del famo- so actor Paco Gavilanes, con un truco fotogrdfico que daba la impresion de que era atropellado por una aplanadora; también tomé algunos espectaculos del género chico, Don Juan Tenorio, escenas del presidente Diaz y de la plaza de la Constitucién. Posteriormente el 2 de febrero de 1898, 27 inicié unas giras para dar a conocer el espectéculo en el inte- rior de la Repiiblica mexicana, empezando en Tehuacdn y siguiendo en las ciudades de Puebla, Durango, San Luis Po- tosi, Celaya, Guadalajara, Zamora, Zacatecas, Matehuala y Chihuahua. A su regreso se establecié en la calle de Cinco de Mayo 9, en los bajos del hotel Gillow, y en 1899 realiz6 un viaje a Europa para asistir a la Exposicin Universal de Paris. A su regreso traia peliculas de Mélits, Viaje a la Luna, El reino de las badas y Juana de Arco. Relataba cémo en su salon alternaba las peliculas francesas, norteamericanas y mexicanas, La muerte de Leon XIII, El advenimiento de Pio X, La guerra ruso-japonesa, La catistrofe de San Francisco, Las bodas de Alfonso XIII, La inundacion de Guanajuato, eteétera y cémo durante la Revolucién filmé algunos acon- tecimientos, de los cuales tenia negativos. Sanchez Garcia, convencido de quién habfa dado a conocer el cinematdgrafo en México, hizo que el poderoso Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematogréfica (STIC) tomara una fotogra- fia de todos los camardgrafos de México y se invité al ingeniero Tos- cano Barragin aque figuraraen ella en sitio preferente. . EI ingeniero, presa de gran emocién, dio las gracias por aquella, que él consideraba inmerecida atencién, He aqui aun verdadero hombre que no quiere recibir los honores a que se ha hecho acreedor. EI articulo del 17 de diciembre informaba que el seior Enrique Moulinié habfa sido el segundo empresario que se dedicé en México al negocio cinematogrifico, en especial en el interior de la RepGblica mexicana, mientras el ingeniero Toscano lo hacia en el Distrito Federal. Cuenta que Mouli- nié, asociado con un sefior Churrich, inicié en el afio 1897 28 las exhibiciones en la ciudad de Puebla y las continué en las principales poblaciones del pais. Segiin el autor: ...el fanatismo religioso de algunas personas [hizo que rechazaran] el invento como cosa diabélica. Hasta las au- toridades, sea porque participaban de la supersticion pa- blica 0 porque temian desagradar a los que, por medio de periédicos, proclamas, etc., se oponian al cine, resis- tianse a conceder los permisos solicitados para establecer las salas. En muchos casos se hizo necesario dar funcio- nes previas, para las autoridades civiles y eclesidsticas que, después de convencerse a si mismas de cuan inofen- siva era la nueva invencién, daban su licencia y anuncia- ban a los timoratos que “‘aquello no estaba en pugna con los santos principios de la Iglesia, y que Satan no habia puesto sus diabdlicas manos en el pastel”. . . Después informaba de las peripecias y de las dificultades que Moulinié tuvo en sus giras, con algunas anécdotas sobre cl entusiasmo que despertaba el cine en los habitantes y de las incomodidades que soportaban durante las exhibiciones. El articulo del 24 de diciembre (p. 15, col. 2-5) conti- nuaba con los incidentes ocurridos a Moulinié. Al cabo de dos aiios y después de haber reunido un capital, se establecié cn la ciudad de México con un salén de espectaculos deno- minado El Palacio Encantado, en lo que hoy ¢s calle de 16 de Septiembre, en cl edificio ocupado por la papelerfa La Helvetia y que entonces pertenecia a la testamentarfa de Sebastién Lerdo de Tejada. Afirmaba que sélo tenia como competidor al cinematgrafo Lumiére, propiedad del inge- nieto Toscano Barragén. Moulinié también ‘“impresionaba” sus “vistas” frecuentemente con la participacion de actores de teatro, lo que no dejé de molestar a los empresarios que lo consideraban desleal competencia. Al cabo de algunos afios, el negocio vino a menos y Moulinié se asocié con el 29 seior Ernesto Pigibet, para dar funciones gratuitas a cam- bio de cierto nimero de cajetillas de cigarros El Buen Tono. Los otros articulos se dedicaron al cine mexicano poste- rior a 1910, no incluidos en esta investigacién. En el “Bosquejo histérico del cine mexicano”, publica- do diez aiios después en la Enciclopedia Cinematogrdfica Mexicana, 1897-1955, editada por Rafael Portas, Sanchez Garcia agrega algunos datos. Segiin se desprende de la lec- ura, parece que al consultar fuentes hemerograficas en- contré algunas contradicciones a afirmaciones del ingeniero Toscano. El autor se limité a contar que un sefior Vayre fue el que trajo el especticulo en 1896 e insert6 los titulos de las peliculas, con la direccién del local donde se efectué la primera exhibicién. Se quejaba de la falta de informacion, daba noticias de la partida de dicho sefior a Cuba el 10 de enero de 1897, y afirmaba que la representacidn de los her- manos Lumiére quedé con el sefior Emilio Cabessut. A continuacién repitié lo publicado en sus articulos de 1944. La fuente principal de Sanchez Garcia fueron los testigos conectados con la industria cinematografica desde sus orige- nes, el ingeniero Toscano y los descendientes de Moulinié, Después se asomé a una fuente hemerogrifica, y casi podria- mos afirmar que fue el diario El Universal del mes de agosto de 1896, puesto que es la tinica que sefiala la ubicacién exacta del lugar en que se efectuaron las primeras exhibicio- nes, los titulos de los filmes y el nombre de los enviados de los Lumiere. La queja sobre las pocas noticias localizables de los ori- genes del cine en México, hace suponer que consult algu nas otras publicaciones, sin fruto. Su desénimo, creemos, se debe a que la distribucién de las noticias en los diarios de finales de siglo, era poco rigurosa y a veces hasta arbitraria. No se seguia un orden similar al acostumbrado en los cua- 30 rentas, muchas noticias sobre el cine —segiin sabemos por propia experiencia—, aparecieron mezcladas con otras que nada tenfan que ver con el especticulo, bajo rubros como "Gacetilla”, “Informacién general” 0 “Especticulos”, nun- ca con el nombre de “Seccibn cinematogréfica”. Por otra parte, el interés de Sanchez Garcia de “tributar honor a honor merece” le dificulté mas su bisqueda pues no habia encabezados “Zutano filmé tal pelicula” y los titulos y nombres de autores se omiten, en lo general. Por ejemplo; al resefar las fiestas patrias de 1896, un diario informa que "en la esquina del puente de San Francisco, un emplea- do del cinematégrafo tomaba negativas” (del traslado de la campana de la Independencia).! La informacién no reune las condiciones que Sanchez Garcia suponia en las fuentes. Un periédico? que reseiié Ia visita del espectaculo a Puebla, cita algunas de las peliculas sin dar titulos, pero mencionan- do que retrataban acontecimientos y personajes mexicanos, la inauguracién del panteén Francés, en la ciudad de Méxi- co y el viaje que el general Diaz acababa de hacer a dicha ciudad. Tampoco aparece el nombre del empresario o del utor de las vistas. Los ejemplos que se pueden dar son mu- chos. Ante tal situacién, no es extrafio el pesimismo de San- chez Gare‘a, porque su intencién de homenajear a los igno- rados, recibié serios reveses. (Otra de sus limitaciones es su método basado simplemen- te en la entrevista. Sin duda hizo cierta critica hacia los da- tos proporcionados por los “testigos fieles”, confrontando- los con una fuente hemerografica. En 1955 ya no afirma que el ingeniero Toscano introdujo el cinematografo a Mé- xico, sino que fue un sefior Vayre, representante de los her- 1 E1 Municipio Libre, miércoles 16 de septiembre de 1896, p. 1. 2 El Pais, Puebla, viemes 21 de diciembre de 1986, p. 4. 1 manos Lumiére. No se pregunta més, sus intenciones queda- ron satisfechas y su galeria de héroes cinematogrificos au- ment6 a tres: el ingeniero Toscano, Enrique Moulinié y el sefior Gabriel Vayre. La ausencia de noticias exactas obligé a Sanchez Garcia a aceptar los relatos del ingeniero y de los. descendientes de Moulinié. Dados sus propésitos, su historia resulté un catélogo de nombres y titulos de peliculas, que dice poco sobre éstas, y nada de la repercusién que el cine tuvo en la sociedad mexi: cana de aquellos afios, comprendidos entre 1896 y 1900. Ahora bien, en el relato de los ‘‘testigos fieles” es muy confuso el orden cronoldgico de los hechos; la falla resulta por haberse basado exclusivamente en la memoria al anali- zar los relatos. No puede uno menos que censurar la falta de cuidado de Sanchez Garcia. El poco sentido del periodista salta a la vista con una simple lectura de sus articulos, El in- geniero Toscano dice que al cabo de una gira por el interior del pais, se establecié en las calles de Cinco de Mayo 9; San- chez Garcia, por su parte afirma, que “EI Palacio Encanta- do de Moulinié s6lo tenia un competidor, el cinematogrifo Lumiere” de la calle de Plateros 9. Por otra parte, el inge- niero afirma que en 1898 dio a conocer el nuevo especticu- lo en el interior del pais y Sanchez Garcia le atribuye pri macia a las giras de Moulinié en 1897. Para nuestro objeto importa menos saber quién lo hizo, ya que no ¢s rendir “ho- nor a quien honor merece”. Pero es criticable que Sanchez Garcia atribuya a dos un mismo hecho. Si confrontamos las afirmaciones de los “testigos fieles”” con los datos extraidos de las fuentes hemerograficas, el en- redo crece y adquiere semejanza con la trama de una come- dia del siglo de oro espaiiol. El ingeniero Toscano Barragin dice que partié a Paris en 1899, pero en enero de 1900 ape- nas disolvié la sociedad que manejaba el cinematégrafo Lu- 32 miere, si es que hemos de creer a la prensa,? convirtiéndose en Gnico propictario. Los anuncios del salén se dejaron de ppublicar en mayo de 1900, seguramente cuando partié al extranjero.* Dice el ingeniero que a su regreso (no aclara el who, suponemos que fue a principios de 1901, a mas tardar) ajo Viaje a la Luna y Juana de Arco, ambas de Méliés;la primera fue filmada en 1904 y la segunda en el transcurso de 1900 y exhibida en un salén de 1900. Agrega que en 1898 proyect6 su Don Juan Tenorio, la prensa indica que {ue en 1899.5 $i Sanchez Garcia hubiera consultado con cuiidado los diarios, sin duda se hubiera percatado ademis de que el precio que se cobraba en el cinematégrafo Lumit- re, al inicio de las exhibiciones del ingeniero, no era de diez eentavos, sino de veinticinco. Fue en 1900 cuando se cobré la cantidad mencionada por Toscano.® La cronologia de las peliculas de Méliés nos indica que Sinchez Garcfa tampoco consulté ninguna historia del cine mudo extranjero. Esto se comprueba al dar como cierto que un fondgrafo Edison funcionara en un cinematégrafo Lu- miére. Efectivamente, en enero de 1898 habia sesiones de fondgrafo en el mismo local; pero se efectuaban en una acce- toria independiente, aunque se podian disfrutar ambas dis- tracciones por el mismo precio? Suponemos que el perio- dista ignoraba el pleito por la patente entre los hermanos 9 “El cinematografo y un impresor”, EI Universal, sibado 13 de ‘enero de 1900, p. 2. 4 Anuncio publicado en El Diario del Hogar, jueves 17 de mayo de 1900, p. 3. 5 “'Especticulos”, EI Universal, miércoles 15 de noviembre de 1899, p. 2. 6 Véase el capitulo “La cruz. La competencia”. 7 “Teatro y Diversiones”, El Universal, miércoles 5 de enero de 1898, p. 3. 33 Lumiere y Edison, y que los primeros intentos de sincroni- zacion de imagen y sonido fueron realizados por Edison, con su Kinetéfono y por los ingleses en el cinematégrafo Joly. Episodios que consideramos bisicos para un historia- dor del cine. En octubre de 1896, dos afios antes de las au- diciones en el local del cinematdgrafo Lumitre en México se instalé en la calle de la Profesa 6, un salon que exhibia el kinetfono de Edison,® y en 1899, un afio después se inau- guro el salén de Novedades con funciones del cinematogra- fo Joly.” ‘La agencia de Emilio Cabessut no representaba a los her- manos franceses en 1896, como lo afirma el mencionado historiador; sus comerciales anunciaban productos farma- céuticos. En cambio Edison si tenia un distribuidor con un local apropiado para la exhibicién permanente de sus inven- ciones. Todo lo anterior, segiin hemos podido comprob: no ameritaba demasiada minuciosidad. Cabessut y la agen- cia Edison se anunciaban en desplegados de un cuarto de plana. Pero tal vez la omisién més grave de Sinchez Garcia fue un anilisis de la produccién filmica nacional. Sin mis, acepta que el ingeniero Toscano hizo peliculas a base de trucos cinematogréficos, como la simulacién del atropella- miento de Paco Gavilanes. El ingenicro no aclara el aiio, pero da a entender que fue de las primeras que realizé, es decir entre 1897 y 1900. El citado historiador tal vez no consult6 el importante semanario porfirista El Mundo Ilus- trado, que vl 26 de febrero de 1908 incluye un articulo des- criptivo del proceso de la manufactura de las peliculas “imé- gicas” en Francia y, extrafia coincidencia, es igual a la des- 8 “Gacetilla”, Diario del Hogar, jueves 22 de octubre de 1896, Pe 9 “Especticulo Moderno”, El Chisme, miércoles 19 de abril de 1899, p. 3. 34 ipcibn de la técnica que el ingeniero siguid para la simula- cin del atropellamiento. Las informaciones proporcionadas por los descendientes de Moulinié, presentan la misma confusién cronologica, ya que también se basaron en la memoria, sin embargo se apro- man mas a los hechos. Dudamos mucho que las autoridades civiles y eclesiasti- ‘ous de las poblaciones del interior del pafs, exigieran una ex- hibicion previa para ver sien efecto el cinematografo era luna invencién de Satands. La prensa catélica, El Tiempo y La Vox de México nunca lo refirieron, y eran diarios que te- ‘n{an una profusa circulacién en toda la Republica, y en oca~ 1s los periddicos locales reproducfan sus articulos mis nportantes, Por el contrario, cuando el Papa permitio ser filmado, la noticia se destacé!® y cuando las “vistas” fuc- fon exhibidas en la Exposicion Universal de Paris, el envia- lo de La Voz de México se apresuro a resefiarlas detallada- te.!! Hasta un seminario de la ciudad de Puebla? exhibid el cinematdgrafo a los colegiales, aunque la noticia 10 ““Cinematografo en el Vaticano”, El Tiempo, miércoles 28 de Junio de 1899, p. 1. M1 “EL Papa en el cinematografo”, La Vox de México, domingo 18 de marzo de 1900, p. 2. Dice la noticia: "... ya que todos los fieles, ha dicho el Papa, no pueden llegar a mi, es conveniente que yo vaya hasta ellos para darles mi bendicion. Este original e intere- ‘ante especticulo al que ha concurrido el Nuneio y que se apresuran ‘ contemplar todas Las clases sociales, empieza reproduciendo algu- fas escenas de Ia Roma Antigua. Después, tras las ruinas evocativas, hace su aparicion el Papa Le6n XIL. Se lo ve sentado en un aillén, ‘erguido el busto con Ia sonrisa en los labios, revelando delicadeza y bondad, Ia mirada dulce y penetrante aa vez, reflejando en el expre- fivo rostro la dignidad que suavemente llega hasta la majestad, el uerpo flaco y vestido con la gran sotana blancs... 12 “Puebla”, El Tiempo, viernes 9 de marzo de 1900, p. 1. 35. no precisa si los fines eran educativos o recreativos. Es facti- ble que en ocasiones las autoridades exigieran funciones previas para censurar los programas. En 1899 empezaron en Ja ciudad de México exhibiciones para “hombres solos’ !? de inmediato criticadas por la prensa catélica, cientifica y liberal. Se repiticron en las ciudades de Puebla, Guadalaj ra’ y a no dudarlo, en algunas otras de provincia. La reac- cién de los diarios fue tan violenta que se inicié una campa- fia a nivel nacional para desterrar estos especticulos. La Iglesia no se oponia al progreso del cual el cinematé- grafo era una muestra. Todo lo contrario, en los periddicos de tendencia religiosa a menudo salian editoriales que lo fundamentaban histéricamente en el cristianismo. En resumen, Sanchez Garcia adjudicd al ingeniero Tos- cano Barragin y a Moulinié todo un proceso, sin analizar qué era lo que los determinaba. Los “testigos fieles”, sus principales fuentes, se basaron en la memoria, de ahi la con- fusién en conceptos y en cronologia. Independientemente de que los relatos estuvieran condicionados por el afecto, y a no dudarlo, por la nostalgia: se trataba de narrar parte de la juventud o las aventuras de un padre. A los ojos de los “testigos fieles” y a los de Sanchez Garcia, eran los lejanos tiempos de la edad mitica y legendaria del nacimiento del cine mexicano. Moisés Gonzilez. Navarro ha comprendido la importancia del cine en la sociedad porfirista, pero el capitulo “Ilusién a oscuras”, del tomo dedicado al estudio de la sociedad en la Historia Moderna de México (1957), tiene finalidades dife- rentes. Entre las fallas que saltan a simple vista esta la au- 13 “En el cinematégrafo", Cémico, domingo 13 de agosto de 1899, pp. 76-77. 14 “Puebla”, Bl Pais, martes 20 de febrero de 1900, p. 3. 36 sencia de un anilisis de los filmes nacionales, o un paralelo ide éstos con los extranjeros. Se circunscribe a relatar el au- wento de las salas cinematogrificas; a decir algunos titulos We peliculas y a cnunciar el rechazo de la prensa catdlica al especticulo; no ahonda en los motivos que tuvo para tomar Wa medida. Dada la envergadura de la obra, fue necesario un breve capitulo para mostrar que el cine fue bisico en el Wisfrute del ocio de la sociedad porfiriana. Sin duda esté ks cerca de los hechos que Sanchez Garcia. Reyes de la Maza es el filtimo de los investigadores c, con interés histérico. Su libro Salén Rojo, publi- ‘ado por la UNAM (Cuadernos de Cine No. 16), se inicia el ho 1895, en que se exhibid en México el ““kinetoscopio” de Edison y termina el afio de 1920. Nuestro interés es acla- el origen det cine en México, por lo que hemos decidido eireunscribirnos a comentar los afios de 1896 a 1900, que abarcan nuestra investigacién. De las 242 paginas que tiene Wi libro, s6lo 13 se refieren a los afios que nos interesan. Kis sabido que Reyes de la Maza se ha venido ocupando del teatro en México y tal parece que eso lo lev, acciden- talmente, a enfrentarse con el cine. Al buscar la critica tea- (wal se encontro con cronicas cinematogrificas no citadas por Sanchez Garcia, como las de Luis G. Urbina, Amado Nervo y José Juan Tablada. Sus fuentes son escas{simas, E! Diario del Hogar, El Uni- versal y El Mundo, la historia de Sanchez Garcia y el texto de la pelicula Memorias de un mexicano, montaje hecho en 1947, por Carmen Toscano de Moreno Sanchez; no cita 4 Gonzalez Navarro, por lo que suponemos no lo conocié. Reyes de la Maza da la impresién de que s6lo hojeé los iarios. Los mencionados rotativos incluyen numerosos da- tos para la historia del cine, hasta hoy desconocidos por los, que han hecho investigaciones. Tal vez no vio la crénica de 37 El Universal (una de sus fuentes) sobre la primera exhibi- cién, sino slo a Sénchez Garcfa. Para citar las peliculas proyectadas en ella, remite al periodista en lugar de a la fuente original, que es mis explicita. ‘A Reyes de la Maza no le interesaba el significado que tuvo el cine en la sociedad y por tanto no profundiz6. Las cronicas y los anuncios publicados en su libro fueron encajados den- tro del marco de la “historia” de Sanchez Gareia y del anec- dotario de Memorias de un mexicano (pp. 8-17). Trata de evitar las contradicciones, No es casual que en dos ocasiones remita a esas fuentes, la primera al referirse al origen del cine en México y Ia segunda al tratar sobre el autor del material filmico de la Revolucién (p. 73), que, como es sabido, se ha venido adjudicando al ingeniero Toscano Barragin. Uno de los motivos que lo llevé a publicar las cronicas fue, sin duda, su admiracién por los autores modernistas; de Luis G. Urbina dice que tenfa “una exquisita sensibilidad”. Lo malo es que su respeto hacia ellos lo llevard a alterar los textos. Al de Amado Nervo le mutilé un gran fragmento por no tener que calificarlo de “cursi”.'5 Al de José Juan Tablada le cambié palabras, puntuacién y hasta suprimi6 vocablosté tal vez para darle mas actualidad. Lo grave es que no hizo ninguna advertencia. 45 He agu{ el pirrafo que Reyes de la Maza suprimib: “ iComo sorprenderiamos la verdadera filosoffa de Ia historia, y qué dejo tan profundo de resignacién y de esperanza nos quedaria en el alma, ante el especticulo de ese dolor de milenarios que ha de labrar por fin el ciliz de diamante, en que el hombre postrero deberé la ciencia etema y el eterno amor ante el universo mudo, purificado ya por ‘muchos fuegos de caridad y lavado ya por muchos mares de Ianto!” “La Semana”, EI Mundo (ilustrado), domingo 20 de marzo de 1898, Pe Para una mejor ilustracion, insertamos una parte de la version original y una de las de Reyes de la Maza. 38 fv poca seriedad se hace més palpable cuando afiade Jaton; suponemos que fue para que sus informaciones no ijeran a Sanchez Garcfa y a la sefiora Moreno Sin- cher, En la pagina 15 transcribe un anuncio procedente de Hl Universal'? que carecfa de direccién; Reyes de la Maza le ogrega la de Plateros 9, con lo que manifiesta, ademis, su \gnorancia y poco cuidado. Los enviados de los Lumiere, a \ regreso de Guadalajara,"® se establecieron en la calle del Hypiritu Santo 4. Esto prueba que no vio El Universal con #1 cuidado necesario, lo que nos hace dudar de la seriedad ide wu obra. lin el transcurso de las investigaciones nos fuimos perca- tando de los Japsus que hemos sefialado en los historiadores del cine mudo mexicano; automaticamente nuestra atencién: ye centré mas en la difusién y el efecto del cinematografo la sociedad mexicana. Al agotar las fuentes, vimos que el jaterial reunido era tan abundante que por simple metodo- logia convenfa centrarse en el periodo de 1896 a 1900. \Versién original “El cinemat6grafo Lumitre continéa funcionan- » con un éxito grande y merecido. Aquellosmetros de blanco lienzo @ sniman al galope de la proyeccién luminosa con une vida intensa, sosprendente y prodigiosa. El primer sentimiento que ese espectécu- lo wugiere es de supersticion y fanatismo, Se busca instintivamente al Nowra-damus de negra tinica. . .” Version de Reyes de Ia Maza: “El cinematégrafo Lumitre conti- ‘wis exhibiéndose con un éxito grande y merecido, Aquellos metros tle blanco lienzo se animan al galope de la proyeccién luminosa con luna vida intensa, sorprendente y prodigiosa. El primer sentimiento {que ese especticulo sugiere es la superstici6n y el fanatismo: se bus- ‘es vivamente al Nostradamus de negra tinies. ..”” 17 “Cinematbgrafo Lumitre”, El Universal, martes 15 de diciem- Ine de 1898, 18 Vase el capitulo “La fiebre del cinematbgrafo”, para detalles. 39 Il. EL PROGRESO EL PROGRESO EL MIERCOLES 5 de agosto de 1896 anunciaba El Nacional la proxima exhibicion de un aparato dptico llamado cinem: tbgrafo Lumitre, invento que habfa sido recibido con bene- plicito por los principales estadistas europeos. Otro diario agregaba que la primera funcién seria exclusiva para repor- oly jerupor cientificos”.1 La exhibicién se efectué el torce de ese mes ef i cee ear el entresuelo de la drogueria Plateros, Las crénicas no se hicieron esperar. Todas coincidi: lo admirable de la invencin, calficindola de porte al villa, © de aparato prodigioso.3 Incluso el semanario El Mundo (Ilustrado), que se ocupaba en expreso de informar sobre los iiitimos adelantos de la ciencia, de la técnica y sus respectivas aplicaciones, le dedicd un amplio reportaje el 23 de agosto, con una rigurosa descripcién de su mecinica. No hubo ninguna critica adversa; por el contrario, el diario catélico El Tiempo, publicaba un panegirico, en el que solo se lamentaba de que, en las “vistas” que se habfan toma- do de la ciudad de México, y que irian a otras naciones, 1 El cinematdgrato de Ed P ato de Edison en México, Ef Comeo Exp jueves 6 de agosto de 1896, p. 2. 1H Coie sae 2 “El cinematografo Lumitre” Iniver é Se ', El Universal, miércoles 19 de 3 “Cinematografo Lumid facional, mi ae re", El Nacional, miércoles 19 de sgos- 40 aparezcan tantos encamisados y tantos sucios. (tra cronica recomendaba a sus lectores que: “os apresuréis 4 sdmirarlo cuanto antes, si no correis el riesgo de legar Yetrasudas. iAvanza tanto tan y de prisa la ciencia en estas Postrimerfas de siglo! Tuidu”.5 Todos los reportajes, en jwma, en forma clara o entrevelada coincidian en sefialar al \nvento como una prueba mis del progreso del siglo. ‘or otra parte, ese afio de 1896 se eligi por primera vez, sin una oposicion digna de tomarse en cuenta, al general Diaz como presidente de la Repiblica. Es interesante desta- far que los diarios subrayaban, para justificar la dictadura, que su administracion habfa encauzado a México por la senda de la “civilizacion y el progreso”, logrando que el pais {iurasc en el concierto de las naciones. El progreso, originado en el racionalismo, quimera y sue- fho acariciado a lo largo del siglo XIX, en México se iba Jogrando gracias a la paz. En su nombre se disculpaba el gobierno de una minoria: la de los “elementos activos” y se perdonaba el olvido en que habian cafdo las instituciones democraticas, que eran la causa de las grandes conmociones politicas que padecian los pueblos que se regian por ellas, ya lo habia demostrado la experiencia mexicana. 4 “Notas de la semana”, El Tiempo, domingo 13 de septiembre de 1896, p. 1. 5 “El cinematdgrafo", EI Globo, domingo 30 de agosto de 1896, pa 6 La politica en México en 1896”, EI Mundo (Ilustrado) do- Jingo 27 de agosto de 1896, p. 410. He aqui fragmentos del texto: Yodavia hace veinticineo aiios hubiera caido como una ducha de spun fria sobre el cuerpo de un febriciente las siguientes palabras, Nesprendidas del tnforme del general Diaz acerca de los actos de su tulministracion, en los periodos constitucionales comprendidos entre {1 10. de diciembre de 1884 y el 30 de noviembre de 1896. “Los pueblos pobres no pueden, en general, ni instruirse, ni moralizarse: 41 cuando no yacen inertes bajo el yug = i yace ig0 del despotismo, viven estes agitaciones de In anarquiasatenton ls difcateade dal Presente, descuidan prever las eventualidades del porvenir; les estén asi por completo vedadas la autonomia y la libertad y con mayor razon Ia democracia de la Repiiblica; impotentes o débiles contra el enemigo exterior; sus gobiemos son inestables y cambiadizos, ince oe ae bidos por un pueblo poderoso, ose consumen y desaparecen sin de jar en la historia otra huclla que a veces, las de su miseria y suffi mieni len ia Se ae eae ae eee encontramos ideas sustentadas en estas columnas, ns dan conocer |a clave del movimiento evolutiv iniciado para a RepGblics en estos Pero sila nacion no podiani debfa arriesgar sus conquis 1s conquistas alos bates de una gran conmocién politica, auna de esas uemendas crisis {ks instcuciones democriticasimponen necesariamente alos pue- que por ellas se rigen: s{ podria, y lo que han hecho, los que no- sotros hemos Hamado elementos activos, los que representan la suma total de los intereses nacionales y basar en ellos la consolidacién del poder péblico... De ese modo hemos dado solucién a uno de los pro- ae arduosy erzados de difcultades con las que aunen pases mejor preparados que el nuestro para el ejercicio de la liberta roped en cl funclonamiento del sufragi popular. an Todavia es menestar que estas instituciones se aj / ones se ajusten a nuestro ¢sado socal, y para ello se ha iniciado ya en nuestro Cuerpo Legis lativo una serie de reformas constitucionales que seri sometida a dis usion en el préximo periodo parlamentario. La Consttucién de 41857 fue ereada en medio de grandes agitaciones politics, y los rombres que en ella intervinieron, deslumbrados por las creaciones del momento, arrastrados por sus nobles impulsos, sugestionados Bor los grandes ideale, hicieron un e6digo, no adaptado alos redimi- flesciudadanos, que en oro suyo se agrupaban, sino a la medida de héroes, tales como en su conciencia Tos presentfan, ran adlides de una gran idea portastandartes de nobles sntimientos, pero pe ieron de vista la tierra, y al colocar sus pri ic - ic 5 principios en el cielo, fi yon un pacto de dieses, no una obra ce humanes, y no padieron hacer otra cosa; ha sido menestar una gran suma de hechos agrupa- dos para hacer de ellos uns sintesis sever, ofrecer sn hipoctesas 4 Ia conciencia pablica, los puntos ne rachon: branteBlaneura Je nuerra Repablica.s woman @ Sesame 42 Lu recleccién presidencial imponfa, pues, una mirada fetrospectiva. México habfa cambiado mucho comparado on el de hacfa unos veinte afios. Casi parecfa que se habi: foperado una revolucién: muchos ferrocarriles, luz eléctrica, jumnerosas publicaciones period{sticas, estabilidad, indicios ld na prosperidad econémica mediante la industrializacion, ‘ioétera, y que todo ello gracias a la sabia politica del gene- tal Diaz. Por ello la nacién le devolvia una vez mi: . los elementos de inteligencia, de orden, de riqueza y de progreso a los que él mismo les habia dado vida y ser con su politica regeneradora y organizadora, y le reitera una vez més y con undnime aquicscencia su confianza para el desempefio del mando supremo de la Nacion y ‘esperanzas todas de que continuaré, pacifica y eficaz- inte, su patriética obra de progreso y engrandecimiento dde la Patria, secundando su patriética labor el esfuerzo de Ja Nacion toda. . .7 EI progreso se manifestaba en muchos aspectos de la vida mexicana de aquellos afios. Por lo pronto, el general Diaz Nab/a informado al Congreso, en septiembre de 1896, que se iniciarfan las obras de drenaje; el Ayuntamiento a su vez telebraba contratos para uniformar el alumbrado piiblico y para continuar la pavimentacion de las calles de la ciudad de México.8 Con ello el progreso de la metropoli daba pasos firmes hacia un mejoramiento continuo que influja en la vida coti- diana de sus habitantes. 7 “EL nuevo periodo presidencial, Las esperanzas de la nacién", Gil Blas, miércoles 14 de octubre de 1896, p. 1. 8 “El alumbramiento pGblico en México”, I Imparcial, enero 27 de 1900, p. 1. 43 El alumbrado piblico, hasta ese afio de 1896, consistfa en lamparas de gas, trementina y electricidad. La instalacion de la electricidad se habja iniciado en el aio 18819 con cua» renta focos y se fue haciendo la sustitucién gradual de los viejos sistemas; sin embargo, el servicio dejaba mucho que desear; segiin las informaciones, la intensidad de la luz eléc- trica resultaba molesta para la vista, por su irregularidad, Se necesitaba la uniformidad del sistema de alumbrado, para lo cual el Ayuntamiento lanzé una convocatoria, que fue publi- cada en los diarios de varias naciones, Estados Unidos, Canada, Bélgica. La beneficiada con el contrato de! nuevo sistema result6 ser una compaiia alemana, que se compro- metié a efectuar el cambio en un plazo de catorce meses.10 El plazo fue rigurosamente cumplido, y las primeras prucbas se efectuaron en febrero de 189811 y al mes siguiente, gas y trementina quedaron sustituidos en su totalidad.? La nueva luz result de mucha mayor claridad. -;+ aperlada, suave, a la vez intensa, no ofende la vista, tiene una fijeza completa, y un gran poder luminico y nada més vistoso que las filas interminables de globos opalinos a Io largo de nuestras avenidas y suspendidos como acréstatos en el espacio. . . Yano clamaremos como Goethe: Luz... mas luz. .. Ya México esta alumbrado y ha dado los mas importantes pasos de progreso en el sen- tido de bienestar ptiblico. . .13 9 Ibidem, febrero 20 de 1900, p. 1. 10 “Notas de Cabildo”, Fl Universal, martes 13 de octubre de 1896, p. 1. 1 “La semana”, El Mundo (Ilustrado), domingo 18 de febrero de 1898, p. 118, 12 “£1 alumbramiento pGblico”, El Imparcial, enero 27 de 1900, 13 “La semana”, El Mundo (Ilustrado), domingo 18 de febrero de 1898, p. 118, 44 » obstante, los “eclipses” o apagones eran frecuentes! ¥ ¢l servicio no duraba todo el dia, terminaba a la mediano- fhe y la ciudad quedaba en la mis completa oscuridad, Hasta 40, conta instatacin de ls eranvias eléctricos, el servicio argo inticuatro horas del dia. ei ceive "México habia crecido, sus necesidades sumentado y sus condiciones higiénicas empeorado. Desde Jhediados del siglo no se habjan hecho mejoras de conside- facibn en el sistema de atarjeas, que conducian los desperdi- fos al lago de Texcoco, que quedaban expuestos al aire y provocaban nauseabundos olores. Agréguese el clima poco wilubre del valle de México y se tendré una idea de lo perju- Wicial que era para la salud la atmésfera de la ciudad. Se wela necesario y urgente un drenaje que ayudara a descon- Jaminar un poco el aire viciado. ; . Desde la Colonia se habia venido trabajando, segin lo permitfa la situacién politica del pafs, en el desagite del valle dle México. Las obras no se habfan concluido en 1876, por Jo que las inundaciones eran frecuentes y el desecho de las nmundicias era lento.t§ En 1885, con la estabilidad, se eontaba con el numerario necesario para la prosecucién del desugiie, obra de romanos. En 1896 se habja adelantado lo M4 "Lue elena”, Lt Vos de México, febrero 17 de 1898, p. 3 especto dice el periodista: ...el martes en la noche, cuando eis sev eaperaha, la Guded se quedo completamente a O:curas, lina gran parte de ella, por no sabemos qué percance acaccido ala de Ia luz nueva de instalacion eléctrica, El eclipse durd sproximads- jente una hora, después de lo cual los focos brillaron intensamente, por lomenos que nos conste de vista, no volvieron « spagarse, has (a la una de la mafiana, Esperdbamos que algunos diarios bien infor. mados, que cuentan con reporters de sobra, nos dijeran la causa del ‘eclipse, pero nada, ni una palabra. Ms Reseda de las obras de saneamiento", E! Mundo (Iustrado), domingo 22 de octubre de 1899, pp. 259-261. 45 suficiente para dar comienzo al drenaj je, que estarfa conecta: do a los colectores que desembocarfan en el lago, segin lo anunciara el general Diaz al Congreso.16 La noticia desper- t6 un gran optimismo, porque as{ la ciudad de México podria parangonarse con Roma, Paris o Londres, que ya ontaban con ese servicio indispensable para a vida modema, Progreso en la ciudad de México, no se limitaba al alumbrado piiblico y al sistema de saneamiento, también se ie i en la pavimentacion de las calles, en la construccién le colonias residenciales, planificadas de altie mos adelantos urbanisticos: eee Los que han vivido en México, en la llamada Ci ! : da Ciudad de los Palacios, hace unos veinte afios, y habiéndose ausen- tado de la capital hayan vuelto hasta hoy, no podran menos que admirarse, aun habiendo viajado en el extran- Jero, de la transformacion que ha suftido o mejor dicho, gozado de la vieja ciudad de los virreyes. .. yu admira, ién seré justificada. iQué cambio tan enormel. . . Casi todos I i r los palacios. . sr ban desmoronado hechos polo, haciendo higar a construcciones: le estilo modero y el te - siutiesspe dein ee El progreso se palpaba en la modemnizacién de la poli 30 policta, dotada de bicicletas para prestar un eficiente servicio en el traslado de los heridos;!8 habia penetrado a la circel de Belén, donde se instalo un fonégrafo para hacerles mis lleva- Is “Informe le{do por el C. Presidente”, El Universal, viernes 18 de septiembre de 1896, p. 1, 47"“La nueva y la vieja metrbpoli", Gil Blas, miércoles 21 de oc tubre de 1896, p. 18 “Las bicicletas para la " ju eee nen ambulancia”, EI Universal, jueves 4 de 46 « (iltimos dias a unos reos condenados a muerte, El Joyreso hab{a llegado a la educacion pablica, donde tam- Hien se abi adoptado el fondgrafo para impartr cases a Wh suiditorio numeroso, ante el cual la voz del maestro resul- Jabs insuficiente.19 Era notorio hasta en la vida intelectual, ¥ wn librero observaba que sus ventas aumentaban un somedio de veinte mil pesos anuales,20 y el tiraje de EI per Jal alcanz6 en 1897 un promedio de treinta mil ejem- iplares diarios®! (los rotativos que editaban entre diez y doce il, eran considerados de gran circulacién), y para 1900 los \juplicd. En fin el progreso se percibia en todos lados, pues- fo que justificaba y fundamentaba el régimen del general Dine, Era un dogma de fe que no admitia dudas, el que las {en{a era considerado un blasfemo, descastado, los refracta- ‘ion eran sometidos por la fuerza: la leva o las prisiones se eneargaban de “civilizarlos”.22 La Iglesia, por su parte, no querfa tener divergencias con el listado y se consideraba a si misma una de las més entu- 14s promotoras del progreso material de México. Una y a ver la prensa catolica explicaba en los editoriales como fl cristianismo, a través de Espafia, habia traido la “‘civiliza- cin" a la América “salvaje”. Para el cristianismo, mientras fl progreso no atacase los dogmas de fe? y fuera el patri- mmonio de unos cuantos, no ten{a nada de prohibitivo; por el 1 “EI fonbgrafo en los tribunales”, El Imparcial, martes 19 de de 1897, p. 1. aracteristicas de un progreso intelectual”, E! Mundo (Isus- trado), domingo 14 de febrero de 1897, p. 98. 21 Ibidem. 22 Carlos Diaz Dufob, “La politica en México en 1896", EI ‘Mundo (Ilustrado), domingo 27 de diciembre de 1896. p. 410. 23 “El progreso por el cristianismo”, La Voz de México, martes to, de mayo de 1900, p. 1 47 contrario, era un medio por el cual Dios permitia al hombre hacer més llevadera su vida: Progresar... no ¢s solamente no volver hacia atris, ni caer hacia abajo, ni aun para adelante, sino que en rigo ¢s ir hacia arriba . . Lo demas sera girar, agitarse, mover. se, precipitarse o estrellarse; pero progresar no... Y.., ¢l progreso condenado. . . es el que se opone a la verdad, que se opone al bien, el progreso anticristiano es el que se opone ala doctrina de Cristo. . .24 México creia, pues, firmemente en el progreso y éste encon- traba el camino expedito para cambiar la fisonom{a del pais, Se lo buscaba y se le aplicaba con el rigor de una ley. Incluso hubo quien Io vio como una revolucién muy perjudicial, por los cambios tan bruscos que se operaban en el pafs;no habia etapas previas a igual que en las naciones “cultas y ci vilizadas de la vieja Europa”. El tiempo vol6, el cuatrienio presidencial tocé a su fin. Llegé nuevamente el periodo de las elecciones y, por sexta vez, los comicios indicaron que el general Diaz serfa presi- dente de la Repiblica mexicana, por otro periodo. De nue- vo se echaba una mirada retrospectiva, que tranquilizaba los espiritus porque todo indicaba que México iba por buen ca- mino: el del progreso. Ahora bien, en el aio de 1900 tendria lugar la Exposi- cién Universal de Parfs, escaparate ad boc para exhibir ante el mundo los “logros”, El pabellén nacional fue preparado % Ibidem, 25 “La pedagogia modema des aplicable a México dadas las com diciones especiales?”, La enselanza moderna, diciembre 16 de 1897, pp. 8485, 48 fn toda anticipacién, se desechd un proyecto para cons- {Wwirlo en estilo azteca, porque cabja la posibilidad de que ‘extranjeros vieran en ello reminiscencias de “salvajismo””, ¥ ¥ acordé un soberbio edificio en estilo clisico francés, ‘eon todos los adelantos de Ia época. El muestrario enviado {we de lo més variado: vistas fotograficas estereoscépicas {we mostraban edificios y paisajes mexicanos, vinos, mine- ales, telas “a la y con la calidad europea”; nada de “primi- fivas «clas confeccionadas por manos indigenas”; pianos Nwchos con maderas preciosas de los bosques mexicanos, productos alimenticios, cuadros estadisticos que mostraban fl iinpresionante avance de las vias de comunicacién ferro- ‘uvileras, telegrificas y telefénicas; en suma, todo aquello strara al extranjero que México podia figurar orgu- rente en el concierto de las naciones “cultas y civili- Las intenciones del gobierno al enviar tan numeroso y viriado contingente las coroné el éxito. Las criticas elogia- fon cl pabellon. México sobresalié ain més porque contadas Haciones latinoamericanas participaron en el evento. 1 periédico parisino Le Temps informaba: México, .. ha efectuado una de las revoluciones mis feli- ces en este ltimo cuarto de siglo. Clasificado en otros dias entre los paises legendarios, donde florecian los pro- hunciamientos y se fecundaban las guerrillas, hace veinte tiios rivaliza con la gran democracia nortamericana, su vecina, y da muestras envidiables de prudencia y estabi- lidad. Un militar, un protagonista de la época de guerra, el general Porfirio Diaz, transformado en estadista meritisi- %6 “México en la exposicin”, El Mundo, julio 7 de 1900, p. 1. 49 mo, después de haber cimentado la paz, se ha puesto ala cabeza de esta revolucion desde 187. . .?” A pesar de que la prensa mexicana dio detalles de los pre- parativos de la exposiciOn, con una anticipacion de cuatro aiios, y de que habfa destacado la noticia de que el cinema: tografo contarfa con un pabellén especial, este especticulo no entrd en los proyectos del gobierno mexicano. El cine estaba olvidado y en el pabellén de México brillé por su ausencia, no obstante que podia haber sido un magnifico vehiculo para mostrar con mayor “verdad” y realismo los progresos alcanzados. Si retrocedemos un afio, y damos un vistazo a las crénicas sobre espectéculos, descubrimos, con asombro, que hay una gran indignacién contra el fondgrafo y el cinematografo, con todo y ser palpables muestras del progreso y del ingenio humanos. Se les acusa de ser aparatos de “vulgarizacién cien- tifica”.™® El progreso de México habia sido ininterrumpido en cuatro afios, y sin embargo en ese mismo lapso, el cine~ matografo habfa perdido su categoria dentro del parnaso progresista: habfa retrocedido, se habia convertido en un lugar, en una mancha del progreso. EL PROGRESO COMO DIVERSION El progreso era privilegiado de una minorfa, estaba en abier= ta contradiccién con los principios que sobre él sostenfa la 27 “El pabellon mexicano en Ia exposicién de Paris", El Impar ial, julio 16 de 1900, p. 1. a ad Ce arene oa P. 264. 50 jyensa catdlica, y ésta nada hacia para remediar la situacién, formaba con fundamentarlo histéricamente en el smo. Ahora bien, si revisamos con més calma la imagen de la sivwdad de México, nos daremos cuenta de que s6lo el cen- 40, €1 corazon de ella participaba de los beneficios. Muchas ‘ios lo negaban, la mayoria de los barrios estaban sucios y Weseuidados; no como hacia veinte afios, sino peor, dado ie el descuido y la incuria habfan sido catastréficos; no gios. El progreso los habia ignorado. as en 1896, la pavimentacion y cl dre- jaje, caminaban en forma demasiado lenta, y en ocasiones feultaban estorbosos y molestos, dirfase que hasta contra- fyoducentes por la tardanza con que se realizaban; en espe- al el indispensable drenaje, motivo de acres censuras de la St al Ayuntamiento. En lugar de beneficios causaba yentables accidentes: Yodavia existe la calle de las Damas, San Juan y en algu- fins otras de esta culta capital, la cordillera, trocha, para- peto, fortificacién, foso, canal 0 lo que sea, construido jpor los scfiores del drenaje o saneamiento, y sobre temas ide gran “Colector”. Alli los trenes se detienen, los co- ‘hes vuelcan, los caballos se despernancan, los transetin- (es pasan haciendo prodigiosos equilibrios, y la higiene Jes cubre el rostro por pudor y se tapa las narices por precaucibn. Masta los comerciantes de San Francisco cooperaron eco- Hbmicamente para pagar la jornada nocturna a los trabaja- ‘ores; querian evitar pérdidas en sus negocios, las obras es- ® Ibidem, junio 25 de 1898, p. 302. 1 Pantaban a la clientela. Pero no se terminaron en cuatro afios y duraron hasta el siguiente periodo presidencial. En la ciudad de México habia pocas diversiones, por lo que Ia gente convirtié al progreso en una distraccién. Vio on buenos ojos la modernizacion de la policia y de la enses fianza, ni duda cabe, que quedé complacida con sus dota: ciones de bicicletas y fondgrafos, respectivamente. Pero estaba més complacida con lo ameno que resultaba contem> Plar la instalacion de los postes de la electricidad y de las excursiones, carreras y concursos que se organizaban con las bicicletas. A la gente poco le preocupaba la aplicacién “‘cientifica"” de los nuevos inventos, los tomaba como un medio de es Parcimiento. No es de extrafiar que lo mismo sucediera con el cinematégrafo. La instalacién de los postes de hierro para laluz eléctrica, es lo que esti provocando actualmente la curiosidad de los buenos habitantes de esta ciudad de los palacios y los Jacales. A lo mejor encuentra usted a su paso un monton de seres que se apifian en torno aun tripié, y una colum- na muy larga que sc balancea en distintas direcciones. No Je queda més recurso a la gente ocupada que atravesar Por entre aquella trinchera de carne, buscando el pun- to por donde haya menos densidad. Y por supuesto que no es remoto, al encontrarse ya en terreno libre, extrafiar el peso del reloj, de la plata o de la cartera. Se deja comprender que los sefiores gendar- mes no pongan ningin remedio a aquel inconveniente, iQué van a poner! Si ellos son los primeros que se que- dan con tamafia boca abierta, al ver que se va irguiendo Poco a poco el poste de metal, hasta rematar en una ufia inmensa, por cuya punta sc han de escapar torrentes lu- minosos. Porque es lo que ellos dicen: 52 jueno que el pueblo reciba lecciones practicas de sonveimientos tiles, El sistema objetivo es la aiima ps Inbra de la civilizacion; mafiana, uae separ una columna, ya s Wilton que hay: aparatos para economiaar fuerza ¥ \empo. Hoy todavia acostumbran hacerlo por medio de Featas, gritos y sombrerazos. Se termina la aa a te un poste y all se van empleados, peones y acompafi yniento de desocupados, con su gendarme y to ace metros mas adelante la escena se repite y ast Ta vamos pi wando.”? gente se lené de jibilo con el nuevo alumbrado pi- bcc, ¥ para celebrar el hecho, el gobiemo sical ‘os el z6calo,>! en septiembre de 1899, coceny au E ono con el repique de las campanas de cate alae 2 ie clisico Ygrto. Cuentan las crnicas que l iluminacion fjrecia migica y que la gente lloraba de emocién’* aungu ji por la luz, sino por la solemnidad de la conmemoracin, [a bicicleta también habia invadido México, El Ayunta: Wwiento se vio obligado a reglamentarla y a crear una plaza ile inspector del ramo, con sueldo de cuarents pesos men- Wales, para vigilar su estricto cumplimiento. a oan flab ciclista que cece ea eo que lebraba competencias de velocidad. ; Brito. Coneursos de bicicletas adomadas, reece por cl gobierno municipal. En los desfiles de las fiestas p © “Notas de la semana”, Frégoli, domingo 4 de agosto de 1897, 4 * = Poet La iluminacion de la catedral”, EI Popular, septiembre 17 1099, pe ®® Ibidem. ; — 10 "Notas de Cabildo”, El Universal, domingo 28 de m: 1n97, p. 5. 53

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