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4, Los derechos de “Io social” Hubertine Auclert y Ia politica de la III Reptblica Las cartas que Hubertine Auclert y Jeanne Dervin inter cambiaron en 1886 fueron un intento de cubrir una distancia no 610 geogrifica sino temporal. Son un ejemplo de la forma con- freta en que se formaron los eslabones de la historia feminists ys sidemis, siricron de inspiraci6n para las Tectoras del periddico sufragista de Auclert, La Ciloyenne, El lenguaje romdntico y espiritual de Deroin debe haber so- nado raro para las lectoras acostumbradas al estilo mis directo y acional de Aulert, pero no eabia dua de que las mujeres com fan una misma misién: denunciar “la mentira” ~en palabras te Deroin de una repiiblica que negaba los derechos politicos a tas mujeres. Sin embargo, a pesar de que compartian wn compen mniso profindo con la emancipacion, también habia diferencias importantes entre las dos mujeres, diferencias que, como sevtalé ‘con tanta delicadeza Deroin, proventan de la historia. Literalmen- te, Hubertine Auclert egé a la politica con la IL] Repuibliea: en 1873, a los veinticinco afios, se mudé de Allier a Paris para parti cipar en el creciente ~y ahora legal- movimiento de las mujeres La politica de la 1 Reptilia era radicalmente diferente dela de 1848; en consecuencia, no s6lo la estrategia sino ta sustancia mis ‘ma de su feminismo eran diferentes de las de Deroin. Bl activismo de Auclert cubrié mas de cuatro décadas de la IIL Reptlica, desde comienzos de 1870 hasta su muerte en 114. Incluso cuando otras feministas abogaban por una posicién mis moderada, ella siempre reclams, en discursos, articulos de periédico, peticiones y campaiias electorales, el derecho dle las mujeres a votar. Sus argumentaciones remiten constantemente fas cambiantes politicas y teorfas presentes en cl debate politico. 124 LAN MUJERES Y LOS DERECHOS EI. HOMMRE LOS DERECHOS DE “LO SOCIAL” 125 Algunos de sus discursos son deslumbrantes por la combina g6n. La conquista cle ayuntamientos y bancas en el Parlamento: encontraba una grieta en wna argumentacién, aprovechaba ‘n0 s6l0 como un esfucrzo tendiente a sensibilizar al gobierno insertarsu reckimo del derecho del voto para las mujeres. A tra 1e a la cuesti6n social, sino también de dar a ‘lo social” una ana maa a ‘cucstién de la soberania popular. Muchos de los arquitectos Si el conflicto entre los derechos politicos formales y los dereche feonservadores) pensaban que debian evitarse a toda costa las sociales sustantivos habia sido un dilema para la II Reptiblic Jaciones a la soberania popular, porque Ia experiencia de la enfrents la “cuesti6n social” en nuevos términos: zcudl det wuna de Paris (la insurreccién revolucionaria contra la di Papel del estado en Ia resolucién de los problemas de la pobreza incia conservaciora de Ta nueva repiiblica en 1870-1871) habfa y la desigualdad econdmica? ficaba sus valores y sus sentimientos (RES V LOS DERECHOS DEL. HOMMRE divisi6n del trabajo social," porque una rep €l voto a las mujeres estaba “mutilada”, tan *impotente” ¢o quien le falta un brazo o una pierna. Su paso era rengo; su vig {uerta y distorsionada. Carecfa del poder generativo que sélo pa dia provenir del acoplamiento de hombres y mujeres en ef no politico. "¥ no era slo el bienestar general lo que se poniag peligro por la exclusién de las mujeres, sino también la salud a os hombres, suc masculinidlad, su viela.® Auclert equiparaba la exclusién de las mujeres del cuerpo so. Cial a la mutilacién corporal practicada por los santos Jerdnimg y Cipriano. Igual que ellos y por las mismas causa i “los legisladores librepensadores mutilan el cuerpo social, co tando la mitad de sus miembros para evitarse el impuro con tacto femenino”.™ Tales acciones no s6lo eran anormales, sing autodestructivas porque, sin Ia asociacién explicitamente hetes rosexual de las mujeres, los hombres no podian realizar su pros plo destino ni el de la sociedad, En realidad, sin su presencia, os hombres carecian del falo que garantizaba su masculinidad, Las mujeres, entonces, eran el falo, Ia fuente del poder de los hombres. Asi, Auelert argumentaba que la negacién del voto a las mujeres ponia en peligro la capacidad del estado de asegurar la maseul nidad de sus ciuctadanos. El voto s6lo para los hombres, advertia, era una estratagema, que creaba Ia ilusién de la soberania mien: tras en realidad constitufa una cesién de poder. La subordinacién de las mujeres era simbélicamente y de hecho la subordinacion de lo social alo politico y al estado (y los hombres trabajadores es taban incluidos en lo social). Mientras lo social continuara siendo. objeto de legislacién y no pudiera hablar en su propio nombre, s¢ negaba a los hombres ~especialmente a los trabajadores- tanto como a las mujeres un derecho fundamental de autorrepresenta- cidn ~aun cuando los hombres tuvieran el voto-. La disociacién de lo social y lo politico, madres y padres, mujeres y hombres se lograba negando Ia ciudadanfa a las mujeres. Negar a lo social tun papel activo en su propio nombre hacia que los derechos sus- tantivos y la justicia social fueran asuntos de regulacién adminis: ‘ativa antes que de politica. Cuando eso ocurria, los ciudadanos “Lo sociaL” 153 10S DERECHOS DE, 53 de las mujeres, 10 porque esas freas, igual que las muje asambleas administrativas y leyislativas 1888 y 1892 (y que en 1900 fueron reunidos Sa tn > nee Et ep ee 1, sino eanbién por el mejo- s problemas sociales de las argelinas, si a igimen colonial. Auclert compartia la opi Bele at los nativos mas ithe, eadareiendols con el secularsmo replica 91a enia mxferna: Por eo mismo la ntigaba el hecho de que os ince lr ey ov peso sy air Yann nga pics eo que ca ley parcia alenat prdccas que le paren particular Pete degetts part mers iis Ena ir soe Ae, Ae om lpi conta tas mujeres con el peut racial en ambos cos be Sf LAS MUJERES ¥ 108 DERECHOS DEL HOMIKE Los DEREGITOS BH"LO SOCIAL 155 i6n de la capacidad innata de tos excluidos ~muje retadab el ance den “acon Leona a blaneas en los consejos ce administracién fianceses imped levacisn de una “raza naturalmente dotada y bella" By Precio de los hombres fanceses por todos los drabes daba resultado la perpetuacin de la ignorancia y la superstiets Jugar de su eliminacién, De esa manera, la misién francesa yy vaba sus propios fines, sas de ka misina manera? Sélo la presencia moralizadora de mujeres francesas podia corregir esa situacidn; si ls francesas iban y participaban en los astntos coloniales, las nati famisma educacién que los hombres, se permitiriaa los ange: Jos desarrollar las virtudes del republicanismo secular medi foto y Ia *misi6n civilizadora” tomarfa el rumbo correcta, tarde, Auclert eseribid que, tal como est jeres blancas educadas” mien= ‘Varios atios m ‘cosas, se negaba el voto a que se lo concedia a “negros salvajes™. Ya pesar de que apoys. id derecho de los “natives” al voto en la reptiblica, consideraba darles preferencia sobre las mujeres francesas era “un insulto, Ha za blanca”.** En realidad, en esa argumentacién primaban jos raciales, Las *civilizadas” francesa, que va habian Es viendo cémo el prejuicio racial domina todo en Are gelia como se comprende bien lo absurdo sexual. Asi la raza d del prejuicio, tbe, tan hermosa y tan bien dotada, es absolutamente despreciada por los europeos, que, si fembargo, rara vez son igualmente h re tants api Ce ee ee acco sobre os istntos las pasones de sus cuerpo, eran en fans aptitudes naturales como los ren, ¥obsénese Jos agentes mis confiables de la politica colonia. Igual aad Veter idles al rani Gque las maclres en na fait davian eseiplina y moraliead aa ‘sin: "Yo desprecio tu raza, pero rebajo mi ley ante js tin ecluez- la ‘ya doy precedencia al Corn frente al Cécligo”.!* ssn ya tds sus vibron,egual que el Meats njondepenite para que fuse chs ales de repiblien(C ate mies y “hate, Poi de a fal, redefnida par Bependenca) Ths auc, eaterés de hs mujeres rca sino el inte. El objav er ando se En lo que hoy calificariamos de enfoq lista", Auclert veia a Ar berantes y se de instituciones, recursos sociales, cédigos le finns idigos legales y poder El peligro de ta situacién, la condicién de I *civilizacién’, igualar los papeles de la ma gua y interés nacional cuando hablaba de la su argumentacidn sobre eve punto no jento de lo social que las mujeres posefan entrase sa, que las mujeres mar parte dela formalin de fa oi Tegra cr pat ntegrante dela adnan de fa nai Feominar coma separeion de lo policay loses sin por elo Aster dl tdo la eferencis ene on hombres hs sures, Leidensidad deb nferes como grupo electra dete se ak shin resto deel Sin embag,al msmn Heo se nega bapa dl alee el interes de isos dela repln indo a sus hijos con las mujeres francesas, en cambio, k for eaué les impediria “olvidar” su educaci6n y uatar i alos administradores mas de la eivilizada jcularidadl de esa ie Jnénimo no s6lo del interés social sino de los objetivos alas mujeres 156 LAS MUJERES ¥ Los DERECHOS DEL HONMRE Cuando las mujeres, que tienen en el Estado los mismog intereses que los hombres, estén como ellos provistas de los derechos necesarios para protegerse, para defenden se, para ascender, Francia, en posesién de la integridad | de su fuerza cerebral, asumiré en el mundo un papel preponderante,™ Al igual que los socialistas cuyo apoyo buscaba, Auclert se baa abandonar el concepto de soberania popular. Si se habia, alcanzar la verdadera igualdad, afirmaba, no se podia enter al estado como un padre ~por generoso y amoroso que fuer yl Ctudadania no podia seguir siendo un asunto param Auclert habia denunciado desde mucho antes la identi cin de la masculinidad con la polttien como egoista y anti Gil Sein ella, la istria evoconsta del eto de a ue de la politica era una fabula que intentaba ocultar una ex ién inmotivada, realizada por medio de la ley." Vera el uso Poder del estado para proteger el poder de lon hombres cu tuna usurpacién calculada, contraria al propésito declarado 1a repiiblica. En ese sentido habsa declarado inaceptable el clamo del jefe det sindicato de tipégratos, Jacques Alary, de u legistacién que “pusiera obsticulos insuperables en el caming de las mujeres que buscaran trabajar como linotipistas* Ak sostenfa que, si las mujeres entraban a trabajar en las imprent se volverfan hombres y después, inevitablemente, los hombres volverfan mujeres: “Es inaceptable que el hombre tenga que vv como un zingano y quedarse en casa para atender las tareas d nésticas".® Vivir como wn zéngano significaba no tener otro vie lor que el de proveedor de esperma pata la reina, ser un agente de la reproduccién, Vivir como un zéngano seria vivir como una hembra humana, ser degradado como hombre, y segiin Alary ninguin gobiemo verdaderamente republicano permitiria esa dex gradaci6n. En su opini6n, la ley era Ja garantia contra semejante degradacién, Auclert, en cambio, consideraba que ese uso del poder era un abuso de! estado en pro del interés egoista de los varones. ‘easo parece! pario. Para Freudl, la cabeza decapitada d ‘monstruoso represes astracion ‘auclert denunciaba la asociaciGn entre Ia repablica y Ia mas. inidad de sus ciudaclanos, pero esta persistia, como se cviden- mj en la reaccidn a una de sus protestas, en 1908, Junto con Tas ninistas Caroline Kaufmann y Madeleine Pelletier, entré en ‘centro de votaci6n en el cuarto distrito un dia de elecciones Mderribé una urna al iempo que denunciaba la “mentira” del Mis tarde, en su testimonio, uno de los fan tesa escena le habia provocado una, saga univera ans electraes do que wisps emo hubier vito al Medusa Se de Pre impose leer es descrip sin pensar Baal sagan pueden rej iz aubrelo quech exe eer unarepuera cxagrada racial del onc la Messina rao en cleo de tenes sig la Decapitar = castrar. El terror a la Medusa es, pues. un terror a la castracidn relacionado con Ia vista de algo. Numerosos andlisis nos han familiarizado con las cir- ccunstancias en las cuales esto ocurre: cuando el varén. {que hasta entonces se resistié a creer en la amenaza de a castraciGn, ve los genitales femeninos, probablemente Jos de una persona adulta, rodeados de pelo; esencial- mente, los de su: madre." Por extensién, Atenea, que Hleva la horrenda caber do, pasa a ser una *mujer inabordable que repele todo deseo sexual, ya que ostenta los genitales terrorificos cle la madre”. Es Suna representacién de la mujer como un ser que aterroriza y 8 FI reconocimiento del miedo a la alivio para el nif, ya repele porque esti castrada’ ‘eastracién, sin embargo, trae consigo cierto que es la base de la comprensi6n de la diferencia sexual. Escribe Freud: La visi6n de la cabeza de la Medusa paraliza de terror a quien la contempla, lo pettifica. {Una vex nvis el mismo 158 LAS MUJERES Y LOS DERECHOS DEL. HOMDRE origen del complejo de castracién y la misma transfor. macién del afecto! Quedar rigido significa, efectivamen. te, la ereccién, es decir, en la situacién de origen ofrece tun consuelo al espectador: todavia pose un pene, y el ponerse rigido viene a confirmarselo."" La Medusa, entonces, tiene un doble efecto: es a la vez una, haza a la fuerza sexual del hombre y una confirmacién de fuerza; al encarnar el horror cle lo que podria ser, tensifica el deseo de preservar lo que es.2° En el relato del funcionario, la violenta interrupei6n del gj cio del voto (Auclert pisotes las papeletas cuando se despa ron por el suelo) habia sido experimentada como una am de castracién. Al cuestionar la legitimidad de una de las frontey entre los sexos, sintié que Auclert estaba cuestionando la pia diferencia sexual, pero, al mismo tiempo, el hecho de Ww acci6n fuera considerada ilegal (fue arrestada por la policia 1 juez le impuso una multa) significaba que esa accién era i Procedente, lo que lo habia tranquilizado, demostrindole que voto (asi como el falo) pertenecfa sinicamente a los hombres. F Precisamente esa asociacin entre el falo y el voto lo que Ik un periodista indignado a rechazar la demanda de Auclert suftagio para las mujeres en estos términos: “Que renuncier ‘ser hombres es lo que nos pide madame Hubertine? Que lo di francamente”5® la imagen i Auclert rechazaba esa asociacién de la masculinidad y el voto en nombre de la division social del trabajo. Sefialaba que no todas divisiones sociales seguian las iineas cle género: “ser hombre o mt. jet no tiene mas importancia en la disuibucién de las funciones sociales que ser alto 0 bajo, moreno o rubio, gordo o flaco"."" Las divisiones sexuales en los campos social y politico eran imposicion nes arbitrarias, destinadas a proteger el monopolio masculino de determinados puestos y del poder politico, su “interés de sexo" Cuando las mujeres tuvieran acceso a la ley, representarian algo mids que su propio interés: representarian el interés social. En realidad, recién cuando las mujeres voraran lo social alcanzaria ¢l tipo de importancia que ya le atribuian politicos y sociGlogos. racgn con mueve meses de eae rere parton hombres ser madres que para as mujeres 1ertotdadon" Auclere habia apoyado las proptistas de las m+ Jere sue prescotaon sus candaterae en 1885, afirmando que bia naver serio mit abligetorio para los hombres y Ser Scio humanitaro obligato terttoro para los hombre 108 DERECHOS DE “LO SOCIAL” 159) Bones pede sae Sie dena agencla Au cunno los soxon tenn oncones mentee ferent (lla habits dela ruda ature arp el dle earkter dela mje, a cuando - : ycial de las contribu- ‘mujeres podian tener hijos, el valor Sarton 6n cra equivalente y mnes de los hombres y las mujeres a la na ‘pfa ser reconocido como tal. fi én mientras que los hombres © Las mujeres reproducfan la nacién mientras q) b idefendian su vida, De hecho, si se consicleraba exclusivamente ‘él tiempo invertido ~unas euantas semanas de entrenamiento en “seria infinitamen- para las mujeres. “La defensa del cuiidado de los nifios, los ancianos, lero 1s ives cond a a jeres"™"Dierentes tice por clones guamente vials, aorzaban a gual police Solo Ia igualad pola, sostenta, pe de sta somo la reptblca habia prometido. Entonces, apa Shipulon de las mujeres como votantesy representantes elecios thtafonmarae estado minotauro” en elextado maternal” cribié en 1885." En esas metéforas, el monstruo mitad humano Fd esa que exgeeibutos de dinero y sangre es ssid Yor ana figura plenamente humana, qe esi el Bienestar de todo uertesy dies, eos pbs, jorene vj, enfermos anos La homanizactn del esado es tambien au feminizacén, UW eplarmninte del padee porn made. En ta Rgurcion de fa aleanzar la meta 160 LAS MUJERES ¥ LOS DERECHOS DEL. HOMBRE Auclert, lo rep imido vuelve: el objeto de la preocupacién del, tado -Io social- se convierte en sujeto de su propio cuidado, ue restaura una forma justa de aquella soberania popular que estado republicano paternalista intentaba contener Y fue, de hecho, como una movilizacién popular de lo como Auclert definis, en diltima instancia, su campaia por el g fragio. Aunque aconsejaba la persuasién como téctica feminis Auclert llegé a la conclusién de que los argumentos razon; no eran suficientes para derrotar el “interés dle sexo” de los hv bres. Lo que hacia falta era una fuerza contraria, una “cont fuerza” capaz de aplicar presi6n puiblica a favor de las mujeres; los hombres son fuertes es porque se unen y se retinen, Hagam como los hombres".* “Faisons comme les hommes’ era un llamado a la accién politica, luna convocatoria urgente a las mujeres para que emularan a socialistas, cuya afirmaciGn de representar los intereses de la ck trabajadora les habia ganado, desde fines de la década de 1880, tun mimero cada ver. mayor de bancas en la Camara de Diputados yen lus concejos municipales de todo el pais. *Faisons comme les jommes’ refrendaba la idea de que el interés colectivo -y no la vor luntad individual- era el motor de la participacidn politica, pero ra también el repudio de los términos prevalecientes de la divi si6n social/sexual del trabajo y del papel del estado en su perpe: tuaci6n. No trataba la ley como un medio de regular fenémenos. naturales, sino como un instrumento del poder (masculino). Bl grito de batalla de Auclert anunciaba la intencién de compartir y ala ver de apropiarse de ese poder exclusivo. En cualquier caso, el resultado seria el mismo: despojar a la ciudadania de su poder de conferir o confirmar la masculinidad, y ast despojar al estado de su papel de padre representati Si las mujeres eran efectivamente capaces de hacer lo que los hombres hacian en la politica, ¢eémo podrian discernirse las di ferencias entre los sexos? :Cémo podria haccrse aceptable el po- der del estado? Al obligar a sus contemporineos a enfrentar esas cuestiones, Auclert ponja al desnudo la endeble relacién entre la diferencia sexual y la politica. Ese era el origen de la hostilidad. hhacia ella yla fuerza critica de su feminismo, os peREGHOS br: “Lo sociaL” 161 fen los anales del feminismo francés, Hubertine Auclert se re da no tanto como una figura pionera sino ms bien como ante franca y por momentos problematica. Su insistencia Te gané el apodo de “la sufingeite fran- mili .ccién directa, q Bcc inacas oo n gran mimero cle seguidores ni 1, no le sirviG para ganar un gi roma reoapeta de uns Ope de Cong va homlogas, como las Pankhurst en Ingatera. 0 Susan onyen Pad Unido. A medi a ncnine fue ganando nse, lov sero de A ina en el nue sig, Els in Fepetbiidadyrechararonexplictament o rtunis esas recién He- suis qe poy oo sl “dss de aber aera si Se bra des tnidery eda a wsrpacion wipe rio modo tenfa rad. El fveral de Auclet ealzado go ail de 1914 ao aun gran mero de fein, que ic cet qh ests ory ps Fortis de tx epoca® Una nota neces em foie de Monat fringe ve habia ganado elo de "madre del sta elas mujeres el lia que hag En crargo, ex ese a ego. rara verse seid de fon ce eredivon Auer A pesar de haber alo objeto de ua ‘on en Ta necesidad de 1 Aulert por su "par- movimi inna de los. c 1 dlécada ee 1970, stt historias del movimiento a comicnzos de 1a de primera biograffa fe escrita por un historiador estadounidense y publicada apenas en 1987. Esa biografia hace honor al deseo de Auclert de ser recordada por su earicter nico, como una mertir unto mis atrasado de la moderada y legalista corrien- del pensam te principal de! movimiento sufragista francés, ik Lae RAE VIC A = ie cece ell 162 LAS MUJERES ¥ Los DERECHOS DEL HOMBRE 1.08 DERECHOS DE “LO SOCIAL” 163 En Ia sociedad Suffrage des Femmes, hemos tratado de prop6sito moral de su pensamiento. Desde ese punto de vista, forzar el desarrollo de las ideas feministas como los jar {feminismo implicaba la deteccién y eliminacién de las eontrae eros tratan de forzar la floracién de las plantas-eseribig jeciones de la teorfa y la prictica del republicanismo que condu- en una nota para simisma-, pero [...] forzar no produce jan a la injusta ¢ injustificable~ subordinacidn de las mujeres. ‘nuevas convicciones. Hace falta jay! tiempo para que las historia era la historia de los repetidos esfurerzos por resolver flores se abran, igual que para cambiar las mentalidades, ‘a contradiiccidn perdurable, no la cle un progreso basado en la Pero el tiempo es largo y la vida es breve. umulaci6n de saber y en una estrategia cada vez mas efectiva Bl deseo de Auctert de alcanzar un lugar identificable como. Ni durante su vida ni después Auclert alcamz6 el tipo de ree alguien que habia iniciado un nuevo capitulo en la hi cimiento hisrico que buscaba. ¥ no es del todo sorprenden nista del feminismo francés chocé con su propia incapacidad En primer lugar, el tamaiio del movimiento y la diversidad de para escribir ese tipo de historia, Insistia en que el voto, sise apli- Posiciones estratégicas en el periodo 1870-1914 ofrecfa mul ‘aba universalmente, seria un instrumento de progreso social: nis ejemplos de feminismo activo y articulado que los que bia antes. Por otro lado, ls dvisiones internasy la incapach El sufragio es una maquina de progreso [...]. Igual que de las fueciones de reunir votos contradei i muchas invenciones modernas, que s6lo llega a ser uti historia telealdgica. Todas las partes coincidian en que Oly lizables con Ia ayuda de determinadas combinaciones, de Gouges, que habia sido sacrificada por ereenci 1 sufragio necesita todas las energias femeninas y mas- podido expresar en un foro piiblico, encarnaba el destino i culinas de la nacién para llegar a ser el instrumento de el feminismo; pero no estaban de acuerdo en casi nada née, evolucién capaz de transformar el orden social.” siquici« respecto de si la candidatura ilegal de Jeanne Deroin tun precedente apropiado para las mujeres de la III Repitblica, Pero no entendfa el feminismo mismo en términos de evoluci6n. Auclert corrigié repetidamente los relatos histéricos de su Mas bien, era una intervencién estratégica impulsada por un pro pio papel (y el de otras), escritos por la periodlista Jane Mis Pésito moral, ysus adherentes eran mis 0 menos aptas para reco editora de La Francaisey una de las recién Megadas al movimien nocer las contradicciones, en cualquier forma que adloptasen en sufragista, que fund6 la Unién Francesa por el Sufragio Fe ‘un momento determinado. rhino en 1909, Sin embargy pesar de su referencia a la lent El deseo de Auclert de ser recordada como alguien que habia germinacidn de las ideas nuevas, no produjo una historia lin inicindo un nuevo capitulo en la historia del feminismo tenfa mur evolucionista, de la defensa de los derechos politicos por cho que ver con la visién de la historia de su época. Vivi6 en un es. Mas bien, sus acciones del pasado -remontiind momento en que las historias momumentales se eseribfan desde incluso hasta Juana de Navarra y Juana de Acco le parecfan u muchos puntos de vista politicos diferentes, y eran pocas las que prueba de la perdurable capacidad de las mujeres para partici concedian alguna agencia positiva a las mujeres, De hecho, mu- n politica y de que ka Constituci6n de la primera revolucion, g chas de ellas colocaban a las mujeres totalmente fcr dle la hise lentificaba la ciudadanfa con la masculinidad, habia introduc toria, en esferas intemporales, naturales, trascendentes, Auclert, dlistorsiones en ordenamientos sociales que antes eran mas equi que aspitaba a la politica, estaba defendiendo también el papel tives. Su descripeién del presente era una defensa dle sus propi de las mujeres como agentes hist6ricos. Por lo tanto, era ligico Y problemiticas acciones, que presentaba no como producto que el valor -si no el éxito de sus esfuerzos se miciera sobre Ta lun proceso hist co inevitable y aeumlativo, sino dela logica tase del aleance de un haga dstntvo, so nico en la historia 164 LAS MUjLKES ¥ LOS DERECHOS DEL HOMBRE Pero el aleance de ese lugar s6lo es posible sise concibe la, cia misma en forma ahistérica, como un attibuto de la vol individual antes que como un efecto de la atribuci6n discurs decir, de la designacién de caracteristicas especilicas vineut funciones o papeles sociales especiales (como “mujer”, “ny “feminista”, "padre", “trabajador”, “ciudadano”). El rekato ha co de Auclert de los origenes del feminismo es justamente esa atribucién diseursiva (aunque en téeminos diferentes), sostenta que antes de 1701 las mujeres no se distinguian de hombres como miembros de la sociedad y que fue st mal legal -Ia exclusion de las mujeres de Ia politica— lo que in +6 su identidad politica colectiva. Asi, las feministas entraron, historia como sujetos politicos excluidos.™ Su agencia fue pr cida como una contradiccién dentro cel discurso de los derect universales del hombre. Laatencién de Auclerta la contradiccién y dificultad para cebir el feminismo en forma teleolégica hacen de ella un e idea! para explorar la historia del feminismo en sus cambian contextos discursivos. Y finalmente es de esa manera que al visibilidad historica. Llega a ser ejemplo no de las realizacioy las frustraciones de un tipo particular de feminismo, sino del 5. El individualismo radical de Madeleine Pelletier | Madeleine Peller se presentaba como 2 cre las feministan,en lav primera dcadae del siglo XX. a ge én mds joven que Hubertine Auclert Manado en 1874y muri en 1989), pod encontrrel jun- Boa Auclerten ls fas das sag : Aevotc e908 eas un pencil salao La o ce 197 yd ni eee 919: Paras fle enna y tarde aoa feo novels: present como candidataen Ia Txt sciaia fe fanemaconen socials, anargists yeni 1920 1925, co fpunstan Pero, a diferencia de muchas de ns compara, no an ls dre ics como meio de eae o> jy rspeto como mujer. Fara Peete, fa meta en renin com fa jdentidad de las mujeres era enteramente negativa: “No ser una — nts tinuo dilema del feminismo y de las contradicciones especii que encarnaba en el periodo de la Ill Repiiblica. Leer a Aucl de este modo no le resta seriedad ni significacidn, pero tamy le confiere Ia posi mn exclusiva ala que aspiraba, Mas bien, y 2s mucho mis importante, nos permite ubicarla, y mis en ral al ferninismo, en una posicién claramente central en la l mujer como la sociedad espera’. historia politica de la que ti Dene we punto de ds os derechos formate sigan el Meco tnt le ibead como al pore, pesto que ext ean los Preis pls pra er taro ne San "Deaauna mij nnn ere per ye toni en catioun indo Para Peltier, ode amente ha sido exclida, mujer yse sentir : : rechos no eran el reconocimiento de un sujeto preexistent Jos medios con los que podia traer al mundo un sujeto auténomo, Aunque utilizaba el lenguaje de la igualdad, Pelletier despre- iaba la uniformidad nivelada que podta implicar. Para ela, el so- 108 eareyexer row vesscrios aet.ncsens EL INDIVIDUALISMO RADICAL DE MADELEINE: PELLETIER 167 Madeleine Pelletier se afilié en forma temprana al socialismo te easi toda su vida. Entré a formar i Internacional | Gialismo era cuestién de equidad, no de igualdad en el sentido, ser todos lo mismo. Crefa en una meritocracia de intelectuales,e la superioridad de In intliguentsia sobre Tas dittites masas. Com para ella la inteligencia no conocia fronteras de clase ni de géng ro, pensaba que sus poseedores debfan tener acceso a posicions de influencia y liderazgo. Ese acceso sélo podia garantizarse s1 derecho a la politica era verdadleramente universal. Afirmar el recho universal a la politica no implicaba la homogeneidad de ciudadanos, sino que mas bien ofrecfa la posibilidad de consi rarse tin individuo independiente capaz de autorrealizarse, to ‘mente suficiente y no comprometido por ninguna dependencia, E] feminismo de Pelletier no puede leerse ~como ciertameny puede hacerse con el de Auclert- dentro del discurso de “los {que hacfa de las mujeres a la vez sujeto y objeto de reforma.** cambio, extraia su fuerza de la critica de la derecha y la izqh da~ del racionalismo, la democracia le masas y el reformismo. Iamentatio, Era un feminismo radicalmente individualista. El ob |jetivo de Pelletier era eliminar el sexo del sujeto de los derec separat a los individuos de las categorfas de identidad social q constreiifan su creatividad, y asi dejarlos en libertad para cot ‘mar su propio destino, “El tinico deber de la sociedad es no t anadic en cl ejercicio de su actividad: que cada uno se oriente ta vida como le guste, por su cuenta y riesgo." E] feminismo de Madeleine Pelletier confunde los argum tos de los que presumen que detris de los reclamos de derech politicos de las mujeres hay un interés de grupo preexistente evidente, que ka politica de las mujeres refleja su experiencia leetiva, Para Pelletier era justamente al revés: el feminismo no et tun medio para mejorar Ia situacién social de las mujeres, sino forma de disolver por completo esa categoria. Su ejemplo fun menta la tesis de que histéricamente ha habido feminismos “s mujeres2"* Porque el feminismo de Pelletier ofrecia no slo w forma de escapar ce la humillante pasividad de la vida de la yoria de las mujeres, sino una alternativa a deckarar la identi de “mujer”. En posesin de derechos politicos, la identidad de mujer se wansformaria: “Sera un individuo antes que un sexo” sy mantuvo la aftiacion dur rue de la recién unifieada Secei6n Francesa de Me Trabajadores (Section francaise de Vintemationale ouvriére, $10) cn 1910, se fuc con los comunistas en 1920 cuando el Pare | tido Socialista se dividis y se afiié al Partido de 1a Unidad Pro- fetaria tras abandonar el PC en 1995, Pero nunca sintié mucho fentusiasmo por las teorias politic que su maestro, el antropélogo Charles Letourneau, la impulss aleer El capital y, pese a que le atrafa la idea de la planificacidn entral ya provision de educaci6n y cuidado de los nitios por par- te del estado, desconfiaba de cualquier cosa que subordinara a los individuos ala regulaci6n social. Segrin dijo, donde habia hallado snejor expresado su interés por la justicia social era en las dct has de Robespierre. Su objetivo era “la supresidn de la heten instruecién libre a todos los niveles: asistencia generosa para los 10s, los ancianos y los enfermos; fin de la distinciones de clase; to més culto al dinero. La inteligencia y el trabajo son los finicos medios para wiunfau”*" Filosoficamen, la uisjor maucia de describirla seria como li beral, Habfa lefdo con entusiasmo a John Stuart Milly sega con interés las ensefianzas de Henri Bergson. Politicamemt, la atrafa é1anarquisio, pero no por sn promesa de destruir el estado, sino por su apoyo al individualismo (y a alejaba su estilo ugresivamen- te machisia). Mas en general, cl feminismo de Pelletier se articular bacon el discurso del individualism, que haba cambiarto sustan- Galmente desde su primera formulacidn durante la Thustracioa2* ‘A comienzos del siglo XX, el individu cuba fa promesa claramente democritica de fines del siglo XVIL Defi- hido siempre en wna relacién politica contestataria, el enemigo del individiuo en el siglo XVIMT eran las identidades sociales fijas del feudalismo y los prvilegios especiales ligactos a elas. Hacia fines del siglo XIX, el individuo se contraponta a la mulitud, et producto del iguslitarismo de la clemocracia de masas. AI mismo tiempo, habia continuidades entre las concepciones del individuo {el siglo XVII y del siglo XX: en ambos casos, el oponente det in- dividuo, en Gltima instancia, era el estado; y econémicas de Marx ~pese 168 LAS MUJERES ¥ LOS DERECHOS DEI. HOMIE de la ley aunque protegida por ella; y en ambos era con EL individuo de comienzos del siglo XX se distinguia de la chedumbre comiin por su intelecto superior. se individuo era un conformista sino un espiritu creativo, cuya mente co laba su cuerpo y, por lo tanto, sus acciones. La d ent ‘mente y el cucrpo no se traduefa necesariamente en una ci6n entre lo racional y lo inconsciente. Si bien en esa etapa el dividualismo era claramente una faceta del “descubrimicnto” inconsciente por los psicdlogos, no era simplemente una defer del sujeto racional. De hecho, algunos teéricos del individu ‘mo exaltaban el inconsciente como una “fuerza vital", mien gue otros denunciaban su influencia patolégica y temfan sus nifestaciones politicas, citando como ejemplos peligrosos el Boulanger de 1886, el caso Dreyfus y el creciente atractivo nacionalismo de derecha.®™ Los apéstoles del individualismo a comienzos del siglo XX zaban las lineas politicas. Entre ellos, habia sindicalistas revol ionarios, conservadores como Gustave Le Bon, que popul la psicologia de snasas, y autodectarados republicanos como fil6sofo Henri Bergson. Bergson y Le Bon parecen ejempl 1 discurso del individualismo en su complejidad y contradicci A pesar de la diversidad de sus programas, quienes proponi el individualismo buscaban una alternativa a lo que parecia opresiva homogeneidad social asociada a las instituciones polit cas y Tas formas culturales burguesas. Rechazaban la insisten del solidarismo en divisiones interdependientes del trabajo y, cambio, insistian en la absoluta autonomfa de las personas, con cual querfan decir tanto un yo diseiplinado por la razén como yo auténtico que existia antes de su significacién. Para esos te6ricos del individuo, el lenguaje tenia un papel e cial, Estaban en contra de cualquier cosa que impusiera tn si ficado aun ser desde fuera de él. Bergson, por ejemplo, ensefial que ninguna figura simbélica podia significar adecuadamente realidad de la vida y advertia acerca del uso de categorias qh Tedujeran a los individuos a grupos. Para los sindlicalistas revolts Cionarios y para los conservadores como Le Bon, “ ane PeaeTiER 169 INDIVIDUALISMO RADICAL DE MADE E : : directa de su ser? = Y qué hacer con rrizén controlaba totalmente esa expresisn: iphecho de que el lenguaje era necesariamente-compartido y st gen no era interno sino social? : El tema del inconsciente ~apremiante tanto para los psicdlo- profesionates como para el pilico en general al comenzar siglo complicaba coalquler rexpucats veel Igual que Ihimaginacién en el siglo XVIL, el incomsciente era una fuera jue definia a la razén ~como su antftesis~ y a la ver amenazal jus operaciones. Apareefa en 0 como el lenguaje, y asi afectaba Ja posibilidad de una expresi6n pura y racional por parte de Tos: {ndvidwos. Como quiera que lo valorasen -como una influenca peligroma ser conroada toda costa o como una fuera posta para la liberacién individual, los psicdlogos concortaban en cl turicter elusivo del fenémeno. f Para Le Bon, el inconsciente era peligroso, por lo que advirtié: los fenémenos sociales visibles parecen ser el resultado de un inmenso trabajo inconsciente, que normalmente ‘esti fuera del aleance de nuestro analisis (...]. El papel que desempeiia el inconsciente en todos nuestros actos es inmenso, y el de la razén es muy pequeio. El incons- ciente acta como una fuerza todavia desconocida.™ Bent atsctcion de lon coerpos ebilindon 0 rnoerio > Bl flesoto elga-y dspulo de Bergson Georges Dveehasers Be ents ents ursinde, pero cain igunimente comvendid del Ceriier cso del inonsiene; serbia “eros conjunion de ‘mente conocidos por la conciencia”** El propio Bergson estaba fuscinado por las notables posibilidades que offecia el incons ciente para pensar acerca de la mente. Describia el inconsciente 170 LAS MUJERES ¥ LOS DERECHOS DEL HOMBRE, ome “iodo lo que pce parecer en edo conscente una aueinteriene el itrumento magnifiador [a analogs ea mieroscopio] que llanamosatendin,a condieiondesyucaay mos mucho el sigiliado de et iimo tminoy locas sotos pose plenamente"™ Para esos tericos el nconsee emperab en'uh punt anterior a la eogncinodonde ong taba; era ive toque cade el anal alg pelo oa tai nombre apropiade ara Le Bon eral punto en que le mult sobre indvduo, “Dede el memento en qucforman pte decay tude home elie! gnorans sn guamentencapaes observe." La mld era “esc de on mpees ge be": cnella os indo eran arenes por palebvang ban imagenes tolmente independiente desu siguifionde rat Adem ets signteadon ern ages, inesablesy sanstovon Sy efecto era alucnatorio ¢inftyeae:“Sineinn ls asprci inconsientes mis dvs ys esperanna de reali Varios hinoradrs uu coment la desenptonce de Bon dela multad hea, mpi, een oneeneh pero no han vineulado ests devtripciones cons prencupaion Por ellenguje™ Sin embargo, en el corann dela preaeusai de Le Bon estaba stamenteel problema dea siguescon Pop fb que el lenge eal resid del genio inconsaene de ls mutide” de manera que no habia rma de cess defeat dem agin sgt verte io Ea cambio invduo que se duoc de a mula, que ec baa ptr cel conocin cern oy las cos, port tanto, pda manipula lasigulcaci par propios fines. " zi =_ Elante de los que gobiernan [...] consiste sobre todo en Ja ciencia de utilizar las palabras. (...] Una de las fan- cones mas esenciales de los estadistas consiste (...] en bautizar con palabras populares, o por lo menos indlife- rentes, las cosas que la multitud no puede soportar bajo sus nombres antiguos ‘De ese modo, sefialaba Le Bon, el Consulado y el Imperio aban traido de vuelta las instituciones del pasado con ropas nuevas, tocar, por supuesto, las co- iusorio ereandlo una apariencia de cambio “si fas en si”. Su capacidad intelectual de resistir et poles ddc las palabras y las emociones que provocaban ~de estar fuera del Jenguaje era lo que distinguia a los individuos de las multitudes: *B] individuo aislado posee la capacidad de dominar sus acciones reflejas, micntras que una multitud no Gene esa capacidad”.** Esa capacidad no sélo distinguia a los individuos de la mult ud, sino también a los hombres de las mujeres. “La simplicidad y ‘exageracién de los sentimientos de las multitudes tienen el resuk tado de que la turba no conoce la duda ni la incertidumbre. Igual aque las mujeres, se va de inmediato a los extremos."™* Al hacer referencia a un género Titeral, naturalizado, Le Bon basaba sus observaciones sobre las multitudes en palabras cuyo significado consideraba inequivoco, De esa manera, evitaba la contradiecién implicita en st propia argumentacidn: si el lenguaje podia expre- a un individuo sar el inconsciente ~nacional o racial-, zc6mo pot (que estaba fuera de él, que rellexionaba sobr poder, controlar plenamente su propio discuiso? Le Bon adopta- ‘ba la posicién ~no la propia, pero una disponible en el discurso corriente sobre el lenguaje y el inconsciente~ que establecia una distinci6n entre distintos tipos de palabras, entre representacién y realidad, tomadas como antitéticas. A diferencia de las palabras hipnéticas pronunciadas por Napoledn 0 por el general Boulan- ger, “masculino” y“femenino”, “hombre” y"mujer” eran términos que transmitian hechos caracterol6gicos y fisicos. La validex ~el status transparente y por consiguiente prelingitistico~ de los tér~ minos de la “ciencia de Ia psicologia de la multitud” de Le Bon estaba asegurada por su invocaci6n del género. “En todas partes las multitudes se distinguen por caracteristicas femeninas, pero Jas multitudes latinas son las mis femeninas de toxtas” no era una afirmacién mediada por el lenguaje, sino una afirmacién de un hecho cientifico que separaba a Le Bon, el intelectual conocedor, de la multicud.™* En sus escritos, “Ias mujeres” es una met wd”, Su conocida irracionalidad y susceptibilidad a des6rdenes 174. LAS MUJERES Y LOS DERECHOS DEL HOMBRE eran que ningiin simbolo, ninguna categoria captaba adecua mente la realidad en continua evolucién de un individuo: ‘Veremos que las contradicciones inherentes a los pro- blemas de la causalidad, de la libertad, de Ia personalie dad, en una palabra, no tienen otro origen, y que para ccliminarlas basta con sustituir la representaci6n simbéli- ca por el yo real, el yo concrete.” Légcament, el género pede ser considerado como una de ex repreentciones sibs, de esos “hibits alguien” aificalaban Ia pereepesin del "ser real” de euatgur indian, ero Bengon no extendas rtn a aces del gener. Ep ‘sumnamente expo cuando respond los saquce ving Ienos contra el elo el contenido “femeninos” den lect or parte de por un tado, os defensores del racionalmo come Julien Bend por oto lo, del lider de Aer Franco hares Maur a ves de Bergion inna dnclones categoncas ene los sexo, que extaban implica ens Mlovaiay ne eran sélo una defen ttea conta sus rites “Una picloga que pone tanto és ena sensbida’™ se pda best despectvamente como “femenina,reconoci, pero en serie errr. porque las emocionesdndniesy cea que descr ls que ‘ican, o ms brn vializan, os elemento intlecen con ques combinan” eran diferentes dos sentimlents mira perils experiments por ls mujeres “Sin querer emp der un estudio comparaino de los dos sexs", Berpon nod una varie sobre un tema cepa, Amita en cons de opinign prevalcente- que os hombres ts mijers era gua mente intlgentessn embargo, las mujeres eran menos capac deemocisn™ Ls compari era ente la senabilded profinds del hombre y ls “agiaciones supercar de lx mer Agu el sentiment pasabaa ser poder de creatviad (masala ns forma invivalc de manera tna, yarn era mo s6io wn atrbuto humana inferior poseido por todos sno lo que impeaia a plena exprenin(jsensalén) del yo, Eo en deus HL INDIVIDUALISMO RADICAL DE MADELEINE PELLETIER 175 de la filosofia de Bergson, la diferencia sexual apare diferencia natural, anterior a su significaci6n; exactamente como la habia invocado Le Bon. Pero también operaba como una de esas categorias que re- ducfan a los individuos a miembros de un grupo. Bergson decia aque la marca de la individualidad era su resistencia espiritual a la representacién colectiva o su trascendencia més alld de ella, ‘Sin embargo, la definicién de hombres y mujeres en funcién de sus culerpos sextiados operaba precisimente como una de esas representaciones, Ya sea definido contra el inconsciente ~como en Le Bon 0 como st realizacién -como en Bergson-, el concepto de lo indi- vidual se basaba en un rechazo de las formas colectivas, conven: cionales, de representacién. Los individuos eran capaces de escu- darse en virtud de su intelecto 0 sensibilidad superior contra la masificacién opresiva creada por esas designaciones colectivas. “EI pensamiento [de cualquier individuo] ~eseribia Bergson es inconmensurable con el lenguaje”,”™ y cuestionaba esas formas telativizando sus contenidos. (Lo mismo Le Bon: "Las palabras [uJ tienen sélo significaciones méviles y transitorias que cam- bian de época en época y de pueblo en pueblo™)" A su ver, la individualidad se establecfa a través de una serie de oposiciones basadas en la presunta naturalidad del ge nena que el estatus del género mismo como representacidn lingiiistica nunca fue cuestionado, © por lo menos nunca fue cuestionado por los que no eran afectados por la identificacién de masculinidad e individualidad. Las que sf eran afectadas por ella experimentaban esa construc in exclyente de la individualicad como una contradiccién y utilizaron la crftiea individualista del lenguaje para plantear su reclamo, Asi es exactamente como puede entendlerse e] feminis- mo de Madeleine Pelletier, es decir, como un intento de hacer congruentes los preceptos del individualismo de comienzos del siglo XX con su propia filosofia. Pelletier se referia a la diferencia sexual como “sexo psicolégi- co", un conjunto imaginado y socialmente impuesto de habitos adquiridos, que no guardaba relacién con la fisiologia.** Soste- wero, den eames: £2 176 LAS MUJERES ¥ LOS peREEHOS DEL HOMBRE nia que, al identificar a las mujeres con sus cuerpos sexuados, contemporineos contradecian la idea misma de la individuale como una trascendencia de la identificacién colectiva. ¥ lama a las mujeres a convertirse en individuos, rechazando cualqui identificacidn con lo femenino, Sin embargo, cuando trataba demostrar que el cuerpo sexuado carecia de importancia cl concepto de individuo, Pelletier descubrié que no podfa t cender por completo la significacién. Cuando se trataba de diferencia sexual, no habia tenguaje neutro. Por lo tanto, para disociarse de lo femenino, adopt6 lo masculino, y contin rando dentro de los términos de la significacién de una “liferene ia sexual” naturalizada, Asi, su defensa del indlividualismo radical encarnaba y denunciaba el concepto de individuo basado en la represién ~pero no la resolucién- de la contradiccién que plane teaba la diferencia sexual. El intento de Pelletier de usar el individualismo como feminig. ‘mo hacia explicita esa represién y, de esa manera, funcionaba, ‘como una critica de la propia filosofia en que se basaba.”* Madeleine Pelletier era una psiquiatra profesional, Entre 1902 1903 llev6 a cabo una campatia exitosa y sumamente publicitada para que le permitieran presentar los eximenes para realizar una Pasantia cn un asilo para enfermos mentales, (Hasta entonees, las reglas especificaban que los candidatos a ese puesto debfan “gorar de sus derechos civiles y politicos”, cosa imposible para una mujer.) Pelletier no s6lo buscaba que las mujeres ingresaran en tuna profesién de la que hasta ese momento estaban excluidas, sino que ademas emprendi6 una investigacién que establecié la naturaleza contingente y cambiante de las ideas, incluidas las ideas sobre el yo.™ ier pensaba que la identidad femenina aceptada por la. mayoria de las mujeres era un fenémeno psicol6gico, no fisieo, luna forma de opresién internalizada, efecto y causa de sti subor dinaciGn. “La mentalidad de esclavo me repugna -escribié, hae ciéndose eco de Nietsche-; no me gustan las mujeres tal como son."™* Dedic6 el trabajo de su vida a transformar esa psicologia re;presentando a las mujeres libres de los signos degradantes de su lizar la posibili- diferenciaci6n de los hombres. E] objetivo era r dad de la individvalidad, pero, como la individualidad se figuraba ‘como masculina, puesto que era lo mas cerca del universalismo a ‘que se podta aspirar, el rechazo de la diferencia femenina pasaba ser sinénimno de aceptacidn de lo masculino. La solucién de Pe- Ietier fre separar la femineidad y la masculinidad de los cuerpos fisicos de los hombres y las mujeres, haciendo de la masculinidad josibilidad para los los sexos. Por ello insté a lis feministas -Es necesario conver- Y sin embargo. ea ae Gms en hombres socalmente, esrb. aitdene qu em wannormacién no esolvia todos los problem aneados por acerca Fi proyecto de vepresentara las majeres feel oro del abajo de Plater den an pimeros dias como extant. Como joven Chuan de Medicina, hao la eels dels antropsogos vita lseno oa ra para expla diferencias cel ama Mel cers iat emtatves de zr el mao det cerebro para treméneae En un estudio de esqucctos japaneses femeninos¥ troveatinon publeado en 1000, mio el tamao del ene em Tancon con Ia mana sea, en expel el fr, y encom que Tor epeetosfemeninon tendon a ener ha expe erate rmayot'en proporign a extatray peso, pero norms qe en tio descr brlonamentela iden de que piers haber “ualey mniteriom, un ordenamient especial del tido deo que tera tin clacn con el sexo tn entra como desconoid’,y més thon anguyg que se taba de eiferenca de estar Fea y no devon *S'clerinco de la mjer ex ms pesido que su mur no ts porque sx mujer, sin porque ex wn ser ano. en que el tej manly fos esos estan menos desarolads queen el hombres" En tealiad as diferencias ene execs grandes ypequeios eran mucho mis sigifcavas que ls extemes entre ‘scutinesy femeninon ielso entre diferentes ra7ak™ Final mene, eustionab la ea de que etamao del cerebro tasers Nigun rlaign con la intligencia.

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