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RO ee ee eee Ce ac ee construyé la primera sintesis de sus origenes. Se definia ‘asi un espacio social on ol que los individuos podian empe- zar a identificarse como miembros y a referirse a si mismos ‘como nosotros. La tarea descansé en un conjunto de inte- lectuales, en el contexto de la exitosa primera moderniza- Cees Ese primer relato social, que identificé la tradicién median- eee eee se re Cee nes cd Ce ee ee oer Cae ee eee cy Cn ee acne eas eee eae Ln te eee ec tica, generé también una reaccién critica que tuvo sus por- tavoces en Francisco Berra, Juan Carlos Gémez y Angel enters Este libro ofrece un recorrido histérico por ee proceso de Cee ee ee eee Ce ce eed Cee se a ae ead eeu ee cre ey See eee ee ee ||| (| erty Vv coer ree Carolina Gonzalez Laurino Peete ad Hitech iE Premio Anual de Literatura 2000 piss aoeieny seria eta (inistero de Bdueacién y Cultura) pranladeree naps aay on ln catogrfa Ensayo en Clnclas Sociales ok ues el reer sea | Poe tho eee ere) Pee ny Cae ieee eno eee er kel Departamento de Trabajo Social Pacer recuse Pere rec) Pee ey eset re cs Peoria ees etc cr ond eee ene Nacional de Criminologia. La construecién de Ia identidad La construccién de la identidad uruguaya Carolina Gonzalez Laurino (©2001, Carolin Gonedlex Laurino esta salen ‘02h, Hiclones Santllena, S.A Conaitelon 1689, 11800 Nontovideo ‘Teletono 027342 ‘TBlefax 4015186 Intesnet, hip sanallana com ay (rev stectronioe edislongsaqalana.com.uy (©9001 Universidad Calon dl Uruguay i de Octane 3738. 11600 Monto Toletone 4872717 Pax 4870325. Intemet:hpveww uw ed uy (Correo slettnio: eampoueu.eda.uy ‘onsen oe e201 2000 gemlaes A Tony y Sofa, por lo que construimos juntos indice Prétogo ‘Agradecimientos. Introduccion Capitulo 1 Ta orientalidad: proyecto modern encla tradicionalizada de un 1. La experiencia de construir una naci6n 1A. Elorigen del Estado uraguayo 112, La produeciin moderna de un discurso ‘radicional 1.3, ELsustento ideoldgico dole uraguayidad 1. La deconstruceién de la Suiza de América 115, Los nuevos sentides de la retrospeecién 2, La especifieidad do Ia construccién nacional ‘uruiguaya en el siglo xix 3, Ta recoustruceiin del fundamento esenelalsta del relate de los origenes uo 2 a dif articulacién soctal desde Ja fragmentacion del espacio pablico 1, La construccisn del Estado uruguayo 2. Modernizacién capitalist y construccién nacional Capitulo 3 ‘ia construccion moderna de Ia tradicién uruguay, 1, Insuficieneia fundacional y problematizacién de a identidad nacional u as Fa 25 30 Fy 36 38 0 2 or or 1.1, El problema del origen 6 la vivenela det origen como problema, Dos posturas historiogeaties, Fl debate de la historia: el episodio de 1879. Prontera: condiclonamiente y posthidad La visbilidad euestionada 14. Inmigrantos: dol rochazo a la intogeacion soci 2. Una construceidn nacional permanentemente desatiada 3, La conatrucedn nacional de ln genoracidn del 78: referencias tradicionales y modernas Capitulo 4 ‘la primera lectura nacional del pasado uruguayo, 1, Prameisco Bauzé y la fundacién de le historia nacional 2, El primer relato de lo origones: esencalismo y predestinacién. 3. Elpadre de la patria: une construceién polémica’ 4, La revindicacién artiguista de Carlos Maria amires frente a Prancisco Barra 5, Artigas: el retrato nacional a novela: la narracién de los origenes nla trlogia historiea de Eduardo Acevedo Diaz 4. Isao: la imagen do la orlontalidad 2, Luis Maria Berdn y el espelo patrcioy eivlizado 4e Ta lucha por Ia Independencia. La mirada condoscendionte de la barbarie “ 2.1. La Gsplatina: un-ataque a la sociabilidad primitive 22, Ta tierra anhelo de ios humildes 23. Consciente heroicidad.. 24. La formacisn étniea primiiva 25. Los matroros: la vida errante on tiempos rovolucionarios . {La hsttoria nacional y la ert historiograic o n 7 7 1923. La Independencia, una euostin de fechas 79 1 episodio de 1825 en el debate de la historia. se Pa a7 87 2 # 105 105 108 130 ast as 19 9 156 158 159 161 164 m 26. La etnicidad como fuente de nacionaided 3.” Un Grito de gloria 3.1, Bl disefio de lo estrtogia 5:2. ‘Trelnta y Tres Orientals. 4513. Los roalisias montovideanos y la independencia| 54, luseando el acia de anexin a Ins Provinclas Unidas 4. eBl dique al torrente»: ls icltades do in Institucionelizacién on la nuova reptbica Capitulo 6 {La construccion de una leyenda: Juan Manuel Blanes yy Juan Zorrlla de San Martin 1. Bl desombarco de os Teeinta y Tres Orlentales: Ja roprosentacién de la patria Invenda de la patria. 43. La historia novelada de los Treinta y Tres Orientales 4. Edesembarco de la Agraciada en la historia escolar 5. La pereepeién lcd dun partipant: ‘Francisco Bauza. capitulo 7 “Tradicién y modernidas dela tension Vivencia no confictiva 1. Nuovos actores en un nuevo escenario 2, La sociedad uruguaya en le década del setenta 3 (tra idea de la nucidn. Una roforencia moderna yssecular. 4. La prspectiva varliana: entre la oriontalidad yla uruguayidad? 5, Uruguay: un proyecto inviablo. La prediceiéa clentifica de Angel Foro Costa, 6 Teas y mademidad ona metre oon Eptogo Biblfogratia 176 182 183 188 194 199 zor 207 207 212 222 228 225, 229 229 230 236 250 250 vs 262, 265 269 - —_—_—_<< Prélogo libro de Carolina Gonzslez Laurino as de un tenor poco fre ceuente on nuestro medio. Ta razén de su peculiaridad no radica on la tomética. #1 te rma de Ia identidad nacional viene siendo debatido en distintes hiveles on Ia ula déeada, incluso en algunos casos hasta los fextremos do la saturacién. Ba Uruguay, el tema se impuso como, fnsoslayable & Ia sallda de la dictadura, cuando Ia soctedad ura ‘guaya debié enfrentarse a la crisis de Tos mitos que durante fadas habfan Intentado dotar de tn sentido de pertenencla a 1a ‘eomunidad nacional. A su vez, ol contoxto do la hoy llamada ‘.” 14 La deconstruceion de la Suiza de América En un contoxto do expansién econémica y social, el Uruguay de La segunda posguerra vive el periodo optimista que, durante 1a ‘écada dol cincuenta, coasolida la leyenda dela Suiza americana, Esta habia construido la ropresentacién social del Uruguay como una naeidn de eudadanos ilustrados, de clase media, slompre dis ‘puesta a la negoclacién en busca dal consonso, on una sociedad, ‘de cardetor igualtario—igualada por la funcidnasistencal de un Extado protector— en un contexto de estabilidad institucional y politica.” Esta reafirmacién «mesocrdtica» del pafs modelo, que ‘via la euforia do los triunfos deportivos en medio de una pros- perldad econdmica débilmento soportada por los efectos de Ta ‘Guerra de Corea, sustentaré un proyecto restaurador de signo re- formista que, logitimado on la tradicén, so prosents como un nuovo batlisio.* A posar de promover adhesionos mayoritaria, quella autorrepresentacin sufciente de la nacionalidad estaba > Wpaiarietn theater eter Start ap nspors ioe nota 5 Serco ec argent orp ee % Pr Injos de a unanimidad. Como eolocsi6n do idontidades, la urupua- tldad contenia, ya en su época de esplendor, los anuncios do su. progresivo desgasto, expresado a través do las voces eiticas do fos cisdentes>* Quizd puedan buscarse nuevas pistas acorea de Ieidentidad raguaya en el producto eolectivo de esta generacién ‘intelectual ‘Pero, sila evldoncla socal do la crisis econémie condujo ala dorrota slectoral do le restaurecién noobatlista en 1958, no con- ‘Sgul6 destruir los sustentos miticos del «pats modelo», proporcio- nando un «pasado do oro», que, como nueva referencia fundacio- nal, voafa a sustituir Ie defciencta narrativa de Ia primera ver~ ‘in de los origenes nacionales.® La década del sesenta presenta De os signos dela rupture de un modelo y do une forma de com- fnbir la nackén que no admitia ys demasiadas rostauraciones. Con J porcepeién calectiva de ls ersis de Ia imagen social dela iden- fidad uruguay formada on el marco del «modelo batlista» se ‘onfiguraba un escenario confctivo quo abria la postbilidad de nuevas hiisquedas, nogacionos dl pasado y nuevas resigniicacio- thes histricas*" El mundo iatelecttal tampoco permanoefe ajono {os desafios del momento, En 1967, Methol Ferré prosentabs su tmemorable problomatizacién del Uruguey en respuesta a la con- ‘ocatoriaofieal del Instituto de Economia de la Universidad, que Tetornando una ver mas sobre ol cusstionamiento dela iablidad facional, organlzaba ua seminario en torno a la sugorente pre- fgunta:«jCudles son les posiblidades de independencia real, si es ‘Tue existon, de un pats como el Uruguay?».™ ‘Durante los fos siguientes,” la vivencla colectiva de la ers de identdad del Uruguay se profundiz6 a medida que se resquo- Sa ete pte. See oe ne rapenion rater "apa ingenn beac argues cat epee causes i peeled Z Drajaban todas las «cortidumbros eolectivas» que habfen cmon ‘ado la imagon social acufiada dasde ol Estado, ese gran articula- dor dal espacio social. La dictadura militar no contribuyé sino & ‘exponer con total desnudez la eaducidad del modolo consensual eo amortiguacién social profigurado desde la colonia, producido por el siglo xix y simbéicamente reformulado por el batlismo.*! 1.5, Los nuevos sentidos de la retrospeceign Dosde Ia caractorizacién copalina do los ochenta como ala a6- cada perlda» hasta las reflexiones posilctatorales generadas por Intelectuaes y artistas uruguayos, el pefodo de la dictadura mii- tar (1973-1988) so experiments como una brecha en el proceso ¢0- lnctivo de creacién socal del Uruguay. Al respecto, comantan Cae tana y Billa: «Toda la Mevatura de cioncias sociales y do ensayos acerca del pas ysu gente paroce avalar Ia idea de que los uragua- sos vivieron entonces ma raptura profunda de buena parte de $0 {rabajosa acumulacién histrles»* La dictadura se representa so clalments como tna fractura” en un procaso de construccisn co Tectiva del Uruguay como lugar comiin, como espacio ala vex cuos- tionado, deseado y asuinido como roferente de convivencia. Esta perspecilva pormito procasar ol pasado inmedinto on términos co- Toctivos y plantear nuevas preguntas que promuovan una revision critica y una aproplacin sigallcativa de los perfodos fundaciona- 1s de la historia compartida. En esto sentido, el ver sea posible plantear la reconstruceién de un nuovo reforente comunitario pos Aicatoval, quo reformula al tiempo mitico del pasado do oro Y o- See eer emea eee eect Soe Sea eaten a el ncn ea en tnd os Med agua: ia hrs ti S96 = Tr sma distancia de ls cuestionamiontas angustiosos de la déeada del Sesenta, para pensarso como alge nuevo frente a ls rtos dal utu- zo, donde In integracién rogional es uno més de los desis. Ena valoracién de los aportesrecogidos en el seminario sobre {dentidad nacional, realizado en Montevideo en 1992. el historias Gor argentino Fernando Devoto sefalaba «una dualdad que he treido percdir en muchas de las intorvenciones[..J entro un pa- Sado que ala ver se quiere desacralizarporo cuyos ecos positives ip desoatia que sobrevivierano.* Como abservador exiorno conte Duia como espajo en este paradéjco proceso do erica que em- ran los intelectules uruguayes a comienzos de los noventa, ‘Si, como deefa Gerardo Cactano, ya no hay lugar para nvovas restauraciones do aqusl pasado de oro que eonvertfa al Uruguay, nla Suiza de América ¥ a Montevideo en la Atenas del Plata, nl ‘se puede recomponer, como advierte Methol, aquella primera fonstraceiGn nacional del Uruguay solizaria, tempoco se ha gon Faulo un nuevo proyecto nacional con suficiente capacidad do con- ‘ocatoria para suscitar nuevas adhesionase iusiones. Rastrear el ‘Signifieado de ser uruguayo on el Uruguay de finales del siglo xx implica comprender dindzicas grupales,soctorlales y generacio- ales que permitan atravesar la pluralided de lo distintos modos de rlacion social, los cuales, a pesar de su diversidad, pueden sor ‘comprendidos en'al marco més amplio de una forma eolectiva de percopeién y de vinculacin ‘La pregunta por Is ideniidad tone hoy multiplicidad de res- puesta indvidusles ycolectivas. El universo social es mas plural, ‘Sunque todavia pueda sontise la asfixia de une Intogracién com. sensuada que presiona a ia mediania, herencia dol mitico pasado batlsta. Pero el escenario ha camblado. Los cuestionamfontos y Jas nogiciones oneitianas de aquel timpo mitice no han pasado fn vano y las impugnaciones actuales también son horedoras de ‘aquela radialidad objetora. Tal vez en los grat do las paredes ‘montevideanas puedan encontrarse algunas do sus expresiones sociales plantoadas desde la rolativa marginalidad de una voz «gue, aunque no cuenta con instrumentos oficiales do enunciacin, {también so ha convertdo en pablica. En 1994, un muro que pro- ‘gta un terreno haldo en Gonzalo Ramirez y Santago do Chile senteneiabn: «Algunos nacen con suerte, otves, en Uruguay» “Se a aS 6 =— needuesine,o etid ragye: eas frac? 2 Al Gnalizar su rellexlén histriea sobro In crisis de identidad uuruguaya do los noventa, Caotano manifestaba su preocupacién, por la apertura hacia Is produccién de procesos anémicos y de {ragmentacién social que podrian generarse ante Ia susencia de ‘mecanismos continentadores do la ruptura simbliea.® Sin em Dargo. eabe progunterso sino os posible originar una Toctura que recupere esa actitud escéptica de los uruguayos ante la sufllen- cia expicativa de los relatos mfticos como una saia de identided saludable frente a consteucciones narrativas que, en su obsesi6n protectors de disgrogaciones sociales, pueden ser eapacce de ocullar las exprasiones individuals y colectivas de la diversided, 5 condnar cunguer crea ssstelen como anni ste ‘Una altima palabra: noes posible vivir fuera del mundo expli- ‘cudo sino es generando una nuova explicacié, 2. La especificiiad de la construecién nacional uruguaya, en el siglo xx. El interés socioligico que, para los estudlogos del Estado de Dienestar,ropresonta el proyecto roformista del atlismo urugua yo, ha destacado frocuontamente las caracteristicaa del Uruguny ‘como faboratorio soctal para ls lnvustgacién de a roforme social del Estado moderno. En un sentido similar, el prosente trabajo pretondo rescatar la referencia a la experiencia wruguaya como laboratorio politico para el andisis do la funclonslidad moderna de Tos procesos ideoldgicos de eonstruceién naclonal. En primer ugar, ls dimensiones sociales de un pats de 74.000 habitantes en ol momento dela creacion del Fstado resulta un dato situscional Jmpactante en cualquier estudio social.” No obstanto, se trata de luna sociodad compleje que no acepta andlisisreducvionistas ni simplicadores, a pesar de le eparioncla manipulable que puoda fenrar a pequehe al observador que no ogre teapasa pr ‘Saal crema nvr Seats a 2 rT 1a inexistoncla de poblacién autdetona supuso, en segundo ‘éemino, la inplementacién croativa de los mecanismos narrati ‘os de Tegitimaciin social, paraddjicamente sustentados en une. ‘ersidn nacionalista etnocultual del proceso histérie, cuyo tra: Dale de elaboracién resulta intoresunte revisar. in tercor lugar. corresponde estudiar eémo a pasar de Is di- sisidn de lealtades en los sectores dirigentes urbanos y rurales por ut lado, el involucramiento de Tas elites montevideanas {on el proyecto clsplatino Drasilefioy, por otro, el alineamionto politico de fos caudills rurales con al proyecto de intogeacidn rio- platense— «fue posible adherie no del todo coloctivamente, no del {odo entuslastamente, pero adherir al fin y al cabos, comentan ‘Castano y Billa a la croacién de Estado Oriental. La historiogra- fia contempordnca ha explicado quo, no obstant estas alinoacio nes, Is Grmula indopendentista aparocis, on ol contexto do le {guerra argentino-brasileia, como alternative viable a Tos grapos Airgentes monievideanos frente al agotamlento del proyecto brax tlio, que no habia logrado colmar las expectativas del patricia. do local, y a la difeltad argentina de sostonor la guerra con el Imperio, in tradiién independentista —aungue la lucha por 1a Autonoma provincial pueda rastrearse desde el comienzo de 1a ‘ida poltes de Ta comunidad oriental, el patrctado montevi- deano fue capar.de suscrbir incluso concebir la —en prinelpio lejama— idea neclonal uruguaya, . En cuarto término, la idea nacfonal en Uruguay aparece co- ‘mo una trediionalizacidn narrativa de algunos hechos signifies {evos del pasndoy la estlizacidn de delerminadas conductas y ac- titudes sociales rechazadas por las formas de vida moderna co- ‘mo expresién del atzaso y la barbarie. Se trataba do olvidar el pasado para borrar Ia imagen de le creaeign del Estado como eX- presidn politica de intoresos ajenas alas luchas orlentales,y 1a srecuperacion» de un pasado independentiste heroico fue el ci mionto mas estable para edificar el sentimiento do comunidad tacional. Con la memoria heroica tambisn sa reconstruys una forma da vida, y en la mitificacisn roméntiea de la figura del gau- cho orrante y solitario so rocrod la imagen del andaimo protago- nista de la construecién nacional. Més allé do la formula politica due sirviera de expresion al proyecto nacional —mis allé de la ‘xclusiOn de Tos ortentales en Ia negociacién de 1a Convencién Preliminar de Paz—, la orientalidad representarfa una experten- ‘ia cultural intranefeviblo¢ incompronsible para quien no hublo- amy a 0 parteipado do su creacién 0 no hublese sido soctalizado entre sus referentes simblios, Incorporando esta representaci6n etmocultural de fa naciona- lidad al vineulo conteactualistagenerado por una Constitucién po- ltica que exclufa a la mayor parte de la poblaclin del privilegio, do ia ciudadanfa, ol paticlado lograba edifiar una comunidad in- tlusiva de pertenencia ala que todos sus miembros podrian ref. rirse on términos nactonaes 3. La reconstruceién del fundamento esencialista del relato de Ios orfgenes ‘Modiante el andlisisdiseursivo de los textos naclonalistas pro- dducides por Ta generacién del 78 y le revision do algunos argu- rmentos de sus Impugnasdores, se ha pretendide recuperar la pei- ‘mora formulacidn nacional en ol Uruguay del ochocientos, eon la Intencién de situarls entre los primoros esfuerzos por efirmar el ‘marco Juridic-institucional dal Estado moderno on la Amécica ‘epublieane del siglo Xx os pubs tenon nombres simblons, ase inexplicable oe extra fe om qo doignan une loria quo ha pasudoo rovelan I speranca {dean porvorentslado enol nfartanio presente. Es adel, esa Teyends de pasado, rasa pr unos los aes, ba vaio encare: dows on el asplet do Ins gonortciones, ln Uarns pacino oe capt ha querido coasagrarla con un nombre tan simpéticn como ts ae rsa los hrs el pasado, Ine hombres dee patiseeja.Nada més eonmovoderysgneaivo, que eta deignaignpodin que tabla ‘on tant fuer al carazin,y hac estremecsr el alms cusndo spn enon alla” De acuerdo con las reformulaciones roméntieas propuestas| por el nacionalisme de base etnocultural, la identidad nacional ‘uruguaya se edilea, enconces, sobre un fondo simbélico impos!- ble de compartir con quienes no han sido socalizados on las re foreneias que sustentan la cohesién nacional ‘Dosde una visién optimista que lo la historia humana como progresoy ln naturaleza en términos do ovoluca. las metas pll- {leas se fljen en las sociodades que so constituyon en paradigmas o la civlizacién. En un mundo que es testigo permanente de To z rT ‘quo el discursocivilizador define como atrasoy barhario, la tradi ‘dn sera la propuesta que, sigulendo el camino de la mitiieacion, [nmortaice an eariatiea estllanda del mondo premoderno, De tata forma, ¢]indlo charrtay el gaucho seminémade se convert ‘rn en las imgenes sociales on torno a las quo se estructura Ta primera version do la nacionalidad: la orientalidad. Esta imegen {ela nacionalidad como ortentalidad, que Acovedo deja impress. ‘en sus novelas, consttuye Ia primora ropresontacién social do La patria, La orientalidad remomora la patria vieja, so identifica con fas luchas autondimeas de Artigas —tanto en las versiones histo- ‘Hogréfics del independentismo como en sus cuestionadoras revi ‘Sones unionistas—, se estromece con la imagen de valentia de los ‘Treinta y Tres Orieatales, aunque propone como protagoniste in- Aiscutide del proceso a un pucblo oriental en armas que no Fenun- ‘da.a lo que le pertenece por derecho ds nacimiento En medio dl contietivo proceso de identieacién comunttaria, tuna imagen despoitzada y nacionallzada de Artigas fundamenta tun proyecto polio que no reconoce fundameatos legitimos en la ‘oluntad eolectiva de las luchas pasadas. Eludiendo Ia cuestién de la ausencia de los oriensles en las nogociaciones de la Convenciéa Preliminar de Paz, que en 1828 dio origen al Estado uruguayo como férmula transactional on el confico béico entre Argentine y Brasil, elreleto de los orfgenes racionales recurtis a ln mitiieacign do los Treinta y Tres Orien= fales para construir una imagen herolea de gran rendimiento simblico y perdurabilide. el contexto dela primera modernizacién de signo eapitlis- ta, ol conjunto de simmbolos heredado dal contractualismo forma- lsta del la Rovolucién francesa resulta insuficiente para generar ln eabesién social necesaria a fin do vibilizar la transformacion social y conémica do la ropdblica pastoril y caudillosa. Es nace- sario dotar do contenides a este discurso abstracto, acercar el proyecto politico @ una poblacién escasa —se estima en 74.000 habitants en el momento de la consttuctén formal del Estado—, Gispersa en un territoro sn Mines definidos, que vive en un es. ‘ado de insoguridad civil permanente, ya que el Estado atin no ha, ‘onseyuido el monopolio del ejarcicio de la fuerza. Desde el dis- ‘curso literari, la possta, la pintura y la historia, ls olites lotra das del patriciado montevideano asumiran la tarea de fa primera, ‘onstruceién nacional. £1 Estado, en proceso de modernlzacién, contribuiré a unlficar Ios lenguafes ya dirimir el sentido dela po- enfa seméntica 2 Luh rT | ———— Capitulo 2 La dificil articulaci6n social desde a fragmentacién del espacio piblico El objetivo de este eapttulo es sinttizar el proceso histstieo | 4 construecién del Estado moderno en el Uruguay del sig xx, I poutendo éafasis en dos momentos fundacionalos:la crencién dol pais come entidad independiente y su segunda formulaeién como ‘proyecto moderno. Se trata de resumir, desde una lectura inte ado en los procesos comstituives de identidedes politeas, un ‘proceso de construccién ideoldgica que tiene como protagonistas 1 los sectores dustrados de la elite montevideana y sus relacio- hes simbilicas con el Estado, Asumiondo los vacios y omisiones | de esta recapitulaciin selectiva, que eventa con la nica apoy ture de las fuentes secundarias de la historiograffa nacional, os preciso advert quo se trata de recuperar la historia politica del Uroguay del siglo x. Fl sosgo dal trabajo fuerza a descuidar ol ‘watamiento de los procesos econémicos, sociales cultural yla ‘elevancia de su influencia en el perfodo considerado, Es a den- ‘sidad espocifica de estos factores —y no la destalorizacién de su Iimportencia— lo que implde un abordaje sistemstico en ef mar- ‘9 acotado de oste proyacto de estudio. 1 lector intoresado po ds remitirse ala resefa econdmiea de Roque Faraone, que a ‘isda sintétcas anotaciones reflexiona sobre In historia de crea ‘idn y consolidacién del Estado uruguayo buscando interpretar ‘al proceso politica, desde claves demogréliess, sociales y econd- : micas. Sabre el proceso de transformacién moderna de Ins es ‘tructuras productivas a pardr dela segunda mitad del rT 1 teabajo de los historiadores José Pedro Barrén y Benjamin Ni ‘bum? sigue siondo referencia indiscutida, Las porspectivas y st 4geroncias do estos trabajos consttuyen enriquecedoras aport clones # Ia comprensién de la construccion polities de la nacio. nalidad urwguass, ‘Como vltima advertencia, os preciso dejar constancia de que la cexposicidn estd hasada, especialmente, on el trabajo de los histo adores Gerardo Caetano y José Ria? que he insprado la selec ‘ny a interpretacién historica que aqut se sintotiza. No obsten- te, las eonclusionos son responsabilidad exclusiva de a autora, 1, La eonstruecién del Estado uruguayo Siguiendo Ta promesa del oro que guardaba el continents, y ‘obsesionada en la bisqueda de las fuentes dela riqueza morcan- Uillste, a colonlaacién eapafola nor lor torritorioscostoros det Rio de la Plata durante los primeres siglos de la conquista de ‘América. Slo la acelin de ls expodicionsrios portugueses' —que fen 1680 habfan lovantado un fuerte ox la margen oriental del ro Uruguay advirié a los espafoles de la importanciaestratéyiea el control do un trvitoriolistofe status fronteriza del te- itorio oriental del fo Uruguay define ast su situacion geopoit- «a, focalizando un nuevo interés de conguista y delimitando un fesvenario de confictos interimperiales Habitado por pequelas tribus némadas eazadoras y recalecto- ras, el torritorio situado en la margen orfental del ro Uruguay ddescubro su condicién do pradora cuando la porspieacta del go- bernador de Asuncidn introduce los primeras ejomplares de ga ‘ado vacuno y caballar, prineipios del siglo 0. La frontera ya See rae see soir ms elevate Se ose de a pls ou a Tee a AEE Soo ee peace sean Shiee scene omameaeeg cee wlohe Bete eed nese enero ee sees pot be TMC) ucs e e E % pradera son, pues, los datos que atraen y determinan el poblar fhiento, condicionamlento geogréfico que arguments la gréfica “xpresion acuilada por Ia tradielén historiogrdfica, que firma (que eel ganado procodis al coleno>. Seducidas por la abundancia oiuna riqueza que se reproducia accloradamente, las ocasiona fas incursiones depredatorias al terrteriofomentaron wn tipo de poblacién inestablo y dosaprensiva, convoceda eventualmente fon objetivos concretes, para Gisporsarse después en grupos se- fnindmadss. Ia pecaiiaridad do esta forma social de habitos rrantes serd el molde que genere el arquotipo humano de la ampafia —l gaucho y conerete tn ipo tradicional do lidraz- fe carismatico —el caudilisme— un fenémeno tipicamente vio- platense. Te ciudad-fuerte, como enclave colonizador y trinchera de do- fonsa territorial asumo en Montevideo un nuovo condliclonante sengraico —el puerto, que termina de configurar la singulari- {ed geogrdfica que se proyecta n la historia sored, police y eco- mice dl territorio de Ia Banda Orlontal del Uruguay ‘Come explican Reyes Abadie, Bruschera y Melogno, pradera, frontera y puerto son tres datos que configuran la «ecuacién his. ‘érlea» que marea el rumbo do estas terras y acompatarén la pe- ripecia de los hombres del siglo xx. Hn la fosin do la pradora con fl puerto se consolldard un tipo de relacién socal y econémea ‘que, gestada desde Ia dpoca do Ia colonia, seguird pautando la ‘onvivencia mas allé de Ia crisis do la monarquta, como condicio- ‘ante de la vida fndependienta La fronteraentro los imperios se- ‘i sefialinsludibie do le experiencia politica y exprosion guogr’- fica de una vida social quo desborda la disposi jurdica.” Colonia de un Imperio en wbrilante decadencia»,sogtin la ex- presién de Caotano y Rill, la Banda Oriental delimit sus espacios ‘sociales entre el campo y la ciudad, imprimiendo a Tos hombres el ‘allo de su historia. En la ciudad-puorto los militares marcardn 1a ‘punta del orden como gobernadotes, debationdo su autorided con ‘xpafiolesy eriallos del nactentepatrciedo que organizarén sus de- smandas a través del Cabldo.* Estos «hidalgos do solar conocido»? TB eiprs etsy tet coc ‘Spe nend tio ton ote net wee ar ‘cia eden ga ‘cae pcm et yh enema nee Z quo se incorporaréin al comercio transocodnico con las ventajas de Su puerto natural y los privilogios otorgados por la corona, prota- Sonizarin una controversia mercantl con la udad de Buenos Al ‘ros capital del vizeinato fandado on 1776—, que adquitia con- ‘notacionespoltcas durante el resquabrajamiento del modelo colo- ‘lal hispdnico en el fio de la Plata. En el campo, a genaderia.no Se cimentaré como actividad econdmica hasta que la apropiarisn de a terra no delimiteespacios sociales mas estabes yorigine una forma de vineulacin eamorcal eon Ta ciudad. "A prineipios dl siglo x, aprovechando le erties situacién de la peninsula Sbstiea y seducido por las posibilldades del comercio ‘amorieano, el inlpiante imperlo naval britanico ensaya su poder fen el Rio do la Plata, que serd rechazado por lo realists espafio- Tes yeriotls, no sin antes haber sombrado las ideas de libertad ‘comercial y poten entre los precoces aprendices” y haber pro fundizado poltcaments In dingaies —sobre todo econdmica— de Ta lucha de pusrtas, Tacondicopalmente fel 2 18 corona," Montevideo sora un bs ti6n defensivo del orden peninsular cuando la brecha en la hege- rmonfthispdnica permita Mar las primeras ideas revoluciona- ras en ol Buenos Aires de 1810. El movimiento independentste (qe inciasolapadamento ol patriciado portefio es secundado por Ta poblacién dispersa do la campatia oriental que, reunida por el ‘cariema do los Ideres locales, se levanta contra jas exprestones ‘dal despotismo espafal simbolizadas en Montevideo. Papen Ran tei pte et i a it en rT _Bos6 Artigas sor quien congregue estas voluntades movies das en trritorioorlontal. A partir de una conduceién inicalmen- te-litar spoyada en un ojéreito extraido del mundo rural pobre {y marginal, despertara adhosiones de propietaris y patritos I Jeralesiustrados on torno a un programa poltco que reelama la ftutonomfa provincial do a Banda Oriental (1813) frente la di {oeaidn centralizada del movimiento revoluefonarlo. Con el apoyo {Be las provineias de Entre Rios, Misiones, Corrientes, Santa Fe y ‘Cordoba —-motivadas por un lucha contra el monopolio portua- fio centralizador de Buonos Aires, sostiono un liderazgo rogio- nal elfernativ, independentista, republicano —ant las desvia ‘ones mondrquicas de la revelucién— y de proyeccién federal Durante su gobierno aulonémico en la Provincia Oriental (1815), fensaya uns oxperiencia politica subversiva de redistribucién ‘gualitaria de terras, con objotivos productivos y sociales que, en ‘nt cuestionamiento del derecho do propiedad, produce el aleja Imiento de los hacendados liberales quo inicialmente habian se- fundado Ia propuesta antonsmica, ‘vinculado al movimiento indepondentista en 1811, delimit6 un espacio de contornos politicos precisos quo lo dstancié de la di- eccidn del patviclade liberal de Buenos Ares, cuye programa centralisa y unitario no lograba desvincularse de sus Intereses portiatios. Pero, sien las relvindieaciones autondmicas tuvo de fu parte a los propietarios y comorclantes Uberales do la previn- tia, on Is radicalidad do su propuesta social cont solo con el res- paldo de Ios sectores rurales desposefdos quo no lograron articu- Jer una rosstonia militar efptiva ant Ia coaein de los opst- ‘Le alianza politica de los deigentes porteios de le revolucién 4el Plata y Ta diplomacia portuguesa en Ro de Janeiro logré von- ‘cortar en 1816 una invasion mulitar dol toritorio oriental con ol bjtivo de eliminar la influonciaartiguista on el movimiento in Sapendentsta, Sin soporte de Tas provinclas que habian inte sado la Liga Fodoral, el movimiento artgulsta fue vencido por sin lee nan tn ee ee Shes eee remnant ee eases ‘Sous pacet india Swiosreand a een, eumey he ote 3 re sjrcito portugués en 1820, Portugal primero y Brasil su colonia independiente, después, instalan su autoridad politica en territo- so oriental hasta 1828. Con el explicito apoyo de un sector del patriciade de Montevi- doo, la Csplatina, portuguesa primero y braslesa después del Grito do Ipiranga," pone fin a Ia unidad provincial ioplatense emporio ropublicane y federal del srtguismo, anhelo de unided centralista on Buenos Airos—, pare desemboest en una frm —rtiniea?— do independenc ‘La recomposicidn del proyecto fedora do las Provincias Unidas el Fo de Ia Plata, es el objtivo do la segunda rabelién nacida en territorio oriental. Tras el fracaso de les movimfentos armados de 1822 y 1823, un grupo de orientles exiliados on Buenos Ares du- rante al periodo cisplatino consigue ol apoyo del gobierno portefio para organizar la reconquista del territoro, El pronunciamiento Imiltar ineugurado por Ia lamada Cruzada Libertadora de 1825 Inicié una guerra ontre las Provincias Unidas y el Imperio de Brae sil, que fnalizaria —modiante la Convencién Preliminar de Par— ‘on la eroacién del Estado Oriental del Uruguay, en 1828. A pesar do que los eres politicos de osto movimiento —La- valle, Rivera y Oribe— habjan formado parte de las primeras iniliciasartigustas, la rebeliéniniciada por el evoeado grupo de Jos ‘Trvintay Tres Orientales no recupera ni la figura del eaudi- 1 ni su programa politica." Para los pateilos orientales que apoyaron el movimlento descontentos con la experiencia Cispla~ ting, asf como para el gobierno do Buonos Aires que presté st rospaldo, Artigas era ol representante del desorden, Militar inst= bordinado, politico impertinente, Artigas ers el nombre de un ‘movimiento politico incontrolablee inoportuno que, por la radi- calidad de su planteamionto socal y la inflexibilidad de sus exi- gencias autonémicas, se habia alojado del proyecto Uheral de Ia ‘revolueién de mayo, BRE Rf tts enti yon ane 18308 14 roam le a lari edn 0 ae SILI tn gi erin ae ‘comp omnia persone ame Baca Meso hep 2 La alternativa del Estado ingependionte, plantoada por Ia me- igcin britiniea como formula de paz—adocuada ala reordons- ‘don del mundo impulsada desde su presencia hegeménica— en fina guerra que ya duraba dos afos entre el Imperio det Brasil y Jas Provineias Unidas, fue un catalizador de opiniones y tendon das polticas que, generadas en el marco de una guorra intermi- ‘nab, caxistan en tensién durante el periodo elsplatino, El mo- imionto militar, poltico y diplomstico que dio origen al Estado Oriental del Uruguay —uno de los temas més debatidos de la his: {orfa nacional ym eapitulo ericn en el proceso de definiclén de Ja identidad nacional, reconstruldo desde un presente historio- ¢rifieo menos histoicsta,® parece ser la expresién de una parti- ular correlaciOn de poderes que actuaron mis desde la compen- sacién y la bisqueda de un fegit equilbrio que desdo la imposi- ‘én unilateral ‘La provisionaidad de una Carta Constitucional cuya aproba- 6m estafa sujets al contrl fscalizador do los paises vecins fr- ‘nantos de la paz, la ausencia de delimitacin territorial, el vacfo Poblacional y Ie debilidad financiers do un poder publica que ni Siquiera habia acutado su propia moneda, son algunos d los sig- nos que ovidencian Ia fragilidad del nuevo Estado, «que pujaria sin embargo, por ser “nuevo” y por ser “estado"», anotan Canta- 120 y Rlla.* La representacion simbliea —acufiada desde el rela to histérico— do'un Uruguay creado antes que los uraguayos, fonstituyo una metéfora de consistonte perdurabilidad en ol ima nario social Tn el Estado Oriental, la guerra marca el ritmo de las peimo- as déeadas de existencia independiente, hasta que ls presiones {el naciente mercado mundial promueven el proceso de modern zacidn capitalista en la década del sotenta. Tras el estremeci- inionto de fos movimientos independentistas (1810-1830), la Gue- sma Grande (1839-1852) profundizaré fas dvisiones internas do Jos sectorasdirigentes, pontendo en juego la existenciaindepen- diente dol naciente Estado Oriental, con las intorvencionos de Francia Inglaterra —en dispata por In hegemonga on el nueva arden econémieo mundial— del Imperio del Brasil y las alianzas ¥ complicdades de las corrientes poltcas uruguayas (blaneos y eat ye PT a colorados) y argentinas (fedoralos y unitares)."” La implieacin politica del pais ex la Triple Alianza con Argentina y Brasil en la {uorra de extermino contra Paraguay (1865-1870) —que con con- Ciencia culpable asumirén los intelectuales de las nuevas gener ‘lones--, contribuird a alejar al pis de los confictos rogionales, ‘después de haber colaborado on el aflanzamionto del imperial. ‘mo britinico on ol Sur de América Tin este marco de precariodad rogional, y on ol contexto del desplazamionto de la hegemonia mundial a favor de Gran Breta- log nuevos Estados iniclan un intenso debate en busea de re~ forenciaspoliicas para fandar ol nuevo orden, A pesar de los mo- dolos Liberales que informan las primeras Constituciones, las m ‘lentes estrueturas de dominacién no logran desvincularse del ‘quema oligarquico y le base social fragmentada que lo origina. EL Estado Oriental, sin ombargo, consigue gonerar un espacio propio, ‘con rasyos diferenciales quo, sin escapar al contexto en que ha bia sida produeida y quo aun continuaba involueréndolo en Tos fenfrentamientos dela rogin, ampli la partieipscidn socal en un tfoblemo que no deja de ser de minorfas ‘Con la eseasa poblacién concentrada en Montevideo on medio de un tervitorio despablado,* donde la modalidad extensiva de fexplotacién ganaders contribuia a fomentar Ie dispersion y a ppromover experlenclas asociativas easuales en medio de formas, fe vida seminémadas, la debilidad de uns sociedad colonial d sinsttuclonalizada no habie generado infelativas particulares de frganizacién. La administracién del espacio social fue, om la re ‘xién —e diferencia de las colonias inglosas en América del Nor- te, donde la actividad privada dasempens una funcién dinamiza- dora y estructurante—, un asunto public, El erden colonial fue ppensaido desde el poder —un contro de influencla procariaments ‘rganizado—, que proyect6 el espacio socal en Tos planos mate~ aly simbelico. En los primeros ails de vida independiente, el auevo Fstado tuvo que astm esta realidad social y ofrocor una respuesta po- lien Deede un marco que no habia superado su innata precario~ dad, conservé la tares do le formulacién social ampliando su ac tidn ms allé de su funcién estrictamento administrativa, En Ia Teotura de Cactano y Hilla, esta funcion de gosta, regulaclén, coordinacién, arbteaje Integracién contribuye a edificar su in- 2 r ‘Buoncla sobra Ia vida socal ya fundamentar I percopcién do la ontralidad de la pol(tes en la referencia comunitaria ‘Ta nueva estrctura pelitice nacfa en media de un vacfo demo- grafico con unt base social inestabe, poco estructurada y radi- EXiments ineuficiente como soparte de la experiencia politica que fo nauguraba desde la novedad del ensayo. Tas insituclonalizacin del nuovo expacto politico fue asumida poral viejo paticindo criollo que, formado por las nuevas ideas, Eros vavenes de lacrsis del orden mondrquico, necesitéimagi- fer una forma jurlea que autorizara la oxclusi6a de aquellos ectores sociales que Te Fecordaban wn pasado que se anhelaba Superat Tan lejos del nescolasticismo pactista que habfa funda- tnentado el derecho de eos pucblos» a la rebelidn contra actos Adespotleos de Ta autoridad, como de la expresiin individualista y {edoral del liberalismo norteamericano, cuya sintesis habia pre- tendido ol programa artigusta, la Constitucién de 1830 so formu- fa como experiencia do modernidad. Si parece contradecir los prineipioe do la primora revoluelén oriontal es porquo ella repre fonts, en el pensamiento purista del grupo iustrado, una fusién de lo inconciliable, dela tradicién y Ia modernidad, una imagen de la barbarte. El nuevo orden necesitaba wn piso sdlido sobro ol tne vilficar el proyecto iustrado de las elites eriollas que los Consttuyentes encuentran definiendo un espacio de poder univo- to. racional y estable, eapaz do dosestimar posiles isuras coa- testatarias, Por eso, el Estado ropublicano y unitario que se fun- damenta en Ia Carta Constituyente recupera ol proyecto inital del Entado modem Inieiado ox ol Renacimiento europeo y su concrs- cn revolucionaria ala francesa SSuperado el perfodo preindependentsta, cuando las elites stustradas debioron recurrit a las representaciones tradicionales del poder" para legitimar aspiraciones modernas frento alas ma- fas popilaressocializadas on el discurso do la pluralidad, la jus~ Iileeidn liberal se explielta Pose alas imperfecclones del tex to, la incapacidad intelectual de innovacién de los constituyentes, ee ee ee rea 2 Eocene en eemmen naar PoSe eestor dieters eee Tr ya inadecuacién de sus principios a la roalided socal a redac- dn de Ia primera Constitucién del Bstado es una instancia crus ial en la defincién social de un proyeeto politic, y la exprestén, do su imagen de pais. Se trata do la exposicién de un programa 4 intogracion legal del territorio, con el objetivo de tjerear su control politico y el monopolio dl uso de Ia coaccinfisica. Estas ‘motas permansverdn en el campo de Iss utopias hasta que, cin ‘cuenta aitos ms tarde, durante el imo cuarto de siglo, ol mo. vimiento moderno de contallzacién administrative y control pel tico del espacio isco se concrete través de mecattismos coaet vos, afenos al sueio constitucionalista de estos primeros liberales La homogeneizacién jurdico-administeativa y el monopelio de la coaceién serdn producto de un proceso de corporacion Lerrito- Hlal que se dosarrolla a teavés de un lento movimiento de agresas cin, y no como fusidn unitarla desde un mapa juriico unlfcad, in esta etapa inital, el poder estatal, cada vez mds concentrado ¥ efectivo, conve con fuerzas locales asin poderosas,privilegion Corporativos e intereses privados de dificil generalizacion. Fs que ‘ol trénsto hacia la version moderaa del poder piblico —como ar. 4gumenta Maravall con relacién al Estado absolitsta~ Neva ‘implicita is suporacién do una seri de fases quo no sempre eve \dencian eontenides modernas ste movimiento do construccién espactal del poder puede ‘astrearse, a través de sus mecanismos simbslicos do consoida contra las signos del Uruguay moderno. ‘as fracclones polticas del siglo xXx encuadran las adhesiones aque sevirdn de referencia y eglimacién tradicional para la erea- in del moderno sistema de partidos a comienzos del siglo x {Los partidos de ideas que surgleron alo largo del siglo xix levan taron Ia banders de los principio frente ale corrosiva dinémica circular do la que no podéan deslgarse los dos colores histricas, atizando su posidn en el enfoatamienta,y buscaron un referents de umnidad en el que sintouizar la unidn de las ideas iberales que sustentaban la experiencia poliica de todos los sectores. El sue- fio integrador(asionista, princpistao eonstitucionalista) fracasa- Hy su sola existencia minoritaria conteibuiria al fortalecimlen- {oy logitimacidn de la baso bipartidista sobre la que se reordena- +n los actores politicas modornos del novecientos. ‘La atipica experiencia uruguaya denteo del contoxto latinoa- ‘mericano se labora desde fa sintesis do especificidades confor- tmadas durant el siglo xix, que Gerardo Caetano y José Rill re- Toca rane sate ar Hotes cama dieaeromicee tera Ee Saute amemes trenton cortege Seer Rares ier ceteenraeric hae EERSTE en mae conto rT otran como «logados» de ta experfenca histrica del Uruguay Er oehocontos {ra ieutad de mantener slinzas corporat largo pla, dato ala extidad fineonal dels ators y eu capacidad ds Sdupiacidn a as transformaciones sociales, potcasy econtint- Se signa Ia raglidad de los acuerdos sectorales capaces do SSiontar una estuctor de base igang. 2'su stuacldnesiatsgen desde el punto de sta geogrlico si- Ji steno relovante ala hora do Mar Ins condclones de fui Stein capiaistaen el mercado mundial, Ayuado por la relat- ‘a dveraifeacidn product dentro de su primitive economia ga. ders, su condelGa fromaraa permis cirto margen para Ia egocisin, que ditt et anguosamionto de ls hegemoias tundiles a relalvizar en trmnoscomparativoe—In depen {nla eeonémica {Ta omnipresencia del Estado como agente estructurador de a convivencia socal vino a lena el vac quo en ols sociedades Intnoamereanas ocupartan las liganguias naionaes dopon: tions del movimiento envolventsy centrale dal eaptlems internacional, La reformulacin moderna del aperatoostatal po. litera Ta centrallzcin adnistralvay Ya ipositon de 0 ede couctivo, pero también lo Snciara en el entrenaniento de {areas de median socal e interventsn econdmica. La cree {econssencia que adguere el Esato moderno a fnales de siglo Genes caréotarartuldor enn expecta central dela soci fd del echoctentos ‘Garena yrelernctaIneludble de la vida ples, el Estado fest las domandas soclles,tamizadas desde une temprana Intermedlacion protopartidaria confgurada desde los Iideragos ‘acids oni etapa prindependentat. Rocopondo la convorst- "ede las masas rurale en forno 2 un carta tradicional, los ills hstrlcos divdieron al sector letra de a ciudad-poer= {a formado on ot iberatsm polo de rate Mostrade que hab ftndamentado la impugnacion de la iplantacén cloual de la ‘monargiahispéoien La confrontaclon poten protagonizada Tor bianes y clorados desde ns comienzos de lava indepen Glonte, gestadaen el mismo fondo liberal no reproducté lading Inca pardarin pica del espacio publla latacamerteano, qu Avid a tberales y conservadores.* ensada des ongnario socal de la orientalidad, Is cone vivencia euruguays Tato dl siglo Xk dein Ine single « davdes de un proceso que seré asumide como fuente referencial en In construccién del Uruguay moderno, en las tres primeras dca. as del novectents, FE Tniaie Raat scald ciel rae SSNs ara lap C0 Mae pe | ——_—_—__— Capitulo 3 La construccién moderna de la tradicién uruguaya 1. Insufciencia fundacional y problematizactin, de la identidad nacional Recortado sobre el malde de wn Hberalsmo politic extremada- mente formalizade, el naciont Estado Oriental dl Uruguay fue inca prz—on parte, debido« a perentosieded de las creunstancias en gue fu concebido de generar un espacio socal de pertenencia Incas ade cardctar nacional. En busca de modelos de convivenia politica, ‘sumird la erencia quo informa su maviz consstuyente, empren- ‘endo —tardamonto— Ia taron de la delimitacén territorial, unlfr- ‘macin jurdia y homogenelzacion social, ene! horzonte moderno de "a cldadania polite. En rocipento tan formal, la rforonciaswnifi- ‘adoras no podrian partir sin desde ol marco da definicén do unas ‘freulacionesnacidas dal ompromiso de un acto pactado sin as pre- ‘kerminaciones prennes de otras fuentes religantes. Sin embargo, tlprobloma de la articulain simblica de a convivencia poten no ‘strdconsiderado hasta fines del sigo x, cuando comlence el proce- speconémico de modernizacin socal y politica En busca da ua andamio de caridumbre, la metifora nacional cnlaza una lectura argumentativa del pasado con una imagen de wni- dd, que proyecta un sentido comuntario del nosotras en un texto ‘qu recor un espacio do inclusién sobre una referencia, ms am- ‘la, quo so define por exchusin. Trabajando sobre la particulardad ‘de os condicionarientas googrlficos, el rlato dialoga con la histo- ‘x como fentey el futuro como posiidad, en Ia tensién que pro- ‘ea la necosidad do intogracié, En primer lugar, se entabla una relaciin reforoncial con ol past 46; so busca la eanstraceién de un encuadre de significado, come for ‘ma do conextunlzar Ia comunidad de convivenci. Pero el Uruguay ene una rlacién compleja con su pasado, ineapsz de proporcionar Ja densidad histrica ola congruence necesaria para argument in- g i i i ‘uestonablomonta a vida en comin, La mirada incansble —eobse- sivap,diré Cactano'— al pasado intonta componer y recomponer los ‘datos del encuentro, rebar los proyectos disdentesy armar el rom- Decabezas de Ia coherencia narraivay el consenso interpreta, Sobre el relafo de os onfgenesabreva la fuente dela memoria cole fea qu stra a proyecto poco de soe acon, La his andiciona la capacidad de recopeén y de intogracidn de los ex. {Taos on une agoaion ms o menos abrn a novodad. Dest els se asm ol presente se basean las espa ear {a frontara condiciona la imagen socal dela identidad en sogun- do término.Configuradora del especio soci a frontera intrimpe ‘ial clave en la dflnicin del debate poco durante los primeros faios do vida independiente. La funcidn frontera del terior orien= {al resulta vital para entender el procaso histérleo que culmina con Ja formacién de Fstedo independiente. Limite juridio ent los im- perl coloniales,e6 més un espacio de encuentro incontralado, a ‘argon de ambos rogistros legals, quo una soparaciin tarritorial, [a erisis do las monarquas ibéricas profundiza la dimensi6n relaci- nal y confictiva do esto ugar de reunién y de separacién. Este con Aicionatnientofronterizo también esta presonto ate hora de la eres ‘dn del Estado. «Algodén ent dos cristales», ol stad Oriental ve hia favorecor los intereses comerciales de una nuove fuerza impe- ‘al que comenzar a terciar en los conto politns dela region. El torcor nileo do definicidn identtaria a dimensidn de futuro, std rolacionado fuertemente eon el pasado, Los proyectos poiicas ‘que vincularon el torritrio con ambos veciness fortalecen en el ne x0 cultural ohistérco quo afreco el nacimiento comin, on el caso de Je Confoderacién Argontna,y nose desligan de les intoreses quo le igaron a encontrar eateanins en los vocinos patricos del Montevideo tlsplatine. La vabiidad do Ia soparacién politica dol terior sord cusstionads alo largo del silo Xx, formando un cundro de disiden- ‘las frente alas posciones de reairmacién nacionalista que forocen, fen el lino custo de siglo, La inoxstoncia do base autGetona de pablacién on ol torrtoro ‘oriental, unida Ia situacién do vacio poblacional que se constata a ‘cominzos dela vida independionta, demanda un proyecto integrs- ddoren Ia definiciin del nosotros, No obstanto, y a poss dala radical Insuficiencia de este punto de partda los sectors quo habian logra> do aleanaar nusvos stale de privlegio resistrin vineulacionesde- ‘eee Gare yhoo ef Urpeny ef lit Hay Aegan & Yr smasiado hetorogéneas, Solo cuando logre coagular una propuasta de ‘omivencia sulcentemente incusiva ser posible generar mecanis- sos cohesios do legtimacién nacional En la particular combinacién euruguaya de estas cuatro rmensiones —pasado y futuro, frontera e Itegraclén—, que se fren como elaves interpretatvas del relato nacional, se funda Inanta la eficaciahistorea de Ia experiencia simbslica* Constan- femonte reformulado desde presences cambiantes el imaginario fonstruye su vigencia temporal con iusidn de eternidad. Esta plu- ‘alldad de versiones discursivas dela naclonalidad fundamenta la ‘construccidn tpica ideal de la identidad nacional uruguaya, un Felatoinconeluso y pormanentemente reconstituide desde prover: tos palitcos comtinuamente roformulades en la historia de Ia co. sonidad, 1.1.1 problema del origeno a vivencia del origen como problema. CCompartindo Ia fragilis de las nuevas formaciones poltieas na- cldas do la fragmontacign del mundo hispanoamerieano y preipitado ‘la vida indopendionte por al encadenamionto apremlante de los si. fs, el novo Estado uruguayo no fue capaz de eminelar los view: tos para construr una propuesta de vocacin comunitari.Imposii- iad de rocoger la herencia do un past demasiado cercano y on: Aitivo como para presentarreferonelas integradoras, durante los pi- rmaraseincuanta ais de existoncia ol pais apenas consiguls consol: ‘dar un proyecto administrativo de viablidad pites. ‘Dp todas formas, durante los primeros afos de a independencia, Ja preseupacién de los nuevos pavsus habria sido lade organiza st ‘xistencla como Estado soberano y no la de fundamentarideogica- ‘mente la mueva relacidn pola de convivencia Pensa en ls ir~ nines prestsiosos del contractualisio, Ta formulaciin poles de la Independencia no admitiia atin el planteo de la nacional como probloma- La adminstracién dela plralidd do ls identidades po- IMicas que siguieron actuando durante los primeros alos de vida in- \dependliento'y la formacién de una estructura comin de significado RR yan ei acd guy in ots ne Shula tmee tenes 9p nat ga eas ‘ee pnmenes8 ot ae PS i ah ot Sane Ye se enfrentaron 2 la referencia nica del formalismo contractualist, ‘a insufliencia radical quo prosenta ol dscurso del contato en tér- ‘nos polos es una percepein intelectual rousseauniana que x= reelabora en términs einoculturales por el romantiismo naciona lista Ta idea del acuerdo normativo vinculante como soporte arg mentaiv do la vida socal resulta demasiado abstracta para motvar formas de adhesin polias que trasclondan a transtoriedad impli. ‘aula en la posbilidad de eres de los actos racionales. Cuando los inelectusles uruguayos maduren el cuestionamsento roméntco a la hacién-contrato,advertinin tna carenciaexplicaiva en a expresion politico ideolgiea del nosotros. ‘A pesar del dict simbelico on la arquitectura de sustentacién del nuovo pais, a estructura institucional propareionard el eat. nnento minimo indispensable para gestonar la vida publica. En- Frontado a los signos de su precariedad, el Estado singin come linico roferonte posible de unidad, en medio de un universo social sds débil y dosestructurado quo su proplo soporte administrativ, ‘Asumiendo funcionos publices de arbtraje y mediaclin entre ac- tores econémleas, sociales y polos, partcipara también en los ‘mocanismos do construccién de identidades sociales, anngue no conseguird concretar un proyecto politico hasta que no sa consell- dle como organizacién moderna a fines de siglo xB,” Desde l eui- lbrio do su relativa debilidad, se fortalocers un espacio palico de inculacion social quo irs madurando como ambito predominate de Ta vida comunitaria, En este esconario, las mediaciones pot ‘as sern claves on a oriontacién de la convacatoria y en Ta defi snleién de Ta ientidad uraguaya, ‘Los mecanismos polticos de adhesin so estrucuraron pronts- mente en toro a dos congregacionos rivals qua, insertas en un en tramado social de disgrgacin yligadas alos valvonos do sus alan 2zas rogionales, no logzaron, en medio do su difell coexstencs, un ‘acuordo de minimas para vabilzar une alternative politien da con vivencia. Orginadas en un conflict personal yanecdic,1asfrac= clones pokitiess quedaron sirapadas en la indies de los eonfictos clvles de Ia region, durante la primeras cinco décadae de vida inde ‘pendlont, comprometendo lt etabldad de la nueva organizacién [sata Solo la modernizacion de las formas econsimieas y pobticas ‘hard posble pensar la nacién desde los partidos, aunque ninguna de fas das eadiciones polcas dalinoadas durante as uchas cvs lo- pe consolidar na referencia comin, que pueda ser asumida como rcional por ot Estado Pero, s las condiciones polfcas y las representaciones ideologi- ‘as predominantes on el momento del estrena de a vida del pa n- ‘dependientecondicionaron su incapacidad para armar un relat un Sedo y coherente come fandamenta del nosotros, el problema vital dela primera formacién estat no se agota en Ia enumeracin de sus “caltades inaugurates. Es procso deslindar dos problemas que, en |e experiencia orginarie de la fmmdacin estta, se encuentran ar~ ‘monlosa y peligrosaments entremezclades. Necsario os dotallar los ‘nos dela fragilidad del Estado pre-nacional, pero, sabre todo, re- Sula imprescindible destacar Ia ncompetencla congéaia en la gos facién de una imagen nacionsl, para recuperar un pasado coave- niente y convincente on ol que fandamentar la «nturalidads do sa ‘exstenci polities y proyoctar su espacio do vibildad en el fturo {a fundamentacn contractualiste de a nacién haba sido un mareo Iocuado y suflcentemente acrediado para proporcionar un pro- rama novedasoy revlucionario, pero era, asimismo, eonstitucional ‘yradicalmento insatsfatoria para aporiar un vincul afectivo deco- ‘hsién socal, Prdentemente formalizada de acuerdo con ol instru mental dela época —-aungue esto también podria sor objeto do dis ‘asion— la unidad jurlco-administrativa estaba legitimad. Pero ta la experiencia colectiva fataba una imagen unificadora que asu Imlera el pasado y lo recuperara, en una versién convincenteo ine- sradora, procesando olvidos y proyectando la percepcién del noso- fron come comunidad de vida. "sta dificuliad primora puede haber resultado fandamental en la Aefnicién de una identiad nacional abierts,explcada en términos ‘onfictes, reformutads en funeién de las demandas de sucesivos presents ysomtida a Ia erica —en el caso uraguayo, siempre de- Imoledora~ de la diseusén public. Ast los inconvententesiniciales para generar un discurso coherento, cerrado y miifcador, que sr- ‘era de soporte als nueva estructura de dominacién politica, conte buyeron, por una pect, al rlornoinsatente sobre el tema del origen yal debate apasionado sobre l slidez de los marcos da convivencia ‘pleat mapundeace macarons Urpgeso 15 a Pero, por otra ado, a endeblezinnata dal elato nacional sugir6 una linea eontroversal en el esfuero por argumentar le vida en comin ‘como comunidad de portoneacia. neste sentido, el «trauma de nacimiento» del Estado oriental, «que ha sido levad como laste del debate historiogrtico desde el Siglo Xx, puede haber desempefiado una funcién euestonsdora: Siempre demandante de explicacin y jusificacién entre quienes, pretendieron levantar un discurso nacionaista monolitice: dato in- ontrovertible de a aricialidad abistérica do In existencia slit: ta para los refutadores mas dcidos del esfucrzo legiimador dela postura tradicional —y casi slempre— oficial, quo tampoco esea- pparon al redvesionismo simpliicador do los extromismos verbales. IneSmodo para los animosos constructores de fos mitos nacionales, xyfuente argumental inacabable y stompre rentable para sus cues tionadores, el Estado —sobre todo los condiclonamentos especia- Tes de st creacién-— no pudlo escapar al debate, centralizanto ~y ‘sun monopolizande— las polémieasIdentitarias on dotorminades ‘Perfodos de fermental controversia histrica 1.1.1. Dos posturas historiogrtieas Le problematizacion del mito de los origenes —pleza clave do toda construcclin nacional— denuncia la primordial defiiencia, fandacionsl que soporta la norracién nacional uruguaya. Un dl cit que provoca una referencia obstinada al pasado en la bisque- {dade los ezos de cobesiin y de identdad, Esta porfiada retrespec- ‘lin ha originado clerios reordenamiontos argumontales que per Imiten deseubrir dos posturas histriogréficas on torn al tema de {os origenes del Estado uruguayo. Tras el trazado argumental de tono y direcciin reconoetbes, las presunciones persistentes en el tratamiento historiogratic de cortos tomas permiten ajustar est lo inferenclales concordantes, que consolidan dos esquemas in- terpretativos divergentes, Como advlerto Real de Azia,' estas co- ‘lentes de la histoiogratia no consdtuyen osquemas eerrados y ‘oherentes, ya que pueden reconocerse matices intrpretativos di ‘vorgentes entre los atores. No abstante, las ds orieataclones hs torlogrficas so delimitan en torno «la explicacin del tema nacto ral, entrado en el problema de los orjgenes del Estado y su con tesia findacional nla consideracién del proceso que condo Ta eteacion del Es ‘do, ls diferencias de encuadre producen dos frmulas expositvas zZ fandamentales, Si una de as posturashistoriogrticas trata los he- ‘hos, acitudesy expresiones politcas de los actores como antece- dentes directs yconscientementedirgios al objetive dela indepen- encia polite, Ta actitud contraria recupera las motvaciones inte jnlstasplstenses de los movimientos Insureccionales preesta- {fies explica el nacimianto dol Fstado como respuesta a casas ajc tas fa aici local y rogfonal. ‘La tests independentista clsica, como la lama Real do Aza, 0 nacionalista, on ls expresin de Cantano, bus el fandamentonacio- ‘a! del Extado on los origones de la formaciin social en taritorio tional Prefigureda desdo la particulardad de su stuscin googra- fea la naclonaidad oriental poribo su diferencia enol contesto sm bilo de ln regidn, y area su tniidad con gestos polos en reclamo {su autonomia? St bien no todos los autores qu se inseiben en es: {a orton interpretan la resistencia charria la colonzacion espa: fla como I primera expresion del independentisoo oriental el mi {ode la rebeldiaindomable de a tibu est presente en el tna da la stgumeniacién nacionaisa." Es on ompos de la colon cuando it Inleroretacn independentsta adquere pel reconocile en sus ee- ent pnt sat Dr Eee ae ee me z sr see pei en crim tng hanes Svea erent ert eed sees ria nt a ee ee iirc taemecarems enters Sop anita hei ea et rt seat nanhmar atc Aroha Resuastans sce oma editor afte Myce ome mars Saeco penal Etna ties eo Spa Seeniomanee cement tee ‘nage maces iSinteiaheatt wrens ee sangeet cantroreetine eee tone mere some ea, ea tae Ci ee Seiten imate the cts Seema ane terion ne out casas arnt te ec sate bate rotates fs tartan tee TE on Blog rm ve pr ran dr ens Po be ss Batt aD vs es mw a i et ee Se oem emtie ae echiirnnae mite tecnica redial ae ee eS ‘Bromine nt ie dtc eae src me ‘Seti wes genannten Eta eee Se ce il esheets oe vr ader nacional. ocuparé un lugar important eno ani de su prin: rabaio: Historia dela dominacién espaviola en el Uruguay, Cat- Jos Maria Ramfez (1848-1898) sor considorado por Ia postura naco- tliat qoesostene enla polgmies con el disidenta —y atlartguista— Francisco Berra. ¥, por timo, Juan Zora de San Martin (1855- 1931), que no serd tatado en condi de bistoriador sino como ef ‘dla patra, nombre que loa sido asignado histricamenta por J reovancia socal que en st lempo adquir6 su Leyenda patria. Con fesas tes autores, entre los quo cabria inclu a José Pedro Ramirez” (4836-1913), se Gerra la brove consderacién de ln histologralia na. ‘épnalista de siglo wx, que contextualiza el tratamiento de los textos (que ser objeto do andi en los sigunnteseaptios ‘ala citi sent oma denorinacin de Real de Azo los rsa, n palabras do Cactan, se estrucira en toro al cuestonariento fea exstencia proosatal de la nacin avon Poniendo énfass ela ‘sturdy dels vineulactonesregionales, amparadasjrieamnto ‘Ja exitncia de virenatn dal Ro de la Plata, se cvestiona la version nliante d a historia naconalista, que prtende descubrir ensigns de ‘epectidd local los argumentos prestinados del ari dela nacio- ‘add orontal. os peimerosplanaronto en asta linea discuten el ‘lo arguista doa orienta no porque recuperen la dea de patra ‘rand fodral el caudllo —que retomarn nestsgfos los dents steriares—, sino parquo la rdicalidad del nogacin de Ia leyenda os fonuce aun nuevo dogmatisme: el antiartiguisme,” Desde el minora 5 espcio de Ia dislendia combaten la motivacnes putridticas de ‘orients nacional, relamand para sel lugar dela netraidad con thea tan ngenua yargumentatva compa vers hstrea de ss op ‘ores, Pero, aunque dan lugar Ia extra de a interpretacén naan ean en tek le eer » er ee te eee Se ee eae Se steca meee erence nae ci ac re ag ‘Pet Nn a ps Senco * z lista dol 60 enon ya primera rebel —y aun al euestonamien. to de algunos pantoos indigonsts—, los argumentnsimpugarores se ‘agudizan eon resin al periodo dspadinn. Cantran su atencin ene ‘tlonsmi del movimiento msurrecional de 1825," ocalizndo el a. ‘ben el Acta de Uni como prueba de lt motvacén de ntegraca pla. ‘tense quo movia alos Tron y Tres Orenales en su Craad Libertad rx Desirujend ol mit independantsta de 1825 —clave en a inorpe- ‘acim nacional de Ia independncia oriental los autores de la sien. tin dan un piso ms, a tpretar la ervacin dl tad como conse: ‘eneia no desoada dela acin dolos orientale producto de mecanis mos ajenes al prooeso local y, en particuly, def ntervencn interest {4 de Gran Bretafa one confico regional ™ ‘Como representantes de Ia esis nacionalista, tres son los nome ‘bros que se vineulan la disidencta en la sogunda mite del siglo xx Juan Carlos Gémer, Pedro Bustamante y Angel Floro Costa, asumea, ‘una postu eitica en el debato generado en torno a a inauguracién ddl monumento @ ls Independencia Nacional, on 1879. Sus posturas Inisieamentepaticas no serdn eonsideradas como historiogralla sklonte por la erica historiogrdfea uruguaya.® Francsco Beer, feutrto nombre que epareco asociado a ls historia erica en el sig ‘uk, o8 considerado por Heal de Aza eal primer represontanto do I corrionteertien» dela historiograifa tradicional Su principal tra- Dio, el Basqueo histric de la Republica Oriental del Uruguay, so- 6 tomado aqui como tein de fondo de una Hpoca, referencia cons- Ber Sas ohiatctcumememarennmemnerathe tante y siempre perturbadora de ls esfuerzos fundaconalas de los teetoallstas y, on particular, de Bauza Especial interés tiene, en el [areo de esta investigacin, la querallahisorlogréfica que sostiene ‘gn Carlos Maria Ramirez, donde ol polémice manual vuelve ce tralzar y enmarcar el debate. Su ensayo de dafonsa dela tsi histo: ogrdica do su trabalo, donde contosta ls objocones interpreta {as del reprosentante del naconalismo historiogrdfee, seré el doc mento peincal que se proponga para el ans}sis de una corrcnts fapenas esbazada on ol planteo histrco dl siglo vx, 411.2. La historia nacional y la ertica historiogrética “Gud es i posblida de la elie hisérica? 2s la historia ort tia una efica dela historia o solo una versin mis del pasado a sor ‘westionada? En Uruguay, la erica histortogrétiea ha soguid ol rit ‘mo marcado por el debato d Is historiograffa. generada en el siglo ‘x Un debato —l historiogeatico—cortado a la medida ele un oi {gen pomico on sf mismo, de un Estado contrevertdo desde sa con- ‘epcn, evestionado por fos mismos protagonistas de In fndocin. Histriografay crflca hstoiogréica estén marcadas por el probe: ‘ma dela violencia original de la fondacidn estatal y de su ineapaci- dad para generar us relatomitiieador eon sentido —nacional—tnd time. Pero le erica ala homogeneidad discursiva de Ia historia na donalista puode dasembocar on una nueva perversin claustrofSbi- 2 La crea historiogratica ost desafiada a euestionar el espacio carado de la expicacén en sf mismo, trascendiando la historagra> fis, que se limita ala corroboracin dal discurso histérico con eh cho pasado. Esto tipo de verifiacionismo posiivista puede dar een ‘adola funcin doa historia —o de ciorto relatos hstoriogrficos— ta la construceién nacional, pero es ineapaz de encontrar el agar ‘que ocupan las contradieciones dela concienciahistrica en la for- Imacién de I coneencia nacional. En la densa sonsacién de opresion elo explicado, en la desazén quo provoca la caherenciaoriginads ena ausoncia do critica, nace Ie eneshistarograiea como dicu- so novedoso. Un discurso engendrado en Ia angustiss incomodidad da eato miico que, desde la dulzura de su encantamiento, genera a delogizaciin ortodoxa do su critica poltica. Si queda alguna sa: lida a esta nueva coherencia ieologizadora del relato eriio fuera de esceptcismo do la posibidad misma dal diseurso histireo, ell, 1» puede hallarse sino en una erica historogrdfica que sea capaz Ae asumic a fragmentacén contradictoria de la concienciahistria, BETTE 22, 8 nla tonslén entre el primer euestionamionto a a esintesis pol. tica» de Ia verdad —en su costoso dascubimicnto de las contradic. clones del pasado— y la conciencia do a intrinsoca impostbiidad de Ja coheroncia historica —deshecha ys la verosmiitd del. coheren- cia historiogrsiea—, puede encontrase Ia postildad de la historia, ‘como discurso racional sujet a ertea 1.1.8. El debate de Ia historla: el episodio de 1879 [nel afi 1879 se propone la inauguracién de un monsmento a Ja Independencia que supone la oficialzacién del 25 de agosto de 1825 como dia do le independencia nacional. Hl acontocimionto sus- cltala polémica an torno ala intorprotacén histriogréica dol doen. ‘mento que contione la declaracin de Independencia y sabre esto de bate sarge el evestionamiento de Ta vielldad potica del pais inde- pendionte. La oportnidad del debate se valorado desde la tas ‘idm de crisis y I dlorosa intuicin colactva de suinsolblidad. An. te esta comin pereepciin no sorprende que se haya polarizado la discuslin entre fos euestonadores de a interpretacicn independent tista dal 25 de agosto —escépticas en torn ala viabilidad del pais— yy los reafirmadores nacionaisias del infependentismo, La genera: ‘in fundadora del primer imaginaro nacionalista del Uruguay mo- ‘lomo ests asocadla con el cuestionamlento ero y la controversa, [Esta goneracién beterogénea que no puede ideniificarse univocs: ‘mente con et Ateneo, nt constrenirse entre los limites de la década dol echenta, se estructura en torao ala polémica cuestiin nacional proporciona respuestas distnfas que se bifurean en dos posicones antagénicas, aunque plurales y complejas, a vivencia do la ersis enmiarealartrospoccién autocontrada dl anil historiografico. Juan Carlos Gémez inca la polémica cuando, Aargumentando su rechazo a participar ne acto de inauguractén del ‘monument, olabore una intorpretacién unionista del acta del 25 06 ‘agosto do 1825. on la quo sostiono la iviailidad del pais slitarioy plantoa la necesdad de a unin con Argentina como proyecto de re Consiruccién dela unidad platense del virreinato. EL Ateneo propor: ‘ona un mareo instituclonal sla respuesta nacionalista —que sss tematia on las conforencias de Joos Pedro Ramirea— cede espacio también ala argumentacion disdente de Pedro Bustamante” “Tanto la paz y ol orden asegurados por un gobiorno de furs, Ja primora moderaizacin capialsta de las estructuras productvas hhabia.generado las condiciones para elaborar un relat de autorre tnt ian ep Peo anocmionto nacional, poro también habs postblitado la escisén y Ie-crtica marginal La argumentacin euestonadora de Angel Flora esta, do Pro Bustamanto, do Juan Carls Gémezo de Gregorio Pé- ‘ez Gamar da cuenta de la neficacia unieadora del fundamento na ‘enalista producido hasta entonces. Si‘blen represents un perodo fe producen de certezas, de constucclén nacional, ef tio cuar todesigl también guarda —en a posibiidad del dekate—el germen ela ruptara, Se trata del primer cuestionamiento argumentative sdstmético planteado desdo la intelectuaided uruguaya, en tin dx. ‘urs que, aunque no suscte masivasadhesiones, consttiye una ev dancia de porosidad de una constuecisn nacionalista que cnnoes. i postariotesreformulaciones, 1.44, 1923, La independencta, una cuestin de fechas xplictadas tompranamente en tono polémico (1870-1880), tas ™ que, profigrada en el siglo x, traza, desde eh fensayo enloso de su modernizacion distabutva, los signos distint- “ | ves de le sobrioded uruguaya. Como on la osfora de las relaciones ‘onimiess oon ol ya continentado espacio social, ene terreno ideo- en se pons especial cuidado en sostener Ia tensin dentro de cier~ ‘ee timites, on wh émblto soclalmente rogulado. Se asogura asl que for arguments no trasclondan los marganes de lo episéico, conser vei a Imagen social de la mediania uruguaya.” En el pais do las Tuticlones, los antagonismos historiogrlieos que eonmovieron 9 Ta opinién pala durante las etapas candentes de la construeckin Dacia —fnes dal xx y principis del x— se cerraron an el por- {bot d la pomica partdara, sn egar a turbar las bases enact tale de las cortidumbres enlectvas. ‘Ta poémica parlamentaria de 1923 no habia sido una controvor- six entre lat des osicions histoiograicasdelineadas durante la tina tad del siglo xx en torno al tama del origen naclonal. Tampo- ca habia sido plantoada como un andlisscuestionador de los sospe- ‘loss orgenes del Estado uruguayo, i como un examen de los fun- damentos originarios dela nacionalidad. No dseuta la historia na {dna al como habia so conceblda por la historiografia nacional fala nacion como tal, ni siquiera una forma social de concebirla, 1s dlserepanciasibre la fecha de a independencia poniaen tla de itil ol sustentoprotoparsidaio —concebido con rolacidn a as por- enalidades que dividioron hstricamente las fidelidades polticas— ola tadicign nacional. Ambos partidos —y algunos de sus cueso- ‘does intlocusles, anticaudilstas— protendieron ediiar la vor~ ‘in olla! dela historia nacional sobre ios fundamentos do su par- ‘eal tradilén patidaria. Do esta forma, obtendrian ol prestigio do Ja intrprotacén histérica oficial y los insteumentos estates de ‘amstruccisn nacional on boneficio de su propia cimentacén sind lea La areditacn bistérea do Ia tradicién partdari, sustontada, ‘ono valor nacional, era una formula inexpugnable de poder poli > epemanrtaat > earn es aren Rens oe a 0 que garantizaba su propia reproducciénideoligica en el contrat ‘del Estado, Tal la motivaciin —nada desdefable— que implsaa ly, “dseusign en tormo a las efemeéides pain, 1.15. FLepisodio de 1825 en ef debate de la historia I centenario reanudat una vieja puja partdaria en torno q 1m oficilizacisn do la momoriahistrica quo, bajo la equivalencia, Ssupuesta ontro soberania politica y bienestar comunitaio, prior 2zaba ol recuerdo de la independencia como momento culminante, ‘Ia vida nacional. En este contextoideoldgic, Ia dosignacin de Ja fecha do nacimionto de la nacién como entidad soberana era ‘una decisiin polfcammente vita, cublerta de prestigiosas connota- clones simbslicas para la vida pablica. La primera ley sobre fechas, ;atrias,en 1834, surge en ol marco do la Husién fundacional dela, primera Constituci politica y registra el acta do nacimiento del Estado el 18 de julio, en memoria del acto de juramento popular fen 1830. En 1860, en los alboros del mito nacionalisa, una nueva, ley sovien el ealendaria de Ins Tochas oficiales y, sn horrar Ia me- rmoria del juramento de Ta primera Constitueion, exalta el 25 de agosto como fecha de conmemoracion de Ia declaratora de a i= ‘dependencia nacional, Con el abjetive de aflrmar la soberant ura. jguaya frente ala amenaza de los paises vocinos, la roferencia ala, Gruzada Libertadora intentaba olvidar Ia Convoncién Proliminar de Paz y con ella enterrar el tema de Ia intervencién argentino- brasileia en la ereackén del Estado uruguayo.” Las menciones al ‘movimiento artguista eran intencionalmente evitadas on ambas, celebraciones legales do Ia memoria. En 1919 se produce la sect Tarizacién nominal do las fesas rligiosas® y, nun conjunto he- torogéueo de fostas oficiales —ontre la que se consagra un espa: loa la momoria artiguista—, vuclve a incluirse el 25 de agosto co- ‘mo dis de In independencia nacional. En este momento, la fecha Comionra a ser euestionada en la discusiin parlamentarin; el ep ‘odio puede registrarse como un antecedente de los debatos sobre Ta conmemorarién del centenario de I independenci. nee ee ees ‘air ecm se esa egies ce La conmemoracién del 25 de agosto do 1825 enfrentabs distin tas ntorpretaciones de la promulgacién do las leyes dela Florida, ‘alineaban en dos pasiciones poitieas en torn ala pertinen ‘By ge la celebracion dela fecha.” No obstante la heterogeneidad reumontativa dontro de cada postura,* los realineamientos pol- {ies probaron s0 consistencia ox la polémica parlamentaria ¥en {hs derivaciones periodisticas {Cus era el dobat en torn ala clebracin del aniversaro del 25 de agosto de 1825 como festa do la indogendonca nacional? Para Scarar punto ten crucial de la polénica seria necesariorevisar —ta- fea que emprendieron con esmerada minuia Jos representants par- Tmontaras quo partciparon on a discusin a fo largo de dos logs tus sucess los hechas histics que daran argon ala idea do In caebraciin patric” Inusual rosula ol esfuerzo do exégeis que jis a aqvollos hombres pablicas en In elucidacién historiogratica do Iaverdadhstérica, Como aconteciientoextraordiario, cua anoma- lis euotons e los mismos protagonistas de Is polémica —y no dejo de sorptender alo intleciualas de otras épocas"—, 90 comslrts ex indicator scl de la percepcin colocdva do la mocasdad del pasa- docomo cimiento sustento de la imagen simblice del nosates. Haymes SR ah ie tea era Soh oe mnee ns arene amie oeee ieee eters ee seri uaemadran eterna diepears «Ei iy enace pene ES eee cranes er Pero, mis all de las corronts interpretatvas en torno a los he. chos histrios y frmulaslogales de 1825, las fechas propuestaspary Jn calebracién del contonario del nacimiento dl Estate uraguayo et ddenciaban clara motiveciones partidarias La conssgracion dal 25 do agosto como focha suprema de a nacin este indsocablemenie ‘unida ala memoria de los Treina y Tres Orientals y asus principales ‘audios —relindicados come foedadores del Partido Nacional~ 13. valleay Orbe. Discutbe podria sar In adhesin patrdtca —oriental— de Rivera en el movimiento insurveccinal del 1825 y paligosa lt me. ‘moria de su adhesin al gobiorno dela Ciplatina brates. 18 de {jul en cambio, enaltoia la figura do Rivera —primer cava colo- ‘ado nel recterdo de su partcipacién en ln conquista de eritoelo de Tas Misiones, acontecimiento que se interpretaba como elements desencadenante de Ta independencia uraguaya. La evocacion dela _gsta do Rivers (eslorado)resaltabs la autonomin dol easel frente a | opclén argeatinista —més espoccamente, el almesmlento porte ‘iodo os caudlos blancos, Lavaleay ribo a tradicin de los par tidospolificos, que so nut on herencla dela dvsas blanca y cole ‘da, no hablo dejado de revindcnr el plsfotismo de sus primeros audios, Por tanto, 1a configuracién de la memoria nacional no sera, ‘ajona& los intooses partdarios. Cada una de as fechas en cuttin c= taba ligada diroctameste a la tadeién de los partidos politicos mayo- ‘tari, cuyas laltades parcals,originalmenve sustontas en el dorazgo carismatico dol caudilo,habian precedio al pacto simbeleo tle ereacn de la comunidad nacional 1.2, Frontera: condicionamiento y posibitidad Frontera entre das imperios de vocacén expansva, el tertoro de la Banda Oriental fue, desde su primora dofinicén politica, espa- ‘io de conquisa armada y pcza clave de los negocios diplométens ‘para Portugal —en busca dela entrada dal Plata, desafo do con- ‘Servacidn 3 moneda de eambio alternativn para la monargufa hiss rca. Lugar de paso y de saqueo, de luca y do supervivenca, a fron- tore condicioné of poblamients, las primiiva relaciones econémicas Yyla exparienciapottca desde eu naciento institucional «Fue d- ‘cha condicin de fronteraintrimperia, mov yasechada por ines, ‘exploradores y aventureros, la que finalmente ubies a la Banda ‘Sh furan a ca nS rid Brest a SDSS SIS Haipancag ha te Care a “oriental an os tunbrales dela historia moderna» explian Cacta- 28 ers de la monaraus ies, a dasa pol cade caput natincnalados ens d a arqutectara Au colocar a tonto oriental ene eee del = formaré tempranamenio con la recepcién de musivos cntingentes Jamigrantes que vendrén a evestonar a primitva dfinicién dal Uru- ‘uty tradicional y crollo configurado en la época de la colonia. «En eos paises del mundo el proceso inmigratoio tendo una tas fendencia tan crucial en la primera configuracién dels sociedad lo al eomo en el caso del Uruguayo,® sean Castano y Rlla comen- I i) tando Ia expresiin de Juan Rial que atribuye « los inmgrates un «rol definidor» en el proceso de formacién do la sociedad nacional ‘durante lo primeroseienafios de vida indopenalenta.* EL inmigrante europeo que arriba al Io de la Plata —a los puertos de Buenos Aires y Montevideo durante a siglo mx y las ‘tes primeras décadas del xy, llega on busea de prosporidad aco- ‘némiea. Formado en la sobriodad, bajo rigurosas condiciones do ‘ida, posee habits do trabajo y motivaciones elaras que, unidos al, sontimionto de desarraigo, estimularin un comportamicnta woo. ‘némico austero y dlseiplinado con sélidas posibiidades de éxito El enewentro det praganatismo inmigrante com la despreocupacién ‘ativa par las ugencias de Ia acummlaci provoca reaccones di tintas segin la clase social y el medio wrbano-rural. En el medio, rural, los soctores precaptalisas,ligados —o forzosamente des agudos— a las actividades marginales do la ganaserin extonsivn, texperimontan profundas reacciones de rechaz0 aos ideals, val es y actitudas dal inmigrante, Las clases propletariasrarales, por su parte, contiian roproduciondo, en el cultvo del oto, los ras 08 arstocratizants del crolismo hispano-colonal y desdefando Tas obsesiones econémcas de los recs legedos. nla ciudad, por ‘al contrarlo, el inmlgrante funciona como modelo de atcenso #0- ‘lal para las clases modias ax formacién, también infuidas por el colorado proceso de europeizacién de las pautas de consume de las clases mereantiles ligadas a ln actividad portuaria. Las clases altas urbanas, sin embargo, asumen una actitud diseriminatoria, ‘eon el extranjero; acoptan los valores y actitudes ecviizados» de Ingloses y franceses y rechazan a itallanos y espales por su ts ‘quedad social y su intemporancia advenediza.® {as domandas nacionalistas de protecién frenta a las amena- ‘2s desintegradoras de la favastén cultural fueron cediend, pat ee Saree ead aoa aera Seee tie conou area tammare Ba eds gu ary ea Iniinaments, ante el cambio do direccién de Ta vida econdic, Igo condo @ [a progresiva aceptaciOn de los valores del ini je -capacidad de iniciaiva, audacia y esforzada frugalidad— a los valores del cambio soeial, No obstante, como explica Jaan Antonio Oddone, la adopetin de los nuevos valores tampoco joafa ser unénime ni concluyente, «ya que coexsteron, de hacho, Brmedio de fuertestensiones, los idealos criolosy los de la mass ‘xaranjora, dafiniondo una vasta ona conflictual entre las vielas y Jas nuevas formas de vida» * La arrogancia aristocratizante del pautelado montovideano y de los hacendados rurales generé «un Berto desprecio pare! gringo, s decir, por el extranjero que tra- balay se earlquece», comentaba ol conde de Saint Fox, diplo thee francés que en 1892 publicé una obra con sus improsiones ‘as su residencia de cinco afios en Uruguay ‘La represontacin social dal desprocio al gringo —nombro quo ‘ealifcaba stods In inmigrantes que hablaran una Tengua distinta {el castellano y queen el Rio dela Plata idontiicabs especialmente ‘Tinmgrante taliano— podefa contarse entre los rasgos distintivos fioaquella formula de idensifcacén nacional que define a la orienta lidad. Cuando el perf europoista de le poblacién uruguaya so co Inionce a valorar enmo wn signo dstintve entre los paises america- fos Ia ztagen nerional se redefine en torno a a idea del pas de jnmigrantes, esta acitud tniclaliré mudando hacia la progresiva enfieacién con ol inigranto ‘a primera representacién social de Ia nacionalidad, que est- liza el pasido y lo reeubre de tradicién para hundir on sus Diss rafes, os reformulada durante el primortarcio del siglo xx, ‘uando el Estado moderno, consciente de su fuerza y su poder, de- ‘de eonducir su propia consolidacién medianto una propuesta so- tal de redisttbucién del gasto public. Es entonces cuando la na ‘onalidad deja atrés ol mito del gaucho y el indo para asumir el ‘ueto modern, como herencta curopea,& través de Tos inmigran- (as. Desplazando la influeneiaeufvural de Madrid a Paris, y de Pa- tira Londres ya Nuova York, ol nuevo pais rocibe a los nuovos i- jos que vienen a revolucionar su modo do produccién econémico,, Scale ioldgico, Camblando las formas tradicionales de explo- tucién rural —eon el mestiaae,e) alambrado, of ovino, la agricul ture, revolucionando la forma de produceidn mediante la indus traliancién, modelando un estilo de vida con valores nuevos que soincorporan a nuevas formas cultualescrolla, ereando ls for= 3 anal 2 fs ‘mas organizatvas dentro del prolotariado inciplene, transfor. ‘nando las metas de Ia nueva elase social y ormando politicamen- tw sus representantes, a wuguayidad so formé con Ia integra: ‘lon sora, cultura, poltice y eeondmica, del inmigrante ala vida villa” ‘La reformulaciin dela imagen social de ta nacionalidad viene snore dela mano dela cultura urbana, que se propone como espejo Civilizado de una clase media que incorpora estandares de consumo fe socledades desarrolladas, mientras i insercién dopondlentey pe- rifriea desu estructura productiva permanece 2 merce de las va- Flaciones del mercado mundial. La nacionalidad se piensa a s{mis- ‘na como urugunyilady so Jacta do su Estado leo y benefactor, que Aistrbuyeriqueza cotizada on términos de justia socal. El wpais de Jas clases medias», que no conace las profundas desigualdades socia- Is do otros paises dal continents, ee desarroll en una autocomple ‘encia ue Io distancia de Latinoamérica —do la quo no se siete pparto— lo coloce do eara a Europa, aunque esta nolo reconczca ‘oro uno de sus hos. ‘Methol Ferré explica este procaso do transformaciin que se ex- presa en el nuevo imaginoro nacional: «Uruguay pass entonces de Tos “lempos revueltos” quo corron desde Artigas hasta la Triple ‘Allanza, al Uriguy lamado “le horeuse” por algin vstante soca- rn, De una continua “internacionalizacién” a una “nacién". 0 me jon a uns semicolonia privieyiada quo se sintié nacén, pues forms tuna verdadera comunidad. Fl Uruguay dejé de ser problemay ae sin {i6 defini, con conconcla complacda. son la Sri inglesa que 56 lovanta Ia Suiza de América, ensa que evoea no solo sus institcio: nes democréticas sino también si insulavidad, su marginaldad a historia de su contorno Suiza s tan neutral quo ni siquiora esté en Jaw ‘Este pafs de inmigrantes sin concioncia histrica se inserta en lune estructura internacional dependiento que no es abrumadora para sus habitantes, Io que le permite generar utlidades capaces Ue satisfacor los reclamos populares «cast sin huchas» y desarro- mene oye Us sus insttuctones sobre un fundameato liberal democratico que 12 perebe como excepelén latinoamericana.* Pero este pais, que {2 magina ouropoo cuando vive Ia bonanza aconémica ~el em de las vacas gordas— oxportando earne durante la Primera y Segunda Guorra Mundial, ne su limite en I coyuntura interna- tdonal que le mucstra su rovés. Es quo el excedente gonsrado por J renta agraria, que cimienta la formacién de las clases medias, se redistribuye en une formula que no afecta Ins bases do la es- ‘euctura productive, que se desplazainercialmente hacia su ago- famiento. Sin reinvorsién produetiva no es posible la retroalimen- faclin de tan aceitado fncionamiento redistributive, el primer welfare state lainoamericano se fundamenta en la renta agraria, no se industraliza, «Singular Welfare State sia industria, con ples de barro, paso y pezuta>, en la grfica expresign de Mthol Fores. “ras el agotamlento de este modelo eeonémico tiene que venir ‘upa nneva reformulacién del imaginario nacional. Pero este es toma, do otro debut, 2, Una construcei6n nacional permanentemente desafiada ‘Trabajando en la Idea dela identidad como producto simbstca, socialmente artculado ¢ histricamente reformulado, Gerardo Cae ‘ano ha retomado las refloxiones de la hstoiograa de los aos so- fenta y Seton senalando tres momentos relevantes en la cons- ‘tuccn social de Is nacién uruguaya. Siguiondo esta ruta de inves ‘igacin do la cuestin nacional° puede trazarso un tineraro» del proceso histérico do definicion social de la naclonaliad como expa- 4 ene mee actrees Sr ta an et, Gp 56 GA Resa pe ‘ee rasa ir orn en os pecan gc =a See er eormmaeaareaeseeat ee aed a = Seca hits t a clo de convivencla politics. Mediante una intorpretacién soctoligica, fe la construceign nacional, que protende enlazar las imagenes mis, ‘onsensuadas dela dentidad uruguaya con la pereepein social del pesado y su proyecelsn da fataro en el borizonte abierto de la rein {orprotacin y Ia eft, la letura de Castano analiza las etapas en {qué la experiencia de la nacign se vive con mas infonsidad. Podtia dfecirse que la dontdad nacional se construye hisirleaments con ro. ferencias camblantes. Estos cambios aludon a procesos socinles, a {migones enlturales adopiadas socialmento que estin fatimaments Felacionadas con el momenta histérico en que so construyeron, «= decir, que ells hablan, en parte, do las estructuras poiicas y econd- Inieaa deedo Ins que han surgido, As, el proceso de construccidn de Te identidad uruguaya se reform y reinventa en funcin de las ne- cesdades de presentes eambiantes que sugioren nuovas interpreta. tones del pass. "primer momento referenclal en la construcelén nacional pu ‘de busearse en el proceso que dio origon als exstoncia del Uruguay tomo Fstado independiente, Elapa clave pare vastrear los origenes hnlonales do una comunidad poliea en fodo lao nacionaista, el, hacimionta del Estado uruguayo resulta extremadamente controver- {ido para a historogra nacional por varios moves. Primero, por las sospechas que levants la idea de una comunidad nacional prees- fatal en husea de sv autodeterminacion poifca independiente, Se ‘gundo, por Ia voluntad unionista, manifestada en forma de pasriots- ‘no platense, on los movimiento insurreecionales de origen local, en laépoca dala criss dela independoncia.Tercero, por la extrema fra- flidad del primer sparatoestaal, que le impidio articular un relato fcional que legtimara s\ exstenca politica. Cuaeto, por la cerea- ria del pasado, sun diculs Ia vehiculzacin del alvido enlectivo co- ‘no catarsis politea donde construr la historia y eimentar la trad ‘Gn nacional, Quint, por una percopcién culpable de la independen- ‘a politica, acordada on un tratado do paz argentno-brasloho con ‘mediacin britnieay sin presencia oriental ‘ta primera modernizacin eapitalisa proporciona ol marco para claborar una imagen bstérica dela comunidad nacional. Durante e, filimo cusrto del siglo xa se generan las bass del Uruguay moder- zo que, en st necasidad de cohesion socal y proyecciOn politica de ‘mandard un proyecto nacional de conviencia. Con tempo sufcien te para procosar el olvido, comenzara la reconstruciin del pasado Iifvanando las fractiras de la momoria en la metafora de a orienta- liad. La comunidad nacional busea en ol clonto del pasa a 1e- fitimaciin de tn proyecte police que habia demostrado su visi fled econdinica y habia aleanzado Ia estabiidad socal. Y es que Z consttucn de 1890, partida do nacimiontoofclal de la existencia {el Bstado Orental, no constituye,antonces referencia sficienteco- ‘bo para cineniar una comunidad de coavivenca perdurable. No fbstans, ya posar de haber inaugurado s6lias imagenes de refo- soncia pars él Uruguay moderno, ol relato pormanocerd inacabado y ‘ereplantearé en fecha tan signifiativa como los festa del conts- ‘Sarl. donde se pone en exidencia Ta ineapacidad de generar narra ‘hones incuesonablos sobre un pasado que continia en eatredicho, cando nuevas inseguridades que afectan Ia idea del porvenir El optimismo reformista del Estado uruguayo an las tees pet smeras décadas del noveclantos rospaldé un roplantoamlento ideo- Tégico que vino a complotar Ia heredada ropresentacién social de Ia identidad. Poro, sla primera imagen del pats habia sido forja- ddsen funcién do una apropiacién nacionalista del pasado, la eons- {rocekin nacional de prinelpios del siglo xx se eiflard como rea firmacién complacida dol presente y confiada proyoccién de futu- +. Retomando Ia lectura del pasado sélidamonteelaborada por la igenereciOn del 78, a nueva estructura da sigifiendos prosentard In mirsda satsfocha de un pais modelo. La nuova construccién simbélicavilizaba ol andamio institucional del Estado como refo- Tenia de intogractin y de solucién consensuada de conflicts. La ‘necsidad de administrar Ia plualidad de bagajes culturales, que fentinutban slendo el acervo identiavlo de los inmigrantes, mot ‘la busqueda de imagenes incusivas, en un esfuerz0 condliato- to dele pluralded, Esta fundamentaci integradora de Ie convi- ‘encia obtivo su confirmacién en Ia comparaciéa con otras expe: enc regionals, en una apuesta por afirmar sl mito de la eex- opeionalidad uruguayam frente al resto del mundo y. especial= ‘mente, anto la imagen eaética que presentaban internacionalmen- tolos paises latinoamericanos. ‘Organizador de eertidumbres coloctivas, ol Estado, a través de «sus —ya por entonces tradiclonsles —mediadores polities contiaus ‘endo el principal articulador do la vida social, transforméndose progreivamente on educador universal orgullosamente lao y gras {uit a escuela pala s fe convirsendo palatinamente on arte facto de integracién y homogeneizacién cultural, onunclador delima- finario cosmopoita que distingura alas nuevas generacionas uri fusyas. La conocida sinteisfundacional del Urugtay moderna —la Tamada Suiza de América protondi roformular la tradletén mo> ‘inte J intogracin de In diversidad, generando la suficite coho= ‘in como para formar un modelo de referencia que traseendiora la fgmeracién que lo habia creado. Esta constracelin nactonal de la \entdad probaré su eapecidad estructuradora y proveedora de sg- 2 niflsdos pesistntes on la difcnliad de renovacién de una imagen ‘que ya ha mostrado os sigos ineguivocos de su agotamento. El pa ‘sado se converte, as en fuente de sgniiscién para la construcen dela imagen colectva, Sila uruguayidad habia superado le politizacién nacionalista del patrimonto do la herencia yd la tradeién, la exparioncia ex tosa del Uruguay de comionzos del siglo xx se convertiré —tas sa ‘desmoronamiento— en espejo de referencia para la restauracién nostélgica de un pasado de oro que se sabe lejano e irrecuperabl, [Lareutlizacién conservadora dela representacion moderna de la ‘naclonalidad en épocas de crisis de identidad no ogra, sin embar- 49, destrur Tos gopordes del proyecto integrador de principlos de sig: «una matriz democrético-pluralista de base partidocratea ‘una reivindicacién del eamino reformista, que se sebreponia si bblicamente a la antinomia conservacién-revolucién; In primacia, ‘usbana; el cosmopoltsmo de perfil euroeénrien; el culto a ‘epefonalidad uraguaya” en el concierto internacional y funda- ‘montalmente dentro de América Latina; la exaltacién del logalis- ‘mo, entendido como respetoirresrito alos valores de seguridad, fentre otros», en la sintosis de Gerardo Castano.” 4, La consteuecién nacional de Ia generacién del 78: referencias tradicionales y modernas Independiente y soberano, el pss de 74.000 pobladores dspersos cenun terior abit no enna una comunidad politi. Con in es taut jurico que haiitaba su autogestion y una sociedad desestuc- ‘urada, la expariencie uruguaya fue asumida como posbldad por un ‘up de hombres letrados, de formack liberal! que habia crecio ome grupe ocanémico al amparo dl eamercio portuario y desarrolla- ‘do su incnaciones potas por medio dT partiipacin en as ine ‘cones colonials, primero, yen os intentns de insttucionalizactnre- voluconara,despus de Is desintegracion monérauica. Este grupo de rolls, que en Is ines de a vida independiente ys tenfa concencia de si, forma ol primer sector dirgent del pat. 1 patrcindo oriental como so identiieaban por la calidad de hidaigos ean a que hablan s- 4o invests los primoros habitants de la Gudad de Montevideo in- ‘la area de la eifcacn institucional que habria de enmarcar la ox- perienela polities del nuevo pas Estos primerosrepublennos rugs 2 eee ia mtrtnnecotatra eee x ys econoefan on Ios ideas liberals dl es un referent modlica ex eh as rimeras consituconespoliticas de ls nacentes Esta- {is naconalas, quo hahian protondido alejarse de las experiences més ‘Btiales do I Revolucion Francesa. Mirados en el espe dela doc ‘altel ydstanclados de su préctica revoluconara, veron en el ca illo rural y su primitio séqufto una realidad poltiea a superar, en l (Paro ideal dela norma constitcional, Sin pretensionesinnovadors ‘MEribdoxos en al plano doctrinaro—, proyectaron una transformacién ‘antinal de fs estructuras de relacén simbien, que no puieron ar {ular in el contol elemental del aparatocoeretvo ‘Cuestonados por el nominalsmo do unas instituciones permanent ‘nwnisdesfiadas por una realidad dosborante que no las habia crea (hos princpistas so rufiemaron en sus deas orignaras, pansando «gel aplracin rigurosa de los principios —de donde surge el nom- [rede ste movimiento police estab la clave del orden desea En nares fetivn ala dvs doterminaron la causa de a iestabiidad pales que obstacullzabe la posted dal gran encuentro nacional en {marca normative da nuovo orden eansional. La patricoepreten ‘deronordenar 1 consvenela poles eitand las guerras eles mo- lant la Tsié do las diss. Boscahan una pez dadera dande sus ‘wniar la estaikdad econGmica dl pals nacente. Para los caus, sia ‘embargo a patricia habia represontado la enaceén instuclonallen el. ost dal ejrito duranto el tompodola colonia y a lo largo de as B= ‘ucnoos del periodo intopendentsta. Cuando compareron a cloe po ttc,” el patric siguésiendo la representacin da oro orden, um or= den instinconalizado frente al quo aquolla pesoniicacién dal muno ‘ral se rsonacia como vita de ura manipulacién que relacionaba, fon dad Las dvs habian surgi como formulas masts de in- toluerament, alas que Ios patric habfan do su pronta adhesin. ‘Sn ombargo, éstescongrogacianes simico-afectivas eran espacis de Gomemnen nn ioctava ieee ‘Sao cs pres ery ree urs a = cicasreein eee sonny ne Sem Segieiceae micumemtmeenans ‘sitar pee cp rts a ro rons wo & i lac nacids en un mareo rural y tradicional que el pated yr. {eodlia superar Por eo, sus refbrencasideligicas nunca lograron im. ponerse en la ostractra premodarna de la dvi, y esta so conv ‘are los infelectuales prinipstas— en una conerecin del despotisma {yen un obstéculo insuperable del fanconamiento institucional. ‘ra sur la situacién a fins de sgio, cuando, empobrecio por ls guerra cles que habla intentado combat, l patrciado no Consiga responder, como grupo drigente, alas demandas de una nueva case oonémicamente hegemdniea, Abstraldo en un debate bizantino, se Fabia despogado de las problemas del pa y de las exigencias modes- nizadoras que demandaba Ia insarién al auevo ordea internacional Dee su up, neg a acoptar I nfluencia de ls soctores sox. Teo que no encuadraban en su mundo Weal. Aquells shombres mue- tse quo inmigracin tansatdntca habia trido a cotas wraguayas Cnnaldaban poz pola y orden socal para implomontar su propues- la de progres, pevo el fanclonarsintoInsitucioal, emapantanado en Ta discusien idooliges, era ineapaz de proporcionar los minim ex idiles.° En la perspeciva de aquoios emprondadores hacendades econsdtuidos en mater grapo de presién-—, os patricios princps- {as dela dada del setnta no serdn sino un elemento, todavia prest- ‘los. de la sociedad tradicional Beonsmicamente iberaes, su punt ‘amo burgues no ls mies buscar la garantia del orden quests pro- ‘oetospequerian en los margenes da sistema consttuconal Yas ea {misma ingenuidad que los condujo a a fustn, los patrician queds- ‘ron marginatos del proceso de moderizacién que conmow Ta estrur- tr administrativa de In vida poica la onganizacn socal ye com ‘portamienta de los actores ecandmces. «La legada del primer plebo- Soalgolern.el coronel Latore, no fue un hecho anmalo; por el con ‘rari, calif el prtne gran frcaso del patiiado como clase gobar ‘nants perdido en Ta inarafa enajonante del princpismo. a neva ce fe inrrateniont, que por entomeos emergiay se expreseba a través de In Anoclacion Rural tao fertes dosis de realismo econsmico, exe: clas do ofcaca poten y administrative, y puso ofcakmente en cis, ‘Con su tlitarsmo, el confenide suntuaro, abogally oratorio de it ‘edaciin ia exltra dl patricidon™ 1 Estado moderno no fue su producto; sin embargo, en el curso 4a proves do tansformaciin peribieron la insufcienciaintogrado- {de un aparato coercitivo que mojoraba su capacidad de gestion y ‘Ghtrol. aunque no hab implementado un proyecto polieo comin: {in tapaz de generar cohesion sora. Fl nacionalismo fue, entonces, [ipropuestaptca de intogracin, queen dlogo no siempre Mido ‘AFUlEsiado se aruculs do manera exitesa en el imaginario de una ‘Seledad ep formacion. Sila utopia de la fasin’® do las divas los hi ‘a allad, por su formalismo, de la pasién con quo ls vigjos actoras sen vsian la nueva experiencia politica del pa ye prin- pismo do los j6venes del setenta’* habia sido jurgado como idealis- ‘np por los rows actores de la vida econérala, ef macomallsmo les ‘ila poortas de la aoptacin socal. Esta ver no habian jad su tbjetivo oa la superacién racional, do acuerdo con principias forma- Ins, do ana desangranto polarzacién do adhosiones pasienales. Est vezhabtanlogrado una propuesta emotive integradora de aflacion Tiere ‘Baten pn nh omer Ge ead een aca Scarce eater ate, Seis ruin iecmnatecrrmasmoe nape enes Sete Set See oer eee ett eae dhe ity wea oe ew cet pops a Bice ese mace teams arte Sapa tera eres He horiaie peep ereeceecmes “ps0 2, Santana Saab, ai uaa mae oes 1 Renee en ae cu ne ie aca epee citrine i rc scar se ie pe rsx se i rie ee SF ett pees aura pn a ge Se rap Spee a ec Sn’ i a em nec ah z Pe coectva. Sin desefiar exquetas de afetvidad popularmente enral- ‘alos, fsron eapaces do presontar tn motivo do unidad que Megs Ser tan movilzador y popular como Ia dvisn que nunca delé de ie fentar superar El consttuctonalismo” do los noventa fuse time in- tento fal de silo Xx por conguistar ol espacio publico para el de. bate de los prinipios plc Hberales, que siempre defendinron co. ‘mo gefia de identidad de su goneracén, ‘Sien la sociedad dasintograda dol pas caudllsta el patriciado encarné una propuesta ciilzadora de raz y tonalldad iaminsta, Cando fa socledad ini su proceso de transformacién, su propues: fa moderna fue la ereacién de una tradicin de unidad que se pre- Sent6 como recuperaciin de un pasado originario y constituyente de Ta vida social. En esto sentido la ereaciin poliea de la orientalidad ‘puode Teerse en clave politica moderns y no como imagen tradi. ‘nal quo sera vencida por Is representacién sockal do la uruguayidad {que cree el pas de Ia teforma La primera idea colectiva dela nacion Ciruguaya surge en el contexto de Ia modernizacn capitalista que ‘omlenza enol timo cuarto dl siglo xx. La experienc politica de ‘onvivencia iniciada en 1828 so funda, enfonces, como nacin mo ddorna, inaugurando un nuovo modo de sentry representar la vida fen comin, Recuperando la metafora dela comunidad preestatal ea larva serindmade del habitanto de un eampo cas despobiado, su ‘ga figura dl gaucho oriental, quo por su rebeldiainnatay foneza SSéobeda por la terra y el clims estara llamado a ser el héroe ané- fimo de los movimiento ineurreccionaes de a 6poca independents {a Grabada en la memoria colectve desde lo dleos de Juan Ma- fuel Blanes y eomplotada por ln desripeén de la novela do Eduar- pee tac at ese Ts Shc ners ei peak Sasa dana fo ‘sl cm alae em rine nn aaa Se a ae g «4 Acovodo Diaz a stuota del gaucho configura el aequetipo uma tn del modelo eolecvo dol primitva sociedad «nacional». Plza elemental de fa represtntacin socal de Is primera forma igériea de la necionalida, l peril extizade del gaucho se conver= tint en elmionto social donde sedimentan las bases humanas dl Uri fay modemo. Del trib charra [a comunidad nacional habia he- ‘edad la valonta ol corao, ln sagacidad y el espiitn dal guerrero jndomable, De las otras trbus que habian habiado teritrioarien- fans aocesbles al inflyjo de la eolonizacién pace no se preten- tis recuperar presencia fen osimbdlica alguna entre los memibrs dela sociedad contempordnes los narragores de los rigenes na- cdonaes is forozaindomable del chareia y la energie desbordante det nucho oriental sustentan la tradiién de lucha por Ia que se distin {pela Hoalidad nacional. Fn la nareacién minuciosa de las batalla, ¥en la consatacion dela desventafa on el imeroy el armaments elas patrota, so forja ol argullo nacional y se fdaznenta la expo || ranca simbélca do a oriontaidad. Dasde fa reafirmacin del cole | kode pertenencia se construye el tr por opesicin, depositando en «al enemigo nacional todos los antivalores que definen el nosotras, a | avs do a antes. 1 portugués y lings sera los primers ea ‘agonisas do una Wentificacisn wansitoria con lo espa, formula. den términos de fidelidad ala corona, en una relacion directa que fntnta evar Ia meiacin de Buenos Ares El puerto de Montevideo ‘astentard el escenario urbano de aquellarepresentacién histriea donde se sentarén los elementos dela sivaldad con el puero del Pla- ‘a Paro algunos nacionalistasdedican buena parta de su ateniin ‘lsh de puertosy asus lustres personajes urbanes, otros axty- 1s reconstuyen Tas peripecias de los primores pobladares del me- rural enfrontados ala dasprotoccisn de la vada cleo aberto, a Ja amenaza dela leva y ol orden despético del régimen colonial. Des- doe infortunio se constraye también Ia lucha de los desheredados, ‘anulatades por su astcia, corajeypatvotisamo, Mediante esta lect rahistrea se compone la imagen del espaol como enemigo, repre Sentante do la ranay of daspodisino y alteenativamonta, como ‘eposado éinico prestgioo. Retomando la peripeca de la rivalidad ortuaria y estigmatizando la imagen social de Buenos Aires, se Corstruird un nuovo antaginicta, especialmente eargado de perver~ Sida en a épocaartguista de a insurrecsin orental. Si Buenos A- ses el hermano traidor —ala familia do aigen yaa pureza de los ite sms pr nor metres tn mae pte Eee pease objetivosrevoluctonarios—, Brasil serd el invasory el nuevo tran Alurante la etapa isplatina, Fuente especial de sgnficacion ident. fia, la doinicién del otro sora una construccién permanentemenis toformalada en la narraei, PPro. sila tradiién nacional se efica en torno a un reforane univoco, coherent y contrado, ol relato nacional construye un noso- tros en medio de una Inmenssltridad. El otro no os slo el enemi- gp externa, que se intites mediante la estigmatizacin y Ta inter Drotaciin en cadena de pequelos gestos,acitudes y conductas que $e suponen perversamenta motivadas. La jerarquizacén dela soce- dad nacional y su fundamentacién gonica en el evolucionsmo ace. ‘wslano,o el exorcism mitfieador dela barbaro en a literatura 9. rintica buscan ol lugar del otro en la comunidad nacional Sa ncién se imagina comunidad de iguales, entonces el gar de Ta su- bordinacim necesita jusifeaci, Se ensayardn distin versiones ‘que van desde Ia argmentacin do la comodidad subjetiva, hasta la oartada objetivo centies dela inforaridad, pasando por el encum- Dramiento miticador de le otredad ‘Dela primera versa, destaca Ruben Cote el lager que Aceve- do Diaz asigna a sus personajes nogros de Esteban en Naiba y Grita te Gloria y de Zambique en Brenda, de donde recuperala siguiente tila reflexiva del autor «Parece quo ya so extinguid con la angus ‘ervidumbre ese género de lealiad noble y eonsacuonto, muy distin ‘wa la obediencia musa impuosta por ol rigor de a cadena, y quem la para porpstuarse al ealor de los hogares lo mismo qué la planta Invariale cuyo verde rsuafio no empalideco al soplo de los tempos Enel alma dl viejo negro habia una slempre verde: Ia gratitud, que ‘engendra el amor, la abnegacn, ol sacifiis. Fl esclavo dams co de la familias patricas montovideanas durante la colonia tiene ‘un lugar en la nueva comunidad nacional, un lugar iforor enol que seslentegratamente saiafocho, «Es a santiieacién del orden socal “comenta Cotelo— del paternalismo basado en jerarquias natura Jes, que subsisten aunque no se apoyan en las relaciones Juridica de J estavitud 0 de slatos.”” Ta novela de Acevedo concibe una explicacién cantilea dal ord- namnionta jerarguizado de Ia sociedad ecional, para asgnar al ga ‘ho, al indo al negro, al estizo ya sus mujoresel espacio social que los correspond naturalments por sus oxporioneias sonsoriales, 7 Seer ati Te oo ns are Piubaeuannia o Ma Hatt em i Sey sot ma oy relacin con Ia naturaleza y su propia imagen y proyecto vital. Juan ‘orl de San Martin, por otra parte, puede ser identificado como el ‘imo representanto del romanseimo uruguayo y de st esta ‘im da alteridadl como exotismo. #1 poota se erige en portavuz de In mpesilidad dela corxistencia dal mundo salvaje del charrda con |i propussta cliiztora de Ia fia hispénica, en la quo Zora ‘Rbnoce el tence histéricn del que surge el Estado uruguay, en si ‘particular construesion de la arentalidad. Poro on Tabaré, la nacio- Fualdad reconoce su herenca autsetona, quo la civlizacién ha dos- {ruido Hl Tanto dal poate se transforma. é algin modo, ent catar= ‘Sscoletiva qe liber laconcienca histrica de su culpabilidad. En ‘edestino» que Zora escribe para el personage de Tabaré —el in ‘Go do ojos azules— ests imprest la invlabildad do un proyecto ‘onal étneamenteheterogéneo,«Tabaré [J nace para mors, para {eatimonise con su muerte que su exstencla hibria nea imposble, {qo hay ciertas unlones quo son irreconefiables, que hay un mundo (gu “debo" mori para quo otro mazca>.®? “La elaboraclén dela imagen autictona del Uruguey tadiclonal es una tarea coleetiva, un producto generacional que puede ubicarse {emporalmente on las timas déeadas del sgio xb «Ulkimos romn- tows y famantes posivsts,rectonlista yeatlee [los intaoe- tuales del paticindo amnbularn con sus plimicas del Ateneo al Cab Catbco, de EI Siglo La Razén, de las Cimaras a la Universidad, [Cal Peto tis ells [1 taveron un proyecta nacional, una ideal amoderadamante cohorento, compuesta de creencia oproposicio- fs communes, una imagen del pasado y el futuro del pas Qo cuales lo mismo) que expresaron a través do la historograla a politica y Jalterataran.* Bajo ol sgoo dea polémica yl dversdad, esto geu- pode nquletudes convergentesconstruir la primera ropresontacin, falectiva de Ia nacionalidad, cimontada en una idea estiizada de lo fulton, donde so sustentardn la particularidad y la iosincrasia rnatvas como referents dela tradizién comunitaria, Pero esa ardua tarea constuctva que emprendieron —eon éxi- to~ los intlectuales del patrciado montevideano en fos dias ‘wintcneo aos del siglo Xk, 30 origina on ua experiencia crea de ‘um pai que so enfenta con Ta necesidad de su modernizacién, que ‘vive angustiosamente desde Ia dda y el cuestionamionto movi- andor 'l proyecto generacional so articula en torno a la eonstruccion| ‘oectiva dela nacién De algin modo, y desde distntas perspectvas, 1g todos partan do la construceén do un rlato del pasa, com hones connotacionesvivencale, que permite le identieacin coe tn perioncia dal prasento. Con Francisco Bauza oe inci a historiog fia nacionalista, quo ordana o nos do ocurrido,estimulando la a ‘ocompronsioncoletiva en un espo que contiene su modelo. A tr vis do la historia, la horencia siempre heroica— involuera& lg ‘uevos particpantes y espera un comapromiso eomunitario de uni ‘dai, con proyecetén de futuro. Desde la navel, que también Gene 5 proyecto de reconstrucelén histrtea, Eduardo Acevedo Di sugiere Is pists exacias para busear. en las trdiciones pretéitas, Ia con- ‘cepetén histrica dela identidad nacional. Asi el énfass oratorio de Sjuan Zorvilla do San Martin viene a confirms el camino, despertan- {doe fervor popular on la evocacin de determinados acontocimien- tos como gestas horvcas y de sus protagonisas como héroes 0 mar tires. La pinture da forme y expresién conereta a Ia ida y al sent ‘mlento en Ia obra de Juan Manel Blanes, quien se dedica a inmor. talizar grandes escenas del calendar histrico oil, tanto como a ecuperar la estempa emblomética do sus sctores andnimos y a ‘roar tradiciones eoloctvasiustrando sus eostumbres. Contr las interpretaciones eis del proyecto histérico se l- vvantaré José Pedro Ramitez en su reafrmaciony defonsa,revaidan- do Ia propuesta politica —mayoritaria~ de su generaciin desde la ‘ribuna del Ateneo, Contra Tas expliaciones pretondidamonte dass. pasionadas del manual do historia de Francisco Boers y contra sus Gictimanes ascitic eustrals dela barbariecandilista de os hé- oes nacionalesfundaré Carlos Maria Ramirez su Jui critic, Per tenecient ala generacién y eompartiondo su proyecto nacinal ds. dd una perspectva diferente, José Pedro Varela so alejarétomprana- ‘mente —todosIohardn en alin momeato— del «sarampin juven> del princpismo,* para trabsjar en le eonereeién poftea de su mo- {elo estadounidense de reforma escolar le fundar empecinadament ‘una patria, un pas organizadoy estable, quiza también —aspiracisn ‘suprema— una nacin. ¥ tods lo instruments intalotuales y ar- ‘Usticas so consideraron adocuados, ai fuoran poomas, pinturas, li bros de historia, relatos y novelas. Haba que proporcionar imagenes, iustracione, leyenda, simbolos, mitos» Un proyecto politico que tuvo sus ettcs y sus contradictora. Desde Ia divergencia interpre tativa de los hechos pasados solemnizados por el recuerdo oa Jnasta el incémodo plant de la duda sobre 1a vbiidad nacional. el, RES yet et tran esta omit? 3 we caosttonarlanto 1a nivoeldad discursive del nacionalismo oviden- {Guba el sustento polémico de la primera construccién nacional. En Flo Costa puede reconocarse al articular dela sospechas ‘hora del futuro do la comunidad politica, exigido a mostrar su an~ Guntosa dsdencia en tna propuesta —racional y fundamentada ‘Siaquo personalmento dolorosa— do anexiin a Brasil. De esta for- Jnlos debates gonerados durante las dtimas décedas de siglo xx Jstraban las diicultades para Is condensacién de una propuosta foyernica de aceptackén undnime. Las polémicas suscitadas on formo al pesado yal futuro no impidioren la creaciin discursia del osoras 1 coneibuyeron a pluralizar el sustento de la representa ‘in sina, pero cmentaron, en la controversy el debate, lade {icin coletiva dela identidad nacional i 7a 4 La primera lectura nacional del pasado uruguayo | | 4, Francisco Ratz y la fundacién de Is historia nacional | ‘Toda eoloctivded nacional poseo una dotorminada imagen | 4 su pasado. Una imagen que, segtin Ie coherencia It intens!- dad, Ia extonsién con que ella seu apreciada, representa uno de lus rubros fundamentales de ese consenso, de esa voluntad de comivir que tan efencial esa la fuerza de los pusblos».* La conse truceén dela primera versGn nacional do la historia cobra, pes, ‘special rolevancia en el esfuerzo eolectivo de fundamentar na ‘lonalmente Ia convivenca, en el que participé la generacién del 178. Los tres tomos de la Hlstoria de la dominacion esparola en ol Uruguay: publicada por Francisco Bauza ontro 1880 y 1882, Jnauguran la producclén autocontrada del rolato del pasado uru- myo, Esto autor paradigmético, que podria ser considerado el pri- ‘mor histriador nacional, conebie su trabajo histriogra®co co- Ino tarea politica, «Hlistoriador y legislador, periodista y hombre de partido, Bauza encara la creacionhistorlogrtica como vehfeu- lo ivficante de Ia concienela nacional, urgido por una exigeneina ‘ecpritual que Te mucve a abonday en el pasado para explicarse por via etrospectiva Ia exstoncia indopondionte de su pals, en el ‘momento culminante de Ia controversia sobre la autentleldad his- tt ge te cin. ie | + SERS See hee recente Smear seiceeees ees a i a {rica de In Republica» *Reprosontante de a generacién naciona- lista, pretendié fundar la conviveneia en los marcos insttuciona. les del nuevo Estado, «través do la creacién de una memoria eo. leetiva capa de atorgar sentido y unidad ala vida en comin. Ea 1676, Bauza constataba ls carenclas de las basos simbilicas na. ‘lonales donde sustentar ls vinculos dela convivencia comunite- Tamentendo que la nacién doscuidara Ie formacion de sus se- fias de identided: «nl ha procurado escribir su histori, ni ha en- Sefiado su goografia, ni ha trazado sus earninos dovorada por las Tuchas paslonales».* Como bistoriador, asumis la tarea de hacer inteligble el eonjunto de documentos e ideas acerca del pasado, ‘om el objeto de formar un patrimonio de sentido comin entre los hhabitantes —atin no todos cludadanos— do la nacién, De esta for- ‘ma, la figura del intelectual dosempenia un papel importante ea la formaciin del winculo de fidlidad de los individuos con el Estado, mediante el ordenamiento de las formas simbolicas que funda: ‘mentan, desde el pasado, un espacio social en proceso de unica. iin! alco compremetido con el proyecto social de Ia Iglesia Caté- Ica y mitante activo contra el proceso de secularizacion del Es- ‘ado, se opuso al proyecto vareliano de la ley de Fducacion Co- ‘min de 1877, eritieé duramente la inspiracion postvsta dla re- forma universitarla de 1885" y estimulé Ia organizacién de las protestas sociales conta las leges promulgadas en 1885.’ Partch Dé tambien en el proceso fundacional dela asoeiacién mutual del Circulo Catslico de Obreros (1885), cuya comisién directive inte: 70 hasta 1887, fue artiulisa de El Diario Caudlico, que se edl- faba en sustitucin de BY Bien Piblico,clausurado durante el go- bieeno de Maximo Santos.* Secutiano te voce a ror Seg tr nam in a Ee hm Se orga» mainline eon Se Ee igo cam semen oe 105 nhs gern tn ra) pons n an a los j6venes Uberalos do la generactin del 78, la uni- facién simbelica del sentimiento de pertenencta nacional fue fant respuesta cohierente a un déieit de roforoncias vinculantes tque porcibia coloctivamente. [1 Gud diferent de o quo os hoy seria musta actualldad apron: bo dara endrin rcs alas correntes populares sturdndlat eon Insaludabo attra do un pteotismo desintresade: lon escuela publica te enseara como ola Eades Unidos se eased sls nies, fue nada hay mds grande quel piri sl desde pt de fs ite. ‘as os scardoesoiantalosrcondaran las madres qe bay una {ov comen por cuyaexstenca den hacer roar eon fervor a ios ‘nsprindoso one ejomplo do Joss quo ue el primero dels patots esprit de patrotrm no puede aernustide por lagi to, Por que ningona foes soperior a su uerza? la carencla de fuerzas religantes entce los miembros do una. sicledad que se estructura en torno a referencias juridice-polt= ‘as novedosas fue valorada con preocupacién por aquollos hom hres que, hacia finales de siglo, buscaban modelos desde donde penser fos nacientes Estados, Arifice de la uniicacion simbli eos nuevos Estados europeos, el naionalismo formaba los vin- ‘silos desde la razén y el sentiment, euperando las diferencias ‘conémicas, poiticas y culturales que separaban alos habltantes el tercitoriojuridico dal Estado uruguayo, Tal ora la confianaa (que los circulos intelectuales de la época dopesitaban en la pr0- Aluccidn social del wospirtu do patriotism», que se prepuso como ‘area priritaria en el plano institucional os textos nacionaistas producidos en Tos ditimos veinticinco| aos del siglo mx no son producto del azar ni refljoliterario de lun momento histrico, sino que formain parte de un esfuerzo si famdtien de crencién simbsliea, Desde una perspectiva que mira con ansiedad el fondmeno de la desintogracién social, conciben ua formula politica de probado rondimionto unificador. Le ola Sorocién de un relato nacional sobre el pasado puede ser lta co- to parte de este proceso productive. Desde las coordenadas tra 2adas por el naclonalismo iberal de fines de siglo. ol andlisis del texto de la Historia de la dominacién esparola en el Uruguay at ‘ulere signiicaci6n procisa en la elucidacién de ls cénones I les de a primera coastruceién social de In entidad uruguay, A Er ear maar we rT partir de un diagndstico de realidad compartdo, este emprend Imlento colectivo so gonera desde la conflanza en una respussta, do efiacia demostrada, que reconoce en Ia capactdad intogrado. 18 del nacionalismo un fundamonto ideoligico a la medida de log nuevos Estados liberates. El contexto en que se inscribe este relatohistérico y la moti vvacién que lo origina configuran una férmula politics que busca, fen el eseenario de Tos acontecimientos del pasado, un clmiento fdeoldgicn del ordonamiento institucional del presente. Como to da Ia simbologfa elshorada por Tos intelectuales de Is 6paca, el trabajo do Bauzé contribuye a configurar la imagen social de la nnacionalidad, pero, en el entramado do Ia experiencia reprocen tacional, a historia adqulere particular significacién. So trata do roconstrur el vordadero origen do la nacién,otorgando una fecha do nacimionto legiima —y ancestral a la entidad soberana del Estado moderna, 2, El primer relato de los origenes: esencialismo y predestinacién (Con la intoneién de otorgar consistoncia simbélica a una es- tructura politica cuostionada como producto final de las luchas Independentistas —por cuanto no reflajaba las matizaciones de Jos conflicts poltcos que s#originaron en el periodo—,y evtan- do el problemético toma de la croacién del Fstado uruguayo, a historlogatia nacionalista centr Ia bisqueds de los orfgenes en las culturas tubales primitivas que viviron en ol terivorio orien: tal del rfo Uruguay. [Lanarracisn hstérica de Francisco Bauza configura una ima- igen social del pasado nacional de larga utlidad argumental. Aun- ‘que no todos fos elementos de a interpretacién han conseguldo el, nismo rondimiento explteativo, la férmula de la predestinacién nacional todavia sostavo su vigonete eu la historiografia uragua- ya del siglo 2, fortaleciondo su oicacia a través de la ofcaliza- tin de su discurso histérico,"™ El primor cleo tomético s truccién do un antepasado nacional. Seleccionando ontro las, tribus nativas que habitaban el torritrio oriental on el momen- todo la llogada do los conquistadores, ol historiador aseogo una de las agregaciones indigenas —Ios charrias— que, desde sus |B don Suir epee nt otc ea dadesguorcerassotimentemicements Ia base ion fe de nanaidad urgusya" De a comunidad indie: Seiad smboleamento om trna a aig de chara rrr indo ‘pean, amo calectvo orig sale perenencia. su Boronia snesta = Si xpictar el ‘itevocuasin entre na sociedad farmada sobre los einen ite heterogeneaimigractn europen yuna dels tbs Satvs dels sargon oriental del ro Uruguay. fe snes Shien edo potonilexpieativo, La tefl ee eva en Ses aac lon dotnon uounyon seria no do lw inte ‘ute de unitearon sbi eT constrain nactnal se te de sito nis dofena ingen dl tortor descr hstorador tapers expeson todavia procaria, sentient pat {aXcon rn eco de gra, x chara parmane Shon Sees ane tages de qlee cnoan cao ne soredo a tear, eee ecru mame Perth recnineca eet ceitaes ‘iia mic dn arog lp a os 1 Gna det dn sn astren iin ano ogy erannr fie raced cence 2 Raiden cecereceen ia” nn ‘ene 2 ler se rma Sea sn aa STA ag ea ase me w

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