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‘Traduccién de VALERIA MANZANO Lina Moscow LA ERA DE LA JUVENTUD EN ARGENTINA Cultura, politica y sexualidad desde Peron hasta Videla FONDO DE CULTURA ECONOMICA. “Mexico - ArGenriNa - Brasil - CoLompta - Cutt - ECuaDoR - ESPANA Estapos UNIDOS DE AMERICA - GUATEMALA ~ PERU ~ VENRZUELA INTRODUCCION. LA ERA DE LA JUVENTUD BN sermiesne de 1966, el semanario Confirmado publie6 un extenso “Informe sobre la juventud” con miras a dilucidar st los j6venes argen- tinos habfan desarrollado la misma unidad de “conciencia y experien- cia” que el periodista crefa ver en la Europa de posguerra. La respuesta po era concluyente. Por un lado, el autor de la nota alegaba que “tan ‘solo un giro de la fantasia podria establecer un vinculo entre Rubén, ‘un albanil de 25 afos que Ileg6 al Gran Buenos Aires desde Santiago del Estero, y Ricardo, un empresario de 21 afios que habita en el cen- tro portefio”. Y mas dificil an era encontrar puntos de conexién entre esos dos varonesy Ana, una adolescentede clase media baja que cursaba el tiltimo afio de la escuela secundaria, Por el otro lado, el cronista dctectaba algunos aspectos en comun. En primer lugar, aunque sus preferencias varlaban, todos los eutievintados admiraban a “idolos ‘musicales juveniles" y estaban “dispuestos a gastar su tiempo y su dinero para seguirlos y comprar sus discos”. En segundo lugar, aunque cl albaail simpatizaba con el peronismo y el empresario se inclinaba porla “socialdemocracia’, el periodista vefa.cn ambos la misma actitud “moderada y racional" respecto de la politica. En tercer lugar, habfa algo que sin duda unificaba a todos los jovenes entrevistados (y los diferenciaba de sus padres): su posicién frente a la sexualidad. “Acep- tan las relaciones prematrimoniales sin prejuicios” —senalaba el perio- dista—, pero rara vez fuera de un contexto ligado “al amor y al ma- trimonio”.! Este es apenas uno més entre los innumerables informes {que proliferaron en los medios a lo largo de los afios sesenta, pero se distingue del resto en su iniciativa de interrogar la categorfa de “la Juventud” atendiendo a diferencias de clase y de género ("los” y “las” jévenes). Sin embargo, como la mayorfa de los informes, este también hace hincapié en tres aspectos cruciales que invocaba “la juventud” y 1 “informe sobre Ia jventud, en Confirmado, iim. 65, 15 de septiembre de 1966, pp. 05-67 18 6 AERA DE LA JUVENTUD EN ARGENTINA que los javenes contribuyeron a transformar en Argenti 1a polftica y la sexualidad. La juventud como categoria y los jévenes como actores adquirieron por momentos tuna fuerte presencia en Ia politica y la cultura del pais durante Ta primera mitad del siglo xx. En 1918, Argentina fue la cana del Movimiento porla Reforma Universitaria, codificado en gran medida como una revuelta juvenil antijerdrquica que los estudiantes reformis- tas tradujeron en consignas contra el conservadurismo académico y politico de casi todos los profesores, es decir, de sus mayores. Ademés de sentar las bases para el gobiemo auténomo de las universidades, el movimiento reformista marcé el comienzo de una creciente conciencia politica entre los estudiantes y favorecié la creacién de ramas juveniles ‘en el Partido Socialista (1919) y el Partido Comunista (1921). Pero el Tenguaje de revuelta juvenil fue evaporandose a medida que el refor- mismo deventa en la base programatica de una identidad cultural y politica para las clases medias “progresistas”, sin distinciones partida- rias ni etarias. En un plano diferente, la expansion y consecuente diver- sificacién dela cultura de masas abri6 las puertas a ia difusion ce modas y précticas de esparcimiento especificamente juveniles. La “chica mo- derma’ trasnacional —el arquetipo que los estadounsdenses bauitizaron flapper: una joven de pelo corto, figura esbelta y actitud independiente— también tuvo su correlato argentino; o al menos las revistas y las letras de tango produjeron esa imaginerfa ¢ incitaron preocupaciones por los habltos sexuales de lajuventud en la Buenos Aires que se modernizaba con el correr de los aftos veinte y treinta.3 Mas atin, a fines de los aftos cuarenta aparecieron los “petiteros”: varones jévenes de clase media que andaban en grupos por la ciudad, rompiendo los moldes de la socia- bilidad barvial que congregaba a hombres de todas las edades en los cafés, las esquinas y los clubes sociales, Los petiteros que irrumpieron en las zonas céntricas de las grandes urbes —Buenos Aires, Cordoba y cultura, 2 Sobre el efarmismo como identidad cultural y politica para las clases medias "pro gresicias", vase Sigal, Inalectuales y poder en la década del senta, pp. 6380; para con sultarerdnicasgenerales del Movimiento por la Reforma Universitaria ena Argentina de los atos vente teint, véase Biagin, La Reforma Universitari. 1 Sobre las reverberaciones trasnacionales de esa figura, vease Modern Gis] around the World Research Group, "The Modern Girl around the World: A Research Agenda and rian nding! respect a Bustos Ales, ese Tsou, “The Ages Mo INTRODUCCION 7 Rosario—Iucfan una moda estilizada, escuchaban jazz en lugar de tango yevitaban mezclarse con hombres de otras generaciones.* Hacia media dos del siglo Xx, los argentinos ya se habjan habituado al universitario politizado, la “chica moderna” y el varén iconoclasta, entre otras figuras juveniles que amenazaban con desbaratar el orden sexual, cultural y politico establecido, Pero la auténtica “era de la juventud” comenzé recién a mediados de los afios cincuenta. En este libro examino el proceso a lo largo del cual la juventud devino una categoria cultural y politica crucial de Argentina —y los jévenes se contaron entre los actores culturales y politicos més dinsmi- ‘cos del pais—entre las décadas de 1950 y 1970. Con el foco puesto tanto en los actores adultos que hablaron sobre la juventud o interpelaron a los jévenes (desde psicblogos, educadores, politicos y ligas de padres hasta publicistas y productores musicales) como en las experiencias de mujeres y varones j6venes, intento desentrafiar todo lo que este proceso —la construccién de la juventud—revela sobre la imagen que los argen- tinos tenian de si mismos en tiempos de rotundas transformaciones cculturales y fuertes convulsiones politicas, inmersas en un incontenible afén por la novedad y cl cambio. A medida que avancemos en la explo- rracion iremos viendo que la juventud, como concepto, encarno espe- ranzas y ansiedades proyectadas en reclamos de cambio, y que los jéve- nes habitaron con diversos grados de intensidad esa categoria de fuerte ‘earga politica y cultural. A lo largo de ambas décadas, mujeres y varones {de los estratos obreros y medios que habitaron sucesivamenie la cate~ goria de la juventud —aunque de diversas mancras— enarbolaron los aspectos mis significativos de las dinamicas de modernizacién socio- cultural de Argentina, a juventud fue portadora de las dindmicas de modernizacién socio- cultural y también de sus descontentos, expresados bajo las formas de rebelion cultural yradicalizacion politica. A partir de los anos cincuenta, Jos j6venes se beneficiaron con Ta renovacién de la confianza social en las virtudes del cambio acelerado, que reverberé en la contundente expansi6n de la matricula secundaria y universitaria, La participacion de las nuevas cohortes en esas dindmicas también adquiri6 significados 4 En Buenos Aires; Goldarofree un cuadto vivid dela socabiided y la moda de los petteros: sobre la soclablidad en los lubes sociales en relacin com el fltbo,wéase Ar chet, Maseules, 7 18 LA BRA DE LA JUVENTUD EN ARGENTINA ‘as difusos: los jévenes crearon novedosos espacios ¥ estilos de socia- bilidad, reformularon las précticas de consumo y cuestionaron normas rofundamente arraigadas de la interaccién familiar y social, En el ‘magma de este proceso sociocultural transformador, la juventud con- tribuyé activamente a cambiar las relaciones de género, alterar los habi- {08 y comportamientos sexuales, recefinir los significados del erotismo, Tanto en conjunto como aisladamente, las nuevas experiencias y pric. ticas erearon situaciones conflictivas en los émbitos de la familia, la cultura y la sociedad, de las més diversas intensidades y sincronias, La observacién simultanea de estas tracciones hacia el cambio sexual y sociocultural, por una parte, y las reacciones opositoras. inchuso escan- dalizadas, por la otra, nos permite ver con claridad la indole contenciosa de las dindmicas de modemizacién, Por el lado de muchos javenes, el descontento también abrews en un repertorio trasnacional de imagen sonidos e ideas que recorrieron el mundo de entonces, Mientras un ‘segmento de jovenes cuestionaba con actitudes iconoclastas el autori tarismo que ponia limites ala dinmica de la modemizacién socioct!. tural, otros impugnaban los aspectos excluyentes de la modernizacién « identificaban a Argentina con el convulsionado Tercer Mundo. Estos descontentos se plasmaron en una cultura juvenil contestatatl que muchos actores trataron de eliminar violentamente. El hilo unificador {que propulsé todos los movimientos convergentes en la era de la juven- {td fue el modo en que los argentinos concebian, construfan e impontan Ja autoridad en sus sentidos culturales y politicos, Este libro se detiene en las principales coyunturas que marearon Ja multffacétiea “era de la juventud”. La primera se sitia en 1956, En la estela del golpe de Estado que derrocé a Juan Domingo Perén en su segundo mandato y noveno afio de gobierno (1946-1952 y 1952-1953), luna miriada de actores proyecté en la juventud sus expectativas respecto de la Argentina posperonista, que en st imaginacién era racional moderna y democratica. Ese aft, por ejemplo, la psicdloga Eva Gibert inicio su exitosa Escuela para Padres, un espacio creado con el fin de ccapacitar a padres y madres en nuevos métodos de socialiacién para el mbito familiar, que entranaban una reformulacién de los vinculos inter. generacionales y la eliminacién de los aspectos més crudos del patriar ado. En 1956, también, los cada vez mas numerusos estudiantes secun- darios comenzaron a ser expuestos a un controvertido programa de “educacion democrética”, concebido con el propdsito de expurgar los INTRODUCCION 9 supuestos efectos del peronismo en los valores morales y politicos de la juventud. En el nivel de la educacién superior, los estudiantes empren- dieron proyectos que reflejaban su aspiracion de convertirla universidad fen una vitrina para exhibir el “despegue” econ6mico y sociocultural det pais. Otro acontecimientode igual relevancia para la coyuntura argentina, ae 1956 eb gaa del oo une noyedad en toro sl onl anizaron nuevas actividades de esparcimiento y consumo, Be inbcks eal acne a etre ean cl sustrato cultural del decenio posterior a 1956 se caracteriz6 por la convergencia del anhelo y el temor ante lo nuevo. Los proyectos politicos pergenados tras el golpe de Estado que derrocé a Perén desbordaban de retérica democratica, pero ala vez se apuntalaban en la proscripeién de la fuerza politica mas significativa: el peronismo. El régimen militar de la auto- denominada Revolucion Libertadora (1955-1958) no solo proscribié a Peron y su movimiento, sino que ademas intenté desmantelar los lezados sociales del gobiemo derrocado, en especial la redistribucion de la riqueza en favor de los trabajadores. Acontinuacién, Arturo Frondizi (1958-1962) Ilegé a la presidencia tratando de seducir al clectorado peronista con promesos de impulsar el desarrollo econémico nacional. Sin embargo, su politica conereta consis en atraer ciples extranjeros par haexpho tacién de las més diversas actividades, desde la industria automotriz, hasta el entretenimiento. Tanto el “desarrollismo” de Frondizi como su intento de seducira los trabajadores y su promesa de sentar las bases para un proyecto democratico quedaron a mitad de camino: tras el breve interregno de José Maria Guido, Arturo Illia (1963-1966) se top6 con Ba ee fe a profundas transformaciones socioculturales orientadas hacia la cele- fran dels “uci A medida ‘ue la autoridad asociada al pasado recibja impugnaciones simbélicas ¥ prcticas, la categoria de a juventud deventa en metéfora del cambio, y reflejaba sucesos similares de Europa y también de otros paises latinoamericanos.* En calidad de estudiantes, consumidores y produetores culturales, habitantes de una nueva socia- bilidad y forjadores de nuevos habltos sexuales, los jOvenes se convirtie~ ron en portadores y en destinatarios de la modernizacién: scgtin la acer- 5 Sobre estas capacidedes metariess, nase Pascrni, “La juventud, metdfora del 20 LAERA DE LA JUVENTUD EN ARGENTINA tada sintess del sociélogo Juan Carlos Torre, la juventud fue “el sintoma ins significativo” de la modernizacién sociocultural.° Hcia el afto 1966, afloraron cambios notables en diversos planos relacionados con la “era de la juventud”, que en conjunto marcaron el comienzo de una nueva coyuntura, Ese aio, por ejemplo, salié “Rebelde”, la cancién del trio Los Beatniks que present en sociedad la emergente cultura del rock verndculo. La mayorfa de los miisicos, poetas y fans {que fueron artifices de esa cultura impugnaron los sentidos més arrai gados en torno a la masculinidad mientras forjaban una contundente {deologia antiautoritaria a contrapelo de la idiosincrasia moralista que bregaba por imponer el gobierno de facto encabezado por el gencral Juan Carlos Ongania (1966-1970). El arto 1966 también trajo la minifalda yylos pantalones ajustados, las nmevas prendas de moda entre las jévenes, ‘uya irrupeién no fue menos escandalosa que la iconoclastia de los varones rockeros. Estas indumentarias de moda suscitaron caldeados debates sobre Ia moral y las costumbres sexuales y, en un sentido mas general, fueron conductos a través de los cuales las j6venes redefinieron clerotismo. ¥ 1966, asimismo, fue el afio de un acontecimiento bastante ‘ms notorio: la intervencién de las universidades publicas autonomas decretada por el réginen de Onganta eu el interue e desix tl tocstudiantil, Lejos de surtirel efecto deseado, laintervencién solo consiguié radicalizar a muchos mas estudiantes, cautivados por lo «que percibian como el indetenible avance de la ola revolucionaria mun- dial, Desde la mirada retrospectiva que las engloba en la “era de la ju- ventual, las figuras del pibe rockero, el militante revolucionario y la joven “erotizada” no existieron por separado, Por el contrario, las tres figuras inieractuaron (en diversas etapas de su trayectoria individual 0 census diversos grupos de pertenencia) como participantes de una emer- gente cultura contestataria multifacética que era producto de las dina micas de modernizacién sociocultural que habfan transformado la vida de los argentinos y a la vez ponia en tela de juicio algunos aspectos, cruciales de esas dinamicas, en especial, la persistencia del autoritarismo politico y cultural? Esta segunda coyuntura de la “era de la uventud!” (de 1966 a 1974) s8.caracteriz6 por los intentos de introducir cambios sociales radicales movi ‘Tors, "A partiedel Cordobaze",p. 2. 2 Catsruras, "El mundo por hacer” INTRODUCCION 2 en direcciones encontradas. De hecho, el régimen de Onganfa traté de {mponer tina transformacién dréstica de la sociedad argentina: “libera~ liza” la economia, desregular las relaciones sociales y restaurar las jerarquias en todas las esferas de la vida social (incluidas las universi- dades). E! fracaso de su intentona salié a la luz. en mayo de 1969, con elestallido de revueltas sucesivas y concatenadas en las eludades de Corrientes, Rosario y Cordoba. Los jévenes que protagonizaron esas revueltas, en su mayorfa estudiantes, lucharon junto con los trabajado- res y otros sectores de las clases medias y populares en protesta contra ‘el égimen de Onganfa y sus politicas sociales, Mayo de 1969 fue la gran ‘escena apotedtica que anuneié la caida de ese régimen y cl ascenso de tuna nueva dinamica de politizacién social expansiva cuya protagonista estelar fuc la juventud, En un fenémeno colectivo sin precedentes en el pais, los j6venes engrosaron las filas de las onganizaciones estudiantiles, ppoliticas y guerrilleras (cinco de las cuales ya tenfan presencia nacional ‘en 1970). Frente a ese contexto, los militares iniciaron negociaciones con Juan Domingo Perén, que culminaron en la convocatoria electoral de 1973. El peranismo atrafa ahora a un nuevo electorado juvenil que vistumbraba ese movimiento como una "via nacional” hacia el socia- lisme. En la “primavera democratien” de 1973, primern Héctor J. Céim- ppora y después Perdn encabezaron los suefios de la liberacién nacional ‘social que muchos j6venes crefan al aleance de la mano, Pero la pri- mavera fue breve. ‘Con el correr de los aftos setenta, un amplio arco de actores cultu- rales y fuerzas politicas convergi6 en un proyecto de reaccién contra la cultura contestataria corporizada en la juventud. Representantes de un ‘espectro que abarcaba desde el catolicismo conservador hasta el pero- nnismo de derecha, estos actores y fuerzas se embarcaron en un proyecto con miras a “restaurar Ia autoridad”, impulsado por las ideas y preocu- paciones que habjan restringido el alcance de las dindmicas moderni zadoras en marcha desde mediados de los afios cincuenta, En el trans- ‘curso de 1974 comenzé una nueva covuntura, marcada por este proyecto abiertamente reaccionario que efectus tna profunda transformacién de las condiciones vigentes para la sociabilidad, la sexualidad y a poli- tica de los jvenes. Ese aio, el gobierno peronista promulg6 leyes y decretos que restringieron la distribucion de anticonceptivos, incremen- taron las penas por trafico y consumo de “estupefacientes” (ademds de ‘autorizar el monitoreo de lugares donde se congregaban los jévenes) € 2 {LA ERA DELA JUVENTUD EN ARGENTINA {niciaron la progresiva clausura de las escuelas ylas universidades como ‘espacios legitimos para la militancia estudiantil. La itima dictadura militar (1976-1983) magnificé el proyecto orientado a “restaurar la auto- ridad” con la promesa de restablecer el “orden” en la sociedad argentina. Desde el punto de vista ideoldgico y cultural, ese orden se basaria en el acatamiento de lemas como el de “Dios, patria y familia”, Ese proyecto de imposicién de disciplina en la sociedad argentina se mont6 sobre las, pricticas sistematicas de terror estatal que se abatié sobre los “enemigos” del régimen con un despliegue masivo de secuestros, torturas y desapa. riclones. El 70% de los mas de veinte mil desaparecidos eran jévenes de 16230 afios* Muchos habian sido partfcipes de la multfacética cultura contestataria que mareé el apogeo de la juventud en la vida politica y sociocultural de Argentina. Con la vida de esos j6venes, también se apago ‘trgicamente la era de la juventud, ESCRIBIR LA HISTORIA DE LA JUVENTUD En tanto constituye una investigacion sobre la época que marcé el ascensy de la juventad come categur tay ac los jvenes comme actores hacia un sitial destacado de la vida pablica argentina, este libro se ins- cribe en el emergente campo de Ia historia de la juventud. El estudio de «esta “edad” ofrece a los historiadores la oportunidad de establecer cone- xiones entre multiples niveles analiticos (la historia social, cultural, politica, sexual) einterrogar la construcci6n reciprocamente constitutiva de "a juventud” y “lo trasnacional”. La juventud como categoria socio- cultural adquirié prominencia en el transcurso del siglo xx. Los discur= 508 psicologico, sociologico y edueativo sobre lajuventud guarnecieron Ja nueva categorfa con atributos cruciales de Ia modernidad a medida ue circulaban trasnacionalmente. La juventud representaba una edad intermedia e indicaba un pasaje, y por lo tanto significaba transicién y movimiento.? Mientras el discurso sobre Ia juventud se desplazaba a través de las fronteras, las condiciones socioculturales que habilitaban ' Garcia drama de la autonomia mittar, pp. SO0.y 308. 9 Bre los esdiospsicologicosy antrologicos pioneros sobre la adolescenciay la Jhnentud, se destacan las obras de Hal, “Initiation inta Adolescence, y Mead, Adolescen ia, sex.yenlura en Samoa. En "Youth and Cultural Practice’, Buchotzofrece un pana rama general dl discurso sociolégico sabre Ia jen. INTRODUCCION 2 ‘a mujeres y hombres a ocupar esa categoria —como la expansion del sistema educativo y la eclosién de la cultura de masas, por nombrar las mas obvias— también se desplazaban por el mundo, aunque con dis- tintas identidades, modalidades y sincronias.2° ‘Como historia cultural, sexual y politica de la juventud, este libro no ‘examina una generacién en particular: Creo importante mencionar esa diferencia, porque los dos términos han estado tan entrecruzados que a ‘menudo se usan de manera indistinta. En las humanidades y las ciencias sociales, el término “generacion” remite a la obra de Kari Mannheim, para quien Ja situacién de clase y la situacién generacional (la cornidad de pertenen- cia a anos de nacimiento proximos) tienen algo en comin, debido 2 Ia posi- i6n espeetfica que ocupan en el Ambito sociohistGrice los individuos afec- tados por elas. Esta caraeteristica comtin consiste en que limitan a los in- dividuos a determinade terreno de juego dentro del acontecer posible y que Jes sugieren asf una modlalidad espectfica de experiencia y pensamienio,!! Es un concepto seductor, sin duda, pero sus posibilidades heuristieas son linitadas para claualisis 1 La pet tenencia al unfsine grupo ctario rara vez basta para garantizar una unificacién de perspectivas y experiencia. Aun cuando un acontecimiento a gran escala, como una guerra, provea a un grupo etario de una referencia compartida, en los miembros de ese grupo se entrecruzan tantos ejes culturales y sociales (como la clase, el género, la raza y la religién) que la incidencia de su temporatidad compartida puede diferir por completo. Aunque los his- toriadores seguramente estén al tanto de estos problemas, muchos insis- ten en ligar la juventud a la generacién, a veces hasta el punto de tomar alas generaciones por entidades concretas, perdiendo de vista el meca~ nismo representacional que presupone el concepto.!? Tal como sefiala eleritico cultural Leerom Medovoi al analizar la “generacién beat" esta~ "© mun, "Reletions on Age" 11 Mannhelm, “El problema de las generaciones”.p, 208, Lae eursivas pertenecen al original "2 Veanse, por ejemplo, Strinelli, Les baby-boomers; Austin y Willard, Gneraions of Youth; Roseman, Generations in Cont. Mis rellexiones sobre la valde hearatica de “Juventud” vers "genracién” se basan en ol anlisis que ofrece Jobe en Riding the Now Wave, pp. 79 24 [LA BRA DE LA JUVENTUD EN ARGENTINA dounidense, esta cobré existencia cuando fue nombrada, es decir, cuando los medios y las voces mas resonantes de un grupo sociocultural y eta- rola representaron.¥ En a Argentina de los anos sesenta, por ejemplo, elescritor David Vinas decia pertenecer a una “generacién frusteada”, ‘supuestamente como resultado de su comin experiencia de intolerancia frente al gobierno peronista y de “traicién” ante los fallidos intentos de democratizacion y desarrollo que habia encarnade la figura del pres dente Frondizi Pero ni esta representacién ni otras que brotaron aqut alld durante los altos sesenta prosperaron fuera de los circulos inte- lectuales. Aunque yo no aplico un marco generacional para estudiar Ia Juventud, en ocasiones uso el término “intergeneracional” para referirme «la interaccién entre grupos etarios, como las relaciones entre adultos y jovenes. Desde mediados del siglo xx hasta fines de los anos setenta, las franjas etarias que conformaban “la juventud” variaron segin las insti. fuciones, las normas o los grupos que defintan sus parametros. La le 17711 que reforme el Cédigo Cl en 1968. por ejemplo estbleco edad de 21 afios como umbral de la adultez legal, pero incluy6 a las Personas de 18 a 21 aitos en la peculiar categoria de “menores adultos”, con patestad para celebrar contratos de trabaju, disponer bremente de habetes o posesiones y emitir sufragio. Por otra parte, en la préctica y el discurso de la psicologia, una disciplina muy influyente por entonces cen el imaginario ptblico, “juventud” sc entreveraba con “adolescencia”. En lo concerniente a la edad, el Centro de Psicologia Evolutiva de la Universidad de Buenos Aires (usa) determind en 1958 que solo los indi vviduos de 14 a 21 afios eran aptos para recibir tratamiento. En 1972, el director del Departamento de Psicologia Adolescente de un hospital Piiblico modelo aclaré que sus tratamientos alcanzaban a personas de 12.4 22 afios. También en 1972, los numerosos y diversos grupos que confluyeron en la Juventud Peronista se embarcaron en un serio debate sobre los limites etarios para la pertenencia a la organizacién y consen. suaron el tope méximo en la edad de 30 anos. Lamaleabilidad de las franjas ctarias que comtaban como “jévenes” sitve para recordamos que la juventud no es una etapa biolégica de la Vida, sino un constructo hist6rico intrinsecamente ligado a la moder. "8 Medovei, Rebels, p. 216 "David Vitus ofrue un rerato dees "generacién fustrada” ens novela Dare cara, INTRODUCCION 28 nizacién. Cuando atin se ofan los ecos de las revueltas que conmovieron al mundo en 1968, John Gillis y Paula Fass, historiadores pioneros de Jos estudios sobre la juventud, localizaron el advenimiento de una expe- riencia juvenil especifica en el contexto de cambios que afectaban los patrones demograficos, socioeconémicos y educativos. El desarrollo del capitalismo y la cultura de consumo en la Europa Occidental del siglo xix y los Estados Unidos de los afios veinte —argumentaron res- pectivamente Gillis y Fass— senté las bases para diferenciar un sex- ‘mento poblacional que alargaba su permanencia en el sistema educativo, posponia la formacién de una familia y, tarde o temprano, disponfa dé tun ingreso propio.!S En las tiltimas dos décadas, los modos de aproxi- ‘marse a la historia de la juventud han variado en, al menos, tres senti- dos. Por un lado, historiadores que abordan casos alejados del Atlantico Norte han puesto en cuestién las cronologias pretendidamentc univers sales de los estudios pioneros, que localizaban una irrupcién juvenilista en el umbral del siglo xx, para enfocarse en las décadas centrales del siglo y en la visibilidad creciente de la juventud en articulacién con procesos politico-culturales, ademas de sociodemograticos. Por otro Jado, aunque se trate de estudios de escala nacional, una mayoria presta atenciéna los efectos de apropiaciones locales de flujos de bienes, ideas ¢ imaginarios de circulacién global. Algunos historiadores, asf, han reparado en las distintas legadas del rock a espacios tan diversos como ‘México, Corea del Sur 0 Ucrania, y han mostrado cémo una forma ‘musical y una serie de estilos culturales “importados” sirvieron para rematrimonial. Esa fue, de acuerdo con esos estudios, la piodra angular las revoluciones sexuales.2? En I{nea con la obra de la historiadora KkabellaCosse, que inscribe este devenir en el marco de una “revolucién sexual dlscrets", el present libro constata el mismo fenémeno en Argen- tina2 Peto vale la pena aclarar que el sexo prematrimonial, antes de normalizarse piblicamente en la interseccién de los afios sesenta y setenta, habla constituido un tema clave de preocupacién familiar ) cultural durante més de una década, especialmente en relacion con las {Genes El derotero de Ias actitudes frente al sexo prematrimonial ihi- inna lo contencioso de las dinamicas de modernizacién sociocultural cn Argentina, algo que también se reflejaen las tensiones entre la eroti- vacionde la cultura visual (basada en la creciente exhibicién del cuerpo ‘emenino joven) los mecanismos persistentes e incisives de la censura Peal parce contraste, neste titimo aspecto, entrelos aos sesenta aentnos yeltan mentado “momento permtisive” que se vivio durante 4imisn perio en Inglaterra, lemania Occidental o alia En las décadas de 1950 y 1960 en Argentina, proliferaron culturas juveniles asociadas.a nuevas précticas de consumo, tal como ocurrié en Sasi tod partes de América y Europa Occidental. En 1942, el socidlogo Tlcot Parsons aewié el término “cultura juvenil” para denominar pau- {as conductuales de los adolescentes estadounidenses cuyo eje era el ‘atin de ‘paserla bien, el consumismo.?8 Durante el mismo perfoda se Aifndi el término Ycenager” en informes empresariales yen los medios tnasivs alprincipio para denotar un mercado espectico: el de los ado- ‘sents. En las investigaciones sobre Estados Unidos y Europa es un {ugar comin identifcar la demografia del baby boon: yel ciclo de alluen- ‘ia econimica de mediano plazo, iniciado en la posguerra, como facto ‘scecsvosparala ubicuidad del adolescente yla expansién del mercado tem. Fo Sl Act ete dbl Bae Set te Her » ae se ganelidedy fama ‘en los anos sesenta. * ca Me ee Fi S317 Clin, Maden Love, ps 460 ‘Parsons, "Age and Sex", pp. 89-102. il INTRODUCCION 2» dirigido a los j6venes.26 Fstas condiciones no ocurrieron en Argentina. ‘Aunque a fines de los afios cuarenta se registré una sutil recuperacién cen los fndices de natalidad, el alza palidece en comparacién con América del Norte y Furopa Occidental, y lo mismo sucede con las cifras del “mercado juvenil” durante las décadas siguientes. Sin embargo, estas no son las principales razones que diferencian mi abordaje del que predo- ‘mina en los estudios sobre la juventud y el consumo. Con su enfoque en Iacreaci6n de un “mercado juvenil” en el que interactuaban jévenes de todos los estratos sociales, ios historiadores han tendido a omitir una ‘evaluacion exhauistiva de como las practicas de consumo sirvieron para ‘modelar y poner en evidencia distinciones entre ellos. Hasta los articu- los a primera vista més jgualadores, como los pantalones de jean, sir- vieron para forjar distinciones: en la Argentina de los primeros afios sesenta, por ejemplo, los varones jévenes de extracci6n obrera usaban Jos “vaqueros” de industria nacional, mientras que los deestratos medios bbuscaban las marcas importadas de Estados Unidos para sefialar su distincion cultural, que era también y fundamentalmente de clase. Como estudio original de un caso especifico, este libro aporta nue- vvas percepciones sobre un fenémeno eminentemente trasnacional. Entendida como “unidad” de analisis y experiencia, la juventud tras. cendié las fronteras nacionales y especialmente después de la Segunda Guerra Mundial—pasé a formar parte de una red cada vez més inter- conectada de ideas, imagenes y sonidos.27 Los jévenes argentinos par- ticiparon en esa red y tejieron su versiOn local. Por ejemplo, mientras se convertian en actores politicos cruciales, os ditigentes universitarios rechazaban toda comparacion con sus homdlogos europeos y evaluaban “su 68" como insuficientemente revolucionario. Esto ocurria al mismo ‘tiempo que los estudiantes franceses eitalianos invocaban el liderazgo de Emesto "Che" Guevara y Ho Chi Minh y reivindicaban el denominado Tercer Mundo en la construccién de sus identidades politicas. Las inter- conexiones existicron, sin duda, pero en este libro procuro entablar un didlogo critico con los estuidios europeos y estadounidenses sobre la Juventud. En particular, aspiro a que mi andlisis contribuya a desesta- 2 Fowler, Youth Culture in Mods Britain, pp. 126-136; Gorgolil, "ll consum": Os gerby, Yous in Britain since 1945, pp. 30-49; Palladino, Teenagers, pp. 97-115; Solin Age tone et 2 de bots, pp. 790, 1 Tomo de Seige, "Beyond Compare’ la nocién de lo trasnacional coma “unidades ‘querebasan y permean as fronteras nacionales" 20 LARA DE LA JUVENTUD EN ARGENTINA bilizar el consenso segrin el cual la juventud se convirtié progresivamente en protagonista cultural y politica, destle mediados del siglo xx hasta la década de 1970, por motivos vinculados a la expansién econémica de posguerra la democracia liberal. Estas premisas se han aceptado como tuniversales, pero se vuelven casi insostenibles cuando incorporan com. Paraciones con easos como el de Argentina, donde la misma “era” trans- currié en un contexto de inestabilidad econémica y autoritarismo polt- tico, En lo que concierne a América Latina, mi objetivo es sumar un ‘porte para un campo de estudion, el de la historia de la juventud, mucho mas incipiente que el de los pafses del Atlantico Norte. Hasta ahora los historiadores se han enfocado en gran medida en los estudiantes tni- versitarios y las formaciones contraculturales de paises como Brasil, Mexico, Chile, Nicaragua y Uruguay Mi expectativa es que el presente libro sirva para comprender mejor la dinémica de renovacién cultural ¥ radicalizacién politica en cuyo marco los jévenes pasaron a ser los actores mas visibles de la época, y la categorfa “Juventud”, la superficie sobre la que reverberé la ubicua sensacién de inminencia, de “cambio 8 punto de ocurrir”, que mares las décadas centrales del siglo xx en América Latina, POLITICA, CULTURA Y SEXUALIDAD EN ARGENTINA En este libro “uso” la categoria de juventud como recurso estratégico para explorar las historias de la politica, la cultura y la sexualidad en Argentina desde la década de 1950 hasta el final de la dltima dictadura militar, Lejos de seguir derroteros independientes, estos tres “niveles” se entrecruzaron de las mas diversas maneras en su desarrollo, y —tal como apunto a demostrar en las paginas que siguen— una historia multifacética de la juventud puede ofrecer un punto de vista privilegiado desde donde analizar sus interacciones. La historia: argentina del periodo: comprendido entre mediados del siglo xx y los aftos setenta se ha narrado con un predominio abrumador de la lente politica. Contamos. con abundancia de estudios sobre la constante crisis de legitimidad que 2 Zolox Refried Elvis; Dann, Btalty Garden: areMele, “Silom and the Left in Allende’ Chile": Langland, Speaking of Flowers; Markarian, ET 68 umguayo,y la esis Aoctoral de Bsrbose,"lasurgent Youth INTROBUCCION a suscité la proscripcién del peronismo entre 1955 y 1973, los fallidos intentos de impulsar proyectos desarrollistas y democratizadores como los de Frondizi Ilia, principalmente, el papel de las Fuerzas Arma- das como érbitros de la politica argentina? Del mismo modo, los his- torladores de la vida politica e intelectual han investigado la génesis de tuna “nueva izquierda” con especial atencién a las reinterpretaciones de la experiencia peronista por parte de intelectuales y militantes, ast como el impacto de la Revolucién Cubana y otros procesos revolucio- narios que avanzaron en el “Tercer Mundo” durante los afos sesenta.%° ‘Muchos académicos han analizado también un tema estrechamente relacionado con el presente estudio: las caracteristicas de la radicali- zacion politica que se intensifieé tras el golpe militar de 1966, eristaliz6 en las revueltas populares del “mayo argentino” de 1969 y erecié durante los aftos siguientes en una onda expansiva que incluyé la formacién de ‘miltiples grupos guerrlleros.%! La incursi6n de los j6venes en la politica radicalizada fue tal vez el acontecimicnto més distintivo del escenario politico mundial durante las décadas de 1960 y 1970, fenémeno del que Argentina no fue una excepcién, Innumerables mujeres y hombres jovenes —en su mayoria, pero no exclusivamente, de las capas medias— militaron en las agrupe ‘cones estudiantiles, partidarias y guerrlleras que habfan contribuido a crear, en busca de tina senda que los condiujera a la beracion social ‘© nacional (segiin cuales fueran sus concepciones de la revolucién y el socialismo). Su participacién en las variantes mas extremas de la mili tancia —Ia lucha armada— ha acaparado la mayor parte del interés académico. Los autores de algunos ensayos recientes han intentado desentratiar el proceso por el cual la Iézica de la guerra habria sustituido ala logica de la politica entre las agrupaciones que abrazaron la lucha ‘armada y también han teorizado sobre la formacion de subjetividades revolucionarias permeadas por “componentes escatol6gicos" y un culto 2% Véanse especialmente O'Donnell, El Estado buroedtico aurrtaro: De Riz, La pot- ‘oa suspenso 1960/1976, Altamirano, Bato signo de las masas (1943-1973), 0 by Lutz, La nueva tequeea argentine: 1960-190: Tran, Nuestros aos seen ‘us; Almirano, erontsm y cultura de quiere 31 Bie los mas importantes, veanse Brennan, The Lahor Warsi Cndobo,1955.1976; Gorlillo, Cordoba en Tox 80; Puesarl, La primcca dela politica. Sobre la historia de as Agnipaciones guerrillas mas prominent y sus brazoe politicos, wanse Gillespie, Sol ers of Porn: Sigal y Veron, Perv mrt; Poss, Por las sida angentinas..” 2 LAERADE LA JUVENTUD EN ARGENTINA no menos cierto del martirologio politico.%? Yo he tomado una senda analitica distinta, que aleja el foco de las vanguardias, para centrarme en otros elementos: aquf apunto a demostrar que los jévenes de los aiios sesenta y comienzos de los setenta alcanzaron su “mayorfa de edad polt- tica” en un proceso que fue a la vez parte de las dinémicas de moderni- zacién sociocultural y reacci6n contra estas. Enel transcutso de su socia- lizacién politica, los jévenes concibieron a Argentina como integrante de una geografia politica rebelde: el Tercer Mundo. Esta percepcién no solo inspird en muchos el rechazo de las opciones que les deparaba un pais en vias de modemnizacién (un camino individual de movilidad ascen- dente, por ejemplo), sino que también los llevé a la conviccién de que Argentina, como pafs del Tercer Mundo, tenfa una sola altcrnativa posi- ble: acelerar los tiempos politicos en pos de un futuro revolucionario. Esta idea entrafiaba en la préctica un creciente compromiso corporal con Ia politica. A diferencia de las tradiciones anteriores, la nueva izquierda argentina privilegi6 el cuerpo como portador de la praxis revo- lucionaria y —en especial— de una incisiva impresién de inminencia que la critica cultural Diana Sorensen describe como “una sensacién apremiante, a veces optimista, de que todo estaba a punto de ocurrit, 0 podia ocurrir a fucrea de voluntatisni” 2! Una concepcién del “cambio” imbuida de un optimismo simitar iimpregno varias transformaciones culturales que comenzaron a media- dos de los afios cincuenta, unificadas a grandes rasgos en la categoria de “modernizacién cultural”. Los estudios académicos han hecho hin- capié en una de las avenidas mas cruciales para esa modernizacién: la in de Tas universidades en instituciones auténomas de inves- tigacién, un proceso que Ilegé a su apogco en el perfodo 1958-1966 y se reflej6 en una expansién de la matricula estudiantil. Por otra parte, los historiadores de la cultura, el arte y el eine ast como los eriticos literarios han examinado diversos aspectos de la renovacién cultural, ‘como los sucesivos proyectos estéticos pergefiados en nuevos centros de arte modemo, la transformacion de los lenguajes cinematograticos que impuls6 la “generacién del 60” y la convergencia gradual de las 2 Venn cpeciente Verte fe via luna y Psy pres

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