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Munck - Algunos Problemas Conceptuales en El Estudio de Los Movimientos Sociales PDF
Munck - Algunos Problemas Conceptuales en El Estudio de Los Movimientos Sociales PDF
Gerardo L. Munck
Revista Mexicana de Sociología, Vol. 57, No. 3. (Jul. - Sep., 1995), pp. 17-40.
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Fri Jan 25 12:56:25 2008
Algunos problemas conceptuales en el
estudio de los movimientos sociales
GERARDO L. MUNCK
El iiiterks niás reciente en los movimieiitos sociales surgió eii el Norte paralela-
nieiite con la agitación social y política de la clécada de los aiios seseiita y priiici-
pios de los seteiita. Los moviniieiitos sociales eran cautivantes para los estudiosos
de esos dtas en taiito que represeiitaban una alternativa a'las formas más coiiveii-
cioiiales de hacer política. Parecíaii eiicariiar uiia politica de niovilizacióii. La par-
e s sí mismo, y el contraste con la
ticipacióii cia iiiia valor central, riiiiclias ~ ~ e cpor
política iiistitiicioiial era iiiia fiiente de esperanza. Los partidos políticos, pos el
contrario, eran vistos como algo domiliado pos la problemática 1iiiche1iaii;i de oli-
garqiiía y burocracia. Los moviinieiitos sociales, con sil energía y visión, parecklii
un escape a todo esto. Por lo taiito, para los intelectiiales y académicos que simpa-
tizabaii con las causas progresistas, el poder de este atractivo estaba destinado a
ser iiiiportante. Uiia creciente conciencia de las realidades del estalinismo liabía
generado una reevaluacióii particularmeiite fuerte de "lo pri\lado", mieiitras que
uiia creciente preocupacióii con los problemas de la autonomía y la identidad
liabia llevado a tina rexaininacióii del niodelo leninista del partido de vanguardia.
Los movimieiitos sociales que emergíari en esos días, al escapar de estos viejos
niodelos, eran iiii vehículo dcscoiitamiiiado para Iiaccr política por otros medios.
PKOBLEMAS EN EL ESTLIDIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 15)
El debate teórico sobre este nuevo fenómeiio social availzó dentro de dos tra-
diciones iiltelectuales distintas; se generaron dos enfoques contrastantes: el esta-
duilidense, que privilegiaba la ilocióii de estrategia, y el europeo, qiie subiayaba
la i~ocióild e identidad.' La distiiición entre el enfoque estadiiiiideiise y el eui-o-
peo, vale seiialar, tenía su raíz en un cuerpo bibliográfico que iba miicho mis allá
de las discusiones sobre los movimieiltos sociales y que reflejaba los debates coii-
temporáiieos sobre la relacióil entre agencia y estructura, y la coilexióii entre
niveles micro y macro de aiiálisis. Por lo tailto, al distinguir entre la bibliografía
sobre los movimientos sociales que se origiiló en Estados Uiiidos y eil Europa, son
necesarias algunas referencias breves a las distintas formas en qiie las dos escuelas
coilceptualizaroil el problema de la accióii colectiva.
l Esu distincióii es elaborada por Jeaii Coheii, y es generalmente aceptada por la mayoría de los
reseñadores de la bibliografía sobre movirnieiitos sociales, que contrastan el eiifoqiie de la "movi-
lizicióii de reciirsos" y el de los "iiiie\~osniovimieiitos sociales" en t6r1niiios de las iiocioiies de
estrategia e identidad, respectivatiieilte (Coheii, 1983). El primer enfoque se originó en Estados
Uiiidos y está asociado con el trabajo de Anthony Oberschall. Johii LlcCarthy y Mayer Zald, mientras
que el trabajo de Charles Tilly representa iiiia \.ersióri más extensa de esta teoría de la "niovilizacióii
de recursos". El segundo eiifoqiie, de los "iiiievos ~novimie~itos sociales", fue desarrollado por teó-
ricos europeos y sus distintas corrientes están ligadas a los nombres de Alaiii Tourairie, Cla~isOffe.
Frailcesco Alberoiii y Alberto Melucci. Hay, probablemente, rnás variedad en las ideas propuestas por
autores europeos que entre los autores estüdiinidenses. Por lo tanto, al referirme al trabajo <le los
europeos sobre los movimientos sociales, destaco particularnieiitc la obra de Touraiiie y hlberoiii.
Para uiia discusióil completa de la variedad de argumeiltos propuestos por los ziiitores europeos,
véase la reseiia monográfica de Rucht (1991).
El problema delfree-ndm, litrralmeiite "el que viaja gratis", se refiere a la situación en la cual iiii
i~idividiiopuede gozar de cierto5 beneficios que ion accesibles a iiiia cornuiiidad entera siii que t l
haya pagado por, o contribuido a, la produccióri de tal bien común.
20 REV~STAMEXICANA DE SOCIOLOG~A5/93
''
Los trabajos de McCarthy, ~ a l yd Oberschall, eii particiilar, se 2ijustaii a esta caracterización (Zald
y RlcCarthy, 1979; Zald y McCarthy, 1987; Oberschall, 1973). Este artículo, siii embargo, no iiiteiita
dar la impresióii de qite los teóricos de la "movilizacióii de reciirsos" solamente estiiíliabaii el proble-
nia drl/ree-ridery el dilema del prisionero. Otros factores decisivos destacados por estos aiitores, como
la importancia de la orgaiiizacióii coino iiii reciirso colectivo y la variable sociopsicológica de 1;1 ex-
pectativa <lekxito. iio han siclo tocados aquí. El propósito de la clisciisióii eii esta seccióii iio es aporiai-
u11 resiimeii qur abarqiie los distintos enfoques de la bibliografía sobre movimieiitos sociales, algo
que otros haii hecho (Coheii, 1985; Tarrow, 1988; Ktaiidermans y Tarrow, 1988; iMcAdaiii, McCartliv y
Zald, 1988; Scott, 1990; Iliiclit, 1991). siiio, más bieii, coiiiparar a las dos escuelas 1115siniportaiites e11
ioi coiiceptos que mjr afecta11si1 cornpreiisióii de íos nioviiiiieiitos sociales el1 taiito formas cte accióii
colectiva.
PKOBLEhlAS EN EL ESTUDIO DE LOS MOVIhfIENTOS SOCIALES 21
%a disputa eiitre los autores estaduiiideiises y europeos, eii otras palabras, no ha sido sólo acerca
de cómo coiicept~~alizar la conexióil eiitre iiiveles micro y macro, y eiitre individuo y grupo, como iii-
siiiua Tarrow, siiio tambiéii acerca de cómo coiiceptiializar la coiiexióii eiitre estructura, y acción, o
estructura y agentes (Tarrow, 1994:222). La reserva hacia la iiocióii de ideiitidad colectiva que aún
existe eiitre estudiosos de los iilovimieiitos sociales estaduiiideiises es bien expresada por Elster,
quien se muestra "escCptico hacia el valor explicativo del coiicepto de identidad colectiva" porque "es
bastante evasivo" y "difícil de evaluar" (Elster, 1989:140, 168).
PROBLEMAS EN EL ESTITDIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 23
Eii este sentido, el análisis estadiiiiideiise de los movin,ieiitos sociales se asemeja al análisis que
propone la teoría de los juegos [ g a m themy], qiie "toma las preferencias [de los actores] como datos
o supuestos, y no tiene nada que ofrecer con respecto de la formaciótl de preferencias" (Elster.
1982:480). Esta es una limitacióii importaiite, corno señala11 Berger y Offe, porque "lógicameiite, el
jiiego [propuesto por la teoría de los juegos] coiiiienza hasta despii6s de que los actores han sido
coiistituidos", por lo ciial "el orden de preferencias de los actores se forma como resultado de pro-
cesos qiie no piiedeii ser coiiuiderados parte del jiiego" (Berger y Offe, 1982:523). Eii otras palabras,
iiiia explicación completa de la acción colectiva tieiie que ir más allá del marco coiiceptiial propuesto
por la teoría de los jiiegos y por la teoría de la elecrióii racional.
24 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A3/95
La emergencia d e los fuiiclaclores de iiii iiioviniieiito social es, eii tériniiios aiialí-
ticos, el piiiito de partida para el aiiálisis de los inoviiiiieiitos sociales, porque siis
fiiiidadores soii, literaliiieiite, el actor social que orgaiiiza a la rnasa descentra-
lizada que coiitituye la base de i i i i rnoviniieiito social y lo orienta liacia el caiiibio;
eii este papel, coiistitilye sil ceiitro o iiiícleo. El papel ceiitral de los fuiidadores
de iiii inovimieilto soci;il tambitii es ainpliarnei~terecoiiocido en la bibliografía.
Así ocurre coi1 la bibliografía estadiiiiideiise, qiie litemlinente gira eii torno tle lo
que Tarrow llania los "orgai~izadoi-esde 1111 movimiento social" o, inás pintores-
caineiite, la "gente que se atreve" (Tarrow, 1994:23; 19895-8); pero tanibiéii con
1;i eiii-opea. Si eii la silperficie de las cosas, los aiialistas eiiropeos iio le tlaii a los
fiiiidatlores de uii moviiiiiento social iiii papel tan prepoiideraiite coino siis con-
ti.ap¿ti-tesestaduiiideiises, 1;i ceiitralidad de los actores para uii iiiovimiento social
es aceiituada por aiitores coino Touraiiie, qiiien seiiala qiie éste es i i i i tipo tle
accióii colectiva y que "ciialquier tipo de accióii colectiv;~presupone la existencia
de iiii actor" (Touraiiie, 1977:299, 329), y Fraiicesco Aiberoiii, quien destaca el
papel cle las "tlites creativas" y los "líderes" de un irioviniieiito social (Alberoiii,
1991:283-86, 217, 223-27).
La diferencia eiitre la bibliografía estadiiilideiise y la eiiropea n o radica eii que
una favorezca a los actores mieiitras qiie la otra describe un proceso sin actores.
La clifereilcia es, más bieii, qiie mieiitras el enfoque estaduilideiise, centrado eii
el actor, toma a los f~iiidacloresde 1111 rnovimieiito social como un supuesto, los
eiiropeos insisten eii que el aiiálisis no debe comenzar coi1 los actores, pero sí, en
cambio, con iiiia explicación de la eiiiei-geiicia de estos actoits. Iróiiicanieiite, a
pesar cte ,la ceiitraliclad dada a los actores eii la bibliografía estaduiiideilse, ésta
iio tieiie iiatla siis~iiitiioq u t decir ;icerca de su origen. Desde iiiia perspecti-
v'i ceiiti,ada eii los actores, la bibliografía estaduiiideiise está iiicapacitada pai-21
coiiceptiializar y explicar la forrnacióii cle los actores eii téi-rniiios del actor ~iiis-
ino. Es solaiiieiite con base en la bibliografía europea, por lo taiito, qiie este pi-o-
bleiria puede ser al~ortlaclo.
Para resiimir uiia tlisciisióii compleja eii forma iniiy breve, los teóricos euro-
peos llaii aiializaclo la eiiiergencia de los fuiidadores de iin movimieiito social eii
los t6riiiiiios de la cxpei.ieiicia conipartida que tieiie iiii griipo de pei-soiias, eii el
contexto de iiiia crisis cstriictural, que los lleva a ver qiie "las cosas podrían ser
tlifereiites". Los fiiii(lac1ores de i i i i nioviinieiito social einergeii, piies, deiitro tlc
1;i esti-iictii~idel viejo 01-tleii coiiio portiidores de la visión de uii nuevo ordeii y,
eii este seiititlo, la expei-ieiicia compartida qiie constituye al grupo como tal iio
occui-re eii 1111 vacío, sino taiito deiitro como eii coiiflicto coi1 iiii ordeii estriic-
tili-alnieiite definido (All,ei-oiii, 1991:95, capítiilo 2).
IIiiy dos iniplicacioiies clave qiie se despreildeil de esta conceptiializacióii del
proceso de forrnacióii de actores: por uii lado, afecta la fornla eii que pensamos
acerca de las de idciitidades colectivas. Porqiie en la emergencia de los fundado-
res de un movimiento social, que representa el verdadero nacimiento de un movi-
miento social, está una experiencia compartida de la posibilidad de que las cosas
sean diferentes; esta visión de un riuevo orden está presente en los fundadores de
~in movimiento social desde el mismísimo priiicipio. En otras palabras, un movi-
miento social nace con una identidad colectiva.~orotra parte, de esta concep-
tualizacióii se desprende que se debe dar iina explicación de la emergencia de los
fundadores de un movimiento social en terminos de la estructura de coiiflicto
de una sociedad particular. Por esto, los estudiosos europeos de los inovimieiitos
sociales haii i~icorporadoa sil an5lisis varias teorías que dan cuenta de la es-
tructiira de los conflictos sociales, tal como la teoría de la sociedad postindustrial
de Touraiiie, o la teoría francesa de la regulación, para explicar la emergencia y
la propia identidad de los actores de los movimientos sociales."
"iiti-e los aiitores europeos qiie iiva11 el coiicepto de identidad colectiva, Meliicci es el que más se
aproxima a una peripectiva ceiitrzida eii los actores, y ve la identidad colectiva de iiil movimiento
social como algo coiistruido por los orgaiiizadores o fuiidadores (Melucci, 1988:330-31,339-42).
" Touraiiie ha situado su aiiálisis de los movimieiitos sociales deiitro de s u teoría de tipos de
sociedad (Touraine, 1977:92-100). Como mueslra Steiniiietz, la teoría francesa de la regiilacióii ha
sido usada por varios kiiitores alemanes que seiialaii que los "iiuevos" movimientos sociales $011 "una
reipuesta a las coiitratliccioiies y la crisis del modo d e regulacióil fordista" (Steiiimetz, 1994:19l-92).
Como seiiaia. más geii6ricameiite. Alberoiii, dada uiia teoría particular de la cstriictiira de los coii-
flictos sociales, es probable que los fuiidadores de iiii movimiento social siii-jaii iio de los grupos
margiiiados, siiio tnás bien de aqiiellos grupos que sieiiteii las coiitradiccioiies del ordrii vigeiite más
directa y mis profuiidameiitr. al estar de algún modo deiitro del sistema, pero siii beiieficiarse de $1
coiiio esperabziii (All>eroiii,1991:69-73).Para iiii aiiálisis similar, vease Uiiger (1987: 548-50).
IJKOBLEM,9SEN EL ESTt ID10 DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 27
'" Tarrolv re refiere tambieii a la "estructura de oportiinidact polítican como un recurso que los
fiiiidaclores de inovimieiitos sociales pueden usar (Tarrow, 1994:1'7-18).Como seíialo más ;idelante, la
iiatriraleza de este factor difiere de la naturaleza de los otros tres. En términos de los tres prol~lemas
centrales qiie IIII estiidioso de los movimieiitor sociales debe confrontar, mi argumento es qiie rnien-
tras que los repertorios d e dispiita. las redes sociales, y los marcos ciiltiirales están ligados a la hiibi-
lidad de los fiiiidadorei de movimientos sociales, la estructura de oportunidad política afecta la es-
trategia política y no clebe ser visto, por lo tanto, como iin factor que ilumii~ael problema de la coor-
dinacióii social.
" Esto es i-rcoiiocido por v'~riosautores (hfeliicci, 1989:21-22;Scott, 1990:68-69, capítiilo 5; Tarrow,
1991:395; Steiiimetz, 1994:195-96). 54elucci tainbikii seíiala, al referirse a los enfoqiies estadriiiicleiises
y europeos, que "las dos persprctivas no son iiicompatibles" y que, aunque han sido vistas eqiiivoca-
clameiite como teorías abarcadoras de los movimieiitos sociales, "cada una es legítima dentro de sus
propios ~~arámetros" (Meliicci, 198922). Este artíciilo adopta una posición similar, pero es iiecewrio
destacar iin liar cle puntos. PI-imero,hay un setiticlo en que la bibliografía estadunideiise, al torriar a
los fiiiidadorrs de 1111 movimieiito social coino rlii sitpiiesto. es propeiisa a los argumentos voliiii-
taristai. Si bien Tarrow no se eqiiivoca al ver a lor movimirntos sociales como si fueieii "coiistriiidos"
por susfinickadores, la falta de ;iteiicióri al proceso mediaiite el cual surgen estos ftindadores iiitro-
diice iin poco de confusión ('l'ari~o~~. 1994:17).Como fiie disciitido anteriormente, hay tina idea iniiy
clara iegíiii 1;i ciial 1111 moviinieiito social iiace col1 la emergeiicia de sus fiindadores, qiiieiies son
portadores de la visión del nioviniieiito. Pero este aspecto se pierde criando los moviinientos iocialeq
son estudiados desde la perspectiva del actor. Este piiiito puede ser ilustrado con refereiicia a loi irial:
cos ciiltiirales o la ideologkt de t i t i inoviiiiieiito. Aiiiiqiie los fundadores de los movimientos sociales
desempeiiaii un papel activo eii la defiiiicióii de 1;i ideología de un movimiento, es importante no
01vid;ir qiie 1;i produrióii icieológica ocurre despriés de que éstos. como portadores de la identidad
colectiva del iiiovimieiito, han stirgido (Alberoni, 1991:197,201,226. 283-86). Pero tanto Meliicci co-
mo Tarrow invierten el orden de los eveiitos, al indicar qiie la prodiicióii ideológica define de por sí
1;i identidad colectiva del inoviniieiito (Meliicci, 1988:330-31, 339-42; Tar-row, 1991:412-13). Este pri-
mer pr~nto."11 (eiiibargo, es 1-el:itivamentemenor, pnes gird rii torno a la necesidad de clarific:ir la
coiiexióii eiitre el problema tic. la forinacióii de actores y el problema de la coordiiiacióii social eii
lug;ir de requerir iiii;i nioclific,ició~iriistaiicial de la coiitribiicióii ertaduiiideiise ;i1 prol,leiiia de 1;i
coordinacióii social. Uii seg~iriOo niás importantr pi~iitoconcierne a la exteiisióii clel argiinieiito de
Melucci sobre 1;i posibilidad riiiiplerneiite de "siiiii.tr" las iiitiiiciones teóricas geiieraclas por loi aiito-
res estaduiiideiises y etiropeoi al trrcer problema que debe abordar una teoi-ía a b a r c a d o ~cle i los rno-
vitnientoi sociales: el probliina cle la estrategia política. Aiinqiie este artíciilo ha indicado qiie las
coiitriliiicioiirr tle los autores es~iduiiideii~es y riii-opeos aportaii, sin necesidad (le mucha elabora-
28 KEVISTAMEXICANA DE SOCIOLOG~A3/95
cióii, los dos primeros bloques fuiidacioiiales de la teoría d e los movimieiitos sociales, iio se puede
aplicar la misma lógica al análisis del tercer bloque fuiiclacional de esta teoría. Eii este caso, uiia ex-
plicación adecuada sóio puede ser elaborada si rornpemos con los parámetros del peiisaniieiito
estacltiiiidense y europeo sobre los mosimieiitos sociales y siiitetizainos, eii lugar d e siimnr, di~tiiitos
aspectos de estas literaturas.
PKOL~LEMASEN EL E S T ~ I D ~DE
O LOS MOVIMIENTOSSOCIAI.ES 29
"evaluar intereses -es decir, para calcular costos y beneficios- el actor calcula-
dor tiene que tener garantizada tina colectirtidad identificadora" (Pizzorno, 1985:57).
Una disciisióii sobre los movimientos sociales como actores estratégicos debe,
por lo tanto, anclar la consideración de los asuntos estratégicos en la noción de
identidad colectiva, que establece la irreductibilidad de medios y fines o, para po-
nerlo eii otras palabras, qiie establece que la tendencia de los líderes de los inovi-
mientos socia1i.s a actuar estratégicamente y a negociar nunca puede invalidar un
dato fundamental: que el tipo de acción colectiva que define a los movimientos
sociales no piiede ser analizado solamente en términos del cálculo de costos y
beneficios o de iiiia racionalidad instrumental (Offe, 1985; Touraine, 1988:68;
Melucci, 1988:343;Melucci, 1989:35). El rechazo de la noción de identidad colec-
tiva por parte de los autores estadunidenses los lleva pues a pasar por alto esle
piinto fuiidamental.
Por consigiiieiite, si la insistencia en los líderes de los movimientos sociales
parecería indicar sil pertinencia desde el piinto de vista del problema de la es-
trategia política, los límites de iiiia perspectiva centrada en el actor impiden iina
clara conceptualizacióii de un problema que va al corazón de la orientación hacia
el cambio de los movimientos sociales. Esta tarea sólo puede ser completada, por
lo tanto, a través de una síntesis que se basa en, pero que también va más allá de
la conceptualización europea de los movimientos sociales como constituidos en la
sociedad civil e iiivestidos de una identidad colectiva. En resiimen, si los autores
europeos iluminan el problema de la formación de actores y los autores estaduni-
dense hacen lo mismo con el problema de la coordiriación social, el problema de
la estrategia política solamente puede ser abordado por medio de nuevas intui-
ciones generadas a través de una combiilación de factores extraídos de estas dos
escuelas.
Dada la ceiltralidad del problema de la estrategia política eii una teoría abarca-
dora de los movimientos sociales, y la relativa falta de atención que este problema
ha recibido (ver, sin embargo, Touraiiie, 1977:336-73; Offe, 1987; Scott, 1990:ca-
pítulo 6; Daltori y Kuechler, 1990), el resto de este artículo confronta la tarea de
esbozar iin análisis de este problema. La ciiestióii de la iiccióri estratégica es dis-
cutida primero desde la perspectiva de la orientación liacia el cambio de los movi-
mientos sociales. A coiitinuacióii, esta discusión es profundizada al agregar iina
segiin&i. perspectiva, la de la naturaleza específicameiite social de los moviinien-
tos sociales.
Arena de
operación
Fuerza social
comunal/funda-
Sociedad Movimiento social mentalista (identidad
civil autorrestringido -)r prevalece sobre
(estrategia estrategia: tendencia al
defensiva) ensimismamiento)
1 a
De estas cuatro opciones, como miichos autores han señalado, típicamente los
movimientos sociales eligen una forma de acción autorrestringida (self-limiting). El
argumento es bastante conocido. Como surgen a través de experimentos sociales
de pequeña escala, los movimientos sociales desarrollan una tendencia aritipo-
lítica, que contrapone su propio acento en sus acciones de base a los proyectos
globales elaborados "desde arriba", tales como las transformaciones promovidas
por el Estado de acuerdo con el modelo leninista. Buscan el cambio, pues, en el
mundo de la sociedad civil a través de una política de la identidad, y no entran
necesariamente en contacto con la arena político-institiicional 11i aplican una es-
trategia política. En otras palabras, los movimientos sociales mantienen iina rela
34 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A3/95
'" Eii cier-toi casos, uii movimiento social puecle ser efectivo cuaiido lleva 5us demandas directa-
inrilte al Eitado, particularmeilte ciiaiido eiicueiitra aliados eiitre cirrtoi sectores de la burocracia
esta~al(Uiiger, 1957:410-411). Siii embargo, al iiiteiitar reforzar sus acciones de base con iiiiciativai
"desde arriba", tina estrategi;~más priideiite de parte de loi movimieiitos sociales ei buscar aliados 110-
estatales coino parte de uiia estrategia de acurniilacióii de fiierzas. La inagiiitud d ~ desafío
l qiie
coiifroiitaii los rnovimieiitoi sociales al ir directameiite al Estado, y los riesgos de la cooptacióii, soii
~ > i i n teinpíricamriite
o~ bien siisteiitados.
miento orientado hacia el cambio, se coilvierte e n iiii actor incorporado dentro
de u n sistema político-institucioml, e n una relación dependiente que pierde la
capacidad de promover una luclia sobre cuestiones de principios.
El fracaso por la pérdida de aiitonomía no es la única forma e11 que iin movi-
miento social piiede perder su capacidad d e producir u n cambio. Como iina reac-
c i ó i ~a la tentación y el riesgo del populismo, se presenta otra opcióil, igualmente
peligrosa a siis organizadores. En este caso, se privilegian objetivos no negociables
e n detrimento de toda coilsideracióii estratégica, y se lleva a cabo una acción
colectiva basada en una política pura de identidad, o lo que Weber llama una
"Ctica de fines últimos" (Weber, 1946:120), clirigida a la protección de la iden-
tidad de 1111 grupo frente a la posible intrusión de personas ajenas. Esta opción,
pues, genera uiia tendencia por la cual un iiiovimieilto social se vuelca sobre sí
mismo, transformándose en una fuerza social comunal o ,fundamntalista, como iina
reacción a los riesgos asociados con la incorporacióii populista dentro de u n sis-
tema político-institiicional, pero coiidiice al mismo resultado: el fracaso de iiii
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40 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A3/93
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George Steinmetz
Comparative Studies in Society and History, Vol. 36, No. 1. (Jan., 1994), pp. 176-212.
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7
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11
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Bibliografía
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One or the Other
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