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UN aa On ae MOTIVACION, VOCACION, MADUREZ. glemaside)Formacion|Rermanente) JAIME MORENO UMANA, CMF MOTIVACION, VOCACION, MADUREZ PUBLICACIONES CLARETIANAS PROVINCIA DE COLOMBIA ORIENTAL Y ECUADOR 2011 INTRODUCCION Una preocupacién seria gravita hoy sobre Orde- nes y Congregaciones religiosas. Preocupacién que se va convirtiendo en alarma; que para algunos es ya angustia. Ver decrecer, ver como disminuyen dia a dia, los efectivos humanos, a todos -sin duda- causa inquietud, El envejecimiento progresivo, las deserciones, la disminucién numérica y cualitativa de los que llaman a las, puertas de Postulantados y Noviciados, empobrece acele- radamente los cuadros efectivos de las Comunidades Re- ligiosas. Es innegable que solo Dios llama. Pero la genero- sidad divina no ha menguado y la Vida Religiosa es con- siderada un regalo especial de Dios a la Iglesia. Por eso pertenece “de manera indiscutible a su vida y santidad” (LG., 44), Cual sera, entonces, la causa de la escasez vo- cacional? Sin duda el fenémeno es complejo y su etiologia multiple. A este respecto no se puede olvidar el continuo declinar de la Fe en el pueblo cristiano, ni la problemati- zaci6n creciente de la vida familiar, ni el ascenso de los indices de la inmadurez juvenil, ni la engafosa y artera fascinacién que “el mundo" ejerce en las mentes juveniles, ni el miedo a los compromisos serios y definitivos, ni la formacién deficiente, Preocupa también que a los jévenes de nuestro tiempo no les atraiga el ideal, la misién, los valores de la Vida Religiosa. Urge estudiar el fenémeno, indagar las 3 causas y encontrar las soluciones pertinentes. Sin embargo es mas inquietante atin que inconta- bles ingresados, tras un tiempo, a veces largo, en la Orden © Congregacién, vuelvan la mirada atras y retornen a la vida seglar. ,Cual ha sido el motivo de sus desengafios? Algunos analistas sefialan un progresivo desencanto es- piritual, psicolégico y socio-fraterno de la vida comunita- fia, Otros aluden a la “desnaturalizacién’ que, en nuestros dias y en algunos Ambitos, ha sufrido 0 viene sufriendo la vida consagrada. No faltan quienes sefialan como causa, el menguar progresivo del ideal apostélico, 0 el de la per- feccién espiritual, 0 el del servicio desinteresado, Analizando el fenémeno desde la Psicologia, en- contramos una doble causa de innegable peso especifi- co, Esta doble causa, muy generalizada, es la “motivacin insuficiente” para ser y hacerse religioso y la “acentuada inmadurez” propia de nuestro tiempo. En estas breves paginas queremos insistir en: el in- flujo imponderable de la motivacién deficiente y de la inma- durez en la decreciente riqueza vocacional numérica y de calidad que padecemos; en la necesidad de un motivacion clara y auténtica; en la conveniencia de adquirir una ver- dadera motivacién vocacional como meta de la formacién eficaz; en la necesidad de promover la madurez humana desde el primer dia de vida religiosa. Desde la Psicologia se puede afirmar que la madurez y la autenticidad motiva- cional clara y conscientemente asumida, son la fuerza que sostiene a los Religiosos en la perseverancia y la fidelidad Conviene recordar que la motivacién verdadera- mente influyente en la vida del religioso -é! 0 ella- no se consigue solo con exhortaciones elocuentes. Hace falta ayudar a asumir ideales adecuados, intereses vitales espe- cificos, un marco conceptual referencial amplio y estable, poseer un centro dindmico de atraccién afectiva y efectiva que insustituiblemente es Jesucristo... Desde luego, hay que acompafiar los procesos de progresiva maduracién psicolégica y de clarificacién en orden a una motivacién auténtica y suficiente que garantice el éxito vocacional. Con la intencién de colaborar en el manejo del tema, en estas reflexiones centramos la atencién en conceptos claves como Motivacién, Vocacién, Madurez; recordamos algunos presupuestos teolégicos y psicolégi- cos; insistimos en algunas ideas que pueden contribuir al manejo oportuno de la crisis que nos agobia, Conviene advertir, ya desde el principio, que don- de se dice Vida Religiosa puede leerse también Vida Sa- cerdotal y donde se dice Orden o Congregacién Religiosa puede entenderse igualmente Didcesis 0 Clero diocesano. En todo caso, seguir la Vocacién, sacerdotal o religiosa, con suficiente madurez humana mas una motivacién clara y auténtica, obtendran para el Religioso o el Sacerdote, la perseverancia, la eficacia y la felicidad en el Seguimien- to de Cristo. Sin embargo, lo esencial hay que esperarlo siempre de la fidelidad a la Gracia de Dios. a LA VOCACION A.- La Vocacién en General 1.- Noci6n 41.1. Son miltiples las nociones que de la vocacién dan los autores. Como en todo, unas son mejores que otras. Des- pués de examinar algunas de las mas recientes y otras no tan recientes, elijo la de Chleusebairgue por clara y com- pleta. Dice él: “La vocacién representa para nosotros una aspiracién constante y activa que se manifiesta también en el interés por aquel trabajo y en el amoldamiento a las caracteristicas propias de la vida de la profesién anhelada, de la que se siente formando parte. La vocacién es esta- ble, tiene cimientos hondos y la necesidad de renunciar a ella puede ser causa de graves trastornos en el equilibrio animico del individuo. Lo mas caracteristico de la vocacién es su cardcter de “intrinseca’ que la convierte en parte de la personalidad del profesional’ (1). Hace aos, un gran médico dio de vocacién esta corta y sencilla nocién: “es la voz que nos llama hacia la profesién o ejercicio de una determinada actividad” (2). Un poco mas adelante, a pro- pésito de una cita conocida, afiade: la vocacién “es -ha dicho Pierre Termier- una pasion de amor. Por tanto una pasi6n que tiene las caracteristicas del amor, a saber, la exclusividad en el objeto amado y el desinterés absoluto en servirlo" (3) 1.2.- Aunque las nociones anteriores se refieren a la vo- cacién para una profesién, sin embargo de ellas podemos deducir algunas caracteristicas igualmente validas para la vocacién en general, Toda vocacién es una “voz" que llama desde dentro. 4A qué? Ante todo a vivir la propia vida. Pero no de cualquier manera, sino de un modo “personal; lo que equivale a de- cir: con originalidad y por lo msmo, creativamente. Vivir la vida segiin lo pide la propia vocacién, no es una imposicién; es solo una propuesta. Propuesta de singular trascendencia porque ella le da sentido a toda la vida. La vocacién es, efectivamente, el claro hontanar de donde brota alegre, eficiente, bienhechor, el auténtico “sentido de la vida". La vocacién imprime en la actividad el sello de la satisfaccion y de la autorrealizacién, proporciona energia para superar dificultades y tropiezos, orienta el trabajo al servicio de la sociedad, conserva la salud y el bienestar mentales. Si el individuo no sigue su vocacién se aliena; es decir, deja de ser él mismo. Puede suceder que alcance éxito econémico 0 popularidad. Sera, quizds, un buen “actor” en el escenario social. Pero nunca sera el “personaje” real que debiera haber sido. Y, por eso mismo, en ultima instan- cia, sera un fracasado. 2.-Caracteristicas 2.1.- La vocacién es, ante todo, ‘individual’. El adjetivo in- dica que la vocacién es algo propio y exclusivo del suje- to que la posee. Dios llama personalmente, por su propio nombre, a cada ser humano fara una misién en su vida. Cada uno debe responder personalmente, sin poder dele- gar en otro la responsabilidad de dar una respuesta. Esta exclusividad no hace al individuo el Unico poseedor de ese tipo de vocacién. Esta, simplemente, hace al poseedor el Unico responsable de la misma, sin que pueda o deba pasar a otro su propia responsabilidad. 2.2.- Es algo “intrinseco”. Ast la califica Chieusebairgue. La vocacién aparece “dentro”, se la percibe como algo intimo y personal, se halla tan ligada al sujeto que viene a ser como un elemento integrante de la personalidad total. 2.3.- Es dinamica. Se puede entender la vocacién como tna “energia’ que empuja hacia una determinada manera de vivir y de actuar. Es una inclinacién muy marcada a un determinado estado de vida o una profesion que no se puede contrariar 0 renunciar a ella “sin graves trastornos en el equilibrio animico del individuo. 2.4. Se la percibe claramente. Una inclinacién tan fuerte, Una inquietud que no se aquieta sino con la adquisicién de su objeto, una necesidad psicologica que exige ser satis- fecha con el “ejercicio” vocacional, es algo que aparece y se percibe con claridad meridiana. 2.5.- Estable y duradera, Todo lo anteriormente indicado careceria de valor si la vocacién fuera mudable, intermi: tente o provisional. La persona adquiere su total desarro- lo, lega a la plenitud psiquica, social y espiritual anhelada, configura su auténtica individualidad y realiza su intrans- ferible biografia, siguiendo fielmente la propia vocacién. Nada de esto seria posible si el sujeto cambiara de voca- cién como de preferencias 2.6.- Aparece como un “clouse up’. Antes de la fotogra- fia digital, en el “dialecto” de los fot6grafos, la expresion inglesa ‘clouse up” significaba el proceso de aparicion y clarificacién de la imagen del negativo sumergido en el li- auido revelador. Con frecuencia el descubrimiento de la propia vocacién es un proceso lento, en ocasiones apasio- nante, de clarificacién progresiva, Solo cuando la vocacién aparezca con claridad, con los rasgos bien definidos, los contornos nitides, podra ejercer sus efectos y funciones especificos 2.7. Posee valor por si misma. No es el éxito social 0 ‘econémico lo que el vocacionado busca en el ejercicio de su profesién 0 en la eleccién de su estado de vida. Hacer su trabajo o vivir en el estado elegido es lo que verdadera- mente atrae, lo que se busca siguiendo la propia vocacién. Naturalmente, cuando ésta es auténtica, Por eso cuanta mayor sea la satisfaccién obtenida en la profesién o esta- do, mas auténtica serd la vocacién. 2.8.- Fuente del verdadero sentido de la vida. Descubrir la vocacién personal es hallar el propio “destino”, encontrar la raz6n por la cual el sujeto se encuentra en este mundo. La vocacién da sentido al presente e ilumina el porveni. Sin vocacién el ser humano se encuentra a oscuras; es un naufrago en el mar de la vida: es el angustiado indeciso ante una encrucijada que no sabe por donde orientar sus pasos, es candidato seguro a la neurosis existencial, al malestar psiquico, al fracaso vital. 3.-Vocacién y Cualidades 3.1.- Los autores estén de acuerdo en que no basta la in- clinacién, el gusto, la voz interor que llama, para hablar de vocacién auténtica. Es necesario tener en cuenta las ha- bilidades, las dotes, las cualidades, que el “ejercicio” de la vocacién exige. Aptitud y vocacién son dos aspectos que se implican, que se exigen mutuamente para integrar la unidad que lleva al éxito y a la satisfaccién; son, utilizando una antigua metafora, las dos caras de la misma moneda. Sin vocacién, las cualidades solas serian material inerte, 10 47 factores sin rendimiento, sufririan la paralisis de lo inutil. La vocacién sin cualidades se evapora al calor de los fra- casos. 3.2.- Alfred Adler -lo sabemos todos-, fiel a su teoria de “la voluntad de poder’ afirmé que, con frecuencia los in- dividuos se dedican més a lo que les cuesta realizar que ‘a lo que pueden ejecutar con facilidad y maestria. EI indi- viduo -pensaba él- tiende a superar sus dificultades, sus defectos, sus limitaciones. Y citaba el caso del tartamudo Deméstenes que llegé a ser el mas famoso orador griego. Ni las estadisticas, ni la observacién diaria, confirman la teoria adleriana. Al contrario, demuestran la necesidad de conjugar dotes y vocacién para alcanzar el sofiado éxito. Deméstenes no llegé a ser un gran orador por haber sido tartamudo sino porque estuvo dotado de gran inteligencia l6gica, fluidez verbal, brillante imaginacién y poder de con- vieci6n. En todo caso, no se debe hacer de la excepcién una regia general. 4.- Tipos de Vocacion 4.1.- Normalmente, los autores hablan de vocacién a una profesion. Es decir, se refieren a una actividad estable que exige conocimientos, entrenamiento, habilidades y dedica- cién. De esa actividad el profesional deriva el sustento propio y el de su familia, con ella sirve a la sociedad y en ella encuentra gratificacién, autodesarrollo y prestigio. 4.2.- Pero hay que referirse también a la vocacién a un “estado” de vida. Los expertos hablan de “solteria’ cuando el individuo quiere realizar su vida solo, sin pareja, dedica- do unicamente a su trabajo 0 profesién, al servicio social, al cultivo de sus habilidades y hobbies. La gran mayoria de las personas siente vocacién al matrimonio. Les atrae la vida compartida con el compariero o compafiera sexual con quien se proponen formar una familia, compartir habi- tacién, tiempo, actividades domésticas, ete. Hay también personas que, movidas por divina vocacién, se proponen llegar al Sacerdocio o ingresar en una Orden, Congrega- cién o Instituto Religioso para compartir en Comunidad un mismo Carisma, en servicio de la Iglesia. 5.- La Vocacién fuente de Motivacion 5.1.- De lo hasta aqui expuesto, puede deducirse que la vocacién es fuente de motivacién conductual. Las investi- gaciones realizadas por cientificos como A. Roe, E.S. Bor- din, B. Nochmann, S.J.Segal, (4), etc. presentan elemen- tos dinamicos vocacionales que pueden ser considerados como motivantes de una determinada eleccién. Las necesidades de cualquier orden: fisicas, econémicas, sociales... van variando con la edad. Sin embargo, en lo esencial se configuran pronto en la vida individual y tienen larga duracién. Estas necesicades tienden a ser satisfe- chas en un determinado estado o profesién. 5.2. La tendencia fundamental de la autorrealizacién in- tegra también la dinémica vocacional. Dicha tendencia parece ser la motivacién, consciente o inconsciente, om- nipresente. El ideal acariciado por el individuo, el grado de autoestima, la estabilidad deseada, el principio de rea- lidad, etc. pueden ser -con frecuencia lo son- fuerzas que inclinan a la eleccién de un estado o profesién. No es dis- paratado afirmar que la autorrealizacién es la motivacién fundamental que sostiene cualquier eleccién vocacional. Aqui se impone un buen discernimiento porque presiones claras 0 latentes del entomo familiar, social, religioso, aca- démico... pueden ser asumidas por los individuos como inclinaciones provenientes dela vocacién. 13 5.3.- Hay autores -Sartre- (5) que, desde un analisis exis- tencial presentan la eleccién vocacional como un momen- to clave en la evolucién de la personalidad. Sin duda, la eleccién vocacional va orientada a realizar tendencias fun- damentales en orden al desarrollo de la personalidad. ‘Cuando un individuo ha alcanzado suficiente desarrollo telectual y una cierta madurez emocional, puede ver, como proveniente de su vocacién, la tendencia a servir el amor altruista, generoso, desinteresado. 14 B,- La Vocacién Sacerdotal y Religiosa 1.- Vocaciones Especificas 1.1.- Aspectos basicos 1.1.1.- Origen. Vocatus a Deo. Dios es quien llama. El es el origen de toda vocacién. El primer llamamiento hecho por Dios al ser humano es el de la vida, Llama al viviente para enviarlo a cumplir una misién. Toda vocacién implica una misién. Si se llama, para algo se llama. No es cierto que el hombre sea un arrojado al mundo (Heideg- ger). Dios llama por amor a cada viviente y en su bondad y sabidurfa infinitas le hace un encargo. Cumplir esa misién es lo que da sentido a la vida humana y a todos sus avata- res. La misién confiada puede ser considerada como un se- gundo llamamiento. Para todos, este es el llamamiento ala Fe. “Vayan y prediquen el evangelio a todas las Naciones” (Mt..28,19). Por qué? Porque la Salvacién es para todos. Y a ésta normalmente se accede por la Fe. Los creyentes son llamados alla perfeccién de la vida cris- tiana que consiste en la unién con Dios. Esta llamada la hace el Padre en Cristo por el Espiritu Santo. Decia san Pablo. “En El nos eligi antes de la creacién del mundo” Y esta eleccién la hizo “para que fuéramos santos ¢ irrepro- chables ante El por el amor’ (Ef.1,4s) 15 “Dentro” de esta vocacién universal a la santidad, se hallan las vocaciones sacerdotal y religiosa. Estas han sido con- sideradas como perfeccién y culminacién de la vocacién cristiana en general, que exigen -eso si- una especial Ila- mada del Sefior. “La vocacién de Dios al estado sacerdotal © religioso, es tan necesaria que, si faltase, faltaria el fun- damento mismo en que se apoya todo el edificio”, ense- fiaba Pio XII (6). Aeste especial llamado del Sefior suelen considerarlo el elemento principal, la primera condicién, la dimension teolégica de dicha vocacién. 1.1.2.- Manifestacién. El llamamiento de Dios a la vida sacerdotal o religiosa es una gracia; gracia de valor altisimo, verdaderamente sobrenatural, expresin de un amor singular de Dios a la persona agraciada. Este llama miento que ha de ser correspondido y agradecido, exige -naturalmente- que sea manifiesto. ¢Cémo? Dios en su sabiduria posee una gama inmensa de modos 0 medios para manifestar su querer. Uno de esos modos o medios es el eco que la "voz" de Dios obtiene en el mundo intimo del sujeto llamado. Apa- rece en éste una especie de certeza de que Dios lo llama. Dicha certeza puede ir acompafiada o no, en sus comien- Zos al menos, del atractivo, el gusto, la inclinacién hacia el “objeto” de la vocacién. Hay que excluir los sentimen- talismos ligeros, faciles, volatiles a los que, seguramente, aludia Pio XI cuando negaba como signos de verdadera vocacién “los sentimientos del corazén o atractivos sen: bles’ (7). Deben hacerse manifiestas, sin duda, las cualidades, do- tes, capacidades que la vocacién exige para la misién, prestar los servicios a ella inherentes y responder de las obligaciones que conlleva en relacién a Dios, a la Iglesia, al Pueblo cristiano y a si misma. Nunca Dios cae en absur- dos. Si llama para algo en concreto, da igualmente cuanto le corresponde conceder para el desempefio de la funcion © misi6n encomendadas. A tedo esto suelen considerarlo el segundo elemento, la segunda condicién, o la dimen- sion psicolégica de la vocacién. 1.1.3.- Confirmacién. Hay un tercer elemento que debe estar presente en la auténtica vocacién sacerdotal 0 religiosa. Se trata de la aceptacién del aspirante o can- didato por el Superior eclesiastico o religioso. Asi lo ense- faba Pio Xil: “La vocacién al estado clerical o religioso... debe ser comprobada, aceptada y dirigida por los superio- res, igualmente jerarquicos, a quienes Dios encomendé el gobierno de la Iglesia’ (8). Més tarde, el Concilio vaticano Il confirma esta doctrina al pedir que “con vigilante aten- cién se investigue (por los Obispos, Rectores y Profesores de los Seminarios)... acerca de su recta intencién y libre voluntad; de su idoneidad espiritual, moral e intelectual, de su adecuada salud corporal y psiquica..., la capacidad de los candidatos para sobrellevar las cargas sacerdotales y ejercer los deberes pastorales. A lo largo de toda la selec- cién y prueba de los alumnos procédase siempre con la necesaria firmeza, aunque heya que deplorar penuria de sacerdotes” (9). A todo ello suele considerarsele como el tercer elemento, la tercera condicién, 0 la dimensién ecle- sial de la vocacién. En resumen: una vocacién auténtica a la vida sacerdotal © religiosa ha de estar integrada por una dimensién teolé- gica, una dimensién psicolégica y una dimensién eclesial Las tres deben estar presentes simultaneamente. 1.2.- La Vocacién Sacerdotal. Desde el tiempo de los apéstoles, Ia Iglesia ha manifes- 16 17 tado interés y preocupacién por la adecuada seleccién de los candidatos al Sacerdocio. Mas modernamente, ha puesto un creciente cuidado en clarificar la naturaleza, importancia y caracteristicas de la vocacién sacerdotal. Sirvan de ejemplo la Enciclica “Ad Catholici Sacerdotii” de Pio XI, la Exhortacién “Menti Nostrae” de Pio XII, el De- creto "Presbiterorum Ordinis” del Vaticano Il y la Exhorta- cién Postsinodal “Pastores dabo bobis” de Juan Pablo Il. Al ser llamado a participar del sacerdocio de Cristo, el sa- cerdote ministerial recibe, en la ordenacién una “marca” (el caracter sacerdotal) que cualifica enteramente su exis- tencia. En virtud de este “sello” que es algo dinamico y ontolégico, el individuo se une, en una singular intimidad con Cristo, por la accién directa del Espiritu Santo. Recibe ademés un “poder” que lo dedica al servicio primordial de la santa Eucaristia. También de los otros sactamentos, ya que “todos los ministerios y otros apostolados estan inti- mamente unidos con la sagrada Eucaristia y a ella se or- denan’ (10). En virtud del Orden Sagrado, el presbitero tiene una mi ssi6n profética en relacién al pueblo de Dios y al mundo en- tero. El apostolado de la palabra es esencial al sacerdocio catélico. “Tienen -los Sacerdotes por deber primero el de anunciar a todos el Reino de Dios" (11). Por el ministerio cultual y profético, el presbitero esté integramente dedica- do al servicio de la Iglesia; es decir, al conjunto de los cre- yentes. Esto desde una fuente muy profunda y dinamica que cualifica su vida y su persona, exigiéndole que ambas ~vida y persona- sean testimonio y predicacién de lo que ejerce y ensefia, 1.3.- La Vocacién Religiosa Hay unos textos del vaticana Il que nos aclaran la natu- raleza y sentido de la Vocacién Religiosa. Los Religiosos “entregaron, en efecto, su vida entera al servicio de Dios, lo cual constituye sin duda una peculiar consagracién que radica intimamente en la consagracién del bautismo y la expresa con mayor plenitud” (12). Y en otra parte afade: la Vida Religiosa “imita mas ce cerca y representa peren- nemente en la Iglesia el género de vida que el Hijo de Dios tomé cuando vino a este mundo para cumplir la voluntad del Padre y que propuso a los discipulos que lo seguian" (13). De estos textos se deduce que la identidad de la Vida Re- ligiosa, su misién especifica e insustituible, es hacer pre- sente y de modo visible la vida de Cristo pobre, casto y obediente, en el mundo de nuestros dias. Esto no se fun- da en valores humanos sino en otro, el religioso, que solo puede comprenderse y asumirse desde la Fe. La vida a la que llama la vocacién religiosa es, pues, una verdadera consagracién. Asi Io confirma este texto del Va- ticano II:" El cristiano mediante los votos... hace una total consagracién de si mismo a Dios" (14). Lo reafirma mas tarde Pablo VI: “La profesién religiosa... realiza una con- sagracién total a Dios, unico en verdad, digno de un don tan radical de la persona humana’ (15). Esta consagracién no es algo puramente nominal. Se trata de una realidad sobrenatural, ontolégica aunque "accidental". Aun vista desde lo humano, no es algo puntual que se realiza en el momento de la emisién de los votos. Es algo “existencial” que se hace realidad por un proceso vital, con todas las caracteristicas de un verdadero proceso. Y compromete en totalidad la realidad personal del Religioso. 18 19 1.4.- Una y Otra Vocacién Silas miramos de cerca, podemos descubrir en una y otra vocacién (la sacerdotal y la religiosa), aspectos comunes que nos permiten referimos a ambas como a una sola, manteniendo en su realidad propia, los rasgos que las di- ferencian. Entre estos aspectos comunes, podemos recordar en pri- ‘mer lugar, que tanto la vocacién sacerdotal como la reli sa encuentran su origen en la infinita generosidad de Dios, Eles quien llama y solo El, En segundo lugar, ambas vo- caciones son un don totalmente gratuito que procede del libérrimo querer de Dios: “llamé a los que quis” (Mc.3,13). En tercer lugar, la vocacién religiosa (al sacerdocio y a la vida consagrada) exige la libre aceptacion del llamado, pide una respuesta consciente y libre, por lo mismo res- Ponsable. En cuarto lugar, la vocacién afecta no solo a la actividad externa del sujeto (como el ejercicio de un oficio, trabajo o profesién) sino a toda la persona en su dimen- sién interna (consciencia) y externa (conducta). En quinto lugar, como consecuencia de lo dicho, la vocacién exige al sacerdote y al religioso, el cumplimiento de unos deberes Que no estan incluidos entre los que se derivan del Bau- tismo. En adelante, en este pequefio estudio, nos referiremos por igual a la vocacién sacerdotal y a la de la Vida Religiosa, Sin negar su real diferencia, los rasgos comunes a que hemos aludido, nos permiten tomarlas, para nuestro pro- Pésito, como una sola, anotando cuando sea conveniente, las diferencias pertinentes. 2.- Presupuestos 2.1.- Presupuestos Teolégicos Para manejar acertada e inteligentemente la Motivacién Vocacional "Religiosa" es necesario tener en cuenta unos presupuestos teolégicos. Aludamos a ellos. Pero breve- mente y solo en lo exigido por nuestro objetivo. 2.1.1.- El Sacerdocio Lo que esencialmente transforma a un varén bautizado en sacerdote ministerial es el Sacramento del Orden. Este im- prime en el ordenado un sello, una marca, una impronta, un signo, Este es indeleble, definitivo, inmodificable y se llama *caracter’ Filos6ficamente considerado, el caracter es una realidad espiritual ontolégica. Pertenece a la categoria de la cuali- dad. Esta cualifica enteramente a quien la recibe, en su ser yen su obrar. Teolgicamente considerado, el cardcter es Una participacién del Sacerdocio de Cristo. Y es el elemen- to que diferencia al ordenado de los demas fieles (16). En virtud de este “sello" -dinémico y ontolégico- el sacerdote se une, en una singular intimidad con Cristo, por la accién directa del Espiritu Santo. Por el sacramento del Orden, el sacerdote recibe una mi- sin y un poder cultuales. Los ejerce primordialmente en el servicio eucaristico y en el de los demas sacramentos, ya que "todos los ministerios y otros apostolados estan 20 21 intimamente unidos con la sagrada Eucaristia y a ella se ordenan” (10). Igualmente se le asigna una misién santi- ficadora. La cumple no solo por la colacién de los Sacra- mentos sino con el ejemplo de su vida y la exhortacién de su palabra. La Ordenacién marea y reclama -en totalidad- la existencia del Sacerdote. Este es un hombre de Dios para el pueblo, Nada suyo debiera estar entregado a lo "mundano”. Todo’ su vida, su persona, su trabajo..., debe estar orientado a la “edificacién* del Cuerpo Mistico de Cristo (17). Finalmente, por el sacramento del Orden al ordenado se le confiere una nueva y singularisima mision: la Profética Por ella -casi unanimemente- opinan los autores que el sacerdote viene a ser apéstol, maestro y jefe espiritual de su Comunidad. Profeta no es el visionario que predice el futuro. Es el men- sajero que trae la palabra de Dios. La razén de ser del profeta es la predicacién del mensaje. Recordemos aqui unas palabras del vaticano II: "Los presbiteros... han sido consagrados como verdaderos sacerdotes del Nuevo Tes- tamento a imagen de Cristo, sumo y eterno Sacerdote, para predicar el Evangelio y apacentar a los fieles y para celebrar el culto divino * (18). El ejercicio del profetismo sacerdotal conlleva el ser guia, ensefiar, corregir, exhortar, consolar, ayudar... Todo esto puede encerrarse en la pa- labra Pastor. 2.1.2 La Vida Consagrada Ser Religioso es vivir conforme a las exigencias evangé- licas de pobreza, castidad y obediencia. Se trata de un vivir dentro del misterio de la vida, el amor y la misién de Cristo. Al abrazar la pobreza, la castidad y la obediencia, el consagrado prescinde de los valores humanos: unién conyugal, autodeterminacion, bienes terrenos. Pretende conseguir otro valor mas alto y en grado perfecto: el reli- gioso. En la imposibilidad -en este mundo- de tenerlo todo y al mismo tiempo, el Religioso se ve forzado a tomar una opcién. En consecuencia, elige renunciar al disfrute de lo temporal para entregarse enteramente a lo trascendente. El valor religioso se caracteriza por las cualidades soterio- légica, eclesiolégica y escatolégica que posee. Por él -el valor religioso- la persona consagrada da a su vida una nueva orientacion existencial; se convierte en calificado testigo de los bienes propios del més alla escatolégico; y presta visibilidad a la perfeccion cristiana a la que son lla- mados todos los creyentes. 2.1.3.- En Sintesis La busqueda de la motivacién auténtica, la que hace efec- tivo el llamado de Dios, lleva inevitablemente a tropezar con estos aspectos teolégicos. Dios llama. El ser humano responde. Para decir si ha de tener motivos. Estos seran validos, seran auténticos si el llamado conoce a qué lo invi- tan, acepta la naturaleza del odjeto del llamamiento y opta libremente. En consecuencia estos aspectos, ahora revi- sados, no son algo accidental o secundario. Configuran el nucleo basico motivante. La fuerza motivacional de estos aspectos, su persistencia y su eficacia dependen del co- nocimiento, aceptacién y cultivo que de ellos haga el “vo- cacionado”. 2.2.- Presupuestos Psicolégicos Puesto que la vocacién esencialmente depende de Dios quien llama, nos hemos visto obligados a mirar brevemen- 22 23 te unos presupuestos teolégicos de la vocacién sacerdotal y religiosa. Pero como es la persona humana quien res- ponde al llamado, hemos de ocuparnos tangencialmente, al menos, de algunos presupuestos psicolégicos. 2.2.1. Elementos imprescindibles 2.2.1.1.- La Personalidad. Elemento Estructurante Todo ser humano tiene su personalidad. Esta es unica e in- transferible, Debe ser considerada también como elemento de singular importancia. Ella da estructura u organizacion a los sistemas que caracterizan a cada individuo humano. Un connotado psicélogo la define asi: Personalidad es "la organizacién dinamica al interior del individuo, de los siste- mas psicofisicos que determinan su actuar y pensamiento caracteristicos” (19). De donde se puede deducir que hay diversos tipos de personalidad. Y, en consecuencia, dife- rentes formas de clasificarla. En funcién de nuestro estudio, nos interesa la dicotomia de la personalidad en madura e inmadura. La primera es esencial en todo aspirante al Sacerdocio o a la Vida Reli- giosa. La madurez supone un desarrollo sométtco, psiqui- co y espiritual normal. Exige la integracién arménica de todos los aspectos dinamicos del sujeto. Se manifiesta en el funcionamiento sano, correcto, estable de los diversos sistemas psicofisicos de la persona. Y conlleva el éxito si se enfrentan debidamente los avatares del diario vivir, las exigencias de las responsabilidades adquiridas y los re- querimientos de los proyectos asumidos. 2.2.1.2.- La Normalidad Clinica. Exigencia Primordial Uno de los mas afamados observadores del fenémeno hu- mano anotaba -hace ya algtin tiempo- que el “clima cultu- ral de nuestra época es el de la alienacién” (20). Hoy las ‘cosas no han cambiado. Al contrario se acentizan. La so- breestimulacién sensorial propia de nuestros dias, la velo- cidad con que todo se mueve, la competencia feroz en los diversos niveles de la actividad humana, el aguijén de las multiples preocupaciones, la soledad, el “nerviosismo” que conduce al stress, etc. han robado “la paz del corazén’. ‘Como consecuencia légica se ha hecho omnipresente la angustia. Este sentimiento -el mas psicolisico de todos- lle- va ala imposibilidad de dirigir sazonable y voluntariamente la personalidad. Sabemos que la angustia, consciente o inconsciente, estructura 0, porlo menos, acompafia las va- rias manifestaciones del malestar tipico de nuestro tiempo: la neurosis. Lo grave del problema neurético no es solo el suftimiento del enfermo. Lo es también la conducta inadecuada del paciente. Para psicopatélogos y clinicos la inmadurez es sinénimo de anomalia psiquica. Desde las manifestacio- nes mas tenues del enfermar psicologico como el infant lismo, el adolescentismo, el egoismo, pasando por el en- jambre de las neurosis, hasta las formas patologicas mas agudas: psicosis, demencias, oligofrenias..., todo eso es evidentemente incompatible con la auténtica vocacién sa- cerdotal o religiosa. La salud mental es imprescincible para el eficiente trabajo pastoral, para el servicio eclesial en todas sus manifesta- ciones, para la buena marcha de la Comunidad Religiosa, la proyeccién apostélica, el testimonio edificante, la fidel dad al compromiso, la santificacién visiblemente compro- bable. 24 25 2.2.1.3. Las Emociones. Poderoso Factor Influyente ‘Queremos emplear aqui el término “emociones" para sig- nificar aquellas reacciones positivas 0 negativas, placen- teras o displicentes, de aparicién brusca y generalmente de corta duracién, que se presentan como respuesta a estimulos internos o externos. Las emociones son fenémenos complejos. Los integran la conciencia afectiva de sentirse psicolégicamente afec- tados de una manera “sui generis” (tristeza, rabia, ale- gria...); una tipica reaccién fisiolégica (color alterado del rostro, aumento del ritmo cardiaco, tensién musculer...); funcién adaptativa (preparacién para la lucha, la huida ante el peligro...); y una fenomenologia social expresiva (gesti- culacién, expresiones faciales, posturas corporales....) Los psicdlogos piensan que las emociones son un impor- tante determinante motivacional de la conducta, Desde tiempo inmemorial las pulsiones (hambre, sed, etc.) han sido sefialadas como el sistema motivacional primario (SMP). Mas recientemente algunos investigadores (Tom- kins, Izard) piensan que son las emociones las que consti- tuyen el SMP. Entre los argumentos a favor de esta teoria se aduce el hecho de que las emociones afectan mucho mas a las pulsiones que viceversa. También opinan que es facilmente comprobable que las pulsiones estén noto- riamente mas limitadas en cuanto a tiempo de duracién y en sus funciones que las emociones. Los defensores de la teoria estén de acuerdo en que las emociones, al con- trario de las pulsiones, se hallan siempre presentes en la consciencia. Varian, claro esta, en cuanto a la cualidad 0 naturaleza de la emocién y en el grado de intensidad con que se presentan. Guardando las diferencias de proporcién y modo, lo dicho puede aplicarse a los otros estados afectivos (sentimien- tos, pasiones), en orden a su influjo e importancia respec- to de la motivacién comportamental 2.2.2.- La Estructura Dinémica de Base 2.2.2.1.- Armonia Parece logico exigir en la persona y personalidad del suje- to llamado, el equilibrio psiquico. Un ponderado concierto de cualidades, tendencias, fectores dindmicos, es condi- cién para la salud mental y fisica. Ambas son imprescindi- bles en el sacerdote y en el religioso. La coherencia entre los estratos intelectual, emocional y tendencial es necesaria para el auténtico bienestar y la efi- ciencia vocacional. La energia psiquica necesaria para sa- tisfacer las necesidades vitales, superar las frustraciones, resolver adecuadamente los conflictos es fruto del funcio- namiento arménico del compuesto soma-psique. La ausencia de estados afectivos negativos como el odio, la ira, el rencor, la envidia, los celos, etc.; la capacidad de escuchar las razones ajenas, de modificar las propias ideas y opiniones, de controlar los impulsos agresivos, la habilidad para manejar situaciones conflictivas, resistir presiones externas, sostener relaciones sociales positivas, etc., son signo de un equilibio grato, saludable, bienhe- chor. Percibir el mundo de manera amigable y no hostil, esta- blecer contactos enriquecedores con el entorno, adaptarse en forma activa al ambiente que rodea al sujeto, manejar diplomaticamente las relaciones con el medio familiar, la- 26 27 boral, religioso, social...; todo ello es efecto y, a la vez, causa de una estructura psicolégica dindmica equilibrada Y puede ser considerado como una exigencia de la voca- cién auténtica, 2.2.2.2.- El Aspecto bio-fisiolégico Cuando los elementos sométicos funcionan corfectamen- te, el resultado es de valor incalculable. Se denomina sa- lud. Nadie osaria negar la importancia, nunca suficiente- mente valorada, de la salud fisica y mental en el sujeto llamado. Porque es cierto -lo hemos apuntado ya- que Dios no comete absurdos. Igualmente se podria afirmar que no le gusta efectuar milagros. De ahi que la salud ha de ser considerada como requisito vocacional y como gran don de Dios. ‘Aunque se exige el perfecto funcionamiento de todos los sistemas orgénicos, en orden a la eficiencia, a la conduc- ta normal y a la satisfaccién personal, hay que poner el acento en el buen funcionamiento de los sistemas nervio- 80 y endocrino Las ideas basicas a este respecto, han adquirido en nues- tro tiempo buena amplitud y suficiente divulgacion. Cree- mos que para nuestro fin, es suficiente haberio recordado, 2.2.2.3.- El Aspecto Psico-social En la condueta y en las vivencias del ser humano hay un nivel considerado como superior al anterior. Todo en este nivel funciona conforma a leyes, principios y resultados itreductibles a lo puramente biolégico. La persona humana tiene necesidad de entrar en relacién con otros seres humanos; normalmente, con los que se encuentran en su entorno. Para su desarrollo somatico, psiquico, social, cultural, religioso, etc., el ser humano ne- cesita configurar un mundo de relaciones interpersonales. Exigencias como las de asociacién, formacién de estruc- turas de gobierno, ayuda, promocién, defensa, etc. forman parte de este nivel 2.2.2.4.- El Aspecto Psico-espiritual Es exclusiva de la persona humana su caracteristica de “espiritual’. Esta es la que la coloca en la categoria de ra- cional, de inteligente. Capacidades como la de abstraer de lo sensible leyes, principios, rasgos generales; poder com- prender fenémenos que se hallan mas allé de la sensacién y percepcién sensorial como ideas y conceptos abstractos; organizar en sistemas nuevos. procesos cognitivos, inves- tigativos, deductivos, etc. que hagan progresar la ciencia y la técnica... todo esto es resultado exclusive de una con- dicién “espiritual’. La aptitud para descubrir valores, inventar proyectos, plan- teary solucionar problemas, descubrir fines y compartirlos e, incluso, hacer surgir, dirigir controlar las propias activi- dades mentales, todo ello es fruto, manifestaci6n y prueba de ser “espiritual’. El “espiritu’ se halla en el polo opuesto al de la “materia”. No es mensurable, no es divisible, no puede ser ubicado ‘en un lugar del espacio o en un momento del tiempo. Sin duda, toda actividad “espiritual” trasciende los procesos materiales. Descubrir la eternidad o afirmar la existencia del Ser Supremo, pensar en realidades abstractas como la ‘virtud’, la "Justicia", el “mérito"...; ser capaz de auto- determinarse y construir a partir de ello, la propia libertad, experimentar la obligacién mcral, etc., son contenidos p: quicos que prueban la trascendencia “espiritual” del ser “28 20" humano. La existencia de este nivel psiquico es, para nosotros, de vital importancia. Lo es porque posibilita, fundamenta y sostiene, desde lo humano, la vocacién sacerdotal y la vo- cacién religiosa. 3.- “Actitud” frente a la Vocacion 3.1.- La Libertad Para un estudio serio y objetivo, util y enriquecedor, de las vocaciones Sacerdotal y Religiosa es necesario admitir previamente la existencia -real y no solo hipotética- de la libertad humana. Es ésta la que los Filésofos llaman libre albedrio y los psicélogos denominan libertad de eleccién o libertad de voluntad. Suele describirsela como la capaci- dad de optar 0 no, elegir o rechazar, que posee la voluntad frente a bienes y valores limitados, captados por la inteli- gencia Frente a lo absoluto, la voluntad no puede ser indiferente. Ha de optar por el bien o valor absoluto, no por coaccién, sino en fuerza de su natural inclinacién hacia lo bueno. 3.2, Las Dos Opciones Respecto a las vocaciones sacerdotal y religiosa, cabe en la libre voluntad humana una doble posicién electiva. Re- cordémoslas muy brevemente. a~ El Rechazo. La vocacién, de la que aqui trata- ‘mos, es una propuesta de Dios. Ely solo El es quien llama, quien invita, No obliga, solo propone. Por tanto la voluntad del “invitado" permanece libre para dar la respuesta que ha de ser concreta y leal. $i conocido el contenido de la vocacién, si efectuado el oportuno discernimiento, el individuo -él 0 ella- juzga que @se no es el camino de su futuro, libremente puede decli- nar la invitacién y dar otro rumbo a su vida. b- La Aceptacién. Aquella iniciativa divina que lla mamos “vocacién” es un don totalmente gratuito; es una Gracia; es un acto de amor. Dios invita generosamente a consagrar la vida entera al servicio sacerdotal o a vivir se- giin los “consejos evangélicos’. Si el sujeto llamado capta la delicada grandeza de la propuesta divina, siente que ‘concuerda con sus ideales y valores, la experimenta como dirigida a él, es decir como algo “personalizado” y cree tener los requisitos y cualidades necesarios, muy proba- blemente la respuesta sera de aceptacién. 3.3.- Sujeto del Compromiso: el Yo Cuando quien es llamado atepta la invitacion de Dios, automaticamente adquiere un compromiso con El. Aho- ra bien; de inmediato podriamos preguntar: gexiste en el individuo humano una instancia psiquica que asuma las responsabilidades que sobre él recaen? En otras palabras: aTienen los humanos una subestructura u organizacion psiquica a la que se le adjudique la funcién de responder, de responsabilizarse de las obligaciones que adquiere o le llegan a la persona? Si respondemos afirmativamente, nos estamos refiriendo, sin duda, al Yo. 3.3.1. Nocién Piensan algunos experts que aquella instancia psiquica a la que corresponde coordinar y manejar los estimulos provenientes del medio extemno y las respuestas del “or- “30 —3T ganismo” es el Yo. A él le toca el gobierno de los estados afectivos, impulsar el proceso de maduracién de toda la individualidad, autodeterminarse. EIYo percibe, analiza, acepta o rechaza los “valores”. Tie- ne la capacidad de orientarse hacia la trascendencia. No es de extrafiar que también se le asigne funciones de res- ponsabilidad. EI Yo es considerado como el “nticleo” central de la per- sonalidad. Son caracteristicas suyas el ser dinamico, permanente, auténomo, consciente, libre, susceptible de maduracién y desarrollo. Una definicién corriente y muy aceptada del Yo es la que propuso Weiss: “algo que se experimenta permanentemente a si mismo y que mantiene su identidad a través de sus continuos cambios" (21). Ex- perimentarse a si mismo y mantener la identidad son dos rasgos imprescindibles de la salud mental 3.3.2. Funciones del Yo De lo dicho puede deducirse facilmente la importancia del Yo para la individualidad entera. Y, en consecuencia, para la fidelidad al "Llamamiento". Esto aparecera con mayor claridad si damos un rapido vistazo a las funciones espe- cificas que se atribuyen al Yo. a.- En primer lugar, debe entrar en relacién con el mundo real circundante. Esto exige una adaptacién dind- mica a la realidad para que el individuo pueda ajustar su conducta a su “posicién’ en el mundo concreto: relaciones apropiadas con su trabajo profesional, con la gente, con los destinatarios de su labor, etc. Exige, igualmente, un constante juicio de realidad que consiste, principalmente, en distinguir los estimulos provenientes del medio externo de los que vienen de si mismo, de su mundo personal Mediante esta funcién, el individuo goza de orientacién au- topsiquica en el tiempo y el espacio. Si esta funcién se trastorna, el sujeto sera incapaz de cumplir, como es debi- do, sus tareas, sus compromisos, sus obligaciones. b.- Al Yo le corresponde controlar la dinémica del inconsciente: tendencias instintivas, pulsiones, etc. Por una parte, el éxito en esta tarea depende de la intensidad de las tendencias y de los medios empleados para orien- tarlas, encausarlas, transformarlas. Por otra, si la funcién se trastorna, aparecera un notable abanico de reacciones patolégicas que van desde fallas menores, continuara por el amplio espectro de las reasciones neuréticas hasta el malestar profundamente psicético. c.- Debe el Yo entrar en relacién y manejar adecuada- mente los “objetos’. Estos hay que entenderlos en el sen- tido psicoanalitico. Abarca ccsas, fenémenos psiquicos, personas, situaciones. El trastorno de esta funcién genera patologias tan conocidas en la clinica psicologica como el narcisismo, el egoismo a ultranza, el apego y la dependen- cia anémala de cosas, cargos, lugares, etc. d.- Respecto de la personalidad total, el Yo tiene funcio- nes de singular importancia. Hay que destacar la funcién de representacién de la Indivicualidad; la de promocién de la persona en todos los érdenes y niveles; la de defen- sa del individuo respecto de todo aquello que amenace, perjudique o bloquee el bienestar, el desarrollo, la salud del sujeto. Mediante los apoyos, teoria y métodos de la pedagogia, la formacién permanente, el autocultivo, se ha de mantener activas estas funciones de vital e inocultable importancia, e.- Existen unas funciones denominadas “autonomas’, 32 33 ‘Son aquellas que el Yo ejerce con plena autonomia y total independencia de otras reas de la Individualidad. No se intenta negar el influjo que sobre dichas funciones se pue- da ejercer desde otras regiones de la psique. Lo que se pone de relieve es que el Yo ejercita estas funciones por si mismo y desde si mismo; no necesita el concurso de otras fuentes de accién. Entre estas funciones auténomas suelen enumerarse: pensar, juzgar, crear, creer, optar, ele- gir, decidir, etc. El trastomo de estas funciones es un claro indice de una patologia presente. {.- Finalmente, no se puede olvidar una funcién del Yo que, ademas de tipica, es de relevante importancia. Se tra- ta de la llamada “funcién sintética’. Por ella el Yo estructura coherentemente todas las otras funciones, se percibe a si mismo en forma unitaria y presenta una imagen plenamen- te integrada de la persona y personalidad total. Si esta fun- cién se trastorna, la causa es la presencia de elementos dinamicos disolventes, patolégicos, negativos. 3.4.- El Inconsciente. Un Factor Influyente Independientemente de las precisiones y aspectos parti culares de “escuela’, autor o investigador, se ha de afirmar la existencia, en el ser humano, de aquella “instancia’ psi- quica denominada El Inconsciente. Puede entenderse por inconsciente el conjunto de energias, procesos psiquicos y contenidos en general, que no alcanzan el nivel de la consciencia, La importancia que tiene esta “area” de nuestro psiquismo se deriva del influjo que ejerce en el comportamiento de! individuo. No se trata, ciertamente, de un “poder tirdnico” como algunos han afirmado. Ni son siempre iguales el grado, la direccién, etc. de su influencia. No se puede, sin 34 ‘embargo, desconocer su actividad influyente, como lo di muestra la experiencia de los individuos, la observacién clinica, la investigacién cientifica. Este no es el lugar para tratar el origen de los contenidos del inconsciente, ni sus niveles, ni los diversos canales que sigue © puede seguir la manifestacién de la energia inconsciente. Nuestro propésito al aludir a su existencia e influjo en la conducta es el de invitar a tener en cuenta este factor. Se trata de algo importante porque su "manejo" exige un auto- conocimiento profundo nunca concluido. Pide estar sobre aviso para descubrir sus intervenciones camufladas, sus impulsos soterrados. Es necesario saber interpretar la na- turaleza de sus “propuestas’, el verdadero origen de algu- nas ‘necesidades" que el sujeto experimenta, el sentido de algunos impulsos. Procesos esenciales como el de la maduracién de la per- sonalidad, la clarificacién de la motivacién, el desarrollo ético de la consciencia, la fidelidad, etc. exigen tener en cuenta al inconsciente, ese factor dinamico, siempre pre- sente, de notables alcances, que descubrimos en nuestro psiquismo. LA MADUREZ Todo ser humano, desde Io biolégico, lo psiquico, lo social, lo espiritual, tiende o ha de tender ala Madurez. Es decir: ha de alcanzar una relativa plenitud vital, acrisolada riqueza psicolégica, normalidad clinica, plenitud de desa- rrollo. La importancia del concepto exige que le dediquemos una cierta atencién. El tema es notoriamente amplio, profun- do, complejo. Nos fiaremos solo en aquellos aspectos que consideramos de especial relevancia para nuestro estudio. Y lo haremos, muy someramente, en gracia de la breve- dad. 2.1.- Nocion Suelen los autores (22,23,24) entender por personalidad madura aquella que domina activamente el ambiente, pre- senta una cierta unidad y coherencia consigo misma, per- cibe correctamente el mundo entomo y a si misma, nunca pierde el contacto con la realidad, no exige demasiado a los demas, no carece de relevancia ética, pose horizon- tes ilimitados y un auténtico caracter democréttico. 2.2.- Rasgos 0 Criterios En el estudio de la personalidad madura, por breve y su- perficial que sea, no se puede prescindir de sefialar los rasgos 0, vistos desde fuera, los criterios que definen 0 permiten distinguir_ una personalidad madura. Al enume- rarlos, difieren los autores en la cantidad o numero. Noso- tros elegimos ahora aquellos que nos parece ser los mas significativos. 2.2.1. Participacién en algunas esferas significati- vas de la actividad humana. Conviene recordar que partici- par no es lo mismo que actuar. El rasgo no consiste en en- trar en contacto con algunas areas de la vida humana. Es, mas bien, el superar las fronteras del egoismo humano. La persona madura se interesa por los demas y por lo que esta més alla de su mundo personal biolégico o psiquico. 2.2.2.- Seguridad y equilibrio emocionales. El ras- go se manifiesta en conductas claramente perceptibles. La persona madura vive con fluidez y equilibrio la vida afec- tiva. Nunca se siente bloqueada emocionalmente. Posee una buena aceptacién de si misma, de los demas tal como son, de la Naturaleza y sus fenémenos. No se siente des- amparada ante los riesgos normales de la vida, como la enfermedad, la muerte, el fracaso, etc. Tiene tolerancia a las frustraciones, enfrenta adecuadamente los conflictos, es capaz de entusiasmarse con algunas realidades del diario vivir. Sabe tomar decisiones oportunamente, puede encolerizarse justificadanente. La personalidad madura es cauta, sobrelleva las adversidades sin perder la fe en si misma 2.2.3.- Percepcién realistica. Los autores le conce- den una importancia especial a este criterio como medio para distinguir una personalidad normal de otra aquejada por el morbo psicolégico. La percepcién correcta exige in- teligencia. Pero ésta no basta. Hay gente muy inteligente y muy poco madura. La madurez lleva a centrarse en el problema, actuar objetivamente, ser responsable en el tra- bajo, percibir personas, sucesos, objetos del ‘tamafio" que tienen en la realidad. Aprende objetividad con la experien- 38 39 cia del diario vivir. 2.2.4.- Capacidad para relaciones afectivas positi- vas con otras personas. La Persona madura posee capa- cidad de empatia, de simpatia, de intimidad afectiva. Es siempre respetuosa, comprensiva e, incluso, tolerante. Mas que recibir busca dar afecto. Sabe amar, evitando que ‘su amor se convierta en carga para la persona amada, que sea posesivo y, mas ain, paralizante. 2.2.5.- Conocimiento de si mismo. Suele citarse, ‘como expresién de sabiduria humana, una célebre frase atribuida a Sécrates: “Conécete a ti mismo". Algunos in- vestigadores han encontrado alguna relacién entre la in- teligencia y el grado de autoconocimiento. Aunque casi todo el mundo cree conocerse bien, la observacién y la investigacion parecen demostrar lo contrario. Los autores piensan que un buen conocimiento de si, el self-insight de los ingleses, es un indice de madurez. También han en- contrado que hay una alta correlacién entre el conocimien- to de si mismo y el sentido del humor. Este no ha de ser confundido con el sentido de lo cémico que lo tiene casi todo el mundo, incluidos los nifios, ni con el sentido de lo grotesco, propio de rufianes, que no es algo positive. Apo- yados en una definicion de Meredith, podriamos decir que el sentido del humor seria la capacidad de reirse de uno mismo y de lo que uno ama, sin faltar ni faltarse al respeto. La burla es un acto de agresién que no puede valorarse positivamente, 2.2.6.- “Voluntad de sentido’. Asi calificé V.E. Frankl a la capacidad de encontrar el "sentido de la vida’ Toda vida tiene un sentido. Descubrir el de la propia vida y seguirlo exige madurez. Para superar los obstaculos que encontramos en el camino del diario vivir es necesario te- ner bien claro el objetivo que oriente la vida. Los valores ‘ocupan un puesto central en la concepcién tedrica del o de Jos objetivos que guian la vida humana 2.3.- El Camino de la Madurez Tratandose de algo tan influyente -positivamente- en la vida, en la conducta, en el éxito, de la persona humana, como es la madurez, resulta indeclinable decidirse a em- prender el camino que lleva a conseguirla en un alto gra- do. 2.3.1. Nocién EI Camino hacia la madurez es un proceso del comporta- miento humano que corlleva respuestas mentales y con- ductales y consiste en el esfuerzo por resolver los conflic- tos, superar las frustraciones, satisfacer las necesidades basicas y armonizar las demandas internas con las prove- nientes del medio externo, a fin de alcanzar el maximo e integral desarrollo psico-somatico de la persona, 2.3.2.- Caracteristicas del Proceso a Es un proceso dinamico. Por el solo hecho de ser un proceso, se advierte logicamente que no se trata de algo estatico sino dindmico. La energia que mueve el proceso es de tipo motivacional. Esta se deriva primordial- mente de las necesidadas basicas y pone en marcha una serie de actividades cuyo fin es alcanzar la meta deseada. b.- Es un proceso evolutivo. Los impulsos, al apa- 40 41 recer, son indiferenciados, primitivos. Luego se concreti- zan en deseos. Estos influyen en acciones instrumentales que conducen a la consecucién de las metas propuestas. ©.- Es un proceso con riesgos. No faltan las frus- traciones, los conflictos, las decepciones. Cuando faltan los medios, los instrumentos, cuando las cosas no salen como se esperaba, cuando se ven declinar las energias, los obstaculos se experimentan vivamente y son un riesgo serio para el éxito del proceso. d.- Es un proceso con incentivos propios. Es nece- sario asumir, como estimulos, los incentivos que impulsan a la consecucién de las metas previstas. Si los incentivos propios del proceso no se hallan presentes, el yo puede echar mano de otros equivalentes que se llaman compen- saciones. Esto, sin embargo, no es conveniente. @.- Es un proceso con un final. Lo posee como todo proceso. Ese final puede ser el éxito o el fracaso; es decir, la madurez o la inmadurez. 2.3.3. Fases del Proceso Las que a continuacién vamos a enumerar no son fases secuenciales. Pueden presentarse en forma aleatoria. O mejor dicho, segun las exigencias y circunstancias de la vida del individuo que marcha hacia la madurez. a~ Satisfacer las Necesidades bésicas.Para los expertos en Higiene Mental, Psicopatologia, Psicologia dinamica, etc. la necesidad es base de la motivacion. En consecuencia es factor influyente en los procesos de ma- duracién y ajuste psiquico. De aqui deriva la enorme im- portancia que la necesidad tiene, desde el punto de vista tedrico y desde el practico. uele ser definida como la carencia 0 escasez de un bien relativamente imprescindible y la tendencia a solucionar la situacién. En los casos mas fundamentales y urgentes, se tienen las llamadas “necesidades basicas”. En cuanto al numero y modo de clasificacién difieren los autores. Murray sefialaba 40. Los psicoanalistas en gene- ral nombran una o dos. Maslow asumié un término medio. Por consideraria equilibrada y practica, asumimos la clas ficacion atribuida a Scheneider. Hay un primer grupo de necesidades basicas: las de tipo biolégico entre las que se alude a la necesidad de oxigeno, suefio, liquido, eva- cuacién, alimento, etc. Un segundo grupo lo conforman las necesidades basicas psicolégicas como la necesidad de seguridad, amor, consecucién y éxito, autorrealizacién, etc. El tercer grupo es el de las necesidades basicas so- ciales: participacién y pertenencia, reconocimiento social y status, aceptacion y aprobacién social, etc. El cuarto grupo es el de las necesidades espirituales. Estas no se conside- ran desde el punto de vista religioso sino mas bien moral; es decir, desde los valores. Entre éstas recordemos: co- nocimiento y culto de un Ser Supremo, paz existencial, el perdén activo y pasivo, etc. b. Superar las Frustraciones.Cuando algo, dentro 0 fuera de nosotros mismos, bloquea o impide la satisfac- cién de una necesidad, la gratificacién de una tendencia, la realizacion de un proyecto, se produce una reaccién tipica de caracter doloroso y negativo que suele denominarse frustracién. Las frustraciones se originan’ 42 43 a) en Privaciones cuando el individuo se encuentra falto de algo concreto y necesario como el carifio, el dinero, las amistades, oportunidades, etc. b) en Pérdidas: de tipo econémico, de poder, de prestigio, amigos, familiares, etc. c) Obstaculos que demoran, impi- den o dificultan en sumo grado conseguir lo propuesto. Por ejemplo impedimentos fisicos, leyes, injusticias, etc. Si las frustraciones no son superadas prontamente pue- den tener como consecuencia: a) Tensiones. Todo frustrado experimenta tensién, pues se trata de fuerzas retenidas. Cuanto mas urgente sea la necesidad mas fuerte sera frustracién y en consecuencia la tension. Angustia, temor, tristeza, son afecciones que siguen esponténeamente. b) Agresividad. Esta tiene varios modos de manifestarse: criticas amargas, venganzas, golpes. El suicidio es una forma de agresién contra si mismo. También el sentimien- to de culpa. ©) Apatia e inhibiciones: la frustracién conduce a la pérdida del interés, de las aspiraciones, se cae en el desaliento e, incluso, la depresion. ‘También pueden ser consecuencia de las frustraciones, la perturbacién de toda la conducta: intranquilidad extrema, falta de autodominio, rarezas, disminucion patolégica de! rendimiento, relaciones inadecuadas, etc. Al contrario, si se hace el esfuerzo de superarlas, las frustraciones pue- den ser fuente de maduracién, de enriquecimiento psicolé- gico, de capacitacién para enfrentar la vida. c.- Resolver los conflictos Cuando un individuo se encuentra como bloqueado o di- vidido por fuerzas de signo contrario que entran colisién, aparece el conflict. Con frecuencia los conflictos se originan en la discrepan- cia u oposicién entre las ambiciones y las realizaciones del individuo. Alto nivel de aspiracién y bajo nivel de logro. ‘También entre lo que el sujeto es y lo que aparenta ser. Se genera una constante tensién entre la realidad y la urgen- cia de mantener la apatiencia, temor a ser descubierto. Surge igualmente entre 'a atencién a la propia persona y la preocupacién por los demas, entre el egocentrismo vs alocentrismo, entre el derse y reservarse egoisticamente. ‘También aparece en la oposicién que puede darse entre los valores espirituales y los materiales: la carne vs el es- piritu. d.- Armonizar las demandas internas con las exter nas, Es necesario saber coordinar lo que nos piden las propias aspiraciones, nuestros proyectos, las necesidades perso- nales con o que nos exigen la autoridad, el trabajo, los co- Jegas..., en una palabra nuestro entorno, No saber hacer- lo es fuente de conflictes, de frustraciones, de bloqueos, angustias, malestar psiquico. 2.3.4. Algunos Medios para avanzar Para faciltar el proceso, para avanzar con cierta agilidad por el camino de la madurez, recordemos algunos medios cuya utilidad ha demostrado la experiencia. 2.3.4.1.~ El autoanilisis. Se juzga improrrogable el propio ‘conocimiento. Desde tiempo inmemorial ha sido una técni- ca ascética, mediante el llamado “examen particular’. Des- de los tiempos de Sécrates el nosce te ipsum (conécete 1a ti mismo) ha sido considerado un principio de sabiduria “ae 45 humana. 2.3.4.2. Solucionar prontamente los problemas. Una per sona madura no es la que carece de frustraciones 0 con- flictos. Lo es aquella que los detecta prontamente e intenta darles inmediata e inteligente solucién. El paso del tiempo nunca resuelve nada. Hay que decidirse a enfrentar sere- namente la situacién, hacer una evaluacién objetiva y bus- car los medios para resolver adecuadamente el problema 2.3.4.3.- Intentar disciplinar el inconsciente. Conviene apro- vechar los medios disponibles para conocer, en lo posible, nuestro inconsciente. Es el area mas amplia de la indivi- dualidad humana. Pero se puede llegar a algunos de los contenidos mas influyentes, mediante el aprovechamiento de los llamados actos fallidos ("lapsus linguae", “lapsus calami’, olvidos momentaneos de cosas muy conocidas, equivocar direcciones, etc.), el trabajo para fomentar la sinceridad con uno mismo: inclinaciones, apetencias mas © menos reprimidas, etc., conocimiento y uso 0 rechazo de los "mecanismos de defensa’.. 2,3.4.4.- Establecer y cultivar relaciones personales posi- tivas. 2.3.4.5.- Procurar el predominio de los estados afectivos positivos sobre los negativos. Sobreponer ala impaciencia la paciencia, al temor la seguridad, a la tristeza la alegria... 2.3.4.6.- Favorecer conscientemente el predominio de los estados afectivos de curso lento y prolongado sobre los de curso rapido e intenso. Es mas valiosa una alegria serena, prolongada, que una desbordante, intensa que solo dura un momento. 2.3.4.7.- Procurar el control del hipotalamo y en general de la region diencefélica donde, segtin los neurdlogos se originan los estados afectivos, por el llamado cerebro noético, sede de la inteligencia, la voluntad, la libertad. La reflexién, la prevencién de situaciones, el analisis en frio de las reacciones, etc., repetides con constancia pueden facilitar dicho control. 46 a7 TEORIA DE LA MOTIVACION Es este un tema de importancia singular en el estudio del comportamiento humano de individuos y de grupos. La Psicologia cientifica moderna se ocupa primordialmente de la conducta. Por eso base de sus preocupaciones in- vestigativas es el estudio de la motivacién. “Es nuestro problema central" escribié Allport. Esta area cientifica es notoriamente amplia y compleja. Sabemos que a la conducta subyacen procesos que no son directamente observables ni en el comportamiento ni en la expresién verbal de las personas. Ademas, son va- rios los factores que influyen o pueden infiuir en el origen y curso de esos procesos, lo que complica y amplia enorme- mente el campo de observacién, investigacién y estudio. La pregunta que introduce en esta area de Ia Psicologia puede ser ésta: équé se entiende por motivacién?, 2a qué se llama motivacién? Sin duda, la respuesta no es facil. Si se tiene en cuenta los aspectos energéticos, de regulacion y direccién, seria acertada la definici6n de J.T. Young: es “el proceso para despertar la accién, sostener la actividad en progreso y regular el patrén de actividad” (25). Una buena definicién para Maslow deberia “suponer que la motivacién es constante, que nunca termina, fluctia, que es compleja y que casi es una caracteristica universal de practicamen- te cualquier situacién del organismo' (26). Para Gordon W. Allport, la motivacién es "toda condicién interna en el indi- viduo que lo induce a la accién o al pensamiento”, o mas simplemente, es el "estado excitador del organismo” (27). En general, los expertos piensan que toda conducta tiene una causa, una fuente, un origen dindmico; 0, lo que es igual, que toda conducta es motivada. Sin motivacién el individuo permaneceria inactivo, se quedaria pasivo. Investigadores como Hull, Brown, Farber, en sus trabajos, llegan a la conclusién de que los procesos motivacionales influyen en la conducta de los individuos al energizar ten- dencias innatas asociativas. Otros como Duffy, Malmo, Hebb, ven en la eficiencia con que se efectian los diversos comportamientos, la prueba de que existe una activacion subyacente que es la motivacién. Autores como Young, Bindra, Irwin, perciben la necesidad de procesos motiva- ciones en conductas que van orientadas hacia metas per- sistentes. El notable interés de los psicélogos e investigadores por la motivacién es relativamente reciente. Sin embargo, los aspectos motivacionales influyantes en la conducta se han estudiado desde tiempos lejanos. A partir de los grandes filésofos griegos (Sécrates, Platon, Aristételes) se ha considerado el conocimiento como un factor de comportamiento. Pensadores como san Agustin, Santo Tomas de Aquino, Kant, Shopenhauer, insistieron en la importancia tedrico-practica de la voluntad y del libre albedrio en la orientacién del comportamiento. Después se fue perfilando el concepto de instinto y su influjo en la conducta. Mas cerca de nuestro tiempo, los trabajos de Freud y de los psicoanalistas nos han puesto en la pista de la motivacién inconsciente de la conducta. Y los psicé- logos sociales se preocupan de lo que pudiéramos llamar la "la motivacién social”. En el centro de esta se hallan los incentivos’, entre los que se enumera: las recompen- sas, el conocimiento de los resultados, la competencia, la 50 51 colaboracién, etc. Hay algunos principios que permiten conocer mejor la na- turaleza y el influjo en la conducta de la motivacién. Por ejemplo: la motivacién puede estar integrada por varios motivos simultaneamente; siempre el motivo mas fuerte es el que mayor influjo tiene en la condueta, llegando en ocasiones, a anular los secundarios o mas débiles. Los motivos humanos pueden ser organizados a la mane- ra de una escala jerarquica. Pueden ser clasificados como conscientes o inconscientes, evidentes o latentes, conoci- dos 0 desconocidos, etc. Como resumen y deduccién de lo anteriormente indicado, puede ofrecerse como definicién de Motivacién: un con- junto de motivos y expectativas que impulsan al individuo a obrar en orden a la obtencién de un determinado fin. “Es el trasfondo psiquico, impulsor, que sostiene la fuerza de la accién, su direccién" (28). La motivacién es la versién, en el orden psiquico, de la causalidad eficiente. De ahi la necesidad de conocer amplia y profundamente la motiva- cién vigente para entender a la persona, explicarnos su comportamiento y predecir su conducta, Importance No es necesario ponderar la importancia de la motivacién en el campo de la Psicologia y, como consecuencia, para la Pedagogia, la Psicoterapia, la Psicologia social, etc. Di- cha importancia se deriva de la definicién misma de Moti- vacién. Esta impulsa, dirige u orienta la conducta humana; facilita el diagnéstico energético-dindmico de la individuali- dad; fundamenta el pronéstico del comportamiento; y pue- de ser considerada como resultante de todos los elemen- tos dindmicos de la personalidad. 3.2.- Fuentes de Motivacion Para completar nuestra visién introductoria a la Motivacién psicolégica, conviene dar una mirada, aunque sea superfi- cial y breve a las principales fuentes de motivacién. 3.2.1. Los Valores a.- Nocién. El valor es aquella cualidad que hace atractiva, deseable y digna de aprecio una “cosa” o “realidad” cual- quiera b- Importancia. En orden a la motivacién se puede sefialar los siguientes aspectos: 1) Los valores son, para la perso- na humana, fuente prevalente de motivacién conductal; 2) dan orientacién, significacién o sentido a la vida humana: 3) La cotidianidad de su aparicién o presencia: continua- mente, a cada paso, el ser humano se ve en la necesidad de optar. Las grandes decisiones o las comunes y corrien- tes se asumen en fuerza de los valores considerados, rea- les 0 falsos; 4) los males que la ausencia, olvido o crisis de los valores acatrean a los individuos 0 grupos. La actual crisis de valores que padece la humanidad se revela en el materialismo reinante, la desintegracién familiar, la droga- diccién en aumento, la violencia generalizada, etc. Entre los factores especificos causentes de Ia crisis actual, los autores sefialan: a) La descontextualizacién del valor: se lo saca de su contexto propio y se lo hace aparecer en otro que no es el suyo; b) la aparicién de los antivalores, Se disfraza de valor una conducta, principio, realidad que es todo lo contrario, con el fin de engafiar a los incautos; c) la desvergienza reinante que facilita el paso de la clandes- tinidad a la publicidad: de Ia inmoralidad, la anomalia de 52 53 conducta, lo inteligentemente reprochable, etc. y, en con- secuencia, a la tranquila y acritica aceptacién del publico. c.- Divisién. Los valores pueden ser clasificables de diver- sas maneras. Una comtn y aceptable es la de dividir a los valores en 1) Supremos 0 finales, aquellos que como lo indica su nombre tienen caracter de fin, se justifican por ‘si mismos. 2) Valores instrumentales, aquellos que sé or- denan a la consecucién de otros mas altos como son los finales 0 supremos. d.- Principios para la elaboracién de una escala axiolégi- ca, Los expertos sefialan algunos que hay que tener en cuenta. Entre estos recordemos: 1) La divisibilidad. Si un bien se puede dividir en partes es menos valioso que el que no es divisible. Todo lo material es divisible en partes, lo espiritual no. 2) La Durabilidad. El bien que dura mas es mas valioso que el que dura menos. Por este solo aspecto la eternidad es ya més valiosa que el tiempo. 3) La Funda- mentabilidad. El bien que exige ser fundado o fundamen- tado en otro es menos valioso que el que no lo necesita. 4) La Satisfaccién. Vale mas el bien que produce mayor satis- faccién. Lo es aquel cuya satisfaccién no es localizable. La alegria no localizable en el sujeto es més valiosa que un bafio refrescante localizable en el soma. 5) La Relatividad. Por una parte el valor del bien dependeré de aquello con lo que se relaciona: material, espiritual. Por otra parte sera més valioso aquel bien que puede fundar mas relaciones. 3.2.2 Las Actitudes Otra gran fuente de motivacién para el ser humano son las Actitudes. Démosles un rapido vistazo, a Noci6n. Suele ser aceptada y muy difundida la defi- nicién que hace ya mucho tiempo formulara Gordon W. Allport: Actitud es un estado mental y neurofisiolégico, de dificil remocién que predispone al “organismo” a una deter- minada respuesta ante estimulos especificos, se organiza a través de la experiencia ejerce un influjo dinamico y positivo en la conducta mental y fisica. b.- Dimensiones. Los expertos suelen distinguir en las acti- tudes tres dimensiones que las cualifican: 1) La Cognitivo- intelectual. Es el conjunto de informacién, conocimientos y, en una palabra, contenidos intelectuales que el sujeto posee respecto del objeto de su actitud. Forman parte ver- tebral de esos contenidos las convicciones. 2) La Afectivo- emocional. Los estados afectivos que surgen a partir de los contenidos intelectuales, dan la tonalidad afectiva de la actitud. 3) La Conativo-operacional. Es el conjunto de aspectos dinamicos que llevan a la accién. Tendencias, inclinaciones, habitos operacionales, etc. llevan al objeto ‘especifico de la actitud, 3.2.3.- Las Necesidades Una tercera fuente de motivacién, la que verdaderamente configura la motivacién son las necesidades. Para comple- tar nuestra teoria acerquémonos, aunque sea tangencial- mente, a las mismas, a. Tipos. Una manera general de clasificar las necesida- des por su origen es el de distinguir necesidades soma- tégenas que tienen referencia a lo somatofisiolégico; y necesidades psicégenas referentes al nivel pisco-social. Aquellas necesidades que revisten un grado maximo de urgencia suelen ser denominadas "Necesidades Bésicas Aellas nos hemos referido al tratar el aspecto de la Madu- rez. 54 55 b.- Caracteristicas. Aunque de lo dicho se deducen fa- cilmente, enumerémoslas brevemente. 1) Son siempre fuente importante de motivacién. 2) Son fendmenos de aparicién frecuente, casi constante que exigen atencién continuada, 3) Pueden ser experimentadas en forma cons- ciente o inconsciente. IV MADUREZ EMOCIONAL Y VOCACION Para el seguimiento exitoso de una vocacién cual- quiera es imprescindible la madurez. Pero para las vo- caciones sacerdotal y religiosa es algo tan decisivo que puede ser considerada -la madurez- como uno de los ele- mentos humanos integrantes. No todas las areas de la Personalidad maduran al mismo tiempo y en el mismo grado. La experiencia y la investiga- cién pueden presentar individuos maduros intelectualmen- te, por ejemplo, e inmaduros social o emocionalmente. ‘Suele aceptarse como la mas importante para la vocacién, de todas las partes humanas capaces de maduracién, la emocional. A ella nos referiremos en este Capitulo. Apart de la teoria hasta aqui expuesta, podemos intentar definir la madurez emocional propia de las vocaciones sa- cerdotal y Religiosa. 4.1.- Nocion de Madurez Emocional Es madura emocionalmente la persona que se comprende y acepta a si mismo, que se propone crecer 0 progresar ‘en todos los niveles sin sentirse emocionalmente bloquea- da, que es capaz de experimentar entusiasmo, que puede disfrutar serenamente de la vida, que es capaz de expe- rimentar célera cuando es justificado, que puede estable- cer relaciones afectivas sin temor y en forma adulta, que es capaz de enfrentar la adversidad sin perder la fe en si mismo. 4.2. Importancia de la Madurez Emocional Sino se es maduro, indefectiblemente, se es inmaduro. Y no conviene olvidar que para los psicopatélogos, el con- cepto de inmadurez incluye la nocién de patologia. En todo caso, en la medida en que somos menos maduros somos mas inmaduros. No hay término medio. De ahi se deriva la importancia teérica y practica que para la vocacién tiene la madurez y, sobre todo, la madurez emocional. La idea se clarifica aun mas, si acortando la éptica, nos, centramos en algunos aspectos vertebrales de la vida sa- cerdotal y religiosa. 4.2.1.- Importancia para una vida psiquica sana a- La inmadurez emocional produce tensiones, genera estados afectivos negatives como angustia, da origen a turbulencias intimas, influye negativamente en la conduc ta produciendo conflictos innecesarios, multiplicando las frustraciones, etc. b.- Lo anterior consume mucha energia psicosomatica, empobreciendo el mundo psicolégico y con frecuencia también el fisiolégico. Produce dispersién atencional y di- ficulta enormemente la concentracién, necesaria para el trabajo intelectual c. La madurez emocional, por el contrario, facilta los pro- cesos biolégicos. Varias enfermedades somaticas son de origen psicoafectivo. Seguin algunos investigadores (29), el flujo de la energia de plexo energético a plexo energético (anal, genital, solar, cardiopulmonar, audiosonoro, visual y pineal) ha de ser normal, fluido, sin bloqueos, para que las funciones sean efectivas y la salud su producto inmediato. “88 59 d.- La madurez emocional -principalmente- facilita el tra- bajo de la inteligencia, estimula la creatividad que descu- bre y actualiza cualidades, capacidades y dones. También estimula el crecimiento psicoespiritual. 4.2.2- Importancia en orden al trabajo y el estudio. a Ambas actividades producen desgaste. Hace falta un buen acopio energético y un gasto prudente, inteligen- te, de las energias acumuladas. Quien posee problemas emocionales disipa miserablemente su energia en estados conflictivos (tristezas, recriminaciones, envidias, resenti- mientos, etc.) b.- Algunos investigadores creen poder demostrar que el trabajo intelectual en cuanto tal, no produce fatiga. Lo que genera el cansancio son las circunstancias en las que se desenvuelve. El trabajo de Ia inteligencia desarrollado en un clima de serenidad, de paz psicolégica, sin tensiones, desgasta menos, es mas agil y mucho més eficiente. .- Las personas emocionalmente bloqueadas o perturba- das no estén en capacidad de usar, menos de desarrollar, utilizar 6ptimamente, sus mtltiples recursos. En estas cir- cunstancias no es de extrafiar que cualquier tipo de trabajo sea poco eficiente y, en ocasiones, nulo. 4.2.3. Importancia para una buena vida comunitaria a. La conflictividad interior, los estados afectivos negati vos como la angustia, crean patologia. Esta hace muy pro- blematica y, en ocasiones imposible, la vida comunitaria grata, auténtica, testimoniante, b.- Los Conflictos internos que se derivan de la inmadurez inducen los externos. Las personas se tornan problem: cas, dificiles de tratar, muy poco eficientes en el trabajo, nada testimoniantes de la caridad fraterna, de la alegria del seguimiento, de la entrega a la virtud, etc, .- Para la vida comunitaria hace falta el acopio de una gran dosis de energia psicosomatica. El didlogo, la colabo- racién fraterna, la mutua ayuda, el consuelo, el estimulo, el perdén activo y pasivo... conllevan gasto de energia, exigen una posicién firme y estable que el inmaduro, el psicoide, el psicolégicamente inestable no poseen. 4.2.4.- Importancia para la Oracién a.- El Sacerdote, el Religioso son profesionales de la ora- cién. Esta exige concentracién. La agitacién interior, el sentirse arrastrado por estados afectivos negativos condu- cen a la disipacién, a la distraccién, a la atencién fluctuan- te. Asi no es posible hacer una buena oracién. b.- En la oracién interviene toda la persona. Silos estados afectivos bloquean los procesos intelectivos, el discurso, la meditacién, la contemplacién se encuentran impedidos al maximo en los momentos de conmocién interior. Los estados afectivos positivos que integran el fenémeno de una verdadera oracién, se dificultan o son inhibidos por los estados afectivos negativos predominantes. Con frecuen- cia la voluntad esta como paralizada para decidir, optar, ‘comprometerse con el esfuerzo de orar bien. c. El Sacerdote, el Religioso han de ser maestros de ora- cién para el pueblo cristiano. Esta "maestria’ se adquiere solo con dedicacién, entrega, constancia de las que por CO 67 definicién carece el inmaduro. Un psicoorganismo en es- tado de perturbacién, de desgaste, de carencias, etc., que caracterizan a la personalidad inmadura, no se halla en las mejores condiciones para orar, para ensefiar, para ser modelo de oracién. 4.2.5. Importancia para la perseverancia y “" Fidelidad a la Vocacién a.- La Vida sacerdotal y la religiosa son dificiles, son con- flictivas. Las exigencias evangélicas, el cumplimiento de los votos, la vida comunitaria, la ausencia de gratificaci nes humanas, el trabajo ministerial, piden desprendimien- to de si, capacidad de sacrificio, generosidad de entrega total. Todo ello no se da sino en personalidades emocio- nalmente maduras. b- Claridad en la motivacién, equilibrio emocional, cons- tancia para perseverar, fidelidad a la palabra empefiada a Dios, exigen en la personalidad del Sacerdote y del Reli- gioso una auténtica madurez emocional que no se impro- visa en los momentos dificiles, o en la lucha diaria, o cuan- do sobrevienen las crisis vitales. Ademas de la Gracia de Dios, el Religioso ha de contar con un avanzado proceso de maduracién psicolégica 4.2.6.- Importancia para el Apostolado a.- El Sacerdocio fue instituido para servicio del Pueblo de Dios. La Vida Religiosa es esencialmente apostélica. El servicio sacerdotal, el apostolado se ejercen siempre en el Ambito de las relaciones interpersonales. Estas, debido a la enorme variedad de temperamentos, caracteres, cul- turas, historias personales, educacién, etc., son siempre © casi siempre, dificiles, problematicas, conflictivas. Solo yipensahan las personalidades emocionalmente maduras pueden ha- bitualmente mantener la ecuanimidad, la serenidad y la paciencia que las circunstancias exigen. b.- En sus labores especificas, el Sacerdote y el Religioso han de dar testimonio evangélico. El testimonio positivo impresiona gratamente a la gente y es, en si mismo, un apostolado. El negativo defrauda a las personas, gene- ralmente muy sensibles a estos fenémenos, les produce rechazo de las personas y con frecuencia, de las institucio- nes y bloquea o impide el efecto bienhechor de las otras actividades apostélicas, . Por la naturaleza de la vocacién sacerdotal o religiosa, el individuo con ellas agraciado, es llamado a la perfeccién oristiana. La Gracia es el principal factor de santificacion. Pero exige la colaboracién humana. La parabola evangéli- ca del sembrador y la semilla nos ensefia qu2 hay que pre- parar el terreno. La semilla que trae el divino sembrador es toda ella de excelente calidad que puede producir hasta el 100 por uno. El fruto, sin embargo, depence del terreno. La tnica colaboracién que puede prestar el ser humano es ésa: preparar el terreno: arrancar la maleza, limpiar el terreno de piedras y otros obstaculos, ablandar la dureza, abonar... Lo demas -y eso es lo definitivo- lo hace Dios. 4,2.7.- Para el Exito ‘Como resumen y conclusién, podemos afirmar que la Ma- durez y, sobre todo, la madurez emocional, es algo nece- sario para el éxito de cualquier Vocacién, de todo trabajo, proyecto 0 actividad. Aun en lo referente al orden espiri- tual, Dios ha querido pedimos la colaboracién de cultivar y ofrecer una personalidad madura que sea anta para recibir sus grandes dones, 62 63 4.3.- Requisitos para la Madurez Emocional 4.3.1. Buena Improntacién Familiar Manuel Rodriguez Losada (Psicélogo brasilefio) en su trabajo: “La Vida Comunitaria. Desafio de la Experiencia Afectiva’ (30) afirma que la vida afectiva de los religiosos no comienza en el convento. De hecho nace, se inicia en la familia. Toda persona lleva consigo la marca de la historia familiar, de los padres que lo acogieron o lo rechazaron; de un hogar sereno o leno de frustraciones; de una familia caracterizada por la paz y el bienestar 0 por la incultura, la violencia, la falta de buena educacién... 4.3.2.- Normalidad Clinica Para avanzar por el camino, no facil, de la Madurez emo- cional es necesario ser duefio de sus actos, no estar some- tido a la presién constante del malestar psiquico o somati- co. Los neuréticos, quienes padecen angustia, depresién, debilidad psicoenergética, etc. no poseen las condiciones para madurar, para sobrellevar las cargas de la vida sacer- dotal o religiosa. 4.3.3.- Desarrollo Afectivo-emocional Alla vez que se adquiere con la madurez, es condicién para avanzar por el camino que lleva a la dorada meta de la madurez emocional, poseer un minimo de desarrollo afectivo-emocional. Ello supone haber superado el infan- tilismo, el adolescentismo, el egoismo a ultranza y otras formas similares de inmadurez que bloquean el proceso de crecimiento. i oa iabsgnia ee ee 4.3.4. Base Neurolégica sana y estable Teniendo presente la altisima correlacién entre salud men- tal y salud neurolégica, es indispensable para avanzar ha- cia la Madurez emocional, poser una excelente estructu- ra neurolégica, Buena relacién entre el cerebro noético y el hipotélamo, de modo que el primero sea quien gobierne al segundo y no viceversa, como suele suceder en los inma- duros. Hay que educar nuestro cerebro para que funcione ‘como cerebro humano. 4.3.5.- El Autoconocimiento Desde los tiempos de Sécrates sabemos que el autocono- cimiento es un principio de sabiduria humana. Lo han con- firmado muchos otros pensadores. En nuestro tiempo, un connotado investigador, en el area de la Macurez Emocio- nal, D. Abrahansem ha dicho: "mientras mas sabe el hom- bre de si mismo, mas cerca esté del bienestar emocional’ Para crecer, para madurar, es indispensable el autocono- cimiento. Desconocer las propias potencialidades, los va- lores, las habilidades y, desde luego, ignorar las propias, fallas, los defectos, las debilidades, bloquea todo cambio, frena el progreso, impide el mejoramiento. Nuestras cuali- dades positivas son el potencial de que disponemos para crecer. Los aspectos oscuros, las sombras, los defectos son obstaculos. Conocidos puede ayudar 2 ver mejor lo que se tiene y lo que hace falta. Sin duda, la oscuridad de la noche es lo que permite ver las estrellas. Es una exigencia de la vida, aprender a distinguir el tr go de la cizafia, puesto que crecen juntos. El autoconoci- miento influye notoriamente en la autoaceptacién serena, equilibrada, positiva; asi mismo, en la autovaloracién jus- 64 65 ta, objetiva, leal; también en la autocomprensién acertada, completa, orientadora; y sin duda, en la autopromocién que supone formacién, exigencia, progreso. En el trabajo por conocerse a si mismo, pueden presentar- se obstaculos o dificultades. Entre éstos recordemos: a) el desinterés: desconocimiento de la necesidad de conocer- se objetivamente y con profundidad; b) falta de guia que inicie, anime, corrija, oriente el trabajo no siempre facil de llegar a un buen conocimiento de si; c) bloqueo afectivo: 1) Complejos y sentimientos de inferioridad; 2) Angustia fiotante: debilidad del Yo, inseguridad emocional; 3) Trau- mas de la época infantil 0 adquiridos mas recientemente; 4) Temores especificos ante el cambio mismo, los efectos, el trabajo a realizar. Entre los requisitos, los expertos suelen enumerar: a) po- seer una capacidad, al menos normal, para el analisis in- telectual y para la observacién; b) tener una teoria de refe- rencia que guie el proceso; c) elegir métodos apropiados, faciles de ejecutar, eficaces. 4,3.6.- Formaci6n Inicial y Permanente La exigen los Coneilios, los Sumos Pontifices, los expertos en estas materias. La historia de la Iglesia y, en particular, la de la Vida Religiosa, prueban y comprueban su impor- tancia. Entre las metas de una buena formacién se suele aludir a las siguientes: a) Proveer una organizacién dis- ciplinar clara, firme, constante. La disciplina no consiste en la fiel observancia de horarios y reglamentos. Es, mas bien, la regulacién inteligente de la conducta de acuerdo a ideales y criterios; b) Formacién fundada en principios soli- dos pero mediante la metodologia de crear habitos opera- tivos que ayuden a la voluntad; c) Iniciar una vida ascética bien fundada. Destacar los aspectos positives, evitar los negativos como el pietismo o beateria, los escrupulos, el ilusionismo. También desterrar la indiferencia, el desinte- rés, la inconstancia, etc.; d) Evitar los aspectos negatives como el paternalismo 0 maternalismo, el proteccionismo; igualmente, lo contrario como el desinterés, la indiferencia, el autoritarismo, etc. Evitar la incongruencia entre teoria y vida, entre lo abstracto y lo concreto, las contradicci nes ideolégicas, los malos ejemplos. Evitar el contacto con personas inadecuadas por neurotizantes. e) Cuidar los rasgos de la personalidad madura del Formador. La forma- cién se hace, en buena parta, por una espece de ésmosis psicolégica. Ideas claras, sentimientos positivos, honesti- dad personal y profesional con Dios, con la Iglesia, con la Orden o Congregacién, con los formandos. f) La formacién depende, en buena parte, de la calidad y profundidad de las relaciones positivas en el campo humano, espiritual y apostélico de los miembros de la Comunidad formativa entre ellos. De la calidad y profundidad de las relaciones de la Comunidad formativa con el formando. De la calidad y profundidad de las relaciones entre los formandos. De las relaciones de cada uno de los formandos con la Comu- nidad formativa. Y sin duda de la capacidad asimilativa, la libertad y buena voluntad, de la correspondencia del for- mando. 4.3.7.- Control de la Imaginacién Las imagenes poseen y ejercen un influjo grande en el psiquismo humano. La gente suele decir que las palabras convencen pero las imagenes arrastran. Los expertos en Comunicacién Social lo confirman al pensar que una ima- gen vale mas que mil palabras. Sin embargo la imaginacién no es facil de manejar. Santa Teresa de Avilala llamaba “la loca de la casa’. Es corriente usarla en contra de nosotros 66 67 mismos. La sugestién, la deformacién de lo previsible, la ausencia de juicio critico facilitan la aparicién de estados afectivos negativos como temores, angustia, indecisiones, etc. Es necesario aprender a usarla en provecho propio, de modo que favorezca los estados afectivos positivos como el optimismo, el entusiasmo, la paz psicolégica, la seguridad emocional, etc. 4.3.8. Otros Requisitos Es comin exigir: a) buena seleccién vocacional. Los Con- cilios, los Sumos Pontifices, los expertos en estas materias. aconsejan una severa seleccién vocacional. Es logico per sar que los no llamados, los que no tienen una motivaci6n valida para el sacerdocio 0 la vida religiosa, los que no han resuelto sus problemas y conflictos personales antes del ingreso, sean refractarios a las exigencias de la Vocacién. b) Formacién inicial y permanente. E| acompafiamiento y éste continuado, se considera como algo imprescindible, De hecho la historia de la Iglesia y, en particular, de la vida religiosa, lo ponen de presente. c) Los Superiores de todos los niveles, los Formadores, los Maestros de espiritualidad y similares han de considerar como punto central de su servicio, crear el ambiente apropiado para que los Religio- so puedan crecer sin pausa, en la madurez emocional. Es éste un proceso nunca acabado en el que se debe trabajar siempre. Relaciones humanas, cortesia en vida diaria, de- licadeza en el trato personal, cultura y cultiv personal no han de faltar en ninguna Comunidad Religiosa, en ningun seminario. d) La Autoexigencia. En este mundo todo lo que vale cuesta. Nada valioso se consigue sin esfuerzo perso- nal. El seguimiento de Cristo en el Sacerdocio 0 en la Vida Religiosa es exigente; lo dijo El mismo: “el que quiera venir conmigo, niéguese a si mismo, cargue su cruz y sigame" Es necesario inculcar en los candidatos al Sacerdocio y a la Vida Consagrada la autoexigencia, la buena voluntad, el aprecio grande de la propia vocacién. Los abtlicos, los, indiferentes, los que carecen de horizontes luminosos, no sirven para el seguimiento de esta Vocacién. 4.4, Rasgos Minimos de Madurez para ser Admitido a los Votos Los autores e investigadores suelen sefialar una notable serie de rasgos de madurez que debieran ser tenidos en cuenta para que un candidato pueda ser admitido a la Or- denacién Diaconal o a la Primera Profesién Religiosa, con una cierta garantia humana de fidelidad y perseverancia. De entre ellos, elegimos los siguientes: 1. Percepcién y aceptacién de SI. Entre los aspectos que pueden servir como criterio para detectar le presencia de este rasgo, estan: a) el sentirse amado de Dios. Es un in- dice de seguridad emocional; b) Poseer un cierto sentido del humor que indica autoobjetivacion y flexibilidad psico- légica; c) Capacidad de buen juicio: “sentido comin’, obje- tividad, “principio de realidad” operante. 2.- Capacidad de elegir. Son criterios para conocer la exis- tencia de este rasgo: a) Cierta autonomia madura que no es independencia de la autoridad, de la normativa vigente, de las costumbres legitimamente establecidas, ni rebeldia. Es, dentro de lo permitido, independencia respecto de los medios, no del fin; b) Sentido de responsabilidad; c) Volun- tad demostrada de progresar, a pesar de las dificultades que puedan presentarse; d) Buena estabilidad emocional, 3.- Capacidad de ejecutar Io elegido. Pueden ser asumi- dos como criterios de examen: a) Capacidad de iniciativa 68 eee 69 De ella habla el Concilio al tratar de la obediencia activa y responsable. Saber encontrar el modo de realizar lo que se ha decidido; b) Alegria en el ejercicio de las activida- des propias de la Vida Religiosa. Supone amor e interés, ©) Capacidad de superar las frustraciones. Debe ser algo comprobado; d) Constancia. Algo esencial en orden a la fi- delidad. Rasgo que falta con notable frecuencia en la gente de nuestro tiempo; e) Capacidad para insertarse en la vida social: vida comunitaria, vida y trabajo apostélicos, etc.; f) Docilidad. Supone seguridad emocional para obedecer, poder autodominarse por la luz de la inteligencia. Se ha de obedecer libremente, con confianza en si mismo, no arrastrado por el temor, por lo que hacen los demas, ete. Tratandose de la Ordenacién presbiteral o de los Votos definitivos, los autores insisten en los siguientes puntos 1.- Haber superado la dependencia infantil completamente. Esto implica: a) haber adquirido actitudes de adulto: afec- tivas, sociales, religiosas; b) tener experiencia de la vida real: haber ejercido algunas responsabilidades; c) poser capacidad de decisién: poder tomar decisiones pondera- das, asumir las consecuencias, saber aprovechar los in- evitables fracasos, tener la capacidad de correr riesgos; d) saber obedecer: responsabilizarse de su persona, de sus compromisos, de sus actos. Se trata de un rasgo esencial; @) autodeterminarse segiin un sistema de valores. Haber incorporado a los propios, los valores comunitarios. 2.- Regirse ya por el principio de realidad y no por el del placer. Esto supone: a) saber posponer gratificaciones; b) poder superar prontamente las frustraciones; c) no tener como primer motor de conducta el placer sino el deber, las conveniencias razonables, el bien ajeno, etc.; d) poseer nme disciplina personal. Ausencia de conductas infantiles; e) tolerancia e interés por los demas. 3.- Progreso en el Conocimiento. Esto exige: a) tener ya configurada una objetiva, consciente y completa escala axiolégica; b) poser un conocimiento objetivo y completo de si mismo, c) haber progresivamente intzriorizado los valores cristianos, los valores de la Vida Religiosa, los va- lores esenciales humanos; d) haber elaborado una sinte- sis de conocimientos coherente, abierta, iluminante, que guie la propia vida. 4 Haber alcanzado la heterosexualidad como término de una sexualidad bien evolucionada. Esto indica: a) que se ha superado claramente las etapas de la sexualidad infan- til y puberal; que se ha llegado a un desarrollo psicosexual maduro; b) que se posee la capacidad de establecer re- laciones interpersonales adultas, positivas, son personas del otro sexo; c) que se tiene capacidad comprobada de vivir la continencia perfecta en el celibato, sin excesivas tensiones, efectos neurotizantes, fuertes luchas perma- nentes. Que se puede vivir la castidad perfecta con relati- va paz, visible alegria, salud mental, eficiencia y madurez. 5.- Moralidad objetiva. Esta se refleja en: a) una concien- cia moral recta, bien formada: b) saber dirigir la conscien- cia por las normas y valores morales; c) poder adoptar un comportamiento, en todas las circunstancias, acorde con el sacerdocio 0 con la vida consagrada en la propia Orden © Congregacién; d) ser duefio de una estrustura concep- tual minima que facilite los juicios y conductas objetiva- mente morales; e) actuar siempre no por coercién sino por conviccién; es decir, haber pasado de lo “impuesto" a lo “asumido” 6. Egoismo superado por el alocentrismo. Esto se hace 70 71 patente si el individuo: a) es capaz de sentirse unido a los dems con lazos fraternales; b) sabe compartir con los de- mas experiencias, preocupaciones, gozos, éxitos...; ¢) se interesa por la Iglesia, la Orden o Congregacién, la propia Provincia, el Mundo...; d) tiene flexibilidad psico-social y sabe adaptarse a la vida del grupo comunitario; e) puede olvidarse un poco de si mismo para preocuparse mas por los otros, como lo pide la caridad cristiana. Vv LA MOTIVACION VOCACIONAL - Clarificacion de la motivacién vocacional 1.1.~ Si queremos saber las razones o motivos por los que un individuo actia, es necesario conocer el influjo que sobre la personalidad ejercen sus necesidades, sus actitudes y sus valores. 1.2.- Por otra parte, mirando las cosas desde la Psicologia, se puede afirmar que los motivos por los cua- les una persona decide seguir la vocacién sacerdotal o re- ligiosa, provienen de tres fuentes. Estas son: a Lo que pudiéramos llamar la “percepcién intelectual”. El Wividuo descubre intuitivamente que seguir la vocacién sacerdotal o la religiosa es "algo" bueno para él. En con- secuencia seguir la vocacién es valorado como positivo, deseable, valioso. Si esta valoracién persiste, sino se es- fuma prontamente, brota entonces otro juicio, el “reflexivo" El sujeto somete a examen su primera intuicién. Descubre que, efectivamente, el objeto valorado (seguir la vocacién) es benéfico. Puede suceder también que lo considere in- conveniente o irrelevante para él. En el primer caso, facilmente se autodetermina, Es decir, decide seguir el llamamiento. Y esto, aunque descubra difi- cultades, incomodidades, procesos arduos, etc., en la pro- secucién de la decisién asumida. Inclusive puede experi- mentar impulsos psicoafectivos contrarios que, sin duda, intentara superar 0 transformar. b.- La informacién recibida. Puede surgir la conciencia de la vocacién a raiz de una conversacién, de una lectu- ra, de un acontecimiento, de una simple frase escuchada que permanece resonando algiin tiempo en el mundo in- terior de la persona. La sentencia evangélica: “de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma” (Mt.16,26), le quité la paz a san Antonio Abad. Reflexiona, descubre entonces su vocacién de ermitafio y se marcha al desierto. Con frecuencia se organizan cursos juveniles © vocacionales en los que se ofrece informacién teolégica, espiritual, psicolégica, social, etc. sobre los diversos tipos de vocacién 0 especificamente sobre la vocacién “religio- sa’. El tipo de informacién recibida, su veracidad, su objetivi- dad, la amplitud, exactitud, modo de presentacién, etc. puede influir positiva o negativamente en la opcién voca- cional que se adopte. c.- La proyeccién de las necesidades conscientes 0 in- conscientes. La primera fuerza motivacional de una con- ducta, piensan casi undnimemente los autores, proviene de las necesidades en los diversos estratos de la estructu- ra psicolégica humana. No pocas veces, los problemas econémicos o sociales, consciente 0 inconscientemente percibidos, conducen a los individuos a ver en el seguimiento de la vocacién “reli- giosa’ una “salida” en este campo. Con frecuencia las Co- munidades Religiosas 0 las Diécesis asumen parcialmen- te 0 en totalidad la financiacién de los gastos de algunos candidatos, durante los periodos de formacién académica. En regiones muy pobres o deprimidas socio-econémica- mente, el modo facil de cambiar el “status” es ingresar en el clero 0 en un Instituto Religioso. 74 75 Las necesidades que se hallan en el nivel consciente son faciles de detectar por los superiores, formadores y por los mismos candidatos. Lo que facilita su manejo. La ver- dadera dificultad estriba en las necesidades que operan desde el mundo inconsciente del sujeto. Por el cardcter de “inconscientes" no son percibidas directamente ni por los superiores o formadores ni por el candidato. Por su cardc- ter dinamico ejercen un infiujo notable en la conducta. Con frecuencia dichas necesidades se manifiestan camufladas bajo “disfraces' dificiles de detectar o interpretar. La urgen- cia con que exigen ser satisfechas las torna problematicas. Asi, por ejemplo, un sentimiento de culpa en un individuo obsesivo puede exigirle una conducta penitente que se sa- tisface con relativa facilidad en la Vida Religiosa; la nece- sidad de prestigio de aprobacién o de aceptacién social, puede conducir a una personalidad histérica al sacerdocio como medio de autogratificacién, etc. 1.3. Aunque la fuerza motivacional de la Nece- sidad sea fundamental, sabemos que no es la Unica. En todo comportamiento y singularmente en el del seguimien- to vocacional, es preciso tener presente la importancia de los Valores. En el capitulo sobre la “Teoria de la Motivacién” hemos aludido al valor. Ahora solo lo recordamos como una fuen- te importante de motivacién vocacional. También alli se ha hecho referencia a las Actitudes como fuente inolvidable de motivacién. 1.4.- Las necesidades, los valores y las actitudes se integran en una estructura dinamica decisiva de influjo esencial en cualquier proceso vocacional. Esto nos revela la capital importancia que conlleva exigir un proceso se- a rio y completo -durante los periodos de seleccién y forma- cién- de clarificacién motivacional. Si el candidato no tiene claros, con nitidez meridiana, los motivos de su opcién vo- cacional, seran imposibles para él procesos como el dis- cernimiento, la decisién libre y consciente, la aspiracién a un compromiso serio, responsable, definitivo, etc. A los Formadores el desconocimiento de la motivacién real del formando les bloqueard el esencial trabajo de orientacién, consejeria acompariamiento, etc. No basta un examen superficial de los motivos conscientes. Es necesario conocer con exactitud la escala axiolégica, las actitudes asumidas, las necesidades reales conscientes y llegar hasta la decisiva, siempre influyente & imprescindible motivacién inconsciente. .- La Motivacion Vocacional Auténtica (Valida) 2.1. Dios es quien llama, Por eso las vocaciones sacerdotal y religiosa pueden ser consideradas como so- brenaturales. Este aspecto las diferencia de todas las de- més. Como consecuencia es licito afirmar que la motiva- cién valida para estas vocaciones es propia, especifica y exclusiva, Una frase de K. Rahner, muy comentada atin hoy dia, ex- presa algo que atafie a nuestro propésito: “la cristologia es el principio y fin de la antropologia” (30). Sin duda Cristo es el protomodelo del auténtico ser humano. AEl se “enca- mina” todo esfuerzo de perfeccién humana y todo anhelo de salvacién. Pero para quienes se sienten llamados al Sacerdocio 0 a la Vida Consagrada, todo ello es mas ex gente y urgidor. Decia san Pablo de sf: “ya no soy yo quien 77 vive; es Cristo quien vive en mi" (Gal.2,20). Sin perder la propia identidad, todo sacerdote, todo religioso -él o ella~ hha de considerar como su meta teolégica y antropolégica, Poder -con verdad: afirmar lo mismo. La autorrealizacién suele ser considerada como la decisi- va y ultima fuerza motivacional que lleva a abrazar una vo- cacién cualquiera que ella sea. En el caso de la vocacién religiosa esto exige alguna matizacien. ‘Si un individuo entiende su autorrealizacién a la luz de la fe y encuentra que la meta que le permite alcanzar la reali- zaci6n plena de sus aspiraciones centrales y profundas es “seguir a Cristo”, puede entonces aceptarse que la auto- rrealizacién es la fuerza motivacional que le lleva a abrazar la vocacién “religiosa’. Consecuentemente puede afirmarse que la autorreali- Zacion no es un egoismo predominante, ni el narcisismo gratificado, ni la consecucién de un “status” sociceconé- mico superior... El servicio sacerdotal y la vivencia de los “consejos” evangélicos son la esencia del amor y entrega a Dios y por Dios al préjimo. De este modo, encuentra el sujeto en el Ser Supremo la fuente y la meta tltima de sus ideales. Hay que recordar, sin embargo, que dicha entrega a Dios y al préjimo, de acuerdo con las exigencias propias de cada vocacién, no es posible sin la gracia divina. Aquella ener- gia vital y misteriosa que llamamos “gracia” es un don gratuito y generoso que Dios concede a quienes llama al estado sacerdotal o religioso. 2.2.- El efectivo seguimiento de la vocacién sacer- dotal o religiosa ha de hacerse como miembro del clero diocesano 0 de una Orden, Instituto 0 Congregacién reli- giosa. El compromiso con Dios se hace efectivo compro- metiéndose, a la vez, con la Iglesia que es el Cuerpo Mis- tico de Cristo. Lo cual equivale a asumir obligaciones de tipo social, juridico, apostélico, espiritual, con una didcesis © Comunidad Religiosa. Una persona decide su ingreso al clero diocesano 0 a la Comunidad Religiosa si éstos como grupo psicosociolégi- co le resultan atractivos. Lo seran si: a) el individuo perci- be en el grupo la capacidad de satisfacer sus necesidades Propias, como miembro del grupo: b) los valores del grupo ‘son percibidos como compatibles con los propios. En el primer caso, no se hace referencia solo a las nece sidades “materiales” o sociales sino también a las psicol6- gicas y espirituales. La atraccién que la Institucién ejerce sobre la persona ser mayor 0 menor segun ella vea en la pertenencia al grupo el medio para lograr sus metas, sus fines, sus anhelos, la realizacién de sus proyectos. En cuanto alo segundo, es evidente la necesidad de conocer con perfeccién, la finalidad, el carisma, la espiritualidad, las obras de apostolado, propios de la Institucién, para po- der confrontar todo ello con la propia escala axiolégica que debe ser consciente y libremente asumida 78 79 vi FIDELIDAD Y PERSEVERANCIA La Fidelidad a la Vocacién, la Eficacia y la Perseve- rancia son algo que depende de multiples factores. Todos importantes. En primer lugar, la Gracia de Dios y la corres- pondencia a la misma. Sabiendo que Dios es infinitamente légico y, sobre todo, generoso, se presupone que a quie- nes llama otorga, al menos, la gracia suficiente para ser fiel, ser eficaz y perseverar. Pero desde lo psicolégico se descubren otros factores no- toriamente influyentes en la fidelidad, la eficacia y la perse- verancia en el seguimiento de la vocacién “religiosa’. Te- niendo en cuenta la capital importancia de estos “factore: démosles un vistazo aunque sea breve y sintético. 4.-La Terminologia. 1.1.- Fidelidad. Los diccionarios suelen definirla ‘como “la exactitud en el cumplimiento de un compromi- 0”. El compromiso se adquiere siempre con una perso- na. En el caso de la Vocacién “religiosa’ el compromiso lo adquiere el individuo con Jesucristo. La “exactitud"” en el cumplimiento del compromiso adquirido con Cristo impli- ¢a vivir con la maxima perfeccién posible los valores, las renuncias, el esfuerzo, las alegrias del seguimiento. Todo ello puede resumirse en dos palabras: ‘amor’ y “servicio” La fidelidad a Jesucristo hay que vivirla siempre en el in- terior de la Iglesia (31). Por eso la fidelidad a Cristo es in- separable de la fidelidad a Ia Iglesia y, en ultimo término a la Humanidad entera porque tanto el Sacerdocio y la Vida Consagrada como la Iglesia toda han sido instituidos para servicio del Genero Humano. Puesto que la vocacién es don de Dios y por lo mismo definitiva -El nunca se arrepiente de sus dones-, la acep- tacién del llamamiento ha de ser irrevocable. Y ha de serlo con la intencién de proseguirlo con la perfeccién que le es propia. Por eso el concepto de fidelidad es mas amplio y mas complejo que el de perseverancia. Incluye, ademas de la perpetuidad del seguimiento, el esfuerzo continuo de hacerlo realidad con la mayor perfeccién posible. 1.2.- Eficacia. Es frecuente que al tratar del éxito en el seguimiento de la vocacién, se aluda a la eficacia en el desarrollo y vivencia de la misma. La Vocacién “religiosa’, como cualquiera otra, tiene sus fines especificos. El & exige conocer a fondo y con claridad los fines de la misma. Suele llamarse eficacia a la realizacién efectiva de los fi- nes vocacionales. Conviene tener presente la diferencia de sentido con la palabra eficiencia. Esta supone la capacidad y la actividad necesarias para emplear adecuadamente los medios que conducen al fin deseado. Pero, en rigor, no se refiere a la consecucién o alcance real del objetivo vocacional. Puede considerarse eficiente el sacerdote que es un gran ora- dor sagrado. No necesariamente es un sacerdote eficaz porque puede carecer de otras dotes o requisitos para un eficaz servicio sacerdotal. No solo en referencia a todo su ministerio sino al especifico de trasmitir los valores evan- gélicos de la predicacién. 1.3.- Perseverancia. Los votos perpetuos o la orde- nacién sacerdotal, por su naturaleza, suponen y exigen un compromiso definitivo. Sin duda, con la diécesis 0 con Ins- 82 ——— 83 tituto Religioso en que se profesa, pero mayormente con la Iglesia y, sobre todo, con Dios. Compromiso definitivo quiere decir irrevocable. “El que pone la mano en el arado y vuelve la mirada atrds, no vale para el Reino de los cielos" (Lc.9,62). Se trata de un com- promiso que exige continuidad. No admite paréntesis, ni eclipses aunque sean cortos. En servir a Dios, a la Iglesia, a la Humanidad, siguiendo a Cristo, haciendo el camino con El, no tienen sentido las desviaciones, las detencio- nes, los retrocesos. Conviene recordar que una opcién, como la vocacional “religiosa" no se ha de tomar a la ligera. Pide reflexion, oracién, discemimiento dirigido 0 acompafiado. Cuando alguien se entrega a Dios en el Sacerdocio o en la Vida Consagrada, ha de aspirar a que sea definitiva; es decir, hasta el absolute final. 2.- Relaciones entre las fuerzas motivacionales. 2.1.-El valor central o supremo del sacerdocio y de la Vida Consagrada es Jesucristo. Tratar de seguir a Cristo en pobreza, castidad y obediencia equivale al esfuerzo continuado de imitar al Sefior en el género de vida que El decidié llevar en este mundo. EI Sacerdocio ministerial, participacién de la autoridad me- sianica que a Cristo le viene del Padre (magisterio, santifi- cacién salvadora, gobierno) erige al Sefior como centro de la vida y actividad del sacerdote. Por eso Jesiis les dice a los suyos: “sin mi no pueden hacer nada” (Jn.15,5). ‘Los Presbiteros son, en la Iglesia y para la Iglesia, una repre- sentacién sacramental de Cristo Cabeza y Pastor” (33). En consecuencia “han de ir configurandose con Cristo y “asi dar testimonio constante de fidelidad y amor’ (34). 2.2.- Las actitudes centrales del Religioso -é1 o ella- y del Sacerdote han de encontrar origen en el valor supremo 0 central. Actitudes como las de obediencia, des- prendimiento de los bienes terrenos, castidad por el Rei- no, servicio de la Iglesia y del Evangelio, testimonio de la propia fe, etc. no pueden estar ausentes en quien posee auténtica vocacién, Las necesidades de cualquier orden o tipo: biolégicas, psi- quicas, sociales, espirituales, conscientes o inconscientes, han de ser congruentes con los valores y actitudes voca- cionales y han de ser ‘manejables” en el contexto “religio- so” y/o sacerdotal. 2.3. Miremos mas de cerca algunas de las relacio- nes psicodinamicas que pueden darse entre los "factores” de motivacién vocacional. 2.3.1. En un individuo en el que haya consonancia, congruencia o consistencia (es decir, que no haya incom- patibilidad u oposicién) entre los valores del sujeto y los de la Instituci6n (Sacerdocio, Orden o Congregacién Religio- sa) con las actitudes propias del grupo y las de individuo, y también con las necesidades conscientes y/o inconscien- tes de éste, se puede afirmar que la vocacién, desde lo Psicolégico, es valida o auténtica. Por lo mismo se puede predecir eficacia vocacional, fidelidad a los compromisos y perseverancia en la opcién asumida. Piensan los expertos que la sintonia del grupo vocacional (clero, comunidad religiosa) con los valores, las actitudes y las necesidades del individuo constituye “el mas valido “BF 85 elemente de prediccién de la eficacia y perseverancia vo- cacional” (35). Si se da consonancia entre las necesidades y valores vo- cacionales por una parte pero se da incompatibilidad con las actitudes del sujeto, hay légicamente conflictividad consciente. Esta, sin embargo, no es grave pues no esta reforzada ni por las necesidades ni por los valores del su- jeto. Con la ayuda de los guias 0 formadores el individu puede lograr adaptar o cambiar sus actitudes en relacion a los valores y a las necesidades. Pero si se da inconsistencia, disonancia u oposicién entre las necesidades conscientes 0 inconscientes por una par- te y los valores del sujeto y los de la Institucién por otra; © entre las necesidades por una parte y las actitudes y los valores por otra, la situacién vocacional es -negativamen- te- grave tanto en funcién de la perseverancia como de la eficacia vocacionales. La raz6n es clara: las dos formas de inconsistencia 0 disonancia estan en relacién directa con los conflctos inconscientes y manifiestan una psicopatolo- gia al menos latente. 2.3.2.- Cualquier tipo de disonancia o inconsisten- cia vocacional produce conflictos intra o interpersonales. Si la inconsistencia aparece entre los valores personales yy los de la Institucién o entre los valores y las actitudes del sujeto y los de la Institucién, el conflicto puede ser mane- jado con informacién nueva y apropiada, proveniente de personas (formadores, confesores...), de eventos (retiros espirituales, cursos...), acontecimientos institucionales (in- greso al Noviciado, paso al Seminario Mayor...) Por el contrario si el 0 los conflictos se dan a raiz de la disonancia 0 inconsistencia vocacional; es decir, entre las 86 —— — necesidades conscientes y/o inconscientes del individuo y los valores y actitudes vocaciones, el problema no pue- de ser manejado con nueva informacién, exhortaciones, consejos y similares. El individuo con tal inconsistencia o disonancia es refractario a todo tipo de ayuda. Su proble- ma se origina en el inconsciente. La ayuda que se intenta prestar al sujeto no produce modificacién alguna en su personalidad 2.3.3.- Los individuos que presentan inconsisten- cia, discordancia o disonancia entre sus necesidades conscientes y/o inconscientes con los valores y/o actitudes personales y/o institucionales, padecen tensién de frustra- cién. Esta naturalmente influye en el comportamiento. Los sujetos que conllevan esta discordancia carecen o tienen muy poca adaptacién vocacional. Estos sujetos -él o ella acosados por la ansiedad que genera la frustracién, procu- ran encontrar en la Institucién o fuera de ella, el modo de satisfacer sus necesidades. Sin embargo, la satisfaccion de las necesidades no mejora la situacién vocacional (ob- servancia regular, eficacia apostélica, vida fraterna, etc.) porque los conflicts no han sido resueltos y, en el fondo, persiste una patologia latente. 2.3.4 La continua tensién, el amargo sabor de las frustraciones, la ansiedad, originados en los estados an- teriores influyen en la personalidad del individuo. Poco a poco los valores vocacionales van siendo sustituidos por otros diferentes. Gradualmente también las actitudes van cambiando. Ala postre, el individuo (sacerdote, religioso/a) termina por abandonar la Institucién. vil SINTESIS Y DEDUCCIONES En este trabajo nos hemos propuesto llamar la atencién sobre la importancia de la “motivacién vocacional". Se tra- ta -desde lo psicolégico- de algo esencial para la fidelidad, la eficacia y la perseverancia en la opcién de seguir a Cris- to en el Sacerdocio y/o en la Vida Consagrada. De todo lo dicho se deduce, con clara evidencia, que la “motivacién vocacional” ha de ser clara para el in- dividuo llamado -él o ella-, para los formadores y para los ‘Superiores con la responsabilidad de aprobar a los candi- datos al Sacerdocio y/o a la Profesién. Sin embargo, no basta que sea clara. Es necesa- rio que la *motivacién vocacional” sea auténtica; es decir, valida. Se considera valida la motivacién que conduce a la conducta (suma_y resultado de acciones, actividades, elecciones, renuncias, actitudes, observancias, correspon- dencias a la gracia, etc.) que lleva a obtener con la perfec- cién posible, los fines (espirituales, apostélicos, evangéli- cos, sociales...) de la propia vocacién. ‘Ademés de clara y auténtica, es indispensable que la motivacién sea constante 0 permanente. Para ello se requiere que los "motivos-fuente”: valores, actitudes y ne- cesidades, sean congruentes entre si. Como hemos visto, si hay entre ellos _disonancia, inconsistencia u oposicién, emerge de inmediato el conflicto. ‘Todo “conflicto vocacional” ha de ser resuelto pron- to y convenientemente. De lo contrario, la fidelidad y la eficacia sufren detrimento. Y la perseverancia se dificulta 0 se anula. De ahi que, entre los fines esenciales de la forma- cién institucional y de la autoformacién, se halle la meta de llegar a una “motivacién vocacional’ clara, auténtica y es- table. Esto exige, ante todo, una personalidad madura; es decir, bien desarrollada, sana, equilibrada, dotada de las, cualidades exigidas por el estado religioso y/o sacerdotal, Asi pues, la Psicologia exige para el éxito voca- ional (fidelidad, eficacia y perseverancia) personalidad psicolégicamente madura y “motivacién vocacional’ clara, auténtica y constante. Pero conviene insistir en que es in- dispensable la Gracia de Dios y la fiel correspondencia a la misma, NOTAS 1.- Chleusebairgue, A.O.: “Orientacién Vocacional’. Vol. | P.1S7 2.- Marafién Gregorio: “Vocacién y Etica’. Madrid. 1935. P27, 3.-Id., pg. 28 4 Roe, A: “The Psychology of Ocupation’, NY, 1956. Bordin, E.S.; Nochmann, B., Segal, S.J.: “An Articulated Framework for Vocational Development” en Jml of Coun- seling Psychology’, 10, ps. 107-117. 5. Sartre, J. P.: “El sery la nada’. 1962. 6.- "Sedes Sapientiae”. AAS, 48, p.357 7.- "Ad Catholici Sacerdotii’. AAS, 28, p.40 8-1. p. 358 9.- ‘Optatam Totius’, n.6 oT }0.- *Presb. Ord”. N. 5 11 Ib. N. 4 12.-P.C.,n.5 13-L.G.,n. 44 14 Ib. N. 44 15-R.C.n.2 16 Cf. Dz 964. Editio 31 17.-Cf.P.O.n.5 18-L.G.,n. 28 19.- Allport, G. W-: "La Personalidad” Paidos. B.A. p. 47 20.- Lopez bor, J.J.: “Alienacién y Nenufares Amarillos". Barcelona. 1976. P.7 21.- Weiss,€.: "Principles of Psychodinamis" Grune Stra- thon. N.Y., 1950 p.18 22.- Allport G.W.: “La Personalidad’. Herder. Barcelona. P. 329 y ss. 28.- Maslow, A.: "La Personalidad Creadora’. Paidos. Bar- celona. P.24y ss. 24.- Jahoda, M.: Toward a Social Psychology of Mental Health" en M.J.E SENN : “Symposium on the healthy per- sonality’. N.Y. ,1950 28.- Young, P.T.: “Motivation and Emotion”. 1961. P. 24 a 26.- Maslow A.: "Motivation and Personality’. Harper. 1954. P69, 27.- Allport, G.W. 0.¢., p. 240 28.- Dorsch, F.: “Diccionario de Psicologi ona, 1981. Col 621 Herder. Barce- 29.- Ramirez, Enrique: “Placer o Dolor’, Medellin 1989. 30.- Rodrigues Lozada, M.M.: "La Vida Comunitaria: Desa- fio de la Experiencia Afectiva’ en Afectividad y Vida Reli- giosa. San Pablo 1993. P. 105 y ss. 31.- Rahner, K.: “Meditaciones. Ejercicios de san Ignacio’. Herder. 197. 32.- Pironio, E.: “Renovacién de la Vida Consagrada’. Ed. Paulinas. Bogota. 1970 p. 83 33,-"Pastores dabo bobis™, n.15 34.- Cf. Prefacio Misa Crismal. 35.- Rulla, Luigi M.: “Psicologia profunda y Vocacién". Vol | Personas, Madrid. 1986. P. 99. 92 93 INDICE Introducci6n--++--+ peeeeeeey 3 Ie VocaciOn----+-+6se0ee0e 7 ‘A+ Vocacién General «--+-- Seeeeeeet eens) B- La Vocacién Sacerdotal y Religiosa--.... 15 MW-La Madurez--...--00..0000005 .37 Sees) cena] ANociOn sss srreeeeee 2.-Rasgos 0 Criterios « + 3.- Camino Hacia la Madurez +++++++seee55 4 lll.- Teoria de la Motivacién seveeeee Aclmportancias...+.40.ssseeeeeeeeeeeeee 52 2.-Fuentes de Motivacién++++++++eeeeeeee 53 1V.- La Madurez Emocional. 37 1. Nocién de Madurez Emocional . 58 2.- Importancia de la Madurez Emocional---. 59 3.- Requisitos para la Madurez Emocional... 64 95 4. Rasgos minimos de Madurez para-++++++ 69. ser admitido a los Votos. V.- La Motivacién Vocacional .... +73 1. Clarificacion de la Motivacién Vocacional: *+ 74 2.- La Motivacién Auténtica, VI.- Fidelidad y Perseverancia..... 1.- La Terminologia******+ 2.-Relaciones Entre las Fuerzas -- Motivacionales eeeeeeeeen So) cee OT| VIl.- Sintesis. Deducciones- Notas «+--+ ss00e 96

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