You are on page 1of 25

This article was downloaded by: [130.132.123.

28]
On: 15 May 2015, At: 14:07
Publisher: Routledge
Informa Ltd Registered in England and Wales Registered Number: 1072954 Registered
office: Mortimer House, 37-41 Mortimer Street, London W1T 3JH, UK

Bulletin of Spanish Studies: Hispanic


Studies and Researches on Spain,
Portugal and Latin America
Publication details, including instructions for authors and
subscription information:
http://www.tandfonline.com/loi/cbhs20

La Inquisición y la memoria histórica de


la revuelta catalana de 1640
a
Manuel Peña Díaz
a
Universidad de Córdoba
Published online: 14 May 2015.

Click for updates

To cite this article: Manuel Peña Díaz (2015): La Inquisición y la memoria histórica de la revuelta
catalana de 1640 , Bulletin of Spanish Studies: Hispanic Studies and Researches on Spain, Portugal
and Latin America, DOI: 10.1080/14753820.2015.1039399

To link to this article: http://dx.doi.org/10.1080/14753820.2015.1039399

PLEASE SCROLL DOWN FOR ARTICLE

Taylor & Francis makes every effort to ensure the accuracy of all the information (the
“Content”) contained in the publications on our platform. However, Taylor & Francis,
our agents, and our licensors make no representations or warranties whatsoever as to
the accuracy, completeness, or suitability for any purpose of the Content. Any opinions
and views expressed in this publication are the opinions and views of the authors,
and are not the views of or endorsed by Taylor & Francis. The accuracy of the Content
should not be relied upon and should be independently verified with primary sources
of information. Taylor and Francis shall not be liable for any losses, actions, claims,
proceedings, demands, costs, expenses, damages, and other liabilities whatsoever or
howsoever caused arising directly or indirectly in connection with, in relation to or arising
out of the use of the Content.

This article may be used for research, teaching, and private study purposes. Any
substantial or systematic reproduction, redistribution, reselling, loan, sub-licensing,
systematic supply, or distribution in any form to anyone is expressly forbidden. Terms &
Conditions of access and use can be found at http://www.tandfonline.com/page/terms-
and-conditions
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015
Bulletin of Spanish Studies, 2015

La Inquisición y la memoria histórica


de la revuelta catalana de 1640*
MANUEL PEÑA DÍAZ
Universidad de Córdoba

El 13 de octubre de 1652 hizo su entrada don Juan de Austria en Barcelona.


La ciudad había sufrido hasta límites insostenibles el duro asedio que puso
fin a la revuelta catalana de 1640. La entrada se había tenido que retrasar
varios días,
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

por estar las calles tan inmundas y llenas de tierra y piedra de las casas
que han deshecho para gastar la madera en el fuego, y de cuerpos
muertos de gente pobre, que se moría de hambre, porque los ricos y los
que manejan las armas, esos comían algún pan y carne de caballo, pero
los pobres perecían, comían yerbas, hortalizas y raíces de árboles, y
muchos no las alcanzaban.

Según la versión de los vencedores, la penuria y el hambre habían dejado a la


mayoría de los catalanes, tan ‘expelidos, que parecen difuntos’.1 No era el
caso de la patriota oligarquía pro francesa que había dirigido la resistencia y
negociado la capitulación. Después de doce años de guerra se ponía fin a
tanto sufrimiento, se terminaba esta separación de Cataluña de la
monarquía de Felipe IV y se iniciaba una nueva fase entre la represión y la
negociación, con la Inquisición también por medio.

I La memoria de mis súbditos


Las antiguas y nuevas elites catalanas filipistas iban a colaborar estrecha e
interesadamente con el nuevo virrey Juan de Austria para un mejor control
de las instituciones, fuese excluyendo a ‘desafectos’ de las insaculaciones de

* Este trabajo se inscribe dentro del Proyecto de Investigación I+D+i ‘Inquisición,


cultura y vida cotidiana en el mundo hispánico (siglos XVI–XVIII)’ (HAR2011-27021),
financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, España.
1 Relación de la entrada que el Serenísimo Señor Don Juan de Austria hizo en la Ciudad
de Barcelona (Sevilla: Juan Gómez de Blas, 1642), reproducida en La Guerra dels Segadors a
través de la prensa de l’època, ed. Henry Ettinghausen, 4 vols (Barcelona: Curial, 1993),
III, 1286.

ISSN 1475-3820 print/ISSN 1478-3428 online/15/05/000001-023


© 2015 Bulletin of Spanish Studies. http://dx.doi.org/10.1080/14753820.2015.1039399
2 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

diputados, oidores o de otros oficios de la Diputació del General, fuese


participando en la nueva fiscalidad, en los usos de las insignias oficiales o en
la represión de los pro franceses. En 1652 no había acabado la guerra sino
que comenzaba una clara confrontación interna en Cataluña, al mismo
tiempo que la monarquía intentaba reconvertir los derechos en gracias.2
Aunque don Juan de Austria tenía, en principio, la confianza del rey para
negociar la capitulación de Barcelona, prefirió trasladar a la Corte la
responsabilidad sobre los pactos con la oligarquía vencida. Los historiadores
han demostrado que en las decisiones regias influyó de manera decisiva una
consulta del Consejo de Aragón de 14 de noviembre de 1652.3 El vicecanciller
Cristóbal Crespí y los cinco regentes consideraban que Barcelona no había
expuesto claramente su arrepentimiento por haber liderado la ruptura. Para
los consejeros había indicios más que suficientes para pensar que ‘no están
rendidos del todo los ánimos en aquella Ciudad, y que hallándose tan cerca del
francés y ellos tan propensos a su perdición no ha de quedar aquello seguro sin
grave prevención’.4 Entre el perdón y la represión el Consejo proponía una vía
intermedia, distinguiendo el trato que se diese al Principado del que se
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

otorgase a Barcelona. Además, se mostraba firme en dos puntos capitales: el


control de las insaculaciones y la construcción de una ciudadela-presidio en la
ciudad. La respuesta del rey el 3 de enero de 1653 confirmó, en líneas
generales, que los criterios del Consejo de Aragón iban a condicionar en los
años sucesivos las relaciones entre las instituciones catalanas y la monarquía.
Hubo retoques y alteraciones importantes que han sido ampliamente
estudiadas. Se ha demostrado que el Consejo mantuvo desde 1652 una
actitud vigilante y de permanente desconfianza hacia las elites dirigentes del
Principado.
Unas de las medidas que se tomaron—según Eva Serra para ‘esborrar la
memòria històrica’ de la Guerra dels Segadors—fue la de recoger la
documentación producida bajo el dominio francés. Con este fin, el 25 de
marzo, el trompeta Joan Ratera pregonó por las calles y plazas de Barcelona
la carta que Juan de Austria había recibido de Felipe IV:

Hase tenido por conveniente separar y quitar de lo público los escritos,


actos y papeles que se hubieren hecho en tiempo de las alteraciones de
ese Principado, en la forma que el S. Rey don Juan el segundo lo mandó

2 Eva Serra i Puig, ‘Catalunya després del 1652: recompenses, censura i repressió’,
Pedralbes, 17 (1997), 191–212 (p. 211).
3 Fernando Sánchez Marcos, Cataluña y el gobierno central tras la Guerra de los
Segadores (1652–1679): el papel de don Juan de Austria en las relaciones entre Cataluña y el
Gobierno central (Barcelona: Univ. de Barcelona, 1983), 55 y ss; Jon Arrieta Alberdi, El Consejo
Supremo de la Corona de Aragón (1494–1707) (Zaragoza: Institución Fernando el Católico,
1994), 177 y ss.
4 Archivo de la Corona de Aragón, Barcelona (en adelante ACA), Consejo de Aragón,
218 (véase Sánchez Marcos, Cataluña y el gobierno central, 56).
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 3

ejecutar el año de 1472 en las que entonces hubo, porque no sólo sirvan de
confusión a los enemigos de mi Corona que las fomentaron, sino que se
manifieste a todos que fue reprobado lo que ilícitamente han obrado y
ejecutado. Para poder ordenar cuáles de estos escritos y papeles se deben
condenar y que no es bien que queden consentidos, os encargo hagáis que
con todo cuidado se recojan todos los libros, privilegios, actos,
deliberaciones, estatutos y escritos que se hubieren hecho por esa
ciudad de Barcelona y Diputación y por otras cualquier ciudades y
universidades en tiempo de estas alteraciones y también los procesos
hechos y fulminados contra personas particulares que por afectas a mi
servicio han padecido, y todos los demás que se juzgaren dignos de
recogerse, y los haréis tener en custodia, enviándome un inventario de
ellos para que se resuelva la forma y dónde convendrá ponerlos o lo que
más conforme pareciere hacer de ellos. Y porque no es justo que
permanezcan en la memoria de mis súbditos los beneficios que a su
entender obtuvieron de Francia, haréis así mismo mandato en la forma
que mejor os pareciere, para que cualesquier persona o universidad de
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

cualquier estado que sea que haya obtenido gracia alguna y privilegio de
Francia, le presente y exhiba luego originalmente, y se hará aprehensión
de todos, avisándome también de los que fueren, imponiendo las penas
que os parecieren, contra los que ocultaren semejantes despachos.5

Juan de Austria, como virrey, precisó en la ampliación de esta orden a


qué papeles afectaba y qué multas recibirían quienes no cumpliesen con la
obligación de desprenderse de ellos. Los papeles debían entregarse al fiscal
Vilossa bajo pena de quinientos florines, además de otras penas corporales y
pecuniarias, mayores o menores, según el caso. Además de advertir a todas
las autoridades barcelonesas del Consell de Cent y de la Generalitat, la
‘crida’ se hacía extensiva también a

pahers, cònsols, procuradors, consellers jurats, obrers de totes les ciutats,


viles, llocs, parròquies, universitats i qualselvols col·legis, confraries,
magistrats, arxivers, notaris i escrivents d’aquells, i als altres de
qualsevols corts i tribunals, i a totes i qualsevols persones de qualsevol
estament, grau o condició que sien.6

5 ACA, Generalitat, N-55, impreso cosido entre los folios 169 y 170. Véase un extenso
comentario a esta ‘crida’ en Serra i Puig, ‘Catalunya després del 1652’, 197–98.
6 Existen diversos testimonios que muestran cómo se publicó la orden en otros lugares.
Por ejemplo, en Gerona Jeroni de Real dio cuenta de ello en su crónica: ‘A vuit [d’abril] se
publicaren en Gerona unes crides reials de que trenta dies, així universitats com particulars
deposasen en poder del doctor Rafel Vilossa, fiscal del Reial Consell, qualsevols privilegis,
prerrogatives haguessen tingut del Rei Cristianíssim de França, i també qualsevols processos
haguessen fets de mal afectes, de l’any mil sis-cents quaranta fins s’és tornat lo Principat a la
4 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

Es decir, todos debían entregar todo tipo de actas, deliberaciones, privilegios,


estatutos, registros, etc. Pero sin duda era una coletilla de la orden
pregonada del virrey la que debió poner sobre aviso a muchos catalanes, ya
que la recogida se extendía también a ‘qualsevols llibres, papers tan
estampats amb manuscrits que tracten de matèries de aquelles
[alteracions]’.
La profesora Serra ha hablado de un plan explícito para hacer
desaparecer o sacar de la circulación la documentación ‘políticamente
subversiva de aquellos años’.7 Es posible que muchos papeles
institucionales fuesen incautados, eso decía la orden de Felipe IV; sin
embargo, sorprende que el virrey la hiciese extensiva a todo tipo de papeles
e impresos. Significaba que debía entregarse cualquier impreso de las
decenas de miles que salieron de las prensas barcelonesas durante los años
de la revuelta.8 Toda la publicística debía de ser retirada de la circulación.
Por ambiciosa, ¿era una orden que pretendía ser más simbólica que efectiva?
En ese contexto de tensiones y permanentes negociaciones, los gestos tenían
más importancia y podían ser más eficaces que la aplicación práctica de
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

dichas órdenes. Además, se trataba de una medida de censura ‘a posteriori’


que entraba de pleno en la jurisdicción inquisitorial. Pero, entonces, ¿la
Inquisición por qué no actuaba?

II Por vía de la Inquisición


Tras el fin de la revuelta, que había supuesto la pérdida del control del
tribunal de Barcelona, el 28 de enero de 1653 la Suprema solicitó al virrey
Juan de Austria recuperar las llaves del Palacio de la Inquisición, con el
objeto de hacer inventario de los desperfectos y proceder a su arreglo.9 Unas
órdenes que consideraba tenían que aplicarse con paz, conformidad y
paciencia. Comenzaba ‘la segunda erección del tribunal’ con Melchor Palau
como nuevo inquisidor. Los primeros años estuvieron muy centrados en
arreglar el edificio y en recuperar rentas. Respecto al control y censura de
libros, la primera medida importante que aplicó el tribunal barcelonés no

obediencia del Rei nostre señor, sots pena de cinc-cents florins d’or, perquè vol saber sa
Magestat qui és estat perseguit per son servei’ (véase Joan Busquets i Dalmau, La Catalunya
del Barroc vista des de Girona: la crònica de Jeroni de Real [1626–1683], 2 vols [Barcelona:
Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1994], II, 322).
7 Serra i Puig, ‘Catalunya després del 1652’, 211.
8 Entre la abundante bibliografía sobre esta publicística, el mejor estudio de síntesis se
encuentra entre las páginas del magnífico y siempre útil estudio de Ricardo García Cárcel,
Historia de Cataluña, siglos XVI–XVII: los caracteres originales de la historia de Cataluña
(Barcelona: Ariel, 1985), 137–78.
9 Roberto López Vela, ‘Inquisición y guerra de Cataluña: la actuación del tribunal de
Barcelona’, Actes [del] Primer Congrés d’Història Moderna de Catalunya: Barcelona, del 17 al
21 de desembre de 1984, 2 vols (Barcelona: Univ. de Barcelona, 1984), II, 539–48.
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 5

llegó hasta 1661 con la vigilancia especial que pusieron en la entrada de


libros jansenistas.10
El tribunal no estaba en condiciones de imponer ninguna medida
represiva sobre la ingente masa de papeles manuscritos o impresos que
habían salido de las ‘imprentas militantes’ entre 1640 y 1652.11 Sin
embargo, el Consejo de Aragón debió considerar que la medida de Juan de
Austria era también insuficiente para cubrir ese vacío, y solicitó al monarca
que intercediese ante el Inquisidor General, Diego de Arce, para que pusiese
en marcha la censura inquisitorial. En una carta de 2 de junio de 1653,
Felipe IV le comunicaba al Inquisidor General cómo debía actuar el Santo
Oficio en este delicado asunto:

El Consejo de Aragón me ha representado los daños que se pueden


ocasionar de no recoger los papeles que en deservicio mío y apoyo de las
inquietudes que ha padecido la provincia de Cataluña se han publicado
durante las alteraciones, que si bien parece que así los autores de ellos,
como los que los firmaron los tienen ocultos no cesa por esto el
inconveniente. Y así he resuelto que por vía de la Inquisición se publiquen
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

edictos mandándolos recoger, expresando en los que tuvieren calidad las


doctrinas por qué se condenaron, pues con este medio se asegura más no se
conserven en poder de quien están, o por lo menos sabrá la plebe cuán
engañados y llenos de erradas doctrinas tenían, lo cual no se puede
conseguir más eficazmente que por medio del Santo Oficio.12

A tenor de este explícito mandamiento, no parece que el Inquisidor


General Arce hubiese conseguido todavía salir—como se le ha atribuido—del
marco de intereses de la monarquía en decadencia, en busca de una mayor
autonomía y profesionalización al margen de batallas domésticas de la
Corte.13 No fue así, porque la Suprema fue muy diligente en tramitar la
orden de Felipe IV. El 28 de junio trasladó el mandamiento al tribunal de
Zaragoza, aun a sabiendas que los inquisidores de esta sede no estaban

10 Joan Bada, La Inquisició a Catalunya (segles XIII–XIX) (Barcelona: Barcanova, 1992),


82–101. Según Blázquez Miguel, entre los papeles del tribunal de Barcelona conservados en el
Archivo Histórico Nacional (en adelante AHN) existe una laguna documental que abarca desde
1639 hasta 1653, y años después, en 1657, cuando se consiguió ordenar los fondos, los
inquisidores refieren la pérdida de libros y documentos durante la revuelta de 1640 (véase
Juan Blázquez Miguel, La Inquisición en Cataluña: el tribunal del Santo Oficio de Barcelona
[1487–1820] [Toledo: Arcano, 1990], 127).
11 Sobre el término ‘imprenta militante’, véase Javier Burgos Rincón y Manuel Peña
Díaz, ‘Aportaciones sobre el enfrentamiento ideológico entre Castilla y Cataluña en el siglo
XVII (la publicística catalana)’, en Actes (del) Primer Congrés d’Història Moderna de
Catalunya, II, 557–77.
12 AHN, Inquisición, leg. 4456, exp. 2.
13 Véase el resumen sobre los usos políticos del Santo Oficio por parte de la monarquía
en la primera mitad del siglo XVII en Ricardo García Cárcel & Doris Moreno, Inquisición:
historia crítica (Madrid: Temas de Hoy, 2000), 70–76.
6 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

facultados para publicar edictos ni recoger papel alguno en Cataluña. El fin


justificaba los medios.
Con el objeto de poner en marcha la censura, los inquisidores convocaron
una Junta de calificadores la mañana del 12 de julio en el Palacio de la
Aljafería de Zaragoza.14 Además de los inquisidores Gabriel de la Fuente y
Herencia y Antonio de Castro y de la Torre, asistieron el jesuita Domingo
Langa, los franciscanos Diest, Foyas, Tinto, Cabañas y Foncillas, el trinitario
Monzón, el agustino Marta y los dominicos Cayrossa y Ubert. Días más tarde
se unieron los franciscanos Luis Serra y Pedro Pablo, y el mínimo Gaspar
Roig i Gelpí, al que volveremos más adelante. Pero antes tuvieron que
superar el mayor obstáculo que tenían: ¿cómo conseguir esos papeles si, como
afirmaba el rey, estaban ocultos? En la primera acta reconocían que habían
buscado en la ciudad zaragozana ‘y por las demás de este distrito los libros y
papeles que se han podido haber publicado sobre las materias de las
alteraciones de Cataluña’. Pero, lo que no refirieron era que los impresos
que pudieron encontrar los habían sacado de la biblioteca del cronista de
Aragón Juan Francisco Andrés Ustarroz. Y fueron esos impresos y no más,
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

los que pudieron calificar.15

III Papeles perjudiciales e injuriosos


De entrada no todos los impresos fueron condenados.16 Por ejemplo, el
franciscano Pedro Pablo escribió en su primera calificación de 28 de agosto
que había visto ‘dos papeles el uno en lengua catalana que contiene 29 hojas
en pliego que comienza Jesús Maria relatio y acaba estampat en Barcelona
en casa de Gabriel Nogués any 1638’. Su comentario era tan genérico como
permisivo:

Lo que contiene es una competencia de jurisdicción entre el virrey y su


audiencia real y la diputación del reino [sic] de Cataluña sobre el
reconocer unos almacenes de ropa prohibida traída de Francia y estar
sujeta a las penas de un contrabando. No parece hay en dicho papel cosa

14 AHN, Inquisición, leg. 4450, exp. 1.


15 Precisamente Juan Francisco Andrés murió el 18 de agosto de 1653, en Madrid,
semanas después de que prestase sus ejemplares a los calificadores. Nunca más volvieron a sus
herederos, ya que en los expedientes inquisitoriales se conservan la mayoría de estos impresos
con su exlibris. Sobre su vida y bibliografía, véase Félix de Latassa y Ortín, Bibliotecas antigua
y nueva de escritores aragoneses, aumentadas y refundidas en forma de diccionario
bibliográfico-biográfico por don Miguel Gómez Uriel, 3 vols (Zaragoza: Calixto Ariño, 1884–
1886), I, 58.
16 Una primera aproximación a la censura de obras relacionadas con la rebelión
catalana en Javier Alvarado ‘Juristas turbadores: la censura inquisitorial’, en Historia de la
literatura jurídica en la España del Antiguo Régimen, ed. Javier Alvarado (Madrid: Marcial
Pons, 2000), 369–77.
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 7

alguna digna de nota, antes en su esfera parece un papel muy grave y


bueno, así lo siento.

No fue de la misma opinión cuando calificó el papel Reverendissimus


episcopus la Marca Gallus apud Gotholanum Clerum, et Religiosorum
Coetum contra Hispaniarum Regem declamabat. En este caso no había
duda: ‘Todo es perjudicial, injurioso y denigrativo del crédito y opinión del
Rey, del púlpito, del sacramento de la penitencia y de la confesión.’17 Como
veremos a continuación, ésa fue la tónica general en todas las calificaciones,
no sólo en el sentido de las expresiones sino también en la selección de los
impresos.
Por los índices de libros prohibidos del siglo XVIII (1707, 1747 y 1790)
sabemos cuáles fueron los impresos condenados por la Inquisición después de
1653 en relación con la revuelta catalana. Como anónimos fueron incluidos:
Apoyos de la verdad catalana, opugnada por un papel que comienza: la
justificación real (Barcelona: s. i., 1640),18 Proclamación católica a la
majestad piadosa de Felipe el Grande de Gaspar Sala (Barcelona: s. i.,
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

1640)19 y Noticia universal de Cataluña de Francesc Martí Viladamor


(Barcelona: s. i., 1640).20 De estos dos últimos autores se añadieron
respectivamente Epítome de los principios y progresos de las guerras de
Cataluña (Barcelona: Pedro Lacavalleria, 1641)21 y Defensa de la autoridad
real en las personas eclesiásticas del principado de Cataluña (Barcelona:
Pedro Juan Dexen, 1646).22 De un autor desconocido, Olegario Segismundo—
probablemente un seudónimo, se incluyó Los catalanes de afecto […] Vidas
[de] San Policarpo y […] santa Madrona (Barcelona: Jaime Romeu, 1642)23 y
de Josep Vallmayor Casals, Frenum Detrahentium (Barcelona: Jaume
Mathevat, 1643).24 Aunque resulte extraño, no fueron todos estos impresos
los mismos que se calificaron en la Junta de 1653, y al revés, no todos los
impresos condenados en dicha Junta fueron incluidos en los índices. Una
paradoja que, mientras no aparezcan más expedientes inquisitoriales, podría

17 Incluido como anónimo en los índices de libros prohibidos o expurgados (en adelante
ILPE) de 1707 y 1747: Novissimus librorum prohibitorum et expurgandorum index (Madrid: Ex
Tipographia Musicae, 1707), 195; e Index librorum prohibitorum ac expurgandorum (Madrid:
Manuel Fernández, 1747), 976. Se trataba del impreso del trinitario Pere Moliner, Apologia
in orationem Reverendissimi Episcopi Lamarca Galli contra Hispaniarum Regem apud
Gotholanum Clerum declamantis (Tarragona: s. i., 1644). Su declarado arrepentimiento en
su Lágrimas del Geremías catalán (Tarragona: Viuda Roberta, 1644), no le libró de la censura.
18 ILPE, 1707, 77; ILPE 1747, 86; Índice último de los libros prohibidos y mandados
expurgar (Madrid: Antonio de Sancha, 1790; en adelante ILPE, 1790), 14.
19 ILPE, 1707, 174; ILPE, 1747, 957; ILPE, 1790, 218.
20 ILPE, 1707, 96; ILPE, 1747, 882; ILPE, 1790, 193.
21 ILPE, 1707, 478; ILPE, 1747, 499; ILPE, 1790, 238.
22 ILPE, 1707, 430 en latín y 440 en castellano; ILPE, 1747, 459; ILPE, 1790, 171.
23 ILPE, 1707, 102; ILPE, 1747, 887; ILPE, 1790, 247.
24 Sólo en ILPE, 1790, 277.
8 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

resolverse si tenemos en cuenta el fin que se perseguía con dichas


prohibiciones y las dificultades prácticas que tuvieron para encontrarlos en
el distrito del tribunal de Zaragoza.
Entendemos que prohibieron los dos impresos de Gaspar Sala que
consideraron más ‘sediciosos’, uno que censuraron en la Junta—la
Proclamación—y otro que presumieron se había escrito con la misma
animadversión hacía el rey y sus armas—el Epítome. El caso de Martí
Viladamor es más extraño. En los catálogos se incluyeron dos impresos que
no habían sido calificados en la Junta de 1653: Noticia universal y Defensa de
la autoridad real. Sin embargo, en dicha Junta sí se calificó un impreso que,
paradójicamente, no está prohibido por los Índices. Se trata de Cataluña en
Francia, Castilla sin Cataluña y Francia contra Castilla que obtuvo la
condena más amplia, una sorpresa relativa pues los calificadores conocían
muy bien que Martí había sido uno de los principales ideólogos de la revuelta
de 1640.25 La intención propagandística de esta obra fue percibida muy bien
por el censor: subrayar las excelencias de la adhesión catalana a la Corona de
Francia, y ensalzar la simbología que mostraba la superioridad, la
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

religiosidad y la fuerza de la monarquía francesa. Así mismo, la obsesión de


Martí era demostrar la relación entre Castilla y los castellanos con la
atrocidad y crueldad del león, presente en su escudo.
No es extraño que el trinitario Valero Monzón encontrase treinta y dos
proposiciones que, según su parecer, merecían ser prohibidas.26 Entre los
comentarios, Monzón señalaba algunos párrafos que debían ser eliminados.
Por ejemplo, en la página 6 del impreso, cuando Martí decía sin complejo
alguno que Castilla era el ‘soberbio corazón de España’ con aires de vanidad
y de ambición, el trinitario añadía: ‘todo este número los gasta en decir
injurias contra Castilla’. Eran muchas las frases que consideraba injuriosas:

. Castilla es la que solicitó tirana las uñas del león para desgarro de
Cataluña (p. 8).27
. Horribles agravios del sacramento, que imaginar se puedan, hechos en
Cataluña por soldados de Castilla (pp. 9–10).
. En un soplo estimaba Castilla a Cataluña, […] esto es Castilla sin
Cataluña, por los agravios del sacramento, por lo profanado de las
imágenes, y templos (p. 12).

25 Sobre el irredentismo francés de Martí, véase Jesús Villanueva, Política y discurso


histórico en la España del siglo XVII: las polémicas sobre los orígenes medievales de Cataluña
(Alicante: Publicaciones de la Univ. de Alicante, 2004), 173–75; y sobre este escrito de guerra
en el que se legitima y se loa la monarquía francesa, véase Xavier Baró i Queralt, La
historiografía catalana en el segle del Barroc (1585–1709) (Barcelona: Publicacions de l’Abadia
de Montserrat, 2005), 257.
26 AHN, Inquisición, leg. 4443, exp. 17.
27 Todas las citas corresponden a las páginas del impreso censurado: Francesc Martí i
Viladamor, Cataluña en Francia, Castilla sin Cataluña y Francia contra Castilla: panegírico
glorioso al cristianísimo monarca Luis XIII, el Justo (Barcelona: Lorenço Deu, 1641).
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 9

. Francia […] asiste a Cataluña contra las injustas armas de Castilla […]
está Cataluña destruida […] por las […] tiranías de Castilla […].
Prosigan las católicas armas de Francia contra las tiranas de Castilla
(pp. 16–17).

Igualmente para Monzón eran censurables todos los argumentos que Martí
exponía para justificar y ensalzar la incorporación francesa:

. Viva pues Cataluña en Francia. Muera Castilla sin Cataluña. Y venza


Francia contra Castilla. Alarma catalanes alarma. Franceses alarma
alarma (p. 17).
. Gloriosos catalanes en el día, que desechada la vanidad castellana,
publicasteis la obediencia al cristianísimo monarca (p. 25).

Tan contrario al panegírico de Martí a favor de Francia, el censor ni siquiera


consideró extraño que el jurista catalán no renunciase a su españolidad: ‘soy
español, aunque por catalán vengo a ser un español de Francia’ (p. 29). El
calificador sí reprobaba la obsesión de Martí por demostrar que todo lo que
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

habían tocado los castellanos había sido algo más que un desastre:

. Los reinos y provincias, que han sido, o están sujetas al león de Castilla,
del cual nunca han experimentado efectos de mansedumbre,
reconociendo siempre actos de su fiereza (pp. 41–42).
. Las atrocidades y crueldades indecibles de los castellanos con los indios
(p. 42).

El censor no admitió ni una de las descalificaciones de Martí respecto a


Castilla y le pareció el colmo del desprecio la cita sobre la historia de
Vigilancio, que habiendo nacido en Calahorra, había sido el supuesto
introductor de las herejías en Francia: ‘pues cómo tienen atrevimiento los
castellanos para hablar licenciosos de las herejías de Francia, cuando
debieran avergonzarse reconociendo el principio originario del autor en
Castilla?’ (p. 266). Monzón la tachó y se debió enojar aún más cuando leyó
las páginas 408, 421 y 422 de la obra de Martí:

. Que se hallarán en el Ejército del Anticristo los españoles occidentales,


y los descendientes de aquellos españoles que fueron a la conquista del
Perú, y de la América, que cabalmente vienen a ser los castellanos,
quedando del todo excluidos los catalanes, que en ninguna manera
pueden ser llamados españoles occidentales (p. 408).
. ¿Quién no dejará por los aires de Francia los de Castilla, pues en
Castilla puede esperar su posteridad descendientes soldados del
Anticristo, cuando en Francia, la divina protección de Miguel, y el fin
glorioso de su último Rey y Emperador Romano producen esperanzas
firmes de resistir al nefandísimo Tirano? (pp. 421–22).
10 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

El dinasticismo y el afrancesamiento militante del patriota catalán se


resumían según el censor en dos pasajes del final del libro de Martí:28

. Cataluña: Sire, no sin providencia divina, se ha desunido de la Corona


de Castilla, para acogerse a la de Francia, porque habiendo Cataluña
de permanecer en todos los siglos firme y constante en la fe católica, […]
estas excelencias corrieran riesgo en Castilla (p. 422).
. Seguramente, concluyo, que Cataluña en Francia, y Castilla sin
Cataluña, constituyen triunfante y victoriosa para siempre a Francia
contra Castilla (p. 426).

Monzón presentó su censura a la Junta de calificadores, a la que


asistieron también los padres Foyas, Cayrossa, Cabañas y Ubert. Durante
su exposición hubo discrepancias sobre si las injurias de Martí incurrían
también en herejía:

Detractivo, injurioso y denigrativo de la fama del Rey Nuestro Señor y


de la nación castellana, profanatorio de la Sagrada Escritura por los
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

lugares de ella y la aplicación para la sedición de temeraria por la


exclusión que hace de los catalanes sin fundamento de la sujeción al
Anticristo. Excepto el padre fray Bartolomé Foyas que dijo le parece no
es profanatoria de la Sagrada Escritura porque la detracción no la
deduce del lugar de ella.

Sin embargo, los miembros de la Junta sí votaron en conformidad la condena


del resto de las proposiciones que había hecho Monzón y concluyeron ‘contra
el autor Francisco Martí Viladamor sospecha de levi’. A diferencia de Gaspar
Sala, al que la Junta sólo le condenó su Proclamación y no dijeron nada
sobre su persona, Martí rayaba la herejía, luego todos sus textos eran
sospechosos y debían haberse recogido y calificado. Quizás sea ésa la
explicación por la que dos de ellos se incluyesen sin calificación conocida
en el catálogo de libros prohibidos, pero queda sin responder porque otros no
se registraron en índice alguno y, aún más, por qué el condenado tampoco.
De cualquier modo, la censura inquisitorial cumplía con el deseo del Consejo
de Aragón de incluir a uno de los cabecillas de las ‘alteraciones’ como autor
prohibido.
En la Junta del 30 de agosto de 1653 se le entregó el Frenum
Detrahentium al franciscano Martín Diest, que hizo una detenida estudio
de todo el impreso, empezando por los preliminares y terminando por las

28 Sobre el dinasticismo, véase Xavier Torres Sans, Naciones sin nacionalismo: Cataluña
en la monarquía hispánica (siglos XVI–XVII) (Valencia: Publicacions de la Univ. de València,
2008), 235–38.
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 11

notas.29 Según el censor, Vallmayor había intentado probar con este opúsculo
en lengua catalana ‘cómo fue lícito a los eclesiásticos de Cataluña tomar las
armas contra el ejército de nuestro señor Rey’. Comenzaba subrayando en la
aprobación del carmelita fray Jerónimo de los Santos este comentario como
reprobable: ‘aporta algunes profecies, prova molt bé com s’ha de perdre
Espanya […] que plaguera a Deu haguera anys estiguera publicat.’ En la
aprobación del franciscano Casetas destacaba un comentario similar: ‘pot ser
profitós per a desterrar algunes ignoràncies. I també posa tres profecies en
prova de que s’ha de perdre Espanya.’ Ambas le parecían que incitaban a la
sedición. Semejante censura le mereció en la dedicatoria este párrafo de
Vallmayor:

grandíssimes les afliccions i treballs que los paisans d’ell havem patit,
per ocasió dels capitans i soldats insolents del Rei de Castella, però
podent-se tots ells sufrir i tolerar amb paciència, considerant que sos
ministres i soldats son nostres enemics, i així d’ells no s’en podien, ni pot
esperar altre cosa.30
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

Aunque el censor consideraba que en todo el prólogo al lector se incitaba a


la sedición, sólo tachaba aquellos pasajes que justificaban que los
eclesiásticos cogiesen las armas: ‘quant s’estàn executant a fins haver post
remei a tant horrendos sacrilegis, i haver expellit semblants sacrilegis de la
Província’, y más adelante también tachaba ‘de semblants delictes, com los
que ara se han cotmés y de semblants persones’. El censor tampoco veía
aceptables la mayoría de las conclusiones de Vallmayor que avalaban el
pactismo y el derecho a resistencia:

. Essent Catalunya Província lliure, té poder per elegir Rei ab pactes i


condicions.
. Lo rei que los catalans eligiren i els seus succesors estaven obligats a
guardar-les pactes, amb que foren elegits i no volent-los guardar
tiranitzaven la Provincia.
. Volent lo Rei de Castella tiranitzar la Provincia de Catalunya.
Lícitament han pogut als catalans pendre les armas i defensar-se i
elegir altre Rei.

29 AHN, Inquisición, leg. 4442, exp. 55. Sobre el acendrado patriotismo—dinasticismo


‘nacionista’—de Vallmayor, veáse Torres Sans, Naciones sin nacionalismo, 246. Y sobre cómo
tomó la doctrina jesuítica castellana para argumentar la licitud de la guerra, véase Antoni
Simon Tarrés, Els orígens ideològics de la revolució catalana de 1640, Biblioteca Abat Oliba 210
(Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1999), 184.
30 Todas las citas corresponden al impreso censurado, cuyas páginas no están
numeradas.
12 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

. En no haver volgut castigar als delictes dels soldats del seu exèrcit el
Rei Católic i als seus ministres, s’ha de presumir que’ls consentien i
que’ls feien i cometien amb ordre seu.

Las profecías de Vallmayor debieron sorprender al calificador Diest que


las enjuició como censurables de principio a final. Las tres profecías
advertían que un rey francés iba a ser el salvador de Roma ante el
avance de las herejías. Lo había dicho Agustín de Hipona a su paso por
Barcelona—recogía el autor del opúsculo—y lo había repetido Francesc de
Eiximenis siglos más tarde. Como era norma entre los censores, el uso de
autores católicos anteriores a 1520 no implicaba que éstos fueran
sospechosos de herejía. La tercera profecía la extraía de un autor muy
cercano en el tiempo y, sin embargo, el calificador no consideró que el libro
fuera censurable; sí lo era la apropiación que hacía Vallmayor. Los
argumentos de las profecías los había extraído de un relato del carmelita
andaluz fray Diego de Coria, en el que Cristo se le aparecía a Santo Ángelo
del Carmelo para revelarle las calamidades y trabajos que tenía que sufrir
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

la Iglesia. Y cuando el mártir le pedía misericordia, Cristo le aseguró que


vendría alguien que los liberaría y le traería la paz. A la pregunta de quién
sería, Cristo le respondió:

Levantarse ha uno de la generación antigua de los franceses, que será de


muy gran piedad acerca de Dios, y será recibido por los Reyes Cristianos y
profesores de la Fe Católica, y será muy amado de ellos cuya potencia
crecerá por mar y tierra. Éste socorrerá a las fatigas de la Iglesia y
juntándose con el Romano Pontífice limpiará los errores de los cristianos
y restituirá el estado de la Iglesia en su primer ser y resplandor, enviará
a sus ejércitos, a quien seguirán muchos de su propia voluntad y aunque
en estas guerras muchos padecerán muerte en defensión de mi nombre,
recibirán empero los premios en ella, y subirán con triunfos al cielo. Éste
pasará con gran flota la mar, restituirá las iglesias perdidas y librará a
Jerusalén, y dichas por Cristo estas cosas desapareció de la vista de santo
Ángelo.31

Después de 1652, cuando Francia ya se había retirado de Cataluña, era


muy fácil censurar el uso político de estas profecías. Ahora ya no tienen
validez, debió pensar el censor, puesto que concluyó su informe con una
propuesta prohibitoria en la que prescindía de las intenciones proféticas del
opúsculo: ‘porque hay muchas cosas contrarias a las buenas costumbres, es
escandaloso, sedicioso, infamatorio, denigratorio’. La Junta reunida el 24 de

31 Diego de Coria, Dilucidario y demostración de las crónicas y antigüedad del Sacro


Orden de la siempre Virgen Madre de Dios Santa María del Monte Carmelo (Córdoba: Andrés
Barrera, 1598), 448. La cita de Vallmayor era casi completa del original.
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 13

octubre de 1654 y formada por Francisco Franco, Juan Lorenzo Cayrossa y


Feliciano Ubert confirmaron que todas las proposiciones censuradas por el
franciscano Diest eran injuriosas de su Majestad y sus armas y ministros,
además de ser ‘doctrina sospechosa mal sonante’. Pero, como ya apuntara
John Elliott, el fiasco del régimen del conde duque de Olivares minó dos de
los principios fundamentales de la imagen política y del control ideológico de
la monarquía hispánica. El primero fue la representación de un rey lejano,
pero siempre dispuesto a ser justo y defender la ley; y el segundo, el
providencialismo cristiano de la monarquía, que había convertido la defensa
de la religión en uno de sus pilares ideológicos centrales.32 Ahora también era
esgrimido dicho providencialismo por los mismísimos rebeldes. Aunque los
dos argumentos—el del rey y el de catolicidad—se repiten insistentemente
entre los censores, fue el segundo el que dio lugar a una de las censuras más
completas de cuantas se encargaron en la Junta de 1653.
El 24 de octubre de 1654 se prohibieron dos impresos relacionados con las
‘alteraciones’ de Cataluña. Ambos se habían entregado el 12 de julio del año
anterior al calificador franciscano Luis Serra.33 Apoyos de la verdad
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

catalana, opugnada por un papel que comienza La justificación real fue


negativamente calificado tan sólo por razones políticas:

no hay cosa en todo él malsonante a nuestra Santa Fe, pero hay muchas
palabras detractivas e injuriosas y denigrativas de los cabos y soldados de
su Majestad que se hallaron en los principios de las revueltas de aquel
Principado.

A diferencia de los otros frailes, Serra no subrayó ni tachó renglones o


párrafos. Su censura fue casi inmaculada, apenas una débil raya indicaba en
algunas páginas qué era lo que él consideraba digno de ser reprobado:

. Primo en el folio 3 adonde dice que los paisanos de Cataluña


arriesgaron sus vidas en desagravio de Dios, defensa de propias
honras y haciendas.
. En el mismo folio en el traslado dice como el autor del papel de la
justificación real, fue con los ministros de su Majestad fiscal de la
mentira, por huir escollos de alevosías.
. En el folio 5 a la vuelta y traslado dice que lo que obraron los catalanes
fue desagravio de la divina y humana Majestad.

32 John H. Elliott, ‘Poder y propaganda en la España de Felipe IV’, en su libro España y


su mundo, 1500–1700, trad. Xavier Gil Pujol (Madrid: Alianza Editorial, 1990 [1ª ed. Spain and
Its World 1500–1700: Selected Essays (New Haven & London: Yale U. P., 1989)]), 201–28.
33 AHN, Inquisición, leg. 4456, exp. 1.
14 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

. En el folio 6 en el tratado llama sacrílego y descomulgado al tercio de D.


Leonardo Molas.
. En el folio 9 dice que el ejército de su Majestad cedía en deshonra de
Dios y de sus templos.
. En el folio 10 en el traslado trata al Obispo de Urgell de dañado afecto
en administrar justicia.
. En el folio 14 en el traslado dice reinaba la maldad en España por
haber engañado a los Consejos supremos.
. En el folio 17 en el traslado trata a los ministros de Madrid de
inventores de tal maldad contra Dios y su Majestad de que quería
violar las leyes de Aragón.

El 21 de julio de 1654, reunida la Junta con Roig i Gelpí a la cabeza, se


aprobaron una a una todas las calificaciones de Serra, por ser un impreso
injurioso, denigrativo y sedicioso contra la fama del rey, ministros y prelados
mencionados. Y al final de la sesión acordaron que ésa debía ser la censura
para otro impreso también calificado por Serra, Los Catalanes de afecto en
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

Esmirna y Tesalónica nacidos: vida de san Policarpo y santa Madrona, del


desconocido Olegario Segismundo: ‘En la aplicación y de ambos papeles,
dijeron asimismo en conformidad que son sediciosos e injuriosos a Su
Majestad, de sus ministros y de toda la nación española, y así lo calificaron
y firmaron.’
Quizás fuese por cansancio o porque tenían muchas ganas los
calificadores de dar carpetazo a esta Junta sobre ‘papeles tocantes a las
alteraciones de Cataluña’, aceptaron la misma censura para los dos papeles,
aunque ésa no fuera la que había presentado Serra sobre tan singular
impreso. A fin de cuentas, por mucho que hablasen y hablasen, como hemos
visto una y otra vez, todos los impresos debían ser calificados con el mismo
argumento político. Fray Luis Serra había acabado su informe el 31 de agosto
del año anterior; en él analizaba con todo detalle cuáles habían sido las
intenciones políticas del enigmático autor al escribir estas vidas de santos. Ni
el título, ni la dedicatoria ni toda la primera vida, la de san Policarpo,
superaba el examen del calificador por ser un libro ‘detractivo, injurioso,
denigrativo, escandaloso y erróneo en la aplicación de los lugares de los
Santos’. Acerca de la vida de santa Madrona comentaba que en los primeros
cuatro capítulos ‘toda es doctrina sana y católica sin detracción alguna’. A
partir del folio 74, Serra desenmascaraba las intenciones francófilas e
hispanófobas del autor, tomando como excusa la leyenda de la llegada de
los restos de la santa a Barcelona, para concluir que ‘hace un panegírico
triunfal de la batalla de Monjuic y en el mismo título pone que allí se debeló y
derrotó la arrogancia de Castilla’. Marià Aguiló también recogió la cita de
Olegario Segismundo, ‘está sacado de un Flos Sanctorum impreso en Lengua
Catalana año mil y quinientos cuarenta y nueve, en la misma ciudad de
Barcelona, a costa de Jaime Laceres librero reconocido por los señores
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 15

inquisidores y con privilegio real.’34 La circulación del texto de la vida de


santa Madrona es un caso para estudiar. Hacia 1800, Juan Francisco Piferrer
al editar una comedia sobre su vida incluyó este comentario que enreda aún
más la trayectoria:

Esta Historia que expositan los P. P. Bolandos en su tomo segundo, folio


394, se halla referida por el Ilustrísimo Señor Don Jaime de Borágine,
Obispo de Génova en su Flos Santorum, traducido en Catalán, corregido y
enmendado por el P. M. Coll Dominico, expurgado por la inquisición, su
edición en Barcelona año 1575, folio 168, y la opinión de ser hija de la
Montaña de Montjuich la tiene por muy probable el Doctísimo Canónigo
Caresmar en su libro intitulado: S. Severus vindicatis, folio 61.35

A la Junta de 1653 no le interesaron otras vidas de santos patrióticas, ni


siquiera la Inquisición censuró ninguna otra. Aunque paradójicamente sí se
encuentran indicios de lectores que censuraron estas vidas. Por ejemplo, una
vida de santa Eulàlia fue, según Aguiló, mutilada posiblemente después de
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

1652. Comenta que el folio 62 se iniciaba con

un poemita de 50 octavas reales titulado Triunfo de Eulalia en Montjuich,


también en catalán. Esta composición suele faltar en muchos ejemplares,
no sé si porque sufriese persecución especial, o porque sus poseedores la
arrancasen al ver terminada la guerra que había movido a escribirla.36

34 Marià Aguiló, Catálogo de obras en lengua catalana impresas desde 1474 hasta 1860
(Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, 1923), 329. Se debe referir a Flor dels sants o Flos
sanctorum impreso en 1547 por Carles Amorós y a costa de Jaume Laceres, reimpresión de la
edición barcelonesa de 1524 y que contiene la aprobación de los inquisidores (Biblioteca de
Catalunya, Barcelona: 10-VI-17). Véase también Hèctor Càmara, La Mare de Déu en el ‘Flos
Sanctorum romançat’ (1494) (Alicante: Publicaciones de la Univ. de Alicante, 2009), 48.
35 Comedia trágica intitulada la huérfana de Barcelona y tutelar de su patria Santa
Madrona (Barcelona: Juan Francisco Piferrer, s. a. [c.1800]). La edición del Flos Sanctorum de
1575, revisada por el dominico Coll, fue la que imprimieron Jaume Cendrat y la viuda
Montpezat (Biblioteca Nacional, Madrid, Sign. R-12104). Sin embargo, no deja de ser una
historia extraña, pues en el Índice de 1583 sólo está prohibido el Flos Sanctorum impreso en
Zaragoza en 1556 y no figura nada como expurgado en el Index librorum expurgatorum
(Madrid: Alfonso Gómez, 1584). Tampoco refiere nada Marinela Garcia Sempere en su
‘Algunes notes sobre la difusió de les vides de sants a la Península Ibèrica en els primers temps
de la impremta’, en Literatures ibèriques medievals comparades/Literaturas ibéricas
medievales comparadas, ed. Rafael Alemany & Francisco Chico (Alicante: Publicaciones de
la Univ. de Alicante, 2012), 247–56.
36 Joseph Catalá, La Illustríssima Catalana, la protomártir de las Espanyas Barcelonesa
gloriosa. Vida, Martyri y Triunfos de la admirable verge Santa Eularia. Ab son últim Triunfo
de Monjuych a sa Bandera y plantas (Barcelona: Jaume Romeu, 1642). Este mismo autor había
publicado una Vida de Santa Madrona, impresa en Tarragona en 1594; véase Aguiló, Catálogo,
328 y núm. 1091.
16 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

Como afirma Xavier Torres, junto a las leyes y los privilegios, la historia
común o la geografía, como elementos definidores de una patria o comunidad
política, existió también la comunidad de santos y lugares sagrados, sin
importar la lengua en la que se imprimiesen o escribiesen sus historias. Aún
más, este historiador ha demostrado cómo en las invocaciones de carácter
patriótico se introdujeron comparaciones del pueblo catalán con pueblos
bíblicos. Así, para Torres, las raíces intelectuales de este patriotismo ‘nunca
fueron demasiado republicanas o ciceronianas. Por el contrario, la defensa de
la libertad catalana fue siempre una defensa escolástica’.37 En el uso de las
fuentes de carácter bíblico para la construcción del patriotismo catalán,
además del elogio de los Macabeos, destacó el símil entre Cataluña e Israel
como pueblos elegidos por Dios. En ese sentido, para el censor Serra el
panfleto de Segismundo era herético en su lectura de las sagradas escrituras:

hace el pueblo escogido de Dios e Israel a los franceses y catalanes y


pueblo enemigo de Dios y desechado de su mano a nuestro Rey y su
ejército y que como a tal lo destruyó el mismo Dios por mano de la dicha
Débora que es Madrona, y a Tortosa y Tarragona las trata de execrables y
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

abatidas de la mano de Dios.38

Sin embargo, en la censura de la Junta no se recogió el comentario de


Serra que advertía que este texto era ‘erróneo en la acomodación de los
lugares de Escritura y declaración de los mártires’. Los calificadores
consideraron que el argumento censorio más importante sugerido por Serra
era que el opúsculo ponía en duda la fe de Felipe IV y lo calificaba como
‘enemigo de Dios’. Además, hicieron caso omiso de la última recomendación
del censor: ‘castigar a su autor que es el Doctor Olegario Segismundo,
barcelonés’.

IV ‘Valde sediciossum et valde denigratium’: la censura de la


Proclamación católica
En este librito breve y heteróclito, escrito al servicio de la Generalitat,
destacaba la teleológica visión de la historia del Principado—tan puro y
católico—y la negativa imagen que ofrecía de Olivares, de su política y de las

37 Torres Sans, Naciones sin nacionalismo, 217. Este autor analiza muy bien el
componente identitario religioso en el caso concreto de la Guerra dels Segadors con
alusiones más generales al patriotismo sagrado europeo y catalán en ‘La nació i el temple:
patriotisme i Contrarreforma a la Catalunya moderna’, Pedralbes, 28 (2008), 85–102. Sobre la
contaminación sacra de la historiografía ‘nacional’, véase también Pep Valsalobre,
‘L’hagiografia de l’edat moderna catalana’, en Vides medievals de sants: difusió, tradició i
llegenda, ed. Marinela Garcia & Maria Àngels Llorca, Symposia Philologica 22 (Alicante:
Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana, 2012), 100– 22.
38 AHN, Inquisición, leg. 4456, exp. 1.
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 17

desastrosas consecuencias de los alojamientos de los soldados—tan


sacrílegos—. Publicado a mediados de octubre de 1640, causó un enorme
malestar en la Corte y, en concreto, en el círculo olivarista. A fines de
noviembre, según Pellicer y Tovar, los escritores al servicio del conde duque
estaban ya preparando una contundente respuesta:

Todo es ahora tratar de responder a la Proclamación Católica de los


Catalanes y a otros papeles que han estampado. En esto están ocupados
Don Alonso Guillén de la Carrera, del Consejo Real de Castilla, el Doctor
Don Francisco de Rioja, Inquisidor de Sevilla, Cronista de su Majestad, y
el Licenciado Adam de la Parra, Inquisidor Ordinario y otros.39

La rápida publicación de las tres primeras obras profelipistas (Aristarco o


Censura de la Proclamación atribuida a Rioja, Súplica de Tortosa atribuida a
Adam y La estrecha amistad que profesamos atribuida a Guillen de la
Carrera) no frenó la veloz circulación del opúsculo de Sala. Ya en una carta
acordada del Santo Oficio de 21 de octubre se había mandado recoger.40 En
sus Avisos Pellicer y Tovar precisó que la difusión de esa orden se hizo
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

‘fijando edictos con censuras y otras penas dentro de seis días’.41 Lo cierto es
que la prohibición tampoco debió ser muy eficaz, puesto que la difusión del
impreso fue amplísima, con traducciones en Francia y Holanda, y reediciones
en Portugal.
No es extraño, pues, que cuando a los inquisidores de Zaragoza les
encomendaron la organización de la Junta en 1653, supiesen muy bien que
uno de los impresos que debían encontrar y censurar era la Proclamación
católica, aunque fuese un alarde del integrismo católico, eso sí catalán.42 Lo
hallaron también en la biblioteca del cronista Juan Francisco Andrés
Ustarroz. El encargo debía hacerse a alguien que conociese muy bien el
contexto y las consecuencias de la revuelta, y esa persona idónea la
encontraron el 12 de agosto de 1653 en el mínimo catalán Gaspar Roig i

39 María Soledad Arredondo, ‘Noticia de la Súplica de Tortosa (1640), atribuida al


Inquisidor Juan Adam de la Parra’, Cuadernos de Historia Moderna, 22 (1999), 139–56
(p. 141).
40 La prohibición se hizo efectiva tres años más tarde, el 25 de octubre de 1643 (véase
Pedro M. Guibovich Pérez, Censura, libros e Inquisición en el Perú colonial, 1570–1754,
Historia y Geografía 97/Nuestra América 15 [Sevilla: CSIC/Univ. de Sevilla/Diputación de
Sevilla, 2003], 326).
41 Véase Carlos Puyol Buil, Inquisición y política en el reinado de Felipe IV: los procesos
de Jerónimo de Villanueva y las monjas de San Plácido, 1628–1660 (Madrid: CSIC, 1993), 287.
42 Sobre el contenido de la Proclamación se ha escrito y repetido muchísimo. Véanse,
como ejemplo, Villanueva, Política y discurso histórico en la España del siglo XVII, 112–16, así
como la publicación facsímil y bilingüe de la Proclamación, a cargo de Antoni Simon Tarrés &
Karsten Neumann (Barcelona: Base, 2003).
18 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

Gelpí.43 Éste había detallado en su extensa censura cuáles eran los pasajes
que se debían eliminar; para ello no tachó nada, sino que fue enumerando los
párrafos y subrayando las frases que incurrían en ofensas, sedición o injurias.
Él mismo explicó su método de trabajo:

Estos cuadernos he visto según V. S. me ha ordenado y para mayor


claridad de lo que digo los he numerado en los márgenes y señalado con
rayas los puntos que tienen censura, ellos se dividen en § y el 1º que en
ellos parece es el 3º de lo cual comienzan los números marginales, porque
en lo antecedente no hay que en que reparar como ni en el § 3.

Roig i Gelpí estuvo muy marcado por la crisis de 1640, que vivió en primera
persona en Barcelona siendo adolescente.44 Jesús Villanueva apunta
que debió ser el tono agresivo y erudito de Pellicer en su Idea del
Principado de Cataluña (Amberes, 1642) lo que le pudo motivar a escribir
una respuesta en defensa del honor histórico de Cataluña, y añade que
también ‘pudo influir la relación con el agustino Gaspar Sala, al que parece
que hizo al menos dos visitas en el exilio de éste en Perpiñán’.45 El censor fue
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

a conocer en persona al que ya había censurado. ¿Conoció Sala de primera


mano la censura de su Proclamación? Todo cabe para explicar los orígenes
del tradicionalismo y de la cruzada patriótica que desplegó Roig desde 1660.
Bien pudo ser el resultado de su experiencia como miembro de la Junta de
calificadores de la Inquisición de 1653, fuese por arrepentimiento o más bien
por convicción providencialista. Si analizamos la calificación inquisitorial de
Roig, éste no vio nada censurable ni en el primer capítulo (‘Fidelidad a los
Reyes de los Catalanes’), ni en el segundo en el que exaltaba el ‘culto a la fe
católica de los catalanes’ y reivindicaba el origen catalán de la Inquisición, ni
en el tercero en el que se admiraba de la precoz, intensa e inmaculadista
devoción catalana a la Virgen.46 Los problemas comenzaban con el cuarto
capítulo donde Sala hacía este comentario: ‘Sufrieron los catalanes de los
soldados de V. Majestad mucho pero los agravios que han hecho a Dios no lo
sufrieron. Las atroces supercherías […]’. La censura de Roig era escueta: ‘es
sedicioso’. Añadía que en el párrafo siguiente la cita de San Juan Crisóstomo
(‘Si llegase aquí alguno, que abrazase este Templo, que diluyese el Altar,

43 AHN, Inquisición, leg. 4450, exp. 8. El historiador catalán Roig i Gelpí (1624–1691),
cronista del reino de Aragón, fue autor de numerosas obras sobre historia eclesiástica y civil de
Cataluña, además del conocido falso cronicón Llibre dels feyts d’armes de Catalunya, bajo el
seudónimo Bernat Boades.
44 Véase Miquel Coll i Alentorn, Historiografia (Obres, I) (Barcelona: Curial, 1991), 445 y
ss; Villanueva, Política y discurso histórico en la España del siglo XVII, 227–31.
45 Villanueva, Política y discurso histórico en la España del siglo XVII, 228.
46 Gaspar Sala proclamó que si algo distinguía al catalán era su ortodoxo e inquisitorial
catolicismo y que por ‘los catalanes goza España el santo Tribunal de la Inquisición, y fue su
primer Inquisidor el santo Catalán Raymundo de Peñafort, a cuya instancia se erigió en la
ciudad de Lérida, antes que en otra ciudad de España’, Proclamación católica, 18.
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 19

cualquiera no le apedrearía hasta que quedase sepultado de piedras, como a


impío y profano?’) era también sediciosa porque profanaba la doctrina de este
santo.
Pero fue el quinto capítulo, dedicado a los ataques de los soldados de los
tercios del rey a las iglesias, el que despertó mayor animadversión a Roig.
Consideró sedicioso y denigrativo de ‘la buena opinión de su Majestad
Católica y de sus armas’, el siguiente párrafo:

Quemaron al fin los soldados de V. Majestad, (o qué dolor!) no sólo


altares, imágenes y templos; pero redujeron a carbón y ceniza (o sacrilegio
horrible!) las formas reservadas a quien estaba realmente unido, y en
ellas existente el hijo del Eterno Padre […]’.

Y, además, estimó que inducía a la sedición de cualquier catalán las dos


sentencias del obispo de Gerona y de la Junta de teólogos que citaba Sala y
que anatemizaban a los tercios del rey. Tampoco pasó por alto Roig la
‘aplicación profana’ de la doctrina del obispo del siglo IV, Optato Milevitano,
con la que Sala incidía en el sacrílego asalto de los soldados. En fin, su
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

censura condenaba a todo el capítulo por sedicioso, denigrativo y profanador:

En el n. 11 prosigue la autoridad del mismo Padre y sedicioso lo que en


este número dice y profanativo de dicha doctrina. En el n. 12 dice que
Dios en su templo no está seguro de los soldados […] es sedicioso y
denigrativo de las armas del Príncipe. En el número 13 refiere el
sacrilegio de Xatillon y añade pero este sacrilegio ha sido horror de todo
el cristianismo, lisonja grande para los herejes cuando sepan que los
soldados de un Rey Católico han sido incendiarios del más alto tesoro que
la fe venera […] est valde sediciossum et valde denigratium, de la opinión
de su Majestad Católica y de sus armas. El n. 14 tiene la misma censura.
El n. 15 todo él es sedicioso, pero lo que en 3º lugar está rayado donde dice
que se prometan igual premio los que descubran a quien abrasó un
Alguacil y los que oculten los que abrasaron los templos, etc. es
sediciosísimo y valde denigrativo de la opinión de su Majestad y de su
gobierno. Lo último rayado en este número donde dice no se conmovió la
tierra en la pasión de Cristo ni se conjuraron las criaturas insensibles,
etc. demás de sedicioso es profanativo de las sagradas escrituras. Lo
señalado en los números 16 y 17 es sedicioso y lo del número 17 es
también denigrativo de la opinión de su majestad y de su gobierno
especialmente donde dice y porque todos no cesan en la instancia de
castigo tan debido se han de premiar los delincuentes y apremiar los
inocentes, y donde dice dobla los dolores al sentimiento la noticia, etc. En
los números 19, 20, 21, 22, 23, 24 y 25 refiere dos cartas, una de los
diputados de Cataluña otra del obispo de Gerona acerca de los hechos de
Riudearena, etc. los cuales juzgo son provocativas de sediciones leídas de
catalanes. En el número 26 refiere largos testimonios del Eminentísimo y
20 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

Señor Cardenal Pedro Damiano para ponderación de dichos hechos,


donde profana la doctrina del Santo en la aplicación.47

A partir de aquí todos los capítulos tuvieron anotaciones de Roig que


calificaban expresiones de Sala como sediciosas o denigrativas o
profanadoras. Había tenido casi un año para elaborar la censura, pues los
calificadores no se volvieron a reunir hasta el 21 de julio de 1654. En esta
ocasión la Junta estuvo compuesta por el inquisidor Antonio de Castro, los
calificadores franciscanos Luis Serra y Bartolomé de Sosa, el trinitario
Valero Monzón, los dominicos Feliciano Ubert y Lorenzo Cayrossa, el
carmelita Raymundo Lumbier y el autor de la censura, Roig i Gelpí.
Debieron quedar tan sorprendidos por el detallado trabajo del catalán que
tan sólo añadieron a la censura del cuarto capítulo, el siguiente comentario:
‘Dijeron en conformidad es sedicioso e injurioso de la nación española.’ El
resto lo asumieron literalmente punto por punto. Nadie mejor que un
patriótico fraile catalán para censurar a otro patriótico fraile catalán. Y al
fin acordaron que constase que la calificación inquisitorial era por
unanimidad: ‘Dijeron en conformidad que todo este papel es sedicioso,
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

injurioso y denigrativo de la fama de su Majestad y por injurioso al púlpito


y predicación del Evangelio y por ofensivo del Sacramento de la penitencia.’
Concluía por fin una censura claramente política de la Proclamación católica,
y por fin el edicto de prohibición se despachó el 18 de junio de 1655.

V Coda: Los consensos con la Proclamación por medio


El jerónimo Francesc Martí fue procesado por el Santo Oficio en Barcelona,
primero por supersticioso en 1659 y dos años más tarde por iluso.48 Durante
el tiempo que estuvo en la cárcel se le confiscaron algunos libros y papeles. Al
salir en diciembre de 1667 pidió que se los devolviesen. La lista era tan corta
como peculiar:

un tomo grande de folio de papel mayor con fragmentos de virtudes y


vicios y otras cosas positivas, un tomo de cuarto de festividades de San
Pedro, un tomo de sermones de María, un tomo de Sanctis de Sermones y
un tomo de cuaresma.

Sin embargo, el jerónimo Martí reclamaba también unos papeles ‘con los
puntos y capítulos de su libro en defensa de Castilla y del Rey nuestro Señor
refutando los contrarios escritos de Francisco Martí Viladamor y de fray Sala,
el titulo es Iuris Cathala’. El jerónimo suplicaba a los inquisidores del

47 AHN, Inquisición, leg. 4450, exp. 8.


48 AHN, Inquisición, libros 734 y 752. Véase Juan Blázquez Miguel, ‘Catálogo de los
procesos inquisitoriales del Tribunal del Santo Oficio de Barcelona’, Espacio, Tiempo y Forma,
Serie IV, Historia Moderna 3 (1990), 11–158 (pp. 114 y 119).
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 21

tribunal de Barcelona que le devolviesen también ese manuscrito. Según sus


palabras, tenía la intención de ‘darlos a la estampa algunos y trabajar el que
es en servicio del rey nuestro Señor y en defensa de Castilla’.49 No conocemos
ninguna obra de este fraile jerónimo, pero queda claro que los libros de
Gaspar Sala y de su homónimo el jurista Francesc Martí, seguían circulando,
que el tema sobre las ofensas y defensas del rey continuaba abierto, y que el
fraile Martí había sido encausado por supersticioso y no por poseer libros
prohibidos.
No ha de extrañar que años más tarde, en 1677, los inquisidores Juan de
Ribera y Bartolomé de Espejo hicieran llegar a la Suprema esta noticia:

en este Principado hay muchos tomos de la Proclamación Católica […] Y


aunque han dado a entender a las personas de quien han tenido esta
noticia que dichos tomos no se pueden retener a causa de nuestra
prohibición, se defienden con que este tratado no tiene cosa contra la fe,
y así dudan de la razón y autoridad del Santo Oficio para poderlos
prohibir, y por la condición de las materias y que no cause alguna
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

novedad refrescar ésta, nos hemos abstenido de repetir los edictos hasta
consultar a V. A. para que se sirva mandarnos lo que debemos hacer como
lo suplicamos a V. A.50

Mientras los inquisidores dudaban si era oportuno ‘refrescar’ la


prohibición, el Consejo se quedó extrañado que en el archivo de la
Inquisición no apareciesen ‘los papeles de la censura’. Siguieron
rebuscando y pudieron encontrar ‘el libro o memorial impreso en 266
páginas de a cuarto, y dos de índice, cuyo título es Proclamación Católica’,
además de la carta acordada ‘en que por edictos mandamos recoger por
hallarse muchas proposiciones sediciosas, injuriosas y escandalosas contra
las Reglas del Expurgatorio del año de 1640’.51 Sin embargo, no encontraron
la censura que había elaborado la Junta de 1653 ni tampoco la calificación de
Roig i Gelpí. No quedaba más remedio que buscar en Barcelona: ‘Y que así se
les ordena lo hagan buscar entre los de aquella Inquisición y remitan luego lo
que se hallare.’
De lo que no tenía duda el Consejo de la Suprema es que los inquisidores
barceloneses debían iniciar una investigación para conocer con todo detalle
quiénes eran los poseedores de dicho impreso: ‘si se venden en algunas
librerías, u otras partes, cuáles son y quiénes lo tienen, y han dado las
noticias que refieren, para que con vista de todo se pueda tomar la resolución
que convenga.’ El tribunal de Barcelona buscó y buscó y sólo halló la carta

49 Van Pelt Library Center de la Universidad de Pennsylvania, Henry Charles Lea


Library, Ms. Coll. 49, Box 6. 1, fols 326r–27v. Debo esta información a Doris Moreno.
50 Barcelona, 12 de junio de 1677: AHN, Inquisición, leg. 4456, exp. 12.
51 Novissimus librorum prohibitorum et expurgandorum index (Madrid: Diego Díaz,
1640).
22 BSS, XCII (2015) MANUEL PEÑA DÍAZ

acordada con el edicto y ‘el decreto de la Majestad cuya copia remitimos a


V. A.’, de lo que dedujeron ‘que las censuras no se dieron aquí sino en esa
Corte’. El decreto al que se referían debió ser la orden que Felipe IV envió a
la Suprema, por recomendación del Consejo de Aragón, para que censurasen
‘los papeles tocantes a las alteraciones de Cataluña’. A partir de este dato,
los archiveros del Santo Oficio pudieron reconstruir la secuencia de lo
sucedido y recuperar la censura de la Junta de 1653, que había sido
realizada en Zaragoza.
Mientras, los inquisidores barceloneses habían iniciado su investigación
de manera discreta. El 21 de agosto el inquisidor Ribera relató como ‘habrá
poco más de dos meses que hablando en su cuarto con H. Monfar, ciudadano
honrado de Barcelona, dijo como había prestado al Doctor Luis Valencia la
Proclamación Católica.’ Ribera le recordó ‘que no podía tener aquel libro y
que estaba excomulgado y que dicho Monfar no hizo caso’. Por su parte,
Bartolomé de Espejo buscó otras vías de información y la encontró en su
propio criado, quien le contó que
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

había estado en los encantes y que llegó allí un letrado que no conoció y
tomó un libro que se intitulaba Proclamación Católica y dijo al vendedor
que cómo vendía aquel libro que estaba prohibido por la Inquisición y que
el mismo letrado compró el libro.

Los inquisidores constataban la poca eficacia que habían tenido los


edictos de 1655. Estaban seguros de que

hay en Cataluña grande número de estos y de otros tratados que sobre la


misma materia salieron, por haberse impreso y comprado en esta
Provincia como la principal interesada y hallarse recogidos muy poco en
este Santo Oficio.

Ni tan siquiera aquella orden de Felipe IV, completada por Juan de Austria,
y pregonada por el trompeta Ratera, había supuesto una masiva recogida de
papeles impresos o manuscritos anteriores a 1652.
Al recibir el Consejo estas noticias, se percató del fracaso de la represión e
inició más diligencias

en busca de estas censuras y papeles, no sólo en el año que refieren de


1653, sino también en de 1640, en que parece haberse despachado la
misma carta acordada sobre esto y en los antecedentes y subsiguientes; y
lo que se hallare o resultare se traiga.

No la hallaron porque una cosa fueron las intenciones y otras bien distintas
el cumplimiento de las prohibiciones. En la Suprema eran conscientes de que
los inquisidores barceloneses no podían actuar y ejecutar una recogida
masiva de impresos calificados como sediciosos, entre otras razones, porque
LA INQUISICIÓN Y LA MEMORIA HISTÓRICA DE 1640 23

se enemistarían con buena parte de la oligarquía barcelonesa, entre los que


se hallaban muchos colaboradores silenciosos de una Inquisición que ya
Gaspar Sala había reivindicado como catalana. Por otro lado, no podían hacer
dejación de sus funciones. Así, el 9 de octubre de 1677 ordenaron que fuera
un comisario o cualquier otro ministro del Santo Oficio ‘que se hallare en
cualquier lugar más cerca de aquella ciudad y pareciere más a propósito’, el
que debía buscar y rebuscar los impresos de la Proclamación Católica que tan
profusamente circulaban, al menos, por Barcelona:

vaya a las librerías, donde hubiere noticia que hay y se vende este libro, y
a las casas de los que le tienen, y a unos y otros pida lo entreguen o lleven
al Santo Oficio todos los que tuvieren, advirtiéndoles que están
prohibidos por edictos de la Inquisición desde el año de 1653, y que
cualquiera que los vendiere o tuviere incurrirá en las censuras y penas
impuestas en dichos edictos. Y de lo que respondieren y resultare de esta
diligencia, el tribunal dé cuenta al Consejo con toda distinción y claridad
para que con vista de esto se provea lo demás que convenga.52
Downloaded by [] at 14:07 15 May 2015

No convino nada. Todo siguió igual. La Proclamación católica se había


convertido en un impreso de culto, en un fundamento de la tradición
catalana. No desaparecieron los referentes textuales de la justificación
sacra de la comunidad política, fuesen alegatos sobre 1640 o fueran
hagiografías que vinculaban la santidad con una reivindicación patriótica.
La Inquisición había ‘fracasado’ en este asunto, entre otras razones, porque
nunca pretendió triunfar y el tribunal de Barcelona ni siquiera molestar. La
Junta de 1653 fue eso: una junta para 1653 y poco más. Formó parte de un
proceso más amplio de negociación y represión, y su censura no debía pasar
de ser un gesto simbólico del poder de la monarquía. El Santo Oficio era un
mero brazo ejecutor, con sus calificadores catalanes como invitados y como
legitimadores de los límites de la sedición. A nadie debía extrañar demasiado
que los impresos circulasen después de los edictos de 1655; en todo caso sólo
podía incomodar cuando se hacía pública exhibición de ellos. Pero mientras
no hubiese conflicto a la vista, los inquisidores y demás autoridades siempre
miraron para otro lado. A fin de cuentas la tradición catalana, es decir la
Cataluña imaginada, se levantaba y se acostaba cada día siendo eso, católica,
aunque ellos, sus ideólogos, la considerasen además elegida por Dios.

52 AHN, Inquisición, leg. 4456, exp. 12.

You might also like